I Sentencia0886-2022

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PRIMERA SALA UNITARIA


EXPEDIENTE: 886/2022

GUADALAJARA, JALISCO, A VEINTISÉIS DE AGOSTO DEL DOS MIL


VEINTIDÓS.

V I S T O S para resolver en sentencia definitiva los autos del juicio


administrativo con número de expediente indicado al rubro superior derecho, promovido
por *******************************, en contra de los TITULARES DE LA
SECRETARÍA DE TRANSPORTE Y LA SECRETARIA DE SEGURIDAD DEL ESTADO DE
JALISCO y la SECRETARÍA DE LA HACIENDA PÚBLICA DE LA ENTIDAD.

RESULTANDO

1. Mediante escrito presentado ante esta Primera Sala Unitaria el veinticinco de


febrero de la anualidad dos mil veintidós, *******************************
interpuso por su propio derecho demanda en la vía contenciosa administrativa en contra
de las autoridades que se citan en el párrafo que antecede, teniéndose como actos
impugnados: A) las cédulas de infracción con números de folio 268350462, 292801394,
272374198, 275627470 y 202808034, así como los recargos generados, actos
imputados al Titular de la Secretaría de Transporte del Estado; B) las cédulas de
infracción con números de folio 278794253 y 355734374, así como los recargos
generados, actos imputados al Titular de la Secretaría de Seguridad del Estado; C) los
gastos de ejecución con número de folio M617004024157; y D) la determinación del
derecho de refrendo anual de placas vehiculares de los ejercicios fiscales de dos mil
diecisiete, dos mil dieciocho y dos mil diecinueve, así como los recargos, actualizaciones,
multas y gastos de ejecución generados, los actos descritos en los incisos C) y D)
atribuidos a la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado; la totalidad de los actos
emitidos respecto del automóvil con placas de circulación ******* del Estado de Jalisco.
Dicha demanda se admitió por auto de siete de marzo del año en curso.

2. A través del mismo acuerdo, se admitieron las pruebas ofrecidas, las cuales
se tuvieron por desahogadas por así permitirlo su naturaleza, requiriéndose a las
autoridades demandadas para que exhibieran copias certificadas de los actos
controvertidos, apercibidas que en caso de no hacerlo se les tendrían por ciertos los
hechos que la parte actora les atribuyó; así mismo, se ordenó emplazar a las
enjuiciadas, corriéndoles traslado con las copias simples del escrito de demanda y sus
anexos para que produjeran contestación, apercibidas de las consecuencias legales de
no hacerlo.

3. Por proveído de catorce de junio de la presente anualidad, se advirtió que


las demandadas no exhibieron copias certificadas de los actos que les fueron
requeridos, por lo que se les hizo efectivo el apercibimiento correspondiente; por otro
lado, se tuvo el Director Jurídico Contencioso de la Secretaría de Seguridad del Estado
y a la Directora de lo Contencioso de la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado
efectuando contestación en tiempo y forma a la demanda, admitiéndole las pruebas
ofrecidas, teniéndolas por desahogadas dada su propia naturaleza; además, se advirtió
que el Titula de la Secretaría de Transporte del Estado no formuló contestación a la
demanda, no obstante haber sido debidamente emplazado, en consecuencia, se le
tuvieron por ciertos los hechos que la parte actora le atribuyó, salvo prueba en
contrario. Por último y en virtud de que no existía ninguna prueba pendiente por
desahogar, se concedió a las partes el término legal para que formularan por escrito
sus alegatos, sin que ninguna lo hiciera, por lo que se ordenó traer los autos a la vista
para dictar la sentencia definitiva correspondiente.

CONSIDERANDO

I. Esta Primera Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de

Av. Lázaro Cárdenas 2305 / zona 1 interior L-11 y L-101 / C.P. 44920, Colonia Las Torres / Guadalajara, Jal. / Tel: (33) 3648-1670 y 3648-1679 / e-mail: [email protected]
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Jalisco es competente para conocer y resolver la presente controversia con fundamento


en lo dispuesto en los artículos 65 de la Constitución Política del Estado de Jalisco, 4 y
10 de la Ley Orgánica de este Tribunal.

II. La existencia de los conceptos controvertidos se encuentra debidamente


acreditada con la impresión del adeudo vehicular que se encuentra agregado a fojas 21
a 23 de autos, al que se le otorga pleno valor probatorio al tenor del numeral 406 bis
del Código Procesal Civil del Estado de aplicación supletoria y 58 primer párrafo de la
Ley de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, lo anterior por tratarse de
información que consta en un medio electrónico oficial, el cual puede ser consultable
en la página de internet de la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado, en el
siguiente enlace:
https://gobiernoenlinea1.jalisco.gob.mx/serviciosVehiculares/adeudos, mediante el
cual se advierte el número de folio de las infracciones y los gastos de ejecución
impugnados, el periodo en que se emitieron y su importe, así como la imposición del
derecho de refrendo anual por los ejercicios fiscales controvertidos.

III. El interés jurídico del accionante, quedó colmado con el adeudo vehicular
señalado con antelación, concatenado con la tarjeta de circulación que en original obra
agregada a foja 20 del presente sumario, en los cuales se desprende de manera
coincidente el número de placas vehiculares, y se señala en esta última al demandante
como propietario del automotor materia de los actos controvertidos.

Cobra aplicación a lo expuesto, por las razones que sustenta, la tesis (III Región)
4o.47 A (10a.)1, sustentado por el Cuarto Tribunal Colegiado de Circuito del Centro
Auxiliar de la Tercera Región con residencia en Guadalajara, Jalisco, que establece:

“INTERÉS JURÍDICO EN EL JUICIO CONTENCIOSO


ADMINISTRATIVO. LA CÉDULA DE NOTIFICACIÓN DE UNA
INFRACCIÓN EN MATERIA DE MOVILIDAD Y TRANSPORTE Y LA
TARJETA DE CIRCULACIÓN SON SUFICIENTES PARA
ACREDITARLO CUANDO SE DEMANDA LA NULIDAD DE AQUÉLLA
Y NO SE TRATE DE UNA CONDUCTA PROPIA E INHERENTE
ÚNICAMENTE AL PROPIETARIO DEL VEHÍCULO INVOLUCRADO
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO). La cédula de notificación
de una infracción en materia de movilidad y transporte y la tarjeta de
circulación son suficientes para acreditar el interés jurídico en el juicio
contencioso administrativo en el que se demanda la nulidad de aquélla, sin
que resulte indispensable acreditar la propiedad del vehículo involucrado,
si la infracción no deriva de una conducta propia e inherente únicamente
a su propietario, sino que atañe al responsable de su movilización terrestre.
Lo anterior es así, pues de conformidad con el artículo 174 de la Ley de
Movilidad y Transporte del Estado de Jalisco, las infracciones a las que se
refiere dicha legislación son aplicables tanto al conductor como al
propietario del vehículo y, en todo caso, ambos están obligados a
responder de forma solidaria por el pago de la sanción correspondiente.
No siendo aplicable, ni analógicamente, la jurisprudencia 1a./J. 61/2007,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo XXVI, julio de 2007, página 175, de rubro: "TARJETA DE
CIRCULACIÓN VEHICULAR. NO ES UN DOCUMENTO IDÓNEO, POR SÍ
MISMO, PARA ACREDITAR EL INTERÉS JURÍDICO DE QUIEN PROMUEVE
EL JUICIO DE AMPARO EN CALIDAD DE PROPIETARIO DEL VEHÍCULO

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Página 1167, Libro 8, Julio de dos mil catorce, Tomo II, Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, consultable con el número de registro 2006923, en el “IUS” de la página de internet de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación,

Av. Lázaro Cárdenas 2305 / zona 1 interior L-11 y L-101 / C.P. 44920, Colonia Las Torres / Guadalajara, Jal. / Tel: (33) 3648-1670 y 3648-1679 / e-mail: [email protected]
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AUTOMOTRIZ A QUE SE REFIERE.", en virtud de que trata un tema


distinto; la manera de acreditar el interés jurídico en el juicio de amparo
en el que se reclame el embargo trabado sobre un vehículo automotriz, en
el que se establece que, por afectar el derecho de propiedad del quejoso,
debe demostrarse que éste es su titular.”

IV. Toda vez que al contestar la demanda el Director Jurídico Contencioso de la


Secretaría de Seguridad del Estado y la Directora de lo Contencioso de la Secretaría de
la Hacienda Pública del Estado de Jalisco, esgrimieron diversas causales de
improcedencia y sobreseimiento, por ser una cuestión de previo pronunciamiento y
orden público, en términos de lo dispuesto por el arábigo 30 último párrafo de la ley de
la materia, se procede en primer término a su estudio.

a. El Director General Jurídico de la Secretaría de Seguridad del Estado adujo que


se actualiza la causal de improcedencia prevista en el artículo 29 fracción IX, de la Ley
de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, pues dice que él no emitió las cédulas
de infracción controvertidas, motivo por el cual no le corresponde el carácter de
autoridad demandada de acuerdo al supuesto previsto en el arábigo 3, fracción II, inciso
a) de la Ley de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco.

Resulta infundado el argumento planteado por la enjuiciada, debido a que si bien


puede ser cierto que él no emitió directamente todos los actos impugnados, lo cierto es
que la parte actora manifestó en su escrito inicial que el mismo nunca le fue notificado
y que desconoce su contenido.

En esa tesitura, los numerales 189 y 198 de la Ley de Movilidad y Transporte del
Estado de Jalisco, establecen que las infracciones en materia de transporte serán
sancionadas administrativamente mediante cédula de notificación de infracciones por la
Secretaría de Seguridad por conducto de la Policía vial en coordinación con la Dirección
General de Supervisión al Transporte Público, acorde a la reforma a dichos arábigos
efectuada mediante el Decreto 27342/LXII/19 emitido por el Congreso del Estado de
Jalisco y publicado en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco el día tres de octubre de
dos mil diecinueve, y vigente a partir del día siguiente, de ahí que sea procedente
llamarla como demandada, resultando infundada la causal reseñada.

b. La Directora de lo Contencioso de la Secretaría de la Hacienda Pública del


Estado esgrimió en la primera causal que es improcedente el juicio respecto de la
prescripción del derecho de refrendo anual de tarjeta de circulación y holograma del
ejercicio fiscal de dos mil diecisiete, ya que en modo alguno es una resolución definitiva,
por lo que no procede en su contra el juicio administrativo, sin que exista acto alguno
susceptible de ser impugnado, actualizándose la causal de improcedencia y
sobreseimiento prevista en la fracción II del artículo 29 de la Ley de Justicia
Administrativa del Estado de Jalisco, en relación con el artículo 30 fracción I del citado
cuerpo normativo.

Esta Sala Unitaria considera infundada la causal de improcedencia reseñada


anteriormente con base en los siguientes razonamientos:

Para ello, es menester traer a relación lo que estatuye la tesis jurisprudencial


2a./J. 80/2017 (10a.)2 citada por la Apoderada General Judicial para Pleitos y Cobranzas
del Ayuntamiento de Guadalajara, que es del tenor siguiente:

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Página 246, Libro 44, julio de dos mil diecisiete, tomo I, Décima Época, Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, consultable con el número de registro 2014702 en el “IUS” de la página de internet de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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“PRESCRIPCIÓN DE UN CRÉDITO FISCAL. LA OMISIÓN DE LA


AUTORIDAD TRIBUTARIA DE DECLARARLA DE OFICIO, NO
CONSTITUYE UNA RESOLUCIÓN DEFINITIVA IMPUGNABLE ANTE
EL TRIBUNAL FEDERAL DE JUSTICIA ADMINISTRATIVA. El artículo 3
de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa establece
la competencia de dicho órgano, destacando entre los supuestos de
procedencia del juicio, que se trate de resoluciones definitivas, actos
administrativos y procedimientos, como pudieran ser, entre otras, las
dictadas por autoridades fiscales federales y organismos fiscales autónomos
en las que se determine la existencia de una obligación fiscal, las que
impongan multas por infracciones a normas administrativas federales o las
que causen un agravio en materia fiscal. En ese contexto, la omisión de la
autoridad tributaria de declarar de oficio la prescripción de un crédito fiscal
no constituye una resolución definitiva, en virtud de que el contribuyente que
afirma que aquélla ha operado a su favor, no ha solicitado ante la autoridad
administrativa que la declare ni, por ende, existe un acto u omisión de ésta
que pueda reputarse como una afirmativa ficta, ni se actualiza agravio alguno
en materia fiscal que actualice la procedencia del juicio, sin que ello implique
un menoscabo al derecho del contribuyente de plantear aquella situación
liberatoria, vía excepción, ante la pretensión de la autoridad de hacer
efectivos los créditos fiscales. Esta conclusión es congruente con el derecho
de acceso a la justicia, el cual no tiene el alcance de que se actúe sin
observancia de los requisitos formales previstos por el legislador.

Contradicción de tesis 404/2016. Entre las sustentadas por los Tribunales


Colegiados Noveno en Materia Administrativa del Primer Circuito y Primero
en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito. 26 de
abril de 2017. Unanimidad de cuatro votos de los Ministros Alberto Pérez
Dayán, Javier Laynez Potisek, José Fernando Franco González Salas y
Eduardo Medina Mora I. Ausente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Ponente:
José Fernando Franco González Salas. Secretaria: Maura Angélica Sanabria
Martínez.

Tesis y criterio contendientes:

Tesis XI.1o.A.T.69 A (10a.) y XI.1o.A.T.70 A (10a.), de títulos y subtítulos:


"JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO FEDERAL. PROCEDE, AUN
CUANDO SE IMPUGNE UNA OMISIÓN DE LA AUTORIDAD
ADMINISTRATIVA." y "PRESCRIPCIÓN DE CRÉDITOS FISCALES. UNA VEZ
ACTUALIZADA, LEGÍTIMA A LA PERSONA A QUIEN LE BENEFICIA A
DEMANDAR SU DECLARATORIA EN EL JUICIO DE NULIDAD, SIN NECESIDAD
DE ESPERAR A QUE LA AUTORIDAD TRIBUTARIA SE PRONUNCIE AL
RESPECTO.", aprobadas por el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito, y publicadas en el
Semanario Judicial de la Federación del viernes 15 de enero de 2016 a las
10:15 horas y en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, Libro 26, Tomo IV, enero de 2016, páginas 3353 y 3387,
respectivamente, y El sustentado por el Noveno Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito, al resolver el amparo directo
625/2016.

Tesis de jurisprudencia 80/2017 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de


este Alto Tribunal, en sesión privada del siete de junio de dos mil diecisiete.

Esta tesis se publicó el viernes 07 de julio de 2017 a las 10:14 horas en el

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Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación


obligatoria a partir del lunes 10 de julio de 2017, para los efectos previstos
en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

Cabe destacar los motivos contenidos en la ejecutoria dictada con motivo de la


contradicción de tesis número 404/2016, publicada con fecha siete de julio de dos mil
diecisiete en el Semanario Judicial de la Federación, y de la que se desprende en su
texto lo siguiente:

“Del contenido de las ejecutorias que han sido reseñadas, se advierte que sí
existe la contradicción de tesis que ha sido denunciada.

