La Cueva de Los Casares (Ignacio Barandiarán) (Libro)
La Cueva de Los Casares (Ignacio Barandiarán) (Libro)
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«LA C U E V A D E L O S C A S A R E S
(en Riba de Saelices, Guadalajara)»
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HEROES, S. A .
T o r r e l a r a , B (Polígono San ta maree )
MADRID.-16
EXCAVACIONES E N L A CUEVA DE LOS CASARES
(RIBA DE SAELICES, GUADALAJARA)
IGNACIO BARANDIARAN
EXCAVACIONES EN LA CUEVA DE LOS CASARES
(RIBA DE SAELICES, GUADALAJARA)
(2) En aquel primer período de investigaciones sobre Los Casares, tras e! informe prclimin.tr de F . L A Y N A . /•/ poblado ii • ti. '.
el castillo y la caverna prehistórica con relieves en Riba de Saelices (Guadalajara > (p. 183 de «Boletín de la Sociedad Española de Ext ur-
siones tomo 41; M a d r i d , 1933), se publicaron varios trabajos de J. C A B R É (Las Cuevas de Los Casares y de la Hoz. pp. 225-254 de
«Archivo Español de Arte y Arqueología-, tomo 10. M a d r i d , 1934; Cave art of some 30.000 years ago: A wondetful discovery in Spain,
página 5014 de «Illustrated London News», 25-V-1935, Londres; y Figuras antropomorfas de la Cu* vade Los Casares (Guadalajara),
páginas 81-96 de «Archivo Español de Arqueología-. Madrid, 1940), el de su hija M . E . C A B R É (Sen entdeckte Lclsenmalcreier aus
der alten Steinzeit Mittelspaniens, pp. 797-799 de «Die Umscbau in Wisscnschaft und Tcchnik», v o l . 40. Frankfurt, 29-DC-1935) y
firmado "bor ambos La Cueva de ¡os Casares, Riba de Saelices (Guadalajara) (pp. 402-416 de Actas del X V Congreso Internación ü
de Antropol. y de Arqueo!. Prehistórica; Bruselas, 1935).
Los tratados actuales de arte rupestre paleolítico no lian dedicado a esta cueva excesiva atención. Las referencias mas extensas,
PÍM: ejemplo, de P. G R A / I O M (en Palueolithic Art; Londres, 1960) se limitan a señalar algunos rasgos «arcaizantes» de sus grabados
e v a ^ ü b r a y a r el interés de la fauna y de los antropomorfos representados, reproduciendo apenas una docena de sus figuras. En tanto
quif: son m í n i m a s "las alusiones a Los Casares en la magnífica Prehistoire de Y Art Occidental (París. 1965). de A . L F . R O I - G O C R J I A N .
FlG. 2. Localización de Los Casares, al norte del término de Riba de S a e l i c e ^ ^
10
entrada del vestíbulo de la cueva hasta el río, toda ella presenta, por otro lado, aspecto
pre-madalenense. E n los instrumentos de industria pequeña no existen las hojas de
dorso rebajado, características del madalenense, y, en cambio, figuran las puntas con
retoques marginales, raspadores aquillados y cónicos, predominando los de este último
tipo, de regular tamaño y carácter auriñacense. L a industria pétrea de tipos grandes
está representada por raspadores de dorso alto, hachas de mano discoideas, hojas, etc.,
de cuarcita. Todo ello sólo tiene un valor arqueológico muy relativo para determinar
la edad de los grabados de la Cueva de Los Casares, pero puede servir de indicio para
la misma y de auxiliar cuando el día de mañana se realicen excavaciones en el yaci-
miento» (3).
En septiembre de 1964 en el término de Riba de Saelices se han producido nuevos
hallazgos arqueológicos, bien diferentes de los contenidos en Los Casares. E. Cuadrado
ha excavado, en el llamado Cerro de la Virgen en el cementerio del pueblo, una in-
teresantísima necrópolis de incineración de la cultura celtibérica tardía, de los si-
glos II-I a. de Cristo (4).
A la vista de la necesidad de un estudio a fondo de la Cueva de Los Casares, tanto
como santuario de arte parietal como por el posible yacimiento arqueológico estrati-
ficado que pudiera contener, el profesor Antonio Beltrán Martínez organizó y dirigió
en los veranos de 1966, 1967 y 1968 sendas campañas de investigación, con miembros
del Seminario de Prehistoria y Protohistoria de la Universidad de Zaragoza. En la
revisión detenida de las figuraciones parietales (con calco directo y fotografía de su
totalidad) A. Beltrán, descubriendo una veintena larga de nuevas figuras, ha llegado
a determinar un total de 168 representaciones (5).
Nuestras campañas de excavación se desarrollaron los días 4 a 26 de junio de 1966,
22 de junio a 8 de julio de 1967 y 24 a 28 de septiembre de 1968, en un total de 45 días
de trabajo, más diversas visitas sueltas —entre 1968 y 1971— de comprobación de
datos. Dentro del equipo de investigadores (profesores y alumnos todos de la Facultad
de Letras de la Universidad de Zaragoza), el doctor Ignacio Barandiarán Maestu asumió
la dirección inmediata de los trabajos de prospección y excavación arqueológica del
yacimiento, y de los subsiguientes estudios de laboratorio. Con él colaboraron en el
total de las campañas de excavación la profesora Leda. Concepción Blasco Bosqued,
y en dos de ellas los profesores doctores Guillermo Fatás Cabeza y Miguel Beltrán
Lloris. Completaron el equipo de excavadores los profesores Ledos. Jorge J. Eiroa
a
García, Pilar Casado López y M . del Carmen Alcrudo Sánchez y los alumnos señoritas
Josefa Hernández Esteruelas, Josefa Lozano Mantecón, Cristina Monterde Albiac,
Blanca Izuzquiza Montaner y don Alfredo García Castán. Los trabajos de campo
fueron subvencionados con fondos del plan de fomento a la investigación en la Ense-
ñanza Superior, suscrito con el Ministerio de Educación y Ciencia. E n los trabajos de
laboratorio sobre los materiales recuperados, en los Cursos 1970-71 y 1971-72, han
colaborado eficazmente la profesora Leda. Rosario Atristain Galligo y un grupo de
alumnos de los Departamentos de Arqueología e Historia Antigua de la Universidad
de Zaragoza: las señoritas Isabel Mainer Baque, María Luisa Navarro del Cacho,
Ana Cava Almuzara y Pilar Utrilla Miranda han tomado parte en la tarea de clasifi-
cación de materiales, análisis tipológico y preparación de inventarios y gráficas com-
parativas; don Federico Ríos Núñez ha realizado varios cortes estratigráficos y planos
del yacimiento; el dibujo de los materiales Uticos se debe al firmante de esta memoria.
Es de justicia hacer constar el continuo apoyo y estímulo que debo al doctor Beltrán
Martínez, sin cuya iniciativa no hubiera sido posible desarrollar esta excavación; y el
agradecimiento que merecen quienes, en las tareas de campo y laboratorio, han puesto
su mejor colaboración. También debo expresar mi gratitud a los vecinos de Riba de
Saelices: en especial a los guardas de la Cueva de Los Casares, don Modesto Moreno
y su hijo don Emilio, eficaces cooperadores en las campañas de excavación y en nuestras
visitas frecuentes; a don Rufo Ramírez, maestro jubilado y descubridor de las pinturas
parietales; y a la familia Macho (doña Margarita y don Valentín) que cuidó de nuestro
alojamiento con cordialidad extrema.
2. M E T O D O D E TRABAJO
N.
7 4 1
w. 8 5 2
9 6 3
s.
Los objetos son siglados conforme a unas convenciones. Por ejemplo, tomando
como caso la sigla «Cas.2M.38.4», significaría: Cas (C. de Los Casares); 2 M (Cua-
dro 2 M ) ; 38 (profundidad en centímetros bajo la línea 0); 4 (número de orden de ese
objeto concreto entre los hallados en ese cuadro y en el estrato arqueológico en que se
incluye esa profundidad).
Se hizo un reconocimiento total de la cueva y un levantamiento topográfico general
detallado. Para su planimetría hemos utilizado, debido a las dificultades de paso por
algunos lugares, el más simple sistema de descomponer el recorrido de la cueva en
27 tramos rectilíneos (cuyo exacto rumbo magnético se controló), que fueron montados
posteriormente: el error máximo tolerado en esas orientaciones fue de 3 1 2 grados,
siendo el valor medio de error admitido del orden de los 1,61 grados. Se ha realizado
un plano de conjunto de toda la cueva a escala 1 100 y sendos planos particulares
—con vistas a la localización del yacimiento y de las pinturas y grabados parietales—
del vestíbulo y de los llamados Senos A , B y C, a escala 1 50.
En la I Campaña, de 1966, además de a esas tareas de cartografía general, nos dedi-
camos a la prospección del vestíbulo y Seno A , buscando el relleno arqueológico que
debía existir en Los Casares según sugerían los hallazgos Uticos que notificó J. Cabré.
Hasta nuestros días el vestíbulo de la cueva había servido de cerrada de ganado y re-
sultaban evidentes las remociones de su suelo por toda suerte de visitantes y ocupantes
en varias épocas históricas: sus «excavaciones» habían dejado al descubierto un manto
estalagmítico tenaz que descansaba sobre niveles de formación de terraza fluvial sobre
el suelo natural de la caverna. Por ello, en esa I Campaña procedimos a la limpieza
sistemática del vestíbulo, examinando con cuidado cuanto se hallara intacto sobre aquel
horizonte estalagmítico. Se excavaron y cribaron la totalidad de las tierras que apare-
ciesen, mientras que en diversos puntos del vestíbulo sondeamos en aquellas terrazas
para determinar el proceso de génesis y desarrollo de la estratigrafía de Los Casares:
en los Cuadros 2, 4, 6/D, E , F , muy cerca de la entrada; en los Cuadros 4, 2, 1 W
y 2V, en el fondo; y, junto a las paredes laterales septentrional y meridional, en tres
puntos diversos. Especial interés ofrecían las cuevecillas o estrechos divertí culos del
fondo del vestíbulo, situadas al sur de la que da acceso al interior de la caverna y que,
en épocas paleolíticas, pudieron tener comunicación directa con el Seno A . En la más
septentrional de las dos recogimos los únicos indicios in situ de habitación de este gran
14 IGNACIO BARANDIARAN
8) Tonnron parte en tilas los profesores Ignacio Barandiarán, Concepción Blasco y Teresa Andrés y los doctores Francisco
Alieno y Auge Oarcn de Jilon.
L A C U E V A D E LOS CASARES 15
3. DESCRIPCION D E L YACIMIENTO
De las terrazas depositadas por aquel río, entre Los Casares y Riba, la más alta se
encuentra en el término de Los Arenales. En toda esa zona se hallan las tierras de labor
de Riba de Saelices: tienen fuertes tonalidades de color, desde el ocre intenso o rojizo
(propio de terrenos triásicos) a violado amarillento y verdoso, de margas. E n la zona
del valle que nos ocupa se desarrolla una seriación geológica bastante completa de fines
de la Era Primaria (prácticamente todo el Triásico) e inicios de la Secundaria (Jurásico
inferior). L a secuencia estratigráfica teórica ofrecería de abajo arriba estratos del Bunt-
sandstein, Muschelkalk, Keuper y Retiense + Hettangiense (10). E n concreto, en
el tramo entre Riba y las inmediaciones de la Cueva de Los Casares el terreno (de
margas y yesos) pertenece fundamentalmente al Keuper; sobre él, como testigo y
formando las cumbres de los cerrillos actuales, se conservan placas del Jurásico inferior
(Hettangense + Retiense) de dolomías y carniolas.
A l llegar a la cueva —según fenómeno observable en ambas orillas del Linares
(a expensas del profundo tajo producido por ese río)— el panorama geológico cambia
bruscamente. Sobre el Triásico inferior (Buntsandstein) de conglomerados, arcillas y
areniscas abigarradas rojizas hay una banda del Muschelkalk «indiferenciado», a cuyas
expensas precisamente se desarrolló la Cueva de Los Casares. Vülena establece para
la serie general calcáreo-margosa del Muschelkalk de toda una amplia zona una po-
tencia total de 110 a 130 metros y tres unidades: la inferior, arcillosa-calcárea; la media
mente plano, se desarrolla a unos 3,5 metros de altura sobre el suelo actual. L a boca de
la cueva, orientada al W. permite la llegada, hasta el fondo mismo del vestíbulo, de la
luz natural del exterior. E l suelo propio de la caverna presenta (por el tramo o banda W)
una mclinación de Sur a Norte; en el extremo sur está a—70 centímetros (bajo la línea 0);
en el Norte, a —200.
Conforme a las noticias de Cabré de hallazgos de elementos prehistóricos en la
inmediata ladera y como un medio para intentar aclarar la concreta cronología de las
representaciones parietales de Los Casares se emprendió la prospección de la cueva
en este vestíbulo. Una comprobación rápida previa nos hizo sospechar que parecía
haber sido arrasada la mayor parte de la zona arqueológicamente fértil, desde antiguo,
y que sólo en algunos puntos laterales, junto a las mismas paredes del vestíbulo, sería
posible hallar testigos del más antiguo poblamiento de Los Casares. Efectivamente,
buena parte del vestíbulo había sido vaciada, observándose un enlosado con gruesos
bloques en todo el centro de esa sala, obra posible de los pastores que han encerrado
aquí sus ganados hasta fecha muy reciente. Por ello, en el corte dejado junto a las pa-
redes, podía notarse una secuencia estratigráfica en la que el nivel superior estaba
constituido por un denso manto estalagmítico que cubría, cementándolos, abundantes
bloques clásticos de tamaño grande; yaciendo éstos, a su vez, sobre una densa acumu-
lación de gravas, arenas y cantos rodados que indudablemente se atribuirían a depósito
fluvial, estéril, en más de un metro de espesor. Parecía, por ello, fuera de lugar la bús-
queda de restos de habitación del hombre prehistórico tanto en esa serie de niveles
intactos, pero estériles, como bajo el nivel de terraza: pues la formación de ésta (tanto
si la considerábamos acumulada a partir del exterior por aportes del río Linares, cuyo
nivel de base está hoy a más de sesenta metros por debajo de la cueva; como si pen-
sáramos en una intensa actividad del sistema cárstico de la caverna que, dadas las
peculiaridades hoy observables, hubo de cesar hace muchísimo tiempo) suponía una
tan grande lejanía cronológica que descartaba «a priori» la posibilidad de existencia
de un habitat humano anterior. Así, nuestras prospecciones en el vestíbulo de Los
Casares se han circunscrito a las áreas siguientes:
se ha dejado como testigo más de la mitad de su superficie sin excavar), y que van em-
pobreciéndose (en espesor y contenido) aquellos niveles en dirección este y sur, a
partir de las zonas excavadas (15).
(15) N O T A I M P O R T A N T E : La sigla de profundidad de los materiales del Seno A se refiere a cm. de profundidad baio la
superficie ahí del suelo, y no hace para nada referencia a la línea O , como en el vestíbulo ocurría. Para control de la topografía
relativa superficial de ese Seno A , he aquí —tomadas bajo un horizonte provisional O — las profundidades relativas del suelo del
Seno A como lo encontramos al iniciar su excavación. Tales profundidades se indican en el punto en que confluyen los cuatro cuadros
contiguos. S', R ' / 3 . 1 — 8 ; S', R ' / l , 2 —18; S', R ' / 2 , 4 — 8 ; S', R ' / 4 , 6 — 9 ; R', Q ' / 2 , 1 - — 8 ; R', Q ' / 2 , 4 — 8 , 5 ;
R', Q ' 4 , 6 — 1 3 ; V , U ' 1 , 2 —10; U', T ' / l , 2 —3;U', T'2, 4 —5,5; T', S'/l, 2 — 1 4 ; T', S'/2, 4 17,5; T ' ,
S'/4, 6 0; T , S' 6. 8 0; Q', P ' / l , 2 - — 8 ; Q', P ' / l , 3 = — 8 ; Q', P'/2, 4 - — 9 ; Q', P'/4, 6 - — 1 7 ; P', O ' 3 , 1 - — 1 6 ;
P', 0 ' / l , 2 — 1 2 ; P', 0 7 2 , 4 — 9 , y P', 0 7 4 , 6 = — 2 1 .
(16) CABRÉ, o. c. 1934: pp. 232-233.
20 IGNACIO BARANDIARAN
Las dos zonas especialmente excavadas en Los Casares, al fondo del vestíbulo
y en el Seno A , apenas distan en línea recta 10 metros y es muy probable que en época
paleolítica se comunicaran directamente, y no a través de la más larga galería por donde
hoy se accede al interior de la cueva. Por ello parece que puede establecerse un en-
samblaje o aproximación de las estratigrafías teóricas de uno y otro lugar (vid. F i -
guras 5 y 9): según se observa la adecuada similitud mutua en calidad de materiales,
coloración y estructura de los respectivos estratos tanto como en su contenido industrial
y paleontológico. He aquí, pues, la correspondencia que hemos establecido entre los
estratos del vestíbulo (campaña de 1966) y los del Seno A (campañas de 1967 y 1968),
referidos al número de orden definitivo (I.).
1 m e t ro
« -4- 6 + 4 f
1967
FIG. 6. Corte vértico-transverso del Seno A . Se observa la escasa potencia de los estratos en esta zona oriental del depósito
FIG. 7. Corte vértice-transverso del seno A
(18) Las denominaciones de colores y tonos se hacen conforme a ia Notíce sur le code expolaire, de A . CAILLFUX - G . TAYLOR
(cd. N . B o u b é c & C í e . ; París, sin año). Este es en concreto intermedio entre el D44 y el E32.
(19) Los c ó m p u t o s granulométricos e índices tic aplanamiento de los cantos se han realizado en el m i s m o yacimiento durante
su excavación. Se rigen por los principios expuestos en La Lira Cuaternaria. Principies y .Melecios de estudio (Barcelona, 1956). de A . C A I -
LLEUX. Los índices de aplanamiento se han obtenido dividiendo la suma de la longitud y anchura mayores del canto por el doble
L 4- 1
de su mun
poseerá á x i ImAo =grosor:
1; cuanto —- — rodado. D
IAmenos seehalle
este el
m canto,
o d o laese
forma
índicemenos aplanada
se alejará m á s y(omás
sea.delalamás rodada), la puramente esférica
unidad.
FIG. 9. Secuencia estratigráfica teórica
del Seno A
LA C U E V A DE LOS CASARES 27
Nivel 20.—Se puede seguir en los Cuadros 14S y 14T, en algunos lugares del
fondo del vestíbulo de la cueva (cerca de la galería de acceso al Seno A) y, sobre todo,
junto a la misma boca. Es un estrato estalagmítico muy fino y compacto: no supera
nunca los 5 centímetros de espesor. Se debió formar en un período de cierta humedad,
cuando hubieran descendido ligeramente las aguas que acarrearon los materiales del
nivel 21 y antes del nuevo aporte fluvial que supusieron los del 19.
No se ha podido verificar su presencia en el Seno A .
1
En el Seno A , el nivel 19 debe corresponder a la parte superior (subestrato h ) del
estrato h : posee un espesor de 15 centímetros y color marrón rojo, formado por arenas
2
y abundantes cantos. Sus arenas están muy compactadas y son más escasos que en h
los cantos.
Industria litica :
todo su lado derecho y en el tercio proximal del izquierdo. Tendiente a disco, quizá
resto de núcleo poco típico (Fig. lOe).
1 lasca gruesa de retoque bifacial, de forma ovalada, como dudosa «limande»; en
cuarcita, se comenzó a labrar este útil con desbaste de toda una cara y sólo parte
de la otra (Fig. 10c).
1 lasca con retoque bifacial que no terminó de fabricarse; morfológicamente encaja
entre las «limandes» de F . Bordes, a media distancia entre los «bifaces» de contorno
ovalado y los discoides. En cuarcita (Fig. lOd).
1 muesca por retoques simples marginales sobre lasca informe de cuarcita.
1 núcleo informe (tendiente a poliédrico) de cuarcita.
3 restos de nodulos de cuarcita (cantos rodados).
5 lascas informes (cuatro de cuarcita; la otra de sílex con pátina lechosa muy pro-
funda).
Niveles 11 y 10.—A ellos corresponden la parte más superficial del estrato V del
2
vestíbulo y el c del Seno A : aquí se presentan como una masa de tierras de tono claro
en un espesor de en torno a los 3 centímetros. E n zonas la parte superior de ese es-
2
trato c se halla (hasta un grosor máximo de 0,8 centímetros) muy endurecida por
estalagmitación. Entonces subdividimos el estrato en un nivel 10, para expresar tal
2
horizonte calcitado, y en el 11. No se puede seguir siempre ese estrato c en el Seno A :
adopta forma de lentejones que llegan a perderse (así, por ejemplo, en I R ' y 1S').
Industria lítica:
1 raedera convergente desviada sobre lasca de sílex, de talón facetado convexo y bulbo
ablacionado. Su retoque es escaleriforme (Fig. 1 Ib).
1 denticulado sobre lasca de sílex de sección carenoide. Posee un frente denticulado
y un retoque de ablación en su cara ventral.
1 lasca apuntada de talón plano, en sílex: probable pieza primaria de lascado leva-
vallois(Fig. l l g ) .
1 lasca amorfa de sílex.
Industria lítica :
1 pequeña «punta musteriense» sobre lasca de sílex de talón facetado convexo. Posee
retoque continuo en ambos lados, de técnica escaleriforme que llega a hacerse facial
o cubriente en el extremo distal (Fig. 13b).
1 raedera convergente rectilínea-convexa, sobre lasca de sílex de tipo levallois. Es,
por tanto, una variedad entre los tipos núm. 13 y núm. 19 de la lista del Muste-
riense, de F. Bordes; a no ser que prefiriéramos clasificarla entre las puntas muste-
rienses alargadas, lo que por su extremado desvío no es viable. L a lasca tiene liso
talón, con rebaje del cono de percusión. Posee retoque normal escaleriforme en
casi todo su contorno v un retoque secundario inverso sobre el lado izquierdo
(Fig. 13f).
LA C U L V A D E LOS CASARES 33
(20) Corresponde exactamente a] tipo designado «pointe decalee», por A . LEROI-GOURHAN en sus Notes de morphohgie des-
criptii'e. Cours de Prehistoire (París, 1964), pág. 11.
(21) Su determinación como «raedera convergente» en vez de «punta musteriense» se resuehe aplicando las precisiones tipo-
metricas de J. Dr. HEINZELIN DF BRAUCOURT en Principes de dictquose nmmrique ei typologie (en tomo X I V , fase. 6.° de «Memoires
de l'Academie Royale de Belgique»; Bruselas, 1960; especialmente pp. 18 a 22 , pero morfológicamente parece más propio de-
signarla como punta que como raedera convergente.
FIG. 12. Industria lítica del nivel 9. Musteriense
FIG. 13. Industria lítica (puntas y raederas) del nivel 9. Musteriense
36 IGNACIO B A R A N D I A R A N
1 buril atípico en extremo de lasca laminar: es buril transversal doble sobre muescas
retocadas inversas (a un lado y otro del extremo distal de la lasca), con otras muescas
retocadas junto a la base. En sílex, carece de talón (Fig. 12g).
1 dudoso buril atípico sobre lasca informe de sílex: sobre la cara plana se agrupan
varios golpes oblicuos de buril formando un frente poligonal o poliédrico (Fig. 12i).
1 dudoso buril atípico sobre lasca de cuarcita; el buril se produce por golpe transversal
sobre un lado con retoque abrupto marginal.
1 dudoso disco bifacial en cuarcita. Clasificable, al menos, como «retoque bifacial»;
desde luego posible núcleo discoide, en cuarcita (Fig. 12a).
1 lasquita de retoque abrupto fino, en posición frontal (Fig. 14e).
1 punta sobre lasca primaria levallois con retoque simple marginal; talón facetado
convexo (Fig. 14d), cuarcita.
1 cuchillo de dorso atípico sobre lasca delgada de sílex de talón facetado cóncavo-
convexo. Posee un retoque profundo (más una muesca) en el lado derecho y señales
de uso en el izquierdo (Fig. 14c).
