Discrecionalidad Administrativa. Doctrina y Jurisprudencia
Discrecionalidad Administrativa. Doctrina y Jurisprudencia
Discrecionalidad Administrativa. Doctrina y Jurisprudencia
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
DOCTRINA V JURISPRUDENCIA
CORTE SUPRFMA
22310
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DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA
© RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
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ÍNDICF.
Página
INTRODUCCIÓN 1
CAPÍTULO I
LA DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
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CAPÍTULO II
Página
CAPÍTULO I I I
L A S TÉCNICAS DE CONTROL DE LA DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
Página
CAPÍTULO I V
EL CONTROL JURISDICCIONAL DE LA DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
EN LA JURISPRUDENCIA NACIONAL (PERÍODO 1990-2006)
Página
BIBLIOGRAFÍA 243
INTRODUCCIÓN
1
GIANNINI SEVERO, Massimo, Istituzioni di Diritto Amministrativo, Giuffré Editore, Milán, 2000,
p. 265.
2
SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso, Principios de Derecho Administrativo, Volumen 1, Editorial
Centro de Estudios Ramón Areces, S.A., Madrid, 2002, p. 400.
3
Citado en BREWER CARIAS, Alian R., Principios del Procedimiento Administrativo en América
Latina, Legis, Colombia, 2003, p. 25.
4
GALLEGO ANABITARTE, Alfredo y MENÉNDEZ REXACH, Ángel, Acto y Procedimiento Administrativo,
Editorial Marcial Pons, Madrid, 2001, p. 85.
2 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, La lucha contra las inmunidades del poder, Civitas, Madrid, 1995,
p. 24.
6
Jean KAHN, citado por PIERRY A R R A U , Pedro, "El Control de la Discrecionalidad Administrativa",
Revista de Derecho Universidad Católica de Valparaíso, N° VIH, Valparaíso, 1984, p. 183.
7
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa y control judicial. Editorial Tecnos,
Madrid, 1994. p. 114.
8
PAREJO ALFONSO, Luciano, Derecho Administrativo, Ariel, Barcelona, 2003, p. 624.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 3
9
SÁNCHEZ M O R Ó N , Miguel, Op. Cit., p. 9.
10
Señala al respecto Tomás Ramón FERNÁNDEZ, "En el principio fue la exención. El principio de
separación de poderes y el propio entendimiento de la función misma de administrar imponían como
algo axiomático e indiscutible la exclusión de cualquier sometimiento de la Administración a un poder
superior y exterior a ella. 'Administrar -decía todavía en 1854 M.F. Laferriére- es asegurar la ejecución
de las leyes en el interés general y local o tomar medidas útiles en vista de los intereses colectivos de
la agricultura, del comercio y de la industria. Pero para asegurar esta ejecución, es preciso dar al poder
ejecutivo el derecho de apartar los obstáculos o de resolver sobre las reclamaciones; de otra manera la
Administración sería imposible o dependiente... Un poder superior reduciría a la nada, por la fuerza de
las cosas, la independencia de la autoridad administrativa; además sin libertad de acción, no habría ya
acción administrativa. Administrar es, pues, no solamente hacer ejecutar las leyes y decretos, lo que es
misión de la administración activa, sino decidir las dificultades de ejecución y juzgar las reclamaciones
que la ejecución provoca, ¡o que es misión de la administración contenciosa. El poder de administrar,
considerado en el más amplio sentido, comporta así lógicamente el poder de juzgar administrativamente,
es decir, la jurisdicción o la justicia administrativa"'. (FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, De la Arbitrariedad
de la Administración, Civitas, Madrid, 2002, p. 32).
4 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Sin embargo, con el correr del tiempo, y particularmente a la luz del tránsito
del Estado policial al Estado de Derecho social y democrático, de la evolución
constitucional y del cambio de paradigma en la conceptualización de los Derechos
Fundamentales, esta tradicional concepción de la discrecionalidad ha sido superada.
De este modo, hoy se entiende que la discrecionalidad no está exenta del control
jurisdiccional. Más bien la discusión se ha trasladado al alcance, o si se quiere,
a los límites de ese control que pueden efectuar legítimamente los tribunales de
justicia, sean éstos contencioso-administrativos, como en la mayoría de los países
de tradición francesa continental, o tribunales ordinarios con competencia común,
como en el caso nuestro.
Es en el plano del control judicial de la discrecionalidad administrativa, donde
se constatan las mayores tensiones dogmático-políticas en la doctrina, al punto que
autores como GARCÍA DE ENTERRÍA, no han vacilado en señalar que "el asedio a la
inmunidad judicial de la discrecionalidad resume uno de los capítulos más impor-
tantes de la evolución del Derecho Administrativo".11 En efecto, la intensidad o
profundidad del control judicial de la discrecionalidad pone a prueba las relaciones
y equilibrios entre el poder administrador y el poder judicial, configurados constitu-
cional y legalmente.12
La concepción sobre el alcance del control judicial dependerá, como lo ha hecho
presente Manuel ATIENZA, de la forma de entender el Derecho y su función en el
contexto del Estado democrático.13 El control judicial de la discrecionalidad debe
situarse en un justo equilibrio que evite dos posiciones extremas que hoy no resultan
doctrinaria ni jurisprudencialmente admisibles. En efecto, por una parte, como expresa
M U Ñ O Z MACHADO, no es posible entender que la Constitución limite el control judicial
de la actividad administrativa, porque eso supondría aceptar que la Administración
está por sobre la ley y el Derecho; pero, por otra parte, los tribunales en el ejercicio
de su función no pueden incurrir en excesos en nombre de supuestos principios
constitucionales interpretados con ligereza o para la ocasión, porque ello supondría
11
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ TOMÁS, Ramón, Curso de Derecho Administrativo, tomo
I, Civitas, Madrid, 2002, p. 465. En este mismo sentido, FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, quien señala: "La
historia del progresivo hallazgo de técnicas de control del poder discrecional de la Administración (...)
es la historia misma de la jurisdicción contencioso-administrativa y del propio Derecho Administrativo
en su conjunto...". (Op. Cit., p. 32).
12
Así, poniendo el acento en el problema de la intensidad del control judicial y la posibilidad de
sustitución judicial, Santiago MUÑOZ MACHADO ha señalado que "la cuestión es especialmente crítica si lo
que se considera es la sustitución de las decisiones administrativas por otras acordadas por los tribunales
con ocasión de valorar la legalidad de aquéllas. Si los jueces se ponen en el lugar de la Administración y
la sustituyen, reclaman también para ellos una legitimación que la Constitución no les confiere, y cambian
completamente el equilibrio y las funciones de los poderes". ( M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Tratado de
Derecho Administrativo y Derecho Público General, tomo I, Thomson-Civitas, Madrid, 2004, p. 542).
13
Véase el trabajo de ATIENZA, Manuel, "Sobre el control de la discrecionalidad administrativa. Co-
mentarios a una polémica". Revista Española de Derecho Administrativo, N° 85, mayo, Madrid, 1995.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 5
14
MUÑOZ MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 543.
15
Por todos, GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 465
16
Vide infra, pp. 138-139.
6 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
17
En general, como veremos, nuestra doctrina se ha limitado a definir la discrecionalidad, a ubicarla
en el marco de las potestades de la Administración y a distinguirla conceptualmente de la arbitrariedad.
En este escenario, destaca por ello particularmente un trabajo del profesor PIERRY, que avanzando en la
reflexión analizó las principales técnicas de control de la discrecionalidad a la luz de la jurisprudencia
francesa y el alcance y límites de los poderes de anulación y/o sustitución del poder judicial al aplicar
estas técnicas. Vide infra. pp. 78 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 7
estos primeros tres capítulos, hemos buscado sistematizar y ordenar los problemas
asociados a la discrecionalidad y la doctrina de los autores más relevantes, sin ánimo
de novedad en aspectos en que por lo demás, al menos en la doctrina comparada, ya
se ha dicho y escrito bastante.
Para el desarrollo del cuarto capítulo, hemos utilizado como base la jurisprudencia
consignada entre los años 1990 y 2006, en las revistas Gaceta Jurídica, Fallos del Mes
y Revista de Derecho y Jurisprudencia, seleccionando únicamente las sentencias per-
tinentes para los fines de este trabajo. La selección ha operado sobre la aplicación de
dos criterios fundamentales y evidentes, por lo demás; sentencias en las que el objeto
de la controversia haya recaído en potestades discrecionales de la Administración,
pero que además haya existido por parte del tribunal aplicación de alguna técnica o
parámetro de control de la discrecionalidad, o al menos un pronunciamiento tangencial
sobre el tópico que nos interesa.
A la luz de la evolución de la jurisprudencia dictada en el período señalado, resulta
obligatorio constatar que existen escasos y más bien tímidos intentos por incorporar
los parámetros de análisis que aportan las técnicas de control de la discrecionalidad.
Por ello, también se constata que el razonamiento judicial resulta en muchos casos
deficiente y un tanto estandarizado a la luz de la ya clásica dicotomía legalidad-
arbitrariedad, en el que se basa habitualmente el razonamiento de nuestros tribunales
-particularmente, las Cortes de Apelaciones y Excma. Corte Suprema, conociendo
fundamentalmente del Recurso de Protección-, sin aportar enfoques novedosos, sal-
vo excepciones. Sin embargo, en lo que respecta al problema del control meramente
anulatorio versus control con sustitución judicial, la jurisprudencia ha mantenido una
línea primordialmente anulatoria, y en consecuencia la sustitución judicial ha operado
como una verdadera excepción.
En nuestra opinión, lo anteriormente expresado, obedece a dos razones funda-
mentales. Por una parte, se trata de técnicas de control relativamente recientes y
nacidas al amparo de la jurisprudencia y doctrina comparada, hecho que dificulta su
asimilación, más aún cuando puede constatarse que nuestros tribunales en términos
generales no han estado llanos a dar cabida a corrientes doctrinales modernas, y ya
no sólo referidas al Derecho Administrativo, sino en ramas tan tradicionales como
el Derecho Civil.
Por otra parte, existe otro hecho que ha dificultado la asimilación de estas técni-
cas de control por parte de nuestra judicatura. Este hecho es la inexistencia en Chile
de un verdadero procedimiento común u ordinario contencioso-administrativo, con
una judicatura especializada en materias administrativas.18 Si bien es cierto, con la
18
Sin embargo, debe reconocerse que el legislador ha creado distintas y no pocas acciones y recur-
sos en leyes especiales para reclamar contra actos u omisiones de la Administración, como da cuenta
el trabajo de CARMONA SANTANDER, Carlos, "El Contencioso-Administrativo entre 1 9 9 0 y 2 0 0 3 " , en
La Justicia Administrativa, FERRADA BÓRQUEZ, Juan Carlos Coordinador, LexisNexis, Santiago, 2 0 0 5 ,
pp. 183 y siguientes.
8 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
19
Inciso modificado por el artículo único, N° 17 de la Ley de Reforma Constitucional, N° 18.825,
de 17 de agosto de 1989.
En este sentido véase el trabajo de FERRADA BORQLJEZ, Juan Carlos, "El recurso de protección como
mecanismo de control contencioso administrativo", en La Justicia Administrativa, Op. Cit., pp. 129 y
siguientes. También hace referencia a este problema, CAZOR ALISTE, Kamel, "Administración del Estado
y Justicia Administrativa en el marco del Estado Constitucional y Democrático de Derecho", en La
Justicia Administrativa, Op. Cit., pp. 83 y siguientes.
CAPÍTULO I
LA DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
1.1. Concepto
Desde el punto de vista histórico, es posible constatar que la discrecionalidad ad-
ministrativa se ha identificado y, por tanto, se ha definido a partir de la existencia de
una laguna legal, de la ausencia de una norma objetiva, o del silencio del legislador
en determinados ámbitos del ordenamiento, lo que permitiría a la Administración
adoptar una determinada decisión discrecional.21
21
Así, Antonio Mozo SEOANE, señala, al efectuar un recuento histórico de la evolución del tema en la
experiencia española, que "la doctrina jurisprudencial repite una y otra vez, al enjuiciar cuestiones que
se aparecen como pertenecientes a la potestad discrecional, que ello resulta de la 'ausencia de reglas a
que haya de someterse la apreciación administrativa', de la 'inexistencia de toda regla concreta', de que
'nada prescriben al respecto los reglamentos aplicables", o fórmulas parecidas, que se convierten en el
argumento supremo de que un negocio pertenece señaladamente a aquella potestad". (LaDiscrecionalidad
en la Administración Pública en España. Análisis jurisprudencial, legislativo y doctrinal, 1894-1983,
Editorial Montecorvo S . A . , Madrid, 1 9 8 5 , p. 9 6 ) . Así también lo señala Domingo Juan SESÍN, "Teniendo
presente que originariamente la Administración podía hacer todo aquello que la ley no prohibía, estaba
sumamente arraigada la convicción de que la discrecionalidad se caracterizaba por la ausencia de norma
que estableciera la conducta administrativa debida. Lo discrecional, por tanto, operaba en los espacios
libres fuera del contexto jurídico reglado y, consecuentemente, no se subordina a la ley, reglamento ni
dispositivo administrativo alguno. La terminología que se empezó a utilizar y que aún a veces se usa
es expresiva de esta concepción. En efecto, cuando se dice que lo reglado se opone a lo discrecional se
quiere significar que este último ámbito de libertad se contrapone a lo que precisamente está atado a
reglas o normado jurídicamente. En sentido similar, en Francia se llama lie o vinculado, a las facultades
regladas, para indicar que lo opuesto se ubica fuera del orden regulado. Otro tanto sucede en Alemania:
llaman a lo discrecional Freie Ermessen, que significa 'libre apreciación', entendiéndose que actúa al
10 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
En este orden de ideas, se inserta, por vía de ejemplo, la concepción del profesor
Enrique SILVA CIMMA, quien ha señalado que "se habla de actos discrecionales cuando
se actúa en íiinciones de administración, prescindiendo de normas, a falta de normas
jurídicas preestablecidas".22
Sin embargo, este concepto de la discrecionalidad ha evolucionado, entendiéndo-
se hoy en día, que no existe discrecionalidad al margen del ordenamiento jurídico,
que la discrecionalidad existe precisamente porque una norma jurídica, sea ésta
constitucional, legal o infralegal, habilita a la Administración para actuar o no (dis-
crecionalidad de actuación) y/o para tomar una determinada decisión en uno u otro
sentido (discrecionalidad de decisión). De este modo, y como señala Juan Alfonso
SANTAMARÍA PASTOR, "la discrecionalidad no es el producto del reconocimiento de
un ámbito de libertad a la Administración, sino la consecuencia de una remisión
normativa consciente".23
Asimismo, es posible constatar que el concepto de discrecionalidad administra-
tiva, tanto como su estudio propiamente tal, se ha desarrollado fundamentalmente
a partir de dos enfoques. Así, por una parte, la discrecionalidad se ha insertado en
la teoría general de las potestades administrativas24, distinguiendo entonces entre
potestades regladas y potestades discrecionales, y por otra, su estudio se ha efectuado
21
Continuación nota
margen de toda vinculación normativa". (Administración Pública. Actividad Reglada, Discrecionalidad
j' Técnica. Nuevos mecanismos de control judicial. Editorial LexisNexis-Depalma, Buenos Aires, 2004,
pp. 59 y 60).
SILVA CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo Chileno y Comparado, Actos, Contratos y Bienes,
22
1.2. Definición
En una línea tradicional se ha dicho que la discrecionalidad "es una libertad, más
o menos limitada, que el orden jurídico da a la Administración para que ella elija
oportuna y eficazmente los medios y el momento de su actividad dentro de los fines
indicados por la ley".26
También se ha dicho, poniendo el acento en el elemento teleológico, que la dis-
crecionalidad administrativa es "una facultad específica de concreción jurídica para
la consecución de un fin predeterminado".27
Asimismo, que "la discrecionalidad es esencialmente una libertad de elección
entre alternativas igualmente justas, o, si se prefiere, entre indiferentes jurídicos,
porque la decisión se fundamenta normalmente en criterios extrajurídicos (de opor-
tunidad, económicos, etc.), no incluidos en la ley y remitidos al juicio subjetivo de
la Administración".28
A partir del análisis de la jurisprudencia de nuestros tribunales, Jaime ARANCIBIA
MATTAR, ha definido la discrecionalidad administrativa, como: "Una facultad atribuida
por la ley a un órgano de la Administración del Estado, para que éste, frente a una
determinada situación que motive su actuar, pueda adoptar libremente, y dentro de los
márgenes que le fija el ordenamiento jurídico, la decisión que estime más razonable,
25
Así, GARRIDO FALLA, Fernando, Tratado de Derecho Administrativo, volumen I, Parte general,
Editorial Tecnos, Madrid, 2 0 0 2 , pp. 2 0 4 y sig.; PARADA, Ramón, Derecho Administrativo, tomo 1, Parte
general, Editorial Marcial Pons, Madrid, 1 9 9 7 , pp. 1 0 1 y sig.; GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco, Derecho
Administrativo Español, El acto y el procedimiento administrativos, Editorial EUNSA, Na vana, 1997,
pp. 430 y sig. todos en el derecho español. Conviene hacer presente que este último autor, manifiesta
expresamente el fundamento de su opción en el tratamiento de la discrecionalidad administrativa. En
efecto, señala que "comoquiera que la potestad, como tal, es una mera posibilidad de actuar, mientras
que el acto es el resultado del ejercicio de una concreta potestad, el completo entendimiento de la
discrecionalidad sólo puede obtenerse desde la perspectiva del acto. Esta es la razón de que sea ahora,
en este capítulo sobre el acto administrativo y no en el de la relación jurídica, cuando debo tratar de
la discrecionalidad". (Op. Cit., pág. 4 3 2 ) . En la doctrina argentina MARIENHOFF, Miguel, Tratado de
Derecho Administrativo, tomo II, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2 0 0 3 , pp. 3 7 3 y sig. En Uruguay, S A -
YAGUÉS LASO, Enrique, Tratado de Derecho Administrativo, tomo I, Fundación de Cultura Universitaria,
Montevideo, 2 0 0 2 , pp. 4 0 6 y sig. En nuestra doctrina, SILVA CIMMA, Enrique, Op. Cit., pp. 6 4 y sig.;
CALDERA DELGADO, Hugo, Tratado de Derecho Administrativo, tomo I I , Ediciones Parlamento Ltda.,
Santiago, 2001, pp. 153 y sig.
26
DROMI, Roberto, Op. Cit., p. 509.
27
SCHMIDT-ASSMAN, Eberhard, Teoría General del Derecho Administrativo como Sistema, Editorial
Marcial Pons, Madrid, 2003, p. 220.
28
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p p . 4 6 0 - 4 6 1 .
12 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
29
ARANCIBIA MATTAR, Jaime, "Concepto de Discrecionalidad Administrativa en la Jurisprudencia
emanada del Recurso de Protección", Revista de Derecho Público N" 60, julio-diciembre, Facultad de
Derecho, Universidad de Chile, 1996, pp. 104-105.
30
CIRIANO VELA, César, Administración Económica y Discrecionalidad, Un análisis normativo y
jurisprudencial, Editorial Lex Nova, Valladolid, 2000, p. 85.
31
GARCÍA DE ENTERRÍAy FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 4 4 3 . En similar sentido, VILLAR PALASÍ y VILLAR
EZCURRA, "Una vez admitido que toda actuación administrativa encuentra su justificación en la cobertura
que suponen los principios de legalidad y de cobertura constitucional, queda por explicar la forma en
que se lleva a cabo tal ajuste. El mecanismo, en términos generales, es sencillo, ya que la ley o, más
genéricamente, la norma atribuye potestades a la Administración cuyo ejercicio es lo que dará lugar a
su actuación (por vía de actos o de contrato). Será, por consiguiente, el concepto de potestad el que nos
desentrañe la explicación de la actuación administrativa en conformidad con la idea que incorporan los
citados principios de legalidad y de cobertura constitucional". (Op. Cit., pp. 16-17).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 13
32
SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso, Op. Cit., p. 3 9 6 . Guido ZANOBINI, en similar sentido, ha
expresado que "la potestad indica la aptitud específica para realizar actos particulares de voluntad
dirigidos a determinados efectos. Es, por lo tanto, una parte, una esfera de la capacidad". Así, se-
ñala este autor, "En el Estado son conocidas las potestades jurídicas fundamentales de dictar leyes,
gobernar, administrar justicia; tanto en el Estado como en las demás personas jurídicas públicas, la
potestad general administrativa se especifica en muchas otras". (Curso de Derecho Administrativo,
Parte general, tomo 1, Ediciones Arayú, Buenos Aires, 1954, pp. 227-228.) En la doctrina nacional,
Enrique SILVA CIMMA ha definido las potestades administrativas como "el conjunto de poderes jurídicos
de que está dotado el Jerarca o la Administración para que pueda actuar o cumplir sus cometidos.
La voz potestad deriva del latín potestas, que significa poder o facultad". (Derecho Administrativo
Chileno y Comparado, Introducción y Fuentes, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1996, p. 31).
Hugo OLGUÍN JUÁREZ, señala que "la potestad es un poder jurídico (en sentido amplio), que permite
ejercitar la capacidad de acción de un sujeto colocado en una posición privilegiada, pero sin que exista
una pretensión, sino un vínculo de acatamiento. La potestad se ejerce tanto para satisfacer los inte-
reses propios de sujeto actuante, cuanto para satisfacer, asimismo, los intereses de los subordinados.
El Estado actúa casi siempre por medio de potestades, puesto que tiene poT finalidad satisfacer los
intereses públicos". (Extinción de los Actos Administrativos, Revocación, Invalidación y Decaimiento,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1961, p. 101). Por su parte, Eduardo SOTO K L O S S , relativizando
la concepción de posición privilegiada de la Administración que envuelve la potestad, conforme a los
autores precitados, ha enfatizado el carácter finalizado y de deber de la potestad. Al respecto señala
que potestad, "es aquel poder jurídico que estando finalizado a beneficio de un tercero, constituye
un deber de actuación para aquel a quien le ha sido conferido; se trata, pues, de un poder-deber, en
cuanto es atribuido a un sujeto-órgano del Estado- para que realice o desarrolle una/wwc/ów/actividad
finalizada, y que respecto del Estado no es otra que promover el bien común con pleno respeto de los
derechos de las personas". (Op. Cit., pp. 51-52).
33
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 5 4 .
14 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
admisibles, todas las cuales serán tenidas como válidas frente al ordenamiento jurí-
dico.34
Sin embargo, en este último caso, conviene hacer presente una importante precisión.
Como señalan G A R C Í A DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, tratándose de potestades discrecio-
nales, en virtud de las exigencias de explicitud y especificidad de la potestad, la ley
no puede dejar de definir algunas de las condiciones de ejercicio de la potestad35, v.
gr., órgano llamado a ejercer la potestad. Por eso, no existen potestades absolutamente
discrecionales.
Se ha dicho que no existe discrecionalidad administrativa al margen de la ley, sino
justamente sólo en virtud de la ley y en la medida que ésta haya dispuesto.36
Lo anterior, es efectivo sólo a condición de que no restrinjamos el significado de
la palabra ley a su concepto de específica fuente del derecho, pues es necesario tener
presente y no olvidar que existen potestades discrecionales directamente atribuidas a
la Administración por la Constitución Política, como la potestad reglamentaria, exis-
tiendo además otros tipos de discrecionalidad como la de gestión y planificación, cuyo
origen y fundamento no puede ser reconducido a una ley específica, sino que debe
encontrarse en los poderes de actuación general o implícitos de cada órgano llamado
a cumplir una determinada función conforme a su estatuto orgánico.
De este modo, creemos que con más precisión debe señalarse que no existe dis-
crecionalidad al margen del ordenamiento jurídico en general.
34
En este sentido, ENTRENA CUESTA señala que "una potestad es, pues, discrecional siempre que el
ordenamiento jurídico no establece cuándo debe ejercitarse, cómo debe ejercitarse y en qué sentido se
debe ejercitar. Ello puede obedecer a una de dos circunstancias; a que no exista una ley que regule los
tres aspectos o momentos citados, o a que, existiendo, en aras de la eficacia administrativa, permita la
discrecionalidad de los tres o alguno de ellos". (Op. Cit., p. 123).
35
GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 4 5 5 . A continuación y más concretamente señalan
estos autores que, a lo menos, son cuatro los elementos reglados en toda potestad discrecional, y "que
no pueden dejar de serlo: la existencia misma de la potestad, su extensión (que nunca podrá ser abso-
luta. como ya sabemos), la competencia para actuarla, que se referirá a un ente y -dentro de éste- a un
órgano determinado y no a cualquiera, y, por último, el fin, porque todo poder es conferido por la ley
como instrumento para la obtención de una finalidad específica, la cual estará normalmente implícita y
se referirá a un sector concreto de las necesidades generales, pero que en cualquier caso tendrá que ser
necesariamente una finalidad pública. Además de estos cuatro elementos preceptivamente reglados puede
haber en la potestad otros que lo sean eventualmente: tiempo u ocasión de ejercicio de la potestad, forma
de ejercicio, fondo parcialmente reglado (por ejemplo: la facultad de elección de personas dentro de
ciertas categorías, determinación discrecional de un quantum pero dentro de determinadas magnitudes,
etc.). De este modo el ejercicio de toda potestad discrecional es un compositum de elementos legalmen-
te determinados y de otros configurados por la apreciación subjetiva de la Administración ejecutora".
(Op. Cit., pp. 4 5 6 - 4 5 7 ) . En similar sentido SANTAMARÍA PASTOR, para quien la discrecionalidad en tanto
potestad "no es una característica que pueda globalmente predicarse de una potestad, sino de alguno
de sus elementos o condiciones de ejercicio". Por tanto no existen las potestades íntegra o totalmente
discrecionales. (Op. Cit., p. 401).
36
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 5 6 .
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 15
37
En sentido análogo, GALLEGO ANABITARTE y MENÉNDEZ REXACH, señalan que "la clasificación
que distingue entre actos reglados y actos discrecionales se basa en el criterio del diferente grado de
vinculación o libertad que la norma que regula la actividad administrativa deja a la Administración en
la aplicación de dicha norma". (Op. Cit., p. 84).
38
MARIENHOFF, Miguel, Op. Cit., p. 415.
39
Véase en este sentido la definición más bien genérica de Ramón PARADA, que señala que los actos
discrecionales,"son aquellos dictados en materias discrecionales o, si se prefiere, en ejercicio de potes-
tades igualmente discrecionales". (Op. Cit.,p. 101). En un sentido más específico, poniendo el acento no
en la potestad sino en la libertad de apreciación, GALLEGO ANABITARTE y MENENDEZ REXACH señalan que
"en el caso de los actos discrecionales, la norma de la que éstos son aplicación deja un cierto margen de
libertad de apreciación o valoración a la decisión administrativa". (Op. Cit., p. 84).
40
En este orden de ideas, Jorge REYES RIVEROS expresa que: "Se ha propugnado que los actos ad-
ministrativos no son discrecionales absolutamente, sino que siempre hay elementos reglados en él. En
16 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
40
Continuación nota
verdad, lo discrecional es la facultad y su ejercicio, pero no el acto a que da origen, por cuanto el acto
se encuentra siempre sometido a requisitos y límites que el Derecho establece". (Invalidación de actos
administrativos. LexisNexis ConoSur, Santiago, 2002, p. 53).
41
VILLAR PALASÍ y VILLAR EZCURRA, Op. Cit., p, 2 6 . Estos autores reproducen básicamente la misma
idea planteada con anterioridad por GARCÍA DE ENTERRÍA, quien señalaba que: "Estos conceptos jurídicos
indeterminados, o que se contienen en lo que también se llaman las normas flexibles, son consustanciales
a toda la técnica jurídica y no constituyen una particularidad del Derecho público. El arbitrium boni viri,
el 'standard" de conducta del buen padre de familia, la buena fe, el orden público o las buenas costumbres
como límite de la autonomía de la voluntad, o simplemente los conceptos de fidelidad, respeto, fuerza
irresistible, ejemplo corruptor, uso natural de las cosas, etc., todos estos conceptos (unos, conceptos de
valor: otros, conceptos de experiencia), bien conocidos en la doctrina general del Derecho, son conceptos
jurídicos indeterminados, en el sentido de que la medida concreta para la aplicación de los mismos en
un caso particular no nos la resuelve o determina con exactitud la propia ley que los ha creado y de cuya
aplicación se trata". (La lucha contra las inmunidades de! Poder, Op. Cit., pp. 33-34).
42
Esta fue, por ejemplo, la opinión de Guido ZANOBINI en su curso de Derecho Administrativo, quien
señalaba: "Conservar el orden público significa impedir todas las acciones que puedan perturbar la
pa: v /a tranquilidad sociales. Para lograr esta finalidad no basta aplicar ¡a norma, sino que es ne-
cesario desarrollar una actividad discrecional, prohibiendo en cada caso las acciones que aparezcan
como peligrosas y permitiendo aquellas que se presenten libres de toda amenaza para el orden sociar
(Op. Cit., p. 18).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 17
43
Así, GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, "Para determinar con precisión el ámbito de libertad esti-
mativa que comporta la discrecionalidad resulta capital distinguir ésta del supuesto de aplicación de los
llamados 'conceptos jurídicos indeterminados'. La confusión de ambas técnicas ha supuesto en la historia
del Derecho Administrativo un gravísimo peso, que sólo recientemente ha comenzado a liberarse. Es un
mérito de la doctrina alemana contemporánea del Derecho Público haber llevado esta distinción hasta
sus últimas consecuencias". (Op. Cit., p. 459). Ramón PARADA señala desde la perspectiva del control de
la discrecionalidad que debe separarse como concepto "de otros cercanos en que la norma no reconoce
un margen de libertad de decisión ni a la Administración ni al Juez, pero que condiciona la resolución
a determinados 'criterio de actuación'. No otra cosa son los conceptos jurídicos indeterminados, que el
Tribunal Supremo ha definido como ''aquellos de definición normativa necesariamente imprecisa a la
que ha de otorgarse alcance y significación específicos a la vista de unos hechos concretos' de forma que
su empleo excluye la existencia de varias soluciones igualmente legítimas, imponiendo como correcta
una única solución en el caso concreto, resultando, pues, incompatible con la técnica de la discreciona-
lidad" (Sentencia de 12 de diciembre de 1979 y 13 de julio de 1983). (Op. Cit., p. 103). Así también,
VILLAR PALASÍ y VILLAR EZCURRA: "Tradicionalmente viene siendo confundida la discrecionalidad con
los llamados conceptos jurídicos indeterminados, por lo que resulta necesario (sobre todo en función del
control jurisdiccional) establecer la debida diferencia entre ambas nociones". (Op. Cit., p. 26).
44
En este orden de ideas, Juan Carlos CASSAGNE recuerda que "la técnica de los conceptos jurí-
dicos indeterminados, que se afirma en la Alemania de la posguerra, viene a limitar la doctrina de la
discrecionalidad, como ámbito exento del control judicial, al permitir el juzgamiento pleno de ciertas
decisiones administrativas que consistían en aplicar conceptos definidos genéricamente por el ordena-
miento positivo tales como 'oferta más conveniente', 'enfermedad contagiosa', etcétera. A diferencia
de la discrecionalidad, esta técnica no implica una libre elección entre dos o varias posibilidades sino
un problema de aplicación del Derecho que consiste, esencialmente, en reducir el marco de la decisión
a una única solución justa". (Op. Cit., p. 236).
45
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 6 1 .
46
Ibídem.
18 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
En esta línea, señalaba Emst FORSTHOFF que las operaciones lógicas necesarias
para dar contenido a los conceptos indeterminados no constituyen un ejercicio de la
facultad discrecional, porque la norma no deja a la Administración la elección entre
varias posibilidades de comportamiento. Sólo existe un comportamiento que se ajusta
a los fines de la norma.47
VILLAR PALASÍ y VILLAR EZCURRA hacen presente que los conceptos jurídicos inde-
terminados presentan, pese a su autonomía conceptual, un primer punto de contacto
con la discrecionalidad, "y es que en ambas nociones existe un ámbito no determinado
por la Ley, que es necesario completar (el denominado ámbito residual -Restraum- en
la doctrina alemana)" 48
Pero lo cierto es que, más allá de este elemento común, existe una significativa
diferencia de técnica jurídica entre ambas nociones. Como señalan estos autores49,
lo que distingue a la discrecionalidad de los conceptos jurídicos indeterminados
es la distinta forma de cubrir este ámbito libre de la ley. De este modo el concepto
jurídico indeterminado se completa con criterios extrajurídicos pertenecientes a
la ingeniería, la sociología, la economía u otras ciencias. Este proceso de integra-
ción del concepto indeterminado, no es un proceso volitivo de discrecionalidad o
libertad, sino de comprobación de la única solución justa que persigue la norma.
En este sentido, se señala que frente a un concepto indeterminado, como v. gr. la
buena fe, sólo es posible comprobar si ésta se da o no se da, de modo que este
proceso de comprobación del supuesto normativo, viene a ser un proceso básica-
mente reglado. Contrariamente, en el caso de la discrecionalidad, el ámbito libre
de ley que es necesario llenar por mandato legal, se efectúa a partir de una atri-
bución volitiva del órgano llamado a subsumir el supuesto normativo, de manera
que se admite una "pluralidad de soluciones justas posibles como consecuencia
de su ejercicio". 50
En resumen, frente a los conceptos jurídicos indeterminados, la actividad de la
Administración, o en términos más generales del intérprete, es una actividad de
cognición, objetivable, de comprobación, es una labor de interpretación ante una
expresión indeterminada, permitiendo una única solución justa. En cambio, ante la
discrecionalidad, se desarrolla una actividad volitiva, de libre apreciación fundada
en criterios extrajurídicos y, por tanto, no se desarrolla una actividad propiamente
interpretativa, lo que admite una pluralidad de soluciones que se tendrán por justas
ante el Derecho.
47
FORSTHOFF, Emst, Tratado de Derecho Administrativo, Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
1958, p. 125.
48
VILLAR PALASÍ y VILLAR EZCURRA. O p . C i t . , p . 2 7 .
49
Ibidem.
50
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La lucha contra las inmunidades del Poder. Op. Cit., p. 35.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 19
51
BACIGALUPO, Mañano, La Discrecionalidad Administrativa, estructura normativa, control judicial
y limites constitucionales de atribución, Marcial Pons, Madrid, 1997, p. 107.
52
VILLAR PALASÍ, José Luis, Curso de Derecho Administrativo, tomo I, Sección de Publicaciones de
la Facultad de Derecho Universidad Complutense, Madrid, 1972, p. 161.
20 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
emergencias que signifiquen grave riesgo para la salud o la vida de los habitantes,
podrá el Presidente de la República, previo informe del Servicio Nacional de Salud,
otorgar al Director General facultades extraordinarias para evitar la propagación
del mal o enfrentar la emergencia". En este caso resulta evidente que el supuesto de
hecho no ha sido objeto de una completa programación normativa, pues conceptos
como "amenazada", "aumento notable" o "grave riesgo para la salud o la vida de los
habitantes", deberán ser integrados por la autoridad al momento de aplicar la norma
en comento.
En lo que respecta ahora al segundo elemento de la norma, esto es, a la consecuen-
cia jurídica, ésta puede estar claramente determinada en la norma en forma unívoca,
pero también puede suceder que se permita al operador del derecho optar entre dos
o más consecuencias jurídicas.
Tal es el caso de la facultad sancionadora establecida en el Estatuto Adminis-
trativo. En efecto, el artículo 116 de la ley N° 18.834, dispone que los funcionarios
sujetos a responsabilidad administrativa podrán ser objeto de distintas medidas disci-
plinarias, entre las que se encuentra la censura, la multa, la suspensión del empleo y la
destitución, quedando a la apreciación de la autoridad sancionatoria, la aplicación de
una u otra consecuencia, tomando en cuenta la gravedad de la falta y las circunstancias
atenuantes o agravantes que arroje el mérito de los antecedentes.
Establecido lo anterior, y en esto seguiremos ampliamente la exposición de Mariano
BACIGALUPO, es posible identificar tres posturas doctrinarias claras con relación a la
localización de la discrecionalidad en la norma administrativa.
En primer lugar, la tesis conforme a la cual la discrecionalidad opera en el ámbito
de las consecuencias jurídicas de las normas administrativas. En segundo lugar, la
tesis conforme a la cual la discrecionalidad opera en el ámbito del supuesto de hecho
imperfecto de la norma administrativa. Y, finalmente, la tesis que entiende que la
discrecionalidad opera tanto en el ámbito de las consecuencias jurídicas como en el
del supuesto de hecho imperfecto o indeterminado de la norma administrativa.
Veamos a continuación, cada una de estas posturas.
53
BACIGALUPO. Mariano, Op. Cit., p. 116.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 21
^Ibíd.. p. 188.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 23
Corresponde a una postura más radical, puesto que todos los conceptos normativos
indeterminados contienen habilitaciones discrecionales.
En tercer lugar, existe una corriente doctrinal que sostiene la unidad conceptual
entre discrecionalidad administrativa y conceptos jurídicos indeterminados, pero
desde una posición inversa a la de los restantes autores. Como señala BACIGALUPO,
"En lugar de aproximar la aplicación de los conceptos normativos indeterminados al
ejercicio de la discrecionalidad (...) lo que hacen estos otros es aproximar el ejercicio
de la discrecionalidad a la aplicación de los conceptos normativos indeterminados,
sosteniendo que aquélla no consiste sino, al igual que la aplicación de dichos con-
ceptos, en una aplicación ordinaria del Derecho, plenamente fiscalizable, por tanto,
en sede judicial".55
Como se puede constatar con la exposición precedente, la localización del mo-
mento de la discrecionalidad al interior de un enunciado normativo, resulta ser un
tópico fuertemente controvertido, particularmente, por las consecuencias que se
derivan de un tratamiento unitario de la discrecionalidad y de los denominados con-
ceptos jurídicos indeterminados56. En efecto, quienes abogan por la tesis de que la
discrecionalidad opera en el ámbito del supuesto de hecho imperfecto de la norma,
asumen que la aplicación de conceptos normativos indeterminados suponen una
verdadera habilitación discrecional para la Administración, al menos en su "zona
de incertidumbre", y por ello, debe entenderse que la intensidad del control judicial
respecto de estos conceptos indeterminados debe ceder prevaleciendo el criterio de
la Administración 57
55
BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., p. 163.
