Nicolas Acevedo y Paula Araya Editores H
Nicolas Acevedo y Paula Araya Editores H
Nicolas Acevedo y Paula Araya Editores H
Santiago, 2016.
2
Historias de Vida
“Relatos que inspiran“
Volumen 3
2016
3
Índice
1. Presentación ………………………………….….……. 5
2. Introducción….………………………………..….…… 7
4
Presentación
5
efectiva la ejecución del taller y especialmente a los jóvenes
que se motivaron para compartir sus historias, entendiendo
con claridad que sus palabras puede funcionar como un
motor, como una luz de esperanza para otros. Es éste uno
de los grandes alicientes de ésta publicación: hacer visible
estás palabras, que sin duda son palabras que motivan.
6
Introducción
7
El proyecto de Historias de Vida nace desde la necesidad de
rescatar historias de vida, sueños y experiencias de jóvenes,
hombres y mujeres, que a pesar de las dificultades
económicas, sociales y emocionales, han continuado sus
estudios, cursando en la actualidad carretas técnicas en
instituciones asociadas. Así nació el primer Taller de Historia
de Vida, realizado por el programa Becas de la Fundación
Súmate, en los meses de octubre y noviembre del 2014,
momento en que nos preguntamos ¿Cuáles son las causas de
que los jóvenes de nuestro programa hayan logrado estudiar
una carrera técnica?, ¿Cómo han podido superar los
múltiples obstáculos económicos y sociales en el trascurso
de sus vidas?, durante los años y el contacto con decenas de
jóvenes nos entregó la convicción de que sus propias
fortalezas son las que han sido vitales para un camino
marcado por la superación personal y familiar. Por ello, las
historias personales y familiares han sido una instancia de
reflexión y comprensión que desde lo colectivo y lo
participativo logran mirarse como iguales.
8
Nuestro taller de historias de vida ha podido dar cuenta de
cómo nuestro objetivo de motivar, a los jóvenes, a
reflexionaran sobre sus experiencias de vida, recuperando
los aprendizajes y conocimientos de su propia vivencia,
dá dole valor a sus propias historias, a través de u a
metodología participativa, ligada a la educación popular, ya
que, según, Paulo Freire, instancias como estas, parten de la
valoración del proceso por sobre los contenidos, que en
nuestro caso participar privilegia las trasformaciones
experimentadas por los sujetos que las escriben1,
desarrollándose en cinco sesiones, en la que se abordan
aspectos inspiracionales, valoración de la experiencia a la
práctica de construcción individual de su testimonio y
compilados en un solo producto que refleja materialmente
la autogestión, la creatividad y la potencialidad de nuestros
jóvenes, que son el reflejo de los jóvenes que han participado
del programa Becas Oportunidad.
1
Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, Siglo XXI Editores, México,
2005, p. 16.
9
Pinilla, Daniel Riquelme, Brayan Lemunao, Karin Antiqueo,
Noemi Sandoval, Carlos Rivera y Daniela Druyin por su
constancia en cada sesión, su participación animosa y su
valentía en volver a recordar sus historias y contarlas en esta
oportunidad.
10
“Una sonrisa por favor”
Yerson Hernandez
11
Después de varios días encerrado en la sala sin hablar
con nadie y sin salir al patio, la tía me obligó a salir a
jugar con los demás niños, cosa que yo no quería. Al
final y al cabo terminé hablando con un niño, luego con
otro y así con otro más, hasta que ya me integré.
Seguí yendo a la escuela como un niño normal, jugaba a
la pelota, pero era muy malo, ese no era mi camino.
Comencé a conversar con las niñas y aprendí el don de
escucharlas y asentar con la cabeza diciendo que sí.
Me cambiaron de colegio en 5to básico, llegué a un
colegio nuevo al que no conocía a nadie, bueno eso creía
hasta que me di cuenta que conocía a un niño, un niño
con el que jugaba cuando éramos pequeños y él me
integró a los demás compañeros. Tuve mucha suerte al
ser integrado muy rápidamente y donde hice cuatro
grandes amigos. Cuatro amigos que con el tiempo fueron
tres.
Éramos los cuatro payasos de la clase: de camino a la
escuela, en recreo, en el desayuno, en almuerzo, de
camino a la casa, no podíamos parar de reír, de lo que
fuera, nos reíamos de todo, inventábamos cosas,
hacíamos enojar a los profes, hacíamos el ridículo, no
parábamos hasta que uno lloraba, el otro quedaba sin aire
y a mí me dolía el estómago de tanto reír. No sé cuántas
veces al día nos pasaba, pero era una cosa que no
parábamos de reír, pero llegado el momento nos
separamos cada uno tomo caminos diferentes.
*
12
El primer día de clases de educación media, había
llegado y como aquel primer día de escuela me sentía
atemorizado. Éramos casi 300 alumnos nuevos en un
liceo de casi 700. El objetivo era claro: hacerme nuevos
amigos, los cual era muy difícil, ya que nadie mostraba
como eran sus gustos ese primer día. Pero entre
compañeros y compañeros me hice varios nuevos
amigos. Ya en segundo medio me hice amigo de un
pequeño grupo, éramos cuarto y una de ellas fue la niña
que me gustaba desde el primer día de clases, caí en la
“friendzone” y me hice su mejor amigo, gracias al don
que obtuve de niño de escuchar a las mujeres.
Me hice muchas amigas, porque sabía escucharlas y
como hacerlas sentir bien, esto me impulsó a empezar a
conquistarlas. Sin darme cuenta tuve mucho arrastre
entre las mujeres, no por ser el más rudo ni el más lindo,
sino por ser el más simpático y hacerlas reír un buen rato.
A estas alturas mis ganas de hacer reír a la gente se
volvió un hábito, la pasaba muy bien.
Hasta que en tercero medio llego una persona que me iba
a cambiar todo mi mundo. Sin querer queriendo me
enamoré de un amor imposible.
Yo nunca he tenido el apoyo de mi familia, nunca he
tenido el apoyo de algún familiar, nunca se me trato
como una persona especial, como una persona única en
su especie, yo el único afecto que sentía era el de mi
mejor amiga, quien fue la primera persona en decirme
que me quería. Ósea mis padres me lo habrán dicho en
algún momento, pero yo no recuerdo cuando, no tengo
13
ese amor de madre o padre, la sensación de que me
dieran afecto era desconocida.
Yo con ella era feliz, conocí lo que era ser abrazado, ser
querido, ser importante para otra persona, ser amado. Yo
veía en ella algo que nunca había imaginado sentir,
sentía que podía acabar el mundo, pero si estaba ella a
mi lado nada podría quitarme esa felicidad.
Esta relación no era aceptada por su familia, ya que yo
soy de un nivel social más bajo que su familia, yo venía
a manchar su muy distinguido apellido y eso no era lo
que ellos querían. Nos hacían la vida imposible, pero
gracias a que ella estaba en mi mismo curso podía estar
con ella en el liceo.
Nunca había tenido una pareja estable y menos había
estado locamente enamorado, pero ahora lo sentía y eso
me hizo dejar de conocer nuevos amigos. Tampoco salía
a conquistar mujeres, sino que solo estaba con ella, todo
el día. No tenía el tiempo de salir a ver a mis amigas de
otros cursos, ni siquiera compartía con mis amigos de mi
propio curso, solo por estar con ella.
Esta relación se alargó hasta cuarto medio, ya a pasos de
lo que es la adultez y había que tomar decisiones. Yo
quería la carrera de Construcción en San Bernardo, pero
ella Enfermería en Santiago. No era muy difícil tomar la
decisión de comparar San Bernardo y Santiago, pero la
diferencia de las sedes son enormes, cien por ciento
mejor San Bernardo, pero yo elegí Santiago para estar
cerca de ella.
14
Al salir de cuarto medio ya nadie quería sacarse una foto
de recuerdo conmigo, ya que solo pasaba todo el día con
mi polola, ya no estaba ese grupo de amigos el cual nos
reíamos siempre y mi ex mejor amiga a la fecha me
odiaba, ya que la mandé a la cresta después de hacerle
bullying excesivo a mi polola. Sólo por el hecho de
elegir a mi polola y no a ella. Por mientras veía como
mis compañeros, ex amigos y los restantes, se toman
fotos se reían, lloraban, yo estaba solo en un rincón junto
a mi polola, apreciando como me quedaba al margen, al
menos no estaba solo.
*
En la enseñanza superior no tenía amigos, porque no me
juntaba con nadie. Tenía compañeros con los que me
juntaba para hacer los trabajos, pero nada más allá de
eso. Viajaba solo de Paine a Santiago, estaba solo en
clases, me devolvía solo a la casa y en mi casa no se
hablaba mucho, pero al menos de vez en cuando me
juntaba con mi polola y todo valía la pena.
Hasta que un maravilloso día después de varias semanas
que notaba rara a mi polola, por el cambio del liceo al
instituto y por los viajes a Santiago, ella empezó a tomar
otra actitud, otra manera de expresarse, de hablar.
Íbamos juntos en el bus de camino a Paine cuando le pido
su celular para ver la hora, algo que hacia siempre, pero
esta vez al momento de pedirle el celular ella me
responde fuertemente “para que lo quieres”. Esto me
pareció demasiado exagerado, a lo que le respondí: “para
15
revisarte whatsap”. Ella se puso a la defensiva y me quito
el celular de mis manos, era evidente que escondía algo.
Luego nos bajamos de la micro y le exijo que me
entregue su celular, ella se negaba y se excusaba
diciendo que no tenía nada que esconder, hasta que le
quito su celular y veo lo evidente, ella simplemente me
engañaba con un tipo y se pelaba con varios, sin más que
hablar y sin más mentiras, yo solo dije adiós.
Después de casi tres años después de que no me hice más
amigos, después de que perdí muchas amistades por
culpa suya, ella me engañaba. Yo no asimile este quiebre
amoroso sino hasta un mes después, me costaba creer
que el amor de mi vida, en la persona que confiaba a ojos
cerrados me engañó, con la persona que había
planificado toda mi vida, con la persona que veía mi
futuro con hijos, simplemente ya no estaba y yo estaba
solo: ya no tenía amigos, no tenía ningún apoyo. Mi
familia solo estaba para saber que llegue o no a la casa,
ningún interés más allá de eso. Ya no tenía a nadie
De un día para otro, no tenía propósito, no tenía un final.
Antes, todo lo malo que me sucedía era opacado con la
felicidad que sacaba de ella, pero esa felicidad
despareció y pude abrir los ojos a la soledad. Si
antiguamente me reía un millón de veces a la semana,
con ella pasaron a cien, ahora pasaron a cero, la persona
que acostumbraba y gozaba haciendo reír a la gente, ya
no tenía a quien hacer reír, ya no tenía con quien hablar,
con quien reír, alguien a quien abrazar, alguien que te
diga: “Hey!, ¿Cómo te va como te ha ido?, cuéntame,
16
me interesa”. No existe esa persona, todo ese
sentimiento de afecto fue sido arrancado de mí.
Hoy ya no río, hoy ya no hago reír a nadie, hoy ya no
hablo, hoy ya no salgo de mi casa, hoy ya no tengo
amigos, hoy ya no miro hacia arriba, hoy no tengo con
quien conversar, hoy no tengo a quien mostrarle mis
logros, hoy no tengo a quien decirle: “oye me siento
mal”, hoy simplemente me levanto día a día sin
propósito alguno, hoy solo me levanto porque tengo
salud, hoy lo más cercano a mi es mi mochila, hoy lo
último que abracé fue a ella, hoy no tengo nada por qué
sonreír, hoy solo pido una sonrisa por favor.
17
18
-Cómete todas las lentejas, o no saldrás hoy- decía mamá. Y
yo, aunque no me gustaban las lentejas en ese entonces, me
las comía igual para poder salir e ir a buscarla. Terminé mi
plato y corrí a la puerta.
