La Diferencia de La Nobleza Francesa y La Nobleza Inglesa en Tiempos de Luis XIV y Guillermo III
La Diferencia de La Nobleza Francesa y La Nobleza Inglesa en Tiempos de Luis XIV y Guillermo III
La Diferencia de La Nobleza Francesa y La Nobleza Inglesa en Tiempos de Luis XIV y Guillermo III
INTRODUCCIÓN:
Originada a partir de la lenta transformación en Occidente, ubicada entre los siglos XII,
XVII y XVIII, entendemos como nobleza cortesana a toda organización nobiliaria que
se erigía en torno al rey, y que actuaba como centro de las relaciones sociales. Durante
este período comenzó el lento proceso de sustitución de la nobleza guerrera por una
refinada, costosa y con una mayor disposición para el monarca, la llamada: “sociedad
cortesana”.
De esta manera, trataremos de demostrar que este nuevo estilo de nobleza tenía dos
hitos fundamentales, el francés y el inglés. Por lo tanto, será menester esbozar el camino
que nos lleve a la distinción de estas sociedades: las ubicadas dentro del reinado de Luis
XIV “El Rey Sol” de Francia (1640-1715) 1, y las centradas en torno a la corona inglesa,
en manos del rey Guillermo III de Orange (1689-1702).2
1
permitió la monopolización en primera instancia del tributo fiscal, colocándola en un
lugar excepcional.
Los grupos más dañados, es decir, aquellos que no lograron aumentar sus ingresos,
también tomaron partido en este proyecto, tal vez por la necesidad de mantener su
prestigio social, por medio del enfrentamiento con la burguesía; tal vez por su necesidad
de adquirir más dinero. Este es el caso de la antigua nobleza guerrera, quien fue
arrastrada a estas nuevas cortes regias.
Por otra parte, el rey, quien ocupaba el lugar de líder, así como también de representante
de los intereses de la nobleza, comienza a depender de ella; esto era así porque su vida
social necesitaba de una grata compañía que tuviera sus mismas costumbres.
La nobleza, por su parte, en su afán de “distinción”, empezaba a ubicarse al lado del
monarca: estaban con él en la mesa, en una cacería, o hasta incluso lo acompañaban
para ir a la cama. Sobre este punto hay un ejemplo: es el caso de siete cortesanos
vistiendo y preparando a Luis XIV para dormir.
He aquí una dicotomía: el rey no quería ver disminuido el espacio de sus monopolios,
por eso necesitaba de esta nobleza como un contrapeso a la burguesía (que estaba
imponiéndose muy lentamente, abriéndose camino hacia los estratos más altos de la
1
Duque de Saint Simon. Memorias, España: Bruguera, 1981, p18.
2
sociedad), pero el problema radica en que también necesitaba a la burguesía como un
contrapeso a la nobleza, tratando de que esta última no tomara más poder que el debido.
3
contaban con un mayor poder adquisitivo que los franceses, por el solo hecho de no
despilfarrar su fortuna en extravagantes costumbres.
Por medio del presente trabajo, es nuestra intención demostrar y hacer notar las claras
diferencias que caracterizaban a cada sociedad en cuestión, así como también definir
cuáles fueron los factores que incidieron en la decadencia de este estilo de vida
cortesano.
NUDO:
4
El siglo XVIII, tal como afirma Trevor Roper, iba a caracterizarse por ser un siglo de
“estados renacentistas”, que mas tarde se convertirían en estados absolutistas (excepto
Inglaterra). Sus monarquías en tanto, habían podido mediante la expansión, afirmar su
autoridad sobre las poderosas ciudades-comerciales de Marsella, Lombardía, Toscaza,
etc.
Como dice Charles Tilly, ya no se trataba de reyes, califas o duques que gobernaban
como conquistadores, cobraban impuestos, percibían rentas y actuaban como individuos
que acudían a sus ejércitos privados en beneficio de sus propios intereses; sino de
sujetos capaces de ponerse a favor de un estado nacional centralizado. Ya no se ejercía
un dominio sobre un determinado territorio.
