Tema 6 El Texto y Sus Propiedades

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TEMA 6: EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES.

1. DEFINICIÓN.
2. PROPIEDADES DEL TEXTO.
2.1 ADECUACIÓN.
2.2 COHERENCIA.
2.3 COHESIÓN.
1. DEFINICIÓN.
El texto es la unidad de comunicación completa, formada habitualmente por una sucesión
ordenada de oraciones que transmiten un mensaje. En algunos casos, una sola oración o, incluso,
una sola palabra puede constituir un texto, ya que pueden transmitir un mensaje total (Comienzan
las rebajas. ¡Socorro!). Pero, lo frecuente es que el texto sea una sucesión de oraciones articuladas
en párrafos.
El texto:
➢ Posee una determinada intención comunicativa por parte del emisor.
➢ Es una unidad lingüística con sentido completo.
➢ Se emite en una situación determinada, que va a influir decisivamente en su construcción.
➢ Va dirigido a un/unos receptor/es, que también determinarán las características del propio
texto.

2. PROPIEDADES DEL TEXTO.


Para que podamos hablar de texto, es necesario que usemos el lenguaje respetando unas
determinadas condiciones. Estas se agrupan en tres bloques:

1. ADECUACIÓN: El texto ha de respetar determinadas normas, derivadas de la situación


comunicativa en que se produce.
2. COHERENCIA: La intención comunicativa del emisor ha de expresarse en consonancia
con la lógica del pensamiento humano.
3. COHESIÓN: Viene a ser la exteriorización lingüística de la coherencia, gracias al uso de
los elementos gramaticalmente adecuados.

2.1 ADECUACIÓN.
En líneas generales, podemos afirmar que la adecuación es la propiedad de los textos que
determina la variedad de la lengua y el tono que debe usar en cada momento el emisor, según
las circunstancias en que se produce el acto de comunicación y teniendo en cuenta cuál es
el tema del que se trata y la intención del emisor. Podemos establecer las siguientes
posibilidades:

• Elección de un registro formal o coloquial. Con los amigos, familiares, etc. podremos usar
un registro coloquial de la lengua. En cambio, habrá situaciones en las que nos veamos
obligados a elegir un registro formal. Igualmente, la lengua escrita (salvo en los casos de
los chats, sms, etc.) exige el uso de un registro formal, mientras que la lengua oral es más
proclive al uso del registro coloquial.
• Empleo de variedades dialectales o de la norma estándar. Si estamos con personas de
nuestro mismo entorno lingüístico, no habrá problema en hacer uso de los rasgos específicos
de nuestra variedad dialectal. Con personas de otros lugares, será más adecuado usar una
modalidad lingüística ajustada a la norma estándar y entendida por todos.
• Adaptación del emisor al receptor y a su nivel de conocimiento sobre el tema tratado. Un
mensaje no cumplirá correctamente su objetivo si, por ejemplo, el emisor presupone en el
receptor unos conocimientos sobre el tema que en realidad no tiene.
• Aceptación y respeto de las normas culturales de cortesía y educación vigentes entre los
interlocutores. Ello nos obliga a hacer un uso adecuado a esas normas de las fórmulas de
tratamiento (tú /usted), etc.
• Adaptación del mensaje a la intención que se persigue. Así, por ejemplo, seremos objetivos
si nuestro propósito es informar, mientras que si lo que queremos es persuadir al receptor,
nuestro mensaje será más subjetivo.

2.2 COHERENCIA.
En general, podemos afirmar que un texto es coherente cuando todas sus oraciones se relacionan
entre sí, sin contradicción, y contribuyen a constituir un mensaje de significado superior que
engloba al de todas y cada una de ellas. Debe responder a un plan previo y considerar varios
aspectos:

1. Intención: objetivo que se persigue: informar, persuadir... De acuerdo con esta intención
comunicativa, el emisor deberá elegir la función del lenguaje que quiere que predomine
(emotiva, apelativa, referencial...), así como la tipología de texto que va a usar (carta,
noticia, diálogo, ensayo...).
2. Situación: el texto debe adecuarse a la situación comunicativa en que se produce. Ello
determinará la elección del tipo de comunicación (oral o escrita), el registro (coloquial,
formal), la omisión de determinada información que se da por supuesta... No hay que olvidar
que estos factores pragmáticos (entre los que también se incluyen el tono de voz, la
comunicación no verbal, etc.) pueden convertir en incoherente un texto bien construido. Así
ocurriría, por ejemplo, si una persona muestra alegría al transmitir una noticia triste: no se
está adaptando correctamente a la situación comunicativa y su texto resultará incoherente.
3. Organización: el emisor debe decidir el orden en que irán apareciendo los temas, la
organización de las partes y qué se dirá en cada una de ellas.

