Cuidados y Rehab Del Pac TQT Nuñez Batalla
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Título:
Autores:
Colaboradores:
Dña. Ana Romero Suárez. DUE. Centro de Salud de Cangas del Narcea. Asturias.
(Cuidados del Paciente Traqueotomizado).
Dña. Carolina Suárez Granda. DUE. Supervisora de la Unidad de Hospitalización de
ORL. Hospital Central de Asturias. (Cuidados del Paciente Traqueotomizado).
Dra. Cristina Muñoz Pinto. Médico Residente de ORL. Hospital Central de Asturias.
(Técnica Quirúrgica de la Traqueotomía y Coniotomía).
Dra. Lucía Baragaño Río. Médico Residente de ORL. Hospital Central de Asturias.
(Técnica Quirúrgica de la Traqueotomía y Coniotomía).
Agradecimientos:
A Dña. Carmen Pola Fernández, DUE. Supervisora de Quirófano del Hospital Narcea.
A Dña. María Luisa Torres Pérez, ATS-DUE de la Consulta de ORL del Hospital
Narcea.
A Dña. Mª Antonia Fernández Cañedo, Psicóloga.
A Dña. Marta Fernández García, DUE del Hospital Cabueñes de Gijón.
Por su apoyo y lectura crítica de este manual.
I. INTRODUCCION.
FIGURA 1
FIGURA 2
La traqueotomía es una técnica quirúrgica que se conoce desde hace dos mil años por
las descripciones detalladas de Galeno y Artaeus. La describe como un procedimiento
útil para solucionar las obstrucciones de las vías aéreas superiores. No obstante, se
realizó en escasas ocasiones hasta que en los siglos XVIII y XIX fue reconocida como
una técnica que puede salvar la vida de niños afectados de difteria, principal indicación
de la técnica en esa época, que permitió rebajar la mortalidad de dicha enfermedad
significativamente.
Ya en el siglo XX, JACKSON realizó un estudio sistemático de la técnica analizando
los factores que causaban las principales complicaciones: la estenosis secundaria a una
traqueotomía excesivamente alta y la muerte del paciente por el uso de cánulas
inapropiadas y unos pobres cuidados postoperatorios. Concluyó que se debe ejecutar la
intervención con una rutina quirúrgica apropiada, evitar las traqueotomías altas con
lesión del cartílago cricoides para prevenir las frecuentes estenosis y emplear una cánula
adecuada, prestando unos cuidados postoperatorios concretos. Su trabajo popularizó la
traqueotomía haciendo que sus recomendaciones la convirtieran en un procedimiento
seguro, al bajar la mortalidad postoperatoria del 25% al 1-2% y reducir las tasas de
estenosis, principalmente en niños.
Posteriormente se realizaron traqueotomías a los enfermos de poliomielitis que
precisaban ventilación asistida. Así, las indicaciones de la traqueotomía en orden de
antigüedad son el alivio de la obstrucción de las vías aéreas superiores, la extracción de
cuerpos extraños y la ventilación asistida y limpieza pulmonar de secreciones.
En la actualidad, el uso de la traqueotomía sigue evolucionando. En unos casos se han
desarrollado técnicas que la sustituyen con éxito, como es la intubación endotraqueal
para la ventilación asistida, pero en otros casos se ha ampliado su uso en situaciones
nuevas, como puede ser la ventilación mecánica domiciliaria, el síndrome de
hipoventilación central (Mal de Ondina), enfermedad pulmonar obstructiva crónica y en
la intubación prolongada en Unidades de Cuidados Intensivos.
Las indicaciones actuales se pueden agrupar en cuatro categorías: (1) obstrucción
respiratoria, (2) retención de secreciones, (3) insuficiencia respiratoria y (4)
laringuectomía total.
a. Obstrucción respiratoria.
-Traumatismos cérvico-faciales. Incluye la cirugía de Cabeza y Cuello.
-Cuerpos extraños.
-Exposición a irritantes y corrosivos.
-Infecciones.
-Malformaciones y anomalías congénitas.
-Edema de las vías altas por alergias o edema angioneurótico.
-Disfunciones laríngeas.
-Quistes y neoplasias.
b. Retención de secreciones. La limpieza inadecuada de las secreciones del árbol
traqueobronquial puede producir obstrucción de las vías aéreas inferiores e
hipoventilación alveolar. Se relaciona con la incapacidad del paciente para toser y
expectorar y con la aspiración de secreciones o alimentos por defectos deglutorios.
La realización de una traqueotomía permite aspirar las secreciones con facilidad
hasta que se resuelve la situación de compromiso respiratorio del paciente.
c. Insuficiencia respiratoria. Está indicada para mantener y asistir a la función
respiratoria, aunque no existan secreciones, en casos de enfermedades neurológicas
centrales o neuromusculares. Su propósito es permitir la aplicación de presiones
positivas con un ventilador y la reducción de las resistencias y espacio muerto aéreo.
La intubación endotraqueal puede servir a los mismos propósitos, pero durante
cortos periodos de tiempo, ya que la intubación prolongada puede originar secuelas
graves en forma de estenosis laríngea o traqueal.
d. Laringuectomía total. La extirpación de la laringe por causas neoplásicas, o menos
frecuentemente por causas funcionales, hace que el paciente tenga que portar de
forma permanente e irreversible un traqueostoma o estoma traqueal al abocar el
extremo superior de la tráquea a la piel.
b. Traqueotomía reglada:
• Definición: La traqueotomía reglada se debe realizar en condiciones idóneas en un
quirófano, con una luz adecuada, aspiración, bisturí eléctrico e instrumentista. Se
puede llevar a cabo bajo anestesia local o general.
Figura 3
FIGURA 4
FIG 5
FIG 6
FIG 7
FIG 8
FIG 9
FIG 10
c. Traqueotomía en el niño.
