Penal/Margen de Configuracion Del Legislador-No Es Absoluto
Penal/Margen de Configuracion Del Legislador-No Es Absoluto
Penal/Margen de Configuracion Del Legislador-No Es Absoluto
PENA-Consecuencia jurídica
PENA-Clasificación
PENA IMPRESCRIPTIBLE-Prohibición
PENA-Función resocializadora
INHABILIDADES-Tipos
INHABILIDADES-Carácter intemporal/INHABILIDADES
INTEMPORALES-Condiciones para la constitucionalidad
3
JUICIO DE PROPORCIONALIDAD-Aplicación
4
Magistrado ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
2. Con auto del doce (12) de septiembre del dos mil diecinueve (2019) se
dispuso la inadmisión de la demanda, advirtiendo el incumplimiento de los
requisitos de claridad, especificidad y suficiencia. En consecuencia, se
concedió a los demandantes el término de tres (3) días para proceder con su
corrección.
DECRETA:
CAPÍTULO I.
DISPOSICIONES GENERALES.
III. LA DEMANDA
iv) Para los demandantes el artículo 1° de la Ley 1918 de 2018 desconoce los
postulados del principio de legalidad propios del artículo 29 de la
Constitución porque delega en una autoridad administrativa (ICBF) la
determinación del alcance de una medida sancionatoria de carácter penal, lo
que debe radicar exclusivamente en el Congreso de la República. En su
criterio tal proceder genera “ley penal en blanco al revés” en tanto que la
consecuencia jurídica se remite a un “lugar” diferente a la ley penal4.
1 Folio 41 reverso.
2 Folio 41 reverso.
3 Folio 42 reverso.
4 Para esos efectos los demandantes citan a Santiago Mir Puig en su texto de Derecho Penal. Parte General.
10
Sobre este punto se construye una argumentación adicional que pretende ser
un cargo diferente pero que se entiende atado al artículo 29 CP y es que la
medida infringe el principio de ultima ratio que caracteriza el derecho penal,
unido además al subprincipio de necesidad que obliga al legislador a elegir
entre los medios disponibles “aquel que resulta más benigno con el derecho
fundamental afectado”. Para desarrollar de manera amplia este argumento los
demandantes realizan un juicio de proporcionalidad.
vi) Aseguraron los demandantes que la norma en estudio crea una distinción
entre pos-penados y cualquier otra persona, diferencia que no tiene una
finalidad “plausible más allá de una mera suposición estigmatizante a partir
de un delito ya cometido”7 por lo que desconoce el artículo 13 superior.
IV. INTERVENCIONES
Frente a los reparos contra el artículo 2° adujo que los actores parten de juicios
subjetivos sobre la vulneración de la dignidad humana. Expresó que no
explican en qué consiste el acto discriminador, desproporcionado o
irrazonable. Indicó que el ICBF no tiene acceso a los datos personales de los
penados pues las sentencias condenatorias son remitidas a la Policía Nacional.
Respecto de los cargos contra el artículo 3° sostuvo que los demandantes
olvidan la exigencia de autorización previa y el juramento sobre el uso
adecuado de la información. Aseveró que el principio de imprescriptibilidad
penal no aplica a las inhabilidades permanentes, aunado al hecho de velar por
el principio del interés superior de los menores de edad. En relación con el
artículo 4° indicó que no se explicó cómo se vulnera el preámbulo de la
Constitución.
Mencionó que la ley acusada impone una pena accesoria intemporal, aunado a
que el acto administrativo proferido por el ICBF puede ser fácilmente
reformado, causando incertidumbre frente a las profesiones objeto de
inhabilidad. Recordó que el artículo 51 del Código Penal establece que las
penas accesorias de inhabilitación presentan un límite de 20 años y su término
no puede exceder la duración de la pena principal. Adujo que la medida es
desproporcional en comparación con las penas impuestas a otras conductas de
igual o mayor entidad. Expresó que se trata de un tipo penal en blanco propio 9
que no cumple con las exigencias jurisprudenciales10.
11 Entendida como un razonamiento ilógico “por medio de la cual un mismo ordenamiento atribuye a una
misma persona libertad para delinquir y, acto seguido, le comunica la negación de dicho atributo mediante la
asignación de una consecuencia jurídica basada en la desconfianza perpetua”. Explicó que la forma
tradicional de comprender la libertad individual no resulta adecuada a los fines del Derecho penal. En este
contexto, la libertad no debe entenderse como la facultad perteneciente al fuero interno de cada uno que
permite ejercer la propia voluntad, es decir, “de hacer lo que cada uno quiere”, sino como “la expresión de
un determinado conjunto de expectativas que son depositadas por la sociedad en las personas”.
