Principios Procesales
Principios Procesales
Principios Procesales
Definición
Los principios generales de derecho son aquellos “Criterios fundamentales que
informan el origen y desenvolvimiento de una determinada legislación que, expresados
en reglas y aforismos, tienen virtualidad y eficacia propia con independencia de las
formuladas en el plano positivo
Su carácter de criterios fundamentales deriva de expresar principios de justicia de valor
elemental y naturaleza objetiva. Y su condición de fuente informativa del ordenamiento
explica que pueden adoptar peculiaridades, que, sin romper su tónica general y
abstracta, disciplinan la estructura jurídica de determinado grupo humano y social. No
son, ciertamente, verdades absolutas, pero su más pura esencia responde a una
general aspiración que se traduce, en la órbita jurídica, en una política de
desenvolvimiento y realización de su contenido, que es lo que les da utilidad.
“Su independencia respecto de las normas concretas positivas hacen que informen al
ordenamiento sin necesidad de que sean matizados.
Principio de preclusión
El proceso se desarrolla por etapas y por este principio el paso de una a la siguiente
supone la preclusión o clausura de la anterior, de tal manera que aquellos actos
procesales cumplidos quedan firmes y no puede volverse a ellos. El proceso puede
avanzar, pero no retroceder.
Principio de eventualidad
La eventualidad es un hecho o circunstancia de realización incierta o conjetural. Este
principio se relaciona con el preclusivo y por él se pretende aprovechar cada etapa
procesal íntegramente a efecto de que en ella se acumulen eventualmente todos los
medios de ataque, para contradecir los hechos expuestos por una de las partes, y de
defensa y en tal virtud, se parte de la base que aquel medio de ataque o de defensa no
deducido se tiene por renunciado.
Por este principio las partes han de ofrecer y rendir todos sus medios de prueba en el
momento procesal oportuno, han de hacer valer en su demanda todos los fundamentos
de hecho, de la acción que ejercitan, oponer el demandado todas las excepciones que
tenga, acompañar a la demanda y contestación los documentos que funden su derecho.
Es importante que existen excepciones a este principio, por ejemplo, el relativo al
término extraordinario de prueba, la interposición de excepciones previas no preclusión,
la modificación de la demanda, las excepciones supervenientes o sea las que nacen
después de contestada la demanda.
Principio de igualdad
También llamado de contradicción, se encuentra basado en los principios del debido
proceso y la legítima defensa, es una garantía fundamental para las partes y conforme
a éste, los actos procesales deben ejecutarse con intervención de la parte contraria, no
significando esto que necesariamente debe intervenir para que el acto tenga validez,
sino que debe dársele oportunidad a la parte contraria para que intervenga. Todos los
hombres son iguales ante la ley, la justicia es igual para todos (Artículo 57 de la Ley del
Organismo Judicial).
Principio de publicidad
Se funda en el hecho de que todos los actos procesales pueden ser conocidos inclusive
por los que no son parte del litigio. El Artículo 63 de la Ley del Organismo Judicial
establece que los actos y diligencias de los tribunales son públicos, los sujetos
procesales y sus abogados tienen derecho a estar presentes en todas las diligencias o
actos, pueden enterarse de sus contenidos. El Artículo 29 del Código Procesal Civil y
Mercantil norma también en parte este principio al establecer como atribución del
secretario expedir certificaciones de documentos y actuaciones que pendan ante el
tribunal.
Mediante este principio todos los actos de la administración son públicos. Los
interesados tienen derecho de obtener, en cualquier tiempo, informes, copias,
reproducciones y certificaciones que soliciten y la exhibición de los expedientes que
deseen consultar, salvo que se trate de asuntos militares o diplomáticos de seguridad
nacional, o de datos suministrados por particulares bajo garantía de confidencialidad
este principio, al indicar que los derechos deben ejercitarse conforme a las exigencias
de buena fe.
Principio de escritura
En virtud del cual la mayoría de los actos procesales se realizan por escrito. Este
principio prevalece actualmente en la legislación procesal civil guatemalteca. El Artículo
61 del Código Procesal Civil y Mercantil regula lo relativo al escrito inicial. Es importante
recordar que no existe un proceso eminentemente escrito, como tampoco
eminentemente oral, se dice que es escrito cuando prevalece la escritura sobre la
oralidad, y oral cuando prevalece la oralidad sobre la escritura.
