EDMdesawa
EDMdesawa
EDMdesawa
DE AREQUIPA
ESCUELA DE POSGRADO
UNIDAD DE POSGRADO
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
AREQUIPA-PERÚ
2019
i
DEDICATORIA
William
ii
AGRADECIMIENTO
Willian
iii
RESUMEN
iv
ABSTRACT
v
ÍNDICE
Portada .......................................................................................................... .i
Dedicatoria .................................................................................................... .ii
Agradecimiento ............................................................................................. iii
Resumen ..................................................................................................... iv
Abstract ........................................................................................................... v
Índice ............................................................................................................ vi
Introducción….. .............................................................................................. ix
CAPÍTULO I
LOS SACRAMENTOS DE LA EUCARISTÍA Y LA RECONCILIACIÓN
vi
1.2.10.1. El catecismo de la iglesia católica ... ............................................. 23
1.2.10.2. El magisterio de la iglesia ... .......................................................... 23
1.2.10.3. Concilios ... ................................................................................... 24
1.2.10.4. El rito de la Eucaristía ... ............................................................... 26
1.2.11. El sacramento de la Reconciliación ... ............................................. 34
1.2.11.1. El catecismo de la iglesia católica…….......................................... 34
1.2.11.2. El magisterio de la iglesia ... ......................................................... 34
1.2.11.3. Concilios ... .................................................................................... 36
1.2.11.4. Diversos nombres del sacramento ... ............................................. 37
1.2.11.5. Las partes del rito de la Reconciliación ... ...................................... 37
1.2.12. Pastoral sacramental …... ................................................................ 41
1.2.12.1. En las parroquias... ........................................................................ 42
1.2.12.2. En el centro educativo... ................................................................. 50
CAPITULO II
DISEÑO METODOLÓGICO
vii
2.11. Análisis y tabulación de los resultados… .. …….. ............................... 65
2.11.1. Cuestionario aplicado a los a los estudiantes … …….. .................... 65
2.11.2. Cuestionario aplicado a los padres de familia … …….. .................. 101
CAPÍTULO III
PROPUESTA DE SOLUCIÓN
Conclusiones
Sugerencias
Bibliográficas
Anexos
viii
INTRODUCCIÓN
EL AUTOR
ix
CAPÍTULO I
1.1. Antecedentes
1.1.1. Internacionales
1
redime Jesucristo con su muerte y Resurrección, quién reconcilia al
mundo, al hombre con Dios y con el prójimo. Sin la reconciliación con
Dios, la reconciliación humana es siempre insuficiente. El acto de
Redención de Cristo que se dirige a todos los hombres personalmente
tiene lugar en su Iglesia y mediante ella se da la manifestación en el
mundo actual de esta voluntad de la Redención. Finalmente, hay que
insistir y seguirlo proclamando: la Iglesia es la pregonera y dispensadora
en su Misión, la de Jesucristo, de seguir reconciliando al hombre con Dios
y con su prójimo.
Aguirre Roa (2011) realizó la investigación titulada “El Sacramento
de la Reconciliación en el proyecto de vida de los jóvenes” en la Pontificia
Universidad Javeriana de Bogotá. Dicho trabajo, es de carácter cualitativo,
se ubica dentro de la Teología SistemáticoPastoral y sigue el método
latinoamericano de investigación, que parte desde la revisión de vida
llevando a una transformación de la realidad. Ello con la finalidad de
establecer el sentido del Sacramento de la Reconciliación para los
jóvenes de hoy, por medio de la reflexión sistemática de la experiencia de
Dios en el mundo juvenil, para que el joven descubra la importancia del
Sacramento de la Reconciliación en su proyecto de vida. El gran anhelo,
el fruto que se espera de este trabajo a través de la propuesta, desde la
obra del P. Nouwen, es empezar primero con una concientización de los
jóvenes, si es posible de manera personalizada, para que comprendan a
qué se comprometen como cristianos a través del Sacramento de la
Reconciliación. Porque muchos jóvenes viven en un ambiente de libertad
mal entendida, de liberalismo, poniendo como justificación, la falta de
preocupación o apertura al diálogo de parte de la Iglesia. Por ello, se hace
necesario entablar un diálogo donde se llegue a algunos acuerdos que
puedan beneficiar tanto a los jóvenes, como a la Iglesia que hoy necesita
ser conocida más a profundidad. Hoy más que nunca se necesita una
verdadera educación en la fe, donde no solo se pretenda dar una
catequesis superficial: lo que se busca es una catequesis que implique la
vida y las vivencias de los jóvenes, comprender que la Iglesia no vive
2
solamente de ritos, de celebraciones que no tienen sentido, sino que esos
ritos y celebraciones son vida y que se hacen concretos en la vida del
cristiano paulatinamente. Esta investigación se concluye, que el
Sacramento de la Reconciliación toma fuerza y se hace fundamental en la
vida de los creyentes y sobre todo en la vida de los jóvenes quienes
empiezan un camino de maduración, de conversión, de crecimiento que
se va haciendo concreto 29 en el Proyecto de Vida de los Jóvenes por
ello, se hace fundamental y necesario comprender la forma de cómo ven
los jóvenes, y no solo ellos, sino los creyentes en general, la vida
sacramental de la Iglesia y en especial la vivencia del Sacramento de la
Reconciliación para así mismo, asumir desde la Iglesia algunas actitudes
que permitan a los creyentes, y en este caso, a los jóvenes, poder
acercarse sin ningún temor a los brazos del Padre que generosamente los
espera y quien no tiene en cuenta su pecado, sino sus buenas obras y su
conciencia de cambio y de conversión.
Poitevin Paz (2012) Tesis “La Eucaristía Fuente y Centro de la Salud
Corporal, según 1 de corintios 11,30; Por eso hay entre vosotros, muchos
enfermos, delicados y mueren no pocos”, surge de considerar la
Problemática, cimentada en que actualmente se vive en un mundo
cambiante y tecnológico que nos lleva a un enfriamiento de la fe, donde
las enfermedades del hombre se han enraizado sin encontrar una cura
médica que provea salud y bienestar. Por tal motivo los objetivos y
alcances son: Identificar como la Eucaristía es Fuente y Centro de la
Salud Corporal, según cita bíblica investigada (1 Cor. 11,30) y
documentar, proveer y proporcionar conocimientos sólidos y consultivos
para fortalecer a lectores sobre los frutos que provee la Eucaristía en el
ser humano mediante su frecuente administración. Su metodología es una
investigación de tipo documental, que recopila información de diferentes
fuentes. Delimita el tema, elabora un esquema de trabajo, realiza una
lectura minuciosa bibliográfica, implicando una reflexión e interpretación.
Su resultado, ideas importantes, para redactar el trabajo final y elaborar
conclusiones. Se presentan antecedentes de autores investigados,
3
significados de palabras prioritarias, cuadros sinópticos, datos extraídos
de la Sagrada Escritura y los Santos Padres, un recorrido por el marco de
la praxis de Jesús en las comidas, nombres y significado, se aclara el
significado de Enfermedad y Salud, los efectos corporales de la Eucaristía
y sus frutos. Sus conclusiones, permiten afianzar los significados de salud
y enfermedad según cita estudiada.
Hernández, M. (2008): Realizó una tesis en la Universidad Rafael
Landivar titulada “La Eucaristía en la religiosidad popular en la parroquia
Santiago Apóstol, Tejutla, San Marcos”, tuvo como objetivo; “replantear el
valor de la Eucaristía en la religiosidad popular de la mencionada
comunidad, para que de allí naciera el testimonio que se traduzca en una
opción por la persona humana y que les lleve a ser consecuentes en la fe,
el anuncio del reino y cuidado de la vida”. Recomendando que es urgente
promover una seria y permanente formación del pueblo de Dios en todos
sus niveles, a fin de que pueda darse la vivencia de la Eucaristía en la
religiosidad popular de manera consciente y activa.
Gesteira, M. (1983): en el texto “La Eucaristía, Misterio de
Comunión”; tuvo como objetivo ofrecer una amplia síntesis de los datos
más recientes sobre la eucaristía que, diseminados en publicaciones no
accesibles en muchos casos al lector medio, han sido recopilados y luego
reelaborados y sistematizados a través del estudio y la reflexión personal.
Entre los aspectos más relevantes y/o significativos destacan tres
cualidades que no siempre aparecen unidas en la actual producción
teológica: fidelidad a los datos nucleares de la fe cristiana, rigor en el
análisis de las fuentes y modernidad de planteamiento y expresión. Junto
a la tradicional visión de la eucaristía como “presencia del Jesús
histórico”, ofrece una visión nueva desde el Señor resucitado. “La
presencia de Jesús en la Eucaristía, supremo grado de la presencia
personal, es en expresión paulina la de un cuerpo “pneumático” que
desborda el espacio y en tiempo; una presencia que supera las
limitaciones de la carne y la sangre y se prolonga en el cuerpo eclesial de
Cristo. 10
4
1.1.2. Nacionales
5
verificar en actuaciones concretas de los ministros de la Iglesia, como el
gran Maestro escolástico de Santo Tomás de Aquino.
Patrón Bazo (2002) realizó la investigación titulada “La pastoral del
Sacramento de la Reconciliación en el tercer Concilio Limense” en la
universidad Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Tuvo como
objetivo; revalorizar el Sacramento de la Reconciliación (en el contexto del
tercer Concilio Limense), con la finalidad de evangelizar América Latina
con un renovado ardor y esfuerzo a través de este sacramento y así
obtener la santidad universal.
Esta nueva evangelización, pide una nueva renovación pastoral
para afrontar y asumir las dificultades que presenta la vida diaria, tal como
lo manifiesta Rizo Patrón en esta investigación: “Una pastoral del
Sacramento de la Reconciliación rica en su exposición y en sus medios y
vigorosa en su impulso, ha de ser una de las prioridades de la nueva
evangelización” La presente investigación se encuentra estructurada en
tres capítulos dando a conocer; la importancia que los pastores
concedieron a la catequesis como parte de la evangelización limeña,
como signo de salvación, la Catequesis de dicho Concilio, autorizado por
el Magisterio de los Obispos, 31 el cual recoge la Verdad Universal de la
Fe, Y explica la presentación de la penitencia a los indígenas para
facilitarles el sentido de la confesión, que es el lugar privilegiado de la
formación de la conciencia; llegando a la conclusión; que el Sacramento
de la Reconciliación tiene un papel importante en la evangelización de
Lima porque en este siglo contemporáneo se necesita con urgencia este
anuncio de manera coherente de parte de los Ministros, quienes lo
administran. Dicho estudio se fundamenta en los documentos del
Magisterio de la Iglesia, como medio de Catequesis doctrinal para la
transmisión a toda la humanidad y en especial al pueblo indígena.
6
1.2. Los sacramentos de la eucaristía y la reconciliación
1.2.1. Definición nominal de Sacramento
Diccionario de la Lengua Española (2016) La palabra latina
"sacramentum" significa etimológicamente algo que santifica (res
sacrans), y equivale en griego a la voz "misterio" (musthrion: casa sacra,
oculta o secreta).
Del significado nominal se ve claro que el sentido de la palabra es
muy amplio: significa cualquier cosa sagrada o religiosa. En esta
concepción amplia reciben el nombre de sacramento también las
realidades sagradas del Antiguo Testamento, es decir, anteriores a la
venida de Cristo (p. ej., el Cordero Pascual, los sacrificios, la circuncisión,
etc.). Sin embargo, es importante tener claro que estas realidades difieren
esencialmente de los sacramentos de la Nueva Ley, porque no producían
la gracia, sino solo figuraban la que había de venir por la Pasión de Cristo.
En este sentido amplio, la palabra sacramento se puede aplicar también a
la misma Iglesia, como lo enseña el Concilio Vaticano II: La Iglesia es en
Cristo como un sacramento; o sea, signo e instrumento de la unión con
Dios, y de la unidad de todo el género humano (Const. Lumen gentium,(1)
7
- Que es una "cosa sensible", es decir, algo que el hombre es
capaz de percibir por los sentidos corporales (el agua en el
bautismo, el pan y el vino en la Eucaristía, etc.).
- Esa cosa sensible es, además, "signo" de otra realidad (la
"gracia" o "vida divina").
- Que haya sido instituido por Jesucristo durante su vida terrenal.
- Que tenga eficacia sobrenatural para producir la gracia en el
alma del que lo recibe. No significa la gracia sino sobre todo la
produce de hecho.
- Como los sacramentos han sido confiados a la Iglesia, se dice
que "los sacramentos son de la Iglesia" (Catecismo, n. 1118).
Esto tiene un doble sentido: existen "por ella" y "para ella".
Existen "por la Iglesia" porque ella es el sacramento de la
acción de Cristo que actúa en ella gracias a la misión del
Espíritu Santo. Y existen "para la Iglesia" porque ellos son
"sacramentos que constituyen la Iglesia" (Catecismo, n. 1118).
Los sacramentos instituidos por Nuestro Señor Jesucristo son
siete: ni más ni menos; a saber: bautismo, confirmación, eucaristía,
penitencia (o reconciliación), unción de los enfermos, orden sacerdotal y
matrimonio.
Aunque el Nuevo Testamento en ningún lugar los enumera juntos,
sí habla de modo claro y explícito de cada uno de ellos. Señalamos a
continuación los principales textos que de ellos encontramos:
8
Denzinger (1963) Desde antiguo enseña el Magisterio el número
septenario (cfr. Concilio de Lyon, año 1247: Dz. 465; Concilio de
Florencia, año 1439: Dz. 695), y se vio precisado a definirlo como verdad
de fe para impugnar la herejía protestante: Si alguno dijere que los
sacramentos de la Nueva Ley son más o menos de siete, sea anatema
(Dz. 844).
La conveniencia de que los sacramentos son siete, explica Santo
Tomás, se infiere por analogía de la vida sobrenatural del alma con la vida
natural del cuerpo: por el Bautismo se nace a la vida espiritual, por la
confirmación crece y se fortifica esa vida, por la Eucaristía se alimenta,
por la penitencia se curan sus enfermedades, la unción de los enfermos
prepara a la muerte, y por medio de los dos sacramentos sociales orden y
matrimonio es regida la sociedad eclesiástica y se conserva y acrecienta
tanto en su cuerpo como en su espíritu.
Pero las razones más profundas del número septenario están en la
esencia misma de la Iglesia. La misión de la Iglesia, en efecto, es
comunicar la salvación alcanzada por Cristo en la cruz. Para ello,
primeramente, debe comunicar la vida (bautismo), y más tarde
desarrollarla y fortalecerla (confirmación); debe también perdonar y
devolver la gracia, cuando se ha perdido (penitencia), proclamar ante los
hombres su condición de esposa de Cristo (matrimonio), y hacer
partícipes de la vida eterna a sus hijos (unción de enfermos). Finalmente,
ha de comunicar a los hombres y a la misma humanidad de Jesús que,
mediante la acción del sacerdote (orden), se hace presente en la
renovación del Sacrificio del Calvario (Eucaristía).