Entrado el año 1490, fueron grandes las transformaciones: los cristianos encerraron a
los musulmanes en Granada, el Imperio Otomano se abalanzó sobre Venecia y los
Balcanes, en tanto que España y Francia se disputaron la hegemonía en Italia. En otras
palabras, las guerras dejaron de ser regionales. Esto se debe a que ahora los Estados
poseían ejércitos armados para las grandes guerras, además de contar con ducados,
principados, obispados, etc.: su gran poderío militar les procuraba mayores
probabilidades de supervivencia. Este gran poder militar, a su vez, servía tanto a
ciudades, como a aldeas y a pueblos a cuidar sus intereses frente amenazas externas, al
estilo de invasores, piratas (en el caso del comercio), etc. Igualmente, no olvidemos que
también las ciudades se han resistido al avance estatal.
5
Duques de Toscaza; los Fugger, de prestamistas a Conde Palatino Alemán. En otras
palabras, los hombres “cultos”, burgueses, depositarios de “cultura”:
Heinz Duchhardt considera este período como el del “absolutismo europeo”; y según él,
las guerras civiles demostraron la impotencia de las antiguas fuerzas del orden para
impedir la desintegración territorial y social. Estas, desgarraron la capacidad de los
estamentos y por necesidad, se pusieron las leyes en manos de un príncipe que muy
inteligentemente sacara las barreras que limitaban su poder. De esta manera, los
estamentos quedaban reducidos a un papel secundario para darle lugar a un “dualismo”,
es decir, “poder y soberanía” repartido entre éstos y el monarca; sin embargo la balanza
1
Delemeau, J: La civilización del renacimiento, Barcelona, Juventud, 1977.
6
se inclinaba más a favor de la “potestas absoluta”, es decir a favor del príncipe, cuya
posición era divina.
Este gran cambio requirió el sostén de una burguesía, cuyo capital y disponibilidad
personal acompañaron al ascenso de esta incipiente monarquía absoluta.[HASTA ACA
LLEGUE! ESPERO Q TE SIRVA!] Así lo demostraban las reformas de Colbert con
respecto al mercantilismo: busco disminuir las importaciones y aumentar las
exportaciones con el fin de acumular más dinero y metales nobles. Este periodo del
absolutismo o hacia el absolutismo, no se iba a dar de la misma manera en Inglaterra, la
cual muchos historiadores afirma que si bien hubo interés por imponerla, solo pudieron
quedarse con el ejemplo de su vecino de enfrente. Las causas por las cuales no se pudo
afirmar un absolutismo como en Francia las podemos encontrar en las transformaciones
económicas que ocurrieron en la península siglos anteriores. Brenner nos dice que a
partir del fin de la guerra de los 100 años (que permitía la fuerte presencia feudal), la
aristocracia debió sostenerse solamente con sus propios recursos. Los señores ingleses
se encontraban incapacitados para presionar extraeconomicamente al campesinado y
debían arreglárselas con sus propios recursos 1. Así, la salida hacia un absolutismo
monárquico parecía ser imposible. Así comenzaron a buscar nuevas formas para salir de
la crisis de sus ganancias. Al no tener las fuerza suficiente para una presión
extraeconómica sobre el campesinado, los señores se vieron obligados a utilizar los
pocos poderes feudales que les quedaban: el permanente control que tenían sobre sus
tierras, extensos dominios, capacidad para impedir que sus colonos consiguieran
derechos de plena propiedad y como ultimo recurso, convertirlos en colonos
arrendatarios, demostró ser su jugada mas importante. De esta manera lo que
necesitaban los señores era un estado que no les resultase lo suficientemente oneroso,
que les asegurase el orden y protegiera la propiedad privada, y así lo conseguirían por
medio de la instalación de la institución parlamentaria como su instrumento mas eficaz.