1 dudoso denticulado sobre espesa lasca de cuarcita (Fig. 14h).
1 lasca de cuarcita con dudosos retoques como denticulada.
1 lasca espesa de cuarcita con dudoso retoque a un lado.
1 lasca de cuarcita con retoque de preparación a un lado (Fig. 14g).
1 lasca levallois atípica, cuarcita; talón facetado convexo (Fig. 12f).
1 lasca levallois atípica, cuarcita; talón plano (Fig. 12c).
1 lasca espesa de cuarcita; talón facetado convexo.
1 laminilla de sílex de talón facetado; posee ligeras señales de uso en el extremo
distal izquierdo (Fig. 14m).
1 fragmento de posible lasca levallois en cuarcita; talón facetado convexo y bulbo
ablacionado (Fig. 14i).
1 lasca de cuarcita de talón puntiforme.
1 lasca seudolevallois de sílex; talón facetado convexo.
3 lascas amorfas de sílex.
1 lasca de sílex de talón facetado convexo.
12 lascas amorfas de cuarcita.
1 lasca de cuarzo de preparación de núcleo.
5 lascas de cuarcita de preparación de núcleo.
2 lascas laminares de sílex (una con talón puntiforme) (Figs. 12h y 141).
1 lasca amorfa de cuarcita, de talón facetado convexo.
1 nucleito discoide de cuarcita (Fig. 12b).
1 núcleo en tortuga, para lascas; en cuarcita (Fig. 12d).
1 núcleo prismático alargado; sílex.
1 núcleo poliédrico; sílex.
1 núcleo piramidal-discoide, acaso levallois; de sílex.
1 núcleo piramidal, de cuarcita (Fig. 12e).
1 núcleo prismático de cuarcita.
2 núcleos amorfos de cuarcita.
Industria ósea:
1 esquirla de diálisis ósea trabajada como extremo de alisador (Fig. 14o).
1 esquirla oblicua de diáfisis ósea con ligeras marcas de uso, sobre su cara ventral, y
posibilidad de su aguzado intencional (Fig. 14p).
1 esquirla de hueso con marcas oblicuas de rascado (Fig. 14q).
FIG. 14. Industrias litica y ósea (o, p, q) del nivel 9. Musteriense
FIG. 15. Industria lítica del nivel 9. Musteriense
FIG. 16. Industrias lítica y ósea (k) de los niveles 9 a 12. Musteriense
40 IGNACIO BARANDIARAN
Industria lítica:
1 lasca levallois atípica, con retoque marginal en un lado, de modo denticulado; es
lasca de producción primaria, de talón facetado, en cuarcita (Fig. 16g).
1 punta musteriense alargada sobre lasca de sílex; talón ablacionado (Fig. 16a).
1 punta musteriense ladeada, mejor que raedera convergente biconvexa; posee talón
facetado ligeramente convexo; en sílex (Fig. 16e).
1 lasca de süex clasificable como raedera simple convexa con su frente de raedera
tendiente a lo denticulado; posee un retoque abrupto marginal en parte del lado
derecho. Talón plano (Fig. 16c).
1 raedera transversal cóncava sobre lasca de cuarcita; talón liso (Fig. 16h).
1 raedera transversal (ligeramente ladeada) convexa; lasca de sílex de talón puntiforme
(Fig. 16f).
1 raedera doble lateral biconvexa; sobre hoja de sílex de talón liso. Su lado izquierdo
de raedera tiene retoque escaleriforme; el derecho, abrupto marginal (Fig. 16b).
1 lasquita de sílex de talón liso con retoque simple marginal sobre el lado izquierdo.
1 lasca de sílex con retoque marginal parcial (Fig. 16j).
1 lasca de cuarcita de talón preparado: posible resto de núcleo (Fig. 16i).
1 cuchillo de dorso natural; cuarcita (Fig. 16d).
1 microlasca informe de süex; talón puntiforme.
1 fragmento de nodulo (canto rodado) de cuarcita.
Industria ósea:
1 esquirla de hueso aguzada; sección triédrica (Fig. 16k).
1 esquirla de hueso con señales de rascado.
Nivel 8.—Es el llamado estrato III del vestíbulo: manto estalagmítico de grosor
variable, no sobrepasando nunca (por ejemplo, 2 E ' y 4E') los 10 centímetros de espesor.
A ese nivel corresponde la zona superficial, sumamente endurecida, del estrato llamado
1
c del Seno A . Es estéril, arqueológica y paleontológicamente.
Nivel 7.—Sólo se conserva en el vestíbulo (sectores 4, 5 y 6 de 2F'), donde lo lla-
mamos estrato II; había sido casi totalmente arrasado. L o constituyen tierras de to-
nalidad marrón amarillenta y estructura fina, en un espesor de 4 a 5 centímetros. Los
testimonios industriales aquí recogidos marcan el inicio del depósito estratigráfico del
Paleolítico medio.
Corresponden al conjunto de estratos del Musteriense, niveles 12 a 7, las especies
representadas en Los Casares, según J. Altuna: como mínimo 7 cabras monteses,
6 conejos, 5 ciervos, 3 sarrios, 3 caballos (en una subespecie nueva, el Equus caballus
casarensis), 3 zorros, 3 osos (pardo y de las cavernas), 3 hienas de las cavernas, 2 grandes
bóvidos, 2 Cuon alpinus, 2 corzos, 2 castores, y rinoceronte (Dicerorhinus hemitoechus),
jabalí, lince, gato montes, leopardo (Panthera spelaea), marmota (Marmota marmota),
ratón (Mus musculus) y murciélagos (Rhinolophus euryale y Myotis myotis).
Y , en concreto, sólo al nivel 7 la siguiente:
L A C U E V A D E LOS C A S A R E S 4!
Industria lítica :
1 raedera simple convexa sobre lasca seudolevallois de sílex, cuyo lado izquierdo se
rompió en curso de fabricación: por ello es probable que se pretendiera una punta
musteriense alargada que quedó incompleta. Talón facetado convexo, con intento
de ablación del bulbo (Fig. 17a).
1 raedera doble biconvexa sobre lasca de sílex de talón facetado convexo. Es completo
el retoque de su lado derecho y sólo cubre la mitad distal del izquierdo (Fig. 17b).
1 raedera transversal convexa; de talón diedro. Sobre lasca de dolomía fosilífera (Fi-
gura 17d). Fractura antigua.
1 fragmento de lasca de sílex clasificable con dudas como «retoque sobre cara plana-.
Talón facetado convexo (Fig. 17c).
1 lasquita amorfa de cuarzo.
1 nodulo (canto) de cuarcita, comenzado a desbastar.
Nivel 6.—En el vestíbulo, como estrato I, se observa sólo en una pequeña extensión
de los Cuadros 2E' y 2 F ' : ligero manto estalagmítico de apenas 2 centímetros de espesor.
En el Seno A lo llamamos estrato b: lo forman tierras muy finas de color pardo oscuro,
bastante compactadas y conteniendo en su masa pequeños cantos o gravas. En su zona
3
de contacto con el estrato que se le superpone, el a (nivei 5), se han recogido algunos
fragmentos cerámicos de los inicios de la Edad de los Metales; en tanto que no hay
nada que estrictamente corresponda a la masa del nivel 6. Su espesor máximo se alcanza
en 4S': 2 centímetros.
Nivel 5.—Este nivel (como los 4, 3 y 2 que se le superponen) sólo ha sido deter-
3
minado en el Seno A , en escasas zonas no remocionadas; es el llamado estrato a . Lo
integran arcillas muy finas, puras y compactas de color «gris claro (E90, en seco, de
Cailleux-Taylor), depositadas en capa sensiblemente horizontal al parecer en toda la
extensión del Seno A : en 4S' alcanza su máximo espesor de 8 centímetros que sólo son 3
42 IGNACIO BARANDIARAN
Industria lítica :
1 raedera trasversal convexa sobre lasca de sílex de talón facetado convexo. Su ti-
pología y su técnica de retoque —profundo escaleriforme— aproximan a este objeto
(como alguno de los que inmediatamente se describen) a los mismos estadios del
Paleolítico medio a que pertenecen los colectados en los niveles 7 a 12: de ahí pro-
cederían por una muy antigua remoción.
1 rasqueta sobre lasca de sílex, resto de avivado de núcleo.
1 microlaminilla de sílex con un lado rebajado por retoque abrupto profundo; carece
de base.
2 fragmentos de laminillas de sílex de sección trapecial.
1 gran lasca de cuarcita de talón diedro; con ligero retoque de uso.
1 fragmento de lasca laminar de sílex con retoque simple marginal en la mitad proximal
del lado izquierdo; carece de talón y bulbo, por ablación (Fig. 19j).
1 lasca laminar de sílex, de sección triangular; talón puntiforme (Fig. 19i).
1 punta «de flecha» de sílex foliácea, bifacial, de forma losángica de bordes convexos
y de base apuntada: el retoque de la cara superior es plano cubriente y el de la
inferior plano invadiente, su sección transversal es planoconvexa (22). Es tipo muy
extraño por poseer sendos pequeños apéndices laterales (perpendicular su eje al eje
longitudinal de la punta) a un lado y otro de la zona más ancha de su cuerpo, en
la mitad inferior del tipo (Fig. 18b). Corresponde a la tipología habitual en la I Edad
del Bronce, o Eneolítico.
Industria ósea:
1 punzón o lezna de hueso fabricado sobre extremo distal de tibia de cabra u oveja:
conserva su articulación, para facilitar su aprehensión, y tiene cuidadosamente
afilado y pulido el extremo activo del útil (Fig. 18c).
Cerámica :
195
139
Industria lítica :
1 raedera transversal convexa, tipo Quina, sobre lasca de sílex fracturada. Debe pro-
ceder de la estratigrafía musteriense de Los Casares y haberse incorporado por
remoción de aquélla durante la Edad del Bronce (Fig. 191).
1 hoja de sílex con retoque denticulado, de técnica bifacial, sobre ambos bordes;
es una de las llamadas «hojas de hoz», sobre lámina de sección triangular, con ambos
extremos truncados por retoques abruptos (Fig. 18a).
Cerámica:
1 borde de cerámica a mano, lisa, de un vaso globular; pasta tosca con gruesas par-
tículas de desgrasante.
5 fragmentos de pastas a mano, lisas.
1
Nivel 3.—O a del Seno A : estrato de color claro, blancuzco amarillento, de tie-
rras arcillosas en grumos. Su espesor oscila entre 1 centímetro (en 6T') y 2 centímetros
(en 4S'). Es arqueológicamente estéril.
Nivel 2.—Es el a° del Seno A : capa de carbones de color negro intenso y escaso
espesor: nunca pasa de los 0,5 centímetros. Es estéril.
Industria lítica :
1 raedera simple convexa sobre lasca de cuarcita de talón facetado convexo; con
retoque simple marginal discontinuo.
1 lasca de sílex con retoque marginal denticulado sobre el borde izquierdo; talón
plano (Fig. 19k).
Cerámica:
Industria lítica:
1 raedera transversal convexa sobre lasca de sílex de talón facetado, cuyo bulbo ha sido
ablacionado; el frente de raedera es lateral-transversal propiamente, y su retoque
escaleriforme profundo (Fig. 19a).
1 raedera simple sobre lasca gruesa de sílex de talón facetado convexo. E l frente de
raedera tiende a la denticulación.
1 lasca de cuarcita de talón liso; posee algunos retoques sobre la cara dorsal de la
base (Fig. 19b).
1 lasca de sílex de talón liso.
1 lasca de cuarcita preparada a modo de raedera transversal cóncava, pero sin retoques;
talón facetado convexo (Fig. 19d).
1 microburil trasversal, sobre muesca retocada cóncava; sílex.
1 dudoso cuchillo de dorso natural; en cuarcita, talón liso (Fig. 19f).
2 lascas amorfas de sílex (Fig. 19e).
3 fragmentos de laminillas de sílex; sección triangular.
1 fragmento de lámina de cuarcita; sección trapecial (Fig. 19c).
4 lascas amorfas de cuarcita.
2 fragmentos de nodulos de cuarzo.
6 fragmentos de nodulos de cuarcita.
1 probable percutor de cuarcita o caliza dura (Fig. 19h).
Industria ósea:
Cerámica :
1 puchero liso, sin vidriar ni pintar; de cuerpo globular y fondo plano, posee dos asas
enfrentadas de puente en la parte inferior del cuello. Está completo. Sus dimensiones
son: 101 milímetros de diámetro de la boca, 94 del cuello, 162 de la panza y 89
del fondo; 156 milímetros de altura, 9 de espesor del fondo y 10 de longitud de
cada asa (Fig. 24B).
1 puchero (mitad superior) muy semejante de forma al anterior, aunque algo mayor
de tamaño. Tiene 118 milímetros de diámetro en la boca, 110 en el cuello y 181
en la panza (Fig. 24A).
1 puchero (fondo y arranque de las paredes) del mismo tipo que los anteriores; acaso
fuera más ancho que alto, con la panza muy abombada.
1 vasija con cuello estrangulado; sin vidriar. Su boca tiene 142 milímetros de diá-
metro, 133 su cuello y una máxima anchura de 144 (Fig. 24D).
FIG. 23. Perfiles de fragmentos de cerámicas a torno
FIG. 24. Formas cerámicas medievales
52
IGNACIO BARANDIARAN
1 cazuela de fondo probablemente plano; con asas que parten de la misma boca.
Mide 255 milímetros de diámetro en la boca, 247 en el cuello, 270 en la panza y
125 en el fondo; su altura es de 103 milímetros; el puente de sus asas se llega a
separar los 27; sus paredes tienen un grosor bastante regular de 4 milímetros ( F i -
gura 25A).
1 borde de cerámica pintada, a torno; sus motivos son líneas inclinadas; su color
de pintura ocre clara sobre la pasta amarillenta (Fig. 25C).
2 fragmentos de cerámicas pintadas semejantes a la anterior: en uno los motivos se
agrupan en trama, en el otro son triángulos opuestos por el vértice (Fig. 25D y
25E). Corresponden a tipos de cerámica musulmana medieval.
1 cuenquecito completo de pasta bien trabajada a torno, con vidriado amarillento.
Tiene el perfil ligeramente carenado con su boca abierta y el fondo hundido. Mide
109 milímetros de diámetro en la boca y 37 en el fondo; su altura es de 44 milímetros
y 7 el grosor máximo de sus paredes (Fig. 24C).
1 jarra (perdida la boca) en cerámica vidriada verde (de tonos no homogéneos). Su
cuerpo es globular con un cuello estrecho y bastante alto; tiene asas verticales,
delgadas y largas que montan en el mismo cuello y a mitad de la panza; y fondo
plano. (Fig. 25B).
5. INVENTARIO D E E L E M E N T O S D E L A C U L T U R A MATERIAL
E l utillaje lítico se describe conforme a los principios del análisis industrial pro-
puesto por G . Laplace (24).
(24) El método tipológico analítico preconizado por G . LAPLACE nos parece, por el momento, el mis adecuado para una
exhaustiva descripción y catalogación del instrumental prehistórico en piedra tallada. En tanto que, en el momento de definir los
54 IGNACIO BARANDIARAN
tadices esenciales de los conjuntos industriales o de expresar gráficamente su personalidad cultural, juzgamos mas útil su referencia
conforme a la tipología de F. BORDES.
La tipología analítica se expone en las obras fundamentales de G. LAPLACE: Typo!oi¡ie analytique. Application d'unc notivclie nu thodc
d'étude des formes et des structures attx industries á lames et ¡amelles (en pp. 133-164 de «Quatemaria», Roma, IV, 1957), Essai de typohgie
systematique (suppl. 2, I, de «Annali deU'Universitá di Ferrara, N . S., sez. X V , 1964), Lexique de typolos>ie analytique pp. 111-128
de «Bull. Soc. d Et. et de Rech. Prehist.», Les Eyzies, 14, 1964) y Recherches de typohgie analytique 1968 (en pp. 7-64 de «Üngini». II,
Roma, 1968). Hay amplias exposiciones del sistema, en castellano, en El origen y ta evolución de los complejos leptoiípticos, de Laplace.
(Recensión y comentarios ), de J . M . MERINO (en pp. 107 a 118 de «Munibe», 1-2, San Sebastién, 1967) y en Arudy, 1969. Coloquio
internacional de tipología, de I. BARANDIARÁN (en pp. 143 a 155 de «Caesaraugusta», 33-34, Zaragoza, 1970).
La descripción analítica de cualquier tipo lírico se efectúa mediante una formulación en siglas, según se utiliza en el inventario
de esta memoria. Por esa vía se llegará «a una fórmula analítica, verdadero sintagma, formado por unidades significativas, es decir
por elementos portadores de una información morfotécnica, la única pertinente en tipología» (G. LAPLACF, O. C . 1968).
La pieza más compleja precisaría la alusión a los seis (a, b, c, d, e. f) aspectos diferentes que a continuación se enuncian. En tanto
que el tipo simple, ideal o ejemplar, sólo precisará su referencia al aspecto primero (a): es decir, su adscripción en la lista de tipos
primarios, o elementales, que Laplace ha elaborado.
a) Identificación del tipo primario.—Constituye la sigla primera de la formulación analítica propuesta: en ella se consignan el
tipo primario + referencia a su tamaño relativo + alusión a su carácter de lámina o de lasca.
b) Posición del retoque característico.—En los casos más complejos se señalan sus caracteres en estas tres perspectivas.
1. Izquierdo (sen.), derecho (dext.), bilateral (btl.), distal (dist.), proximal (prox.), medial (med.).
2. Latera] (lat.), transversal (trav.), normal (norm.).
3. De eje (droit), desviado (déj.).
c) Morfología del retoque esencial o de la pieza.—Hay aspectos a consignar referidos a la forma del retoque característico (1), a
la forma de la pieza en cuanto a alargamiento (2) y a la forma de la pieza en cuanto a su carenaje (3):
1. rectilíneo (rect.), convexo (conv.), cóncavo (conc). sinuoso (sin.); además el retoque —o la morfología de la pieza—
pueden adoptar algunas formas más peculiares: redondeado (arr.), frontal (front.), circular (are), en hocico (mus.),
descacado (deg.), en ojiva (ogiv.). con «deslomamiento» (epaul.)...;
2. pieza larga Oong.). pieza corta (court.);
3. carenaje bajo (surb.), carenaje alto (surh.).
d) Tendencia del tipo primario enunciado hacia otro tipo prinumo.—Se indica (como para expresar cualquier clase de tendencia)
colocando entre paréntesis el tipo al que tiende el útil catalogado.
e) Características técnicas del retoque esencial.—Se expresan mediante la colocación entre corchetes [ ] de una sigla constituida por
tres letras alusivas al modo, a la amplitud y a la dirección del retoque.
1. Su modo: simple (S), abrupto (A), plano (P), sobreelevado (SE).
2. Su amplittui: marginal (m), profundo (p).
3. Su dirección: directo (d), inverso (i), alterno (a), bifacial (b).
En ocasiones convendrá hacer referencia además a otros aspectos complementarios o de precisión: invadiente (e\h.)
cubriente (cvt.), somero (som.), laminar (lam.), escaleriforme (sea.), o bien a su delincación: continuo (ct.), denticulado
simple o de muesca (ene), denticulado compuesto (dent.).
f) Retoque complementario.—Se expresa con las siglas enunciadas indicando su modo de referencia al retoque esencial:
/ : complementaricdad
: composición;
: oposición;
— : adyacentes contiguos sobre el mismo borde;
: adyacentes discontinuos sobre el mismo borde.
L A C U E V A D E LOS CASARES 55
3
18 27-9-68 C 11c 40 (4) 8U'-40-2 R l lat dext rect [Smd som]; cuarcita
19 28-9-68 C lid 25 (8) 10V-25-1 lasca; cuarcita
3
20 27-9-68 C lia 19 26 28 8U-19-4 lasca primaria levallois
2
21 23-6-67 C 11b 18 70 100 6R'-18-1 R3 trav dej conv [Spd sea ct]/G9(R4); sílex
2
22 24-6-67 C 35 20 65 6R'-35-l dó sen [Spd]; sílex
4
23 23-6-67 C Hg 28 90 20 8R'-28-l lasca primaria (punta levallois); sílex
2
24 26-6-67 C 24 0 0 2R'-24 lasca informe; süex
25 17-7-66 IV 13b 55 2E'-55-6 p2 bil dej conv court (p4) [S(P)pd sea evh
ct]; süex; en la criba
26 16-6-66 IV 13f 55 4E'-55-2 r4 dej [Spd sea rect sen ct + Spd sea conv
dext ct] (p3); süex
27 18-6-66 IV 13g 43 80 95 2F'-43-l p2 bü dej conv [Spd sea ct]; sílex
28 11-6-66 IV 14a 50 2C-50-2 pl bü dej rect [Smd (sea) dist sen + Sm(a)d
(sea) ct dext]; süex
29 16-6-66 IV 13c 55 4E'-55-3 p2 bil dej long [Smd prox sen — Spd sea
dist + Spd sea dext ct]; süex
30 18-6-66 IV 13k 45 2F'-45-2 r3 dist norm conv [Spd sea ct]; süex
31 23-6-66 IV 13j 35 52 80 4E'-35-5 r3 dist norm rect [Spd (sea)]; süex
32 14-6-66 IV 13h 65 4D'-65-6 R3 dist norm dej conv [Spd sea ct]; cuarcita
33 23-6-66 IV 15d 55 2E'-55-9 rl dext conv [Smd som] /al sen rect [Amd];
sílex
34 16-6-66 IV 15h 55 4E'-55-l rr2 sen lat conv [Spd sea] /aal dext [Amd] /
/aal norm [Ami]; sílex
35 18-6-66 IV 14f 55 2E'-55-13 r3 rect (con — conv) [Spd]; cuarcita
36 15-6-66 IV 15f 55 2E'-55-2 g8 dist norm droit ogiv court surb [SEpd];
sílex
37 13-6-66 IV 14e 65 2C-65-3 al dist norm rect [Amd]; süex
38 18-6-66 IV 14d 45 2F'-45-5 pl dist dext trav [Smd]; cuarcita
39 15-6-66 IV 14c 55 2E'-55-l 11 dext lat conc (Id 1) [Smd dext • ene inv];
sílex
40 14-6-66 IV 14h 56 15 90 2D'-56-l D6 dist dext trav rect [SEpd]: ?; cuarcita
41 66 IV 50 2E'-50 lasca dudosamente denticulada; cuarcita
42 14-6-66 IV 60 4D'-60-3 lasca con dudoso retoque a un lado; cuarcita
43 23-6-66 IV 12i 63 (5) 4D'-63-7 bl prox inv obl pol; süex
44 66 IV 55 4E'-55 b8 dej court [Smd dext dist]; cuarcita
45 16-6-66 IV 12a 55 2E'-55-4 disco bifacial; cuarcita
46 16-6-66 IV 12b 55 2E'-55-3 núcleo pequeño discoide; cuarcita
47 13-6-66 IV 14g 65 2C-65-4 lasca de desbaste, retoque prep. a un lado;
cuarcita
48 14-6-66 IV 12f 62 55 80 4D'-62-4 lasca levallois atípica; cuarcita
49 18-6-66 IV 12c 55 2E'-55-10 lasca levallois atípica; cuarcita
50 17-6-66 IV 38 80 5 2E'-38-5 lasca espesa atípica; cuarcita
51 17-6-66 IV 14m 55 2E'-55-7 laminüla de süex; talón facetado
52 23-5-66 IV 14i 55 2E'-55 lasca levallois (frag.); cuarcita
53 14-6-66 IV 12d 56 100 95 4D'-56-2 núcleo de tortuga (lascas); cuarcita
54 14-6-66 IV 30 50 50 4D'-30-l núcleo prismático alargado; süex
55 23-6-66 IV 45 2F'-45-3 núcleo poliédrico; süex
56 23-6-66 IV 45 2F'-45-4 núcleo discoide-piramidal; süex
57 11-6-66 IV 12e 48 85 100 4C-48-1 núcleo piramidal; cuarcita
58 66 IV 55 2E'-55-14 núcleo prismático; cuarcita
59 66 IV 65 4D'-65 núcleo amorfo; cuarcita
60 66 IV 45 2F'-45 núcleo amorfo; cuarcita
61 66 IV 65 4D'-65-8 lasca, talón puntiforme; cuarcita
62 18-6-66 IV 55 2E '-55-11 lasca desviada, talón facetado convexo; süex
63 18-6-66 IV 14) 55 2E'-55-12 lasca amorfa; süex
64 66 IV 65 4D'-65 lasquita amorfa; süex
65 66 IV 55 2E'-55 lasquita amorfa; süex
66 66 IV 65 2C-65-5 lasquita, talón facetado convexo; süex
67 66 IV 55 2E'-55 lasca amorfa; cuarcita
56 IGNACIO BARANDIARAN
115 24-6-67 C 16c 25 43 62 6S'-25-3 r2 sen lat conv (rect) (d2) [Spd sea ct]/al
[Amd dext med]; sílex
116 24-6-67 C 16h 20 o 21 6S'-20-6 R3 conc [Smd ct]; cuarcita
117 26-6-67 C 16f 35 95 20 8S'-35-2 r3 dej conv [Smd sea st]; sílex
118 24-6-67 c 16b 24 43 29 6S'-24-2 12 conv (rect) sen [Smd — Spd sea] • conv
— conc — conv dext [Amd]; sílex
119 24-6-67 c 28 25 45 6S'-28-4 lasquita con retoque marginal; sílex
120 27-9-68 c 16j 10 (5) 8U'-10-1 lasca con retoque marginal; sílex
121 25-9-68 c 16i 20 2S'-20-2 lasca amorfa (¿resto de núcleo?); cuarcita
122 25-9-68 c 16d 20 2S'-20-l dudoso cuchillo de dorso natural; cuarcita
123 67 c 25 6S'-25 nodulo (frag.); cuarcita
124 27-6-67 c 35 8S'-35 microlasca, talón puntiforme; sílex
125 26-6-67 c 16k 36 85 20 8S'-36-3 esquirla de hueso de sección triédrica.