Es admirable esta sintonía de la naturaleza y misión de la Iglesia
con las necesidades y esperanzas del hombre. Y más admirable todavía,
la bondad de Dios que nos entrega de nuevo al Verbo por medio de los
sacramentos.
En definitiva, los sacramentos son el cumplimiento de la promesa
de Jesús a sus Apóstoles: Yo estaré con vosotros siempre hasta la
consumación del mundo (Mt. 28, 20). La presencia visible de Cristo
9
durante su vida en la tierra, se ha vuelto presencia invisible en los
sacramentos: Lo que era visible en el Señor, se ha vuelto invisible en los
sacramentos.
1.2.3. Elementos que integran el signo sacramental.
Ciertamente, el Señor podía habernos comunicado la gracia
directamente, sin necesidad de recurrir a ningún elemento sensible. A
veces lo hace así, y envía su gracia invisible como una ayuda real, sin
mediar elemento externo alguno.
Sin embargo Dios, creador de la naturaleza humana, ha querido
acomodarse a ella al darnos su gracia. Jesús, p. ej., realizaba de ordinario
los milagros sirviéndose de algunos elementos materiales, o de algunos
gestos y palabras: tocó con su mano al leproso y le dijo: quiero, queda
limpio... (Mt. 8, 3); untó con barro los ojos del ciego de nacimiento; éste se
lavó después y recuperó la vista (Jn. 9, 6-7); diciendo esto, sopló y les
dijo: recibid el Espíritu Santo... (Jn. 20, 22).
Del mismo modo, quiso Jesús en los sacramentos unir su gracia a
signos externos en los que se encarna, se materializa, la acción invisible
del Espíritu Santo. La pedagogía divina ha querido comunicar al hombre
la gracia sobrenatural a través de las mismas realidades materiales que
usamos en nuestra vida ordinaria, dándoles una significación más alta y
una eficacia que de suyo no tiene ni pueden tener.
No eligió, sin embargo, una realidad material cualquiera, sino
aquella que ya en el plano natural sirve para un fin similar al que Dios
quiere producir sobrenaturalmente: el agua, para lavar; el aceite, para
fortificar el cuerpo; el pan, para alimentar, etc. Luego determinó que,
mediante unas palabras pronunciadas con su autoridad, estas realidades
materiales significaran y causaran un efecto santificador: el agua lava la
mancha del pecado en el alma.
El elemento material se llama materia del sacramento, y las
palabras que lo completan y dan su eficacia a la materia se denomina
forma. Cuando la forma es pronunciada por el ministro con la intención de
hacer lo que hace la Iglesia, Dios confiere su gracia a través del
10
sacramento, que es el instrumento del que se sirve para santificarnos.
Tenemos ahí el signo externo de la gracia (materia y forma) y la gracia
conferida.
El signo sensible lo componen conjuntamente la materia y la forma,
y es a lo que la Iglesia da el nombre de sacramento.
La materia y la forma constituyen la esencia del sacramento y no
pueden variarse o modificarse, pues fueron determinadas por institución
divina. La Iglesia, al establecer modificaciones en los ritos, jamás varía
esta parte esencial, sino que solo regula las ceremonias litúrgicas
alrededor de los dos elementos constitutivos de cada sacramento.
La Sagrada Escritura hace resaltar esos dos elementos esenciales
(cfr. Ef. 5, 26; Mt. 26, 26 ss.; 28, 19; Hechos 6, 6; 8, 15; Sant. 5, 14, etc.).
Del mismo modo, la tradición da testimonio de que los sacramentos se
administraron siempre por medio de una acción sensible y de unas
palabras que acompañan a la ceremonia. Por ejemplo, dice San Agustín
refiriéndose al bautismo: Si quitas las palabras, ¿qué es entonces el agua,
sin agua? Si al elemento se añaden las palabras, entonces se origina el
sacramento.
Se ve que esa realidad sensible tiene una característica: es un
signo de otra realidad, significa algo ulterior, en este caso, algo sagrado.
Pero, ¿qué clase de signos son los sacramentos? Un ejemplo
puede servirnos: el abanderado avanza, con la bandera en alto, y los
demás la saludan con gesto enérgico, porque en el está significada la
patria; pero la bandera, es obvio para todos, no es la patria. De igual
modo, cuando el artista dibuja un anagrama de Cristo, comprendemos
muy bien que ahí no está Dios.
El sacramento es también un símbolo, un signo, puesto que
representa sensiblemente una realidad misteriosa; pero es un símbolo de
otro orden. Instituido por Cristo, tiene la tremenda fuerza de contener
realmente lo que significa: así, siguiendo con el mismo ejemplo, el
bautismo no simboliza la purificación y la limpieza interiores, sino que
11
efectivamente la produce. Por eso Santo Tomás dice que el sacramento
es un signo que produce lo que significa.
Como si la bandera contuviera a la patria, o en el anagrama de
Cristo estuviera el mismo Señor presente.
Los sacramentos de la Nueva Ley, pues, no significan la gracia,
sino sobre todo la producen de hecho en las almas. No son signos
convencionales o ineficaces, sino que verdaderamente obran siempre
aquello que significan de un modo infalible, en aquel que los recibe con
las debidas disposiciones. Esta idea se expresa diciendo que obran ex
opere operato (por la obra realizada), con independencia de las personas
y en dependencia absoluta de la voluntad divina que los ha instituido. Este
es el cuarto aspecto de la noción del sacramento mencionado arriba,
esencial para la comprensión del mismo.
1.2.4. Cristo, autor de los sacramentos.
Cristo instituyó directa y personalmente todos los sacramentos: El
determinó tanto el signo externo correspondiente como la gracia que de Él
se derivaría.
La Iglesia definió como verdad de fe que todos los sacramentos del
Nuevo Testamento fueron instituidos por Jesucristo (cfr. Dz. 844). Se
pronunciaba de esta manera contra la herejía protestante, que
consideraba la mayor parte de los sacramentos como una invención de
los hombres.
Los reformadores protestantes, después de muchas vacilaciones,
terminaron por admitir la institución divina de dos sacramentos: el
bautismo y "la cena".
La Sagrada Escritura muestra con toda claridad la institución del
bautismo (cfr. Mt. 28, 19; Mc. 16; 16: Jn. 3, 5), la Eucaristía y el orden
sacerdotal (cfr. Mt. 26, 26-29; Mc. 14, 22-25; Lc. 22, 19-20; I Cor. 11, 23-
25), y la penitencia (cfr. Jn. 20, 23).
Aunque la institución de los demás no aparece destacada, fue
Cristo quien lo hizo con su potestad, como ya se señaló en su momento.
12
Así lo atestigua la Tradición. Desde los primeros momentos, los
apóstoles bautizan a los que aceptan el Evangelio (cfr. Hechos 2, 41),
siguiendo el mandato del Señor, y confirman después a los bautizados
(cfr. Hechos 8, 17). El Apóstol Santiago habla de la unción de los
enfermos como de algo perfectamente sabido por todos (cfr. Sant. 5, 14-
15), recomendando y promulgando lo establecido por Jesucristo. Queda
clara la institución del sacerdocio en la Ultima Cena, al decir Jesús: Haced
esto en memoria mía (Lc. 22, 19), y el matrimonio queda santificado por la
presencia del Señor en las bodas de Caná (cfr. Jn. 2, 1-11), reafirmando
Cristo mismo la unidad e indisolubilidad de la primera institución (cfr. Mt.
19, 1-9).
13
Como el ministro humano actúa en nombre de Cristo y haciendo
sus veces (in persona Christi, II Cor. 2, 10), necesita de un poder especial
conferido por el mismo Cristo. Por ello, prescindiendo de los sacramentos
del bautismo y del matrimonio, para la administración válida de los demás
es necesario poseer poder sacerdotal o episcopal, recibido en la
ordenación.
El Concilio de Trento condenó la doctrina protestante según la cual
cualquier cristiano tiene la potestad de administrar y confeccionar todos
los sacramentos (cfr. Dz. 853).
Además de la debida potestad, para que un sacramento se
administre válidamente, se requiere:
a) Que el ministro realice como conviene los signos sacramentales;
es decir, que debe emplear la materia y la forma prescritas,
uniéndolas en un único signo sacramental. Por ejemplo, no
bautizaría el que pronunciara palabras distintas a Yo te bautizo en
el nombre del Padre, y del hijo, y del Espíritu Santo, o bien, el que
no derramara agua sobre la cabeza del bautizado, etc. (cfr. Dz.
695).
b) El ministro ha de tener, además, la intención de hacer, al menos,
lo que hace la Iglesia. La razón es que el rito sacramental tiene
valor de verdadero sacramento cuando se le da el sentido que
quiso darle el mismo Cristo al instituirlo, o sea, haciendo tal y como
lo hace la Iglesia. Al decir los protestantes que el significado de
cada sacramento dependía del que quisiera darle el sujeto, el
Concilio de Trento declaró como verdad de fe que es necesario al
ministro tener intención de conferirlo en el sentido único y
verdadero que les dio Jesucristo: "Si alguno dijere que al realizar y
conferir los sacramentos no se requiere en los ministros intención
por lo menos de hacer lo que hace la Iglesia, sea anatema" (Dz.
854. Ver también Dz. 424, 672, 695 y 752).
14
Por ser acciones de Cristo, los sacramentos tienen eficacia propia y
no dependen de la santidad ni de la gracia del ministro: el instrumento
obra en virtud de la causa principal, no de la situación subjetiva del que lo
administra. Si de ella dependiera, supondría una fuente de incertidumbre
y de intranquilidad.
administrar dignamente los sacramentos, esto es, en estado de
gracia. En pecado mortal o con falta de fe salvada la intención de hacer lo
que hace la Iglesia los administraría válida pero ilícitamente.
1.2.6. La capacidad e intención del sujeto
El sujeto es la persona que recibe el sacramento, y en todos los
casos puede ser recibido de manera válida por una persona viva (estado
de viador). Los muertos no pueden recibir sacramentos, pues comunican
o aumentan la gracia en el alma, y no permanece en un cadáver: la
muerte es precisamente la separación del alma y el cuerpo. Así, pues, los
seres vivos son sujetos capaces de la recepción sacramental.
a) Condiciones para la recepción válida de los sacramentos
Se requieren dos condiciones en el sujeto para que sacramento no
sea nulo: la capacidad y la intención de recibirlo.
La capacidad es cierta aptitud del sujeto, de acuerdo a la
naturaleza de cada sacramento, y el fin de Cristo al instituirlo.
No todos los hombres son aptos para cualquier sacramento:
así, son incapaces, por ejemplo, los no bautizados, de recibir
los otros sacramentos; las mujeres, de recibir el orden sagrado;
los sanos, de recibir la unción de enfermos, etc.
Se requiere también para los adultos con uso de razón la
intención de recibirlo. El motivo es claro: Dios tiene en cuenta
la libertad del hombre, y hace depender la salvación (en quien
tiene uso de razón) de su propio querer. El sacramento que se
recibe sin intención o contra la propia voluntad es, por tanto,
inválido. Por ejemplo, el Papa Inocencio III declaró que si
algún infiel era obligado a bautizarse, el bautismo era inválido
(cfr. Dz. 411). En el caso del niño que se bautiza, el
15
sacramento recibido es válido (verdad de fe, cfr. Dz. 410),
porque la falta de intención queda suplida por la intención de
la Iglesia, representada en el ministro, los padres y los
padrinos, que actúan en su nombre. En caso de urgente
necesidad (por ejemplo, pérdida del conocimiento,
perturbación mental, etc.) el sacramento puede ser
administrado sin la intención actual del sujeto, si existen
razones fundadas para admitir que (el sujeto), antes de
sobrevenir el caso de necesidad, tenía el deseo implícito de
recibir el sacramento. Por ejemplo, se puede con esas
condiciones conferir la unción de enfermos al que se
encuentra en estado de coma; se puede absolver de sus
pecados al demente que en sus momentos lúcidos se
confesaba, etc.
b) Condiciones para la recepción lícita de los sacramentos.
Se ha dicho que la recepción de un sacramento es lícita o fructuosa
cuando el que lo recibe lo hace con todas las disposiciones debidas
y por ello se producen todos sus efectos. Es ilícita o sacrílega
cuando voluntariamente se recibe sin las debidas disposiciones.
La condición para recibir los sacramentos de vivos es el estado de
gracia: la recepción en pecado mortal constituye grave sacrilegio. El
adulto que recibe los sacramentos de muertos (el bautismo y la
penitencia) ha de tener al menos fe y arrepentimiento de sus pecados (ver
Dz. 798; Catecismo, nn. 1247-1249).
1.2.7. Efectos de los sacramentos.
Señala el Concilio Vaticano II que los sacramentos tienen la virtud
de identificarnos con Jesucristo por medio de la gracia que confieren: por
ellos "somos incorporados a los misterios de su vida, configurados con Él,
muertos y resucitados, hasta que con Él reinemos" (Const. Lumen
gentium, n. 7). Sistematizando las consecuencias de esa identificación
con Cristo, podemos afirmar que tres son los efectos que producen los
sacramentos en general:
16
a) La gracia santificante
El Concilio de Trento definió como verdad de fe que todos
los sacramentos del Nuevo Testamento confieran la gracia
santificante a quienes los reciben sin poner óbice (cfr. Dz.
843 a 849, 850 y 851).
En la Sagrada Escritura, los textos en los que aparece
directa o indirectamente este efecto, son muy abundantes
(cfr. Jn. 3, 5; Hechos, 8, 17; Ef. 5, 26; II Tim. 1, 6; Tit. 3, 5;
Sant. 5, 15; etc.). Algunos pasajes designan este efecto con
palabras equivalentes (purificación, regeneración, remisión
de los pecados, comunicación del Espíritu Santo, etc.).
La gracia santificante puede venir a un alma que ya la
poseía, produciéndose un aumento de esa gracia. Puede
también ser comunicada a un alma en pecado mortal u
original, infundiéndola donde no existía.
Esta diferencia se pone de manifiesto en la terminología
teológica que califica al bautismo y a la penitencia como
sacramentos de muertos, o destinados a perdonar el pecado
mortal u original, que priva (mata) la vida sobrenatural en el
alma; y a los otros cinco como sacramentos de vivos, porque
han de recibirse en estado de gracia y suponen un
enriquecimiento y desarrollo de la vida sobrenatural que ya
se posee.