Por eso Brenner nos habla de una “aristocracia capitalista” que controlaba una
“Revolución agrícola”.
En el caso Francés, se hizo frente a la cuestión económica con una forma de extracción
centralizada del excedente por parte de un estado absolutista: se abolió a lo que quedaba
de la servidumbre, y se busco consolidar la propiedad campesina con apoyo legal por
1
A diferencia de Francia cuya guerra de los 100 años había creado un aparato estatal solidó capaz de
crear un ejército permanente y disciplinado e imponer impuestos a una población, que, recibirá de ahí en
más, la protección por parte de este contra la clase feudal. No exageramos al afirmar que parte de este
periodo explica según Breñar, un camino hacia el absolutismo.
7
parte del estado: documentos escritos que verificaban una tenencia a censo, mayor
protección en los tribunales de justicia, etc. Bajo este cambio el estado tuvo mayores
resultados y se dio paso hacia la formación de un estado absolutista, pero también
genero el estancamiento con respecto a un crecimiento del producto total, como sí, se
estará desarrollando en Inglaterra. Esto es vital si pensamos en aquellos historiadores
cuando analizan la crisis general del siglo XVII, pues Eric Hobswarn muy bien decía:
“los estados que habían sufrido una revolución inglesa tenían una cierta inmunidad con
respecto a esta crisis general” , como también consideramos correcta su otra afirmación:
“ fuera de las potencias marítimas, con sus nuevos y experimentales regimenes de
preponderancia burguesa, la mayor parte de Europa encontró una forma de gobierno
eficiente y estable en el absolutismo”. Si bien estas palabras pueden sonar muy
simplificantes para otro historiadores, consideramos que para explicar el absolutista y
con ello la aparición de las cortes, son totalmente viables.
Con respecto a las cortes, analizamos la corte de Luis XIV, cuyo estado era absolutista.
El rey necesitaba de una corte que representara su centro fundamental y decisivo, la cual
debía concentrar también (para el)”la sociabilidad” solo en ella y no en otros círculos
sociales. De tal manera la corte representaba el modelo de vida de la “buena sociedad”,
y solo con la muerte de este, el círculo cerrado se iría abriendo, pues a medida que se
abría el círculo su importancia como centro social iría decreciendo. Así el cortesano se
convertiría en un hombre cuyo prestigio social e ingresos depende de su prestigio y
consideración en la corte y en la sociedad cortesana. Frente al amenazante ascenso de
una burguesía, estaba también interesado en mantener a la nobleza, pues el era el primer
noble, y si la nobleza caía, también caía su casa. Siguiendo esta idiosincrasia, el palacio
real, más bien el palacio de Versalles, se convertía en el centro de la corte de la sociedad
cortesana. También nacerían “hotels”, donde los aristócratas cortesanos y no cortesanos
residían, en el caso de no pertenecer a la familia real. Estos eran importantes para la
monarquía absolutista, pues actuaban como formadores de la cultura social en los
círculos aristocráticos, es decir, representantes de la sociabilidad. En el palacio real se
encuentran los elementos característicos de un hotel, pero engrandecidos hacia “lo
monumental”, ya que esas “elevaciones” depositaban prestigio, ejemplo: el patio real
era mayor al del hotel porque el rey recibía un número mayor de carruajes. El palacio
poseía una capilla propia, un patio de acceso (costumbre señorial) y en el se celebraban
ceremonias en donde se reflejaba al rey como jefe de casa t del país. Las acciones en el
palacio determinaban prestigio y posición, ya que por ejemplo, solo algunos podían
8
entrar al dormitorio del rey: “Los entree” (familiares, médicos personales, el primer
camarero) y la “grande entree” (grandes oficiales y nobles a quienes el rey había
concedido ese honor). El sequito que vestía al rey mostraba claramente el tipo
organización que daba prestigio al quien se vinculaba con el rey, como así también un
símbolo de respectiva distribución del poder: solo un príncipe podía cambiarle su
camisa. En la corte todos compiten, incluso los bastardos legitimados por rey, y los
burgueses que se han promovido a partir de la “toga” (se adecuan si o si a la vida
cortesana). Este mecanismo de competición favorecía al rey en el sentido que mantenía
el equilibrio de tensiones deseado por el, para evitar que la corte se pusiera en su contra,
por ejemplo: invitaba o no invitaba a paseos o fiestas para recompensar o castigar,
favoritismos, etc. Este tipo de etiqueta prevaleció solo por aquellos interesados en su
existencia (por las oportunidades de prestigio y poder que daba) hasta la revolución,
pues cualquier cambio ocurrido en ella podía significar una perdida de prestigio y status.