12 Al efecto, explicó que a los imputables se les impone una pena al haber activado un comportamiento
típico, antijurídico y culpable (con libertad de elección), mientras que a los inimputables se les impone una
medida de seguridad ante la peligrosidad de su comportamiento, al carecer de la facultad de
autodeterminación.
13 Por consiguiente, con base en la conducta por la que fue condenado, se le sanciona sobre el supuesto de
que no es libre para decidir sobre su comportamiento futuro.
17
Interviniente SolicitudArgumentos
1. El legislador penal está facultado para
Ministerio de establecer sanciones. 2. La Constitución
justicia y del Sin solicitud admite la existencia de inhabilidades
derecho intemporales. 3. El registro no es público y
cuenta con medidas de protección de datos.
1. La inhabilidad no es desproporcional,
pues se limita a los cargos u oficios
relacionados con menores de edad. 2.
Inhibición o
ICBF Consagra medidas de protección de datos
exequibilidad
personales. 3. El principio de
imprescriptibilidad no es aplicable en
materia de inhabilidades.
Consejo Inexequibilidad 1. El registro y el banco de datos no están
Superior de regulado detalladamente. 2. La inhabilidad
Política no determina de forma expresa las
Criminal actividades sobre las que recae. 3. Es una
medida estigmatizante, y desconoce la
resocialización. 4. La efectividad de la
14 Al efecto, aseveró que la medida desconoce que el porcentaje mayor de casos de violencia sexual contra
menores de edad ocurre al interior de los núcleos familiares, por lo cual sería más adecuado plantear medidas
externas al derecho penal. Así mismo, consideró que en la vida social no es posible evitar que una persona
tenga cualquier clase de contacto con menores. Frente al criterio de necesidad, manifestó que asumir que la
discriminación laboral es la única forma de prevenir la reincidencia equivale a admitir el fracaso del
tratamiento penitenciario. Por último, mencionó que, si en gracia de discusión se analizara la proporcionalidad
en sentido estricto, la medida no discrimina entre los diversos delitos contra la integridad sexual de los
menores, además de no estar limitada en el tiempo.
15 A juicio de los intervinientes, podría pensarse que, para evadir los efectos negativos del registro, sería
preferible ser condenado por el homicidio del menor que por delitos cometidos contra su integridad sexual, y
así ocultar la comisión de estos últimos.
18
Competencia
10. Las penas antes descritas se constituyen en una intervención que se dice
legítima por parte del Estado a partir del ejercicio del ius puniendi del cual es
17 Las otras penas accesorias enlistadas en la norma son i) la inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas; ii) la pérdida del empleo o cargo público; iii); iv) la inhabilitación para el ejercicio de la
patria potestad, tutela y curaduría; v) la privación del derecho a conducir vehículos automotores y
motocicletas; vi) la privación del derecho a la tenencia y porte de arma; vii) la privación del derecho a residir
en determinados lugares o de acudir a ellos; viii) la prohibición de consumir bebidas alcohólicas o sustancias
estupefacientes o psicotrópicas; ix) la expulsión del territorio nacional para los extranjeros; x) la prohibición
de aproximarse a la víctima y/o a integrantes de su grupo familiar; xi) La prohibición de comunicarse con la
víctima y/o con integrantes de su grupo familiar.
22
12. Como fundamento del Estado constitucional “la dignidad humana exige
la existencia de un trato acorde con esta condición y valor esencial para todas
las personas sin excepción y sin acepción alguna, ya que éstas son un fin en sí
mismas, y no un medio para la consecución de cualquier otro fin, y deben ser
tratadas igualmente a nivel social y colectivo como un fin para el Estado. Por
esta razón, la dignidad humana constituye un valor transversal y un
parámetro interpretativo de todas las normas constitucionales y legales en el
ordenamiento jurídico, e impone una carga de acción positiva frente a los
demás derechos constitucionales de los individuos”20.
14. Dado que el derecho penal es una potestas más que un jus, se impone el
entendimiento de la existencia del Estado como un medio antes que como un
fin; de esa manera, el Estado como regulador de las libertades, obra como un
poder necesario para poder armonizar las libertades de todos. En ese orden,
impera el mandato de solo restringir las libertades individuales, en cuanto
apenas sea necesario para remediar el conflicto social subyacente al delito.
Esto es lo que comúnmente se conoce como el principio de la última ratio,
tantas veces defendido en su jurisprudencia por esta Corte.
21 Pico Della Mirandola. Discurso sobre la dignidad del hombre. Trad. de Adolfo Ruiz. Buenos Aires,
Goncourt, 1978, p. 48.