Por excepción, el sacramento de la confesión es también
sacramento de vivos, cuando quien lo recibe no tiene
pecado mortal.
b) La gracia sacramental
Además de esta gracia común a todos los sacramentos, hay
una gracia llamada sacramental, propia de cada uno de
ellos. Cada sacramento, en efecto, confiere una gracia
sacramental específica, distinta en cada uno de ellos, que
17
añade a la gracia santificante un cierto auxilio divino cuyo fin
es ayudar a conseguir el fin particular del sacramento.
La gracia sacramental proporciona al cristiano, en las
diversas situaciones de su vida espiritual y en el tiempo
oportuno, las gracias actuales necesarias para cumplir sus
deberes. Los padres, p. ej., en virtud del sacramento del
matrimonio tendrán gracia para recibir y educar
cristianamente a los hijos; los sacerdotes contarán con los
auxilios necesarios para el desempeño de su ministerio; etc.
Para éste estudio se observará en su momento en los
efectos de la Eucaristía y la Reconciliación al momento de
tratar cada uno de ellos en el acápite del Catecismo de la
Iglesia Católica.
C) El carácter
Es verdad de fe (cfr. Dz. 852; 411 y 695, Catecismo, n.
1121) que el bautismo, la confirmación y el orden sacerdotal
imprimen en el alma el carácter, es decir, una marca
espiritual indeleble que hace que esos tres sacramentos no
se puedan volver a recibir. En la Sagrada Escritura se
designa el carácter como "sello divino" o "sello del Espíritu
Santo" (cfr. II Cor. 1, 21 ss.; Ef. 1, 13; 1, 30).
Quien recibe uno de estos tres sacramentos, está para
siempre sellado por Cristo: llevar consigo sus rasgos, como
el hijo lleva los rasgos de su padre, de modo indestructible.
Los pecados pueden desfigurar esos rasgos, pero no
aniquilarlos; incluso el bautizado que se condena permanece
con ellos.
Según la teología de los Padres de la Iglesia, el carácter
permite a los bautizados ser reconocidos en el cielo: Dios y
los ángeles distinguen con el carácter sacramental la
pertenencia a Cristo de los bautizados, de los confirmados y
de los ordenados, de igual modo que la circuncisión permitía
18
reconocer a los descendientes de Abraham. Por eso, el
recibir el sello es garantía y prenda de vida eterna.
Resumiendo, se puede decir que el carácter es un: signum
configurativum (signo configurativo), porque asemeja a
Cristo, nos configura con El; signum distinctivum (signo
distintivo), porque distingue a quien lo recibe; signum
dispositivum (signo dispositivo), porque capacita para el
culto divino.
La esencia del carácter, es una especie de "potencia" o
"poder" que hace al hombre apto para realizar los actos del
culto divino. En otras palabras, el carácter es una
participación del sacerdocio de Cristo, esto es, de su
mediación entre Dios y los hombres.
1.2.8. La eucaristía y la reconciliación en la sagrada escritura.
Unimos los textos bíblicos de la Eucaristía y la Reconciliación por
libros con la finalidad de mantener entender la intención del autor sagrado
al escribir y por lo tanto el estilo del libro.
Es imposible hablar de manera más realista e indubitable: no hay
dogma más manifiesto y claramente expresado en la Sagrada Escritura.
Lo que Cristo prometió en Cafarnaúm, lo realizó en Jerusalén en la Ultima
Cena.
En el Antiguo Testamento Dios había manifestado a su pueblo con
qué sacrificios quería ser honrado. Sin embargo, esos sacrificios eran aún
imperfectos, sombra y figura del sacrificio perfecto que le ofrecería su hijo
al venir al mundo y morir en la cruz: sacrificio único y de valor infinito.
En el año 420 A. C., Dios envió al último profeta, Malaquías, quien
habló así en su nombre: "Se acabó ya mi benevolencia para con vosotros,
¡oh sacerdotes hebreos, que me ofrecéis sacrificios en el Templo! Porque
he aquí que (la mirada del profeta escudriñaba aquí el porvenir) desde
Oriente hasta Occidente mi gloria se difunde entre todos los pueblos y en
todo lugar se me ofrece una víctima que es toda ella pura. Porque grande
es mi gloria entre los pueblos, dice el Señor "(Mal. 1, 10-11).
19
Este nuevo sacrificio no puede ser ninguno de la antigua ley.
Primero, por el rechazo a los sacerdotes hebreos. Luego, porque en la
antigua alianza se ofrecían sacrificios en el Templo de Jarusalén; ahora
se ofrecer en todo lugar. En el Templo, las víctimas no eran
necesariamente gratas a Dios; ahora será una víctima siempre pura y
grata a su presencia, al tratarse del mismo Hijo de Dios. Por último, los
sacrificios antiguos se reservaban a los judíos; ahora se extenderá entre
todos los pueblos.
1.2.9. Los testimonios evangélicos.
El Evangelio presenta de forma clara y contundente la intención de
Jesús al instituir los sacramentos, lo que se pretende ahora es dejar
hablar y escuchar con devoción lo que cada uno de los evangelistas relata
dijo Jesús.
1.2.9.1. Versión de Marcos y Mateo.
A) La eucaristía
Mateo 22, 19-20
"Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y,
dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad y comed, este es mi
Cuerpo. Y tomando un cáliz y dando gracias se lo dio, diciendo:
Bebed de Él todos, que esta es mi Sangre del Nuevo Testamento,
que será derramada por muchos para remisión de los pecados"
Marcos 14, 22-24
"Mientras comían, tomó pan y, bendiciéndole lo partió, se lo dio y
dijo: Tomad, esto es mi Cuerpo. Tomando el cáliz , después de dar
gracias, se lo entregó, y bebieron de Él todos, Y les dijo: Esta es mi
Sangre de la alianza, derramada por muchos"
B) La reconciliación
Jesús promete, a los apóstoles, la potestad de perdonar o de
retener los pecados: "En verdad os digo: todo cuanto atareis en la
tierra ser atado en el cielo, y cuanto desatareis en la tierra, será
desatado en los cielos" (cfr. Mt. 18, 18).
20
Para que no hubiera duda de que los poderes que había prometido
a San Pedro personalmente (cfr. Mt. 16, 19) y a los demás
apóstoles con Él (cfr. Mt. 18, 18)
Un día, en Cafarnaúm, se agolpaba la gente en la casa donde
estaba Jesús: Vinieron unos trayéndole un paralítico que llevaban
entre cuatro. No pudiendo presentárselo a causa de la
muchedumbre, descubrieron la terraza por donde Él estaba, y
hecha una abertura, descolgaron la camilla en que yacía el
paralítico. Viendo Jesús su fe, dijo al paralítico: tus pecados te son
perdonados (Mc. 2, 3-6). Los escribas se asombraron ante esta
afirmación: ¿Cómo habla así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar
los pecados sino Dios? (Mc. 2, 7-8). Y como dando la razón a
aquellos hombres, Jesús manifestó su divinidad curando
inmediatamente a aquel paralítico.
1.2.9.2. Versión de Lucas.
A) La eucaristía
Lucas 22, 19-20
"Tomando el pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es
mi cuerpo, que será entregado por vosotros; haced esto en
memoria mía. Y el cáliz, después de haber cenado, diciendo: Este
cáliz es la nueva alianza en mi Sangre, que es derramada por
vosotros".
B) La reconciliación
Como era tan sorprendente la divina misericordia dispuesta a
perdonar, el Señor fue preparando a sus apóstoles y a sus
discípulos, perdonando El mismo los pecados al paralítico de
Cafarnaúm (cfr. Lc. 5, 18-26), a la mujer pecadora (cfr. Lc. 7, 37-50)
1.2.9.3. Versión de San Juan.
A) La eucaristía
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este
pan, vivirá para siempre, pues el pan que yo le doy‚ es mi carne,
para la vida del mundo. Entonces comenzaron los judíos a discutir
21
entre ellos y a decir: ‘¿Cómo puede darnos a comer su carne?’
Díjoles, pues, Jesús: “En verdad, en verdad os digo, si no coméis la
carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida
en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna, y yo lo resucitar‚ en el último día. Porque mi carne es
verdaderamente comida y mi sangre verdaderamente es bebida. El
que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en Él"
(Jn. 6, 51-56).
B) La reconciliación
La institución por Cristo, de la que se habla con toda claridad en la
Sagrada Escritura: Recibid al Espíritu Santo dijo Jesús a los
apóstoles; a quienes perdonareis los pecados les serán
perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos (Jn.
20, 22)
1.2.9.4. Versión de otros libros
Del Nuevo Testamento
A) La eucaristía
I Corintios 11, 23-25
"Porque yo he recibido del Señor lo que os he transmitido: que el
Señor Jesús, en la noche que fue entregado, tomo el pan y,
después de dar gracias lo partió y dijo: Este es mi cuerpo, que se
da por vosotros, haced esto en memoria mía. Y asimismo, después
de cenar, tomó el cáliz, diciendo: Este cáliz es el nuevo testamento
en mi Sangre; cuántas veces lo bebáis, heced esto en memoria
mía...Así pues, quien coma el pan y bebe el cáliz indignamente,
será reo del Cuerpo y la Sangre del Señor".
"Todos -narran los Hechos de los Apóstoles- perseveraban en la
doctrina de los apóstoles y en la comunicación de la fracción del
pan, y en la oración" (Hechos 2, 42).
San Pablo mismo testimonia la fe firme en la presencia real de la
primitiva cristiandad de Corinto: "El cáliz de bendición que
bendecimos, ¿no es la comunión de la Sangre de Cristo? El pan
22
que partimos, ¿no es comunión del Cuerpo de Cristo? (. . .) Porque
cuantas veces comáis éste pan y bebáis el cáliz, anunciáis la
muerte del Señor hasta que El venga. De modo que quien comiere
el pan o bebiere cl cáliz del Señor indignamente, será reo del
Cuerpo y de la Sangre del Señor" (I Cor. 10, 16; 11, 26-27).
B) La reconciliación
Empleando las palabras y las expresiones de San Pablo (cfr. I Tim.
3, 15ss.) donde manifiesta que a Dios se le ha de llamar mysterium
o sacramentum pietatis: Para conocer el pecado era necesario fijar
la mirada en su naturaleza, que se nos ha dado a conocer por la
revelación de la economía de la salvación: el pecado es
el mysterium iniquitatis. Pero en esta economía el pecado no es
protagonista, ni mucho menos vencedor.
1.2.10. El sacramento de la eucaristía.
1.2.10.1. El catecismo de la iglesia católica.
Del catecismo de la Iglesia Católica tomaremos las ideas
fundamentales sobre la Eucaristía, es esta la fuente principal de donde se
tomará el contenido para elaborar el cuestionario que nos indicará el nivel
de conocimiento que los estudiantes tienen de la Eucaristía.
1.2.10.2. El magisterio de la iglesia.
La ‘fracción del pan’ -sintagma técnico para designar la Eucaristía-
pasó pronto, junto con el bautismo, a ser el rito característico de los
primeros cristianos. Ellos creían con absoluta sencillez que el pan
consagrado era el Cuerpo de Cristo. Los Apóstoles y sus sucesores
presentaban a los fieles el pan consagrado diciendo: Corpus Christi, y los
fieles respondían Amén. La Eucaristía era Jesús, y nadie habló jamás de
símbolo o figura.
Uno de los Santos Padres lo explica así: "Este pan es pan antes de
la consagración; no bien ha tenido lugar, el pan pasa a ser la Carne de
Cristo. . . Ved, pues, cuán eficaz es la palabra de Cristo. . . Así pues,
cuando lo recibes, no dices en vano ‘Amén’, confesando en espíritu que
23
recibes el Cuerpo de Cristo. El sacerdote te dice: ‘El Cuerpo de Cristo’ y tú
dices: ‘Amén’; esto es, ‘verdadero’" .
Del siglo II tenemos, entre muchos, el testimonio de San Ignacio de
Antioquía: “La Eucaristía es la carne de Nuestro Salvador Jesucristo, que
padeció por nuestros pecados, y a la que el Padre por su bondad ha
resucitado” (Ep. ad Smyrn. 7, 1). Y, como para prevenir posibles
interpretaciones mediatizadas, otro escritor de la antigüedad dice: Porque
el Señor no dijo: “Esto es un símbolo de mi cuerpo y esto es un símbolo
de mi sangre”. Nos enseña a no considerar la naturaleza de la cosa
propuesta a los sentidos, ya que con las palabras pronunciadas sobre la
ofrenda por ella se cambia en su carne y en su sangre.
Esta fe se ha mantenido en la Iglesia a lo largo de todos los siglos
posteriores. Ha sido enriquecida con un desenvolvimiento filosófico y
teológico, uniforme con la Tradición, que ha venido a profundizar y a
clarificar el dogma.
1.2.10.3. Concilios
Todo bautizado es sujeto capaz de recibir válidamente la
Eucaristía, aunque se trate de un niño (Concilio de Trento, cfr. Dz. 893).
La validez de la confección de la Eucaristía depende, por tanto, de
la validez de la ordenación: consagrar es tarea propia y exclusiva del
sacerdocio ministerial.
Lo anterior es verdad de fe, declarada contra los valdenses
(Concilio de Letrán en 1215; cfr. Dz. 424), que rechazaban la jerarquía y
otorgaban a todos los fieles los mismos poderes. A su vez, el Concilio de
Trento condenó la doctrina protestante, que no establecía diferencia
esencial entre el sacerdocio común de todos los fieles, y el sacerdocio
ministerial propio de quienes reciben el sacramento del Orden (cfr. Dz.
949, 961).
Todos los efectos que el manjar y la bebida corporal producen en
relación con la vida del cuerpo, sustentándola, aumentándola,
reparándola y deleitándola, todos esos los produce este sacramento en
24
relación con la vida del espíritu (Concilio de Florencia, Decretum pro
Armeniis, Dz. 698).
En la Comunión Jesús asume la posición de Médico, que
suministra el remedio para la enfermedad y fortalece nuestra debilidad,
preservándonos de los pecados futuros: por ello el Concilio de Trento
llama a la Eucaristía ‘Antídoto, con el que somos liberados de las culpas
cotidianas y somos preservados de los pecados mortales’ (Dz. 875).
El Concilio de Trento (Dz. 938, 940) enseña que el sacrificio de la
misa es esencialmente el mismo de la Cruz (es una misma la Víctima, el
Sacerdote y los fines); difiere en el modo como se ofrece (en la Cruz, de
modo cruento, con derramamiento de sangre; incruentamente en la
Eucaristía).