Principio de oralidad
Contrario al de la escritura, en este principio prevalece la oralidad en los actos
procesales, más bien que un principio es una característica de ciertos juicios
que se desarrollan por medio de audiencias en las que prevalecen los principios de
concentración e inmediación. En el proceso civil guatemalteco el Artículo 201 establece
la posibilidad de plantear demandas verbalmente ante el juzgado, caso en el cual es
obligación del secretario levantar el acta respectiva. Conforme a las disposiciones del
Libro Segundo, título II, capítulo I, Artículos del 199 al 228 del Código Procesal Civil y
Mercantil, en el proceso oral prevalece la oralidad a la escritura, circunstancia que
permite, que la demanda, su contestación e interposición de excepciones, ofrecimiento
y proposición de los medios de prueba e interposición de impugnación, pueda
presentarse en forma verbal. Es importante recordar que en los procesos escritos no se
admiten peticiones verbales, únicamente si estuviere establecido en la ley o resolución
judicial (Artículo 69 de la Ley del Organismo Judicial).
La oralidad significa fundamentalmente, un medio de comunicación: la utilización de la
palabra hablada, no escrita, como medio de comunicación entre las partes y el juez,
como medio de expresión de los diferentes órganos de prueba.
Principio de legalidad
Conforme a este principio los actos procesales son válidos cuando se fundan en una
norma legal y se ejecutan de acuerdo con lo que ella prescribe, el Artículo cuatro de la
Ley del Organismo Judicial preceptúa que los actos contrarios a las normas imperativas
y a las prohibitivas expresas son actos nulos de pleno derecho.
1. Procesos de conocimiento
a. Juicio ordinario
Este es un juicio netamente contencioso, es decir, que es el proceso donde existe la
plena litis, donde se encuentra una parte demandante (actora) y una parte demandada,
donde cada una de las partes trata de probar al juez los hechos objeto del litigio.
Estos juicios también llamados juicios de conocimiento o de cognición, “Cuya principal
b. Juicio oral
En este prevalece la palabra hablada, aunque se puede iniciar con la demanda escrita,
también se puede dar inicio con la demanda oral, las audiencias se dan en forma oral,
es en este juicio donde predomina la oralidad en el proceso civil guatemalteco.
El juicio oral “regulado a partir del Artículo 199 del Código Procesal Civil y Mercantil, en
el mismo prevalecen los principios de oralidad, en virtud de que se puede tramitar a
través de peticiones verbales (la demanda, contestación, interposición de excepciones,
proposición de prueba, impugnaciones), concentración puesto que se desarrolla en
audiencias, pretendiendo concentrar el mayor número de etapas procesales en el
menor número de ellas, e inmediación, puesto que es obligación del juez presidir las
audiencias y el diligenciamiento de prueba”.
c. Juicio sumario
Manuel Ossorio, manifiesta que, En contraposición al juicio ordinario, es aquel en
que, por la simplicidad de las cuestiones a resolver o por la urgencia de resolverlas, se
abrevian los trámites y los plazos. El juicio sumario es aquel de corto tiempo para llegar a
una resolución o un fallo, por medio del juicio sumario se abrevian los trámites por lo corto
de su duración, siendo lo contrario del juicio ordinario, en el cual su tiempo de duración
procesal es mayor al sumario. El ordenamiento procesal civil guatemalteco lo regula en el
Título III, estando comprendido de los Artículos 229 al 268, siendo materia de este juicio:
1. Los asuntos de arrendamiento y desocupación.
2. La entrega de bienes, que no sean dinero.
3. La rescisión de contratos.
4. La deducción de responsabilidad civil contra funcionarios y empleados públicos.
5. Los interdictos.
6. Los que por disposición de la ley o por convenir a las partes, deban seguirse en esta
vía.
Es importante mencionar que dentro de esta clase de juicios se pueden tramitar los
juicios interdictos, que son aquellos que proceden respecto de bienes inmuebles y de
ninguna manera afecta las cuestiones de propiedad ni de posesión definitiva,
comprendiendo estos juicios los siguientes: de amparo, de posesión o de tenencia; de
despojo, de apeo y deslinde y de obra nueva y peligrosa.