En efecto, el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo


del Décimo Primer Circuito, al resolver la revisión fiscal 71/2014, hizo referencia
a las hipótesis de procedencia del juicio contencioso administrativo, en
vinculación con el acto reclamado en el caso sometido a su consideración,
consistente en la prescripción de créditos fiscales.

Así, refirió que el juicio contencioso administrativo es procedente contra los


actos emitidos por la administración pública enunciados en el artículo 14 de la
Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa
(actualmente previstos en el artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal
de Justicia Administrativa); que las resoluciones definitivas contra las que era
procedente el juicio contencioso administrativo, debían ser entendidas
atendiendo a su naturaleza, ya fuera una resolución expresa o ficta, de modo
que reflejara el producto final o voluntad definitiva de la administración pública
como última resolución dictada para poner fin a un procedimiento, o bien como
manifestación aislada que no requería un procedimiento que le antecediera
para poder reflejar la última voluntad oficial.

Estableció que, por regla general, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa


sólo conocería de aquellos casos que se promovieran en contra de resoluciones
definitivas de la Administración Pública Federal previstos en la ley, pero que
excepcionalmente el juicio procedería por un no actuar, como lo es una omisión
de declarar la prescripción de un crédito fiscal, al resultar éste de estudio
oficioso.

Lo anterior, ya que su estudio vía acción jurisdiccional se justificaba, dado que


no podía esperarse a que la autoridad exigiera el cobro de un crédito fiscal,
aunado a que no era suficiente el reconocimiento de la figura de la prescripción
en el artículo 146 del Código Fiscal de la Federación, sino que si ésta se
actualizaba por el simple transcurso del tiempo, debía declararse de oficio en
cualquier estado del proceso, en la instancia administrativa o en la
jurisdiccional, al constituir un derecho del gobernado.

Además, que dicho órgano podía estudiar la prescripción sin la necesidad de


esperar un acto de la autoridad recaudadora, porque la ausencia de tal
resolución nació por el acto omisivo de ésta, quien tenía la obligación de
estudiarlo de manera oficiosa.

En el mismo sentido, el Noveno Tribunal Colegiado en Materia Administrativa


del Primer Circuito, al resolver el amparo directo 625/2016, procedió a analizar
lo relativo a la prescripción en materia tributaria y los mecanismos para que
ésta opere; asimismo, hizo referencia a las hipótesis de procedencia del juicio
contencioso administrativo.

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Al respecto, indicó que la prescripción de los créditos fiscales podrá realizarse


de oficio por la autoridad recaudadora o a petición del contribuyente.

Que para el caso de que el contribuyente hubiese solicitado a la autoridad fiscal


pronunciarse sobre la prescripción de un crédito fiscal y ésta hubiere sido
omisa, el Código Fiscal de la Federación prevé en su artículo 37, un plazo de
tres meses para que la autoridad se pronuncie, de lo contrario, se consideraría
que se resolvió en sentido negativo; es decir, existe negativa ficta, impugnable
a través del juicio contencioso administrativo.

En ese sentido, refirió que el juicio contencioso administrativo procederá en


contra de las resoluciones que configuren la negativa ficta en las que materias
señaladas en los preceptos de ley; por el transcurso del tiempo, por regla
general en el plazo de tres meses; así como las que así lo dispongan en el
ordenamiento jurídico aplicable.

Por tanto -concluyó-, es necesario contar con una resolución definitiva ya sea
expresa o configurada como negativa ficta, para poder pedir la nulidad de una
negativa de declaración de prescripción de un crédito fiscal, por ende, la
omisión de una autoridad fiscal de declarar de oficio la prescripción de un
crédito fiscal, no es impugnable a través del juicio contencioso administrativo.

Del contenido de las ejecutorias que han sido reseñadas, se advierte que en el
caso sí se verifica la existencia de la contradicción de tesis que ha sido
denunciada, en virtud de que los órganos colegiados contendientes se
pronunciaron en torno a un mismo problema jurídico, consistente en
determinar si la omisión de declarar de oficio la prescripción de un crédito fiscal
es impugnable el juicio contencioso administrativo.

En efecto, el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo


del Décimo Primer Circuito estimó que el Tribunal Federal de Justicia
Administrativa tiene competencia para conocer, por regla general, de las
demandas de nulidad que se promuevan contra resoluciones definitivas
emitidas por la Administración Pública Federal y, por excepción, de aquellas
que se interpongan contra un no actuar; por tanto, concluyó que dicho órgano
jurisdiccional puede conocer de un juicio de nulidad promovido contra la
omisión de declarar, de oficio, la prescripción de un crédito fiscal.

Por su parte, el Noveno Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer


Circuito partió de la base de que es necesario contar con una resolución
definitiva, ya sea expresa o configurada como negativa ficta, para poder
reclamar la omisión de la autoridad fiscal de decretar oficiosamente la
prescripción de un crédito fiscal; y, por ende, concluyó que el Tribunal Federal
de Justicia Administrativa no tiene competencia para conocer de la impugnación
de dicha omisión cuando no existe tal resolución definitiva.

En ese contexto, resulta evidente que existe la divergencia de criterios


denunciada, y que se circunscribe a determinar si la omisión de la autoridad
tributaria de declarar de oficio la prescripción de un crédito fiscal es impugnable
a través del juicio contencioso administrativo, o bien, si es necesario contar con
una resolución definitiva, ya sea expresa o configurada a través de la negativa
ficta.

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Lo anterior, sin que sea dable considerar que las diferencias entre los hechos
suscitados en cada uno de los asuntos analizados por los órganos
jurisdiccionales contendientes hayan modificado el punto jurídico analizado por
ellos ni constituido el punto de partida para sostener sus criterios, ya que, en
ambos casos, las cuestiones fácticas fueron secundarias y, desde un punto de
vista estrictamente jurídico, no obstaculizan el análisis de fondo de la
contradicción de tesis planteada.

En efecto, el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo


del Décimo Primer Circuito, al resolver la revisión fiscal 71/2014, examinó los
siguientes hechos:

• Una persona física promovió juicio de nulidad contra sendas resoluciones


emitidas por el Servicio de Administración Tributaria, por medio de las cuales
le negaron la condonación de diversos créditos fiscales y le fincaron
responsabilidad solidaria en carácter de presidente del consejo de
administración de una persona moral a la que le fueron determinados cuatro
créditos fiscales; asimismo, la persona física solicitó la prescripción de tales
créditos.

• El Magistrado instructor de la Sala Regional del Pacífico Centro del entonces


Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, a la que tocó conocer de la
demanda, la desechó por improcedente, en relación con las primeras dos
resoluciones, y únicamente la admitió a trámite por lo que hacía a la solicitada
prescripción vía excepción; posteriormente, dicha Sala dictó sentencia en la que
declaró que había operado la prescripción solicitada.

En cambio, al resolver el amparo directo 625/2016, el Noveno Tribunal


Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito analizó los hechos
referidos a continuación:

• Una persona moral promovió juicio de nulidad para obtener la declaratoria de


prescripción de un crédito fiscal.

• El Magistrado instructor de la Segunda Sala Regional Metropolitana del


Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, a la que correspondió
conocer de la demanda, la desechó por improcedente; luego, inconforme con
lo anterior, la persona moral interpuso recurso de reclamación; y, por su parte,
la Sala del conocimiento lo declaró infundado.

Ahora, como se advierte de lo expuesto, a pesar de que los órganos


jurisdiccionales analizaron, por un lado, una sentencia dictada previa
sustanciación del procedimiento respectivo y, por otro lado, una sentencia
dictada en un recurso de reclamación promovido contra un auto de
desechamiento; lo cierto es que emitieron su criterio respecto de igual punto
jurídico:

• La competencia del Tribunal Federal de Justicia Administrativa para conocer


de una demanda de nulidad promovida para reclamar la declaración de
prescripción de diversos créditos fiscales en el supuesto en el que la autoridad
fiscal no lo hubiera realizado de oficio, esto es, para conocer de un juicio
contencioso administrativo promovido contra la omisión de declarar, de oficio,
dicha prescripción.

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Además, en ambos casos, la parte actora en el juicio de nulidad reclamó la


prescripción de los créditos fiscales justamente porque la autoridad fiscal había
sido omisa en decretarla de manera oficiosa; y si bien en el supuesto analizado
por el Tribunal Colegiado del Décimo Primer Circuito existió una resolución
expresa adicional a aquella por la que fueron determinados los créditos fiscales
impugnados, ésta no versó acerca de su prescripción, sino de su condonación,
de modo que tampoco modificó el punto jurídico señalado.

Por tanto, resulta evidente que la incompatibilidad de las conclusiones a las que
arribaron los órganos jurisdiccionales contendientes, no es atribuible a la
diferencia entre los hechos suscitados en los asuntos que analizaron; y,
consecuentemente, ésta no configura un obstáculo para que pueda actualizarse
la oposición de tesis denunciada.

QUINTO.- Debe prevalecer, como jurisprudencia, el criterio que sostiene esta


Segunda Sala, conforme a las consideraciones que a continuación se exponen:

A fin de resolver la presente contradicción de criterios se estima conveniente


tener presente que esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al resolver la diversa contradicción 50/2004, en sesión de diez de
septiembre de dos mil cuatro, abordó el tema de la naturaleza jurídica de la
figura de la prescripción, así como su evolución en el Código Fiscal de la
Federación y sus particularidades en la materia. De este fallo se advierte lo
siguiente:

La palabra prescripción deriva del término latino "prescribiere" que significa


adquirir un derecho real o extinguirse un derecho o acción de cualquier clase
por el transcurso del tiempo en las condiciones previstas por la ley (Diccionario
de la Lengua Española, vigésima primera edición, Madrid, 1992, página 1660).

La prescripción tiene su origen en el derecho civil, y conforme a lo dispuesto


por los artículos 1135 y 1136 del Código Civil Federal (anteriormente Código
Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en
Materia Federal), se define como el medio de adquirir bienes o liberarse de
obligaciones por el simple transcurso de cierto tiempo y bajo las condiciones
establecidas en la ley, haciendo la distinción el segundo de los preceptos
señalados, entre la adquisición de bienes en virtud de la posesión llamada
prescripción positiva, y la liberación de obligaciones por no exigirse su
cumplimiento que se denomina prescripción negativa.

En materia fiscal no aplica esa distinción debido a que la prescripción sólo se


prevé en su modalidad negativa o liberatoria, es decir, como un medio para
que el deudor se libere de una obligación tributaria mediante el transcurso de
cierto plazo determinado en la legislación aplicable, esto es, el Código Fiscal de
la Federación, ordenamiento en el cual se encuentra regulada la prescripción
en los artículos 22 y 146.

El primer numeral prevé la extinción de la obligación del Estado por el


transcurso del tiempo, de devolver las cantidades pagadas indebidamente por
los contribuyentes por cualquier concepto tributario, cuando éstos no ejercen
su derecho de solicitar o exigir su devolución antes de que transcurra el término
para que se consuma la prescripción, estableciendo que ésta opera en los
mismos términos que tratándose de créditos fiscales.

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El segundo precepto -artículo 146- instituye el término de cinco años para la


prescripción de los créditos fiscales, entendiendo como tales, conforme al
artículo 4o. del Código Fiscal de la Federación, todas aquellas percepciones a
que tenga derecho el Estado, provenientes de contribuciones (impuestos,
aportaciones de seguridad social, contribuciones de mejoras y derechos), de
aprovechamientos o sus accesorios, incluyendo los que deriven de
responsabilidades que tenga derecho a exigir de sus servidores públicos o de
los particulares, así como aquellos a los que las leyes les den ese carácter y el
Estado tenga derecho a percibir por cuenta ajena.

La prescripción fiscal pertenece al derecho sustantivo, pues se refiere a la


extinción de una obligación fiscal por el solo transcurso del tiempo determinado
en la ley de la materia. El artículo 146 del referido código prevé la posibilidad
de que los particulares puedan solicitar la declaratoria de prescripción, vía
acción, o bien puedan hacerla valer en el recurso administrativo o medio de
defensa legal procedente.

El tenor de dicho numeral, en su texto vigente antes de junio de dos mil seis,
es el siguiente:

"Artículo 146. El crédito fiscal se extingue por prescripción en el término de


cinco años.

"El término de la prescripción se inicia a partir de la fecha en que el pago pudo


ser legalmente exigido y se podrá oponer como excepción en los recursos
administrativos. El término para que se consume la prescripción se interrumpe
con cada gestión de cobro que el acreedor notifique o haga saber al deudor o
por el reconocimiento expreso o tácito de éste respecto de la existencia del
crédito. Se considera gestión de cobro cualquier actuación de la autoridad
dentro del procedimiento administrativo de ejecución, siempre que se haga del
conocimiento del deudor.

"Cuando se suspenda el procedimiento administrativo de ejecución en los


términos del artículo 144 de este código, también se suspenderá el plazo de la
prescripción.

"Asimismo, se interrumpirá el plazo a que se refiere este artículo cuando el


contribuyente hubiera desocupado su domicilio fiscal sin haber presentado el
aviso de cambio correspondiente o cuando hubiere señalado de manera
incorrecta su domicilio fiscal.

"Los particulares podrán solicitar a la autoridad la declaratoria de prescripción


de los créditos fiscales."

Dicho precepto fue reformado en su último párrafo, mediante decreto publicado


en el Diario Oficial de la Federación el veintiocho de junio de dos mil seis,
vigente a partir del día siguiente de su publicación, para quedar en los
siguientes términos:

"Artículo 146.
"...
"La declaratoria de prescripción de los créditos fiscales podrá realizarse de oficio
por la autoridad recaudadora o a petición del contribuyente."

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Conforme al precepto transcrito vigente antes y después de la reforma referida,


se advierte, en lo que interesa para efectos de dirimir la materia de la presente
contradicción, lo siguiente:

1. El crédito fiscal se extingue por prescripción en el plazo de cinco años.

2. El término para que se actualice la figura jurídica de la prescripción (cinco


años), comienza a correr a partir de la fecha en que el pago del crédito fiscal
de que se trate pudo ser legalmente exigido, y se podrá oponer como excepción
en los recursos administrativos.

3. El plazo para que opere la prescripción se interrumpe con cada gestión de


cobro que el acreedor notifique o haga saber al deudor o por el reconocimiento
expreso o tácito de éste respecto a la existencia de crédito.

4. Se considera gestión de cobro cualquier actuación de la autoridad dentro del


procedimiento administrativo de ejecución, siempre que se haga del
conocimiento del deudor; de donde deriva que el plazo para que se configure
la prescripción puede interrumpirse por dos motivos, a saber: por la gestión de
cobro que el acreedor notifique o haga saber al deudor; y, por el
reconocimiento expreso o tácito del contribuyente deudor respecto de la
existencia del crédito.

Asimismo, el legislador a través de la reforma referida otorgó facultades a la


autoridad recaudadora para que, de oficio, declare la prescripción de un crédito
fiscal o a petición del contribuyente, cuando advierta que se consumó el plazo
de cinco años con que contaba para hacerlo exigible.