La traqueotomía en el niño se caracteriza por tener mayores índices de morbi-
mortalidad que en el adulto. Al igual que en los adultos, la incisión horizontal es
más estética que la vertical, en cambio, esta facilita la localización de la traquea y el
hecho de mantenerse en la línea media, cosa necesaria ya que en los niños los
grandes vasos del cuello están más próximos a la traquea. La incisión en la traquea
debe realizarse por debajo del segundo anillo traqueal, lo cual la sitúa por debajo del
istmo tiroideo que suele ser muy estrecho y estar situado más alto que en el adulto.
El timo, en cambio, puede aparecer en el campo, en cuyo caso, se ha de proceder a
su despegamiento y descenso. La incisión en los anillos traqueales debe hacerse
siempre vertical. Es conveniente colocar dos puntos transfixiantes que abarquen dos
anillos en sentido craneo-caudal y en localización paramediana, que servirán de
tracción. Esta se hace entre ambos puntos de tracción por medio de un bisturí que
solo profundiza un par de milímetros. Una vez realizada la apertura traqueal, se
coloca la cánula de traqueotomía. Los hilos de tracción se mantienen fijos en la piel
por medio de un esparadrapo, sin tensión, lo cual facilita el cambio de cánula los
días sucesivos hasta que esté organizado el estoma traqueocutáneo.
En caso de extrema urgencia, se debe evitar la traqueotomía, con lo que se pasarán
dos catéteres del número 12-14 a través de la membrana cricotiroidea y se
conectarán al aparato de ventilación asistida. Cuando esté controlada la situación se
realizará una traqueotomía reglada.
En este apartado se analizan los efectos que tiene la presencia de una traqueotomía
sobre las funciones de las vías aerodigestivas superiores: (1) Función respiratoria. (2)
Función fonatoria. (3) Función deglutoria. (4) Función esfintérica de la laringe.
a. Función respiratoria.
La laringe no se limita a ser únicamente un tubo conductor del aire hacia las vías aéreas
inferiores. La glotis se ensancha durante la inspiración y se estrecha durante la
espiración. Este movimiento es casi imperceptible durante la respiración basal, pero se
magnifica cuando la respiración se hace más profunda. Con una inspiración profunda, la
glotis se ensancha hasta alcanzar casi el diámetro de la tráquea, con lo que no presenta
ninguna resistencia al paso de aire y permite una rápida inhalación que puede ser
necesaria, por ejemplo durante el ejercicio o el canto.
La existencia de movimientos de la glotis durante la respiración ya fue mencionada por
Mayo en 1829 al observar la glotis de un perro a través de una incisión en el cuello y
más tarde al intervenir quirúrgicamente a un hombre que se había intentando suicidar
degollándose. Incluso Manuel García, el inventor de la laringoscopia indirecta,
describió este fenómeno en 1855. Siempre ha existido cierta controversia acerca del
papel que tienen los músculos intrínsecos de la laringe en los movimientos respiratorios
de ésta. Algunos autores opinan, basándose en evidencias experimentales, que los
movimientos respiratorios de la laringe son pasivos, resultantes del acoplamiento
biomecánico de la laringe al árbol traqueobronquial, que desciende durante la
inspiración y asciende durante la espiración. Sin embargo, la mayoría de las
publicaciones apoyan que la laringe tiene un rol activo en la respiración.
Negus demostró que la apertura de la laringe precede a la contracción del diafragma, de
manera que el efecto de la actividad diafragmática sobre el árbol traqueobronquial no
puede considerarse como implicado en el mecanismo de la apertura glótica. Mediante
técnicas electromiográficas se documentó posteriormente esta observación, y se
demostró la contracción activa en cada inspiración del único músculo abductor de la
laringe, el cricoaritenoideo posterior, antes de que el diafragma se active. La intensidad
de la activación del músculo cricoaritenoideo posterior varía según la demanda
respiratoria, incrementándose proporcionalmente con la actividad diafragmática. Este
b. Función fonatoria.
La colocación de una cánula de traqueotomía en el interior de la tráquea interrumpe el
normal flujo de aire a través de la laringe. Dado que dicha cánula se encuentra por
debajo del nivel de la laringe, el flujo aéreo sigue el camino de menor resistencia a
través de la misma con lo que éste no alcanza las cuerdas vocales. Esta alteración del
normal flujo aéreo afecta de forma importante al sistema respiratorio y fonador
produciendo la pérdida de la función fonatoria al anularse la presión subglótica, el
reflejo del cierre glótico, el reflejo tusígeno y la normal movilidad de las cuerdas
vocales.
En este punto se debe distinguir a los pacientes que portan una traqueotomía de los que
portan un traqueostoma. Como se explicó, la diferencia fundamental entre ambos es que
en los primeros se conserva la laringe o parte de ella y las relaciones
anatomofuncionales de las vías aerodigestivas superiores, mientras que en los segundos
existe una ausencia de la laringe con lo que el tracto respiratorio se encuentra separado
por completo del digestivo. La función fonatoria en el caso de los pacientes con
traqueotomía se pude restaurar si se permite el flujo aéreo a través de la laringe (figura
11). Esto se consigue con el empleo de una cánula fenestrada que se estudiará en el
capítulo correspondiente. La función que tiene esta cánula es dirigir la corriente aérea
espiratoria hacia la laringe, con lo que se recuperan sus funciones. En cambio, los
pacientes con traqueostoma no pueden beneficiarse de esta estrategia dado que al estar
ausente la laringe no hay conexión de la vía aérea con la digestiva.
FIG 11
c. Función deglutoria.
En el postoperatorio inmediato de una traqueotomía es posible reanudar esta función en
la mayoría de los pacientes, sin embargo, en ocasiones se presentan alteraciones en la
misma.
El desvío del flujo aéreo hace que la mucosa laríngea se desensibilice con lo que se
pueden encontrar aspiraciones de bolo alimenticio durante la deglución en los pacientes
traqueotomizados, en cambio, los pacientes que portan un traqueostoma nunca tendrán
aspiraciones por los motivos arriba analizados, de hecho la laringuectomía total es el
tratamiento más efectivo para la aspiración intratable.