22 Ibidem.
24
23 Tal entendimiento no es exclusivo de nuestra Constitución bajos los parámetros de dignidad humana y
resocialización, por ejemplo la Constitución Española en su artículo 25.2 dispone “2. Las penas privativas de
libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán
consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de
los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el
contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a
un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la
cultura y al desarrollo integral de su personalidad.”
24“La función de prevención general de la pena, está orientada a evitar el cometimiento de conductas
delictivas, es decir, se actúa antes del nacimiento de los mismos. En esta acepción, la pena es comprendida
como un medio al servicio de un fin, y se justifica porque su aplicación hace que los ciudadanos desistan o se
cohíban de cometer hechos punibles”. T-275 de 2017.
25“la retribución justa equivale a la imposición de una sanción como consecuencia inmediata del perjuicio
causado por la persona que delinque. Dicha retribución tiene como objetivo el restablecimiento del orden
jurídico quebrantado” Sentencia T-275 de 2017.
26“La prevención especial pretende con la imposición de la pena que el individuo desista de la comisión de
nuevas infracciones al ordenamiento jurídico, es decir, busca impedir la reiteración de la conducta punible. //
La prevención especial tiene dos concepciones // La prevención especial negativa, la cual hace alusión a la
neutralización del condenado para que no vuelva a delinquir. (…) La prevención especial positiva tiene como
fin reeducar, resocializar y corregir a quien cometió la conducta punible, para que de esta manera pueda ser
reinsertado a la sociedad nuevamente, ‘pues el objeto del derecho penal en un Estado social de derecho no es
excluir al infractor del pacto social, sino buscar su reinserción en el mismo’” Sentencia T-275 de 2017
27“La reinserción social es el trabajo que debe cumplir el Estado para que la persona que ha llevado a cabo
conductas delictivas retorne al seno social previa superación de los motivos, causas o factores que la
25
condenado28.
19. Sin duda, las funciones de la pena antes descritas, atadas a los
contenidos de dignidad humana, se ofrecen como una limitación al ejercicio
del ius puniendi en todas sus expresiones (legislativa, judicial y de ejecución),
y claramente se constituye en el fundamento de la necesidad de finitud
temporal de las penas, dado que, si el Estado se toma en serio, como le
compete, la dignidad humana como principio fundamental que lo define,
(artículos 1º, 5º y 28 C.Pol), el derecho a no ser sometido a penas
imprescriptibles, parte de un entendimiento de la función resocializadora de la
pena –incluso como derecho-29 y en consecuencia, de quien es condenado a
ella.
empujaron a la criminalidad. Es decir, debe ser entendida como el tratamiento al que es sometido la persona
privada de la libertad a fin de que no vuelva a delinquir” Sentencia T -275 de 2017
28“[L]a protección del condenado apunta a salvaguardar la integridad de quien ha cometido una conducta
delictiva, de los mecanismos para institucionales de justicia o de la reacción por parte del sujeto pasivo de la
conducta penal o de sus familiares” Sentencia T-275 de 2017.
29 La resocialización de la pena ha sido calificada por esta corporación en múltiples pronunciamientos como
un derecho inherente a la dignidad humana de las personas privadas de la libertad, que no puede cercenarse
pese a la relación de especial sujeción con el Estado, esto, entre otras, en las sentencias T-718 de 2015, T762
de 2015y C-261 de 2019. Por su parte, en el Derecho comparado, la Constitución del Reino de España
pregona en su art. 25-2 que “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas
hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”, de donde se ha querido
deducir la existencia de un Derecho fundamental a la resocialización. El TC de ese país ha negado esa
conclusión y apenas sí ha advertido que se trata de un mandato orientador de la política criminal y
penitenciaria. El TS del mismo país, en cambio, advierte la existencia de un derecho, al pregonar que “La
orientación de las penas a la reinserción y reeducación ya entendida como principio inspirador de la política
penitenciaria, ya como derecho que actúa en fase de ejecución de la pena, supone que el ordenamiento
jurídico debe prever unas instituciones que tengan en cuenta que el interno debe reinsertarse a la sociedad,
por lo que debe ser “preparado para ella (grados de cumplimiento permisos, etc.) y que debe atender a las
deficiencias educacionales que, precisamente, inciden en su actuar delictivo, lo que satisfaría la reinserción”
(Cfr. STS de 20 de abril de 1999). Para un mejor desarrollo de esta polémica, cfr. ¿Un derecho fundamental a
la reinserción social? Reflexiones acerca del artículo 25.2 de la CE, Mónica Zapico Barbeito, en
https://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/7505/AD_13_art_41.pdf?sequence=1&isAllowed=y
(1/09/2020).
