2° Cuatri Desgrabaciones Clases de Práctico
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DESGRABACIONES:
SEMANA 1
CLC – SEMANA 1 – Martín Mogaburu
SEMANA 2
17/08/2020 – El síntoma en el caso Dora.
El caso Dora es un historial paradigmático en Freud, y lo que vamos a trabajar
en esta ocasión es qué nos enseña Freud sobre el síntoma en este caso.
Antes de comenzar, realizaremos una breve contextualización sobre el texto.
Lo escribe en 1901 y lo publica en 1905, siendo intermedio entre La interpretación de
los sueños (1900) y Tres ensayos de teoría sexual (1905). Se corresponde con el
comienzo del 2º tiempo en Freud (1900-1920), donde ya está conceptualizado el
inconsciente y empieza a poner en práctica la técnica de la interpretación junto con su
complemento, del lado del paciente, de la asociación libre. La idea de Freud era que,
haciendo consciente lo inconsciente mediante la interpretación, se iban a eliminar los
síntomas. Sin embargo, se encuentra en la clínica con que los síntomas no ceden, y
algo de ello va a ubicar en este caso.
El motivo por el que Freud publica este caso es para intentar demostrar la
teoría de que mediante la interpretación se puede acceder a eso reprimido
inconsciente, y de esta forma, accederíamos al determinismo de los síntomas, a saber,
qué hay detrás de los síntomas. En este sentido, explica que los síntomas quieren
decir algo y los va a ir a descifrar tal como lo hace con los sueños. Por otro lado, va a
postular una hipótesis central en el epílogo, página 100: “La sexualidad (…) es la que
presta la fuerza impulsora para cada síntoma singular y para cada expresión singular
del síntoma. Los fenómenos patológicos son, dicho llanamente, la práctica sexual de
los enfermos”. Se debe entender la sexualidad en términos de trauma, es decir, en
relación a lo energético, a lo excesivo para el aparato que no se puede terminar de
tramitar; esa energía que irrumpe en el aparato y no puede descargarse. Es
interesante esta referencia porque Freud dice que lo traumático va a ser la fuerza
impulsora, aquello que va a impulsar a la formación de síntomas. También
hacemos hincapié en lo que conocemos como la psicopatología de lo singular, ya que
Freud en este texto menciona que el síntoma es lo más singular de cada quien.
Para comenzar a trabajar sobre lo que nos enseña el síntoma en este caso, es
importante poder situar cuatro ejes orientadores. El primer eje, el más importante, va a
ser que toma al síntoma como un compuesto de elementos heterogéneos, pero
esto lo menciona como tal en 1917 en “Nuevos caminos de la terapia analítica”, y en el
presente historial de Dora es que sienta el precedente. Ahora bien, Freud se pregunta
si el síntoma histérico tiene un origen psíquico o somático, y, en la página 37 dice:
“Todo síntoma histérico requiere de la contribución de dos partes. No puede
producirse sin cierta solicitación {transacción} somática brindada por un proceso
normal o patológico en el interior de un órgano del cuerpo”. Acá lo que postula es que
hay una parte del síntoma que se corresponde con una cuestión somática, del
cuerpo, y dice que esto sólo se produce una sola vez, porque es la parte más fija del
síntoma. Por otro lado, plantea que los sentidos, es decir, el valor psíquico de ese
síntoma, no están de entrada: “El síntoma histérico no trae consigo este sentido, sino
que le es prestado, es soldado con él, por así decir, y en cada caso puede ser diverso
de acuerdo con la naturaleza de los pensamientos sofocados que pugnan por
expresarse” (p. 37). En resumen, el síntoma está compuesto por un elemento
somático y por un sentido. El elemento somático tiene que ver con una zona del
cuerpo, con un órgano; refiere a esa zona erógena que va a ser la condición para la
salida a lo corporal. En cambio, los sentidos van a ser soldados por un elemento
fundamental: la fantasía. Es decir, hay dos elementos heterogéneos que se sueldan
por medio de la fantasía.