En consecuencia, del precepto en cita se deduce, en lo que al caso interesa,


que el crédito fiscal se extingue por prescripción en el plazo de cinco años y
que éste se inicia a partir de la fecha en que su pago pudo ser legalmente
exigido, pues constituye una sanción en contra de la autoridad hacendaria por
su inactividad derivada de no ejercer su facultad económico coactiva, de modo
que bajo esta óptica, para la prescripción de un crédito fiscal sólo se requiere
que hayan transcurrido cinco años de forma ininterrumpida, sin que exista
gestión de cobro por parte de la autoridad.

En esos términos, de una correcta interpretación del artículo 146 del Código
Fiscal de la Federación, se colige que basta que se haya consumado el plazo
de cinco años para que se actualice la prescripción del crédito fiscal, aun cuando
el deudor no hubiera impugnado un acto de ejecución realizado por la autoridad
con posterioridad en que se consumó dicho plazo, es decir, el acto de cobro
posterior no puede tener como efecto interrumpir un lapso que ya se ha
extinguido, ni implica una renuncia tácita al plazo de prescripción consumado,
pues, como se anticipó, la prescripción constituye una sanción en contra de la
autoridad hacendaria por su inactividad derivada de no ejercer su facultad
económico coactiva dentro del plazo que le otorga la ley para hacerlo (cinco
años).

Esto es, el artículo 146 del Código Fiscal de la Federación contiene una norma
de carácter sustantivo, pues prevé la extinción de los créditos fiscales por el
transcurso del tiempo (cinco años). El hecho de que el deudor no hubiera
impugnado la gestión de cobro realizada por la autoridad con posterioridad en
que se consumó el plazo de la prescripción, no implica la pérdida para hacer
valer en vía de acción o de excepción la actualización de la prescripción, ya que

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por mandato legal la prescripción opera con el solo transcurso del lapso de
cinco años, sin que se prevea que los actos de cobro posteriores a que se
consumó la prescripción, y que no hubieran sido impugnados, tengan como
efecto una renuncia tácita al plazo de prescripción consumado, es decir,
transcurrido el plazo de la prescripción no existe posibilidad alguna de
interrumpir dicho plazo y, por ende, reanudar el referido plazo, pues no puede
interrumpirse algo que se ha extinguido.

Una vez puntualizado lo anterior, se procede a dilucidar, si la omisión de la


autoridad de declarar de oficio la prescripción a favor del contribuyente, es
impugnable ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, o bien, si éste,
en vez de solicitarla directamente ante la autoridad fiscal, puede incoar, en vía
de acción, su declaratoria.

Con tal propósito, es pertinente recordar que dicho órgano puede actuar
conforme a dos modelos:

1) El contencioso administrativo de anulación, en el que puede declarar la


nulidad lisa y llana, cuando pretende restaurar el orden jurídico y únicamente
anular el acto impugnado, esto es, controlar la legalidad del acto y tutelar el
derecho objetivo; y

2) El contencioso administrativo de plena jurisdicción, en el que puede decretar


la nulidad para efectos, cuando tiene por objeto tutelar el derecho subjetivo del
accionante, mediante el cual no sólo anula el acto, sino que, además, fija los
derechos del recurrente y condena a la administración a restablecer y hacer
efectivos los derechos que se pretende tutelar.

Como se observa, debido a la diversidad de materias de las que conoce el


Tribunal Fiscal de la Federación, el modelo de jurisdicción contencioso
administrativo mexicano es mixto, pues dependerá de cada caso en particular,
el establecer si su actuación debe ajustarse al modelo contencioso de anulación
(para determinar la legalidad del acto administrativo), o bien, al contencioso de
plena jurisdicción (para precisar la existencia y medida de un derecho
subjetivo).

En relación con ello, el artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de


Justicia Administrativa, publicada en el Diario Oficial de la Federación el
dieciocho de julio de dos mil dieciséis, que coincide, en lo que interesa al
presente asunto, con el artículo 14 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa(6) (actualmente derogada) establece lo
siguiente:

"Artículo 3. El tribunal conocerá de los juicios que se promuevan contra las


resoluciones definitivas, actos administrativos y procedimientos que se indican
a continuación:
(se transcribe).

"Para los efectos del primer párrafo de este artículo, las resoluciones se
considerarán definitivas cuando no admitan recurso administrativo o cuando la
interposición de éste sea optativa.

"El tribunal conocerá también de los juicios que promuevan las autoridades
para que sean anuladas las resoluciones administrativas favorables a un
particular, cuando se consideren contrarias a la ley."

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El artículo transcrito prevé la posibilidad de que el Tribunal Federal de Justicia


Administrativa conozca de los juicios promovidos contra las resoluciones
definitivas,(7) es decir, aquellas que no admitan un recurso administrativo en
su contra, o bien, aquellas que admitan recursos opcionales.

En ese contexto, a fin de resolver el punto de contradicción precisado en el


considerando que antecede, consistente en determinar si la omisión de la
autoridad fiscal de declarar de manera oficiosa la prescripción de un crédito
fiscal a favor del contribuyente es impugnable mediante juicio de nulidad,
resulta necesario verificar si cumple con tales características de definitividad;
y, para ello, conviene destacar lo siguiente:

En primer lugar, que en la medida en que el contribuyente que pretende


obtener la prescripción del crédito fiscal a su favor no ha solicitado a la
autoridad administrativa que realice la declaración de mérito, no es dable
afirmar que exista un actuar por parte de ésta, ni una omisión, que pueda
reputarse como una negativa ficta.

En segundo lugar, la Segunda Sala, al examinar el artículo 11 de la Ley Orgánica


del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,(8) que coincide con la
redacción actual del artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de
Justicia Administrativa, publicada en el Diario Oficial de la Federación el
dieciocho de julio de dos mil dieciséis, delimitó el concepto de "resolución
definitiva".

Al respecto, precisó que debe consistir en el producto final o última voluntad


de la administración; esto es, la última resolución dictada para poner fin a un
procedimiento, o bien, una manifestación aislada que, por su naturaleza o
características, no requiera de procedimientos que le antecedan para poder
reflejar esa voluntad definitiva.

En tercer lugar, en tanto cuestión estrechamente vinculada con la definitividad


aludida, que no se genera agravio o conflicto alguno para el gobernado,
mientras la administración pública no emita esa última voluntad por medio de
la autoridad legalmente competente y mientras ésta no adquiera firmeza; esto
es, que la calidad de última voluntad firme en combinación con la causación de
un agravio objetivo son las características de la resolución definitiva para
efectos del juicio contencioso-administrativo.

En suma, se estima pertinente destacar que, para la procedencia del juicio de


nulidad ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, se requiere que las
resoluciones que se pretendan impugnar tengan el carácter de definitivas y
que, por lo mismo, sean el producto final o última voluntad de la autoridad
fiscal.

Consecuentemente, resulta evidente que si la autoridad ha omitido declarar de


oficio la prescripción a favor del contribuyente, tal situación no agravia a la
gobernada, pues, para ello, es menester que ésta eleve una solicitud en ese
sentido a la que recaiga una negativa ficta o expresa por parte de la autoridad
administrativa de donde se concluya que esa respuesta constituiría en todo
caso, la última voluntad de la autoridad fiscal en relación con la petición de la
agraviada; y, por ende, sea impugnable a través del juicio de nulidad, en
términos de lo dispuesto en la fracción V del artículo 3 de la Ley Orgánica del
Tribunal Federal de Justicia Administrativa.

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Lo anterior, considerando que dicho numeral dispone que el referido tribunal


conocerá, entre otros, de los juicios que se promuevan contra las resoluciones
definitivas que causen un agravio en materia fiscal distinto al que se refieren
las tres fracciones anteriores del citado numeral, a saber, las siguientes:

• Los decretos y acuerdos de carácter general, diversos a los reglamentos,


cuando sean autoaplicativos o cuando el interesado los controvierta con motivo
de su primer acto de aplicación (fracción I);

• Las dictadas por autoridades fiscales federales y organismos fiscales


autónomos en que se determine la existencia de una obligación fiscal, se fijen
en cantidad líquida o se den las bases para su liquidación (fracción II);

• Las que nieguen la devolución de un ingreso indebidamente percibido por el


Estado o cuya devolución proceda de conformidad con las leyes fiscales
(fracción III); y,

• Las que impongan multa por infracción a las normas administrativas federales
(fracción IV).

Por tanto, en mérito de lo expuesto, es dable concluir que la omisión de la


autoridad fiscal de declarar de manera oficiosa la prescripción de un crédito
fiscal no es una resolución definitiva, en tanto no refleja una voluntad definitiva
o última por parte de la autoridad fiscal, y tampoco causa un agravio en materia
fiscal al contribuyente; y, por tanto, no es impugnable mediante juicio de
nulidad ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa.

Esta conclusión es congruente con el criterio sustentado por esta Segunda Sala,
al resolver la contradicción de tesis 196/2006-SS, en la que se interpretó el
concepto de "agravio en materia fiscal", a que se refiere la fracción IV del
entonces artículo 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal
y Administrativa (ahora Tribunal Federal de Justicia Administrativa), en las tesis
que a continuación se reproducen:

"MATERIA FISCAL. SIGNIFICACIÓN.-Por materia fiscal debe entenderse lo


relativo a la determinación, la liquidación, el pago, la devolución, la exención,
la prescripción o el control de los créditos fiscales, o lo referente a las sanciones
que se impongan con motivo de haberse infringido las leyes tributarias."
(Séptima Época. Registro digital: 238493. Instancia: Segunda Sala. Tesis
aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Volumen 69, Tercera
Parte, materia administrativa, página 51)

"MATERIA FISCAL, QUÉ DEBE ENTENDERSE POR.-Por materia fiscal debe


entenderse todo lo relativo a impuestos o sanciones aplicadas con motivo de la
infracción a las leyes que determinan dichos impuestos." (Quinta Época.
Registro digital: 332862. Instancia: Segunda Sala. Tesis aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación, Tomo LIII, materia administrativa, página
3055)

De lo anterior se advierte que la expresión "causen un agravio en materia fiscal


distinto al que se refieren las fracciones anteriores", establecida en la fracción
V del artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia
Administrativa, se refiere a aquellos casos en los que se ocasiona una
afectación en la relación jurídico tributaria existente entre el contribuyente y el

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fisco derivada o relacionada con el cumplimiento de las leyes fiscales, así como
a los casos distintos en los que se ocasiona esa afectación por la determinación
de una obligación fiscal en cantidad líquida por la negativa a una devolución de
ingresos indebidamente percibida por el Estado o cuya devolución proceda
conforme a las leyes fiscales, o bien, por la imposición de multas por infracción
a las normas administrativas federales.

De este modo, el solo hecho de que haya operado la prescripción a favor del
contribuyente sin que la autoridad la haya declarado de oficio o negado con
motivo de una solicitud de la gobernada, no actualiza la hipótesis de
procedencia del juicio contencioso administrativo, en tanto que, como ha
quedado explicitado, esa hipótesis no constituye una resolución que cause
agravio en materia fiscal.

No es óbice para la anterior conclusión, el hecho de que el contribuyente pueda


plantear vía excepción, que el crédito que la autoridad le demanda, se
encuentra prescrito o bien, que el Tribunal Federal de Justicia Administrativa
pueda advertirlo y declararlo oficiosamente.

Tampoco es obstáculo para arribar a la conclusión que se propone, el aspecto


atinente a la contravención a los derechos humanos, es de señalar que el
artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
interpretado de manera sistemática con el artículo 1o. de la Ley Fundamental,
en su texto reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la
Federación el diez de junio de dos mil once, en vigor al día siguiente, establece
el derecho fundamental de acceso a la impartición de justicia.

Ese derecho se integra, a su vez, por los principios de justicia pronta, completa,
imparcial y gratuita, como lo ha sostenido la Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia 2a./J. 192/2007, de rubro:
"ACCESO A LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA. EL ARTÍCULO 17 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS ESTABLECE
DIVERSOS PRINCIPIOS QUE INTEGRAN LA GARANTÍA INDIVIDUAL RELATIVA,
A CUYA OBSERVANCIA ESTÁN OBLIGADAS LAS AUTORIDADES QUE REALIZAN
ACTOS MATERIALMENTE JURISDICCIONALES."

Sin embargo, el derecho a la jurisdicción no puede obligar a estimar procedente


el juicio contencioso administrativo de manera irrestricta, puesto que, como
quedó precisado, el artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia
Administrativa, no prevé limitantes respecto del acceso a la jurisdicción, sino
que sujeta la procedencia del juicio contencioso administrativo a diversas
condicionantes, sin que éstas priven de los derechos consagrados en la
Constitución Federal.

En el caso, el derecho a la jurisdicción se cumple en la medida que el gobernado


puede exigir a los órganos jurisdiccionales del Estado, la tramitación y
resolución de los conflictos jurídicos en que sea parte, ello siempre que
satisfaga los requisitos fijados por la propia Constitución y las leyes secundarias.

De esta manera, estamos ante un caso en el que no se han actualizado todos


los supuestos que establece la ley para que sea procedente el juicio contencioso
administrativo, para ello, es necesario cumplir con los requisitos y términos
fijados por la ley impugnada; en el caso concreto, dicha condición, se traduce
en la existencia de una resolución definitiva susceptible de ser reclamada en la
vía contenciosa.

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Por ello, únicamente al legislador le corresponde tal función (determinar los


plazos y términos en la ley); por tanto, si la intención del legislador, al emitir el
artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, fue
limitar la procedencia del juicio contencioso administrativo a determinadas
hipótesis (resoluciones definitivas que causen perjuicio), tal situación por sí
sola, de ninguna manera puede estimarse violatoria de los principios previstos
por el artículo 17 de la Constitución Federal, ya que el legislador únicamente
está
ejerciendo la facultad que le fue conferida constitucionalmente.

En consecuencia, debe señalarse que la garantía de acceso a la administración


de justicia, prevista en el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, sí es observada por el Estado, ya que el hecho de que el
juicio contencioso administrativo no sea procedente mientras no se emita una
resolución definitiva que cause un agravio fiscal, no implica que, en cualquier
caso, el órgano jurisdiccional deba resolver el fondo del asunto, sin que importe
la verificación de los requisitos de procedencia previstos en las leyes nacionales
para la interposición de cualquier medio de defensa, ya que las formalidades
procesales son la vía que hace posible arribar a una adecuada resolución, por
lo que tales aspectos, por sí mismos, son insuficientes para declarar procedente
lo improcedente.

Es por lo anterior que el simple establecimiento de requisitos o presupuestos


necesarios para el estudio de fondo de los conceptos de anulación propuestos
en el contencioso administrativo, no constituyen, en sí mismos, una violación
al derecho humano de un recurso judicial efectivo, pues, en todo procedimiento
o proceso existente en el orden interno de los Estados, deben concurrir amplias
garantías judiciales, entre ellas, las formalidades que deben observarse para
garantizar el acceso a aquéllas.