30 Ver sentencias C-291 de 1996, C-144 de 1997, y C-062 de 2005.
31La idea de la “inocuización” del delincuente mediante la pena (prevención especial negativa) fue
desarrollada por Franz Von Liszt. Esta concepción desplaza el acento del derecho penal del hecho cometido
hacia el autor del mismo (“No es el concepto sino el autor lo que se debe sancionar”). Para lograr esto, Liszt
adujo que era necesario tener en cuenta la categoría del infractor, distinguiendo entre delincuentes: i) capaces
de corregirse y necesitados de corrección; ii) que no requieren corrección; y iii) que carecen de la capacidad
de corrección. Para los últimos la pena debía cumplir el objetivo de hacer “inocuo” al delincuente, ya fuera
excluyéndolo de forma temporal o permanente de la sociedad. Enrique Bacigalupo. Derecho Penal Parte
General. Editorial Hammurabi. Año 1999, págs. 34-35.
26
22. Así las cosas, tanto la Constitución (artículos 1°, 28 y 29), como la
jurisprudencia constitucional, el derecho internacional33 y el ordenamiento
jurídico, entienden que el Estado debe adoptar políticas públicas integrales,
orientadas a la readaptación social y la rehabilitación personal de los penados;
sin que por lo tanto resulte consecuente con tales exigencias el establecimiento
de penas principales o accesorias perpetuas. En fin, el discurso resocializador
es algo que se propugna ciertamente de la pena de prisión, y de ahí la negación
de la posibilidad legal de la perpetuidad por conspirar con el mismo; sin
embargo, si justamente lo que se pretende es la reinserción social de quien ha
sido aherrojado, todo aquello que obstaculice de manera grave y definitiva sus
posibilidades de injerirse con todas sus dimensiones, en la sociedad, debe
removerse. Por ello las penas accesorias –que son auténticas penas, no se
dude de ello— se nutren de las mismas aspiraciones. De no, sería una evidente
contradictio in adiecto el exigir penas finitas de encierro físico con
inhabilidades perpetuas, pues, justamente el desarrollo de las potencias y
capacidades de la persona humana, será lo que le permita interiorizar el
conjunto de valores y principios propios de la democracia, y poder de esa
manera llevar en el futuro, una vida sin delitos.
32 Sentencia C-176/93
33 El artículo 10.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagra que “el régimen
penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de
los penados”
27
25. Al respecto se ha indicado que “un primer grupo de estas tiene origen
sancionatorio. Cometida la conducta que la ley considera reprochable, el
Estado impone la sanción correspondiente y adiciona una más –la
inhabilidad- que le impide al individuo sancionado ejercer una determinada
actividad. // La segunda tipología no tiene origen sancionatorio y
corresponde, simplemente, a una prohibición de tipo legal que le impide a
determinados individuos ejercer actividades específicas, por la oposición que
pueda presentarse entre sus intereses y los comprometidos en el ejercicio de
dichas actividades”35.
34 Desde la sentencia C-280 de 1996, pasando por las sentencias C-489 de 1996, C-509 de 1997, C-564 de
1997, C-111 de 1998, C-209 de 2000, C-952 de 2001, C-1212 de 2001, C-233 de 2002, C373 de 2002, C-948
de 2002, C-1066 de 2002, C-652 de 2003, C-798 de 2003. C-1062 de 2003, C-544 de 2005, C-028 de 2006,
C-725 de 2015, C-634 de 2016 hasta la sentencia C-037 de 2018.
35 Sentencia C-652 de 2003.
36 Desde la sentencia C-280 de 1996, pasando por las sentencias C-489 de 1996, C-509 de 1997, C-564 de
1997, C-111 de 1998, C-209 de 2000, C-952 de 2001, C-1212 de 2001, C-233 de 2002, C373 de 2002, C-948
de 2002, C-1066 de 2002, C-652 de 2003, C-798 de 2003. C-1062 de 2003, C-544 de 2005, C-028 de 2006,
C-725 de 2015, C-634 de 2016 hasta la sentencia C-037 de 2018.
28
30. Este tribunal encuentra que (i) si las inhabilidades cuando emergen del
derecho sancionatorio, pueden tener origen en sanciones disciplinarias o en
37 Corte Constitucional, sentencia C-1212 de 2001 (M.P. Jaime Araújo Rentería. AV Manuel José Cepeda
Espinosa. SV Rodrigo Escobar Gil, Rodrigo Uprimny Yepes). En la misma línea de razonamiento, la
sentencia C-780 de 2001 indica que “Desde este punto de vista la inhabilidad no constituye una pena ni una
sanción; de lo contrario, carecerían de legitimidad límites consagrados en la propia Constitución Política.