Además de seguir este plan, hay que tener en cuenta que, para que un texto sea coherente, es
imprescindible construir bien las oraciones, respetando las normas morfosintácticas de la lengua
y, sobre todo, el carácter lógico del contenido de lo que decimos o escribimos, ya que la
coherencia es la propiedad del texto relacionada con su significado.
Podemos resumir los PRINCIPIOS DE LA COHERENCIA TEXTUAL en tres: relación
temática, pertinencia y no contradicción:
2.3 COHESIÓN.
Una vez que el emisor, de acuerdo con su intención comunicativa, ha elegido el tipo de texto que
va a usar y ha valorado la situación comunicativa en que se encuentra, llega la hora de construir
el texto, es decir, de darle forma lingüística. Para hacerlo, ha de tener en cuenta que, entre las
unidades que componen el texto (palabras, sintagmas, oraciones, párrafos), se establece una red
de relaciones gramaticales que se hace patente gracias a la presencia de unos elementos
lingüísticos, que son los encargados de dar cohesión al texto.
La cohesión es, pues, una propiedad meramente lingüística, que actúa como mecanismo
de conexión entre los distintos elementos que constituyen un texto. Para ello, utiliza dos tipos de
recursos: semánticos y sintácticos. Veámoslos detenidamente:

RECURSOS SEMÁNTICOS

Los recursos semánticos que contribuyen a la cohesión textual son los siguientes:

• Correferencia o cohesión léxica: Se recurre al uso de palabras o expresiones que aluden a


la misma realidad, o a la contraria. Podemos encontrar:

• Sinonimia: Se sustituye una palabra por otra o por una expresión que signifique lo
mismo: Los reyes estuvieron ayer en Barcelona. Durante su estancia en la ciudad
condal visitaron la sede del Gobierno Autonómico.

• Antonimia: En este caso se recurre al contraste entre términos, que también


contribuye a relacionar las partes de un texto: Los buenos tendrán su premio;
los malos, su castigo.

• Deíxis o sustitución: Gracias a este fenómeno, ciertas unidades de la lengua, como


pronombres, determinantes o adverbios, remiten a algún elemento señalado anteriormente.
Puede ser de dos tipos:

• Anáfora: Nos referimos a algo que ya se ha mencionado antes: La ministra de


cultura estuvo ayer de visita en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Allí la recibió
el presidente de la Junta de Andalucía.

• Catáfora: El elemento de sustitución se refiere a algo que va a aparecer con


posterioridad. Él nunca será capaz de hacerlo: Luis es un cobarde.

• Elipsis: Se omiten elementos que han aparecido previamente: Yo sí cumplo con mis
obligaciones; tú, no (cumples con tus obligaciones).

• Progresión temática: supone una organización de la información adecuada. Relacionada


con ello está la correcta secuencia de tiempos verbales: El entrenador anunció que el
verdadero rendimiento del equipo se verá más adelante, cuando haya comenzado la
temporada.

• Redes léxicas: los núcleos temáticos de un texto se manifiestan en el uso de palabras


relacionadas entre sí. Pueden ser familias léxicas (deporte, deportista, deportivo...), campos
semánticos(jugador, futbolista, árbitro, portero...) o campos asociativos (deporte, jugador,
victoria, ganar, gol...).
RECURSOS SINTÁCTICOS
"Sintaxis" proviene de un verbo griego que significa 'coordinar', 'unir' y es la "parte de la
gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar
conceptos", según la definición que ofrece el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Para
conseguir este objetivo, la sintaxis cuenta con unos elementos de cohesión, que son los
llamados CONECTORES textuales. Los más importantes son los siguientes:

• De enumeración: Resultan especialmente útiles para ordenar las ideas dentro de un


texto: en primer lugar, por otra parte, a continuación, finalmente, de un lado, de otro, por
último, en fin, primero, segundo, tercero...

• De oposición: Se usan para contraponer ideas o para corregir lo expresado


anteriormente: sin embargo, ahora bien, al contrario, mejor dicho, en cambio...

• De causa: Sirven para explicar los motivos de unos hechos: porque, pues, por eso, luego...

• De consecuencia: Estos, en cambio, explican las repercusiones de los hechos: por


consiguiente, en consecuencia, por lo tanto, así que...

• De valoración: Permiten opinar sobre lo que se dice, por lo que su presencia es muy
abundante en los textos de carácter subjetivo: a mi modo de ver, desde luego, en el fondo,
por supuesto, desde mi punto de vista, ni que decir tiene que, en mi opinión, sin duda, por
suerte, por desgracia, menos mal que...

• De ejemplificación: Sirven para ilustrar y ayudar a entender el contenido del texto: por
ejemplo, como muestra de ello, así...
• De adición: Permiten añadir información a lo que se está diciendo: y, del mismo modo,
también, además, igualmente, asimismo, en esta misma línea, en ese sentido, a ese
respecto...

• De reformulación: Pueden servir para introducir un resumen de lo dicho (en resumen, en


conclusión...) o para parafrasearlo o decirlo de otro modo: es decir, dicho de otro modo, con
otras palabras...

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