Además, por razones de seguridad jurídica, para la correcta y funcional


administración de justicia y para la efectiva protección de los derechos de las
personas, los Estados pueden y deben establecer presupuestos y criterios de
admisibilidad, de carácter judicial o de cualquier índole, de los recursos
internos; de manera que, si bien es cierto que dichos recursos deben estar
disponibles para el interesado y resolver efectiva y fundadamente el asunto
planteado y, en su caso, proveer la reparación adecuada, también lo es que no
siempre y en cualquier caso cabría considerar que los órganos y tribunales
internos deben resolver el fondo del asunto que se les plantea, sin que importe
verificar los presupuestos formales de admisibilidad y procedencia del recurso
intentado.

En atención a las consideraciones que anteceden, esta Segunda Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación determina que el criterio que debe
prevalecer, con carácter de jurisprudencia, es el que se precisa a continuación:

PRESCRIPCIÓN DE UN CRÉDITO FISCAL. LA OMISIÓN DE LA AUTORIDAD


TRIBUTARIA DE DECLARARLA DE OFICIO, NO CONSTITUYE UNA RESOLUCIÓN
DEFINITIVA IMPUGNABLE ANTE EL TRIBUNAL FEDERAL DE JUSTICIA
ADMINISTRATIVA. El artículo 3 de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de
Justicia Administrativa establece la competencia de dicho órgano, destacando
entre los supuestos de procedencia del juicio, que se trate de resoluciones
definitivas, actos administrativos y procedimientos, como pudieran ser, entre
otras, las dictadas por autoridades fiscales federales y organismos fiscales

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autónomos en las que se determine la existencia de una obligación fiscal, las


que impongan multas por infracciones a normas administrativas federales o las
que causen un agravio en materia fiscal. En ese contexto, la omisión de la
autoridad tributaria de declarar de oficio la prescripción de un crédito fiscal no
constituye una resolución definitiva, en virtud de que el contribuyente que
afirma que aquélla ha operado a su favor, no ha solicitado ante la autoridad
administrativa que la declare ni, por ende, existe un acto u omisión de ésta que
pueda reputarse como una afirmativa ficta, ni se actualiza agravio alguno en
materia fiscal que actualice la procedencia del juicio, sin que ello implique un
menoscabo al derecho del contribuyente de plantear aquella situación
liberatoria, vía excepción, ante la pretensión de la autoridad de hacer efectivos
los créditos fiscales. Esta conclusión es congruente con el derecho de acceso a
la justicia, el cual no tiene el alcance de que se actúe sin observancia de los
requisitos formales previstos por el legislador.

Por lo antes expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO.- Sí existe la contradicción entre los criterios a que este expediente


se refiere, en términos de lo expuesto en el considerando cuarto de esta
resolución.

SEGUNDO.- Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio


sustentado por esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
en los términos redactados en el último considerando de esta resolución.

De la anterior tesis jurisprudencial y ejecutoria, se desprende que la omisión de


la autoridad tributaria de declarar de oficio la prescripción de un crédito fiscal no
constituye una resolución definitiva, en virtud de que el contribuyente que afirma que
aquélla ha operado a su favor, no ha solicitado ante la autoridad administrativa que la
declare ni, por ende, existe un acto u omisión de ésta que pueda reputarse como una
afirmativa ficta, ni se actualiza agravio alguno en materia fiscal que actualice la
procedencia del juicio.

Esto es, que cuando se reclame el acto omisivo por parte de una autoridad fiscal
de declarar de oficio la prescripción de un crédito fiscal, es necesario que el
contribuyente haya solicitado ante dicha instancia petición al respecto, ello, con la
finalidad de que esa inactividad administrativa adquiera el carácter de una resolución
definitiva, para que sea impugnable ante el Tribunal correspondiente.

Así mismo, se aprecia de tal ejecutoria, que tal requisito no implica un menoscabo
al derecho del contribuyente de plantear aquella situación liberatoria, vía excepción,
ante la pretensión de la autoridad de hacer efectivos los créditos fiscales, como se
actualiza en el caso concreto, ya que en el presente juicio el actor controvierte la
determinación contenida tanto en la invitación al pago de adeudos por el derecho de
refrendo anual de tarjeta de circulación y holograma, como en la impresión del adeudo
vehicular, en el cual se contiene la liquidación de dicho tributo, misma que es
impugnable por sí misma, se conformidad a lo dispuesto por el artículo 4, numeral 1,
inciso g), de la Ley Orgánica del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco,
planteando como agravio por la parte del actor, que no puede ser exigida al haberse
configurado la prescripción de la obligación de su pago, sin que se esté combatiendo
como acto en sí, la omisión por parte de la autoridad fiscal de hacerlo de oficio, lo que
sí implicaría que hubiese acudido de manera previa a solicitarla, de ahí la improcedencia
de la causal.

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c. Por otra parte, manifestó en la segunda causal de improcedencia que se


actualiza la prevista en la fracción IX del artículo 29, en relación con el 30 fracción I, y
1, todos de la Ley de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, debido a que este
Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco resulta incompetente para
conocer la materia de la litis del presente juicio, toda vez que se interpuso en contra de
leyes emanadas del Congreso como lo son la Ley de Ingresos y la Ley de Hacienda
ambas del Estado de Jalisco.

Es infundada la causal de improcedencia reseñada, con base en los siguientes


razonamientos:

Es cierto que este Tribunal no puede pronunciarse directamente sobre la


constitucionalidad de preceptos legales sobre los que no exista previo análisis por parte
de los Tribunales del Poder Judicial de la Federación y la declaratoria respectiva, aunque
sí tiene facultades para dejar de aplicar preceptos que transgreden la norma suprema,
en términos de lo dispuesto por el artículo 133 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.

Por virtud de la reforma al artículo 1 constitucional, de 10 diez de junio de 2011


dos mil once se rediseñó la forma en la que los órganos del sistema jurisdiccional
mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad, pues el mismo ya no es
limitativo de los órganos del Poder Judicial de la Federación, a través de los medios
legalmente establecidos, sino que ahora, todas las autoridades del país, incluidas las de
carácter jurisdiccional, están facultadas y obligadas, en el ámbito de sus respectivas
competencias, a observar los derechos contenidos en la Constitución y en los tratados
internacionales.

Actualmente existen dos grandes vertientes dentro del modelo de control de


constitucionalidad en el orden jurídico mexicano, siendo éstos:3

a) El control constitucional que deben ejercen los órganos del Poder Judicial de
la Federación con vías directas de control: acciones de inconstitucionalidad,
controversias constitucionales y juicio de amparo directo e indirecto; y,

b) El control constitucional que deben ejercer el resto de los Jueces del país sin
facultad de declarar la inconstitucionalidad (control difuso) correspondiente a la
atribución que tienen todos los órganos jurisdiccionales, en vía de excepción, de estudiar
la constitucionalidad de normas generales, especialmente, y omitir su aplicación en un
caso concreto o, si se tratare de actos estricto sensu, declarar su nulidad.

En ese contexto, el control difuso de constitucionalidad se ejerce en atención a


los artículos 1 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en que
el constituyente dotó de atribuciones a los órganos jurisdiccionales para llevarlo a cabo
en aras de garantizar el respeto a los derechos humanos de fuente constitucional o
convencional; por eso, tal control en su vertiente de constitucionalidad se debe ejercer
cuando se advierta la transgresión a los derechos fundamentales.

Luego, las autoridades jurisdiccionales ordinarias no tienen la potestad de hacer


declaratoria de inconstitucionalidad de leyes, sino que únicamente están facultadas para
la inaplicación de la norma general correspondiente si consideran que no es conforme
a la Constitución o a los tratados internacionales.

3
Ejecutoria, contradicción de tesis 259/2011. entre las sustentadas por el Primer y Segundo Tribunales Colegiados,
ambos del Trigésimo Circuito de 30 de noviembre de 2011, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, consultable
en la página 380, libro xv, diciembre de 2012, décima época, bajo número de registro 24124.

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Encuentra aplicación al caso la tesis P. LXVII/20114, sustentada por el Pleno de


la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que es del tenor siguiente:

“CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN UN MODELO


DE CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD. De conformidad
con lo previsto en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, todas las autoridades del país, dentro del ámbito de sus
competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos
humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos
contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado
Mexicano, adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de
que se trate, lo que se conoce en la doctrina como principio pro persona.
Estos mandatos contenidos en el artículo 1o. constitucional, reformado
mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación de 10 de
junio de 2011, deben interpretarse junto con lo establecido por el
diverso 133 para determinar el marco dentro del que debe realizarse
el control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos
a cargo del Poder Judicial, el que deberá adecuarse al modelo de control de
constitucionalidad existente en nuestro país. Es en la función jurisdiccional,
como está indicado en la última parte del artículo133 en relación con el
artículo 1o. constitucionales, en donde los jueces están obligados a preferir
los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados
internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario que se
encuentren en cualquier norma inferior. Si bien los jueces no pueden hacer
una declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las
normas que consideren contrarias a los derechos humanos contenidos en la
Constitución y en los tratados (como sí sucede en las vías de control directas
establecidas expresamente en los artículos 103, 105 y 107 de la
Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores
dando preferencia a las contenidas en la Constitución y en los tratados en
la materia.”

También sirve de apoyo por las razones que sustenta la jurisprudencia sustentada
por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que dice5:

“CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y DE CONVENCIONALIDAD


(REFORMA CONSTITUCIONAL DE 10 DE JUNIO DE 2011). Mediante
reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de
2011, se modificó el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, rediseñándose la forma en la que los órganos del sistema
jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con
anterioridad a la reforma apuntada, de conformidad con el texto del artículo
103, fracción I, de la Constitución Federal, se entendía que el único órgano
facultado para ejercer un control de constitucionalidad lo era el Poder
Judicial de la Federación, a través de los medios establecidos en el propio
precepto; no obstante, en virtud del reformado texto del artículo 1o.
constitucional, se da otro tipo de control, ya que se estableció que todas las
autoridades del Estado mexicano tienen obligación de respetar, proteger y
garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los
tratados internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte, lo

4
Publicada en la página 535 del libro iii, tomo 1, del semanario judicial de la federación y su gaceta, de diciembre
de dos mil once, con número de registro 160589, consultada por su voz en el apartado respectivo de la página
electrónica www.scjn.gob.mx
5
Consultable en la página 420, libro xv, diciembre de 2012, tomo i, décima época, del semanario judicial de la
federación y su gaceta.

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que también comprende el control de convencionalidad. Por tanto, se


concluye que en el sistema jurídico mexicano actual, los jueces nacionales
tanto federales como del orden común, están facultados para emitir
pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos
reconocidos por la Constitución Federal y por los tratados internacionales,
con la limitante de que los jueces nacionales, en los casos que se sometan
a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la
Norma Fundamental, no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad
de normas generales, pues únicamente los órganos integrantes del Poder
Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales, podrán
declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme con la
Constitución o los tratados internacionales, mientras que las demás
autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano sólo podrán inaplicar la
norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los
tratados internacionales en materia de derechos humanos.”

De igual forma, es dable destacar que en el control difuso el tema de


convencionalidad o constitucionalidad no integra la litis de forma directa, pues la
controversia en sí misma se gesta en el ámbito de legalidad, razón por la cual el órgano
jurisdiccional sólo podrá desaplicar la norma aun cuando las partes no lo hubiesen
alegado.

En tal orden de ideas, si las partes proponen argumentos donde se solicita dicho
control, entonces se deberá pronunciar la autoridad cuando su criterio coincida con la
propuesta e inaplicará la norma conducente.

Resulta aplicable al tema la jurisprudencia 2a./J. 16/2014 (10a.), registro


2006186, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, apreciable
en el Libro 5, abril de 2014, Tomo I, página 984, de la Décima Época de la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, que establece:

“CONTROL DIFUSO. SU EJERCICIO EN EL JUICIO CONTENCIOSO


ADMINISTRATIVO. Si bien es cierto que, acorde con los artículos 1o. y
133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las
autoridades jurisdiccionales ordinarias, para hacer respetar los derechos
humanos establecidos en la propia Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, pueden inaplicar
leyes secundarias, lo que constituye un control difuso de su
constitucionalidad y convencionalidad, también lo es que subsiste el control
concentrado de constitucionalidad y convencionalidad de leyes, cuya
competencia corresponde en exclusiva al Poder Judicial de la Federación, a
través del juicio de amparo, las controversias constitucionales y las acciones
de inconstitucionalidad. La diferencia entre ambos medios de control
(concentrado y difuso), estriba en que, en el primero, la competencia
específica de los órganos del Poder Judicial de la Federación encargados de
su ejercicio es precisamente el análisis de constitucionalidad y
convencionalidad de leyes, por tanto, la controversia consiste en determinar
si la disposición de carácter general impugnada expresamente es o no
contraria a la Constitución y a los tratados internacionales, existiendo la
obligación de analizar los argumentos que al respecto se aduzcan por las
partes; en cambio, en el segundo (control difuso) el tema de
inconstitucionalidad o inconvencionalidad no integra la litis, pues ésta se
limita a la materia de legalidad y, por ello, el juzgador por razón de su
función, prescindiendo de todo argumento de las partes, puede desaplicar
la norma. Ahora bien, en el juicio contencioso administrativo, la competencia

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específica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa es en


materia de legalidad y, por razón de su función jurisdiccional, este tribunal
puede ejercer control difuso; sin embargo, si el actor formula conceptos de
nulidad expresos, solicitando al tribunal administrativo el ejercicio del control
difuso respecto de determinada norma, de existir coincidencia entre lo
expresado en el concepto de nulidad y el criterio del tribunal, éste puede
inaplicar la disposición respectiva, expresando las razones jurídicas de su
decisión, pero si considera que la norma no tiene méritos para ser
inaplicada, bastará con que mencione que no advirtió violación alguna de
derechos humanos, para que se estime que realizó el control difuso y
respetó el principio de exhaustividad que rige el dictado de sus sentencias,
sin que sea necesario que desarrolle una justificación jurídica exhaustiva en
ese sentido, dando respuesta a los argumentos del actor, pues además de
que el control difuso no forma parte de su litis natural, obligarlo a realizar
el estudio respectivo convierte este control en concentrado o directo, y
transforma la competencia genérica del tribunal administrativo en
competencia específica. Así, si en el juicio de amparo se aduce la omisión
de estudio del concepto de nulidad relativo al ejercicio de control difuso del
tribunal ordinario, el juzgador debe declarar ineficaces los conceptos de
violación respectivos, pues aun cuando sea cierto que la Sala responsable
fue omisa, tal proceder no amerita que se conceda el amparo para que se
dicte un nuevo fallo en el que se ocupe de dar respuesta a ese tema, debido
a que el Poder Judicial de la Federación tiene competencia primigenia
respecto del control de constitucionalidad de normas generales y, por ello,
puede abordar su estudio al dictar sentencia. Si, además, en la demanda de
amparo se aduce como concepto de violación la inconstitucionalidad o
inconvencionalidad de la ley, el juzgador sopesará declarar inoperantes los
conceptos de violación relacionados con el control difuso y analizar los
conceptos de violación enderezados a combatir la constitucionalidad y
convencionalidad del precepto en el sistema concentrado.”