Todas las objeciones que el demonio o los mundanos hacen a la
frecuencia de la Sagrada Comunión, y todas las que le han sido hechas
en el transcurso de los siglos, fueron cuidadosamente estudiadas por
orden de San Pío X, por la Sagrada Congregación del Concilio, lo que dio
lugar a que, al encontrarlas contrarias al Evangelio, el Papa de la
Eucaristía promulgara el 20 de diciembre de 1905, su Decreto "Sacra
Tridentina Synodus", en el que llama a todos los fieles a la Comunión
frecuente y diaria, con solo estas dos condiciones: 1ª. Que nos lleve a
comulgar recta intención y 2ª. Que no tengamos conciencia de pecado
mortal.
A estos dos respectos nos dice San Pío X en su Decreto: "La
rectitud de intención consiste en que aquel que comulga, no lo haga por
rutina, sino por agradar a Dios, unirse más y más a Él por el amor y
aplicar esta medicina divina a sus debilidades y defectos y que aunque
convenga en gran manera que los que comulguen frecuentemente o
diariamente, estén libres de pecados veniales, al menos de los
completamente voluntarios y de su efecto, basta sin embargo con que
estén libres de pecados mortales, y que tengan propósito de nunca más
pecar"
25
Recomienda también San Pío X a los confesores, tengan mucho
cuidado de no alejar de la comunión frecuente y diaria a los que están en
estado de gracia y se acercan a comulgar con recta intención.
En el 4º artículo recomienda a los fieles que procuren hacer bien
sus comuniones en estos términos: " Como los sacramentos de la ley
nueva, aunque produzcan su efecto por sí mismos, lo causan sin embargo
más abundante cuanto mejores son las disposiciones de los que los
reciben, se ha de procurar que proceda a la comunión una preparación
cuidadosa y le siga una conveniente acción de gracias, conforme a las
fuerzas, condiciones y deberes de cada uno".No podía San Pío X
llamarnos a la Sagrada Comunión en mejores términos
1.2.10.4. El rito de la eucaristía
El Rito de la Eucaristía es importante ya que si el estudiante lo
conoce es muy probable que descubra también en realidad el valor
salvífico que ella tiene, puesto que el mismo es una espléndida
catequesis sobre la Eucaristía.
Ritos iniciales
Saludo
Sacerdote: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Pueblo: Amén.
S.: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la
comunión del Espíritu Santo
estén con todos vosotros.
P.: Y con tu espíritu.
Acto penitencial
Hermanos: antes de celebrar los sagrados misterios reconozcamos
nuestros pecados.
Yo confieso, ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen,
26
a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
Amén.
S.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleva a la vida eterna.
P.: Amén.
Gloria
Gloria a Dios en el cielo
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias.
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre:
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros:
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Oración
Del día correspondiente.
Liturgia de la Palabra
Del día correspondiente.
Homilía
27
Credo
(Símbolo Niceno-Constantinopolitano)
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato:
padeción y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
28
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Liturgia Eucarística
Presentación del pan
S.: Bendito seas, Señor, Dios del universo por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos:
Él será para nosotros pan de vida.
P.: Bendito seas por siempre, Señor.
S.: Bendito seas, Señor,
Dios del universo por este vino,
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos:
Él será para nosotros bebida de salvación.
P.: Bendito seas por siempre, Señor.
Invitación a la oración
S.: Orad, hermanos, para que este sacrificio,
mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
P.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su Nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia..
29
Plegaria Eucarística
Diálogo
S.: El Señor esté con vosotros.
P.: Y con tu espíritu.
S.: Levantemos el corazón.
P.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
S.: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
P.: Es justo y necesario.
Prefacio
El correspondiente al tiempo litúrgico y/o al día.
Santo
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Consagración
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad:
santifica estos dones con la efusión de Espíritu,
de manera que sean para nosotros Cuerpo y
Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada, tomó pan;
dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
Tomad y comed todos de Él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo,
acabada la cena, tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo, l
o pasó a sus discípulos diciendo:
30
Tomad y bebed todos de Él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía.
Aclamación
S.: Este es el Sacramento de nuestra fe.
P.: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
Memorial
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu
presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Intercesiones
Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el Papa N.,
con nuestro obispo N.
Y todos los que en ella cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
(En las misas de difuntos)
Recuerda a tu hijo/a N,
a quien llamaste de este mundo a tu presencia;
concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo,
comparta también con Él la gloria de la resurrección.
31
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección
y de todos los que han muerto en tu misericordia:
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros;
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Doxología
Por Cristo, con Él y en Él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
Rito de comunión
Padrenuestro
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación,
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mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador,
Jesucristo.
P.: Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.
Paz
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz os dejo, mi paz os doy».
No tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia,
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
S.: La paz del Señor sea siempre con vosotros
P.: Y con tu espíritu.
S.: Daos fraternalmente la paz.
(gesto de paz)
Cordero de Dios
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
S.: Este es el Cordero de Dios, due quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la Cena del Señor.
P.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Comunión
Oración
Rito de conclusión
S.: El Señor esté con vosotros.
P.: Y con tu espíritu.
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S.: La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
P.: Amén.
S.: Podéis ir en paz.
P.: Demos gracias a Dios.
1.2.11. El sacramento de la reconciliación.
1.2.11.1. El catecismo de la iglesia católica
Del Catecismo de la Iglesia Católica, se tomará las ideas
fundamentales sobre la reconciliación, es la fuente principal de donde se
tomará el contenido para elaborar el cuestionario que nos indicará el nivel
de conocimiento que los estudiantes tienen de la reconciliación.
1.2.11.2. El magisterio de la iglesia.
Señala Juan Pablo II (1985), la confesión es siempre un encuentro
personal con Cristo: La Iglesia, observando la praxis plurisecular del
sacramento de la penitencia -la práctica de la confesión individual, unida
al acto personal de dolor y al propósito de la enmienda y satisfacción-,
defiende el derecho particular del alma. Es el derecho a un encuentro
personal del hombre con Cristo crucificado que perdona, con Cristo que
dice, por medio del ministro del sacramento de la reconciliación: `Tus
pecados te son perdonados" (Mc. 2, 5).
Precisamente por estas razones la Iglesia ordena la práctica de
este sacramento como personal y auricular, tolerando por graves motivos
-como señalaremos más adelante-, la práctica de la absolución general,
que no reúne las características de verdadero juicio.
Por la práctica universal de la Iglesia que, aun en las épocas de
máximo rigor disciplinar, absolvía los pecados más aborrecibles -llamados
ad mortem- una vez en la vida, y siempre en el momento de la muerte;
señal evidente de que la Iglesia tenía plena conciencia de su ilimitada
potestad sobre toda clase de pecados (cfr. Dz. 43, 52a, 57 III, 430, 894,
903).
34
Juan Pablo II (1985) La confesión de todos los pecados cometidos
después del bautismo, con objeto de obtener de Dios el perdón, a través
de la absolución del sacerdote, no se puede reducir a un intento de
autoliberación psicológica, aunque corresponde a la necesidad legítima y
natural de abrirse a alguno, que es connatural al corazón humano; es un
gesto litúrgico, solemne en su dramaticidad, humilde y sobrio en la
grandeza de su significado. Es el gesto del hijo pródigo que vuelve al
padre y es acogido por Él con el beso de la paz; gesto de lealtad y de
valentía; gesto de entrega de sí mismo, por encima del pecado, a la
misericordia que perdona.
El Magisterio de la Iglesia declaró solemnemente en el Concilio de
Trento: "Si alguno dijere que para la remisión de los pecados en el
sacramento de la penitencia no es necesario por derecho divino confesar
todos y cada uno de los pecados mortales, sea anatema" (Dz. 917).
Enseña el Magisterio de la Iglesia (cfr. Instrucción de la Sagrada
Penitenciaría del 25-III-1944, nn. 4-5) que no debe admitirse ninguna
inquietud si, después de la confesión y de haber hecho el conveniente
examen de conciencia, se reparase en el olvido de algún pecado grave.
Sin embargo, estos pecados recordados más tarde, deben manifestarse
en la siguiente confesión que se realice.
Para lograr que la confesión sea sincera, ya desde el momento
mismo de su preparación a través del examen, ha de tenerse en cuenta
que la acusación de los pecados debe ser natural, sencilla, clara y
completa:
Natural: conviene emplear pocas palabras, las justas, a fin de decir
con humildad lo que culpablemente hemos hecho y omitido;
Sencilla: no divagar, ni perderse en generalidades y detalles
superfluos, señalando dónde radicó nuestra voluntad de pecar;
Clara: sin manifestar circunstancias innecesarias, guardando la
oportuna modestia en el modo de hablar, pero permitiendo que el
sacerdote entienda bien el pecado cometido;
35
Completa: abarcando todos y cada uno de los pecados mortales
cometidos desde la última confesión bien hecha.
Se puede hablar de pecado social, ya que el pecado de cada uno
repercute en cierta manera en los demás. En ésta señala Juan Pablo II la
otra cara de aquella solidaridad que, a nivel religioso, se desarrolla en el
misterio profundo y magnífico de la comunión de los santos, merced a la
cual se ha podido decir que ‘toda alma que se eleva, eleva al mundo’. A
esta ley de la elevación corresponde, por desgracia, la ley del descenso,
de suerte que se puede hablar de una comunión del pecado, por el que
una alma que se abaja por el pecado abaja consigo a la Iglesia y, en
cierto modo, al mundo entero (Exhort. Apost. Reconciliatio et Paenitentia,
n. 16).
Juan Pablo II lo decía recientemente: Es necesario recordar que la
Iglesia, guiada por la fe en este augusto Sacramento, enseña que ningún
cristiano, consciente de pecado grave, puede recibir la Eucaristía antes de
haber obtenido el perdón de Dios (Exhort. apost. Reconciliatio et
Paenitentia, n. 27).
El Código de Derecho Canónico lo prescribe explícitamente: Quien
tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni
comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental
(c. 196).
En este sentido, y sin prejuzgar, la Iglesia aconseja que los niños
en edad de razón reciban el sacramento de la penitencia antes de recibir
la primera comunión.
1.2.11.3. Concilios
El Concilio de Trento declara que nadie debe acercarse a la
Sagrada Eucaristía con conciencia de pecado mortal, por muy contrito que
le parezca estar, sin preceder la confesión sacramental (Dz. 880).
Es una verdad de fe definida que, para lograr la salvación, tienen
necesidad de este sacramento todos los que hubieren caído en pecado
mortal después de recibido el bautismo (Concilio de Trento, cfr. Dz. 895).
36
De acuerdo a la explicación que da Santo Tomás, reafirmada por el
Concilio de Trento (cfr. Dz. 699, 896, 914, ver también Catecismo, n.
1448), el signo sensible lo componen la absolución del sacerdote y los
actos del penitente.
La actuación del ministro que imparte el perdón en nombre de
Cristo se resume en las palabras de la absolución, que constituyen la
forma del sacramento;
La actuación del penitente se concreta en las disposiciones con
que se prepara para recibir la absolución, y constituyen la materia del
sacramento: esas disposiciones son la contrición o dolor de los pecados,
la confesión o manifestación de los mismos, y la satisfacción para
compensarlos de algún modo.
1.2.11.4. Diversos nombres del sacramento
El principal objetivo de este Sacramento, es la reconciliación con
Dios y con la iglesia. Es por ello el Sacramento de la Reconciliación.
Pero no puede darse dicha reconciliación si permanece en pecado,
por lo que se impone una conversión de 180 grados, alejándonos de todo
aquello que nos aparta de Dios. Por eso también recibe el nombre de
Conversión.
No podríamos convertirnos sin un sincero arrepentimiento, que en
latín, lengua oficial de la Iglesia Católica, se dice "penitere" y por eso es el
Sacramento de la Penitencia, que incluye una reparación por parte del
pecador.
Declarar los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de
la reconciliación y por eso, también se denomina confesión.
Es igualmente el Sacramento del Perdón porque por la absolución
sacramento del sacerdote, Dios concede al penitente "el perdón y la paz".
1.2.11.5. Las partes y el rito de la reconciliación
A) El sacramento y sus partes
«El discípulo de Cristo que, después del pecado, movido por el
Espíritu Santo, acude al sacramento de la Penitencia, ante todo debe
convertirse de todo corazón a Dios. Esta íntima conversión del
37
corazón, que incluye la contrición del pecado y el propósito de una
vida nueva, se expresa por la confesión hecha a la Iglesia, por la
adecuada satisfacción y por el cambio de vida. Dios concede la
remisión de los pecados por medio de la Iglesia, a través del ministerio
de los sacerdotes» (Praenotanta a la edición típica del Ritual Romano,
II,6).
Contrición
Los actos del penitente ocupan el primer lugar la contrición, que
es un dolor del alma y uno que detesta el pecado cometido con el
propósito de no pecar de ahora en adelante (AQ. Consejo de
Trento, De sacrament Poenitentiae, CAP. I ) ... De esta contrición
de memoria la verdad depende de la penitencia. Entonces, la
conversión debería penetrar en lo más profundo del hombre para
que él te ilumine cada día más completamente y se conforme
cada vez más a Cristo »(Preanotanda, II, 6a).
Confesión
La confesión de faltas, nacientes del verdadero autoconocimiento
ante Dios y de la contrición de los mismos pecados, es parte del
sacramento de la penitencia. Este examen interior del propio
corazón y la acusación externa deben hacerse a la luz de la
piedad divina. La confesión, en nombre del penitente, exige la
voluntad de abrir el corazón al ministro de Dios; Y en nombre del
ministro, una sentencia., II, 6b).
Satisfacción
La verdadera conversión se hace realidad con la satisfacción de
los pecados, el cambio de vida y la reparación de los daños. El
objeto y la cantidad de satisfacción deben asentar a cada
penitente, para que así cada uno repare el orden que destruyó y
se cure con un medicamento opuesto a la enfermedad que lo
angustió. Es conveniente, entonces, que la pena impuesta sea
realmente un remedio del pecado cometido y, de alguna manera,
renueve la vida. De esta manera, el penitente, olvidando lo que
38
queda atrás (Flp 3.13), se injerta nuevamente en el misterio de la
salvación y se dirige nuevamente hacia los bienes futuros »(ibíd.,
II, 6c).
Absolución
El pecador que manifiesta su conversión concede al ministro en
la confesión sacramental, a Dios su perdón mediante el signo de
la absolución y así el sacramento de la penitencia alcanza su
plenitud. Por lo tanto, de acuerdo con el plan visible de Dios, el
que la humanidad y la bondad de El Salvador han preparado
para el hombre (AQ. Tit. 3,4-5), Dios quiere salvarnos y restaurar
su alianza con nosotros. medios de signos visibles.
