La Conquista Del Desierto

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“ La conquista del desierto”

Por Felipe Pigna

Los primitivos dueños de la tierra venían resistiendo la conquista del hombre blanco desde la llegada de Solís,
en 1516. Don Pedro de Mendoza debió abandonar Buenos Aires en 1536 por la hostilidad de los pampas. Sólo
a partir de la creación del virreinato y la consecuente presencia de un poder político y militar fuerte, fue posible
establecer una línea de fronteras con el “indio” medianamente alejada de los centros urbanos.

Rosas, haciéndose eco de las demandas de sus colegas estancieros sobre los constantes robos de ganado
por parte de los indios, encabezó la primera “conquista al desierto”.

Entre 1833 y 1834, al concluir su primera gobernación, Juan Manuel de Rosas, emprendió la primera campaña
financiada por la provincia y los estancieros bonaerenses preocupados por la amenaza indígena sobre sus
propiedades.

La expedición contó con el apoyo de las provincias de Córdoba, San Luis, San Juan y Mendoza. Rosas
combinó la conciliación con la represión.

Pactó con los pampas y se enfrentó con los ranqueles y la Confederación liderada por Juan Manuel Calfucurá.
Según un informe que Rosas presentó al gobierno de Buenos Aires a poco de comenzar la conquista, el saldo
fue de 3.200 indios muertos, 1.200 prisioneros y se rescataron 1.000 cautivos blancos.

Hasta la caída de Rosas se vivió en una relativa tranquilidad en las fronteras con el indio, pero a partir de 1853
reaparecieron los malones. En marzo de 1855, el gobierno de la provincia envió una expedición militar hacia
la zona de Azul al mando del coronel Bartolomé Mitre. Mientras acampaba en Sierra Chica, la división fue
cercada y diezmada por los lanceros del cacique Calfucurá.

Calfucurá (significa piedra azul) era el jefe indígena más importante. Había nacido en Lloma (araucania
chilena) en 1785. En 1834 logró imponerse sobre los araucanos de Masallé (La Pampa) y se proclamó "cacique
general de las pampas". El cacique araucano sometió a todas las tribus del Sur. Calfucurá, dotado de una gran
inteligencia y una notable capacidad de organización, organizó en 1855 la "Gran Confederación de las Salinas
Grandes", en la que confluyeron las tribus pampas, ranqueles y araucanas. Mantendrá en vilo a los sucesivos
gobiernos hasta ser derrotado en marzo de 1872 en la batalla de San Carlos, en el actual partido de Bolívar.
Calfucurá murió un año más tarde con casi cien años en la isla de Chiloé. Tomará el mando su hijo, Namuncurá,
quien secundado por sus bravos guerreros, Cachul, Catriel, Caupán y Cañumil, se dispuso a cumplir el
mandato de defender sus tierras, pero no tendrá la tenacidad de su padre.

La consolidación del Estado nacional hacía necesaria la clara delimitación de sus fronteras con los países
vecinos. En este contexto, se hacía imprescindible la ocupación del espacio patagónico reclamado por Chile
durante décadas. Sólo la pacificación interior impuesta por el Estado nacional unificado a partir de 1862,
permitió a fines de la década del 1870, concretar estos objetivos con el triunfo definitivo sobre el indio.

El gobierno de Avellaneda, a través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina impulsó una campaña para extender
la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de Buenos Aires.

El plan de Alsina era levantar poblados y fortines, tender líneas telegráficas y cavar un gran foso, conocido
como la "zanja de Alsina", con el fin de evitar que los indios se llevaran consigo el ganado capturado.

Antes de poder concretar del todo su proyecto, Alsina murió y fue reemplazado por el joven general Julio A.
Roca. La política desarrollada por Alsina había permitido ganar unos 56 mil kilómetros cuadrados, extender la
red telegráfica, la fundación de cinco pueblos y la apertura de caminos.
El nuevo ministro de Guerra aplicará un plan de aniquilamiento de las comunidades indígenas a través de una
guerra ofensiva y sistemática. El propio Roca había definido con sus palabras la relación de fuerzas: "Tenemos
seis mil soldados armados con los últimos inventos modernos de la guerra, para oponerlos a dos mil indios
que no tienen otra defensa que la dispersión ni otras armas que la lanza primitiva". 1

Los teóricos de la modernización del país proponían poblar el "desierto" que se suponía deshabitado. No eran
numerosos los habitantes, pero había pobladores previos a esta postulación. Estos habitantes eran los
indígenas. Un testigo de la época, el Ingeniero Trevelot, opinaba: “Los indígenas han probado ser susceptibles
de docilidad y disciplina. En lugar de masacrarlos para castigarlos sería mejor aprovechar esta cualidad
actualmente enojosa. Se llegará a ello sin dificultades cuando se haga desaparecer ese ser moral que se llama
tribu. Es un haz bien ligado y poco manejable. Rompiendo violentamente los lazos que estrechan los miembros
unos con otros, separándolos de sus jefes, sólo se tendrá que tratar con individuos aislados, disgregados,
sobre los cuales se podrá concretar la acción. Se sigue después de una razzia como la que nos ocupa, una
costumbre cruel: los niños de corta edad, si los padres han desaparecido, se entregan a diestra y siniestra.
Las familias distinguidas de Buenos Aires buscan celosamente estos jóvenes esclavos para llamar las cosas
por su nombre". 2

El plan de Roca se realizaría en dos etapas: una ofensiva general sobre el territorio comprendido entre el Sur
de la Provincia de Buenos Aires y el Río Negro y una marcha coordinada de varias divisiones para confluir en
las cercanías de la actual ciudad de Bariloche. En julio de 1878, el plan estaba en marcha y el ejército de Roca
lograba sus primeros triunfos capturando prisioneros y recatando cautivos.