En la especie, la demandante solicita un estudio de constitucionalidad, al plantear


la contravención de los principios de proporcionalidad y equidad tributaria establecidos
en el artículo 31 fracción IV, Constitucional, sobre tal problemática será el
pronunciamiento que se realice en esta sentencia.

V. Al no existir otras cuestiones de previo y especial pronunciamiento, se procede


al estudio de aquellos conceptos de impugnación que de resultar fundados llevarían a
esta Sala Unitaria a declarar la nulidad lisa y llana de los actos impugnados por el
demandante en términos de lo dispuesto por el arábigo 72 de la ley de la materia.

Es aplicable la jurisprudencia número PC.III.A. J/9 A (11a.)6, sustentada por el


Pleno en Materia Administrativa del Tercer Circuito, que señala:

“JUSTICIA ADMINISTRATIVA EN EL ESTADO DE JALISCO. CON


BASE EN LOS PRINCIPIOS DE JUSTICIA COMPLETA Y DE MAYOR
BENEFICIO, LOS TRIBUNALES LOCALES ESTÁN OBLIGADOS A
ANALIZAR LOS CONCEPTOS DE NULIDAD DE FONDO, CON
INDEPENDENCIA DE QUE LA RESOLUCIÓN IMPUGNADA ADOLEZCA
DE REQUISITOS FORMALES. Hechos: Los Tribunales Colegiados de
Circuito contendientes sostuvieron posturas contrarias sobre la interpretación
del artículo 72 de la Ley de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, esto

6
Publicada con el registro digital número 2024109, Instancia: Plenos de Circuito, undécima época,
Semanario Judicial de la Federación.

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es, si el Tribunal de Justicia Administrativa de la entidad tiene o no la


obligación de analizar de manera preferente los conceptos de anulación
vinculados con el fondo del asunto, cuando de manera prioritaria se hubiese
declarado fundado un motivo de disenso de forma (indebida fundamentación
de la competencia de la autoridad emisora del acto). Criterio jurídico: El Pleno
en Materia Administrativa del Tercer Circuito determina que en atención a
los principios de mayor beneficio y de justicia completa, por regla general, el
Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco debe y tiene la
obligación de decidir sobre los conceptos de anulación de fondo, con
independencia de que el acto impugnado carezca de la debida
fundamentación de la competencia de la autoridad demandada. Justificación:
De la interpretación armónica y funcional de los artículos 1, primer párrafo,
y 72 a 76 de la Ley de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, se
obtienen las siguientes premisas: El Tribunal de Justicia Administrativa
estatal debe resolver los conflictos que se susciten entre la administración
pública y los particulares; se fijan los requisitos que debe contener la
sentencia (fijación clara de la litis, fundamentos jurídicos, puntos resolutivos
y los términos del cumplimiento); no obstante, los formalismos judiciales
constituyen un obstáculo para la resolución de los asuntos; de igual manera,
las causas de nulidad comprenden tanto aspectos de fondo como de forma.
Luego, derivado del análisis del anterior segmento normativo, a la luz del
artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se
pueden extraer diversos principios, a saber: congruencia, exhaustividad,
justicia completa y mayor beneficio, pro fondo, entre otros. En ese contexto,
por regla general, el Tribunal de Justicia Administrativa local debe identificar
todos los argumentos en que descansa la pretensión anulatoria de la parte
actora, sobre todo aquellos donde se hacen valer argumentos orientados a
obtener la insubsistencia total del acto impugnado; es decir, argumentos
encaminados a obtener el mayor beneficio, cuyo objetivo es restituir al
particular en el goce del derecho violado, al restablecer las cosas al estado
que guardaban antes del acto o resolución impugnados…”

VI. En ese sentido, este Juzgador analiza en primer término las cédulas de
infracción con números de folio 268350462, 292801394, 272374198,
275627470 y 202808034, atribuidas al Titular de la Secretaría de Transporte del
Estado, las cédulas de infracción con números de folio 278794253 y
355734374, atribuidas al Titular de la Secretaría de Transporte del Estado y los
gastos de ejecución con número de folio M617004024157, imputado a la
Secretaría de la Hacienda Pública del Estado respecto de las cuales el accionante adujo
que niega lisa y llanamente conocer su contenido, así como que le hayan sido
entregadas de manera personal o notificadas legalmente, manifestando bajo protesta
de conducirse con la verdad que tuvo conocimiento de su existencia al ingresar a la
página web de adeudo vehicular de la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado.

Se considera que asiste la razón a la parte actora, ya que al negar lisa y


llanamente conocer los documentos en que constan las mismas, la carga de la prueba
sobre la legal existencia por escrito correspondía a las autoridades demandadas a
quienes les fueron imputados, tal y como lo establece el numeral 48 Bis de la Ley de
Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, que a continuación se transcribe:

“Artículo 48 Bis.- Las resoluciones y actos administrativos se presumirán


legales. Sin embargo, las autoridades deberán probar los hechos que los
motiven, cuando el afectado los niegue lisa y llanamente, a menos que la
negativa implique la afirmación de otro hecho”

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Entonces, al ser los Titulares de la Secretaría de Transporte y la Secretaría de


Seguridad del Estado, así como la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado, a
quienes la parte actora imputó los citados actos, debieron acreditar en este juicio su
emisión conforme a los requisitos de legalidad contenidos en el numeral 13 de la Ley
del Procedimiento Administrativo del Estado de Jalisco, así como su constancia de
notificación y en ese tópico permitir a la parte actora que ampliara su demanda al
respecto. Pero no lo hicieron así, de ahí que no colmaron con su carga probatoria, al no
demostrar si los mismos cumplían con los requisitos de validez.

A mayor abundamiento, se considera importante resaltar que los actos


administrativos, por regla general, se presumen legales, de conformidad con lo
dispuesto por los arábigos 48 Bis de la Ley de Justicia Administrativa y 14 y 19 de la Ley
del Procedimiento Administrativo, ambos del Estado de Jalisco, pero lo anterior tiene
una excepción, estatuida en los mismos ordinales: cuando el gobernado niega lisa y
llanamente conocer los actos, sin que la negativa implique la afirmación de otro hecho
las autoridades son las que tienen la carga de la prueba, como ocurrió en la especie,
caso en el que, como no puede demostrarse un hecho o acontecimiento negativo, la
obligación de demostrar si los actos son legales se revierte hacia las autoridades, las
cuales deben exponerlo, lo que en este caso omitieron las enjuiciadas, además de que
no allegaron al presente juicio los actos controvertidos como se aprecia de constancias,
de ahí que no desvirtuaron la negativa formulada por la parte actora al respecto.

Así, la omisión procesal referida, provoca que el promovente quede en estado de


indefensión al no poder conocer los pormenores y circunstancias contenidas en los actos
controvertidos, ya que no puede verificar si se sitúa dentro de los supuestos legales de
infracción que señalaron las autoridades emisoras en ellas; además de que resulta
evidente que el accionante no puede ejercer su derecho de audiencia y defensa en
contra de las actuaciones que le fueron imputadas, toda vez que nunca le fueron dadas
a conocer.

En consecuencia, en la especie se actualiza la causal de anulación prevista por


los preceptos 74 fracción II y 75 fracción II de la Ley de Justicia Administrativa del
Estado de Jalisco, siendo procedente declarar la nulidad lisa y llana de las
cédulas de infracción y los gastos de ejecución señalados con antelación.

Apoya lo sentenciado la jurisprudencia número 2a./J. 209/2007, sustentada por


la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción
de tesis número 188/2007-SS bajo la voz:

“JUICIO DE NULIDAD. SI EL ACTOR NIEGA CONOCER EL ACTO


ADMINISTRATIVO IMPUGNADO, LA AUTORIDAD AL CONTESTAR LA
DEMANDA DEBE EXHIBIR CONSTANCIA DE ÉSTE Y DE SU
NOTIFICACIÓN.” Si bien es cierto que el artículo 68 del Código Fiscal de la
Federación contiene el principio de presunción de legalidad de los actos y las
resoluciones de las autoridades fiscales, también lo es que el propio precepto
establece la excepción consistente en que la autoridad debe probar los
hechos que motiven los actos o resoluciones cuando el afectado los niegue
lisa y llanamente. De ahí que el artículo 209 bis, fracción II, del indicado
Código, vigente hasta el 31 de diciembre de 2005 (cuyo contenido sustancial
reproduce el artículo 16, fracción II, de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo) disponga que, cuando el actor en el juicio
contencioso administrativo niegue conocer el acto administrativo impugnado,
porque no le fue notificado o lo fue ilegalmente, así lo debe expresar en su
demanda, señalando la autoridad a quien atribuye el acto, su notificación o
su ejecución, lo que genera la obligación a cargo de la autoridad

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correspondiente de exhibir al contestar la demanda, constancia del acto


administrativo de que se trate y de su notificación, para que el actor tenga
oportunidad de combatirlos en la ampliación de la demanda. Lo anterior,
porque al establecerse tal obligación para la autoridad administrativa, el
legislador previó la existencia de un derecho a favor del contribuyente, a fin
de que durante el procedimiento contencioso administrativo se respete su
garantía de audiencia y, por ende, los principios de certidumbre y de
seguridad jurídica de los que debe gozar, contenidos en los artículos 14 y 16
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, evitando así que
quede sin defensa ante la imposibilidad legal de combatir actos autoritarios
de molestia de los que argumenta no tener conocimiento, máxime que según
lo ha sostenido la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
al interpretar los artículos 207 y 210 del mismo ordenamiento fiscal, el
Magistrado instructor, al acordar sobre la admisión del escrito por el que se
contesta la demanda de nulidad, debe otorgar a la actora el plazo de 20 días
para ampliarla, pues de lo contrario se le dejaría en estado de indefensión al
proscribir su derecho a controvertir aquellas cuestiones que desconoce o que
la demandada introduce en su contestación.”

También, es aplicable la jurisprudencia número 2a./J. 117/20117, sustentada por


la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción
de tesis número 133/2011 que es del tenor siguiente:

“JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. CUANDO EL ACTOR


NIEGA CONOCER EL ACTO IMPUGNADO, NO ADMITE
REQUERIMIENTO A LA AUTORIDAD. Conforme a la construcción de
precedentes iniciada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación al resolver las contradicciones de tesis 188/2007-SS y 326/2010, la
regla del artículo 16, fracción II, de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo, en una de sus partes, debe interpretarse en el
sentido de que, frente al desconocimiento del acto administrativo impugnado
por la actora, la obligación de la autoridad demandada de exhibir la
constancia de su existencia y de su notificación debe cumplirse sólo en el
momento de la contestación de la demanda, sin que sea admisible su
requerimiento posterior por el Magistrado instructor. Lo anterior, por un lado,
ante la ausencia de disposición normativa expresa que así lo establezca,
resultando inaplicable el artículo 21, penúltimo párrafo, en relación con el
diverso 15, penúltimo párrafo, del citado ordenamiento, que involucran el
tratamiento general de la sustanciación del juicio de nulidad, ajena a la
especialidad en que opera aquella regla y, por otro, en respeto a la garantía
de audiencia y a los principios de economía e igualdad procesales, que serían
incumplidos con una conclusión distinta.”

Igualmente cobra aplicación lo sustentado por la Segunda Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, en la Jurisprudencia 2a./J. 173/2011 publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Libro 3, Tomo 4,
diciembre de dos mil once, página 2645, con número de registro 160591, de rubro:

“CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO FEDERAL. CUANDO NO SE


ACREDITA EN EL JUICIO RESPECTIVO LA EXISTENCIA DE LAS

7
Visible en la página 317 del tomo XXXIV de la novena época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, de agosto de dos mil once, consultada por su voz en el IUS 2010

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RESOLUCIONES ADMINISTRATIVAS IMPUGNADAS DEBE


DECLARARSE SU NULIDAD LISA Y LLANA. Ha sido criterio de esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación que si en el juicio contencioso
administrativo federal el actor manifiesta en su demanda desconocer el acto
administrativo impugnado, es obligación de la autoridad demandada exhibir
constancia de su existencia y de su notificación al momento de contestarla,
con la finalidad de que aquél pueda controvertirlas a través de la ampliación
correspondiente; por tanto, si la autoridad omite anexar los documentos
respectivos en el momento procesal oportuno, es indudable que no se
acredita su existencia, omisión que conlleva, por sí, la declaratoria de nulidad
lisa y llana de las resoluciones impugnadas por carecer de los requisitos de
fundamentación y motivación a que se refiere el artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.”

VII. Al resultar ilegales las cédulas de infracción con números de folio


268350462, 292801394, 272374198, 275627470 y 202808034, atribuidas al Titular de
la Secretaría de Transporte del Estado y las cédulas de infracción con números de folio
278794253 y 355734374, atribuidas al Titular de la Secretaría de Seguridad del Estado,
siguen su suerte los actos derivados de las mismas, como lo son los recargos generados,
lo anterior por tratarse de frutos de actos viciados.

Es aplicable, la jurisprudencia emitida por el Primer Tribunal Colegiado en Materia


Administrativa del Primer Circuito8 que a la letra dice:

“ACTOS VICIADOS, FRUTOS DE. Si un acto o diligencia de la autoridad


está viciado y resulta inconstitucional, todos los actos derivados de él, o
que se apoyen en él, o que en alguna forma estén condicionados por él,
resultan también inconstitucionales por su origen, y los tribunales no deben
darles valor legal, ya que de hacerlo, por una parte alentarían prácticas
viciosas, cuyos frutos serían aprovechables por quienes las realizan y, por
otra parte, los tribunales se harían en alguna forma partícipes de tal
conducta irregular, al otorgar a tales actos valor legal.”

VIII. En otro tópico de los actos impugnado como lo es el derecho por


refrendo anual de tarjeta de circulación y holograma respecto de la anualidad
dos mil diecisiete, imputado a la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado, se
analiza el primero concepto de impugnación planteado por la parte actora en su escrito
inicial de demanda, consistente en que se encuentra prescrito, toda vez que a la fecha
han pasado cinco años sin que la autoridad haya emitido algún acto de ejecución, tal y
como lo señala el artículo 90 del Código Fiscal para el Estado de Jalisco.

Al respecto la Directora de lo Contencioso de la Secretaría de la Hacienda Pública


del Estado dijo que el argumento formulado por el accionante resulta inoperante, toda
vez que para el derecho de refrendo anual de tarjeta de circulación y holograma por el
ejercicio fiscal dos mil diecisiete, pues no justificó haber presentado la petición ante la
Secretaría que representa para que fuere declarada la prescripción, por lo que al no
haber resolución que negara el reconocimiento de tal prescripción, resulta claro que no
existe acto susceptible de ser impugnado.

En primer término, cabe hacer alusión al arábigo 41 fracción II del Código Fiscal
del Estado, aplicable al caso concreto dice lo siguiente:

8
Publicada en la página 280 del tomo 121-126 sexta parte de la séptima época del Semanario Judicial
de la Federación, consultada al través del registro 252103 del “IUS” de la página de internet de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.