De esa manera, por medio del sacramento de la penitencia, el
Padre da la bienvenida al hijo recurrente a él, Cristo toma sobre
sus hombros la oveja perdida y la conduce nuevamente al redil y
el Espíritu Santo santifica su templo o judía en él con mayor
plenitud de nuevo; Todo se manifiesta al participar de nuevo, o
con más fervor que antes, en la mesa del Señor, con la cual una
gran alegría en el banquete de Dios de la Iglesia por el giro del
hijo de tierras lejanas explota de repente (AQ. Lc 15.7,10,32)
»(ibíd. II, 6d).
« Rito de la reconciliación
(Sacerdote)
* En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
* Dios, que ha iluminado nuestros corazones, te conceda un
verdadero conocimiento de tus pecados y de su misericordia.
(Penitente)
* Amén.
(Si se considera oportuno,
el sacerdote recita o lee algún texto de la Sagrada Escritura)
39
Escuchemos al Señor, que nos dice:
Les daré un corazón íntegro
e infundiré en ellos un espíritu nuevo:
les arrancaré el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne,
para que sigan mis leyes
y pongan por obra mis mandatos;
serán mi pueblo
y yo seré su Dios
(Ez 11,19-20)
Imposición de manos
y absolución
Dios, Padre misericordioso,
que reconcilió consigo al mundo
por la muerte y la resurrección de su Hijo
y derramó el Espíritu Santo
para la remisión de los pecados,
te conceda, por el ministerio de la Iglesia,
el perdón y la paz.
Y YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS
EN EL NOMBRE DEL PADRE,
Y DEL HIJO,
Y DEL ESPÍRITU SANTO.
Amén.
* (Sacerdote) Dad gracias al Señor, porque es bueno.
* (Penitente) Porque es eterna su misericordia.
* (Sacerdote) El Señor ha perdonado tus pecados. Vete en paz.
1.2.12. Pastoral sacramental.
Lo mismo que los niños que Dios te trata; ¿Y qué hijo hay a quien
tu padre no corrige? (Hb 12.7). La salvación de la persona, que es el final
de la revelación, se manifiesta también como fruto de una original y eficaz
«pedagogía de Dios» a lo largo de la historia.
40
En la analogía con costumbres humanas y según las categorías
culturales de cada Sagrada Escritura de tiempo, Sagrada nos regala a
Dios como un padre clemente, un maestro, un sabio que se encarga de la
persona - el individuo y la comunidad en las condiciones en las cuales él
encuentra, la libera de los bonos de maldad, la llevan a él con corbatas de
amor, la hacen crecer progresivamente y pacientemente hacia la madurez
de un niño libre, fiel y obediente para su palabra. Con este fin, como un
pronosticador y educador brillante, Dios transforma los acontecimientos
de la vida de sus personas en las lecciones de sabiduría adaptándose a
edades diferentes y situaciones de vida. A través de la instrucción y la
catequesis él pone sus manos un mensaje que es transmitido de
generación en generación, le corrige recordándole de la recompensa y el
castigo, convierte las mismas pruebas y los sufrimientos en formativo. En
verdad, favoreciendo el encuentro de una persona con Dios, que es la
tarea del catequista, recursos introducción el centro y confección en sí la
relación que Dios tiene con la persona y siendo guiado por él.
Cuando la integridad de los tiempos llegó, Dios envió al género
humano a su Hijo, Jesucristo. Él le dio al mundo el regalo supremo de
salvación, llevando a cabo su misión redentora a través de un proceso
que continuó la "pedagogía de Dios," con la perfección y la efectividad
inherente en la novedad de su persona. Con las palabras, las señales, las
obras de Jesús, a todo lo largo de su resumen pero vida intensa, los
discípulos tuvieron la experiencia directa de las características
fundamentales de la "pedagogía de Jesús", más tarde registrándoles en
los evangelios: la recepción del otro, especialmente los pobres, el
pequeño, el pecador como una persona amó y buscó por Dios; la
proclamación genuina del reino de Dios como las buenas noticias de la
verdad y la misericordia del Padre; un estilo de amor tierno y fuerte que
libera del mal y promueve la vida; la invitación apremiante a un modo de
vivir sostenido por la fe en Dios, la esperanza en el Re|ino y la caridad
hacia el prójimo; el empleo de todos los recursos propios de la
comunicación interpersonal, como la palabra, el silencio, la metáfora, la
41
imagen, el ejemplo, y otros tantos signos, como era habitual en los
profetas bíblicos. Invitando a los discípulos a seguirle totalmente y sin
condiciones, Cristo les enseña la pedagogía de la fe en la medida en que
comparten plenamente su misión y su destino.
« Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron
no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación: las
alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó » (Sal 78,3-4).
« Apolo había sido catequizado en el camino del Señor y, con
fervor de espíritu, hablaba y enseñaba con todo esmero lo referente a
Jesús » (Hch 18,25).
En este sentido se describe, en primer lugar, la relación de la
catequesis con el primer anuncio, que se realiza en la misión. Se muestra,
después, la íntima conexión entre la catequesis y los sacramentos de la
iniciación cristiana. A continuación se hace ver el papel fundamental de la
catequesis en la vida ordinaria de la Iglesia en su tarea de educar
permanentemente en la fe.
Hay que dar una consideración especial a la relación de la
catequesis con la enseñanza religiosa escolar, ya que ambas acciones
están profundamente relacionadas y, junto a la educación cristiana
familiar, son fundamentales para la formación de la infancia y de la
juventud.
1.2.12.1. En las parroquias.
Desde sus comienzos la Iglesia, que es « en Cristo como un
sacramento », vive su misión en continuidad visible y actual con la
pedagogía del Padre y del Hijo. Ella, « siendo nuestra Madre es también
educadora de nuestra fe ».
Estas son las razones profundas por las que la comunidad cristiana
es en sí misma catequesis viviente. Siendo lo que es, anuncia, celebra,
vive y permanece siempre como el espacio vital indispensable y primario
de la catequesis.
La Iglesia, ha generado a lo largo de los siglos un incomparable
patrimonio de pedagogía de la fe: sobre todo el testimonio de las
42
catequistas y de los catequistas santos; una variedad de vías y formas
originales de comunicación religiosa como el catecumenado, los
catecismos, los itinerarios de vida cristiana; un valioso tesoro de
enseñanzas catequéticas, de expresiones culturales de la fe, de
instituciones y servicios de la catequesis. Todos estos aspectos
constituyen la historia de la catequesis y entran con derecho propio en la
memoria de la comunidad y en el quehacer del catequista.
La catequesis, en cuanto comunicación de la revelación divina, se
inspira radicalmente en la pedagogía de Dios tal como se realiza en Cristo
y en la Iglesia, toma de ella sus líneas constitutivas y, bajo la guía del
Espíritu Santo, desarrolla una sabia síntesis de esa pedagogía,
favoreciendo así una verdadera experiencia de fe y un encuentro filial con
Dios. De este modo la catequesis:
– Es una pedagogía que se inserta y sirve al « diálogo de la
salvación » entre Dios y la persona, poniendo de relieve
debidamente el destino universal de esa salvación; en lo que
concierne a Dios, subraya la iniciativa divina, la motivación
amorosa, la gratuidad, el respeto de la libertad; en lo que se
refiere al hombre, pone en evidencia la dignidad del don
recibido y la exigencia de crecer constantemente en Él;
– Acepta el principio del carácter progresivo de la revelación,
de la trascendencia y carácter misterioso de la palabra de
Dios, así como su adaptación a las diversas personas y
culturas;
– Reconoce la centralidad de Jesucristo, palabra de Dios
hecha carne, que determina a la catequesis como «
pedagogía de la encarnación« , por la que el evangelio se ha
de proponer siempre para la vida y en la vida de las
personas;
– Reconoce el valor de la experiencia comunitaria de la fe,
como propia del pueblo de Dios, de la Iglesia;
43
– Se enraíza en la relación interpersonal y hace suyo el
proceso del diálogo;
– Se hace pedagogía de signos, en la que se entrecruzan
hechos y palabras, enseñanza y experiencia;
– Encuentra tanto su fuerza de verdad como su compromiso
permanente de dar testimonio en el inagotable amor divino,
que es el Espíritu Santo, ya que ese amor de Dios es la
razón última de su revelación.
La catequesis se configura de este modo como
proceso, o itinerario, o camino del seguimiento del Cristo del
Evangelio en el Espíritu hacia el Padre, emprendido con
vistas a alcanzar la madurez en la fe « según la medida del
don de Cristo » (Ef 4,4) y las posibilidades y necesidades de
cada uno.
En términos generales, se ha de observar que la crisis
espiritual y cultural, que está afectando al mundo, tiene en
las generaciones jóvenes sus primeras víctimas. También es
verdad que el esfuerzo por construir una sociedad mejor
encuentra en los jóvenes sus mejores esperanzas. Esto
debe estimular cada vez más a la Iglesia a realizar con
decisión y creatividad el anuncio del Evangelio al mundo
juvenil.
A ese respecto, la experiencia muestra que es útil
para la catequesis distinguir en esas edades entre
preadolescencia, adolescencia y juventud, sirviéndose
oportunamente de los resultados de la investigación
científica y de las condiciones de vida en los distintos países.
44
preadolescentes, hasta el punto de poder afirmar en relación
a ella que es una etapa ignorada.
Actualmente, con frecuencia los catequizandos de
esta edad, al recibir el sacramento de la confirmación,
concluyen también el proceso de iniciación sacramental,
pero a la vez tiene lugar su alejamiento casi total de la
práctica de la fe. Es necesario tomar en cuenta con seriedad
esta hecho y llevar a cabo una atención pastoral específica,
utilizando los medios formativos que proporciona el propio
camino de iniciación cristiana.
Respecto a las otras dos categorías, es necesario
distinguir la adolescencia de la juventud, aun sabiendo la
dificultad de definir de modo claro su significado. De modo
global, hablamos aquí de aquella etapa de la vida que
precede a la asunción de las responsabilidades propias del
adulto.
También la catequesis de jóvenes ha de ser revisada
y potenciada profundamente.
La Iglesia, que ve a los jóvenes como « la esperanza
», los contempla hoy como «un gran desafío para el futuro
de la Iglesia ».
El rápido y tumultuoso cambio cultural y social, el
crecimiento numérico de jóvenes, el alargamiento de la
etapa de la juventud antes de entrar a tomar parte en las
responsabilidades de los adultos, la falta de trabajo y en
ciertos países las condiciones permanentes de
subdesarrollo, las presiones de la sociedad de consumo..,
todo ayuda a perfilar el mundo de los jóvenes como el
tiempo de espera, a veces de desencanto y de
insatisfacción, incluso de angustia y de marginación. El
alejamiento de la Iglesia, o al menos la desconfianza hacia
ella, está presente en muchos como actitud de fondo. A la
45
vez, en los jóvenes se refleja a menudo la falta de apoyo
espiritual y moral de las familias y la precariedad de la
catequesis recibida.
Por otro lado, en numerosos jóvenes se descubre una
fuerte e impetuosa tendencia a la búsqueda de sentido de la
vida, a la solidaridad, al compromiso social, e incluso a la
misma experiencia religiosa...
De aquí se desprenden algunas consecuencias para
la catequesis.
Ante todo, el servicio de la fe tiene que estar atento a
las luces y las sombras de la condición de la vida de los
jóvenes, tal como se dan en las distintas regiones y
ambientes.
La propuesta explícita de Cristo al joven del Evangelio
es el corazón de la catequesis; propuesta dirigida a todos los
jóvenes y a su medida, en la comprensión atenta de sus
problemas. En el Evangelio, los jóvenes aparecen de hecho
como interlocutores directos de Jesucristo que les revela su
« singular riqueza », y que a la vez les compromete en un
proyecto de crecimiento personal y comunitario de valor
decisivo para la sociedad y la Iglesia.
Por eso no debe verse a los jóvenes como objeto de
la catequesis, sino como « sujetos activos, protagonistas de
la evangelización y artífices de la renovación social »
Por la amplitud de la tarea, corresponde ciertamente a
los directorios catequéticos de las Iglesias particulares y de
las Conferencias Episcopales nacionales y regionales
especificar, teniendo en cuenta las circunstancias, lo que
conviene en cada lugar.
Sin embargo, cabe indicar unas líneas generales comunes:
– Se ha de tener presente las diferentes situaciones religiosas:
jóvenes no bautizados; jóvenes bautizados que no han
46
realizado el proceso catequético ni completado la iniciación
cristiana; jóvenes que atraviesan crisis de fe a veces graves;
otros con posibilidades de hacer una opción de fe o que la
han hecho y esperan ser ayudados.
– No se puede olvidar que resulta provechosa aquella
catequesis que se puede llevar a cabo al interior de una
pastoral más amplia de preadolescentes, adolescentes y
jóvenes orientada al conjunto de problemas que afectan a
sus vidas. A este fin la catequesis debe integrar aspectos
tales como el análisis de la situación, la atención a las
ciencias humanas y de la educación y la colaboración de los
laicos y de los mismos jóvenes.
– Y son mediaciones útiles para una catequesis eficaz: Una
acción de grupo bien orientada, una pertenencia a
asociaciones juveniles de carácter educativo, y un
acompañamiento personal del joven, en el que destaca la
dirección espiritual.
Entre las diversas formas de catequesis de jóvenes,
hay que prever, teniendo en cuenta las situaciones, un
catecumenado juvenil en edad escolar; una catequesis que
complete y culmine la iniciación cristiana; una catequesis
sobre cuestiones específicas; así como encuentros más o
menos ocasionales e informales.
En general se ha de proponer a los jóvenes una
catequesis con itinerarios nuevos, abiertos a la sensibilidad y
a los problemas de esta edad, que son de orden teológico,
ético, histórico, social... En particular, deben ocupar un
puesto adecuado, la educación para la verdad y la libertad
según el Evangelio, la formación de la conciencia, la
educación para el amor, el planteamiento vocacional, el
compromiso cristiano en la sociedad y la responsabilidad
misionera en el mundo. Con todo hay que poner de relieve,
47
que la evangelización contemporánea de los jóvenes debe
adoptar con frecuencia un carácter misionero más que el
estrictamente catecumenal. En realidad, la situación exige a
menudo que la acción apostólica con los jóvenes sea de
índole humanizadora y misionera, como primer paso
necesario para que maduren unas disposiciones más
favorables a la acción estrictamente catequética. Por tanto,
muchas veces en la realidad, será oportuno intensificar la
acción precatecumenal al interior de procesos educativos
globales.
