Insight Comprension y Cambio
Insight Comprension y Cambio
Insight Comprension y Cambio
6 – Julio 2013
Jordi Sala – Insight, comprensión y cambio
Jordi Sala
Uno de los problemas que pueden presentar los conceptos que forman el cuerpo teórico
del psicoanálisis es que con el tiempo y el uso su significado se amplía y deviene
impreciso, perdiendo significación precisamente por exceso de significación. En este
proceso puede ocurrir que un concepto matriz dé lugar a otros conceptos que precisan y
enriquecen la comprensión. Pero también puede suceder que se dé una tal fragmentación
de significados que la comprensión entre profesionales se haga más y más difícil.
El concepto insight, en otro tiempo más en boga, parece haber perdido presencia
en la literatura analítica. ¿Se habrá vuelto demasiado impreciso? ¿Será fuente de
malentendidos? ¿O tal vez disponemos de nuevas maneras de explicar los fenómenos que
trataba de recoger el concepto?
Las reflexiones que trato de describir a continuación se inspiran en el diálogo con
diferentes autores a través de unos textos que me han interesado. Espero que sirvan para
clarificar en algo qué queremos decir cuando nos referimos al insight así como para
pensar si este concepto nos sigue siendo útil.
una hipótesis preexistente, de manera que las aportaciones del analista no harían sino
confirmar los planteamientos del paciente.
Es interesante notar que para Kris, el insight adecuado, auténtico, no es tanto un
estar el paciente en sintonía con las posiciones del analista, ni un estar del paciente en
sintonía con sus propias fantasías previas explicativas, sino el sintonizar con el sentido y
la estructura del proceso, es decir, con la finalidad de buscar el sentido auténtico
inconsciente de la experiencia y de la vida mental del paciente.
Considerando que el insight es, en parte, un conocimiento por experiencia nos
hemos de preguntar si es una condición necesaria en el tratamiento analítico sin la cual
no podría haber un verdadero cambio. Sandler y Dreher (1997) creen que no. “Si bien en
el tratamiento analítico se procura conseguir insight, hoy en día este ya no es visto como
un requerimiento absolutamente necesario sin el cual el análisis no podría continuar (…)
en lugar de eso debemos procurar la consecución de una capacidad de auto-observación.”
Estos autores consideran que es mucho más decisiva la capacidad de auto-observación,
algo que ayudaría al paciente a conocer mejor sus funcionamientos, capacidades y límites,
aunque no comprendiese su significado inconsciente subyacente. Tener una idea más
cabal de la clase de experiencia que se está viviendo en un momento dado ayuda a
mejorar el control y facilita que la persona pueda aceptar mejor su realidad psíquica. Sin
embargo creo que esta posición nos hace sentir un poco incómodos. ¿Hemos de aceptar
que nuestra misión con el paciente se reduce a facilitar la auto-observación?
Esperamos, por supuesto, que a lo largo del proceso analítico el paciente desarrolle
una mayor capacidad de auto-observación. Y la favorecemos con nuestros señalamientos
y observaciones. Con esto estamos contribuyendo a vigorizar una función mental
compleja que tiene como misión básica conocer los propios funcionamientos mentales y
relacionales. El insight constituye otro factor de esta misma función que tendría relación
con el vínculo K de Bion. Pero el conocimiento de sí, si se asume en todas sus
consecuencias, tiene que ir más allá de la simple adquisición –por observación o
inferencia– de una nueva información sobre la manera como opera la propia mente.
Tratándose de un conocimiento por experiencia sobre algo personal es inevitable que
provoque alguna clase de turbulencia emocional en el sujeto: por lo menos la turbulencia
que sigue al darse cuenta de haber estado funcionando en base a concepciones erróneas
que producen dificultades y sufrimiento a sí mismo y a los demás.
Ogden (1997) considera que “la experiencia analítica es fundamentalmente un
proceso a través del cual la capacidad para la auto-consciencia se expande y se enriquece.
La importancia del insight, desde esta perspectiva, reside en la manera como facilita la
experiencia de objetivar un elemento del self, convirtiéndolo en un objeto para ser “visto”.
Así el insight no solo es un proceso a través del cual se desarrolla comprensión de sí
mismo, incluidos aspectos de la experiencia inconsciente del pasado, sino un vehículo
importante para la substanciación del yo/mi (‘me’) como objeto y la simultánea
elaboración del yo (‘I’) como sujeto”. Como vemos, Ogden nos está hablando de una
elaboración desde el “mí” como objeto (de conocimiento) hacia el “yo” como sujeto (de
conocimiento). Entiendo que se está refiriendo a un movimiento de integración que
vendría a representar lo siguiente: este “mí” que antes ignoraba y ahora veo y reconozco,
soy “yo” mismo, cosa que asumo en todas sus consecuencias.