El segundo eje se ubica en la página 39, y plantea al síntoma como solución.
Explica que en el síntoma hay una ganancia, pero esa ganancia, esa solución, no lo es
para el yo. En un principio, el síntoma es un huésped mal recibido, lo tiene todo en
contra. Luego, en un segundo momento, puede verse si hay una ganancia secundaria
y el sujeto puede servirse de su propio síntoma para obtener un beneficio en el mejor
de los casos. Empero, en la nota al pie de esta página (la cual escribe años después, cuando
ya tiene la conceptualización de ganancia primaria y secundaria) Freud dice:
“El enfermarse ahorra, ante todo, una operación psíquica; se presenta como la
solución económicamente más cómoda en caso de conflicto psíquico (refugio de la
enfermedad), por más que la mayoría de las veces se revele después
inequívocamente el carácter inadecuado de esa salida. Esta parte de la ganancia
primaria de la enfermedad puede llamarse interna, psicológica; es, por así decir,
constante”.
Esta solución económicamente más cómoda no lo es para el sujeto, sino que lo que se
soluciona con el síntoma es el conflicto psíquico, y lo que se satisface y la ganancia
que hay es para la pulsión. En el síntoma hay una satisfacción sustitutiva de la
pulsión, entonces, en este sentido, es una solución.
El tercer eje tiene que ver con los sentidos. En la página 42 Freud plantea que
el síntoma tiene múltiples sentidos, puede tener más de un significado, pero, por lo
menos uno de esos sentidos es de carácter sexual: “va a figurar una fantasía
sexual”. Esto va a introducirlo con la metáfora de odres viejos y vinos nuevos: la parte
de los sentidos es lo más mudable del síntoma, en cambio, la parte somática es lo
más fijo (el odre viejo vendría a referencias lo somático por su fijeza, y el vino nuevo referencia los
sentidos del síntoma como aquello que va cambiando).
El cuarto eje es lo que Freud introduce a partir del síntoma de Dora: existe una
precondición somática. ¿A qué se refiere con esto? Explica que hay una intensa
activación de la zona erógena que va a ser la condición, lo previo, para la posterior
solicitación somática, y es sobre esta precondición somática que se va a montar luego
la fantasía como elemento intermedio que une sentidos y lo somático. Con estos
cuatro ejes ya planteados nos interiorizaremos en el historial propuesto para
descomponer los síntomas de la paciente.
Dora es una muchacha de 18 años, que fue llevada por su padre a analizarse
con Freud luego de haber encontrado una carta de ella en donde expresa no soportar
más la vida, y, prácticamente, se despide. Freud plantea que ya desde niña
presentaba síntomas neuróticos, principalmente, desde los 8 años que sufre disnea. A
los 12 años comienza con una tos nerviosa que va variando, y hasta pasa por
momentos de una afonía total. Esta tos nerviosa es el síntoma prínceps de Dora.
Con respecto a la familia de Dora y su situación: tenía un hermano, a su madre
y su padre. Su padre había sufrido de distintas enfermedades, por lo cual se ve
incrementada la ternura hacia su padre. A causa de una de estas enfermedades, se
mudan a la ciudad B., donde conocen y contraen amistad con el matrimonio del señor
y la señora K, al punto de que Dora cuida de sus hijos. Lo que más le preocupa es la
relación de la señora K con su padre. Por otra parte, Freud interpreta y sostiene que
hay un enamoramiento de Dora por el señor K. Sin embargo, trataremos de abocarnos
a los síntomas de Dora y no a todas las interpretaciones del historial.
Naparstek, en el teórico propuesto para esta semana, se pregunta si estos
diferentes síntomas que tiene Dora se tratan, justamente, de distintos síntomas, o de
múltiples sentidos de un mismo síntoma (distintos disfraces psíquicos de un mismo
síntoma). Retomamos esto para comenzar a descomponer el síntoma de Dora.