2. Procesos de ejecución
a. Juicio ejecutivo en la vía de apremio
Los juicios ejecutivos en nuestra legislación ofrecen dos modalidades perfectamente
diferenciables una de la otra: el ejecutivo en la vía de apremio y el ejecutivo común, y
cuya distinción entre uno y otro la determina el título que ampara el derecho que se
hace valer y según el cual se usa una u otra. Su característica individual está
determinada por los términos que señala la ley para cada vía, siendo la de apremio la
más corta.
En este juicio no existe sentencia sino se resuelve por un auto.
El juicio ejecutivo en la vía de apremio se encuentra regulado en el Libro Tercero, Título
I, del Código Procesal Civil y Mercantil, comprendiendo los Artículos del 294 al 326, que
son válidos también para el juicio ejecutivo común, siempre que no se opongan a las
normas de este juicio.
Para que se pueda iniciar el proceso ejecutivo en la vía de apremio es necesario que
traiga aparejada la obligación de pagar cantidad de dinero, líquida y exigible.
Los títulos ejecutivos son los siguientes:
1. Sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada.
2. Laudo arbitral no pendiente de recurso de revisión.
3. Créditos hipotecarios.
4. Bonos o cédulas hipotecarias y sus cupones.
5. Créditos prendarios.
6. Transacción celebrada en escritura pública.
7. Convenio celebrado en juicio.
b. Ejecutivo
Llamados también de ejecución forzosa. En él no se declara derecho alguno sino la
realización de un hecho, en virtud de que existe de antemano un derecho preestablecido
que asiste a la parte actora y únicamente se pretende que el demandado cumpla con su
obligación. El Código Procesal Civil y Mercantil lo regula en el Libro Tercero, Título II,
comprendiendo los Artículos del 327 al 335. En este juicio debe haber la obligación de
pagar cantidad de dinero líquida y exigible, y además un título ejecutivo que ampare el
derecho de la parte actora, este juicio se resuelve por medio de sentencia ejecutiva que
obliga al demandado a pagar la cantidad debida, teniendo como medida coercitiva el
embargo y el arraigo principalmente.
Los títulos ejecutivos que señala la ley son los siguientes:
1. Los testimonios de las escrituras públicas.
2. La confesión del deudor prestada judicialmente; así como la confesión escrita cuando
hubiere principio de prueba por escrito.
3. Documentos privados suscritos por el obligado o por su representante y reconocidos
o que se tengan por reconocidos ante juez competente, de acuerdo con lo dispuesto
en los Artículos 98 y 184 del Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto Ley Número
107; y los documentos privados con legalización notarial.
4. Los testimonios de las actas de protocolación de protestos de documentos
mercantiles o bancarios, o los propios documentos si no fuere legalmente necesario
el protesto.
5. Acta notarial en la que conste el saldo que existiere en contra del deudor, de acuerdo
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con los libros de contabilidad llevados en forma legal.
6. Las pólizas de seguros, de ahorros y de fianzas, y los títulos de capitalización, que
sean expedidos por entidades legalmente autorizadas para operar en el país.
7. Toda clase de documentos que por disposiciones especiales tengan fuerza ejecutiva.
c. Ejecuciones especiales
Estas ejecuciones se encuentran reguladas en el Libro III, Título III, del Código Procesal
Civil y Mercantil, comprendiendo los Artículos del 336 al 339. Entre las ejecuciones
especiales se pueden mencionar:
a. Ejecución de Obligación de dar: Esta es la que recae sobre cosa cierta o
determinada o en especie, si hecho el requerimiento de entrega el ejecutado no
cumple, se pondrá en secuestro judicial, resolviéndose en sentencia si procede la
entrega definitiva.
b. Ejecución de Obligación de Hacer: Si el título contiene obligación de hacer y el
actor exige la prestación del hecho por el obligado, el juez, atendidas las
circunstancias, señalará un término para que se cumpla con la obligación; si no se
cumpliere se embargarán bienes por los daños y perjuicios, fijados provisionalmente
por el juez el monto de ellas.
c. Ejecución de Obligación de Escriturar: Si la obligación consiste en el otorgamiento
de escritura pública, al dictar sentencia habiendo lugar a la ejecución el juez fijará al
demandado el término de tres días para que la otorgue.
d. Ejecución de Obligación de no Hacer: Si se quebrantare la obligación de no hacer,
el juez fijará un término para que se repongan las cosas al estado anterior, si esto
fuese posible. Si no se cumpliere, se embargarán bienes por los daños y perjuicios,
fijando provisionalmente el juez el monto de ellas.
