Estudio de Caso Guerra Del Agua
Estudio de Caso Guerra Del Agua
Estudio de Caso Guerra Del Agua
Aplico lo aprendido.
ESTUDIO DE CASO
1.- Leer detenidamente y comprender la información relacionada con DIFERENCIAS ENTRE
ECONOMÍAS DESARROLLADAS, EMERGENTES Y EN VÍAS DE DESARROLLO, subrayar las ideas
principales y aplicarla en cuadro de doble entrada respondiendo las preguntas: Leer el estudio de
caso:
a. ¿Qué?
b. ¿Cuándo?
c. ¿Dónde?
d. ¿Quiénes?
e. ¿Cómo?
f. ¿Porqué?
g.LA GUERRA
¿Para qué? DEL AGUA DE COCHABAMBA – BOLIVIA. LA MOVILIZACIÓN DE
TODO UN PUEBLO EN DEFENSA DE UN BIEN COMÚN
Al igual que en Bolivia la corriente privatizadora recorre el mundo y precisamente es el agua donde comienza
a apreciarse la verdadera esencia del neoliberalismo y sus efectos sobre la población de menores recursos. Se
parte de un principio esgrimido sutilmente por los organizamos de financiamiento internacional como el Banco
Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que señalan que no se está pagando
suficientemente el costo del agua y por lo tanto el agua debe ser tratada como una mercancía cualquiera y por
ende la misma debiera ser privatizada para que pueda tener un precio de mercado y una adecuada gestión
(Camacho, 2001).
Cochabamba se ha caracterizado desde hace décadas por acarrear un gran problema en relación a la escasez y
a la mala gestión del agua. La expansión de la población, debido a la migración de campesinos y mineros
desempleados, entre otras causas, ha ocasionado con el paso de los años un incremento enorme de los habitantes
y de la demanda de agua para uso doméstico. A esto se añaden circunstancias ambientales como las sequías,
que en determinadas temporadas generaron a lo largo de la historia una situación real de carencia de agua. Todo
esto trajo consigo una cadena de conflictos, los cuales llegaron a un punto máximo en septiembre de 1999
cuando el gobierno boliviano, en complicidad con el municipio de Cochabamba, entregó en concesión el
servicio y distribución de agua de la ciudad a la empresa “Aguas del Tunari” –subsidiaria de la transnacional
norteamericana Bechtel. Al mismo tiempo se promulgó la Ley 2029, bajo la cual el agua era convertida en
mercancía, atentando contra los usos y costumbres de la gestión de agua de los campesinos regantes (López,
2006).
Claudia López (2006), señala que la consecuencia inmediata de la instalación de Bechtel en la ciudad, fue: la
elevación en las tarifas de pago por el uso del agua que se incrementaron hasta en un 200% en algunos casos.
En el área rural, la nueva empresa afectaba a los campesinos regantes cuyos sistemas y usos tradicionales y
autogestionarios en la gestión del agua se veían en riesgo: a través de la colocación de medidores para el cobro
por el uso del agua, la transnacional intentaba apropiarse de los pozos y sistemas de riego que estas
comunidades agrarias habían construido con sus propias manos. En una palabra, se trataba de la privatización
del agua en la ciudad y en el campo.
Esta situación generó un gran rechazo popular que se cristalizó a fines de diciembre de 1999, cuando de forma
casi espontánea, surgió un heterogéneo tejido social compuesto por varios sectores: sindicatos obreros, juntas
de vecinos, asociaciones de profesionales, transportistas, maestros, campesinos regantes, campesinos cocaleros,
estudiantes, etc.
Todo este conjunto diverso de sectores halló su expresión y unidad en torno a una nueva entidad organizativa
denominada Coordinadora de Defensa del Agua y de la Vida.
La Coordinadora de Defensa del Agua es una especie de sindicato ciudadano que aglutina a varios sectores
tanto de la ciudad como del campo; pero se diferencia radicalmente con los sindicatos tradicionales porque en
su interior confluyen una gran diversidad de sectores, los cuales se reúnen sin intermediarios en grandes
asambleas para discutir, decidir y ejecutar. La columna vertebral de la Coordinadora la constituyeron los
campesinos regantes y los trabajadores fabriles, quienes, junto a los demás sectores, emprendieron un ciclo de
movilizaciones que desembocarían en la gran revuelta popular de abril de 2000, sublevación que consiguió
expulsar a Bechtel de Bolivia.
Finalmente, López (2006), resalta como la Guerra del Agua es una de las experiencias de lucha colectiva más
importantes de los últimos tiempos, sobretodo porque derivó en un triunfo de los movimientos sociales después
de décadas de derrotas y adormecimiento, y también porque se convirtió en un referente que abrió una nueva
época en Bolivia: una etapa de victoriosas y reiteradas rebeliones contra el neoliberalismo. La incorporación
de los trabajadores fabriles al conflicto fue importante para lograr la generalización del mismo, ya que con ello
se consiguió establecer una articulación entre campesinos regantes y trabajadores urbanos del sector industrial.