Respecto de los sentidos, Freud ubica el determinismo de los síntomas y los
distintos sentidos en los síntomas de Dora, al mismo tiempo en que ubica las
identificaciones en juego. Por otro lado –recordemos-, dice que uno de esos sentidos
tiene un significado sexual: es un sentido que refiere a una fantasía sexual y que
encuentra en el síntoma de la tos nerviosa. ¿Cómo lo encuentra? A partir de una
palabra que suelta Dora en la entrevista; cada vez que habla de su padre toce de una
manera particular y, en un encuentro dice que la señora K está con su padre porque
es un hombre con recursos. En esta palabra -por un parecido en la lengua alemana-
Freud interpreta que dice que su padre es un hombre sin recursos. Dora toma esta
intervención y explica que ella sabía de la impotencia sexual de su padre. A ello, Freud
le repregunta cómo es que tiene relaciones con la señora K, por lo que Dora responde
que hay otras formas de satisfacción sexual, haciendo referencia a la zona oral. En
este sentido, Freud toma este síntoma como aquel donde se representa la escena
sexual entre la señora K y su padre vía sexo oral. Empero, con esta tos espasmódica
Dora responde a un estímulo, que es un cosquilleo en la garganta: representa la
escena fantaseada y responde a un estímulo corporal. Con esto Freud quiere decir
que, en todos los síntomas, en la base está la solicitación somática (cosquilleo en la
garganta).
SEMANA 3
2. El complejo paterno.
Freud, en este punto, empieza a delimitar el conflicto entre la sexualidad y
el padre. Nos remitimos al padre por algunas cuestiones que arman cierta matriz
identificatoria simbólica del Edipo que nos permitirá esclarecer un poco el síntoma,
comprenderlo… El padre también estuvo en el ejército donde también tuvo una deuda
con el teniente A y B, deuda paga e impaga porque no cumple con su juramento. Por
otro lado, en la familia se bromeaba que el padre se casa con la madre del paciente,
habiendo tenido que optar por la mujer rica (madre) o por la amada y pobre. Él elige no
desde una posición deseante, sino desde un cálculo; por interés elige a la madre del
hombre de las ratas, porque es rica.
En el relato del Hombre de las Ratas se vislumbra que tiene miedo de que algo
malo le pase al padre, pero éste estaba muerto hace nueve años y el paciente lo relata
como un padre vivo. Nos dirigimos, entonces, a una escena puntual de la infancia
donde está el padre: en el onanismo, en la practica de la masturbación, aparece el
padre como agente de la prohibición de la satisfacción sexual, como agente que
viene a perturbar esa satisfacción, a reprimirlo. El Hombre de las Ratas lo insulta, y el
padre le dice “seras un gran hombre o un gran criminal”, ocupando el lugar de un
padre que prohíbe y pone un límite al goce.
Llegamos al conflicto fundamental: moción sexual vs. figura paterna. Freud
dirá que un amor que deniega la satisfacción se muda en odio. Sin embargo, el odio
no desaparece, sino que es desplazado al inconsciente, teniendo, entonces, la
ambivalencia hacía la misma persona: el amor -corriente tierna- en términos
conscientes, y el odio el término inconsciente. Así, se logra ver que el deseo
inconsciente es el de eliminar al agente perturbador de la satisfacción sexual. Esto es
lo que genera la ambivalencia afectiva, la cual aporta el material que constituye la
base de la duda e indecisión, clásico del obsesivo que lo lleva a postergar
indefinidamente.
Una escena lateral que el paciente dice como al pasar, es que, muerto el
padre, él supo que estaban arreglándole un casamiento: esto fue lo que ocasionó la
enfermedad actual, puesto que encendió una escena de su prehistoria: el padre
eligiendo a la rica por sobre la amada y pobre. Entonces, el conflicto es casarse con
una mujer rica (siguiendo las huellas de la voluntad padre), o casarse con la amada.