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Artículo 41.- Las facultades de las autoridades fiscales para determinar las
contribuciones o aprovechamientos omitidos y sus accesorios, así como
para imponer sanciones por infracciones a las disposiciones fiscales, se
extinguen en el término de cinco años. Dicho término empezará a correr
a partir:

II. Al día siguiente al en que debió hacerse el pago del impuesto, derecho
o aprovechamiento, si no existiera obligación de presentar declaraciones,
manifestaciones o avisos; y

Atento al precepto trasunto las facultades de las autoridades fiscales para


determinar las contribuciones o aprovechamientos omitidos y sus accesorios caduca en
cinco años contados a partir del día siguiente al en que debió hacerse el pago del
impuesto, derecho o aprovechamiento, si no existiera obligación de presentar
declaraciones, manifestaciones o avisos, como ocurre en el caso concreto.

Así mismo, cabe hacer alusión a lo dispuesto en la Ley de Ingresos del Estado de
Jalisco por el numeral 24, fracción III para la anualidad de dos mil diecisiete, en el que
se estipulan los parámetros para determinar la base de la determinación del derecho de
refrendo anual de placas vehiculares y holograma. Dichos preceptos establecen a la
letra:

Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para el ejercicio fiscal


de dos mil diecisiete.

“Artículo 24.- Por los servicios que preste la Secretaría de Movilidad


y, en su caso, la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas,
se causarán derechos de acuerdo con la tarifa correspondiente:

III. Por refrendo anual y holograma para automóviles, camiones,


camionetas, tractores automotores y remolques, para el servicio
particular y público, así como motocicletas:

a) Automóviles, camiones, camionetas, tractores


automotores, y remolques: $507.00
b) Motocicletas: $117.00
c) Placas de Demostración: $1,229.00

Pagarán el 50% por derecho de refrendo anual y holograma para


automóviles, camiones, camionetas, tractores automotores,
remolques y motocicletas, previsto en los incisos a) y b) de esta
fracción, cuando se trate de vehículos híbridos.

Tratándose de vehículos eléctricos, estarán exentos del pago de


derecho de refrendo anual y holograma, previsto en los incisos a) y b)
de esta fracción, al 100%.

El pago previsto en la presente fracción deberá efectuarse en el


periodo comprendido del 2 de enero al último día hábil del mes de
marzo de 2017 dos mil diecisiete.

A los pagos efectuados hasta el 31 treinta y uno de enero de 2017 dos


mil diecisiete, por concepto del derecho previsto en el inciso a) de esta
fracción, se concederá un descuento de 10%.”

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De los artículos insertos se desprende, que el citado derecho se puede pagar


hasta el 31 treinta y uno de marzo por la anualidad dos mil diecisiete, sin causar
recargos, entonces, es a partir del día siguiente de que la obligación debió cumplirse,
es decir, el momento en que se puede exigir su pago, esto es el primero de abril de dos
mil diecisiete.

Ahora bien, para concluir a partir de qué fecha debe entenderse que la
demandada inicia a conocer de los hechos generadores del incumplimiento de las
obligaciones a cargo de los usuarios, se acude por analogía y en lo conducente, a lo que
al efecto resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
resolver en la novena época la contradicción de tesis número 62/2001-SS, sustentando
la jurisprudencia número 2a./J. 67/20019, cuyos rubro y texto son los siguientes:

“INFONAVIT. INICIO DEL PLAZO DE CADUCIDAD DE LAS


FACULTADES DEL INSTITUTO PARA DETERMINAR EL IMPORTE DE
LAS APORTACIONES, TRATÁNDOSE DE TRABAJADORES
INSCRITOS. El artículo 30, fracción I, párrafo segundo, de la Ley del
Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, vigente
desde el veinticinco de febrero de mil novecientos noventa y dos, establece
que las facultades del instituto para determinar las aportaciones patronales
omitidas y sus accesorios, se extinguen en el término de cinco años, no
sujeto a interrupción, contado a partir de la fecha en que el propio instituto
tenga conocimiento del hecho generador de la obligación. Por otra parte el
artículo 35, párrafo primero, de la mencionada ley, establece que los
patrones deben pagar las aportaciones de sus trabajadores
inscritos por bimestres vencidos, a más tardar el día diecisiete de
los meses de enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre
de cada año; por tanto, el plazo para que el patrón pague
espontáneamente inicia el día primero y fenece el día diecisiete de
dichos meses y, a su vez, el plazo de la caducidad de las facultades
del instituto para determinar y liquidar las aportaciones omitidas
y sus accesorios empezará a computarse a partir del día dieciocho
de los meses indicados, porque hasta entonces puede,
válidamente, ejercer esas facultades. No pasa inadvertido que el
referido artículo 35 fue reformado por decreto publicado en el Diario Oficial
de la Federación el seis de enero de mil novecientos noventa y siete,
estableciendo que el pago de las aportaciones será por mensualidades
vencidas; sin embargo, dicha reforma no ha entrado en vigor, en virtud de
que en el artículo sexto transitorio de ese decreto, se estableció que "La
periodicidad del pago de las aportaciones y los descuentos a que se refiere
el artículo 35, continuará siendo de forma bimestral hasta que en la Ley del
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
se establezca que la periodicidad de pagos se realizará mensualmente.", lo
cual no ha sucedido, pero cabe precisar que ya sea por bimestres vencidos
o por mensualidades, el plazo de caducidad inicia al día siguiente del en
que vence el plazo de pago espontáneo.”

Aclarado lo anterior, este Juzgador concluye que la autoridad demandada pudo


ejercer sus facultades de determinar el derecho de refrendo anual de placas vehiculares
y holograma, a partir del uno de abril de dos mil diecisiete, luego, a la fecha en la parte
actora dijo tener conocimiento del adeudo por dicho concepto, esto es, el catorce de
febrero del año dos mil veintidós, no obstante que la demandada no acreditó que
existiese determinación tributaria alguna, ello por las razones ya vertidas con antelación,

9
Visible en la página 253 del tomo XIV del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, de diciembre de dos mil uno, consultada en el
IUS 2010

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el año dos mil diecisiete todavía se encuentra vigente la obligación de pago


contrario a lo que indica el promovente.

IX. Finalmente, se analiza la determinación del derecho por refrendo anual


de tarjeta de circulación y holograma relativa a los ejercicios fiscales de dos
mil dieciocho y dos mil diecinueve, imputada a la Secretaría de la Hacienda Pública
del Estado, respecto del cual la parte actora arguyó en el segundo concepto de
impugnación que resulta ilegal por contravenir lo establecido en el artículo 31 fracción
IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, toda vez que los
propietarios de automóviles erogan una tarifa más alta que los de motocicletas, tomando
en consideración como factor de diferenciación el tipo de vehículo, por lo que dichos
pagos no son equitativos ni proporcionales.

Por su parte la Directora de lo Contencioso de la Secretaría de la Hacienda Pública


del Estado, señaló que es infundado lo expuesto por el accionante, toda vez que, si bien
es ciertos que la Ley de Ingresos del El Estado de Jalisco para los ejercicios fiscales de
2018 y 2019 prevén cuotas distintas, dicha prestación del servicio de la expedición de
refrendo de tarjeta de circulación y holograma para un automóvil o una motocicleta es
completamente diverso, ya que implica al Estado un despliegue técnico distinto, en cada
hipótesis.

Es fundado el concepto de impugnación reseñado por las razones que a


continuación se exponen:

Es menester traer a relación lo establecido en el artículo 23 fracción III de la Ley


de Ingresos del Estado de Jalisco respecto del dos mil dieciocho y dos mil diecinueve,
el cual es del tenor siguiente:

Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para el ejercicio fiscal


de dos mil dieciocho.

“Artículo 23.- Por los servicios que preste la Secretaría de Movilidad y,


en su caso, la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas, se
causarán derechos de acuerdo con la tarifa correspondiente:

III. Por refrendo anual y holograma para automóviles, camiones,


camionetas, tractores automotores y remolques, para el servicio
particular y público, así como motocicletas:

a) Automóviles, camiones, camionetas, tractores automotores,


y remolques: $522.00
b) Motocicletas: $120.00
c) Placas de Demostración: $1,229.00

Tratándose de vehículos híbridos, pagarán el 50% por derecho de


refrendo anual y holograma, previsto en los incisos a) y b) de esta
fracción.

Tratándose de vehículos eléctricos, estarán exentos del pago de derecho


de refrendo anual y holograma, previsto en los incisos a) y b) de esta
fracción, al 100%.

Los propietarios de automóviles, camiones, camionetas, tractores


automotores, remolques y motocicletas, que hubieren sido objeto de
robo, estarán exentos al 100% del pago de derechos de refrendo anual

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y holograma previsto en los incisos a) y b) de esta fracción, por el


ejercicio en que ocurrió el robo, así como los ejercicios subsecuentes
conforme a la fecha de la denuncia correspondiente presentada ante la
autoridad competente, que se exhiba ante la Secretaria de Planeación,
Administración y Finanzas.

El pago previsto en la presente fracción deberá efectuarse en el periodo


comprendido del 2 de enero al último día hábil del mes de marzo de 2018
dos mil dieciocho.

A los pagos efectuados hasta el 31 treinta y uno de enero de 2018 dos


mil dieciocho, por concepto del derecho previsto en el inciso a) de esta
fracción, se concederá un descuento de 10%.

Cuando se efectúe el pago a partir del 1° primero de febrero y hasta el


día 28 veintiocho de febrero de 2018 dos mil dieciocho, se concederá un
descuento de 5%.

Cuando se efectúe el pago a partir del 1° primero de marzo y hasta el 31


treinta y uno de marzo de 2018 dos mil dieciocho, se concederá un
descuento de 5%.

Cuando los contribuyentes realicen el pago por refrendo anual y


holograma para automóviles, camiones, camionetas, tractores
automotores y remolques, para el servicio particular y público, así como
motocicletas; deberán cubrir un monto de $40.00 para la Cruz Roja
Mexicana y al Hogar Cabañas distribuido en partes ¡guales entre ambas
Instituciones. Estarán exentos de este pago los vehículos eléctricos e
híbridos.”

Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para el ejercicio fiscal de


dos mil diecinueve.

“Artículo 23.- Por los servicios que preste la Secretaría del Transporte
y, en su caso, la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado, se causarán
derechos de acuerdo con la tarifa correspondiente:
III. Por refrendo anual y holograma para automóviles, camiones,
camionetas, tractores automotores y remolques, para el servicio
particular y público, así como motocicletas:

a) Automóviles, camiones, camionetas, tractores automotores,


y remolques: $590.00
b) Motocicletas: $168.00
c) Placas de Demostración: $1,431.00

Tratándose de vehículos híbridos, pagarán el 50% por derecho de


refrendo anual y holograma, previsto en los incisos a) y b) de esta
fracción.

Tratándose de vehículos eléctricos, estarán exentos del pago de derecho


de refrendo anual y holograma, previsto en los incisos a) y b) de esta
fracción, al 100%.

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El pago previsto en la presente fracción deberá efectuarse en el periodo


comprendido del 2 de enero al último día hábil del mes de marzo de 2019
dos mil diecinueve.

Los propietarios de automóviles, camiones, camionetas, tractores


automotores, remolques y motocicletas, que hubieren sido objeto de
robo, estarán exentos del pago de derechos de refrendo anual y
holograma previsto en los incisos a) y b) de esta fracción, por el ejercicio
fiscal en que ocurrió el delito, siempre que el robo hubiere acontecido
dentro del periodo de pago a que se refiere el párrafo anterior.

A los pagos efectuados hasta el 31 treinta y uno de enero de 2019 dos


mil diecinueve, por concepto del derecho previsto en el inciso a) de esta
fracción, se concederá un descuento de 10%.

Cuando se efectúe el pago a partir del 1° primero de febrero y hasta el


día 28 veintiocho de febrero de 2019 dos mil diecinueve, se concederá
un descuento de 5%.

Cuando se efectúe el pago a partir del 1° primero de marzo y hasta el 31


treinta y uno de marzo de 2019 dos mil diecinueve, se concederá un
descuento de 5%.

Cuando los contribuyentes realicen el pago por refrendo anual y


holograma para automóviles, camiones, camionetas, tractores
automotores y remolques, para el servicio particular y público, así como
motocicletas; deberán cubrir un monto de $51.00 correspondiendo
$30.00 para la Cruz Roja Mexicana y $21.00 para el Hogar Cabañas.
Estarán exentos de este pago los vehículos eléctricos e híbridos.”

Los preceptos citados establecen el costo por el refrendo anual de vehículos


automotores; esto es, indica el monto que deben pagar los propietarios de los vehículos
por el servicio consistente en la convalidación de la información correspondiente en el
Registro Estatal de Movilidad y Transporte. En general, se observa que los artículos
aludidos estatuyen un costo sustancialmente mayor por el refrendo de automóviles,
camiones, camionetas, tractores automotores, los vehículos eléctricos, remolques o por
placas de demostración que el previsto para las motocicletas.

Entre los conceptos a que se refieren los arábigos indicados se encuentra el


relativo al “refrendo anual y holograma para automóviles” por la cantidad de $522.00
(quinientos veintidós pesos 00/100 moneda nacional), para el ejercicio fiscal dos mil
dieciocho y $590.00 (quinientos noventa pesos 00/100 moneda nacional) para el
ejercicio fiscal de dos mil diecinueve, luego, del análisis de la impresión del adeudo
vehicular exhibido por el actor a fojas 21 a 23 del sumario en que se actúa, se desprende
que corresponde precisamente a la tarifa prevista en el artículo 23 fracción III, inciso
a), de la Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para los ejercicios fiscales de dos mil
dieciocho y dos mil diecinueve, que consigna el pago de refrendo anual y holograma
para automóviles, camiones, camionetas, tractores automotores y remolques.

De lo anterior se concluye que se encuentra acreditada la aplicación del precepto


reclamado, al sustentarse la determinación del derecho en comento en el contenido de
dichas normas, que corresponden tanto a automóviles, camiones, camionetas, tractores
automotores y remolques.

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Precisado lo anterior, debe destacarse que el numeral 23 fracción III incisos a) y


b) de la Ley de Ingresos del Estado para los ejercicios fiscales citados, no fueron materia
de pronunciamiento sobre su inconstitucionalidad en la ejecutoria emitida por el Pleno
en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al resolver la contradicción de tesis
número 20/201710, en que consideró de manera substancial que los arábigos 22 fracción
III de la Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para el ejercicio fiscal del año dos mil
once y el 24 fracción III de la Ley de Ingresos del Estado para los ejercicios fiscales de
dos mil doce a dos mil quince no satisface el requisito constitucional de equidad
tributaria consignada en la fracción IV del artículo 31 del texto supremo pues no toman
en cuenta el "costo de la actividad", basado en el despliegue técnico que el Estado
deberá desarrollar para prestar el servicio público de refrendo anual de registro y
holograma, tampoco consideran la correspondencia razonable entre ese "costo" y el
monto de la cuota a pagar por el servicio análogo para todos los vehículos que describen
las normas en cuestión, pero también es evidente, en su revisión textual que estima
que contiene el mismo vicio por el cual se consideró que los artículos 22 fracción III de
la Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para el ejercicio fiscal del año dos mil once, y
24 fracción III del ordenamiento referido para los ejercicios fiscales de los años dos mil
trece a dos mil quince, transgredían los principios tributarios de proporcionalidad y
equidad.