Crespo (2003), señala como en enero del año 2000, se organizó un nuevo bloqueo regional, esta vez convocado
por la Coordinadora, contra la Ley 2029 y la Concesión, particularmente el incremento en las tarifas del agua
potable, establecido por la concesionaria. La policía reprimió violentamente las movilizaciones urbanas, pero
se logró un acuerdo para modificar ambos documentos. En febrero del mismo año, la Coordinadora organizó
la llamada “Toma Simbólica de la Ciudad de Cochabamba”, para demandar pacíficamente cinco puntos:
• Anulación de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario.
• Anulación de reglamentos que hicieron posible la Concesión.
• Anulación del Contrato con “Aguas del Tunari”.
• Renuncia del Superintendente de Aguas.
• Consenso con todos los sectores sociales en la Ley del Recurso Agua.
A pesar de la represión violenta de la movilización urbana, pero esta continuó, junto con los bloqueos de los
regantes, con un saldo de 22 heridos, más de 100 detenidos, y un acuerdo, bajo mediación de la Iglesia y el
Defensor del Pueblo, estableciendo la revisión del Contrato con “Aguas del Tunari”, la modificación de la Ley
de Agua Potable y Alcantarillado con participación de campesinos, regantes y organizaciones urbanas
distribuidoras de agua y la suspensión del incremento tarifario mientras continúen las negociaciones.
Durante las negociaciones de la Ley, la Fedecor y la Coordinadora lograron hacer modificar casi la mitad de
los artículos, hecho inédito en la historia judicial del país; pero en la negociación del Contrato de Concesión no
hubo avances, pues el gobierno se empeñaba en mantener la Concesión.
Instituto Nacional Mejía
Problemas del Mundo Contemporáneo
En el mes de marzo de 2000 la Coordinadora organizó un Referéndum, denominado “Consulta Popular” donde
se preguntó a la población si estaba de acuerdo con rescindir el Contrato con “Aguas del Tunari” y la
modificación de la Ley 2029. A pesar de la escasa difusión, la participación fue masiva; más del 90% de los
votantes apoyaron las acciones de la Coordinadora. Con este respaldo, la Coordinadora convocó a la llamada
“batalla final”, demandando que Aguas del Tunari abandone el país. Desde el 4 de abril la ciudad fue
prácticamente tomada por la multitud durante una semana y el bloqueo de carreteras paralizó al departamento.
Hubo enfrentamientos con la policía y el ejército, con un saldo de 1 muerto y 30 heridos. Se declaró el estado
de sitio, pero las movilizaciones continuaban. El 10 de abril casi 50.000 personas estaban en la Plaza Central
de Cochabamba esperando la decisión del gobierno. El gobierno anunció la cancelación del contrato
con “Aguas del Tunari”. La Coordinadora declaró la victoria, bajo el lema: “el agua es nuestra, carajo!”
(Crespo, 2003).
Aún a pesar del éxito de las protestas del pueblo cochabambino que obligaron a la filial de Bechtel, Aguas del
Tunari, a abandonar el país, la empresa se escabulló y ataca de nuevo como un felino herido. En febrero de
2002,casi dos años después de retirarse de Cochabamba, Bechtel/Aguas del Tunari entabló una demanda
judicial contra el gobierno boliviano, amparándose en un tratado bilateral de inversiones, reclamando US$ 25
millones en indemnización por concepto de las ganancias que dejó de percibir (lucro cesante) por la cancelación
del contrato de privatización (Waskow, 2003).
La revuelta de Cochabamba, la cual comenzó 6 años atrás, terminó el mes de enero de este año (2006),
cuando Bechtel, formalmente abandonó el caso legal que pedía del pueblo boliviano 25 millones de
dólares. Bechtel había puesto la demanda en una corte secreta del Banco Mundial. Luego de una larga campaña
de protestas, presiones sociales locales e internacionales, Bechtel retiró la demanda y el pueblo ganó, lo cual
marca un referente histórico a nivel mundial (López, 2006).
A partir de esta problemática del agua, comenzó a generarse una conciencia mundial de características nuevas
con una fuerte imbricación con el movimiento antiglobalización. El aporte de Cochabamba al fortalecimiento
a esta nueva conciencia mundial sobre el agua ha sido fundamental; la forma como lo ha hecho, la participación
ciudadana en esta acción y su magnitud, han sido esenciales en el impulso a todas las organizaciones, personas
y movimientos en el proceso de lucha contra las grandes empresas (Camacho, 2001).