56
Vide infra, pp. 219 y sig.
57
En este sentido SÁNCHEZ MORÓN, quien expresa que: "En cambio, en caso de duda razonable la
aplicación del concepto jurídico indeterminado por la Administración debe reputarse lícita, sin que pueda
el juez contencioso-administrativo sustituir los criterios valorativos de la Administración por los suyos
propios, puesto que el ordenamiento no ha conferido la potestad discrecional tampoco en estos supuestos
a los órganos judiciales, incluyendo en esa potestad la de valorar las situaciones fácticas opinables según
su saber y entender". (Op. Cit., p. 120).
58
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., p. 121.
24 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Así, autores como SÁNCHEZ MORÓN59, distinguen a lo menos siete tipos de discre-
cionalidad, a saber, discrecionalidad reglamentaria, discrecionalidad de planificación,
discrecionalidad de iniciativa, discrecionalidad política strictu sensu, discrecionalidad
táctica, discrecionalidad de gestión y, finalmente, la llamada discrecionalidad técnica,
que siempre ha gozado de un reconocimiento propio tanto a nivel doctrinal como
jurisprudencial.60
Ahora bien, estas distinciones tienen importancia a la hora de efectuar el análisis
de los alcances del control jurisdiccional, ya que al menos en la experiencia española,
la jurisprudencia se ha mostrado más o menos deferente con la decisión administrativa
según sea el tipo de discrecionalidad que esté enjuego.
59
Ibid, pp. 121 a 131.
60
Además de las citadas, Juan Carlos CASSAGNE, en la doctrina argentina, señala otras "funciones
típicas de la discrecionalidad". En efecto, expresa: "Hoy en día se reconocen una serie de funciones
típicas de la discrecionalidad y así se habla, entre otras, de la discrecionalidad tácita (v. gr. decisiones
del Banco Central sobre la tasa de interés) de discrecionalidad de dispensa (v. gr. permiso para realizar
una actividad prohibida) y hasta se incluye -a raíz del fenómeno de la extensión del Derecho Público
a las empresas comerciales e industriales del Estado- la figura de la discrecionalidad de gestión de
management", (Op. Cit., p. 241).
61
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p p . 4 6 0 - 4 6 1 .
62
Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., p. 271.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 25
63
VILLAR PALASÍ, José Luis, Curso de Derecho Administrativo, Op. Cit., pp. 161-162.
26 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
64
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., p. 122.
65
También ha reconocido estas notas distintivas de la discrecionalidad de planiñcación Tomás
Ramón FERNÁNDEZ, al referirse a la potestad de planeamiento en materia urbanística. Así señala que
"el planeamiento urbanístico ha sido objeto tradicionalmente de un control mínimo, y ello no sólo en
razón de la complejidad técnica inherente a la elaboración de todo plan, sino también, y por sobre todo,
por la naturaleza fundamentalmente innovativa y configuradora de la potestad de planeamiento, que se
despliega con notoria libertad a partir de directrices legales forzosamente muy genéricas cuya concreción
en cada punto del territorio planeado exige calibrar multitud de intereses, públicos y privados, de muy
diversa condición y efectuar, en consecuencia, complejas valoraciones que van más allá de lo que es
propio de un juicio de carácter técnico porque presuponen unas veces o llevan consigo otras opciones
de naturaleza primariamente política...". (Op. Cit., pp. 51-52).
66
En efecto, César CIRJANO V E L A ha señalado que en la discrecionalidad de planificación, "el margen
de discrecionalidad con que cuenta la Administración es muy amplio, pues precisamente la operación de
planificar conlleva la ponderación entre distintos valores e intereses, y en gran medida la labor realizada
por el planificador es de carácter político, configurador de la realidad (...) que se pretende programar.
Es un claro ejemplo de discrecionalidad política, difícil por ello de controlar en sede jurisdiccional,
teniendo en cuenta además la existencia a menudo de una estructura finalista de este tipo de normas".
(Op. Cit., p. 546).
67
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Derecho Administrativo, Parte General, Editorial Tecnos, Madrid,
2007, p. 91.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 27
68
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 126.
69
Ibid., pp. 296-297.
28 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
70
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, Op. Cit.,pp. 128-129.
71
MUÑOZ MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 524. Javier PÉREZ ROYO, también ha hecho patente la
discrecionalidad política del poder ejecutivo, y así ha expresado que la naturaleza política del poder
ejecutivo se expresa en "términos de discrecionalidad". "La discrecionalidad es la norma en el ejercicio
de la potestad ejecutiva. Es lo que hace que el poder ejecutivo sea un poder de naturaleza política".
(Curso de Derecho Constitucional, Marcial Pons, Madrid, 2005, p. 298).
72
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 130.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 29
dera discrecionalidad, toda vez que la solución siempre será una sola. En el ejemplo
propuesto, la sustancia química resultará perjudicial para la salud de la población o
no, pero no puede -al menos en términos teóricos o abstractos- sostenerse al mismo
tiempo las dos posibilidades, sin infringir el principio lógico de no contradicción.
En este sentido, Eva DESDENTADO sostiene que lo que ella prefiere denominar "dis-
crecionalidad instrumental jurídico-técnica", es plenamente controlable y sustituible
por los tribunales. En efecto, en su concepto, "la norma no configura margen alguno
para que la Administración realice una elección en función de lo que le parezca más
conveniente para el interés público. El interés público ya ha sido apreciado y esta-
blecido por la norma y consiste, precisamente en que se produzca la consecuencia
jurídica prevista cuando concurra el supuesto legalmente establecido".73
En este orden de ideas, en la doctrina nacional, el profesor Ramiro MENDOZA ha
señalado que "la mencionada discrecionalidad técnica es una verdadera contradicción
esencial, puesto que lo discrecional -posibilidad de elección en elementos que así lo
admitan en la previsión del legislador- se opone con lo técnico, que siempre habrá
de admitir sólo posibilidades únicas de resultado, no variables".74
Contrariamente, otra línea doctrinal sostiene la improcedencia del control judicial
respecto de decisiones adoptadas por la autoridad al amparo de la discrecionalidad
técnica.
En efecto, Joaquín T O R N O M A S entiende que existirá discrecionalidad técnica sólo
cuando debe adoptarse una decisión técnica, sobre la cual pueden existir posiciones
diversas "alcanzándose la solución final a través de la valoración de diversos elementos
de difícil apreciación". En este caso, señala el autor, es la norma la que "remite a la
Administración la decisión sobre una cuestión para cuya resolución es preciso utilizar
la experiencia o conocimientos especializados", pues "no hay una única solución a la
que pueda llegarse por un proceso de deducción técnico".75
Y a fin de descartar el control judicial de la discrecionalidad técnica, Miguel BEL-
TRÁN DE FELIPE ha dicho que "un órgano judicial no está capacitado en Derecho para
rehacer válidamente una valoración técnica o científica en materia médica, botánica,
literaria o incluso jurídica, no sólo porque no se halla técnicamente capacitado para
ello sino también y sobre todo porque el Derecho no dice nada al respecto".76
73
DESDENTADO DAROCA, Eva. Los problemas del control judicial de la discrecionalidad técnica,
Civitas, Madrid, 1997, p. 65.
74
MENDOZA ZÚÑIGA, Ramiro, "Acerca del control de la discrecionalidad técnica en materia eléctrica",
en Revista Chilena de Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Volumen 25, N" 3,
1998, p. 718.
TORNO M A S , Joaquín, "Discrecionalidad e intervención administrativa económica", en Discrecio-
75
nalidad Administrativa v Control Judicial. I Jomadas de Estudio del Gabinete Jurídico de la Junta de
Andalucía. VV. AA„ Editorial Civitas. Madrid, 1996. p. 404.
76
Citado en DESDENTADO DAROCA. Eva. Op. Cit.. p. 110.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 31
En nuestra doctrina, Luis CORDERO VEGA ha señalado que "el rol de los jueces y del
control judicial implica una deferencia para con la pericia técnica administrativa, sien-
do la pericia en sí misma una limitación racional y profesional de la arbitrariedad".77
Por ello, "es la Administración y no los jueces, la que debe valorar adecuadamente
la información técnica, salvo que esta última violente los supuestos centrales de la
decisión, tales como los supuestos de hecho o de competencia normada".78 En conse-
cuencia, para el autor, la judicatura estaría sustituyendo a la Administración, al acoger
un recurso, y valorar "la documentación técnica, sin tener la idoneidad de diseño que
exige la Constitución".79
CORDERO V E G A , Luis, "Entre la deferencia, los estándares de control judicial y los procedimientos
77
administrativos. Comentarios a las sentencias sobre el caso 'Celco"', en Revista de Derecho Público,
Universidad de Chile, volumen 67,2005, p. 449.
78
Ibid., p. 453.
19
Ibídem.
80
Citado en GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 4 3 7 . El mismo García de Enterría nos
recuerda que a esta perspectiva, Adolf MERKL la llamó "principio de juridicidad" de la Administración,
reservando el nombre de "principio de legalidad" únicamente al juego procedente de la sola ley for-
mal. (Ibídem) En la doctrina nacional autores como Eduardo Soto Kloss, han seguido la nomenclatura
formal y sustantiva del "principio de juridicidad" con un contenido amplio, en los términos expresados
por HAURIOU. Señala en lo pertinente, este autor "Cuando se habla de juridicidad se evoca ' Derecho', y
en una neta y clara superación del término 'legalidad' (ley/parlamento) utilizado antiguamente, puesto
que se hace referencia al Derecho en toda su máxima amplitud de fuentes normativas, no sólo fuentes
legislativas/leyes, sino sobre todo Constitución, que es el estatuto fundamental de la sociedad política
de una nación", y todas las normas dictadas en su conformidad, incluidas sentencias, actos y contratos
administrativos, actos contralores, etc. (Op. Cit., pp. 2 2 - 2 3 ) .
32 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
81
Para una explicación en mayor desarrollo del paso de la vinculación negativa a la vinculación
positiva de la Administración a la Ley, ver GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., pp. 4 3 7 y siguien-
tes; VILLAR PALASÍ y VILLAR EZC URRA. Op. Cit., pp. 1 3 y siguientes: SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso,
Op. Cit.. p. 92; PAREJO ALFONSO. Luciano. Derecho Administrativo, pp. 111 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 33
82
MERKL, Adolfo, Teoría General del Derecho Administrativo, Comares, Granada, 2004, p. 217.
83
CASSESE, Sabino, Las bases del derecho administrativo, Instituto Nacional de Administración
Pública, Madrid, 1994, p. 39.
34 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
del problema, señalando que sólo en algunos casos existe tal libertad de elección, al
estar vinculada, por regla general, la actividad administrativa y, por otra, se sostuvo
que "para explicar los casos en los que existía tal libertad de elección, era necesario
recurrir a la discrecionalidad, cosa distinta de la autonomía".84
Esta concepción de la legalidad empieza a ser superada, en vista al nuevo rol de
la Administración Pública y de la nueva configuración de los poderes públicos a la
luz de las definiciones constitucionales modernas.
El Estado hoy en día no es un mero ejecutor de la ley, contrariamente debe ser
un actor principal en la satisfacción de los intereses generales. Por mandato cons-
titucional el Estado debe velar por el bien común, debe brindar el debido servicio
a la comunidad y debe actuar coordinada y eficazmente. Por tanto, los alcances y
límites de la actuación administrativa ya no pueden ser definidos exclusivamente
en base a su sujeción al principio de legalidad en su concepción de la vinculación
positiva. La razón de ser de la Administración está en el cometido de las funciones
que la definen.
Por otra parte, existe una evidente crisis en la tradicional concepción de la ley
como fuente formal reguladora de la vida social. En consideración a la complejidad
y rapidez de la vida económica y social, las leyes no pueden pretender regular en
detalle todas las manifestaciones de esta nueva realidad. La norma legal en atención
a la propia dinámica legislativa, es incapaz de anticipar con exactitud la pluralidad
de situaciones que debe enfrentar la Administración.
En este orden de ideas, resulta necesario tener presente que en Alemania, a partir
de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, se ha ido desarrollando una
nueva teoría llamada de la "esencialidad" o del "contenido sustancial"85, en virtud
84
Ibidem.
85
Señala Luciano PAREJO ALFONSO que la reacción en Alemania a la teoría tradicional, ha tenido
dos expresiones: la teoría de la "esencialidad", bajo la óptica del principio del Estado democrático, que
precisamente cuenta con un respaldo del Tribunal Federal Constitucional, y la teoría de una "reserva
de Administración", frente a la reserva de ley, la que siendo más discutida no parece haberse afianzado.
Con relación a la teoría de la esencialidad, la reelaboración que ha efectuado el Tribunal Constitucional
Federal alemán, ha sido resumida en los siguientes términos por el autor: "a) No es válido ya, por haber
quedado sobrevenidamente obsoleto, el fundamento originario de la reserva de ley (en el Estado libe-
ral de Derecho): la garantía de la sociedad -concebida de forma homogénea y distinguida netamente
del Estado- frente a las inmisiones en la esfera de la 'libertad y propiedad' de los ciudadanos, gracias
justamente a la intervención de los representantes de esa misma sociedad en el Estado. Y ello, entre
otras razones en las que no procede entrar, porque el legislador (el Parlamento) ha dejado de ser hoy
la única y verdadera garantía a tales efectos. La función constitucional de este instituto debe ser, pues,
distinta; ha de acomodarse a la realidad presente, b) La técnica de la reserva de ley debe reconvertirse,
en el Estado actual y desde el principio democrático, en un mecanismo constitucional de asignación de
competencia para la toma de decisiones, sin relación ya con la fórmula de 'propiedad y libertad' (espacio
este hoy perfectamente salvaguardado por los derechos fundamentales y las libertades públicas). En la
nueva interpretación, determinadas materias son reservadas al Parlamento por la Constitución en razón
de su intrínseca importancia para la colectividad; mayor importancia que demanda que las decisiones
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 35
de la cual, el parlamento sólo está obligado a regular los aspectos esenciales de cada
materia, quedando la regulación de los aspectos no esenciales a cargo de la Admi-
nistración. De este modo, la Administración es algo más que una mera ejecutora de
la ley. Evidentemente, cuando se trate de materias que digan relación con derechos
fundamentales, la regulación que hará el Parlamento será más exhaustiva, dejando
un margen de concreción mínimo para la Administración (reserva legal intensa o
fuerte).
En resumen, el principio de legalidad sigue siendo el fundamento y límite de
toda actuación administrativa; sin embargo, su función ha cambiado sustancial-
mente. Como ha señalado P A R E J O ALFONSO, este principio ha transitado desde la
vinculación positiva, a la denominada "dirección estratégica por la ley de la acti-
vidad administrativa".86
Continuación nota 8S
se tomen en ellas precisamente por los órganos estatales más idóneos o adecuados para ello en un
Estado democrático, tanto por su carácter directamente representativo, como por su funcionamiento
(deliberante y permisivo de la intervención, junto a la mayoría, de las minorías, y. por ello, favorecedor
de la transparencia en la toma de decisiones), es decir, por las asambleas parlamentarias o directamente
elegidas. Consecuencia obvia de esta nueva construcción es la legitimación de la intervención (incluso
decisoria) de la Administración en todas las materias no cubiertas por la reserva de ley así formulada".
(Administrar y juzgar: dos funciones constitucionales distintas y complementarias, Editorial Tecnos,
Madrid, 1993, pp. 77-78). Sin embargo, como ha expresado Eberhard SCHMIDT-ASSMANN, "este criterio
debe administrarse con suma cautela. Es cierto que es precisamente este criterio el que ya estaba presente
en los supuestos clásicos en que se ha manifestado la doctrina de la reserva de ley. En este sentido, cabe
decir que en perspectiva histórica la teoría de la esencialidad constituye un mero redescubrimiento, que
no hace sino poner de relieve la cohesión interna de la doctrina de la reserva de ley". (Op. Cit., p. 202).
De acuerdo a este autor, el criterio de la esencialidad puede ser objeto de dos críticas: por una parte,
este criterio desde el punto de vista dogmático carece de función propia, ya que si se lo entiende ais-
ladamente puede resultar muy indeterminado, "pudiendo dar lugar a resultados casuales determinados
por la actualidad, que, a su vez, pueden alimentar la especulación política"; y por otra, es un criterio
ambiguo, "ya que desplaza a todos ios demás criterios necesarios de naturaleza funcional, que atienden
a la cuestión decisiva de la adecuación de los distintos órganos para la adopción de determinadas deci-
siones. Así, por ejemplo, es seguro que cabría encontrar buenos argumentos para exigir que los valores
o niveles máximos (de contaminación, emisión de gases, etc.), tan habituales en el Derecho ambiental y
de la seguridad técnica, fuesen fijados de manera más precisa por el propio legislador. Pero el carácter
estático de la determinación de dichos valores o niveles se compadecería mal con la naturaleza dinámica
del progreso técnico o científico". (Op. Cit., pp. 202-203).
86
PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y juzgar, p. 97.
36 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
S7
En abono a nuestra interpretación, ya el profesor SOTO KLOSS había señalado que lo arbitrario
se daría en los elementos discrecionales: "es en la actualización de tales elementos donde se da la po-
sibilidad de ejercer esas potestades de un modo caprichoso, inmotivado o con motivaciones ajenas a
las previstas por la ley, o sea por darse allí la posibilidad de ejercer una voluntad no guiada ya por la
razón, esto es carente de racionalidad (...) Es en lo discrecional donde puede darse el arbitrio (...) es
allí donde cabe la arbitrariedad, es allí donde -por un uso carente de racionalidad- puede dictarse un
acto arbitrario o donde puede dejarse de actuar (existiendo el deber jurídico de actuar) e incurrir en una
omisión arbitraria". (El Recurso de Protección, Orígenes, Doctrina y Jurisprudencia. Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1982, pp. 189-190).
88
En este sentido resulta paradigmática la posición doctrinal de Tomás Ramón FERNÁNDEZ y su serie
de trabajos sobre el tema recopilados en el libro La Arbitrariedad de la Administración, ya citado.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 37
89
SOTO KLOSS, Eduardo, El Recurso de Protección, p. 188.
90
Ibid., pp. 188-189.
91
C E A EGAÑA, José Luis, Derecho Constitucional Chileno, tomo II, Ediciones Universidad Católica
de Chile, Santiago, 2003, pp. 633-634.
92
MADARIAGA GUTIÉRREZ, Mónica, Seguridad Jurídica y Administración Pública en el Siglo XX,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1993, p. 56. Conviene señalar también otros autores que han hecho
una somera referencia al concepto de arbitrariedad. Arturo FERMANDOIS entiende que los actos que no
llevan al fin son arbitrarios (Derecho Constitucional Económico, tomo I, Ediciones Universidad Católica
38 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
92
Continuación nota
de Chile, Santiago, 2 0 0 1 , p. 2 1 6 ) . Alejandro SILVA BASCUÑÁN expresa que la actuación es arbitraria, "en
cuanto se muestre injusta, fuera de la ley o de la razón". (Tratado de Derecho Constitucional, tomo IV,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1997, p. 145).
93
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 8 0 .
94
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., p. 85.
95
Ibid., p. 86.
96
Ibidem.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 39
que adopta la decisión y en un Estado de Derecho, no hay margen para el poder pura-
mente personal. Por ello, "Lo no motivado es ya, por este solo hecho, arbitrario".97
Pero, por otra parte, la decisión administrativa debe estar justificada objetiva-
mente, esto es, debe tener una fundamentación adecuada, constituyendo esto un
segundo nivel -como lo llama el autor- de distinción entre lo discrecional y lo
arbitrario. Así, lo arbitrario sería "lo que no aparece (por inexistencia de motiva-
ción o por motivación insuficiente) o no está debidamente fundado (en el material
incorporado al expediente a lo largo de la instrucción del procedimiento)", puesto
que "para no incurrir en arbitrariedad la decisión discrecional 'debe venir respal-
dada y justificada por los datos objetivos sobre los cuales opera' (Sentencia de 29
de diciembre de 1985)".98
Siempre en la doctrina española, Ignacio G R A N A D O H U E L M O ha señalado que
el denominado principio de interdicción de la arbitrariedad, por tratarse de una
norma constitucional99, más que un principio, un valor o una directiva, constituye
una "disposición directiva prohibitiva", ya que "en la norma de interdicción de la
arbitrariedad, tal y como la formula el artículo 9.3 de la Constitución, no queda
lugar a duda: si hay arbitrariedad, ésta queda prohibida por la Constitución".100
Sin embargo, Granado reconoce que la interdicción de la arbitrariedad en tanto
concepto jurídico, no es precisamente simple o fácilmente aprensible, por cuanto
se trata de un "concepto jurídico indeterminado que resulta preciso fijar para posi-
bilitar una adecuada aplicación de la norma. En otras palabras, la aplicación de la
norma constitucional de interdicción de la arbitrariedad supone una mera operación
de subsunción en cuanto que consiste en una disposición prohibitiva directa, pero
una subsunción que requiere una previa operación de fijación del concepto jurídico
indeterminado 'arbitrariedad' que la Constitución toma como supuesto de hecho
al que anuda la terminante consecuencia jurídica de su prohibición, y además, una
prohibición que la misma Constitución 'garantiza', tal y como expresamente esta-
blece el artículo 9.3 CE". 101
En la doctrina nacional, autores como M A R I N K O V I C , PFEFFER y NOGUEIRA, han
expresado que este principio "consiste esencialmente en que los actos de todos los
97
Ibid. p. 87.
98
lbid., p. 90.
99
En efecto, señala el artículo 9.3 de la Constitución Política Española: "La Constitución garantiza
el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las
disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica,
la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos".
100
GRANADO HUELMO, Ignacio, La interdicción constitucional de la arbitrariedad de los poderes
públicos, en Discrecionalidad administrativa y control judicial, Op. Cit., p. 136.
101
Ibídem.
40 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
102
MARINKOVIC, PFEFFER, NOGUEIRA, Derecho Constitucional, tomo I, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2002, p. 133.
103
REYES RIVEROS, Jorge, Op. Cit., p. 54.
m
Ib id, p. 56.
ALARCÓN JAÑA, Pablo, Discrecionalidad Administrativa,
105
Un estudio de lajurisprudencia chilena,
Editorial Jurídica ConoSur Ltda., Santiago, 2000, p. 20.
106
PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar yjuzgar, p. 3 7 . Y en lo pertinente continúa PAREJO señalan-
do: "El criterio de la racionalidad nada añade, en punto a precisión o concreción del contenido jurídico
(positivo), al principio anterior. De lo que se trata es, justamente, no tanto de dilucidar quién puede decir
que una regla o decisión es irracional, cuanto de determinar quién —conforme al orden constitucional-
está legitimado para definir la regla más racional de entre las permitidas por el espacio generado por la
discrecionalidad. En todo caso, no existe un canon único de racionalidad en las decisiones colectivas
complejas, que deben armonizar múltiples y contrapuestos intereses sociales. Y, además, la racionalidad
que puede invocar un Juez es exclusivamente la jurídica, con lo que se vuelve al principio del problema:
la escasa densidad de significación jurídica positiva del criterio". (Ibidem).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 41
1 0 7
FERMANDOIS V., Arturo, Op. Cit., p. 208.
42 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
108
PANTOJA BAUZA, Rolando, El Derecho Administrativo, Clasicismo y Modernidad, Editorial Ju-
rídica de Chile, Santiago, 1 9 9 4 , p. 2 4 9 . En lo pertinente, agrega PANTOJA, "mientras la jurisprudencia
administrativa ha circunscrito las exigencias del orden jurídico a la legalidad formal, el enjuiciamiento
judicial de los actos de la administración pública considera que la externalidad de los actos es una mera
forma que por si sola no revela su conformidad con las normas constitucionales y legales, sea porque
su contenido es abusivo, sea porque el fin que persigue la autoridad no se enmarca dentro de los cauces
prefijados por la ley, sea porque desconoce o desvirtúa los antecedentes de hecho en que hace descansar
la decisión tomada". (Ibídem).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 43
"función de las funciones", es decir, son las funciones que está llamada a realizar las
que determinan los otros elementos que la componen.109 En otras palabras, este tránsito
histórico ha significado un desplazamiento de la consideración de la Administración-
Poder, a la de Administración-Función.
En este mismo orden de ideas, SÁNCHEZ MORÓN señala que la Administración es
una institución pública que se singulariza y se legitima por su función de servicio de
los intereses generales, por tanto, hoy la construcción dogmática del derecho admi-
nistrativo debe partir de esta definición constitucional.110
En este nuevo contexto constitucional, la discrecionalidad no es por tanto una
excepcionalidad o una disfunción del ordenamiento que es necesario reducir o aun
eliminar, sino contrariamente es un instrumento indispensable para el logro de los
objetivos colectivos o de interés general encomendados a la Administración.
En términos aún más categóricos, destacados exponentes de la doctrina italiana
han señalado que "la actividad administrativa -pero lo mismo se puede decir respecto
de la organización, el personal y la hacienda- es únicamente actividad discrecional,
algunas de cuyas circunstancias aparecen regladas. Y es discrecional porque implica
la elección entre varias soluciones posibles".111
Pero lo importante a tener en cuenta, como ha señalado SÁNCHEZ MORÓN, es que
en definitiva la discrecionalidad administrativa tiene también un fundamento consti-
tucional en el Estado social y democrático de Derecho, "pues dadas las limitaciones
naturales de la ley -es decir, de la capacidad real de los Parlamentos para regular toda
la realidad social- sólo los Gobiernos y Administraciones públicas pueden ser los
titulares del poder de decisión que aquélla conlleva, ya que cuentan con la legitimidad
democrática y la capacidad funcional o profesional necesaria y son responsables de
sus actos ante los ciudadanos y ante el resto de los poderes públicos".112
109
CASSESE, Sabino, Op. Cit., p. 22.
110
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 99.
111
CASSESE, Sabino, Op. Cit., p. 344.
112
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Derecho Administrativo, p. 89.
44 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos v garantías
que esta Constitución establece".
En otras palabras, la razón de ser del Estado y en particular de la Administración
desde el punto de vista de su finalidad, es el bienestar común, la satisfacción de los
intereses generales.
En una ponencia titulada "Estado Democrático de Derecho y Administración
Pública", el profesor Osvaldo OELCKERS hizo agudas observaciones sobre la relación
entre la finalidad de la Administración y el principio de legalidad. En efecto, señalaba
el profesor, que el principio de legalidad siendo un valor político, constitucional y
administrativo, no necesariamente coincide con el Estado Democrático de Derecho.
"La Administración y sus funcionarios no existen para cumplir la ley, sino para satis-
facer los intereses generales, finalidad esta que es la razón de ser de la Administración
en un Estado Democrático de Derecho y que debe cumplirse con sumisión plena a la
ley y al Derecho. Pero el respeto a la legalidad no es el fin ni la razón de ser, sino el
límite y el medio de actuación de las administraciones públicas".113 En este mismo
orden de ideas, MUÑOZ MACHADO ha señalado que la "Administración no es otra cosa
que una compleja organización al servicio del interés general (...) de modo que tiene
buena lógica que el legislador le deje márgenes de libertad para decidir como ejecuta
su función esencial".114
Ahora bien, con relación a la conformación del interés público, resulta necesario
establecer algunas precisiones, a fin de situar correctamente el ejercicio de las facul-
tades discrecionales por parte de la Administración, particularmente a la luz de las
relaciones entre el poder ejecutivo y el legislativo. En otras palabras, establecido que el
bien común debe ser siempre el fin determinante de la actuación administrativa, cabe
preguntarse quién debe decidir o concretar, en definitiva, caso a caso, lo que convenga
a los intereses generales, esto es, si el legislador o la Administración. Claramente deben
distinguirse dos hipótesis. Existirán casos en que la previsión normativa resulta ser
suficientemente exhaustiva, de modo que lo que debe entenderse por interés público
está de antemano establecido en la norma. Por tanto, en estos casos la Administración
realizará el interés público ejecutando lo que la norma indica concretamente. Estamos
en los casos de actuación reglada de la Administración.
Sin embargo, existen otras situaciones -probablemente más numerosas- en que, o
bien la previsión normativa es general o abstracta y por tanto exige de la Administración
su concreción en sede aplicativa (o interpretativa de modo que para algunos autores
esto sería propiamente una hipótesis de conceptos jurídicos indeterminados), o bien la
norma remite expresamente a la Administración el determinar lo que deba entenderse
por interés público o general. Estos serían los casos de actuación discrecional.
113
OELCKERS, Osvaldo, Estado Democrático de Derecho y Administración Pública, XVIII Jomadas
Chilenas de Derecho Público, Universidad de Concepción, 1987, p. 186.
" 4
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 507.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 45
115
SÁNCHEZ M O R Ó N , Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 109. En este orden de ideas, en
nuestra doctrina Sandra PONCE DE LEÓN SALUCCI ha llamado la atención acerca del carácter ilusorio de
la pretensión de querer "agotar en cualquier momento el ámbito completo de la discrecionalidad. La
necesidad de apreciaciones de circunstancias singulares, la estimación de la concreta oportunidad en el
ejercicio del poder público, es indeclinable, y ello alimenta inevitablemente la técnica del apoderamiento
discrecional. Hay por ello potestades que en sí mismas son y no pueden dejar de ser en buena parte
discrecionales, por su propia naturaleza; así, la potestad reglamentaria o la potestad organizativa, o las
potestades directivas de la economía o, en general, todas aquellas que implican ejercicio de opciones
respecto de soluciones alternativas válidas. Todo esto no es mecanizable en fórmulas fijas y regladas. Es
más: la atribución a la Administración de muchas funciones se hace buscando justamente para su gestión,
la estimación subjetiva de la oportunidad que la técnica de la discrecionalidad permite y sólo por ello".
(Discrecionalidad y Técnica en la Administración Moderna, Tesis para optar al grado académico de
Magíster en Derecho Público con Mención en Derecho Constitucional, Pontificia Universidad Católica
de Chile, Santiago, 1999, p. 180).
116
VILLAR PALAS! y VILLAR EZCURRA, O p . C i t . , p . 1 6 .
117
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 514.
46 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
118
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 106.
119
Como se sabe, el inciso segundo del precepto constitucional citado, señala: "Su autoridad se
extiende a todo cuanto tiene por objeto la conservación del orden público en el interior y la seguridad
externa de la República, de acuerdo con la Constitución y las leyes". Al respecto ha expresado el profesor
Rolando PANTOJA, que, "estas potestades generales (de Gobierno y ejecución de las leyes) derivadas de
la posición del Primer Mandatario en el país, que traduce su investidura de titular de las actividades de
gobierno y de Administración, se originaban y se generan en esa autoridad plena que las Cartas Cons-
titucionales le reconocieron y reconocen para asegurar el orden público en el interior y la seguridad
exterior de la República, de acuerdo con la Constitución y las leyes, como lo expresó el artículo 81, en
1833, y el artículo 71, en 1925, reproducidos en el artículo 24, inciso 2 o , de la Constitución de 1980".
Esta potestad general de carácter discrecional, sancionada por el constituyente como exclusiva del Pre-
sidente de la República, fue explicada por don Jorge HUNEEUS diciendo que su razón de ser se hallaba
en que "no siendo dable precisar todos los casos que pueden requerir, sea medidas de gobierno, sea de
Administración, que son en algunos momentos absolutamente indispensables, cuidó la Constitución
de consignar un precepto tan general como el artículo 81, que le permite, justamente, adoptar todas las
medidas que sean necesarias para proveer al orden público interno y a la seguridad externa del país, con
la sola condición de que se respeten los derechos de las personas, las atribuciones de los otros poderes
públicos y las leyes vigentes". (El Derecho Administrativo, Concepto, características, sistematización,
prospección. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1996,pp. 99-100).
120
D E OTTO, Ignacio, Derecho Constitucional, Sistema de fuentes, Ariel, Barcelona, 1998, p. 222.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 47
todas aquellas materias que no sean propias del dominio legal (potestad reglamentaria
autónoma), sin perjuicio de la facultad de dictar los demás reglamentos, decretos
e instrucciones que crea convenientes para la ejecución de las leyes (potestad re-
glamentaria de ejecución). Por tanto, la potestad reglamentaria del Presidente de la
República, "es discrecional, pues el Presidente puede dictar los reglamentos y decretos
que estime convenientes para ejecutar la ley o administrar el Estado".121
La Constitución ha establecido un claro reforzamiento de la potestad reglamentaria,
que se manifiesta en la consagración del sistema de dominio máximo legal (artículo
63), situando en la potestad reglamentaria la norma de clausura del ordenamiento.
Asimismo, la Constitución estableció las leyes de bases, con lo que se entrega al legis-
lador sólo la dictación de las normas básicas, dejando al Poder Ejecutivo su desarrollo
y pormenorización. Por último, la Constitución consagró la potestad reglamentaria
autónoma en virtud de la cual el Presidente de la República puede dictar "decretos
o reglamentos en virtud de los poderes propios que la Constitución le otorga, con
prescindencia de si existe o no ley al respecto que ejecutar".122
Por tanto, dado que en nuestro ordenamiento la ley no agota el campo de la regu-
lación normativa, la potestad reglamentaria constituye hoy un importante instrumento
constitucionalmente habilitado para el desarrollo de las potestades discrecionales de
la Administración.
Principio de eficiencia
Como ha señalado SCHMIDT-ASSMANN, el principio de eficiencia se ocupa de la
relación existente entre los costes asumidos en medios y recursos, y el fin perseguido,
expresado en el beneficio o éxito. Expresa el autor que "el contenido mínimo de este
121
CARMONA SANTANDER, Carlos, "Tres problemas de la potestad reglamentaria: legitimidad, inten-
sidad y control", Revista de Derecho Consejo de Defensa del Estado, N° 3, Santiago, 2001, p. 30. Así
también lo han reconocido GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ: "La potestad reglamentaria es, en efecto,
una potestad discrecional; es decir, un poder configurado de tal modo que en su concreto ejercicio la
Administración titular del mismo goza de una libertad de elección, mayor o menor, para adoptar sus
determinaciones". (Op. Cit., p. 202).
122
CARMONA SANTANDER, Carlos, Op. Cit., p. 32.
48 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
123
SCHMIDT-ASSMANN, Eberhard, Op. Cit., p. 353.
124
CALDERA DELGADO, Hugo, Op. Cit., tomo I, p. 120.
125
CASSESE, Sabino, Op. Cit., p. 371.
126
REYES RIVEROS, Jorge, Op. Cit., pp. 57-58.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 49
Principio de eficacia
Como ha señalado SCHMIDT-ASSMANN, el principio de eficacia se centra en el fin y
no en los costes129. En esta línea, el profesor Osvaldo OELCKERS ha señalado que el
principio de eficacia "supone una adecuada individualización de los fines de la acción
administrativa en el proceso de elaboración de las decisiones y la correcta consecu-
ción y logro de dichas finalidades con los medios que franquea el derecho".130 Para
OELCKERS la eficacia constituye uno de los principios informadores de la actuación
administrativa desde la constitucionalización del Estado Social y Democrático de
Derecho.131
127
Ibídem.
128
REYES RIVEROS señala que esta auditoría operativa o de las tres E, supone: "la eficacia, es decir,
el cumplimiento de las metas previstas en el plazo determinado; la economicidad, esto es, la obtención
de los recursos necesarios para la realización de las metas, en los mejores términos de oportunidad, y la
eficiencia propiamente tal, que significa el empleo óptimo de los recursos disponibles para alcanzar las
metas propuestas sobre la base de la ecuación costo-resultado". (Op. Cit., p. 5 9 ) . Luciano PAREJO ALFONSO,
ha señalado que "la eficacia postulada de la Administración es precisamente una eficacia eficiente. De
donde se sigue obviamente también que el empleo de los recursos ya asignados debe realizarse igualmente
de modo eficiente, lo que postula el empleo de todos los recursos necesarios, pero sólo los indispensables
para producir los resultados programados normativamente". (Derecho Administrativo, p. 411).
129
SCHMIDT-ASSMANN, Eberhard, Op. Cit., p. 3 5 3 . En este mismo sentido, enfocado el principio a la
luz del procedimiento administrativo, véase BREWER CARIAS, Op. Cit., pp. 4 3 y sig.
130
OELCKERS, Osvaldo, Principios orientadores de la actuación administrativa de un Estado So-
cial y Democrático de Derecho, XX Jornadas Chilenas de Derecho Público, Edeval, Valparaíso, 1990,
p. 423.
131
En sentido similar Luciano PAREJO ALFONSO, "la Administración, teniendo por misión la ejecución
de los programas normativos correspondientes, se justifica constitucionalmente en la realización del
interés general definido en tales programas. En cuanto sujeto y en cuanto actividad ha de ser necesaria-
mente, pues, eficaz. El principio de eficacia es, por ello, uno de los que enumera el artículo 103.1 CE al
establecer el estatuto de la Administración en su doble faceta de organización y de actividad". (Derecho
Administrativo, p. 411).
50 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Por su parte, Hugo CALDERA ha señalado que, si bien los principios de eficien-
cia y eficacia están relacionados, existe una diferencia esencial entre ambos, pues
mientras la eficiencia atiende a la idoneidad del personal y la rapidez en la ejecución
de los trámites, la eficacia mira el resultado global de la gestión desarrollada por
el servicio.132
Este principio está consagrado en los artículos 3o inciso 2o y 11 inciso 2o de la
Ley N° 18.575 sobre Bases Generales de la Administración del Estado. La primera
norma señala en lo pertinente que la Administración del Estado deberá observar el
principio de eficacia, entre otros. El segundo precepto citado dispone: "El control se
extenderá tanto a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de los fines y objetivos
establecidos, como a la legalidad y oportunidad de las actuaciones".
Principio de coordinación
Siguiendo a Hugo CALDERA, podemos definir el principio de coordinación como
aquel que "atañe a la disposición metódica y racional de las actividades que desarrollan
los órganos administrativos, individualmente y en su conjunto, para el cumplimiento
más eficiente y eficaz de la función administrativa y la mayor satisfacción de las
necesidades colectivas a cargo del Estado, con el menor costo financiero y social
posible".133
Como se puede constatar, la coordinación forma una tríada indisoluble junto a la
eficiencia y la eficacia, como principios de actuación de la Administración.