Por dicha razón se mantuvo pues hasta se favorecía el camarero, y si un duque contaba
con una casa extraordinaria y un titulo oficial, de nada le servia frente a un duque de
menor poder adquisitivo, si este poseía relaciones mas cercanas con el rey u otro grupo
poderoso, ya que este gozaba de mas prestigio. Por consiguiente, la conducta significaba
para un cortesano un gran símbolo de identidad a “la buena sociedad”. Esa
diferenciación mediante la conducta es menor cuando es frente a un burgués y es mayor
frente a otro cortesano aristócrata. La palabra “honor” daba justamente la pertenencia a
una sociedad aristocrática: uno conservaba el honor mientras continuaba siendo
miembro, y según también la opinión social. Por lo tanto perder el honor significaba
perder la pertenencia a la buena sociedad, y podían ser sentenciados por tribunales de
honor. Estos tribunales podían hacerles perder el honor, las pertenencias, lo que
igualaba a perder su vida, pues dar la vida por el honor significaba querer perder su vida
antes que su pertenencia. La etiqueta también funcionaba como un instrumento de
distanciamiento, pues cuanto más alejado de sus súbditos mas lo respetan. La misma
representaba el mecanismo de la transformación, es decir, el desplazamiento de la
violencia cotidiana de la nobleza, a cambio de su servicio al rey.
Como ya lo he mencionado la expansión estatal había aumentado el número de
cortesanos en Inglaterra. Londres se había convertido en el centro de negocios y del
placer para los miembros no solo de la aristocracia, sino también de la Gentry. La moda
y la elegancia era el gran elemento caracterizador de Londres y de su corte. El
desprestigio hacían de la ciudad y la corte un lugar mal visto, tanto en el interior como
9
en el exterior del país. L Stone nos habla del modo de vida PRE-revolucionario. Estos
habían aumentando el numero con Isabel, la cual por temor a una sublevación, concedió
grandes concesiones de tierras, cargos, regalos en metales preciosos, y demás. La
nobleza por su parte habían perdido poder y prestigio. Sus dominios habían sido
fragmentados y con ellos habían desaparecido el control sobre grandes masas de
soldados potenciales. Esto suma el contrato de arrendamiento que reducio el elemento
de servicio en las relaciones entre propietario y rentero. Los nobles ya no poseían el
poder para derrocar a su soberano, ni de ponerse a su servicio como jefes militares en
épocas de guerra. Pero a diferencia de Francia, tenían más oportunidades si pensamos
en sus medios de vida. Estos eran más independientes en el sentido que no dependían
tanto como la nobleza francesa de los subsidios reales. Ahora empezaban a dedicarse a
las tareas administrativas, actividades rurales, vida en la corte y experiencia técnica
necesaria para el mando militar en la guerra. Otros habían vendido sus títulos
nobiliarios, sus tierras (para mantener su status que se encontraba cada vez mas
desprestigiado). La corte pre-revolucionaria estaba compuesta por obispos, aristócratas,
servidores, funcionarios, consejeros. Ella había aumentado en número a la par que se
agrandaba el aparato estatal. Era vital para un cortesano vestir bien y estar a la última
moda. Era necesario ofrecer fiestas opulentas y tener suficientes recursos para
entregarse a los juegos habituales, en los que se jugaban grandes cantidades de dinero.