-Momento amiguito, ¿dónde cree que va? -decía mi mamá con
tono irónico- recoja su platito y déjelo en el lavaplatos, ¿acaso
cree que tiene nana?
Y me devolví hacer lo que me dijo. Una vez que lo recogí,
corrí otra vez a la puerta y escuché:
-No, no, no, no me sale sin antes lavarse los dientes. Mire que
ahora quiere ir a pololear con la boca toda sucia.
19
Y yo con 9 años, me puse rojo y le dije: “mamá, no voy a
pololear”.
-Aun así, lávese los dientes, usted es mi hijo, siempre tiene
que andar bien presentado.
Yo entendía que mi mamá lo decía por mi bien.
Constantemente me regañaba y me daba sermones, porque yo
era muy alocado, pero solo quería salir y verla. Entonces fui
al baño y me cepillé, luego le dije a mamá: “Listo, ¿algo
más?”. –“Si. ¿Y mi beso?”. Y fui riendo a darle un beso en la
mejilla.
–Te me cuidas mucho he- decía mamá-. No te entres tarde y
cualquier cosa te me vienes derechito para acá. ¿Oíste?
-Si mamá.
–Te quiero mucho, ve-. Y Entonces con la cara llena de
felicidad corrí hacia fuera y bajé las escaleras al segundo piso,
ya que vivíamos en el tercer piso de un block.
Un block en donde alguna vez estuvo lleno de amigos y vida.
Lleno de travesías y risas. En donde aprendí sobre el amor, el
cariño, la amistad. Y sobre todo, en donde conocí a una chica,
la del segundo piso, en el departamento 210 para ser exacto.
-DAMARY!- gritaba desde fuera, en su balcón.
-DAMARY, DAMARY, DAMA –
- Ya te oí una vez- me dijo mientras abría la puerta. Y salió
ella, con su pelo color miel, corto y ondulado. Con su mirada
color café, sus dientes de leche y su ropa toda veraniega. Le
gustaba el sol, el calor y el viento soplando sus pequeños
hombros, decía que la hacía sentir bien. Que la hacía florecer.
-¿Almorzaste? -le dije.
-¿Si comí pollito y tú?.
20
-Lentejas.
Se río y me dijo: “Eso es de viejas, ven vamos a la pieza,
comenzará Naruto”. Y me sonó como el panorama perfecto,
ya que siempre veíamos juntos esa serie animada.
Su casa siempre olía bien, aunque su mamá se la pasaba
fumando y jugando cartas en el computador. Su abuelo
trabajaba mucho, casi ni lo veía. Y con Damary, conformaban
la familia Andrade Lorca.
Yo siempre la observaba mucho, me gustaba enserio esa niña
de 9 años, pero yo en realidad no sabía lo que sentía ella por
mí. Éramos muy buenos amigos, vecinos y para rematar,
íbamos juntos al mismo colegio, Cardenal Juan Francisco
Fresno.
Ambos éramos de Puente Alto, allí vivíamos todas nuestras
aventuras, como cuando nos subíamos a la parte trasera de los
camiones que vendían gas, esas máquinas nos llevaban a dar
vueltas enteras por la población San Miguel; a veces
viajábamos comiendo cubitos helados que nosotros mismos
hacíamos; a ella le gustaban de plátano, a mí de chocolate; a
ella le gustaban en vasitos redondos, con un palito incrustado,
a mí en bolsa; a ella le encantaba ir al cerro a buscar arañas de
pollitos, a mi deslizarnos arriba de una tabla, bajando el cerro.
Recuerdo muy bien una vez que nos caímos de la tabla
mientras bajábamos y me rasmillé la rodilla. Lloraba asustado
porque me salía sangre, y ella rompió su polera para hacerme
una venda. Siempre tendía a cuidarme más a mí, que yo a ella.
Y eso me hacía sentir muy apegado hacia Damary. No
obstante…
-Oye, ¿me estas prestando atención?- me dijo mientras me
empujaba de un lado a otro.
-Sí, perdón, estaba recordando algunas cosas- le respondí. Y
me dijo mientras sonreía: “Terminó Naruto, ¿te animas a
cantar karaoke?
21
-Claro, ¿cuál quieres cantar?, le dije. Y ella con una gran
sonrisa fue corriendo a buscar el celular de su mamá y lo
conectó al equipo. Puso una canción de Carla Morrison,
“Hasta la piel”, canción que siempre cantábamos juntos. A
ella le gustaba mucho Carla Morrison.
-“No te quiero perder, que la distancia se devore nuestra miel,
y perdamos la fe”- cantaba ella, siempre con pasión.
-“No te quiero tener, y cuando menos piense en perderte otra
vez, me duele hasta la piel. Dentro de mí, semillas tengo de ti,
y sin ti, pueden querer morir”. Y yo la miraba de una forma
psicópata, y me daba cuenta, porque ella me ponía caras de
incomprensión mientras se reía cantando, entonces
entonábamos juntos.
-“Quiero sentarme a llorar, sacar de adentro mil cosas, que te
quiero decir, me siento tan débil sin ti, quiero guardarme a la
moral, darte unos besos que quizás, tenga que robar de tu boca
mía, mía”.
Sentía que cuando cantábamos juntos nada importaba, como
si nadie más estuviera pisando este planeta.
-“Creo que me gustas”. Le dije de repente en un impulso. Y
no me importó, y ella me miró sonriendo. Entonces me puse
muy nervioso y la música seguía sonando, los dos habíamos
dejado de cantar y nos quedamos mirando.
-“Me gustas desde hace mucho, quiero estar contigo más
tiempo aún, necesito saber qué es lo que piensas”.
Ella me miraba solamente y no me decía nada, de pronto
apretó mi mano izquierda y se balanceo hacia mí besándome.
Y yo quedé como sin palabras. Sentía que iba a estallar de la
emoción, me subió una sensación de euforia mezclada con
dopamina, mientras sentía sus labios apretar ligeramente los
míos. Entonces dejé que hablara mi cuerpo, y acerqué mi
mano derecha hacia su cara y suavemente me corrí hacia atrás.
Nos quedamos mirando, ya no con sonrisas, fue una mirada
22
de amor que se nos dio y me impulsé hacia ella besándola, con
varios sentimientos encontrados. Fue la primera vez que besé
a una chica, menos mal seguí el consejo de mi mama, el de
cepillarme los dientes, ya que estaba muy inseguro de mí
mismo, pasaron muchas cosas sobre mi cabeza entonces,
recuerdo que no sabía que le diría una vez que dejáramos de
besarnos, por suerte, ese beso duro mucho tiempo, tanto así,
que su mamá entro a la pieza y nos vio.
Muy enojada dijo: “Cabros de mierda, ¡Por que hacen cosas
de grandes!”.
Y nosotros nos soltamos. Se me caía la cara de vergüenza.
-¡Brayan! Vete a tu casa o iré corriendo acusarte a tú mamá.
Y yo le dije: “Perdón señora Janis, la culpa fue mía, por favor
no haga nada”. Miré a Damary, y le dije: “Luego te veo”, y
me fui más que rápido.
La Damary solo se reía, pero de vergüenza y quedó
explicándole a su mamá lo que había pasado. Yo por mi parte
subí las escaleras y me entré, me quedé hay pensando en lo
que había pasado. Estaba muy contento haciéndome ideas
sobre cómo es el amor, la felicidad. Me pesaba mucho un
sentimiento de atracción hacia ella, más fuerte que la
gravedad, más fuerte que la misma tierra.
Hasta que mi mamá recibió un llamado, en el cual le decían
que mi hermana de 17 estaba en el hospital de urgencia, había
sufrido un asalto y le habían puesto dos puñaladas, una en el
cuello, la otra en la espalda. Mi mamá quedo un poco en
shock, y comenzó a llorar, mientras echaba cosas en su
cartera, me explico lo que había pasado entre llantos, y a mí
me costaba asimilar lo que ocurría, era muy pequeño y me
imaginaba lo peor.
Entonces mi mama me tomó de un brazo y me llevo al
hospital, partimos tan rápido y tan preocupados que pasamos
23
por fuera de casa de Damary, que no alcancé a percatarme lo
que ocurría con ella.
Tomamos la micro F10, que nos dejó en el hospital Sotero Del
Rio. Con mi mamá buscamos la sala en donde se encontraba
mi hermana. Íbamos súper nervioso, sobre todo mamá, ya que
me llevaba de una mano la cual apretaba mucho, sudaba.
Llegamos a la sección de urgencias, pero los doctores no
dejaron que pasáramos, estaban atendiendo la gravedad de las
heridas de mi hermana. Con mi mamá estuvimos toda la tarde
esperando alguna respuesta, y en eso salió un doctor, nos
calmó un poco avisándonos que estaba fuera de riesgo vital,
pero que estaría un par de días en el hospital tratando de
estabilizarla. No se permitían visitas, ya que estaba muy
delicada. Una de las cortadas dañó severamente la faringe de
mi hermana y otros músculos de la garganta, no pudo hablar
en 14 días. Otra atravesó un riñón, causándole varios daños
hacia el intestino delgado.
Luego de un tiempo, mi hermana salió del hospital, ya podía
hablar y nos relató lo que había pasado. Según ella venia del
supermercado, cargada en bolsas y aparecieron estos tipos,
eran dos. Ella intentó huir mientras gritaba ayuda, ya que fue
en plena tarde y aun así nadie la vio hasta después en el suelo,
desangrada, ahí fue cuando un caballero llamó una
ambulancia.
En ese entonces, Damary y yo estábamos en una especie de
relación, y estaba con nosotros, en mi casa, mientras mi
hermana nos contaba los sucesos. Nuestras aventuras
comenzaron a basarse en acompañar a mi hermana hacia sus
curaciones, y en ocasiones solíamos entrar a las sesiones con
ella, y ver como un doctor tenía la habilidad de coser las telas
de piel de mi hermana. Ese lugar era muy frio, muy
melancólico. Los doctores siempre vestidos de blancos,
siempre muy concentrados.
-Ellos son ángeles- me murmuro en ese momento Damary
24
-¿Ángeles?
-Sí, Ángeles. Pero no cualquier tipo de ángeles, son de los que
tienen carne y huesos- me volvió a murmurar.
-¿Y que es un ángel para ti?- le pregunté. Y me respondió:
-Aquel que vive por cuidar a los demás.
Yo quedé anonadado con su reflexión, ya que, éramos solo
unos niños. De hecho no le pude responder nada, porque en
ese momento fue cuando realmente tomé peso a la situación
que había pasado con mi hermana. ¡Estuvo al borde de la
muerte! Por culpa de unas malas personas. Y, ¿por qué hay
gente mala?, ¿por qué hay gente buena?, ¿por qué mi
hermana?
-No quiero verte triste- recuerdo que Damary me dijo en ese
momento.
-No estoy triste- le dije. “Solo que estoy pensado en que
hubiera pasado si mi hermana no estuviera hoy con nosotros.
Y ella me respondió: “Si, pero no fue así. Y es mejor que la
aproveches lo más que puedas”.
Recuerdo también que ese día llegamos a casa, y mi hermana
le comentó a mi mamá que estaba asustada, no quería volver
a pasar por lo mismo, y menos que a uno de nosotros le pasase
algo así. Entonces fue la primera vez que le dio una crisis de
pánico. Se desesperó y lloraba porque no quería volver a salir
de casa. Mi madre, cansada, intento calmarla, la hizo dormir.
Yo esa noche me quedé hasta tarde pensando que mi hermana
estaba mal, que necesitaba ayuda y yo no sabía cómo dársela.
Me sentía vulnerable, incapaz y muchas emociones que me
fueron haciendo inseguro. Inseguro de mí, de la calle, de la
gente, de mi familia, de Damary.
Y entre medio de mi desvelo escuché a mi mamá hablar por
teléfono con el papá de mi hermana. Hablando sobre la
25
seguridad de ella y la de nosotros. Mamá decía que
funcionarían mejor juntos que por separados, que sería mejor
irnos a vivir a Buin con él.