En palabras de Osvaldo OELCKERS, la coordinación se expresa en la coherencia de
la construcción del complejo organizativo y de su eficaz funcionamiento, conforme
a sus normas constitutivas. La coordinación "apunta siempre a una ponderación de
la relación existente entre los medios de que dispone la Administración y los fines
que ésta se ha propuesto alcanzar".134
PAREJO ALFONSO ha señalado que el principio de coordinación es esencial en
materia organizativa, "en cuanto alude a la condición precisa para que toda orga-
nización pueda existir como sistema finalista, es decir, como unidad de actuación
para la gestión de determinados intereses públicos en función de determinados
intereses".135 Por ello, su finalidad es "evitar la entropía de la organización, siendo,
pues, un principio de conservación continuada de la coherencia del sistema en que
ésta consiste".136
132
CALDERA DELGADO, Hugo, Op. Cit., tomo I, p. 120.
133
CALDERA DELGADO, Hugo, Op. Cit., tomo I, p. 121.
134
OELCKERS, Osvaldo, Principios orientadores de la actuación administrativa de un Estado Social
y Democrático de Derecho, p. 425.
135
PAREJO ALFONSO, Luciano, Derecho Administrativo, p. 410.
136
Ibid., p. 411.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 51
137
PONCE DE LEÓN SALUCCI, Sandra, Op. Cit., p. 181. Véase en este mismo sentido, la opinión de
Jorge REYES, Vide infra, p. 82.
52 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
138
SILVA CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo Chileno v Comparado, Actos, Contratos y Bienes,
p. 65.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 53
Patricio AYLWIN señala que los actos discrecionales son "aquellos autorizados por
la ley, pero sin señalar los motivos que lo determinan".139
Estaremos en presencia de un acto discrecional cuando predominan en él los
elementos discrecionales por sobre los reglados, pues, señala el autor, superada ya la
antigua doctrina, no puede afirmarse de un modo absoluto que un acto sea puramente
reglado o puramente discrecional.
Para el profesor AYLWIN, aun los actos discrecionales estarán regulados en cuanto a
su objeto y su fin, aunque este último elemento del acto no está expresado por la ley y
se pueda colegir de su espíritu. Por tanto, los actos discrecionales "son susceptibles de
ser controlados jurisdiccionalmente y por otra parte, generar responsabilidad jurídica,
en la medida que la autoridad encargada de ejecutarlo vaya más allá de los límites
que le impone esta regulación".140
139
AYLWIN AZOCAR, Patricio, Derecho Administrativo, tomo II, Editorial Universitaria, Santiago,
1960, p. 86.
140
Ib id., p. 87.
141
SOTO KLOSS, Eduardo, Derecho Administrativo, tomo II, p. 55.
142
Ibídem.
54 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
143
CALDERA, Hugo, Op. Cit.. tomo II, p. 153.
144
lbid.. p. 178.
145
Ibidem.
146
lbid.. p. 179.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 55
Lo cierto es que los límites constitucionales que el autor señala, v. gr. respeto a
los principios establecidos en los artículos 6° y 7° de la Constitución, respeto a los
derechos y libertades esenciales de toda persona, etc., no son propios y exclusivos de
la discrecionalidad, sino comunes y evidentes para toda la actuación administrativa
sea ésta reglada o discrecional.
147
REYES RIVEROS, Jorge, Op. Cit., p. 34.
148
Ibid. pp. 33-34.
»«Ibid, pp. 52-53.
56 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
por intermedio del principio de juridicidad. Por ello, "la libertad de elección de
la Administración, ante diversas alternativas, no significa que la que elija quede
al margen del principio de juridicidad. Dicho de otra manera, el ejercicio de una
facultad discrecional importa la posibilidad de elección entre dos o más opciones
que se ajustan a Derecho". 150
150
Ibid.. p. 53.
151
RODRÍGUEZ ELIZONDO, José. Protección Jurisdiccional de ¡os Administrados, El Exceso de Poder,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1961, p. 88.
152
Ibid, pp. 88-89.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 57
153
CEA EGAÑA, José Luis, "Hermenéutica Constitucional, Soberanía Legal y Discrecionalidad Ad-
ministrativa", Revista Chilena de Derecho, volumen 11, Santiago, 1984, p. 8.
154
Ibídem.
155
C E A EGAÑA, José Luis, Teoría de! Gobierno. Derecho Chileno Y Comparado, Ediciones Univer-
sidad Católica de Chile, Santiago, 2000, p. 218.
156
/ W . pp. 218-219.
157
En efecto, señala el profesor CEA que diversos ejemplos "demuestran que la realidad es compleja,
con múltiples circunstancias que tornan difícil decidir en términos simples, de blanco o negro, sin
matices intermedios. Muchas veces, el ordenamiento jurídico es tan prolijo y completo que lo regula
casi todo, reduciendo mucho la discrecionalidad. Pero en numerosas ocasiones - s e a deliberadamente
o sin voluntad de hacerlo a s í - lo cierto es que las normas positivas resultan ser incompletas, insufi-
cientes ambiguas o, lisa y llanamente, depositantes en la autoridad de la facultad de desarrollarlas en
58 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
propósito de la ilegalidad por ausencia de motivos legales, el control del juez puede
recaer sobre las condiciones -motivos- que establece la norma para que la Admi-
nistración pueda actuar. Señala Pierry, "es aquí donde aparece el control sobre la
discrecionalidad, entendido como una restricción de su campo llevada a cabo por
el juez, éste puede ir ampliando los casos de competencia reglada, disminuyendo y
restringiendo de este modo el poder discrecional. Se crea, así, un verdadero poder
reglado jurisprudencial"163. La jurisprudencia ocupa un importante rol en el derecho
administrativo, en razón de lo cual "es aceptable que paralelamente a la ley haya
una reglamentación jurisprudencial de los motivos que sirvan de base a ciertos actos
administrativos. Así, si la ley nada ha señalado sobre los motivos por los cuales
una decisión puede ser tomada, la jurisprudencia, en ciertos casos, interpretando
el sentido general de la ley y del ordenamiento jurídico, puede establecerlos ella
misma".164
Por supuesto, esto no significa que la discrecionalidad desaparezca, en primer
lugar, porque se tratará de situaciones excepcionales, y en segundo término, porque
se trata de aceptar que el concepto de legalidad incluye a la jurisprudencia; luego,
para determinar si la Administración tiene facultad para obrar en un determinado
sentido, debe estudiarse lo que al respecto ha establecido la jurisprudencia. Pero en
último término, los motivos legales establecidos por el juez, "pueden ser modificados
por disposiciones administrativas de carácter reglamentario".165
167
lbid.. p. 47.
168
Ibidem.
169
PONCE DE L E Ó N SALUCCI, Sandra, Op. Cit., p. 66.
110
lbid. p. 174.
171
Ibidem.
172
lbid.. p. 176.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 61
Por otra parte, nuestra doctrina también está conteste en el hecho de que no
existen actos pura o enteramente discrecionales, pues siempre existirán elementos
de la potestad que deben ser necesariamente reglados, v. gr. competencia del órgano
decisor.
También hay coincidencia en el hecho básico de que un acto con contenido o
preferentemente discrecional, puede y debe ser controlable judicialmente. Sin em-
bargo, cuando se trata de determinar cuáles son los elementos de la potestad que
pueden ser fiscalizados judicialmente, nuestra doctrina separa aguas radicalmente.
En efecto, autores como C E A EGAÑA y MADARIAGA, piensan que el control judicial
puede extenderse, a más de los elementos reglados de la potestad, al examen del
mérito, conveniencia u oportunidad de la decisión administrativa. En contra de lo
señalado, el profesor Pierry sostiene que el control jurisdiccional sólo puede recaer
sobre los elementos reglados del acto discrecional, quedando excluido el control de
mérito u oportunidad del acto, por cuanto en su "aspecto discrecional" el acto "no es
susceptible de control alguno".
Finalmente, es dable constatar que nuestra doctrina se ha mantenido más bien en
un plano de abstracción conceptual, limitándose a definir los elementos configurado-
173
Ibídem.
174
Ibídem.
62 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
5.2. La disputa doctrinal española acerca del alcance y límites del control
jurisdiccional de la discrecionalidad administrativa
175
Así, ha señalado César CIRJANO V E L A , que "esta controversia ha cobrado una especial signi-
ficación en los últimos años, pues tras la entrada en vigor de la Constitución de 1978 parecía que
las aguas se encontraban calmadas y, sin embargo, en los años 90 ha rebrotado una discusión que
sin lugar a dudas ha dado nuevos bríos y energías a nuestro Derecho administrativo, tan necesitado
como estaba de este tipo de intercambio de ideas y puntos de vista, especialmente en materias que
al menos aparentemente no se habían visto tan afectadas como otras por las tres grandes trans-
formaciones que han tenido lugar en nuestro país en las últimas décadas: la aprobación de una
Constitución democrática, la descentralización del Estado y nuestro ingreso en las Comunidades
Europeas". (Op. Cit., p. 60).
176
Por supuesto otro destacado autor que ha profundizado en esta línea doctrinal, es Eduardo
GARCÍA DE ENTERRÍA, quien además tiene el mérito de haber iniciado los estudios relativos a las
inmunidades del poder y la necesidad de su paulatina reducción al derecho, con una célebre con-
ferencia recogida en una publicación en el año 1962, titulada precisamente "La lucha contra las
inmunidades del Poder en el derecho administrativo", con posteriores y sucesivas reediciones por
Editorial Civitas. Madrid.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 63
177
Como ha señalado muy acertadamente Ignacio G R A N A D O HIJELMO, "ambas interpretaciones, par-
tiendo de un planteamiento administrativo y procesal, es decir, de Derecho Público subconstitucional,
conducen a la postre a un planteamiento estrictamente constitucional que, para la primera postura, se basa
en la cuestión de la interdicción de la arbitrariedad como última criterio y suprema técnica de control
de la discrecionalidad administrativa y, para la segunda, se fundamenta en la cuestión de los límites y
los contrapesos de los distintos poderes públicos, minimizando la trascendencia de la interdicción de la
arbitrariedad". (Op. Cit., p.176).
178
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., p. 85.
179
lbid. p. 87.
64 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
180
Ibídem. Por otra parte, y a continuación, Tomás Ramón FERNÁNDEZ hace presente que la exigencia
de motivación ha sido recogida expresamente por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español.
En efecto, en sentencia constitucional de 17 de junio de 1981, se ha señalado que la motivación no es
"sólo una elemental cortesía, sino un riguroso requisito del acto de sacrificio de derechos", así como
"una garantía elemental del derecho de defensa, incluida en el haz de facultades que comprende el de-
recho fundamental a la tutela judicial efectiva, a obtener una resolución fundada en Derecho (Sentencia
constitucional de 11 de julio de 1983)".
181
Ibid., p. 92. En este sentido, reconoce FERNÁNDEZ que la presunción de legalidad de los actos
administrativos tiene una finalidad, consistente en asegurar la ejecutividad de los actos y evitar su para-
lización por la simple oposición del particular, pero una vez que se ha impugnado el acto y se ha iniciado
el proceso, el problema de la carga de la prueba debe regirse "por las reglas procesales generales y no
por una presunción que ha agotado previamente sus efectos propios". Lo mismo ha de decirse respecto
de la valoración de la prueba, pues, "negar esto es negar el proceso mismo o, lo que es igual, la con-
creta configuración que al proceso contencioso-administrativo quiso dar la Ley Jurisdiccional de 27 de
diciembre de 195Í6 como un auténtico proceso de primera instancia". (Ibid.. pp. 92-93).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 65
182
Ibid, pp. 9 6 - 9 7 . Reconoce, eso sí, FERNÁNDEZ a continuación, "que sólo la actuación específica
y exclusivamente política en el sentido que también explicó hace veinticinco años GARCÍA DE ENTERRÍA,
está más allá de ese sometimiento pleno a la ley y al Derecho y puede en ese sentido considerarse ente-
ramente libre en el marco, claro está, de la Constitución".
183
Ibid., p. 99.
184
Ibid., p. 100.
66 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
ser plausible, congruente con los hechos de los que necesariamente ha de partirse,
sostenible en la realidad de las cosas y... susceptible de ser comprendida por los ciu-
dadanos, aunque no sea compartida por todos ellos".185
La Administración debe dar cuenta de sus actos, debe explicar las razones que
esgrime para la adopción de una determinada decisión que afecta no ya sólo a un in-
dividuo sino a la comunidad, por tanto, el juzgamiento es una garantía esencial en un
Estado de Derecho. Pero, señala FERNÁNDEZ, "juzgar a la Administración es también
algo distinto y algo más que eso: juzgar a la Administración contribuye a administrar
mejor"186, pues ésta se obliga a analizar mejor las alternativas que tiene, evitando la
improvisación y la arbitrariedad. Sin embargo, FERNÁNDEZ enfatiza que esta afirmación
no debe llevar a confundir las dos funciones, pues juzgar no es administrar, es sólo
una ayuda al logro de los fines institucionales de la Administración.
Ahora bien, señala FERNÁNDEZ, que desde el punto de vista constitucional, la última
palabra no la tiene ni el juez ni la Administración, sino el Derecho. La Administración
puede elegir libremente cuando es la ley la que le concede ese margen de libertad,
pero la elección es entre opciones legalmente indiferentes, pero no entre indiferentes
jurídicos. "Indiferente jurídicamente no hay nada a priori en un Estado material de
Derecho, que reconoce un orden de valores preexistente y se ordena a su efectiva
realización".'87
Dado que la Administración debe actuar con sometimiento pleno a la ley y al
Derecho, FERNÁNDEZ, discrepando de PAREJO, señala que todas las decisiones de la
Administración, incluidas las discrecionales, son susceptibles de control judicial y
este control no es de mera legalidad sino de juridicidad.188
185
Ibid.. p. 165.
186
ibid.. p. 136.
1X7
Ibid.. p. 155.
188
Esta capital distinción ya había sido señalada por Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA, en su momento,
al expresar que, "la Administración está sometida no sólo a la ley, sino también a los principios generales
del Derecho, y ello por una razón elemental, porque la Administración no es señor del Derecho, como
puede pretender serlo, aunque siempre será parcialmente el legislador. La Administración no es un poder
soberano, sobre esto hemos de insistir, y por esta simplísima razón no puede pretender apartar en un caso
concreto, utilizando una potestad discrecional, la exigencia particular y determinada que dimana de un
principio general del derecho operante (dentro de la comunidad que se contempla) en la materia de que se
trate. La ley que ha otorgado a la Administración tal potestad de obra no ha derogado para ella la totalidad
del orden jurídico, el cual, con su componente esencial de los principios generales, sigue vinculando
a la Administración". (La lucha contra las inmunidades del Poder, pp. 43-44). Sin embargo, Miguel
SÁNCHEZ M O R Ó N , atendido el carácter abstracto de los principios generales de) derecho, ha cuestionado
que éstos puedan cumplir una función de vinculación positiva de la Administración. En efecto, señala el
autor que "carecería de sentido hablar de una suerte de vinculación 'positiva' de la Administración a los
principios generales del derecho, pues no se ve cómo estos principios pueden cumplir por sí mismos una
función habilitante. No sólo eso, sino que dado su carácter abstracto, difícilmente la mera invocación de
los principios conducirá a imponer una solución determinada para un supuesto de hecho concreto. Esta
consecuencia podrá alcanzarse excepcionalmente (por ejemplo, en aplicación del principio de igualdad.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 67
192
lbid, p. 22.
193
Ibidem. Miguel SÁNCHEZ MORÓN, concordando con PAREJO ALFONSO, también ha señalado que
en definitiva "el problema que se plantea es hasta dónde y en virtud de qué criterios (en cualquier caso
jurídicos) pueden los órganos del Poder Judicial controlar, revocar, anular y, en su caso, sustituir la inicial
decisión gubernativa o administrativa". Y llama la atención este autor sobre los "problemas de legitimidad,
capacidad de acierto y responsabilidad que comportaría trasladar la potestad decisoria discrecional de
los Gobiernos y Administraciones a los jueces". (Discrecionalidad administrativa, pp. 14-15).
1<w
lbid., pp. 48 y sig. En este mismo orden de ideas Sánchez Morón, quien expresa que en relación a
la actuación administrativa, la función del Poder judicial, esto e s j u z g a r y hacer ejecutar lo juzgado, "se
traduce en una tarea de control, pero estrictamente de un control de legalidad". En todo caso, conviene
tener presente que este autor entiende este control de legalidad como un estricto control de derecho, de
"naturaleza estrictamente jurídica, que sólo puede realizarse con parámetros jurídicos y que no puede
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 69
194
Continuación nota
abocar a otro tipo de decisión que no sea la de imponer el respeto de los límites jurídicos de la acción
administrativa". (Op. Cit., pp. 155-156).
195
Ibid.. p. 58.
196
Ibid., p. 59.
184
Ibid., p. 100.
70 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Ahora bien, con relación a los cambios que se han operado en la concepción de
la reserva de ley, el autor hace patente que la aplicación estricta de ésta determina
el colapso del sistema estatal, por imposibilidad de cumplimiento de los requeri-
mientos del Estado de Derecho, particularmente en lo que se refiere a la actividad
de fomento y la prestacional. De este modo PAREJO recuerda que hoy en la doctrina
alemana, por ejemplo, se habla de la teoría de la "esencialidad", e incluso de una
"reserva de Administración", lo que en términos generales implica que sólo son
objeto de reserva al Parlamento, determinadas materias en razón de su importancia
para la colectividad.
En el plano de la reivindicación de la discrecionalidad administrativa, PAREJO
hace presente que la ley formal no garantiza una programación o vinculación
positiva tipo u homogénea de la Administración en todos los sectores de la vida
social en la que debe actuar. Por tanto, ha operado una evolución en la concepción
de la vinculación de la Administración a la ley, que el autor denomina de tránsito
de una vinculación positiva a una vinculación estratégica de la Administración. La
Administración es un poder dotado de legitimación democrática propia e indirecta,
que "se agota en la servicialidad eficaz y objetiva y, por tanto, en la satisfacción
del interés general", y es, por tanto, el poder público más idóneo para la decisión
y la acción en "contextos sociales complejos, tecnificados y variables".
Para el autor, en definitiva "el fundamento y el fin institucionales de la Adminis-
tración pública residen en la satisfacción de los intereses sociales generales".198
Ahora bien, esclarecidas las funciones constitucionalmente asignadas a ambos
poderes del Estado, a saber, el poder judicial y el poder administrativo, es posible
establecer para el autor el alcance del control judicial y particularmente la sustitui-
bilidad o no de la decisión administrativa por la judicial. Al respecto señala PAREJO
ALFONSO, que cuando la ley establezca una vinculación positiva suficientemente
determinante para la actuación administrativa, de manera que ésta sea meramente
interpretativo-aplicativa o reglada, "el control judicial puede y debe ser capaz de
reproducir íntegramente, en el contexto de su función propia, la fase de interpre-
tación y aplicación y, por tanto, no sólo de anular la decisión administrativa, sino
también de sustituir ésta por otra judicial". Sin embargo, cuando se ha trasladado
a la Administración la competencia para la creación de la regla jurídica, "de modo
que la acción administrativa no se limita a una mera interpretación aplicación de
reglas preexistentes, sino que su propia voluntad (y no la de la ley superior o de la
norma general previa) es la que genera, legítimamente, una regla nueva, el control
judicial subsecuente no puede reproducir exactamente la actuación administrativa,
por desbordar tal reproducción el ámbito de su función propia; debe limitarse a
reproducir los extremos o aspectos formalizados o reglados (en el sentido de regu-
198
Ibid, p. 98.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 71
199
lbid., p. 117.
200
ATIENZA, Manuel, Op. Cit., p. 2.
72 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
201
ATIENZA sintetiza la tesis de FERNÁNDEZ, en los siguientes términos: 1 ) Todas las decisiones de
la Administración son susceptibles de control judicial, incluidos los actos discrecionales. 2) Los actos
discrecionales de la Administración, puesto que no pueden ser arbitrarios, deben estar motivados, es
decir, deben estar basados en razones y no ser la mera expresión de la voluntad de del órgano que los
dicta; esas razones no deben ser contrarias a la realidad, es decir, no pueden contradecir los hechos
relevantes de la decisión (los "hechos determinantes"); entre esas razones y la decisión debe existir
una relación de coherencia. 3) El control judicial de los actos discrecionales (que no es un control
de mera legalidad, sino de juridicidad, pues la última palabra la tiene el Derecho, no simplemente la
ley) se ejerce precisamente en relación con los tres aspectos anteriores. Lo que el juez debe controlar
es, por tanto, que existen esas razones, que las mismas no contradicen los "hechos determinantes" de
la realidad, y que resultan congruentes con la decisión (con el acto discrecional). 4) El resultado de
ese control (cuando el acto sometido a examen no supera el anterior test de racionalidad) puede ser:
normalmente, la anulación del acto, y excepcionalmente la sustitución de la decisión administrativa
discrecional por una decisión judicial, lo que sólo podrá tener lugar si: a) al final del proceso (es
decir, en el momento de la toma de decisión por parte del juez) sólo es posible una única solución
(el margen de discrecionalidad se habría reducido por tanto a cero), y b) de esta manera se restablece
una situación jurídica individualizada o, dicho de otra manera, se garantiza la efectividad de la tutela
judicial. (Op. Cit., pp. 2-3).
202
Ibíd., p. 4.
203
Ibid.. p. 7.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 73
207
PAREJO, Alfonso Luciano, Derecho Administrativo, p. 630.
208
PIERRY ARRAU, Pedro, Op. Cit., p. 164.
209
Ibídem.
210
REQUENA LÓPEZ, Tomás. Ideas en torno a una expresión falaz: el control de la discrecionalidad
administrativa, en Discrecionalidad Administrativa y Control Judicial, p. 89.
211
SESÍN, Domingo Juan, p. 335. Y en lo pertinente agrega el autor: "En realidad, hablar de 'técnicas
de control de la discrecionalidad' implica un error conceptual, porque lo que en verdad se controla o
se debe controlar, es su ejercicio: el procedimiento de conformación de la discrecionalidad, esto es, su
inserción en la juridicidad. Considera más exacto referimos a 'técnicas de control del ejercicio de la
discrecionalidad". o bien de "modalidades de control de la inserción de la discrecionalidad en la juridi-
cidad', como, en definitiva, prefiero denominarla". (Ibídem).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 77
discrecional, esto es, que el ejercicio de la potestad respete los límites impuestos por
el Derecho, esto es, la legalidad vigente en stricto sensu, incluidos los principios ge-
nerales del derecho. De modo que si la Administración al dictar un acto discrecional
ha respetado tanto los límites formales como materiales del derecho, el juez no podrá
controlar la discrecionalidad en modo alguno.
212
ERI nuestra doctrina ha negado validez a esta clasificación Eduardo SOTO KLOSS. En efecto, señala
el autor, a propósito del control sobre el ejercicio de las potestades, que pese a que frecuentemente se
ha hecho la distinción entre legalidad y oportunidad o legalidad y mérito/conveniencia, aquélla no tiene
asidero en nuestro ordenamiento positivo y más aún la Constitución Política "ni siquiera la admite".
Se trataría, de una "falsa dicotomía". Reconoce el autor que esta distinción ha sido de uso frecuente en
la jurisprudencia de la Contraloría General de la República, pero no así en la jurisprudencia judicial,
particularmente por vía del recurso de protección, "ya que la arbitrariedad incide precisamente en el uso
no razonable del ejercicio de potestades administrativas en sus elementos discrecionales y, por tanto, los
tribunales superiores controlan a diario este aspecto cada vez que conocen de esta acción de protección
de los derechos fundamentales". (Derecho Administrativo, Bases Fundamentales, tomo II, pp. 5 6 - 5 7 ) .
Creemos que. de acuerdo a lo recién expuesto, el autor estaría admitiendo tácitamente que la distinción
en su modalidad de control de mérito o conveniencia sería propiamente aplicable a los actos discrecio-
nales, en la misma línea que admite el profesor José Luis CEA, conforme veremos a continuación. Los
tribunales están llamados a efectuar un control total y en su totalidad de cada uno de los aspectos del
ejercicio de una potestad administrativa. De este modo se controlará el quién (órgano competente), el
cómo (el procedimiento), el por qué (el motivo), el para qué (la finalidad), el qué (la decisión misma)
y en lo que a nosotros interesa, el cuando (conveniencia u oportunidad) del acto enjuiciado. Así, señala
SOTO KLOSS, el control debe versar también sobre "el momento, tiempo o instante en que ha de actuar la
autoridad para satisfacer concreta y efectivamente la necesidad pública específica puesta bajo el ámbito
de su cuidado y resolución, y se verá, entonces, si la actuación/acto realizada por el órgano competente
aparece oportuna o bien con retardo o tardanza, hecho este último que no es jurídicamente baladi ni
irrelevante, porque una acción tardía o inoportuna significa, en definitiva, no satisfacer efectivamente
la necesidad pública y, por tanto, no cumplir con la finalidad de la potestad misma atribuida al órgano
por el legislador, y por consiguiente comporta una actuación/acto ilegal, antijurídica y contraria a De-
recho". (Ibid., p. 5 9 ) . En definitiva, para SOTO KLOSS no tiene sentido la distinción por cuanto, en una
república, todos los sujetos están sometidos al Derecho, incluida por cierto la Administración del Estado.
Son los tribunales de justicia al conocer de un asunto, al establecer la adecuación o no a Derecho de un
acto administrativo, los que "han de revisar su juridicidad en toda su plenitud e integridad, único modo
78 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Continuación n o t a 2 , 2
de cumplir de manera cabal la función que la propia Constitución les ha encargado, esto es, conocer
contiendas entre partes, resolverlas conforme a Derecho y hacer ejecutar lo juzgado", (lbíd., p. 60). Por
ello, pretender alguna inmunidad para la Administración significaría infringir "la igualdad ante y en el
Derecho que la Constitución reconoce, ampara y garantiza", y cercenar las potestades jurisdiccionales
que la Constitución ha atribuido expresamente a los tribunales de justicia". (Ibídem).
SILVA CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo Chileno y Comparado, El control público, Editorial
213
217
SILVA CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo Chileno y Comparado, El control público,
p. 47.
218
Ibidem.
219
MADARIAGA, Mónica, Op. Cit.. p. 77.
220
DROMI, Roberto, Op. Cit., p. 516.
221
CEA EGAÑA, José Luis, Teoría deI Gobierno, p. 218.
80 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
222
GORDILLO, Agustín, Op. Cit., p. X - 2 5 . En idéntico sentido Roberto DROMI, Op. Cit., p. 5 1 6 . Así
también. Domingo Juan SESÍN. quien señala; "concuerdo con TAWIL en el sentido que no cabe identificar
el control de legitimidad con la sola fiscalización de las facultades regladas y el de oportunidad con lo
discrecional, por cuanto el control de juridicidad abarca también el control de ejercicio de la discrecio-
nalidad dentro del ordenamiento, respetándose su núcleo interno". (Op. Cit., p. 435).
223
GORDILLO, Agustín. Op. Cit., p. X-25.
lbid.. p. X-26.
225
Ibidem.
226
Ibidem.
227
DROMI, Roberto. Op. Cit.. p. 517.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 81
Domingo SESÍN señala que aun cuando un acto no pueda ser invalidado por
infracción al derecho, por cuanto tanto sus elementos reglados como discreciona-
les respetan la juridicidad, no obstante el acto podría ser considerado inoportuno.
Agrega el autor, que analizar la oportunidad no presupone aplicar una regla sino
verificar "si la realización práctica de lo resuelto es conveniente o no, según las
circunstancias particulares".228 Por ello concluye también Domingo SESÍN que la
inoportunidad no es un vicio de juridicidad que haga posible su revisión judicial,
salvo en caso excepcional de 'extrema gravedad', en cuyo caso, señala SESÍN, se
aplicarían las pautas del error manifiesto de apreciación.229
En este orden de ideas, Antonio Mozo SEOANE, analizando el concepto de interés
público, ha recordado que en una formulación clásica, se ha entendido que la decisión
administrativa vaya dirigida al interés general constituye un problema de legalidad,
pero que sea la más adecuada para satisfacerlo es una cuestión de oportunidad-, en
este contexto el legítimo margen de libertad que conlleva la discrecionalidad "per-
mite y obliga a un control de conformidad y tolerancia con el interés general", que
no permite que un juez sustituya la decisión administrativa discrecional que resulta
"tolerable" para la noción de interés público.230
En nuestra doctrina, categóricamente, Pedro PIERRY ha señalado que "el control
de la legalidad puede llevar a la anulación de un acto administrativo por ser ilegal,
nunca por ser inoportuno. El control de la oportunidad escapa a la labor del juez y
hacerlo constituiría una sustitución de la función administrativa" 231 Para PIERRY, la
única excepción podría darse cuando el juez se encontrara frente a un "manifiesto
error de apreciación" de los hechos por parte de la Administración.
Resulta necesario, a estas alturas, como paso previo al análisis en concreto de las
técnicas de control de la discrecionalidad, detenernos en un distingo fundamental
para entender debidamente el alcance y los planos que entran en juego cuando se
habla de control de la discrecionalidad administrativa. Nos referimos al distingo entre
control de atribución y control de ejercicio de la discrecionalidad, aspecto sobre el
cual Mariano BACIGALUPO ha efectuado un esclarecedor aporte para la teoría general
del control de la discrecionalidad.
Señala BACIGALUPO, que "el enfoque dogmático propuesto permite diferenciar
(...) sus dos grandes objetos: por un lado, el control del ejercicio de las potestades
228
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 434.
229
Ibídem.
230
Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., pp. 411-412.
231
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit., p. 179. (Las cursivas son nuestras).
82 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
discrecionales (cuyo alcance se rige por los límites intrínsecos del control jurídico
sólo determinables (...) en el marco de una investigación jurídico-metodológica) y, por
otro, el control de su atribución (el cual se rige, como ya se avanzó también, por los
límites a los que la Constitución sujeta la atribución de potestades discrecionales)".232
Señala el autor que se trata de dos controles que aunque relacionados, son distintos y
que conviene no mezclar, porque sólo así se pueden evitar confusiones. Así ocurre, por
ejemplo, cuando se pretende negar el carácter discrecional de una actuación adminis-
trativa, estimándose que debiera ser reglada y, por tanto, objeto de un control positivo,
esto es, de una mayor intensidad. Lo que ocurre en estos casos, señala BACIGALUPO es
que lo que se está cuestionando en verdad es "la atribución de la potestad discrecional,
que se considera excesiva o aun inconstitucional, precisamente por los límites del
control judicial de su ejercicio que toda atribución de discrecionalidad conlleva. Y,
sin embargo, se pretende resolver una cuestión que afecta al control de la atribución
de la potestad como si de una cuestión relativa al control de su ejercicio se tratase. A
tal efecto se razona del siguiente modo: dado que la potestad no es discrecional (por
mucho que el legislador la haya configurado así), porque no es (constitucionalmente)
admisible que lo sea, su ejercicio ha de ser fiscalizado del mismo modo que lo es el
ejercicio de una potestad reglada. De esta forma, no sólo se confunde el ser con el
deber ser, sino que se camufla o encubre bajo un control (¡extralimitado!) del ejercicio
de la potestad discrecional el control de su atribución".233 Por supuesto, hace presente
el autor que la importancia de la distinción radica en que estos controles no competen
a la misma jurisdicción, y por lo menos en lo que al sistema español corresponde, "el
control de la atribución de las potestades discrecionales no compete siempre al juez
ordinario (contencioso-administrativo)".234
Otros autores, con posterioridad también han recogido esta distinción, señalando
que ésta, "posee una gran importancia, pues muchas veces los límites que encuentra
el razonamiento jurídico se encuentran relacionados con la existencia de una atri-
bución de potestades en unos términos demasiado generales. De ahí que insistir en
esta fase previa de la regulación de las potestades discrecionales, desde una pers-
pectiva garantista (posible vulneración de la reserva de ley, reglamentos contrarios
a las leyes, etc.) y también de la necesidad de mejora de la técnica legislativa, me
parezca muy acertado a la hora de enfocar los complejos problemas que plantea la
discrecionalidad. En este caso, además, cuando se trata de la atribución legislativa
de potestades, el órgano competente es el Tribunal Constitucional. Y cuando quien
otorga la potestad discrecional es un reglamento, son los Tribunales de lo contencioso-
administrativo los encargados de realizar el control".235
232
BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., p. 92.
233
Ibid.. p. 93.
Ibidem.
235
CIRIANO V E L A , César, Op. Cit,, p, 81.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 83
236
En este sentido puede verse la sentencia del Tribunal Constitucional Rol N° 370, de 9 de abril de
2003. En el considerando Decimonoveno se señala: "Que abocado al cumplimiento cabal de la exigencia
constitucional explicada, el legislador debe conciliar la generalidad, abstracción e igualdad de la ley, así
como sus características de normativa básica y permanente, por un lado, con la incorporación a su texto
de los principios y preceptos, sean científicos, técnicos o de otra naturaleza, que permitan, sobre todo
a los órganos de control de supremacía, concluir que el mandato constitucional ha sido plena y no sólo
parcialmente cumplido. No puede la lev, por ende, reputarse tal en su forma y sustancia si el legislador
ha creído haber realizado su función con meros enunciados globales, plasmados en cláusulas abiertas,
o a través de fórmulas que se remiten, en blanco, a la potestad reglamentaria, sea aduciendo o no que
se trata de asuntos mutables, complejos o circunstanciales. Obrar así implica, en realidad, ampliar el
margen ¡imitado que cabe reconocer a la discrec ionalidad administrativa, con detrimento ostensible
de la seguridad jurídica". (Cursiva es nuestra).
84 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Pensamos que la interrogante, que pudo haber sido resuelta entendiendo que esta
competencia quedaba radicada en los tribunales ordinarios, ha sido aclarada en virtud
de la reciente modificación constitucional.
En efecto, hoy entendemos que, de acuerdo al nuevo artículo 93 de la Constitución
Política, el control de constitucionalidad de todos los decretos supremos dictados en
ejercicio de la potestad reglamentaria, sea ésta de ejecución o autónoma, y que por
tanto pueden establecer atribuciones regladas o discrecionales, ha quedado sustraído
del conocimiento de los tribunales ordinarios, para ser de competencia exclusiva
del Tribunal Constitucional.
En efecto, dispone la norma en comento que entre las atribuciones del Tribunal
Constitucional se encuentra, "16° Resolver sobre la constitucionalidad de los decretos
supremos, cualquiera sea el vicio invocado, incluyendo aquellos que fueren dictados
en el ejercicio de la potestad reglamentaria autónoma del Presidente de la República
cuando se refieran a materias que pudieran estar reservadas a la ley por mandato
del artículo 60".
Por tanto, creemos que es posible sostener, que hoy en día, conforme a la Cons-
titución Política, el control de atribución de todas las habilitaciones discrecionales,
sean éstas legales o reglamentarias, son de competencia privativa del Tribunal Cons-
titucional, quedando por ello los tribunales ordinarios, sustraídos del conocimiento
de las habilitaciones reglamentarias, que podrían haber sido impugnadas en el pasado
a través de la acción de nulidad de derecho público.
En este orden de ideas, y con relación a los alcances de la reforma constitucional
en comento, Francisco ZÚÑIGA ha señalado que la reforma "cierra el control de cons-
titucionalidad: abstracto y concreto, preventivo y represivo, preceptivo y facultativo,
estableciendo una concentración y monopolio del contencioso constitucional en el
Tribunal Constitucional; poniendo fin a desviaciones jurisprudenciales y doctrinales
que pretendían admitir un control difuso de constitucionalidad, que quebraba el
principio de seguridad jurídica y el instituto de la casación".237 En concepto de
este autor, el Tribunal Constitucional es el órgano más idóneo por su estatus para
conocer y resolver los conflictos constitucionales, pues con ello se desarrollará una
"idea de Constitución" que deberá imponerse lentamente en la Judicatura y en los
restantes operadores del Derecho. Concluye ZÚÑIGA, en lo pertinente con la idea,
que "el control concreto de constitucionalidad sitúa al Tribunal Constitucional en una
posición de preeminencia sobre los tribunales de la nación, sea por su jurisprudencia
y doctrina jurisprudencial que conlleva una decisión de inaplicación con alcance y
relevancia para la gestión en que se plantea de preceptos legales; sea además porque
el Tribunal está llamado por esta vía indirecta a dar tutela extraordinaria a derechos
238
Ibídem. Cabe hacer presente que autores como José Ignacio MARTÍNEZ ESTAY, disienten de esta
interpretación sobre el alcance de la reforma constitucional. En concepto de este autor, a partir de la
reforma constitucional no es posible concluir que se haya consagrado un control concentrado de cons-
titucionalidad con monopolio exclusivo del Tribunal Constitucional, sino todo lo contrario, pues "con
el traspaso del recurso de inaplicabilidad al Tribunal Constitucional (...) debiera ser procedente tanto la
interposición del recurso ante el Tribunal Constitucional, como la simple inaplicación de la norma por
el propio juez de la instancia". ("Recurso de inaplicabilidad, Tribunal Constitucional y juez ordinario
en la reforma constitucional", en La Constitución Reformada de 2005, p. 472). Para ello se funda el
autor en la idea de que el nuevo artículo 93 abre una opción que antes no existía en la Constitución,
consistente en la posibilidad que tiene el juez que está conociendo de un litigio, de elevar o plantear su
duda de constitucionalidad al Tribunal Constitucional. Pero esta posibilidad, señala Martínez, es facul-
tativa y no obligatoria, por tanto si el juez no tiene dudas no tiene que plantear la cuestión y si tiene la
convicción de que el precepto es inconstitucional, simplemente debe "inaplicarlo", obedeciendo con ello
directamente al mandato contenido en el artículo 6 o de la Carta que dispone que todos los órganos del
Estado (jueces incluidos) deben someter su acción a la Constitución, porque "los jueces están obligados
a preferir la Constitución a una norma inferior inconstitucional, cualquiera que ésta sea". (Ibid., p. 465).
En otras palabras, y como se puede concluir, MARTÍNEZ ESTAY considera que estas modificaciones a la
Carta Fundamental no han eliminado el control difuso de constitucionalidad que podía legítimamente
considerarse existente o propugnarse antes de la reforma constitucional en comento.
239
REQUENA LÓPEZ, Tomás, Op. Cit., p. 9 5 . Y en lo pertinente expresa el autor que la expresión control
de la discrecionalidad administrativa tiene más bien un carácter "adjetivo" y "rituario", que describe un
modo de proceder en el enjuiciamiento de una decisión discrecional, que no puede considerarse correcto.