La función emocional de conocer es una función compartida, dialogada con otro.
No puede ser de otra manera. Se fue interiorizando en el seno de la relación con la madre.
Y en cada momento implica en el mundo interno un diálogo de posiciones diferenciadas.
Esto es igualmente cierto si consideramos el trabajo analítico: las vicisitudes de la
relación paciente/analista son el vehículo principal de conocimiento. Schafer (2003)
cuestiona la creencia tradicional de que el insight es impartido a los analizados y siempre
de manera unidireccional, del analista al paciente. Considera que el insight es
primeramente para el analista y plantea que se trata de una formulación para un
momento. La formulación del analista es provisional y entra en el diálogo con el paciente
a través de la interpretación. El analista ha entendido algo (insight fiable) y sostiene esta
comprensión, la da a conocer al paciente, de manera abierta, para ser considerada. El
analista, en la medida que confía en sus capacidades y en el método, sostiene su hipótesis
con una cierta firmeza pero no la cierra ni la satura, atento a observar cómo se relaciona
el paciente con este nuevo conocimiento que se le presenta. Recordemos una vez más: el
conocimiento que se busca y se obtiene en el seno de la relación analítica es siempre un
conocimiento emocional de cómo el inconsciente del paciente se actualiza en la relación
Creo de interés en este punto recordar la preocupación de Heidegger (1943) por las
cuestiones de la verdad y la falsedad. La verdad (la ilatencia) tendría relación, ya en la
filosofía griega, con la abolición de la ocultación, la eliminación de la latencia. Esto
implicaría que la verdad es una cuestión conflictiva que se ha de ocultar. Y que aparecería
solo después de una operación de desvelamiento, operación mental que puede pasar
desapercibida, tener lugar en la oscuridad. No se trataría de una visión abierta, auto-
evidente del ser (que entiendo aquí como sinónimo de lo verdadero cuando se
manifiesta): “Para pensar el ser (…) lo único que hace falta es el simple despertar a la
proximidad de todo ente inaparente e insignificante, un despertar que de repente ve que
el ente es (…) el ser del ente se muestra cuando se muestra, cada vez, solo de repente (…)
(un despertar que) procede a saltos porque el auténtico pensamiento no conoce los
puentes, ni las barreras, ni los escalones del explicar (…)”. Se me disculpará el
atrevimiento de citar a Heidegger de manera tan parcial y fragmentaria. Pero, un
despertar que de repente ve, un fenómeno mental que consiste en entender un
funcionamiento del mundo interno de golpe, de una vez, de repente, una comprensión
inmediata y clara, ¿no es la descripción de lo que conocemos como intuición?
La intuición es una forma de conocimiento en la que lo conocido se presenta a la
consciencia de forma inmediata. Una cosa se hace evidente de repente y de manera
completa. En general se contrapone la intuición a formas deductivas o inductivas de
inferencia a partir de argumentaciones y razonamientos previos abiertos. Este no es el
caso de la intuición. Dentro de la fenomenología se considera que mientras la actividad
intelectual del pensar analiza y descompone la realidad externa, la actividad de la
intuición es como un impulso que capta lo viviente, lo que se hace y se transforma sin
parar. En el acto de intuir lo conocido se nos presenta como un todo. Pero ¿qué
suponemos que ocurre en el proceso que termina como intuición súbita que pone de
manifiesto la cosa como un todo? Diría que, en el acto de intuir, los vínculos que
relacionan los aspectos escindidos se hacen evidentes de una vez y tienen como
consecuencia mostrar la cosa intuida, hasta el momento fragmentada y no reconocida en
su totalidad, precisamente como un todo significativo.
Regresemos a la cuestión de la relación paciente/analista. En ella se va
este auténtico insight, tan cerca del aproximarse a la verdad, de otro tipo de conocimiento
intelectual o ‘pseudoinsight’ que tiende hacia lo opuesto, es decir, a la evitación de la
verdad”. Se trata de un conocimiento que compromete en la medida que evidencia
funcionamientos que pertenecen al sujeto y que implican/perjudican a sí mismo y a otros.
Esta clase de conocimiento exige, por así decir, alguna clase de modificación, una acción
mental, un movimiento reparador de parte del sujeto implicado.
Por tanto, podemos decir que el proceso de conocer no es gratuito sino que implica un
coste emocional y, a menudo, una naturaleza conflictiva sin los cuales lo conocido no
pasaría de ser una acumulación de información que deja poco margen para ser usado
creativamente y para el cambio.