Acá se esclarece aún más su síntoma: si se casa con la amada puede ocurrirle algo
malo a su padre en el más allá. Este era su temor: que le pase algo al padre muerto si
se casa con su amada.
Finalizando, Freud dice que enfermando es como el paciente se sustrae de la tarea de
enfrentar el conflicto. La clave es la incapacidad que presenta el obsesivo para
afrontar y decidir asuntos que tengan que ver con la vida, con el deseo, con el estar
presente en la escena (por ejemplo: casarse). Sabemos que, como consecuencia de la
ambivalencia, está la contradicción, la indecisión, la duda, y la postergación del acto
{del acto como sujeto deseante}. En este sentido, Naparstek dice en su libro: “El
deseo del obsesivo es imposible, y el obsesivo le hace imposible la vida al deseo.”
SEMANA 4
LDC Tato, C Semana 4
¿Para qué sirve el sueño de la Bella carnicera? La Histeria nos orienta sobre el
deseo insatisfecho, como estrategia para crearlo y mantenerlo vivo. La histérica
muestra su estructura en la característica del sujeto como sujeto deseante.
📌La lectura freudiana
Empecemos por la lectura que hace Freud en La interpretación de los sueños
(1900). Se corresponde al comienzo del segundo tiempo freudiano, donde
ubicamos las nociones de: inconsciente, represión, formaciones del
inconsciente, interpretación para hacer consciente lo inconsciente. En este
sueño, Freud nos habla del deseo por primera vez y su particularidad como
deseo insatisfecho, no realizado, no colmado. Este sueño le sirve a Freud para
presentar los síntomas histéricos sostenidos por la identificación y nos permite
apreciar la particularidad del deseo en la clínica.
Freud se confronta con una paciente “astuta”, que se presenta bajo la
modalidad del desafío histérico. Así como el Hombre de las Ratas había leído
Psicopatología de la vida cotidiana, la Bella carnicera conocía los trabajos de
Freud acerca de los sueños como cumplimiento de deseo. Se acercó
diciéndole que ha tenido un sueño que no coincide con su teoría en tanto
cumplimiento de deseo. Freud la invita a relatar el sueño y ella relata: quiere
dar una cena y en la heladera sólo tiene un trozo de salmón ahumado. Tras
varias dificultades, tiene que renunciar a la cena. “¿Dónde está el cumplimiento
de deseo allí?” Le pregunta. Freud responde que, en apariencia tiene razón,
pero la invita a trabajar el sueño, asociando.
🐷🍕La paciente empieza a asociar, comenzando por su marido, quien es
carnicero y está enamorado de ella. Aparece algo de lo que ella se priva hace
ya mucho tiempo: tiene deseos de comer todos los días un sándwich de caviar,
y está convencida que si lo pidiera, el marido se lo daría… pero no se lo pide
para que no se lo de. Freud dice que parece que la mujer se ve en la necesidad
de mantener un deseo insatisfecho.
👧👗Esto también aparece en el relato con su amiga “la flaca”, de quien el
marido habla bien. Ella quien le pregunta: “¿Cuándo vuelve usted a invitarnos?
¡Se come tan bien en su casa!” (p. 166). Si recordamos el sentido en el sueño,
que es no dar una comida, el deseo de la paciente sería decirle que no a la
demanda de la amiga, no engordar a la flaca y satisfacer a su marido (a quien
le gustan las redondeces).
🐟🍣Por otra parte, Freud pregunta por el trozo del salmón ahumado. La
paciente dice que es el plato preferido de la amiga. Además, ubica que la
amiga se priva del salmón como ella del caviar.
Ambas, rechazando su deseo de caviar o salmón, consiguen mantener su
deseo insatisfecho. Freud explica que el deseo de salmón ocupa en la
economía psíquica libidinal de la flaca, el mismo lugar que el caviar para
la Bella carnicera. Así, presenta la identificación histérica, la identificación por
infección psíquica vista en Dora y en Psicología de las masas y análisis del Yo.