Lo anterior, toda vez que tales numerales y fracciones también muestran una
distinción indebida entre contribuyentes como sujetos obligados al pago del derecho de
refrendo anual, tarjeta de circulación y holograma, sin que exista una razón que
demuestre ese trato diferenciado en función del tipo de vehículo, porque establece un
costo mayor para el refrendo anual de registro de automóviles (y otros) que el previsto
para las motocicletas, sin que el servicio que realiza la autoridad para otorgarlo justifique
tal circunstancia, pues únicamente se limita a la gestión y administración de la
información relativa, así como al cobro del referido refrendo.

Dicha constatación, incita en la jurisdicción ordinaria en la que se ventila la


presente litis, a una problemática en la que, por una parte, como la ha señalado en una
época pretérita la Suprema Corte de Justicia de la Nación11 , no es dable a la jurisdicción
contencioso administrativa, en su acepción esencial como depositaria del control de la
legalidad de los actos de los órganos de la administración pública, la aplicación analógica
per se de la jurisprudencia que se ha pronunciado por la inconstitucionalidad de una
norma tributaria relativa a un período determinado, a eventos sucesivos aun teniendo
el mismo vicio invalidante, lo cual permitiría en una solución práctica que parte de la
misma premisa normativa, arribando a la misma conclusión y efecto respecto de su
invalidez.

Sin embargo, el sistema de control de la constitucionalidad que se ha forjado en


el ámbito jurídico nacional, distingue el control concentrado, ejercido exclusivamente en
la interpretación directa del texto constitucional por los órganos del poder judicial
federal, del control difuso que corresponde ejercer ineludiblemente, de acuerdo al

10
“DERECHOS POR EL SERVICIO DE REFRENDO ANUAL DE REGISTRO Y HOLOGRAMA. CONSECUENCIAS
DE LA DECLARATORIA DE INCONSTITUCIONALIDAD EN EL AMPARO DIRECTO DE LOS ARTÍCULOS 22,
FRACCIÓN III, DE LA LEY DE INGRESOS DEL ESTADO DE JALISCO PARA EL EJERCICIO FISCAL DEL AÑO
2011, Y 24, FRACCIÓN III, DEL ORDENAMIENTO REFERIDO PARA LOS EJERCICIOS FISCALES DE LOS
AÑOS 2012 A 2015, QUE ESTABLECEN SU MONTO.” viernes 11 de mayo de 2018, Tesis: PC.III.A. J/42 A
(10a.), con número de registro 2016854.
11
“JURISPRUDENCIA SOBRE INCONSTITUCIONALIDAD DE UNA LEY. EL TRIBUNAL FEDERAL DE
JUSTICIA FISCAL Y ADMINISTRATIVA NO DEBE APLICARLA PARA RESOLVER SOBRE LA LEGALIDAD DE
UN ACTO FUNDADO EN UNA DISPOSICIÓN DIVERSA A LA DECLARADA INCONSTITUCIONAL, AUN
CUANDO REITERE SU CONTENIDO.” Página 481, Tomo XXI Mayo de dos mil cinco, tesis 2a./J.54/2005,
número de registro 178426.

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artículo 133 que de él emana en relación con numeral primero, a los juzgadores del
fuero común.

Apoya lo anterior, la Tesis I.4o.A.18 K (10a.)12, sustentada por el Cuarto Tribunal


Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, cuyo rubro y texto son del tenor
siguiente:

“CONTROL DIFUSO. RASGOS DISTINTIVOS DE SU EJERCICIO. El


"sistema difuso" es aquel en el cual el examen de compatibilidad de los actos
frente a la Constitución corresponde a todos los órganos jurisdiccionales y lo
ejercitan, incidentalmente, en ocasión de la decisión de las causas de su
competencia. La lógica de dicho sistema reside en que, a cada caso, debe
recaer una resolución conocida como "norma individualizada", la cual se
infiere o deduce a partir de la norma general, pero adecuándola o
relacionándola con los hechos o circunstancias del caso concreto, por lo que
la decisión se compone de un silogismo judicial que se integra por una
premisa fáctica determinada por hechos o circunstancias conforme a las
cuales, deberá construirse una premisa normativa que otorgue la mejor
solución al conflicto, esto es, cuando se ejerce el control difuso se actúa en
el problema contingente y propio que impone una comprobación
constitucional en el caso debatido; de ahí el efecto de la cosa juzgada -inter
partes-. De manera que en este sistema, el juzgador tiene el deber de realizar
una interpretación para llegar a un juicio respecto a la constitucionalidad de
la decisión que pronuncia en casos concretos. Por tanto, en el supuesto de
estimar que la aplicación de cierta disposición, bajo determinadas
circunstancias, resulta inconstitucional, sólo puede, en casos extremos,
desaplicar tal disposición en el evento concreto, resolviendo como si ésta no
existiera. Así, la duda sobre su constitucionalidad siempre debe plantearse
en razón de su aplicación en circunstancias particulares, aspecto que marca
la diferencia respecto al control concentrado, puesto que, en este último, se
cuestiona la inconstitucionalidad de una ley en abstracto; esto es, la propia
norma general, pero sin apreciar los hechos concretos del caso ni la regla
que rige a casos específicos, sino la ley per se, con generalidad en el
pronunciamiento. Finalmente, cabe considerar que el control difuso,
entendido como uno de los medios para consolidar la supremacía
constitucional, tiende a buscar y conciliar el sentido o interpretación de las
normas que conforman la premisa normativa, a fin de conseguir la: a)
interpretación conforme en sentido amplio, de acuerdo al bloque de
constitucionalidad; b) interpretación conforme en sentido estricto, si hay
varios sentidos, debe elegirse el más acorde al bloque de constitucionalidad,
esto es, el previsto o pretendido por la Constitución, y sólo cuando esto
resulte imposible se deberá; c) inaplicar, en el caso concreto, la disposición
que oriente el sentido de la premisa normativa, cuando sea indefectible un
determinado sentido, en oposición al pretendido constitucionalmente,
siempre en el contexto de los efectos inter partes que apareja este sistema.

Así como la Tesis número 1a. CCLXXXIX/2015 (10a.)13, sustentada por la Primera
Sala del Alto Tribunal, que reza:

12
Página 1762, Libro XX, mayo de dos mil trece, Tomo 3, décima época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, consultable con el número de registro 2003523 del “IUS” de la página de internet
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
13
Visible en la página 1647 Libro 23, octubre del año dos mil quince, Tomo II, Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, décima época, consultable con el número de registro 2010143, del “IUS” ya
citado.

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“CONTROL CONCENTRADO Y DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD Y


CONVENCIONALIDAD. SUS DIFERENCIAS. De los artículos 1o. y 133 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, deriva que el control
concentrado de constitucionalidad y convencionalidad respecto de normas
generales por vía de acción está depositado exclusivamente en los órganos
del Poder Judicial de la Federación, quienes deciden en forma terminal y
definitiva, por medio del análisis exhaustivo de los argumentos que los
quejosos propongan en su demanda o en los casos en que proceda la
suplencia de la queja, si una disposición es contraria o no a la Constitución
Federal y a los tratados internacionales sobre derechos humanos de los que
el Estado Mexicano sea parte. Por su parte, el control difuso que realizan las
demás autoridades del país, en el ámbito de su competencia, se ejerce de
manera oficiosa, si y sólo si, encuentran sustento para ello, respaldándose
en el imperio del cual están investidas para juzgar conforme a la Constitución.
Por tanto, el control ordinario que ejercen estas autoridades en su labor
cotidiana, es decir, en su competencia específica, se constriñe a establecer
la legalidad del asunto sometido a su consideración con base en los hechos,
argumentaciones jurídicas, pruebas y alegatos propuestos por las partes,
dando cumplimiento a los derechos fundamentales de audiencia, legalidad,
debido proceso y acceso a la justicia. Es aquí donde el juzgador ordinario, al
aplicar la norma, puede contrastar, de oficio, entre su contenido y los
derechos humanos que reconoce el orden jurídico nacional (esto es, realizar
el control difuso) en ejercicio de una competencia genérica, sin que la
reflexión que realiza el juez común, forme parte de la disputa entre actor y
demandado. En ese sentido, la diferencia toral entre los medios de control
concentrado y difuso estriba, esencialmente, en que en el primero es decisión
del quejoso que el tema de inconstitucionalidad o inconvencionalidad de la
ley forme parte de la litis, al plantearlo expresamente en su demanda de
amparo; mientras que en el segundo, ese tema no integra la litis, que se
limita a la materia de legalidad (competencia específica); no obstante, por
razón de su función, por decisión propia y prescindiendo de todo argumento
de las partes, el juzgador puede desaplicar la norma que a su criterio no sea
acorde con la Constitución o con los tratados internacionales en materia de
derechos humanos.”

Luego, en el caso concreto, se dan las condiciones para que se realice esta
confrontación de la porción normativa ya citada, es decir el arábigo 23 fracción III
incisos a) y b) de la Ley de Ingresos para los ejercicios fiscales dos mil dieciocho y dos
mil diecinueve, con el precepto constitucional que contiene las garantías de
proporcionalidad y equidad en materia tributaria, es decir, la fracción IV del numeral 31
Constitucional.

Ello es así, porque como lo señaló el siguiente criterio, el juicio que nos ocupa
reúne los siguientes elementos que habilitan el análisis de constitucionalidad, a saber:

A) Que el juzgador tenga competencia legal para resolver el procedimiento


o proceso en el que vaya a contrastar una norma.

B) Si es a petición de parte, que se proporcionen los elementos mínimos,


es decir, debe señalarse con toda claridad cuál es el derecho humano o
garantía que se estima infringido, la norma general a contrastar y el
agravio que le produce, pues de otra forma, sin soslayar su carácter de
conocedor del derecho, el juzgador no está obligado a emprender un
estudio expreso oficioso de los derechos humanos o preceptos

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constitucionales o convencionales que se le transcriban, o que de manera


genérica se invoquen como pertenecientes al sistema.

C) Debe existir aplicación expresa o implícita de la norma, aunque en


ciertos casos también puede ejercitarse respecto de normas que, bien sea
expresa o implícitamente, deban emplearse para resolver alguna cuestión
del procedimiento en el que se actúa.

D) La existencia de un perjuicio en quien solicita el control difuso, o bien


irrogarlo a cualquiera de las partes cuando se realiza oficiosamente.

E) Inexistencia de cosa juzgada respecto del tema en el juicio, pues si el


órgano jurisdiccional ya realizó el control difuso, estimando que la norma
es constitucional, no puede realizarlo nuevamente, máxime si un juzgador
superior ya se pronunció sobre el tema.

F) Inexistencia de jurisprudencia obligatoria sobre la constitucionalidad de


la norma que emiten los órganos colegiados del Poder Judicial de la
Federación, porque de existir, tal criterio debe respetarse, pues el control
concentrado rige al control difuso y, la cual no obstante su
pronunciamiento y publicación14, no comprende el periodo de la Ley de
Ingresos del Estado de Jalisco, para el ejercicio fiscal del dos mil dieciocho
y dos mil diecinueve.

G) Inexistencia de criterios vinculantes respecto de la convencionalidad de


la norma general, ya que conforme a las tesis de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, los emitidos por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos son vinculantes para los tribunales del Estado Mexicano.

Lo establecido, con apoyo en lo que dispone la tesis XXVII.1o.(VIII Región) J/8


(10a.), Libro 1, diciembre del año dos mil trece, tomo II, con número de registro
2005057, bajo la siguiente voz: “CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD EX
OFFICIO. SUS PRESUPUESTOS FORMALES Y MATERIALES DE ADMISIBILIDAD Y
PROCEDENCIA.”

Ahora bien, el concepto de nulidad que hace valer el accionante sobre el tenor,
como se estableció en líneas anteriores versó en:

“…dicha diferenciación no es determinante y justificada para que la tarifa


aplicable para los automóviles, camiones, camionetas, tractores,
automotores, incluyendo vehículos eléctricos y remolques sea superior a la
que aplica, a las motocicletas, considerándose dicha variación como ilegal,
pues no se traduce en que la autoridad deba erogar mayores costos
materiales y humanos para la emisión de la actividad que regula los
preceptos legales antes invocados, sino que son, ciertamente, los mismos
para un automóvil que para una motocicleta, por lo que se violenta el
artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, transgrediéndose en perjuicio de esta parte actora los
subprincipios de proporcionalidad y equidad tributaria.”

14
Contradicción de tesis 20/2017 número de jurisprudencia PC.III.A. J/41 A (10a.)14, publicada con fecha
once de mayo de dos mil dieciocho, de la Décima Época del Semanario Judicial de la Federación,
consultable con el número de registro 2016855 del “IUS” de la página de internet de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.

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En este tenor, el criterio de esta Sala Unitaria coincide en su planteamiento


jurídico toral con lo expresado por el promovente, por lo que refiere esencialmente a
que no se satisface el requisito constitucional de equidad tributaria consignada en la
fracción IV del artículo 31 del texto supremo, por los ejercicios fiscales de dos mil
dieciocho y dos mil diecinueve conforme la tarifa diferenciada que se establece en forma
invariable en las porciones normativas aludidas, que estatuyen un costo
substancialmente mayor por el refrendo anual de tarjeta de circulación y holograma de
automóviles, camiones, camionetas, tractores automotores, los vehículos eléctricos y
remolques que el previsto para las motocicletas, sin que se justifique el costo del servicio
proporcionado por el Estado.

No obstante que no resulte aplicable la voz jurisprudencial publicada por el Pleno


en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al resolver la contradicción de tesis
número 20/2017, es dable destacar que de manera esencial consideró que el monto de
dicha contribución, mediante un sistema tarifario que no corresponde al sistema especial
que rige los principios de proporcionalidad y equidad de los derechos por servicios, no
toma en cuenta el "costo de la actividad", basado en el despliegue técnico que el Estado
deberá desarrollar para prestar el servicio público de refrendo anual de registro y
holograma, tampoco consideran la correspondencia razonable entre ese "costo" y el
monto de la cuota a pagar por el servicio análogo para todos los vehículos que describen
las normas en cuestión, lo cual resulta indispensable para definir si un derecho por
servicio colma o no tales principios tributarios. Por el contrario, las normas generales
sujetas a los procesos constitucionales, fijan el cobro de tarifas atendiendo únicamente
a factores que en modo alguno proporcionan datos idóneos sobre los trabajos técnicos
a realizar como soporte cierto del costo de tal servicio; es decir, las tarifas sólo se
establecen en función de los vehículos diferenciados en cuanto a su tipo, dimensiones
y uso, a saber: 1. Automóviles, camiones, camionetas, tractores automotores,
incluyendo los vehículos eléctricos y remolques, 2. De motocicletas y 3. De placas para
demostración.

