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El mundo de académico es apasionante y desafiante, pero no todas las personas tienen el

perfil y las actitudes para pertenecer a él. Se necesita un alto grado de pensamiento abstracto,
muy buena memoria para acumular grandes cantidades de información y un horizonte de
pensamiento cuestionador e irreverente. Todo ello permite a los académicos realizar estudios que
contribuyen al desarrollo en sus respectivos campos. Para esto, se preparan durante largos años y
dedican muchas horas al trabajo de investigación. En países como EE. UU. o algunos europeos, sus
publicaciones y liderazgo de opinión les permiten alcanzar prestigio, comodidad e incluso
participar en la toma de decisiones fundamentales para las políticas públicas, beneficios que
vuelven atractiva su labor. En contraste, una investigación reciente ha mostrado que los
académicos en el Perú tienen muchas desventajas que no son fácilmente solucionables.
Revisemos algunas de las más importantes.
En primer lugar, se señala que, debido al excesivo tiempo que pasan en la universidad
(sobre todo los profesores de tiempo completo), están muy desconectados de la vida cotidiana
fuera de los muros universitarios. La universidad es y siempre será una burbuja; no tiene el ritmo,
la exigencia, el estrés y la rapidez que existen en instituciones estatales o privadas. Por esa razón,
suelen juzgar el mundo desde sus propios anteojos: el del conocimiento y los títulos
universitarios. De esta manera, el académico suele suponer que alguien con un Phd. o maestría en
una universidad extranjera siempre va a ser mejor que alguien con menos títulos; olvidan que hay
personas con una gran experiencia en el mundo de la toma de decisiones, como son la arena de la
política y los negocios. Así, el académico debe lidiar con el problema de estar en el mundo del
conocimiento, pero totalmente desligado al mundo práctico de la vida.

En segundo lugar, los académicos deben soportar una gran cantidad de carga laboral para
asegurarse una vida cómoda. En el Perú, si un académico quiere salir adelante, tiene que ser un
pulpo. No solo debe enseñar en la universidad, también debe involucrarse en un trabajo que le
garantice el financiamiento y desarrollo de una investigación, y debe realizar seminarios, talleres,
charlas o trabajos puntuales para diversas instituciones. De este modo, a diferencia del ejecutivo
de una corporación o un alto funcionario público, el académico debe trabajar mucho más que
cualquier otro profesional para cubrir un mínimo de ingresos que le garanticen tranquilidad y
confort. Y debido al poco impacto e importancia que se le suele dar a su trabajo, es considerado
un profesional fácilmente prescindible. Por esa razón, los académicos se refugian con todas sus
fuerzas en los claustros universitarios, en donde saben que estarán seguros y con mayores
chances de ascenso —lo cual tampoco es fácil. Finalmente, el estudio publicado señala que los
académicos en el Perú trabajan muchas horas gratis. En efecto, los artículos académicos, libros,
análisis de coyuntura, conferencias, charlas, asesorías, etc. muchas veces no son remunerados.
Esto es una seria desventaja, porque el académico le dedica horas-hombre al conocimiento que
produce y, muchas veces, no recibe nada a cambio. Como respuesta, muchos han optado por
perfilarse como consultores. El problema es que la mayoría de ellos no tiene perfil de empresario,
por lo que puede ser consultor, mas no llegará a conformar realmente una empresa consultora.
Hay excepciones, pero los resultados indican que un académico difícilmente será un empresario.
De esta manera, debe encontrar el balance entre el realizar una labor que les da prestigio y
renombre, y el no recibir la remuneración adecuada por la cantidad de horas dedicadas a su
actividad.

Pérez, E. (15 de diciembre de 2012). Lo bueno y fo molo de lo ocodémico como profesión. Página
de autor. httos:ficarloseduardoperezcrespo.bloespot.comi2012/12/10-bueno-v-lo-malo-de-lo -
academico-como.html

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