Atlas Ilustrado de La Espana Mu - VVAA
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MUSULMANA
Dirección editorial
Natalia Hernández
Proyecto editorial
adosaguas.es
Coordinación editorial
Myriam Sayalero
Texto
Maribel Fierro
Diseño y realización
adosaguas
Documentación gráfica
María Aldave y Ana M. Tendero
Maquetación
M.J. Arce Bueno y Luis Ojeda
Cartografía
Chema Román
Tratamiento de imágenes
M.J. Arce Bueno y Luis Ojeda
Corrección e índice
Cleanword
CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS
© Historia 16 - 10, 12 ab, 13, 16 c, 17 a, 17 ab, 18 a, 19, 20, 21, 22, 25, 26 ab, 27,
28 d, 29, 30, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48,
49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 68, 70, 71 ab,
72 ab, 73 ab, 74, 75 ab, 76 a, 77 ab, 77 d, 78, 79, 80, 81, 82 a, 83, 85 ab, 86,
87, 88, 91 ab, 94, 96 abi, 96 abd, 97, 99 abi, 100, 101, 102, 111, 112, 113, 114,
115, 116 i, 117 a, 118, 119 ab, 120 a, 121, 122, 124, 126, 128, 130, 131, 133,
134, 135, 138 ab, 139 a, 140, 142, 143, 144 a, 145, 146, 147, 148, 149, 151,
152, 153, 154 d, 156, 158, 159, 162, 163 a, 164, 168, 170, 171, 174, 175, 177
b, 178 a, 179, 180 a, 181, 182, 183, 184, 185, 186, 189 ab, 190, 192, 193, 194,
195, 196, 197, 199, 200 a, 202, 205, 207, 209, 210, 211, 212, 213, 214, 215,
216, 217, 218 ab, 219 a, ab, 221, 222, 223, 224, 225 a, 226 a, 227, 228, 229,
230 ab, 231, 232 a, 233, 234, 235, 236 a, 237, 238 a, 239, 240, 241, 243, 244
ab, 245 a
© Ana Hernando 166
© Ayuntamiento de Denia, Departamento de Turismo 89 ab, 188 ab
© Ayuntamiento de Málaga, Área de Turismo 96 a, 167, 169 ab, 200 ab
© Ayuntamiento de Ripoll i fotógrafo: Miquel Parés 242, 245 ab
© Ayuntamiento de Sahagún 180 ab
© Ayuntamiento de Segorbe 117, 118 a,
© Excmo. Ayuntamiento de Fuengirola 172 ab
© Paolo Giocoso © E.M. Promoción de Madrid, S.A. 108
© Rafael Barrios Orozco (cortesía del Excmo. Ayuntamiento de Arcos de la
Frontera) 104 a
© Salvador Peña 155
© Consorcio Turismo Sevilla 93 ab, 154 i
© Fundación Legado Andalusí 226 ab, 236 ab
© Girona Turisme 132
© José Antonio Aldave 91 a
© Ministerio de Turismo de Israel 206, 220
© Ministerio de Turismo de Siria 238 ab
© Museu d’Historia i Arqueologia de Cullera 218
© Museo Etnológico de la Huerta 107 ab
© Paolo Giocoso © E.M. Promoción de Madrid, S.A. 225 ab
© Pilar Sirvent 123, 125
© Susana Calvo Capilla 25 i, 26 a, 31, 69, 129, 169 a, 208, 244 a
© Turismo Ayuntamiento de Alzira 98, 99 ad, 106, 139 ab
© Turismo Ayuntamiento de Cáceres 68
© Turismo Ayuntamiento de Cádiz 105
© Turismo Ayuntamiento de Carmona, Servicio Municipal de Arqueología 73 a,
© Turismo Ayuntamiento de Carmona, Agustín Martínez 75 a,
© Turismo Ayuntamiento de Córdoba 71 a, 90, 93 a, 163 b, 191, 197, 198, 232 ab
© Turismo Ayuntamiento de Daroca 95
© Turismo Ciudad de Granada 120 ab, 176, 177 a, 178 ab
© Turismo de Algeciras 18 ab, 71 a
© Turismo de Marruecos 84 a, 85 a, 138, 173
© Turismo de Portugal 23, 24, 107 a, 109
© Turismo de Salobreña 104 ab
© Turismo de Toledo 92, 144 ab, 230 a
© Turismo de Zaragoza 16 ab, c
© Turismo de Zaragoza - Agustín Martínez 16 d
© Turismo de Zaragoza - Daniel Marcos 14 d
© Turismo del Altiplano de Granada 172 a
© Turismo Diputación de Almería 89
© Turismo Diputación Provincial de Jaén 119 a
© Turismo Jerez de la Frontera 110
© Turismo Municipal de Ronda 136 a
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del titular del copyright. Diríjase además a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,
www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
LA ESPAÑA
MUSULMANA
MARIBEL FIERRO
Sumario
1. Evolución política y territorial del Al-Ándalus (s. VIII-XVII)
■ El emirato de Córdoba (711-929)
■ El califato de Córdoba (929-1031)
■ Los reinos de taifa (1031-1090)
■ Las dinastías beréberes (1091-1292)
■ El emirato nazarí de Granada (1238-1492)
■ El reducto morisco de las Alpujarras
■ La expulsión de los moriscos
La batalla de Guadalete
La batalla de Covadonga
El imperio omeya
Los Banu Qasi
El reino de Sevilla
El Cid
El imperio almorávide
El imperio almohade
La batalla de las Navas de Tolosa
Lamentos por la pérdida de al-Ándalus
La caída de Granada
La pragmática de los Reyes Católicos
2. Instituciones de poder
■ La soberanía: los reyes y otras figuras de autoridad
■ Los altos personajes de la Corte
■ La administración
■ La organización territorial
■ La justicia
■ El ejército y la organización de la guerra
■ El cuerpo diplomático
Califas
Abd al-Rahmán III
Boabdil
Almanzor
Reyes y emires
Abd Allah, el emir zirí de Granada
Los impuestos
Las marcas
Figuras de cadí
3. Sociedad y poblamiento
■ Árabes y otros componentes de la población
■ Los beréberes
■ La población hispano-romana y visigoda: cristianos, mozárabes y
conversos
■ Los esclavos y los Saqaliba
■ Las ciudades
■ El medio rural
Los judíos
El sistema de la dhimma
Los muladíes
Los mozárabes
Los esclavos
Córdoba
Granada
Toledo
Sevilla
El plano de las ciudades
La muralla
La alcazaba y el alcázar
La toponimia
La repoblación cristiana, los mudéjares y las morerías
4. Actividades económicas
■ La minería y la producción industrial
■ El comercio
■ Las vías de comunicación
5. Vida cotidiana
■ La vestimenta
■ La alimentación
■ La lengua
■ La educación y los ulemas
■ La religión
■ Las festividades y los juegos
Contrato matrimonial
La vivienda
La onomástica
Los baños públicos
Algunas recetas andalusíes
Figuras de ulemas
El viaje de estudios
El malikismo
La mezquita
El alminar
La Mezquita de Córdoba
Medina Azahara
Castillo de Gormaz
La Aljafería de Zaragoza
Reales Alcázares de Sevilla
La Torre del Oro de Sevilla
La Alhambra
Yeso, ladrillo y cerámica
El arte mudéjar en América
8. Producción científica
■ La geografía
■ La astrología y la astronomía
■ Las matemáticas y la tecnología
■ La medicina
■ La botánica, la agronomía y la zoología
■ La alquimia y la magia
■ Las traducciones
Ibn Hayyan
Sa’id de Toledo y los orígenes de la ciencia andalusí
Al-Idrisi
La cartografía musulmana
El sistema de numeración
La peste
Los distintos tipos de magia
Escuela de Traductores de Toledo
Cronología
Cuadros dinásticos
Referencias bibliográficas
LA ESPAÑA MUSULMANA
Mapa que refleja la situación posterior a la conquista islámica.
EVOLUCIÓN POLÍTICA Y
TERRITORIAL DE AL-ÁNDALUS
(SIGLOS VIII-XVII)
COVADONGA
La cueva y el santuario, en las montañas asturianas, están ligados históricamente a
la Reconquista.
LA BATALLA DE COVADONGA
Las fuentes cristianas sitúan aquí esta batalla, en la que don Pelayo habría
derrotado a los musulmanes en el año 622, dando lugar a dos acontecimientos
importantes: el inicio del reino astur y el comienzo de la así llamada
Reconquista. Las fuentes musulmanas no mencionan esta batalla; sí a don
Pelayo. La crónica árabe Ajbar machmua, por ejemplo, señala que los
musulmanes no se preocuparon por combatir al reducido grupo de hombres
que lideraba Pelayo, pensando –equivocadamente, tiene cuidado de apuntar
el cronista– que no suponían amenaza alguna.
ALJAFERÍA, INTERIOR
En la actualidad, la Aljafería es sede de las Cortes de Aragón.
MONEDA
Fracción de dinar de oro, Medina Azahara, año 967.
LOS BANU QASI
MONEDA
Dírham de Abd al-Rahmán III.
CÓRDOBA
El Alcázar de Córdoba fue residencia de los emires y califas omeyas, así como sede
de su administración.
DECORACIÓN VEGETAL
Mosaico del mihrab de la Mezquita de Córdoba en el reinado de al-Hákam II (Historia
16).
EL CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1031)
Cuando Abd al-Rahmán III subió al poder en el año 912, la dinastía
omeya era presionada por tres frentes. Las rebeliones internas de
señores árabes, beréberes y muladíes habían disminuido el control
efectivo del emir cordobés sobre gran parte del territorio andalusí.
Los cristianos del norte habían aprovechado la situación y logrado
ciertos avances territoriales, sobre todo durante el reinado de
Alfonso III, cuando despuntó la ideología visigotista cuyo avance
significó una recuperación de lo perdido y situó a los reyes astures
como sucesores de los reyes visigodos. Por último, en el norte de
África, en la región que hoy corresponde a Túnez, se había
establecido el califato fatimí a partir del año 909. Los fatimíes eran
shiíes que creían que su dirigente político-religioso, el imán,
descendiente del Profeta a través del matrimonio de su hija Fátima
con Alí, tenía cualidades sobrenaturales y era infalible. Los fatimíes
lograron hacerse con el poder en la zona gracias al apoyo de una
tribu beréber local, los kutama. Sus ejércitos buscaron extender el
dominio fatimí al Magreb central (Argelia) y extremo (Marruecos).
Esta última zona era vital para los omeyas de al-Ándalus, tanto
desde el punto de vista económico como desde el estratégico.
Abd al-Rahmán III logró reafirmar su control sobre las zonas
fronterizas y poner fin a las rebeliones internas, conquistando
Bobastro, fortaleza de sus principales enemigos –los hafsuníes– en
el año 928. Un año más tarde se proclamó califa, retomando así el
título de Príncipe de los creyentes que habían llevado sus
antepasados de Damasco, y, como ellos acuñó monedas de oro.
Combatió a los fatimíes en el norte de África y a los reyes cristianos,
sobre todo a Ramiro II, si bien fue derrotado por éste en Simancas,
en parte por la traición de algunos miembros de sus tropas
fronterizas, las cuales dejaban así bien claro que no renunciaban a
la autonomía de la que habían gozado hasta entonces. Abd al-
Rahmán III concentró entonces sus energías en la construcción de
una ciudad palatina, Medina Azahara, de la que las fuentes alaban
su riqueza y esplendor.
ALMANZOR
Estatua erigida en Algeciras en el verano de 2002 en conmemoración del
milenario de su fallecimiento.
MEZQUITA DE CÓRDOBA
Detalle de la arquería de la fachada. Abd al-Rahmán I inició su construcción en el
s. VIII, y sufrió luego diversas ampliaciones.
A la muerte de Abd al-Rahmán III en 961, le sucedió su hijo al-
Hákam II, quien continuó con la política norteafricana de su padre.
Junto con la intervención militar directa (Ceuta había sido ocupada
en 931), los omeyas buscaron atraer hacia sí a jefes tribales
beréberes de la zona, a los que colmaban de valiosos regalos, como
por ejemplo las ricas vestiduras que salían de la fábrica califal. Al-
Hákam II hizo ampliar la Mezquita de Córdoba, decorando con
bellos mosaicos la zona del mihrab (nicho que indica la dirección de
La Meca). El reinado de al-Hákam II se recuerda por su esplendor
cultural.
El poderío militar iba a continuar bajo el reinado de Hisham II, si
bien este tercer califa –que había llegado al trono siendo un niño–
no ejerció como califa más que de nombre. En efecto, todo el poder
fue a parar a las manos de Ibn Abi Amir (Almanzor), un árabe
originario de la zona de Algeciras que, por méritos propios y
contactos familiares, fue subiendo escalones en la administración
califal. Las campañas militares que organizó contra los cristianos –la
más famosa es la de Santiago de Compostela– le permitieron
adoptar el título de Almanzor (El Victorioso) e inundar los mercados
de Córdoba con los esclavos traídos de tierras cristianas. Almanzor
continuó las reformas en el ejército omeya emprendidas en fechas
anteriores, e incorporó a soldados beréberes del norte de África que,
al carecer de raíces locales –por eso se habla de ellos como
béreberes «nuevos», para distinguirlos de los llegados en la época
de la conquista– sólo le debían lealtad a él. También aumentó el
número de funcionarios esclavos (los saqaliba o eslavos, así
llamados por proceder de tierras eslavas en su mayor parte) en la
administración y en el alcázar.
PORTULANO MEDIEVAL: Mapa en pergamino con los puertos del sur de Europa y
el norte de Africa.
SALA DE COLUMNAS
El famoso bosque de columnas de la Mezquita de Córdoba.
A la muerte de Almanzor en 1002, su hijo al-Muzáffar pudo
mantener el control sobre el califa omeya y sobre los súbditos de
éste. Pero cuando su hermano Abd al-Rahmán Sanchuelo (así
llamado por el nombre de su madre, una vascona) forzó la mano
para que Hisham II le nombrase su heredero, el difícil equilibrio
mantenido hasta entonces se rompió. Surgieron varios
pretendientes al califato dentro de la familia omeya, cada uno de los
cuales con apoyo en distintos sectores. La participación de los
beréberes «nuevos» en las luchas civiles que se produjeron a partir
de 1009 despertó el resentimiento de la población cordobesa, y para
combatirlos se recurrió a tropas catalanas. También se proclamó un
nuevo califato, el de los hammudíes, descendientes de uno de los
nietos del Profeta que habían establecido una dinastía en la zona
del Magreb extremo (Marruecos) y se habían bereberizado.
Finalmente, los cordobeses declararon abolido el califato omeya en
el año 1031.
MONEDA
Dírham de plata del año 966. Medina Azahara.
MAPA SIGLO IX
Este mapa de la península refleja el periodo de revueltas internas que se vivió
durante la segunda mitad del siglo IX.
LOS REINOS DE TAIFA (1031-1090)
La unidad política alcanzada bajo Abd al-Rahmán III se rompió
durante ese periodo de luchas civiles, y las tendencias centrífugas
que ya se habían manifestado en la segunda mitad del s. IX dieron
lugar esta vez a la división de al-Ándalus en varios reinos
independientes. Quienes se hicieron con el poder pertenecían a tres
grupos de la población: los andalusíes, los beréberes «nuevos» y
los eslavos. Los reinos de taifa resultantes sufrieron variaciones en
su número a lo largo del s. XI. Entre 1009 y 1016, se formaron las
taifas de Almería y Murcia, Denia y Baleares, Tortosa y Valencia,
dominadas por los saqaliba, como también Badajoz en sus
comienzos. Las taifas de Arcos, Carmona, Granada, Morón y Ronda
estaban en manos de los beréberes «nuevos», así como la zona de
Algeciras y Málaga en manos de los califas hammudíes. Las taifas
de Albarracín, Alpuente, Córdoba, Huelva, Mértola, Niebla, Santa
María del Algarve, Sevilla, Silves, Toledo y Zaragoza fueron
formadas por andalusíes, es decir, por miembros de la población
autóctona (entendiendo por ésta en esas fechas tanto a los
descendientes de indígenas como de los árabes y beréberes
llegados en los primeros siglos), algunos de los cuales pertenecían
a poderosos linajes locales. Por su escaso arraigo local, las taifas
gobernadas por Saqaliba y beréberes «nuevos» no duraron mucho
tiempo y fueron absorbidas por las andalusíes, o bien sus
gobernantes sustituidos por gentes locales, aunque hubo dos
grupos que constituyeron la excepción: los beréberes ziríes en
Granada, que consiguieron gobernar hasta el año 1090, y los
saqaliba, que se mantuvieron en las Baleares hasta la fecha de
1116.
MONEDA ABD AL-RAHMÁN III
Anverso de un dírham de Abd al-Rahmán III.
POEMA ANDALUSÍ
Es un fino corcel que, cuando corre, estalla en cólera el relámpago, lleno de
envidia porque no lo alcanza; tiene por patas a los vientos, y, al galopar con ellos,
llega al poniente cuando apenas ha dejado el oriente.
Con estos versos el poeta del siglo XI Abu Tammam ibn Rabah de Calatrava
describe un corcel.
COIMBRA
Conquistada en el s. VIII, Coimbra conserva la alcajova (fortaleza) y una puerta de
la muralla, el arco da Almedina, como testigos de su pasado musulmán.
CAPITEL
Este capitel de mármol pertenece a la iglesia Hospital de Santiago de los Caballeros,
de Toledo. Se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid.
ALFONSO VI
Miniatura del rey Alfonso del Tumbo A, cartulario de los siglos XII-XIII, de la catedral
de Santiago de Compostela.
MÉRTOLA
La mezquita de esta taifa del Alentejo se conserva convertida en iglesia.
LAS DINASTÍAS BERÉBERES (1091-1292)
Fue a Ibn Tashufin, emir del imperio almorávide que se había
constituido en la otra orilla del estrecho de Gibraltar, a quien se
dirigieron los reyes de taifas andalusíes pidiéndole ayuda para
frenar el avance cristiano. La victoria contra los cristianos lograda en
la batalla de Zalaca (año 1087) abrió las puertas para que los
«velados» –como se llamaba también a los almorávides por cubrirse
los hombres la cabeza y parte de la cara con un velo, al estilo de los
actuales tuaregs– se hiciesen con el poder en al-Ándalus,
destronando a los reyes de taifa.
