Monición de Entrada

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MONICIÓN DE ENTRADA

El pasado miércoles, con la imposición de la ceniza,


comenzábamos el tiempo de la Cuaresma, que culminará
en la celebración más importante de los cristianos: la
Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús: la Pascua
del Señor.

Un tiempo de gracia, una oportunidad de encontrar de


nuevo, todo aquello que conocemos bien, pero que
debemos ir descubriendo siempre de nuevo, siempre más
plenamente, más profundamente.

Que esta santa Misa sea un nuevo inicio: un verdadero y


nuevo inicio del tiempo de transformación y renovación en
nuestra vida.
MONICION A LAS LECTURAS

En la Primera Lectura, el escritor sagrado dice que, según tradición


inmemorial, los hombres han sufrido siempre la tentación de hacerse a sí
mismos sus propios dioses, dueños absolutos de su propia vida y felicidad.
Ésta sigue siendo la tremenda tragedia humana.

En la Segunda Lectura, Adán, representando a toda la humanidad, echó a


perder la buena y recta relación con Dios, con otros seres humanos, y consigo
mismo. El Hijo de Dios, el hombre Jesucristo, vino a restaurar esta relación.
Ésta es la tragedia humana que Jesús vino a remediar.

En el Evangelio, Jesús venció todas nuestras tentaciones humanas de


egoísmo, soberbia y poder. Él quiso servir a Dios y salvar a los hombres. De
este modo nos hizo capaces de servir con humildad a Dios y a nuestro prójimo.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (2,7-9;3,1-7):

EL Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz
aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.
Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él
al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la
vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín,
y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor
había hecho. Y dijo a la mujer:
«¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?».
La mujer contestó a la serpiente:
«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del
árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios:
“No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”».
La serpiente replicó a la mujer:
«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os
abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer,
atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su
fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.
Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y
entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Palabra de Dios
Salmo

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,


por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Pues yo reconozco mi culpa,


tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Oh, Dios, crea en mi un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12-19):

HERMANOS:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la
muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos
pecaron...
Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se
imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta
Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la
de Adán, que era figura del que tenía que venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno
solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en
virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Y tampoco hay proporción entre la gracia y el pecado de uno:
pues el juicio, a partir de uno, acabó en condena, mientras que la gracia, a
partir de muchos pecados, acabó en justicia.
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo,
con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la
justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así
también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos.
Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán
constituidos justos.

Palabra de Dios
PETICIONES

 Por la Iglesia que amamos, para que nosotros sus miembros, crezcamos
juntos por el camino del servicio y del amor, Roguemos al Señor

 Por nuestro Párroco, para que nuestra Madre, María Santísima de la


Amargura le de la fuerza necesaria para seguir guiando a su rebaño.
Roguemos al Señor.

 Por nuestra Cofradía y su Hermano Mayor, para que dirija con acierto el
rumbo de la misma. Roguemos al Señor.

 Por la Paz en el mundo, tan necesaria en estos momentos de guerra.


Roguemos al Señor.

 Por los que abusan de su poder, por los que rechazan a Dios y por los que
rehúsan servir, Roguemos al Señor

 Por los hambrientos, por los perseguidos, por las víctimas de la violencia,
Roguemos al Señor

 Por los enfermos, para que el peso de su Cruz sea más llevadero con la
mirada de Jesús. Roguemos al Señor.

 Por todos los difuntos, y en especial por los hermanos difuntos de nuestra
Cofradía. Roguemos al Señor

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