126 24-6-67 c 25 6S'-25-7 esquirla de hueso con marcas de rascado
127 4-6-66 II 17a 20 48 30 2E'-ind R2 dext lat conv (P2 [Spd — Ppd dost/Smd
sen dist]; sílex
128 18-6-66 II 17b 30 70 10 2F-30-1 R2 bil droit conv [Spd sea dist sen • Spd
sea ct dext (Ppd med ]; sílex
129 17-6-66 II 17d 23 60 30 2E'-23-l r3 [Spd]; dolomía fosilifera
130 18-6-66 II 17c 30 5 75 2F'-30-2 ¿rl dext prox [Smi]?; sílex
131 4-6-66 II 20 2E'-20 lasquita amorfa; cuarzo
132 17-6-66 II 25 2E'-25 canto de cuarcita comenzado a desbastar
133 67 a'-b 14 61 20 2R'-14-1 r3 conv [Spd sea ct]; sílex
134 67 3
a -b 15 98 98 6S'-15-1 a2: tableta de avivado; sílex
135 67 3
a -b 22 80 65 4S-22-1 112; sílex
136 67 3
a -b 21 64 35 8S'-21-1 laminilla (frag.), sección trapecial; sílex
137 68 3
a -b 12 78 67 8V-12-1 lasca, talón diedro; cuarcita
138 66 3
a -b 18b 16 30 20 8R'-16-1 punta de flecha foliácea bifacial; sílex
139 3-7-67 3
a -b 18c 14 91 24 1R'-14-1 punzón de hueso sobre tibia de ovino
140 67 3
a -b 20a 12 (9) 6T'-12 c. campaniforne (frag.)
141 67 3
a -b 20a 6T' c. campaniforme (frag.) 'n.° 140)
3
142 1-7-67 a -b 20a 10 10 4 4S'-10-1 c. campaniforme (frag.) (n.° 140)
143 30-6-67 3
a -b 20a 12 50 45 8T'-12-3 c. campaniforme (frag.) (n.° 140)
144 68 3
a -b 20a 10U'-r-2 c. campaniforme (frag.) (n.° 140)
145 68 3
a -b 20b 8 10V-8-1 c. campaniforme (frag.)
146 68 3
a -b 20b 5 2S'-5-3 c. campaniforme (frag.) (n.° 145)
3
147 30-7-67 a -b 20c 8 55 100 8T-8-2 c. campaniforme (frag.)
148 68 3
a -b 20e 6U'-b-2 c. campaniforme (frag.)
3
149 68 a -b 20c 10 80 20 10U'-10-2 c. campaniforme (frag.) (n.° 147
150 68 3
a -b 8U'-b-l borde c. a mano con ungulaciones
151 68 3
a -b 6U'-b-l borde c. a mano con ungulaciones
152 3
a -b 8R'-16 frag. c. a mano con relieve
153 67 3
a -b 4R'-ll-2 borde c. a mano: 8 mm.
154 68
3
a -b 10 80 20 ÍOU'-IO-I borde c. a mano: 6 mm.
155 68 3
a -b 8 lS'-8-2 borde c. a mano: 9 mm.
156 68
3
a -b 8 lS'-8-3 borde c. a mano (n.° 155)
157 28-9-68 3
a -b IR' borde c. a mano: 7 mm.
158 68 a -b 3
lS'-b-8 4 frag. c. a mano: fondo plano
159 24-6-66 a -b 3
16 8R'-16 6 frag. c. a mano: 6-8 mm.
3
160 24-6-66 a -b 25 4R'-25 3 frag. c. a mano: 6-11 mm.
3
161 24-6-66 a -b 16 4R'-16 2 frag. c. a mano: 8 mm.
3
162 24-6-66 a -b 11 4R'-11-1 frag. c. a mano: 8 mm.
3
163 24-6-66 a -b 11 4R'-ll-2 frag. c. a mano: 8 mm.
3
164 4-7-67 a -b 4R' 11 frag. c. a mano: 6-8 mm.
3
165 26-9-68 a -b lS'-b-8 34 frag. c. a mano:5 - 13 mm.
3
166 26-9-68 a -b 8U'-b 2 frag. c. a mano: 5-8 mm.
3
167 26-9-68 a -b 8U'-b borde c. a mano: 8 mm.
3
168 26-9-68 a -b 6U'-b 17 frag. c. a mano: 6-14 mm.
3
169 28-9-68 a -b IR' 9 frag. c. a mano: 6-9 mm.
IGNACIO BARANDIARAN
3
170 27-9-68 a -b 8V'-b 3 frag. c. a mano: 7-12 mm.
3
171 24-6-67 a -b 6S' 2 frag. c. a mano: 8-10 mm.
3
172 25-9-68 a -b 2S' 10 frag. c. a mano: 5 - 7 mm.
3
173 30-6-67 a 19j 10 100 100 8T'-10-1 lámina, retoque marginal; sílex
3
174 30-6-67 a 19i 8 10 100 4Q'-8-l lámina, talón puntiforme; silex
3
175 4-7-67 a 16 70 70 4S'-16-2 laminilla (frag.), sección trapezoidal; sílex
3 3
176 26-9-68 a 8U'-a -l borde c. a mano, con ungulaciones
3 3
177 7-7-67 a 7 90 50 2P'-a borde c. a mano
3
178 25-9-68 a 6 <7) 2S'-6-l borde c. a mano
3 3
179 a lP'-a borde c. a mano
3 3
180 a lQ'-a borde c. a mano
3 3
181 7-7-67 a 7 90 50 2Q'-a 6 bordes c. a mano
3
182 6-7-67 a 2P'-a 3
1 fondo c. a mano
3 3
183 3-7-67 a lR'-a 1 fondo c. a mano
3 3
184 3-7-67 a lR'-a frag. de panza c. a mano
3 3
185 7-7-67 a 2Q'-a 41 frag. c. a mano: 7-13 mm.
3 3
186 7-7-67 a lP'-a 20 frag. c. a mano
3 3
187 3-7-67 a lR'-a 10 frag. c. a mano
3
188 25-9-68 a' (4) 2S'-a 7 frag. c. a mano
3 3
189 5-7-67 a lQ'-a 5 frag. c. a mano
3 3
190 6-7-67 a 2P'-a 10 frag. c. a mano
3
191 25-9-68 a 5 (1) 2S'-5-2 frag. c. a mano
2
192 26-9-68 a la 3
8U' 5 frag. c. a mano
2 3
193 26-9-68 a a 8U' 1 borde c. a mano
194 25-9-68 a 2
191 5 19 45 2S'-5-l r5 [SEpd sea ct]; sílex
195 28-6-67 a 2
18a 7 100 60 6T-7-1 «hoja de hoz»: lámina denticulada; sílex
196 26-6-67 a 2
15 2 45 2R'-15-1 borde c. a mano
197 3-7-67 a /a
1 2
4S' 5 frag. c. a mano
198 26-9-68 a 1
8U' 2 frag. c. a torno
199 67 a 4 35 0 2R'-4-2 Rl dext conv [Smd ct]; cuarcita
200 26-6-67 a 19k 20 78 15 8S'-20-l frag. lasca; retoque parcial marg dentic dir
borde izq; sílex
201 27-6-67 a 20c 6T'-ind. c. a c. campaniforme (frag.) (n.° 147)
202 27-6-67 a 20b óT'-ind. c. a c. campaniforme (frag.) (n.° 145)
203 67 a 21f 2R' c. campaniforme (frag.)
204 67 a 8T' borde c. a mano, con ungulaciones
205 a 21e 2Q'-r-l c. lisa, a mano, carenada
206 67 a 21e 2R' c. Usa, a mano, carenada (n.° 205)
207 67 a 4S' borde c. a mano: 9 mm.
208 67 a 2R' 2 bordes c. a mano: 5,5 mm.
209 67 a 8T' borde c. a mano: 10 mm.
210 5-6-67 a (3) 4T' 5 frag. c. a. mano: 7-14 mm.
211 26-6-67 a 15 2 42 2R' 3 frag. c. a mano: 4 - 6 mm.
212 26-6-67 a 15 1 44 2R' 10 frag c. a mano: 4 - 6 mm.
213 26-6-67 a 8S' 3 frag. c. a mano: 6-10 mm.
214 a 6T' 21 frag. c. a mano: 6-13 mm.
215 a 6T' 2 frag. c. a torno
216 30-6-67 a 8T' 10 frag. c. a mano: 8-11 mm.
217 30-6-67 a 8T' 2 frag. c. a mano: 10 - 12 mm.
218 66 r 19a 4- 22 55 68 5Z-^2-l r4 trav-dext conv [Spd sea]; sílex
219 67 r 15 13 88 1R'-15-1 r5 prox sen [Apd sea]; sílex
220 66 r 19b 2E'-ind. lasca, talón plano; cuarcita
221 67 r 6R'-ind. lasca, talón plano; sílex
222 66 r 19d 2F'-ind.-l lasca, talón facetado convexo; cuarcita
223 67 r 2 55 25 6S'-2-l bb8; sílex
224 66 r 19f 2F'-ind. lasca, talón plano, de descortezado; cuarcit.
225 66 ¡r 19e 2B'-ind. lasquita, sin base; sílex
226 67 r 1 50 0 8T'-1-1 laminilla (frag.); sílex
227 67 r 4 13 5 6S'-4-2 laminilla, talón facetado; sílex
LA C U E V A D E LOS CASARES 59
363, 370 y 371 Pozo 25A vasija lisa, a torno, con asas
364, 366 y 369 Pozo 24A vasija Usa, a torno, con asas
365 y 372 Pozo 24B vasija lisa, a torno, con asas
367 y 368 Pozo frags. (fondo y paredes) de vasija lisa, a torno.
373 Pozo asa de c. a torno
374 a 387 Pozo fragmentos de c. a torno, lisas
388 a 393 Pozo 24D vasija lisa, a torno
394 a 397 Pozo fragmentos de c. a torno
398 Pozo 25C borde c. a torno, con motivos pintados
399 Pozo 25D frag. c. a torno, con motivos pintados
400 Pozo 25E frag. c. a torno, con motivos pintados
401 a 406 Pozo frags. c. a torno, lisa
407 y 408 Pozo frags. c. a pintadas, a torno
409 Pozo frags. c. a mano, espatulada
410 Pozo frags. de ladrillo
411 Pozo frag. cerámica a torno, acanalada
412 y 413 Pozo frags c. a torno, vidriada
414 a 419 Pozo 24C cuenco c. a torno, vidrada al exterior
420 a 424 Pozo 25B jarra c. a torno, vidriada
425 Pozo nodulo (frag.); cuarcita
6. INDUSTRIA LITICA
Conforme a los principios bien conocidos del método de estudio del utillaje mus-
teriense, de M . Bourgon y F , Bordes (25), haremos algunas observaciones sintéticas
sobre la materia prima, tecnología, tipología, tipometría y diagnóstico cultural del
(25) Según se ha señalado, se prefiere, para estas consideraciones de conjunto, el método desarrollado por F. BORDES y M . B O U R -
GON: es especialmente útil por el amplio uso que han hecho de él los prehistoriadores y, por ello, porque permite disponer de nu-
merosos paradigmas de comparación. Pueden verse sus principios y desarrollo en:
F. BORDES. Principes d'une mithode d'étude des te hniques de debitare et de la tynolode du Paleoluh'tque anden et mo)en (pp. 19-34»
«L'Anthropologic», París, 1950, núm. 54); F. BORDES: - M . BOURGON; Lecomptexe mousttrien: Moustiriens, Levalhisien et Tayacien
(pp. 1-23; «L'Anthropologie», París, 1951, n ú m . 55); F. BORDFS, E<sai de clas'ificntion des inda tries «moustériennes» (pp. 457-466;
«Bulletin de la Societe Préhistorique Francaise», París, 1953, núm. 50); F. BORDFS, Les limons quaternatres du Bassin de la Seíne. Stra-
tigraphie et archiologie paUolithique (Memoria núm. 26 de «Archives de l'Institut de Paléontologie Humainc»; París, 1954); M . B O U R -
GON, Les industries moustériennes et prt-moust 'riennes du Périqord (Memoria núm. 27 de «A.I.P.H.»; París, 1957; el método se desarrolla
en pp. 28-40); y F. BORDES, Typohgie du Pal'oluhi jue anden et mayen (Burdeos 1961).
62 IGNACIO BARANDIARAN
repertorio Utico de Los Casares. Aunque se haya señalado que un total de cien piezas
sea el mínimo indispensable para un buen estudio estadístico, se admite que con series
de sólo medio centenar, en condiciones favorables, se pueden extraer igualmente los
rasgos definitorios generales de los conjuntos industriales examinados; y es en estas
circunstancias de escasez de evidencias en que han de valorarse las apreciaciones que
siguen sobre el Musteriense de la cueva (26).
3 2
V C C IV C 1
II C W Total
U L U L U L U L U L U L U L U L U L
Sílex 1 1 2 1 2 2 13 9 10 2 3 1 5 3 7 5 36 19
5 2 1 1 9 37 2 1 3 2 2 21 20 43
2 2 — 2
1 1 —
(26) Solo con esas reservas he intentado los cómputos e índices que se exponen. Aunque pobres en cantidad de elementos cul-
turales, los tstratos del Musteriense de Los Casares ofrecen un notable carácter de homogeneidad. Por ello, aunque los computos
se hagan aisladamente, utilizare a menudo la consideración global de todo el Musteriense (exceptuando solo de esa adición de es-
tratos a los obittos procedentes de zonas removidas). SieniDre que no se indique nada en contrario, la denominación totil en un
cuadro comparativo quier- señalar la su n i de los materiales recogidos en los estratos V, ÍV v II del vestíbulo y c3, c2. cl y c del
SUKI A : o sea. en los m\eles 12, 11, 9 y 7.
L A C U E V A D E LOS CASARES 63
3 1 7 1 1 2
1 2
2 2
16 20 3 4 5 29
1 3
Total 23 1 34 3 5 6 31
V C 3
c°- IV C 1
II C rev. T
1 1
2 1 3
1 1 1 3
3 1 4
1 1 1 3
1 1 2
2 1 2 5
64 IGNACIO BARANDIARAN
3
V C C a
IV C l
II C rev. Total
13. 2 1 3
15. 1 1 1 1 4
18. 1 1 2
19. 1 1 2
22. 1 1 2
23. 2 2 1 1 1 3 10
24. 1 1
31. Raspadores atipicos 1 1
33. 2 1 1 4
37. 1 1
38. 1 1 2
39. 1 1
42. 1 1
43. 1 1 1 1 4
45. 1 1
48. 1 1
50. 3 1 1 5
2 2
3 3
1 1
1 1
1 1
2 2
1 I 2
1 1
4 3 9 16
2 1 16 1 1 4 25
1 7 4 12
1 2 1 4
1 1
9 1 1 9 20
Eliminadas de esta lista tipológica las evidencias procedentes del nivel revuelto se
debe anotar:
— E l índice levallois tipológico estricto supone un 7,01 por 100; el amplio el 12,25.
— Entre las puntas musterienses (que totalizan un 12,25 por 100) son ligeramente
más numerosas las normales que las alargadas.
— E l total de raederas supone casi la mitad (el 45,5 por 100) de la industria consi-
derada. Entre ellas, las simples (sean laterales o trsversales: en un total del 26,25
por 100) superan a las dobles (convergentes y no convergentes: el 19,25 por 100).
Por la disposición del frente de raedera se ordenan en sucesión decreciente: las
trasversales (17,5 por 100), las dobles (12,25 por 100), las simples laterales (8,75
por.100) y las convergentes (7 por 100). Por la delincación del frente de raedera
predominan notablemente las convexas (30,62 por 100 del total industrial de
Los Casares) sobre las rectilíneas (el 13,25 por 100) y las cóncavas (un solo ejem-
plar: el 1,75 por 100). E l tipo individual más representado es la trasversal con-
vexa (12,25 por 100) seguido por la doble biconvexa (7 por 100). Su tamaño es
mediano, y su retoque escaleriforme.
— Los utensilios con talla bifacial (en un sentido tecnológico amplio, no en lo tipo-
lógico «bifacial» estricto) suponen el 8,75 por 100 de la industria.
— Hay algún buril poco característico (el 5,25 por 100), apenas un 3,5 por 100 de
L A C U E V A DE LOS CASARES 65
1 » S í f 8 i » n (i d n a is >< 2) it ii ¡o n » * 3í j) M « u Í¡ W « w « a si u si s« 55 ¡} si i
FIG. 26. Diagrama acumulativo del Musteriense de Los Casares. No se contabilizan los materiales
procedentes de zonas revueltas
66 IGNACIO BARANDIARAN
C2 C3
FIG. 27. Esquema tipométrico del instrumental lítico de cada uno de los estratos Musterienses. Cada
uno de los cuadros representa una superficie de 10 x 10 cm.: en su interior se sitúan las lascas y
láminas no retocadas (punto negro), las raederas (cuadrado), las puntas (triángulo) y los otros testimonios
de utillaje labrado (círculo). E n los cuatro sectores en que, en abanico, se divide cada cuadrado se in-
cluyen —conforme a sus dimensiones relativas o proporcionales longitud-anchura— desde el primero
de la izquierda hasta el cuarto a la derecha los objetos: largos, proporcionados, anchos y cortos-anchos,
respectivamente
Vestíbulo Seno A
V (nivel 12)
s
C (nivel 12)
s
C (nivel 11)
IV (nivel 9)
1
C (nivel 9)
II (nivel 7)
La escasez del utillaje medido del Seno A impide valorar en exceso una posible
2 1
aproximación de su estrato c al I V del vestíbulo o del c al I I ; por otro lado, el resto
de datos tipológicos y sedimentológicos apoyan con fuerza la asimilación propuesta
2 1
anteriormente: el c queda suelto, el IV con el c , y el II queda también aislado.
Lascas transformadas en útiles. Se consideran un total de 34 objetos (9 puntas, 20
raederas y 5 varios) (30): 2 del nivel 7(11), 16 del 9(IV), 10 del 9 ( 0 , 1 del ll(c ), 2 del 2
3
12(V) y 3 del 12(c ).
Las puntas son más bien largas (todas se sitúan en la banda de contacto entre las
largas y las proporcionadas) y normalmente grandes (5 grandes, 2 normales, 2 pequeñas).
En tanto que las raederas no ofrecen homogeneidad de proporciones relativas: puesto
que —como es lógico— en esa categoría se pueden incluir los tipos cortos y anchos
(así las readeras transversales) junto a los que son francamente largos (tal las raederas
laterales); en cuanto a tamaño absoluto, predominan también aquí —como en el caso
de las puntas— las raederas grandes (son 14) sobre las normales (son 4) y las pequeñas
(sólo 2).
En una apreciación concreta por niveles, y teniendo en cuenta el tipo medio de
punta y readera, se obtienen estas calificaciones:
II (n.° 7)
(30) En este apartado se ha preparado una acomodación del sistema tipométrico de BAGOLINI (previsto sólo para las manufac-
turas líricas no retocadas) a los tipos instrumentales cuyos bordes (y dimensiones originales) han sido alterados profundamente por
retoques de especial i zaríón industrial. En tal sentido creo que se pueden clasificar los útiles tanto por sus tamaños absolutos (de más
a menos: grandes, normales, pequeños, micros) como por sus dimensiones relativas o de proporción (cortos y anchos, anchos, pro-
porcionados, largos).
En los casos de duda entre la punta Musteriense y la raedera convergente he preferido contabilizar el objeto entre las puntas,
puesto que ahí morfológicamente (por tener un perfil alargado y estrecho) puede ser más significativa su tipometría; ya que el grupo
de las raederas se caracteriza en principio por la heterogeneidad de sus proporciones (son anchas, por ejemplo, la mayoría de las
transversales; y largas la mayoría de las laterales).
70 IGNACIO BARANDIARAN
Nivel 12 = (V)
3
Nivel 12 = V —c
2
Nivel 11 = (IV) — c
1
Nivel 9 = IV — c
1
Nivel 7 =11—(c )
3J 2
V-t-c -c IV+ C 1
II c [rev.] Total
50
8,9
66,6
_
75
12,5
62,5
_
55,5
(6,6) 7,01
(62,1) 63,1
—
22,22
15,1
15,38
—
20
—
10
11,1 (9) 8,77
18,51
—
45,45
8,8
44,1
—
75
12,5
37,5 55,5
7,01
(46,9) 45,6
9,99
18,18
2,9
20,8
—
50
—
12,5
—
55,5
(3,03) 3,5
(27,2) 22,8
— 2,9
— — — (1,5) 1,75
—
47,05
5,79
60
—
80
8,33
90
4,8
61,85
50
41,6
24,24
62,85
—
75
55,5
44,4
38,33
53,33
41,6 71,4 100 44,4 56,06
LA C U E V A D E LOS CASARES 71
Aunque en estos últimos tiempos, sobre todo por arqueólogos de la escuela americana,
se hayan presentado reservas al esquema general, se acepta normalmente la organización
de todo el complejo de industrias Musterienses de la Europa occidental en las cinco
facies o grupos que ha definido F. Bordes: el Musteriense típico (con facies levallois
y no levallois), el Musteriense de tradición achelense, el Musteriense de denticulados,
el Musteriense tipo Quina (o Charentiense) y el Musteriense tipo L a Ferrassie. ¿ A cuál
de ellos debe adscribirse el conjunto lítico hallado en Los Casares? En nuestro avance
al estudio de la cueva, a partir sólo de los materiales de la campaña de 1966, habíamos
adelantado su diagnóstico. «Hemos de notar que es difícil observar una diferencia radical
en el contenido instrumental de los tres estratos fértiles II, I V y V , siendo muy escasos
los materiales de los Niveles II y V y sucediéndose los tres, realmente, sin interrupción,
ya que el Nivel estalagmítico III sólo puede seguirse en una reducida extensión, y en
conjunto en un espesor inferior a 0,60 m. E l carácter general de esas industrias parece
corresponder bastante netamente a los estadios musterienses denominados de tipos
pequeños... Creemos que el Musteriense de Los Casares debe corresponder a un Mus-
teriense tipo L a Quina que, por una mayor o menor infiltración de elementos levalloi-
sienses, pudiera ser considerado, acaso mejor, tipo L a Ferrassie. Insistimos en la inse-
guridad de aplicación de un estricto método estadístico a un conjunto tan exiguo» (31).