Una de las dificultades mayores a las que hay que
enfrentarte y dar respuesta se refiere a la diferencia de
lenguaje (mentalidad, sensibilidad, gustos, estilo,
vocabulario...) entre los jóvenes y la Iglesia (catequesis y
catequistas). Vale la pena por eso insistir en la necesidad de
una adaptación de la catequesis a los jóvenes, sabiendo
traducir a su lenguaje « con paciencia y buen sentido, sin
traicionarlo, el mensaje de Jesucristo ».
La parroquia es, sin duda, el lugar más significativo en
que se forma y manifiesta la comunidad cristiana. Ella está
llamada a ser una casa de familia, fraternal y acogedora,
donde los cristianos se hacen conscientes de ser pueblo de
Dios. La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas
las diversidades humanas que en ella se encuentran y las
inserta en la universalidad de la Iglesia. Ella es, por otra
parte, el ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe.
Constituye, por ello, un espacio comunitario muy adecuado
para que el ministerio de la Palabra ejercido en ella sea, al
mismo tiempo, enseñanza, educación y experiencia vital.
La parroquia está experimentando hoy, en muchos
países, hondas transformaciones. Profundos cambios
sociales la están afectando. En las grandes ciudades, « ha
48
sido sacudida por el fenómeno de la urbanización ». No
obstante, « la parroquia sigue siendo una referencia
importante para el pueblo cristiano, incluso para los no
practicantes ». Ella debe continuar siendo todavía la
animadora de la catequesis y « su lugar privilegiado », sin
dejar por eso de reconocer que, en ciertas ocasiones, la
parroquia no puede ser el centro de gravitación de toda la
función eclesial de catequizar, y que tiene necesidad de
complementarse con otras instituciones.
Para que la catequesis alcance toda su eficacia
dentro de la misión evangelizadora de la parroquia se
requieren algunas condiciones:
a) La catequesis de adultos debe asumir siempre una
importancia prioritaria. Se trata de impulsar « una catequesis
posbautismal, a modo de catecumenado, que vuelva a
proponer algunos elementos del Ritual de Iniciación Cristiana
de Adultos, destinados a hacer captar y vivir las inmensas
riquezas del bautismo recibido ».
b) Hay que plantearse, con valentía renovada, el anuncio
a los alejados y a los que viven en situación de indiferencia
religiosa. En este empeño, los encuentros presacramentales
(preparación al Matrimonio, al Bautismo y a la primera
Comunión de los hijos...) pueden resultar fundamentales.
c) Como referente sólido para la catequesis parroquial
se requiere la existencia de un núcleo comunitario
compuesto por cristianos maduros, ya iniciados en la fe, a
los que se les dispense un tratamiento pastoral adecuado y
diferenciado. Este objetivo se podrá alcanzar más fácilmente
si se promueve en las parroquias la formación de pequeñas
comunidades eclesiales.
d) Si se cumplen en la parroquia las anteriores
condiciones, que se refieren principalmente a los adultos, la
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catequesis destinada a niños, adolescentes y jóvenes, que
sigue siendo siempre imprescindible, se beneficiará
grandemente.
1.2.12.2. En el centro educativo
La escuela católica, es un lugar muy relevante para la formación
humana y cristiana. La declaración Gravissimum Educationis del Concilio
Vaticano II « marca un cambio decisivo en la historia de la escuela
católica: el paso de la escuela-institución al de la escuela-comunidad ».
La escuela católica busca, en no menor grado que las demás
escuelas, los fines culturales y la formación humana de la juventud. Su
nota distintiva es:
– Crear un ambiente de la comunidad escolar animado por el
espíritu evangélico de libertad y caridad,
– Ayudar a los adolescentes para que, en el desarrollo de la
propia persona, crezcan a un tiempo según la nueva criatura
que han sido hechos por el bautismo,
– Y ordenar últimamente toda la cultura humana según el
mensaje de la salvación.
50
esta escuela en razón del carácter católico de la misma, el
ministerio de la Palabra puede ejercerse allí de múltiples
formas: primer anuncio, enseñanza religiosa escolar,
catequesis, homilía. Dos de estas formas tienen, sin
embargo, en la escuela católica, un particular relieve: la
enseñanza religiosa escolar y la catequesis, cuyo respectivo
carácter propio ya ha quedado indicado.
Cuando los estudiantes y sus familias acuden a la
escuela católica por la calidad educativa de la misma, o por
otras eventuales circunstancias, la actividad catequética
queda necesariamente limitada y la propia enseñanza
religiosa cuando es posible realizarla se ve obligada a
acentuar su carácter cultural. La aportación de este tipo de
escuela subsiste siempre: como un servicio de gran valor a
los hombres, y como un elemento interno a la propia
evangelización de la Iglesia.
Dada la pluralidad de circunstancias socioculturales y
religiosas en que ejerce su labor la escuela católica a través
de las naciones, resultará oportuno que los Obispos y las
Conferencias Episcopales precisen la modalidad de
actividad catequética que corresponde realizar a la escuela
católica en los respectivos contextos.
Una consideración especial merece, dentro del
ministerio de la Palabra, el carácter propio de la enseñanza
religiosa escolar y su relación con la catequesis de niños y
jóvenes.
51
Lo que confiere a la enseñanza religiosa escolar su
característica propia es el hecho de estar llamada a penetrar
en el ámbito de la cultura y de relacionarse con los demás
saberes. Como forma original del ministerio de la Palabra, en
efecto, la enseñanza religiosa escolar hace presente el
Evangelio en el proceso personal de asimilación, sistemática
y crítica, de la cultura.
En el universo cultural, que interiorizan los estudiantes
y que está definido por los saberes y valores que ofrecen las
demás disciplinas escolares, la enseñanza religiosa escolar
deposita el fermento dinamizador del Evangelio y trata de
alcanzar verdaderamente los demás elementos del saber y
de la educación, a fin de que el Evangelio impregne la mente
de los estudiantes en el terreno de su formación y que la
armonización de su cultura se logre a la luz de la fe.
Para ello, es necesario que la enseñanza religiosa
escolar aparezca como disciplina escolar, con la misma
exigencia de sistematicidad y rigor que las demás materias.
Ha de presentar el mensaje y acontecimiento cristiano con la
misma seriedad y profundidad con que las demás disciplinas
presentan sus saberes. No se sitúa, sin embargo, junto a
ellas como algo accesorio, sino en un necesario diálogo
interdisciplinar. Este diálogo ha de establecerse, ante todo,
en aquel nivel en que cada disciplina configura la
personalidad del estudiante. Así, la presentación del
mensaje cristiano incidirá en el modo de concebir, desde el
Evangelio, el origen del mundo y el sentido de la historia, el
fundamento de los valores éticos, la función de las religiones
en la cultura, el destino del hombre, la relación con la
naturaleza... La enseñanza religiosa escolar, mediante este
diálogo interdisciplinar, funda, potencia, desarrolla y
completa la acción educadora de la escuela.
52
La enseñanza religiosa escolar se desarrolla en
contextos escolares diversos, lo que hace que, manteniendo
su carácter propio, adquiera también acentos diversos. Estos
acentos dependen de las condiciones legales y
organizativas, de la concepción didáctica, de los
presupuestos personales de los educadores y de los
estudiantes, y de la relación de la enseñanza religiosa
escolar con la catequesis familiar y parroquial.
No es posible reducir a una única forma todas las
modalidades de enseñanza religiosa escolar que se han
desarrollado en la historia como consecuencia de los
acuerdos con los Estados y de las decisiones tomadas por
diferentes conferencias episcopales. Es, sin embargo,
necesario que, de conformidad con las correspondientes
situaciones y circunstancias, la orientación que se dé a la
enseñanza religiosa escolar, responda a su finalidad y a sus
peculiares características.
Los estudiantes tienen el derecho de aprender, con
verdad y certeza, la religión a la que pertenecen. Este
derecho a conocer más a fondo la persona de Cristo y la
integridad del anuncio salvífico que Él propone, no puede ser
desatendido. El carácter confesional de la enseñanza
religiosa escolar, desarrollada por la Iglesia según las
modalidades y formas establecidas en cada país, es —por
tanto— una garantía indispensable ofrecida a las familias y a
los estudiantes que eligen tal enseñanza.
Para la escuela católica, la enseñanza religiosa
escolar así identificada y complementada con otras formas
del ministerio de la Palabra (catequesis, celebraciones
litúrgicas...), es parte indispensable de su tarea educativa y
fundamento de su propia existencia.
53
La enseñanza religiosa escolar, en el marco de la
escuela estatal y en el de la no confesional, donde la
autoridad civil u otras circunstancias impongan una
enseñanza religiosa común a católicos y no católicos, tendrá
un carácter más ecuménico y de conocimiento interreligioso
común.
En otras ocasiones, la enseñanza religiosa escolar
podrá tener un carácter más bien cultural, dirigida al
conocimiento de las religiones, y presentando con el debido
relieve la religión católica. También en este caso, sobre todo
si es impartida por un profesor sinceramente respetuoso, la
enseñanza religiosa mantiene una dimensión de verdadera
preparación evangélica.
La situación de vida y de fe de los estudiantes que
asisten a la enseñanza religiosa escolar se caracteriza por
una inestabilidad notable y continua. La enseñanza religiosa
escolar ha de tener en cuenta esta realidad cambiante para
poder alcanzar su finalidad.
La enseñanza religiosa escolar ayuda a los
estudiantes creyentes a comprender mejor el mensaje
cristiano en relación con los problemas existenciales
comunes a las religiones y característicos de todo ser
humano, con las concepciones de la vida más presentes en
la cultura, y con los problemas morales fundamentales en los
que, hoy, la humanidad se ve envuelta.
Por otra parte, los estudiantes que se encuentran en
una situación de búsqueda, o afectados por dudas
religiosas, podrán descubrir gracias a la enseñanza religiosa
escolar que es exactamente la fe en Jesucristo, cuáles son
las respuestas de la Iglesia a sus interrogantes,
proporcionándoles así la oportunidad de reflexionar mejor
sobre la decisión a tomar.
54
Finalmente, cuando los estudiantes no son creyentes,
la enseñanza religiosa escolar asume las características de
un anuncio misionero del Evangelio, en orden a una decisión
de fe, que la catequesis, por su parte, en un contexto
comunitario, ayudará después a crecer y a madurar.
La educación cristiana familiar, la catequesis y la
enseñanza religiosa escolar, cada una desde su carácter
propio, están íntimamente relacionadas dentro del servicio
de la educación cristiana de niños, adolescentes y jóvenes.
En la práctica, sin embargo, deben tenerse en cuenta,
diferentes elementos variables, que puntualmente se
presentan, a fin de proceder con realismo y prudencia
pastoral en la aplicación de las orientaciones generales.
Por tanto, corresponde a cada diócesis o región
pastoral discernir las diversas circunstancias que concurren,
bien en cuanto a la existencia o no de una iniciación cristiana
en el ámbito de las familias para sus propios hijos, bien en
cuanto a los cometidos formativos que en la tradición o
situación local ejercen las parroquias, las escuelas, etc.
En consecuencia, las Iglesias particulares y la
Conferencia Episcopal establecerán las orientaciones
propias para los diversos ámbitos, fomentando unas
actividades que son distintas y se complementan.
Inspirándose continuamente en la pedagogía de la fe,
el catequista configura un servicio a modo de un itinerario
educativo cualificado; es decir, por una parte, ayuda a la
persona a abrirse a la dimensión religiosa de la vida, y por
otra le propone el Evangelio de tal manera que penetre y
transforme los procesos de comprensión, de conciencia, de
libertad y de acción, de modo que haga de la existencia una
entrega de sí a ejemplo de Jesucristo.
55
A este fin, el catequista conoce y se sirve, desde una
perspectiva cristiana, de los resultados de las ciencias de la
educación.
56
CAPÍTULO II
DISEÑO METODOLÓGICO
57
con Cristo, así mismo por que ayudan a transmitir con la palabra y con la
obra lo que el Señor va realizando en sus propias vidas y en su alma,
convirtiéndose de esa manera en un apóstol más de Jesús
Aquellos que estamos convencidos que la formación integral y el
desarrollo pleno de los estudiantes se da plenamente en la radical unión
con Cristo encontramos hoy una seria interrogante pues vemos cada vez
más un alejamiento de nuestra sociedad y de los jóvenes en particular
una cierta indiferencia para con la Palabra de Dios y el mensaje que ella
nos trasmite.
58
conocen ni la siguen como debería de ser ya que por los cambios
constantes de nuestra sociedad se encuentran con otro pensar otras
ideas y/o con otro ritmo de vida alejados de la fe religiosa.
2.2. Justificación
Se puede constatar a simple vista en la sociedad la indiferencia
que muestran los jóvenes acerca del tema religioso, dando como
resultado de ello una limitada y deficiente formación integral de los
mismos, es pues necesario que los educadores de la fe intervengan y se
fortalezca la formación sacramental.
2.3. Interrogantes
2.3.1. Interrogante General
¿Cuál es el nivel de conocimiento y la frecuencia de la participación de los
Sacramentos de la eucaristía y la reconciliación en los estudiantes del
quinto de secundaria de la institución educativa San Luis Gonzaga del
distrito de Socabaya 2018
59
2.3.2. Interrogantes especificas
- ¿Qué conocimientos tienen sobre la eucaristía y la reconciliación
en los estudiantes del quinto de secundaria de la institución
educativa San Luis Gonzaga del distrito de Socabaya 2018
2.4. Objetivos.
2.4.1. Objetivo general
60
2.6. Variable
61
2.7. Metodología
El método que se ha utilizado en la presente investigación es el
método científico. El tipo de investigación aplicado es el descriptivo a
través de un diseño descriptivo simple, ya que se recolectará datos en un
solo momento, y, además, porque su propósito es describir variables y
analizar su incidencia en un momento dado. El siguiente esquema
sintetiza el diseño a emplearse (Carrasco 2009).
M–O
Donde:
Población de estudiantes
I.E. San Luis Gonzaga Nº
62
Población de padres de familia (aproximada)
I.E. San Luis Gonzaga Nº
Muestra: estudiantes
I.E. San Luis Gonzaga Nº
63
2.9.2. Instrumentos
Se utilizo como instrumento dos cuestionarios a través de un
formato impreso las cuales fueron aplicados a los estudiantes del quinto
de secundaria y a los padres de la institución educativa San Luis Gonzaga
del distrito de Socabaya
2.10. Estrategias de recolección de datos
- Elaboración del proyecto de investigación
- Coordinación con el personal docente, estudiantes y padres
de familia para realizar la investigación
- Elaboración del instrumento y aplicación del instrumento
- Análisis de los resultados obtenidos.