Esta terminología sólo tendría una justificación histórica que no correspondería a los postulados jurídicos
actuales. Concluye Tomás REQUENA, que en realidad debe hablarse de control de legalidad (o juridicidad)
de la actividad administrativa, sin más. (Ibídem). Por su parte, Joaquín TORNO M A S , también ha hecho
patente este aspecto, al expresar que "la atención debe centrarse en la defensa de la esencia del control de
86 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Por otra parte, y como ya se ha señalado, el juez ordinario mediante este control
de ejercicio no está facultado para fiscalizar la constitucionalidad de la atribución de
la potestad discrecional.
BACIGALUPO señala que una extralimitación o confusión de estos controles por
parte del juez ordinario, no sólo plantea un "problema de falta de legitimación
funcional (id esí, competencial) sino también un problema de falta de legitimación
democrática".240 En este mismo orden de ideas, expresa el autor que, "si la potestad
discrecional está atribuida por ley, el juez ordinario (contencioso-administrativo) no
puede (ni debe) confundir el control de juridicidad de su ejercicio, que ciertamente
le compete a él, con el control de constitucionalidad de su atribución, pues corres-
ponde este control en tales casos exclusivamente a la jurisdicción constitucional.
En particular, no está el juez ordinario legitimado para extralimitarse en el control
del ejercicio de una potestad discrecional como única forma de corregir, en sede
aplicativa, una atribución legal de discrecionalidad que él estime excesiva y aun
inconstitucional (en tanto vulneradora, por ejemplo, de los principios constitucio-
nales de reserva de ley y de tutela judicial efectiva)". 241
Continuación nota 2 3 9
legalidad de la actuación administrativa, de modo que se amplíe hasta el máximo su extensión sin llegar
a desnaturalizarlo. Si el control debe ser un control de legalidad, el juez deberá limitarse a contrastar
la actuación administrativa con el derecho, para dar una respuesta razonada y fundada en derecho a la
pretensión del recurrente". Por ello, expresa el autor, el control judicial que tiene como legitimación y
límite las reglas jurídicas, los principios y valores que emanan de la norma habilitante debe ser entendido
como un control de legalidad basado en el razonamiento jurídico. (Op. Cit., pp. 392-393).
240
BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., p. 98.
241
lbid.. p. 103.
242
SÁNCHEZ M O R Ó N , Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 130.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 87
243
TORNO MAS, Joaquín, Op. Cit., p. 406.
244
lbid. p. 407.
88 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
245
CIRIANO V E L A , César, Op. Cit., p. 522.
246
CAMACHO CEPEDA, Gladys, "Discrecionalidad administrativa y tarificación de los Servicios de
Telecomunicaciones", en Revista de Derecho Público, Universidad de Chile, volumen 66, Santiago,
2004. p. 365.
247
PIERRY A R R A U . Pedro, Op. Cit., p. 176.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 89
Francisco GONZÁLEZ NAVARRO, al comentar una sentencia del Tribunal Supremo Espa-
ñol, ha expresado que dado que la libertad estimativa del Tribunal subsiste al efectuar
su control, al ser posible todavía optar entre varias soluciones justas, "eso sólo puede
hacerlo quien tiene esa facultad de opción, que es la Administración".248
Como puede constatarse, en definitiva, la respuesta al tema de la sustituibilidad
de la decisión administrativa discrecional, como problema final se reconduce a la in-
terrogante de establecer qué órgano o poder del Estado es el que, en última instancia,
se encuentra facultado constitucionalmente para decidir lo que constituye el interés
público en cada caso.
Miguel BELTRÁN DE FELIPE ha resumido esta problemática en los siguientes térmi-
nos: "Tal y como señalan TORNOS y BORRAJOS, históricamente se ha venido afirmando
que la discrecionalidad administrativa es un obstáculo (al menos un obstáculo de
principio) a la sustitución por los tribunales de las decisiones administrativas. Así,
cuando exista una decisión o potestad discrecional, el juez no podría sustituir el
acto administrativo impugnado. Esta es la situación tradicional, que en otro lugar he
intentado contrastar con los postulados constitucionales de la Administración pública
(singularmente con el art. 1 0 3 . 1 CE), y ello siguiendo la pista dada por BORRAJO
-examinando la división de poderes- y con el fin de responder a la pregunta de si
la decisión o actividad administrativa de cumplimiento de las sentencias es o no
constitucionalmente relevante, está o no constitucionalmente protegida. O lo que es
lo mismo, si es o no fungible desde el punto de vista constitucional. La conclusión
a que llegó en el trabajo recién citado es que la discrecionalidad administrativa
tiene, a efectos de control judicial, relevancia -y protección- constitucional, pues
a mi juicio está incluida en la posición constitucional de la Administración que se
deduce del art. 103.1 CE. De este modo, toda decisión discrecional sería controlable
pero no sustituible por los tribunales".249
A este respecto, y en similar sentido, Miguel SÁNCHEZ MORÓN ha señalado que "la
función de los órganos del poder judicial (por lo que aquí interesa) no consiste en
sustituir los órganos de gobierno y administración en la definición de los intereses
públicos a perseguir y en la determinación de las medidas a adoptar en el marco
(impreciso) del derecho. El control judicial de la discrecionalidad administrativa
es un control de naturaleza estrictamente jurídica, que sólo puede realizarse con
parámetros jurídicos y que no puede abocar a otro tipo de decisión que no sea la de
248
GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco, Op. Cit., p. 437.
249
BELTRÁN DE FELIPE, Miguel, El poder de sustitución en la ejecución de las sentencias condena-
torias de la Administración, Civitas, Madrid, 1 9 9 5 , p. 2 8 5 . En igual sentido se pronuncian GALLEGO
ANABITARTE y MÉNÉNDEZ REXACH; "el Juez (...), no puede ni debe sustituir el parecer o la decisión de la
Administración por la suya propia, sino que sólo debe juzgar si aquélla resulta administrable, tolerable".
(Op. Cit.. p. 9 9 ) .
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 91
250
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 155.
251
Ibid., p. 159. __
252
Ibid., p. 160. j CORTE
253
PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar y Juzgar, p. 121. I
254
¡bid., P. 122. í biblioteca '
255
Ibid., p. 123. \CHILE
92 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
256
Ibid.. p. 125.
257
Ibid., p. 126.
258
Ibid., p. 1 2 9 . En este mismo sentido, GALLEGO ANABITARTE y MENÉNDEZ REXACH, también han
expresado la idea de que el control que efectúan los tribunales tiene un límite natural derivado de la
"realidad de las cosas", por ejemplo, la imposibilidad de reproducir todas las fases o momentos de un
expediente administrativo. Así, señalan los autores que "en una oposición cuyas pruebas se realizaron
oralmente ya no es posible repetir las intervenciones de los candidatos; lo mismo sucede en la realiza-
ción de la prueba práctica para la obtención del carné de conducir, etc. En estos supuestos parece que la
realidad impone límites insuperables al Derecho". (Op. Cit., p. 90).
259
PAREJO ALFONSO, Luciano, Administrar)' Juzgar, pp. 129-130.
260
La tutela judicial efectiva se encuentra consagrada en el artículo 24.1 de la Constitución Española
en los siguientes términos: "Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela judicial efectiva de los
jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda
producirse indefensión". Respecto al alcance de este derecho, Javier PÉREZ ROYO señala que nadie puede
verse excluido del ejercicio de este derecho sea persona ñsica o jurídica, pública o privada, nacional o
extranjero y, tienen que poder hacerse valer todos los derechos e intereses legítimos, sean éstos sustantivos
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 93
Continuación nota 2 6 0
o procesales. De este modo "el juez tiene que dar respuesta a cualquier problema que se le plantee, sin
poder no resolverlo pretextando que no existe una norma en el ordenamiento con base en la cual decidir.
Se trata de un 'deber inexcusable' (...), cuyo incumplimiento constituye delito de prevaricación". (Op. Cit.,
p. 4 7 5 ) . Asimismo, expresa PÉREZ ROYO, que la tutela judicial es un derecho de prestación, ya que el
Estado debe crear las condiciones para que este derecho pueda ser ejercido, asimismo es un derecho
constitucional pero de configuración legal, ya que debe ejercerse en la forma prevista por la ley. Ahora
bien con relación al contenido de ese derecho constitucional, este autor hace presente que el Tribunal
Constitucional Español ha definido el contenido desde una perspectiva negativa y positiva. Desde el
punto de vista negativo, este derecho "no puede consistir en el acierto del juez", y como ha expresado
el Tribunal, la norma "no garantiza el acierto de las resoluciones judiciales, ni en la valoración de los
hechos ni en la interpretación y aplicación del Derecho vigente. Que los Tribunales emitan resoluciones
acertadas es la finalidad que orienta todo el sistema procesal y judicial: pero la Constitución no enuncia
un imposible derecho al acierto del Juez". (Ibid., p. 477). Ahora bien, para el Tribunal Constitucional
-señala el autor- desde la perspectiva positiva, el derecho a la tutela judicial efectiva es un derecho
complejo, que se proyecta en otros derechos; a) el acceso a la justicia; b) la obtención de un fallo, y c)
la ejecución de la sentencia.
261
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., pp. 98-99.
262
Ibid., p. 175.
263
Ibid. p. 99.
94 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
con elementos de juicio suficientes para ello (...), bien indirectamente sentando en
la propia sentencia las bases para su ejecución, porque así lo exige la efectividad de
la tutela judicial que la Constitución garantiza y lo dispone en concreto el artículo 84
de la Ley de la Jurisdicción contencioso-administrativa".264
Asimismo señala FERNÁNDEZ que la Constitución ha optado por entregar al juez
la decisión final de todo litigio entre el ciudadano y la Administración, así como de
"decidirlo en toda su integridad. Entre el criterio de la Administración y el de los jueces
la Constitución ha optado formalmente por este último, cualesquiera que puedan ser
sus inconvenientes" 265
Por ello, el juez está legitimado constitucionalmente para sustituir, y puede hacerlo,
en la medida que cuente con elementos de juicio suficientes suministrados por las
partes, o bien recurriendo a la prueba pericial 266 En esta operación, el juez realizará
264
Ibid.. p. 100.
265
Ibid.. p. 108. Más adelante, y en lo pertinente, señala FERNÁNDEZ que, "En lo que respecta a la
posibilidad de sustituir en vía judicial la decisión administrativa en causa, el punto de partida no es, ni
puede ser, el de la posición constitucional de la Administración, sino, supuesto que el asunto ya se ha
hecho contencioso, el de la posición constitucional del juez". (Ibid., p. 172) "Y ello en razón de la posi-
ción preferente que en nuestra Constitución gozan los derechos fundamentales". (Ibid., p. 173). En este
mismo sentido se han pronunciado autores como Javier BARNES VÁSQUEZ, quien señala que, "cuando de
derechos e intereses de los ciudadanos se trata es a los jueces y tribunales a los que, en última instancia,
corresponde resolver con carácter definitivo. Tal es un principio básico que rige las relaciones entre los
tres poderes. La vinculación de los poderes públicos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico
(art. 9.1 CE), el sometimiento pleno de la Administración a la Ley y al Derecho (art. 103.1 CE) determina
tanto las relaciones de ésta con el legislador cuanto con el propio poder judicial". Asimismo agrega el
autor, que el derecho a la tutela judicial efectiva, "supone ( . . . ) la consagración de la universalidad de
la jurisdicción para cualquier controversia que afecte a la esfera subjetiva del ciudadano". ("Una nota
sobre el análisis comparado. A propósito del control judicial de la discrecionalidad administrativa", en
Discrecionalidad Administrativa y Control Judicial, p. 227).
266
Sin embargo, autores como Eduardo HINOJOSA MARTÍNEZ, han advertido sobre lo que ha deno-
minado "las perniciosas consecuencias que puede llegar a tener la práctica generalizada de la admisión
y alcance que se ha dado a la prueba pericial en relación con los hechos". En efecto, la admisión de la
prueba pericial no sólo implica un desconocimiento de las reglas generales de este tipo de prueba, sino
"una clara afección al ámbito reservado a la Administración en el ejercicio de la potestad discrecional".
Así muchas veces se admite prueba pericial para la "mera constatación de circunstancias de hecho, lo que
queda fuera del objeto de dicha prueba; no puede emplearse el perito para la acreditación de los hechos,
sino para la apreciación de los mismos". Pero por otra parte, "teniendo en cuenta la atribución a la Ad-
ministración de la facultad de ponderación o valoración de los hechos que conlleva el reconocimiento de
potestades discrecionales, únicamente puede admitirse la anulación de la decisión administrativa cuando
se constate la existencia de un error patente o la manifiesta irrazonabilidad de la valoración practicada
por la Administración. De acuerdo con lo anterior, será esencial la vigilancia por la reconducción del
objeto de la prueba practicada a la constatación de la existencia del mencionado error manifiesto o de
la clara irracionalidad de la solución adoptada, sin que baste a tal fin la simple apreciación por el perito
de la existencia de otras posibles soluciones a adoptar igualmente válidas". ("Aspectos procesales del
control judicial de la discrecionalidad administrativa", en Discrecionalidad Administrativa y Control
Judicial, pp. 206-207).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 95
una "crítica seria y fundada de la decisión atacada" y "una valoración de las circuns-
tancias de hecho igualmente consistentes",267
Por tanto, despejada la legitimidad constitucional del alcance del control judicial,
el problema de la sustitución para FERNANDEZ finalmente se reduce a un problema
meramente probatorio.
Por su parte, Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA ha señalado que el desenlace de un pro-
ceso judicial que revisa una decisión discrecional, será normalmente la anulación de
dicha decisión, cuando, en efecto, rebase o exceda los límites que la ley y el Derecho
establecen en cada caso para enmarcar la libertad de decisión que la discrecionalidad
trae aparejada, por cuanto, por regla general, las sentencias estimatorias no pueden
determinar el contenido discrecional de los actos anulados, conforme al art. 72.2 de la
Ley Reguladora de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa de 1998. Sin embargo,
con frecuencia se presentan casos en que la inicial pluralidad de soluciones alterna-
tivas que admite en abstracto la norma habilitante de discrecionalidad se reduce en
los casos concretos como una consecuencia natural del procedimiento administrativo
que ha seguido la Administración. Y, más aún, trabado el proceso contencioso ad-
ministrativo, es posible que finalmente el abanico de posibilidades se reduzca a una
única solución posible, esto es, lo que la doctrina alemana llama la reducción a cero
de la discrecionalidad. En estos casos, señala GARCÍA DE ENTERRÍA, "es absolutamente
inevitable que el juez lo reconozca así e incorpore al fallo esa única solución ya po-
sible, porque así lo impone la lógica más elemental y así lo exige, en fin, el derecho
fundamental a una tutela judicial efectiva y plena que reconoce y garantiza el artículo
24 de la Constitución".268
Ello porque, en concepto del autor, el proceso -en este caso judicial contencio-
so administrativo- "es una institución para la satisfacción de pretensiones". Son
las pretensiones las que delimitan el ámbito de los poderes del juez. El proceso
contencioso-administrativo es un proceso entre partes en el que "queda a discre-
ción del recurrente la posibilidad de añadir a las pretensiones de simple anulación
las de reconocimiento y declaración de los derechos eventualmente lesionados por
el acto recurrido y las de restablecimiento de la situación jurídica individualizada
indebidamente alterada por dicho acto". Finalmente, y en lo pertinente, señala el
autor, la sentencia estimatoria al declarar procedente los derechos controvertidos
debe adoptar las medidas que sean necesarias para que el fallo adquiera eficacia,
conforme lo dispone el artículo 108 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Con-
tenciosa Administrativa.
Cabe hacer presente que el problema de la sustitución judicial, también ha sido
enfocado por algunos autores a la luz de la densidad de la programación normativa
habilitante de una potestad discrecional de la Administración.
267
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., p. 108. (Las cursivas son nuestras).
268
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 8 4 .
96 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Así, Mariano BACIGALUPO señala que "la intensidad del control jurídico se cifra,
esencialmente, en cuál sea su naturaleza, positiva o negativa. Dada la accesoriedad
de la intensidad del control jurídico respecto de la densidad de la programación
normativa, la naturaleza (positiva o negativa) del control depende, a su vez, de si la
programación normativa de la actuación administrativa que se trata de fiscalizar es,
precisamente, de tipo positivo o negativo".269
De este modo se entiende que la programación es positiva, cuando el ordenamiento
jurídico establece con precisión el sentido que ha de tener la actuación administrativa
en un supuesto de hecho determinado. Por el contrario, la programación de la norma
será negativa, cuando el ordenamiento sólo se limita a establecer cuál es el sentido o
sentidos que no podrá adoptar la actuación administrativa.270
Por tanto, si la programación es positiva, el control judicial será más intenso,
ya que no sólo se limitará al rechazo de toda actuación que contradiga la única
conforme a Derecho, sino que también el juez tendrá "la posibilidad de condenar
a la Administración a llevar a cabo esta última o, incluso, cuando exista base para
ello en los autos, la de sustituir la actuación administrativa impugnada mediante la
imposición judicial directa de la única solución conforme a Derecho". 271
Contrariamente, si la programación es negativa, los poderes del juez deben en-
tenderse acotados al rechazo de la actuación que haya incurrido en un vicio jurídico
evidente, como infracciones a principios constitucionales y/o principios generales
del derecho. 272
En este mismo sentido MUÑOZ MACHADO constata que los límites del control
judicial "dependen, sobre todo, del grado de predeterminación legal de las po-
testades administrativas. Mientras mayor sea la densidad de la regulación legal,
más amplios serán los parámetros con que contarán los tribunales para valorar la
decisión que enjuician o, en su caso, para sustituirla''',273 En concepto de MUÑOZ
MACHADO, no existen límites constitucionales al control judicial, por tanto la in-
tervención judicial será tan extensa como el Derecho lo permita. De este modo, si
el Derecho postula no sólo la anulación sino también la sustitución de la decisión
administrativa cuestionada, por otra valorada como más justa, la sustitución es
perfectamente legítima. 274 En todo caso, el alcance de este control judicial no
puede suponer que los tribunales se pongan en el lugar de la Administración y
decidan por ella. Lo que deben hacer los tribunales es verificar la legalidad de los
269
BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., p. 207.
270
Ibídem.
271
Ibid., p. 208.
272
Ibid., p. 209.
273
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 509. (La cursiva es nuestra).
274
Ibid.. p. 543.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 97
275
lbid.. p. 585.
276
lbid, p. 586.
CAPÍTULO I I I
L A S TÉCNICAS DE CONTROL DE LA DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA
1.1. Concepto
1.2. Definición
Podemos definir las técnicas de control de la discrecionalidad, como los pará-
metros o criterios jurídicos de origen constitucional, legal, jurisprudencial o aun
REQUENA LÓPEZ, Tomás, Op. Cit., p. 9 3 . Agrega el autor que elementos como la competencia,
277
el acaecimiento del supuesto de hecho, la motivación, son exigidos y configurados previamente por el
Derecho, no pudiendo existir en ellos discrecionalidad, de manera que su inobservancia constituirá pura
y simplemente una infracción jurídica. De modo que estos "elementos no son instrumentos de control
de la discrecionalidad, sino sencillamente medios para controlar la total actividad de la Administración,
cualquiera que sea la libertad que la Administración pueda imprimir a sus decisiones, y en la realiza-
ción de esa función fiscalizadora devendrá la acotación del actuar discrecional a sus legales límites".
(Ibid. p. 92).Tomás Ramón FERNÁNDEZ, también ha señalado a propósito de las técnicas de control de
discrecionalidad administrativa que "la verificación de los elementos reglados del acto administrativo
no implica, por hipótesis, control alguno de la potestad decisoria reconocida a la Administración por
Ley, sino sólo la comprobación de algo que es previo a la decisión misma y, por tanto, conceptualmente
ajeno a la libertad de elección entre varias soluciones posibles en que el poder discrecional consiste".
Por otra parte, continúa el autor, tampoco el control de los hechos determinantes implica un verdadero
control de la discrecionalidad, "ya que los hechos son también previos a la decisión y nada tiene que
ver conceptualmente con ella. La propia calificación jurídica de los hechos (si la relación trabada es
un subcontrato o una cesión del contrato, por ejemplo), que es el paso siguiente, tampoco implica,
obviamente, un control de la discrecionalidad decisoria, porque esta operación es también previa, en el
plano conceptual, a la decisión que sobre la calificación dada se adopta". (Op. Cit., pp. 1 3 3 - 1 3 4 ) . GA-
LLEGO ANABITARTE y MENÉNDEZ REXACH, también expresan que, "las mencionadas técnicas del control
de la discrecionalidad (...), no constituyen nada especial con respecto al control de cualquier actividad
administrativa". (Op. Cit., p. 91). Similar posición ha asumido en nuestro país Sandra PONCE DE LEÓN.
ai analizar la doctrina que sustenta SAINZ MORENO en España, en orden a propugnar la eliminación de
la diferencia entre conceptos jurídicos indeterminados y discrecionalidad a fin de postular la revisión
judicial integral de lo indeterminado. En efecto, señala la autora, que en el fondo se usan técnicas de
reducción de la discrecionalidad, que "en rigor, se refieren más a elementos relativos a la juridicidad
que al control intrínseco de la discrecionalidad". (Op. Cit., p. 112).
278
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 6 8 .
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 101
279
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 6 5 .
280
La clásica distinción entre actos de imperio y actos de gestión, formulada primero por Aucoc
y precisada luego por LAFERRIERE, partía del supuesto de que el Estado tiene una doble personalidad.
Así en determinados ámbitos actúa como una persona jurídica de derecho público, y en otros c o m o
persona jurídica de derecho privado. De este modo, cuando el Estado actúa como persona de derecho
público, estos actos serían potestativos, imperativos, de autoridad, es decir, el Estado actúa en una
situación de privilegio y de superioridad frente a los particulares, conforme a normas de derecho
público. En cambio, cuando el Estado actúa en un plano de igualdad con los particulares, sujeto a
las normas del derecho común, sus actos serían de gestión. Para una mayor explicación y evolución
posterior véase SILVA CIMMA, Enrique, Derecho Administrativo Chileno y Comparado, Actos, Contratos
y Bienes, pp. 6 0 y siguientes; AYLWIN A Z O C A R , Patricio, Derecho Administrativo, pp. 3 6 y siguientes;
SAYAGUÉS L A S O , Enrique, Op. Cit., p. 3 9 6 ; GARRIDO FALLA, Fernando, Op. Cit., p. 5 5 1 ; M U Ñ O Z M A -
CHADO, Santiago, Op. Cit., p. 5 1 ;
281
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 539.
282
PARADA VÁSQUEZ, Ramón, Op. Cit., p. 99.
102 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit.. p. 469. En el caso en comento, el Consejo de Estado
283
estableció que el acto impugnado se desvió de su fin, puesto que un prefecto puede regular la circula-
ción de vehículos al interior de una estación de ferrocarriles en interés de la policía, esto es, del debido
resguardo de la seguridad, mas no para asegurar la ejecución de un contrato suscrito entre la empresa
ferroviaria y la empresa de vehículos.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 103
284
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, La lucha contra las inmunidades del poder, p. 30.
285
L O N G , W E I L , BRAIBANT y otros, Los grandes fallos de la jurisprudencia administrativa fran-
cesa, Ediciones Librería del Profesional, Bogotá, 2000, p. 115. En el caso en cuestión, el Alcalde de
Hendaye, ei Doctor Camino fue suspendido y luego destituido mediante decreto, por no haber velado
por la decencia de un cortejo fúnebre al cual asistía. Sin embargo, a la luz del examen de los hechos
efectuado por el Consejo de Estado, se anuló la decisión, pues de los dos cargos imputados al Alcalde,
se estableció que uno era materialmente inexacto y el otro se basaba en hechos que no constituían una
falta disciplinaria.
286
Ibid., pp. 111 y sig. En el caso en cuestión, el Sr. Gomel dedujo una acción de nulidad frente a
la denegación por parte de un prefecto, de una licencia de construcción en una plaza de París, denega-
ción que tuvo como fundamento que la construcción que proyectaba el Sr. Gomel atentaba contra la
perspectiva monumental del sector. El Consejo de Estado entró a efectuar la verificación de si la plaza
Beauvau podía o no mirarse como parte de una perspectiva monumental, de acuerdo a lo establecido en
el articulo 118 de una ley de contenido urbanístico del año 1911, esto es, si el supuesto de hecho caía
dentro del ámbito de la norma en cuestión, con lo que pasó a controlar la calificación jurídica de los
hechos que había efectuado el prefecto, anulando en definitiva la denegación, por cuanto la autoridad
había aplicado indebidamente la norma en cuestión.
287
Ibid, p. 112.
104 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
288
Ibid, pp. 504 y siguientes.
289
PIERRY ARRAU, Pedro, Op. Cit., p. 169.
LONG, W E I L . BRAIBANT y otros, Op. Cit., pp. 3 1 5 y sig. En el caso en comento, la Radiodifusión
290
francesa suprimió las audiciones en que se retransmitían los conciertos de la Sociedad de Conciertos,
como una forma de represalia ante las medidas que había adoptado la última a fin de evitar el ausen-
tismo de los músicos que pertenecían a ambas instituciones. Llevado el conflicto ante el Consejo de
Estado, la Radiodifusión argumentó que no tenía obligación alguna de retransmitir los conciertos de
la Sociedad; sin embargo, el Consejo de Estado determinó que si bien la radio tenía el derecho de
no transmitir concierto alguno, no podía proceder discriminatoriamente en contra de una entidad -la
reclamante- en circunstancias que continuaba transmitiendo los conciertos de otras instituciones.
Proceder de ese modo violaba el principio general de igualdad ante los servicios públicos.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 105
291
lbid., pp. 492 y siguientes.
292
RIVERO, Jean y WALINE, Jean, Droit administratif, Dalloz, París, 2002, p. 232.
293
lbid., p. 234. Como señala RIVERO, tradicionalmente las causales de anulación en el marco del
recurso por exceso de poder, son la incompetencia, el vicio de forma, la desviación de poder y la
violación de ley. (lbid., pp. 243 y sig.). Rene CHAPUS, clasifica estos vicios como vicios que afectan
la legalidad externa y vicios que afectan la legalidad interna del acto. En la legalidad externa, se
ubican los vicios de incompetencia, de forma y de procedimiento En la legalidad interna se distingue:
a) ilegalidad en razón del contenido del acto, mediante la violación directa de la ley; b) ilegalidad en
106 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
El recurso por exceso de poder ha sido deñnido como "un recurso de nulidad
dirigido contra los actos administrativos unilaterales, generando motivos de or-
den público presentando un carácter objetivo, fundado solamente en medios de
legalidad".294
El dogma de la improcedencia de revisión de los actos discrecionales se rom-
pe cuando el juez -ya con un amplio respaldo doctrinal en este sentido- asume que
en todo acto discrecional existen elementos reglados los que resultan posibles de
ser revisados, evidentemente. Todo acto administrativo, por cierto incluido un acto
discrecional, debe ser dictado por un órgano competente, dentro de un procedimiento
fijado y de acuerdo a las formalidades legales establecidas para su dictación, entre
otros aspectos.295 Como se ha señalado "el acto discrecional no es un acto omní-
modo, librado del derecho, sino que en él hay unos elementos reglados que nunca
pueden faltar". 296 En consecuencia, resulta posible controlar los elementos reglados
de un acto discrecional.
De este modo, mediante el recurso por exceso de poder, se busca el control de los
elementos reglados, y con ello separar aquellos elementos de la actuación adminis-
trativa, "sobre los que la norma que la regula no concede a la Administración ningún
margen de apreciación discrecional".297
Por ello esta técnica surge, en un primer momento, para controlar jurisdiccio-
nalmente el vicio de incompetencia del acto 298 , por cuanto el "abuso de poder"
presupone la invasión por el órgano de un ámbito de competencia que no le per-
tenece.299 De este modo, el juez revisa si el acto discrecional ha emanado de un
órgano o autoridad facultada al efecto por la norma atributiva, es decir, si ha obrado
dentro de su competencia.
De acuerdo a la doctrina francesa, el vicio de incompetencia presenta tres
modalidades específicas. 300 La primera modalidad es la incompetencia material
(incompetencia "ratione materiae"), es decir, en razón de la materia. Esta se veri-
fica cuando una autoridad administrativa interviene en una materia ajena o extraña
a sus atribuciones. Así, el vicio se configura, por ejemplo, cuando una autoridad
administrativa decide sobre una materia propia de la competencia del legislador o
del juez. Esta verdadera "usurpación de poder", en concepto de LAFERRIERE, dada
la gravedad del vicio, importa la inexistencia jurídica de la decisión.301 Pero también
se configura el vicio cuando una autoridad decide sobre asuntos que le corresponden
a otra autoridad de la Administración.
La segunda variedad del vicio en comento, la constituye la incompetencia terri-
torial o en razón del lugar (incompetencia "ratione loci"). Una primera forma de
entender la incompetencia territorial, es por el hecho de una autoridad administra-
tiva que ejerce sus funciones en un lugar distinto al que debería encontrarse. Luego
también se da esta incompetencia cuando una autoridad administrativa decide sobre
asuntos ajenos a su circunscripción territorial.
La tercera modalidad del vicio de incompetencia, se manifiesta en la incompe-
tencia temporal o en razón del momento (incompetencia "ratione temporis"). Este
vicio dice relación con la fecha o data en que la autoridad administrativa adopta la
decisión. En definitiva, la autoridad administrativa sólo puede actuar en forma válida
dentro del lapso establecido en la norma correspondiente.
En un nuevo paso hacia un control pleno de legalidad, en el marco del recurso por
exceso de poder, se equipararon al vicio de incompetencia, ciertos vicios de procedi-
miento302 y en general los vicios de forma 303 .
Todo acto administrativo se encuentra sujeto a ciertos formalismos: deben ser
dictados dentro de un determinado procedimiento y de acuerdo a formas determina-
das. Como señala RJVERO, se trata de dos elementos que son lógicamente distintos. El
298
RIVERO, Jean y WALINE, Jean, Op. Cit., p. 233.
299
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 377.
300
CHAPUS, René, Op. Cit., pp. 1024 y siguientes. RIVERO y WALINE, Op. Cit., pp. 244 y sig.
301
CHAPUS, René, Op. Cit., p. 1024.
302
Ibid.. p. 1026.
303
RIVERO, Jean y WALINE, Jean, Op. Cit., p. 246.
108 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
304
Ibídem.
305
VILLAR PALASÍ y VILLAR EZCURRA, O p . C i t . , p . 3 5 .
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 109
minada: el interés público o el interés del servicio público".306 No caben, por tanto,
fines distintos que no sean los expresa o implícitamente derivados del ordenamiento
jurídico administrativo.
Como ha expresado Jean RIVERO, la Administración a diferencia de los particu-
lares, que pueden escoger libremente los fines de sus actos, se encuentra sujeta a
la finalidad que sus actos deben perseguir. De manera general, ella no puede jamás
ejercer sus competencias sino en vista de la satisfacción del interés público, en
virtud de un principio general del derecho. De manera más particular, los textos
asignan a ciertas competencias un fin preciso; así los poderes de policía tienen la
finalidad de asegurar la mantención del orden o los procedimientos de alineación
persiguen la finalidad de fijar los límites de una vía pública, etc. De este modo,
señala el autor, la desviación de poder es el vicio que mancha un acto por el cual la
Administración, en desconocimiento de las reglas, persigue un fin distinto del que
el derecho le ha asignado, desviándose por consiguiente del fin legal que el poder
le ha confiado.307
Por tanto, la desviación de poder se caracteriza "por el ejercicio de un poder para
una finalidad diferente a aquella para la cual la ley lo confirió".308
En orden a su definición, André DE LAUBADERE, ha señalado que hay desviación
de poder cuando una autoridad administrativa realiza un acto de su competencia,
pero con un objetivo distinto del fin para el cual el acto podía legítimamente rea-
lizarse.309
Como señala muy expresivamente G A R C Í A DE ENTERRÍA, el acto que se ha desviado
de su fin "ha cegado la fuente de su legitimidad".310
La técnica en comento, permite apreciar la adecuación entre el fin específico
previsto en la norma (dentro lógicamente, de la esfera de los intereses públicos) y
aquel que se persigue en la actuación concreta. Por tanto, la desviación de poder, no
se refiere a "una disíunción entre el interés particular y el interés público que debe
guiar siempre toda actuación administrativa (...) sino entre dos clases de intereses
306
GARRIDO FALLA, Fernando, Op. Cit., p. 606.
307
RIVERO y WALINE, Op. Cit., pp. 247-248. En este mismo sentido CHAPUS, René, Op. Cit..
p. 1048.
308
LONG, W E I L , BRAIBANT y otros, Op. Cit., p. 18.
309
D E LAUBADERE, André, Traité Elémentaire de Droil Administran/, Librairie Générale de Droit
et de Jurisprudence. R . Pichón et R. Durand-Auzias, París, 1 9 6 7 , p. 4 9 3 . Por su parte, André MAURIN,
define la desviación de poder como "la utilización por la autoridad administrativa de sus facultades para
un propósito distinto por el que le son conferidas" (Op. Cit., p. 191). En nuestra doctrina siguiendo la
escuela francesa, Pedro PIERRY ha definido la desviación de poder como "el vicio que afecta a aquella
decisión administrativa, que ha sido dictada por la autoridad competente, teniendo en vista un fin diverso
de aquel para el cual el acto podía ser dictado". (Op. Cit., p. 165).
310
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, La lucha contra Ias inmunidades del poder, p. 27.
110 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
311
VILLAR PALASÍ y VILLAR EZCURRA, O p . C i t . , p p . 3 5 - 3 6 .
312
RODRÍGUEZ ELIZONDO, José, Op. Cit., p. 79.
313
Así se ha entendido también en la doctrina española mayoritaria. Antonio Mozo SEOANE, conteste
con autores como CLAVERO, GARRIDO FALLA y GARCÍA DE ENTERRÍA, ha expresado: "En cuanto técnica de
control, por tanto, a través de la desviación de poder se fiscaliza el fin del acto administrativo concreto
y su adecuación, o menos, al ordenamiento; en tal sentido, parece evidente que no se trata de una cues-
tión de simple 'moralidad', 'eticidad' o consideraciones semejantes, sino de estricta 'legalidad', siendo
indiferente, además, que con el acto viciado se persigan finalidades personales, más o menos inconfe-
sables, bastando por el contrario, que se produzca un apartamiento del fin público concreto a satisfacer,
persiguiendo otro no querido por la ley". (Op. Cit., p. 425).
314
VEDEL, Georges, DELVOLVE, Pierre, Droit Administratif, tome 2 , PUF, París, 1 9 5 8 , pp. 3 2 6 y si-
guientes; WALIÑE, Marcel, Droit Administratif, Editions Sirey, París, 1 9 6 3 , pp. 4 8 0 y siguientes; PEISER,
Gustave. Contentieux administratif Dalloz, París, 2 0 0 4 , pp. 2 0 4 y siguientes; CHAPUS, René, Op. Cit.,
pp. 1 0 4 8 y siguientes; RIVERO, Jean, Op. Cit.. p. 2 4 8 ; D E LAUBADERE, André, Op. Cit., pp. 4 9 4 y siguientes;
M A U R I N , André, Op. Cit., p. 1 9 1 .
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 111
315
D E LAUBADERE, André, Op. Cit., p. 4 9 5 . André MAURJN señala como ejemplos de esta hipótesis,
con base en la jurisprudencia del Consejo de Estado, los siguientes: interés personal del autor del acto
(reglamentación de los bailes por un alcalde de manera de evitar toda concurrencia a su propia sala de
baile: CE del 14 de marzo de 1934, Dlle Rault, Rec. CE 337); interés de un tercero, en este caso de
un grupo privado (expropiación de un inmueble para instalar un circulo hípico privado: CE del 4 de
marzo de 1964, Vve Bonderie, Rec. CE 157); interés político (prohibición de una procesión religiosa
organizada el mismo día que una "fiesta local y proletaria": CE el 1 de febrero de 1927, Abbé Veyras,
Rec. CE 176). (Op. Cit.,p. 191).
316
Ejemplo de esta hipótesis, es la negativa de autorización de apertura de una puerta sobre la vía
pública a un hotelero por parte de la autoridad alcaldicia, motivado por una mejor vigilancia de la pros-
titución. CE del 26 de julio de 1947, Durand, Rec. CE 585. (MAURIN, André, Op. Cit.,p. 101).
317
VEDEL, Georges, DELVOLVE, Pierre, Op. Cit., p. 332.
318
Ibídem. Asimismo CHAPUS, René, Op. Cit., p. 1054. También se puede citar como ejemplo,
el caso del director de escuela que opta por bajar las calificaciones del alumno en vez de iniciar un
procedimiento disciplinario: CE del 18 de diciembre de 1968, Bruñe, Rec. CE 658. (MAURIN, André,
p. 191).
112 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Cabe tener presente, en todo caso, que más allá de su novedad, el vicio que busca
corregir esta técnica, no es más que un vicio de estricta legalidad en sentido amplio319,
pues lo que se fiscaliza judicialmente es el cumplimiento del fin del acto, elemento
constitutivo, como sabe, de todo acto administrativo.
Si bien las hipótesis de desviación de poder son bastante claras, no sucede lo mismo
con la prueba del vicio en cuestión. Al respecto ha señalado RIVERO, que la búsqueda
de la desviación de poder tropieza con dos dificultades: la primera concierne a la
determinación del fin legal cuando la ley no lo precisa; en este caso el juez no vacila
en despejar él mismo la finalidad a partir de las circunstancias que han precedido la
elaboración de la ley. La segunda dificultad se sitúa en el terreno de la prueba. La
intención es un elemento sicológico difícil de acotar, salvo cuando el autor del acto
lo ha explicitado abiertamente, lo que resultará raro.320
Por ello, la principal crítica y limitación de esta técnica de control estriba en la
dificultad de la prueba. Teniendo presente el carácter necesariamente subjetivo del
vicio que da lugar a la desviación de poder, conseguir una prueba plena e indubitable
del vicio resulta ser difícil, más aún cuando los móviles internos permanecen ocultos
o están disimulados.
Originalmente, el Consejo de Estado exigía que la prueba de la desviación de
poder resultara directamente de los términos mismos de la decisión. Sin embargo,
con posterioridad a fin de facilitar la prueba de la desviación se admitió la prueba
mediante presunciones serias o graves.