¿Buin?, ¿no será muy lejos de mi chica?, o ¿muy cerca del
bien para mi hermana? Cabe destacar que, mi hermana nunca
ha sido de muchos amigos, es más, nunca ha tenido una mejor
amiga o amigo. Siempre es de estar en casa, cocinando,
haciendo aseo, no sé, viendo televisión, pero no de compartir
mucho con las demás personas. Yo la quería igual como fuera
y ella compartía todo conmigo, su pequeño hermano.
Mi madre consiguió el cambio de casa, nos avisó con una
semana de anticipación; una semana para despedirnos de todo
nuestro barrio y en especial de Damary. Yo me quería morir,
porque para mí, la vida estaba en Puente Alto. Tenía todo,
buenos amigos, un buen colegio, alguien con quien compartir
el amor. Y aunque el barrio se volvía cada vez más peligroso,
yo no quería irme de ese lugar. Pero como era el menor, nunca
pude interferir en grandes decisiones en mi familia. Solo
acatando ordenes de mi mamá y mi hermana.
-¿Como que te vas?- me dijo Damary cuando le comenté la
situación– No me puedes dejar sola. ¿Dime si me puedo ir
contigo?.
Me lo decía con tanta tristeza, que no pude responderle nada.
-¡Respóndeme!, ¿Me puedo ir contigo?-. Y comenzó a llorar
en frente mío, mientras me miraba con sus grandes ojos cafés.
Corrían las lágrimas por sus rosadas mejillas. Y yo en verdad
no sabía que decirle, solo atiné abrazarla.
-¡No, suéltame! Igual me dejarás acá sola- me gritó.
-No te dejaré sola. Mamá me prometió que podría venir a
verte los fines de semanas- le dije.
-No, tú no vendrás más, conocerás otras personas y te
olvidaras de mí-. Y yo la abrasé fuerte, muy fuerte.
26
-¿Qué pasará con nuestras canciones?, ¿Ah? ¿Nuestras ganas
de viajar por todo el mundo? No te puedes ir así como así.
-Mi mamá cree que será lo mejor para nosotros. No puedo
hacerla cambiar de opinión- le dije con mucha tristeza.
-¿Y qué hay de mí?- me respondió.
–Yo de verdad te quiero y siempre te voy a querer, esto de
verdad no se me va a pasar-. Y la solté, la miré a los ojos y le
sequé las lágrimas. Le dije:
-Aparte, aún nos quedan siete días para hacer lo que
queramos.
-¿Siete días?
-Sí, serán los sietes mejores días de mi vida- le dije, con una
sonrisa triste, de esas que tratan de tapar algún dolor.
Esa noche me quedé a dormir en su casa, vimos muchas
películas antes de dormirnos. Nos gustaba ver Shrek, La era
del hielo, Mulan entre otras. Y también comimos los
infaltables cubitos helados, esta vez habíamos mezclado los
sabores: chocolate y plátano.
Al segundo día, fuimos a clases juntos, pero yo estaba en
cuarto básico, ella en tercero. En los recreos no juntábamos
en el patio de “los teletubies”, porque era súper clandestino,
tan así que los jóvenes más grandes que nosotros se juntaban
a fumar, otros a rayar murallas, y otros a saltar las paredes
para arrancarse.
Nosotros vimos dos chicos saltar la muralla y pensamos que
sería súper fácil llegar al otro lado. Entonces decidimos
escaparnos ese día. Nos subió una adrenalina de los pies a la
cabeza, y ella trepó primero, mientras yo vigilaba que no
viniera nadie. Luego cuando Damary saltó, me gritó del otro
lado:
27
-Ven apúrate, no es tan alto-. Y yo corrí a trepar la muralla, y
le tire mi mochila, uno, dos y tres, y ¡Zas!, Afuera.
Corrimos muertos de la risa hacia un camión de gas que nos
llevó a las orillas del cerro.
En el cerro, cantábamos muy fuerte, y nadie podía oírnos,
corríamos, bailábamos, saltábamos, hacíamos lo que
queríamos, éramos dueños de nuestra libertad.
28
Al tercer día, mi hermana trajo a casa un tablero de ajedrez
con todas sus piezas. “Ven ayúdame armar esto”, me dijo mi
hermana.
-Pero yo no sé cómo van las cosas.
-Tranquilo mi amor, yo te voy a enseñar a jugar. Mira, toma
ese peón y ponlo por acá. Las torres por allí y los caballos por
allá- me decía mi hermana. Yo nunca en mi vida había jugado
ajedrez y esa tarde mi hermana con una paciencia infinita me
enseñó cada movimiento. Me gustó mucho la ideología del
juego, el cómo vencer al imperio contrario. Mi hermana me
contó también que el ajedrez parte en África, con los reyes y
guerras que había en esa época. No hallaba la hora de que la
Damary jugara esto con nosotros. Bajé corriendo, cuando de
pronto veo unos señores muy molestos fuera de su casa.
Carabineros y camiones grandes esperaban en el primer piso.
Escuché a la señora Janis llorar y suplicar que no se llevaran
nada, que ella pagaría todo, pero que no se llevaran sus cosas.
Y me perturbé un poco en ese momento. No sabía que rayos
pasaba. Así que intenté entrar para ver a Damary, pero unos
hombres me bloquearon el paso, porque venían saliendo con
el refrigerador de la señora Janis. Más atrás venía otro con el
computador, y otros dos con el sofá.
-¡Viejos de mierda! ¡Son nuestras cosas! ¡Suéltenlas! -gritaba
Damary desde su casa. Ahí vi que uno de los hombres le
estaba tratando de quitar el equipo en el cual hacíamos
karaoke. Y corrí donde ella para ayudarla.
-¡Oye desgraciado déjala!- le grité mientras me tiré encima de
él.
Recuerdo que lo mordí en un brazo. Y lo mordí fuerte porque
me sentía muy enojado. Y entre aletazos y patadas vino un
carabinero y me tiró hacia atrás. Caí sentado, mientras que
Damary lloraba con mucha rabia y yo aún sin entender que
pasaba. Me paré y le dije al carabinero:
29
-Oye tonto, ¡no vez que le están robando! ¿Por qué no haces
nada? Y él me miró y me dijo:
-Oye mocoso insolente, primero que nada soy la autoridad.
Hago lo que se me da la gana. ¡Y vete a tu casa, que aquí los
únicos que roban son ellos! -y apuntó hacia la mamá de
Damary, quien se veía destrozada. Me dio mucha rabia que
dijera eso de ella, porque yo lo conocía y no era una de las
malas personas, era de las buenas. Entonces entró una neblina
de rabia, que se me estaba formando en la cabeza y miré a
Damary, quien estaba llorando. Sentí mucha lástima,
impotencia, muchas cosas que me hicieron ir donde ella y
sacarla de ese lugar. Le dije:
-Vámonos de aquí. No tienes por qué aguantar esto-. Y la
tomé de la mano, corrimos hacia el cerro y subimos muy
deprisa. Tan rápido que quedamos exhausto. Nos tiramos
entre unos matorrales en donde había sombra. Y todo cansado
le pregunté:
-¿Que rayos está pasando en tu casa?-. A lo que ella,
secándose las lágrimas me respondió:
-Nos están embargando.
-¿Cómo es eso?
-Cuando nos quitan las cosas, porque debemos dinero al
banco”.
No quise seguir profundizando en el tema, de hecho, la abracé
y le dije:
-Si quieres te puedes quedar con mis cosas. Yo no las quiero-
. Y ella me miro, me dijo:
-Te necesito aquí conmigo. No soporto la idea de que te vayas
tan lejos.
Y yo pensé. Solo somos unos niños, hay que actuar como tal.
30
-Pinta-. La toque y salí corriendo. Y ella comenzó a sonreír
mientras se paraba para perseguirme.
-Me pillaste desprevenida, ven aquí-. Me dijo. Entonces esa
tarde recuerdo que jugamos como locos en el cerro. Subimos,
bajamos, rodamos. Hasta que el cielo se tornó de un color
naranjo, damasco.
¡Estábamos contemplando la puesta de sol! Y ella me tomó
de la mano, y gritó al sol.
-¡Te amo Brayan Lemunao!-. Entonces yo también grité:
-¡Te amo Damary Andrade! ¡Jamás te olvidaré!
31
puerta. Pensé. ¿Por qué rayos no sale? Entonces mi mama me
gritó:
-Salimos en diez, arregla todas tus cosas-. Y yo me resigné a
que no la vería por una última vez. Pero corrí a casa y tomé
un lápiz y un papel. Entonces le escribí una nota. Que decía:
“Reina. Gracias por estar conmigo todo este tiempo. Por
darme todo lo que me has dado. En estos momentos me tengo
que ir, pero juro que volveré por ti. No me olvides nunca, yo
nunca lo haré. Te amo, te amo y te amo
Brayan”.
32
despedir de Damary, pero sí de algunos amigos que salieron
a desearme lo mejor. Me daba mucha pena el despedirme de
todos y de todo.
Subí al camión con mi familia y partimos el viaje. Pasamos
por la orilla del cerro. Que dichoso ese cerro.
***
33
Nunca voy a olvidar a Damary, siempre me quedaré con los
mejores recuerdos. Y sé que algún día volveremos a vernos.
Tenemos tantas cosas que decirnos. Tantas canciones que
cantar.
34
“Mi libro favorito”
Daniela Druying
35
Nota suicida - portal
Heart like yours - willamette Stone
Let her go - passernger
alive-sia
the greatest - Sia
Photograph - ed sheeran
Por si mañana no estoy - los aldeanos
In the name of love-martin garrix &bebe rexha
(Mientras lees intenta escuchar las canciones quizás enteras
todo mejor).
Comenzamos
Nací un 14 abril 1995 en el Hospital Salvador, entre las 03:00
a 04:00, después que casi maté a mi madre por tenerme, ya
que su criaturita pesaba 3,8 kilos con 50 gramos casi y medía
53 centímetros. La desgarré dolorosamente y de pasada la
traumé, porque no quiso tener otro bebe después de casi 6
años.
Mi querida madre cuatro días después me entregó a mi abuela
materna, la mujer más santa que conozco. Ella me recibió
como quien recibe un angelito, sin protestar ni decir nada para
que mi madre trabajara. Desde ese día fui su hija, no de
sangre, pero sí de corazón para mis abuelos, ellos me criaron
como una hija y como nieta, entregándome los mismos
valores que a mi madre y mis tíos. Por eso, intento cada día
hacerle honor a eso valores, todo lo bueno que tengo es de mi
36
abuela: “pensar en los demás, no pedir nada a cambio por
hacer algo”, es gracias a ella. Mientras que el orgullo, el
carácter fuerte y protectora con los que amo es de mi abuelo,
mi padre de corazón: Don Gerardo Transito Jaque Jaque. Mi
madre de corazón, mi bendición es: María Inés Perez Lizama
37
Mi mami (Abuela) no tiene un principio mejor. Ella no
conoció a su madre biológica, fue de un amor fugaz, solo
tenemos un Acta de Bautizo. Su padre era camionero y tenía
una mujer. Él llegó con mi abuela donde esa mujer y le
preguntó si podía criarla. Ella aceptó, la cuidó como una hija,
aunque la señora era una persona muy violenta, a veces la
golpeaba, pero también la quiso mucho, la vestía como una
muñequita, pero - no sé si lamentablemente, porque igual la
maltrataba- la señora que la crio falleció de un derrame
cerebral. Ella tenía alrededor de 5 años y la dejó a cargo de
una hermana, quien la trajo a Santiago, por avenida Matucana,
para vivir con la nueva familia, quienes la cuidaron y
mimaron mucho. Su tía era mujer muy cariñosa y muy buena,
su esposo era dueño de una zapatería, no sé si famosa, pero
tenía mucho dinero y ella fue criada igual que Mariano, el hijo
de ellos, dándole una mesada diaria, malta con huevo y
zapatos nuevos todos los meses. Con Mariano no se lleva muy
bien, pero eso no evitó que fuera feliz.