Al menos así lo afirma Samuel Pepys en su diario:”pues he pensado mucho últimamente
que no es demasiado para mi ahora, por la calidad y por el coste, tener un coche, sino
por el contrario, que es una vergüenza que me vean en un coche de alquiler”1
El cortesano debía contar con el mantenimiento de una gran casa, de un carro suntuoso
y poseer un sequito que causara una gran impresión. En otras palabras la vida del
cortesano era muy cara, lo demuestra así la compra de un cargo público, el cual le
permitía por medio de sus ingresos, mantener su estilo de vida por dos años o más
(siempre y cuando, paralelamente reciba donaciones y favores del monarca). El rey
podía otorgarles tierras, metales preciosos, pensiones, cargos, todo vitales para sostener
su modo de vida refinado e incluso poder prosperar en el. Durante los Estuardos el
derecho de patronato local (derecho el cual se encargaba de dar los” favores reales” y
así poder mantener el equilibrio de competición en la corte, tal como hizo Luís XIV)
había sido entregado al Duque de Buckingham. El gran costo fiscal que dichos repartos
1
Samuel Pepys, Diario, Espasa-Calpe Argentina, Buenos Aires, 2da edición, 1955.p10.
10
significaban, debían ser destinados a fines beneficiosos para la corona. No obstante,
solo llegaron a un grupo de favoritos de este, o se convirtieron en regalos extravagantes
y fiestas cortesanas. Esto. Además de indignar a muchos nobles, miembros de la Gentry,
cortesanos poderosos, etc. se unió al desprestigio generalizado de la corte, vista ahora
como corrupta y derrochadora, pues la guerra con España, había deteriorado los
servicios públicos y reducido los sueldos de los funcionarios. Muy bien afirma Samuel
Pepys1 en su diario: “en la corte las cosas van muy mal, pues hay tanta emulación,
pobreza y los vicios de beber, blasfemare, y tantos amoríos bajos, que no se que final va
a tener esto, salvo la confusión. Y el clero tan alto, que toda al gente que encuentro
protesta contra sus practicas”2. Luego de la revolución y con la llegada de Guillermo de
Orange al trono, estos abusos terminarían, pero de ninguna manera, la corte inglesa
dejaría de existir. Pues como ya lo hemos mencionado, se había logrado imponer un
estado y una corte menos derrochadora, que parecía finalmente dedicarse a asegurar el
orden y a proteger la propiedad privada. La corte seguirá manteniendo un lugar
considerable en las decisiones política-estatales junto con el monarca.
Conclusión:
1
Samuel Pepys, presidente de la Royal Society (Londres, 23 de febrero 1633 – Clapham, 26 de mayo
1703) fue administrador naval y miembro del parlamento inglés y aunque no tenía experiencia marítima,
surgió a base de trabajo duro y su talento de la administración hasta ser Secretario Principal del
Almirantazgo en el reinado de Jacobo II de Inglaterra. Se vio envuelto injustamente en el complot del
duque de York, pasando ocho años en prisión.
2
Samuel Pepys, Diario, Espasa-Calpe Argentina, Buenos Aires, 2da edición, 1955.p6.