Por ejemplo, cuando el artículo 126 de la Carta Política señala que los servidores públicos no podrán
nombrar empleados a personas con las cuales tengan parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad,
segundo de afinidad, primero civil o con quien estén ligados por matrimonio o unión permanente, no
consagra falta ni impone sanción alguna; por lo tanto no vulnera los derechos de defensa, debido proceso,
igualdad y trabajo ni el principio de proporcionalidad de la pena que le asiste a los parientes de las
autoridades administrativas. Lo que busca la norma en este caso es evitar, entre otros efectos, el uso de la
potestad nominadora a favor de los allegados, y la preservación de principios como la igualdad, la
transparencia o la moralidad, lo cual está muy distante de entender la señalada prohibición como una
sanción impuesta por la Constitución a los familiares del servidor público. En el mismo sentido las
inhabilidades e incompatibilidades para contratar con el Estado no constituyen sanción penal ni
administrativa para los participantes o interesados en un proceso licitatorio. (…) Por consiguiente, resultan
diferenciables las sanciones administrativas de las prohibiciones e inhabilidades, en tanto no toda
inhabilidad tiene carácter sancionatorio, al existir prohibiciones e inhabilidades que tutelan de diferente
manera bienes, principios o valores constitucionales, sin que representen en sí mismas la concreción de una
sanción ni de una pena.”
38 A excepción del análisis que se presentó en la sentencia C-634 de 2016, cuyo sentido se describirá más
adelante.
39 Ibídem.
29
31. La Corte por medio de sentencia C-280 de 1996, comprendió, como así
lo desarrolló el legislador del 2000 (Ley 599 de 2000), que las inhabilidades
contenidas en el Código penal, no pueden verse como simples “sanciones” que
tiene por objeto proteger determinadas actividades, especialmente las que
cobijan la función pública, sino que se constituyen en penas. Se dijo
entonces que “[e]s claro que la inhabilitación para ejercer cargos públicos
por haber cometido un delito constituye una pena, pues así la define con
precisión el ordinal 3º del artículo 42 del Código Penal, que dice que la
interdicción de derechos y funciones públicas es una pena accesoria cuando
no se establezca como principal”. (Énfasis agregado).
35. Hasta este punto debe entenderse entonces que i) cuando las
inhabilidades se imponen como castigo o consecuencia de la comisión de un
delito, y se establecen así por el legislador, se constituyen en penas accesorias
(artículos 43 y siguientes de C. Penal); ii) tanto a las penas principales, como a
las accesorias, les es aplicable la prohibición constitucional contenida en el
artículo 28 de la Constitución, esto es, en ningún caso podrán ser
imprescriptibles; iii) el artículo 28 tiene una estructura cerrada que la hace
especialmente resistente frente a aquellas razones que intenten desplazarla; iv)
si en gracia de discusión se admitiera la posibilidad de derrotar el contenido
del artículo 28 mediante la adopción por parte del legislador una pena,
principal o accesoria perpetua, la Corte afirma que en los intereses o derechos
relevantes en el examen de proporcionalidad, deberá considerarse siempre el
derecho a la dignidad humana, dado que la perpetuidad o imprescriptibilidad
de las penas, afecta de modo significativo el propósito de resocialización de la
pena que se ata a dicho fundamento axial de la Carta.
40. Si se entiende, como se dijo antes, que las penas accesorias no pueden
ser intemporales por contrariar la Constitución Política, es importante concluir
que las inhabilidades antes descritas, lo son. Prima facie, como se planteó por
el demandante, desconocen el contenido superior descrito en el artículo 28
inciso final de la Constitución Política que prohíbe en cualquier caso las penas
imprescriptibles, y, en efecto, por penas imprescriptibles se entienden aquellas
penas (principales o accesorias) que no tienen fin, no terminan o se perpetúan
en el tiempo.
43 Idem, pág. 5.
44 Idem, pág. 5.
32
48 En la sentencia C-345 de 2019 la Corte unificó los pasos a seguir en cada uno de los niveles de intensidad
del juicio de proporcionalidad.
49 En diferentes instrumentos internacionales ratificados por Colombia se establecen las garantías de los
menores de edad. La Declaración Universal de Derechos Humanos consagra entre otras las garantías a la
igualdad, la dignidad y la vida (arts. 1º, 3º y 7º). En la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre se habían realzado los derechos a la vida, la igualdad y la dignidad (arts. I y II) y que todo niño tiene
derecho a protección, cuidados y ayuda especiales (art. VII). El Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos exhorta a los Estados Partes a respetar y a garantizar, sin distinción alguna (art. 2º), entre otros, los
derechos de todo niño a que se adopten las medidas de protección necesarias que su condición requiere, tanto
por parte de su familia como de la sociedad y el Estado. Se consagra además el derecho de todas las personas
a la igualdad, sin distinción, y la prohibición de cualquier forma de segregación (art. 26). La Convención
Americana sobre Derechos Humanos reiteró la obligación de los Estados americanos de proteger los derechos
de los niños y adoptar las medidas de protección que su condición requiere (art. 19). El Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (diciembre 16 de 1966) con relación a los derechos de la niñez y
de los adolescentes, donde se reitera que se deben adoptar medidas especiales para su protección (art. 10). El
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador de noviembre 17 de 1988), señala que los
Estados partes se comprometen a brindar una adecuada protección al grupo familiar y, en especial, a adoptar
medidas especiales de protección para los adolescentes, a fin de garantizar la plena maduración de su
capacidad física, intelectual y moral (art. 15). Cfr. Sentencia C-177 de 2014. Además, la Convención sobre los
Derechos del Niño, en su preámbulo consagra que el niño “[…] necesita protección y cuidado especial”. Por
ello, establece en su artículo 3º un deber especial de protección, en virtud del cual “[…] los Estados Partes se
comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo
en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley”.