Con lo que se quedó de su primer hogar fue un cajón con todas
las costuras que dejó la madre que la crio, una muñequita y
una pajarita negra, que le regaló su padre, que silva y le
gritaba: “Inés, Inés”.
Con el tiempo mi abuela fue a un convento y casi se hizo
monja. Hizo claustro y se fue porque su tía no la dejo ser
monja. Después tuvo muchos problemas, tuvo que irse y dejar
a su tía con el corazón destrozado. Tiempo después su tía tuvo
un accidente en una silla, falleciendo de un golpe en la cabeza.
Mi abuela aún recuerda mucho cariño a su tío, porque él la
siguió cuidando y visitándola hasta que falleció. Ambos están
enterrados en el Cementerio General, mi abuela nunca más
supo de Mariano, solo una vez lo vio en el cementerio.
Ahora les contaré la historia de amor de mis abuelos. Ellos se
conocieron trabajando en una farmacia. Mi taita y mi mami,
38
como le digo yo, se enamoraron mirándose como dos gatos
gruñendo. Mi taita no era un hombre fácil de llevar, tenía un
carácter de mil demonios y bueno es su herencia porque todos
sacamos ese carácter de mierda. Él era un hombre orgulloso,
soberbio, muy inteligente y culto, sabia de muchas cosas y
siempre quería aprender más. Él me dejó esa curiosidad, el
querer saber todos los días algo nuevo y su frase de oro era:
“primero estudio y después el webeo”. Aparte era un hombre
guapísimo, parecía artista de cine, las mujeres se lo peleaban,
por lo que cuenta mi abuela era un hombre déspota, que
miraba por arriba del hombro.
Ella era una mujer más humilde, tranquila, hacia su pega y no
hablaba con nadie. Era callada, pero de vino nuestro encanto,
los Jaque: podemos ser los weones más pesados, pero
tenemos un encanto único, conquistamos con la mirada, con
el mal carácter y molestando a la gente. El empezó hacerse el
jefe con mi abuela, fue insistente, le tiraba la trenza para que
se diera vuelta y ella gruñía, él se mantenía serio, miraba y se
hacia el tonto. Tiempo después mi abuela se enteró porque
hacia eso, para mirarla y para que ella lo mirara a él, empezó
a invitarla a salir, escribirle poemas y cartas románticas (con
razón tenemos ese lado medio romanticones para poesía). Una
de sus frases más románticas y que siempre recordaré era:
“todos te miran, pero ninguno te mira como yo”. ¡Cómo una
mujer no se va derretir ante alguien que le diga algo así, con
una cara tan seria! Mi abuela tenía muchos jotes que la
rodeaban, un jefe de farmacias anterior la iban a cortejar y un
vecino periodista, pero ella ignoraba a todos hasta a mi taita,
porque él era un hombre casado y tenía familia, pero como
dice el dicho: “él que sigue, la consigue”. Y hasta que mi
abuelo conquistó a mi abuela y de ahí su amor no paró.
Aunque mi taita se quiso portar mal algunas veces, porque era
tentado a la risa y mal carácter que tenía, bueno casi la pierde,
pero con nuestro encanto Jaque, siempre conseguimos que
39
nos perdonen. La mejor prueba de amor, para ellos dos, fue
cuando mi abuelo se accidentó en moto, perdiendo una pierna,
mi abuela le dijo que ella de verdad lo quería y que no
importaba como estaba, que juntos saldrían adelante. De ese
hermoso amor nacieron cinco hijos, aunque a mi abuela le
costó quedar embarazada, pero tuvieron a sus retoños.
40
era pequeña. Ella perdió una hija, casi de mi misma edad, mi
prima Camila, quien tendría 22 años actualmente. Por eso ella
me ve como una hija. Tiene otro hijo, llamado Mario, mi
hermano de crianza, y a mi prima Marcela. Con ella no nos
vemos mucho, pero nos llevamos bien, ella tiene una hija
pequeña Melani, que es un amor.
El cuarto es Marcelo Daniel Jaque Perez, quien por un
accidente casero, un incendio que sufrió mi abuela cuando lo
tenía el vientre, nació sordo mudo.
Y la última fue mi madre Cecilia Violeta Jaque Perez, ella
nació en casa, fue la regalona y la única mujer que le hizo
competencia a mi abuela, quien tuvo 5 retoñas.
Mis vidas
Mi madre tuvo cuatro hijas más, después de que yo nací.
Luego de eso nació su primer chiripazo y fue una de mis
bendiciones: Camila Belén Carrillo Jaque, quien en la
actualidad tiene 16 añitos; después vino una segunda
bendición, Damaris Jennifer Carrillo Jaque, quien
actualmente tiene 15 añitos y mi penúltima bendición, María
José Carrillo Jaque, quien tiene 14 años, alias Cote Rusia
Natural. Después de casi 20 años nació por ultimo un
chiripazo, pero duro, María Jesús, alias Jeshu La Pichochoy.
Ella fue un angelito que la peleó, mi madre con una
insuficiencia renal crónica terminal, en etapa 4, con anemia
en segundo grado y adelantándola menopausia, operada y con
un sola trompa, vino al mundo Jeshu, porque ella quería vivir,
nacer y ser quien devolviera ganas de vivir a mi madre un 13
junio 2014.
Gracias ella mi madre cada día da la pelea, para verla un día
más, para verla crecer lucha cada día. Este año, producto de
41
la diálisis, tuvo un accidente donde se fracturó la cadera. Todo
fue difícil al principio, la operación, la recuperación, la re
habitación, pero ya está volviendo caminar, salió solo para ver
a Jeshu, lo más rápido posible. Tiempo después tuvo un
problema con una fistula en su brazo, que causó una
trombosis, desangrándose en su casa y casi visitando el patio
de los callados de nuevo, pero salió de esa, le pusieron un
catéter en la aorta, para tratar su fistula del brazo, necesitó
dadores de sangre y volvió a estar bien. Volvió a casa con
Jeshu, mis hermanas y el padre de mis hermanas.
42
consideró mujer hermosa, con su melena, risos y ese carácter
fuerte, le encanto y empezó a jotearla. Claudio en si era
atractivo, por lo menos mi madre eso me confesó, una vez
hablando cuando le hacían su diálisis. Era un hombre alto,
fuerte, serio (como todos los carabineros), confiado, con una
sonrisa encantadora y ojazos azules, que no heredé de él, pero
si sus cejas y gestos. Lo que sí olvidó Claudio, al conocer a
mi madre, fue un pequeño detalle: era casado, tenía una mujer,
un hijo de un año y otro que venía en camino.
Mi madre se enamoró de él y bueno ya saben lo que pasó. Ella
le comentó que estaba embarazada y él dudo de su paternidad,
lo que causó que mi madre, primero lo mando al diablo y
después, como mujeres Jaque, se las sufriera solita. De pasada
se enteró que él la había engañado y que tenía otra mujer, mi
madre sumida en una decepción y un dolor de esos amores
que son tortura en vida, regresó donde mis abuelos. Tiempo
después se enteró que murió Andrés y que él dejo un dinero,
que ella ocupó para su funeral. Ella también sufrió mucho por
Andrés, quizás no lo amo, pero lo quiso mucho y cuidó mucho
mientras estuvo con él. Quizás lo engañó con mi padre
biológico, pero nadie es santo en esta vida y nunca la juzgaré
por algo así. De ese amor traicionero y mentiroso nació este
ser imperfecto, que no ama vivir, pero que intenta por lo
menos disfrutar cada día que respira lo más que puede.
Me considero un ser muy maldito y cruel, pero que puedo
hacer, es mi esencia, no puedo ser hipócrita, soy excelente
mintiendo, pero lamentablemente no me gusta mentir, intento
ser trasparente cada día. Nunca he esperado a que amen mi
lado malo, porque es imposible, yo no lo amaría ni aunque me
pagaran, pero esto es lo que le tocó a las personas que me
conocen. No puedo prometerte, no herirte con mi cruel
sinceridad, solo puedo decirte que intentaré decirte la verdad
43
siempre. Esa frase de oro (irónicamente creo que mi ex no le
gustó porque me terminó por sinceridad).
Tengo un carácter de los mil demonios, no puedo aceptar la
injusticia y seré siempre abogada del diablo, llegando a ser
violenta si es necesario. No bajé el moño ante nadie, sea
hombre o mujer, más alto o más fuerte, aunque esté en el suelo
sangrando, me pararé mil veces y daré la cara hasta que mi
cabeza ya no sea consciente. Soy una loquilla, como me decía
mi amiga Fiorella de la capilla, donde hice mis sacramentos,
porque primero actúo y después pienso, pero que puedo hacer,
vivo el momento… a veces pienso en el futuro, no conozco el
destino, pero yo elegiré mi camino.
44
Ahora les contaré como terminé siendo un desastre estresado,
de mal carácter y desconfiada. Como antes conté me criaron
mis abuelos, ya que mi madre trabajaba. Me crie en un sitio
hermoso, grande, con un perro pastor alemán, medio quiltro,
pero hermoso, un granado, una higuera, una casa de madera,
con piso de tierra. Mi hogar fue humilde, nunca tuve todo lo
que quise, pero amé todo lo tuve.
Mi primo Mario es mi hermano de crianza, ya que nuestras
madres hicieron lo mismo: nos dejaron con mi abuelos, lo que
nuestros otros primos siempre tomaron como un abandono,
quizás lo fue, pero por mi parte fue lo mejor que pudo hacer
mi madre por mí, porque con el pasar de los años estoy
convencida que no sería la persona que soy ahora. Aparte,
nunca me llevé muy bien con la pareja de mí madre. No es un
hombre malo, pero antes fue alcohólico y maltrató mucho a
mi madre, bueno en realidad mi mama no se quedó atrás, él
pegaba y ella respondía el golpe al hilo. Siempre fue una
mujer luchadora. Con él nunca pudimos llevarnos bien, él
hizo el servicio militar y quedó pegado con la tontera: siempre
orden, lo que él decía y como él decía; intenté llevarme bien
con él, la única forma para llevarnos bien son mi madre y mis
hermanas, ese es nuestro único punto neutro, que ellas estén
bien.
Donde vivo.
Mi primo Mario y yo vivíamos en Coronel Alfonso Ugarte,
en la comuna Lo Prado, una comuna pequeña, tranquila, pero
que adoro. Espero toda mi vida estar ahí, en ésta comuna, en
este sitio, en ésta casa y que espero algún día poder comprarla.
Resumiendo la historia
45
La primera escuela que asistí fue a escuela Bau, ahí conocí a
la tía Gema. Esa mujer me amaba, me cuidó con una paciencia
y siempre luchó para que no me echaran de ese colegio,
siempre la recuerdo. A las parvularias o educadoras nunca se
les da importancia, pero a veces marcan a un niño con su
vocación y amor.
46
Un beso y abrazos no sacan pedazos, decían.
Cuando tenía cinco años di mi primer beso, con un niño en el
escenario del gimnasio, cuando estábamos castigados contra
la muralla, nos juntamos cerca y nos dimos un beso, o sea, un
topón en sí, beso… beso no fue. El nombre del niño era
Nicolás Mellado, me encantaba, con los años pensé bien y me
gustaba porque tenía rasgos femeninos. Ahora que lo pienso,
la mayoría de los chicos con los que estuve, tenían cara fina,
eran de piel blanca, ojos de color o tenían rasgos muy suaves.
Volviendo a la historia con Nicolás, estuvimos “saliendo”, o
sea, en esa época éramos unos pergenios, pero en realidad nos
dábamos unos besos locos a escondidas.