A mi modo de ver, todo auténtico insight tiene una naturaleza conflictiva. Y al
menos por dos razones: en primer lugar por que presenta evidencias de un vivir engañado
que ha producido síntomas y sufrimiento, y en segundo lugar por que aporta pruebas,
digámoslo así, de la parte de responsabilidad que uno ha tenido en la creación y
mantenimiento del engaño. Implica, pues, un reconocimiento doloroso, una toma de
contacto con la realidad psíquica y un asumir responsabilidad por la presencia de esta
realidad y sus consecuencias. En eso debe consistir la verdadera integración, aspecto que
he visto remarcado en todos los trabajos consultados que se ocupan del insight: un
movimiento integrador que tiene lugar en el seno de la personalidad.
Pero antes de terminar estos apuntes quisiera destacar todavía otro aspecto: desde
la vertiente de la relación analítica debemos considerar los aspectos creativos de todo
insight auténtico. Dentro del paciente dos o más aspectos escindidos se ponen en
contacto gracias al trabajo compartido en el encuentro de la sesión. Paciente y analista
han contraído y tratan de mantener un compromiso de búsqueda de la verdad presencial
fragmentada.
Damos por supuesto que, al hablar de aspectos escindidos, nos referimos a
10
aspectos que juntos no se toleran bien. La persona desestima saber el tipo de conexión
que estos aspectos tienen en la mente a causa del sufrimiento que tal contacto genera.
Podemos decir que lo que se rechaza es la percepción de la “totalidad”, o mejor dicho, la
percepción de los diferentes aspectos de “toda” la verdad en juego. Pero, como ya queda
dicho anteriormente, el acto creativo del insight revela que no solamente hay alguna clase
de actividad mental escindida, que ya en sí misma es lesiva para la mente, sino también
algún tipo de reparación pendiente. Se trata de un tipo de revelación que anuncia la
necesidad de un trabajo reparador. Si no se asume esta necesidad de reparar el insight
acaba siendo bien poca cosa.
En este sentido, pues, hacerse cargo de un insight no solamente quiere decir
aceptar la parte de verdad descubierta sino reconocer la forma inadecuada como uno se
ha ido manejando con ella, y, por tanto, pasar por algún tipo de duelo. Creo que si el
reconocimiento es sincero implica, por lo menos, un dejar en suspensión, un renunciar a
la acción continuada de los mecanismos negadores y de escisión.
Resumiendo: he considerado diversas aproximaciones a la cuestión del insight
como comprensión de aspectos del paciente, que se genera dentro de la relación analítica,
su relación con la intuición y con el cambio que promueve el insight auténtico. Y he
acabado planteando que el insight forma parte de la función emocional más general de
conocer. Esta función no se puede entender si no es dentro de una relación. En el seno de
la relación primera con la madre se genera y se desarrolla y hay que entender que forma
parte de la tendencia a integrar y de la necesidad de estar en contacto con las propias
verdades emocionales, tendencia que se contrapone y se da simultáneamente con los
movimientos de escisión, proyección y negación puestos en marcha para evitar el
sufrimiento persecutorio y depresivo.
11
Referencias bibliográficas
Grinberg, L. (1980), “The Closing Phase of the Psychoanalytic Treatment of Adults and
the Goals of Psychoanalysis 'The Search for Truth about One's Self'”, International
Journal of Psychoanalysis, núm. 61, pp. 25-37.
12
Sandler, J. & Dreher, A.U. (1996), What do psychoanalysts want?, The New Library of
Psychoanalysis, London.
Resumen
Resum
En el present article sobre l'insight l'autor revisa aportacions diverses d'autors que li han
interessat i discuteix alguns aspectes de les seves aportacions. Planteja que l'insight és
cosa de dos i que és un factor d'una funció més general encaminada al coneixement i a la
13
cerca de veritat sobre si mateix. Juntament amb la tendència a la integració creixent dels
diferents aspectes de la personalitat hi ha altres moviments que tendeixen a escindir,
projectar i negar les veritats de la realitat psíquica personal ja que són font de sofriment
persecutori i depressiu.
Abstract
Insight has traditionally been considered a key issue in relation to understanding and its
connection to psychic change. In this paper, the author develops his argument that
insight belongs to a more general mental function that has to do with knowing. He
suggests that, like many other intrapsychic functions, it has its roots in the primary
relationship between mother an infant. Analysis enhances this function in the continuous
ongoing relationship between analyst and patient.
Jordi Sala
Psicólogo clínico
Psicoanalista SEP / IPA. Miembro titular didacta
Unitat de Psicoteràpia Psicoanalítica d’Infants i Joves. Sant Pere Claver – Fundació
Sanitària.
14