También pueden existir dificultades en la deglución debido a la propia cánula de
traqueotomía, se puede originar una compresión esofágica por una cánula
excesivamente grande o por un balón de neumotaponamiento excesivamente inflado.
La traqueotomía fija la pared anterior de la tráquea a la piel cervical, con lo que puede
impedir el normal ascenso de la laringe durante la fase faríngea de la deglución, hecho
que perturba la apertura del esfínter esofágico superior durante el paso del bolo
alimenticio de la faringe hacia el esófago.
que contacten de forma más firme (fig. 13). De estas observaciones se sabe que la
laringe puede impedir la entrada y la salida de aire por función esfintérica muscular y
por un mecanismo en el que las cuerdas vocales y las bandas ventriculares actúan como
una válvula. La acción valvular de las cuerdas vocales impide la entrada de aire y la de
las bandas ventriculares la salida. La acción muscular esfintérica pura no es tan
poderosa como estas funciones valvulares.
La posición y forma de las bandas ventriculares permiten su funcionamiento como una
válvula unidireccional, en la cual se impide la salida de aire desde abajo y se permite la
entrada del mismo desde arriba, es capaz de soportar presiones de 30 mm de mercurio
ejercidas desde la tráquea, pero no ofrecen resistencia desde arriba. Las cuerdas vocales
resisten presiones de 140 mm de mercurio desde arriba sin ofrecer resistencia desde
abajo. Estas resistencias se logran por el efecto del mecanismo valvular, sin necesidad
del concurso de una contracción muscular activa. La acción valvular al nivel de la glotis
explica la dificultad de vencer un laringoespasmo por medio una presión positiva
ejercida desde la boca.
El cierre normal de la laringe puede consistir en la obliteración simultánea de toda su
luz por la aposición de ambos lados de los tres niveles esfintéricos (repliegues
aritenoepiglóticos, bandas ventriculares y cuerdas vocales), como norma general no es
necesaria esta situación, de hecho se observa que pude cerrarse únicamente un solo
nivel. Por ejemplo, por laringoscopia indirecta podemos ver como se cierran las bandas
ventriculares sin que los repliegues aritenoepiglóticos se contraigan o como las cuerdas
vocales se cierran sin que los dos niveles superiores actúen. No existe constancia de que
funcionen los elementos esfintéricos de un lado de la laringe sin que les correspondan
los contralaterales.
La función de los esfínteres de la laringe se dirige en dos direcciones: Como mecanismo
de protección de la vía aérea y para permitir funciones fisiológicas que se ven
favorecidas por incrementos en la presión intratorácica e intraabdominal o ambas, tales
como la defecación, tos, micción, vómito y parto. Se ha establecido que se pierde un
20% de la presión intrabdominal en sujetos traqueotomizados, en los que no está
presente el mecanismo esfintérico de la laringe, por lo que dicho porcentaje representa
la contribución de la laringe para generar la dicha presión.
FIG 12
FIG 13
V. CANULAS DE TRAQUEOTOMIA.
con fijaciones de Velcro para hacer más fácil su manejo. La placa impide que el
tubo se desplace hacia la tráquea distal al tener mayor tamaño que el orificio de la
traqueotomía y la cinta impide que el tubo se expulse en un acceso de tos. En la
cánula Shiley, la placa es giratoria para permitir que se adapte a la anatomía de
cada paciente y presenta impresa la información relativa a sí está provista de balón
(cuffed o uncuffed), el diámetro interior en mm, diámetro exterior en mm, lote y el
número de tamaño. Las cánulas de metal suelen tener impreso su tamaño en número
(calibre francés).
c. Obturador. Se usa durante la inserción del tubo externo, al colocarlo en su interior
hace que el extremo del mismo sea redondeado, lo que sirve para separar los tejidos
peritraqueostomales con delicadeza, facilitando su entrada en la vía aérea. El
obturador se retira con rapidez una vez colocada la cánula.
d. Balón de Neumotaponamiento. Es un balón que rodea el tubo externo de la cánula
en su extremo (figura 14A). Las cánulas pueden estar o no provistas de este
componente. Su propósito es prevenir el escape de aire alrededor del tubo externo
durante la ventilación mecánica y la aspiración de material a la vía aérea (sangre en
el postoperatorio o secreciones en pacientes con aspiración). Al inflarlo, el balón se
amolda a la forma natural de la tráquea logrando un efecto oclusivo con un mínimo
contacto con las paredes interiores. La línea de inflado del balón va equipada con
una válvula Luer de paso único con globo piloto integral para indicar el inflado del
balón. Antes de insertar la cánula, se debe probar el balón para comprobar su
funcionamiento y que no presente defectos que impidan su inflado. Para ello, se
debe inflar el balón con el volumen de aire indicado en la tabla I (cánulas Shiley),
seguidamente, se debe observar el balón durante varios minutos para comprobar que
no se desinfla, o alternativamente, se sumerge el tubo en una solución salina estéril
y se observa si hay fugas de aire. Tras ello, se desinfla el balón para insertar la
cánula en la traqueotomía, una vez colocada, se llena con aire mediante una jeringa.
La presión de llenado del balón no puede superar los 25 mm de Hg para minimizar
el daño isquémico que presiones superiores causan a las paredes traqueales al
impedir su vascularización por superar la presión sanguínea capilar. Dicha presión
capilar varía de 20 a 30 mm de Hg, con presiones de inflado de 22 mm Hg el flujo
sanguíneo se altera y a 37 mm Hg se produce su obstrucción total. Las
complicaciones de un inflado inadecuado son la estenosis traqueal, la
Tabla I.