En ese colegio hice a mis primeras amigas y tuve mis
primeros “amores”. Cuando iba en segundo básico, estuve
con una niña llamada Nicol, ella fue una de mis mejores
amigas, pero con el tiempo y la curiosidad infantil, no sé qué
más decir, pero diré que terminamos besándonos y tuvimos
una relación, pero en esta época no la llamaría así. En su
momento para nosotras eso fue. Con ella experimenté muchas
emociones y muchas otras cosas, en baños de ese colegio.
Solo diré que cambiaron la perspectiva que tenia del mundo y
me enamoré por primera vez de una mujer, bueno una niña,
hasta que esa relación terminó, ya que a ella la cambiaron de
colegio y a mí me echaron de la escuela Bau, por mala
conducta. Nunca supe de ella hasta hace unos años atrás, ya
que la volví a ver, porque todo vuelve a ti por alguna razón.
47
pasta y le azoté la cabeza contra la muralla reventándole la
nariz; después le pegué con una silla y lo pateé en el suelo. En
esa época era muy violenta, tenía tantas emociones que no
pensaba. Después me topé a Raúl, así se llamaba el niño, me
pidió disculpas por haber sido tan tonto en esa época. Le
expliqué que mi abuelo ya había fallecido, pero le di las
gracias por sus disculpas. Tiempo después me enteré que él
tuvo un accidente con una micro, que casi queda sin caminar,
le pusieron una placa en la cabeza y entendí muchas cosas:
nunca desee que le pasara algo, pero bueno, no sé si fue por
karma o si Dios lo castigó, aunque no creo porque él no
castiga así… pero bueno, con Raúl nos llevamos bien y tiene
pequeña hermosa.
El mismo año que me echaron y que ya no supe más de Nikol,
mi abuelo falleció. Era días previos al Día del Padre. El último
recuerdo que tengo de él vivo fue una hora antes que se
desmayara y se agravara. Fue con su muleta a prepararme una
leche, ya que yo estaba en cama porque estaba enferma y
bueno, porque me habían echado ya de la Bau.
Él se levantó ese día apenas y yo lo vi mal, con fuertes dolores
en su pierna y con una cara débil. Fue a la cocina y me preparó
una leche. Me la dio y después me dijo: “hija, me voy echar
un rato”. Yo estaba mirando monitos en la cama y de repente
giré a mirarlo, mientras tomaba mi leche (debo contar que yo
aún tomaba en mamadera, pero es un secreto). Cuando se
desmayó, fui corriendo a llamar a mi madre, que en esa época
vivían adelante, en una pieza con Fredy y mis hermanas.
Fueron a verlo y me sacaron de la pieza donde dormíamos
todos. Lo último que supe que mi abuelo apenas reaccionaba
y que se soltó por completo. Dos horas después, yo aún
piyama vi como mi primo Everth y mi tío Eugenio lo sacaron
en brazos para llevarlo a la Posta San Juan de Dios, donde
falleció dos días después.
48
Recuerdo que el día en que me avisaron que había fallecido.
Fue un día nublado, era invierno, llovía y yo estaba acostada
en la cama de él, viendo tele. Ahí entró mi abuela llorando,
me abrazó y empezó a llorar desconsoladamente. Sin saber
cómo decirme bien. Me dijo: “murió tu tata”. Ese día me dolió
como fierro ardiendo. Desde mi garganta quería llorar, quería
gritar, pero solo miré a mi abuela lloraba desconsoladamente,
la abracé y le dije: “tranquila mami, ya paso”. Ese día le
prometí a mi abuelo que siempre cuidaría a mi abuela. Intento
cada día cumplir esa promesa.
Ese día supe que tenía que ser fuerte por ella y no solté ni una
lagrima. Ese día me vestí de ropa negra porque debíamos ir a
velarlo a la iglesia Gratitud Nacional en calle Cummings
(nunca pensé que después estudiaría tan cerca de esa iglesia.
Los años me han enseñado lugares que por casualidad después
serán importantes). Fueron dos días fuertes, mi madre
biológica lloraba y me abrazaba y yo la consolaba. Solo decía:
“ya va a pasar mamá, tranquila”. Por alguna razón siempre
término consolando a las personas, por no llorar el día que
enterraron a mi tata, mis primos mayores y mis tíos me
juzgaron, dijeron que yo no lo quería porque ni llore en su
funeral.
Yo si te amo aun.
Pero yo amaba a mi padre más de lo gente podía imaginar,
creo que él sabía que lo amaba, él sabía que él siempre será
mi papa.
49
Nos queríamos a nuestra forma JAQUE, como él me crio
como niña que tenía ser hombre a veces y defenderse siempre
de los demás, pero seguía siendo una niña en su interior, a la
que cuidaba y tapaba todas noches cuando se destapaba o
tenía fiebre; aunque hiciera escandalo para pincharme el
trasero y él se enojara; aunque veces era violento y le pegaba
a la mesa, enseñándome matemáticas y todo lo que se podía
decir de él, siempre nos cuidó, nunca dejo que nadie nos
tocara un pelo.
50
mismo día que mi primo Mario gritaba llorando
desconsoladamente en la cama de él y con mis primo Everth
y mi abuela consolándolo… yo lloraba sola, en silencio, en el
baño, sin que nadie me escuchara, guardándome dolor, sin que
nadie me viera, como si no sintiera nada y sintiendo todo.
Aun mi familia me juzga por no haber llorado en el velorio.
Solo mi abuela sabe la razón por la que no lloré. Ella me
conoce bien y sabe que mis dolores fuertes me los guardo para
dentro. Muchos familiares piensan que soy una persona que
nunca siente dolor. Solo pocas veces me han visto llorar.
51
Mi madre tuvo que irse de casa de mi abuela y como estaba
recién construida se fue a vivir mi tío y su familia, que era
Bernarda, la mamá de mis primos Everth, Michelle y Eidan.
Bueno el Eidan nació aquí.
Con el tiempo empezó a normalizarse todo el dolor, seguía,
pero más lento. Mi abuela siguió trabajando y yo permanecía
encerrada en las piezas que había dejado mi mama, donde nos
trasladamos con mi abuela porque la otra casa empezó a
lloverse. En ese tiempo empecé a tener problemas con “los de
al lado”, como le digo a la familia de mi tío, su mujer de esa
época y con mis primos.
La mujer de mi tío, la Bernarda, empezó meterse en mi vida
porque pasaba viendo tele o porque no era ordenada, o no
cocinaba yo misma o limpiaba la casa. Como estaba
empezando a pasar por la adolescencia no era ordenada, no
me gustaba lavar loza (bueno, aun no me gusta) y como nunca
me gustó que las personas opinaran sobre mi vida, yo aunque
era menor, la mandaba a la mierda. Eso trajo la consecuencia
que ella me acusara a mi primo Everth y él me empujara a
veces contra los muros o me pegara por haberle faltado el
respeto a su mamá. A veces también me golpeaba porque
peleaba con mi prima Michelle o porque yo no la dejaba entrar
a mi pieza o yo le respondía con un golpe porque ella pegara.
Una vecina que ya falleció y que me quería mucho (siempre
me defendía) escucho una vez que Bernarda me empujó
contra una tablas y caí golpeándome fuerte toda espalda. Eso
fue porque le dije que ellos usaban la casa que debería ser de
mi abuela.
Mi vecina me defendió hasta cuando se cambió de casa,
siempre recordare la señora Elena. El nieto mayor de ella es
el mejor amigo de mi primo. Él recuerda que yo siempre iba
52
a comprar o la llevaba a pagar solo por ayudarla, porque
siempre la tenía sola.
Bueno, seis meses después que murió mi abuelo, en
diciembre, falleció mi tío Marcelo. Él era alcohólico y por
quitarle la plata y por problemas de falda lo mataron con un
fuerte golpe en la cabeza, causándole un derrame cerebral.
De nuevo se reunió toda la “familia”. Se estaba convirtiendo
en una tradición juntarse para los funerales. A mi tío lo
velaron una semana antes de navidad con un Cristo quemado
en una capilla que está cerca de mi casa. Tampoco lloré y
también, como siempre, fui juzgada por “la familia de al
lado”, por no llorar, pero ya en esa época me daba lo mismo
sus opiniones.
Después de la muerte de mi tío siguieron los maltratos. Mi tío
me pegó una cachetada una vez porque estábamos discutiendo
y con el tiempo se hacía costumbre que me amenazara que me
pegaría. Después, hubo una mañana en que peleando,
Bernarda me deseo muerte y después en la tarde de ese mismo
día nos pusimos a discutir y se le subió presión. Cando le
pasaba eso, según ella, se desmayaba. Lo sorprendente es que
siempre le pasaba cuando le convenía (jajaja). Bueno, ella
estaba el suelo y mi primo Everth salió a pegarme por haberle
provocado el desmayo e intente arrancarme, pero Mario, mi
otro primo, me atajó, me puso dando la espalda a Everth, lo
que causé que éste me diera una patada en columna a la altura
del sacro, lo que me dejó sin poder pararme una media hora.
Fue uno de los golpes que más dolor me ha dejado y la
impotencia porque era chica y ellos mayores. Mario, que yo
veía como mi hermano, en vez de protegerme siempre se puso
de lado de ellos y esa es una de las razones que empecé a
desconfiar de los adultos- Un adulto debe cuidarte y ellos no
lo hacían.
53
En esa época mi mama se desapareció casi por dos años de mi
vida. Yo no sabía nada de ella. Según ella porque estaba
trabajando, pero yo creo que se alejó porque rechacé irme a
vivir con ella, aun cuando ella me intentó obligar y yo la deje
echa mierda en la casa discutiendo con Fredy.
Los maltratos siguieron y con el tiempo se unió el Mario. Un
día, discutiendo, me tiró un cuchillo, el que yo esquivé y en
otra ocasión casi me dio combo. Justo llegó mi mami y se fue
haciéndose el tonto. Siempre lo consideré mi hermano, pero
también recuerdo todo el daño que me causó, por eso siempre
lo mantengo a raya, siempre.
54
cloro o lo que fuera, solo quería desaparecer; solo dormía y
no quería que nadie me molestara en mi pieza. A veces
cerraba todas las ventanas, en pleno verano. Prefería morirme
de calor a que alguien me fuera molestar. (Dicen que las
personas de mala memoria viven mejor porque olvidan.
Lamentablemente no es mi caso y tengo excelente memoria).
Cuando ya tenía catorce, como mi abuela pasaba trabajando,
yo salía a pasear toda la tarde por las calles, no quería llegar a
mi casa porque sabía que estaban mis primos y Bernarda.
Empecé a fumar, tomar, hacer estupideces adolescentes y
pololear con diferentes niños. Eran relaciones muy lindas.
Lo pasaba bien y olvidaba, todo los chicos con que andaba
eran muy lindos, pero nunca me sentía totalmente bien con
ellos, en ningún ámbito sentimental ni sexual, eso me
frustraba a veces; seguía evitando a las amigas-mujeres, lo
que eso causaba que en el colegio siempre peleaba con niñas,
porque me trataban de puta por tener puros amigos hombres.
Era la típica chica usaba ropa deportiva, pelo largo, con
amigos hombres y que usaba gorro; que tenía conductas
toscas, pero por alguna razón le gustaba a los chicos y como
evitaba pololear seguido, eso les gustaba, porque era difícil.
56
renal (crónica terminal) y tendría que dializarse día por
medio; que los antinflamatorios y alza de presión le había
matado los riñones.
Ese año los profes me ayudaron a pasar, porque empecé a
faltar para ayudar a mi madre con el hospital, ya que no podía
andar sola, porque se desmayaba. Mandé una carta por
asistencia y pasé ese año con 5.9. A pesar de todas las faltas y
los problemas de mi madre.
