DISCAPACIDAD
DISCAPACIDAD
DISCAPACIDAD
Eso sí, la discapacidad no implica que el sujeto que la tiene no pueda llegar a alcanzar y
realizar las mismas actividades siempre y cuando se cuente con una ayuda ajustada a
sus necesidades.
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perspectiva física o médica a otra que tiene en cuenta el contexto físico, social y político
de una persona. Hoy en día, se entiende que la discapacidad surge de la interacción entre
el estado de salud o la deficiencia de una persona y la multitud de factores que influyen en
su entorno.
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Discapacitado o Persona con discapacidad
Por otra parte, al referirnos a una persona en particular, lo correcto es llamarla por su
nombre, como a cualquier otro individuo. En caso de que debamos referirnos a la
discapacidad, la expresión correcta es la de persona con discapacidad. En primer lugar,
hablamos de las personas y en segundo término de la discapacidad como una de sus
características.
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reconocimiento entre las organizaciones de la sociedad civil especializadas. No está de
más aclarar que en todos los casos, el uso de diminutivos, denota una disminución en la
valoración de la persona y no deben ser usadas de ninguna manera expresiones como:
cieguito, sordito, etcétera, y que también es aplicable a los adultos mayores cuando se
refieren como abuelitos.
1. Discapacidad física
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una extremidad o de su funcionalidad habitual.
2. Discapacidad sensorial
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PRINCIPALES DISCAPACIDADES SENSORIALES. VISUALES
Ceguera parcial:Pérdida del sentido de la vista parcial. El resto visual tan sólo permite
captar la luz, aunque sin formas, sólo bultos y algunos matices de colores.
Media: Umbral entre 40 y 70 decibelios. Puede adquirir la oralidad con prótesis adecuada.
No responde a sonidos remotos. Debe usar prótesis.
Severa: Umbral entre 70 y 90 decibelios. Sólo percibe algunas palabras amplificadas. El
proceso de adquisición del lenguaje oral no se realiza de forma espontánea:
imprescindible la intervención logopédica para lograr un habla inteligible y un lenguaje
estructurado y rico en vocabulario.
Profunda: Umbral superior a 90 decibelios. No perciben el habla a través de la audición.
La prótesis es indispensable, aunque sólo le dará tonos y es poco eficaz a más de dos
metros. Necesitan la ayuda de códigos de comunicación alternativa.
Cofosis: Umbral superior a 120 decibelios. Pérdida total de la audición.
3. Discapacidad intelectual
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PRINCIPALES DISCAPACIDADES PSÍQUICAS. RETRASOS MENTALES
4. Discapacidad psíquica
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también su percepción del entorno y de las personas que le rodean, causando así una
mayor dificultad para su adaptación en la sociedad y creando un malestar en quién lo
padece. Trastornos mentales como: la depresión mayor, la esquizofrenia, el trastorno
bipolar; los trastornos de pánico el trastorno esquizomorfo y el síndrome orgánico.
Los problemas de salud mental no tienen nada que ver con la discapacidad
intelectual. La discapacidad intelectual se refiere al funcionamiento intelectual
mientras que la enfermedad mental es una distorsión o exageración de la realidad.
5. Discapacidad visceral
Este poco conocido tipo de discapacidad aparece en aquellas personas que padecen
algún tipo de deficiencia en alguno de sus órganos, la cual genera limitaciones en la vida
y participación en comunidad del sujeto. Es el caso de las que pueden generar la
diabetes o los problemas cardíacos.
6. Discapacidad múltiple
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En los tipos de discapacidad encontramos también en la clasificación clínica que puede
ser:
2. Congénita o adquirida
Esto es así porque el propio concepto de persona discapacitada no tiene por qué implicar
que estos individuos estén condenados a sufrir por no poder adaptarse a un entorno no
pensado para ellos.
Esto significa, por ejemplo, preocuparse por hacer accesibles las calles y los inmuebles,
hacer que las instituciones puedan ser usadas por ellos, evitar formulaciones lingüísticas
que faciliten la discriminación, etc. En definitiva, toda una serie de reivindicaciones tan
plurales como plural y diversa es la sociedad.