50 Sentencia C-177 de 2014.
35
54. La medida pretende evitar que personas que han cometido esta clase de
delitos, tenga contacto en el futuro con menores de edad. En efecto, el interés
superior del menor y su protección de quienes han sido condenados por la
comisión de delitos contra los menores de edad. Tal finalidad, por encontrar
apoyo en un propósito de valor constitucional significativo puede calificarse
como imperiosa.
71. Visto lo anterior, es claro para la Corte que la competencia otorgada por el
artículo 1° de la Ley 1918 de 2018 al Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar, tal y como señalaron los demandantes, desconoce el principio de
legalidad (artículo 29 C.Pol), pues la competencia para “definir aquellos
cargos, oficios o profesiones que teniendo una relación directa y habitual con
menores de edad son susceptibles de aplicación de la inhabilidad por delitos
sexuales cometidos contra menores” no puede ser ejercida por el ICBF sino
por el Congreso de la República.
Acotación final
74. Teniendo en cuenta que los demás cargos propuestos por el demandante
tuvieron como fundamento la argumentación general de inexequibilidad sobre
el artículo 1°, y tal y como se advirtió, la norma es constitucional en el
entendido antes referido, exceptuando la expresión “en los términos que
establezca el instituto Colombiano de Bienestar Familiar o quien haga sus
veces” contenida en la referida disposición; las demás disposiciones acusadas,
esto es, los artículos 3° y 4° se declararán constitucionales por los cargos aquí
analizados, exceptuando la expresión “por el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar” contenida en el artículo 4° mencionado y el artículo 2°
que se declarará inexequible dada la motivación previamente expuesta.
Síntesis de la decisión
VII. DECISIÓN
RESUELVE
Magistrado Ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS.
El fallo argumentó, en los puntos a los que se refiere esta aclaración de voto,
que la inhabilidad contemplada en la ley parcialmente demandada constituye
una pena accesoria puesto que será impuesta por un juez penal de
conocimiento como consecuencia de la comisión de delitos contra la libertad,
integridad y formación sexuales de un menor de edad. En efecto, el Legislador
ya ha reconocido algunas inhabilidades como penas accesorias (artículos 44 y
48
Estas sanciones pueden ser impuestas como penas accesorias, sin embargo, no
siempre lo son. En efecto, el artículo 52 del Código Penal establece que “[l]as
penas privativas de otros derechos, que pueden imponerse como principales,
serán accesorias y las impondrá el Juez cuando tengan relación directa con la
realización de la conducta punible, por haber abusado de ellos o haber
facilitado su comisión, o cuando la restricción del derecho contribuya a la
prevención de conductas similares a la que fue objeto de condena”. Como
puede observarse, su consideración como penas accesorias depende de que el
juez las imponga ligadas a una pena principal y por las razones previstas en
esta disposición.
51
Con todo, un sector importante de la doctrina critica las penas accesorias por
su escasa o inexistente relación con los delitos cometidos, por lo que el fin
preventivo se vería anulado. Sin embargo, en el caso que ocupó el análisis en
el fallo de la referencia, no se trataba de la imposición aleatoria de una
sanción, el Legislador impuso una pena accesoria relacionada con el injusto.
En ese sentido, el criterio preventivo es central y, sin duda, mantener esta
medida en el escenario penal es la opción más garantista para el destinatario72.
68 Robert, S. T., & Farguharson, R. G. Pena principal y accesoria de los delitos electorales. Revista de
Derecho Electoral, [en línea]. 2019. (28), 6. https://www.tse.go.cr/revista/art/28/trejos_gonzalez.pdf
[consulta 20-11-2020].
69 Maldonado, Francisco. Penas accesorias en derecho penal. Ius et Praxis, [En línea]. 2017. 23(1), 305-366.
https://dx.doi.org/10.4067/S0718-00122017000100010 [consulta 20-11-2020].