Mi primo Everth una vez me dijo: “Si yo fuera tu no me
importaría mi mama, si me dejó abandonado”. Yo lo miré y
le contesté que ella pudo abortarme, nadie lo sabría, era una
mujer joven con todo un futuro y aun así me tuvo; empezó a
trabajar y quizás no estuvo cuando la necesite, pero es mi
madre igual y con mis hermanas es una excelente madre. Ha
estado siempre con ellas y yo nunca le voy a reprochar eso.
Yo tuve a mi mami (mi abuela).
Pasaron los años, seguía peleando con él y Bernarda; siempre
teníamos encontrones y como con años había aprendido a
sacar mi lado más crudo, con las palabras siempre le hacía
doler. Por eso tiempo después evitaba decirme algo y con mi
abuela en casa las peleas con golpes bajaron. Con Mario
tuvimos una vez una pelea donde me harté y le conecté un
combo directo en la cara y casi terminamos peleando, pero
llegó la mama de él y nos paró.
57
Neko estaba casa y yo la mandé a la mierda, lo que a ella me
saco en cara la fruta que había dado. Lo que yo le contesté
muy educadamente que se metiera la fruta en raja, lo que llevo
a que ésta me pegara una patada por detrás y yo explotara
dándole un combo en el estómago. Se metió Neko y mi abuela
afirmándome.
Everth se me iba a tira a pegarme, pero mi abuela no dejó. Eso
hiso que mi abuela no fuera a mi bautizo. Mi bautizo en
semana santa fue un llanterío de impotencia. En la iglesia
nadie entendía, todos pensaban que estaba emocionada, hasta
el cura, exceptuando a mi amiga Neko ignoraba lo pasado y
yo extrañando a mi abuelo como nunca ese día.
Recuerdo que una señora me dijo que se había emocionada en
la por verme emocionada al recibir los sacramentos. Sonreí
como pude y me fui. Nunca supo la realidad aunque me gustó
recibir los sacramentos ese día, fue doloroso.
Ese día la Bernarda dejó de ocupar el nombre de tía en mi
mente. Empezó a ser la ex mujer de mi tío o la mamá de mis
primos. Nuestra relación nunca fue buena pero yo igual le
tenía un cariño. Pero ese día murió todo.
59
Después de ella confirmé que lo que me faltaba en mi vida
eran las mujeres.
Con un hombre podía pasármela genial, pero siempre me
faltaba algo y con una mujer me sentí completa.
El 2013 salí del closet por obligación. La mamá de mi pareja
en ese entonces se enteró. Me fue a hacer un escándalo en la
casa, por eso decidí decir la verdad, como siempre.
Con una madre homofóbica costó, casi me sacan mierda, pero
mis hermanas y Fredy le dijeron que podía ser así, porque yo
siempre estuve ahí.
Bueno, yo le dije: “No importa lo que yo sea, siempre te voy
cuidar porque erí mi mama”. Y ella con el tiempo fue
aceptando.
A mi mami (abuela) también fue un golpe fuerte y aun le
cuesta aceptarlo, pero ella me ama, así que fue la primera que
me dijo: “No importa lo seas yo siempre te voy querer”.
Perdí amigos por mi orientación sexual, amigos que pensé que
nunca los perdería y gané otros que aceptaron sin más.
Tuve amores hermosos y dolorosos.
Creo que el peor dolor después de la muerte de un familiar o
ser querido.
Sería el amor.
Marcaron a su forma pero hicieron:
-Nicolás no te amé pero fuiste mi primer beso y me diste
ilusión de niña pequeña.
60
-Nicol fuiste la primera mujer en mi vida que me enseño este
sentimiento que me complementa: amar a una mujer. No sé si
te amé, pero te recuerdo mucho cariño.
-Leticia, alias Doris, si, como el pescadito de la peli
“Buscando a Nemo”, porque no te busqué, pero llegaste
hacerme sentir viva de nuevo.
-Daniela te ganaste un puesto porque ambas salimos del closet
ese 09 de diciembre de 2013.
-Gabriela tus defectos primero: nunca te voy olvidar porque
me marcaste fuerte tú y tu familia.
-Camila te ganaste un lugar, tienes el nombre de mi hermana
menor y fuiste una excepción en muchas cosas, eres mi karma,
tienes todo lo que odio de una mujer: celosa y me estresas,
pero con un corazón que es un tesoro tan misterioso como el
fondo mar, mi enojona favorita.
Hay muchas cosas malas que deseo olvidar más de una página
de este relato, pero es una bendición y una cruz tener memoria
como la mía. Bueno, cambiando tema, siempre he pensado
que las personas son como libros con algo único y al
conocerlo podemos leer sus páginas poco a poco. Todos
tenemos unos libros favoritos, pero yo no espero ser favorito
de nadie, solo quiero que recuerden que aunque puedo ser
alguien horrible, intenté siempre darle mi mejor versión y la
más real.
Bueno, muchas gracias por leerme.
61
“Un trocito de mi vida”
Carlos Rivera
Empezaré contando un pequeño trocito de mi vida, un
personaje llamado Bíper, actualmente tiene 20 años.
Para comenzar daré una vuelta al pasado. Este era un
chico tranquilo, que no le gustaba molestar a nadie, pero
tenía unos compañeros que le gustaban hacerle bulling
en todo sentido: golpeándolo hasta llegar al punto de
mearle la mochila para poder sacarle dinero. Un día
Bíper se aburrió de ésta situación y decidió enfrentarlos
con unos compañeros que estaban cansados de sufrir
maltratos. Estaban en la sala y el compañero molestoso
decidió golpear a un compañero; Bíper le tiró una silla
por la cabeza y desgraciadamente le llegó causándole un
pequeño corte. Luego de eso a Bíper lo dejaron solo por
el miedo de la venganza del otro tipo. En ese momento
de sentía con mucho terror, hasta que lo encontraron en
la salida y entre tres matones le pegaron. Llegó con el
ojo morado y preocupando a su familia decidieron
cambiarlo de liceo y para Bíper le cambio la vida.
Conoció nuevas amistades, le gustaba ir al liceo, pasarla
bien, jugar, divertirse, también estudiar, aunque le iba un
poco mejor, pero le gustaba el ambiente.
Hasta que llegó el momento que conoció el amor por
primera vez. En ese momento para Bíper cambió todo,
nunca había sentido cosas así por una niña, pero llegó un
momento que todo empeoró, no podía ser todo perfecto.
Bíper era regalón de su abuela y ella muere a los días de
que todo está bien en su vida. El mundo se vino abajo, la
62
pena era máxima, una persona que te cogía, te daba todo
por ti, te daba en los gustos; con ella no tenías miedo. Se
derrumbó, yo sé que es un ángel, que me cuida de lo más
profundo de su corazón y desde el cielo y Bíper decidió
dejar muchas cosas, conoció el alcohol, el cigarro y le
gustaba divertirse ir a fiestas… se descontroló.
Le encantaba cosas de esas que a la niña no le gustaba y
tomar una decisión si era dejar o seguir con el camino
con ella, pero me di cuenta que era muy pequeño, apenas
tenía 16 años y decidí disfrutar la vida y hasta el día de
hoy no me arrepiento gracias a esas experiencias he
podido salir adelante, sabiendo a lo que me enfrento
Bíper se sentía tan frustrado por haber tomado algunas
malas decisiones: estar embriagado hasta las 5 de la
mañana, despertar en una cama con una mujer que no
conoce o también despertar vomitado de la intoxicación
del copete, pero después de eso llega el momento que
tienes que frenar y seguir en lo tuyo, cambiar tu estilo de
vida y así es como surgen nuevas cosas, llega el amor lo
conoces realmente, sientes que estas acompañado
después de tanta mierda vivida en tu vida y puedes decir
que todo puede terminar bien. Actualmente Bíper estudia
y trabaja, así que se le hace bastante difícil, pero aun así
puede salir adelante. Está felizmente en una relación,
pero uno no sabe hasta en que momento puede seguir las
cosas buenas. Él solo disfruta cada momento de su vida
y trata de ser el mismo con todas las personas que lo
rodean. Un pequeño paréntesis de vida te puede hacer
cambiar por muchas cosas, solo es bueno tomar las
decisiones correctas.
63
“No solo en el nacimiento se abren los
ojos”.
Daniel Riquelme
64
1,55mts y pesaba 101 kilos), gracias a esto, el bullying
fue constante desde 6° básico hasta el 2° medio. El año
2010 tuve un accidente muy grave, ya que me caí a un
hoyo de cinco metros, quedando parapléjico durante
cinco o seis meses. Afortunadamente el 2011 volví a
sentir mis piernas, pero tuve que aprender a caminar ya
que perdí toda masa muscular en ambas extremidades.
Desde el día que empecé a sentir mis piernas
nuevamente y la rehabilitación fue casi un éxito. Este lo
llamo mi segundo nacimiento, en el 2012, porque conocí
muchas cosas.
Conocí más de lo que lo que había vivido en mis 15 años.
A los 15/16 años empecé a adelgazar haciendo deporte
(basquetbol) y es aquí donde me empecé a conocer
realmente….
Mejor dividamos mi historia por capítulos:
Conocidos y vicios
65
que tuve; muy pocos “amigos” me fueron a visitar, muy
pocos sabían lo que me había pasado. Cuando ya me
decidí a adelgazar seguí el camino de deporte
(basquetbol y kick boxing) conociendo mucha gente que
se hicieron parte de mi diario vivir. Mis compañeros de
equipo, que estaban en el rango entre los 18 y 25 años,
me metieron en el vicio del trago, ya que normalmente
ganábamos los partidos y salíamos a celebrar
(normalmente era yo quien compraba casi todo el trago,
ya que trabajaba de garzón y tenía dinero).
Desgraciadamente me quedé pegado en el copete, siendo
pan de cada día. Salía del colegio para ir a tomar a la
plaza sin medir los problemas que le traería a mi madre
y a mí. Por esto perdí
toda confianza que
tenía con ella, ya no
eran los mismos tratos
y veía a mi madre
llorar todo el rato
porque llegaba tarde.
Perdí casi toda
responsabilidad por
tomar, a veces prefería
eso que ir a estudiar.
Hasta que me di cuenta de todo el error que estaba
cometiendo; me di cuenta que no fue fácil, así tuve que
soportar retos de amigos, de mi padrastro (que le llamo
papá), mi polola y lo peor de todo: ver a mi madre
llorando pensando en el suicidio por no saber qué
hacer…
66
Arte y calle
Una de las mejores cosas
que más me ha pasado en la
vida ha sido hacer
malabares, ya que gracias a
esto conocí a mucha gente,
de distintos países,
religiones, pensamientos,
culturas, etc. También
conocí mejor lo que era la
calle y su gente. El arte sacó
toda mi personalidad; de ser
una persona tímida pasé a
una persona totalmente
diferente que no tiene
vergüenza de casi nada, gracias al arte descubrí muchas
facetas de mi personalidad y actitudes motrices que nunca
pensé tener. La calle es algo difícil de entender pero no
imposible, conocer gente que solo piensa en salir y no hacer
nada por su vida, pero la calle es algo más que un lugar de
vacilar o quizás vivir: la calle te enseña a respetar y conocer
tu ambiente. El arte y la calle ha sido la mejor mezcla de mi
vida, y le agradezco y le agradeceré siempre, por lo que ésta
me ha enseñado…
67
Familia y amigos
De puro escribir
sobre la gente más
importante de mi
vida me emociono,
ya que mi familia
siempre ha estado
conmigo; son la
mejor familia, no
hay grandes
peleas, somos
todos unidos, si le pasa algo a alguien y nos pasa a todos. Con
mi hermana somos los menores de los nietos y sobrinos,
somos los más regalones, aunque soy la oveja negra (por
fumar marihuana, salir, tener un pensamiento distinto a la
mayoría). Cuando tuve el accidente el año 2010 yo creo que
sin el apoyo de ellos yo no hubiera podido volver a caminar,
me hubiera echado a morir. Mis amigos, no muy lejanos de
mi familia, me ayudaron a nunca perder la fuerza y las ganas
de vivir…
Bueno ésta es mi historia, este soy yo, el joven con mentalidad
de viejo y actitudes de niño, que no le importa el qué dirán;
que no le importa perder todo por ayudar a quien ama; que
nació en el 1996 pero abrió los ojos el 2012 y nunca los
cerrará… cada capítulo está puesto con puntos suspensivos
porque todavía vivo y siempre va a ver algo que añadir a mi
vida…….
bless
68
“Mi pequeña vida”.