Ahora se puede precisar en bastantes detalles aquella interpretación cultural, con mayor
número de evidencias: por haberse podido perfilar varios índices interesantes (que se
expresaron antes) y visualizar esos caracteres industriales en la adjunta Figura 28.
En esa Figura, la gráfica de la izquierda, referida a los «Grupos Industriales», des-
taca el notable predominio del II («grupo Musteriense», con el 63,1) sobre los III («grupo
Paleolítico superior): 8,77), I («grupo levallois» 7,01) y I V («grupo denticulado» 5,25).
Los caracteres industriales más notables del conjunto Musteriense de Los Casares
se expresarían así:
— Abundantes raederas (su índice es superior a 40, pero sin llegar al 50 que se con-
sidera el mínimo normal en la facies Charentiense).
— Indice de facetado estricto dominante (superior a 40).
— Normal índice de talones lisos (inferior a 40).
— Bajo índice levallois técnico (inferior a 30).
— Bajo índice levallois tipológico (inferior a 10).
— Bajísimo índice Achelense unifacial (es decir, de cuchillos de dorso = 1,75).
— Muy bajo índice Achelense total (inferior a 10; aunque alcance los 8,75 lo es a
base de incorporar al cómputo piezas con retoque tecnológicamente bifacial
pero sin que sean bifaces en sentido tipológico estricto). E l índice de bifaces
estrictos es inferior al de cuchillos de dorso.
— Nulo índice tayaciense.
U n diagnóstico claro del conjunto considerado no es fácil por no hallar Los Casares
plena coincidencia total con lo más típico de una sola de las facies habitualmente distin-
guidas en el complejo Musteriense.
• E l Musteriense de Los Casares nada tiene que ver con el de tradición achelense
ni con el de denticulados.
• Se puede señalar alguna proximidad con el Musteriense típico, por su ausencia de
bifaces y por su baja proporción de cuchillos de dorso, de denticulados y de limazas;
pero son demasiado abundantes las raederas en Los Casares (su índice es de 45,6),
sobre lo normal de ese tipo instrumental en el Musteriense típico, por lo que pa-
rece apuntarse mayor parentesco con las facies «La Quina» o «La Ferrassie».
• Respecto al Musteriense tipo Quina, o Charentiense, en Los Casares se dan bas-
tantes de sus características: escaso lascado levallois, pocos denticulados, numerosas
raederas de retoque escaleriforme (y tendiente al sobreelevado) y destacado índice
Charentiense. Aunque: no se llegue a ese índice total de readeras que en los yaci-
mientos clásicos del Perigord pasa del 50 por 100 (en Los Casares es de 45,6), no
haya en nuestra cueva limazas ni ninguna raedera con claro retoque bifacial.
IT,
FIG. 28. Gráfica en columnas de las industrias Musterienses. A la izquierda, los Grupos Industriales:
I, levallois; II, musteriense; III, paleolítico superior; IV, denticulados. En el centro, los Grupos Tipo-
lógicos: ILty (Indice levallois tipológico); IR (I. de raederas); IC (I. charentiense) IAu (I. achelense uni-
facial, o de denticulados); IB (I. achelense total, o bifacial unifacial -r bifacial). A la derecha, los
Grupos Técnicos: IL (Indice levallois técnico); IF (I. amplio de facetado); IFs (I. estricto de facetado);
ILam (I. laminar)
• Por ello me parece oportuno apuntar también a la facies levalloisicnse de ese Mus-
teriense tipo Quina: el Musteriense L a Ferrassie. E n efecto, el índice técnico total
levallois (IL = 18,5) de Los Casares, sin ser excesivamente representativo se halla
LA C U E V A DE LOS CASARES 73
no lejos del límite inferior exigido a una industria Musteriense que haya de cali-
ficarse de levalloisiense (IL superior a 25) (32).
Convendrá precisar que, en cualquier caso, lo levallois de Los Casares es técnico,
no tipológico: o sea, que se trata de una industria fundamentalmente Musteriense
con un índice relativamente notable de lascado conforme a la técnica levallois,
más que de un grupo del Musteriense de facies levalloisiense. Respecto al índice
Charentiense llama la atención en nuestra cueva la escasez de raederas simples
rectas que suelen ser piedominantes en la facies «La Ferrasie», así como las conve-
xas dominaban en la «La Quina» (tal cual sucede en Los Casares).
Considerando conjuntos industriales concretos de los yacimientos más representa-
tivos del Musteriense francés:
• E l utillaje de Los Casares presenta alguna semejanza con el calificado de «Muste-
riense típico» de L a Quina, o del nivel 3 del abrigo superior de Le Moustier y
bastantes con el «Musteriense típico rico en raederas» de la Grotta de Santa Lucia
(en la Liguria italiana) (33).
• L a proximidad es mayor entre Los Casares y el pequeño abrigo de La Ferrassie, el
2
nivel superior de Pech de Bourre, y los niveles D y C de L a Ferrassie: a excepción
de la distribución interna de las raederas (en Los Casares dominan las convexas,
en esas estaciones francesas las rectas).
• Quizá la máxima semejanza se dé con las estaciones que Bourgon incluye en la facies
Charentiense en su sentido más estricto: representada en el nivel inferior del Abri
des Merveilles o en el estrato IV de Combe Capelle. Señalándose como divergencia
en Los Casares que aquí es más elevado el índice levallois técnico y que domina el
índice de talones facetados al de talones lisos (cuando en esa facies Charentiense
suele suceder a la inversa).
7. INDUSTRIA OSEA
8. CERAMICA
h
(34) Véase espccialin ntc de \ . D n CASTILLO, la u >tra del va i n i uf rite ( u origen i e\trn ton et I ur pa) (Barcelona.
1929 v 7 a tr a¡ i d la Ci va de la M ra d S a n (Son pp. 1 d e ^ r c h n o d Prthi r o m I \ ntim , vol mi n 4,
t o m o II: Vakncia. 1953 : d l . B\R^NrilAR4N O. C . 1969 mssiin: v de P B O S C T GIMPFRA. f iy de uta vis n de tjunto d 11 eo-
ene I ti et r pe pp 233-'>58 Anal s dt Antropol gía*. Vol. VIH: Mtj co. 1971).
Una reccntisi jia dnación por el C-14 d 1 corte estratipráfico que reahe n esa Cu va de Somacn ( hor en v í a s de nubli ación
n las senes de 1. Con isaría G n ral de E\ca\ ac n s da la ra?on a la cronología alta def nd da por líoscit GlMP'Tí A para esc cst lo I
le Somaén. de la fací s p rt'cular del campanifon le d La Meseta
(35) J . CABRÉ O. C . 1934- p. 236. Sccun d mostró J. M M U Q I T R nr MOTFS (1 a 1 nica de in ru ta i n de Roquiaue y la dualidrd
de trad' iones cer imi a n h \í ta durante la Fdid d 1 Hierro, pp. 179-206. Zephvru . VII; Salatna ica, 1956 . frente a la cronolocia
alta para la técnica de Boquique fque incluso se databa en el llamado n o-enLolítico d be proponerse para su ma\u lo desarrollo
un período de la'Fdad d ! Hi rro de la Meseta incluíblt. entre los siglos VI v III a. de C .
(3f J . ClBRÉ, o. c , 1934: p. 232.
LA C U E V A DE LOS CASARES 75
temporaneidad de la fabricación y uso de ese pozo con el poblado del exterior, induda-
blemente medieval y acaso —como supone Cabré— «árabe» y del siglo X I .
9. ANTROPOLOGIA
(37) M . FusTf. Evado actual de la antropol pr ¡n tori a de la Pttiít uta (pp 163-382, Primer S\mposmm di Prd istona d
la Península Ibenca . Pamplona. 1%0): al ten a «Neanderthal se dedican las pp. 365-367: otra importante síntesis sobre esa cuestión
en S. ALCOBF. Die \eanderthiler Spviiens (pp 9-18 de Hunden Jahre Ncanderth 1 r-, Koln-Graz. 1958 .
(38) Véanse* A er a dos prim ir restos de H tno Xeandertl nlet í< encotitr ido* t \li tter i e de P t't tal, por O rM VFIGA. FERRrm\
(tirada aparte de las «Actas do IV Coloquio Portuensc de Arqii'ologia , Potto, 1966 j los estudios de J. M . BASABE, Fl humero
76 IGNACIO BARANDIARAN
FIG. 29. Distribución de restos humanos del Paleolítico medio en la Península Ibérica
premusteriense de Lcsst :.\ iL•{ l Guipúzcoa ) (pp. 13-32. «Munibe». 1-4; San Sebastián. 1 966) y Dictaos i aúnanos de! Paleolítico de Lézetxiki
i Mondraoón ) (pp. 1 1 2 - 1 2 4 . «.Munibe-, 3 - 4 ; San Sebastián. 1970). Ultimamente se ha publicado cl estudio detallado de los restos de
Carigüela: IJenfant ntandcrtalien de Canguelo a Pinar (Andalousie) (pp. 29-56, « L ' A n t h r o p o l o g i e » , tomo75; París, 1971), por M . A . ni
LUMLEY y M . GARCÍA SÁNCHEZ.
L A C U E V A D E LOS CASARES 77
E'
r 1
FIG. 31. Carta de distribución de materiales Musterienses en los niveles intactos del Seno A . Se utilizan
2 1
los mismos signos convencionales que en la Figura 30. Se indica, además, en la carta del nivel c + c ,
Cuadro 8 V \ la situación del metacarpiano humano
L A C U E V A D E LOS CASARES 79
11. CONCLUSIONES
1. Nuestra interpretación del relleno arqueológico de Los Casares parte del re-
conocimiento previo de la exigüidad de los hallazgos y de la mala conservación general
de los estratos más recientes de su secuencia.
L a mayoría de los horizontes arqueológicos del vestíbulo —zona que normalmente
frecuentarían los hombres prehistóricos —había sido arrasada repetidas veces por los
pastores que, al menos desde la Edad Media, han venido encerrando aquí sus ganados.
LA C U E V A DE LOS CASARES 81
En tanto que los niveles estudiados en el Seno A son débiles de potencia y pobres
en evidencias industriales: lo que certifica el valor un tanto marginal de esta zona de la
cueva dentro de la estructura general del habitat prehistórico en Los Casares.
2. L a observación, en 1968, del corte estratigráfico en 2R', IR', 2S' y 1S' nos ha
proporcionado el ensamblaje seguro de la secuencia sedimentaria particular del Seno A
en la observada en el vestíbulo, según la estudiamos en 1966: pudiéndose así seguir con
bastante seguridad el proceso de formación del relleno de la cueva. Las apreciaciones
de sedimentología, paleontología y arqueología efectuadas en ambas secuencias abonan,
asimismo, esa asimilación; que se afina con lo observado en los diversos lugares del
vestíbulo en que se hicieron prospecciones complementarias.
3. Los estadios anteriores a la presencia del hombre en Los Casares quedan tes-
timoniados en los varios estratos (niveles 21 a 13) que se superponen a la roca de base.
Las dos terrazas inferiores (niveles 21 y 19), separadas por un débil manto estalag-
mítico revelarían períodos fluvioglaciales o fluviales templado-cálidos. Los bloques
clásticos del nivel 18 se relacionarán con un período de fuertes oscilaciones térmicas de
enfriamiento a las que seguirán condiciones de mucha humedad que produjesen el
manto estalagmítico que se les superpone, cementándolos.
Inmediatamente después de formada la terraza superior (nivel 19) comenzó la
presencia en Los Casares de algunas especies de grandes vertebrados.
4. Pertenecen al Musteriense (en cronología aproximada entre los 50.000 y los
32.000 a. de C.) las industrias, restos paleontológicos y metacarpiano humano recogidos
en excavación del vestíbulo (estratos V , IV y I I : el III es estalagmítico estéril) y Seno A
3 2 1
(estratos c: c , con escasas evidencias, c y c ), o sea, en los niveles llamados 12 a 7.
Cronológico-climáticamente es posible incluir ese Musteriense de Los Casares en un
período no demasiado frío y bastante húmedo del Würm antiguo: mejor en el Interes-
tadio Würm I-II (Brorup-Loopstedt) que inmediatamente después en el Würm l i a
o en el poco posterior Interestadio Würm Ila-IIb (Peyrards).
Las industrias recogidas no son abundantes pero, sin embargo, resultan muy carac-
terísticas. No hay motivos para suponer que en su mayoría —al menos en la zona
excavada— fueran labradas aquí mismo, sino que debieron ser traídas ya fabricadas de
otros «talleres»: quizá simplemente de otros lugares del vestíbulo en que hoy no hemos
podido localizar los depósitos arqueológicos. Culturalmente se puede calificar a esos
conjuntos Uticos en un Musteriense bien típico, de formas pequeñas: posee una fuerte
matización L a Quina, o Charentiense, tendiente —por su relativamente elevado índice
técnico levallois— a la facies de L a Ferrassie.
El Musteriense peninsular, tras las conocidas síntesis de Obermaier, Pericot y
Almagro (39), está recibiendo nuevas perspectivas de interpretación merced a recien-
tes excavaciones de gran importancia (así las del Abric de Romaní y de la Cueva de
Mollet de Serinya, en Cataluña; las de las Cuevas de Lezetxiki y Morín, en la Costa
Cantábrica; las de la Cueva de Carigüela, en Andalucía; o las de yacimientos en el cen-
tro de Portugal) y, sobre todo, por valiosos trabajos de síntesis y revisión crítica de
períodos y áreas de nuestro Musteriense (40).
El Musteriense de Los Casares supone un interesante testimonio en esta zona cen-
tral de la Península, aún poco estudiada. De ese período se conocían por aquí: las esta-
ciones de alrededores de la ermita de la Virgen de los Olmos (Cogolludo) y Cueva de la
(39) H . OBI RM \n R, El Hombre Fósil (2.* ed. Madrid. 1925); L . PERICOT, Historia de España. Epocas primitiva > r mana (tomo I
de «Historia de España. Instituto Gallach», Barcelona. 1934); M . ALMAGRO, El paleol tico español (tomo I de «Histona de España,
dirigida por R . Mcnendez Pidal», Madrid, 1954).
(40) Especialmente en las obras ya citadas de E. RlPOLL - H . DE L U M L L Y 1965, H . DE L U M L E Y 1969 y J . G O N Z A L F Z ECHFGARAY-
L . G . FREEMAN 1971, y en H . DE LUMITY - E. RIPOLL, Le remphssaze et Vindustrie moustrrienne de l'Abrí Romani íprovince de Barcelona )
(pp. 1-35. «L'Anthropologie», tomo 65; París, 1962), y L . G . FRFFMAN, The Natttre of Monsterian Facies in Cantabrian Spatn (pp. 230-
237 de «Recent studies in paleoanthropology», ed. por J . DESMOND CLARK > F . CLARK H O W E L L : en «American Anthropologist»,
1
Vol. 68, num. 2, 2. parte, Mcnasha, 1966).
82 IGNACIO BARANDIARAN
Galiana (Horche), en la provincia de Guadalajara; los hallazgos del Barranco del río
Ucero, en la de Soria; los de San Fernando de Henares, Aranjuez, San Martín de la
Vega y Terrazas del Manzanares, en la de Madrid; y en la vecina provincia de Teruel
los materiales discutibles de Els Secans (Mazaleón), los prospectados en el Abrigo
Ahumado del Pudial (Santolea) o los numerosos en estratigrafía de la Cerrada de E u -
doviges (Alacón) (41).
E l Musteriense de Los Casares se aproxima más a lo que habitualmente caracteriza
este período en la Costa Cantábrica, con su sensible tendencia a lo Charentiense, que a
los rasgos que E. Ripoll y H . de Lumley han determinado en sus niveles de Cataluña (42).
5. Marcando ese Musteriense el comienzo del habitat humano en Los Casares,
ignoramos si esa cueva, abandonada posteriormente, sólo fue visitada en forma espo-
rádica por los autores de los grabados y pinturas del interior o siguió siendo ocupada
durante el Paleolítico superior, en zonas que ahora ya no conservan el menor vestigio
estratigráfico. Cabré, en su pubücación fundamental de 1934, había señalado la presencia
en la ladera que desciende de la cueva al fondo del valle del Linares de una industria
lítica de aspecto «pre-madalenense» agrupable en dos conjuntos diferentes: el uno de
tipos pequeños («puntas con retoques marginales, raspadores aquillados y cónicos, pre-
dominando los de este último tipo, de regular tamaño y carácter auriñacense») y el otro
de útiles de mayor tamaño («raspadores de dorso alto, hachas de mano discoideas,
hojas, etc., de cuarcita»). De cuya descripción literal, tan escueta, acaso pueda deducirse
la presencia de dos estadios culturales: auriñaco-perigordiense el uno y acaso del Paleo-
lítico medio el otro.
En el Seno A se halla la parte superior del relleno estratigráfico correspondiente al
Musteriense muy endurecida por intensa calcinación y se puede suponer que desde
entonces hasta épocas muy recientes (Eneolítico) no se frecuentó con cierta intensidad
esta parte de la cueva: la ausencia de cualquier tipo de sedimentación (exceptuado el
3
delgado nivel a ) entre ambos momentos puede justificarse por su relativa lejanía a la
embocaduia de la cueva (con lo que una amplia gama de aportes de procedencia externa
no pudieron darse) y por la mínima presencia aquí de hombres o animales en ese largo
lapso de tiempo.
La realización de las pinturas y grabados parietales de los Senos A , B y C se ha
definido, por los especialistas, en diferentes momentos incluidos entre el Auriñaciense
típico y Perigordiense superior y el Magdaleniense I V (43): lo que en fechas absolutas
cubriría los años 22.000 a 12.000 a. de C.
6. E n el Seno A , junto al primer grupo de grabados parietales, se encontró en
1967 y 1968 un depósito correspondiente al Eneolítico, o Primera Edad del Bronce.
3
Entonces, sobre el estrato a , se habían realizado en esta parte interna de la cueva
depósitos de restos humanos (no propiamente enterramientos, sino depósitos en super-
ficie), a los que acompaña un ajuar bastante característico de cerámica (campaniforme
y otras especies Usas), industria lítica y ósea. No se encontró, sin embargo, ningún tipo
de ajuar metálico ni elementos de adorno personal.
(41) L . PERICOT, O. C , 1934: pp. 49-52; M . ALMAGRO, O. C , 1954: pp. 264, 268-275. La problemática del Paleolítico medio en
Teruel en: E . RIPOLL, El paleolítico y el complejo meso-moliti o (pp. 23-4U, de M . ALMAGRO - A . BFLTRAN - E. RIPOLL, «Prehistoria
del Bajo Aragón»; Zaragoza, 1956), discutiendo las atribuciones tradicionalmcnte mantenidas y aceptando, con dudas, los ma-
teriales dells Secans, col. E. J . VALirspi. Los materiales del sondeo del Pudial (en Santolea) en: E. RIPOLI Los abrigos pintad os de los
alrededores de Sintolea (Teruel) (Barcelona, 19o5; pp. 25-26). Las novedades de Eudoviges (Alacon) proceden de excavación que
hicimos en 1969-1970 y que se halla actualmente en vías de publicación: es yacimiento de gran riqueza en el que se recuperaron
unas 8 000 lascas, de las que casi la decima parte están trasformadas en útiles.
(42) L. G. FRFFM^N. o. c , 1966, ha llegado a diferenciar dos grupos dentro del Charentiense cantábrico: por un lado (pp. 231)
el nivel B del Castillo, Morín y Hornos de la Peña, por otro. El Pendo y el nivel a del Castillo (caracterizando a éste su más elevado
porcentaje, hasta un 30 por 100. de denticulados). En cualquier caso admite FREFMAN las dificultades de llegar a una precisa aproxi-
mación entre los grupos del Musteriense señalados tradicionalmente y las estaciones de Cantabria, subrayando (p. 235) que la mayor
diferencia de facies es la que se establece entre los conjuntos industriales de raederas y aquellos de cantos y bifaces: a aquel conjunto
pertenece, precisamente, Los Casares.
(43) A . B E L T R A M , O. C , 1968: p. 23.
L A C U E V A D E LOS CASARES 83
IGNACIO BARANDIARAN
Departamento de Historia Antigua
Universidad de Zaragoza. 28-111-1972
ESTUDIO SEDIMENTOLOGICO DE LA
CUEVA D E LOS CASARES
1. INTRODUCCION
2. MATERIAL
58. Terraza superior del vestíbulo (estrato VIII, nivel 19, de Barandiarán); es mate-
terial fino y grueso cementado por caliza, pero sin llegar a formar una costra.
Color MunseÜ 5YR 7/4, en seco y 5YR 4/4 en húmedo.
59. Costra estalagmítica que engloba ocasionalmente lentejones de arenas con estra-
tificación muy marcada y ligera cementación. L a costra caliza de unos 0,5 centí-
metros' de grosor y color 7.5YR 7/2 seco y 7.5YR 6/2 en húmedo.
61. Terraza, cantos rodados asociados a material más fino. L a cementación de las par-
tículas es menor que en la terraza superior; los terrenos se desmoronan fácilmente
al ponerlos en agua. Color 2.5YR 5/4 en seco y 2.5YR 3/6 en húmedo. Estrato X
del corte estratigráfico del vestíbulo (nivel 21).
62. Arenisca de grano fino que forma el piso del vestíbulo color seco 10YR 7/3 y 2.5Y
6.5/4 en húmedo (nivel 22).
63 y 64. Muestras de la roca del techo de la cueva; arenisca de grano fino, de color
10YR 7/1 en seco y 10YR 6/3 en húmedo.
65. Aspecto estratificado con abundantes trozos de carbón en todo el estrato. Color
en seco 5YR 4/1 y 10YR 3/1 en húmedo. Juntamente con la muestra 66 constituye
2
el estrato a del perfil arqueológico (nivel 4).
67. Está formado por un material de color gris 5Y 6/1 en seco y 5Y 6/3 en húmedo.
E l estrato parece estar formado por una matriz arcillosa que engloba algunas es-
quirlas ligeramente redondeadas de margas o materiales semejantes, que son es-
pecialmente abundantes en la parte inferior del estrato. En el material de las pa-
redes de las grietas puede observarse a la lupa algunas estructuras fluidales. Es el
3
estrato arqueológico a del Seno A (nivel 5).
(*) Debemos agradecer a Miguel Angel Monesma, a María Isabel Poc y a Jesús Taratiel su valiosa ayuda en las determinaciones
analísticas.
LA C U E V A DE LOS CASARES 87
68. Estrato menos compactado que el inmediato inferior. Color en seco 10YR 6/1 y
10YR 3/2 en húmedo. Estrato b del Seno A (nivel 6).
69. L a gravilla que contiene este estrato es de menor tamaño que la del estrato ante-
rior y está menos rodada. Los agregados se desmoronan en húmedo. Color 5YR 6/3
1
en seco y 5YR 4 6 en húmedo. Estrato arqueológico c (nivel 8).
70. Abundante gravilla poco rodada, entre ella algunos pedazos de roca del techo fá-
2
cilmente deleznables. Estrato arqueológico c . Color 7.5 Y R 6/4 en seco y 5YR 4/6
en húmedo (nivel 11).
71. Color general 5YR 5.5/4 en seco y 5YR 4 '6 en húmedo. En la zona donde se tomó
la muestra aparecía una capa blanca aparentemente horizontal, intercalada en el
estrato, de espesor que varía entre 0.5 y 4 milímetros. Corresponde al estrado
3
c (nivel 12).
72. Costra estalagmítica que engloba abundantes huesos. Hay alternancia de capas
aunque no tan claramente diferenciadas como en la muestra 60. Colores en seco
7.5YR 6/4 y 7.5YR 8 2, en húmedo 7.5YR 5 6. Corresponde al estrato d (nivel 14).
73. Material cementado pero sin llegar a formar una costra. Rico en huesos. Color
7.5YR 6/4 en seco y 5YR 4/6 en húmedo. Corresponde al estrato d (nivel 15).
74. Estrato ligeramente cementado. Color en seco 2.5YR 5/6 en seco y 2.5YR 4'6 en
2
húmedo. Corresponde al h del perfil arqueológico del Seno A . (nivel 21).