- Presentación de los resultados
64
2.11. RESULTADOS
Tabla 1
CATEGORÍAS fi %
En la Última Cena 54 90.0%
En las Bodas de Caná
1 1.7%
Cuando los israelitas iban a salir de
5 8.3%
Egipto
TOTAL 60 100.0%
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
90,0%
100,0%
80,0%
60,0%
40,0%
8,3%
20,0% 1,7%
0,0%
En la Última Cena En las Bodas de Cana Cuando los israelitas
iban a salir de Egipto
Fuente: Tabla 1
65
Interpretación
En la tabla 1 de la pregunta; Cuándo instituyó la eucaristía; el 90%
respondió la última cena, el 8,3% cuando los israelitas iban a salir de
Egipto; mientras que el 1,7% respondió en las bodas de cana
De las respuestas dadas podemos deducir que el 90% de
estudiantes respondió correctamente la pregunta; en la última cena;
existiendo un 10% de estudiantes que respondieron de forma incorrecta,
lo que revela que existe un conocimiento al menos teórico en este
aspecto.
66
2. Es el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las
especies de pan y de vino ¿a qué sacramento nos referimos?
Tabla 2
CATEGORÍAS fi %
El Bautismo 10 16.7%
La Penitencia 5 8.3%
La Eucaristía 45 75.0%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
75,0%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
16,7%
20,0%
8,3%
10,0%
0,0%
El Bautismo La Penitencia La Eucaristía
Fuente: Tabla 2
67
Interpretación
En la tabla 2 de la pregunta; Es el sacramento del Cuerpo y la
Sangre de Cristo bajo las especies de pan y de vino ¿a qué sacramento
nos referimos? Se observa que el 75% de los estudiantes respondió la
eucaristía, el 16,7% el bautismo; mientras que el 8,3% la penitencia.
De los resultados podemos deducir que el 75% de estudiantes
respondieron correctamente la pregunta; la eucaristía; existiendo un 25%
de estudiantes que respondió en forma incorrecta, desconociendo el
sacramento de la eucaristía.
68
3. ¿Cuáles son las dos partes de la celebración eucarística?
Tabla 3
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
90,0% 81,7%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0% 8,3% 10,0%
10,0%
0,0%
La Introducción y el final La Liturgia de la Palabra y Canto de entrada y Canto
la Liturgia de la Eucaristía de salida
Fuente: Tabla 3
69
Interpretación
70
4. ¿Cuáles son los elementos principales de la liturgia de la Palabra?
Tabla 4
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
40,0%
40,0%
35,0%
28,3% 28,3%
30,0%
25,0%
20,0%
15,0%
10,0%
3,3%
5,0%
0,0%
El Aleluya, el Gloria y La 1era. Lectura, la Las lecturas, la No responde
el Salmo 2da. Lectura y el homilía, y la oración
salmo universal.
Fuente: Tabla 4
71
Interpretación
En la tabla 4 de la pregunta; Cuáles son los elementos principales
de la liturgia de la Palabra; se observa que el 40% respondió La 1.
Lectura, la 2. Lectura y el salmo, el 28,3% las lecturas la homilía, la
oración universal y con el mismo porcentaje del 28,3% el aleluya, la gloria
y el salmo; mientras que el 3,3% no respondió.
De las respuestas podemos deducir que el 28,3% de estudiantes
respondió la pregunta las lecturas la homilía y la oración universal lo cual
es correcto; existiendo un 71,6% de estudiantes que desconoce los
principales elementos de la liturgia de la palabra de dios.
72
5. ¿Cuáles son los elementos principales de la liturgia eucarística?
Tabla 5
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
56,7%
60,0%
50,0%
40,0%
26,7%
30,0%
20,0%
10,0%
6,7%
10,0%
0,0%
Los cantos, el Santo El ofertorio, la El ofertorio, el santo No responde
y el Padre Nuestro consagración y la y la comunión
comunión
Fuente: Tabla 5
73
Interpretación
En la tabla 5 de la pregunta; Cuáles son los elementos principales
de la liturgia eucarística; se observa que el 56,7% respondió el ofertorio, la
consagración y la comunión, el 26,7% los cantos, el santo y el padre
nuestro, el 10% el ofertorio el santo y la comunicación; mientras que el
6,7% no respondió.
De los resultados podemos deducir que el 56,7% de estudiantes
respondió correctamente la pregunta; el ofertorio, la consagración y la
comunión; existiendo un 43,4% de estudiantes que lo hizo en forma
incorrecta, desconociendo los elementos de la liturgia eucarística.
74
6. ¿Qué se realiza por la consagración?
Tabla 6
CATEGORÍAS fi %
La Transubstanciación 7 11.7%
La Comunión 21 35.0%
La reconciliación 29 48.3%
No responde 3 5.0%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
48,3%
50,0%
45,0%
40,0% 35,0%
35,0%
30,0%
25,0%
20,0%
11,7%
15,0%
10,0% 5,0%
5,0%
0,0%
La La Comunión La reconciliación No responde
Transubstanciación
Fuente: Tabla 6
75
Interpretación
76
7. Las siguientes palabras pronunciadas por el sacerdote: ESTE ES
MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS, ESTE ES EL
CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS
HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS manifiestan el
carácter:
Tabla 7
CATEGORÍAS fi %
De gratitud 13 21.7%
Sacrificial 42 70.0%
Festivo 2 3.3%
No responde 3 5.0%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
70,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0% 21,7%
20,0%
3,3% 5,0%
10,0%
0,0%
De gratitud Sacrificial Festivo No responde
Fuente: Tabla 7
77
Interpretación
En la tabla 7 de la pregunta; Qué se realiza por la consagración; se
observa que el 48,3% respondió la reconciliación, el 35% la comunión, el
11,7% la transubstanciación; mientras que el 5% no respondió.
De los resultados podemos decir que el 70% de los estudiantes
respondió correctamente la pregunta; sacrificial; existiendo un 30% de
estudiantes que lo hizo de manera incorrecta, desconociendo el momento
de la consagración.
78
8. ¿Quién ofrece el sacrificio eucarístico?
Tabla 8
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
58,3%
60,0%
50,0%
40,0% 35,0%
30,0%
20,0%
10,0% 5,0%
1,7%
0,0%
El Sacerdote por Los fieles por el Es Cristo mismo No responde
Cristo Sacerdote quien lo ofrece
Fuente: Tabla 8
79
Interpretación
En la tabla 8 de la pregunta; ¿Quién ofrece el sacrificio
eucarístico?; se observa que el 58,3% respondió el sacerdote por Cristo,
el 35% es Cristo mismo quien lo ofrece, el 5% los fieles por el sacerdote;
mientras que el 1,7% no respondió
De los resultados podemos decir que solo el 35% de los
estudiantes respondió correctamente la pregunta es Cristo mismo quien lo
ofrece; existiendo un 65% de estudiantes que respondió en forma
incorrecta, desconociendo el sacrificio eucarístico.
80
9. ¿Cuál es la ofrenda del sacrificio eucarístico?
Tabla 9
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
40,0%
40,0% 35,0%
35,0%
30,0%
25,0% 21,7%
20,0%
15,0%
10,0%
3,3%
5,0%
0,0%
Es Cristo mismo el Los cantos y la La limosna que No responde
que se ofrece lectura damos
Fuente: Tabla 9
81
Interpretación
En la tabla 9 de la pregunta; ¿Cuál es la ofrenda del sacrificio
eucarístico?; se observa que el 40% de los estudiantes respondió es
Cristo el que se ofrece, el 35% los cantos y la lectura, el 21,7% la limosna
que damos; mientras que el 3,3% no respondió.
De los resultados podemos deducir que el 40% de los estudiantes
respondieron de forma correcta la pregunta es por Cristo mismo el que se
ofrece; existiendo un porcentaje del 60% de estudiantes que respondió en
forma incorrecta, desconociendo la ofrenda del sacrificio eucarístico.
82
10. ¿Qué es la comunión sacramental?
Tabla 10
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
68,3%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0% 20,0%
20,0%
6,7% 5,0%
10,0%
0,0%
Estar en paz con Recibir a Cristo Danos la paz No responde
todos mismo
Fuente: Tabla 10
83
Interpretación
En la tabla 10 de la pregunta; ¿Qué es la comunión sacramental?;
se observa que el 68,3% de los estuantes encuestados respondieron
recibir a Cristo mismo, el 20% estar en paz con todos, el 6,7% danos la
paz; mientas que el 5% no respondió.
De los resultados podemos deducir que el 68,3% respondió
correctamente la pregunta; recibir a cristo mismo; existiendo un 31,7% de
estudiantes que respondió en forma incorrecta lo que refleja que un buen
número de estudiantes no conoce bien los temas relacionados a la
Eucaristía.
84
11 ¿Cuáles son las condiciones para comulgar?
Tabla 11
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
68,3%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0% 21,7%
20,0%
6,7%
10,0% 3,3%
0,0%
Hallarse en estado No hablar y estar en Cantar con alegría y No responde
de gracia y guardar silencio responder
el ayuno
Fuente: Tabla 11
85
Interpretación
En la tabla 11 de la pregunta; ¿Cuáles son las condiciones para
comulgar?; se observa que el 68,3% de los estudiantes respondió hallarse
en estado de gracia y guardar ayuno, el 21,7% no hablar y estar en
silencio, el 6,7% cantar con alegría y responder; mientras que el 3,3% no
respondió.
De los resultados podemos deducir que el 68,3% de los
estudiantes respondió correctamente la pregunta; hallarse en estado de
gracia y guardar el ayuno; existiendo un 31,7% de estudiantes que
respondió en forma incorrecta.
86
12. Cuando Jesús dijo a sus apóstoles: A quienes perdonéis los
pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les
quedan retenidos ¿Qué Sacramento instituyó?
Tabla 12
CATEGORÍAS fi %
La Penitencia 35 58.3%
La Eucaristía 7 11.7%
La confirmación 15 25.0%
No responde 3 5.0%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
58,3%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0% 25,0%
20,0%
11,7%
10,0% 5,0%
0,0%
La Penitencia La Eucaristía La confirmación No responde
Fuente: Tabla 12
87
Interpretación
En la tabla 12 de la pregunta; ¿Qué Sacramento instituyó?; se
observa que el 58,3% de los estudiantes respondió la penitencia, el 25%
la confirmación, el 11,7% la eucaristía; mientras que el 5% no respondió.
De los resultados podemos deducir que el 58,3% de los
estudiantes respondió correctamente la pregunta; La penitencia;
existiendo un 41,7% de estudiantes que respondió en forma incorrecta la
no conocer las cuáles son las palabras con las que Cristo instituyó el
sacramento de la Eucaristía.
88
13. Es el sacramento que concede el perdón de los pecados
cometidos después del bautismo. ¿A qué Sacramento se refiere?
Tabla 13
CATEGORÍAS fi %
La penitencia 22 36.7%
La eucaristía 13 21.7%
La confirmación 21 35.0%
No responde 4 6.7%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
36,7%
40,0% 35,0%
35,0%
30,0%
21,7%
25,0%
20,0%
15,0%
6,7%
10,0%
5,0%
0,0%
La penitencia La eucaristía La confirmación No responde
Fuente: Tabla 13
89
Interpretación
En la tabla 13 de la pregunta; ¿A qué Sacramento se refiere?; se
observa que el 36,7% de los estudiantes respondió la penitencia, el 35%
la confirmación, el 21,7% la eucaristía; mientras que el 6,7% no
respondió.
De los resultados se puede deducir que el 36,7% de los
estudiantes respondió correctamente la pregunta la penitencia; existiendo
un 63,4% de estudiantes que respondió en forma incorrecta al desconocer
el sacramento del perdón.
90
14. ¿De qué actos se compone el sacramento de la penitencia?
Tabla 14
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
36,70%
0,4
0,35
26,70%
0,3
0,25 18,30%
0,2
0,15 8,30%
0,1
0,05
0
La señal de la cruz, La contrición, la Ponerse de rodillas y No responde
las oraciones y los confesión de los cantar
cantos pecados y la
satisfacción
Fuente: Tabla 14
91
Interpretación
92
15. ¿Cuándo es necesario recibir el sacramento de la penitencia?
Tabla 15
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
65,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
0,0%
Cuando se han Cuando se sienten Cuando estamos en No responde
cometido pecados ganas problemas
graves
Fuente: Tabla 15
93
Interpretación
94
16. ¿Deben confesarse todos los pecados mortales?
Tabla 16
CATEGORÍAS fi %
Siempre 51 85.0%
A veces 7 11.7%
Nunca 1 1.7%
No responde 1 1.7%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
85,0%
90,0%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0% 11,7%
0,0%
Siempre A veces Nunca No responde
Fuente: Tabla 16
95
Interpretación
96
17. ¿Quién te ha enseñado más lo que tú sabes sobre la Eucaristía y
la Reconciliación?
Tabla 17
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
60,0% 53,3%
50,0%
40,0%
30,0%
18,3% 20,0%
20,0%
8,3%
10,0%
0,0%
Tus papas Un catequista Profesor de religión Otros
Fuente: Tabla 17
97
Interpretación
98
18. ¿Quiénes te invitan a participar en la Eucaristía y la
Reconciliación?
Tabla 18
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los estudiantes
50,0%
50,0%
45,0%
40,0%
35,0%
30,0%
25,0% 18,3%
16,7%
20,0% 15,0%
15,0%
10,0%
5,0%
0,0%
Tus papas Un Catequista Profesor de religión Otros
Fuente: Tabla 18
99
Interpretación
100
2.112. Cuestionario aplicado a los padres de familia
1 ¿Con qué frecuencia participas en la Celebración Eucarística y te
confiesas?
Tabla 1
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
65%
70%
60%
50%
40%
30%
18%
20%
10%
7%
10%
0%
Una vez a la Una vez al mes A veces Nunca
semana
Fuente: Tabla 1
101
Interpretación
102
2. Usted: ¿le enseña algo a su menor hijo sobre la Eucaristía?
Tabla 2
CATEGORÍAS fi %
Siempre 39 65%
A veces 15 25%
Nunca 6 10%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
65%
70%
60%
50%
40%
25%
30%
20%
10%
10%
0%
Siempre A veces Nunca
Fuente: Tabla 2
103
Interpretación
104
3. ¿Con qué frecuencia participa usted de la Eucaristía?
Tabla 3
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
35,0%
35,0% 30,0%
30,0%
23,3%
25,0%
20,0%
15,0% 11,7%
10,0%
5,0%
0,0%
Una o más veces a la semana
Una ves al mes A veces Nunca
Fuente: Tabla 3
105
Interpretación
106
4. ¿Le parece importante que su menor hijo participe de la
Eucaristía?