El 14 de agosto de 1878, el presidente Avellaneda envió al Congreso un proyecto para poner en ejecución la
Ley del 23 de agosto de 1867 que ordenaba la ocupación del Río Negro, como frontera de la república sobre
los indios pampas. El Congreso sancionó en octubre una nueva ley autorizando una inversión de 1.600.000
pesos para sufragar los gastos de la conquista.

Con la financiación aprobada, Roca estuvo en condiciones de preparar sus fuerzas para lanzar la ofensiva
final. La expedición partió entre marzo y abril de 1879. Los seis mil soldados fueron distribuidos en cuatro
divisiones que partieron de distintos puntos para rastrillar la pampa. Dos de las columnas estarían bajo las
órdenes del propio Roca y del coronel Napoleón Uriburu, que atacarían desde la cordillera para converger en
Choele Choel. Las columnas centrales, al mando de los coroneles Nicolás Levalle y Eduardo Racedo, entrarían
por la pampa central y ocuparían la zona de Trarú Lauquen y Poitahue. Todo salió según el plan con el
acompañamiento de la armada que con el buque El Triunfo, a las órdenes de Martín Guerrico, navegó por el
Río Negro.

El 25 de mayo de 1879 se celebró en la margen izquierda del Río Negro y desde allí se preparó el último tramo
de la conquista. El 11 de junio las tropas de Roca llegaron a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. Pocos
días después, el ministro debió regresar a Buenos Aires para garantizar el abastecimiento de sus tropas y para
estar presente en el lanzamiento de su candidatura a presidente de la República por el Partido Autonomista
Nacional. Lo reemplazaron en el mando los generales Conrado Villegas y Lorenzo Vintter, quienes
arrinconaron a los aborígenes neuquinos y rionegrinos en los contrafuertes de los Andes y lograron su
rendición definitiva en 1885.

El saldo fue de miles de indios muertos, catorce mil reducidos a la servidumbre, y la ocupación de
quince mil leguas cuadradas, que se destinarían, teóricamente, a la agricultura y la ganadería.

Las enfermedades contraídas por el contacto con los blancos, la pobreza y el hambre aceleraron la mortandad
de los indígenas patagónicos sobrevivientes.

El padre salesiano Alberto Agostini brindaba este panorama: "El principal agente de la rápida extinción fue la
persecución despiadada y sin tregua que les hicieron los estancieros, por medio de peones ovejeros quienes,
estimulados y pagados por los patrones, los cazaban sin misericordia a tiros de winchester o los envenenaban
con estricnina, para que sus mandantes se quedaran con los campos primeramente ocupados por los
aborígenes. Se llegó a pagar una libra esterlina por par de oreja de indios. Al aparecer con vida algunos
desorejados, se cambió la oferta: una libra por par de testículos". 3

El general Victorica no andaba con rodeos al explicar los objetivos de la conquista: "Privados del recurso de la
pesca por la ocupación de los ríos, dificultada la caza de la forma en que lo hacen, que denuncia a la fuerza
su presencia, sus miembros dispersos se apresuraron a acogerse a la benevolencia de las autoridades,
acudiendo a las reducciones o a los obrajes donde ya existen muchos de ellos disfrutando de los beneficios
de la civilización. No dudo que estas tribus proporcionarán brazos baratos a la industria azucarera y a los
obrajes de madera, como lo hacen algunos de ellos en las haciendas de Salta y Jujuy".

El éxito obtenido en la llamada “conquista del desierto” prestigió frente a la clase dirigente la figura de Roca y
lo llevó a la presidencia de la república. Para el Estado nacional, significó la apropiación de millones de
hectáreas. Estas tierras fiscales que, según se había establecido en la Ley de Inmigración, serían destinadas
al establecimiento de colonos y pequeños propietarios llegados de Europa, fueron distribuidas entre una
minoría de familias vinculadas al poder, que pagaron por ellas sumas irrisorias.

Algunos ya eran grandes terratenientes, otros comenzaron a serlo e inauguraron su carrera de ricos y famosos.
Los Pereyra Iraola, los Álzaga Unzué, los Luro, los Anchorena, los Martínez de Hoz, los Menéndez, ya tenían
algo más que dónde caerse muertos.

Algunos de ellos se dedicarán a la explotación ovina poblando el desierto con ovejas; otros dejarán centenares
de miles de hectáreas sin explotar y sin poblar, especulando con la suba del precio de la tierra. Aún hoy, el
territorio de Santa Cruz tiene un porcentaje de medio habitante por kilómetro cuadrado.

Roca había dicho: "Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para siempre, esta
nacionalidad argentina, que tiene que formarse, como las pirámides de Egipto, y el poder de los imperios, a
costa de sangre y el sudor de muchas generaciones".

Actividad:

1- ¿En qué consistió la llamada "conquista del desierto"?

2- ¿Hubo campañas similares antes de la de Julio Roca?

3- ¿Qué territorios se incorporan con la campaña del desierto?

4- ¿Qué opinaban Roca y sus contemporáneos de los indios?

5- ¿Cuál fue el saldo de la campaña del desierto?

6- ¿Qué intereses locales y extranjeros motivaron esta campaña?

7- ¿Qué relación existe entre esta campaña y la Guerra del Paraguay?

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