75. Muestra de material suelto que rellena una grieta en el techo del Seno A
Todas las muestras del Seno A corresponden al Cuadro 3S', sector4; excepto la
número 68 que es del Cuadro 2 T ' , sector 9, y la núm. 73 del Cuadro 3R', sector 1.
3. METODOS
4. R E S U L T A D O S O B T E N I D O S
látiles. Es pues, lógico pensar que los sedimentos estuvieron con predominio de con-
diciones aeróbicas (no hubo grandes épocas de encharcamiento).
En general, el contenido de N de los diversos estratos es bastante bajo, sobre todo
si consideramos que los restos óseos hallados en algunos estratos son muy abundantes.
(Hay que pensar que en los restos depositados en las cuevas las cantidades de nitrógeno,
materia orgánica y fosfatos serían elevadas.) Puesto que la permeabilidad del subsuelo
es pequeña hay que suponer que las pérdidas de nitrógeno han tenido lugar por deni-
trificación, dando lugar especialmente a óxido nitroso ( N 0 ) y nitrógeno molecular.
2
E l contenido en carbonates es muy variable, oscila entre valores de 1,9 y 7,3 para
los niveles 4 hasta valores superiores a 50 para las costras estalagmíticas, y de alre-
dedor de 40 para la roca de base y techo de la cueva.
Especialmente significativa es la presencia de estratos prácticamente libres de car-
2
bonates en un medio rico en ellos, nos referimos a los estratos a inferior y superior
3
(muestras 65 y 66), C (muestra 71). L a ausencia de carbonates podría indicar como
condiciones coetáneas de su deposición unas condiciones de lavado fácil (clima templado-
húmedo).
Granulometria de los materiales.—Dada la diversidad de materiales a estudiar en
cuanto al grado de cementación por carbonates (rocas, costras, sedimentos más o menos
cementados), pareció conveniente el realizar el estudio granulométrico en el residuo,
después de eliminar los carbonates; de esta manera parece que los materiales se homo-
genizan mejor para poder establecer relaciones entre ellos.
Si calculamos los cocientes entre los porcentajes de los diversos tamaños de arenas
y ordenamos estos cocientes eligiendo como primer valor clasificador el de más amplia
r-
>
n
c
m
<
>
D
C U A D R O I. R E S U L T A D O S ANALITICOS
m
r
O
n
>
>
Pérdida % Fracciones granulométricas %
Mues- Materia Nitró- Carbo- PH 9a
So IT
tras orgánica geno C/N natos agua 2.000- 630- 200- (•<•
Deseca- Calci- 63-20 ¡x 20-6,3[i. 6,3-2¡A 2 u.
n 0 0
ción nación 630¡j. 200 ¡i 63 ¡j.
58 1,51 3,62 0,83 0,017 28 33,9 8,0 6,8 19,5 21,9 16,2 8,3 6,4 20,9 7,4 63
59 0,57 2,53 1,24 0,050 14 45,3 — 0,7 18,5 41,9 20,7 9,7 0,3 8,2 2,6 85
60 3,29 3,91 1,48 0,032 27 54,3
61 1,39 4,06 1,24 0,029 25 32,9 8,2 13,0 34,2 28,4 6,0 3,2 0,0 15,2 2,5 180
62 0,25 1,24 0,00 0,010 — 43,8
63 0,29 0,68 1,03 0,005
— 45,1
64 0,17 0,97 0,83 0,005 — 58,8 — 0,0 0,8 1,9 7,1 12,9 22,0 55,3 — <_2
65 5,33 19,17 11,59 0,147 46 7,3 8,4 2,8 8,0 13,7 12,4 19,8 9,8 33,5 — 9
66 4,30 17,01 11,59 0,151 45 1,9 8,4 1,9 7,0 11,4 12,3 21,2 12,4 33,8 — 8
67 1,99 7,25 2,59 0,017 88 32,6 8,5 0,4 1,5 3,0 6,2 15,2 22,3 51,4 — <2
68
69
2,99
2,43
10,06
6,71
5,18
1,48
0,101
0,055
30
16
27,8
29,9
8,3
8,5
4,0
5,1
9,4
15,1
18,2
30,5
12,9
16,8
15,0
7,8
12,2
7,5
28,3
17,2
—
5,0
13
60
70 1,92 6,53 1,48 0,042 21 32,2 8,5 6,8 14,3 23,6 16,8 8,1 6,9 23,5 8,2 42
71 3,04 8,17 0,83 0,042 11 6,0 8,5 7,4 17,5 26,2 13,6 15,1 2,3 17,9 4,7 65
72 3,14 7,98 1,55 0,039 23 31,3
73 1,43 5,02 0,41 0,013 18 53,1 8,6 8,8 17,6 31,6 13,6 7,4 3,1 18,2 4,5 82
74 1,29 5,32 0,00 0,019
— 15,4 8,5 21,0 41,6 16,6 3,4 5,7 0,0 11,7 2,5 280
75 0,87 7,11 0,41 — 23,3 '
00
90 IGNACIO BARANDIARAN
% (630-200 (x)
variación —el cociente que es además, el más signifivativo—, obten-
% (200-63 ¡x)
dremos el siguiente agrupamiento de materiales:
Este tratamiento de los resultados indica, en este caso, si las fracciones más gruesas
de los sedimentos tienen un origen común. L a proporción de arenas frente al total de
fracción mineral del sedimento ya puede depender más del modo de transporte o de
incorporación de otros sedimentos de granulometría diferente (con predominio de frac-
ciones finas de limos y arcillas).
Si en un sistema de coordenadas representamos los valores de porcentaje de arenas
entre 2.000-63fi. frente a los valores de de arcilla ( < 2u.), de los diversos estratos,
obtendremos la Figura 1. E n ella se puede ver cómo los distintos estratos se han ido
formando por incorporación en proporciones variables de dos grupos de materiales,
unos ricos en arenas y otros, en arcilla.
Parece interesante señalar la distribución de sedimentos ordenados de más antiguos
a más modernos a lo largo de una línea (la que une el 90 por 100 de arena, con el 45
por 100 de arcilla en los respectivos ejes), es decir, que los sedimentos más próximos
a los niveles de terraza tienen una granulometría más semejante a ella, mientras que los
superiores se parecen también (predominio de arcilla), en cuanto a granulometría al
residuo insoluole de la roca que forma el techo (muestra 64).
Se comprende cómo el crecimiento de un estrato de poco espesor (y cuando
los nuevos materiales se aportan lentamente), tiene lugar incorporando sobre el material
del estrato inferior los nuevos materiales, siendo los animales y quizá el hombre los
principales mezcladores de ellos. Este mecanismo de crecimiento de los estratos, en la
cueva que nos ocupa, quedaría mejor confirmado si el estudio de la granulometría se
hubiera realizado en varias columnas estratigráficas repartidas por toda la cueva. También
hubiera sido necesario diferenciar, dentro de un mismo estrato arqueológico, sub-
estratos sedimentológicos.
LA CUEVA DE LOS C A S A R E S 91
60 -
+
_ 60
40
ra
c
«i
20 e
10 30 50
:
7o de arcüí'i (" 'y*- '
FIG. 1. Distribución de los sedimentos de acuerdo con su contenido en arcilla (< 2\x) y arena
(2.000 — 63 n)
+ Terrazas
x Costras estalagmiticas
A Sedimentos más antiguos
(3 Sedimentos más modernos
• Roca del techo de la cueva v muestra núm. 67
Alie-
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Apa-
— 1 1 1— I I1 ™*
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O
LA C U E V A D E LOS CASARES 93
59 +++ ++
60 + + T
61 +++ ++ O
62 ++++ + O
63 +++ +
64 +++ +
67 ++++ O +
68 +++++ o O
69 ++++ + o
70 +++ ++ o O
71 +++ + o + c
72 + + T ++
74 +++ T- + o
75 ++ ++
L a ilita y la caolinita son minerales cuya presencia es general en las rocas calizas.
Estos minerales se conservan en los sedimentos que rellenan la cueva.
L a vermiculita se presenta en pequeña cantidad, menos del 20 por 100, en casi todos
los estratos pertenecientes al Musteriense, siendo su contenido del 20 por 100 en el
nivel 5. Es muy probable que esta vermiculita provenga de la alteración de la ilita en
un medio bastante agresivo.
94 IGNACIO BARANDIARAN
5. CONCLUSIONES
perior» da un coeficiente de equigranulidad muy alto (S„ = 7,4) por lo que no parece
que el material haya sido muy clasificado. Hay que tener en cuenta que este estrato ha
quedado en superficie mientras que las muestras 61 y 74 (correspondientes a la terraza
inferior, nivel 21) han estado siempre protegidas por la costra estalagmítica que tienen
encima.
Para todas estas muestras de materiales de terrazas, los valores de Q son altos; hay
5 0
180 y 280u. tienen los diámetros medios más altos de todos los sedimentos. Los cocientes
entre las fracciones arenas no los clasificarían en el mismo grupo, lo cual no es extraño
en este tipo de sedimentos. Característica de ambos estratos es la ausencia de fracciones
L A C U E V A D E LOS CASARES 95
granulométricas comprendidas entre 6,3 y 2¡i, lo que los hace sensiblemente diferente
de los otros sedimentos. L a asociación de minerales¿pesados los hace también semejan-
tes. No parece, pues, que haya una razón^convincente por la que ambos materiales de
terrazas puedan considerarse diferentes a pesar de las variaciones existentes que pueden
ser debidas a pequeñas diferencias en el ambiente de la sedimentación. E l que el espe-
pesor de los sedimentos sea semejante podría también indicar que existió durante el
proceso de sedimentación una comunicación más directa entre el vestíbulo y el Seno A ,
hoy cerrada. E l transporte, por el agua, del material de la terraza del seno A a través
del zig-zag de la actual comunicación, con un recorrido de unos 30 metros y una eleva-
ción respecto de los pisos del vestíbulo y Seno A de 1 metro, parece menos fácil.
Los sedimentos que integran los diversos estratos depositados sobre esas terrazas
más antiguas pueden haberse formado a partir de:
Es evidente que todos esos procesos —en mayor o menor cuantía— habrán contri-
buido a la acumulación de los sedimentos de la Cueva de Los Casares.
Anteriormente veíamos cómo los sedimentos se ordenaban según una línea en un
sistema de coordenadas en el que estaban representados los % de arenas y % de arcillas.
Esto señala que la participación de materiales ricos en arcilla va siendo mayor conforme
los sedimentos son más recientes; es decir, que hay un aporte muy importante de ma-
terial rico en elementos finos. Conviene, también, comparar el incremento que experi-
menta el contenido de la fracción de 6,3-2[x (Cuadro I) entre la terraza,muestra 74
(contenido 0,0 por 100), y los estratos arqueológicos situados por encima de ella (mues-
tras 73, 72, 71, 70, 69, 68, 67, 66 y 65).
Sobre el origen de este material con predominio de partículas de pequeño tamaño
poco podemos decir. Por un lado, existe una gran semejanza entre la composición gra-
nulométrica de los estratos con más proporción de finos y la composición granulomé-
trica de la fracción no caliza de la roca del techo de la cueva (muestra 64). En contra de
este origen está el hecho de que la fracción ligera de la muestra 64 es rica en «chert»,
mientras que este material no aparece en las restantes muestras. Por otra parte, los mi-
nerales pesados encontrados en ella son los mismos que aparecen en el resto de los es-
tratos arqueológicos.
Una fuente tan constante de material fino no debe estar muy lejana y parece que la
roca del techo y las paredes puede ser el partícipe principal, aun cuando no se des-
carta la posibilidad de que una parte sean aportados por los otros caminos que indicá-
bamos más arriba (viento, lluvia, entre grietas, etc.).
U n tratamiento especial hay que dar en estas consideraciones al nivel 5 (muestra 67).
Así como todos los demás estratos presentan indicios claros de corresponder a una in-
tensa ocupación por el hombre o los animales, éste, que forma precisamente el límite
entre los sedimentos datados en el Musteriense y los de la Edad del Bronce, no ofrece
indicios de haber estado habitado aun cuando por su cronología debería haberse for-
mado en el Paleolítico superior, momento al que corresponden las pinturas del interior
de la cueva. Ya decíamos que los niveles 6 y 5 (muestras 68 y 67) eran los que señalaban
96 IGNACIO BARANDIARAN
FRANCISCO ALBERTO
TRINIDAD ALEIXANDRE
ANGEL GARCÍA DE JALÓN
Departamento de Suelos.
Estación Experimental de Aula Dei. C.S.I.C. Zaragoza
BIBLIOGRAFIA
BELUTÁN MARTÍNEZ, A . ; BARANDIARÁN MAESTU, I. (1965): Avance al estudio de las cuevas Paleolíticas de la
Hoz y Los Casares. (Guadalajara). Excavaciones Arqueológicas en España 64, 7-31.
PÉREZ MATEOS, J. (1965).: Análisis mineralógico de arenas. Métodos de estudio. Manuales de Ciencia ac-
tual 1. C.S.I.C. Madrid.
VILLENA, J. (1971 .: Estudio geológico de un sector de la Cordillera Ibérica comprendido entre Molina de Ara-
gón y Momea!. Tesis Doctoral. Facultad de Ciencias. Barcelona.
FAUNA D E MAMIFEROS DEL YACIMIENTO PREHISTORICO
DE LOS CASARES (GUADALAJARA)
ESTUDIO GENERAL
NMI
Oryctolagus cuniculus
Ursus arctos + U. spelaeus
Crocuta crocuta
Panthera spelaea
Sus seroja
Gran bóvido
Rupicapra rupicapra
Capra pyrenaica
Equus caballus
Total
mos los restos pertenecientes a ellos en un solo grupo. Estos restos, así como sus por-
centajes respecto al número total de restos y de individuos de esos niveles son los si-
guientes :
NR NMI NR % NMI %
1 1 0,2 1,9
1 1 0,2 1,9
106 6 25,5 11,7
1 1 0,2 1,9
9 2 2,2 3,8
1 1 0,2 1,9
3 1 0,7 1,9
14 3 3,4 5,8
2 2 0,5 3,8
6 3 1,4 5,8
44 3 10,6 5,8
6 1 1,4 1,9
11 1 2,6 1,9
8 1 1,9 1,9
1 1 0,2 1,9
6 1 1,4 1,9
27 5 6,5 9,6
14 2 3,4 3,8
10 2 2,4 3,8
11 3 2,6 5,8
66 7 15,9 13,6
44 3 10,6 5,8
25 1 6,0 1,9
NMI
Canis familiaris
Sus seroja
Ovis aries o Capra hircus
Rupicapra rupicapra....
Total
nivel 15 (conjunto 1). A ello parece deberse la inversión de frecuencias entre grandes
carnívoros y ungulados de un nivel al otro. En el nivel 15 los grandes carnívoros superan
en número de restos a los ungulados y los igualan en el número mínimo de individuos.
En los niveles 7-12, los ungulados superan ampliamente a los grandes carnívoros, tanto
en número de restos como en número mínimo de individuos. Esta diferencia, debida in-
dudablemente a la actividad cinegética del hombre, más mclinada a la caza de ungulados,
queda más acusada si atendemos a los restos de conejo, esporádicos en el nivel 15 y los
más numerosos en los niveles 7-12. En efecto, la gran abundancia de este animal parece
deberse también a la acción cazadora del hombre y no a otras causas. No, por ejemplo,
a una procedencia de egagrópilas o bolas de deyección de estrigiformes, porque en este
caso serían más frecuentes también los nricromamíferos, y, sin embargo, sólo hay unos
pocos indicios de ellos. Además, tres especies de estos últimos, Rhinolophus euryale,
Myotis myotis y Mus musculus, son animales que frecuentan las cuevas y su presencia
en ellas es muy normal, sin que sea necesario recurrir a rapaces nocturnas. No se puede
decir lo mismo del conejo, entre otras cosas, porque no se ha encontrado ningún ves-
tigio de remoción estratigráfica en los delgados niveles en los que ha sido hallado. E l
conejo forma parte, pues, de las especies cazadas por el hombre Musteriense de Los
Casares.
E l conjunto segundo, que es el más importante, nos indica que los niveles 7 y 12 se
depositaron bajo condiciones climatológicas francamente templadas. Ya los dos mur-
ciélagos presentes nos indican esto. Hoy en día Rhinolophus euryale sólo se extiende a
los países mediterráneos. No llega a Inglaterra, ni a Centroeuropa, ni tan siquiera a la
parte más septentrional de Francia. Myotis myotis asciende más hacia el Norte en Europa,
pero es típico también de todos los países mediterráneos. E l conejo es también una es-
pecie de Europa meridional y falta casi por completo en las fases frías de los yacimientos
Würmienses del Cantábrico. Por otra parte el jabalí, el gato montes, el cuon, el castor
y el leopardo exigen bosques frondosos. E l ciervo vive también en bosques mixtos
—caducifolios, coniferas—, pero siempre que las coniferas no constituyan la parte pre-
dominante. E l corzo vive tanto en bosques de coniferas como de caducifolios. E l gato
montes, ciervo, jabalí y castor, por otra parte, exigen humedad abundante. E l conejo
puede vivir en muy variados biotopos, frecuentando también los bosques, en los que
se le ha visto alimentarse denutrimentos procedentes de fresnos, chopos, robles,
abedules, arces, olmos, tilos y sauces, aparte de algunas coniferas.
No existe, por otro lado, ninguna de las especies denominadas «frías». L a presencia
de la marmota, el sarrio y la cabra montes se explica habida cuenta de los escarpes ro-
cosos existentes en las montañas próximas al yacimiento. Hay que tener además presente
que el sarrio penetra en los bosques. Su ausencia actual de ellos se debe en gran parte
a que ha sido desalojado por el hombre. E l caballo y el rinoceronte del tipo hemitoechus
podían vivir muy bien en las parameras o altiplanicies próximas más despojadas de ve-
getación arbórea. No es, pues, difícil hacerse una idea del paisaje vegetal de los aleda-
ños de la cueva durante la época habitada en el Musteriense.
U n problema más difícil, insoluble por el análisis faunístico, es el asignar estos niveles
a alguna de las fases del Pleistoceno superior. No creemos necesario recurrir hasta el
interglaciar Riss-Würm. Pueden pertenecer al complejo templado Amerfoort-Brorup del
Würm I II, o incluso a la base del Würm II/III (Hengelo).
CHIROPTERA
LAGOMORPHA
ORYCTOLAGUS CUNICULUS L .
Material:
nivel 15: 1 fragm. de mandíbula.
2 fragm. de tibia,
niveles 7-12: 1 fragm. de maxilar super.
6 fragm. de mandíbula.
2 incisivos.
3 fragm. de húmero.
2 fragm. de radio.
5 fragm. de ulna.
5 fragm. de pelvis.
5 fragm. de fémur.
7 fragm. de tibia.
12 calcáneos + astrágalos.
41 metapodios.
17 falanges.
Calcáneo. Longitud máxima 21,3 23. 23,5 24,3 25,4 25,5 25,6 26,6
Metatarsiano 2 Longitud máxima 37,5 38
» 3 » » 36,5 37,1 37,2 37,4
» 4 » » 34,7 36,5
» 5 »> » 31,3 31,5 32,2 32,3
Estas medidas muestran que los conejos del Musteriense de Los Casares eran ma-
yores que los existentes actualmente en la Península, e incluso que los estudiados por
A. v. D. DRIESCH y J. BOESSNECK (2) en los yacimientos de la Edad del Bronce
de Cerro de la Virgen y Cabezo Redondo, los cuales ya son mayores que los actuales.
RODENTIA
MARMOTA MARMOTA L .
CASTOR FIBER L .
MUS MUSCULUS L .
CARNIVORA
CANIS LUPUS L .
Material: 1 P
1 C superior.
1 fragm. de mandídula con el alvéolo para el canino y el V l
CANIS FAMILIARIS L .
Una falange, primera del nivel del Bronce, parece pertenecer a un perro.
(2) A . v. D. DRIESCH & J . B O K S V E C K . Vorgeschichtliche KanLnchen aus zwei südspanischen Siedlungshügeln. Saugcticrkund
liche Mitteilungen, 18, 2, 127-151. 1970.
102 IGNACIO BARA N OIAR A N
VULPES VULPES L .
Material: 2 caninos.
1 framg. distal de húmero.
1 fragm. distal de tibia.
4 calcáneos.
3 metapodios.
3 falanges.
Las medidas las daremos más adelante, comparándolas con las de cuones de otros
yacimientos.
Los caracteres morfológicos de esta piezas son los siguientes:
Fragmento de mandíbula izquierda (Fig. 1)
Los premolares son proporcionalmente más fuertes, más altos y más cortantes que
en el lobo, y poseen dentículos secundarios más desarrollados. En general, las piezas
1
FIG. 1. Cuon alpinus. Fragmanto de mandíbula izquierda con el P.,, un fragmento del P , el P¡ y el M „
3
con el talónido fragmentado. Sobre ella se han dibujado las mismas piezas desde su superficie oclusal.
(Tamaño natural.)
L A C U E V A D E LOS C A S A R E S 103
dentarias presentan un carácter menos omnívoro y más carnívoro que en este último
animal.
E l P presenta tras la cúspide principal (protocónido) una punta posterior (meta-
2
cónido) bien diferenciada, seguida de una tercera punta en la base posterior del diente.
El P está roto en su mitad anterior. Presenta también un metacónido muy des-
3
arrollado, seguido asimismo de otra cúspide menor, pero más diferenciada que en el P . 2
E l P posee una punta anterior (paracónido) y dos puntas tras el protocónido, for-
4
FIG. 2. Cuon alpinus. Carnicera inferior del lado derecho vista por su cara oclusal. (Tamaño natural.)
E. HARLÉ (7) creó la especia Cuon bourreti con la mandíbula de Malarnaud, basándose
en que el P no tenía paracónido, mientras que Cuon europaeus de Bourguignat, sí.
4
contigua no espaciada.
E l tamaño de nuestros ejemplares fósiles es pequeño. Resulta notablemente menor
que el de Cuon alpinus fossilis y C. alpinus priscus de los yacimientos centroeuropeos.
También les superan los restos de C. a. europaeus de distintos yacimientos de Europa.
El ejemplar que más se acerca al nuestro en tamaño es la mandíbula de Cerro va dirá
(Stramberg, Moravia), publicada por NEHRING(9), después es la mandíbula de Mars
(Vence, Alpes Marítimos), publicada por BOURGUIGNAT (10), y las de la Cueva del Obser-
vatorio (Monaco), publicadas por BOULE (8).
Indicamos a continuación las medidas de nuestros dos ejemplares, comparadas con
las de otros cuones de yacimientos europeos, publicados por ADAM(11), BOUCHUD(12)
y ARAMBOURG (13).
(7) HARLE, E . Note sur des mandibules d'un camdé du genre Cuon. L'Anthropologtc, II. 129. 1891.
(8) BOULE, M . ET VILLENEUVE, L . DF. La Grotte de l'Observatoire a Monaco. Archives di l'Institut de Paleóntologa Húmame
1, 1-115 -r 26 pl. 1927.
(9) NEHRING, A . Diluviale Reste von Cuon, Ovis, Saiga, Ibex und Rupi apra aus Mahrcn. Ncucs Jahrbucb fur Minenlogie
Geologie und Palaontologic. II, 109-115. 1891.
(10) BOURGUIGNAT, J. B . Recherches sur les ossements de Canidae constates en France a l'etat fossilc pendant la ptriodc Quatcr-
naire. Annales des Sciences Géologiques. 6, 6, 1-60. 1875.
(11) A D A M , K. D . Mlttelpleistozane Caniden aus deni Hcppcnloch bel Gutenberg Wurten Ixrg). Stuttgamr Beitragc zur
Naturkunde. 27, 1-46. 1959.
(13) ARAMBOURG, C . La Grotte de Fontechcvadc. 3.' partie. Archives de l'Institut de Paleontologie humainc. 29, 185-229. 1958.