70 Maldonado, F. op. cit.
71 Mapelli Caffarena, B. (2006). Las penas accesorias o la accesoriedad punitiva. Revista de estudios
penitenciarios, Extra 1, [En línea]. 59-74. http://hdl.handle.net/11441/51021 [consulta 20-11-2020]
72 Sobre el punto, ver Seitún, Diego. «El Registro Central de Delincuentes Sexuales Naturaleza Jurídica y
aplicación en el tiempo». InDret, [en línea], 2020, Núm. 4,
https://www.raco.cat/index.php/InDret/article/view/375601 [Consulta: 26-11-2020]. Este texto ilustra los
problemas constitucionales que surgen cuando se trata de medidas “administrativas” o “civiles” (“regulatory
measures”) y adelanta un interesante ejercicio comparado.
52
3.3. De acuerdo con esta breve caracterización, las inhabilidades y las penas
accesorias tienen una naturaleza diferente. No toda inhabilidad supone la
imposición de una pena accesoria, ni toda pena accesoria materializa una
inhabilidad. En realidad, para que ambas figuras coincidan se requiere que la
inhabilidad sea impuesta como pena accesoria en el marco de un proceso
penal. Lo anterior implica que las inhabilidades-requisito75 que exige la ley
para determinada relación con el Estado no se pueden entender como penas, ni
principales ni accesorias, aunque se refieran a condenas penales o
disciplinarias previas.
que se destacan los datos empíricos y los intereses, no sólo del destinatario
directo de la medida, sino de las víctimas actuales y potenciales, asunto que
sin duda corresponde a un interés público.
4.2. Con todo, debido a la severa limitación de los derechos del condenado
que este tipo de medidas puede generar (por ejemplo, existen debates sobre
los derechos al honor, al buen nombre, a la intimidad, a la privacidad, a la
dignidad, a la no discriminación, al trabajo y múltiples discusiones sobre la
proporcionalidad de la sanción) y como parte del análisis de proporcionalidad
-en particular en el componente de proporcionalidad en sentido estricto-, es
78 Ver entre muchas otras, las Sentencias C-290 de 2019 (M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado), C-015 de 2018
(M.P. Cristina Pardo Schlesinger), C-091 de 2017 (M.P. María Victoria Calle Correa).
79 Sentencia C-108 de 2017 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).
80 Informe de ponencia para primer debate en el Senado de la República. Gaceta del Congreso 214 del 5 de
abril de 2017.
55
En este punto es importante recordar que, en este caso, la razón para declarar
la inexequibilidad de la pena accesoria para quienes hayan sido condenados
por cometer delitos sexuales contra NNA, consistente en la restricción de
acceso para ejercer cargos, oficios o profesiones que tengan una relación
directa y habitual con menores de edad, fue el carácter permanente de la
medida, límite indiscutible según lo ha establecido la Constitución y la
jurisprudencia de esta Corte. Con todo, existen elementos para que el
Legislador pueda, dentro de su margen de configuración, reforzar la
protección de esos bienes jurídicos, en consideración a la situación, pero
definiendo tiempos razonables para restablecer la vigencia de los derechos de
quien cumple la pena. En particular, es claro que la protección de los intereses
de las víctimas -que son NNA- es un interés público, además la dramática
recurrencia de la violencia sexual y la necesidad de su prevención deben
ponderar ese interés con el de los destinatarios de las eventuales medidas
81 Traducción libre de National Institute of Corrections - U.S. Department of Justice. (2011). Evidence-
Based Policy, Practice, and Decisionmaking: Implications for Paroling Authorities.
https://info.nicic.gov/nicrp/system/files/024198.pdf , [consulta octubre de 2020].
82 Nancy Cartwright y Jeremy Hardie. Evidence-Based Policy: A Practical Guide to Doing It Better.
Oxford: Oxford University Press, 2012. p. 157 (traducción libre).
83 Bar-Siman-Tov, Ittai. 2016. “The Dual Meaning of Evidence-Based Judicial Review of Legislation.”
Theory & Practice of Legislation 4 (2): 107–33. [consulta octubre de 2020]
doi:10.1080/20508840.2016.1249679.
56
84 Ver European Union Agency for Fundamental Rights. (2015). Handbook on European Law Relation to
the Rights of the Child. Publications Office of the European Union.
https://fra.europa.eu/en/publication/2015/handbook-european-law-relating-rights-child [consulta noviembre
de 2020]. Una interesante recopilación jurisprudencial en la materia puede encontrarse en European Court of
Human Rights (2011) Child sexual abuse and child pornography in the Court’s case law—research report,
Council of Europe 2011. https://www.echr.coe.int/Documents/Research_report_child_abuse_ENG.pdf
[consulta noviembre de 2020].