Tras unificar nuevamente al-Ándalus, los almorávides gozaron
durante un tiempo del apoyo de la población local, con una política
centrada en la supresión de impuestos ilegales y en el cumplimiento
del deber religioso del combate contra el enemigo (yihad). Sin
embargo, al verse pronto obligados a imponer tributos de dudosa
legalidad y una vez manifiestas sus limitaciones para poner freno a
los cristianos (Zaragoza fue conquistada en 1118 por el rey de
Aragón Alfonso I el Batallador, quien en 1125 llegó a penetrar con
sus tropas por tierras granadinas), los andalusíes empezaron a
retirarles su apoyo.
ALFONSO I EL BATALLADOR
El monarca de Aragón con sus atributos reales en un pergamino medieval.
EL CID
ELREY BATALLADOR
Estatua de Alfonso el Batallador en el Parque Grande de Zaragoza.
EL IMPERIO ALMORÁVIDE
En el sur del actual Marruecos, lindando con el Sahara, Ibn Yasin logró unir a los
beréberes cenhegíes con sus predicaciones, en las que proclamaba la necesidad
de una reforma religiosa. Sus seguidores fueron llamados «almorávides» (ár al-
murabitun), por su dedicación a una vida que combinaba la práctica religiosa con
la militancia guerrera. El gobierno de este movimiento, en sus inicios, fue dual:
por un lado, el jefe religioso (Ibn Yasin), y por otro, un liderazgo político que
pronto quedaría en manos de Ibn Tashufin. Los almorávides se lanzaron a la
conquista de las tierras del norte, fundando además una nueva ciudad,
Marrakech, que se convertiría en la capital. Su control de las rutas comerciales
del oro africano contribuyó de manera decisiva a su política de expansión,
estableciendo su dominio en el Magreb extremo (Marruecos), parte occidental de
Argelia y al-Ándalus.
EL IMPERIO ALMOHADE
CALIGRAFÍA
Estela funeraria de mármol de la joven Uqar, que estaba al servicio del emir
Muhammad I. (Córdoba, año 881)
Los vestidos suelen comenzar a deshilacharse por las puntas y veo que el vestido
de la península se ha roto desde el principio por el centro
Traducción de Teresa Garulo
El levantamiento del Albaicín fue interpretado por el lado cristiano como una
ruptura de las Capitulaciones para la entrega de Granada firmadas por los Reyes
Católicos con el rey Boabdil, por las que los vencedores se comprometían a
garantizar a los musulmanes granadinos la preservación de su lengua, religión y
costumbres a cambio de su lealtad a los nuevos gobernantes. Se justificó así la
Pragmática del 14 de febrero de 1502, que ordenaba la conversión o expulsión de
todos los musulmanes del reino de Granada.
CORÁN
Fragmento del Corán de un manuscrito realizado en letras cúficas, Siglo IX, Iraq.
ABD AL-RAHMÁN III
Abd al-Rahmán III (r. 912-961) fue el primer emir omeya de al-Ándalus que se
decidió a dar el paso de proclamarse califa. Había sido nombrado emir a la
muerte de su abuelo, el emir Abd Allah, en el año 912, en un momento en que la
dinastía omeya veía tambalearse su poder, tanto en el interior por las rebeliones
de señores locales como en el exterior por la amenaza del califato fatimí. Abd al-
Rahmán III fue presentado como refundador de la dinastía iniciada por su
antepasado del mismo nombre –Abd al-Rahmán I– y como un renovador religioso
capaz de hacer frente al desafío representado por el imán shií fatimí. Abd al-
Rahmán III concentró sus esfuerzos en un primer momento en acabar con las
disensiones internas, obra que culminó con la conquista de la fortaleza de
Bobastro en el año 928, poniendo así fin a la revuelta de los hafsuníes. En el año
929 se proclamó califa y acuñó monedas de oro. Concentró luego sus esfuerzos
en asegurar su dominio en las zonas fronterizas, asediando Toledo y Zaragoza.
Ambas ciudades acabaron rindiéndose, si bien el control omeya estuvo tamizado
por la concesión de un amplio margen de autonomía local. Pasó luego a frenar el
avance cristiano, llevando a cabo varias campañas contra los reyes de León,
Navarra y los condes de Barcelona. Pero en el año 939 el califa sufrió una
gravísima derrota por parte de Ramiro II en Simancas, a la que contribuyó la
traición de algunas de las tropas fronterizas, que fueron duramente castigadas.
Su política norteafricana de contención de la amenaza fatimí y de aseguramiento
del control de las rutas del oro tuvo notables éxitos, como la conquista de Ceuta
en el año 931. Se establecieron relaciones diplomáticas con Bizancio y también
con Otón I, emperador de Alemania.
Tras la derrota de Simancas, Abd al-Rahmán III dejó de participar directamente
en las campañas militares, concentrando sus esfuerzos en la construcción de su
ciudad palatina, Madinat al-Zahra’. Situada en la ladera de una montaña próxima
a Córdoba, la blancura y esplendor de sus edificios y sus numerosos jardines la
asimilaban al Paraíso, simbolizando un poderoso mensaje: el califa omeya
garantizaba a la comunidad musulmana reunificada y sometida la salvación en la
Otra vida.
MAQSURA
La zona que rodea la parte más sagrada de la mezquita, el mihrab, es la maqsura, un
lugar reservado al soberano. Mezquita de Córdoba.
MEZQUITA DE CÓRDOBA
Imagen de la fachada oeste de la Mezquita de Córdoba. Forma parte de la ampliación
llevada a cabo por Almanzor.
PUERTA DE SAN ESTEBAN
Esta es la puerta de la Mezquita de Córdoba que conserva más vestigios de la época
de Abd al-Rahmán.
JUEZ
Ilustración de Las Maqamat de al-Hariri. Egipto, 1334. Detalle. Biblioteca Nacional,
Viena.
ALMINAR
Desde el alminar, el muecín realiza las llamadas diarias a la oración. Suele tener en
su parte más alta un balcón que lo rodea, desde el cual se hace la llamada. Alminar
de Hacienda de Lerena, Huévar (Sevilla).
MEDINA AZAHARA
De la espléndida ciudad residencial de los califas omeyas, situada en las
inmediaciones de Córdoba, se conservan, entre otros restos arquitectónicos, la
Galería Porticada y la Plaza de Armas que aparece en la fotografía.
TÁNGER
Las relaciones entre al-Andalus y el norte de Africa tuvieron uno de sus focos
principales en las ciudades situadas en el estrecho de Gibraltar.
VISTA DE CÓRDOBA
Vista de Córdoba desde el río con la mezquita (actual catedral) y a la derecha el
alcázar, signo de la cercanía del poder político al templo musulmán.
ENTREGA DE LLAVES
Felipe Bigarny, emir de Boabdil, entrega la llave de la ciudad de Granada. Relieve en
madera del siglo XVI del altar mayor de la Capilla Real, Granada.
PRISIÓN DE BOABDIL
Torre de planta cuadrada de Lucena, vestigio de la fortaleza en la que estuvo preso
Boabdil en 1483 después de que el conde de Cabra lo apresara tras atacar la
población.
BOABDIL
Reinó como Muhammad XII y fue el último sultán nazarí de Granada. Le dieron
los apodos de «el Malhadado» y «el Rey Chico». Su padre, el sultán nazarí Muley
Hacén, había logrado fortalecer la economía y la capacidad militar del reino de
Granada. En 1470 suprimió la revuelta de su hermano Muhammad en Málaga y
de los Abencerrajes que le habían apoyado, algunos de los cuales lograron
librarse de la muerte buscando refugio en Castilla. Los problemas internos del
reino de Castilla parecieron llegar a su fin cuando, tras la muerte de Juan II en
1479, la corona de Aragón pasó a manos de Fernando, marido de Isabel de
Castilla. El Tratado de Alcáçovas del mismo año puso fin a la guerra civil
castellana y ratificó la paz con Portugal. Los Reyes Católicos se concentraron
entonces en Granada, conquistando en 1482 la fortaleza de Alhama. Muley
Hacén logró parar a los castellanos en Loja, pero pronto tuvo que hacer frente a
una conspiración organizada por el líder de los Abencerrajes y por Abencomixa
para reemplazarlo por su hijo Boabdil. Incapaz de recuperar Granada, Muley
Hacén se marchó con su hermano Muhammad el Zagal a Málaga. El reino quedó
así dividido entre Granada y Almería por el este, y Ronda y Málaga por el oeste.
En marzo de 1483 los castellanos fueron derrotados en una incursión por tierras
de Málaga. Boabdil atacó entonces Lucena, en territorio castellano. Durante la
retirada fue hecho prisionero y su padre pudo regresar a Granada, haciendo que
varios alfaquíes negaran en una fetua el derecho de Boabdil a gobernar. Muley
Hacén, al quedar incapacitado físicamente, fue reemplazado en 1485 por
Muhammad el Zagal, sultán partidario de mantener a raya a los cristianos. Pero la
liberación de Boabdil en 1486 supuso el triunfo de quienes eran favorables a
someterse. Habiendo recuperado su reino, la política de Boabdil favoreció la
penetración cristiana, que culminó el 2 de enero de 1492 con la toma de Granada
por los Reyes Católicos. Según una extendida leyenda, al salir de Granada
camino de su exilio en las Alpujarras, cuando coronaba una colina, Boabdil volvió
la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, a la vez que su madre le
decía: «no llores como mujer lo que no supiste defender como hombre». Esa
colina recibió por ello el nombre del Suspiro del Moro. Murió en Fez en 1533.
CASTILLO DE GORMAZ
Castillo de Gormaz (en Soria), fortaleza que desempeñó un importante papel en las
campañas militares contra los reinos cristianos durante la época omeya.
El progresivo deterioro de la figura del califa entre los sunníes planteó el problema
de la legitimidad de las figuras sustitutorias. Esas figuras sustitutorias –emir, rey o
sultán– recurrieron a diversos medios para legitimar el poder político que habían
alcanzado, generalmente con la fuerza de las armas. Esos medios se pueden
resumir en los siguientes: defensa del orden interno y protección frente al
enemigo exterior; práctica de la yihad (guerra santa) no sólo defensivo, sino
también ofensivo; mantenimiento y cumplimiento de la ley religiosa (sharia), sobre
la cual se funda toda sociedad islámica; buenas relaciones con el grupo de los
sabios intérpretes de dicha ley, los ulemas; nombramiento de delegados por parte
del califa para cumplir con sus funciones militares y administrativas; títulos
propagandísticos. Es precisamente por esta separación del poder de hecho del
normativo por el que algunos investigadores han afirmado que las instituciones
políticas desarrolladas a lo largo de la historia de las sociedades musulmanas se
pueden considerar «seculares». Como ha dicho M. Arkoun, gobernantes llegados
al poder sin legitimación religiosa gobernaban por decreto y posteriormente
recibían una sanción religiosa; la sharia operaba tan sólo en el ámbito del estatus
personal y parcialmente en el ámbito del derecho comercial, sin regular en
realidad ni las relaciones entre las ramas de gobierno, ni la transferencia del
poder, ni las relaciones entre gobierno y súbditos, ni la política exterior. Pero la
idea de que la comunidad musulmana debía ser gobernada por un único califa
con poder universal quedó enraizada en la tradición islámica. El absolutismo de
las figuras sustitutorias se vio modificado en la teoría y en la práctica por la
constante necesidad de justificar su gobierno, ante sus súbditos y ante ellos
mismos, en términos islámicos. Esas figuras no consiguieron ningún puesto
permanente en el sistema de creencias de los musulmanes, pues la pervivencia
del ideal califal era una manera de rechazar una aceptación permanente de los
reyes, sultanes y emires.
Se ha puesto de manifiesto repetidas veces que la historia del islam medieval nos
presenta una serie de cambios dinásticos, pero escaso cambio en las estructuras
básicas de la sociedad. Este hecho se ha asociado con el carácter patrimonial del
estado islámico. En los sistemas patrimoniales, prerracionalistas, el carisma es la
gran fuerza revolucionaria. Aunque el carisma puede ser una amenaza para los
grupos gobernantes legitimados por la autoridad tradicional, la tendencia de los
movimientos carismáticos es a volver a la legitimidad de la sociedad tradicional.
Es decir, con el paso del tiempo, los estados nacidos de las protestas de
inspiración carismática contra estados patrimoniales terminan por parecerse a los
estados contra los que se alzaron. La realidad resultante son unas estructuras
sociales perdurables unidas a un cambio dinástico periódico. Precisamente la
inestabilidad política fue la que determinó que los ulemas estuviesen dispuestos a
dar cierto barniz de legitimidad religiosa al statu quo político.
REY NAZARÍ
Detalle de una pintura de la Sala de los Reyes de la Alhambra.
En efecto, a pesar del abismo existente entre la visión ideal del califa y la realidad
del sultán, los juristas musulmanes llegaron a la conclusión de que el orden,
independientemente de la manera en que fuera establecido, era mejor que la
anarquía, cualquiera que fuera su justificación. El califato, por tanto, dejó de ser
visto como algo que confería autoridad, y pasó a convertirse en una institución
que legitimaba derechos adquiridos por la fuerza, siempre y cuando el poseedor
de poder militar reconociese la supremacía de la sharia y proclamase su
obediencia al califa. El último paso fue aceptar que los derechos adquiridos por la
fuerza eran legítimos en sí mismos y que el poder militar constituía un imanato
válido. Esta postura queda reflejada en el género de los «espejos de príncipes»,
en los que se parte de la aceptación de la autoridad existente. A lo largo de este
proceso, el concepto de obligación política se modifica. En el islam, el poder
político es esencialmente una delegación por parte de Dios, que es la fuente de
toda autoridad. Los gobernantes musulmanes, como el resto de los musulmanes,
deben someterse al deseo de Dios y, por lo tanto, la suprema autoridad en una
sociedad musulmana reside en la sharia. El gobernante es responsable tan sólo
ante Dios y su propia conciencia por su forma de gobernar. El primer deber de la
comunidad hacia el gobernante es el de obediencia. La obediencia, en principio,
no es ni pasiva ni sin condiciones: se obedece al gobernante mientras no haga
nada contrario a la sharia, pues hay un hadiz que dice que «no hay obediencia a
la criatura si ello supone desobediencia al Creador». Sin embargo, pronto la
obediencia dejó de ser concebida como condicional, transformándose en un
deber absoluto, pues un gobernante injusto o ilegítimo es mejor que ninguno.
Tanto en la práctica sunní como en la shií, la rebelión abierta ha sido la excepción
más que la norma, a causa de un pragmatismo que lleva a poner la seguridad por
encima de la justicia. Otro hadiz –cuya transmisión se asocia fundamentalmente a
los jariyíes, la secta religioso-política islámica más igualitaria– dice que hay que
obedecer al imán aunque éste sea un esclavo abisinio. Este hadiz se ha
interpretado como la aceptación universal de cualquier líder.
Otros han interpretado, en cambio, que indica obediencia en lugar de igualdad,
como expresión de la doctrina quietista de sumisión a la autoridad bajo cualquier
forma que tome.
ALHAMBRA
Vista interior de una de las salas en una hermosa perspectiva.
ALHAMBRA
Fuente de los Leones, una de las imágenes más emblemáticas del palacio nazarí.
ABD ALLAH, EL EMIR ZIRÍ DE GRANADA
Destronado por los almorávides, el último rey zirí de Granada escribió unas
Memorias en las que narra cómo su familia llegó a hacerse con el poder, así
como los problemas a los que tuvieron que enfrentarse en relación con los demás
reinos de taifa y en especial con los cristianos. La información que da tiene
especial interés sobre el creciente poderío de Alfonso VI, el conquistador de
Toledo en 1085, tal y como refleja el siguiente pasaje:
Era la época en que el rey cristiano, tras de tomar Toledo, se lanzaba sobre toda
la península, y, después de haber dicho que se daba por contento con que le
pagáramos tributo, nos pagaba con poca benignidad. Lo que quería era
apoderarse de nuestras capitales; pero lo mismo que había dominado Toledo por
la progresiva debilidad de su soberano, así pretendía hacer con los demás
territorios. Su línea de conducta no era, pues, sitiar ningún castillo ni perder
tropas en ir contra una ciudad, a sabiendas de que era difícil tomarla y de que se
le opondrían sus habitantes, contrarios a su religión; sino sacarle tributos año tras
año y tratarla duramente por todos los procedimientos violentos, hasta que, una
vez reducida a la impotencia, cayese en sus manos, como había ocurrido con
Toledo. La noticia de lo sucedido en esta ciudad tuvo en todo al-Andalus una
enorme repercusión, llenó de espanto a los andalusíes y les quitó la menor
esperanza de poder seguir habitando en la península.
Traducción E. Lévi-Provencal y Emilio García Gómez
TOLEDO
Vista nocturna de Toledo y la curva del Tajo.
ALMINAR
El alminar de la iglesia de San Sebastián en Ronda es de planta cuadrada, con tres
cuerpos (s. XIV).
MEZQUITA DE CÓRDOBA
Vista aérea de la mezquita en la que puede comprobarse cómo se insertó la catedral
cristiana, lo cual hizo posible la preservación de este grandioso monumento tan
asociado al pasado musulmán de la península.
CARMONA
Alcázar de la Puerta de Sevilla, Carmona.
LA ALCAZABA DE MÁLAGA
La de Málaga es una de las alcazabas mejor conservada en la actualidad.
ALCÁZAR DE MURCIA
El actual Museo de Santa Clara, en Murcia, está emplazado sobre el antiguo alcázar
de la época de Ibn Mardanish.
REY MORO
Azulejo en la Casa del Rey Moro, en Ronda, así llamada porque, posiblemente, en su
solar habitó un rey musulmán.
ALCÁZAR DE JEREZ
El palacio de Villavicencio está situado en el interior del alcázar, el palacio fortificado
construido entre los siglos XI y XII por los musulmanes y considerado uno de los
monumentos más importantes y antiguos de la Ciudad. En su interior destacan la
mezquita y los baños árabes, además de sus torres. El palacio renacentista de
Villavicencio fue levantado entre los siglos XVII y XVIII sobre las ruinas del primitivo
palacio.
JEREZ DE LA FRONTERA
Vista de la localidad con la catedral de El Salvador en primer término.