LA C U E V A DE LOS CASARES 105
9,8
5,4
2. P Longitud
4 14,5
3. P -P Longitud
2 4 35,0 35,0
4. M i Longitud 23,0 23,0 22,0 22,3 21,3 23,2 24,3
10,0 9,9 9,5 8,8 9,0 9,2 9,0
5. Alt. mand. ante P 4 26,0 25,0
6. Alt. mand. bajo M , 30,0 30,0 29,0
1. P Longitud
2 9,1 8,9
4,6 5,2
2. P Longitud
4 14,8 13,7 14,0 14,5
7,2 6,8 6,8 6,7
3. P -P Longitud
2 4 37,7 37,0
4. M , Longitud 24,0 24,6 24,5 23,2 23,3 24,0 25,1
9,0 9,3 9,6 9,8 9,8 9,5 9,7
6. Alt. mand. bajo M , 28,5 27,5
dose más a los cuones del Pleistoceno medio e inferior por otros caracteres, tales como
la presencia en el M de un metacónido bien diferenciado, de un hipocónido en posición
x
(14) Al TUNA, J. Fauna de Mamíferos de los Yacimientos Prehistóricos de Guipúzcoa. Tesis Doctoral. Munibc X X I V . 1-4. 1972,
(15) CHALINF. J. Pliomys lenki, forme rehquc dans la microfaune du W ü r m ancienne de la grotte de Lezetxiki (Guipúzcoa.
Espagne). Munibe XXII, 43-49. 1970.
(16) SrmossrR, M . Neue Funde von fossilcnWirbeltieren in Spanien. Ccntralbl. fur Mineralogic, Geologie un Palaontologic.
1923, 657-662.
106 IGNACIO BARANDIARAN
Hoy en día el cuon se extiende a amplios territorios asiáticos, desde el sur de Siberia
hasta las regiones más meridionales del Continente, incluyendo las islas de Sumatra
y Java.
URSUS ARCTOS L .
Material:
3
Nivel 15: 1 fragm. de maxilar con fragm. de P y alvéolo para P
4
1
1M
1M 2
1 C superior.
1
Niveles 9-12: 1 M .
1 fragm. de metatarsiano 4.
Hay también en ambos niveles tres incisivos muy gastados y dos fragmentos de
falange cuya asignación al oso pardo o al oso de las cavernas no es fácil.
Medidas:
Niv. 15 Niv.
9-12
1
A i Longitud.. 22,1 26
Anchura.. 14,9 18,1
A i , Longitud.. 25,3
Anchura.. 15,1
Material
Nivel 15: 1 fragm. de mandíbula con M sin gastar y el M saliendo.
t 2
2
1M
1
1M
1
1 fragm. de M
Medidas:
1
A i Longitud, 23
Anchura, 15,9
2
A i Longitud, 42,2
A i , Longitud, 26
Anchura, 17
Metatarsiano 1. Longitud, 55,8
Anchura mínima diáfisis, 10,4
LA C U L V A D E LOS CASARES 107
Material:
Nivel 15. 1 fragm. extremo distal de húmero.
2 fragm. de falange primera.
Nivel 9-12 6 incisivos , , „ _ ,
8 caninos muchos de ellos fragmentados.
13 premolares
2 molares.
1 carpal 4 + 5
1 escafolunar
1 astrágalo
2 calcáneos
3 metapodios
7 falanges primeras.
Medidas:
2
P Longitud, 18
Anchura, 14,2
P Longitud, 23
3
P Longitud, 22,5
4
Anchura, 7
Mandíbula. Longitud P - M , , 22,3
3
Longitud M 8,7 t
FELIS LYNX L .
Material:
1 fragm. de C superior
1 Mj
1 M fragmentado x
2 metapodios
5 falanges.
Medidas:
P 4 Longitud, 17,2
Anchura, 7,6
M l Longitud, 14,7
Las medidas de esta dos piezas entran dentro de la variación de los linces nórdicos,
superando a las del lince mediterráneo actual. De todas formas, es poco material para
decidirse por una u otra subespecie.
PANTHERA PARDUS L .
Material:
1 P 3
4
1 fragm. de P
1 tarsal 3
2 extremos distales de metapodio
3 falanges.
Medidas:
Astrágalo. Longitud máxima, 66,4
Anchura máxima, 56,1
Falange primera dedo 1 anter. Longitud, 37,2
Estas medidas superan ampliamente las del león actual y coinciden con las del gran
félido de las cavernas.
LA C U E V A D E LOS CASARES 109
ARTIODACTYLA
SUS SCROFA L .
Material:
Nivel 15:
1 incisivo primero superior.
Nivel 7-12:
2 incisivos (uno roto).
3 molares (uno roto).
1 falange primera lateral.
Nivel del Bronce: 1 ulna de animal muy joven.
Medidas:
2
Ai Longitud, 23,4
Anchura, 17,9
3
M Longitud, 34,5
Anchura, 20
Estos molares pertenecen al mismo individuo.
L a ulna del nivel del Bronce es de un animal muy joven y no puede decidirse si se
trata del jabalí o del cerdo doméstico.
CERVUS ELAPHUS L .
Material:
1 fragm. de candil de cuerna
3 fragm. de mandíbula
19 dientes aislados (casi todos ellos son fragmentos pequeños)
1 fragm. de vértebra lumbar
2 fragm. de metatarsiano
1 fragm. de falange tercera.
CAPREOLUS CAPREOLUS L .
Material
2 fragm. de cuerna
1 2
1 fragm. de maxilar con M — M
5 dientes aislados
1 epífisis distal del radio
1 centrotarsal
1 fragm. de extremo proximal de metatarsiano.
3 falanges.
Medidas: a
1. post. a
1. ant. a
2. post.
Falanges. Longitud lateral 37 32,5 26,7
11,2 11,3 10,8
Anchura distal 10,2
Anch. mín. diáfisis.... 8,8 8,8 8,3
110 IGNACIO BARANDIARAN
GRAN BÓVIDO
Material:
Nivel 15: 2 fragm. de húmero
Nivel 7-12: 8 fragm. de dientes
1 fragm. de centrotarsal
1 tarsal 2 -r 3
No hay posibilidad de distinguir entre el uro y el bisonte con un material tan redu-
cido y fragmentado. L a única pieza que permite un análisis es el tarsal 2 + 3 . Sus me-
didas son:
1 Longitud, 47,2
2 Anchura, 30,4
T ,. 2 X 100 , . .
Indice - 64,4
Según BIBIKOVA (18) este índice permite distinguir entre el uro y el bisonte. Para la
investigadora rusa en el bisonte presenta un valor medio inferior a 70, mientras que en
el uro este valor medio ronda alrrededor de 90.
STAMPFLI (19) da como valor medio de este índice para 9 ejemplares de bisontes
la cifra de 65,4 con una variación de 58,9 a 70,2. Ahora bien, al estudiar el mismo autor
los 17 tarsales 2 + 3 de Bos primigenius de Burgáschisee-Süd da valores para el citado
índice que varían desde 60 a 70, con una media de 64,4, idéntica a la de nuestro ejemplar.
La morfología de nuestra pieza, por otra parte, tampoco permite una determinación
segura.
E l uro existe en numerosos yacimientos de la meseta. No así el bisonte, tan frecuente,
por otra parte, en Cantabria.
RUPICAPRA RUPICAPRA L .
Material:
Nivel 15: 1 M,
Nivel 7-12: 4 dientes
1 extremo proximal de radio
1 cabeza de fémur
1 astrágalo
1 metacarpiano
3 fragm. de falanges
Nivel del Bronce: 1 incisivo segundo inferior.
1 centrotarsal
1 falange tercera.
Medidas:
Radio. Anchura proximal máxima, 31
Fémur. Diámetro transverso de la cabeza, 20,1
(18) BIBIKOVA. V . I. Some distinguishing features in the bones of the genera Bisan and Bos. Bull. Mosk. Obschtschestwa Isp.
Priroda n.s. Otdel Piolcg. 63. 6. 23-35. 1958.
(1 >) Bot-swFf K. I. JKVUILR. J. P. und STAMPFLI. H . R . Seeberg. Burgáschisec-Sud; Die Tierrcste. Acta Berncnsia II. Tcil 3. 1963
L A C U E V A D E LOS CASARES 111
Material:
2
Nivel 15: 1 M
3 3
Nivel 7-12: 2 fragm. maxilar con P — M
1 fragm. de mandíbula
46 dientes aislados
2 extremos distales de húmero
1 extremo distal de radio
1 carpal
1 fragm. extremo distal de metacarpiano
1 fragm. de pelvis
1 astrágalo fragmentado
1 calcáneo
9 falanges
Medidas:
1 3
A i — A i . Longitud 50,2, 52
M . Longitud a 1 centímetro de la base de la corona, 25,5 27,5 28,3 31,4
3
Material:
Nivel del Bronce: 1 fragmento de molar
1 fragmento de olécranon
1 epífisis distal de tibia.
PERISSODACTYLA
EQUUS CABALLUS CASARENSIS ssp. nova.
Holotipo : Extremo distal de metatarsiano III derecho. Cas. Must., 799. Lám. II, 1.
Serie paratípica: Extremo distal de metapodio III. Cas. Must., 794. Lám. II, 2.
Falange primera posterior derecha. Cas. Must., 798. Lám. II, 3.
Falange primera fragmentada. Cas. Must., 797. Lám. II, 4.
Falange tercera fragmentada. Cas. Must., 796. Lám. II, 5.
Piezas atribuíbles: U n premolar superior, dos molares superiores, un fragmento de
mandíbula izquierda con M — M , dos premolares inferiores y dos molares inferiores.
x 3
Medidas (20):
Molariformes superiores.
3 1
P
P 4
M M 2
Fragmento de mandíbula.
M, M 2
Longitud. 25,5 25
Anchura.. 14,5 15
Molariformes inferiores.
p 2 P oP
3 4 M 2 M 3
20 Las ludidas las hemos ta lado tal como lo hact T. PRVT. Vid. nota 21.
L A C U E V A D E LOS CASARES 113
Falanges primeras.
Posterior
Falange tercera :
Anchura máxima ca. 55
Anchura superficie articular 36
Diámetro antero-posterior superf. artic 21,5
Altura (apoyada sobre una superficie horizontal) 31,5
Por otra parte, no hay razón alguna para pensar que los molares no pertenezcan al
mismo caballo al que pertenecen los metapodios y falanges, aunque no pueda excluirse
con total seguridad la hipótesis de dos tipos de caballo, uno que dejó solamente unas
piezas dentarias y otro que dejó sólo unas piezas de los miembros.
A continuación comparamos las medidas de nuestro metatarsiano y de nuestras
falanges con las publicadas por F . PRAT (21) para las mismas piezas de distintos caballos.
E. c. cf. germanicus
Przewalski E. c. gallicus Pair-non-Pair E. hidruntinas
8 ejempl. 67 ejempl. 6 ejempl.
Los Casares 25 ejempl.
var. var. M var. M var.
Este caballo nada tiene que ver tampoco con el de Ea (Vizcaya), estudiado por
TORRES PÉREZHIDALGO (23) recientemente. En efecto, los miembros de este último arro-
jan unas medidas muy superiores a las del caballo de Los Casares.
Por todo lo indicado parece que nos encontramos ante una subespecie nueva de
caballo no conocida hasta el presente. E l exiguo material nos impide hacer más consi-
deraciones respecto a él. Esperamos que nuevos hallazgos en yacimientos del interglaciar
Riss-Würm o del Würm antiguo de la meseta añadan nuevos datos a los nuestros (24).
Material:
2
Nivel 15: 1 fragmento de M
1 fragmento de astrágalo
(21) PRAT, F. Recherches sur les Equidés pleistocénes en France (tesis doctoral), 2 vol. de texto, 1 de medidas y 1 de figuras
Burdeos, 1968.
(22) Solo cuatro ejemplares.
(23) TORRES PEREZHTDALGO, T . J. DE. U n caballo microdontino del Pleistoceno Medio de Vizcaya. «Boletín Geológico y Minero
de España». 86, 569-685. 1970.
(24) Hemos de agradecer aquí, una vez más, al Dr. Prat la amable ayuda prestada durante nuestra visita de consulta a su la-
boratorio de Paleontología Cuaternaria de la Universidad de Burdeos.
LA C U E V A D E LOS CASARES 115
3
La única pieza entera de rinoceronte es un P del lado izquierdo con la corona muy
2
gastada. No se trata de un P , pues lleva huella de presión en la cara anterior, producida
2
por el P correspondiente. E l desgaste ha rebajado la superficie oclusal hasta 15 milíme-
tros de la base de la corona en la cara labial y hasta 10 en la lingual. E l esmalte de la
cara labial está recubierto por una fina capa de cemento, lo mismo que la mitad externa
de la cara anterior. Este gran desgaste no permite consideraciones morfológicas. No
puede saberse si tenía o no cíngulo, pues en el caso de haber existido éste debía de estar
situado en la zona desaparecida de la corona. En el borde postero-externo parece existir
un arranque de cíngulo muy poco acusado, que en todo caso tendría un desarrollo mayor
en la parte superior gastada. Tampoco puede decirse nada de la configuración del paras-
tilo y mesostilo, que en lo que queda de corona aparecen casi anulados. E l protolofb y el
metalofo están soldados en la zona lingual del diente debido también al desgaste y aislan
un valle transverso cerrado en el que se observa la presencia de un antistilidion —ante-
crochet de los autores franceses— que no cierra ningún islote de esmalte por no existir
opuesto a él ningún stylidion —crochet—. De la foseta posterior no queda más que una
ligera concavidad en la cara posterior del premolar.
A continuación indicamos las medidas de nuestro ejemplar seguidas de las publi-
cadas por STAESCHE (25) para D. hemitoechus y por SCHROEDER (26) para D. kirchber-
gensis.
1. Longitud de la cara labial en la base de la corona
2. Anchura de la cara anterior en la base de la corona
D. hemitoechus D. kirchbergensis
Cas. (Württenberg) (Alemania central)
1. 35 34 36 36 37,2 38 39 39 40 41 42 42 45 46
2. 46,5 45 50 51 49,5 46 50 58 62 60 61 66 70 65 55 55 59
bien persistir hasta el comienzo de las fases más rigurosas del Würm que tienen lugar
al comienzo del Würm III.
Además de la pieza descrita existen una serie de fragmentos de molariformes de
rinoceronte de determinación específica imposible. Se excluye el rinoceronte lanudo
por la poca rugosidad del esmalte, pero no puede determinarse si se trata de D. hemi-
toechus o de D. kirchbergensis.
RESUMEN
SUMMARY
A n account is given of the Fauna of Mammals of the prehistoric site of Los Casares,
Guadalajara. Most of the remains belong to the Musterian level. The fauna shows
climatic conditions temperate-wet, with a wide scenery of caducifolia woods. They are
present Rhinolophus euryale, Oryctolagus cuniculus, Castor fiber, Felis silvestris, Panthera
pardus, Cervus elaphus, Capreolus capreolus. The abundance of Capra pyrenaica is attri-
buted to the abruptness of neigbouring mountains. Cuon alpinus is also present, for-
merly found at the Iberian Península only by SCHLOSSER on the first quarter of the cen-
tury. Finally a new subespecies of horse is described, Equus caballus casarensis characte-
rised for the foremost thinnes of its metapodes and phalanxes.
Laboratorio de Paleontología
Sociedad Aranzadi
(San Sebastián)
METACARPIANO HUMANO D E L A CUEVA D E LOS CASARES
(GUADALAJARA)
CARACTERES MORFOSCOPICOS
L a carilla del extremo proximal que se articula con el hueso ganchoso posee la tí-
pica forma de silla de montar, pero está muy poco excavada, tanto en sentido transversal
(lateromedial) como en el antero-posterior, no presentando solución de continuidad
en su contacto con la superficie de la cara dorsal y dibujando en cambio un borde se-
milunar bien definido en su límite con la cara palmar.
L a faceta de contacto con el cuarto metacarpiano está bien delimitada y es reducida,
aunque proporcionada con la pequenez del hueso. Festonean el borde distal de la faceta
numerosas perforaciones nutricias. En el lado ulnar del metacarpiano que se comenta,
emerge débilmente la apófisis estiloides, algo rugosa y acribillada de diminutas perfora-
ciones vasculares.
A diferencia de los metacarpianos del hombre actual, la cabeza del extremo distal
mirada dorsoventralmente apenas destaca en anchura respecto al tallo diafisario sobre
el que asienta.
La excavación de las fositas de inserción de los ligamentos laterales, el relieve de los
tubérculos óseos de posición dorsal, correspondientes a la articulación metacarpo-falán-
gica, cuyo borde de contacto con las caras radial y palmar diafisarias forma un ribete
óseo bien definido, así como el pulimento de toda la superficie del capítulo que encaja
en la cavidad glenoidea de la primera falange del meñique, hacen pensar en una buena
movilidad dígito-palmar.
CARACTERES METRICOS
L o mismo sucede con el perímetro diafisario, de elevado valor absoluto (23,5 mm.)
y mucho más en cuanto en valor relativo, pues el índice de robustez con él obtenido
(55,5) supera con mucho al de los Bosquimanos (41,3) y al de los de Palestina (40,9 y
46,9).
E l diámetro transverso de la base (11,1 mm.) y el del capítulo (10,5 mm.), con ser infe-
rior en valor absoluto a los de la Chapelle aux Saints (14,0 y 13,0 mm., respectivamente),
es ligeramente superior el primero y casi igual el segundo (Ch. aux S., 25,9, y Casares,
26,2) (Ch. aux S., 24,0, y Casares, 23,6) en cuanto a valor relativo.
Respecto a los Bosquimanos sucede lo mismo: mayor el primero (Bosquimanos, 20,8;
Casares, 23,6) y menor el segundo (Bosquimanos, 24,3; Casares, 22,4).
E l diámetro dorso-volar de base y capítulo, puede sólo compararse con Boquimanos,
mostrando las mismas diferencias: ligeramente superior la altura relativa de la base
(Bosquimanos, 22,6; Casares, 22,9) y algo inferior la del capítulo (Bosquimanos, 23,0;
Casares, 22,4). De ello se deduce que la base del metacarpiano que se estudia es rela-
tivamente más alta y el capítulo más bajo respecto a las mismas dimensiones de su tallo
diafisario.
COMPARACIONES
Chap. Hoten-
Casares Bosquim. Japón
aux S: totes
R E S U M E N Y CONCLUSIONES
Se estudia el quinto metacarpiano de la mano derecha de un individuo de unos
18-20 años, de sexo posiblemente femenino. E l hueso muestra estar en plena actividad
nutricia a juzgar por las numerosas perforaciones.
Llama la atención por su escasa longitud y aspecto macizo, siendo más corto que los
metacarpianos conocidos de otros individuos musterienses y superando ampliamente
a éstos y a los actuales en el índice de robustez, a pesar de su pequenez.
122 IGNACIO BARANDIARAN
A
JOSÉ M . BASABE
Laboratorio de Antropología
Universidad de Barcelona
BIBLIOGRAFIA
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7
LÁM. I 1. Cuon alpinas. Fragmento de mandíbula izquierda con el P... un fragmento del P , el P y
3 4
a tamaño natural.
LÁM. II. Ecuus caballus casarensis ssp. nova.
1. Extremo distal de metatarsiano III derecho (holotipo).
2. Extremo distal de metapodio III.
3. Falange primera posterior derecha: normas proximal y dorsal.
4. Falange primera fragmentada.
5. Falange tercera fragmentada.
C A T A L O G O
D E LAS
PUBLICACIONES D E L A COMISARIA
GENERAL DE EXCAVACIONES
ARQUEOLOGICAS,
MUSEO ARQUEOLOGICO N A C I O N A L
E INSTITUTO ESPAÑOL D E PREHISTORIA
1
19. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N NUMANCIA, por IOSÉ RAMÓN MÉLIDA.
Agotado. Madrid, 1918.
20. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N C A L A D'HORT (IBIZA), por CARLOS
ROMÁN. Madrid, 1918.
21. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N L A C U E V A DEL SEGRE, por IUAN
SERRA. Madrid, 1918.
22. EXCAVACIONES E N L A C U E V A Y COLLADO D E LOS JARDINES (SANTA
E L E N A , JAEN), por IGNACIO CALVO y JUAN CABRÉ AGUILÓ. Agotado. Madrid, 1919.
23. EXCAVACIONES E N E L A N F I T E A T R O D E MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA.
Agotado. Madrid, 1919.
24. EXPLORACIONES E N VIAS ROMANAS: D E BOTOA A MERIDA; MERIDA A
SALAMANCA; ARRIACA A S1GÜENZA: ARRIACA A TITULCIA; SEGOVIA
A TITULCIA, Y Z A R A G O Z A A SEARNE, por ANTONIO BLÁZQUEZ y CLAUDIO
SÁNCHEZ ALBORNOZ. Agotado. Madrid, 1919.
25. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS IBERICA DE GALERA (GRANADA),
por JUAN CABRÉ y FEDERICO MOTOS. Madrid, 1920.
26. EXCAVACIONES E N EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Ma-
drid, 1920.
27. EXCAVACIONES E N C A S T E L L V A L L (SOLSONA), por JUAN SERRA. Madrid, 1920.
28. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1920.
29. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N VIAS ROMANAS: D E CARRION A
ASTORGA Y D E MERIDA A TOLEDO. EXCAVACIONES EN LANCIA, por
ANTONIO BLÁZQUEZ y ANGEL BLÁZQUEZ. Agotado. Madrid, 1920.
30. EXCAVACIONES E N EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Ma-
drid, 1920.
31. EXCAVACIONES E N NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA y BLAS TARACENA.
Madrid, 1920.
32. EXCAVACIONES E N NERTOBRIGA, por NARCISO SENTENACH. Madrid, 1920.
33. EXCAVACIONES E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS DEL V A L L E DEL M A N -
ZANARES, por PAUL WERNER y JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Agotado. Madrid, 1921.
34. EXCAVACIONES E N SEGOBRIGA, por NARCISO SENTENACH. Madrid, 1920.
35. EXCAVACIONES E N E L POBLADO IBERICO D E ANSERESA (OLIUS), por JUAN
SERRA. Madrid, 1921.
36. EXCAVACIONES E N NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA y BLAS TARACENA.
Madrid, 1921.
37. EXCAVACIONES E N E L ANFITEATRO D E ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR.
Madrid, 1921.
38. EXCAVACIONES E N MONTE-CILLAS, por RICARDO DEL ARCO. Madrid, 1921.
39. EXCAVACIONES E N MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Madrid, 1921.
40. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VIAS ROMANAS, por ANTONIO BLÁZ-
QUEZ y ANGEL BLÁZQUEZ. Madrid, 1921.
41. EXCAVACIONES E N L A SERRETA (ALCOY). por CAMILO VISEDO M O L T Ó . Ma-
drid, 1922.
42. EXCAVACIONES E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E DEL M A N -
ZANARES, por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1922.
43. EXCAVACIONES E N DIVERSOS LUGARES D E L A ISLA D E IBIZA, por CARLOS
ROMÁN. Madrid, 1922.
44. EXCAVACIONES E N E L POBLADO IBERICO D E SAN MIGUEL D E SORBA,
por JUAN SERRA Y VILARÓ. Madrid, 1922.
45. EXCAVACIONES E N L A SERRETA (ALCOY), por CAMILO VISEDO. Madrid, 1922.
46. EXCAVACIONES E N DIVERSOS LUGARES D E L A ISLA D E IBIZA, por CARLOS
ROMÁN. Madrid, 1922.
47. EXCAVACIONES E N SENA, por VICENTE BARDAVIÚ. Madrid, 1922.
48. EXCAVACIONES E N SAGUNTO, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1923.
49. EXCAVACIONES D E NUMANCIA, por RAMÓN MÉLIDA y BLAS TARACENA AGUIRRE.
Madrid, 1923.
2
50. EXCAVACIONES E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E LOS VALLES D E L
M A N Z A N A R E S Y D E L J A R A M A , por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1923.
51. EXCAVACIONES E N E L ANFITEATRO D E ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR.
Madrid, 1923.
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CASIMIRO VISEDO. Madrid, 1923.
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drid, 1923.
58. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1923.
59. EXCAVACIONES E N VIAS ROMANAS: D E SEVILLA A CORDOBA, POR A N -
TEQUERA; D E CORDOBA A CASTULO, POR EPORA; D E CORDOBA A
CASTULO, POR E L CARPIO; D E F U E N T E L A HIGUERA A CARTAGENA,
Y D E C A R T A G E N A A CASTULO, por ANTONIO BLÁZQUEZ Y DELGADO AGUILERA
y ANTONIO BLÁZQUEZ JIMÉNEZ. Madrid, 1923.