En general, la doctrina francesa ha manifestado que en la actualidad existe una
verdadera declinación de la desviación de poder.321 Así, WALINE señala que existen
dos razones fundamentales que explican esta declinación. En primer término, el
Consejo de Estado empieza a aceptar decisiones a fin de proteger el interés finan-
ciero de la Administración, particularmente los Municipios. Así, ciertas decisiones
de la Administración que antaño constituían una desviación de poder, llegaron a
ser sucesivamente lícitas y después incluso obligatorias, todo en aras de favore-
cer el interés financiero de la Administración. Señala a este respecto WALINE, que
verdaderamente no es posible imaginar un cambio de criterio más completo en la
jurisprudencia del Consejo de Estado. Sin embargo, esto no quiere decir que la
desviación de poder en el interés financiero de la Administración no fuese nunca
más sancionada con la anulación. En segundo término, se constata una correlación
entre la excepcionalidad de las anulaciones por desviación de poder y el desarrollo
del control de los motivos del acto. Mediante esta forma, la desviación de poder
319
RODRÍGUEZ ELIZONDO. José, Op. Cit., p. 84.
320
RIVERO, Jean, WALINE, Jean, Op. Cit., p. 249.
CHAPUS. René. Op. Cit.. p. 1 0 5 3 : W ALINE. Marcel, Op. Cit., p. 4 8 7 ; PEISER, Gustave, Op. Cit.,
321
p. 206: D E LAUBADERE. André. Op. Cit.. p. 4 9 7 ; RIVERO y WALINE, Op. Cit., p. 2 4 9 : MAURIN, André.
Op. Cit.. p. 191.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 113
es reemplazada por otro medio de anulación que permite llegar en muchos casos al
mismo resultado. El Consejo de Estado hoy puede anular una decisión por defecto o
inexactitud de los motivos, que antaño habría anulado por desviación de poder.322
En definitiva, han influido en el estrechamiento del campo de aplicación de la
desviación de poder -aparte de la dificultad probatoria- el nacimiento y desarrollo
de otras técnicas de control más eficaces, como la técnica de los principios generales
del derecho y el control de los hechos determinantes, ya que ninguna de éstas exige
buscar los móviles subjetivos o intención de la autoridad administrativa que dictó
el acto.323
Por ello, en la actualidad el estado de la jurisprudencia francesa ha demostra-
do que la desviación de poder se ha transformado en una modalidad de anulación
"subsidiaria"324 y como ha puesto de manifiesto otro autor, en general cuando el juez
administrativo ha anulado por desviación de poder, ha preferido emplear expresiones
como "utilización de poderes por motivos ajenos al interés público".325
322
WALIÑE, Marcel, Op. Cit., pp. 487-488.
323
Similar recepción y evolución ha experimentado la desviación de poder como técnica de
control de los actos de la administración en la jurisprudencia española. Véase Mozo SEOANE, Antonio,
Op. Cit., p. 440.
324
RIVERO y WALINE, O p . C i t . , p . 2 4 9 .
325
PEISER, Gustave, Op. Cit., p. 206.
326
PAREJO ALFONSO, Luciano, Derecho Administrativo, p. 631.
327
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit., p. 177.
114 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Por ello, la verificación del presupuesto fáctico de la norma aplicada, esto es, el
control de los hechos determinantes, se ha transformado en una de las técnicas de
control de la discrecionalidad más utilizada por su menor complejidad comparativa-
mente con otras técnicas, v. gr. desviación de poder, y por su mayor seguridad para
los jueces como parámetro de control de legalidad.
Mediante esta técnica, se busca comprobar si los hechos, elementos y situaciones
que la Administración tiene por ciertos al emitir su resolución, tienen existencia real
al momento del control judicial.328 Como ha señalado FORSTHOFF, "la existencia o la
falta de hechos empíricos puede ante todo, mostrar claramente como incorrecta una
decisión discrecional".329
De este modo, por vía de ejemplo, si una norma faculta a la Administración para
decidir discrecionalmente la suspensión de un espectáculo público o la clausura de
un local, en caso de que se produzcan graves alteraciones a la seguridad, mediante
esta técnica el Tribunal controlará que se den los hechos que permiten calificar la
situación como una alteración grave de la seguridad.330
Por tanto, "el control de los hechos determinantes se refiere tanto a su existencia en la
realidad, como a la calificación o valoración de aquellos por la Administración".331
Conforme al tratamiento que ha efectuado la doctrina administrativa sobre la
materia, el control de los hechos determinantes como técnica general, puede revestir
tres modalidades básicas, consistentes en: a) control de la exactitud material de los
hechos, b) control de la calificación jurídica de los hechos, y c) control de la aprecia-
ción de los hechos.332
328
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 390.
329
FORSTHOFF, Ernst, Op. Cit., p. 137.
330
GALLEGO ANABITARTE y MENÉNDEZ REXACH, O p . C i t . , p . 9 1 .
331
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 554.
332
y WALINE, Op. Cit., pp. 2 5 0 y siguientes; D E LAUBADERE, André, Op. Cit., pp. 5 0 1 y sig.;
RIVERO
PEISER, Gustave. Op. Cit., p. 1 9 3 ; VEDEL, Georges y DELVOLVE, Pierre, Op. Cit., p. 3 1 3 ; CHAPUS, René,
Op. Cit., pp. 1 0 3 9 y sig.; PIERRY, Pedro, Op. Cit., pp. 1 7 8 y sig.; GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ,
Op. Cit., p. 472. Conviene hacer presente, que la doctrina francesa estudia esta técnica con ocasión de
las "ilegalidades en razón de los motivos del acto", v. gr. CHAPUS, Op. Cit., y D E LAUBADERE, Op. Cit.,
o como señala PIERRY, de la ilegalidad de los motivos invocados, en este caso de los motivos de hecho
del acto administrativo.
333
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 7 2 .
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 115
334
RIVERO y WALINE, O p . C i t . , p . 2 5 1 .
335
SÁNCHEZ M O R Ó N , Miguel, Op. Cit., p. 132. Como se señalara en un acápite precedente, el origen
jurisprudencial de esta técnica se encuentra en el pronunciamiento del Consejo de Estado francés, en
el caso Camitio del año 1916. En su fallo el Consejo de Estado, pese a admitir que al conocer de una
acción de nulidad le está vedado entrar a pronunciarse sobre la oportunidad de una medida administrativa,
expresa su plena competencia para verificar la materialidad de los hechos que motivan una determinada
actuación o decisión administrativas. ( L O N G , WEIL, BRAIBANT, y otros, Op. Cit., p. 1 1 5 ) .
327
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit., p. 177.
116 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
337
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit., p. 176.
338
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Discrecionalidad administrativa, p. 132.
339
PIERRY A R R A U . Pedro, Op. Cit., p. 178.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 117
340
LONG, W E I L , BRAIBANT, y otros, Op. Cit., p. 112.
341
VEDEL y DELVOLVE, O p . C i t . , p . 3 1 4 .
342
WALINE, Marcel, Op. Cit., p. 4 7 4 .
343
RIVERO y WALINE, O p . C i t . , p . 2 5 1 .
344
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 7 5 .
345
lbídem.
118 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
caerá sobre el aspecto reglado de tal decisión, sin afectar al poder discrecional de la
Administración".346
346
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit.. p. 179.
14
- "' VEDEL y DELVOLVE, O p . C i t . , p . 3 1 5 .
348
SÁNCHEZ M O R Ó N , Miguel, Op. Cit., p. 133.
lbid.. p. 135.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 119
350
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit., p. 183.
351
BRAIBANT, G. citado por PIERRY, Op. Cit., p. 179; ver también PEISER, Gustave, Op. Cit., p. 195;
LAUBADERE, O p . C i t . , p . 5 0 2 ; VEDEL y DELVOLVE, O p . C i t . , p . 3 1 8 .
352
MAURIN, André, Op. Cit., p. 190.
353
LONG, W E I L , BRAIBANT, y otros, Op. Cit., p. 510.
354
PIERRY A R R A U , Pedro, Op. Cit., p. 180.
355
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., p. 135.
120 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
356
GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 4 7 6 ; PAREJO ALFONSO, Luciano, Derecho Adminis-
trativo, p. 6 3 2 ; SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso, Op. Cit., p. 4 0 3 ; SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit.,
p. 1 3 8 ; PARADA, Ramón, Op. Cit.,p. 1 0 5 ; GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco, Op. Cit., p. 4 4 1 ; VILLAR PALASÍ
y VILLAR EZCURRA, O p . C i t . , p . 3 7 ; ANABITARTE GALLEGO y MENÉNDEZ REXACH, O p . C i t . , p . 9 1 ; BARNES
VÁSQUEZ, Javier, Op. Cit., p. 2 2 8 ; PIERRY A R R A U , Op. Cit., p. 1 6 8 ; SESÍN, Domingo Juan, Op. Cit., p. 3 4 0 ;
DROMJ, Roberto, Op. Cit., p. 5 1 0 ; GORDILLO, Agustín, Op. Cit., p. X - 2 1 ; BREWER-CARIAS, Alian, Op. Cit.,
p. 29. Dentro del tópico en comento, en Alemania ha tenido particular desarrollo el principio de propor-
cionalidad, ver en SCHMIDT-ASSMANN, Eberhard, Op. Cit., p. 8 9 .
357
En lo que respecta a la jurisprudencia española podemos encontrar señeros ejemplos, en GARCÍA
DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., pp. 476-478 y Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., pp. 509 y sig.; para
la jurisprudencia francesa un fallo paradigmático lo constituyó C.E. 9 de marzo 1951, Sociedad de Con-
ciertos del Conservatorio, en LONG, WEIL, BRAIBANT, y otros, Op. Cit., pp. 315 y sig. Sin embargo, ya
con anterioridad el Consejo de Estado había utilizado la idea de los principios generales del derecho en
alguna jurisprudencia del siglo XIX y de los principios del siglo XX. Pero como señala Muñoz Machado,
"al principio lo hacía sin acogerse a ninguna teoría de conjunto que permitiera comprender la razón de
la utilización de reglas no escritas para complementar los contenidos de las normas positivas". De este
modo, uno de los primeros principios que utilizó el Consejo de Estado fue el principio de igualdad ante
la ley, Arrét Abdauihousse de 13 de noviembre de 1936, e igualdad ante los servicios públicos, en arrét
Societe l'alcool dénaturé de Coubert de 1 de abril de 1938. (Op. Cit., p. 406).
358
Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., p. 510.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 121
de los aspectos de fondo de la decisión, pues se podría contrastar ésta con parámetros
sustantivos, como por ejemplo, el respeto a la buena fe, la protección de la confianza
legítima del administrado, el principio de proporcionalidad o el principio de igualdad,
aspectos todos que, se dice, permitirían un control del contenido de la decisión admi-
nistrativa impugnada, ya que "se adentra (...) decididamente en la sustancia misma
de la potestad discrecional y que normalmente es empleado cuando las otras técnicas
ya analizadas han agotado su virtualidad".359
Precisamente, GARRIDO FALLA ha señalado que "el reconocimiento de la potestad
discrecional no impide la admisión de las fuentes subsidiarias del Derecho escrito:
por el contrario éstas operan como una restricción del amplio campo que, en otro
caso, pertenecería a aquélla".360 La actuación de todos los poderes del Estado, y en
particular la Administración, se encuentra sujeta a la ley y al Derecho. De modo que,
si la Administración está sujeta al Derecho, debe respetar los principios generales del
derecho. En palabras de GARCÍA DE ENTERRÍA, si la ley ha otorgado a la Administración
la potestad de obrar discrecionalmente, "no ha derogado para ella la totalidad del
orden jurídico, el cual, con su componente esencial de los principios generales sigue
vinculando a la Administración".361 Por ello, señala el maestro español, la Adminis-
tración no puede ampararse en una potestad discrecional para justificar una agresión
a los principios generales del derecho, que no sólo forman parte del ordenamiento
jurídico, sino que lo fundamentan y lo estructuran.362
En el presente acápite no efectuaremos una explicación de la doctrina general de
los principios generales del derecho, esto es, la amplia y compleja discusión acerca del
origen, fundamento y clasificación de éstos, por exceder con mucho y ser enteramente
ajeno al objeto de esta investigación.
Sólo para efectos metodológicos, bástenos con señalar que respecto a los principios
generales del derecho, se ha expresado, desde diversos puntos de vista, que éstos son
"normas fundamentales o generalísimas del sistema, las normas más generales"363; que
"tienen 'per se \ un determinado valor normativo, en cuanto conllevan la idea de un
criterio de actuación jurídicamente lícita y, por ende, podemos afirmar con propiedad
que ellos son Derecho"364; que "no son exclusivamente meros criterios directivos, ni
juicios de valor simplemente, ni escuetos dictados de razón. Son auténticas normas
359
PAREJO ALFONSO, Luciano, Derecho Administrativo, p. 632.
360
GARRIDO FALLA, Fernando, Op. Cit., p. 303.
361
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, La lucha contra las inmunidades del poder, p. 44.
362
Ibídem.
363
BOBBIO, Norberto, Teoría General del Derecho, Debate, Madrid, 1996, p. 251.
364
ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, Los Principios Generales del Derecho, Ediciones Universidad
Católica de Chile, Santiago, 2003, p. 53.
122 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
365
DÍEZ-PICAZO. Luis, citado por ALCALDE RODRÍGUEZ, Op. Cit., p. 5 3 . Para los distintos usos de
la acepción "principios" en la literatura jurídica, véase, SQUELLA NARDUCCI, Agustín, Introducción al
Derecho. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p. 280.
366
GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, citado por GARRIDO FALLA, Op. Cit., p. 304.
367
ML'ÑOZ MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 569.
368
Así. GARCÍA DE ENTERRÍA, La lucha contra las inmunidades del poder, p. 4 4 y Mozo SEOANE,
quien ha señalado que "el Derecho Administrativo exige, quizá más que ningún otro sector, la presencia
y la operatividad de unos principios rectores objetivados, claros y fijos por los que conducir, si acaso
como último recurso. las relaciones jurídicas nacidas en su seno al amparo, quizá, de una legislación
circunstancial". (Op. Cit.. p. 510).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 123
apelación a los principios generales del derecho a fin brindar mayor seguridad en un
ámbito particularmente propicio para la legislación contingente y ocasional y a la
reglamentación profusa y variada.
En cuanto a la operatoria de esta técnica, el juez buscará enjuiciar "el ejercicio
mismo de la potestad-competencia utilizando como criterios de medida los princi-
pios generales del Derecho, (...) elementos vertebrantes y articuladores del ordena-
miento jurídico".369 El juez efectuará un análisis abstracto, verificando si la decisión
administrativa transgrede o infringe un determinado principio general del derecho.
Así, deberá determinar si la decisión es arbitraria, si atenta contra la buena fe, si es
desproporcionada, etc. Por ello, en términos teóricos, la aplicación de esta técnica de
control no reviste mayores complejidades.
Sin embargo, la aplicación de esta técnica de control presenta algunos problemas
u objeciones, consistente básicamente en la evidente generalidad e indetermina-
ción del verdadero alcance de algunos de los principios generales del derecho que
se invocan por el juzgador al momento de efectuar su control. Más aún, como se
ha hecho notar agudamente, la aplicación de estos principios como parámetro de
control puede llegar a ser fuente de arbitrariedades. En este orden de ideas, Mozo
SEOANE ha expresado, que "hay un evidente peligro teórico en intentar reducir esa
libertad de actuación (de la Administración que actúa premunida de facultades dis-
crecionales) en aras de una 'más justa' aplicación de la norma, o de la 'justicia del
caso concreto', para lo que los principios generales, por su inconcreción originaria,
podrían servir de vehículo".370 En este sentido, es importante tener presente que
los principios generales del derecho proporcionan una programación normativa de
carácter negativo, lo que significa que el ordenamiento sólo se limita a establecer
cuál es el sentido o sentidos que no podrá adoptar nunca la actuación administrativa,
v. gr. incurrir en arbitrariedad, discriminación, mala fe, etc. Por tanto, los principios
no indican en términos positivos, "cuál debe ser el sentido exacto de la actuación
administrativa en un supuesto de hecho determinado, pero sí indican negativamente
cuál es el sentido que en ningún caso puede adoptar".371
Por ello, Santamaría Pastor ha señalado que, dada la falta de fijeza y la opina-
bilidad de los principios generales, la utilización de esta técnica de control debe
efectuarse con cautela en su aplicación, debiendo anularse la decisión sólo cuando
"la infracción de un principio sea inequívoca". De lo contrario, se corre el riesgo de
sustituir la decisión administrativa simplemente por el criterio subjetivo del juzgador,
"contra la voluntad expresa de la ley que atribuyó la potestad, voluntad que no puede
369
PAREJO ALFONSO, Luciano, Derecho Administrativo, p. 632.
370
Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., p. 512.
371
BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., pp. 207-208.
124 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
El principio de igualdad en cuanto principio general del derecho debe ser consi-
derado como un elemento rector de todo el ordenamiento jurídico374, y precisamente
en el ámbito administrativo tiene una particular aplicación, tanto en su actividad
vinculada como discrecional.
Conforme a su origen histórico-político, derivado de la Declaración de Derechos
del Hombre de 1789, el principio de igualdad consiste en "tratar igualmente las co-
sas iguales y en tratar desigualmente las cosas desiguales".375 Con ello se reconocía
implícitamente la existencia de desigualdades de hecho, por ello el Estado no estaba
372
SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso, Op. Cit., p. 403.
373
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., p. 139.
374
PÉREZ R O Y O , Javier, Op. Cit., p. 273.
375
DUGUIT, León. Manual de Derecho Constitucional, Comares, Granada, 2005, p. 195.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 125
llamado a hacer desaparecer las desigualdades, sino tan sólo a asegurar a todos una
protección igual.376
Como ha puesto de manifiesto FERRAJOLI, el aporte de la Declaración de Derechos
de 1789 y las posteriores cartas constitucionales, "fue haber hecho del principio de
igualdad una norma jurídica. Esto quiere decir que desde entonces la igualdad no es
un hecho, sino un valor; no una aserción, sino una prescripción, establecida norma-
tivamente (...) precisamente porque se reconoce (descriptivamente) que de hecho
los seres humanos son diversos y se quiere impedir que sus diversidades pesen
como factores de desigualdad".377 Esta igualdad jurídica, en concepto de F E R R A J O -
LI, es "un principio normativo sobre la forma universal de los derechos que se han
convenido sean fundamentales: del derecho a la vida a los derechos de libertad, de
los derechos políticos a los sociales, hasta ese metaderecho que es el derecho a la
igualdad, es decir, al tratamiento igual ante la ley".378
Por tanto, en virtud del principio jurídico de la igualdad, no se busca tratar como
iguales a todas las personas, por cuanto eso significaría desconocer las legítimas y
necesarias diferencias que existen entre ellas, hecho que conllevaría a una evidente
desigualdad. Por ello, conforme al principio en comento, "a títulos jurídicos iguales
han de corresponder derechos iguales y a éstos, tratos iguales, lo que se puede for-
mular desde un punto de vista subjetivo como "los iguales han de ser tratados igual
y los desiguales, desigual".379
Desde una perspectiva dogmático-constitucional, el principio de igualdad pros-
cribe las decisiones que generen diferencias de tratamiento que no se encuentren
fundadas en razones objetivas o razonables. Por ello, el legislador o la autoridad
administrativa, pueden efectuar ciertas diferenciaciones entre sujetos de derechos
que se encuentren en situaciones jurídicas análogas, siempre que estas diferencias
en el tratamiento tengan una base razonable. Así lo ha entendido la doctrina com-
parada y nacional.
En este sentido, el constitucionalista español P É R E Z ROYO, ha señalado que la
igualdad constitucional no prohibe que el legislador diferencie, "lo que prohibe es
que diferencie de una manera no objetiva, no razonable y no proporcionada. Es decir,
que tome partido ante el ejercicio del derecho a la diferencia. De ahí que el contenido
376
En forma expresiva agregaba DUGUIT, la "igualdad absoluta, matemática, de los hombres" es la
"paradoja de la igualdad", "semejante manera de entender la igualdad conduce en rigor a la desigualdad,
No era éste, seguramente, el concepto que de ella se había formado la Asamblea de 1789". (Ibídem).
377
FERRAJOLI, Luigi, Derechos y garantías, La ley del más débil, Editorial Trotta, Madrid, 2004,
pp. 78-79.
378
Ibid. p. 81.
379
VAI.DÉS PRIETO, Domingo, La discriminación arbitraria en el derecho económico, LexisNexis,
Santiago, 1992, p. 9.
126 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
380
PÉREZ ROYO, Javier, Op. Cit., p. 293.
ALEXY. Robert, Teoría de los Derechos Fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Cons-
381
titucionales, Madrid, 2002, p. 388. En concreto, el autor agrega: "La jurisprudencia sobre la igualdad
del Tribunal Constitucional Federal tiene como hilo conductor la frase: 'La máxima de la igualdad es
violada cuando para la diferenciación legal o para el tratamiento legal igual no es posible encontrar una
razón razonable, que surja de la naturaleza de la cosa o que, de alguna otra forma, sea concretamente
comprensible, es decir, cuando ¡a disposición tiene que ser calificada de arbitraria'". (Ibid.. p. 391).
382
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 344.
383
EVANS DE LA CUADRA, Enrique, Los Derechos Constitucionales, tomo II, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 1999, p. 125.
384
VERDUGO, PFEFFER, NOGUEIRA, tomo 1, Op. Cit., pp. 215-216.
385
Citado por CEA EGAÑA. José Luis, Derecho Constitucional Chileno, tomo II. p. 119.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 127
que no sean arbitrarias, es decir, que sean justas".386 Finalmente, Miguel Ángel FER-
NÁNDEZ ha señalado que la igualdad ante la ley por su naturaleza jurídica constituye
un principio general del derecho, "básico y finalista en la interpretación aplicable,
con cualidad de general y sin excepciones, a todo el ordenamiento jurídico, a la par
que sirve de sostén o soporte al derecho público subjetivo consistente en no ser sujeto
de discriminaciones".387
El principio dé igualdad ha sido elevado al rango de principio de orden consti-
tucional en la gran mayoría de las Constituciones Políticas, no siendo nuestra Carta
Fundamental una excepción en este sentido. De este modo, es posible identificar
distintas manifestaciones concretas del principio de igualdad en la Constitución
Política.
En efecto, el artículo Io de la Carta establece que las personas nacen libres e
iguales en dignidad y derechos. Por su parte, el artículo 19 N° 2 de la Constitución
ha establecido en carácter de garantía constitucional la igualdad ante la ley, junto con
establecer que ni la ley ni la autoridad pueden establecer diferencias arbitrarias.
La Constitución, en una manifestación tutelar o defensiva del principio de igual-
dad, también garantiza la igual protección de la ley en la protección de los derechos
(artículo 19 N° 3).
Asimismo, podemos entender como otra manifestación del principio de igualdad,
el derecho de toda persona a no ser discriminada arbitriamente en el trato que deben
dar el Estado y sus organismos en materia económica (artículo 19 N° 22).
Ahora bien, sabemos que en aras del principio de igualdad no pueden establecerse
diferencias arbitrarias, de modo que resulta lógica, entonces, la interrogante en orden
a dilucidar cuándo la diferencia que pudiera establecer una ley o la autoridad está
proscrita por la Constitución Política por arbitraria.
Como veremos, existen algunos criterios elaborados por la doctrina que permiten
una buena aproximación a la interrogante en cuestión. En efecto, se han planteado
algunos elementos para determinar la objetivización de las diferencias, a modo de
ponderación para establecer si una determinada diferencia resulta arbitraria o no.
De este modo, se plantean determinados requisitos para que la discriminación sea
constitucionalmente legítima.388
En primer término, debe tratarse de una desigualdad de los supuestos de hecho. Lo
que justifica constitucionalmente la diferencia de trato es que estemos en presencia
de supuestos de hecho distintos, que ameriten un trato diferenciado. Como se señala
386
Ibid, p. 130.
387
FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Miguel Ángel, Principio Constitucional de Igualdad ante la Ley, Editorial
Jurídica ConoSur Ltda., Santiago, 2001, pp. 317-319.
388
DOCTRINA CONSTITUCIONAL DEL PRESIDENTE EDUARDO FREÍ RUIZ-TAGLE, División Jurídico Legislativa
Ministerio Secretaria General de la Presidencia, Primer Tomo, Santiago, 2000, p. 103.
128 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
389
Ibidem.
390
LONG, W E I L , BRAIBANT, O p . C i t . , p . 2 7 6 .
391
lbid.. p. 316.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 129
dos ante la Escuela Nacional de Administración, y si hay lugar, tener en cuenta los
hechos y manifestaciones contrarias a la discreción que deben observar los candi-
datos; dicho secretario no podía excluir de dicha lista a un candidato con base en
sus opiniones políticas exclusivamente, sin desconocer el principio de igualdad de
acceso de todos los franceses a los empleos y funciones públicas"?92
En lo que respecta al derecho español, Antonio Mozo SEOANE ha hecho presente
que el principio de igualdad ante la ley, en sus diversas manifestaciones, es el que
ha sido objeto de mayor elaboración tanto jurisprudencial como doctrinal.393 Así,
señala el autor que el principio de igualdad despliega sus posibilidades frente al
ejercicio de potestades discrecionales en su manifestación concreta del precedente
administrativo, esto es, que tratándose de potestades discrecionales se aplican
medidas iguales para casos iguales, ya que "la elección realizada vinculará a la
Administración siempre que se trate de aplicar la misma norma a un supuesto de
hecho idéntico".394 Cita al efecto, Sentencia de 7 de mayo de 1971, Aranzadi, 3214,
que señala que la justa perspectiva del principio "no puede significar la vinculación
de la Administración a las actuaciones precedentes que infrinjan las normas porque
ello equivaldría a sancionar la posibilidad de su real derogación a través de actos
ilícitos de aplicación singular y, por el contrario, configurado el mismo como ga-
rantía de justicia, se proyecta primordialmente con respecto a los actos de contenido
discrecional en los cuales el precedente efectivamente vincula, como expresión del
interés público, para los supuestos de hecho idénticos, mientras que respecto de los
actos de contenido reglado no pasa de ser un aspecto más de la obligatoriedad común
de la regla de derecho y, por tanto, su eficacia correctora se manifiesta solamente
allí donde los órganos que aplican las normas tienen posibilidad de opción (o sea,
cierta discrecionalidad) o también determinando la exigencia de una interpretación
igual para casos idénticos, mas nunca posibilitando la perpetración de actuaciones
ilegales".395
Asimismo, en el derecho español resulta común constatar la relación que se estable-
ce entre el principio de igualdad y los principios de razonabilidad y proporcionalidad.
392
Ibid, p. 371.
393
Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., p. 522.
394
Ibid., p. 5 2 4 . En este mismo sentido. G A R C Í A DE ENTERRÍA, constata que el principio de igualdad
era de uso frecuente por la jurisprudencia anterior a la Constitución Política de 1978 "para introducir
una medida de las potestades administrativas, así, por ejemplo, para reducir ha reglado el otorgamiento
de licencias de construcción en los casos en que no existe Plan de ordenación ni ordenanzas aplicables
(Sentencias de 24 de diciembre de 1956, 28 de mayo de 1963, 3 de abril de 1965 y 17 de mayo de
1 9 6 7 ) . (...) Otra aplicación del principio de igualdad como criterio reductor de la discrecionalidad ad-
ministrativa lo ofrece la Sentencia de 27 de enero de 1965, que defiende la igual oportunidad de todos
los estudiantes para obtener becas, abstracción hecha de su vocación al estado religioso". (Curso de
Derecho Administrativo, p. 478).
395
Ibídem.
130 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Así, MUÑOZ MACHADO cita una sentencia del Tribunal Constitucional STC 1 7 6 / 9 3 , que
aplicando el principio de igualdad, concluye que éste "veda la utilización de elementos
de diferenciación que quepa calificar de arbitrarios o carentes de una justificación
objetiva y razonable, prohibiendo el principio de igualdad, en suma, aquellas des-
igualdades que resulten artificiosas o injustificadas por no venir fundadas en criterios
objetivos o razonables, según criterios o juicios de valor generalmente aceptados. (...)
en resumen el principio de igualdad no sólo exige que la diferencia de trato resulte
objetivamente justificada, sino también que supere un juicio de proporcionalidad en
sede constitucional sobre la relación existente entre la medida adoptada, el resultado
producido y la finalidad pretendida por el legislador".396
396
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 571.
397
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., p. 85.
398
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 4 8 0 .
399
lbidem.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 131
400
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., p. 165.
401
Ibid.. pp. 89-90.
402
Ibid., p. 90.
403
Ibidem.
404
Ibid.. pp. 253 y sig.
405
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p p . 4 8 1 y s i g .
132 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
406
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. Op. Cit., p. 256.
407
Ibidem.
408
SOTO KLOSS, Eduardo, El Recurso de Protección, Op. Cit., p. 189.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 133
409
SOTO KLOSS, Eduardo, Derecho Administrativo, Op. Cit., p. 61.
410
FERNÁNDEZ, Tomás Ramón, Op. Cit., p. 171.
411
Ibid., p. 87.
m
Ibid.. p. 215.
134 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
4,3
Ibid., p. 219.
414
Para ejemplos de aplicación del principio en comento por la jurisprudencia constitucional
española, véanse los casos citados por MUÑOZ MACHADO, Op. Cit., pp. 576-577. En la jurisprudencia
constitucional alemana, véase A L E X Y , Robert, Op. Cit., pp. 339 y 352.
415
Mozo SEOANE. Antonio, Op. Cit., p. 530.
416
HABERLE, Peter. La Libertad Fundamental en el Estado Constitucional. Pontificia Universidad
Católica del Perú, Perú. 1997,p. 127.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 135
417
SCHMIDT-ASSMANN, Eberhard, Op. Cit., p. 89.
418
VILLAR PALASÍ, José Luis, Curso de Derecho Administrativo, p. 3 9 2 . Explica el autor que "el
concepto de proporcionalidad surgió en el Derecho penal, específicamente como elemento necesario en
la legítima defensa. De ahí pasó al Derecho de la policía administrativa, pero es actualmente un prin-
cipio general sobre la actividad administrativa. En EE.UU. comenzó paralelamente el principio de la
'reasonability' como 'reasonable exercise of de pólice power', pasando luego a ser un principio general
de raíz constitucional: su contrario - l a falta de 'reasonability', de proporcionalidad- va contra el princi-
pio constitucional del 'due process of law' y es 'purely arbitrary'. De ahí que no sea una consecuencia
del Derecho constitucional a la libertad (...) ni un principio independiente del derecho a la libertad más
objeto protegido jurídicamente (...) sino una consecuencia del principio de legalidad". (Ibídem) Peter
HABERLE, por su parte, señala que el principio de proporcionalidad si bien nació originalmente a la luz del
Derecho de policía y del Derecho administrativo, hoy ha adquirido relevancia constitucional, conforme
a la doctrina dominante. (Op. Cit., p. 127).
419
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 352.
420
CORDERO V E G A , Luis, El Procedimiento Administrativo, LexisNexis, Santiago, 2003, p. 82.
136 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
421
SEOANE MOZO, Antonio, Op. Cit., p. 530.
422
Sin embargo, como se ha hecho presente, la aplicación del principio en comento no puede
llevarnos a olvidar que ta cuantiñcación de la sanción es materia reservada a la valoración de la Admi-
nistración, el vicio no se configura por su discutibilidad u opinabilidad. El principio de proporcionalidad
debe ser objeto de una violación evidente, "la desproporcionalidad, incongruencia o irrazonabilidad
deben ser notoria y fácilmente acreditables". (SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 352).
423
VILLAR PALASÍ, José Luis, Curso de Derecho Administrativo, p. 392.
424
Véase A L E X Y . Robert, Op. Cit., pp. 1 1 1 y sig. y Epilogo a la Teoría de los Derechos Fundamen-
tales. Centro de Estudios Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España, Madrid,
2 0 0 4 . pp. 3 8 y sig. HABERLE, Peter, Op. Cit., pp. 1 2 7 y sig. Cabe hacer presente que este triple test de
proporcionalidad también viene siendo utilizado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como
señala M U Ñ O Z MACHADO, Op. Cit., p. 5 7 8 . En la doctrina nacional, Humberto NOGUEIRA ALCALÁ ha re-
cogido estas distinciones en Lineamientos de Interpretación Constitucional y del Bloque Constitucional
de Derechos. Librotecnia, Santiago, 2 0 0 6 , pp. 3 8 7 y siguientes.
4:5
NOGUEIRA. Humberto, Op. Cit.. p. 387.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 137
426
Ibid., pp. 387-388
427
Ibid., p. 389.
428
Ibid., pp. 390-391
138 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
429
SÁNCHEZ MORÓN, Op. Cit., pp. 140-141.
430
NOGUEIRA, Humberto, Op. Cit., pp. 386-387.
431
Citada en Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., p. 533.
432
Citada en SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 353.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 139
433
GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, El principio de la buena fe en el derecho administrativo, Thomson-
Civitas, Madrid, 2004, p. 45.
434
Ibid., pp. 45-48.
435
Ibid., p. 91.
436
Ibid., p. 96.
437
Citado por GONZÁLEZ PÉREZ, Op. Cit., p. 99.
140 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
438
SESÍN, Domingo Juan, Op. Cit., p. 357.
439
VILLAR PALASÍ, José Luis, Curso de Derecho Administrativo, p. 389.
440
GONZÁLEZ PÉREZ. O p . C i t . , p . 1 0 1 .
441
GARCÍA DE ENTERRÍA. citado por GONZÁLEZ PÉREZ, Op. Cit., p. 105.
442
Ibídem.
443
Ibid . p. 106.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 141
fe".444 Finalmente, constituye norma de conducta y límite del ejercicio de los dere-
chos, por cuanto, los principios tienen también como función imponer una dirección
al comportamiento de los hombres en sus relaciones con los demás. G O N Z Á L E Z PÉREZ
señala que precisamente el artículo 106 de la Ley de Régimen Jurídico de las Admi-
nistraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, establece la buena
fe como límite del ejercicio de potestades de la Administración 445
Ahora bien, conviene señalar cuáles son los requisitos de operatividad del prin-
cipio de buena fe. Al respecto ha señalado G O N Z Á L E Z PÉREZ, que deben reunirse dos
requisitos: a) una actuación del sujeto relevante para el derecho, y b) que la actuación
sea contraria a la buena fe. 446
En primer término debe tratarse de una actuación relevante para el derecho, por
cuanto el principio sólo desplegará su eficacia cuando se trate de actos que produzcan
efectos jurídicos447. Así esta actuación relevante, desde el punto de vista de la Admi-
nistración, puede manifestarse en alguno de los siguientes tipos de actos: petición de
un administrado ante la Administración; en los actos de trámite de un procedimiento;
en un acto administrativo definitivo; en actos de ejecución; en actos de revisión de un
acto anterior y, en general, en actuaciones procesales 448
Pero, por otra parte, como segundo requisito debe tratarse de una actuación con-
traria a la buena fe. En este sentido, la doctrina ha señalado algunos supuestos típicos
de procedencia del principio, como son la prohibición de volver o ir contra los actos
propios (venire contra factum proprium), el retraso desleal, el abuso de nulidad por
motivos formales, el cumplimiento parcial, entre otros. Sin embargo, la procedencia
del principio no puede limitarse a estos supuestos, ya que, en definitiva y como cri-
terio rector, el principio lo que prescribe es "toda actuación contraria a la conducta
444
Ibid, p. 112.
445
Ibid., p. 113. Señala la norma en comento que: "Las facultades de revisión no podrán ser ejercitadas
cuando por el tiempo transcurrido o por otras circunstancias, su ejercicio resulte contrario a la equidad,
a la buena fe, al derecho de los particulares o a las leyes". En similar sentido VILLAR PALAS! ha señalado
que el principio en cuestión, apunta a vertientes distintas: a) implica una directriz incondicionada en
cuanto a la determinación de derechos y deberes recíprocos entre la administración y el administrado
en sus relaciones jurídicas bilaterales; b) significa una directriz condicionada en el campo de los actos
administrativos, la aplicación de valores jurídicos aparentes-sanación de plazos, por ejemplo; c) supone
un criterio de interpretación de las relaciones jurídicas bilaterales y de los actos, y d) sirve, como la
equidad, de base a la construcción de otros principios generales, por ejemplo, el enriquecimiento injusto.
(Curso de Derecho Administrativo, pp. 3 8 9 - 3 9 0 ) .
446
GONZÁLEZ PÉREZ, Op. Cit., p. 1 2 0 . VILLAR PALASÍ con un enfoque distinto, entiende que para la
aplicación del principio se requiere: a) una situación de confianza y apariencia formal motivada por
conducta de la Administración, y b) una confianza del administrado en la consistencia jurídica del órgano
administrativo. (Curso de Derecho Administrativo, p. 391).
447
GONZÁLEZ PÉREZ, O p . C i t . , p . 1 2 5 .
448
Ibid., p. 126.
142 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
que cabría esperar, en una concreta situación jurídica, de una persona normal, recta
y honesta". 449
En el ámbito de nuestra doctrina conviene dejar presente que se ha señalado, que
pese a que en nuestra Constitución no quedó expresamente plasmado el principio de
la buena fe (en efecto, la frase "La buena fe es siempre requisito de los actos de la
autoridad", que se pretendía incorporar por los comisionados en el artículo T, final-
mente no prosperó), el principio en cuestión debe entenderse "como un valor que el
Código Político reconoce de manera implícita, en normas como las del artículo Io,
inciso cuarto de la Constitución".450
A modo de ejemplo de la recepción del principio de buena fe en el derecho es-
pañol, veamos una sentencia citada por GONZÁLEZ PÉREZ, que expresa: 'Uno de los
principios que informan el Ordenamiento Jurídico es el de que "los derechos deberán
ejercitarse conforme a las exigencias de la buena fe' -art. 7.1 Ce- que se infringe o
falta cuando -como dice la S. Io de 29 de enero de 1965 (Ar. 262)- se finge ignorar
lo que sabe... se realiza un acto equívoco para beneficiarse intencionadamente de
su dudosa significación o se crea una apariencia jurídica para contradecirla después
en perjuicio de quien puso su confianza en ella. La jurisprudencia contencioso-admi-
nistrativa ha venido haciendo frecuente uso de ese principio general, en campos tan
distintos como el de las notificaciones, los contratos administrativos, la expropiación
forzosa, declarando que "el principio de buena fe es inspirador tanto para los actos
de la Administración como para los del administrado" 451
449
lbid.. p. 130.