LOS ALTOS PERSONAJES DE LA CORTE
Las descripciones de las recepciones oficiales en las que estaba
presente el califa omeya al-Hákam II (r. 961-976) nos ofrecen una
detallada relación de los altos personajes y dignatarios de la corte
califal. Junto al califa, inmediatamente a su derecha e izquierda se
situaban sus parientes más cercanos dentro de la familia omeya. A
la izquierda, más abajo, se colocaban los miembros de la tribu de
Quraysh, de la que formaban parte los omeyas y a la que había
pertenecido el Profeta, así como los clientes (mawali) omeyas y
cordobeses eminentes. En el caso de los mawali se trataba de
aquellas familias que desde épocas más o menos antiguas se
habían puesto al servicio de los omeyas y cuyas fortunas estaban
estrechamente ligadas al destino de la dinastía reinante. Frente al
califa, en dos hileras, se situaban los visires, y detrás de éstos, por
orden: los jefes de policía (es decir, aquellos magistrados que se
ocupaban de asuntos que caían fuera de la jurisdicción de los
cadíes), los encargados de las distintas oficinas reales que tenían
que ver sobre todo con el Tesoro público y con las finanzas, los
encargados de pagar al ejército y, por último, los secretarios y otros
altos cargos de la corte. Seguían luego los esclavos y por último los
militares. Fuera del salón donde tenía lugar la recepción se
colocaban los jueces y otros magistrados, los alfaquíes, los testigos
oficiales del tribunal y otros personajes eminentes no directamente
involucrados en la administración político-fiscal omeya.
ARCOS DE LA FRONTERA
La iglesia de San Pedro domina esta localidad gaditana. Los nombres de ambas,
Jerez y Arcos, recuerdan los avances de la frontera con los cristianos durante el s.
XIII.
LA GIRALDA
Vista del campanario de la catedral de Sevilla, antiguo alminar de época
almohade.
ARCOS DE LA FRONTERA
Castillo desde la plaza del Cabildo.
CORÁN
derecha. Ilustración de un Corán del siglo XV. Museo Topkapi, Estambul.
A los dignatarios de la corte se les solía dar el título de visir, título
que no implicaba ninguna función determinada en la administración,
pues era ante todo honorífico. Durante el califato de Abd al-Rahmán
III llegó a haber hasta dieciséis visires. En las cortes orientales, por
el contrario, solía haber uno solo, que era el principal auxiliar del
califa, el que transmitía sus órdenes y velaba por su cumplimiento, y
que a veces era el que en realidad tomaba las decisiones. En al-
Ándalus la persona que cumplía estas funciones era el chambelán.
Se trataba en un principio del jefe de la Casa del gobernante, pero
también actuaba como su representante en actividades políticas,
diplomáticas y militares: dirigía el ejército contra los rebeldes,
negociaba tratados con ellos, nombraba gobernadores leales y
dirigía las campañas contra los cristianos. Se encargaba, en suma,
de las más altas responsabilidades administrativas del Estado. Sus
funciones dejan claro que el chambelán podía llegar a actuar como
el gobernante de hecho, que fue lo que sucedió con Almanzor.
BAÑOS ÁRABES
Jerez de la Frontera. Los baños eran una de las edificaciones públicas
características de los núcleos urbanos andalusíes.
ELECCIÓN DE VISIR
Asamblea de dignatarios para la elección de visir, ilustración persa de Los siete
tronos. Museo Topkapi de Estambul.
LA ADMINISTRACIÓN
La administración se sustentaba en los secretarios (kuttab, singular
katib). Estos «hombres de la pluma» (frente a los «de la espada»)
debían tener una buena caligrafía y un alto dominio de la lengua
árabe, que era la que se utilizaba en la documentación y en las
cartas oficiales (como partes de batalla, nombramientos para cargos
oficiales, recomendaciones a gobernadores civiles y militares),
textos de cuya redacción eran responsables. Si además se
ocupaban del registro de las finanzas tenían que demostrar un
dominio de las matemáticas y ser también «hombres de números».
Poseían, por regla general, una refinada cultura, que consistía en
una serie de variados conocimientos a los que hace referencia el
término árabe adab. Se suele traducir adab por bellas letras,
englobando en realidad varios ámbitos: literatura, humanidades,
filología, buenos modales; todo el conjunto de saberes y formas de
comportarse que distinguía al hombre cultivado. Algunos de los
secretarios fueron también destacados literatos, como el cordobés
Ibn Burd al-Asgar (muerto en 1053), el sevillano al-Fath ibn Jaqan
(muerto en 1140) o el valenciano Ibn Amira (muerto en 1260). Otro
sevillano, Ibn Abd al-Gafur (siglo XII), compuso un manual para
secretarios.
LOS IMPUESTOS
MONEDA
Moneda árabe acuñada en cobre.
Del Corán se deduce la obligación de pagar una limosna legal o azaque (zakat),
que es el único tributo legítimo que se puede imponer a los musulmanes.
Equivale al diezmo, y se aplica a las propiedades y no a las personas. Lo que se
recauda debe distribuirse entre los menesterosos y personas en situaciones
difíciles (viudas, huérfanos, viajeros necesitados). Los impuestos legales que
gravaban a los no musulmanes eran la capitación (chizya) y el impuesto sobre la
tierra (jaray). Pero, desde muy pronto, los soberanos gravaron a sus súbditos –
fuesen o no musulmanes– con impuestos no canónicos que a menudo suscitaron
la protesta de quienes no podían hacer frente a su pago. Los almorávides se
ganaron las voluntades de los andalusíes en un principio por su promesa de
abolir todas las alcabalas extracanónicas, entre ellas las parias, las grandes
sumas de dinero que los reyes de taifa pagaban a los cristianos para evitar que
los atacaran, tal y como se refleja en el siguiente pasaje, en el que el rey zirí Abd
Allah cuenta cómo aceptó el trato propuesto por Alfonso VI… …pensando que
quedar a cubierto de su maldad, aunque fuese pagando diez mil meticales por
año, era mejor que el que perecieran los musulmanes y quedara asolado el país,
puesto que no podía hacerle frente ni medirme con él, y tampoco encontraba
entre los príncipes de al-Andalus quien me ayudase contra él, sino, al revés,
quien le impulsaba a venir a mí para perderme.
Traducción E. Lévi-Provencal y Emilio García Gómez
VALENCIA
Grabado de la ciudad procedente de una edición del libro de A. J. Cavanilles,
Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos
del Reyno de Valencia, Madrid, Imprenta Real, 2 vols., 1795-1797.
CABRA
Vista de la localidad cordobesa, cabeza de la cora omeya.
LAS MARCAS
Muhammad ibn Abd Allah ibn Abi Zamanin (muerto en 1205) fue nombrado cadí
de Málaga en 1196:
Cuando ejercía de cadí se mostraba justo, temido y firme; pero al salir del tribunal
se convertía en el hombre más asequible, más humano y más humilde».
Hubo quien no quiso aceptar el cargo de cadí, como hizo Ziyad ibn Abd al-
Rahmán (muerto en 819), quien lo rehusó con la siguiente –y efectiva– amenaza
dirigida al emir omeya: Puesto que lo habéis decidido y me obligáis a aceptar el
cadiazgo a la fuerza, os prevengo que lo primero que haré –bajo obligación de ir a
La Meca– es que, si me dais el cargo y me viene alguien quejándose de alguna
injusticia vuestra, inmediatamente quitaré de vuestras manos lo que se os
demanda, se lo devolveré a él y a vosotros os exigiré prueba de lo que sé que
habéis usurpado.
Traducciones de Arsenio Cuellas
MEDINACELI
Vista de la ciudad, con el castillo al fondo.
Durante la época omeya, al-Ándalus fue dividida en provincias
(coras): Cabra, Elvira (Granada), Jaén, Tudmir (Murcia), Valencia,
Santaver, Mérida, Beja, Ocsonoba, Sevilla, Carmona, Morón, Sidonia,
Algeciras, Rayya (Málaga) y Écija. Se habla también de las coras
fronterizas o marcas. Cada cora o provincia comprendía un número
variable de distritos o comarcas (iqlim) y de partidos. Por ejemplo,
según el geógrafo almeriense al-Udhri (siglo XI), la cora de Valencia
tenía diez distritos y catorce partidos. La información de que
disponemos sobre estas divisiones y subdivisiones territoriales es
incompleta, y además variaba según las épocas y las dinastías
reinantes. Un partido parece corresponder al territorio de una
jurisdicción o administración que tenía por cabeza un pueblo principal,
tal y como podría deducirse de los nombres de algunos partidos de la
cora de Valencia: Cullera, Alzira, Cocentaina, Murviedro. Por su parte,
los distritos parecen corresponder a comarcas naturales. Así, una obra
tardía asigna a Zaragoza cinco distritos, cada uno con su río. Del
término árabe iqlim –que se puede entender como comarca natural–
deriva el nombre de Lecrín y Valle de Lecrín, comarca natural de la
provincia de Granada regada por el río Guadalfeo y sus afluentes. Al-
Udhri (siglo XI) señala que el Estado recaudaba de los doce distritos de
Córdoba 3.336 almudíes y 5 cahíces de trigo, y más de 4.734 almudíes
y 9 cahíces de cebada. Las divisiones territoriales servían, en efecto,
para facilitar el control fiscal y militar por parte del gobierno central, que
enviaba delegados suyos a tal efecto. El gobernador militar (wali) podía
ser también quien supervisaba la recaudación de impuestos, aunque
en ocasiones se menciona la existencia de una autoridad que se
encargaba específicamente de esta tarea.
TEXTO ÁRABE
Fragmento del Corán. Museo Topkapi de Estambul.
MEDINACELI
Arco árabe. Curiosamente, su nombre no significa «ciudad del cielo», sino que deriva
del árabe Madinat Salim, «ciudad de Salim».
LA JUSTICIA
Aunque no era el único magistrado, el juez o cadí ocupaba un lugar
central en la administración de la justicia, actuando como delegado
del soberano. Éste, generalmente tras consultar a sus
colaboradores de confianza, elegía a alguien que se adecuase a los
requisitos del cargo, especialmente por lo que se refiere al cadí
principal. Los requisitos eran: ser varón, inteligente y sensato,
musulmán y libre (un no musulmán y un esclavo no podían ser
cadí), mayor de edad, justo y recto, conocer el Corán y la Tradición
del Profeta, no tener ninguna merma física en la vista, oído y habla.
Había otros requisitos no obligatorios: tener medios de vida
suficientes, a fin de evitar la tentación del soborno; ser indulgente y
compasivo, especialmente con los huérfanos y las viudas, y tener
conocimientos de la lengua árabe y del derecho. Este último
requisito no era obligatorio porque el cadí contaba con un consejo
de asesores formado por gente bien versada en el derecho islámico
o alfaquíes, a los que el cadí consultaba en los casos en que se le
presentaban dudas. Los alfaquíes consultores emitían entonces
unos dictámenes jurídicos o fetuas en los que proponían al cadí la
sentencia más adecuada al caso que se estaba juzgando. El cadí
sólo actuaba cuando los litigantes se dirigían a él o mediante
denuncia de una de las partes. Tampoco había un edificio específico
para los juicios; éstos solían tener lugar en una dependencia de la
mezquita o bien en la casa del juez.
Las columnas en todo son tan bellas, que en lenguas corredora anda su
fama: lanza el mármol su clara luz, que invade la negra esquina que tiznó
la sombra; irisan sus reflejos, y dirías son, a pesar de su tamaño, perlas.
Jamás vimos alcázar más excelso, de contornos más claros y
espaciosos. Jamás vimos jardín más floreciente, de cosecha más dulce y
más aroma.
Traducción de Emilio García Gómez
FILIGRANA
ornamental de un manuscrito del Corán, Valencia, 1182. Biblioteca de la
Universidad de Estambul.
LA ALCAZABA DE MÁLAGA
Sede palaciega y administrativa, fue construida en el siglo XI en el monte
Gibralfaro.
ARMAS DE MARRUECOS
El esmerado trabajo de la plata se observa tanto en orfebrería como las armas de
personajes principales.
ALCAZABA DE MÁLAGA
Restos de la arquería primitiva.
RENDICIÓN DE GRANADA
Este famoso lienzo historicista de Francisco Pradilla muestra la entrega de las
llaves de Granada. Está en el Palacio del Senado de Madrid.
La España Musulmana
C uando el profeta Muhammad murió en el año 632 nadie
hubiese imaginado que, en menos de un siglo, los
musulmanes se iban a extender desde la península
ibérica hasta la India. Su presencia en un espacio tan amplio
dio origen a pueblos y estilos de vida muy diferentes, pero fue
en territorio hispánico donde su cultura mostró unas
peculiaridades propias que la diferenciaron del resto del mundo
musulmán.
Al-Andalus, tierra de musulmanes en la península ibérica,
pervivió durante la Edad Media desde el año 711 hasta el 1492.
En ocho siglos de desarrollo social, cultural y político,
convivieron con los antiguos pobladores, que, ya fueran de
religión católica o judía, terminaron adoptando sus costumbres,
dando forma de este modo a un entramado social rico y variado
en el que se absorbió el conocimiento de las diferentes
culturas, uno de los motivos por los que al-Ándalus llegó a
alcanzar su admirable esplendor.
ARMAS
Las llamadas armas de Boabdil forman parte del más rico legado de la orfebrería
musulmana.
CAPITEL
Iglesia del Hospital de Santiago de los Caballeros, Toledo.
ALMONASTER LA REAL
Antigua mezquita transformada en iglesia. Almonaster la Real, Huelva.
VELEFIQUE
De este pueblo almeriense era originaria una familia de ascetas y sufíes, los Banu
l-Balafiqi.
VISTA DE CÓRDOBA
El tamaño de Córdoba y el número de sus habitantes en el siglo X no tuvieron
equivalente en el mundo cristiano.
LOS BERÉBERES
Los beréberes constituían el grupo étnico más numeroso entre los
conquistadores. Habiendo sufrido ellos recientemente la conquista
musulmana, eran conversos recientes y posiblemente su grado de
arabización era bajo. Aquellos que procedían de las zonas más
romanizadas del norte de África pudieron hablar lenguas derivadas
del latín.
Los beréberes llegados en las primeras oleadas se establecieron
fundamentalmente en las zonas montañosas y en la Meseta. Los
que se establecieron en Yilliqiya (término que engloba el noroeste
peninsular, una región más extensa que la actual Galicia)
abandonaron pronto esas tierras, aunque se menciona que una
parte permaneció en la región de Astorga, y hay quien ha propuesto
que los maragatos de la zona son sus descendientes. La presencia
de asentamientos beréberes está bien atestiguada a lo largo de los
cursos del Tajo y el Guadiana.
CIPO DE TOLEDO
Siglo XI. Los cipos son piezas de piedra de forma cilíndrica que se usaban como
soporte de la epigrafía funeraria en algunas tumbas musulmanas.
NORIA MERINÍ
Réplica actual de una noria meriní en Algeciras.
CARMONA
El califa al-Musta’in concedió extensas propiedades a los beréberes Banu Birzal y
Banu Ifran en Carmona.
Llegaron nuevas oleadas cuando al-Ándalus fue incorporada a
los imperios beréberes. Los cenheguíes almorávides formaban parte
de las élites políticas y militares, diferenciándose del resto de la
población por algunos rasgos llamativos. Los hombres iban velados
con sus turbantes (al estilo de los tuaregs actuales), mientras que
las mujeres no llevaban el rostro cubierto. La importancia de la
matrilinealidad beréber se reflejaba en los nombres de algunos jefes
almorávides, llamados por ejemplo Ibn Fatima e Ibn A’isha, un uso
que se alejaba totalmente de la patrilinealidad árabe, en la que la
ascendencia femenina no deja huella onomástica.
Los almohades se apoyaron en otros grupos tribales, sobre todo
masmuda y zanata. Pero aunque la organización tribal beréber
había sido determinante en los orígenes del movimiento almohade,
el primer califa Abd al-Mu’min quiso limitar su dependencia de esas
tribus beréberes incorporando a su ejército a las tribus árabes que
derrotó durante la conquista del norte de África. Tanto él como sus
descendientes negaron su origen beréber y afirmaron ser árabes del
norte, genealogía que fue cantada y ensalzada por numerosos
poetas andalusíes, quienes recibieron elevadas recompensas por
hacerlo. Sin embargo, el origen beréber de quienes les gobernaban
no fue olvidado por los andalusíes, y a veces fue objeto de
ridiculización y de rechazo. Una de las acusaciones que se lanzaron
contra el filósofo Averroes –quien vivió en época almohade– fue
que, al referirse al califa almohade, lo llamó «rey de los beréberes».
La acusación tal vez fue amañada para hacerle perder el favor de un
gobernante que hasta ese momento le había tenido en alta estima,
pero, aun en el caso de que Averroes nunca utilizase esa expresión,
el hecho de que se le acusara de hacerlo revela que en esa época
existía un sentimiento andalusí de repulsa hacia quienes eran vistos
como gobernantes extranjeros. Este rechazo andalusí de lo beréber
se refleja en numerosos textos como éste:
LOS JUDÍOS
MAIMÓNIDES
Estatua del gran pensador judío Maimónides en Córdoba. Emigró de al-Andalus a
Egipto, pasando por el norte de Africa, durante la época almohade.
EL SISTEMA DE LA DHIMMA
La actitud del islam hacia las otras religiones monoteístas está influida por la idea
de la revelación progresiva. El islam acepta a Abraham, Moisés y Jesús, entre
otros, como profetas a través de los cuales Dios hizo llegar a sus pueblos Su
revelación, que judíos y cristianos no supieron conservar en su integridad original.
El judaísmo y el cristianismo no son vistos como religiones falsas, sino como
imperfectas realizaciones de la verdad. Se habla a menudo de que, en época
premoderna, el islam hizo gala de una tolerancia hacia las otras religiones que
difícilmente se encuentra en el ámbito cristiano. Es una tolerancia relativa, ya que,
si bien implicaba ausencia de persecución, no implicaba ausencia de
discriminación.
La forma en que se expresaba la subordinación de judíos y cristianos era
mediante el pago de un impuesto especial (chizya). También se manifestaba en
una serie de restricciones en la vestimenta y las monturas, y en prohibiciones
como la de llevar armas o hacer ruido en las ceremonias religiosas, o en la
obligación de llevar ciertos emblemas. Todos estos eran elementos del sistema de
la dhimma o «grupos protegidos», cuyos miembros son los dhimmíes: no
concedía igualdad, pero, en general, no intentaba suprimir o absorber a los
grupos diferentes.