60. EXCAVACIONES E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS DEL V A L L E DEL M A N -
ZANARES, por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1924.
61. EXCAVACIONES EN N U M ANCLA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA, MANUEL ANÍBAL A L -
VAREZ, SANTIAGO GÓMEZ SANTA C R U Z y BLAS TARACENA. Madrid, 1924.
62. EXCAVACIONES E N E L MONTE "SANTA TECLA", E N GALICIA, por IGNACIO
CALVO Y SÁNCHEZ. Madrid, 1924.
63. EXCAVACIONES E N U N A ESTACION IBERICA, TERMAS ROMANAS Y T A -
LLER DE ' T E R R A SIGILLATA", EN SOLSONA (LERIDA), por JUAN SERRA
VILARÓ. Madrid, 1924.
64. EXCAVACIONES E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS DEL V A L L E D E L M A N -
ZANARES (MADRID), por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1924.
65. EXCAVACIONES E N E L CERRO D E L BERRUECO, por P. CÉSAR MORAN. Ma-
drid, 1924.
66. EXCAVACIONES E N E L CABEZO D E L CUERVO, TERMINO D E ALCAÑIZ
(TERUEL), por PEDRO PARÍS y VICENTE BARDAVIÚ. Madrid, 1924.
67. EXCAVACIONES E N MEDINA Z A H A R A , por RAFAEL JIMÉNEZ, RAFAEL CASTEJÓN,
FÉLIX HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, EZEQUIEL RUIZ MARTÍNEZ y JOAQUÍN MARÍA DE N A -
VASCUÉS. Madrid, 1924.
68. EXCAVACIONES E N L A ISLA D E IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1924.
69. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N VIAS ROMANAS, por ANTONIO BLÁZ-
QUEZ y ANGEL BLÁZQUEZ. Madrid, 1925.
70. EXCAVACIONES E N E L ANFITEATRO D E ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR.
Madrid, 1925.
71. EXCAVACIONES E N DIVERSOS SITIOS D E LAS PROVINCIAS D E SEGOVIA
Y D E CORDOBA, por MANUEL A U L L Ó COSTILLA. Madrid, 1925.
72. EXCAVACIONES E N E L CIRCO ROMANO D E MERIDA, por JOSÉ RAMÓN M É -
LIDA. Madrid, 1925.
73. EXCAVACIONES E N A B E L L A (SOLSONA), por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1925.
74. EXCAVACIONES E N LAS FORTIFICACIONES DE NUMANCIA, por GONZÁLEZ
SIMANCAS. Madrid, 1926.
75. EXCAVACIONES E N L A PROVINCIA D E SORIA, por BLAS TARACENA. Ma-
drid, 1926.
76. EXCAVACIONES E N LOS EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO.
Madrid, 1926.
3
77. EXCAVACIONES E N E L SANTUARIO IBERICO D E NTRA. SRA. D E L A L U Z ,
EN MURCIA, por CAYETANO DE MERGELINA. Madrid, 1926.
78. EXCAVACIONES E N "MAS D E MENENTA" (ALCOY), por FERNANDO PONSELL.
Madrid, 1926.
79. EXCAVACIONES E N MOLA A L T A D E SERELLES (ALCOY), por ERNESTO G A -
TELLA. Madrid, 1926.
80. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1926.
81. EXCAVACIONES E N ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR. Madrid, 1926.
82. EXCAVACIONES E N OCILIS (MEDINACELI), por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Ma-
drid, 1926.
83. EXCAVACIONES E N SOLSONA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1926.
84. EXCAVACIONES E N EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Ma-
drid, 1926.
85. EXCAVACIONES EN MEDINA D E Z A H A R A , por RAFAEL JIMÉNEZ AMIGO, E Z E -
QUIEL Ruiz MARTÍNEZ, RAFAEL CASTEJÓN y FÉLIX HERNÁNDEZ JIMÉNEZ. Ma-
drid, 1926.
86. EXCAVACIONES E N LAS PROVINCIAS D E SORIA Y LOGROÑO, por BLAS T A -
RACENA AGUIRRE. Madrid, 1927.
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por C . DE MERGELINA. Madrid, 1927.
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NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Agotado. Madrid, 1928.
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TELLA.
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- drid, 1928.
96. EXCAVACIONES E N E L CIRCO ROMANO D E TOLEDO, por MANUEL CASTAÑOS
MONTIJANO, ISMAEL DEL PAN FERNÁNDEZ, PEDRO ROMÁN MARTÍNEZ y ALFONSO R E Y
PASTOR. Madrid, 1928.
97. EXCAVACIONES E N E L CERRO D E L TRIGO, TERMINO DE AYAMONTE
(HUELVA), por JORGE BONSOR. Madrid, 1928.
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Madrid, 1929.
99. EXCAVACIONES E N CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Madrid. 1929.
100. EXCAVACIONES E N T O R R E M A N Z A N A S (ALICANTE), por JOSÉ BELDA DOMÍN-
GUEZ. Madrid, 1929.
101. EXCAVACIONES E N E L ROQUIZAL D E L RULLO, TERMINO D E FABARA
(ZARAGOZA), por LORENZO PÉREZ TEMPRADO. Madrid, 1929.
102. EXCAVACIONES E N C A R T A G E N A , por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1929.
103. EXCAVACIONES E N LAS PROVINCIAS D E SORIA Y LOGROÑO, por BLAS
TARACENA AGUIRRE. Madrid, 1929.
104. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGO-
NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1929.
105. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS CELTIBERICA DEL ALTILLO D E C E -
RROPOZO (ATIENZA, GUADALAJARA), por JUAN CABRÉ, con la cooperación
de JUSTO JUBERIAS. Madrid, 1930.
106. EXCAVACIONES E N L A COLONIA D E SAN PEDRO DE A L C A N T A R A (MA-
LAGA), por IOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1930.
4
107. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS DEL MOLAR, por J . J . SENENT IBÁÑEZ.
Madrid, 1930.
108. EXCAVACIONES EN E L CAMINO D E MESTE, PROXIMO A L PUENTE D E L
ARROYO D E PEDROCHES (EXTRAMUROS D E CORDOBA), por ENRIQUE
ROMERO DE TORRES. Madrid, 1930.
109. EXCAVACIONES E N E L CIRCO ROMANO D E TOLEDO, por FRANCISCO DE
B. SAN ROMÁN, ISMAEL DEL PAN FERNÁNDEZ, PEDRO ROMÁN MARTÍNEZ y ALFONSO
R E Y PASTOR. Madrid, 1930.
110. EXCAVACIONES EN LAS COGOTAS (CARDEÑOSA. AVILA), por JUAN CABRÉ
AGUILÓ. Madrid, 1930.
111. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TARRAGO-
NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1930.
112. EXCAVACIONES E N T O R R E M A N Z A N A S (ALICANTE), por JOSÉ BELDA DOMÍN-
GUEZ. Madrid, 1931.
113. EXCAVACIONES E N LOS DOLMENES D E SALAMANCA, por CÉSAR MORAN.
Madrid, 1931.
114. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS VISIGODA D E DAGANZO D E ARRIBA
(MADRID), por SATURIO FERNÁNDEZ GODÍN y JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Ma-
drid. 1931.
115. EXCAVACIONES E N L A CITANIA D E TROÑA (PUENTEAREAS, PONTEVE-
DRA), por Luís PERICOT GARCÍA y FLORENTINO LÓPEZ CUEVILLAS. Madrid, 1931.
116. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO CRISTIANA D E TARRAGO-
NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1932.
117. EXCAVACIONES E N CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1932.
118. EXCAVACIONES E N EL TEATRO ROMANO D E MERIDA, por JOSÉ RAMÓN M É -
LIDA y MAXIMILIANO MACÍAS. Madrid, 1932.
119. EXCAVACIONES E N L A PROVINCIA D E SORIA, por BLAS TARACENA AGUIRRE.
Madrid, 1932.
120. EXCAVACIONES E N LAS COGOTAS (CARDEÑOSA, AVILA), por JUAN CABRÉ
AGUILÓ. Madrid, 1932.
121. EXCAVACIONES E N E L CABEZO D E CASCARUJO, TERMINO D E ALCAÑIZ
(TERUEL), por ADRIÁN BRUHL. Madrid, 1932.
122. EXCAVACIONES E N CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1933.
123. EXCAVACIONES E N E L PENDO (SANTANDER), por CARBALLO Y LARÍN. Ma-
drid, 1933.
124. EXCAVACIONES E N SAGUNTO. por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1933.
125. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS VISIGODA D E HERRERA D E PISUER-
GA, por JULIO MARTÍNEZ SANTA-OLALLA. Agotado. Madrid. 1933.
126. EXCAVACIONES E N L A ALBUFERA D E ALICANTE (ANTIGUA LUCENTUM),
por JOSÉ LAFUENTE VIDAL. Madrid, 1934.
127. EXCAVACIONES E N ITALICA, por ANDRÉS PARLADÉ. Madrid, 1934.
128. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS DE V E G A DEL MAR (SAN PEDRO D E
ALCANTARA, M A L A G A ) , por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1934.
129. EXCAVACIONES E N CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1934.
130. EXCAVACIONES E N OCAÑA, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1934.
131. EXCAVACIONES E N POLLENTIA, por JUAN LLABRÉS SERNAL y RAFAEL ISASI
RANSOME. Madrid, 1934.
132. EXCAVACIONES EN L A ISLA D E L CAMPELLO, por FRANCISCO FIGUERAS PA-
CHECO. Madrid, 1934.
133. EXCAVACIONES E N LA NECROPOLIS ROMANO CRISTIANA DE TARRAGO-
NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1935.
134. EXCAVACIONES E N CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1935.
135. EXCAVACIONES E N LOS DOLMENES D E SALAMANCA, por CÉSAR MORAN.
Madrid, 1935.
136. EXCAVACIONES E N L A C U E V A REMIGIA (CASTELLON), por JUAN B. POCAR,
HUGO OBERMAIER y HENRI BREUIL. Agotado. Madrid, 1935.
5
I N F O R M E S Y M E M O R I A S D E L A COMISARIA G E N E R A L D E
EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS
La anterior Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades quedó reorganizada en 1940
en la Comisaria General de Excavaciones Arqueológicas, que continuó sus publicaciones
con la serie siguiente (1942-1956).
6
16. EXCAVACIONES E N L A CIUDAD D E L BRONCE II MEDITERRANEO D E L A
^ A S T I D A D E T O T A N A (MURCIA), por JULIO MARTÍNEZ SANTAOLALLA, BERNAR-
DO SÁEZ MARTÍN, CARLOS F . PONSAC, JOSÉ A . SOPRANO SALTO y EDUARDO DEL V A L
CATURLA. 1947. Precio, 500 ptas.
17. LAS PINTURAS RUPESTRES D E L A C U E V A D E L POLVORIN (PUEBLO D E
BENIFAZA, PROVINCIA D E CASTELLON), por SALVADOR VILASECA. 1948. Pre-
cio, 300 ptas.
18. EXCAVACIONES E N SANTA MARIA D E E G A R A (TARRASA). por IOSÉ DE C. SE-
RRA-RAFOLS y EPIFANIO DE FORTUNY, BARÓN DE ESPONELLÁ. 1949. Precio, 200 ptas.
19. SEGUNDA CAMPAÑA DEL PLAN NACIONAL E N LOS BAÑALES (ZARAGOZA),
por JOSÉ GALIAY SARAÑANA. 1949. Precio, 200 ptas.
20. EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL E N E L CASTELLET D E BAÑOLAS,
D E TIVISA (TARRAGONA), por SALVADOR VILASECA ANGUERA, JOSÉ DE C. SERRA-
RAFOLS y LUIS BRULL CEDO. 1949. Precio, 500 ptas.
21. EXCAVACIONES E N E L SANTUARIO IBERICO D E L CIGARRALEJO (MULA,
MURCIA), por EMETERIO CUADRADO DÍAZ. 1950. Precio, 1.000 ptas.
22. EXCAVACIONES D E ASTA REGIA (MESAS D E ASTA, JEREZ), CAMPAÑA
D E 1945-1946, por MANUEL ESTEVE GUERRERO. 1950. Precio, 300 ptas.
23. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N E L CASTRO Y SU NECROPOLIS, D E
MEIRAS (LA CORUÑA), por JOSÉ MARÍA LUENGO y MARTÍNEZ. 1950. Precio,
600 ptas.
24. ACTAS D E L A I ASAMBLEA NACIONAL D E COMISARIOS D E EXCAVACIO-
NES ARQUEOLOGICAS 1950. 1951. Precio, 300 ptas.
25. L A NECROPOLIS D E VILLARICOS, por MIRIAN ASTRUC. 1951. Precio, 1.000 ptas.
26. LOS SEPULCROS MEGALITICOS D E H U E L V A . EXCAVACIONES ARQUEOLO-
GICAS D E L PLAN NACIONAL 1946, por CARLOS CERDAN MÁRQUEZ, GEORG
LEISNER y VERA LEISNER. 1952. Precio, 1.500 ptas.
27. L A LABOR D E L A COMISARIA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEO-
LOGICAS D E GERONA DURANTE LOS AÑOS 1942 A 1948. por Luis PERICOT
Y GARCÍA, con la colaboración de J. M . COROMINAS PLANELLES, M . OLIVA PRAT, etc.
1952. Precio, 1.200 ptas.
28. NUEVAS EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N LAS CANARIAS OCCIDEN-
TALES. YACIMIENTOS EN TENERIFE Y L A GOMERA (1947-1951), por Luis
DIEGO CUSCOY. 1953. Precio, 1.200 ptas.
29. ACTAS D E L A II ASAMBLEA NACIONAL D E COMISARIOS D E EXCAVACIO-
NES ARQUEOLOGICAS, 1951-1954. Precio, 300 ptas.
30. L A LABOR D E L A COMISARIA PROVINCIAL D E EXCAVACIONES ARQUEO-
LOGICAS D E GERONA DURANTE LOS AÑOS 1952-1953. por MIGUEL OLIVA
PRAT. Precio, 500 ptas.
31. MEMORIA D E LAS EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL REALIZADAS
EN CORDOBA (1948-1950), por SAMUEL DE LOS SANTOS GENER. 1955. Precio,
1.500 ptas.
32. VIII REUNION D E L A COMISARIA PROVINCIAL D E EXCAVACIONES AR-
QUEOLOGICAS D E BARCELONA, CELEBRADA EN BADALONA E L 23 D E
OCTUBRE D E 1955. 1956. Precio, 1.000 ptas.
7
III. —EXCAVACIONES EN ASTA REGIA (MESAS DE ASIA, JEREZ), por MANUEL ES-
TEVE GUERRERO. Campaña de 1942-1943. Precio, 1.500 ptas.
IV. — L A NECROPOLIS VISIGODA DE DURATON (SEGOVIA). EXCAVACIONES DEL
PLAN NACIONAL D E 1942 Y 1943, por ANTONIO MOLINERO PÉREZ. Precio. 1.500
pesetas.
V . — E L CASTRO Y L A NECROPOLIS DEL HIERRO CELTICO DE CHAMARTIN D E
L A SIERRA (AVILA), por JUAN CABRÉ AGUILÓ, ENCARNACIÓN CABRÉ DE MORAN y A N -
TONIO MOLINERO PÉREZ. Precio. 2.500 ptas.
VI.—EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS DE "EL BARRANQUETE" (ALMERIA),
A
por M . JOSEFA ALMAGRO GORBEA. (En prensa).
E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N ESPAÑA
A partir de 1962 el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas sustituyó a la
anterior Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, publicando la nueva serie con
el título "Excavaciones Arqueológicas en España". Esta serie se publica actualmente por la
Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, creada por Orden del Ministerio de
Educación y Ciencia de fecha 28 de diciembre de 1968, y con sede en el Palacio del Museo
Arqueológico Nacional, Serrano, 13. Madrid (I).
8
22. E L C A S T E L L A R (VILLAJIMENA, PALENCIA), por M . A. GARCÍA GUINEA, P. JOA-
QUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY y BENITO MADARIAGA DE LA CAMPA. Precio. 250 ptas.
23. U N A C U E V A SEPULCRAL D E L BARRANCO D E L A G U A D E DIOS, EN T E -
GUESTE (TENERIFE), por Luis DIEGO CLSCOY. Precio, 100 ptas.
24. L A NECROPOLIS D E "SON REAL" Y L A "ILLA DELS PORROS", por MIGUEL
TARRADELL. Precio, 100 ptas.
25. POBLADO IBERICO DE E L M A C A L O N (ALBACETE), por M . A. GARCÍA GUINEA
y J. A . SAN MIGUEL RUIZ. Precio, 175 ptas.
26. C U E V A DE L A CHORA (SANTANDER), por P. J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, Dr. M. A.
GARCÍA GUINEA, A. BEGINES RAMÍREZ (Estudio Arqueológico) > B. MADARIAGA DE
LA CAMPA (Estudio Paleontológico). Precio, 200 ptas.
27. EXCAVACIONES E N L A PALAIAPOLIS DE AMPURIAS. por MARTÍN ALMAGRO.
Precio, 500 ptas.
28. POBLADO PRERROMANO D E SAN MIGUEL VALROMANES (MONTORNES.
BARCELONA), por E . RIPOLL PERELLÓ, J. BARBERA FARRAS y L. MONREAL AGUSTÍ.
Precio, 100 ptas.
29. FUENTES TAMARICAS, VELILLA D E L RIO CARRION (PALENCIA). por ANTO
NIO GARCÍA BELLIDO y AUGUSTO FERNÁNDEZ DE AVILES. Precio. 150 ptas.
30. E L POBLADO IBERICO D E ILDURO. por MARIANO RIBAS BERTRÁN. Precio. 100 ptas.
31. LAS GANDARAS DE BUDIÑO (PORRINO, PONTEVEDRA), por EMILIANO AGUIRRE.
Precio, 200 ptas.
32. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS D E SAN JUAN DE BAÑOS (PALENCIA).
por PEDRO DE PALOL. Precio, 225 ptas.
33. EXCAVACIONES E N L A VILLA ROMANA D E L "CERCADO DE SAN ISIDRO"
(DUEÑAS, PALENCIA), por el Rvdo. D. RAMÓN RFVILLA VIELVA, ILMO. SR. D. P E -
DRO DE PALOL SALELLAS y D. ANTONIO CUADROS SAI AS. Precio, 100 ptas.
34. CAPARRA (CACERES), por J. M . BLÁZQUEZ. Precio, 250 ptas.
35. EXCAVACIONES E N E L CONJUNTO TALAYOTICO D E SON OMS (PALMA
DE MALLORCA. ISLA D E MALLORCA), por GUILLERMO ROSSELLÓ BORDOY.
Precio, 200 ptas.
36. E L TESORO D E V I L L E N A , por JOSÉ MARÍA SOLER GARCÍA. Precio. 500 ptas.
37. TRES CUEVAS SEPULCRALES GUANCHES (TENERIFE), por Luis DIEGO GUSCOY.
Precio. 250 ptas.
38. L A CANTERA D E LOS ESQUELETOS (TORTUERO, GUADALAJARA). por EMETE-
TERIO CUADRADO, MIGUEL FUSTE y RAMÓN JUSTÉ, S. J. Precio. 100 ptas.
39. E L COMPLEJO ARQUEOLOGICO D E TAURO ALTO (EN MOGAN. ISLA D E
GRAN CANARIA), por SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ. Precio, 100 ptas.
40. POBLADO D E PUIG CASTELLAR (SAN VICENTE DELS HORTE. BARCELONA),
por E . RIPOLL PERELLÓ, J. BARBERA FARRAS y M. LLONGLERAS. Precio. 100 ptas.
41. L A NECROPOLIS CELTIBERICA D E LAS MADRIGUERAS (CARRASCOSA D E L
DEL CAMPO, CUENCA), por MARTÍN ALMAGRO GORBEA. Precio, 250 ptas.
42. L A ERETA D E L PEDREGAL (NAVARRES. VALENCIA), por DOMINGO FLETCHER
V A L L S , ENRIQUE PLA BALLESTER y ENRIQUE LLOBREGAT CONESA. Precio. 100 ptas.
43. EXCAVACIONES E N SEGOBRIGA, por HELENA LOSADA GÓMEZ y ROSA DONOSO
GUERRERO. Precio, 250 ptas.
44. MONTE BERNORIO (AGUILAR D E CAMPOO, PALENCIA). por JULIÁN SAN V A -
LERO APARISI. Precio, 150 ptas.
45. MERIDA: L A G R A N NECROPOLIS ROMANA D E L A SALIDA DEL PUENTE
(Memoria segunda y última), por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO. Precio. 75 ptas.
46. E L CERRO D E L A VIRGEN, por WILHEM SCHÜLE y MANUEL PELLICER. Precio, 250
pesetas.
47. L A VILLA ROMANA D E L A TORRE LLAUDER D E MATARO, por MARIANO RI-
BAS BERTRÁN. Precio, 200 ptas.
48. S'ILLOT, por GUILLERMO ROSELLÓ BORDOY y OTTO HERMANN FREY. Precio, 200 ptas.
49. LAS CASAS ROMANAS D E L ANFITEATRO D E MERIDA, por EUGENIO GARCÍA
SANDOVAL. Precio, 400 ptas.
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50. MEMORIA D E L A EXCAVACION D E L A MEZQUITA D E MEDINAT AL-ZAHRA,
por BASILIO PAVÓN MALDONADO. Precio, 600 ptas.
51. EXCAVACIONES E N E L CIRCUITO FUNERARIO D E "SON BAULO D E DALT"
(SANTA MARGARITA, ISLA D E MALLORCA), por GUILLERMO ROSSELLÓ BOR-
DOY. Precio, 100 ptas.
52. EXCAVACIONES E N E L CERRO D E L R E A L (GALERA, GRANADA), por M A -
NUEL PELLICER y WLIHELM SCHÜLE. Precio, 100 ptas.
53. C U E V A D E L OTERO, por P. J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, D R . M . A. GARCÍA GUINEA y
A. BEGINES RAMÍREZ. Precio, 250 ptas.
54. CAPARRA II (CACERES), por J. M . BLÁQUEZ. Precio, 250 ptas.
55. CERRO D E LOS SANTOS (MONTEALEGRE D E L CASTILLO, ALBACETE), por
A. FERNÁNDEZ DE AVILES. Precio, 350 ptas.
56. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N IBIZA, por MARÍA JOSÉ ALMAGRO GORBEA.
precio, 200 ptas.
57. EXCAVACIONES E N NIEBLA (HUELVA), por JUAN PEDRO GARRIDO ROIZ y ELENA
a
M. ORTA GARCÍA. Precio, 200 ptas.
58. CARTEIA, por DANIEL E . WOODS. FRANCISCO COLLANTES DE TERÁN y CONCEPCIÓN
FERNÁNDEZ-CHICARRO. Precio, 400 ptas.
59. L A NECROPOLIS D E "ROQUES D E SAN FORMATGE" (EN SEROS. LERIDA),
por RODRIGO PITA M E R C É y Luis DÍEZ-CORONEL Y MONTULL. Precio. 250 ptas.
60. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS CELTIBERICA D E RIBAS D E SAELICES,
por EMETERIO CUADRADO. Precio, 250 ptas.
61. EXCAVACIONES E N MONTE CILDA (OLLEROS D E PISUERGA, PALENCIA),
por M . A. GARCÍA GUINEA, J. GONZÁLEZ ECHEGARAY y J. A. SAN MIGUEL RUIZ. Pre-
cio, 400 ptas.
62. OTRA C U E V A ARTIFICIAL E N L A NECROPOLIS "MARROQUIES ALTOS", DE
a
JAEN (CUEVA IV), por M . ROSARIO LUCAS PELLICER. Precio, 150 ptas.
63. EXCAVACIONES E N H U E L V A , E L CABEZO D E L A ESPERANZA, por JUAN P E -
DRO GARRIDO ROIZ. Precio, 150 ptas.