Las barreras de contextos son entendidas como factores que obstaculizan la participación
y el desarrollo de las personas, ya que tienen un impacto directo, tanto en el
funcionamiento de los órganos y las estructuras corporales, como en la realización de las
actividades de la vida diaria y en el desempeño social. Frecuentemente son clasificadas
en:
Físicas: por ejemplo, un ascensor estrecho o rampas con grado de pendientes
inadecuadas.
Ambientales: por ejemplo, baterías de selección, evaluaciones de desempeño y
encuestas de clima no adaptadas (en Braille para personas ciegas, para personas con
discapacidad cognitiva, etc).
De las creencias y la cultura: se dan cuenta cuando en las organizaciones o equipos de
trabajo se levantan y documentan la presencia de ciertos mitos, prejuicios y estereotipos
en relación con las personas con discapacidad por parte de miembros de la compañía. Es
frecuente que se tiende a sobre-dimensionar o subvalorar el desempeño de una persona
con discapacidad, a partir de comentarios en redes sociales o hábitos de trato hacia ellos
o ellas.
De prejuicios: opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se
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conoce mal. Ejemplo: que personas con discapacidad cognitiva sólo pueden realizar
tareas de tipo mecánico o de baja cualificación.
Estereotipos: imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con
carácter inmutable. Ejemplo: que todas las personas con discapacidad cognitiva son
cariñosas, impulsivas etc.
Cuando una empresa decide la contratación de una persona con discapacidad,
naturalemente deberá evaluar la necesidad de ajustes razonables. sin éstos, la
posibilidad de proveer los apoyos que cada persona requiere para estar en igualdad de
condiciones con los demás no sería posible, pues toda empresa, independiente de la
naturaleza u objeto social de la misma, posee barreras físicas o de actitud que pueden
obstaculizar correctamente el proceso de inclusión laboral.
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se reduce a tener un defecto físico: es una compleja realidad socio-política y emocional
con la cual se vive día tras día, año tras año.
Quien tiene una discapacidad se encuentra cotidianamente ante una muralla de
prohibiciones, difíciles de franquear, y ante alternativas limitadas que tienden a reforzar su
condición de persona marginada y excluída.
Comúnmente, estas prohibiciones y alternativas están marcadas físicamente por la
presencia de barreras arquitectónicas y urbanísticas, o por soluciones en el manejo del
espacio curiosamente concebidas. Estas barreras y soluciones contienen dobles
mensajes, unos claros y explícitos, otros encubiertos e implícitos.
A nivel explícito enuncian: No pasarás, no entrarás, o pasa pero ubícate en tal o
cual lugar que es el que te corresponde, o pasa y aprovecha aquello que está en el
espacio que te hemos destinado o al cual hemos permitido o facilitado tu acceso, o
ven pero acompañado ya que no podemos hacernos responsables de tí.
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pareciera que nos excluyeran, paradójicamente, del análisis, reflexión, y/o tratamiento
del problema que justamente nos aqueja y compete
Estas actitudes y comportamientos, conscientes o no, emanan de y reafirman a su vez la
noción que personas con discapacidades deben ser resguardadas, aisladas, tratadas
como si fueran niños, sin capacidad ni derecho de pensar y decidir sobre sus propias
vidas. La estructuración de ésta modalidad de relación entre personas con y sin
discapacidades suele originarse en el modelo médico, en el cual los profesionales de la
salud se erigen en los expertos que diagnostican, pronostican e indican las terapéuticas a
seguir, generalmente comunicándolas a los familiares y no a los designados pacientes.
De ahí en más, las demás instituciones se hacen eco de esta modalidad integrándola en
sus concepciones y prácticas cotidianas. Por resultado, construimos en la conciencia
social una magen recortada, reducida y distorsionada de las personas con
discapacidades, ubicándolas en un rol pasivo y receptor, adjudicándoles el rótulo de
desvalidos por
débiles, ineptos por incapaces, niños por dependientes. Y peor aún, las personas con
discapacidades terminan convencidas ellas mismas, internalizando y quedando atrapadas
en este mandato social, y en su comportamiento cotidiano, sin querer, refuerzan estas
nociones, cumpliendo el rol que se les ha asignado.