Sin embargo, recordemos que este texto es previo a los mencionados. En
1900, en este sueño, ubica que la identificación histérica es la que hace
comunidad: en el inconsciente la Bella carnicera, ocupa el mismo lugar
que la flaca en el deseo.
así:
La noción del deseo insatisfecho y la noción de pregunta van de la mano,
enlazados entre sí, la Bella carnicera da pruebas de esto. Ella le señala al
marido su deseo, pero a la vez le indica que ese deseo no lo quiere satisfacer.
Entonces aquí tenemos que el deseo es el deseo del Otro.
Vamos a leerlo con la dialéctica del deseo y la demanda. Lacan en La dirección
de la cura dice que el deseo está más allá de la demanda.
Necesidad 🙊, demanda 💬 y deseo 💫
Sabemos que la “necesidad” en el sujeto, en el ser hablante, está perdida
por ser sujeto del lenguaje 🙊. En el ser humano, la necesidad es puesta en
palabras: para comer hay que hablar, pedirlo con palabras. La supuesta
necesidad del sujeto se transforma en “demanda” a partir de ponerlo en
palabras💬. El bebé nace, y el que pone la necesidad en palabras es el Otro: el
bebé llora y el otro interpreta poniendo en palabras, “tiene hambre”.
Pero no toda necesidad se puede decir, es por ello que se constituye el
“deseo”💫. Esta es la idea socrática de “solo deseamos aquello que nos falta”,
si lo tuviéramos no lo desearíamos. Cuando estamos en el campo del deseo,
siempre está la falta en juego: se desea porque hay falta 💲.
Así, la histérica misma se transforma en falta para un hombre, para que el
hombre la desee. Ella lo seduce, le llama la atención y cuando el hombre la
busca, ella se corre, asegurándose que él desee. Es lo que se llama la
sustracción histérica. La histérica se sustrae para generar el deseo.
🌊💰👀Lacan habla de Agalma, que podría representarse en los griegos como
un cofre en el fondo del mar, que hace creer que adentro hay algo valioso.
Podemos pensar a la histérica en este lugar agalmático que hace que crea que
hay algo valioso en tanto deseo.
Sabemos que el deseo está articulado en los significantes de la cadena, pero
no es articulable en el sentido de que no puede ser puesto en palabras. Por
eso, Lacan dice que el deseo es articulado, pero no articulable.
¿Cómo se presenta la dialéctica de la demanda y el deseo en el
obsesivo?, ¿Y en la histérica?
☛El obsesivo se evade del deseo, poniendo las cosas en el campo de la
demanda. La histérica intenta romper la demanda para hacer aparecer
algo del deseo.
☛El obsesivo le hace la vida imposible al deseo. La histérica vivifica al
deseo en tanto insatisfecho.
El obsesivo es especialista en matar al deseo del Otro, reduciéndolo a la
demanda. Él dice: “tus deseos son órdenes”, transforma los deseos en
órdenes, busca la completud del Otro para no confrontarse con la falta, que es
lo que lo angustia. El obsesivo intenta construir un Otro no tachado, completo;
por ello es especialista en matar el deseo del Otro.
En cambio, la histérica busca ubicar la falta en el Otro, está convencida de que
la manera de ser un ser deseante, es que ese deseo se mantenga insatisfecho.
Por eso produce situaciones en que el deseo se ponga en juego en relación
con el Otro. Se dedica a provocar el deseo del Otro para mantenerlo
insatisfecho. Es una trabajadora por el bien del deseo, por mantener vivo el
fuego del deseo.