FIG 14 A
FIG 14 B
e. Tapón de la cánula. Se incluye un tapón que se adapta al extremo externo del tubo
para cerrar el paso del aire a través del mismo, con el fin de facilitar la fonación o
evaluar la posibilidad de decanulación del paciente, siempre que sea una cánula
fenestrada. El tapón impide el flujo del aire a través de la cánula por lo que el
paciente tiene que respirar por la nariz y la boca, esta modificación del flujo aéreo
tiene importantes beneficios para el paciente puesto que la función acondicionadora
del aire de la nariz y la tos se recuperan, haciendo menos necesaria la aspiración
periódica de secreciones. Por otra parte, se considera que puede decanularse a un
paciente cuando tolera el tapón colocado durante 24 horas seguidas, sin haber tenido
problemas para el manejo de sus secreciones, disnea durante el sueño, ni trastornos
en la deglución.
f. Conexión del tubo. Las cánulas de plástico presentan una conexión (macho) de 15
mm en el extremo externo del tubo, de manera que pueda ser conectado a un equipo
de soporte respiratorio estándar (hembra). Dicha conexión debe situarse en una
posición baja para evitar que lesione los tejidos blandos cervicales superiores a ella.
construcción del cuff para evitar esta seria complicación. La introducción de los
balones de alto volumen y baja presión ha supuesto reducir significativamente las
lesiones traqueales. No obstante, a pesar de su diseño perfeccionado, los balones
conservan el potencial de dañar la tráquea por lo que hay que tener en cuenta una
serie de variables para minimizarlo:
1. Longitud del cuff. Esta variable hay que modificarla en función de la
complianza pulmonar. En condiciones de complianza pulmonar normal tanto
los cuffs cortos como los largos sellan la vía aérea por igual con presiones de
inflado bajas (fig. 15 A). Cuando hay una complianza pulmonar alta el balón
pierde su forma cilíndrica y adopta una forma cónica con lo que el área de
pared traqueal en contacto con el mismo se reduce y se comporta como un
balón de alta presión (fig. 15 B). En estas circunstancias es útil elegir un
balón de mayor longitud puesto que a pesar de adoptar una forma cónica, el
área de pared traqueal en contacto con el mismo es mayor, por lo que se
sigue comportando como un balón de baja presión (fig. 15 C).
2. Diámetro de cuff. La selección del diámetro apropiado es también importante
puesto que los balones de menor diámetro se comportan como balones de
alta presión. Es preciso un exceso de inflado para conseguir una adecuado
sellado de la vía aérea. Los diámetros de los cuffs varían de 24.7 a 32 mm en
una cánula con diámetro interno de 8 mm. El diámetro del balón debe
elegirse en función del tamaño de la tráquea y se aconseja seleccionar un
balón con diámetro superior al de la tráquea. En el sexo masculino la tráquea
tiene un diámetro de 27.1 mm, por lo que un diámetro de balón de 28 mm es
el adecuado para que se comporte como uno de baja presión.
3. Grosor y adaptabilidad del balón. Los balones de paredes finas, de amplio
diámetro y alta complianza, se adaptan a los contornos del área de la pared
traqueal con la que se relacionan, consiguiendo un mejor sellado con bajas
presiones, minimizando la aspiración (figura 16 A y B). Las características
del balón deben estar especificadas por el fabricante.
4. Inflado del cuff. Para reducir las presiones dentro del balón debe usarse la
técnica MLI (Minimal Leak Inflation) o de inflado con mínimo escape.
Consiste en inflar el balón hasta que no se oigan pérdidas de aire en el ciclo
respiratorio alrededor de la cánula. Después se va desinflando el cuff hasta
oír un mínimo escape de aire alrededor de la cánula durante la ventilación
FIG 15
FIG 16
FIG 17
1. FASE PREOPERATORIA.
En la recepción del paciente en la Unidad de Enfermería se debe valorar su estado
psicológico, físico y los aspectos legales de la asistencia (consentimiento informado).
La atención al traqueotomizado comienza de hecho en esta fase, donde se valorará el
diagnóstico de enfermería propio de este momento: El “Afrontamiento individual
ineficaz en relación con cambios en su imagen corporal y en su estilo de vida,
manifestado por aislamiento social y stress”.
Nos encontraremos que uno de los mayores problemas de estos pacientes será asumir
los cambios en sus hábitos cotidianos así como afrontar las relaciones familiares,
sociales y laborales tras la intervención. Proporcionaremos apoyo emocional ya desde el
momento de su ingreso permaneciendo con él el máximo tiempo posible, hablándole
tranquilamente y actuando sin prisa.
2. POSTOPERATORIO INMEDIATO.
En esta fase del proceso asistencial, los cuidados del paciente son los más delicados y
exigentes. Estos deben ir dirigidos a cubrir las necesidades que presenta el enfermo en
este momento y que se pueden estudiar analizando los siguientes diagnósticos de
enfermería:
a. Limpieza ineficaz de vías aéreas en relación con tos y expectoración débil,
manifestado por acumulo y/o aumento de secreciones.
• Guantes estériles.
• Jeringa de 5 o 10 ml.
• Ambú con oxígeno complementario. El balón se cambiará todos los días para
mantener la asepsia.
• Equipo de aspiración (presión negativa).
• Cepillo de limpieza de cánulas.
• Técnica:
• Si el paciente está consciente le explicaremos el procedimiento y le
tranquilizaremos durante la aspiración, su inquietud se debe al temor de
asfixiarse y a la incapacidad de comunicación. Se colocará al paciente en la
posición de Fowler alto o semi-Fowler si no está contraindicado.
• Nos lavaremos las manos.
• Encenderemos el aparato de aspiración (Presión no mayor de 120 mm de Hg).
• Abriremos el envoltorio del catéter de aspiración sin sacarlo, dejaremos el
lubricante preparado y dispondremos del recipiente con suero y agua oxigenada.
• Retiraremos la cánula interna y la sumergiremos en dicho recipiente.
• Hiperoxigenar los pulmones del paciente varios ciclos respiratorios profundos
con el ambú.