Karin Antiqueo.
69
Además, en ese tiempo, mi abuela también se encontraba
enferma. Estaba en un hogar de ancianos, ya que no la
podíamos cuidar a ella también.
Yo me sentía sin ánimos de nada. No comía, no dormía
bien. Por decir, que estaba con depresión pero ni mi
familia ni yo nos dábamos cuenta, porque yo siempre
andaba con una sonrisa para demostrar que no me
afectaban las cosas, pero no era así.
Al pasar los meses, mi padre fue empeorando mucho
más, hasta que un día, cuando volvía de trabajar, ocurrió
lo que nunca quería que pasara. Llegué a mi casa con mi
mamá y le tocaban los remedios a mi padre. Se los fui a
dar y ahí estaba durmiendo. Lo desperté y no contestaba,
lo moví y nada. Estuve con él un momento antes de
llamar a mi mamá para decirle que mi padre había
fallecido. Esto ocurrió unos días antes de la navidad.
Mi familia y yo estábamos preparados para el día que
llegara a pasar eso.
En el día del funeral parecía que yo no tenía
sentimientos, todos lloraban y yo nada. Solo decía que él
ahora estaba en un mejor lugar. Después de eso vinieron
las fiestas, la navidad y el año nuevo. Como familia no
celebramos nada, nos invitaban a salir, pero no
queríamos, sobre todo yo.
***
70
Al pasar los años mi vida comenzó a cambiar. Me di
cuenta que mi padre estaba en un lugar mejor. En el
colegio comencé a “distraerme”, a subir mis notas; a
pensar mejor las cosas; a que todo lo que iba a hacer era
para mi futuro. Y era para bien.
Ya en primero medio decidí estudiar Técnico en
Enfermería nivel medio. Al principio no estaba muy
segura, pero al pasar el tiempo me fue gustando cada vez
más, sobre todo ya que me servía para ayudar a mi madre
y a mi padre.
En cuarto medio me puse un poco rebelde. Hacia la
cimarra con mis compañeros o no entraba a clases.
Fueron dos o tres veces. Yo creo que fue como todo
adolecente. Cuando salía temprano, no avisaba a mi
madre y me iba a una plaza al frente del colegio, donde
fumábamos con mis compañeros. En ese año (2014) fue
la primera vez que probé la marihuana, ya que el cigarro
lo consumía desde los catorce años.
La marihuana la probé y la verdad sí me gustó. La
sensación que te hace sentir, pero igual te deja mal si es
la primera vez que fumas. Habré fumado dos o tres veces
más, luego no quise seguir porque me di cuenta a lo que
te puede llevar si consumes por mucho tiempo. Además
en cuarto ya me sentía “grande”. No faltaba nada para
salir al mundo laboral a ejercer lo que tanto me gustaba,
que era el área de la salud.
En noviembre del 2014 salí del colegio. Igual sentía
muchas emociones en ese entonces: alegría, tristeza, etc.
Estaba terminando una etapa en mi vida, llena de cosas,
71
sobre todo que conocí a muchas personas. Nunca repetí
ningún curso. En ese momento tenía 17 años. Ese año
además me encontraba trabajando en un local de comida
rápida. Estudiaba en la semana y trabaja el fin de
semana. Así estuve como seis meses. Y bueno, además
me regalaron lo que más quiero aparte de mi familia que
es como mi hijo: mi perro hermoso un poodle maltes y
lo quise llamar león.
En diciembre fue mi mes de “descanso”, ya que en la
semana estaba con mi familia. Salía, realizaba ejercicios,
sobre todo andaba en bicicleta. Y además de aprovechar
de pensar que iba a hacer el otro año con mi vida.
El 13 de diciembre fue mi titulación. Estaba un poquito
triste ya que no iba a estar una persona presente para ver
ese logro que había realizado, pero sí estaba toda mi
familia: mi madre y mis hermanos, que igual siguen
siendo mi vida. Al terminar la titulación nos sacamos
fotos con mis compañeros, con mi mejor amiga y su
familia. Mi hermano se emocionó cuando me decía que
estaba orgulloso de mí, sobre todo por los problemas que
pasamos. Luego nos fuimos a casa a descansar. No
celebramos de inmediato, sino que al otro día, que era
fin de semana, lo hicimos con toda mi familia, tíos y
primos.
El 15 de diciembre, es ese mismo año, yo me fui a
trabajar como un día normal. Iba feliz con muchas ganas
de trabajar, como nunca. En un momento en la tarde me
comencé a sentir un poco más bajoneada. Ya a las 21:00
horas me tenía que ir a mi casa. Cuando iba en la micro
mi hermana me llamó para preguntarme donde estaba.
72
Eso no hacía mucho que habíamos hablado por
WhatsApp. Al momento de llegar a mi casa mi hermana
me encuentra en la puerta, me abraza y me dice que mi
abuela Pilar había fallecido. Mi mundo de nuevo se vino
abajo, en cosa de segundos. No lo podía creer. Como era
posible si ella, a pesar de su enfermedad, estaba bien.
Al llegar la época de navidad cada vez me sentía más
sola, a pesar que tenía a mi madre conmigo. Ese año solo
cenamos mi madre, mi hermana y yo, porque mi
hermano nunca llegó. Yo cene y me fui a dormir, no
quería nada con nadie.
***
73
ambiente muy tranquilo, las monjitas también eran un
amor de personas y bueno, a ellas las teníamos que
bañar, vestir y realizarle aseo o darles sus medicamentos.
También darle la comida a quienes no podían. Así
teníamos que estar como dos meses.
En esa práctica aprendí bastante y lo más importante fue
trabajar en equipo, ayudar a las personas que lo
necesitaban. Además me di cuenta lo que realmente me
gustaba hacer, que era ayudar a las personas que más lo
necesitaban, a pesar de las cosas que hayan hecho.
Luego que pasaron esos dos meses, tuve que comenzar a
preparar mi examen final para poder titularme, se trataba
de escoger a una paciente y averiguar porque se
encontraba ahí, su enfermedad, sus medicamentos, entre
otras cosas.
Llegó el día donde tenía que presentar mi examen, me
encontraba muy nerviosa, la noche anterior no había
dormido casi nada pensando en cómo lo haría, en cómo
me saldría todo. Mis compañeras presentaron primero,
yo fui la última en entrar. Estaba la enfermera a cargo, la
directora del recinto, mi profesor jefe y una Tens. Dije
todo, no se me olvido nada en el momento, como
siempre antes me ocurría, me sentía muy preparada.
Terminé y nos dijeron que esperáramos un rato para que
sacaran las notas y además de escribir las observaciones
de cada una. Pasaron alrededor de veinte minutos
aproximadamente y nos avisaron que todas habíamos
pasado el examen. Cuando dijeron eso fue como una
tranquilidad en mí y sobre todo me sentía contenta
74
porque había terminado una gran etapa en mi vida que
era mi primer título que le iba a dar a mi familia,
***
75
iba a tener mi primera practica como alumna de técnico
superior, esperaba con ansias que mandaran la lista de
practica y que saliera mi nombre hasta que llegó una
lista: me había tocado en una clínica para personas que
estaban con cuidados paliativos. En el servicio se tenía
que estar a las ocho de las mañana y por tres semanas, se
tenía que realizar aseo y confort, toma de signos vitales,
etc. , como las cosas básicas de lo que es el área de salud.
Terminé con una buena nota y una nueva gran
experiencia que es cuidar a la gente que lo necesita.
Luego comenzaron a los exámenes finales del semestre,
pero esta vez no solo eran escritos, sino que además
prácticos, teníamos solo cinco minutos para realizar la
prueba. Uno se sentía nervioso porque era muy poco
tiempo, pero gracias a Dios me fue bien en las primeras
pruebas. En ese entonces yo estaba trabajando como
garzona con mi hermana, que es la coordinadora de los
eventos y me llevaba a trabajar, así podíamos ayudar a
mi familia. Terminé bien ese año en mis estudios, aprobé
todos mis ramos.
Llegó el tiempo de las fiestas, otro aniversario de la
muerte de mis angelitos: mi abuela y mi padre, pero ya
tenía aceptado que ellos estaban en un mejor lugar y
decidí celebrar ese año la navidad con mi familia, le
compré regalos a mi mama, mi hermana y hermano. Pero
lo mejor fue que los cuatro cenamos juntos. A mí me
regalaron un notebook para que pudiera estudiar mejor y
así no me avanzara más mi miopía ya que estudiaba pero
por el celular y era muy chica la pantalla. Luego llegó el
año nuevo, cenamos nos dimos los abrazos y después nos
76
fuimos a donde mis otros familiares a seguir celebrando
hasta tarde.
***
Este año comenzó bien, con nuevas metas, con nuevos
sueños, y con nuevos amigos. En enero bajó la
temporada de eventos así que descansé no trabajé
mucho, me fui de vacaciones con mi familia a El tabo,
por dos semanas, aunque no fueron muy gratas ya que
antes de irnos me tuvieron que sacar las muelas del
juicio. Por lo menos fueron solo dos y no las cuatro pero
eso no dejaron que la pasáramos bien.
En marzo, se volvió a la rutina, que eran los estudios,
comencé a buscar de nuevo trabajo, esta vez en
Fantasilandia. No fue una buena experiencia ya que no
cumplieron con el contrato, con el sistema de pago:
estuve tres meses trabajando hasta que renuncié.
En este semestre se venían dos nuevas prácticas, que
eran maternidad y médico quirúrgico, entre otras
materias nuevas. Ya en junio comencé a trabajar de
nuevo, el cual es mi trabajo actual como asesora de
compra en Ripley. Era lo que necesitaba ya que es un
trabajo tranquilo y no muy cansador, así no me estresaba
tanto con los estudios y las prácticas.
Ya es mi último semestre para terminar, ha sido más
tranquilo sin ningún inconveniente, Siempre mirando las
cosas con su lado positivo y agradecida de todas las
cosas que he realizado hasta el momento. Me queda muy
77
poco para terminar este año y he aprendido bastante para
seguir adelante en mis metas. Para terminar no hablé de
mi historia de amor porque no fueron muy lindos
recuerdos, pero si me enseñaron bastante, como dicen de
los errores se aprende y harto que aprendí.
Me faltó hablar de lo más importante, por el cual estoy
muy agradecida, ya que es por el cual estoy estudiando,
los que me han dado la oportunidad de seguir creciendo
aparte de mi familia, una fundación la cual te hace sentir
como alguien importante, la cual se preocupa por ti, no
solo por las notas, sino que también se preocupa de ti, de
cómo estas. Personas como las que integran ésta
fundación hacen falta en esta sociedad, porque a pesar
de que ellos estén pasando por algún problema no lo
demuestran y te suben el ánimo.
78
“La historia de mi vida”.
José Pinilla
La historia de mi vida
Soy el menor de los cinco hijos, tengo cuatro
hermanas: Paulina, María Alejandra, Carola, Elena, y yo,
José Arturo.
Mi mamá se casó a los 19 años y fruto de ese
matrimonio nació mi primera hermana Paulina. Luego se
divorció y al tiempo después conoció otro hombre con el
cual estuvo más o menos diez o quince. Con él tuvo a
mis otras hermanas María Alejandra y Carola. Luego de
un tiempo, y por problemas con el alcohol por parte del
hombre, mi mamá decidió separarse. Después de mucho
de estar sola conoció al hombre con él que está el día de
hoy. Con él cual nos tuvo a mi hermana Elena y a mí.