Tabla 4
CATEGORÍAS fi %
Sí 44 73.3%
No 9 15.0%
A veces 7 11.7%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
80,0% 73,3%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
15,0%
20,0% 11,7%
10,0%
0,0%
Sí No A veces
Fuente: Tabla 4
107
Interpretación
108
5. ¿Dada la importancia de la participación de su menor hijo en la
eucaristía ¿Está de acuerdo en que siempre participe en ella?
Tabla 5
CATEGORÍAS fi %
Siempre 40 66.7%
A veces 13 21.7%
Nunca 7 11.7%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
66,7%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0% 21,7%
20,0% 11,7%
10,0%
0,0%
Siempre A veces Nunca
Fuente: Tabla 5
109
Interpretación
En la tabla 5 de la pregunta; ¿Está de acuerdo en que siempre
participe en ella? se observa que el 66,7% de los padres de familia
siempre estaría de acuerdo, el 21,7% a veces lo estaría; mientras que el
11,7% nunca estaría de acuerdo
De los resultados podemos deducir que el 66,7% de los padres de
familia si estaría de acuerdo en que su menor hijo siempre estaría de
acuerdo en que su menor hijo siempre participe en ella; lo cual es un
elemento positivo del cuadro que se analiza en este momento porque
hasta cierto punto revela que si existe un compromiso por parte de los
padres de familia en la participación de sus hijos en la eucaristía.
110
6. Si está de acuerdo en que a su menor hijo siempre participe en la
Eucaristía ¿de qué forma lo haría?
Tabla 6
CATEGORÍAS fi %
Se lo ordeno 12 20.0%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
60,0% 51,7%
50,0%
40,0%
28,3%
30,0%
20,0%
20,0%
10,0%
0,0%
De buenas maneras Se lo ordeno Voy con él (ella)
111
Interpretación
En la tabla 6 de la pregunta; Si está de acuerdo en que a su menor
hijo siempre participe en la Eucaristía ¿de qué forma lo haría?; se observa
que el 51,7% de los padres de familia lo haría de buenas maneras, el
28,3% iría con ellos (ella-el); mientras que el 20% solo se lo ordena.
De los resultados se puede deducir que el porcentaje mayor está
constituido por aquellos padres de tratan de convencer a sus hijos de
buenas maneras, mientras que el menor es de aquellos que lo imponen,
siguiendo un poco la forma tradicional de imponer que tenían los padres
en relación a las cosas que suponían buenas para sus hijos.
112
7. Usted: ¿le enseña algo a su menor hijo sobre la Reconciliación?
Tabla 7
CATEGORÍAS fi %
Siempre 29 48.3%
A veces 20 33.3%
Nunca 11 18.3%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
48,3%
50,0%
45,0%
40,0% 33,3%
35,0%
30,0%
25,0% 18,3%
20,0%
15,0%
10,0%
5,0%
0,0%
Siempre A veces Nunca
Fuente: Tabla 7
113
Interpretación
En la tabla 7 de la pregunta; ¿le enseña algo a su menor hijo sobre
la Reconciliación?; se observa que el 48,3% de los padres de familia
siempre le enseña sobre la reconciliación, el 33,3% a veces le enseña;
mientras que el 18,3% nunca lo hace.
De los resultados se deduce que respuestas positivas de siempre y
a veces alcanzan un buen porcentaje, y juntas de hecho hacen la
mayoría, llegando hasta el 81,6% Es bueno porque significa que existe un
nivel de preocupación por parte de ellos en relación a que se acerquen a
este sacramento tan importante en la vida del cristiano.
114
8. ¿Con qué frecuencia participa usted de la Reconciliación?
Tabla 8
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
36,7%
40,0% 35,0%
35,0%
30,0%
25,0%
18,3%
20,0%
15,0% 10,0%
10,0%
5,0%
0,0%
Una o más veces a la Una vez al mes A veces Nunca
semana
Fuente: Tabla 8
115
Interpretación
En la tabla 8 de la pregunta; ¿Con qué frecuencia participa usted
de la Reconciliación?; se observas que el 36,7% de los padres de familia
participa una o más veces a la semana, el 35% a veces, el 18,3% una vez
al mes; mientras que el 10% nunca lo hace.
De los resultados se puede deducir que; No se puede hablar de
respuestas correctas o incorrectas en este caso, pero es importante
señalar que el mayor porcentaje 36,7% la constituyen aquellos que lo
hacen una vez a la semana, y el 10% que es la minoría nunca lo hacen.
Es importante indagar sobre esto con el afán de darse cuenta si en
realidad los padres apoyan con el ejemplo lo que pueden enseñar con las
palabras.
116
9. ¿Le parece importante que su menor hijo participe de la
Reconciliación?
Tabla 9
CATEGORÍAS fi %
Sí 47 78.3%
No 7 11.7%
A veces 6 10.0%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
78,3%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0% 11,7% 10,0%
10,0%
0,0%
Sí No A veces
Fuente: Tabla 9
117
Interpretación
En la tabla 9 de la pregunta; ¿Le parece importante que su menor
hijo participe de la Reconciliación?; se observa que el 78,3% de los
padres de familia si les parece importante que participe, el 11,7% no le
parece; mientras que el 10% a veces le parece importante.
De los resultados podemos deducir que el menor porcentaje está
constituido por aquellos que manifiestan que a veces es importante, de lo
cual se puede decir que lo dicen en referencia al hecho de cuando se
cometen pecados, o quizá en el espíritu de religiosidad popular como un
acto puramente de quedar bien y satisfactoriamente podemos ver que un
78,3% reconocen la importancia de este sacramento como fuente de
donde los cristianos podemos recibir la gracia de Dios.
118
10. Dada la importancia de la participación de su menor hijo en el
sacramento de la Reconciliación; ¿Está de acuerdo en que siempre
participe en ella?
Tabla 10
CATEGORÍAS fi %
Siempre 35 58.3%
A veces 17 28.3%
Nunca 8 13.3%
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
58,3%
60,0%
50,0%
40,0%
28,3%
30,0%
20,0% 13,3%
10,0%
0,0%
Siempre A veces Nunca
Fuente: Tabla 10
119
Interpretación
En la tabla 10 de la pregunta; ¿Está de acuerdo en que siempre
participe en ella? Se observa que el 58,3% de los padres de familia
respondieron que siempre estarían de acuerdo, el 28,3% a veces lo
estaría; mientras que el 13,3% nunca lo estaría.
De los resultados se puede deducir que es oportuno analizar los
resultados y tomar en cuenta a aquellos padres que lo hacen siempre o lo
hacen a veces por el hecho de que de todas maneras están de acuerdo
en que sus hijos siempre participe en el sacramento de la reconciliación,
estando siempre en gracia de Dios
120
11. Si está de acuerdo en que su menor hijo participe en el
sacramento de la Reconciliación ¿de qué forma lo hace que participe
Tabla 11
CATEGORÍAS fi %
TOTAL 60 100
Fuente: Cuestionario aplicado a los padres de familia
70,0% 61,7%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0% 18,3%
20,0%
10,0%
0,0%
Se lo digo de palabra Se lo ordeno Voy con él (ella)
Fuente: Tabla 11
121
Interpretación
En la tabla 11 de la pregunta; Si está de acuerdo en que su menor
hijo siempre participe en el sacramento de la Reconciliación ¿de qué
forma lo hace?; se observa que el 61,7% de padres de familia solo pide
de palabra, el 20% se lo ordena, el 18,3% va con ella o el.
De los resultados podemos deducir que el primer momento de la
formación espiritual es muy importante que el padre de familia acompañe
a su hijo, pero como vemos esta alternativa es la que tiene la frecuencia
más baja con el 18,3%
122
CAPITULO III
PROPUESTA DE SOLUCIÓN
3.2. Fundamentación
Sobre los sacramentos de la eucaristía y la reconciliación sus
contenidos son esencialmente teóricos, conceptuales, pero tiene
importantes derivaciones prácticas, muy relacionadas con la celebración y
el sentido profundo de la eucaristía.
Con frecuencia los sacerdotes incorporan la celebración de la
penitencia a la liturgia de la misa. Unas veces convierten el acto
penitencial del principio de la celebración en una especie de liturgia
sacramental reducida de la penitencia; como si fuera una celebración del
perdón de “vía estrecha”. En este sentido, está muy generalizada la idea
de que este acto penitencial del inicio de la misa es como una especie
de baño purificador que nos permite entrar en el sancta sanctorum de la
eucaristía limpios e inmaculados.
En la sociedad actual existe mucha indiferencia sobre los temas
religiosos en especial en los jóvenes donde muestran limitaciones en su
123
formación integral en la formación sacramental, especialmente de la
eucaristía y la reconciliación, donde su formación espiritual dependerá de
su actividad social cristiana
Por ello la importancia de rescatar estos aspectos para los jóvenes
estudiantes para una sociedad que está en constante cambio fuera de los
valores morales, egoísta, indiferente.
3.3. Descripción
El plan de mejora del nivel de conocimiento de los sacramentos de
la eucaristía y la reconciliación en los estudiantes del quinto de
secundaria de la institución educativa San Luis Gonzaga del Distrito de
Socabaya; consistirá en realizar una estadía (retiro) de 3 días: viernes
sábado y domingo con la participación de la totalidad de estudiantes y los
docentes que podrían ser asignados; desarrollando aran los siguientes
temas:
- Cuándo se instituyó la eucaristía
- Sacramento de cuerpo y sangre de Cristo
- Partes de la celebración eucarística
- Elementos de la liturgia de la palabra
124
- Elementos de la liturgia eucaristía
- Celebración de la consagración
- Palabras de la eucaristía
- Sacrificio eucarístico
- Ofrenda del sacrificio eucarístico
- Comunión sacramental
- Condiciones para comulgar
- Sacramentos que instituyo Jesús a los apóstoles
- Sacramento que concede el perdón de los pecados
- Sacramento de la penitencia
- Pecados mortales
- Enseñanzas de la eucaristía y la reconciliación
- Invitación de la eucaristía y la reconciliación
- Cómo y cuándo participar en los sacramentos de la eucaristía y la
reconciliación
3.4. Objetivo
3.4.1. Objetivo general
Mejorar el nivel de conocimiento de los sacramentos de la
eucaristía y la reconciliación en los estudiantes del quinto de secundaria
de la institución educativa San Luis Gonzaga del distrito de Socabaya
2018
3.4.2. Específicos
- Programar dos retiros espirituales con los estudiantes del 5 de
secundaria de la institución educativa San Luis Gonzaga del distrito
de Socabaya, 2018
- Desarrollar contenidos de los sacramentos de la de la eucaristía en
los estudiantes del quinto de secundaria de la institución educativa
San Luis Gonzaga del distrito de Socabaya 2018
- Desarrollar contenidos de los sacramentos de la de la
reconciliación en los estudiantes del quinto de secundaria de la
institución educativa San Luis Gonzaga del distrito de Socabaya
2018
125
- Programar un encuentro juvenil con estudiantes del quinto de
secundaria con otras Instituciones Educativas de Circa sobre el
intercambio de experiencias en la participación de los sacramentos
de la eucaristía y la reconciliación.
3.5. Cobertura
126
Financieros
Un aparte por el investigador
Por la I.E.
Por Circa
127
3. 9. Actividades por desarrollar
Material Fecha
Objetivos Temas Metodología
educativo
Programar dos Convocatoria con una Palabra hablada Folletos Mes de marzo
retiros espirituales semana de anticipación para Por escrito Invitaciones
con los estudiantes la participación de los Autorización de los padres de
del 5 de secundaria estudiantes. familia
de la institución
educativa San Luis
Gonzaga del distrito
de Socabaya, 2018
128
- Palabras de la eucaristía
- Sacrificio eucarístico
- Ofrenda del sacrificio
eucarístico
- Comunión sacramental
Desarrollar - Condiciones para Expositivo Imágenes Mes de marzo
contenidos de los comulgar Dinámicas grupales Video
sacramentos de la - Sacramentos que
de la reconciliación Sociodramas
instituyo Jesús a los
en los estudiantes
del quinto de apóstoles
secundaria de la - Sacramento que
institución educativa concede el perdón de
San Luis Gonzaga los pecados
del distrito de - Sacramento de la
Socabaya 2018 penitencia
- Pecados mortales
- Enseñanzas de la
eucaristía y la
reconciliación
- Invitación de la
eucaristía y la
reconciliación
- Como y cuando
participar en los
129
sacramentos de la
eucaristía y la
reconciliación
130
3.10. Cronograma
131
3.11. Presupuesto
COSTO COSTO
RECURSOS HUMANOS TIEMPO
1 UNITARIO S/. TOTAL S/.
Investigador 9 días
Personal de apoyo:
300
docentes, sacerdotes
132
CONCLUSIONES
133
SUGERENCIAS
134
BIBLIOGRAFÍA
136
ANEXOS
137
ANEXO 1
INSTRUMENTOS
CUESTIONARIO PARA ESTUDIANTES
a) En la Última Cena
a) El bautismo
b) La Penitencia
c) La Eucaristía
a) La Introducción y el final.
138
6. ¿Qué se realiza en la consagración?
a) La transubstanciación
b) La comunión
c) La reconciliación
carácter:
a) De gratitud
b) Sacrificial
c) Festivo
139
c) Darnos la paz
a) La Penitencia
b) La Eucaristía
c) La confirmación
a) La Penitencia
b) La Eucaristía
c) La confirmación
140
c) Cuando estamos en problemas
a) Siempre
b) A veces
c) Nunca
Reconciliación?
a) Tus papás
b) Un Catequista
a) Tus papás
b) Un Catequista
141
CUESTIONARIO PARA PADRES DE FAMILIA
142
7. Usted: ¿le enseña algo a su menor hijo sobre la Reconciliación?
a) Siempre
b) a veces
c) Nunca
8. ¿Con qué frecuencia participa usted de la Reconciliación?
a) Una o más veces a la semana
b) Una vez al mes
c) A veces
d) Nunca
9. ¿Le parece importante que su menor hijo participe de la
Reconciliación?
a) Sí
b) No
c) A veces
10. Dada la importancia de la participación de su menor hijo en el
sacramento de la Reconciliación ¿Esta de acuerdo en que siempre
participe?
a) Siempre
b) A veces
c) Nunca
11. Si esta de acuerdo en que su menor hijo participe en el sacramento de
la Reconciliación ¿qué forma lo hace que participe?
a) Se lo digo de palabra de buenas maneras
b) Se lo ordeno
c) Voy con él (ella)
143
FICHA DE VALIDACIÓN DE INSTRUMENTOS
144
145
146
EVIDENCIAS 1: SOLICITUD
EVIDENCIA 2: FOTOS
Llenado de encuesta
147
Llenado de encuesta
Llenado de encuesta
148
149