Los judíos y los cristianos de al-Ándalus formaban parte de estos «grupos
protegidos»: constituían comunidades con sus propios líderes religiosos
encargados de hacer efectivo el pago del impuesto que les gravaba; podían
mantener sus creencias y ritos, si bien con limitaciones: por ejemplo, no podían
hacer ostentación pública de sus ceremonias, ni construir nuevas iglesias o
sinagogas. Uno de los aspectos más delicados de las formas en las que se
establecía interacción entre la comunidad musulmana y las comunidades
«protegidas» era el empleo de no musulmanes en puestos gubernamentales, ya
que implicaba situar a dhimmíes por encima de los musulmanes y sacarles por
tanto de la situación de inferioridad que debían de tener. A pesar de la prohibición
religiosa, se dieron casos por razones pragmáticas: un no musulmán podía ser
más leal a un gobernante que un musulmán; si la competencia profesional del
dhimmí era necesaria, se le empleaba, sobre todo como médico o en la
recaudación de impuestos, puesto éste de alto riesgo, ya que podía suscitar
fácilmente la hostilidad de la población.
Los matrimonios mixtos eran posibles, pero sólo en una dirección (un musulmán
podía casarse con una judía o una cristiana, pero una musulmana tenía prohibido
casarse con un no musulmán). Los hijos eran musulmanes desde el punto de
vista jurídico. Los matrimonios mixtos favorecieron la difusión, por un lado, de la
lengua romance entre los musulmanes cuyas madres eran indígenas, pero sobre
todo impulsaron la arabización de judíos y cristianos.
TEXTO EN ÁRABE
Texto en árabe sobre los dhimmíes, tomado de la obra jurídica del andalusí Ibn
Sahl.
Hubo periodos en los que se produjo un endurecimiento de las restricciones de la
dhimma, por el que abogaba, por ejemplo, el sevillano Ibn Abdun en época
almorávide: Un musulmán no debe dar masaje a un judío ni a un cristiano, así
como tampoco tirar sus basuras ni limpiar sus letrinas, porque el judío y el
cristiano son más indicados para estas faenas, que son faenas para gentes viles.
Un musulmán no debe cuidarse de la caballería de un judío ni de un cristiano, ni
servirle de acemilero, ni sujetarle el estribo, y si se sabe que alguien lo hace,
repréndasele.
CALILA E DIMNA
Calila e Dimna (1251-1261), recopilación de cuentos traducido del libro árabe del
mismo nombre, traducción a su vez del Panchatantra al persa. Es obra del taller
del infante Fadrique de Castilla.
LA PESAH
Fiesta religiosa que comienza con un banquete. Ilustración del siglo XVI procedente
de una Haggadá.
LA DESTRUCCIÓN DE BABILONIA
Beato de Burgo de Osma, fol. 147 (Catedral, cod. 1), año 1086.
TEXTO EN ÁRABE
(…) sobre uno de los rebeldes muladíes que se alzó durante la segunda mitad del
siglo IX en Jaén contra los árabes, uniéndose a Ibn Hafsún.
BEATO
La adoración del Cordero y los cuatro seres vivientes, fol. 87 del Beato de San Miguel
de Escalada, mediados del siglo X. Nueva York, Pierpont Morgan Library.
MARRAKECH
La vivacidad de la plaza de Djemaa el Fna recuerda cómo debieron de ser los zocos
de la España musulmana.
ALCAZABA
Alcázar, dentro de la alcazaba de Almería. Restaurada en la actualidad, las
construcciones originales se remontan al siglo X.
¿Por qué fue entre los Saqaliba precisamente donde se hizo uso
de esta tradición de igualitarismo? Recordemos que el número de
los «esclavones» había aumentado enormemente durante el siglo X
en la corte, y que ocupaban puestos en el palacio y en la
administración califal que les daban un poder extraordinario, lo cual
permitió a algunos de ellos en el siglo XI llegar a ser reyes de taifa.
Al ser letrados, ricos y poderosos, una forma de contrarrestar su
estatus de esclavo era escribir acerca de sí mismos, elogiando sus
méritos. En el caso de la Epístola de Ibn García, había además un
objetivo político: el de legitimar el gobierno de un no árabe de origen
cristiano-europeo. Muyáhid de Denia –contrariamente a otros reyes
de taifa de origen esclavo, que eran además eunucos–tenía
descendencia que le iba a suceder en el reino: el establecimiento de
una dinastía necesitaba la legitimación de su linaje y de ahí que Ibn
García cantara los méritos de los no árabes.
CASTILLO DE DENIA
En el lugar donde se yergue el castillo se pueden rastrear distintas etapas de
construcción. Una de ellas corresponde a la de la dominación musulmana, siendo
especialmente importante lo realizado durante los siglos XI y XII.
MEZQUITA DE CÓRDOBA
Vista del famoso bosque de columnas con la característica alternancia del rojo y el
blanco.
LAS CIUDADES
El mundo islámico premoderno se caracteriza por el gran desarrollo
que tuvieron las ciudades. El tamaño y el número de habitantes de
urbes como Bagdad y Córdoba en el siglo X no tuvieron equivalente
en el mundo cristiano latino durante mucho tiempo. La mayor parte
de las ciudades andalusíes no fueron fundaciones nuevas, sino
continuación de asentamientos urbanos preexistentes, como
Córdoba, Toledo, Sevilla, Zaragoza o Mérida. Fundaciones de nuevo
cuño fueron Almería, Calatayud, Cieza, Medinaceli, Madrid, Murcia y
Vascos (cerca de Talavera).
CÓRDOBA
ALBAICÍN
Vista de Granada desde la Alhambra.
AJEDREZ
Caballero cristiano invitado en la tienda de un caballero moro para jugar al ajedrez.
Libro del Ajedrez, de Alfonso X el Sabio, 1283, Biblioteca de El Escorial.
TOLEDO
Situada casi en el centro geográfico de la península, sobre una colina de granito,
está rodeada por tres lados por el río Tajo, al que debe su fértil vega. La ciudad
ibérica de Toletum fue conquistada por los romanos en 193 a.C., y en 418 d.C.
pasó a manos de los visigodos, que hicieron de ella su capital, convirtiéndose en
la metrópolis religiosa de Hispania tras la conversión de Recaredo en 587. En
714, fue conquistada por Táriq, quien habría encontrado en ella grandes riquezas.
Las principales leyendas relativas a la conquista musulmana se localizan en
Toledo: la fabulosa Mesa de Salomón o la misteriosa «Casa Cerrada» que, al ser
abierta por el rey don Rodrigo, desveló la inminente llegada de unos invasores
con turbantes. Su excelente posición estratégica favoreció las tendencias
sediciosas de la población toledana, renuente a someterse a los omeyas
cordobeses, quienes a menudo utilizaron una violencia desmedida para
reprimirles, como ocurrió a principios del s. IX en la «Jornada del Foso», cuando
los cabecillas rebeldes fueron asesinados a traición.
En general, los toledanos lograron mantener un alto grado de autonomía, aun
cuando se vieron obligados a pagar tributo a Córdoba y a reconocer la soberanía
de los omeyas, como ocurrió varias veces, la última durante el califato de Abd al-
Rahman III. Los beréberes Banu Dhi l-Nun se erigieron en reyes de taifa en el
siglo XI. El más famoso fue al-Ma’mun (muerto en 1075), del que se recuerda la
espléndida fiesta que organizó para celebrar la circuncisión de su nieto y su
mecenazgo de las ciencias. Su hijo buscó la alianza del rey de Castilla y León
Alfonso VI para hacer frente a la ambición expansionista de la taifa sevillana. La
protección recibida lo fue a cambio de cuantiosas sumas de dinero, lo cual
despertó la inquina de la población, que lo expulsó de la ciudad. Alfonso VI
conquistó Toledo en mayo de 1085, poniendo así en marcha una reacción por
parte de los restantes reyes de taifa, que llamaron en su ayuda a los almorávides.
Ni éstos ni luego los almohades fueron capaces de reconquistar Toledo.
La mayor parte de la población musulmana de Toledo emigró tras la conquista
cristiana, especialmente una vez que Alfonso VI modificó su política inicial
favorable hacia ellos, ordenando la transformación de la mezquita en catedral.
Pero parte de la población del Toledo musulmán era todavía cristiana, y su
número se vio incrementado con la emigración de cristianos andalusíes que huían
de las persecuciones de almorávides y almohades.
Entre los restos materiales que quedan del pasado musulmán cabe destacar la
mezquita de Bab Mardum, transformada en la iglesia del Cristo de la Luz, así
como la mezquita de la calle de las Tornerías. La construcción de muchas casas
toledanas se puede remontar hasta la época musulmana.
PUERTA DE BISAGRA
Esta famosísima puerta de Toledo es de origen musulmán. Su nombre deriva de la
palabra árabe Bab-Shagra, que significa Puerta de la Sagra.
JUDERÍA
Puerta de Almodóvar en Córdoba, que daba paso al barrio de la judería. Junto a ella,
estatua del filósofo Séneca, cordobés ilustre.
Construcción que procede fundamentalmente del reino taifa zirí (s. XI). En ella se
emplearon materiales procedentes del teatro romano cercano.
NARANJALES DE ALZIRA
Entre los frutos introducidos por los árabes en la península ibérica, se cuenta la
naranja amarga, una variedad distinta de la naranja que consumimos habitualmente.
Esta postura contrasta con la adoptada por otro andalusí, al-Riquti, quien, tras la
conquista de Murcia por los cristianos en 1243, al ser presionado para que se
convirtiese, contestó que se había pasado toda su vida sirviendo a un único Dios
sin llegar a cumplir bien sus deberes hacia Él. Pensaba por ello que aún lo haría
peor si tuviese que servir a tres dioses (haciendo referencia a la Trinidad), y
emigró a Granada.
Los musulmanes, por último, podían convertirse en mudéjares, es decir, seguir
viviendo como musulmanes bajo dominio cristiano, pero esta opción no estuvo
disponible mucho tiempo. Los cristianos, en un primer momento, imitaron el
sistema de «grupos protegidos» de los musulmanes, de manera que permitieron
que la población musulmana que habitaba en territorios de dominio cristiano
pudiera seguir practicando su religión. Los mudéjares fueron sobre todo
campesinos, aunque también se especializaron en algunos trabajos, como el de
albañil.
Contrariamente a lo que había ocurrido con los cristianos y judíos en al-Ándalus,
los mudéjares acabaron viviendo segregados en determinadas zonas de las
ciudades y pueblos cristianos, donde había un centro cívico-religioso y que fueron
llamadas morerías.
FIÑANA
La actual Ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en esta localidad almeriense, fue
una mezquita de época almohade de la que se conservan yeserías.
JARDÍN ÁRABE EN ALZIRA
Alzira deriva su nombre del árabe Yazirat Shuqar (isla del Júcar). En ella nació el
poeta Ibn Jafaya (muerto en 1139), famoso por los versos en los que cantó la belleza
de las huertas y jardines de su tierra natal.
CRUCES Y LEONES
Junto a estas líneas. Detalle decorativo. Ilustración de las Cantigas de Alfonso X el
Sabio, 1283. Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
SALOBREÑA
Con sus calles estrechas trepando al castillo, Salobreña ha conservado la
arquitectura y los cultivos introducidos por los árabes, como la caña de azúcar.
COLUMELA DE CÁDIZ
Estatua del famoso agrómomo Lucio Junio Moderato Columela en la plaza de las
Flores de Cádiz. Representa la tradición agronómica de época romana.
El autor ha extraído sus conocimientos de las obras de autores
antiguos, quienes, en su mayor parte, … afirman que la plantación
desde mediados de febrero hasta la mitad de marzo es mejor que la
efectuada en otro momento. Ambos añaden que las ramas ya han
extraído la sustancia de la tierra, y ésta ha suscitado en ellas un fuerte
apetito y vigor, y un impetuoso deseo de vivir … Yo afirmo que los
árboles de madera compacta, tales como el olivo, la encina, el
algarrobo, el azufaifo, el quejigo y el fresno, es preciso plantarlos a
finales de otoño, en noviembre, diciembre y enero, para que reciban el
agua de las lluvias y hundan bien sus raíces en tierra, pues así resultan
excelentes sus retoños y más tarde engordan sus ramas.
EL SISTEMA DE PESOS Y MEDIDAS
ARROZ
Antigua foto de las plantaciones de arroz en Alzira.
SANTAREM
Agricultura tradicional en los campos de Santarem.
NORIA Y PUENTE
Noria árabe de Alcantarilla, Murcia. Vista del puente de la esclusa hidráulica o
compuerta de achique.
LA NORIA
La noria consiste en una gran rueda (de madera u otro material) asociada a un
mecanismo que la hace moverse bien por energía animal bien por el impulso del
agua (aceña o molino de agua). En la rueda se fijan unos recipientes o cangilones
que recogen el agua y la hacen caer por canalizaciones o acequias. La noria de
energía animal estaba presente en toda España hasta los años 1940-1950. Las
de energía hidráulica tenían una localización más específica al necesitar
corrientes de agua. Algunas de las que se conservan hoy en día están situadas
en lugares donde antes hubo instalaciones andalusíes, si bien son de
construcción posterior, como la que puede verse en Córdoba junto al río
Guadalquivir (noria de Abolafia) o la de Alcantarilla en Murcia.
La difusión de la noria está íntimamente ligada a la conquista árabe. Desde el
Egipto antiguo, los árabes la difundieron hacia el Oeste, hasta la península
ibérica, y hacia el Este, hasta el norte de la India.
SANTAREM
Santarem se extiende a la orilla derecha del río Tajo.
JEREZ
El caballo árabe español es el orgullo y el símbolo de la ciudad.
ALMADRABA
Murallas del castillo de las Almadrabas en Zahara de los Atunes, Barbate, Cádiz.
LA MINERÍA Y LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL
En época musulmana se continuó con las explotaciones mineras de
época romana y se iniciaron nuevos yacimientos y técnicas. Había
oro en los ríos Tajo, Darro y Segre. Tras haber sometido las pepitas
y hojas al proceso de limpieza, el oro obtenido se empleaba en la
acuñación de dinares y para fabricar hilos de oro utilizados en los
brocados del Taller real (tiraz), la industria oficial de telas preciosas
cuyos ropajes eran muy codiciados.
CAMELLOS
Detalle de un dibujo de Vivant Denon sobre la expedición napoleónica a Egipto.
SEDA
Ilustración en seda de escenas dedicadas a la agricultura. Abajo. Tejido del siglo XII
realizado en seda labrada y brocado de oro. Instituto Valencia de Don Juan, Madrid.
La industria papelera vivió un gran desarrollo en Játiva, y la de
curtido de pieles, en Córdoba. Ambos productos eran exportados hacia
Europa. El desarrollo de las atarazanas en al-Ándalus se vio impulsado
por los ataques vikingos por mar que tuvieron lugar durante el siglo IX,
que obligaron a los omeyas a construir barcos para poder disponer de
una flota con la que hacer frente a posibles ataques. El principal
florecimiento tuvo lugar durante el califato omeya, con atarazanas en
Algeciras, Tortosa y Almería, y luego en época almorávide y almohade.
A partir del siglo XIII, sin embargo, la Europa cristiana y latina empieza
a ganar terreno en el mar y los barcos de las repúblicas marítimas
italianas, sobre todo, comienzan a monopolizar el tráfico marítimo. En
1154, al-Idrisi señala que Tortosa –ahora en manos cristianas, al haber
sido conquistada por Ramón Berenguer, Conde de Barcelona, en
1148– tenía atarazanas en las que se construían grandes barcos con la
madera obtenida en las montañas de la región.
LA INTRODUCCIÓN Y FABRICACIÓN DEL PAPEL
CASA ANDALUSÍ
Recreación de un torno para fabricar papel en el interior de la Casa Andalusí de
Córdoba.
ESPECIAS
El azafrán y el comino se cuentan entre las dos especias más vendidas en el
mundo árabe.
GUTENBERG
Retrato anónimo. La invención de la imprenta está íntimamente unida a la
producción del papel traída de los árabes, quienes a su vez la habían aprendido
de China.
ALCÁZAR DE SEGORBE
Esta torre del homenaje es el único resto que queda en pie del Alcázar de
Segorbe.
ALCÁZAR DE SEGORBE
Grabado que ilustra el Alcázar de Segorbe en todo su esplendor.
LA MONEDA
DINAR ALMORÁVIDE
Moneda de oro almorávide acuñada en el siglo XII.
ACEITE
Recreación de un molino de aceite. Museo de la Cultura del Olivo, Jaén.
EL ESCLAVISTA
Obra de Arsène Matto, Museo Real de África Central, Tervuren, Bélgica.
CARAVANA
Miniatura de al-Wasiti, Bagdad, que muestra a los mercaderes de una caravana,
1237.
ALHÓNDIGA
Antigua alhóndiga de Granada; hoy se conoce como Corral del Carbón.
MALI
Dibujo de Tombuctú procedente de los diarios de René Caillé, el primer europeo
que visitó la ciudad.
DJENNÉ
Vista de la localidad de Djenné, Mali.
ESCENA DOMÉSTICA
Grabado que muestra una escena en el exterior de una mansión de las clases
altas.
LA VIDA COTIDIANA
CALIGRAFÍA
Texto árabe de un ejemplar de las Verdades escogidas y los más bellos
discursos, siglo XIII, Siria. Museo Topkapi, Estambul.
BOTELLA
Botella con esmalte turquesa, siglos XII-XIII. Fundagao Calouste Gulbenkian,
Lisboa.
Es de sangre real, y, si de limo mano divina modeló a los hombres, a ella
tan solo la formó de almizcle, o de plata sin mezcla, que rematan con
ornato sin par hebrillas de oro. Tan leve, que le pesan, si se curva, las
margaritas del collar; tan muelle, que su piel ensangrientan las ajorcas.
Aunque, envuelta en sus velos, sólo un punto
le da su luz, el sol es la nodriza que la amamanta de dorada leche, y en
su mejilla remansado queda un brillo de luceros, que la adorna y, al par,
la guarda del mirar maligno. No puedo competir con tanto rango, Pero sí
en el amor, y eso me baste. Poema de Ibn Hazm. Trad. Teresa Garulo
TURBANTES
Miniatura de un tratado de veterinaria realizado en Bagdad en 1210 y titulado El
libro del arte de curar a los caballos. Museo Topkapi, Estambul.
JERÓNIMO MUNZER
Ilustración del viaje de este geógrafo a Granada en la que aparecen mujeres
moriscas.
BAÑOS
Interior de los baños árabes de Ronda.
TITULO EN ÁRABE
de la obra de Ibn Hazm El collar de la Paloma, libro sobre el amor y los amantes.
ESTAMBUL
Santa Sofía, en Estambul. Fue iglesia desde su construcción en el año 537 hasta
1453, en que fue utilizada como mezquita. En la actualidad es un museo.
AVERROES:
Monumento a Averroes en Córdoba.
RECIPIENTE DE MARFIL
Recipiente de marfil del siglo IX, Córdoba. Tesoro de la Catedral de Braga.
