30 Dias Eternos.2
30 Dias Eternos.2
30 Dias Eternos.2
Tenía 16 años, era loca, determinada, con problemas familiares y con un temperamento
que daba miedo. De más pendeja me peleaba con mi viejo por que él era un boludo que
no servía porque mi madre se encargaba de todo mientras él se encargaba de adornar el
sillón y ver televisión, nunca hizo nada ni por él ni por su familia, un día se cansó y se fue
de casa, razón por la cual mamá se partía el lomo para cuidarme a mi y sus mis
hermanos menores, Mateo y Benja, yo realmente no llegaba a entenderlos y por ende
teníamos una mala relación donde siempre terminaban aliados en contra mío.
Día 30 antes de…
Caminaba por la vereda con los auriculares escuchando rock nacional y buscaba la forma
de “romantizar” mi vida por más pésima que fuera, el sol me daba en la cara y las dos
horas de sueño que tenía se me empezaban a notar, estaba bastante cansada pero
quería despejar la mente y salir un rato. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue
tomar un café mientras escuchaba a mamá renegar con Benja porque no se quería
cambiar para ir al colegio, me tiré en la cama y caí rendida ante el sueño. Cuando
desperté no había nadie en casa, “por fin paz” pensé y puse música a todo volumen, se
sentía como estar en un recital y estaba viviendo un muy lindo momento cuando todo se
me vino abajo y escuché que alguien me llamaba al celular entre tanto ruido, era mamá
que me dijo que vaya a la casa de mi abuela, una vieja amarga llena de plantas y sin nada
que hacer más que cuidarlas. En ese momento no se me hizo raro tener que ir a lo de mi
abuela porque iba bastante seguido pero se me hizo raro cuando llegué y estaban mi ella
y mi mamá sentadas esperándome.
Día 27 antes de…
Me levante un poco más tarde que de costumbre, tomé un café escuchando música como
siempre y ayudé a Benja a hacer las tareas que le había dejado la de ciencias sociales,
Benja me decía que le caía mal y que les daba mucha tarea, debía ser relativamente más
fácil que la mía, el día era aburrido porque Mateo seguía durmiendo y mi parte favorita del
día es pelearle ya que es de los únicos momentos en los que me puedo relacionar con él.
Mamá ya se había ido con los chicos y estaba sola, admito que me encantaba estarlo
pero me divertía más con los chicos. Me preparé para ir al colegio, tenía menos de tres
meses en él y solo tenía dos amigos, Alvaro y Luchi, eran buenos amigos, bastante
atentos y eran mi escapatoria de todo lo que me pasaba por más que fueran cosas
buenas o malas. Ese día los invité a casa con la excusa de tener que hacer tarea, no era
del todo mentira pero tenía que decirles algo importante.
Día 20 antes de…
Había pasado una semana, la más eterna de mi vida, les conté a Alvaro y a Luchi que
mamá me dijo que nos teníamos que mudar a otra provincia porque la habían trasladado
del trabajo, se enojaron conmigo por no contarles cuando me enteré, tenía mis motivos y
pensaba no decirles nada y desaparecer pero no, no soy así, esta última semana nos
juntábamos cada día para despedirme y hacíamos cosas como tomar mates en la plaza
mientras hablábamos, era muy lindo pero tenía que olvidarlos. Preparé mis cosas
mientras estaban todos a los gritos por que se nos hacía tarde y se nos iba el avión,
Mateo estaba llorando porque no quería irse pero lo consolé diciéndole que las cosas
serian mejor y que le compraría un helado cuando lleguemos, se conformó con eso y dejó
de llorar, que fáciles que son los niños.
El avión salió y me di cuenta de que me había olvidado el cargador en el aeropuerto “Qué
boluda que soy” pensé, pero no me importó mucho.
El avión aterrizó, nos fuimos al hotel y nos acomodamos, la habitación era chica y las
camas duras e incómodas, el baño estaba medio sucio y el servicio era pésimo pero
bueno, no puedo esperar mucho de un hotel 2 estrellas. Ese mismo día tenía que
empezar el colegio de nuevo, mamá me había inscrito un par de semanas antes sin
avísame nada y me enojé con ella porque quería descansar pero no, me bañé y me
cambié, un momento antes de salir mamá me preguntó si estaba nerviosa o estaba
emocionada por empezar
-No sé – le contesté con un tono desinteresado
me miré al espejo para ver si estaba decente, salí del hotel y me tomé el colectivo, las
líneas eran desastrosas y no tenían conexiones ni paradas en común pero ya me iba a
acostumbrar, llegué al colegio y me sorprendió lo grande que era, el patio era inmenso y
estaba lleno de bancos en buen estado y no estaban escritos con corrector, me
sorprendió, había grupos de adolescentes marginados en cada lugar por el que pasaba y
parecía que no me iba a ir tan mal. Ni bien entré al curso me habló un chico, Ramiro, era
lindo, tenía el pelo castaños y ojos marrones, una mirada penetrante y misteriosas, me dio
buenas vibras
-Hola ¿Cómo estás? – dijo con una sonrisa en la cara
-Hola, bien supongo – dije con nervios notorios
- ¿Cómo te llamas? – dijo
No le llegué a responder por que él profesor nos retó por estar hablando mientras él
copiaba en el pizarrón grande y sucio. Ramiro me cayó bien y hablamos un poco después
de eso, me enteré que tiene tres gatos y que le gusta mucho el rock nacional, ese mismo
día me invitó a su casa y pensé que estaba yendo medio rápido ya que no tenía ni un día
de haberme conocido pero no le di importancia y fui igual, la casa era grande y tenía
paredes blancas y altas que me generaban calidez. Me dijo que si quería ir a su
habitación y accedí, hablamos por un buen rato y extrañamente conecté rápido e
intensamente con él, no suele pasarme eso porque trato de no tener muchas relaciones
por miedo a joderlas o a molestar a la persona con la que me relaciono.