Desde pequeño tuve una buena situación
económica, nunca nos faltó comida, una buena casa,
ropa, un techo en el cual vivir; siempre hemos sido una
familia grande, en donde vivía cuando chico, no era una
gran casa, pero aun así vivía con tres de mis cuatro
hermanas, mi papá, mamá y dos cuñados. Dos de las tres
eran ya mayores de edad, pero estaban recién saliendo
de la educación media por lo que estaban recién
trabajando para poder solventarse sus gastos y poder
independizarse. Por parte de mi papá era una persona
79
alcohólica a mas no poder; bebía viernes, sábado y
domingo, y a veces en la semana. Pero nunca fue una
persona agresiva ni una persona que gaste mucho en
alcohol, por el contrario, él trabajaba y trabaja hasta el
día de hoy en la locomoción pública (micros). Antes, en
las micros antiguas (amarillas), se manejaba dinero todo
el dia y todos los días, por lo que nunca andaba con los
bolsillos vacíos y nos compartía de su dinero a todos; nos
compraba juguetes a los más chicos, ropa a los más
grandes, mucha comida y cosas por el estilo. Luego llego
el Transantiago y las cosas cambiaron para él y para su
bolsillo, ya no tenía plata diaria, si no que tenía que
esperar un sueldo a fin de mes, el cual a principio era
muy bajo, pero tuvimos que adaptarnos a lo que
teníamos.
Mis hermanas quisieron independizarse de
nosotros y decidieron irse junto a sus parejas, tuvieron
diferentes oportunidades; a Alejandra le apareció la
oportunidad de cuidar un terreno muy grande junto con
una casa amoblada completamente y sin pagar nada, ella
obviamente lo aceptó sin pensar; por el otro lado Carola
tuvo que arrendar una casa con su pareja para poder salir
de donde estaba.
Al final nos quedamos mi mamá, papá. Elena y
yo. Mis padres decidieron buscar suerte y nos
cambiamos de casa a la comuna de Lo Prado. Era una
casa muy grande con cuatro habitaciones dos baños y un
patio gigante. Lo genial era que en el barrio que nos
cambiamos fue donde mi madre nació y creció, todos la
conocían y mi abuelo tenía su casa al frente de la nuestra.
80
Era una casa gigante de tres pisos, un piso exclusivo para
habitaciones, si mal no recuerdo habían siete
habitaciones en ese piso, en la cual en dos cabían dos
camas de dos plazas y una de plaza y media, baño con
jacuzzi, un patio gigante y un tercer piso abandonado en
el cual era preciso para poder subir a distraerse y jugar
un rato, poder correr sin preocupaciones, mirar por las
ventanas que se veía toda la cuadra e incluso más. La
casa a la que nosotros nos cambiamos era un poco más
pequeña (jajaja), solo un poco, pero era humilde y de
esfuerzo. Por primera vez tenía una habitación propia, en
la cual pude empezar a desarrollar mis ideas más
personalmente, sin tener que estar rodeado de toda mi
familia. A mi mamá se le ocurrió poner un negocio de
barrio, ya que no había y teníamos que ir a comprar al
supermercado, que aparte de estar muy lejos, era muy
caro. Por eso, todos los que allí vivían se lo agradecieron.
Luego de unos meses mi hermana volvió a la casa, al
parecer le costó mantener una vida aparte, tanto
monetariamente y emocional. Obvio, mi mamá la aceptó
sin ningún problema: su pareja trabajaba, aunque no
ganaba el suficiente dinero para aportar a la casa y como
dije anteriormente gracias a la llegada del Transantiago
el bolsillo de mi papá se apretó mucho; ya no teníamos
esas comodidades que tuvimos desde pequeño, cada pan
le costaba ganárselo, cada peso significaba que no estaría
en casa por estar trabajando. Pasó un tiempo y tuvimos
que dejar la casa en la que estábamos, porque no
alcanzaba el dinero para mantener a toda la familia, así
que mi abuelo nos dio la opción de irnos a vivir a su casa
gigante, total le sobraban las habitaciones y los espacios.
81
Al parecer no fuimos los únicos que les dieron la
opción de irse a vivir a esa casa, mi tía junto a su marido
e hija también llegaron a vivir a la casa. Y qué íbamos a
alegar nosotros, no era nuestra casa y los espacios
sobraban. Mi abuelo vivía junto a mi abuela y la hija
mayor de mi mamá y el marido de ella, mi tía trabajaba
junto con su marido, mi abuela y abuelo en el restaurant
de ellos que estaba frente a la casa ya si le pagaban por
vivir ahí, mi papá le daba dinero a fin de mes.
Un día todo cambió. Mi padre dejó de beber
alcohol de un día para otro, todos nos preguntamos qué
sucedió, es como enseñarle a un mono a hablar en un día.
Todos aparte de estar sorprendidos, estábamos muy
felices por el hecho que lo dejara, pero como no todos
los cuentos tienen un final feliz mi mamá no tardó en
darse cuenta que él andaba en otras cosas aún peores; se
desvelaba, podía pasar noches enteras sin dormir y aun
así estar como si nada. Cada mes que pasaba traía menos
dinero para la casa y se dio cuenta que ya no era alcohol,
ahora era droga, era esa droga que hacía que gastara más
de 400 mil pesos mensuales, él tenía un sueldo de más
de 800 mil por la antigüedad que tenía en su trabajo y día
a día gastaba más.
Nadie nunca supo quién fue el que lo metió en la
drogadicción hasta un día que mi tía se separó de su
marido al enterarse que vendía droga en el restaurant. Él
fue el que metió a mi papá en ese mundo e hizo que toda
la vida en familia que teníamos se pudriera. Mi papá
nunca fue un padre ejemplar, el cual se sentara a
conversar con sus hijos, nunca un abrazo caluroso o un
82
consejo de hombre a hombre, nunca estuvo presente
cuando crecí, ni tampoco cuando dejé de ser un niño,
pero aun así nunca nos faltó nada material, después de
entrar en este mundo de drogas muchas veces nos faltó
incluso para comer.
Nos volvimos a cambiar de casa, porque mi
abuelo comenzó a pedir cien mil pesos por habitación,
las cuales nosotros ocupábamos cuatro, más gastos
comunes, arriendo, y uso de las cosas de la casa. Mi
hermana Carola ya se había afirmado un poco más con
su marido, así que pudo establecerse en una casa, pero
mi otra hermana Alejandra se le había acabado el
contrato del terreno que estaba cuidando, así que se vino
a vivir con nosotros, ella, su hijo y su marido. Mi papá
perdió su trabajo por culpa de sus adicciones y Alejandra
se hizo cargo de la casa con su poco sueldo. Pasaron dos
años y mi papá no podía encontrar un trabajo estable, un
día lo llamaron y aunque no era a lo que estaba
acostumbrado, aceptó. Seguiría en las micros aunque
ganando solo 300 mil de sueldo base y como su adicción
lo hacía gastar más de 400 mil pesos comenzó a trabajar
todo el día se levanta a las cinco de la mañana y llega a
las seis de la tarde, porque hace muchas horas extras. Él
dice que es para cubrir los gastos de la familia, pero
todos tenemos claro por qué trabaja tanto, muchas veces
hablamos con él intentamos hacer algo para que entrara
a alguna rehabilitación y nunca quiso hacer nada por él,
perdió familia, amigos y todo lo que tenía, hasta el día
de hoy nunca ha querido aceptar su adicción. Yo creo
que para poder mejorar el primer paso es aceptarlo y
83
querer cambiar, ya no tiene nada más que perder, así que
debería hacerlo.
Salí de enseñanza media y comencé a estudiar al
tiro, me siento feliz y contento con lo que hago, por quien
soy y como soy. Tengo muchos sueños, muchas metas y
gracias al apoyo moral que me da mi madre he salido
adelante; y al apoyo monetario de mi padre he podido
costear todo, sé que puedo llegar a lo que quiero y el día
en que lo logre podré callarles la boca a todas esas
personas que siempre hablaron basura de mí y de mi
familia, por cómo somos y por lo que decido estudiar y
hacer, solo tengo la mirada en el futuro y los pies en la
tierra.
“El soberbio mira hacia arriba y se tropieza con
las piedras, el humilde mira el suelo y se golpea siempre
la cabeza, y el consiente mira hacia adelante y con la
vista puede mantenerse siempre cuerdo y en la realidad”.
84
“Siempre comenzar de nuevo”.
Noemi Sandoval
85
con la naturaleza que rodeaba ésta escuelita. Me gustaba
mucho poder ir porque me olvidaba de todos los
problemas que había en mi casa. Me distraía jugando con
mis compañeros, aprendía cosas nuevas, todos los días y
eso me gustaba mucho porque era lo que más quería. Mi
sueño era ser la mejor estudiante para poder trabajar y
así ayudar a mi madre y sacarla de esa casa donde había
sufrido mucho.
86
lo volveríamos a ver.
87
nosotros y que mi madre necesitaba trabajar para generar
plata.
Maipú.
89
emocionada por saber que era, le pregunté que me diría
y me dijo: “Arregla tus cosas porque mañana te vengo a
buscar y te llevaré a casa”. Si… tendríamos un lugar
donde vivir, nuestra propia casa y nadie más podría
humillarme. Ella me dijo: “Podrás hacer todo lo que tú
quieras y lo más importante, estaremos tu hermano, tú y
yo juntos de nuevo”.
90
Como empezábamos de nuevo necesitaba buscar
un colegio para mi hermano y para mí, no nos costó
mucho porque habían muchos colegios cerca, ya
teníamos colegio que era lo más importante.
91
logrado tanto, y yo me ponía a pensar por todo lo que
había pasado. Lo único que había hecho era que me
hiciera más fuerte y que ahora no dejaría que nadie me
pasara a llevar y nadie se interpondría en mis metas y
sueños.
92
poder verlo y poder tocar sus manitos, su carita, sus
piecitos, ya quería tenerlo en mis brazos.
93
lo dejaría nunca solo, que seguiría cumpliendo mis
sueños por mi familia y ahora por él.
94
De la Enseñanza media a Sumate.
95
más, solo debía proponérmelas.
96
Fue muy emocionante ver como estaba ahí sentada
esperando recibir mi cartón de cuarto medio. Después de
todo lo que tuve que pasar y de todos los obstáculos que
se me presentaron lo había logrado, ya terminaba mi
etapa escolar. Empezaron a dar los premios de la mejor
alumna, la mejor asistencia, premio al esfuerzo, entre
otros. Yo siempre quise salir con un premio y pensaba
que eso ya no era tan importante porque ya había logrado
la segunda etapa de mi vida, cuando llaman a adelante a
dos alumnas que se habían ganado una beca de INACAP
para seguir estudiando lo que uno quisiera y me nombran
a mí… no podía creerlo, era yo premiada con una beca,
no dejaba de llorar de la emoción. Después de todo tanto
esfuerzo tenía su recompensa.
97
Gastronomía Internacional: Inacap.
98
me estaba dando. Hoy en día miro hacia el pasado y solo
me queda decir que gracias a eso estoy logrando mis
objetivos, me ayudó a hacer mejor persona, a cuidar más
lo que me han dado, a ser más agradecida, en fin a
muchas cosas.
99
100
Reseña del Taller
101
de símbolos reconocían recorridos, experiencias y momentos que
marcaron su vida.
102
Finalmente, en la cuarta sesión llamada “El cocimiento”, fue un
momento de trabajo, donde los jóvenes ya inspirados,
comenzaron a transmitir sus historias con diferentes estilos. Los
facilitadores pudieron ayudarlos, retroalimentarlos en sus
producciones, las cuales se siguieron realizando en sus hogares.
De esta manera, la quinta sesión, llamada “El plato final”, fue para
poder construir el libro al estilo de las “cartoneras”, con portadas
de cartón reciclado.
103