LA ALIMENTACIÓN
La escaña y el mijo constituían la base de la alimentación de los
campesinos y de los pobres. El pescado era más propio de la
alimentación de las clases bajas –sobre todo las que vivían en
poblaciones costeras– que de las altas. El atún y la sardina eran los
que más se consumían. Las carnes más apreciadas eran las de
cordero, conejo, gallina, perdiz, paloma torcaz, pichón y faisán, si
bien la gente humilde consumía sobre todo despojos (riñones,
hígado, patas, sesos), salvo en la Fiesta del Sacrificio, cuando se
ahorraba para poder sacrificar un cordero. Los frutos secos eran
muy habituales y acompañaban a menudo los guisos de carne:
almendras, nueces, piñones y ciruelas negras.
En al-Ándalus se escribieron tratados de cocina en los que se
recoge una rica variedad de platos, reflejo de la tradición culinaria de
las clases altas cuya coloratura local es reducida, pues en muchos
casos se trataba de recetas procedentes del resto del mundo
islámico. Eran platos asociados sobre todo a un ambiente
cortesano, pues a los soberanos y a los que los rodeaban les
correspondía –por posibilidades económicas y por distinción– una
cocina diferente de la que consumía la gran mayoría de la
población. Esos tratados culinarios muestran una preocupación por
la dietética, de la misma manera que los textos médicos andalusíes
se interesan por las dietas más adecuadas para cada enfermedad.
ARROZ
Antigua foto de una plantación de arroz en Alzira
DIOSCÓRIDES
Rosa centifolia, para inflamaciones abdominales y trastornos estomacales.
Ilustración del Dioscórides de Viena, hacia año 512, Bizancio (Constantinopla).
Receta de alcuzcuz
Se coge un cordero graso, se desuella y se le abre el vientre. Se le sacan las
entrañas y se limpia. Se unta por dentro con sebo machacado con las especias
que se usan para las albóndigas. Cuando está hecho el alcuzcuz, se frota con
manteca, espinacardo, canela y un poco de almáciga. Se rellena con ello el
interior del cordero, cosiéndolo por el vientre y el cuello. Se pone en un anafe
hasta que está a punto y se ha terminado de asar bien. Luego se echa alcuzcuz
en un cuenco y se trincha el cordero por encima. Se le espolvorea canela y
espinacardo y se come.
Receta de almojábanas
Se amasa la sémola que sea precisa con leche fresca y un poco de agua de
rosas. Se coge otro tanto de queso fresco y de mantequilla fresca, lo mismo que
de queso. Se ralla el queso muy bien y se mezcla con la mantequilla. Si el queso
está seco y sabe a salado, se pone a remojar en agua un día y una noche.
Después se añaden el queso y la mantequilla a la masa, se amasa todo muy bien
y se deja en la artesa. Se pone la sartén al fuego con una cantidad de aceite
suficiente para cubrir las almojábanas. Se corta la masa en obleas pequeñas que
se agujerean en el centro. Se ponen en la sartén hasta llenarla y se les da la
vuelta con el gancho. Cuando están a punto y doradas, se sacan y se ponen en
miel de buena calidad, dejándolas así un rato. Después se sacan y se ponen en
un recipiente de barro vidriado. Se espolovorean con azúcar y canela; se comen y
que aproveche.
Recetas incluidas en el libro de cocina de Ibn Razin al-Tuyibi (siglo XIII), traducidas por
Manuela Marín
ALMENDROS DE DENIA
Las almendras eran muy utilizadas en la cocina, tanto para platos dulces como para
salados.
HEBREOS
Preparación de una fiesta hebrea, fresco realizado por Luigi Ademollo en el siglo XIX.
LA LENGUA
A pesar de la superioridad numérica de los beréberes frente a los
árabes en los contingentes militares de religión musulmana que
entraron en la península ibérica durante la conquista, la lengua
beréber no fue nunca una rival seria para la lengua árabe. Era ésta
la lengua de la revelación divina en la que estaba escrito el Corán, el
Libro Sagrado de los musulmanes, por lo que la conversión solía
traer aparejada la arabización lingüística y cultural, bien
documentada en el caso de los beréberes más directamente
vinculados a las élites árabes gobernantes. Es difícil precisar los
ritmos y características de la arabización del resto de la población
beréber en al-Ándalus. Las huellas dejadas por la lengua beréber no
son especialmente abundantes, excepto en la toponimia, y se ha
dicho que ello se debe, en parte, al hecho de que la población
beréber procedente del norte de África podría haber estado
latinizada en mayor o menor grado.
Por lo que se refiere a la lengua árabe, hay que distinguir entre
la escrita y la hablada, dándose una situación de diglosia entre una
lengua culta literaria, por un lado, y el haz dialectal andalusí por el
otro. El árabe importado por los conquistadores musulmanes no fue
una lengua unificada ni bien definida. En el siglo X es posible
percibir ya un haz dialectal característico en las zonas urbanas de
al-Ándalus, si bien apenas se puede atisbar la situación en las
zonas rurales.
TEXTO ÁRABE
Fragmento de un manuscrito árabe, donde puede apreciarse la belleza de su
grafía.
VISTAS DE TOLEDO
Durante la época musulmana, fue capital de la Marca Media y luego de un reino
de taifa, hasta su conquista en 1085.
CORÁN
Decoración ornamental de un ejemplar del Corán, siglo XV. Museo Topkapi,
Estambul.
CALIFA
Música en la corte de un califa, miniatura. Biblioteca Topkapi Saray, Estambul.
SÓCRATES
Ilustración de Verdades escogidas y los más bellos discursos, siglo XIII, Siria, que
muestra a Sócrates con dos pupilos. Museo Topkapi, Estambul.
JERUSALÉN
Vista de la Cúpula de la Roca, el tercer santuario del islam después de las
mezquitas de La Meca y Medina.
JERUSALÉN
Mapa de la Ciudad Santa. Código Aldenburgensis, Brujas, Bélgica.
Ibn Hazm
También el místico Ibn al-Arif tuvo que convencer a su padre para que le dejara
dedicarse a lo que le interesaba. El padre, cuando él era aún pequeño, lo llevó a
un tejedor para que le enseñara el oficio en Almería, ciudad famosa por sus
tejidos de seda, pero él se negó a aprender todo lo que no fuera el Corán y otros
libros religiosos.
ESCUELA
Patio de la madrasa al-Sahrig, de Fez. Postal del siglo XIX.
EL VIAJE DE ESTUDIOS
Una famosa tradición del Profeta afirma que hay que ir en busca del saber,
llegando incluso hasta China si fuera necesario. Los andalusíes respondieron al
espíritu de esta tradición. Aunque pocos llegaron hasta China, muchos viajaron a
las tierras centrales del islam, especialmente a los grandes centros intelectuales
como Qayrawan, Damasco, Bagdad, Jerusalén, La Meca y Medina. Muchos
aprovecharon el viaje de estudios para cumplir al mismo tiempo con el precepto
de la peregrinación mayor. Aunque algunos pudieron pagarse el desplazamiento
gracias a la fortuna propia o familiar, otros combinaron el viaje de estudios con la
práctica del comercio. Y otros tuvieron que ganarse la vida para poder pagarse
los estudios, como en el caso de al-Bayi, quien compuso poemas a cambio de
dinero y se empleó luego como vigilante nocturno.
Los viajeros andalusíes se esforzaron por aprender con el mayor número posible
de maestros, ya que a su regreso esta diversidad haría aumentar su prestigio y su
reputación. También procuraron adquirir, en la medida de sus posibilidades, libros
que no circulasen en al-Ándalus, pues su enseñanza les reportaría beneficios. De
alguno se cuenta que el naufragio del barco en el que regresaba le hizo perder
esos libros y las notas tan cuidadosamente tomadas en las clases de sus
maestros. A partir del siglo XII, los viajeros andalusíes tuvieron ocasión de seguir
cursos en las madrasas que, desde Irán, se difundieron por todo el orbe islámico
como centros de enseñanza superior. Allí estudiaron ciencias coránicas, de la
Tradición del Profeta, derecho, gramática y, a veces, también ciencias racionales,
como la medicina, la astronomía y las matemáticas.
No todos volvieron a al-Ándalus. Algunos encontraron la muerte por enfermedad
o por la inestabilidad política del momento. Otros se instalaron en alguno de los
países que habían visitado, bien por seguir aprovechando las enseñanzas de
algún maestro, bien por haber contraído matrimonio o por haber encontrado
trabajo ellos mismos como maestros o cadíes. El número de ulemas andalusíes
establecidos en el norte de África, Egipto, Siria o Iraq aumentó considerablemente
cuando la situación política
MEZQUITA
Mezquita de Córdoba. Las mezquitas eran, además de centros religiosos, lugares de
estudio e investigación.
KUTUBIYYA
Estela de mármol, fragmento del epitafio de ibrahim, hallada en el nivel almohade de
la mezquita Kutubiyya. Museo de los Audaya de Rabat, Marrakech.
ABLUCIONES
Pila de abluciones, cerámica del siglo XII. Museo Arqueológico de la Alcazaba de
Málaga.
JERUSALÉN
los ulemas aprovechaban su viaje de estudios para visitar los lugares sagrados del
islam (La Meca, Medina y Jerusalén).
Los ulemas, sea cual fuese su procedencia social, una vez que se
convirtieron en tales –es decir, en especialistas en el saber religioso–
estuvieron interesados en perpetuar y legitimar su existencia como
grupo profesional, especializado en la mediación religiosa y también
política. Además de los diccionarios biográficos que escribieron, en los
que dejaron constancia de sus nombres y de su formación –
diccionarios que eran a la vez su carnet de identidad, su reglamento
profesional y el depósito de las prácticas mediante las cuales
alcanzaban y mantenían el estatus de ulemas– compusieron muchos
otros tipos de obras dedicadas a perfilar el modelo de ulema y la forma
en que debían ser tratados, tanto por el poder político como por el
resto de la población.
LA RELIGIÓN
Los deberes religiosos obligatorios de un musulmán son cinco, los
llamados «pilares del islam»: la profesión de fe, la oración, el ayuno,
la limosna y la peregrinación. En primer lugar, la profesión de fe
consiste en pronunciar la fórmula «No hay más Dios que Dios y
Muhammad es su profeta». La unicidad divina es el dogma central
del islam, y se repite constantemente en el Corán. Los musulmanes
tienen que rezar cinco veces al día y hacerlo en dirección a La Meca
(qibla).
LA MECA
Mahoma y sus seguidores peregrinan a la Meca. Manuscrito de La vida de los
profetas, siglo XVI, Museo Topkapi, Estambul.
LA MEZQUITA
Las mezquitas son «templos que Dios ha permitido erigir para que se invoque en
ellos Su nombre» (Corán 24:36). Las oraciones diarias se pueden hacer en casa
y en soledad, o bien en la mezquita y en compañía. Tan sólo es obligatorio hacer
en la mezquita la oración del viernes. Esta oración sirve para consolidar el espíritu
de la comunidad (el islam no tiene un día de descanso obligatorio, aunque el
viernes haya sido adoptado como tal). La dirección de La Meca, hacia donde
debe dirigirse el musulmán en su oración, se señala mediante un nicho (mihrab).
La llamada a la oración se hace con la voz humana, habiéndose establecido la
práctica de hacerlo desde el alminar o torre de la mezquita. Los musulmanes
entran en las mezquitas descalzos; las mujeres deben llevar una indumentaria
adecuada. Es importante destacar que no existe una figura similar a la del
sacerdote. La persona que dirige la oración musulmana (llamado imán) es un
musulmán como los demás, aunque generalmente más preparado, cuya única
función es la de dirigir los movimientos de los creyentes durante la oración. Se
coloca delante de la primera fila de los asistentes y éstos imitan sus gestos.
Técnicamente, no hay cargo profesional de imán: sólo durante la plegaria se es
imán, y se deja de serlo cuando se termina. Durante la oración del viernes, el
imán pronuncia un sermón especial desde el púlpito (minbar), que constituye
parte del escaso mobiliario del interior de la mezquita. Los sermones han servido
y sirven a menudo como medios de expresión de preocupaciones sociales y
políticas.
El musulmán debe comportarse con respeto tanto en el interior de la sala de
oración como en el patio de la mezquita. Pero el templo musulmán no es sólo
lugar de oración; también lo es de enseñanza, de reunión, de retiro espiritual, de
recitación del Corán (por ejemplo, durante las noches de ramadán). La legislación
islámica ha intentado controlar la peregrinación indiscriminada a las mezquitas.
Tan sólo se exhorta a hacerla de manera expresa, aparte naturalmente de a la
mezquita de La Meca, a las mezquitas de Medina y Jerusalén. Subyace en ello el
temor a que la peregrinación a mezquitas locales pueda llega a rivalizar con la
obligación de peregrinar a La Meca. Este temor se ha expresado incluso en
relación a un santuario de la importancia de Jerusalén.
En los núcleos urbanos de cierto tamaño, además de la mezquita principal
(aljama o del Viernes) como la gran Mezquita de Córdoba, había pequeñas
mezquitas u oratorios que servían a las necesidades de los vecinos. Dos de estas
pequeñas mezquitas se han conservado en Toledo: la de Bab Mardum (ahora
iglesia del Cristo de la luz) y la de Tornerías.
GIRALDA
Es el alminar, lugar desde el que el muecín llama a la oración, más famoso de Al-
Andalus.
PEREGRINACIÓN
La Kaaba en La Meca, lugar hacia el que se dirigen las oraciones de los fieles.
En el caso de la oración obligatoria se adoptan una serie de
posturas –inclinaciones, prosternaciones– en las que se ven envueltos
el cuerpo y las manos. Antes de orar es necesario hacer la ablución
ritual, que consiste en lavarse con agua determinadas partes del
cuerpo. Además de la oración obligatoria, están las supererogatorias o
plegarias en las que el creyente se dirige a Dios mediante una serie de
fórmulas ritualizadas. Algunas se recitan para solicitar favores de la
divinidad, como la petición de lluvia en época de sequía o la de librarse
de un peligro.
EL ALMINAR
MONEDA CUADRADA
Dírham almohade.
ALMINAR
Los alminares se convirtieron en campanarios, fundiéndose así con las iglesias
cristianas.
NOÉ
El Arca de Noé en una miniatura del Salterio de San Luis, realizado en París entre
1260 y 1270. Biblioteca Nacional de Francia, París.
ALMINAR
Alminar de la mezquita de Córdoba convertido en campanario de estilo herreriano.
La leyenda acerca de su fundación fue recogida por el místico Ibn Arabi en una
de sus obras:
Un sabio de Córdoba me contó cuál fue la causa de la construcción de Medina
Azahra, y fue que a Abd al-Rahmán III se le murió una de sus concubinas,
dejando mucho dinero. El califa ordenó entonces que se rescatase con ese dinero
a los cautivos musulmanes en tierras cristianas, pero no se halló a ninguno, por lo
que se dio gracias a Dios.
Su esclava Azahara, a la que amaba mucho, le dijo: «Desearía que construyeses
una ciudad que lleve mi nombre y a mí esté dedicada». Y se la construyó bajo el
monte de la Novia, en su mediodía, al norte de Córdoba, a cuatro millas
aproximadamente de esta ciudad. Su construcción fue de peregrina perfección y
de acabado perfecto. Hizo en ella lugares de recreo y mansiones para Azahara y
para los nobles de su reino. En su puerta hizo esculpir el retrato de Azahara.
Cuando estuvo la ciudad acabada, Azahara se sentó en su salón para mirar la
blancura y belleza de la ciudad en el regazo del negro monte y dijo: «¡Oh, mi
señor! ¿Acaso no ves a esta bella esclava en el regazo de este negro?» El califa,
entonces, ordenó hacer desaparecer el monte. Sus cortesanos decían: «El
príncipe de los creyentes pretende algo que repugna a la razón sólo escucharlo.
Aunque se reuniesen todas las criaturas del mundo a cavar y cortar, no haría
desaparecer el monte sino quien lo ha creado». Pero lo que ordenó el califa fue
cortar los árboles y plantar en su lugar higueras y almendros, y así no había
paisaje más bello especialmente en la época de la floración, entre el monte y la
llanura.
Traducción de María Jesús Rubiera En un terreno situado en la falda de las últimas
estribaciones de Sierra Morena, en las proximidades de Córdoba, Abd al-Rahmán III hizo
levantar su ciudad palatina de Medina Azahara. Las obras de construcción duraron más de
25 años, y en ellas se empleaban diariamente 1.400 mulos en el acarreo de material; 400
pertenecían a las caballerizas reales y los mil restantes se alquilaban a razón de tres
dinares de oro al mes por cada bestia de carga. En la parte más elevada del terreno
elegido, que fue nivelado en terrazas, se sitúa lo que se considera la zona residencial. Más
abajo se encuentra la zona oficial, con el salón de recepciones conocido como Salón de
Abd al-Rahmán III (llamado antes Salón Rico), mientras que en los niveles inferiores se
ubican el resto de las edificaciones de la ciudad, rodeada por una muralla, junto a uno de
cuyos lados, en el exterior, se levantó una mezquita. El Salón forma parte de un conjunto
que incluye un Pabellón situado frente a él y que parece una réplica suya a menor tamaño,
situado en el llamado Jardín Alto o Superior y rodeado de albercas. A un lado de este
jardín, se extiende otro, llamado Bajo o Inferior. La construcción de Medina Azahara se
inició hacia 940-1, poco después de haber tenido lugar la batalla de Simancas-Alhandega
contra los cristianos. En ella, la deslealtad de algunos comandantes del ejército califal y
algunos señores de las regiones fronterizas favoreció una derrota musulmana en la que la
vida del propio califa se vio en peligro y a raíz de la cual el ejemplar del Corán de Abd al-
Rahmán III quedó en manos de los cristianos. Hubo otras consecuencias, como refleja este
texto del cronista Ibn Hayyan:
[El califa] quedó abrumado por su fracaso en esta campaña, sin paralelo en todo
su anterior periodo y, disgustado con su suerte, tenía confusos pensamientos y no
era justo consigo, por lo que se le aconsejó distraer su preocupación con su
mayor placer, la construcción. Dicen que se dedicó a ella de modo absorbente,
fundando [Medina Azahara] más abajo de Córdoba, poniendo en la holgura y
majestad de sus edificios el descanso de su mente y olvidándose de lo demás,
pues desde entonces dejó de guerrear personalmente.