Así, esta Sala Unitaria arriba al ejercicio del control difuso al caso concreto, al
haber analizado los argumentos esgrimidos al respecto por el accionante que han
quedado reseñados, y existir convergencia con lo expuesto en esta temática y la postura
que ha venido sustentando este órgano jurisdiccional, con relación a que la violación a
la norma constitucional aducida trasciende y se refleja por la inequidad del precepto
reclamado, al contravenir lo dispuesto por el numeral 31 fracción IV de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, razón esencial que provoca se inaplique el
inciso a) fracción III del numeral 23 de la Ley de Ingresos para los ejercicios
fiscales de dos mil dieciocho y dos mil diecinueve.

La anterior determinación conforme lo definió a la voz jurisprudencial 2a./J.


16/2014 (10a.)15, aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en sesión privada
del doce de febrero de dos mil catorce, en contradicción de tesis 336/2013, que reza:

“CONTROL DIFUSO. SU EJERCICIO EN EL JUICIO CONTENCIOSO


ADMINISTRATIVO. Si bien es cierto que, acorde con los artículos 1o. y 133
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las autoridades
jurisdiccionales ordinarias, para hacer respetar los derechos humanos
establecidos en la propia Constitución y en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte, pueden inaplicar leyes secundarias, lo que
constituye un control difuso de su constitucionalidad y convencionalidad,
también lo es que subsiste el control concentrado de constitucionalidad y
convencionalidad de leyes, cuya competencia corresponde en exclusiva al

15
Página 984, Libro 5, abril de dos mil catorce, Tomo I, de la época, gaceta y semanario ya citados,
número de registro 2006186.

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Poder Judicial de la Federación, a través del juicio de amparo, las


controversias constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad. La
diferencia entre ambos medios de control (concentrado y difuso), estriba en
que, en el primero, la competencia específica de los órganos del Poder
Judicial de la Federación encargados de su ejercicio es precisamente el
análisis de constitucionalidad y convencionalidad de leyes, por tanto, la
controversia consiste en determinar si la disposición de carácter general
impugnada expresamente es o no contraria a la Constitución y a los tratados
internacionales, existiendo la obligación de analizar los argumentos que al
respecto se aduzcan por las partes; en cambio, en el segundo (control difuso)
el tema de inconstitucionalidad o inconvencionalidad no integra la litis, pues
ésta se limita a la materia de legalidad y, por ello, el juzgador por razón de
su función, prescindiendo de todo argumento de las partes, puede desaplicar
la norma. Ahora bien, en el juicio contencioso administrativo, la competencia
específica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa es en
materia de legalidad y, por razón de su función jurisdiccional, este tribunal
puede ejercer control difuso; sin embargo, si el actor formula conceptos de
nulidad expresos, solicitando al tribunal administrativo el ejercicio del control
difuso respecto de determinada norma, de existir coincidencia entre lo
expresado en el concepto de nulidad y el criterio del tribunal, éste puede
inaplicar la disposición respectiva, expresando las razones jurídicas de su
decisión, pero si considera que la norma no tiene méritos para ser inaplicada,
bastará con que mencione que no advirtió violación alguna de derechos
humanos, para que se estime que realizó el control difuso y respetó el
principio de exhaustividad que rige el dictado de sus sentencias, sin que sea
necesario que desarrolle una justificación jurídica exhaustiva en ese sentido,
dando respuesta a los argumentos del actor, pues además de que el control
difuso no forma parte de su litis natural, obligarlo a realizar el estudio
respectivo convierte este control en concentrado o directo, y transforma la
competencia genérica del tribunal administrativo en competencia específica.
Así, si en el juicio de amparo se aduce la omisión de estudio del concepto de
nulidad relativo al ejercicio de control difuso del tribunal ordinario, el juzgador
debe declarar ineficaces los conceptos de violación respectivos, pues aun
cuando sea cierto que la Sala responsable fue omisa, tal proceder no amerita
que se conceda el amparo para que se dicte un nuevo fallo en el que se
ocupe de dar respuesta a ese tema, debido a que el Poder Judicial de la
Federación tiene competencia primigenia respecto del control de
constitucionalidad de normas generales y, por ello, puede abordar su estudio
al dictar sentencia. Si, además, en la demanda de amparo se aduce como
concepto de violación la inconstitucionalidad o inconvencionalidad de la ley,
el juzgador sopesará declarar inoperantes los conceptos de violación
relacionados con el control difuso y analizar los conceptos de violación
enderezados a combatir la constitucionalidad y convencionalidad del precepto
en el sistema concentrado.”

En tal virtud, ante lo fundado de dicho concepto de impugnación, lo procedente


es declarar la nulidad de la determinación del derecho por refrendo anual de tarjeta de
circulación y holograma relativo a las anualidades de dos mil dieciocho y dos mil
diecinueve, respecto del automotor con placas de circulación ******* del Estado de
Jalisco, para el efecto de que la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado,
determine al actor respecto del citado vehículo, el derecho de referendo
anual, tarjeta de circulación y holograma, aplicando la tarifa mínima
establecida para dicha contribución, prevista en el numeral 23, fracción III,
inciso b) de la Ley de Ingresos del Estado de Jalisco para los ejercicios fiscales
de dos mil dieciocho y dos mil diecinueve, que corresponde a motocicletas.

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Sustenta lo anterior, por analogía, la tesis jurisprudencial PC.III.A. J/42 A (10a.)16


del Pleno en Materia Administrativa del Tercer Circuito, que dice:

“DERECHOS POR EL SERVICIO DE REFRENDO ANUAL DE REGISTRO


Y HOLOGRAMA. CONSECUENCIAS DE LA DECLARATORIA DE
INCONSTITUCIONALIDAD EN EL AMPARO DIRECTO DE LOS
ARTÍCULOS 22, FRACCIÓN III, DE LA LEY DE INGRESOS DEL
ESTADO DE JALISCO PARA EL EJERCICIO FISCAL DEL AÑO 2011, Y
24, FRACCIÓN III, DEL ORDENAMIENTO REFERIDO PARA LOS
EJERCICIOS FISCALES DE LOS AÑOS 2012 A 2015, QUE
ESTABLECEN SU MONTO. El Pleno en Materia Administrativa del Tercer
Circuito, considera que los preceptos legales indicados violan los principios
tributarios de proporcionalidad y equidad contenidos en el artículo 31,
fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en
cuanto prevén el monto de derechos por concepto del servicio que preste la
Secretaría de Vialidad y Transporte y, en su caso, la Secretaría de Finanzas,
relativo al refrendo anual de registro y holograma. En congruencia con ese
criterio, y con el fin de imprimirle mayor seguridad jurídica, atento a lo
previsto en el artículo 78 de la Ley de Amparo, resulta necesario precisar las
consecuencias jurídicas que conlleva la declaratoria de inconstitucionalidad
de las normas generales citadas, cuando se impugnan en amparo directo,
con motivo de su aplicación en una sentencia definitiva que declaró la validez
legal de los créditos fundados en tales preceptos, a saber: I. El tribunal
responsable deberá dejar insubsistente la sentencia reclamada y en su lugar,
emitir una nueva en la que decrete la nulidad de los créditos fiscales por los
conceptos indicados, correspondientes a los ejercicios fiscales de 2011 a
2015, respecto del vehículo propiedad del quejoso; y, II. Los efectos de dicha
nulidad deberán de atender al vicio de inconstitucionalidad detectado,
ordenando a la autoridad administrativa demandada que emita una nueva
resolución en la que inaplique la porción normativa que resultó contraria al
texto constitucional, empero, vinculándola a cuantificar los derechos por esos
servicios en función de la tarifa más baja. En adición a ello, es menester
precisar de manera enunciativa, que el otorgamiento del amparo en esos
términos, no podría tener el alcance de impedir la aplicación presente o futura
de las disposiciones mencionadas en perjuicio del quejoso, ni servir de
sustento para anular u obtener la devolución de sumas pagadas como
consecuencia de actos diferentes, sean previos o posteriores a los créditos
indicados.”

PLENO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL TERCER CIRCUITO.

Contradicción de tesis 20/2017. Entre las sustentadas por el Segundo


Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito y los
Tribunales Colegiados Primero, Tercero, Cuarto y Quinto, todos en Materia
Administrativa del Tercer Circuito. 11 de diciembre de 2017. Mayoría de seis
votos de los Magistrados Juan José Rosales Sánchez, René Olvera Gamboa,
Elías H. Banda Aguilar, Marcos García José, Óscar Naranjo Ahumada y Juan
Manuel Rochín Guevara. Disidente: Filemón Haro Solís. Ponente: Juan José
Rosales Sánchez. Secretario: Carlos Abraham Domínguez Montero.

Criterios contendientes:

16
Publicada con fecha once de mayo de dos mil dieciocho, de la Décima Época del Semanario Judicial de
la Federación, consultable con el número de registro 2016854 del “IUS” de la página de internet de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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El sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa


del Tercer Circuito, al resolver el amparo directo 575/2016, el sustentado por
el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al
resolver el amparo directo 246/2015, el sustentado por el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al resolver los
amparos directos 555/2014 y 312/2016, el sustentado por el Cuarto Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al resolver los
amparos directos 384/2016 y 659/2016, y el diverso sustentado por el Quinto
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al resolver
el amparo directo 646/2016.
Esta tesis se publicó el viernes 11 de mayo de 2018 a las 10:16 horas en el
Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación
obligatoria a partir del lunes 14 de mayo de 2018, para los efectos previstos
en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.

X. Al resultar ilegal la determinación del derecho de refrendo anual de tarjeta de


circulación y holograma relativo a los ejercicios fiscales de dos mil dieciocho y dos mil
diecinueve, siguen su suerte los actos derivados de la misma como lo son las
actualizaciones, recargos, multas y gastos de ejecución, correspondientes a los
ejercicios fiscales aludidos con antelación, ello por tratarse de frutos de actos viciados.

Es aplicable, la jurisprudencia emitida por el Primer Tribunal Colegiado en Materia


Administrativa del Primer Circuito17, con el rubro, “ACTOS VICIADOS, FRUTOS DE.”
Transcrita con antelación.

Con fundamento en lo dispuesto por los numerales 72, 73, 74 fracción II y 75


fracción II de la Ley de Justicia Administrativa del Estado, es de resolverse conforme a
los siguientes:

RESOLUTIVOS

PRIMERO. Esta Primera Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa del
Estado de Jalisco, es competente para tramitar y resolver este juicio.

SEGUNDO. Resultó infundada la causal de improcedencia planteada por la


Directora de lo Contencioso de la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado, en
consecuencia, no es de sobreseerse ni se sobresee el presente juicio.

TERCERO. La parte actora probó los hechos constitutivos de su acción y las


enjuiciadas no demostraron sus excepciones, por lo tanto;

CUARTO. No se configura la caducidad de la obligación del pago de la


determinación del derecho de refrendo anual de placas vehiculares por el periodo de
dos mil diecisiete, por los motivos y consideraciones vertidos en el VIII considerando
de la presente resolución.

QUINTO. Se declara la nulidad de la determinación del derecho de refrendo


anual de tarjeta de circulación y holograma relativo a los años dos mil dieciocho y dos
mil diecinueve, respecto del automotor con placas de circulación ******* del Estado
de Jalisco, para el efecto de que la Secretaría de la Hacienda Pública del
Estado, determine al actor respecto del citado vehículo, el derecho de
referendo anual, tarjeta de circulación y holograma, aplicando la tarifa

17
Publicada en la página 280 del tomo 121-126 sexta parte de la séptima época del Semanario Judicial
de la Federación, consultada al través del registro 252103 del “IUS” de la página de internet de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación.

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mínima establecida para dicha contribución, prevista en el numeral 23,


fracción III, inciso b) de las Leyes de Ingresos del Estado de Jalisco para los
ejercicios fiscales dos mil dieciocho y dos mil diecinueve, que corresponde a
motocicletas.

SEXTO. Se declara la nulidad lisa y llana de los actos impugnados consistentes


en: A) las cédulas de infracción con números de folio 268350462, 292801394,
272374198, 275627470 y 202808034, así como los recargos generados, actos
imputados al Titular de la Secretaría de Transporte del Estado; B) las cédulas de
infracción con números de folio 278794253 y 355734374, así como los recargos
generados, actos imputados al Titular de la Secretaría de Seguridad del Estado; C) los
gastos de ejecución con número de folio M617004024157; y D) los recargos,
actualizaciones, multas y gastos de ejecución generados respecto de la determinación
del derecho de refrendo anual de placas vehiculares de los ejercicios fiscales de dos mil
diecisiete, dos mil dieciocho y dos mil diecinueve, los actos descritos en los incisos C)
y D) atribuidos a la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado; la totalidad de los
actos emitidos respecto del automóvil con placas de circulación ******* del Estado de
Jalisco.

SÉPTIMO. Se ordena a la Secretaría de Transporte del Estado de Jalisco,


efectúe la cancelación de las sanciones descritas en el inciso A) del resolutivo que
antecede, emitiendo el acuerdo correspondiente, además que deberá realizar las
anotaciones conducentes en su base de datos, informando y acreditando todo ello a
esta Primera Sala Unitaria.

OCTAVO. Se ordena a la Secretaría de Seguridad del Estado de Jalisco, efectúe


la cancelación de las sanciones referidas en el inciso B) del resolutivo sexto del presente
fallo, emitiendo el acuerdo correspondiente, además que deberá realizar las
anotaciones conducentes en su base de datos, informando y acreditando todo ello a
esta Primera Sala Unitaria.

NOVENO. Se ordena a la Secretaría de la Hacienda Pública del Estado de Jalisco


efectúe la cancelación de los actos descritos en los incisos C) y D) del resolutivo sexto
del presente fallo, además que deberá realizar las anotaciones conducentes en su base
de datos, informando y acreditando todo ello a esta Primera Sala Unitaria.

NOTIFÍQUESE POR BOLETÍN ELECTRÓNICO A LA PARTE ACTORA Y A


LAS AUTORIDADES DEMANDADAS.

Así lo resolvió el Magistrado HORACIO LEÓN HERNÁNDEZ, Presidente de la


Primera Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco,
actuando ante la Secretario, Licenciada ANNA STEPHANIE VERA LOPEZ, quien
autoriza y da fe. ------------------------------------------------------------------------------------

HLH/ASVL/jrhm
“La Sala o Ponencia que al rubro se indica, de conformidad con lo dispuesto por los artículos 20 y 21 de
la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Jalisco y sus municipios; 3
fracción IX de la Ley de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados del Estado de
Jalisco; Cuadragésimo Octavo, Cuadragésimo Noveno y Quincuagésimo de los Lineamientos Generales
en Materia de Clasificación de Información Pública, que deberán observar los Sujetos Obligados previstos
en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Jalisco; Décimo Quinto,

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Décimo Sexto y Décimo Séptimo de los Lineamientos Generales para la Protección de la Información
Confidencial y Reservada que deberán observar los Sujetos Obligados previstos en la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Jalisco y sus municipios; indica que fueron
suprimidos de la versión pública de la presente sentencia (nombre del actor, representante legal,
domicilio de la parte actora, etc.), información considerada legalmente como confidencial, por actualizar
lo señalado en dichos supuestos normativos. Firma el secretario de acuerdos que emite la presente.”

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