• Nos pondremos ya los guantes estériles y cogeremos el catéter de aspiración con
la mano que permanecerá estéril (derecha) y con la otra conectaremos el aparato
de aspiración, si contamos con ayuda de otra persona, será ésta quien haga la
conexión.
• Introducir el catéter de succión por lo menos hasta el extremo inferior de la
cánula sin aplicar aspiración.
• Aplicaremos ésta al mismo tiempo que se extrae lentamente el catéter girándolo
para retirar las secreciones pegadas a las paredes de la cánula (este paso no debe
durar más de 10-20 segundos para evitar hipoxia) (Fig 19).
• Reoxigenación de los pulmones del paciente.
• Repetir los pasos anteriores las veces requeridas, entre una aspiración y otra es
útil enjuagar el catéter en la solución salina para evitar que se obstruya.
• Aspiraremos boca y faringe tras completar la aspiración traqueal con otra sonda
estéril y observaremos el aspecto de las secreciones.
FIG 18
FIG 19
• Valoraremos:
FIG 20
• Además de los cuidados del balón y los cambios de la cánula, es importante tener
una serie de precauciones durante la ventilación mecánica de los pacientes que la
precisen:
• Equipo empleado:
• Guantes limpios.
• Cinta retorta.
• Apósitos limpios.
• Agua oxigenada diluida.
• Suero salino.
• Antiséptico local (por ejemplo betadine).
• Gasas.
• Técnica:
• Técnica limpia. Se explica el procedimiento al paciente.
• Nos ponemos los guantes.
• Se retiran las cintas que sujetan la cánula dejando ésta en su sitio. Si
están sucias se sustituyen por otras limpias.
• Se quita el apósito sucio y se observa la presencia de exudados y sus
características.
• Se limpia la zona de la traqueostomía con aplicadores estériles
empapados en agua oxigenada diluida, aclarar con suero salino, secar y
aplicar después solución antiséptica. Al final debe quedar la zona
perfectamente seca.
• Colocación de los apósitos estériles: No se usarán apósitos que se
deshilachan, evitando así el riesgo de que entren hilos en la herida,
pudiendo producir a la larga obstrucción de la tráquea o formación de
abscesos. No son convenientes los plásticos cobertores pues no permiten
la ventilación de la piel del estoma, favoreciendo así la humedad en la
zona y el riesgo de infección. Los más adecuados serán apósitos
recubiertos en su parte externa de material hidrófobo que permita su
transpiración (Fig. 21). Si no disponemos de ellos, usaremos gasas.
• Colocar cintas limpias. Introducir un extremo de la cinta a través del
orificio lateral de la cánula, se rodea la parte posterior del cuello del
paciente con la cinta doble (evitar pasarla por delante de la cánula), se
saca un cabo por el otro orificio y se anudan ambos extremos a un lado
del cuello (fig. 14 B).
FIG 21
oral, se valora si el paciente aspira. Si esto ocurre, se inicia la alimentación enteral con
sonda nasogástrica el tiempo que sea necesario. Colocaremos al paciente en posición de
Fowler (30-45º) durante la administración de la dieta y una hora después, explicaremos
al paciente y su familia la importancia de mantener una postura adecuada. Ante la
presencia de aspiración no olvidaremos inflar el cuff antes de iniciar la alimentación
oral y mantenerlo hinchado una hora después de la comida. Comprobaremos las
posibles intolerancias y alergias alimentarias. Antes de iniciar la alimentación se
aspirarán las secreciones.
• Técnica de alimentación por sonda nasogástrica: Está presente en el
postoperatorio de la cirugía de cabeza y cuello, en fases terminales de las neoplasias
o por otras razones.
• Equipo necesario:
• Dieta prescrita por el servicio de dietética.
• Medicación si hay.
• Bolsa o jeringa de alimentación.
• Vaso con agua.
• Pinza de Kocher.
• Servilleta y guantes desechables.
• Técnica:
• Lavado de manos.
• Informaremos al paciente.
• Comprobaremos el perfecto emplazamiento, permeabilidad y fijación de
la sonda.
• Colocar al paciente en posición de Fowler.
• Pinzaremos la sonda para retirar el tapón.
• Conectaremos la jeringa vacía a la sonda, despinzar y aspirar para
comprobar que no hay retención.
• Volver a pinzar la sonda y conectar la bolsa o jeringa sin émbolo con la
dieta, despinzar y dejar que el alimento pase por gravedad o colocar el
émbolo y ejercer una ligera presión.
• Administraremos la dieta lentamente para evitar intolerancias o diarreas,
a temperatura ambiente y evitaremos la existencia de grumos y la
introducción de aire.
• Deglución de líquidos. Suele ser más dificultosa que la de los sólidos, pero
generalmente suelen beneficiarse al principio de trucos como el beber directamente
del chorro del grifo o beber con una paja, lo que les permite hacer la maniobra de la
deglución con la cabeza flexionada.
3. POSTOPERATORIO INTERMEDIO
• Vigilancia del aspecto del estoma y de la piel periestomal, que debe estar
limpia y seca. Los cuidados que requiere son sencillamente el lavado con
agua y jabón. En ocasiones puede aparecer tejido de granulación, que se
eliminará fácilmente mediante cauterización química con nitrato de plata.
que debe estar sentado, con el cuello flexionado de manera que el mentón
contacte con el esternón y que antes de deglutir el bolo realice una
inspiración profunda, pasando seguidamente a efectuar el movimiento de
deglución sin extender la cabeza hasta notar que el alimento se deglutió. Por
último realizará una espiración forzada para favorecer la salida de restos
alimenticios que hayan podido quedar en la cánula.
• Siempre se evitará cualquier postura que implique la hiperextensión del
cuello puesto que favorece el paso de los alimentos al tracto respiratorio.
• Observaremos la cantidad de alimento que expulsa a través de la cánula para
evitar la desnutrición, suplementando las degluciones orales con nutrición
enteral.