✒Voy a terminar con una frase de Lacan sobre el deseo, ubicado en el
Seminario 5 (página 374): “Por decirlo todo, cada cual tiene su pequeño deseo
más allá, tan solo está más o menos intensificado. Pero, en el caso especifico
del histérico, el deseo como más allá de toda demanda, es decir, en tanto
que ha de ocupar su función en calidad de deseo rehusado, desempeña un
papel de primerísimo orden. Nunca comprenderán ustedes nada de una o un
histérico si no parten de este primer elemento estructural.”
SEMANA 7
Semana 7 – Pablo Olivero
SEMANA 8
LDC Liberman, D Semana 8
SEMANA 11
Semana 11 – CLC
✒Tarrab. Producir nuevos síntomas
✒Berger. Del ataque de pánico a la angustia como brújula.
SEMANA 15
CLC – SEM 15 – Lujan.
FREUD DESDE LACAN.
Entrevista a Lacan (1974): Entrevista en la revista Panorama. En Revista
Lacaniana. Publicación de la EOL (pp.9-17). Año XII. Número 22. Abril de
2017.
Este texto se trata de una entrevista publicada en 1974, en la revista italiana Panorama y
está destinada a lectores no especializados. Es una entrevista realizada a Lacan, llevada
a cabo por Emilio Gran Soto. La revista panorama le ha solicitado a Lacan hablar de
psicoanálisis, hablar acerca de su método de la palabra como tratamiento de la neurosis,
de los miedos, las angustias y cuestiones muy ligadas a la época. Por otro lado, tome
algunas “palabras claves”, que me permiten guiar el desarrollo de esta presentación.
Hice una lectura con una mirada más bien integral de este material que se ajusta a
preguntas y respuestas. No nos detendremos en cada una de las preguntas, pero si
focalizaremos en algunos conceptos más relevantes que están en relación a la
sexualidad, síntoma, inconsciente y la clínica por la singularidad, que han sido los temas
centrales que han trazado como el mapa de nuestro programa.
Ya de entrada, vamos a ver cómo Lacan pone todo el acento en su reconocimiento a la
importancia de ese gran descubrimiento freudiano que es acerca de la sexualidad
infantil, como así también del inconsciente. Estos conceptos, estas ideas ya
desarrolladas en la obra freudiana es (un poco) lo que nos permite pensar la doctrina y
la clínica psicoanalítica como una práctica que se distingue de otras. Al respecto,
Lacan hará referencia y dirá que, el psicoanálisis es una práctica que se ocupa de lo
que no anda. En relación a esto, lo que no anda es este gran hastío; y con este gran
hastío vamos a ver cómo se liga al concepto de sexualidad como también al de la
civilización, al malestar en la cultura, ya presentes en sus formulaciones
Esto es importante para que podemos pensarlo en relación a las cuestiones de la época, a
esta época actual y capitalista, a la época globalizada, que promueve y ofrece una serie
de objetos garantizando esa falsa promesa de satisfacer toda la demanda, sobre todo
con los objetos tecnológicos que, cada vez se escuchan más los efectos sintomáticos que
éstos producen. Esta relación del sujeto con el objeto, es bastante frecuente escuchar en
nuestro consultorio las angustia que provoca el estar enredados entre las redes sociales,
que se ponen esas entrecrucijadas.
Podemos pensar que la época, de algún modo, acompaña los movimientos, la época se
modifica según su singularidad y, en relación a esto, es importante cómo leer el
inconsciente a la subjetividad de la época. Esto un poco lo hemos hablado cuando
hemos transmitido y hemos trabajado los historiales clínicos, había que pensarlo según
la época en la cual Freud estaba allí formulando sus conceptos psicoanalíticos.
Además, Lacan dirá que este gran hastío viene a denunciar cierto malestar propio
de la civilización moderna, lo que se podría ubicar allí como esa gran fatiga de vivir.
Entonces, podemos decir que esto se enlaza a una época marcada por la caída de los
ideales, ideales poco potentes, que conlleva la dificultad en la transmisión del deseo.
Vemos que, cada vez más es posible ubicar el aislamiento de lo individual al ser social,
en esto donde los lazos sociales son bastante lábiles.