11
Se llega entonces a concluir que existieron factores económicos, sociales e incluso
naturales, que hicieron que ambas cortes hayan tenido un desarrollo, incluso un final,
distinto en ambos países. La corte de Luís XIV había sobrevivido a la Fronda porque
esta no era una corte parasitaria, como si lo era la corte de Jacobo. Además Francia se
encontraba en desarrollo comercial e industrial, lo que permitió el desarrollo de su
absolutismo. Porque no por nada lo que la revolución había impedido en Inglaterra y
Holanda, no había sido su forma de gobierno, sino sus abusos. Además en Francia se
habían tomado reformas que evitaron la caída de la corte. Como la “paullette” que
limitaba las ventas de cargos, o como “las economies royales” que limitaba el derroche
del trono, y los aumentos que habían caído en el campesinado y no en una clase media
en desarrollo. Por otra parte, Luís XIV había visto en la Fronda la oportunidad para
atraer a la parte más poderosa de la nobleza a su corte con 2 claras intenciones: por una
parte buscaba incrementar el esplendor de su reinado por medio de ella, y por otra,
buscaba controlarla y domesticarla para evitar una sublevación. La nobleza interesada
en mantener su estilo de vida solo podía depender de los favores y donativos del rey, de
allí a que el noble haya aceptado trasladarse ala corte y sobretodo residir en ella
(Versalles).de este modo y con la prohibición de participar en la actividad comercial,
bajo amenaza de perder sus privilegios, la nobleza paso a depender financieramente del
rey. Con el fin de la guerra, la agricultura y el servicio militar eran insuficientes. El rey
acomodo a la nobleza en tareas representativas y militares exactamente controladas
neutralizando así, el foco de amenaza.
La corona inglesa por su parte, no tenía tanto poder político como para aumentar los
impuestos a costa de la Gentry, tan poderosa en sus condados y en el parlamento. La
corte de los Tudor (la mas prodiga de Europa y engrandecida con Isabel) creció mas aun
en numero de y en coste con el rey Jacobo II. Si bien los reyes ingleses habían tomado
medidas que favorecían el desarrollo económico, lo que la gentry y demás clases
buscaban, no era cambiar el sistema político-estatal, sino reparar la administración tan
deteriorada y poder tener un acceso y mayor peso, en los asuntos políticos-estatales,
cuya ansiedad absolutista buscaba opacar. Esta cuestión llevo a la revolución (sumada
obviamente a otras razones), la cual elimino a la temprana corte parasitaria y lujosa,
para dar lugar a otra, cuyo sentido de existencia era el de una representación política en
los asuntos estatales, y no una representación de la “buena sociedad”.
Bibliografía:
12
Anderson, P: “El estado absolutista”, México, siglo XXI, 1987.
Delemeau, J: “La civilización del renacimiento”, Barcelona, critica, 1988.
Duchhardt, H: “La época del absolutismo”, Madrid, Alianza, 1992.
Elías, N: “La sociedad cortesana”, México, F.C.E, 1982.
Elliot, J.H. (COMP): “Rebeliones y revoluciones de la Europa moderna”,
Madrid, Alianza Editorial, 1981.
Fernández Albaradejo, P: “Veinticinco años de debate sobre la crisis del siglo
XVII”, apéndice de Trevor ashton, R: “Crisis en Europa”, Madrid, Alianza
Editorial, 1982.
Hobsbawn, E: “La crisis del siglo XVII”, en Trevor Ashton, R: “Crisis en
Europa, Madrid, Alianza Editorial, 1982.
Kamen, H: “El siglo de hierro”, Madrid, Alianza Editorial, 1982.
Rude, G: “La Europa del siglo XVIII”: La aristocracia y el desafió burgués,
Madrid, Alianza, 1982.
Tilly, CH: “coerción, capital y los estados Europeos 990-1990”, Madrid,
Alianza, 1993
Trevor Roper, H.R.: “La crisis general del siglo XVII”, Trevor Ashton (comp.):
“Crisis en Europa”, Madrid, Alianza Editorial, 1982.
Stone, L: “la crisis de la aristocracia (1558-1641)”, Madrid, Alianza, 1979.
Zagorin, P: “Revueltas y revoluciones en la Europa Moderna”, Madrid, Cátedra,
1983, 2 tomos.
Samuel Pepys: “Diario”, Espasa-Calpe Argentina, Buenos Aires, 2da edición,
1955.
Duque de Saint Simon: “Memorias”, España: Bruguera, 1981.
13