Las ejecuciones especiales se diferencian de los juicios ejecutivos común y en la vía de
apremio, en que éstos traen aparejada la obligación de pagar cantidad de dinero líquida
y exigible, mientras que aquellas su característica específica es la obligación de cumplir
con una obligación contractual que se ha dejado de cumplir, cuando no se ventila
cantidad de dinero.
d. Ejecución de sentencias
Regulada en el Libro Tercero, Título IV, del Código Procesal Civil y Mercantil,
comprendiendo los Artículos del 340 al 400.
Estas ejecuciones se dividen en:
1. Ejecución de sentencias nacionales.
2. Ejecución de sentencias extranjeras.
Para la ejecución de sentencias nacionales son aplicables las normas establecidas para
la vía de apremio y las especiales previstas en las ejecuciones especiales, así como lo
dispuesto por la Ley del Organismo Judicial.
Si en virtud de sentencia debe entregarse al que ganó el litigio alguna propiedad
inmueble, se procederá a ponerlo en posesión: para el efecto, el juez fijará al ejecutado
un término que no exceda de diez días, bajo apercibimiento de ordenar el lanzamiento a
su costa.
Las sentencias dictadas por tribunales extranjeros tendrán en Guatemala, a falta de
tratado que determine expresamente su eficacia, el valor que la legislación o la
jurisprudencia del país de origen asigne a las sentencias dictadas por tribunales
guatemaltecos.
Es competente para ejecutar una sentencia dictada en el extranjero, el juez que lo sería
para conocer del juicio en que recayó.
Presentada la ejecución en el juzgado competente, traducida al castellano, autenticadas
las firmas, concedido el pase legal y solicitada su ejecución, se procederá como si fuere
sentencia de los tribunales de la República.
e. Ejecución colectiva
Regulada en el Libro III, Título V del Código Procesal Civil y Mercantil, comprendiendo
los Artículos del 347 al 400.
Estas se clasifican en:
1. Concurso Voluntario de Acreedores.
2. Concurso Necesario de Acreedores.
3. Quiebra.
4. Rehabilitación.
En el concurso voluntario de acreedores, las personas naturales o jurídicas, sean o no
comerciantes, que hayan suspendido estén próximos a suspender el pago corriente de
sus obligaciones, podrán proponer a sus acreedores la celebración de un convenio.
Podrán hacerlo también, aún cuando hubieren sido declarados en quiebra, siempre que
esta no haya sido calificada judicialmente de fraudulenta o culpable.
Procede el concurso necesario de acreedores:
1. Cuando ha sido rechazado por los acreedores o desaprobado judicialmente el
convenio previo propuesto por el deudor.
2. Cuando hay tres o más ejecuciones pendientes contra el mismo deudor y no hubiere
bienes suficientes y libres para cubrir las cantidades que se reclaman.
Se procede a declarar la quiebra, en los casos en que no se apruebe el convenio
previo, ni se llegue en el concurso necesario a un avenimiento entre el deudor y sus
acreedores en cuando a la administración y realización de los bienes y el pago del
pasivo.La persona que a consecuencia de su estado de quiebra quedare privada de sus
derechos e incapacitadas de ejercer determinadas funciones, recobra su anterior
situación jurídica mediante la rehabilitación.
En conclusión, el proceso civil se entiende como una sucesión concatenada de etapas,
a fin de ordenar y desarrollar el procedimiento. Para ello, cada etapa tiene una serie de
normas de procedimiento a las que hay que ajustarse para que el proceso sea válido,
esto es, legal y jurídicamente válido con fuerza de ley.
Es el juez el que debe velar no solo por la prestación de justicia y equidad al momento
de resolver el conflicto llevado al litigio, sino que también por el cumplimiento de las
normas que hacen al proceso legal.