• En el caso de que las degluciones sean muy dificultosas puede resultar de
gran ayuda la utilización de una cánula de neumotaponamiento durante las
mismas, procediendo a su retirada una hora después de la comida.
• En estos momento tiene especial importancia la vigilancia de la elevación de
la temperatura o la aparición de dolores torácicos, ya que esto indicaría la
posible aparición de una neumonía por broncoaspiración. En este caso se
suprimiría la alimentación oral y se avisaría al especialista.
• Indicar la gran importancia de la higiene oral tras las ingestas.
Proporcionaremos un colutorio para enjuagues orales e instaremos al
enfermo a la realización de los mismos, siendo nosotros quienes debemos
realizar la higiene oral cuando el paciente no pueda hacerlo por sí mismo.
4. CUIDADOS TARDIOS.
Una vez superada la fase del postoperatorio intermedio se entra en la fase de cuidados
tardíos del traqueostoma. En este momento se lleva a cabo la decanulación de los
pacientes que han superado el motivo por el que se les realizó la traqueotomía.
a. Proceso de decanulación. El hecho de que el paciente sea capaz de tolerar el tapón
de la cánula durante las 24 horas del día, sin necesidad de retirarlo para respirar
mejor o expectorar, hace que se pueda retirar la cánula de traqueotomía y cerrar la
misma, siempre que se haya superado el motivo que la indicó. Para ello se
recomienda realizar una exploración que asegure la permeabilidad de la vía aérea
superior. Una vez valorado el paciente, se le retira la cánula para colocar sobre el
traqueostoma un apósito de gasas adherido firmemente a la piel de alrededor del
estoma. Se le indica que el objetivo del mismo es que no salga aire ni secreciones
por el traqueostoma, se le aconseja presionar con la mano el apósito durante la
fonación, la tos o la realización de la maniobra de Valsalva. Dicho apósito se le
cambia cada 12 o 24 horas para que permanezca seco y limpio. Tras un mes de la
decanulación el orificio estomal se ha cerrando gradualmente hasta que desaparecer,
dejando una cicatriz. En ocasiones, sin embargo, persiste un tracto abierto
denominado fístula traqueocutánea, que debe ser valorada por el cirujano para su
cierre quirúrgico. Otro método de decanulación consiste en ir reduciendo el
diámetro de la cánula de forma progresiva para que el orificio estomal se estreche
significativamente antes de retirar por completo las cánulas. La decanulación de los
niños es más delicada. Se debe descartar la existencia de estenosis o tejido de
granulación en la vía aérea. Una vez comprobada la permeabilidad de las vías aéreas
se procede a la decanulación, en los niños no es oportuno colocar cánulas de
progresivamente menor tamaño. Una vez decanulado, se debe vigilar estrechamente
en el medio adecuado (UCI o reanimación), por lo menos la primera noche, puesto
que algunos niños que han estado asintomáticos durante el día han experimentado
signos de obstrucción aérea nocturnos como estridor o apnea.
b. Cuidados de la cánula en el domicilio. Si el paciente porta una cánula de plástico
se le debe enseñar a cambiar y limpiar la cánula interna, es importante que la familia
y el enfermo dispongan de una cánula de repuesto para la eventualidad de que sufra
una decanulación accidental o un deterioro de la cánula que porta. Se citará al
paciente para realizarle el cambio de la cánula cada 6-8 semanas, en función de sus
necesidades. Los pacientes que llevan una cánula de plata deben estar familiarizados
con su cambio y limpieza al menos dos veces al día. Se recomienda que tengan dos
cánulas, una la que lleva puesta y otra preparada para el próximo cambio. El
paciente debe lavarse las manos antes de proceder al cambio de la cánula. Sentado
frente a un espejo, y con una iluminación adecuada, extrae la cánula que lleva puesta
y limpia con gasas y agua oxigenada la piel de alrededor del estoma, se aclara con
agua y se seca cuidadosamente. La cánula de repuesto debe estar preparada con el
apósito de gasas y la cinta para colocarla en el traqueostoma inmediatamente
después de limpiarlo. Las secreciones secas que están adheridas a la cánula que se
cambió se limpian con agua oxigenada y un cepillo para el interior del tubo y se
aclara con agua. Posteriormente se hierve en un recipiente cualquiera en la cocina
durante unos 5 minutos, se deja secar y se prepara para el siguiente cambio. En el
caso de los laringuectomizados es posible que se les haya indicado que pueden
prescindir de la cánula de traqueotomía cuando el tamaño del estoma es estable y se
presume que no se va a cerrar. No obstante, es aconsejable que el paciente
laringuectomizado coloque la cánula para dormir y durante los periodos del año en
que note una mayor cantidad de secreciones.
c. Recomendaciones para la vida diaria. Es importante disponer de un folleto escrito
en términos sencillos, con ilustraciones acerca de los cuidados del traqueotomizado,
para dárselo al paciente y su familia. En este pequeño manual se pueden recoger los
procedimientos del cambio de la cánula y las precauciones a tener en la vida diaria.
La recomendación más importante que debe tener en cuenta el paciente es que debe
evitar a toda costa la entrada de agua en el traqueostoma. Durante el aseo diario
debe bañarse sentado o bien colocarse un protector de plástico sobre el traqueostoma
para la ducha, haciendo que el chorro de agua caiga sobre la espalda. Este protector
de plástico es un babero infantil con una superficie plástica que evita que el chorro
de agua penetre en la vía aérea. El ejercicio de deportes náuticos y la natación deben
de estar perfectamente asesorados. También se pueden recomendar estrategias de
disimulo del traqueostoma para que no se sientan cohibidos ante la mirada de los
demás, pueden usar prendas de cuello alto, pañuelos o incluso, sencillamente, vestir
camisa y corbata. Es conveniente que el paciente porte información acerca de su
estado ante eventualidades de atención médica urgente en la calle, un breve informe
en la cartera o un brazalete que contenga los datos esenciales. Se debe animar al
paciente a practicar la actividad física que sea capaz de llevar a cabo, en especial
reanudar sus aficiones o su profesión. La actividad sexual puede recuperarse en
cuanto la pareja esté preparada, no existe ninguna limitación por el hecho de portar
una traqueotomía.