450
DOCTRINA CONSTITUCIONAL DEL PRESIDENTE EDUARDO FREÍ RUIZ-TAGLE, p. 2 1 .
4
- ' GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, Op. Cit., p. 157.
452
SQUELLA N ARDUCCI, Agustín, Introducción al Derecho, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
2003; p. 536.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 143
453
Ibid, p. 537.
454
RADBRUCH, Gustav, Introducción a la Filosofía deI Derecho, Fondo de Cultura Económica,
México, 1 9 5 1 , p. 4 0 . Por ello, RADBRUCH aclara que la seguridad jurídica no debe ser entendida como
la seguridad por medio del derecho, esto es, la seguridad que el derecho confiere al garantizar bienes
jurídicos como la vida o el patrimonio, "pues ésta (seguridad) va ya implícita en el concepto de la
adecuación a fin". Para que opere la seguridad jurídica en los términos que lo entiende el autor, deben
concurrir cuatro condiciones básicas: 1) que el Derecho sea positivo, esto es, que se halle estatuido en
leyes; 2) que el Derecho estatuido sea un Derecho seguro, esto es, basado en hechos y no con remisión
a los juicios de valor del juez mediante criterios generales como buena fe o buenas costumbres; 3)
que los hechos en que se basa el Derecho puedan establecerse con el menor margen de error posible
y que sean practicables, v.gr, al establecer la capacidad de obrar de un individuo ésta se supedite a
un determinado límite de edad, que la ley fija por igual para todos, y no al grado de madurez interior
del individuo; 4) la estabilidad del Derecho, esto es, que no se halle expuesto a cambios demasiado
frecuentes. (Ibídem).
455
Ibid., p. 41.
456
Mozo SEOANE, Antonio, Op. Cit., p. 537.
457
VILLAR PALASÍ, José Luis, Curso de Derecho Administrativo, p. 386.
458
MADARIAGA, Mónica, Op. Cit., p. 26.
144 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
vinculación del órgano público a las normas jurídicas, lo que implica el rechazo de
la arbitrariedad y la consagración de un Estado de Derecho; f) reconocimiento de la
fuerza de la cosa juzgada, y g) prescripción.459
El profesor C E A E G A Ñ A ha señalado, a partir de un análisis axiológico y dogmático
de la Constitución Política, que nuestra Carta Fundamental ha consagrado un ver-
dadero derecho a la seguridad jurídica en la categoría de un derecho fundamental o
derecho humano. En efecto, señala el profesor CEA que la seguridad jurídica, llamada
también certeza legítima, es un derecho fundamental, por cuanto "tal especie de
seguridad es un valor normativo de máxima importancia, por sí solo configurativo
-junto a la justicia y al bien común- del Estado de Derecho vivido en el marco de
la democracia constitucional. (...) la seguridad jurídica es un bien, implícito en y
derivado de la regularidad en la generación, interpretación y aplicación del sistema
de Derecho positivo" 460
Como se sabe, la seguridad jurídica como principio general del derecho, tiene
múltiples manifestaciones en todas las ramas del ordenamiento jurídico. En este
sentido, se debe tener presente que prácticamente la totalidad de las instituciones
del derecho administrativo constituyen una expresión y/o concreción del principio
general de la seguridad jurídica, por cuanto estas instituciones, por una parte, persi-
guen ajustar a derecho la actuación de la Administración, haciéndola coherente, eficaz
y expedita y, por otra parte, proteger los derechos e intereses de los particulares o en
general de los destinatarios de su regulación.
Sin embargo, se deben destacar como manifestaciones concretas de la seguridad
jurídica en el ámbito administrativo - a l menos- los siguientes principios e institu-
ciones:
1. El principio de legalidad de la actuación administrativa: Piedra angular de todo
el ordenamiento administrativo, en virtud del principio de legalidad la Administración
debe obrar conforme y dentro de los parámetros que establecen la Constitución y las
leyes.461
2. El principio de reserva legal o dominio legal: El principio de reserva legal
establece el reparto constitucional de competencias entre los distintos poderes del
Estado. Ignacio D E O T T O señala que "hay reserva de ley cuando un precepto consti-
tucional exige que sea la ley la que regule una determinada materia. En tal caso, la
materia reservada queda sustraída por imperativo constitucional a todas las normas
distintas de la ley, lo que significa también que el legislador ha de establecer por sí
mismo la regulación y que no puede remitirla a otras normas distintas, en concreto al
459
Ibid, p. 35.
460
C E A EGAÑA, José Luis, Derecho Constitucional Chileno, p. 596.
461
Para una mayor explicación del contenido y evolución del principio en comento, vide supra
pp. 43 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 145
462
D E OTTO, Ignacio, Op. Cit., p. 151.
463
CASSAGNE, Juan Carlos, Op. Cit., tomo II, p. 235.
464
Ibid.. p. 236.
465
SILVA CIMMA, Derecho Administrativo, Actos, Contratos y Bienes, pp. 119-120.
466
Como se sabe, el principio en comento se encuentra legalmente consagrado en el artículo 3 o de
la ley N° 19.880, actual Ley de Procedimiento Administrativo.
146 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
representan como causa final del Estado". 467 Rodolfo B A R R A ha hecho presente que
la raíz ética u ontológica de este principio debe encontrarse en la concepción del
bien común como causa final del Estado 468
5. El principio de inderogabilidad singular de los reglamentos. Como señala GAR-
CÍA DE ENTERRÍA, conforme a este principio, hoy consagrado legalmente en el derecho
469
español , "la autoridad que ha dictado un Reglamento y que, por lo tanto, podría
igualmente derogarlo, no puede, en cambio, mediante un acto singular, excepcionar
para un caso concreto la aplicación del Reglamento, a menos que, naturalmente, este
mismo autorice la excepción o dispensa".470 Esta prohibición alcanza no sólo a la
autoridad que dictó la norma, sino a cualquier otra, incluso de superior jerarquía, de
modo que, por ejemplo, el Consejo de Ministros no puede dispensar válidamente a
una persona mediante un decreto del cumplimiento de un requisito puntual o de una
obligación impuesta por una simple orden ministerial. Este principio, señala el autor,
más que un límite a la potestad reglamentaria es una "regla en orden a la aplicación
de las normas reglamentarias".471
6. El principio de publicidad y transparencia de los actos de la Administración.
Este principio consagra el derecho de los administrados a la información y el acceso
al conocimiento de los contenidos y fundamentos de las decisiones administrativas,
pues hoy se entiende, que sólo existe verdadera seguridad jurídica en las relaciones
administración-administrado, en la medida en que todo el actuar de la autoridad ad-
ministrativa sea transparente.472
467
CASSAGNE, Juan Carlos, Op. Cit., tomo II, p. 20.
468
BARRA, Rodolfo, Principios de Derecho Administrativo, Editorial Abaco, Buenos Aires, 1980,
p. 159.
469
Señala al efecto el artículo 52.2 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas
y del Procedimiento Administrativo Común de 1992, "Las resoluciones administrativas de carácter
particular no podrán vulnerar lo establecido en una disposición de carácter general, aunque aquéllas
tengan igual o superior rango a éstas".
470
GARCÍA D E ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, O p . C i t . , p . 2 0 6 .
471
lbid., p. 207.
47:
La Ley N° 19.880 de Bases de los Procedimientos Administrativos que rigen los Actos de la
Administración Pública, ha recogido entre sus principios el de la transparencia y publicidad, disponiendo
en su artículo 16 que el procedimiento administrativo debe realizarse con transparencia y permitiendo
el conocimiento del contenido y fundamento de las decisiones que se adopten dentro de él. Por tanto,
señala la norma en su inciso segundo que son públicos los actos de los órganos de la Administración
y los documentos que le sirven de sustento o complemento directo o esencial, salvo las excepciones
establecidas por ley o reglamento. Ahora bien, con la entrada en vigencia de la Ley N° 20.050 de 26 de
agosto de 2005, que modificó la Constitución Política del Estado, este principio fue elevado a rango
constitucional en el actual articulo 8" de la Carta Política, disponiendo que sólo una ley de quorum
calificado puede establecer la reserva o secreto de actos y resoluciones de los órganos del Estado,
con lo cual se modificó tácitamente el artículo 16 de la LBPA, en lo relativo a las excepciones que
contemplaba.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 147
473
La institución en comento se encuentra legalmente consagrada en los artículos 64 a 66 de la ley
N° 19.880, actual Ley de Procedimiento Administrativo.
474
CORDERO V E G A , Luis, El Procedimiento Administrativo, pp. 143-144.
475
Ibid, p. 144.
476
Véase en este sentido los cuestionamientos doctrinales en CORDERO V E G A , El Procedimiento
Administrativo, pp. 151-157.
477
La Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, recoge esta
teoría en su artículo 63 inciso 2 o , que al efecto dispone en lo pertinente: "La nulidad del nombramiento
en ningún caso afectará la validez de los actos realizados entre su designación y la fecha en que quede
firme la declaración de nulidad".
478
MADARIAGA, Mónica, Op. Cit., pp. 1 6 0 - 1 6 1 . Para Germán BOLOÑA KJELLY, el fundamento de la
teoría del funcionario de hecho estaría en la apariencia y el estado de necesidad. En efecto, ha señalado
148 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
es validar estos actos, por cuanto en definitiva y pese a todo el funcionario de hecho
detenta una potestad pública. Como señala GÉNY, esta teoría no ha sido creada a favor
de los funcionarios mismos, sino a favor del pueblo.479
Finalmente, mencionemos algunos ejemplos de recepción jurisprudencial del
principio de seguridad jurídica en el derecho comparado.
M U Ñ O Z MACHADO, cita una sentencia del Tribunal Constitucional español, STC
193/2001, que efectuando la revisión de una sentencia que se aparta del precedente,
en lo pertinente expresa: "los principios de seguridad jurídica y la interdicción de la
arbitrariedad de los poderes públicos impiden a los órganos judiciales que en sus re-
soluciones se aparten arbitrariamente de los precedentes propios... sin que medie una
fundamentación suficiente y razonable... siendo ilegítimo si constituye sólo una ruptura
ocasional de una línea que se viene manteniendo con normal uniformidad".480
Por su parte, el Tribunal Supremo español, en sentencia de 13/07/1998, Repertorio
Aranzadi 5712, ha expresado que constitucionalmente, la seguridad jurídica respecto
de las normas, consiste en la certeza y claridad para los ciudadanos en su aplicación
y cumplimiento, no contradicha por la innovación en el ordenamiento, que puede
provocar vacilaciones en su aplicación 481
Continuación nota 4 7 8
el autor que en estos casos el fundamento de la validez del acto "deriva de la teoría del funcionario de
hecho, que se justifica por las ideas de la apariencia o del estado de necesidad. Según la primera, el
agente público es funcionario de hecho, cuando las circunstancias de la especie, daban a entender que
era poseedor de un título válido, cuando lo cierto era que no lo tenía, sea porque fue anulado, sea porque
nunca ha existido. Las decisiones que ha adoptado, mientras detenía tal apariencia, deben reputarse
válidas. Según la segunda, deben merecer el mismo reconocimiento de validez las decisiones dictadas
por una persona que manifiestamente no era agente público al momento de adoptarlas, pero que las
circunstancias excepcionales de necesidad así lo exigen, como en el evento de una catástrofe pública,
por ejemplo una guerra o un sismo. El principio de continuidad del servicio público confiere esta licitud
al acto". (El Acto Administrativo. LexisNexis, Santiago, 2005, p. 157).
479
Citado por MADARIAGA, Mónica. Op. Cit., p. 162.
480
MUÑOZ MACHADO, O p . C i t . , p . 5 7 2 .
481
Citada en SESÍN Domingo, Op. Cit., p. 374.
482
Como ha hecho presente, COVIELLO, la locución "confianza legítima" deriva de la palabra alemana
Vertrauensschut: que textualmente significa "protección de la confianza", a la que luego se agregó la
palabra "legítima", de uso comente en la doctrina francesa y española. En la doctrina italiana, se usa la
expresión affidamento legítimo y en la inglesa legitímate expectations. (COVIELLO, Pedro, La protección
de la confianza del administrado. LexisNexis, Argentina, 2004, p. 33).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 149
483
Este principio tiene su origen en el derecho alemán, y como hace presente Javier GARCÍA
LUENGO, puede tomarse como punto de partida del principio un pronunciamiento jurisprudencial del
Tribunal Superior Administrativo de Berlín del año 1956, que versó sobre la pretensión de revisión
del reconocimiento de una pensión a la viuda de un funcionario trasladado desde la parte oriental de
Berlín a la parte occidental, luego que se le asegurara por las autoridades competentes que su pensión
seria abonada. Precisamente al momento de iniciarse el abono de la prestación la Administración se
percata que la resolución original adolecía de un vicio de ilegalidad por incompetencia, frente a lo cual
se pretende la revisión de la resolución en comento. El Tribunal negó a la autoridad administrativa
la posibilidad de revisar la resolución, razonando sobre la base de que en el caso había operado una
confianza legítima del administrado en la decisión de la autoridad que debía ser amparada (GARCÍA
LUENGO, Javier, El principio de protección de la confianza en el derecho administrativo, Editorial Civitas,
Madrid, 2 0 0 2 , p. 2 9 ) .
484
lbid., p. 1 9 2 . En una posición matizada, Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA ha señalado que no se
puede establecer un paralelo absoluto entre los principios de seguridad jurídica y el de protección de la
confianza. "La seguridad jurídica es un postulado con una muy amplia proyección, entre la cual puede
entenderse sin dificultad que pueda incardinarse el principio de protección de la confianza, pero en modo
alguno cabría admitir que esa deducción invista necesariamente de rango constitucional a este último
principio en la totalidad de sus aplicaciones". (La Responsabilidad Patrimonial del Estado Legislador
en el Derecho Español, Thomson-Civitas, Madrid, 2 0 0 5 , p. 2 7 ) .
485
GARCÍA LUENGO, Javier, Op. Cit., p. 195.
486
lbid., pp. 193-194.
487
En este mismo sentido, Pedro COVIELLO señala que "desde su aparición en este campo jurídico se
vinculó la confianza legítima con la seguridad jurídica y el respeto de los derechos adquiridos, de los que
se los ha distinguido sobre la base de que mientras la confianza legítima es la propia seguridad jurídica,
150 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Continuación nota 4 8 7
pero vista desde el ángulo del particular, y sólo juega a favor de éste, la seguridad jurídica puede jugar
tanto a favor como en contra de él". (Op. Cit., p. 90).
488
Este problema se aprecia particularmente a propósito del - c o m o señala GARCÍA LUENGO- "espinoso
tema del precedente ilegal". En efecto, señala el autor, "la doctrina se pronuncia mayoritariamente por
el carácter no vinculante para la Administración del precedente ilegal, la argumentación que sostiene
esta tesis puede ser resumida afirmando que en caso de tomarse en consideración el precedente ilegal
los tribunales quedarían vinculados por la práctica de la administración pública antes que por la Ley
y la Constitución". (Op. Cit., pp. 3 9 - 4 0 ) . En este mismo sentido ha señalado GARCÍA MACHO que, "La
actitud restrictiva del Tribunal frente a la confianza legítima proviene del carácter perturbador que este
principio tiene frente a los objetivos de los poderes públicos, e incluso puede cuestionar otros princi-
pios generales, especialmente el principio de legalidad. Por ello, solamente se considera infringida la
confianza legítima cuando la normativa formada es legal, pero hasta tal punto desestabilizadora que
rompe los límites razonables en las relaciones entre la Administración y los administrados". (Citado
por GARCÍA DE ENTERRÍA, en La Responsabilidad Patrimonial del Estado Legislador en el Derecho
Español, p. 43).
489
SESÍN Domingo, Op. Cit., p. 366.
490
GARCÍA LUENGO, Javier, Op. Cit., pp. 429-430.
491
SESÍN, Op. Cit., pp. 366-367, quien cita trabajos de CRAIG P „ SARMIENTO RAMÍREZ ESCUDERO D .
y GARCÍA MACHO R.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 151
492
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 582.
493
GARCÍA LUENGO, Javier, Op. Cit., p. 355.
494
GARCÍA LUENGO expresa que resulta necesario efectuar este estudio a partir del derecho alemán,
por cuanto los criterios adoptados fruto de una tradición jurisprudencial y doctrinaria, "no admite tér-
minos de comparación en ningún otro sistema", pudiendo "servir, en buena medida, para la toma en
consideración de la existencia de una situación de confianza digna de protección en cualquier sistema".
(Op. Cit., p. 3 5 8 ) .
152 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
495
Ibid., pp. 358-406.
496
Ibid. pp. 408-409.
497
Ibid., pp. 419-422.
498
Para una visión panorámica de la recepción jurisprudencial del principio en comento en el derecho
comparado, véase COVIELLO, Pedro, Op. Cit., pp. 3 3 a 2 1 9 .
499
GARCÍA LUENGO, Javier, Op. Cit., p. 47.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 153
500
lbid, pp. 47-48.
501
LONG, WEIL, BRAIBANT y otros, Op. Cit., p. 503
502
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 375.
503
Ibídem.
154 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Pese a que la técnica del balance costes-beneficios, reclama una cierta autonomía
en cuanto técnica de control de la discrecionalidad, puede ser entendida como una
aplicación particular del principio de proporcionalidad.504
René CHAPUS inserta la técnica del balance dentro de un control pleno de propor-
cionalidad, correspondiendo un caso de profundización del control normal, que se
traduce en la ejecución de un método exigente de apreciación de la calificación de los
hechos. Así, las ventajas de una decisión son confrontadas con sus inconvenientes, o
en otros términos, sus efectos positivos esperados son confrontados con sus aspectos
negativos. Solamente, si los primeros superan a los segundos se dirá que el balance
es positivo. Se dirá que la decisión es ilegal si ella no es adecuadamente proporcional
a los hechos en que se funda.505
Jean RTVERO señala que la jurisprudencia del hilan, no cesará de ampliarse y de-
sarrollarse más allá de su dominio inicial. Aparecerá más adelante como un nuevo
principio general, el principio de proporcionalidad, que conduce al juez, a fin de
apreciar la legalidad de una medida, a efectuar un balance entre su utilidad y su costo
financiero y social.506
En este mismo sentido, MUÑOZ MACHADO expresa que la tercera verificación de
los límites de la proporcionalidad consiste en revisar que "la decisión administrativa
no va a producir desventajas que no sean compensables con los beneficios que es-
peran obtenerse con la consecución de los fines que la decisión persigue. El análisis
a efectuar por los tribunales sería, en este caso, de identificar los beneficios que la
decisión produce, para valorar si compensan las desventajas"507 Así, señala el autor, la
aplicación de esta técnica ha conocido casos ejemplares en la jurisprudencia francesa,
bajo la denominación del bilan coúts-avanteges.
Este tipo de control o fiscalización, donde la judicatura pondera el interés público
envuelto en la decisión administrativa a partir del análisis de los costes y beneficios, se
acerca bastante a un control de oportunidad o de mérito, cuya ponderación, por defini-
ción de la potestad discrecional atribuida, corresponde a la Administración llamada a
implementar la norma en sede aplicativa y no al juez. Por ello, Domingo SESÍN señala
que este tipo de control debe ser prudente y estricto, pues debe reconocerse en principio
un cierto grado de libertad a la decisión de la Administración y, particularmente, a la
ponderación de los intereses implicados que ella ha efectuado. De lo contrario, podría
terminar sustituyéndose una decisión opinable de la Administración por otra decisión
igualmente opinable del juez. Por ello plantea que este tipo de control "debe basarse
en pruebas ciertas, no en simples conjeturas, estimaciones o apariencias".508
504
Así GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 467 y SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 375.
505
CHAPUS. René, Op. Cit., p. 1074.
506
RIVERO, Jean y WALINE, Jean, Op. Cit., p. 252.
507
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., pp. 578-579.
508
SESÍN. Domingo, Op. Cit., p. 376.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 155
MUÑOZ MACHADO ha hecho presente que esta técnica fue aplicada sólo excepcio-
nalmente y, en definitiva, abandonada a poco de inaugurada por el Consejo de Estado
francés, en medio de una fuerte crítica y polémica doctrinal, por cuanto con estos
parámetros los tribunales se posicionaban como verdaderos superiores jerárquicos de
la Administración, decidiendo lo que el interés público reclamaba preferentemente,
con la gravedad de que en muchos casos el ordenamiento jurídico no determina de
un modo específico o preciso qué es el interés público.509
Pese a que este tipo de control ha sido definido por la doctrina francesa como un
control pleno o máximo, está limitado por la jurisprudencia para casos tasados, fun-
damentalmente al control de la utilidad pública de las expropiaciones y actualmente
al control de proporcionalidad al enjuiciamiento de las sanciones administrativas510.
Precisamente René C H A P U S da cuenta que la gran mayoría de los casos de anulación
pronunciados por la jurisprudencia francesa en aplicación de la teoría del balance,
recae sobre proyectos de menor o mediana importancia y no sobre operaciones de
gran envergadura, de alcance nacional con concreción de la política general de los
poderes públicos, como por ejemplo, la defensa nacional, la construcción de líneas
férreas de'alta velocidad o la autorización de centrales nucleares.511
En el plano jurisprudencial, en atención a su carácter de fallo inaugurador de la
técnica en comento, destacaremos el pronunciamiento del Consejo de Estado francés,
conocido como Arrét Ville nouvelle Est del año 1971, dictado a propósito del control
de la utilidad pública en las expropiaciones. En el caso en comento, el Consejo a fin
de pronunciarse sobre la demanda de anulación de un proyecto del gobierno consis-
tente en la creación de un complejo universitario y una nueva ciudad, lo que exigía la
demolición de numerosas casas recientemente construidas, se basó en consideraciones
acerca de las ventajas e inconvenientes de la operación a fin de poder determinar la
utilidad pública de la expropiación. En el fallo en comento, el Consejo de Estado
señaló en lo esencial que "una operación puede legalmente ser declarada de utilidad
pública solamente si los alcances contra la propiedad privada, el costo financiero y
eventualmente los inconvenientes de orden social que produce no son excesivos con
respecto al interés que presenta"512.
Esta doctrina se encontrará en sentencias posteriores513 y se extenderá -con
las prevenciones y limitaciones ya señaladas- incluso a otros campos distintos de
509
M U Ñ O Z MACHADO, Santiago, Op. Cit., p. 579. Ver también LONG, W E I L , BRAIBANT y OTROS, pp. 501
y sig.
510
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., pp. 46-47.
511
CHAPUS, René, Op. Cit., p. 1077.
512
LONG, W E I L , BRAIBANT y otros, Op. Cit., p. 494.
513
M U Ñ O Z MACHADO cita el Arrét Sainte Marte de ¡'Assumption, de 20 de octubre de 1972, donde
el Consejo de Estado señaló que un proyecto de trazado de una autopista reportaba beneficios que no se
compensaban con los efectos negativos que proyectaba sobre un hospital de la zona. (Op. Cit., p. 579).
156 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
517
GARCÍA DE ENTERRÍA y FERNÁNDEZ, Op. Cit., p. 4 6 3 . Así también, M U Ñ O Z M A C H A D O , quien señala
que: "No obstante, la precisión exigible al intérprete para que concrete el contenido de los conceptos
jurídicos indeterminados, no puede llegar al extremo de excluir un cierto margen de tolerancia dentro
del cual todas las variantes posibles de la 'única solución justa' se estiman legítimas y jurídicamente
admisibles. Es el margen de apreciación o Beurteihmgsspielraum a que hemos aludido antes". (Op. Cit.,
p. 5 3 2 ) .
518
Citado por BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., p. 199.
519
GARCÍA DE ENTERRÍA, La lucha contra las inmunidades del poder, pp. 34-35.
158 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
520
SESÍN, Domingo, Op. Cit., p. 337.
521
CASSAGNE, Juan Carlos, Op. Cit., p. 236.
522
Ibídem, p. 237.
523
M U Ñ O Z MACHADO, O p . C i t . , p . 5 3 2 .
- : 4 ALONSO M Á S , María José. La solución justa en las resoluciones administrativas. Editorial Tirant
Lo Blanch, Valencia, 1998, p. 290.
525
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, La lucha contra ¡as inmunidades del poder, Op. Cit., p. 42.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 159
526
MUÑOZ MACHADO, Op. Cit., p. 5 3 6 . Mariano BACIGALUPO efectúa una síntesis de la doctrina alemana
referida a este tópico. Señala el autor que es posible distinguir cuatro corrientes o posturas doctrinales
en lo que se ha dado en denominar la teoría unitaria de la discrecionalidad en la doctrina alemana. Una
primera corriente doctrinal es la de la conceptuación de ciertos conceptos normativos indeterminados
como habilitaciones discrecionales. Sus representantes son Walter JELLINEK, Edmund BERNATZIK, Riidiger
KLEIN y Karl ENGISCH, entre otros. En base a la tradicional distinción entre legalidad y oportunidad, se
"distinguía dentro de los conceptos indeterminados pertenecientes al supuesto de hecho de las normas
jurídico-administrativas entre conceptos jurídicos (Rechtsbegriffe), plenamente justiciables, y concep-
tos discrecionales (Ermessensbegriffe), habilitantes de decisiones aplicativas fundadas en criterios de
oportunidad". (Op. cit., pp. 1 6 3 - 1 6 4 ) . Esta era particularmente la postura de JELLINEK. "Con posterioridad
a dicho momento ha habido autores que, conectando (más o menos) expresamente con aquella forma
de ver las cosas, fundan el carácter unitario que predican de la discrecionalidad administrativa en una
conceptuación de ciertos conceptos normativos indeterminados como habilitaciones discrecionales.... Los
matices que diferencian a sus respectivos puntos de vista se refieren, por lo general, al criterio o criterios
clasificatorios elegidos para determinar qué conceptos indeterminados otorgan discrecionalidad y cuáles
otros no". (Op. cit. p. 165). Una segunda corriente doctrinal postula la imposibilidad e inoportunidad de
una distinción categorial entre discrecionalidad administrativa y conceptos normativos indeterminados.
Su exponente más destacado es Horst EHMKE, autor que señala que todos los conceptos normativos
indeterminados contienen habilitaciones discrecionales. Asimismo, señala que "el fenómeno de la dis-
crecionalidad administrativa constituye un problema general y unitario del Derecho administrativo: el de
la libertad de actuación de la Administración no revisable judicialmente". (Op. Cit., pp. 1 6 9 - 1 7 0 ) . Una
tercera corriente doctrinal, p o s t u l á i s conceptuación de la discrecionalidad administrativa y de margen
de apreciación en la aplicación de conceptos normativos indeterminados como manifestaciones de un
mismo fenómeno estructural; la "concreción de normas abiertas " en sede aplicativa por la Adminis-
tración. En efecto, señala BACIGALUPO que este sector hoy mayoritario en la doctrina alemana, sin llegar
160 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Continuación n o t a 5 2 6
a igualar del todo las nociones de discrecionalidad administrativa y conceptos jurídicos indetermina-
dos. señalan que "en todo caso, existen íntimas afinidades estructurales (con diferencias a lo sumo
cuantitativas, pero en ningún caso cualitativas) entre la discrecionalidad stricto sensu y los demás
tipos de libertad de decisión administrativa, entre éstos, particularmente, el margen de apreciación en
la aplicación de ciertos conceptos normativos indeterminados". (Op. Cit., p. 173). En este orden de
ideas destaca el punto de vista de Horst DREIER, quien señala que "el concepto jurídico indeterminado,
la potestad discrecional, el margen de apreciación, la libertad de configuración en la planificación, la
discrecionalidad volitiva y cognitiva, etc., se revelan en el fondo como meras variaciones de un solo
r decisivo fenómeno: el del margen de decisión de! Ejecutivo, controlado jurisdiccionalmente con
intensidad variada y caracterizado por elementos de elección, ponderación y valoración". (Citado por
BACIGALUPO, Op. Cit., p. 173). Finalmente, una cuarta corriente doctrinal postula la conceptuación
deI ejercicio de la discrecionalidad y de la aplicación de conceptos normativos indeterminados como
formas equivalentes de aplicación reglada del Derecho. Señala BACIGALUPO que aquí destacan autores
como RUPP, SOELL, LOHMANN y WIEDMANN . En términos generales, estos autores con similares argumen-
tos, piensan que "no es necesario distinguir categorialmente entre el ejercicio de la discrecionalidad
y la aplicación de conceptos normativos indeterminados, pero no porque aquélla incluya siempre
- o , al menos, en algunos c a s o s - a estos últimos (como sostienen los defensores más ortodoxos de la
teoría unitaria de la discrecionalidad), sino sencillamente porque ambos supuestos constituirían meras
modalidades de aplicación (¡reglada!) del Derecho... en ámbitos (más o menos) vinculados por la ley.
Ahora bien, claro que para llegar a esta conclusión los valedores de este punto de vista parten -según
reconocen ellos m i s m o s - de un concepto de aplicación del Derecho considerablemente más extenso
que el convencionalmente empleado". (Op. Cit., p. 177).
527
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., p. 117.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 161
potestad discrecional. Para SÁNCHEZ MORÓN, la gran diferencia entre los conceptos
jurídicos indeterminados y la discrecionalidad strictu sensu, es el grado de libertad
que tiene la Administración al completar en sede aplicativa una norma imprecisa. En
efecto, señala que: "Lo que ocurre es que el grado de discrecionalidad será en estos
supuestos menor que en otros, dado que el proceso administrativo de valoración se
halla condicionado y restringido por el concepto indeterminado, es decir, porque,
con todo, la norma reguladora de la potestad es menos imprecisa, contiene un
criterio valorativo necesario. Entonces, cualquier valoración administrativa que
exceda claramente los límites materiales del concepto, esto es, que incurra en la
llamada "zona de certeza negativa" será contraria a derecho, por haber infringido
los límites específicos de la discrecionalidad. En cambio, en caso de duda razonable
la aplicación del concepto jurídico indeterminado por la Administración debe
reputarse lícita, sin que pueda el juez contencioso-administrativo sustituir los
criterios valorativos de la Administración por los suyos propios, puesto que el
ordenamiento no ha conferido la potestad discrecional tampoco en estos supuestos
a los órganos judiciales, incluyendo en esa potestad la de valorar las situaciones
fácticas opinables según su saber y entender".528
También Mariano BACIGALUPO ha entendido que "el ejercicio de la discrecio-
nalidad consiste, también, en la perfección en sede aplicativa del supuesto de
hecho inacabado de la norma que la habilita".529 Por tanto, "los conceptos inde-
terminados (en su zona de incertidumbre) y la discrecionalidad no se diferencian
cualitativamente".530 "Así pues, carece de fundamento la pretendida distinción
(cualitativa) entre el margen de apreciación que conlleva -según se admite casi
unánimemente hoy en día- la aplicación de conceptos indeterminados en su zona
de incertidumbre y la discrecionalidad".531 Finalmente, señala BACIGALUPO que "la
aplicación de conceptos normativos indeterminados en su zona de incertidumbre y
el ejercicio de la discrecionalidad no son sino modalidades de un mismo fenómeno:
la perfección o integración en sede aplicativa del supuesto de hecho imperfecto
(indeterminado o inacabado) de una norma jurídico-administrativa". 532
Por su parte, Tomás REQUENA señala que si se afirma que los conceptos
jurídicos indeterminados, no importan una actuación discrecional de la Admi-
nistración, salvo el denominado "margen de apreciación", estos conceptos más
que suponer una técnica de control de la discrecionalidad, constituyen un límite
de la actividad administrativa en general, ya que tal límite también puede operar
528
SÁNCHEZ MORÓN, Miguel, Op. Cit., p. 120.
529
BACIGALUPO, Mariano, Op. Cit., p. 201.
530
Ibid., p. 204
531
Ibid., pp. 204-205.
532
Ibid., pp. 205-206.
162 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
533
REQUENA LÓPEZ, Tomás, Op. Cit., p. 91.
534
SESÍN. Domingo, Op. Cit., p. 338.
535
Ibídem.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 163
t CORTE ,
I SUPREMA|
BIBLIOTECA
. CHILE >
536
PONCE DE LEÓN SALUCCI, Sandra, Op. Cit., p. 1 1 1 . En la doctrina española ha vuelto a reiterar
esta línea de pensamiento SÁNCHEZ MORÓN, al señalar que "dentro del margen de apreciación válido, la
Administración goza también de cierta discrecionalidad, pues podría adoptar lícitamente distintas solu-
ciones, completando la relativa indeterminación de la norma jurídica que ha de aplicar. Lo que ocurre es
que en estos casos la discrecionalidad tiene una naturaleza diferente". Señala el autor, que en este caso
la discrecionalidad tiene una naturaleza, "no volitiva, sino cognitiva o interpretativa". Se trataría, por
tanto, de una discrecionalidad débil. (Derecho Administrativo, Op. Cit., p. 93).
537
ALONSO M Á S , María José, Op. Cit., p. 299.
538
Ibid., p. 302.
CAPÍTULO IV
E L C O N T R O L J U R I S D I C C I O N A L D E L A D I S C R E C I O N A L I D A D ADMINISTRATIVA
EN LA JURISPRUDENCIA NACIONAL
(PERÍODO 1990-2006)
539
Fallos de! Mes N" 443, octubre, 1995, pp. 1368 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 167
1.2. Sentencias en las que se ha efectuado un control por el fin del acto.
Desviación de poder
Mediante la desviación de poder el juez buscará establecer la ilegalidad del acto
cuestionado, a partir de la constatación de que éste persigue fines ajenos a los que
en derecho y conforme a la norma legal habilitante, le corresponden. Se trata de una
técnica efectiva, en la medida que existan antecedentes concretos en el "iter procedi-
mental" de la decisión o en el expediente administrativo. Por ello la eficacia de este
parámetro de control, dependerá de la prueba material de que disponga el sentenciador.
En el fondo se trata de reconstruir la voluntad presunta de la autoridad administrativa
de la que emanó el acto. Por ello, he ahí también la limitación o dificultad de este
parámetro de control, tal como lo ha constatado la jurisprudencia que exponemos a
continuación.
540
En lo pertinente, la sentencia de la Corte Suprema señaló: "Que a fojas 48 se agregó copia
del informe del Jefe del Departamento de Urbanismo y del atento examen de su texto se desprende
que el trata de: "Ref: Estudio de Impacto de (espacio en blanco) Vialidad circundante del edificio 'La
Perouse', lo que está indicando que el ámbito del informe fue restrictivo a ese solo aspecto y no a los
mencionados en el artículo 108 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones". (Considerando
8o). "Que en tales condiciones, no es posible sostener ni aceptar, como lo pretende el recurrido, que
se trata de un informe positivo, por el contrario ello conduce necesariamente a estimar que el permi-
so de edificación de que se trata no se ajusta a derecho, por carecer del informe favorable del asesor
urbanista". (Considerando 9 o )
541
Fallos del Mes N"449, abril, 1996, pp. 690 y sig. Acogiendo el recurso, señaló, en lo pertinente,
la sentencia de la Corte de Apelaciones: "Que, en consecuencia, el Permiso de edificación N° 173-95
ha sido otorgado en forma ilegal, tanto porque las normas vigentes, artículos 107 y 108 de la Ley Ge-
neral de Urbanismo y Construcciones, no autorizan a la Municipalidad otorgar permisos de edificación
vulnerando disposiciones del Plan Regulador lntercomunal o Metropolitano, cuanto porque dicha auto-
rización se concedió sin el informe favorable del Asesor Urbanista". (Considerando 8o). Por su parte, la
Corte Suprema volvió a ratificar en su sentencia confirmatoria pronunciada por vía de apelación: "Que
para edificar en el sistema excepcional de conjuntos armónicos, la ley ha vinculado la autorización al
pronunciamiento del órgano municipal de carácter técnico urbanístico, cautelando así el cumplimiento
de las exigencias que justifican tal excepción, y por eso la omisión de ese pronunciamiento favorable
no es sólo un vicio meramente fonnal, puesto que con él se atenta contra el interés público y se puede,
además, vulnerar el derecho de propiedad de terceros, que reconoce el N° 24 del artículo 19 de la Cons-
titución Política de la República".
168 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
En este tópico hemos encontrado cuatro sentencias. Sin embargo, sólo en dos de
ellas se efectúa un completo, explícito y profundo control mediante la técnica en
comento, anulando en definitiva la actuación administrativa. En las dos sentencias
restantes los tribunales rechazando los recursos interpuestos, se limitan a reconocer
la existencia de la técnica en comento, haciendo presente que los actos impugnados
sólo podrían anularse si se hubiese incurrido en el vicio de desviación de poder, lo
que en concepto de los sentenciadores no sucedió.
En la sentencia de protección VALENZUELA V A N E L L A contra ALCALDE DE LA I. M U -
NICIPALIDAD DE L A S CONDES,
542
la Excelentísima Corte Suprema revocando un fallo de
la Corte de Apelaciones de Santiago, efectúa un control de ejercicio de una facultad
discrecional por la vía de la desviación de poder. Se trata de una sentencia particu-
larmente interesante, en atención a la profundidad y claridad de su razonamiento,
redactada por el abogado integrante Manuel Daniel Argandoña.
En el caso en comento, una sociedad comercial deduce un recurso de protección
en contra del Alcalde de Las Condes, ya que en virtud de un Decreto Alcaldicio, se
dispuso la no renovación de la patente de alcoholes que ampara al restaurante de la
recurrente.
En lo que respecta a la aplicación de la técnica de control, el tribunal parte cons-
tatando que el actuar de la autoridad recurrida se encuentra formalmente dentro de
sus atribuciones; sin embargo, se repara en la motivación y finalidad que ha aducido
la autoridad y los que la ley ha contemplado.543
A continuación se efectúa el respectivo análisis del objeto o finalidad del precepto
legal impugnado, en este caso de la facultad que tiene la autoridad edilicia para no
renovar la patente de alcoholes del establecimiento, constatándose que por una parte,
"los hechos que se indican en el propio decreto impugnado como la causa o motivo
que han inducido a su dictación no tienen relación alguna con las bebidas alcohólicas,
sobre cuyo expendio no hay reproche de ninguna especie", sino con consideraciones
distintas, a saber, "las denuncias y reclamos formulados por vecinos del sector en
que solicitan la intervención del municipioya que se ha deteriorado su entorno
inmediato, "menoscabando el legítimo derecho que les asiste de vivir en un medio
ambiente libre de contaminación, provocados por la emanación de olores y ruidos
molestos provenientes de este establecimiento comerciaF\544
542
Gaceta Jurídica año 2005, marzo N° 297, pp. 39 y sig.