Traducción de María Jesús Viguera y Federico Corriente
El pabellón de las recepciones oficiales tenía tejas de oro y plata, y en el centro
había un estanque relleno con mercurio. Los rayos del sol traspasaban las
paredes y rebotaban en el tejado con un gran resplandor. Además, un esclavo
agitaba el mercurio provocando unos extraordinarios fulgores que parecían
relámpagos.
SALÓN RICO
Característico arco de herradura califal y columnas de mármol en el Salón Rico de
Medina Azahara.
CAPITEL
Capitel labrado en una columna de Medina Azahara.
CASTILLO DE GORMAZ
Fue una de las fortalezas con mayor extensión en su época. Tuvo una gran
importancia en época califal por ser lugar de concentración de las tropas musulmanas
durante las expediciones que se dirigían contra los reinos cristianos del norte.
CASTILLO DE GORMAZ
CASTILLO DE GORMAZ
Arco amurallado del Castillo de gormaz. Vista de la atalaya sobre la que se ha
construido el pueblo.
PALACIO DE LA ALJAFERÍA
Detalle del edificio construido en Zaragoza en el s.XI, que fue uno de los más
suntuosos de su época. Destacaba su célebre Salón Dorado, que, se cree, estaba
decorado con paneles de oro.
LA ALJAFERÍA DE ZARAGOZA
ARGELIA
La Koubba de Sidi Yacoub, cerca de Tremecén, en Argelia (foto de 1900 de
Christian Maurel.
INTERIOR DE LA ALHAMBRA
El Patio de los Leones.
ALCAZABA DE MÁLAGA
Detalle de los arcos.
CASA CUEVA
Cuevas Tiana, Baza. Las casas excavadas en la roca son características de
algunas zonas de Granada, Jaén y Albacete. Algunas de estas cuevas fueron
utilizadas durante la época islámica.
CASTILLO DE SOHAIL
Vista de Fuengirola desde el Castillo de Sohail, de construcción almohade.
MEZQUITA DE HASSÁN II
Gran Mezquita de Hassán II en Casablanca, de reciente construcción e inspirada
en la tradición del Occidente islámico.
ARCOS
Sevillla fue capital de Al-Ándalus, hecho que se reflejó en la construcción de
monumentos civiles, religiosos y hasta nuevos barrios.
GRANADA
Vista de la Alhambra desde el Sacromonte.
Las columnas en todo son tan bellas, que en lenguas corredora anda su
fama: lanza el mármol su clara luz, que invade la negra esquina que tiznó la
sombra; irisan sus reflejos, y dirías son, a pesar de su tamaño, perlas.
Jamás vimos alcázar más excelso, de contornos más claros y espaciosos.
Jamás vimos jardín más floreciente, de cosecha más dulce y más aroma.
Versos de Ibn Zamrak (siglo XIV) que decoran la Sala de Dos Hermanas de la
Alhambra.
Traducción de Emilio García Gómez
AZULEJO DE GRANADA
El alicatado con azulejos era una técnica muy difundida para la decoración de
interiores.
FUENTEDELA ALHAMBRA
Los leones constituyen uno de los símbolos del poder real.
EL ARTE NAZARÍ
El arte nazarí es el que se realizó durante el sultanado nazarí de
Granada, desde 1238 hasta 1492, el cual tuvo su máxima expresión
en los palacios de la Alhambra, cuya construcción pasó por varias
fases con intervenciones también en época cristiana. A pesar de
todas las remodelaciones sufridas, se nos presenta hoy en día como
un complejo armonioso y como uno de los conjuntos palaciegos más
conocidos universalmente, objeto de visita y de ensoñación para
millones de personas. Una obra palatina anterior es el Cuarto Real
de Santo Domingo, una gran torre que alberga un aula regia o sala
con cúpula (qubba), con magníficos frisos de azulejos y yeserías. La
Casa Real –-convertida luego en el convento de San Francisco,
primer lugar de enterramiento de los Reyes Católicos– estaba
rodeada de unas huertas con dos albercas.
La ornamentación nazarí se caracteriza por la decoración
geométrica, el ataurique (dibujo de hojas y flores entrelazadas) y la
epigrafía en letra cúfica y cursiva. Una peculiaridad de la decoración
epigráfica de la Alhambra es el empleo de poemas adaptados al
entorno en el que aparecen.
LA ALHAMBRA
ALHAMBRA
Patio de los Arrayanes, también llamado Patio del Estanque o de la Alberca.
CRISTO DE LA LUZ
Toledo. Fachada de la mezquita de finales del s. X. En su interior, el juego de
columnas recuerda el de la Mezquita de Córdoba.
CASA ANDALUSÍ
Córdoba. Detalle de marquetería.
MARQUETERÍA
Detalle del trabajo de marquetería de una caja de madera en la Casa Andalusí de
Córdoba.
DAROCA
Una de las torres de la muralla árabe de Daroca.
JOYAS
Pulsera del siglo XII encontrada en Lucena. Museo Arqueológico Provincial de
Córdoba,
ARTES MENORES
Las artes suntuarias tuvieron gran desarrollo a partir de la época del
califato omeya, tanto en lo que se refiere a los tejidos, los
manuscritos o las joyas. En época omeya destacan las arquetas y
botes de marfil tallados con una gran perfección y con tal
profundidad que producen la sensación casi de esculturas. Son
recipientes cuyos poseedores eran miembros de la dinastía omeya
(varios fueron encargados por o para mujeres) o bien de la amirí, y
que se conservaron una vez en manos cristianas por haber sido
utilizados en muchos casos para guardar reliquias. Originariamente
parecen haber servido para guardar compuestos cosméticos,
muchos de cuyos ingredientes (ámbar, almizcle, alcanfor)
alcanzaban un elevado precio por importarse de fuera. Se
importaban también objetos tallados en cristal de roca procedentes
de Egipto, mientras que la artesanía del cristal florecía en Almería,
Murcia y Málaga.
Los talleres de metalistería producían morteros de bronce,
pebeteros, lámparas y palmatorias, y algunos objetos muestran una
gran maestría, como la lámpara de la mezquita de la Alhambra o la
espada de Boabdil, con empuñadura de plata dorada. No se han
conservado muchas joyas por la facilidad de fundir los metales
preciosos para hacer nuevas piezas al estilo de la época o para
otros fines: aun así han aparecido zarcillos, collares, brazaletes y
ajorcas para los tobillos. Algunas fuentes afirman que un estanque
de Medina Azahara estaba rodeado por doce estatuas de oro –un
león, una gacela, un cocodrilo, una serpiente, un ciervo, una
paloma, una jirafa, un gavilán, una gallina, un gallo, un elefante y un
águila–con incrustaciones de perlas, y con chorros de agua saliendo
de los caños colocados en su boca. Grandes animales de bronce,
como el ciervo de Córdoba y el grifo de Pisa, han sobrevivido hasta
nuestros días. En los talleres de los marmolistas se preparaban
pilastras y fuentes talladas con adornos vegetales, y a veces
también con figuras de seres fantásticos. En ocasiones los tallistas
dejaban inscrito su nombre en la obra resultante. La marquetería o
taracea, aplicada a un variado repertorio de objetos artísticos, y para
la que se utilizaban piezas cortadas de distintos materiales (madera,
mármol, piedra, metales), tuvo también un gran desarrollo, con
exquisitos diseños decorativos en los que se buscaba el contraste,
que dependía del color y de las características del material
empleado. Entre las piezas más destacadas hay que mencionar el
púlpito almorávide en la Kutubiyya de Marrakech. De época nazarí
se han conservado algunas piezas excepcionales, como el cetro de
los sultanes que el cardenal Cisneros adoptó como báculo y dos
hojas de una alhacena del palacio de Cetti Meriem hechas de
madera de ciprés con incrustaciones de diminutas piezas de
madera, plata y hueso.
TARACEA
Detalle de un objeto decorativo en taracea o marquetería, donde se combinan
distintas maderas junto con nácar. Casa Andalusí de Córdoba
EL ARTE MUDÉJAR EN AMÉRICA
El rasgo más distintivo del arte mudéjar en América lo constituyen las cubiertas
de madera, en las que se produce una confluencia de precedentes mudéjares con
tradiciones propias de los artesanos locales, tradiciones que tienen que ver con
las peculiaridades climáticas, de materias primas y tecnológicas en las distintas
zonas del continente americano, sobre todo en Cuba, Colombia y algunas zonas
de Ecuador, Bolivia y Perú (los ejemplos son menores en Venezuela y México).
Detrás de todo ello había un sistema productivo estructurado en torno a los
gremios de artesanos, cuyas ordenanzas se han conservado.
El arte mudéjar americano se encuentra en iglesias conventuales y parroquiales,
en catedrales y, en menor medida, en la arquitectura civil. En el primer y segundo
grupos se encuadran San Francisco de Tlaxcala en México, la Recoleta de San
Diego en Quito, las iglesias conventuales de la Merced y de Santa Teresa de
Potosí (Bolivia), las catedrales de Tunja y Cartagena de Indias (Colombia), de
Coro (Venezuela) y de Quito (Ecuador). En el tercero, el alcázar de Diego Colón
en Santo Domingo.
MADERA LABRADA
Pulpito de la Kutubiyya de Marrakech realizado en Córdoba en el siglo XII. Es el
pulpito más famoso del Occidente islámico. Véase su descripción en la página 169.
CERÁMICA
Plato nazarí, siglo XIV. Museo de Málaga.
RECIPIENTE DE MARFIL
Está fechado en 964 y fue realizado para la favorita de Al-Hákam II. (Catedral de
Zamora)
CUENCO
Cuenco de cerámica con decoración lavandina (siglos XII-XIII). Fundagao Calouste
Gulbenkian, Lisboa.
CERÁMICA
Orza de cerámica vidriada del siglo XII, hallada en el barrio de la Chanca de Almería.
Museo de Arte Hispano-Musulmán de Granada.
TRIBUNAL
Abu Zayd expone sus argumentos a un juez (que está sentado). Ilustración de las
Maqamat de al-Hariri. Egipto, 1334. Biblioteca Nacional, Viena.
MANIFESTACIONES
RELIGIOSAS Y CULTURALES
LA LITERATURA RELIGIOSA
La civilización islámica suele definirse como «civilización del Libro»,
no tanto por la difusión del libro en tanto que objeto, facilitada por el
empleo del papel, sino por la importancia que concede a la Escritura
o al Libro con mayúscula, es decir, al Corán. El libro por
antonomasia –en al-Andalus como en otras regiones del mundo
islámico–era el Corán, la Palabra de Dios procedente de un Libro
divino que se materializaba en miles de ejemplares que debían ser
tratados con especial reverencia y respeto, dado el carácter sagrado
de la Escritura en ellos contenida. Esa Escritura necesitaba ser leída
y recitada tanto en silencio como en voz alta, en recogimiento y en
unión de los demás musulmanes en las mezquitas, y necesitaba,
para poder actuar sobre la sociedad, ser interpretada, explicada y
enseñada. Tal proceso pedagógico determinó que en torno a la
Escritura se desarrollasen toda una serie de saberes vinculados,
saberes de tipo religioso que giraban en torno a la Revelación y
englobaban gramática, exégesis, formas de leer el Corán, Tradición
del Profeta, derecho, teología y muchas otras disciplinas, que en su
conjunto conforman el saber religioso (ilm).
LA LECTURA Y RECITACIÓN DEL CORÁN
El sufí Ibn Arabi cuenta cómo uno de sus maestros «cuando oía recitar el Alcorán,
sentíase tan contrito y emocionado, como si sus entrañas estuviesen en
ebullición». Y de otro, que «entraba a su oratorio para salmodiar en voz baja el
Alcorán, mientras su alma se deleitaba meditando; unas veces, acerca de la
majestad de la divina esencia, contemplada en su unidad simplicísima; otras,
acerca de la gloria del paraíso; otras, en la nada de las cosas de acá abajo; otras,
en los inescrutables juicios de la providencia, según se lo sugería la materia del
versículo recitado».
Traducción de Miguel Asín Palacios
DENIA
Vista de la ciudad con el castillo al fondo.
ATRIL
La reverencia con la que deben ser tratados los ejemplares del Corán hace que se
cree un mobiliario especial para ellos, como este atril de 1300. Museo de Damasco.
ALHAMBRA
Decoración con el lema característico de los nazaríes, «la gálib illa Alláh», traducido
generalmente como «no hay vencedor sino Dios».
ALHAMBRA
Sucesión de arcos árabes que dan paso al patio de los leones en la Alhambra de
Granada.
IBN HAZM
Monumento al sabio, jurista, literato y poeta Ibn Hazm al lado de la Puerta de Sevilla,
en Córdoba.
El día del juicio se presentará ante el avaro que omitió el precepto de la limosna
una larga y gruesa serpiente de ojos ígneos y dientes férreos, la cual correrá tras
él diciéndole: «Dame ésa tu avara diestra para arrancártela». Huirá el avaro, pero
ella le dirá:
«¿Y a dónde podrás encontrar un refugio contra tus pecados?» Y,
enroscándosele, le cortará con sus dientes la diestra y se la tragará; mas en
seguida volverá su diestra a aparecer como antes. Después le cortará la mano
izquierda. A cada mordisco, el avaro lanzará un grito tal de dolor, que todos los
circunstantes quedarán horripilados. Apenas habrá devorado su mano izquierda,
ésta tornará también a su estado primero.
Traducción de Miguel Asín Palacios
LIBRO SUFÍ
Miniatura Escándalo en la mezquita, firmada por Shaykh-Zadah (hacia 1527). Ilustra
la disputa entre los ulemas ortodoxos y los sufíes. Pertenece al libro de poemas
Diván, del poeta oriental del siglo XIV Hafiz.
LA VALIDEZ DE TODAS LAS RELIGIONES
AVICENA
Sello polaco conmemorativo de Avicena.
LA FILOSOFÍA
Se puede rastrear el interés por el pensamiento filosófico en los
primeros siglos de la presencia musulmana en la península ibérica a
través, por ejemplo, del místico cordobés Ibn Masarra (muerto en
931), filósofo que estuvo muy influido por doctrinas neoplatónicas y
cuyo principal interés fue mostrar la concordancia entre el Corán y la
filosofía. El hombre puede conocer a Dios, afirmaba, a través de los
signos que son las cosas creadas, y el Corán no es otra cosa que la
explicación de la creación. Llegar al nivel de la profecía está al
alcance del ser humano a través de la especulación racional y la
purificación espiritual. A al-Kirmani (muerto en 1066) se atribuye
haber introducido en al-Andalus las Epístolas de los Hermanos de la
Pureza, una obra enciclopédica de raigambre neoplatónica que tuvo
gran influencia no sólo entre los musulmanes, sino también entre los
judíos, como en el caso de Ibn Gabirol.
ABRAHAM
Detalle de la miniatura de la Biblia de San Pablo en la que los fieles reciben la
bendición de Moisés.
ARISTÓTELES
Detalle de la ilustración de Girolamo da Cremona a la traducción al latín de los
trabajos de Aristóteles, publicado en Venecia en 1483.
AVERROES
Estatua de Averroes en la calle Cairuán de Córdoba.
MAIMÓNIDES
Monumento a Maimónides en la Plaza de Tiberiades, Córdoba.
MAIMÓNIDES
ARISTÓTELES;
Otra página de la traducción al latín de los trabajos de Aristóteles, publicada en
Venecia en 1483 e ilustrada por Girolamo da Cremona.
ALCAZABA
Lienzo de la muralla en la alcazaba de Málaga.
EL COLLAR DE LA PALOMA
Título del libro homónimo. Edición realizada por Ihsan Abbas.
LAS BELLAS LETRAS: LA PROSA
Los secretarios que servían a los gobernantes andalusíes
participaban de una cultura cortesana surgida y desarrollada en las
tierras centrales del islam, la cual se caracterizaba por un profundo
interés en el estudio de la lengua árabe y por el cultivo del adab.
Este término –que se suele traducir por «bellas letras»– hace
referencia al conjunto de conocimientos y prácticas necesarios para
formarse de manera adecuada en los ámbitos moral, cultural y
profesional, todo ello bajo una fuerte influencia de la literatura
sapiencial persa. Las obras de adab recogen el conjunto de saberes
que debían dominar o conocer los árabes o arabófonos –
musulmanes, pero también judíos y cristianos–que ejercían
actividades relacionadas con el pensamiento y que pretendían
alcanzar, por medio del ejercicio intelectual, una probidad ética.
Una obra representativa de este afán por compilar los saberes
profanos y religiosos que una persona ilustrada debía adquirir y
practicar es la compuesta por el cordobés Ibn Abd Rabbihi (muerto
en 940) y titulada El collar único, cuyos 25 capítulos versaban sobre
el gobernante, la guerra, la generosidad, las delegaciones del
Profeta, cómo dirigirse a los reyes, el saber religioso y el saber
profano, proverbios, exhortaciones de tipo moral, elegías, virtudes
de los árabes, la lengua de los árabes, réplicas, discursos, epístolas,
los califas, las batallas preislámicas, la poesía, la métrica, la
canción, los falsos profetas, los locos, los avaros, los
temperamentos humanos, la comida y la bebida, los chistes. El gran
arabista Emilio García Gómez dijo de esta obra que fue «un
magnífico ejercicio a matrícula de honor en cultura oriental». En
efecto, refleja el proceso de recepción y emulación de esa cultura
procedente de las tierras centrales del islam que se produjo en al-
Andalus, proceso impulsado por la corte omeya. Ibn Abd Rabbihi
compiló su obra con materiales procedentes de Oriente que
circulaban en la Córdoba de su época, pues Ibn Abd Rabbihi nunca
abandonó la península. Cuando esa obra llegó a manos de los
musulmanes orientales, la reacción fue la siguiente: «He aquí
nuestra propia mercancía que nos es devuelta». La obra que Ibn
Hazm (muerto en 1064) dedicó al amor y a los amantes, titulada El
Collar de la Paloma, también recurre a fuentes orientales, si bien
incluye preciosas noticias sobre al-Andalus y anécdotas vividas por
el mismo autor. Ibn al-Shayj de Málaga (muerto en 1207) escribió
una enciclopedia didáctica para su hijo. Con el título Libro del
abecedario, pues se estructura en torno a las letras del abecedario,
reúne gran cantidad de noticias curiosas, entre ellas una descripción
de una de las maravillas del mundo, el Faro de Alejandría. Al-Awsi,
autor murciano, compuso en 1284 una obra sobre el patriarca José,
con referencias a otros profetas y personajes piadosos, en la que
ocupan un lugar central los amores de José con la mujer de al-Aziz
(Putifar en la Biblia). De temática amorosa es también la que tiene
por protagonistas a Bayad y Riyad, obra conservada en un
manuscrito único adornado con preciosas miniaturas.