-Cuando, en otras situaciones, llegamos a un lugar con una rampa imposible de
ascender por cuenta propia, y muy riesgosa aún con asistencia, nos burlan con una
solución simbólica pero irreal, obligándonos a ir acompañados y/o a depender de la
voluntad, destreza y fuerza física de otros.
-Cuando intentamos hacernos socios de un club o de un gimnasio, pero no
encontramos uno que sea accesible, y si lo es, sólo para algunas actividades, y si nos
asociamos (a pesar de que sus autoridades traten de persuadirnos de no hacerlo) y
descubrimos que el vestuario, duchas y/o baños no son accesibles y por mas que
reclamemos modificaciones menores estas nunca llegan a ejecutarse (aun cuando
ofrecemos afrontar los costos personalmente), entonces nos están diciendo que
nuestros cuerpos imperfectos no son deseados, que los deportes y los ejercicios que
ahí se practican son para tonificar los cuerpos hermosos, sanos y saludables de la
gente linda. Y nosotros estamos muy lejos de esa imagen, no nos pertenece, se nos
esta vetada. Por solución, pareciera que solo nos queda aceptar nuestro lugar de
pacientes eternos y recurrir a tratamientos kinésicos/fisioterapéuticos hasta para
mantenernos en forma. Sin embargo, estos son costosos y no hay plan medico que los
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cubra de forma prolongada, con lo cual tendemos a abandonar el cuidado del cuerpo
con el consiguiente deterioro progresivo del mismo.
-Cuando, por otra parte, se habilitan centros especiales para la practica de deportes y
la recreación de personas con discapacidades y se nos indica que de esta forma se da
solución a nuestras necesidades, se nos segrega a modo de un apartheid social. -
Cuando, coherente con este enfoque, se piensa resolver el problema de nuestro
transporte con buses o vans destinados para nuestro uso exclusivo, me recuerda a la
discriminación y marginación de los negros norteamericanos previo al inicio del
movimiento de derechos civiles y a la que hasta hace poco sufría la población negra
Sudafricana.
Nuestros intentos y esfuerzos por desarrollar nuestras potencialidades, por ser personas
autónomas e independientes en lo cotidiano, por hacer valer nuestros derechos
ciudadanos y humanos, se ven frustrados por el diseño del espacio en que nos movemos,
por las actitudes de las personas que tienen el poder de decisión sobre el manejo de
dichos espacios, por la ausencia de políticas apropiadas y por la falta de una adecuada
fiscalización.
Si como sociedad partimos del supuesto que todos somos, o deberíamos ser, iguales ante
la ley, si adscribimos en lo político a un sistema de gobierno democrático porque
consideramos que todo ciudadano tiene, o debería tener, el derecho a participar en la
toma de decisiones que afectan su vida cotidiana, si pretendemos que nuestras ciudades,
nuestros hábitats, sean para todos, entonces:
-Deberíamos rechazar la noción que una persona con una discapacidad es una
persona incompleta, a medias, y por el contrario verla, tratarla y, ante todo, rescatar su
condición como ser humano.
-Deberíamos esgrimir el coraje de desechar prejuicios, fantasías y temores que nos
llevan a distanciarnos de personas que en su cuerpo llevan lo que no deseamos para
nosotros mismos, reconociendo que a la corta o a la larga todos adquiriremos alguna
discapacidad ya que naturalmente viene con el envejecimiento. En todo caso la
pregunta a formularse no es: porque me toco a mí, o porque le toco a él o ella, si no
porque (aun) no me toco a mí.
-Para ello será necesario, además, abandonar la imagen proveniente del modelo
medico por la cual una persona con una discapacidad es un paciente crónico (es decir
mientras tenga la discapacidad está enfermo, es decir de por vida) y cuya
preocupación principal (y la de la sociedad) será su cura (muchas veces inalcanzable y
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por lo tanto expectativa frustrante). No se trata de ignorar o despreciar esfuerzos
curativos, sino de evitar quedar atrapados exclusivamente en su lógica, por la cual se
justifican exclusiones y postergaciones innecesarias y discriminatorias. ¿O acaso, mi
carné de admisión en sociedad depende de que como negro pueda mudar de piel,
como amputado o parapléjico pueda mudar de piernas, como ciego pueda ver, o como
sordo pueda escuchar?
