Insuficiencia Renal Crónica (Irc)

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INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA (IRC)

DEFINICIÓN

La enfermedad renal crónica (ERC) o Insuficiencia Renal Crónica (IRC) es una pérdida

progresiva (por 3 meses o más) e irreversible de las principales funciones renales:

Excreción de los desechos mediante la orina

Regulación la homeostasis del cuerpo

Secreción de hormonas: eritropoyetina (precursora de la formación de eritrocitos), renina y

Calcitriol, la forma activa de la vitamina D

Reabsorción y excreción de electrolitos (sodio y potasio principalmente)

Regulación hormonal de la presión arterial

HOMEOSTASIS del organismo mediante todas estas funciones

Se usa la la Velocidad de Filtración Glomerular (VFG) para establecer su estadío o nivel

de gravedad:

ETIOLOGÍA

Las causas más comunes de ERC son la nefropatía diabética, hipertensión arterial, y

glomerulonefritis. Juntas, causan aproximadamente el 75% de todos los casos en adultos.


SIGNOS Y SÍNTOMAS

En las etapas iniciales de la enfermedad, prevalecen manifestaciones inespecíficas tales

como fatiga, anorexia, pérdida de peso, prurito, náuseas, HTA, poliuria, nicturia, hematuria

o edemas periféricos.

Otros sígnos detectables mediante paraclínica

Incremento de los niveles de urea y creatinina

Hiperkaliemia

Hipocalcemia

Hiperparatiroidismo en respuesta a la hipocalcemia

Anemia por la disminución de la producción de eritrpoyetina

Acidosis metabólica debido a la acumulación de residuos ácidos en sangre

DIAGNÓSTICO MÉDICO

Una velocidad de filtración glomerular (VFG) <60 ml/min/1.73 m2 durante 3 meses es

suficiente para diagnosticar una enfermedad renal crónica, independientemente de la

presencia o no de daño renal. En efecto, la reducción de la función renal a estos valores

representa la pérdida de la mitad de la función renal normal de un adulto.

DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA

Desequilibrio nutricional por defecto

Desequilibrio nutricional por exceso

Exceso de volumen de líquidos

Alto riesgo de infección

Alto riesgo de deterioro de la integridad cutánea

Dolor crónico

Fatiga (por la anemia)

Náuseas (por la hiperkaliemia)

Ansiedad ante la muerte


TRATAMIENTO

La meta de la terapia es retrasar o parar la progresión de IRC a Insuficiencia Renal

Crónica Terminal (IRCT). El control de la presión arterial y el tratamiento de la enfermedad

original, siempre que sea factible, son los principios directivos. Generalmente, son usados

los Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECAs como Enalapril o

Captopril), o el antagonista de los receptores de angiotensina II (ARA II como el

Valsartan).

La dieta hipoproteica (0,8g de proteínas/kg de peso del paciente/día) retrasa la aparición

de los síntomas de uremia, pero debe ser manejada por nutricionistas, pues dietas con un

aporte menor de proteínas pueden ocasionar un balance nitrogenado negativo que

contribuye a una desnutrición. Usualmente es necesario el reemplazo de la eritropoyetina

y la vitamina D3, dos hormonas procesadas por el riñón, al igual que el calcio.

Reemplazo renal

A medida que un paciente va aproximándose a la IRCT, deberán irse evaluando las

opciones de tratamiento de sustitución renal. Dichas opciones son la diálisis y el

trasplante. Las opciones de diálisis son:

Hemodiálisis: es la forma más habitual de diálisis. Se trata de una técnica de depuración

sanguínea extracorpórea, en la que se usa una máquina que suple las siguientes

funciones del riñón: excreción de solutos, eliminación del líquido retenido y regulación del

equilibrio ácido-base y electrolítico. Es necesaria la creación previa de una fístula arterio

venosa mediante procedimiento quirúrgico, por la cual se realiza el proceso de

depuración. Esta técnica NO suple las funciones endócrinas ni metabólicas del riñón.

Se realiza normalmente en un centro de diálisis 3 veces a la semana durante 3-5 horas

por sesión. Hay que tener en cuenta que el riñón sano realiza este trabajo en forma

permanente.
Diálisis peritoneal: el uso del revestimiento abdominal como filtro natural, que suele

aplicarse a diario en el hogar del paciente. El fluido de diálisis se introduce en la cavidad

peritoneal a través de un pequeño tubo flexible que previamente se implantó en el

abdomen de forma permanente, en una intervención quirúrgica menor. Parte de este tubo,

o catéter, permanece fuera del abdomen. De esta forma puede conectarse a las bolsas de

solución de diálisis. Es una técnica menos invasiva que la hemodiálisis, que sin embargo

conlleva el riesgo de infecciones localizadas en el lugar de inserción del catéter, o interna,

la peritonitis.

Trasplantes

El trasplante renal restituye la función renal sin necesidad de diálisis, aunque muchos

candidatos a trasplantes comienzan su tratamiento de sustitución renal con diálisis

mientras esperan a un donante compatible.

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