EL COLLAR DE LA PALOMA DE IBN HAZM
Este tratado sobre el amor y los amantes es una de las obras más conocidas de
las compuestas en al-Andalus. Trata, entre otros muchos temas, de las señales
del amor; de quienes se enamoran en sueños o por haber oído hablar de alguien
o por una sola mirada o por largo trato, de cómo se comunican los amantes entre
sí, de los que favorecen a los amantes o bien ponen obstáculos a su amor, sobre
la unión amorosa y su ruptura. Ibn Hazm expone como sigue el tema de los que
se enamoran de alguien a quien no han visto en persona:
Cierto es que las noticias, la pintura de las buenas partes de una persona y el
hablar de ella pueden hacer en el alma notoria impresión, como el oír una voz
melodiosa de mujer detrás de un muro puede ser causa asimismo de amor y
señorearse del espíritu, pues todo esto es cosa que le ha acontecido a más de
uno; pero tengo para mí que es un edificio caedizo y mal cimentado. Porque el
que consume su entendimiento en amar a quien no ha visto, tiene por fuerza,
cuando se queda a solas consigo mismo, que configurar en su alma una imagen
ilusoria, un ser a quien colocar frente a su intimidad, y ya no podrá forjar en su
mente ninguna otra imagen distinta de ésta, hacia la cual se inclina su fantasía.
Ahora bien: cuando llega el día de ver al ser amado, una de dos: o todo se
consolida, o todo se viene abajo, suposiciones las dos que han ocurrido y son
harto notorias.
MURALLA DE CÓRDOBA
Vista de algunos vestigios bien conservados de la muralla en la ciudad de Córdoba.
ILUSTRACIÓN
Ilustración de la cubierta de la edición árabe de El Collar de la Paloma, obra sobre el
amor y los amantes que ha sido vertida a numerosos idiomas. Edición realizada por
Ihsan Abbas y varias veces reimpresa.
LOS «ESPEJOS DE PRÍNCIPES»
El género de los «espejos de príncipes» incluye obras en las que se compila todo
aquello que el buen gobernante debe saber y hacer para reinar con justicia y
equidad. La obra más conocida de las compuestas por un autor andalusí es la de
al-Turtushi (muerto en 1126). Nacido en Tortosa, viajó a Oriente y se estableció en
Alejandría, donde está enterrado. Esto es lo que tiene que decirnos respecto a la
relación entre el sultán y los súbditos:
Sabed que el sultán es, con respecto al pueblo, lo que el espíritu vital para el
cuerpo. Si dicho espíritu se halla limpio de toda infección, llega puro hasta los
miembros y se difunde por todos los órganos del cuerpo … Pero si el espíritu está
contaminado, o se ha alterado la composición de los humores que lo forman,
¡pobre del cuerpo! Llegará corrompido a los órganos de los sentidos y a los
miembros, por haberse trastornado el necesario equilibrio entre sus
componentes, alcanzado a cada parte del cuerpo y a cada uno de los órganos de
los sentidos la porción que le corresponda de aquella corrupción…
La primera de estas cualidades [que debe reunir el sultán], y la que el pueblo
reclama más imperiosamente, es la justicia … Es la justicia la balanza que el
Señor ha colocado en la tierra para despojar al poderoso a favor del desvalido y
al poseedor injusto a favor del legítimo dueño. Y esta balanza no se ha
establecido solamente entre los siervos, sino también entre los vasallos y el
soberano … Has de saber que la justicia del rey da como resultado la adhesión
unánime hacia él, y su tiranía el apartamiento de su lado.
Traducción de Maximiliano Alarcón
LA MAQAMA
Cuando lo logra, no sin tener que hacer frente a nuevos problemas, lo lleva a
casa. Al dejarlo tendido en el zaguán, tornó al ataque, y gritó como un demonio,
intentando saltar las paredes. Subiose encima del muro y levantó una nube de
polvo sobre la casa. No quedó en el barrio una sola vieja sin venir a verlo que no
preguntase qué le había pasado y que no dijera: «¿por cuánto lo compraste?». A
los niños empavorecía su furor, y el miedo que despertaba el animal entró en sus
corazones … [Su mujer empieza a reprocharle] … «¿Quién te dijo que lo
compraras antes de enseñármelo, ni que lo trajeras sin estar bien atado? … Por
Dios, no me quedaré yo en casa, ni cerca de ella, mientras ese animal esté ahí,
aunque supiese que es capaz de encontrarme un tesoro».
Traducción de Fernando de la Granja
Otra señal de amor es que tú verás que el amante siente afecto por la familia
del que ama, sus parientes y allegados, hasta el punto que los aprecia más
que a su propia familia, que a sí mismo y que a todos los suyos. El llanto es
otra señal de amor; pero en esto no todas las personas son iguales. Hay
quien tiene prontas las lágrimas y caudalosas las pupilas; sus ojos le
responden y su llanto se le presenta cuando quiere. Hay, en cambio, quien
tiene los ojos secos y faltos de lágrimas.
Traducción de Emilio García Gómez
BEDUINOS Jefes árabes contando historias. Óleo de Horace Vernet, 1834. Museo
Condé, Chantilly.
La prosa literaria andalusí, ornada y rimada, con una gran
complejidad léxica, tuvo como principales formas literarias las
epístolas, que pueden tratar diversos temas. En una epístola de Abu
Muhammad Ibn Abd al-Barr los habitantes musulmanes de Barbastro
piden ayuda a sus correligionarios tras la conquista cristiana en 1064,
criticando la división interna entre los musulmanes.
Confundiéndose a veces con las epístolas, las maqamas son
composiciones en las que se combinaba un léxico rebuscado y una
retórica florida con una temática original y divertida, si bien pronto el
término maqama pasó a designar cualquier ejercicio retórico en prosa
rimada, con inclusión o no de versos, y dedicado a cualquier tema:
felicitaciones, descripción de un paisaje o narración de algún
acontecimiento nimio. Se ha visto en este género una posible filiación
con la novela picaresca española. Se conservan algunas maqamas
sueltas de diversos autores, así como una compilación completa de un
autor de Zaragoza, Abu Tahir al-Ashtarkuwi (muerto en 1143).
LAS BELLAS LETRAS: LA POESÍA
La poesía era una de las manifestaciones culturales centrales en la
Arabia preislámica, predominando los poemas o casidas de elogio y
sátira. En la casida, los versos están compuestos en el mismo metro
y la misma rima. La poesía siguió ocupando un lugar de honor tras
la llegada del islam, a pesar de la crítica que el Profeta Muhammad
había hecho de los poetas, diciendo: «En cuanto a los poetas, les
siguen los descarriados. Pero ¿es que no les ves, errando por todos
los valles, diciendo lo que no practican?» (Corán 26, 224-5). Entre
los conquistadores árabes, guerreros inmersos en sus tradiciones
tribales, surgieron poetas que, siguiendo la tradición preislámica,
cantaron las excelencias de sus tribus y atacaron a sus enemigos,
satirizándolos. Con el paso del tiempo y con los cambios ocurridos
en la sociedad musulmana, surgieron –sobre todo en Bagdad–
nuevas tendencias, como la poesía de los «modernos» y más tarde
de los «neoclásicos», tendencias que llegaron a al-Andalus a través
de los viajeros que se desplazaron a Oriente. Fueron los
«neoclásicos», entre los que destaca al-Mutanabbi, los que
ejercieron mayor influencia entre los poetas andalusíes, pues éstos
adoptaron su técnica y sus imágenes. La presencia de la poesía
oriental en la andalusí se advierte en las alusiones al desierto, los
topónimos de Arabia e Iraq, la descripción de la belleza femenina y
la exaltación de los antiguos beduinos.
EL ZÉJEL
BEDUINOS
Beduino con camello a orillas del mar Rojo.
Jarcha
de Muqaddam de Cabra Viendo el espía sobre sí, en un desliz, la bella hurí a
su galán le canta así: «Si quieres como bueno a mí ven mi boquita esta a
besar, que es de cerezas un collar».
El alfaquí Abu l-Walid al-Bayi (muerto en 1081) exhortaba así sobre la brevedad
de la vida:
Si con certeza sé que toda mi vida no dura más que una hora, ¿por qué no soy
avaro de ella y la invierto en devoción y en obediencia a Dios?
Traducción de Teresa Garulo
Otro alfaquí de época nazarí, Muhammad al-Sarran (siglo XV), expresaba así su
religiosidad:
¡Dios mío!, a Ti imploro y como consuelo, al quejarme de las desgracias, me
basta con decirte: ¡Dios mío! Por ti juro que no creaste mi ser para pecar pero,
héteme aquí pecador en el error del descuido. Fui seducido por mí mismo, por mi
diablo, por mi mundo y por la pasión, pero, Tú me bastas, Dios mío.
Traducción de Concepción Castillo Castillo
SALÓN LITERARIO
Ilustración de un manuscrito árabe. Biblioteca Apostólica Vaticana, Roma.
WALLADA
La poetisa Wallada en una pintura de la Casa de Sefarad de Córdoba.
CORTESANOS
Ilustración de un príncipe rodeado de músicos y cortesanos, de las Maqamat de
al-Hariri. Egipto, 1334. Biblioteca Nacional, Viena.
MÚSICOS
Detalles de los músicos en la ilustración de un príncipe rodeado de músicos y
cortesanos, de las Maqamat de al-Hariri. Egipto, 1334. Biblioteca Nacional, Viena.
ESCENA ECLESIÁSTICA
Rey trovador señalando a la Virgen de la Leche. Cantiga 110, viñeta 4, Cantigas
de Santa María, Biblioteca de El Escorial.
CORTE DE ALFONSO X
Alfonso X el Sabio en su Corte, ilustración del Libro de los Juegos (siglo XIII).
Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
ASTRÓNOMO
Detalle de un grabado del siglo XVI. Biblioteca de la Universidad de Estambul.
CASTILLO Y BAHÍA
El actual castillo de Cullera, del siglo XIII, se eleva donde estuvo en su día una
fortaleza de época musulmana.
EGIPTO
Ilustración de El Cairo. David Roberts (siglo XIX).
SA'ID DE TOLEDO Y LOS ORÍGENES DE LA CIENCIA
ANDALUSÍ
Sa’id de Toledo (muerto en 1070) fue cadí y experto, por tanto, en las ciencias
religiosas, pero también se dedicó al estudio de la ciencia positiva. Entre sus
obras destaca su Generaciones de los pueblos (Tabaqat al-umam), una historia
del desarrollo científico de la humanidad hasta su época, donde dedica un
apartado a al-Ándalus. Según Sa’id, antes de la llegada del islam, en la península
ibérica no había habido especial interés por la ciencia, situación ésta que
caracterizó también a las primeras décadas de presencia musulmana y que
cambió con el establecimiento del gobierno omeya:
Entonces los inteligentes y con aspiraciones se pusieron activamente a buscar la
ciencia y a prestar atención a la búsqueda de la verdad … Así pues decimos: A
mediados de la tercera centuria de la era de la hégira [siglo IX de la era cristiana]
… algunas personas empezaron a estudiar [diversas] ciencias, pero hasta
aproximadamente mediados del siglo IV [X de la era cristiana] la notoriedad [de
esas personas] continuó siendo apenas conocida … Luego, cuando hubo pasado
la primera parte de la cuarta centuria, el emir al-Hákam al-Mustansir bi-llah …., ya
en los días de su padre, se mostró dispuesto a cultivar las ciencias e inclinarse
hacia las gentes [que las cultivaban]. Hizo traer de Bagdad, de Egipto, y de otros
países de Oriente las mejores obras importantes y los escritos [más] raros,
relativos a las ciencias antiguas y modernas. Así reunió al final de los tiempos de
su padre, y luego durante su reinado, una colección que llegó a ser semejante a
la reunida por los príncipes abasíes … en un tiempo más largo … Como
consecuencia, durante su tiempo, la gente se puso afanosamente a leer los libros
de los antiguos y a estudiar sus doctrinas.
Traducción de Felipe Maíllo
Cerca de Pleitas hay una alquería en la que hay una fuente que
permanece seca todo el año. Cuando llega la primera noche del mes
de agosto, el agua comienza a fluir desde esa misma noche, continúa
por la mañana hasta la puesta del sol. Entonces el que la contempla la
ve disminuir hasta que llega la noche. Cuando el sol se ha puesto la
fuente se seca y, de hecho, no fluye agua hasta la misma noche del
año siguiente.
Traducción de Julia Hernández Juberías
CONSEJERO
Detalle de la liberación del rey de Jerusalén por parte de Saladino.
AL-ISTAJRI
Detalle. Página del Atlas de al-Istajri, primera mitad del siglo X.
MAR MUERTO
Amanecer en el mar Muerto.
EGIPTO
Localidad de Edfou (Egipto) con el templo de Horus al fondo. Fotografía de 1900 de
Christian Maurel.
MEDINA AZAHARA
Detalle de arcada compuesta por arcos de herradura.
Era bisnieto de Idris II, el califa hammudí de la taifa de Málaga. Nacido en Ceuta
en el año 1100, se formó en Córdoba y acabó trabajando para el rey normando de
Sicilia Roger II. Elaboró para él una gran representación cartográfica del mundo
conocido en aquel entonces –de la que se dice que incluía un gran planisferio de
plata, hoy perdido–, así como descripciones literarias en las que recopiló
informaciones procedentes de fuentes escritas, fuentes orales y de sus propios
apuntes. No tenemos muchos datos sobre su vida, pues las fuentes árabes
apenas recogen datos biográficos suyos, tal vez por haber estado al servicio de
un rey cristiano. Su obra geográfica, de la que se conocen varias obras
conservadas en numerosos manuscritos, está editada en su mayor parte.
El valor de la obra de al-Idrisi no se reduce a haber recopilado datos de autores
anteriores, pues lo que le caracteriza es la incorporación de datos
contemporáneos, algunos producto de sus propias experiencias como viajero,
que quedan patentes en este relato de su visita a las minas de mercurio y cinabrio
de Ovejo, en el que las sitúa…:
…a una jornada de Córdoba, hacia el norte … [Su producción] se exporta a todos
los lugares del mundo. Allí trabajan más de un millar de hombres, unos
descendiendo a los pozos y cortando las piedras, otros transportando madera
para la combustión del mineral, otros con los recipientes donde se funde y se
sublima el mercurio, y otros con los hornos y el fuego.
Traducción de Mana Jesús Viguera
GUY DE LUSIGNAN
Saladino libera a Guy de Lusignan, rey de Jerusalén, después de la Batalla de Hattin.
La cartografía recibió un gran impulso con la llegada del islam debido a las
necesidades políticas y administrativas de un imperio en expansión. Los primeros
y detallados mapas en árabe se pueden fechar, sobre todo, a partir del siglo IX,
gracias a la recepción de obras astronómicas y geográficas griegas, indias e
iranias. Los astrónomos y geógrafos musulmanes dibujaron mapas del mundo y
mapas regionales, así como cartas de navegación, siguiendo distintas tradiciones
hasta que sus técnicas medievales fueron reemplazadas por las modernas a
partir del siglo XVIII. El primer mapa del mundo –cuyo original se ha perdido– fue
hecho en Bagdad para el califa al-Ma’mun (r. 813-833). El mapa incluido por el
andalusí al-Zuhri (siglo XII) en su tratado de geografía estaba basado en ese
mapamundi, una síntesis de los sistemas griego y persa según la cual el mundo
habitado estaba dividido en siete climas situados en paralelo con el ecuador y
divididos de acuerdo con la duración del día.
Los mapas de los que tenemos noticia para los primeros siglos, aun siguiendo la
tradición ptolemaica, presentan diferencias. En primer lugar, no siguen la técnica
ptolemaica de proyección cónica. Los cartógrafos dibujaban sus mapas con las
latitudes y las longitudes como líneas rectas sobre una superficie plana y sin
prestar atención a la forma esférica de la tierra. De hecho, al-Zuhri se mostró
crítico con quienes había hecho el mapamundi para al-Ma’mun, pues a pesar de
que la tierra tiene forma esférica, ellos habían dibujado el mapa sobre un plano.
Había también diferencias en las características físicas: mientras que en los
mapas ptolemaicos el océano Índico aparece como un lago, en los mapas de
tradición griego-musulmana se señala su comunicación con el océano Pacífico, y
el tamaño de Ceilán se aproxima más al correcto. Esto indica un mejor
conocimiento de Asia y África por parte de los geógrafos y cartógrafos
musulmanes, debido no sólo a las informaciones de los viajeros, sino también a la
revisión de las tablas astronómicas griegas llevada a cabo por los astrónomos
musulmanes. Fue el geógrafo oriental Abu Zayd al-Balji (muerto en 934) quien
inició una nueva tradición que se impuso como mayoritaria en la cartografía
musulmana –especialmente la oriental–, una de cuyas características era la forma
redonda de los mapas, con La Meca ocupando la posición central y con el Sur en
la parte superior y el Norte en la parte inferior. Al andalusí Ibn Sa’id (siglo XIII) se
le atribuyen unos mapas elípticos en los que se señala por vez primera que el
continente africano está rodeado en la parte meridional por el océano Índico y por
el Atlántico, conectados entre sí.
SALADINO
Saladino derribado por Ricardo Corazón de León. Museo Británico de Londres.
ASTROLABIO
Astrolabio, siglo XIII. Museo de Historia de la Ciencia, Florencia.
ABU ZAYD
Abu Zayd (sentado en la tienda) en una ilustración de las Maqamat de al-Hariri.
Egipto, 1334. Biblioteca nacional, Viena.
ÉCIJA
Iglesia de la Santa Cruz de Ecija. Se levanta donde estuvo la mezquita mayor. El
primer tramo de la torre corresponde al antiguo alminar.
MURALLA DE MADRID
Lugar donde se levantaba la antigua ciudadela de época musulmana. Vista desde
la bajada hacia el río Manzanares.
ASTRONOMÍA
Astrónomos en el observatorio, siglo XVI. Biblioteca de la Universidad de
Estambul.
MEZQUITA MAYOR, SANAA
Muchos andalusíes viajaron hasta Yemen llevados por su búsqueda del saber o
por sus actividades comerciales.
TOLEDO
Aquí construyó Azarquiel un curioso tipo de clepsidra que medía las horas y las fases
lunares. En un primer plano, otro invento posterior, el ingenio de Juanelo, que servía
para llevar agua al alcázar.
PTOLOMEO
Miniatura sobre Ptolomeo que ilustró una Geografía de la primera mitad del siglo XV.