543
"Que el decreto alcaldicio que es materia del recurso impetrado en autos emana del órgano habi-
litado para dictarlo -como está ya dicho- y él ha recaído en una materia que formalmente se halla entre
sus atribuciones, como asimismo en él se ha cumplido con las formalidades legales; pero ni el motivo
que ha inducido a la autoridad municipal a emitir ese acto ni la ñnalidad que se intenta obtener son los
que la ley ha querido que se cumplan mediante su dictación". (Considerando 7 o )
544
"Que. ciertamente, la ley impone restricciones al expendio y consumo de bebidas alcohólicas
teniendo en vista el interés público -que es el fin de todo acto administrativo, aquí especificado en el
artículo 65, letra N, de la Ley Orgánica antes citada- y si estas restricciones se vulneran, aquella auto-
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 169
Continuación nota 5 4 4
ridad debe ejercer las atribuciones que se le han conferido legalmente, cuyo motivo será precisamente
tal infracción, y su finalidad, la de cautelar dentro de la comuna el consumo de alcohol, pudiendo así
renovar o no renovar las patentes al evaluar los diversos factores que concurran al respecto; pero los
hechos que se indican en el propio decreto impugnado como la causa o motivo que han inducido a su
dictación no tienen relación alguna con las bebidas alcohólicas, sobre cuyo expendio no hay reproche
de ninguna especie porque, como allí se afirma textualmente, 'las denuncias y reclamos formulados
por vecinos del sector' en que solicitan la intervención del municipio se deben al deterioro 'que, según
señala', ha experimentado su entorno inmediato, menoscabando el legítimo derecho que les asiste de
vivir en un medio ambiente libre de contaminación, provocados por la emanación de olores y ruidos
molestos provenientes de este establecimiento comercial". (Considerando 8 o )
545
"Que se ha apartado también, el decreto alcaldicio, de la finalidad que el precepto legal que
autoriza la no renovación de patentes de bebidas alcohólicas ha tenido en vista al otorgar esa autoriza-
ción y que, como aparece de su texto y ya se ha recordado, no es otra que la de obtener que el derecho
que amparan tales patentes especiales para el expendio de esas bebidas se ejerza con arreglo a la ley;
y se ha apartado el decreto de esa finalidad, 'desviándose' del fin o poder que le ha sido dado, porque
al ejercer la respectiva potestad lo ha hecho para obtener que, sin recurrir a la 'clausura', sometida a
más engorrosa tramitación, el establecimiento quede impedido de continuar: sin patente de bebidas
alcohólicas, parece obvio que a un restaurante no le sea posible mantenerse y sufra su dueño gran daño
patrimonial". (Considerando 9 o )
546
"Que es verdad que en general no resulta fácil demostrar el incumplimiento de la finalidad por
'desviación de fin' o 'desviación de poder', denominación como la que en doctrina se conoce, pues, como
claramente ha sido expresado, desde el punto de vista práctico, la desviación de poder presenta un muy
delicado problema de prueba. Tratándose de escrutar intenciones, esta dificultad no puede asombrar a
nadie. Muy sabiamente, eljuez administrativo exige pruebas de algún modo 'palpables'; la prueba debe
resultar ya de la redacción del acto mismo -hipótesis rara, pero sucede a veces que, sin darse cuenta, el
mismo autor de la decisión proporciona los elementos que establecen la ilegalidad de sus móviles- ya
del 'dossier', es decir, de la confrontación del acto atacado con otros documentos" (Jean Paul BENOIT,
Le droit administratif francais, p. 545)". (Considerando 12°)
"Que es éste, precisamente, uno de aquellos casos a los que se refiere la cita anterior, en que 'palpa-
blemente', tanto por el propio texto del decreto como del 'dossier', es decir, de los antecedentes acom-
pañados, queda de manifiesto que, usando la potestad de no renovar patentes de bebidas alcohólicas,
dada para que se controle por la autoridad municipal el consumo o expendio de tales bebidas, se pretende
obtener otra finalidad". (Considerando 13°)
170 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
547
"Que, tratándose aquí de un recurso de protección, bastaría con las consideraciones precedentes,
que establecen ios reparos a la legalidad del decreto en análisis, para que, acogiéndose la apelación
deducida, se revocara la sentencia apelada, pero conviene dejar en claro que se ha incurrido, además, en
arbitrariedad, porque, aunque erróneamente, en cuanto la autorización legal es para renovar o no renovar
las patentes de alcoholes se podría pensar que hay discrecionalidad suficiente para actuar libremente,
aun alterando los propósitos de la ley, lo que no es admisible". (Considerando 14°)
"Que, en efecto, un acto administrativo puede ejercerse en virtud de una potestad discrecional y la
discrecionalidad consiste en la opción para decidir en uno u otro sentido, otorgada por la ley al órgano
habilitado para ello, pero hay dos elementos que nunca pueden quedar entregados a la discrecionalidad
administrativa y tales son la competencia del órgano y la finalidad que debe ser cumplida, elementos que
no caben dentro de la opción; otra cosa es, como fue razonado anteriormente, que el incumplimiento de
este último sea por su naturaleza de difícil demostración, lo que no ocurre en el caso actual, cuya realidad
queda revelada por la propia autoridad de la que emana el decreto impugnado; y por el contrario, en
los actos en que se ejerce una potestad discrecional es donde puede incurrir el órgano administrativo,
al optar por una de las vías de acción alternativas, en el vicio de desviación del fin legal, cometiendo
entonces arbitrariedad". (Considerando 16°)
548
Gaceta Jurídica año 2006, enero, N° 307, pp. 68 y sig.
549
"Que, en efecto, no sólo la habilitación previa para actuar en determinada materia es el elemento
que ha de considerarse al respecto, porque el órgano así habilitado debe sujetarse en su declaración al
objeto o contenido señalado para el acto por la ley, al motivo legal (el hecho o antecedente que, según
la norma que lo regula, ha de ocurrir o pronunciarse previamente a la declaración), a las formalidades
exigidas y que deben cumplirse, y a la finalidad que la ley ha previsto al otorgar la competencia al órgano
administrativo para que sea realizada por el acto que emita", (Considerando 6)
"Que el decreto alcaldicio que es materia del recurso interpuesto en autos emana del órgano habilitado
para dictarlo - c o m o está ya dicho- y él ha recaído en una materia que formalmente se halla entre sus
atribuciones, como asimismo en él se ha cumplido con las formalidades legales; pero ni el motivo que
ha inducido a la autoridad municipal a emitir ese acto ni la finalidad que se intenta obtener son los que
la ley ha querido que se cumplan mediante su dictación". (Considerando 7)
"Que. ciertamente, la ley impone restricciones al expendio y consumo de bebidas alcohólicas
teniendo en vista el interés público -que es el fin de todo acto administrativo, aquí especificado en el
articulo 65, letra N), de la ley orgánica antes citada- y si esas restricciones se vulneran, la autoridad
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 171
Sin embargo, conviene destacar que el tribunal se permite ser más explícito al
establecer que la decisión de la autoridad edilicia fue adoptada con el "propósito de
sancionar al recurrente" por "ruidos molestos para los vecinos", y no con el objeto de
dar cumplimiento a la finalidad de la norma que lo faculta para no renovar la patente
que ampara el expendio de bebidas alcohólicas, esto es, el control sobre el consumo
o expendio de las mismas, elemento evidentemente reglado o vinculante550.
Continuación nota 5 5 0
vecinos; motivo extraño a la patente que ampara el expendio de bebidas alcohólicas -aspecto acerca
del cual no se ha deducido reproche alguno- y que no puede vincularse con el que se ha previsto por el
legislador para el otorgamiento a la autoridad edilicia de la potestad contemplada en el precitado artículo
65 letra N) de la Ley N° 18.695". (Considerando 10)
551
"Que, además, la motivación de los actos administrativos pone a la administración en la nece-
sidad de invocar los hechos en que se sustente su obrar, para luego en su revisión precisar, en primer
término, su existencia, como la coincidencia con los presupuestos legales que le permiten actuar;
presupuesto que no se ha establecido en autos, configurando tal omisión o carencia, arbitrariedad
por falta de fundamento e ilegalidad, por no concurrir las exigencias dispuestas por el legislador".
(Considerando 15)
552
Gaceta Jurídica año 1998, octubre N° 220, pp. 64 y sig.
553
"Que es cierto que un acto, aunque discrecional, no puede ser arbitrario; pero para admitir que
lo sea el decreto ya citado, habría que dar por establecido que se ha apartado de sus fines o que es
producto del capricho o la irrazonabilidad de quien lo emitió, y los antecedentes acopiados en autos no
lo demuestran; antes bien, permiten concluir en que la autoridad, apreciando los hechos en que inter-
vino el oficial Perales y en general su situación profesional, estimó que cabía proponer al Presidente
de la República la decisión de decretar el retiro temporal, lo que fue acogido, ciertamente mediante la
ponderación correspondiente a las circunstancias que le fueron expuestas y sometidas a su resolución".
(Considerando 6 o ) (El destacado es nuestro)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 173
Aplicando esta modalidad de control de los hechos, nos encontramos con 2 sen-
tencias que acogiendo los recursos, han anulado el acto administrativo impugnado.
Asimismo, destacan 4 sentencias que tras aplicar este parámetro de control han
554
Gaceta Jurídica año 1999, noviembre N° 233, pp. 69 y sig.
555
"Que el ejercicio de esa facultad corresponde a un poder discrecional de la Administración del
Estado, esto es, a la existencia de un margen de libertad de decisión sea en lo que concierne a la oportu-
nidad o conveniencia de la acción o en cuanto a su contenido. Ello se justifica porque en determinados
casos los órganos administrativos deben aplicar sus facultades a situaciones que por su complejidad,
variabilidad y particularidad, no son susceptibles de una previsión que permita someterlas a una regla-
mentación previa. Esta afirmación es especialmente válida en el caso de que la decisión administrativa
tenga como presupuesto una cuestión técnica". (Considerando 2°)
556 "Q U E en e ] c a S o de autos, los antecedentes técnicos determinaron la difícil situación financiera
del banco y su insolvencia consiguiente. El órgano administrativo, la Superintendencia de Bancos e
Instituciones Financieras, calificó, sobre la base de tales antecedentes, la conveniencia de proceder o
no a su liquidación. Sólo si se hubiese demostrado que el órgano estatal actuó apartándose de su fina-
lidad pública de interés social, esto es, con desviación de poder, su decisión podría anularse en sede
jurisdiccional, sin que exista antecedente alguno en el proceso, que permita arribar a esa conclusión".
(Considerando 3°). (El destacado es nuestro)
174 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
557
Gacela Jurídica año 1990. septiembre N° 123, pp. 53 y sig.
558 "Que^ ] o s antecedentes reunidos acreditan que el decreto materia del recurso se dictó como res-
puesta a la falta de un pronunciamiento judicial sobre ¡a demanda intentada para obtener servidumbre
de tránsito por la escalera ubicada en la propiedad de ¡a reclamante; que la demolición del muro crea
un grave peligro para el bien común, fin este, al que debe sujetarse la acción de los agentes públicos,
y, que el Municipio ha ofrecido asesoría legal a los vecinos para que obtengan una servidumbre de
tránsito, precisamente por la escalera flanqueada por el muro ruinoso, cuya demolición esos vecinos
han acordado no exigir dado el mayor peligro que previsiblemente acarrearía". (Considerando 8 o ) (El
destacado es nuestro)
559
Gaceta Jurídica año 2006, julio N° 313, pp. 41 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 175
560 "Q U E se reclama del acuerdo del Concejo Municipal de Iquique, adoptado en sesión extraordi-
naria de 1 de julio de 2005, que determinó no renovar la patente de alcoholes del actor por estimar que
se encontraba en una o más de las siguientes situaciones, a saber: local sancionado por cuatro o más
infracciones ejecutoriadas a la Ley de Alcoholes, establecimiento castigado en menos de cuatro oportu-
nidades por las mismas, también ejecutoriadas, local que presente una denuncia de vecinos, y local que
haya terminado su giro". (Considerando 2)
"Que resta entonces dilucidar si concurre alguna de las circunstancias tenidas en vista por el Consejo
para luego establecer si su accionar era legítimo. Desde luego, en los antecedentes acompañados por
recurrente y recurrido no consta la existencia de condenas ejecutoriadas, superiores o inferiores a cuatro,
por infracción a la normativa de alcoholes, no obran los informes de la judicatura de Policía Local, de
Carabineros de Chile o la resolución del Servicio de Impuestos internos en orden a terminar su giro,
quedando vigente en consecuencia sólo la denuncia de vecinos". (Considerando 4)
"Que, en cuanto a ésta, desde luego, no consta 'denuncia' alguna y en cuanto al informe de una junta
de vecinos que en fotocopia simple se acompaña, no reviste caracteres de gravedad necesaria para alterar
la situación que hasta ese momento regía que no era otra que el normal funcionamiento del estableci-
miento de expendio de cerveza con patente comercial que la amparaba, sin que, por lo demás, se hubiere
demostrado por los recurridos que el recurrente, hasta ese momento, hubiese tenido conocimiento de las
pretensiones del órgano municipal". (Considerando 5)
561
"Que, al margen de las aseveraciones de recurrente y recurrido en cuanto a la forma de aplicación
de las nonnas legales que ambos sostienen deben interpretarse una en relación con la otra, lo cierto es
que, para lo que el recurso interesa, es decir, en cuanto a su esfera de aplicación y procedencia, la deci-
sión del Concejo aparece amparada por la norma jurídica que le entrega una facultad. Sin embargo, la
discrecionalidad que importa su ejercicio, no puede conducirlo a desplegar una actividad basada en el
mero capricho, es decir, el resuelvo de la autoridad administrativa debe ser el corolario de un raciocinio
hilvanado luego de un análisis y estudio concienzudo, todo lo cual lleva a concluir que existió el atentado
en contra de las garantías del derecho a desarrollar una actividad económica lícita y de la propiedad,
razón por la cual se acogerá el recurso en la forma que se indicará en lo resolutivo, resultando innecesario
pronunciarse sobre aquella del numeral 22". (Considerando 6 o )
176 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
562
Gaceta Jurídica año 2002, febrero N° 260, pp. 85 y sig.
563
Y en lo pertinente agrega el fallo: "Que el antes aludido conjunto de antecedentes constituye la
fiindamentación de la medida adoptada por la recurrida, encontrándose como se dijo, entre las normas
citadas, la letra n) del articulo 65 de la Ley N° 18. 695, siendo esta disposición la que la faculta expre-
samente para caducar la patente de alcoholes cuando se hubieren cometido hechos que alteren el orden
público, impacto ambiental y denuncias por infracciones a la Ley de Alcoholes, como ha ocurrido en la
especie". "Que no está de más advertir que en el recurso de protección la prueba se aprecia conforme
a las reglas de la sana crítica, lo que aplicado al caso de autos, al tenor de los elementos y antecedentes
allegados al proceso y de los cuales se ha hecho mención precedentemente, permite tener por acreditado
que en el negocio de la recurrente se dieron las circunstancias que permiten el uso de la facultad que el
citado artículo concede a la autoridad administrativa". (Considerando 14")
564
Gaceta Jurídica año 2002, junio N° 264, pp. 51 y sig.
565
"Que de los antecedentes antes relacionados no puede sino concluirse que el recurrente con
anterioridad al decreto que impugna por esta vía, estaba en conocimiento no sólo de los reclamos de
los vecinos del sector, sino también del problema sanitario de su local comercial, pues la multa fue
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 177
569 "Q U E como se puede advertir de la simple lectura de la normativa citada, se trata de una facultad
entregada por la Ley N° 18.883 para considerar como salud incompatible con el desempeño del cargo,
el uso de licencias médicas por el período ya dicho, que es el caso de la recurrente y, por ende, se ha
configurado la situación de hecho que autoriza el ejercicio de tal facultad, esto es, se ha concretado en
la especie el uso de licencias médicas por más de seis meses en los últimos dos años, sin que mediare
declaración de salud irrecuperable. Cabe recordar que el artículo 63 de la Ley N° 18.695 Orgánica
Constitucional de Municipalidades, autoriza al alcalde para nombrar y remover a los funcionarios de su
dependencia de acuerdo a las normas estatutarias que los rijan". (Considerando 9°)
"Que de lo expuesto se colige que poseyendo el alcalde la atribución que se ha mencionado, no
puede calificarse como ilegal, sino que todo lo contrario, pues ha hecho uso de una facultad expresa-
mente prevista por la legislación y, en lo tocante a la arbitrariedad, tampoco puede ser tenida por tal,
desde que se fundamenta en un hecho cierto e incuestionable y no en un mero capricho del referido
edil". (Considerando 10°)
570
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XCI, año 1994, segunda parte, sección quinta, p. 42
y sig.
571
"Que el decreto impugnado en el presente recurso corresponde a un acto administrativo dictado
en virtud de las facultades discrecionales de la autoridad, las que, como lo ha reconocido en numerosas
oportunidades la doctrina jurisprudencial, 'no excluyen una posible arbitrariedad en su ejercicio'".
(Considerando V 1)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 179
572
"Que en el parecer de esta Corte, los fundamentos aducidos por la autoridad recurrida para justificar
el término anticipado del convenio suscrito con la recurrente carecen de fuerza suficiente para configurar
la causal de 'interés general' invocado por el Decreto impugnado". (Considerando N° 5)
"Que en efecto los hechos resumidos en los números 1 y II del considerando 4o de este fallo, eran
conocidos por la autoridad al momento de la celebración del convenio, razón por la cual no pueden ser
calificados posteriormente como factores negativos para la marcha de la institución. En lo que atañe al
precario estado de equipamiento y modernización del establecimiento, el juicio valorativo de la auto-
ridad aparece formulado en términos tan vagos y generales, que tampoco permiten justificar la causal
aducida". (Considerando N° 6)
"Que las cláusulas abiertas que incluye el legislador mediante fórmulas elásticas más o menos vagas
-interés general, utilidad pública, bienestar general, salud pública- otorgan al administrador un flexible
arbitrio interpretativo, pero en todas las situaciones, las causales que determinaban la creación del acto
deben ser razonables y acreditadas si el asunto se ventila en sede jurisdiccional". (Considerando N° 7)
"Que en el presente caso, apreciando los antecedentes en conciencia, esta Corte llega a la conclusión
de que el decreto impugnado merece ser calificado de arbitrario por cuanto sus fundamentos no aparecen
razonablemente justificados". (Considerando N° 8)
573
Gaceta Jurídica año 1996, septiembre N° 195, pp. 104 y sig.
192 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
574
"Que en plan de determinar la procedencia de la medida de clausura sobre la base de los ante-
cedentes que se han invocado como fundamento de las causales que la ley establece para disponerla, es
preciso tener presente que las transgresiones al artículo 123 de la ley N° 17.105, expresadas en la especie
bajo las modalidades de admitir ebrios en el local, permitir que los consumidores beban hasta embria-
garse o tolerar que se cometan escándalos o se provoquen desórdenes en el interior del establecimiento,
no constituyen propiamente infracciones de índole delictiva sino meras faltas contravencionales, cuyo
tratamiento sancionatorio, como el de otras figuras que se contemplan en la misma disposición y en
diversos artículos de dicha ley - 1 4 0 , 1 5 4 , 1 5 7 , entre ellas- se resuelve mediante la aplicación de multas,
cuyo monto se gradúa de acuerdo con la gravedad de la transgresión y la reincidencia, reservándose la
clausura definitiva del establecimiento como medida extrema, aplicable a la sexta infracción cometida
dentro de un período de doce meses (artículo 172). (Considerando 11)
Que, cabe agregar, en el expresado orden de ideas, que dichas sanciones son aplicadas en sede
jurisdiccional dentro de un procedimiento -establecido en los artículos 178 a 180 de la ley- que, no
obstante su brevedad y concentración, respeta las garantías elementales del debido proceso -discusión,
prueba, posibilidad de recurrir del fallo ante la instancia superior-; y como se acotó, este sistema punitivo
admite la prescripción de la reincidencia respecto de las infracciones cometidas con anterioridad a los
doce meses anteriores a aquella que motiva el juicio. (Considerando 12)
575
Que estas reflexiones, que surgen de analizar en su contexto la normativa que regula el cam-
po contravencional a que corresponden los hechos que se han considerado por la Autoridad administrativa
al decretar la medida que se cuestiona en estos autos, ponen de manifiesto que por su escasa gravedad
intrínseca y la poca frecuencia con que se han producido - d o s en doce meses, valga repetirlo-, las infrac-
ciones a que se ha hecho referencia, no pueden ser consideradas en sí como "hechos delictuosos graves"
ni permiten estimara! establecimiento en que tales actos ocurrieron como un "peligro para la tranquilidad
o la moralidad públicas", en los términos del precepto legal atinente a la materia. (Considerando 13)
Que la errónea apreciación en que ha incurrido la Autoridad recurrida, en cuanto a la naturaleza,
entidad y trascendencia jurídica de los hechos aducidos como constitutivos de las causales exigidas por
el legislador en el artículo 174 de la Ley de Alcoholes para sancionar con la clausura un negocio de be-
bidas alcohólicas, priva al decreto que impuso dicha medida de la necesaria relación de proporcionalidad
entre medios y fin que debe presidir la generación de la actividad administrativa, como requisitos de su
racional fundamentación, y transformándolo en un acto contrario a derecho, a causa de la connotación
de arbitrariedad que lleva implícito". (Considerando 14)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 181
de San Miguel, acogiendo el recurso y luego confirmada por la Excma. Corte Su-
prema, también tenemos un caso de control del ejercicio de la facultad discrecional
sancionatoria, por la vía de una distinta calificación jurídica del hecho efectuada por
la judicatura.
En el caso en comento, un funcionario municipal recurre de protección en contra
del Alcalde de la Municipalidad de San Bernardo, solicitando se deje sin efecto la
medida disciplinaria de destitución del cargo, impuesta en el marco del sumario
administrativo correspondiente. Los cargos imputados consistieron en la detección
de dos inversiones de fondos municipales efectuados por órdenes del recurrente, en
esa fecha, Director de Administración y Finanzas del Municipio, en instrumentos
de renta variable, lo que no está permitido a las instituciones públicas, y por otra
parte, sin contar con la aprobación previa de la Comisión de Hacienda del Muni-
cipio. En concepto de la autoridad sumariante, estos hechos constituyen una grave
infracción al principio de probidad administrativa. El parecer de la Corte, como se
verá, fue distinto.
La Corte, en lo sustancial, establece que el problema jurídico planteado consiste
en determinar si las infracciones imputadas por la autoridad a la recurrente, tipifican
una causal que haga procedente la medida disciplinaria de destitución 577
A continuación, efectuando un análisis de los antecedentes del proceso, concluye
que "no aparece en modo alguno establecido que el recurrente haya incurrido en un
actuar deshonesto, esto es, con el ánimo deliberado de actuar en contravención con
la normativa relativa a las inversiones que tenía a su cargo previendo los resultados,
ni menos que haya privilegiado intereses particulares, ni propios ni de terceros, por
sobre el interés general, de tal manera que forzoso es concluir que aquél no incurrió
en infracción grave al principio de probidad administrativa". En razón de lo anterior,
se establece que no se han configurado las causales que permitirían la procedencia
de la destitución, la más grave de las sanciones disciplinarias.578
576
Gaceta Jurídica año 2004, diciembre N° 294, pp. 55 y sig.
577
"Que el problema a dilucidar en estos antecedentes consiste en determinar si las infracciones
antes descritas -a cuyo respecto la propia Fiscal instructora señala en el fundamento trigésimo de su
dictamen fojas 328 que: 'del mérito del proceso no se puede concluir que haya habido en el inculpado la
intención de perjudicar al Servicio...tipifican algunas de las causales que hacen procedente la medida
disciplinaria de destitución que fue impuesta al recurrente". (Considerando 7 o )
578
"Que del mérito de los antecedentes que obran en autos, y o traídos a la vista, no aparece en
modo alguno establecido que el recurrente haya incurrido en un actuar deshonesto, esto es, con el ánimo
deliberado de actuar en contravención con la normativa relativa a las inversiones que tenía a su carg
182 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Por ello, tras un análisis de los antecedentes se concluye: "Que en las condiciones
dichas, no puede estimarse que el Sr. Intendente de la Región Metropolitana haya incu-
rrido en ilegalidad, puesto que actuó dentro de sus atribuciones al dictar la resolución
que se impugna, ni tampoco que ésta sea arbitraria, puesto que contiene, además de
la cita de la norma legal que lo faculta para actuar, la indicación de los antecedentes
reunidos para dictarla y que le sirven de fundamento fáctico, incluida la comisión de
diversas infracciones a la Ley de Alcoholes".
La Excma. Corte rechaza el recurso, sobre la base de una calificación jurídica
de los hechos, puesto que ha analizado y ponderado si los hechos que constituyen
el fundamento de la clausura, pueden jurídicamente subsumirse en la hipótesis del
artículo 174 de la Ley de Alcoholes.
582
Gaceta Jurídica año 1993, diciembre N° 162, pp. 32 y sig.
583
Tercero: Que el señor Alcalde ha fundamentado el decreto N° 2.311, de 19 de agosto último, en que
se ordena la demolición total el inmueble de albañilería de adobe, ubicado en calle Independencia N° 574
de esta comuna, en un plazo de diez dias corridos a contar de la fecha de recepción de la notificación,
en el artículo 148-3 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones que dispone que "El Alcalde, a
petición del Director de Obras, podrá ordenar la demolición, total o parcial, a costa del propietario, de
cualquier obra en los siguientes casos... N° 3 Obras que no ofrezcan las debidas garantías de salubridad
y seguridad o que amenacen ruina".
584
Cuarto: Que del peritaje decretado por esta Corte, para mejor acierto del fallo de fojas 30, se
desprende "que en las actuales condiciones el local no se ve amenazado por ruina inminente, aun cuan-
do su apariencia indique lo contrario", y la "posibilidad de un colapso en actitud estática o con ligeros
movimientos de tierra es imposible".
Quinto: Que, en consecuencia, el funcionario recurrido al privarle a los recurrentes un derecho de
carácter patrimonial, al dictar el decreto N° 2.311, de 19 de agosto último, ha actuado ¡legalmente -al
apoyarse en antecedentes inidóneos, pues carecen del debido fundamento y respaldo que requieren para su
184
R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Cabe destacar que la distinta apreciación de los hechos que efectúa en este caso
el tribunal, queda legitimada por la existencia de un antecedente técnico, el peritaje
decretado, de modo que el control de apreciación de los hechos que puede resultar
cuestionable en ciertos casos, nos parece que resulta legítimo, pues la apreciación
del concepto jurídico indeterminado "ruina", que efectúa la administración, no se ve
sustituida por una discrecionalidad judicial infúndamentada.
En la siguiente sentencia que acoge un recurso de protección caratulado ORMAZÁBAL
M U Ñ O Z con MUNICIPALIDAD D E PUDAHUEL , la Corte de Apelaciones de Santiago se
585
587 "Q ue? por lo demás, el mencionado artículo 58 no señala una sanción determinada para el caso
de infracción al mismo y los hechos u omisiones que se imputan a la recurrente carecen de la gravedad
suficiente como para justificar la medida que en su contra se dispuso". (Considerando 5)
"Que, en consecuencia, la decisión del alcalde recurrido aparece carente de la necesaria justificación
legal y adoleciendo de base razonable, con lo que infringe lo dispuesto en los N°s. 3 y 24 del artículo
19 de la Constitución". (Considerando 7)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 185
588
AYLWIN AZOCAR, Arturo, "Interpretación de los artículos 19 del Estatuto Administrativo y 123 del
Estatuto Administrativo de los Funcionarios Municipales que regulan las causales de des
funcionarios públicos", en Gaceta Jurídica, año 1994, abril, N° 166, p. 27.
573
Gaceta Jurídica año 1996, s e p t i e m b r e N° 195, pp. 104 y sig.
186 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
590 » Q ¿ ]
U C E Á | ¡ I D I p r o c e s o no aparecen antecedentes suficientes para tener por acreditado que
A N S S E
el actor haya incurrido en falta de probidad, conducta inmoral o incumplimiento grave de las obligacio-
nes propias de su cargo. En efecto, si bien es cierto que el actor, profesor del Liceo C-42 de la comuna
de Sagrada Familia, tuvo un comportamiento incorrecto en cuanto le faltó el respeto a otro docente del
mismo establecimiento frente a un apoderado de dicho liceo, incluso profiriendo groserías, hecho este
último que no fue desmentido por el recurrente, no lo es menos que dicho proceder no reviste gravedad
suficiente como para justificar la destitución o el término de la relación laboral del mismo, pero sí la
imposición de la medida disciplinaria de menor entidad como lo es la aplicación de una multa". (Con-
siderando N° 2).
680
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte, sección quinta,
pp. 206 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 187
592
"Que si bien es efectivo que el artículo 40 del D.F.L. N° 850, de 12 de septiembre de 1997,
que contiene el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley N° 15.840, de 1964 y del D.F.L.
N° 206, de 1960, establece que los propietarios de los predios colindantes con caminos nacionales sólo
podrán abrir caminos de acceso a éstos con autorización de la Dirección de Vialidad, resulta evidente
que la propiedad de la recurrente cuenta con dicha autorización desde siempre, pues de acuerdo con el
mérito de los antecedentes acumulados en autos, ésta accede a la carretera N° 5 desde un camino interior,
como se observa, especialmente, en las fotos acompañadas a fs. 11 a 28, fs. 71 a 86 y plano de fs. 94,
acompañado por la recurrida". (Considerando 2 o ).
593
"Que, en consecuencia, existiendo situaciones idénticas a las reclamadas por la recurrente en el
tramo caminero entre Quinta y Talca, a los que se ha dado una solución diferente, como la que exige la
reclamante, sin necesidad de obras adicionales, insistir en lo hecho constituye un acto que infringe la
garantía constitucional de la igualdad ante la ley, que ha reclamado la recurrente en este recurso, y que se
encuentra establecida en el N° 2 del artículo 19 de la Constitución Política de la República, estableciéndose
'diferencias arbitrarias', y que además, constituyen un abuso del derecho pues obligarían a la recurrente
a gravámenes innecesarios, todo lo cual debe llevar al acogimiento del recurso". (Considerando 5 o ).
573
Gaceta Jurídica año 1996, s e p t i e m b r e N° 195, pp. 104 y sig.
188 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
595
"Que. en este evento, no puede estimarse que se han infringido las garantías constitucionales,
toda vez que no consta en los antecedentes que obran en autos, que se haya infringido el principio de
igualdad ante la lev o que se hayajuzgado al afectado por comisiones especiales, ni que se haya atentado
al derecho de propiedad, pues el que desempeña un cargo público sujeto a un estatuto jurídico como
sucede en la especie, queda sujeto, a su vez, en cuanto a su permanencia y ejercicio, a la normativa que
dicho Estatuto establece". (Considerando 5). (La cursiva es nuestra).
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 189
nula motivación del acto impugnado, y los 4 fallos restantes rechazan los recursos
interpuestos.
595
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXVII, año 1990, segunda parte, sección quinta,
pp. 5 y sig.
597
"Que la potestad -discrecional- que tiene el Servicio de Impuestos Internos como autoridad
ñscalizadora, debe usarse en forma razonable y restringiéndola exclusivamente a las actividades que
ameriten su intervención. La renuencia a timbrar facturas de una determinada empresa no puede enten-
derse ejercitada dentro del ámbito de la discrecionalidad, si afecta a operaciones que ya se han realizado
en virtud de guías de despacho debidamente otorgadas por el Servicio, de manera que la venta ya se
ha efectuado y legalmente debe procederse a su facturación, para no hacer incurrir a los contratantes
en sanciones tributarias y privarlos de sus derechos de acuerdo al D.L. N° 825 sobre Impuesto al Valor
Agregado, entre otras consecuencias en su contabilidad. Si un caso determinado merece sanción, la
autoridad correspondiente debe proceder conforme a sus facultades, pero su labor preventiva no puede
llegar al extremo de frustrar un contrato ya realizado, salvo que en el mismo contrato aparezca la per-
petración de un delito, como alguna simulación o falsificación, por vía de ejemplo, pero si no existen
190 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Continuación nota 5 9 7
tales comprobaciones o fundadas sospechas, nada justifica privar a la recurrente del legítimo derecho al
crédito fiscal". (Considerando N° 2)
598
Gaceta Jurídica año 1994, noviembre N° 173, pp. 76 y sig.
599
"Que la prohibición de estacionarse y detenerse, en forma absoluta, que contiene la señalización
de tránsito impugnada en este recurso, no se encuentra enteramente justificada, puesto que de confor-
midad al informe de fojas 34, emanado del Director del Tránsito y Transporte Público, la intensidad del
flujo vehicular en la zona en que se encuentra el establecimiento comercial de que se trata, en horario
nocturno es realmente bajo". (Considerando I o )
600 " Q u e ja información precedente permite concluir que la medida de la Municipalidad de Santiago,
de instalar la referida señalización en dicho lugar sin limitación de horario, fue adoptada con falta de
racionalidad y por consiguiente es arbitraria en la medida que prohibe, incluso, detenerse, durante la
noche". (Considerando 2 o )
601
Fallos del Mes N°445, diciembre. 1995, pp. 1796 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 191
médicas por más de seis meses en los dos últimos años, no obstante estar pendiente
una resolución acerca de la jubilación por invalidez solicitada por la recurrente, por
padecer distintas enfermedades que la invalidan en más del 50% según el informe de
la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez.
Señaló en lo pertinente el fallo de la Corte que el actuar de la recurrente no
resulta "prudente ni razonable", por cuanto las licencias médicas de la funcionaría
se encuentran justificadas, y más aún encontrándose pendientes los trámites de
jubilación por invalidez de la recurrente. Por ello, la Corte considera que encon-
trándose aún no aclarada la situación derivada de la jubilación de la recurrente la
decisión del Director del Servicio resulta arbitraria por carecer de razonabilidad y
prudencia.602
En materia de evaluación de impacto ambiental en recurso de protección cara-
tulado GIRARDI LAVÍN con COREMA M A G A L L A N E S Y ANTÁRTICA CHILENA 603 , la Corte
Suprema acoge el recurso, en razón de que la Resolución de Calificación Ambiental,
esto es, el acto administrativo impugnado resultó ser arbitrario, ya que, conforme a
la sentenciadora, carecía de fundamentos razonables.
En el caso en comento, diversos recurrentes interpusieron un recurso de protección
en contra de la autoridad ambiental de la Región de Magallanes, en razón de haber
calificado favorablemente un proyecto industrial maderero en la XII Región.
En lo pertinente, el fallo de la Corte Suprema al revisar los antecedentes del
recurso, constata que en el marco de la evaluación ambiental, los informes técnicos
de los servicios públicos competentes, manifiestan diversos reparos, observaciones,
sugerencias y el cumplimiento de condiciones previas para el desarrollo del proyecto;
más aún el Servicio Agrícola y Ganadero concluye que la empresa no puede garantizar
que el proyecto sea ecológicamente sustentable.604
602
"Que así las cosas, dando por sentado que el recurrido está facultado por la Ley para dictar la
resolución que es objeto del Recurso, no lo es menos que su actuar - e n las condiciones anotadas- no
resulta prudente ni razonable porque no ha podido menos que saber-como lo reconoce en su informe- la
recurrente se encuentra aquejada de diversas dolencias invalidantes y ha hecho uso de licencias, -todas
ellas justificadas- encontrándose en trámites de jubilación por invalidez, avalada por la comisión de
especialistas del COMP1N que concluyen que su incapacidad es superior a 2/3 o sea más del 50%, insta
en declararle vacante el cargo pese a que no podía ignorar este dictamen de especialistas del Compin
y tampoco la comunicación a que se refiere el informe de fs. 20 emanada de Presidente del COMPIN
Servicio de Salud Concepción-Arauco". (Considerando 9°)
"Que como trasunto de lo que se lleva expresado, la decisión del Sr. Director del Servicio de Salud
don Octavio Stuardo no se ajusta a lo razonable ni prudente en tanto no estuviera definitivamente aclarada
la situación derivada de la Jubilación de la Sra. Careaga, de lo que se sigue que su actuar resulta, a la
luz de los antecedentes, arbitrario". (Considerando 10°)
603
Fallos del Mes N" 460, marzo, 1997, pp. 108 y sig.
604 "Q u e ; como ya se dijo en el fundamento sexto, la resolución impugnada por esta vía de protec-
ción, es ilegal, pero, además es arbitraria. En efecto, del análisis de los informes técnicos agregados
en el cuaderno de documentos, entre los cuales pueden destacarse los provenientes de organismos
especializados en la materia, tales como la Corporación Nacional Forestal, el Servicio Agrícola y
192 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Por otra parte, el propio Comité Técnico de la COREMA, concluye que no existen
elementos que permitan aprobar el proyecto. Por ello, en concepto de la Corte Su-
prema, al aprobar la autoridad ambiental un proyecto, en estas condiciones y contra
los informes técnicos, incurre en arbitrariedad, por cuanto carece de "fundamentos
razonables" al haber decidido la viabilidad ambiental del proyecto.605
En recurso de protección caratulado L A M A L A M A con DIRECTOR DEL SERVICIO DE
SALUD CONCEPCIÓN , la Corte de Apelaciones de Concepción en fallo confirmado
606
puede aplicarse la medida de destitución, y desde este punto de vista, la Corte re-
conoce que no existen casos taxativos para la aplicación de esta sanción608. A la
luz del Estatuto Administrativo, la única exigencia para imponer esta medida dis-
ciplinaria es que la falta del funcionario sea lo suficientemente grave, se encuentre
comprobada y que la medida sea impuesta en un sumario legalmente tramitado.