En este apartado se analizan las opciones que tenemos para que el paciente
traqueotomizado que conserva la laringe o parte de ella comience a comunicarse por
medio de la voz lo antes posible.
Se debe valorar la capacidad que tiene el paciente para emitir la voz con un detallado
examen de la laringe y la valoración del estado de la vía aérea. Esta información le
ayudará para elegir la mejor opción para comunicarse.
Para obtener una información general de las capacidades fonatorias del paciente se le
puede ocluir la cánula brevemente con el dedo tras vaciar el cuff, ordenándole emitir
una vocal. La mayoría de los traqueotomizados pueden tolerar el vaciado del balón, al
menos, durante la evaluación de la fonación.
El protocolo de vaciado del balón debe contemplar la posibilidad de que tenga
secreciones retenidas arriba, por lo que si se vacía abruptamente, éstas caerán hacia los
bronquios. Así, es recomendable proceder al aspirado de las secreciones orales y
estomales antes de vaciar el balón. Una vez vacío el cuff, el aire espirado puede alcanzar
las cuerdas vocales si ocluímos la cánula de traqueotomía.
En caso de no oír ningún sonido, se debe evaluar el tamaño del tubo de la cánula, que
como se dijo, no debería ocupar más de los 2/3 de la luz traqueal. Si ocupa una mayor
área es imposible que el aire pase hacia las cuerdas vocales para permitir la fonación.
Hasta ahora se trató de la evaluación de las posibilidades fonatorias del traqueotomizado
que portaba una cánula no fenestrada con balón. Si el estado del paciente lo permite, lo
mejor es pasar de este tipo de cánula a una fenestrada sin balón (de plástico o de metal)
para continuar con la rehabilitación de la voz.
Las fenestras de la cánula pueden ser únicas o múltiples y su función es permitir que el
flujo aéreo llegue a las cuerdas vocales para fonar. En ocasiones, la fenestra puede
quedar mal situada y contactar con la pared posterior de la tráquea, con lo que se ocluye
y no cumple su función. Si se presenta esta situación, además de ser imposible la
fonación, existe el peligro de desarrollar tejido de granulación en ese nivel, que
eventualmente puede ocasionar obstrucción traqueal o introducirse a través de la
fenestra y plantear dificultades para sacar la cánula del estoma durante los cambios.
Esto es especialmente frecuente con las cánulas de fenestra única, por lo que se
prefieren las cánulas con múltiples fenestras de pequeño calibre (figura 17). Obviamente
hay que asegurarse que las cánulas internas están también fenestradas y que coinciden
con las fenestras de la externa.
En los pacientes a los que se les pudo colocar una cánula fenestrada sin balón se pueden
dar dos situaciones:
1. Aquellos pacientes que por tener una vía aérea comprometida por encima del
nivel de la traqueotomía no van a poder inspirar de forma suficiente por la
nariz y boca, pero sí van a poder fonar al ocluir la cánula durante la
espiración. Hasta la vía aérea más angosta permite que pase un mínimo de
flujo de aire hacia las cuerdas para permitir una fonación audible. Se
recomienda enseñarles a tapar con el dedo el orificio de la cánula cuando
quieran fonar, aprovechando el flujo de aire que en espiración pueda alcanzar
las cuerdas. Para respirar deben dejar la cánula permeable en todo momento,
así como para inspirar durante la fonación. No se debe de colocar el tapón de
la cánula permanentemente, puesto que les causaría disnea.
2. Aquellos pacientes que por tener una vía aérea normal pueden respirar de
forma suficiente por nariz y boca, van a tolerar el tapón de la cánula
permanentemente, fonando y respirando sin restricciones. Su situación es la
ideal para decanular, si el motivo que indicó la traqueotomía se ha resulto.
Las ventajas del uso de la válvula unidireccional son el permitir la fonación sin tener
que usar una mano permanentemente para ocluir la cánula, evitar las infecciones que se
pueden ocasionar por tapar con el dedo la cánula y coordinar de forma óptima la
espiración con el paso del aire a través de la fenestra de la cánula y el cierre de las
cuerdas vocales. Las contraindicaciones para la colocación de una válvula
unidireccional son:
1. Intolerancia al vaciado del cuff.
2. Obstrucción significativa de la vía aérea por encima del traqueostoma.
3. Enfermedad pulmonar avanzada.
4. Inestabilidad hemodinámica.
5. Laringuectomía total.
6. Afasia
FIG 22
En los pacientes que son capaces de respirar normalmente con la cánula ocluida durante
las 24 horas y no se puedan decanular, porque interese mantener indefinidamente el
traqueostoma, es interesante contemplar la posibilidad de colocarles un botón de
traqueostoma. Es un dispositivo que se inserta en el orificio estomal para ocluirlo y
permitir la fonación y respiración por la vía respiratoria alta, mientras que impide al
traqueostoma cerrarse, situación que ocurriría si se deja un traqueostoma sin cánula y
sin botón. Consta de un bloque plástico macizo que se adapta al tamaño del
traqueostoma, ocupando el estoma sin penetrar significativamente en la luz traqueal
(fig. 23). Se debe poder retirar fácilmente para aspirar secreciones endotraqueales o para
colocar una cánula para dormir en los pacientes a los que se les realizó la traqueotomía
como tratamiento de una apnea del sueño.