85 Sobre el punto, ver las siguientes sentencias del TEDH Casos Bouchacourt vs. Francia, (5335/06),
Gardel vs. Francia, (16428/05), y M.B. vs. Francia (22115/06), todas de 17 de diciembre de 2009.
86 El texto de la normativa y sus antecedentes legislativos pueden consultarse en
https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1041136 [consulta noviembre de 2020].
57
De esta manera, expongo las razones que me llevan a aclarar el voto con
respecto a las consideraciones expuestas en la Sentencia C-407 de 2020,
adoptada por la Sala Plena de la Corte Constitucional.
Fecha ut supra,
Magistrado ponente:
José Fernando Reyes Cuartas
59
1. Con el respeto acostumbrado por las decisiones adoptadas por la Sala Plena,
me permito argumentar por qué salvé parcialmente el voto en este caso, en
relación concretamente con la determinación de limitar temporalmente la
inhabilidad para el desempeño de cargos, oficios o profesiones que involucran
una relación directa y habitual con personas menores de 18 años, prevista por
el Legislador en el artículo 1º de la Ley 1918 de 2018 para quienes hayan sido
condenados por delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales de
niñas, niños y adolescentes.
6. La sentencia, sin embargo, no dio cuenta del porqué presupuso que dicha
inhabilidad era una pena accesoria, contrariando el punto de partida del
análisis de la Corporación en casos similares, y no exhibió una razón clara
que, en sustitución a la hasta ahora disciplinada metodología, permita en
adelante realizar exámenes análogos. A continuación, me referiré a varios
apartados en los que la mayoría trató de justificar su posición, sin que, a mi
juicio, lo haya logrado.
8. Más adelante, en el fundamento jurídico No. 35, se señaló que “i) cuando
las inhabilidades se imponen como castigo o consecuencia de la comisión de
un delito y se establecen así por el legislador, se constituyen en penas
accesorias…”. Lo anterior, pese a que la jurisprudencia de la Corporación ha
estimado que son válidas las inhabilidades intemporales que tienen como
origen la comisión de un delito, como sucede por ejemplo con aquella
derivada del artículo 122 de la Carta, modificado por el artículo 4 del Acto
Legislativo 01 de 2009, y que establece que “… no podrán ser inscritos como
candidatos a cargos de elección popular, ni elegidos, ni designados como
servidores públicos, ni celebrar personalmente, o por interpuesta persona,
contratos con el Estado, quienes hayan sido condenados, en cualquier tiempo,
88Sentencia C-634 de 2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
89Tal como se evidencia con la mera formulación del problema jurídico: “¿la pena accesoria contenida en el artículo
219-C del Código Penal… desconoce la dignidad humana pues: i) constituye una pena cruel e inhumana
(artículo 12 C.Pol), ii) vulnera el derecho a la intimidad y al buen nombre (artículo 15 C.Pol), iii) desconoce
la prohibición constitucional de penas imprescriptibles (artículo 28 C.Pol) y iv) afecta el debido proceso
(artículo 29 C.Pol).?” Negrilla fuera de texto.
61
9. En un último intento por dar cuenta del porqué la inhabilidad del artículo 1º
de la Ley 1918 de 2018 era una pena accesoria, se indicó en el fundamento
jurídico No. 44 que así lo era pues (i) se impone por el juez penal de
conocimiento, (ii) es considerada como una pena accesoria por parte del
Legislador y (iii) tal postura se funda en lo sostenido en la Sentencia C-280 de
1996, según la cual “[e]s claro que la inhabilitación para ejercer cargos
públicos por haber cometido un delito constituye una pena, pues así la define
con precisión el ordinal 3º del artículo 43 del Código Penal, que dice que la
interdicción de derechos y funciones púbicas es una pena accesoria cuando no
se establezca como principal.” Al respecto, encuentro que las razones
expuestas carecen por completo de la fuerza que se les pretende dar.
12. Con este argumento, de plano, la Sala hizo caso omiso no solo de la
distinción de una sanción respecto de una inhabilidad originada en un acto
sancionador previo, sino de la línea jurisprudencial que ha avalado este tipo
de inhabilidades, que se encuentran incluidas incluso en la misma
Constitución.
18. Esta segunda tesis, es la que me permite valorar que la Sentencia C-407 de
2020, pese a su errática y dubitativa línea argumentativa, no puede significar
una modificación a la línea jurisprudencial sobre la distinción conceptual entre
inhabilidades y sanciones penales, ni sobre la posibilidad constitucional de
que el Legislador, conservando una relación medio - fin que la Corte
Constitucional deberá analizar con extrema rigurosidad en cada caso,
establezca inhabilidades intemporales, incluso si estas tienen un origen
sancionatorio.
Fecha ut supra