Ptolomeo consulta un astrolabio. A la derecha, algunos de sus instrumentos.
MUDÉJAR
Artesonado mudéjar policromado de la iglesia de Cortes de Baza.
MÉDICOS
Dos médicos en la Corte tratan de imponerse el uno al otro. Ilustración del Nizami:
Chamsa, Persia. Biblioteca Británica de Londres.
HIERBAS
Miniatura del libro Medicina Antiqua, Italia. Representa una esquila (Scilla).
MOHAMED AL-GAFEQUI
Monumento al oculista Mohamed al-Gafequi en Córdoba.
DIOSCÓRIDES
Dioscórides muestra una mandrágora a un atento pupilo (de rojo). Miniatura de
1229 de la obra de Dioscórides De materia medica. Museo Topkapi, Estambul.
GALENO
Obra selecta de Galeno, manuscrito del siglo XIII. Brujas, Bélgica.
SIRIA
Muralla árabe, levantada a comienzos del siglo XIII para defender la ciudad de
Alepo.
AMULETO TRADICIONAL
Conocido popularmente como «mano de Fátima».
MEDINA AZAHARA
Arcos de Medina Azahara. Detalle.
LA PESTE
TÉ Y DÁTILES
Plantaciones de té y dátiles, alimentos básicos en la gastronomía árabe (el té no se
difundió en el Occidente islámico hasta el siglo XVII).
LA BOTÁNICA, LA AGRONOMÍA Y LA ZOOLOGÍA
Se ha dicho que ya en época de Abd al-Rahmán I puede hablarse
de la existencia de un jardín botánico en al-Ándalus, con la
aclimatación, por ejemplo, de la granada llamada safarí, traída de
Siria. Se inicia aquí una tradición que se continuará en épocas
posteriores. Los reyes de taifa de Toledo, Sevilla y Almería
patrocinaron, en efecto, la formación de jardines botánicos.
En época califal –como ya se ha indicado– se llevó a cabo la
traducción y adaptación de la obra botánica de Dioscórides. En el
siglo XI, los judíos Ibn Yanah e Ibn Buklarish continuaron la
identificación de los simples usando una terminología multilingüe
(griego, árabe, persa, siriaco, beréber, romance). El géografo al-
Bakri (muerto en 1094) compuso también un libro sobre plantas y
árboles.
Varios de los autores de tratados de agronomía fueron también
autores de libros de botánica, como Abu l-Jayr el sevillano –cuya
obra contiene una excelente clasificación de las plantas en géneros,
especies y variedades–, Ibn Bassal, Ibn Hachach el sevillano y al-
Tignari de Granada. En todas estas obras se advierte la influencia
de tradiciones procedentes de la Antigüedad: babilónica, egipcia,
cartaginesa, romana y helenística, destacando especialmente la
Agricultura Nabatea. La influencia de la tradición latina en dichas
obras está sujeta a discusión y revisión, pues no está claro que se
trate de una influencia directa. Los agrónomos andalusíes se
preocuparon por desarrollar cultivos en terrenos no considerados
aptos por sus predecesores establecieron descripciones de las
mejores técnicas para la captación y explotación del agua, y
destacaron la importancia del laboreo, que permite poner la tierra en
contacto con el sol y el aire, así como de la aplicación de abonos, la
práctica del barbecho y la rotación de cultivos. La obra de Ibn al-
Awamm (siglo XII) constituye una gran suma de los conocimientos
existentes. Por su carácter enciclopédico, fue escogida para ser
traducida al español a principios del siglo XIX, considerándose
además que no había perdido vigencia y que podía ser de utilidad
para agricultores, botanistas, médicos y veterinarios. A los siglos XII
y XIII pertenecen una serie de obras de carácter enciclopédico, esta
vez en el campo de la botánica, las de al-Gafiqi, Ibn al-Rumiyya
(muerto en 1240) y el malagueño Ibn al-Baytar (muerto en 1248). En
todas ellas se advierte una investigación activa por parte de sus
autores, quienes se dedicaron a herborizar y a recopilar de primera
mano materiales sobre las plantas de al-Ándalus y otras regiones
del mundo islámico. Por las mismas fechas se advierte también la
preocupación por las cuestiones de carácter teórico, entre ellas la
clasificación de las plantas.
SIRIA
Ciudadela de Alepo (Siria), levantada a comienzos del siglo XIII, ejemplo de
arquitectura militar islámica.
CÁNTARO SIRIO
Cántaro de barro de los siglos IX-X. Museo Nacional de Damasco.
CAFÉ
El café, producto muy consumido actualmente en el mundo árabe, se difundió
muy tarde, y en algunos lugares, como Marruecos, no ha conseguido desbancar
al té.
MEZQUITA SIRIA
Gran Mezquita de Damasco. De Siria se trajeron y aclimataron diversos frutos,
como la granada llamada safarí.
PATIO DE LOS LEONES
La ornamentación nazarí se caracteriza por la decoración geométrica, el ataurique
(dibujo de hojas y flores entrelazadas) y la epigrafía en letra cúfica y cursiva.
SANTA SOFÍA
El tangerino Ibn Battuta fue uno de los grandes viajeros de la Edad Media. Cuando
llegó a Constantinopla quedó asombrado ante las maravillas que contenía la iglesia
de Santa Sofía.
ZODIACO
Miniatura de El libro de las máquinas, del año 1264, sur de Turquía (Museo Topkapi,
Estambul). Se trata de un reloj de agua cuyos músicos se mueven a ciertas horas; un
semicírculo con los signos zodiacales.
El autor del Picatrix afirma que ciertos actos son presentados como
magia si bien en realidad se trata de trucos y engaños. Hubo obras
dedicadas específicamente a desvelar estos engaños. Una de las más
antiguas fue compuesta por un andalusí, Ibn Shuhayd (muerto en
1035). Se trata de un opúsculo cuyo objetivo es desvelar los trucos
empleados por magos, engañabobos, mendigos profesionales y otros
personajes marginales que se aprovechan de la ignorancia y la
credulidad de la gent. son una especie de recetario de química
recreativa, para ilusionistas, que igual permite introducir huevos en
botellas, o hacerlos pasar por un anillo, como encender una lámpara
en el agua o tirar una botella sin que se rompa. Se encuentran también
remedios populares, bien para combatir la embriaguez, ahuyentar los
ratones o las hormigas, o acabar con la herrumbre en una espada.
En la sociedad andalusí, como en otras sociedades medievales, se
utilizaban amuletos, talismanes y otros objetos o símbolos mágicos,
documentados por la arqueología desde el siglo X, con la penetración
en el siglo XI de amuletos de tipo prismático de procedencia oriental.
La cantidad y frecuencia de amuletos a finales del siglo XII o principios
del siglo XIII permiten detectar un incremento de las creencias mágicas
entre la población musulmana de la península, debido a la penetración
de influencias magrebíes. El material más abundante es el plomo, y los
amuletos suelen consistir en láminas rectangulares que se pliegan con
engarces para colgarlas de cadenas. En el siglo XIII penetra en al-
Ándalus la «mano de Fátima», signo de valor profiláctico contra el mal
de ojo.
DIVINA COMEDIA
Miniatura de Giovanni di Paolo de Siena para el Paraíso de La Divina Comedia
(edición de 1440-1450).
MAQSURA
Detalle de la decoración de la cúpula de la Mezquita de Córdoba.
DANTE
Retrato de Dante realizado por Giovanni dal Ponte. Biblioteca Ricardiana, Florencia.
HERMANN DE CARINTHIA
Por lo que se refiere al campo de la religión, el llamado
«averroísmo teológico» del gran teólogo cristiano Tomás de Aquino
refleja la profunda influencia que tuvo en Europa la interpretación
llevada a cabo por Averroes de la filosofía aristotélica. También son
conocidas otras dos áreas de influencia, sin duda por la polémica que
las ha acompañado: la influencia de la escatología musulmana en la
Divina Commedia de Dante Alighieri y la influencia del sufismo en el
misticismo cristiano. Estos dos aspectos fueron analizados en
profundidad por uno de los grandes maestros del arabismo español,
Miguel Asín Palacios. En el caso del primero, está demostrado que
hubo traducciones que dieron a conocer, en latín y en romance, las
características de las creencias escatológicas de los musulmanes. En
el caso del segundo, se ha señalado la llamativa similitud entre los
escritos de místicos musulmanes y la de los grandes místicos
españoles, especialmente San Juan de la Cruz.
Entre los responsables de ese amplio proceso de traducción hay
que destacar algunos nombres: Gerardo de Cremona, Domingo
Gundisalvo, Juan Hispano, Hermann de Carinthia, Platón de Tívoli,
Roberto de Ketton, Hugo de Santalla, Miguel Escoto. La labor de todos
ellos hizo posible el Humanismo y el Renacimiento europeos.
SANTO TOMÁS
Apoteosis de Santo Tomás de Aquino, de Francisco de Zurbarán.
CLAUSTRO
Claustro del Monasterio de Santa María de Ripoll.
711-1145
C R O N O L O G Í A
711
Desembarco de Tariq ibn Ziyad en Gibraltar.
756
Abd al-Rahmán I, primer emir omeya de Córdoba.
899
Conversión al cristianismo de Ibn Hafsún.
909
Establecimiento del califato fatimí.
910
Muerte de Alfonso III, rey de Asturias.
912
Abd al-Rahmán III es nombrado emir.
918
Muerte de Ibn Hafsún.
928
Conquista de Bobastro.
929
Abd al-Rahmán III se proclama califa.
930
Fernán González, conde de Castilla.
936-941
Fundación de Medina Azahara.
1002
Muerte de Almanzor.
1009
Comienzo de la fitna (guerras civiles).
1016-1023
Califato hammudí en Córdoba.
1031
Abolición del califato omeya en Córdoba.
1039
Comienzos del movimiento almorávide.
1064
Muerte de Ibn Hazm.
1066
Masacre de judíos en la Granada zirí.
1070
Fundación de Marrakech.
1071
Derrota de los bizantinos en Manzikert a manos de los turcos
selyuquíes.
1085
Conquista cristiana de Toledo.
1086
Los almorávides derrotan a los cristianos en la Batalla de Zalaca
(Sagrajas).
1091
Deposición de los reyes de taifa por los almorávides. Conquista
normanda de Sicilia.
1094
El Cid conquista Valencia.
1095
Urbano II predica la Primera Cruzada.
1096
Pedro I de Aragón conquista Huesca.
1099
Los cruzados conquistan Jerusalén.
Muerte de El Cid.
1111
Muerte de al-Ghazali.
1118
Alfonso I el Batallador conquista Zaragoza.
1121
Revuelta de los cordobeses contra los almorávides.
1124
Ibn Tumart y los almohades se instalan en Tinmal.
1125
Expedición de Alfonso el Batallador por tierras granadinas.
1126
Deportación de mozárabes al norte de África.
1130
Muerte de Ibn Tumart, fundador del movimiento almohade.
1144
Rebeliones en al-Andalus contra los almorávides y segundas taifas.
1145
Muerte de Reverter, jefe de las tropas cristianas al servicio de los
almorávides.
1147-1614
C R O N O L O G Í A
1147
Los almohades conquistan Marrakech. Lisboa es conquistada por
cruzados de camino a Jerusalén.
1147-1157
Almería es gobernada por los cristianos.
1158
Tratado de Sahagún por el que Sancho III de Castilla y su hermano
Fernando II de León acuerdan repartirse el territorio andalusí tras su
conquista.
1159
Los almohades conquistan Mahdiyya, Sfax y Trípoli. Muerte del
poeta Ibn Quzmán.
1165
Maimónides llega a Egipto.
1172
Muerte de Ibn Mardanish.
1187
Saladino recupera Jerusalén.
1190
Conquista cristiana de Silves.
1198
Muerte de Averroes.
1203
Conquista almohade de Mallorca.
1212
Derrota del califa almohade al-Nasir en Las Navas de Tolosa.
1228-1229
Conquista de Mallorca por Jaime I de Aragón.
1236
Conquista cristiana de Córdoba.
1238
Comienzo del sultanato nazarí de Granada.
1243
Conquista cristiana de Murcia.
1245-1246
Jaén cae en manos cristianas. El sultán nazarí de Granada se
convierte en vasallo del rey de Castilla.
1248
Conquista de Sevilla por Fernando III.
1258
Conquista de Bagdad por los mongoles.
1260
Alfonso X ataca el puerto de Salé.
1262
Tratado comercial entre el Egipto mameluco y Aragón.
1264
Revuelta de los mudéjares.
1269
Final del califato almohade.
1340
Derrota de los meriníes en río Salado (Cádiz).
1344
Los meriníes pierden Algeciras.
1347-1349
Periodo de peste negra.
1368
Muerte de Ibn Battuta.
1406
Muerte de Ibn Jaldún.
1410
Los nazaríes pierden Antequera.
1415
Ceuta es conquistada por los portugueses.
1453
Conquista otomana de Constantinopla.
1471
Los portugueses conquistan Tánger.
1492
Conquista de Granada. Conversión de los judíos. Descubrimiento de
América.
1497
Conquista española de Melilla. Los portugueses llegan al océano
Índico.
1568-70
Rebelión de los moriscos en Granada.
1571
Derrota otomana en Lepanto.
1609-1614
Expulsión de los moriscos.
CUADROS DINÁSTICOS
EMIRATO OMEYA
INDEPENDIENTE: 756-929
CALIFATO HAMMUDí
ALGECIRAS: gobernada por los hammudíes hasta que fue conquistada por los
abbadíes de Sevilla en 1055.
ARCOS: gobernada por los beréberes Jizran hasta que fue incorporada al reino
abbadí de Sevilla (1011-1068).
CARMONA: gobernada por los beréberes Banu Birzal hasta 1066, en que fue
incorporada al reino abbadí de Sevilla.
CÓRDOBA: gobernada por una familia local, los Banu Yahwar, hasta que fue
incorporada al reino abbadí de Sevilla en 1070. En 1075 la ciudad pasó a ser
gobernada por el reino de taifa de Toledo, pero fue recuperada por Sevilla en
1078. En 1091 cayó en poder de los almorávides.
Denia: gobernada por el eslavo Muyahid y luego por su hijo (1009-….), hasta
que pasó a manos de al-Muqtadir, rey de Zaragoza.
HUELVA: gobernada por los árabes Bakríes (1012 -1051 o 1053), hasta que
fue incorporada al reino abbadí de Sevilla.
ISLAS BALEARES: gobernada desde Denia, Zaragoza y luego de forma
independiente. Ocupadas por los almorávides en 1116, resistieron por largo
tiempo la conquista almohade bajo el gobierno de los almorávides Banu
Ganiya.
MÉRTOLA: gobernada por reyes árabes locales hasta que fue conquistada por
Sevilla en 1044.
MORÓN: gobernada por los beréberes Banu Dammar hasta que fue
incorporada al reino abbadí de Sevilla en 1065.
NIEBLA: los árabes yahsubíes la gobernaron hasta que fue conquistada por
Sevilla en 1053.
RONDA: gobernada por los beréberes Banu Yafran hasta que fue incorporada
al reino abbadí de Sevilla (1014-1065).
SANTA MARÍA DEL ALGARVE (ahora Faro): gobernada por los Banu Harun
(árabes) hasta que fue incorporada al reino abbadí de Sevilla (1013 o 1016
-1051).
SEVILLA: gobernada por los árabes Banu Abbad, su territorio fue aumentando
con la incorporación de Mértola, Niebla, Huelva, Santa María del Algarve,
Silves, luego de Algeciras, Ronda, Morón, Carmona y Arcos. Cayó en poder
almorávide en 1091. El reinado de al-Mu’tadid duró de 1042 a 1069, y el de al-
Mu’tamid de 1069 a 1091.
SILVES: gobernada por una familia árabe local hasta que fue incorporada al
reino abbadí de Sevilla hacia 1063.
TOLEDO: gobernada por notables locales entre 1010-1020, pasó luego a poder
de los beréberes Banu Dhi l-Nun hasta que la ciudad cayó en poder de
Alfonso VI en 1085. Los principales reyes fueron al-Ma’mun (1037-1074) y al-
Qadir (1074-1080 y 1081-1085).
TORTOSA: gobernada primero por eslavos, pasó luego al reino de Zaragoza en
1060. Unida a Lérida y Denia, constituyó una taifa autónoma en poder de una
rama de los tuyibíes de Zaragoza hasta la conquista almorávide.
ALMORÁVIDES
Yusuf ibn Tashufin (1061-1106; la intervención almorávide en al-Andalus se
inicia en 1090)
Ali ibn Yusuf (1106-1143)
Tashufin ibn Ali (1143-1145)
Ishaq ibn Ali (1145-1147)
Ibrahim ibn Tashufin (1145)
CALIFATO ALMOHADE
Muhammad I (1232-1273)
Muhammad II (1273-1302)
Muhammad III (1302-1309)
Nasr (1309-1314)
Isma’il I (1314-1325)
Muhammad IV (1325-1333)
Yusuf I (1333-1354)
Muhammad V (1354-1359). Primer reinado.
Isma’il II (1359-1360)
Muhammad VI (el Bermejo) (1360-1362)
Muhammad V (1362-1391). Segundo reinado.
Yusuf II (1391-1392)
Muhammad VII (1392-1408)
Yusuf III (1408-1417)
Muhammad VIII (el Pequeño) (1417-1419). Primer reinado.
Muhammad IX (al-Aysar) (1419-1427). Primer reinado.
Muhammad VIII (el Pequeño) (1427-1430). Segundo reinado.
Muhammad IX (al-Aysar) (1430-1431). Segundo reinado.
Yusuf IV (Ibn al-Mawl) (1432)
Muhammad IX (al-Aysar) (1432-1431). Tercer reinado.
Yusuf V (el Cojo) (1445-1446)
Isma’il III (1446-1447)
Muhammad IX (al-Aysar) (1447-1453). Cuarto reinado.
Muhammad X (el Chiquito) (1453-1454). Primer reinado.
Sa’d (1454-1455). Primer reinado.
Muhammad X (el Chiquito) (1455). Segundo reinado.
Sa’d (1455-1462). Segundo reinado.
Isma’il IV (1462-1463)
Sa’d (1463-1464). Tercer reinado.
Abu l-Hasan Ali (1464-1482). Primer reinado.
Muhammad XI (Boabdil) (1482-1483). Primer reinado.
Abu l-Hasan Ali (1483-1485). Segundo reinado.
Muhammad XII (el Zagal) (1485-1487)
Muhammad XI (Boabdil) (1487-1492)
R E F E R E N C I A S B I B L I O G R Á F I C A S