Entonces, las cuestiones que acabo de mencionar son: la sexualidad (donde no hay
complementariedad entre los cuerpos ni con el propio cuerpo), el malestar en la cultura,
en la civilización (este gran hastío inherente a la cultura y a la civilización). Estas son
las cuestiones por las cuales un individuo/persona/sujeto se ve motivado a consultar. En
principio, se solicita una entrevista con un terapeuta para poder hablar de esto que le
está sucediendo. Pensando en este contexto de pandemia, esto está muy a flor de piel,
así que es algo que nos toca muy de cerca. En ese primer pedido de consulta, vamos a
ver qué le está sucediendo, qué no comprende, qué lo angustia, sus miedos, miedos de
sus pensamientos, la pregunta por la muerte… ¿Por qué? Porque este contexto, este
fenómeno disruptivo para el psiquismo, está enlazado a la muerte, y recordemos que, en
el inconsciente, no contamos con esos significantes que puedan dar cuenta de la
sexualidad y la muerte. Además, de acuerdo a la posición subjetiva de cada quien,
vamos a poder escuchar un síntoma insatisfecho, la queja histérica, los pensamientos y
el temor obsesivo, todas estas cuestiones por las cuales se consulta pero que, además, en
esa primera consulta donde se conoce al terapeuta, tiene que haber un encuentro muy
particular, especial, de estrecha confianza, en la que permita poder construir un armado
y una demanda de análisis. Es decir, esa primera consulta es un poco llevar al campo del
Otro, a un Otro al que se le supone un saber, este Otro social, el poder hablar de esto
que le sucede, de esto de no comprender aquello que le sucede.
Aquí, Lacan va a poner énfasis en el valor en la palabra del paciente, en la palabra del
sujeto en relación a la cura por la palabra. El autor dirá: “El neurótico es un enfermo
que se cura con la palabra, y sobre todo con la suya (…) La palabra es la gran fuerza
del psicoanálisis” (p. 10).
En relación a esto, la palabra no es hablar por hablar, no es sólo por hablar que uno se
cura, sino que es en el decir en análisis, es en el valor que toma ahí la palabra, esa
palabra enlazada a la transferencia. Es decir, el discurso psicoanalítico está sostenido
por los distintos significantes, en esa articulación sí de la cadena de los
significantes. Allí, el sujeto puede poner en juego sus S1, sus significantes amo. En
otras palabras, para que el discurso psicoanalítico se ponga en juego, es necesario que
el síntoma se ponga en transferencia, en ese lazo transferencial de características
amorosas, de lo amoroso con ese Otro. El analista ofrece su escucha y ese espacio
donde el sujeto se encuentra a solas con sus voces, con su falta y con aquello que le
sucede. Allí, se trata de una relación de estrecha confianza -dirá Lacan-, sobre todo, de
un intercambio en el sentido de que uno habla y el otro escucha, pero también hay
silencios. Además, ese que escucha no tiene ideas, no pone sentidos allí; está dispuesto
a dar respuestas a aquellas preguntas que provoca con sus intervenciones sutiles,
intervenciones que son parte de la estrategia. De este modo, en ese decir del paciente,
del sujeto, es lo que le va a permitir interrogarse por su posición subjetiva y poder
desplegar cierta pregunta en relación a su propio deseo.
Una cita de la pagina 11: “(…) en ese inconsciente, el que habla es un sujeto en el
sujeto, aquel que hace el verdadero trabajo en análisis es aquel que habla, el sujeto
analizante”. Bien, Lacan va a señalar también que “El descubrimiento del psicoanálisis
es el del hombre como animal hablante” (p. 13), no está inmerso en el discurso, en la
estructura del lenguaje, es decir, es un sujeto dividido efecto del significante en el
cuerpo y mortifica.