FIG 23
La fuente sonora que puede utilizarse para la producción de la voz debe generarse en
una estructura vibratoria. La estructura vibratoria se puede adquirir de diversas formas
que se clasifican en tres grupos:
1. Prótesis mecánica o electromecánica externa (laringe artificial o electrolarynx).
La primera laringe artificial la diseñó Czermak en 1859. Hasta hace poco tiempo
la laringe artificial fue considerada como una alternativa sólo para los pacientes
que no podían aprender la erigmofonía. Se pensaba que su uso haría que el
paciente no se esforzara en el aprendizaje de la misma. Sin embargo, se ha
demostrado que esto no sucede, y de hecho, su empleo puede ayudar a conseguir
el habla erigmofónica. Las laringes artificiales se pueden clasificar de acuerdo a
la manera con que la fuente vibratoria es activada (neumática o electrónica) y el
lugar donde se coloca a fin de conducir el sonido hacia la cavidad oral para la
producción del sonido (tubo en boca, tipo dentadura, tipo cervical). La prótesis
fonadora por energía neumática utiliza el aire de los pulmones que entra en la
prótesis a través de un cono que se aplica sobre el estoma. Para hablar, se coloca
el extremo del tubo bucal dentro de la boca y se articula. Se ha demostrado que
los pacientes que usan estos aparatos en condiciones óptimas pueden alcanzar el
95% de inteligibilidad. La prótesis fonadora con energía electrónica provista de
una batería es la más ampliamente usada, se coloca firmemente contra el cuello
para que las vibraciones del diafragma del aparato se transmitan a través de la
piel hacia el interior de la hipofaringe. Antes de introducir al paciente en el uso
de cualquiera de las laringes artificiales es mejor explicarle que el aparato es
sólo uno de los métodos para comunicarse y que le permitirá un modo adecuado
de comunicación hasta que aprenda la erigmofonía. El paciente debe
comprender que ambos métodos son complementarios y que cada uno puede ser
útil en circunstancias diferentes. Entre las ventajas de la laringe artificial hay que
mencionar:
1. Que permite una comunicación oral inmediata y relativamente inteligible
mientras que el paciente está todavía hospitalizado. Esta capacidad de
comunicarse ayuda con frecuencia a reducir la frustración postquirúrgica
que se encuentra comúnmente en los pacientes que deben comunicarse
con mensajes escritos.
FIG 24
FIG 25
FIG 26
Sin embargo, muchos pacientes presentan aspiraciones silentes, en las que no existen
signos que nos orienten de su presencia. En estos casos se puede demostrar la aspiración
con el test del colorante azul (Blue dye test). Se colocan unas pocas gotas de colorante
en la boca del paciente y a continuación se observan las secreciones en el traqueostoma,
si salen teñidas de azul significa que presenta aspiración. Este test es sencillo y fácil de
realizar, pero no nos informa de forma definitiva de las características y causas de la
aspiración.
El diagnóstico y valoración del alcance de la aspiración se obtiene mediante la
evaluación endoscópica por fibroscopio de la deglución y mediante la valoración
videofluoroscópica de la deglución o deglución de bario modificada.
1. La evaluación endoscópica de la deglución se realiza mediante un nasofibroscopio.
Se prescinde de la anestesia tópica para que el paciente conserve intacta la sensación
en la faringe y laringe. El fibroscopio se introduce por una fosa nasal y se coloca
encima de la epiglotis, donde se obtenga una imagen panorámica de la epiglotis,
base de la lengua y valéculas, endolarínge y senos piriformes. Una vez colocado el
fibroscopio, se le pide al paciente que degluta saliva para observar los movimientos
de la epiglotis y cierre de la laringe. Con la punta del fibroscopio se pueden tocar las
paredes faríngeas y el interior de la laringe para evaluar la sensibilidad de estos
órganos. Tras ello, se le da una pequeña cantidad de yoghurt y se observa si existen
retrasos en la fase oral, elevación laríngea, residuos en las valéculas o en los senos
piriformes y presencia inapropiada de material en el vestíbulo laríngeo antes de
iniciarse la deglución. Sin embargo, en el momento que se produce la deglución se
pierde la visión por el fibroscopio debido a la contracción de la faringe, no obstante,
la información que se obtiene mediante este estudio es muy valiosa. Una vez que se
comprueba la aspiración se ensayan otras degluciones haciendo variar la
consistencia de los alimentos (líquido, puré y sólido) para valorar cual es la que
menos problemas ocasiona y se pide al paciente que adopte posturas especiales con
el fin de buscar la que minimice la aspiración.
2. La valoración videofluoroscópica de la deglución o la deglución de bario
modificada es una prueba descrita por Logemann para el diagnóstico preciso de las
alteraciones de la deglución en cualquier fase de la misma y sin comprometer la
seguridad de un paciente que aspira. Esto se consigue por la administración de
mínimas cantidades de bario (2-5 ml) que precisa el estudio. El paciente debe
deglutir dichas pequeñas cantidades de bario en tres consistencias mientras se graba
• Ejercicios de control motor oral. Para los pacientes que tengan problemas
de movilidad lingual, incluyen ejercicios que favorecen la lateralización
de la lengua, la elevación contra el paladar, la formación de un bolo
cohesivo y los movimientos de propulsión lingual.
• Estimulación del reflejo deglutorio. Mediante estímulos mecánicos en la
base de los pilares anteriores de la orofaringe se desencadena el reflejo
deglutorio. Es especialmente útil en pacientes con déficits neurológicos.
Se utiliza un espejillo laríngeo de 1 cm de diámetro previamente enfriado
en agua con hielo y se aplica brevemente y con cierta firmeza de forma
repetida contra la base de los pilares anteriores.
• Ejercicios para aumentar la adducción de la laringe. Consiste en ejercitar
el cierre laríngeo para los casos en los que es defectuoso. Se rehabilita a
la vez la voz y la deglución. Consiste en la emisión de tos o ataques
glóticos duros.
XI. BIBLIOGRAFIA.
INDICE:
I. INTRODUCCION.
TRAQUEOTOMIZADO.
V. CANULAS DE TRAQUEOTOMIA.
XI. BIBLIOGRAFIA.