Día 16 antes de…
La otra vez que me junte con Ramiro volví al hotel y me tiré en la cama, estaba cansada y
mi batería social se había agotado. Desperté al día siguiente y me preparé para ir al
colegio pero cuando llegué, Ramiro no estaba, se me hizo raro porque según lo que me
dijo no solía faltar al colegio por miedo a quedarse libre ya que tenía demasiadas faltas, le
mandé mensajes y lo llamé pero no contestaba y me estaba empezando a preocupar,
pero decidí esperar, capaz que estaba demorado, fue una idea errónea porque nunca
llegó, saliendo del colegio corrí a su casa y toqué el timbre, me atendió su madre y le
pregunté si no había visto a Ramiro o si no salió para el colegio, me dijo que había salido
a la mañana para ir al colegio, con el corazón en la boca corrí a buscarlo en la plaza
donde nos juntamos los últimos cuatro días desde que nos conocimos, estaba ahí, tirado
en el piso sucio lleno de hojas y tierra, le pegué una patada
-¿QUÉ TE PASA PELOTUDO? – Le grité con bronca y no me dijo nada
-¿ME ESTAS ESCUCHANDO? COMO VAS A HACER ESTO, MIRA SI TE PASABA ALGO
– Le grité más enojada aún
- Déjame en paz – me dijo
Me enojé una banda cuando me dijo eso y lo mandé a la mierda, tengo muchas razones,
llegué al hotel y me encerré en la habitación, me puse a sobrepensar “Y si no me quiere”,
“Y si ya no me aguanta más y por eso no fue al colegio” en fin, me largué a llorar y decidí
no hablarle mas para no ser una carga para él.
Día 13 antes de…
Después de ese día en la plaza, me mantuve distante de Ramiro, intentaba no hacerle
caso a sus mensajes y llamadas, pero no paraba de pensar en él. Mis pensamientos eran
un desastre “¿Había arruinado nuestra amistad?”, “¿Había sido muy mala con él?” Me
sentía confundida y culpable. Pasaron unos días, y finalmente, recibí un mensaje de
Ramiro que decía -"Perdón por cómo te traté ese día, no quería que te sientas mal
¿Podemos hablar?" Al leer esas palabras, un alivio recorrió mi cuerpo, estaba dispuesta a
escuchar lo que tenía que decir. Esa tarde, nos encontramos a la plaza donde nos
juntábamos. Ramiro me dijo que estaba teniendo algunos problemas personales y que
había tenido un mal día, pero eso no tenía nada que ver conmigo. Me alivió escuchar eso
y saber que no era realmente mi culpa y nos reconciliamos.
El día siguiente en el colegio me dijo que quería que vaya a su casa a hablar, obvio le dije
que si. Cuando salimos del colegio fuimos a su casa y fuimos directamente a su
habitación, cerró la puerta
-Tengo que decirte algo importante – me dijo y me entró miedo, un miedo parecido al que
había sentido antes cuando mi mamá retaba.
-¿Qué pasó? – le dije preocupada
-Me gustas – Me dijo
se me heló la sangre, lo suponía pero no pensé que fuera a pasar, yo sentía lo mismo
pero no le dije porque no quería que me rechace o algo por el estilo, me fui corriendo sin
explicarle absolutamente nada y me fui a la plaza a sentarme y pensar en todo, “¿Qué le
digo?” pensé, si le decía que me gustaba y empezábamos una relación, probablemente la
cague y termine peor de lo que estoy, si le decía que no me gustaba y que no pensaba lo
mismo las cosas no iban a ser iguales y probablemente sería muy incomodo seguirle
viendo la cara en el colegio, era complicado pensar en algo. Fui al hotel y me puse a
llorar, la situación me sobrellevaba.
El día siguiente lo vi en el colegio y le dije que si quería hablar, accedió. Al salir del colegio
fuimos a la plaza y le dije que no estaba preparada para tener una relación y se fue
llorando, se veía realmente mal y la sonrisa con la que me miraba todos los días se había
desvanecido y no lo volví a ver.