Retomo una cita de Conferencias en Ginebra sobre el síntoma, de Intervenciones y
texto 2, página 126: “(…) la manera en la que la lengua fue hablada y también
escuchada por tal o cual en sus particularidades. Es, si me permiten emplearlo por vez
primera, en ese materialismo (materialismo de la palabra) dónde reside el asidero del
inconsciente –quiero decir que es lo que hace que cada cual no haya encontrado otra
manera de sustentar lo que recién llame el síntoma”.
En relación a la sexualidad, esta sexualidad infantil perversa polimorfa, va a decir que
los síntomas neuróticos (en las distintas modalidades de presentación subjetiva y de
satisfacción sustitutiva) vienen como respuesta, como una defensa a ese goce de
carácter sexual. En el mismo texto y misma página, Lacan señala que Freud enfatiza que
“el niño descubre primero esa realidad sexual en su propio cuerpo (…) sus primeras
erecciones. Ese gozar primero (…) El inconsciente fue un invento de Freud. Un invento
en el sentido en que es un descubrimiento vinculado al encuentro que tienen ciertos
seres con su propia erección (…) El encuentro con su propia erección es lo más hetero
que hay (…) Su síntoma es la expresión, la significación de ese rechazo” (p. 126-8).
Aquí me parece que es interesante que podamos volver a evocar el caso Juanito para
poder describir y recrear esto con su historial. Juanito, conmocionado con su propio
goce, con ese pene que se mena, irrumpe su angustia. Ahí, Juanito, está a solas con su
goce. Posteriormente al surgimiento de la angustia, Juanito elabora una fobia como
síntoma, en relación a que esto le permite que la angustia pueda acotarse; esto le
permitirá arreglárselas un poco mejor y andar en la vida un poco menos angustiado.
También, en relación a la sexualidad, al inconsciente, a este malestar inherente, en
relación a la posibilidad de curar la neurosis, esa no complementariedad sería lo que
invalida -desde el punto de vista psicoanalítico- esa promesa de curación total y
vertiginosa de un tratamiento.
Esto puede pensarse en relación a la época actual, ya que no existe la receta de la
píldora mágica, sino que se trata de otra cosa. Es por el valor y la fuerza de (y en) la
palabra del paciente que se permite hacer algo, ciertos arreglos siempre singulares, con
aquello que le pasa y, de algún modo, encontrar en su decir en análisis algo en relación
a ese nudo de la verdad, ese rasgo singular para ese sujeto. Aquí, en las vueltas de un
análisis en el que el sujeto se interroga por su propia posición subjetiva y en relación
también al deseo y al inconsciente, se trata de poder encontrar allí una invención, el
saber hacer con aquello que le sucede y padece. Son creaciones singulares, sostenidas y
soportadas, por el entusiasmo; es el poder hacer con ese “gran hastío”.
De este modo, el poder hacer la vida más amigable, está en relación a cómo el análisis
empuja al imposible, al poder comprender y aceptar que ese ideal de felicidad no es
posible, que siempre hay un punto de imposibilidad, que aquello que queremos y
deseamos no siempre es permitido.
Para concluir, este saber hacer nos ha tocado muy de cerca en este contexto pandémico
que se presentó de una manera muy disruptiva; ese fenómeno incalculable que abre toda
esta cuestión de la incertidumbre, donde al discurso de la ciencia como discurso amo
nos ha dejado sin respuestas, al punto de que todavía no puede encontrar una solución, y
todas las problemáticas son del orden afectivo y emocional (enfrentarse a las pérdidas
de seres amados, dificultad de no acompañar). En este punto, hemos hecho lo que
hemos podido con eso que se presenta de manera compleja. Todas estas situaciones han
cobrado valor de trauma, ¿por qué? Porque sabemos que, en el inconsciente, los
significantes que den cuenta de la muerte y la sexualidad, no están. No hay allí
representación para estos significantes, con lo cual, esto nos confronta con esto tan
disruptivo; pero, hemos podido hacer.