64. A V A N C E A L ESTUDIO D E LAS CUEVAS PALEOLITICAS D E L A HOZ Y LOS
CASARES (GUADALAJARA), por ANTONIO BELTRÁN MARTÍNEZ e IGNACIO BARAN-
DIARÁN MAESTU. Precio, 200 ptas.
65. EXCAVACIONES E N L A "TORRE D E PILATOS" (TARRAGONA), por ALBERTO
BALIL. Precio, 300 ptas.
66. TOSCANOS. por HERMANFRID SCHUBERT, HANS GEORG NIEMEYER y MANUEL PELLICER
CATALÁN. Precio, 700 ptas.
67. CAPARRA III, por J. M . BLÁZQUEZ. Precio, 300 ptas.
68. E L TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES E N "EL CARAMBOLO", por J. DE
M. CARRIAZO. Precio, 350 ptas.
69. E L TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES D E EBORA, por J. DE M . C A -
RRIAZO. Precio, 250 ptas.
70. ALCONETAR, E N L A VIA ROMANA D E L A PLATA. GARROVILLAS (CACERES),
por L . CABALLERO ZOREDA. Precio, 500 ptas.
71. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS D E "LA JOYA", H U E L V A , por J. P. G A -
RRIDO ROIZ. Precio, 400 ptas.
72. APORTACIONES D E LAS EXCAVACIONES Y HALLAZGOS CASUALES (1941-
1959) A L MUSEO ARQUEOLOGICO D E SEGOVIA, por ANTONIO MOLINERO PÉ-
REZ. Precio, 1.000 ptas.
73. E L POBLADO D E A L M A L L U T X (ESCORCA, BALEARES), por MANUEL FERNÁNDEZ
MIRANDA, BARTOLOMÉ ENSEÑAT y CATALINA ENSEÑAT. Precio, 450 ptas.
74. EXCAVACIONES ALTOMEDIEVALES E N LAS PROVINCIAS D E SORIA, LOGRO-
ÑO Y BURGOS, por ALBERTO DEL CASTILLO. Precio. 500 ptas.
75. POLLENTIA: I. EXCAVACIONES E N SA-PORTELLA (ALCUDIA), por ANTONIO
ARRIBAS.
76. EXCAVACIONES E N L A C U E V A D E LOS CASARES, por IGNACIO BARANDIARÁN.
Precio ptas.
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NOTICIARIO ARQUEOLOGICO HISPANICO
Paralelo a la serie reseñada de "Memorias", desde 1953 se publicó el "Noticiario Arqueo-
lógico Hispánico", por el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas. Desde 1968. al
organizarse de nuevo la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, se sigue publi-
cando el "Noticiario" en uno o más volúmenes cada año.
TOMO I, 1953. Precio, 1.500 ptas.
TOMO II, 1955. Precio. 1.500 ptas.
TOMO II-IV, 1954-1955. Precio, 2.000 ptas.
TOMO V , 1956-1961. Precio, 600 ptas.
TOMO VI, 1962. Precio, 2.000 ptas.
TOMO VII, 1963. Precio, 1.000 ptas.
TOMO VIII-IX, 1964-1965. Precio, 1.500 ptas.
TOMO X-XI-XII, 1966-1968. Precio, 1.000 ptas.
TOMO XIII-XIV, 1969-1970. Precio, 1.500 ptas.
TOMO X V , 1971. Precio, 1.300 ptas.
TOMO XVI, 1971. Precio, 2.000 ptas.
M E M O R I A S D E L A MISION A R Q U E O L O G I C A ESPAÑOLA E N E G I P T O
En 1963 se comenzó la publicación de la serie de las "Memorias de la Misión Arqueo-
lógica Española en Egipto" por el Comité Español de la UNESCO para Egipto y Sudán,
con sede en el Palacio del Museo Arqueológico Nacional, Serrano, 13, Madrid (1).
I.—ANTIGÜEDADES CRISTIANAS D E L A ISLA D E KASAR-ICO (SEGUNDA CA-
T A R A T A D E L NILO, SUDAN), por FRANCISCO J . PRESEDO. 1963. Precio, 300 ptas.
II.—LA NECROPOLIS MEROITICA D E NAG-SHAYEG (ARGIN, SUDAN), por M A -
NUEL PELLICER CATALÁN. 1963. Precio, 300 ptas.
m.—EXCAVACIONES E N L A REGION D E MASMAS (EGIPTO), por MARTÍN ALMA-
GRO, EDUARDO RIPOLL y Luis MONREAL. 1963. Precio. 300 ptas.
LV.—LA FORTALEZA NUBIA D E CHEIKH DAUD, TUMAS (EGIPTO), por FRANCISCO
J. PRESEDO VELO. 1964. Precio, 350 ptas.
V.—LAS NECROPOLIS MEROITICAS, D E L GRUPO "X". Y CRISTIANAS D E N A G -
EL-ARAB (ARGIN, SUDAN), por MANUEL PELLICER y MIGUEL LLONGUERAS. 1965.
Precio, 500 ptas.
VI.—LA NECROPOLIS MEROITICA D E N E L L U A H (ARGIN SUR. SUDAN), por M I -
GUEL ANGEL GARCÍA GUINEA y JAVIER TEIXIDOR. 1965. Precio. 350 ptas.
VIL—EL POBLADO CRISTIANO DE L A ISLA D E ABKANARTI E N L A SEGUNDA
C A T A R A T A D E L NILO (SUDAN), por FRANCISCO I. PRESEDO VELO. 1965. Pre-
cio, 400 ptas.
VIIL—LA NECROPOLIS MEROITICA D E N A G GAMUS, MASMAS (EGIPTO), por
MARTÍN ALMAGRO. 1965. Precio, 600 ptas.
IX.—LAS INSCRIPCIONES RUPESTRES FARAONICAS ENTRE KOROSKO Y KARS
IBRIM (ORILLA ORIENTAL D E L NILO), por JESÚS LÓPEZ. 1966. Precio, 375 ptas.
X.—ESTUDIOS D E A R T E RUPESTRE NUBIO. I. YACIMIENTOS SITUADOS E N L A
ORILLA ORIENTAL D E L NILO, ENTRE N A G KOLORODNA Y KARS IBRIM
(NUBIA EGIPCIA), por MARTÍN ALMAGRO BASCH y MARTÍN ALMAGRO GORBEA. 1968.
Precio, 800 ptas.
11
XI.—LA NECROPOLIS D E L GRUPO "X" Y D E ARGIN SUR, por PRESEDO VELO,
BLANCO y PELLICER. Precio, 800 ptas.
INVENTARIA ARCHAEOLOGICA
El Instituto Español de Prehistoria, del C. S. I. O , en colaboración con la Unión Interna-
cional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas, publica desde 1958 el corpus "Inventaría
Archaeologica".
E. 1.—EL DEPOSITO D E L A RIA D E H U E L V A , por M . ALMAGRO. Fascículos 1 a 4. 1958.
Agotado.
E. 2. a E. 6.—M. ALMAGRO. Fascículo 5, 1960. Precio, 200 ptas.
E. 7. a E . 11.—M. ALMAGRO. Fascículo 6, 1960. Precio, 200 ptas.
E. 12. a E. 19.—M. ALMAGRO. Fascículo 7. Precio, 200 ptas.
TRABAJOS D E PREHISTORIA
El Instituto Español de Prehistoria del C. S. I. C , en colaboración con el Departamento
de Prehistoria de la Universidad de Madrid, publica desde 1960 a 1968 la serie 'Trabajos
de Prehistoria. Monografías"; sustituido en 1969 por la revista 'Trabajos de Prehistoria.
Nueva serie".
L—LAS PINTURAS RUPESTRES CUATERNARIAS DE L A C U E V A D E M A L -
TRAVIESO E N CACERES, por M . ALMAGRO. 1960. Precio, 170 ptas.
II.—LAS MAS ANTIGUAS FIBULAS CON PIE ALTO Y BALLESTA, por GUILLER-
MO SCHÜLE. 1961. Precio, 80 ptas.
12
m — L A ESTACION T A L L E R D E SILEX D E L'ARENY, por SALVADOR VILASECA.
1961. Precio, 150 ptas.
IV.—UNA T U M B A HISPAN O VISIGODA EXCEPCIONAL H A L L A D A E N E L T U -
RUÑUELO, M E D E L L I N (BADAJOZ), por MARÍA JESÚS PÉREZ MARTÍN. 1961. Pre-
cio, 150 ptas.
V . — E L AJUAR D E L "DOLMEN D E L A PASTORA" D E VALENTINA DEL ALCOR
SEVILLA); SUS PARALELOS Y SU CRONOLOGIA, por MARTÍN ALMAGRO.
1962. Precio, 80 ptas.
VI.—EL JABALIENSE, por MARCELO BÓRMIDA. 1962. Precio. 120 ptas.
VIL—PRECEDENTES Y PROTOTIPOS DE L A FIBULA ANULAR HISPANICA, por
EMETERIO CUADRADO. 1963. Precio, 250 ptas.
VIIL—LA NECROPOLIS D E C A N CANYIS, por SALVADOR VILASECA. 1963. Precio,
150 ptas.
IX.—EL PRECERAMICO E N E L DESIERTO D E A T A C A M A (CHILE), por MARIO
ORELLANA RODRÍGUEZ. 1963. Precio, 115 ptas.
X.—EXCAVACIONES E N E L "DOLMEN D E L A PIZARRILLA", por MARTÍN A L -
MAGRO. 1963. Precio, 90 ptas.
XI.—LA T U M B A ORIENTALIZANTE D E L A JOYA (HUELVA), por ELENA MARÍA
ORTA y JUAN PEDRO GARRIDO. 1963. Precio, 110 ptas.
XII.—ARQUEOLOGIA CHILOENSE, YACIMIENTOS Y MATERIAL LITICO, por
ISIDORO VÁZQUEZ ACUÑA. 1963. Precio, 150 ptas.
XIII.—LOS THYMATERIA LLAMADOS CANDELABROS D E LEBRIJA, por M . A L -
MAGRO. 1964. Precio, 210 ptas.
XIV—ARQUEOLOGIA D E L A COSTA NORDPATAGONICA, por M. BÓRMIDA. 1964.
Precio, 260 ptas.
X V . — L A C U E V A D E L A CARIGÜELA D E L PINAR (GRANADA). LOS ESTRATOS
NEOLITICOS D E L A EDAD D E L BRONCE, por M . PELLICER. 1964. Precio.
215 ptas.
XVL—LOS DOLMENES D E L A DEHESA D E L A ROCA DE L A M U E L A , por M . A L -
MAGRO. 1965. Precio, 125 ptas.
XVII.—SECUENCIA C U L T U R A L E N E L NEOLITICO D E FERNANDO POO, por
A. MARTÍN DEL MOLINO. 1965. Precio, 200 ptas.
XVIII.—LAS TRES TUMBAS MEGALITICAS D E ALMIZARAQUE, por MARÍA JOSEFA
ALMAGRO GORBEA. 1965. Precio, 200 ptas.
XIX.—INVESTIGACIONES PREHISTORICAS E N E L CURSO INFERIOR D E L RIO
SAUCE GRANDE, por ANTONIO G. AUSTRAL. 1965. Precio, 275 ptas.
X X . — L A NECROPOLIS D E L A EDAD D E L HIERRO D E BUENACHE D E ALAR-
CON (CUENCA), por HELENA LOSADA. 1966. Precio, 250 ptas.
XXL—LOS RECIPIENTES RITUALES METALICOS CON "ASAS D E MANOS" D E
L A PENINSULA IBERICA, por EMETERIO CUADRADO. 1966. Precio, 225 ptas.
XXII.—EL IDOLO D E CHILLARON Y L A TIPOLOGIA D E IDOLOS D E L BRONCE I
HISPANO, por MARTÍN ALMAGRO. 1966. Precio, 150 ptas.
XXIII. — L A C U E V A SEPULCRAL ENEOLITICA D E LARBONES (TERMINO D E PRA-
DELL), por SALVADOR VILASECA y FRANCISCO CAPAFONS. 1967. Precio, 175 ptas.
XXIV. —REPRESENTACIONES D E IDOLOS EN L A PINTURA RUPESTRE ESQUEMA-
TICA ESPAÑOLA, por PILAR ACOSTA MARTÍNEZ. 1967. Precio, 150 ptas.
XXV.—LOS IDOLOS "BETILOS" D E L BRONCE I HISPANO; SUS TIPOS Y CRONO-
LOGIA, por MARÍA JOSEFA ALMAGRO GORBEA. 1968. Precio. 250 ptas.
N U E V A SERIE
XXVL—1969. 406 págs. Precio, 1.000 ptas.
XXVIL—1970. 363 págs. Precio, 1.000 ptas.
XXVIII.—1971. 437 págs. Precio, 1.000 ptas.
XXIX.—1972. 354 págs. Precio, 1.000 ptas.
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MUSEO A R Q U E O L O G I C O N A C I O N A L
Se poseen fondos en el Museo Arqueológico Nacional de las siguientes publicaciones:
NOTICIA HISTORICO-DESCRIPTIVA D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, por
el excelentísimo señor don ANTONIO GARCÍA GUTIÉRREZ. 1876. Agotado.
MEMORIA A C E R C A D E ALGUNAS INSCRIPCIONES ARABIGAS D E ESPAÑA Y
PORTUGAL, por RODRIGO AMADOR DE LOS RÍOS Y VILLALTA. Precio, 800 ptas.
CATALOGO D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. 1883. Precio, 400 ptas.
CODICE M A Y A , DENOMINADO CORTESIANO. Ejemplar que se conserva en el Museo
Arqueológico Nacional (Madrid). Reproducción fotocromolitográfica hecha y publica-
da bajo la dirección de JUAN DE DIOS DE LA RADA Y DELGADO y JERÓNIMO L Ó P E Z DE
A Y A L A Y DEL HIERRO. 1892. Agotado.
CATALOGO D E MONEDAS ARABIGAS ESPAÑOLAS Q U E SE CONSERVAN E N E L
MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, por RADA Y DELGADO. Madrid. 1892. Pre-
cio, 500 ptas.
MONEDAS D E L A S DINASTIAS ARABIGO-ESPAÑOLAS, por ANTONIO VIVES Y ESCU-
DERO. 1893. Agotado.
GUIA HISTORICA Y DESCRIPTIVA D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. 1917.
Agotado.
TESORO D E ALISEDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado.
ANTIGÜEDADES PREHISTORICAS. Catálogo Sumario del Museo Arqueológico Nacional.
Precio, 150 ptas.
UNA VISITA A L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Segunda edición, por FRAN-
CISCO ALVAREZ-OSSORIO. 1925. Agotado.
CATALOGO SUMARIO D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Guía del Salón
a
de Numismática, por I. CALVO y M . DEL CASTRO RIVERO. 1926. Agotado.
¿AMULETOS?, CONOCIDOS COMO "OSCULATORIOS" ROMANO-CRISTIANOS, D E
BRONCE, HALLADOS E N ESPAÑA, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. 1929.
Agotado.
ENSEÑA ROMANA D E BRONCE; procedente de Pollentia (isla de Mallorca), que se
conserva en el Museo Arqueológico Nacional, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. 1929.
Agotado.
MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. IV CONGRESO INTERNACIONAL D E AR-
QUEOLOGIA, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Barcelona. 1929. Precio, 80 ptas.
CODICE-TROANO. Edición facsímil. 1930. Agotado.
M. A . N . CATOLICO D E LOS E X V O T O S D E BRONCE IBERICOS, por FRANCISCO A L -
VAREZ-OSSORIO. 1945. Agotado.
EL TESORO D E LEBRIJA. Nota acerca de las piezas de oro denominadas Candelabros de
Lebrija, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. 1931. Agotado.
L A U D E O CUBIERTA D E M A R M O L D E L SEPULCRO D E ALFONSO, HIJO D E L
CONDE PEDRO ANSUREZ, PROCEDENTE D E SAHAGUN, entregada a España
por el Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts
(Estados Unidos). 1932. Precio, 60 ptas.
PATIO ARABE D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Catálogo descriptivo, por
RAMÓN REVTLLA VIELVA. 1932. Precio, 600 ptas.
CORPUS VASORUM ANTIQUORUM. España. Fase. I, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. 1939.
Precio, 1.200 ptas.
HOMENAJE Q U E TRIBUTA E L PATRONATO Y FUNCIONARIOS FACULTATIVOS
DEL MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL A DON JOSE RAMON MELIDA Y
ALINARI (Notas biográficas y bibliográficas). Agotado.
CATALOGO D E LOS PONDERALES MONETARIOS D E L MUSEO ARQUEOLOGICO
NACIONAL, con diversas notas numismáticas, por F. MATEU Y LLOPIS. 1934.
Agotado.
CORPUS VASORUM ANTIQUORUM. Fase. II, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Precio, 1.200
pesetas.
LAS MONEDAS VISIGODAS D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, por F . M A -
TEU Y LLOPIS. 1936. Agotado.
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MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Guía de las instalaciones de 1940. 1940. Precio,
120 ptas.
GUIA D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Publicación del Ministerio de Edu-
cación Nacional. Dirección General de Bellas Artes. Segunda Edición. 1965. Precio,
100 ptas.
A D Q U I S I C I O N E S D E L MUSEO A R Q U E O L O G I C O N A C I O N A L
El Museo Arqueológico Nacional, con sede en Serrano, 13, Madrid (1), inició la publi-
cación en 1917 de la serie de sus "Adquisiciones".
ADQUISICIONES 1917.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado.
ADQUISICIONES 1918.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA.-Agotado.
ADQUISICIONES 1919.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado.
ADQUISICIONES 1920.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por IOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado.
ADQUISICIONES 1930-31.—OBIETOS D E L A E D A D D E L BRONCE. Tres hachas de
a
Aldea de Vara (Lugo), y una espada de Alconétar (Cáceres), por JOAQUÍN M . NAVAS-
CUÉS Y DE JUAN. Precio, 40 ptas.
COLECCION D E ANTIGÜEDADES GRIEGAS, GRECO-ROMANAS Y CRISTIANAS,
donadas por Fr. Francisco Roque Martínez, por FELIPA NIÑO Y MÁS. Precio, 40 ptas.
COLECCION D E ANTIGÜEDADES GRIEGAS Y ROMANAS QUE PERTENECIO A
LOS SEÑORES MANRIQUE D E LARA, por RAMÓN G I L MIQUEL. Precio, 40 ptas.
ZARCILLOS, COLGANTES Y OTRAS JOYAS D E DIVERSAS EPOCAS, por RAMÓN G I L
MIQUEL. Precio, 40 ptas.
JOYAS D E ORO POST-HALLSTATICAS, procedentes de Cangas de Onís (Oviedo), por
FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Agotado.
COLECCION D E ANTIGÜEDADES Q U E PERTENECIERON A L SR. MARQUES D E
a
MONSALUD, por JOAQUÍN M . DE NAVASCUÉS Y DE JUAN. Precio, 40 ptas.
ESCULTURA D E MARMOL, ROMANA, Q U E REPRESENTA A BACO, H A L L A D A E N
TORRENTE (Valencia), por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Precio, 40 ptas.
a
E S T A T U A R O M A N A D E SILENO, por IOAQÚÍN M DE NAVASCUÉS Y DE JUAN. Precio,
40 ptas.
MODIO ROMANO D E BRONCE, H A L L A D O E N PONTE PUÑIDE, por RAMÓN G I L
MIQUEL. Precio, 40 ptas.
a
INSCRIPCIONES ROMANAS D E T A L A V E R A D E L A REINA, por M . DEL CASTO RI-
VERO. Precio, 40 ptas.
LOS MARFILES D E SAN M I L L A N D E L A C O G O L L A , por EMILIO CAMPS CAZORLA.
Agotado.
COLUMNAS ESCULPIDAS ROMANICAS PROCEDENTES D E L MONASTERIO D E
SAN PELAYO D E ANTEALTARES (SANTIAGO D E COMPOSTELA), por Luis
VÁZQUEZ DE PARGA. Precio, 40 ptas.
RELIEVE D E ALABASTRO D E L TALLER D E FORMENT, por Luis VÁZQUEZ DE PARCA.
Precio, 40 ptas.
TEJIDOS D E DIVERSAS EPOCAS, por FELIPA NIÑO Y MÁS. Precio, 40 ptas.
LAPIDAS SEPULCRALES D E T O L E D O , por RAMÓN REVILLA VIELVA. Precio, 40 ptas.
VASO ARABE, ENCONTRADO E N JEREZ D E L A FRONTERA, por RAMÓN REVILLA
VIELVA. Precio, 40 ptas.
C E R A M I C A C A T A L A N A D E T E R U E L Y D E V A L E N C I A , por RAMÓN REVILLA VIELVA.
Precio, 40 ptas.
SILLAS D E L CORO D E SANTA C L A R A , D E ASTUDILLO, por EMILIO CAMPS CAZORLA.
Precio, 40 ptas.
ARMARIO MORISCO, PROCEDENTE D E T O L E D O , por EMILIO CAMPS CAZORLA. Pre-
cio, 40 ptas.
T E L A HISPANO-MORISCA Y BORDADOS MARROQUIES, por FELIPA NIÑO Y MÁS.
Precio, 40 ptas.
TEJIDOS PERUANOS PROCEDENTES D E L A COLECCION D E LOS SRES. SCHMIDT
Y PIZARRO, D E LIMA, por PILAR FERNÁNDEZ VEGA. Agotado.
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COLECCION NUMISMATICA, DONADA POR E L R. P. F R A Y FRANCISCO ROQUE
MARTINEZ, O. F. M . , E INGRESOS VARIOS, por F. MATEU LLOPIS. Precio,
40 ptas.
MONETARIO Q U E PERTENECIO A DON BASILIO SEBASTIAN CASTELLANOS, por
F. M A T E U Y LLOPIS. Agotado.
TOMO COMPLETO ADQUISICIONES 1930-31. Precio, 360 ptas.
ADQUISICIONES 1932.—LAUDA D E M A R M O L NEGRO, por RAMÓN REVILLA VIELVA.
Agotado.
a
COLECCIONES D E NUMISMATICA Y D E GLIPTICA, por M . DEL CASTO RIVERO y
F. M A T E U LLOPIS. Agotado.
PILA BAUTISMAL ROMANICA D E MAZARIEGOS (BURGOS), por RAMÓN REVILLA
VIELVA. Agotado.
ADQUISICIONES 1933-34.—COLECCION D E ANTIGÜEDADES QUE PERTENECIO A
DON AURELIANO FERNANDEZ-GUERRA, por Luis VÁZQUEZ DE PAROA. Pre-
cio, 40 ptas.
RELIEVE ROMANICO D E L BAUTISMO D E CRISTO, por Luis VÁZQUEZ DE PARGA.
Precio, 40 ptas.
a
COLECCIONES D E NUMISMATICA Y GLIPTICA, por M . DEL CASTO RIVERO y F. M A -
TEO Y LLOPIS. Precio, 40 ptas.
LAPIDA D E LOS ALMORAVIDES, por RAMÓN REVILLA VIELVA. Precio. 40 ptas.
COLECCION D E CERAMICA Y OBJETOS D E PIEDRA INDIGENA COSTARRICEN-
SES, DONADOS POR E L GOBIERNO D E COSTA RICA A L D E ESPAÑA, por
FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Precio, 40 ptas.
ADQUISICIONES D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. 1940-45. Precio. 600
pesetas.
M E M O R I A S D E LOS MUSEOS A R Q U E O L O G I C O S P R O V I N C I A L E S
A partir de 1940 se inició la serie "Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales"
por la extinguida Inspección General de Museos Arqueológicos.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES. 1940. Agotado.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES. 1941. Agotado.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1942. Agotado.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1943. Vol. IV.
Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1944. Vol. V.
Precio, 600 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1945. Vol. VI.
Precio, 600 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1946. Vol. VIL
Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES. 1947. Vol. VIII.
Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1948-49. Vols.
IX-X. Precio. 600 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1950-51. Vols.
Xl-XII. Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1952-53. Vols.
XIII-XIV. Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES. 1954. Vol. X V .
Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1955-57. Vols.
XVI a XVIII. Precio, 500 ptas.
MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1958-61. Vols.
XIX a XXII. Precio, 500 ptas.
16
Servicio de publicaciones del V : a íiL^iciun j '.¡er ,¿