-Esto seria caer en una suerte de racismo social que no solo oprime al discriminado
sino que nos atrapa a todos en un sistema de relaciones sociales que inhibe el
desarrollo pleno de todos.
Finalmente, deberíamos tener la humildad profesional y política de reconocer que
desconocemos experiencias vitales y cotidianas de personas con discapacidades, y por lo
tanto las soluciones que pensamos para ellas tal vez no contemplen adecuadamente sus
necesidades y deseos. La inclusión de personas con discapacidad en la definición,
búsqueda de soluciones, ejecución y supervisión de las mismas, garantizaría una mas
acertada redefinición del espacio arquitectónico y urbanístico en el que todos nos
movemos para desde ahí contribuir a transformar prohibiciones en oportunidades y, por
ende, lograr un impacto incalculable en la conciencia y en el comportamiento social.
Antes de concluir, quisiera lanzar algunas ideas puntuales respecto a como integrarnos,
derrumbando las barreras sociales con las que coexistimos a diario.
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deportivas y recreativas. En dichos centros, garantizar también el acceso a vestuarios,
duchas y sanitarios, tanto para hombres como para mujeres.
-En lugares donde no sea factible la construcción de rampas, investigar otras
alternativas de acceso.
-En los cines y teatros buscar soluciones que permitan a personas con y sin
discapacidades disfrutar juntos y no separados/segregados (por ejemplo, con butacas
accesibles para pasar de una silla de ruedas o para quien va con muletas o bastones,
autorización para dejar la silla plegada próxima a su dueño/a, espacios libres de
butacas para colocar sillas de ruedas a diferentes distancias de la pantalla o
escenario).
-Garantizar el acceso a sanitarias para personas con discapacidades en estos lugares.
-Que hoteles y apart-hoteles tengan habitaciones acondicionadas para personas con
discapacidades, garantizando además su acceso al edificio y a los diversos servicios
que en el se ofertan.
-Contruir rampas adecuadamente diseñadas en las esquinas de las calles, orientando
a la Policía a multar y hacer remolcar vehículos que obstaculicen dichos accesos.
-Procurar la reparación de veredas y calles bacheadas. Ambas acciones beneficiarían
no solo a personas con discapacidades, sino también a quienes llevan
a sus bebés en cochecitos y a personas de edad, y contribuiría además a prevenir mas
de un accidente en la vía publica.
-Alargar el tiempo entre cambio de luces para facilitar el cruce para personas con
discapacidades y personas de edad.
-Legislar/reglamentar que toda nueva incorporación al transporte público contemple su
real utilización por personas con limitaciones físicas. En este sentido, reconocer que
las soluciones deben tomar en cuenta no sólo las necesidades de quienes usan silla
de ruedas, sino también la de los ciegos o disminuidos visuales y la de los sordos.
Asientos próximos al chofer y aviso auditivo de paradas y señalización adecuada para
sordos. Penalizar a taxis que rehusen llevar a personas con discapacidades.
-Procurar que toda conferencia, taller, seminario, u actividad con temática vinculada a
la discapacidad se de en lugares accesibles. Parecería obvio, pero en demasiadas
ocasiones no se toma en cuenta.
-Propiciar a nivel municipal la confección de folletos, de utilidad para turistas y
residentes, con listados de comercios gastronómicos, y de toda otra índole, de centros
culturales, hoteles, transportes, etc., que sean accesibles a personas con
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discapacidades físicas. Colocar en sus entradas el símbolo internacional con la silla de
ruedas, verificando que efectivamente el establecimiento cumple con lo prometido.
-Cumplir con la Consitutución Nacional en cuanto al cupo de empleo para personas
con discapacidad en dependencias gubernamentales y en todo empresa licitataria de
servicios públicos, proveyendo la capacitación necesaria.
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