Día 10 antes de…
Tres días después de haberlo rechazado me mandó un mensaje a las 2:00 AM del mismo
diciéndome que no podía estar sin mí y que realmente me necesitaba para vivir, se me
hizo demasiado rara la obsesión que había generado en tan solo 2 semanas de haberme
conocido, no era normal, Ramiro estaba realmente mal y no me di cuenta “Como puedo
ser así” pensé mientras me culpaba de todo.
Al día siguiente lo busqué en el colegio pero no estaba, no había ido, se me hizo raro pero
no tanto. Intenté incorporarme a un grupo de chicas pero no pude y no me cayeron tan
bien, después la profesora de matemática me retó por que estaba peleando con un
compañero y me mandó a la dirección donde la directora me dio un sermón insoportable
para que no vuelva a pelear con nadie y obviamente no iba a servir, además me preguntó
porque estábamos peleando y le dije que porque me dijo “tontita” y que eso era motivo
más que suficiente, a la directora no le parecía, llamó a mamá y me fue a buscar, me fui
con un acta pero con mi orgullo intacto.
Eso realmente no importaba, lo que importaba era Ramiro, me estaba empezando a
preocupar un montón porque no había ido a clases como por una semana y era
demasiado raro, no me contestaba los mensajes ni las llamadas y fui a su casa y no me
atendieron, no sé que hacer.
Día 3 antes de…
Seguía sin tener respuesta de Ramiro y se me hacía rarísimo, además lo había buscado
en literalmente todos los lugares existentes en donde podía haber estado y no lo
encontré. Seguía yendo a clases pero estaba realmente mal por lo que le pudo haber
pasado, “¿Y si fue mi culpa?” pensé pero no iba a dejar que la situación me consumiera
ya que no era algo que me corresponda estarme preocupando por un chico obsesivo
como Ramiro.
Día 2 antes de…
Me desperté y me bañé como de costumbre, me puse mis auriculares y tomé café, le
estaba generando una adicción pero no me preocupaba mucho, salí para ir al colegio y
cuando llegué estaba esperando que Ramiro esté ahí esperándome pero no, seguía sin
aparecer y yo estaba realmente muy mal por lo de Ramiro pero algún día tenía que
aparecer así que no me preocupe. La preceptora me llamó y me sacó del curso y tenia
miedo porque no sabia que hice, lo único que me dijo fue
-Acompáñame por favor
Y me llevó a preceptoria y ahí estaba la madre de Ramiro llorando y esperándome, me
pareció extraño
-Tengo que decirte algo muy delicado e importante – me dijo llorando
-¿Pasó algo malo?¿Qué hice? – le contesté preocupada
-Nada, no sé como decírtelo pero Ramiro se suicido hace una semana y te dejó una carta
– me dijo con un nudo en la garganta y me dio la carta con su mano temblorosa y se fue
llorando, estallé e llanto y me empecé a culpar de absolutamente todo “Yo debí haberme
suicidado, no él “ pensé mientras lloraba. La preceptora llamó a mi mamá y me buscó
-¿Qué pasó? – dijo preocupada
-Nada – le respondí llorando
Día 1 antes de…
Me la pasé todo el día llorando y no había leído la carta todavía así que decidí abrirla para
saber decía.
Para: Laura
Perdón por lo que voy a hacer, no sé que más hacer,
no es tu culpa, solo que ya no aguanto más esto,
siento que nadie me quiere, ni siquiera mi madre,
ya no aguanto nada, estoy realmente mal pero intentaba
que no te dieras cuenta porque no te quería hacer sentir
mal pero la verdad que ya no puedo más,
Te quiero y quiero que sepas que donde sea que
termine siempre te voy a levar conmigo
y espero que me entiendas.
Rami
Día 0
Me desperté al día siguiente con los ojos rojos de haber llorado toda la noche, no podía
con la situación, esto fue la gota que rebasó el vaso, mi dolor.
La ausencia de Ramiro se sentía mucho, me di cuenta de que lo necesitaba pero no
podía comprender como es que en 2 semanas había generado una obsesión tan grande
conmigo, yo tampoco podía más con la situación y no me parecía justo que él se haya
suicidado, debí haber sido yo. Mamá se enteró de lo que pasó
- Si queres te acompaño mañana al velorio – me dijo tratando de empatizar
- Bueno – le dije.
Al día siguiente fuimos y me armé de valor para entrar a la sala donde estaba familiares
de él llorando y de luto pero había algo que me extrañaba, mi abuela “¿porqué estaba
ahí?” Pensé, “Capaz que lo conocía de algo” , mamá estaba llorando, sentía q se me
comprimía el pecho y que la oscuridad me llenaba poco a poco mientras escuchaba
murmullos a lo lejos, “¿qué estaba pasando?” Pensé, intente moverme pero mi cuerpo no
respondía y cuando por fin mire al frente me vi a mí tentida sobre un frío ataúd de madera
al lado de otro ataúd, el de Rami, envueltos en la melodía que formaban los
desgarradores llantos de sus familiares, mamá y mi abuela.
Yamil m.