Desde este punto de vista, la Corte constata la legalidad de la medida impuesta a la
recurrente609. Sin embargo, el tribunal expresa que la arbitrariedad no es lo mismo
que la ilegalidad, de modo que un acto pudiendo ser legal puede incurrir en arbi-
trariedad, que es precisamente lo que la recurrente imputa respecto de la decisión
de la autoridad sancionadora.610
El tribunal hace presente que si bien la autoridad tiene una facultad discrecional,
esta facultad no lo autoriza para apartarse de la razón, por lo cual a la luz de los
antecedentes tenidos a la vista, a saber, calificación de mérito de la funcionaría
(lista 1), ausencia de agravantes y existencia de atenuantes, y en atención a la
consideración de que la sanción de destitución procede cuando el funcionario
comete una falta de tal gravedad que puede revestir caracteres de delito, cuyo no
es el caso, la Corte concluye que la sanción se aparta de la racionalidad y "cae
en el terreno de lo arbitrario".611 Como se puede constatar en este caso, la Corte
608
"...siempre que los antecedentes lo ameriten podrá aplicarse la medida disciplinaría de destitución.
En general, no hay casos taxativos para la aplicación de la indicada medida. Excepcionalmente el Esta-
tuto Administrativo consulta la decisión como una medida que no puede dejar de aplicarse ('procederá
siempre') en los casos que particulariza. El adverbio 'siempre', que emplea la disposición, indica que
sólo en las situaciones que señala, imperativamente debe aplicarse la destitución. Esta es la tesis que ha
aceptado la Corte Suprema a partir de la confirmación de sendos fallos de la Corte de Apelaciones de
Valparaíso del año 1993 (Roles C.S. 20.932-93 y 21.178-93)". (Considerando N ° 4 )
609 " Q u e d e t 0 ( j 0 ] 0 anteriormente dicho, puede concluirse que la Ley N° 18.834 que aprobó el
Estatuto Administrativo, sólo exige como requisitos para aplicar la medida disciplinaria de destitución
que la falta cometida por el funcionario sea lo suficientemente grave que amerite la medida y que la
falta sea comprobada e impuesta en un sumario legalmente tramitado. De lo examinado resulta que el
acto administrativo del Director del Servicio de Salud que destituye a la recurrente, se encuadra dentro
del correspondiente marco legal. Es decir, la autoridad administrativa no cometió ningún acto ilegal al
sancionar a la recurrente con la medida de destitución". (Considerando N° 5)
610
"Que la recurrente, en otro aspecto en su recurso cuestiona la decisión del Director del SS.CA.
por arbitraria. La arbitrariedad, hay que hacer notar, no es lo mismo que la ilegalidad, pero sus efectos
son en la práctica similares". (Considerando N° 6). "Que, hay que reiterar lo que se dejó claramente
asentado en orden a que el acto administrativo de que en la especie se recurre, fue adoptado por la au-
toridad competente después de haberse seguido el procedimiento que la ley establece, lo que da como
resultado que el acto es perfectamente legal". (Considerando N c 14)
611
"Que, luego de todo este andar analítico, ha llegado el momento de concluir en congruencia con
los comentarios hechos, y a la luz de los antecedentes tenidos en cuenta, que la destitución de la recu-
rrente es una medida que se aparta de lo razonable y cae en el terreno de lo arbitrario, cualquiera que
fuere el motivo intrínseco que determinó su decisión y que la mera discrecionalidad que le acuerda la
ley, no significa sino la libertad que, como regla general, tiene la autoridad administrativa para moverse
194 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
que esta es una facultad privativa del Alcalde, sin embargo, acoge el recurso por con-
siderar que ha habido una falta de razonabilidad en la decisión adoptada. En el caso,
la empresa recurrente cuestiona que se haya adjudicado el contrato a otra empresa
cuyo precio es el doble de las otras ofertas, más aún cuando la Comisión evaluadora
técnica, precisamente recomendaba adjudicar el contrato a la recurrente.
Planteado así el problema, la Corte de Apelaciones establece como un principio
básico para el control, que la decisión adoptada por la autoridad debe demostrar
ante el tribunal el "proceso de razonamiento" que lo lleva a adoptar determinada
decisión.613
614
"Que como antecedentes para la resolución del presente recurso, se han acompañado certi-
ficados de diversos municipios en que las empresas 'Siglo Verde' y 'Paisajismo Sur Andina S.A.'
aparecen prestando servicios similares al que es materia de esta licitación. Una somera revisión de
dichos certificados, que por lógica también debieron hacer los recurridos, deja de manifiesto que el
promedio de lo que dichos municipios pagan por la prestación de este servicio está alrededor de los
80 a 90 pesos el metro cuadrado, y la propuesta que adjudica el municipio recurrido cuesta $ 159,67
el metro cuadrado". (Considerando Decimotercero)
6,5
"Que el análisis efectuado anteriormente lleva a concluir que la decisión tomada por el Con-
cejo Municipal recurrido no se encuentra respaldada por un razonamiento lógico; Que no aparece un
argumento que permita contradecir la opinión de la comisión técnica evaluadora, respecto de la mejor
calificación económica y técnica de otras propuestas frente a la elegida; Que desde el punto de vista
de 'el mejor aprovechamiento de los medios disponibles' había dos propuestas mucho más baratas que
la elegida, respetando las mismas condiciones exigidas". (Considerando Decimocuarto)
"Que en consecuencia, esta Corte estima que el acto impugnado es arbitrario, aunque formalmente
no sea ilegal". (Considerando Decimoquinto)
616
Gaceta Jurídica año 2003, agosto, N° 278, pp. 67 y sig.
196 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
que le otorga el artículo 145 del Estatuto Administrativo al Jefe del Servicio617. En
este punto, conviene tener presente que el artículo 144 del Estatuto Administrativo,
establece como causal para declarar la vacancia del cargo, la salud incompatible del
funcionario con el desempeño del cargo. Asimismo, el artículo 145 del cuerpo le-
gal en comento, dispone que el jefe superior del Servicio podrá considerar que el
funcionario tiene salud incompatible con el desempeño del cargo cuando haga uso
de licencias médicas por un lapso, continuo o discontinuo, superior a seis meses
en los últimos dos años, sin mediar declaración de salud irrecuperable. Por tanto,
cumpliéndose estos supuestos de hecho, la ley otorga al jefe de servicio una facultad
discrecional para declarar la vacancia del cargo.
La Corte, a continuación, entra a ponderar si las licencias médicas estaban efec-
tivamente justificadas.618 Este razonamiento de la Corte puede resultar cuestionable,
pues la verdad sea dicha, la facultad de la autoridad administrativa para declarar la
vacancia del cargo, no depende o no está vinculada a que las licencias sean justificadas
o no. Nos parece que la Corte, al introducir la distinción entre licencias justificadas
e injustificadas, está exigiendo un requisito legal para que proceda esta potestad dis-
crecional de la administración, que la ley no contempla.
El fallo continúa con un análisis de la arbitrariedad con referencia al profesor Soto
Kloss, vinculando la arbitrariedad con la falta de razón, la ausencia de fundamentación
o motivación, la falta de proporción entre medios y fines, etc.619
Por ello, la sentencia concluye que la decisión de la autoridad recurrida, si bien
se encuentra enmarcada dentro de sus facultades discrecionales, "carece de razona-
bilidad", por cuanto en concepto de la Corte no se divisa una salud incompatible con
617
"Que habiendo sumado doña Ruth Angélica Muñoz Arriagada, en un total de dos años ante-
riores a la resolución que censura, un periodo superior a seis meses no trabajados debido a licencias
médicas continuas o discontinuas, la declaración de vacancia del cargo que desempeñaba se encuadra
dentro de las facultades que, como jefe de servicio, le acuerda al recurrido el artículo 144 en rela-
ción con el articulo 145 del Estatuto Administrativo; de manera que el acto reclamado no es ilegal".
(Considerando 4 o )
618 " Q U E I n o obstante, hay que señalar que las licencias médicas de la recurrente fueron, por
demás, justificadas. En efecto, la primera serie de ellas obedeció a una artrosis de cadera que la
obligó a someterse a una intervención quirúrgica mediante la cual le fue implantada una prótesis, con
su correspondiente período de rehabilitación; y la segunda serie se debió a una fractura de muñeca
derecha, debido a la cual debió ser enyesada. Es útil acotar que ninguna de estas patologías ha sido
desconocida o rebatida por el recurrido". (Considerando 5 o )
619
"Que un acto es arbitrario cuando no existe razón que lo fundamente; el arbitrio no es sino la
voluntad no gobernada por la razón sino por un impulso instintivo o por una idea o propósito sin mo-
tivación aparente, fuera de las reglas ordinarias y comunes. Para que exista 'arbitrariedad' debe haber,
entonces, carencia de razonabilidad en el actuar u omitir, falta de proporción entre los motivos y el fin
o finalidad que alcanzar, ausencia de ajuste entre los medios empleados y el objetivo a obtener o, aun,
inexistencia de los hechos que fundamentan un actuar, o sea, una actuación carente de fundamentación.
(Eduardo SOTO KLOSS, El Recurso de Protección. Orígenes, Doctrina y Jurisprudencia, pág. 1 8 5 ) " .
(Considerando 8 o )
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 197
el cargo, más aún si la recurrente trabajó en forma normal durante los cinco últimos
meses anteriores a la declaración de vacancia del cargo.620
La sentencia, finalmente, junto con efectuar algunos alcances sobre la discutida
doctrina del derecho de propiedad incorporal sobre la permanencia en el cargo621,
concluye que un acto sin perjuicio de enmarcarse dentro de los márgenes de la
normativa, puede obedecer "a un uso irrazonado de los elementos discrecionales",
lo que en definitiva lo tornará arbitrario.622
Como ya señaláramos, esta sentencia fue confirmada por la Corte Suprema en
una votación dividida. El voto de minoría estuvo por revocar la referida sentencia y
rechazar el recurso, por estimar que el "acto que lo motiva, además de ser legal, no
constituye una arbitrariedad, pues se ajustó a los hechos objetivos que le sirvieron
de fundamento".
Veamos a continuación sentencias en las que si bien se han rechazado los recursos
interpuestos, los tribunales han efectuado un control del acto administrativo a la luz
del principio de razonabilidad.
En una sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago pronunciada en el recurso
de protección caratulado SALVATIERRA ROJAS con S.E. PRESIDENTE DE LA R E P Ú B L I C A 6 2 3 ,
la Corte además de reconocer claramente el carácter discrecional de la facultad del
Presidente de la República, en orden a llamar a retiro a funcionarios de la Policía de
Investigaciones, efectúa una precisión más, a saber, que esta facultad discrecional
620 "Q ue> la declaración de vacancia del cargo desempeñado por la recurrente, si bien se ajusta a las
facultades que otorga al Estatuto Administrativo a los Jefes de Servicio, carece de razonabilidad, toda
vez que no se divisa qué salud incompatible con el ejercicio de su cargo afecta a doña Ruth Angélica
Muñoz Arriagada, cuando existen informes médicos que certifican lo contrario y si, además, trabajó
normalmente durante los cinco últimos meses anteriores a la resolución que se objeta mediante esta
acción tutelar". (Considerando 9 o )
621
"Que el derecho a la función se refiere a permanecer en el empleo a que se ha accedido legal-
mente, mientras no medie una causal legal de expiración de funciones; de modo que la garantía para
el funcionario consiste en que la cesación de sus labores no queda entregada a la discrecionalidad de
la administración, sino que a la determinación de la ley, y en este sentido es un derecho incorporal que
la ley otorga, comprendido entre los que garantiza el artículo 19 N° 24 de la Constitución Política de
la República; la propiedad no recae sobre el cargo o empleo, sino sobre el derecho a permanencia en
él en tanto no se produzca una causal legal para la cesación de funciones. (Excma. Corte Suprema Rol
N° 1.035-98)". (Considerando 10°)
622
"Que el constituyente concibió la acción tutelar que se ha entablado en autos para proteger al
que, por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales, sufra perturbación o amenaza en el legítimo
ejercicio de los derechos y garantías establecidos en el artículo 20 de la Constitución Política de la
República. Puede tratarse de un acto legal pero arbitrario. El acto puede enmarcarse dentro de los
márgenes de una normativa, pero obedecer a un uso irrazonado de los elementos discrecionales con
que un poder jurídico debe ejercerse, tornándolo arbitrario, en cuyo caso el recurso de protección resul-
ta procedente para salvaguardar los derechos del que sufre sus consecuencias". (Considerando 1 I o )
623
Gaceta Jurídica año ¡992, enero N° 139, pp. 63 y sig.
198 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
624
"Que el Presidente de la República al llamar a retiro a los recurrentes mediante decretos su-
premos N°s. 344 y 346, de 25 de octubre de 1990, del Ministerio de Defensa Nacional -compulsados
a fs. 5 y 6- ha hecho uso de una facultad privativa que emana de la Ley Orgánica Constitucional de
la Policía de Investigaciones, un acto de gobierno que en virtud del propio Estatuto del Personal de
Investigaciones le permite disponer su retiro, sin que sea dable a esta Corte revisar por la vía juris-
diccional, porque ello sería entrar a calificar un acto discrecional de gobierno, de buen servicio, que
la ley lo autoriza de un modo explícito". (Considerando 2)
625
"...y no ha incurrido en acción u omisión arbitraría porque los antecedentes acompañados a los
autos -especialmente las compulsas del proceso judicial- acreditan que éstos sólo fueron sobreseídos
temporalmente, y por ello el ejercicio de las atribuciones del Jefe del Estado para llamar a retiro a los
recurrentes y posteriormente no aceptar su reincorporación, ha sido prudente y equilibrado". (Consi-
derando 4)
626
Gaceta Jurídica año 1992, enero N° 139, pp. 66 y sig.
627
"Que en la especie la omisión de que reclama el recurrente no ha sido consecuencia de la
arbitrariedad o el capricho de los seis Presidentes de la República que han regido el país desde el año
1954 hasta ahora, sino a la complejidad de la materia y a la necesidad de ponderar múltiples factores
antes de dictar la normativa correspondiente. Además, la actitud observada por el recurrido sobre el
particular no ha sido ilegal por cuanto la Ley K° 11.625 no le fijó plazo para dictar el decreto a que
se refiere el artículo 65;". (Considerando 4)
628 "Q u e ¡a p r e t e n s i ó n del recurrente Mario Vallejos Balboa en orden a que el Tribunal señale
plazo al recurrido para que dicte el decreto a que alude el artículo 65 de la Ley N° 11.625 importaría
interferir en la potestad reglamentaria que el artículo 32 N° 8 de la Constitución Política de la República
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 199
Osorno, en razón de no haber iniciado acciones contra una empresa sanitaria, que
no obstante, haber transcurrido los tres años que se le otorgaron para ello, no ha
trasladado su planta de captación de aguas, manteniéndola en un sector donde las
aguas del río se encuentran contaminadas. La Corte de Apelaciones de Osorno en
fallo confirmado por la Corte Suprema, rechaza el recurso, al considerar que las
atribuciones que tiene en esta materia la autoridad sanitaria deben ejercerse con
prudencia, pero además con fundamento en los antecedentes de la causa, entre los
cuales cabe destacar que la empresa sanitaria implemento mejoras en el tratamiento
del agua, para mejorar la calidad de las aguas captadas. En este caso, la razonabi-
lidad de la decisión administrativa es entendida como un ejercicio prudente de las
potestades otorgadas, precisamente porque en el caso en cuestión, la adopción de
la medida que se solicitaba a la autoridad sanitaria, podría traer un mal mayor al
que se estaba produciendo. Por ello, el obrar de la autoridad recurrida no podía ser
calificado arbitrario.632
Continuación nota 6 3 2
potable para la ciudad de Osomo, y la preocupación permanente del Director recurrido por el problema
planteado, se evidencia claramente del sumario administrativo acompañado". (Considerando 11°)
633
Gaceta Jurídica año 1997, septiembre N° 207, pp. 105 y sig.
634
"Que, de consiguiente, en relación a esta clase de permisos, el Alcalde como titular del órgano a
cargo de la Administración de bienes de uso público ubicados en su comuna, goza, tanto de concederlo
como para ponerle término, de poderes o facultades discrecionales, así llamados porque en ellos la ley
deja al órgano administrativo 'un poder libre de apreciación para decidir si debe obrar o abstenerse,
en qué momento debe obrar, y qué contenido debe dar a su actuación', o sea, 'para decidir lo que es
oportuno hacer o no hacer"'. (Considerando 8)
635
"Que sin embargo, conviene puntualizar que la discrecionalidad en el obrar no significa una
autorización al órgano para ejercitar la potestad de que se halla investido a su mero arbitrio o capricho,
sino que se limita a entregarlo, mayor latitud en la apreciación de la conveniencia, oportunidad y con-
tenido de la decisión a adoptar en procura de la finalidad de la administración; la satisfacción de las
necesidades públicas y la elección de los medios racionalmente adecuados para alcanzar tal objetivo;"
(Considerando N° 9)
636
"...ejerció las facultades de índole discrecional que le conferian las normas legales vigentes
sobre la materia, con suficiente fundamentación de motivos y sujetándose a manifiestos criterios de
racionalidad; condiciones que permiten apreciar la decisión adoptada a través del acto administrativo
cuestionado como ajustada al ordenamiento jurídico, desestimándose así la calificación de arbitrarios
que le ha atribuido el recurrente". (Considerando N° 12)
637
Fallos deI Mes N" 503. octubre. 2000-2002, pp. 3358 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 201
638 "Que una acción arbitraria consiste en un acto o proceder caprichoso, contrario a la justicia,
o a las leyes, inicuo, antojadizo, infundado o en último término, despótico o tiránico. Por lo tanto es
lógico suponer y concluir que un acto fundado de acuerdo a la ley y justo no puede ser calificado de
arbitrario. La medida tomada por el Municipio de Santiago y su Alcalde fue una medida estudiada
y no podía aprobar por sí mismo, pues dicho estudio debía serlo previamente por la SEREM1TT, el
cual para ser así sancionado es de suponer que fue, valga la redundancia, 'estudiado' por éste. Más
aún, dicho organismo sugirió que el proyecto fuera enviado y aprobado también por la Unidad Ope-
rativa de Control de Tránsito. También es racional suponer que el solo hecho de que la Municipalidad
encargue un estudio a sus propios técnicos no implica necesariamente la concreción de un proyecto
determinado, pues previo a eso el estudio concluirá con resultados positivos y negativos, según lo que
pretendía éste demostrar. Una vez que los resultados son positivos, ahí recién se elabora un proyecto.
Por otra parte, la SEREMITT, al recibir dicho proyecto, también deberá estudiarlo para comprobar si
sus conclusiones o resultados son correctos o no. Una vez determinado que el proyecto se basó en un
estudio bien realizado, recién dicho organismo está en posición de aprobar dicho proyecto. Pero en
la especie, fue visto, además, por otro organismo técnico, cual es la Unidad de Control de Tránsito,
la que al estudiar el proyecto, es de suponer que previo la factibilidad de las vías alternativas para
aquellos que se quisieran dirigir al oriente. De lo anterior se desprende que tres organismos aprobaron
el proyecto del Paseo Peatonal Calle Catedral: los mismos técnicos de la corporación edilicia, los
cuales previamente tuvieron que realizar un estudio y en base a las conclusiones, las cuales pudieron
ser positivas o negativas, transmitirlo al alcalde y si son negativas, desechar el proyecto. El resultado
fue positivo y después fue revisado por la SEREMITT, otro organismo técnico calificado, y por último,
lo fue la Unidad de Control de Tráfico". (Considerando 4)
"Que en virtud de lo antes razonado, no es plausible hablar de una acción o proceder arbitrario,
caprichoso o injusto. Dicha acción alcaldicia está a su vez permitida por diversas disposiciones legales,
como el artículo 3° letra d) de la Ley N° 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades, que expresa
que 'corresponde a las municipalidades, en el ámbito de su territorio, la función privativa de aplicar
las disposiciones sobre transporte y tránsito público, dentro de la comuna, en la forma que determinen
las leyes y las normas técnicas de carácter general que dicte el ministerio respectivo'". (Considerando
5 párrafo primero)
639
Gaceta Jurídica año 2001. julio N° 253, pp. 21 y sig.
202 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
640
"Que, por ende, la decisión no adolece de ilegalidad, pues fue dictada por el organismo
recurrido en uso de sus atribuciones, que según la ley, le son propias; ni tampoco es arbitraria, por
cuanto se encuentra respaldada por informes técnicos suficientes, de manera que al no darse los
presupuestos básicos de la acción cautelar deducida, ésta no puede prosperar y será desestimada".
(Considerando 10°)
641
Gaceta Jurídica año 2002, septiembre N° 267, pp. 31 y sig.
642
"Que, las normas jurídicas transcritas permiten que el Servicio de Salud tome las medidas
precautorias del riesgo sanitario con el objeto de impedir un daño para la salud pública y el medio
ambiente, como es la que motiva la acción en estudio. Surge claramente, en consecuencia, que la
conducta de la recurrida no es ilegal, puesto que la Constitución y las leyes le han impuesto el deber
de velar por el cuidado de la salud y el bienestar sanitario de las personas e instar por el cuidado y
protección del medio ambiente, finalidades que ha tenido en consideración al dictar la resolución
recurrida". (Considerando 6 o )
"Que la doctrina ha dicho que un acto u omisión es arbitrario cuando no existe razón que lo funda-
mente, cuando quien actúa o se abstiene de actuar lo hace por mero capricho, sin una razón legal, lógica
o, al menos, moral, que le sirva de fundamento y que justifique su actuar u omitir.
La jurisprudencia ha estimado que la arbitrariedad importa una vulneración del uso razonable con
que los elementos discrecionales de un poder jurídico han de ser ejercidos.
Resulta evidente que el Servicio de Salud no ha sido arbitrario, puesto que existen razones legales
que le sirven de fundamento y que justifican la orden impartida y contenida en las actas de 17 de marzo
de 2001". (Considerando 7 o )
643
Gaceta Jurídica año 2003, marzo N° 273, pp. 60 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 203
644
"Que en la especie, de la lectura del Acta N° 1 de la Sesión Extraordinaria de 2 de enero del año
en curso del Concejo Municipal de Frutillar, agregado a fs. 30, se comprueba que los integrantes de dicho
organismo razonaron, para rechazar la patente solicitada por la recurrente, en orden a que en el mismo
inmueble, en calle Carlos Richter N° 420 de esa comuna, funciona una discoteca llamada 'Vic-Bar', con
patente de cabaret, por lo que una segunda patente de alcoholes, esta vez de 'hostería restaurante', en
calle Carlos Richter N° 420-A, causaría graves problemas al sector". (Considerando 2°)
645
"Que lo anterior es suficiente para desestimar el recurso de fs. 15 por cuanto la decisión de
la municipalidad, además de ajustarse a derecho por estar amparada por la letra n) del artículo 65 de
la Ley N° 18.695, no es arbitraria desde que fue producto de un razonamiento que, aun cuando fuera
equivocado, basta para desechar la idea de haber sido adoptada por un mero capricho de la recurrida".
(Considerando 3°)
646
Fallos del Mes N" 510, mayo, 2003, pp. 807 y sig.
647
"Que, respecto a la legalidad de la medida imputada al recurrido procede consignar que el artículo
6o de la Ley Orgánica de Gendarmería de Chile, contenida en el Decreto Ley N° 2.859 de 1979, al esta-
blecer las obligaciones y atribuciones del Director Nacional de Gendarmería, en su numeral 11, señala
'disponer y señalar el establecimiento donde los detenidos y procesados deben permanecer privados de
libertad...'. En efecto, dicha Ley Orgánica que establece la función pública de Gendarmería de Chile, ha
señalado una serie de atribuciones discrecionales del Director Nacional y, entre ellas, la de determinar
el establecimiento penal donde deben permanecer privados de libertad detenidos y procesados. En este
punto, cabe precisar que la primera acepción del término 'discrecional' es la de aquello 'Que se hace
libre y prudencialmente' (o sea, 'con templanza, cautela, moderación'), según el Diccionario de la Len-
gua Española. Por ende, no es sinónimo de 'arbitrario', como se expuso en estrados por el abogado de
los recurrentes. Por otra parte, la decisión de recluir a una persona en un determinado establecimiento
204 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Continuación nota 6 4 7
penitenciario es eminentemente técnica, puesto que a través de ella se materializan las políticas de seg-
mentación, reinserción y rehabilitación social y de seguridad de la institución, para la adecuada gestión
del sistema penitenciario". (Considerando 5)
648
"Que, en cuanto a la arbitrariedad invocada en el recurso, entendiendo por tal un acto carente
de fundamento, de razonabilidad, producto de un mero capricho, el recurrido señala razones técnicas
para proceder como se ha hecho. Para ello, se considera la naturaleza de los delitos atribuidos a los
recurrentes, malversación de caudales públicos y apropiación indebida, en el denominado caso 'ln-
verlink', los que han provocado conmoción nacional, no sólo por la cantidad de dinero involucrado
en los hechos que se investigan sino, además, por los "graves efectos en el sistema financiero, que ha
resultado en un notable número de personas e instituciones seriamente perjudicadas por el ilícito.
Según se expresa en el informe del recurrido la experiencia en la administración penitenciaria
indica que en situaciones como en la especie existe alta probabilidad de que ocurran hechos tales
como que ocurran atentados en el interior de las unidades penales o que sean los propios inculpados
quienes atenten contra su vida o integridad física, todo lo cual aparece debidamente resguardado en
el anexo Pedro Montt, recientemente construido para albergar internos de bajo compromiso delictual,
cuya infraestructura 'responde a los requerimientos de una moderna administración penitenciaria',
como se describe en el informe (letra c) del párrafo 2) y se aprecia en las fotografías acompañadas en
autos de fojas 40 a 57". (Considerando 7)
649
"Que, finalmente, si bien se ha alegado como prueba de la arbitrariedad invocada la circunstancia
de que otros de los imputados en la misma causa, Enzo Bertinelli y Pamela Andrada, están en el Anexo
Cárcel Capuchinos, su reclusión fue decretada antes de relacionarse el delito informático que se le atribuye
con el proceso del caso 'Inverlink' y con anterioridad a la puesta en marcha del Anexo Pedro Montt en
que se encuentran los recurrentes, lo que justifica su actual ubicación y descarta, por ende, que exista,
en este aspecto, una medida discriminatoria y arbitraria". (Considerando 11)
650
Gacela Jurídica año 1991. mayo N° 131, pp. 41 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 205
651
"Que a la falta de motivación que sostenga la decisión administrativa, su único apoyo radicaría
exclusivamente en la sola voluntad del funcionario que adopta dicha decisión, apoyo que, como es
obvio, resulta insuficiente en un Estado de Derecho en el que no hay margen -por principio- para el
poder puramente personal. Lo no motivado es ya, por este solo hecho, arbitrario. El razonamiento
anterior tiene la fuerza incomparable de su universalidad, como que aparece reiterado en obras que
circulan modernamente. Se citará de modo expreso sólo una, la de Tomás Ramón Fernández, 'Ar-
bitrariedad y discrecionalidad', págs. 106 y 107. Editorial Civitas, Madrid, 1991". (Considerando
N° 7)
652
"Que, aún más, el poder administrativo, y más concretamente el poder discrecional, es un
poder eminentemente funcional en el caso de un Estado de Derecho. Dicho poder funcional está
obligado a dar cuenta de su efectivo servicio a la función para la que fue creado, a justificarse en su
ejercicio y a justificar, también, su conformidad a la Ley y al Derecho sobre la base de unos hechos,
actos y conducta dados. Ese poder funcional, por último, está expresa y plenamente sometido a las
normas de la Carta Fundamental, vale decir, mucho más allá de los límites más reducidos de un mero
Decreto". (Considerando N° 8)
653
"Que, además, para no incurrirse en arbitrariedad, la decisión discrecional 'debe venir respaldada
y justificada por los datos objetivos sobre los cuales opera'. Desde luego, 'en los actos reglados, como
su contenido está agotadoramente tipificado por la ley, por regla general tendrá escasa importancia el
proceso de formación de la voluntad administrativa. En cambio, en los discrecionales, al existir en mayor
o menor medida una libertad estimativa, resulta de gran trascendencia el proceso lógico que conduce a
la decisión'. Por lo dicho anteriormente es que la Administración está obligada a 'aportar al expediente
todo el material probatorio necesario para acreditar que su decisión viene apoyada en una realidad fáctica
que garantice la legalidad y oportunidad de la misma, así como la congruencia y fines que la justifiquen'.
Lo que aparece citado textualmente en las líneas precedentes corresponde a fragmentos de sentencias
pronunciadas por el Tribunal Supremo de España, y que son de las fechas que enseguida se indican: 29
de noviembre de 1985,7 de febrero de 1987,22 de junio de 1982 y 15 de octubre de 1985. (VerAranzadi,
Repertorio de Jurisprudencia, Pamplona, España)". (Considerando N° 9)
"Dada la especificidad de las normas legales citadas en el considerando anterior, la jerarquía su-
perior de una Dirección General no está facultada para eludirlas o ignorarlas a cambio de echar mano
al fácil expediente del retiro temporal con el fundamento en la mera discrecionalidad, privando de
este modo al funcionario de su derecho constitucional al debido proceso, entre otras cosas. Excusado
sea decir que, de paso, en la especie un Director General de Servicio conduce su plan por la vía del
Jefe de Estado con la intención evidente de hacer uso de una discrecionalidad de la cual él carece".
(Considerando N° 12)
206 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
654
"Que de acuerdo con todo lo relacionado precedentemente, se advierte que, por el camino de
un número determinado de Decretos Supremos, ya individualizados, y que se apoyan en decisiones
documentadas del Director recurrido, se hace uso arbitrario de una facultad discrecional, vulnerándose,
a la vez, trascendentes derechos y garantías constitucionales inherentes a los bienes y derechos de la
personalidad, sobradamente examinados por la doctrina y tutelados por esta Corte en innumerables
oportunidades". (Considerando N° 13)
655
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte, sección quinta,
pp. 113 y sig.
656 " Q u e conforme al artículo 13 del Decreto N° 597, Reglamento de Extranjería, las visaciones,
cambios, prórrogas y traspasos de las mismas, salvo las diplomáticas y oficiales y la permanencia de-
finitiva de extranjeros que se encuentren en el territorio nacional, serán resueltas o concedidas por el
Ministerio del Interior. Agrega aquel precepto que dichas atribuciones serán ejercidas discrecionalmente
atendiéndose en especial a la conveniencia o utilidad que reporte al país la concesión de estos permisos
y a la reciprocidad internacional; y conforme al artículo 49 del mismo Reglamento, se otorgará visación
de residente temporario al extranjero que tenga el propósito de radicarse en Chile, siempre que acre-
dite tener vínculos, de familia o intereses en el país, o cuya residencia sea estimada útil o ventajosa".
(Considerando N° 4)
"Que, por otra parte, en los antecedentes que el Ministerio del Interior ha remitido a este tribunal
no se señalan ni insinúan las razones que harían inconveniente o no recomendable su permanencia en
Chile; y si bien las facultades de que a este respecto está investida la autoridad competente son discre-
cionales, ello no significa en manera alguna que puedan ser ejercidas en forma arbitraria. Así, por lo
demás, lo reconoce el Sr. Ministro del Interior en su informe cuando expresa que los antecedentes de
todo extranjero que solicita visa de residencia, son analizados técnicamente y conforme a requisitos
objetivos. Entre los antecedentes de la Resolución N° 16.110 que deben obrar en poder del Ministerio,
y que solicitados por el tribunal han sido agregados a los autos, no se mencionan ni aparecen elementos
de carácter técnico u otros requisitos objetivos que puedan justificar el rechazo de la petición de los
recurrentes". (Considerando N° 6)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 207
657
Fallos del Mes N" 415, junio, 1993, pp. 341 y sig.
658 " Q u e ei articulo 38 de la indicada Ley N° 19.070 si bien faculta para destinar a un profesional
de la educación a otros establecimientos educacionales dependientes de un mismo Departamento de
Administración de la Educación, no lo es menos que para ejercer esta facultad debe cumplirse con los
requisitos que el mismo artículo establece y que son: resolución fundada de la autoridad facultada para
hacer la designación; consulta al profesional respectivo; que el traslado no signifique un menoscabo en
su situación laboral y profesional". (Considerando Quinto)
"Que tanto en estos autos como en el expediente formado en la causa seguida ante el Segundo
Juzgado de Letras de Mayor Cuantía de Angol, tenido a la vista, no se acompaña antecedente alguno
que indique los fundamentos que justifiquen el traslado. La escueta notificación al recurrente hecha
por la Directora del Departamento Educacional Municipal, acompañada a fojas 1, sólo se limita a
notificar el traslado por 'indicaciones del Ord. N° 153 de fecha 03.02.93, emanada de la I. Munici-
palidad de Purén' y hay constancia de la contumacia del Sr. Alcalde a no proporcionar antecedentes
sobre Dotación Docente como lo es la carta del Concejal señor Gustavo Kausel Kroll, acompañada
a fojas 22 de los autos tenidos a la vista, en la que se queja por falta de información en lo referente a
Dotación Docente 1993, como de la contestación dada por el Alcalde recurrido a la Presidenta de la
Unidad Gremial de Profesores del Liceo B-6, ante la consulta que ésta le formulara por el traslado del
recurrente a Cerro Alto y en que le manifiesta 'que debo al respecto informar a Ud. que las materias
a que se refiere su carta son atribuciones privativas que me otorga la Ley Orgánica Constitucional
en calidad de Primera Autoridad Comunal, por lo que agrego, además, mi reserva en proporcionar
información de carácter personal y agradece en forma reiterada no cuestionar las facultades que en
calidad de tal señaló como improcedentes, no dando lugar a su requerimiento, ni aun como Presiden-
ta Gremial' (documento de fojas 14)" (Considerando Sexto). "Que de todo lo anterior se desprende
claramente que la orden de traslado del recurrente a la Escuela G-63 Quilaco, es ilegal por cuanto se
han infringido las normas de los artículos 21 y 38 del Estatuto de los Profesionales de la Educación
y, a la vez, es arbitraria ya que no se da razón por los traslados del recurrente primero a Cerro Alto y
luego a Quilaco". (Considerando Undécimo)
573
Gaceta Jurídica año 1996, septiembre N° 195, pp. 104 y sig.
208 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
660
"Que el funcionario recurrido ni en las resoluciones aludidas ni en el informe a este informe ha
indicado cuáles fueron las razones de buen servicio que hicieron necesarias o hacían recomendables
estas destinaciones; sólo se ha limitado a señalar en las resoluciones respectivas que el funcionario
destinado por las aludidas resoluciones asumirá sus funciones en las fechas indicadas por razones de
buen servicio". (Considerando N° 7)
"Que no le parece a estos sentenciadores que en el presente caso la autoridad recurrida haya invo-
cado una razón de buen servicio que haga recomendable las destinaciones con cambio de residencia de
que son objeto los recurrentes; que además, dicho acto de autoridad debió considerar las implicancias
que estas medidas involucran no sólo respecto del funcionamiento, sino también en su núcleo familiar,
como lo representó el abogado de los recurrentes en estrado, haciendo presente lo crítica que se toma
su situación con la expectativa del traslado, agravada con su desmedrada situación económica debido
a sus bajas remuneraciones que en promedio no superan los $ 70.000, como queda demostrado con las
liquidaciones de remuneraciones de fojas 10,24 y 41". (Considerando N" 8)
"(...) son arbitrarias, por cuanto no dan una razón efectiva que amerite la destinación de los recu-
rrentes, ni menos se ha señalado cuáles serían las razones de buen servicio aludidas ni se ha demostrado
en qué forma con ellas se satisface la necesidad de formar un equipo de trabajo adecuado a un más
óptimo funcionamiento del Servicio en la Región, como lo expresa el recurrido en su informe". (Con-
siderando N° 9)
661 "Q ue> no obstante, por las razones que se han indicado precedentemente las resoluciones impug-
nadas, si bien no son ilegales deben estimarse arbitrarias, como se dejó establecido en el reproducido
considerando noveno del fallo de primer grado, lo que, conforme al artículo 20 de la Constitución Política
de la República, hace procedente acoger el presente recurso". (Considerando N° 3)
680
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte, sección quinta,
pp. 206 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 209
663 " Q u e de i a s o i a lectura del decreto transcrito, aparece su carencia de fundamentación en cuanto
a los antecedentes que habría tenido en consideración la autoridad que los dictó -y que tan sólo alude
genéricamente- para resolver como lo hizo". (Considerando 3 o )
"Que si bien es verdad que la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, en su articulo
58 letra b), reconoce al Alcalde la facultad de aprobar los proyectos de plan regulador comunal y
sus modificaciones, previo acuerdo del Concejo Municipal, dicha facultad no lo exime de dar razón
fundamentada de las resoluciones que dicte en el ejercicio de esa facultad". (Considerando 4°)
"Que esta circunstancia, unida a la carencia de toda fundamentación a que se hizo mención en el
considerando tercero precedente, hace concluir a estos sentenciadores que el decreto de marras consti-
tuye un acto arbitrario, desde que prescinde de expresar los razonamientos de hecho que llevaron a la
decisión adoptada". (Considerando T)
"Que, a mayor abundamiento, la doctrina jurisprudencial de nuestros Tribunales ha expresado que
los motivos que justifican la adopción de determinado acto administrativo no pueden ser formulados en
términos vagos y generales, única manera de dar validez jurídica a la decisión adoptada por la autori-
dad". (Considerando 8°)
664 "Q U E e s t o s sentenciadores deben optar por la de declarar la anulación total del acto impugnado,
toda vez que, careciendo éste, como se dijo, de motivaciones o fundamentos, no hace ello posible en
esta instancia dictar una resolución para reemplazar la que por este fallo se dejará sin efecto, pues en
la situación actual está privada de los necesarios elementos de juicio que le permiten su acabada y
pertinente ponderación en pro de decidir respecto de lo solicitado, esto es, la modificación del Plan
Regulador Comunal, de la manera pedida por la recurrente".
665
Gaceta Jurídica año 1997, diciembre N° 210, pp. 67 y sig.
210 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
666 " Q u e del c ] a r o tenor de las disposiciones señaladas precedentemente, aparece que la destina-
ción a prestar servicios en Chile en calidad de adscriptos, a los funcionarios allí indicados, sólo podrá
serlo en casos calificados. Sin embargo, en la especie, la resolución reclamada por esta vía, se limita a
invocar 'razones de buen servicio', lo cual es absolutamente insuficiente para fundar una medida de tal
naturaleza. En efecto, no basta con hacer una alusión genérica a motivaciones de servicio para justifi-
carla, como tampoco, a posteriori, pretender fundarla en supuestos actos de violencia intrafamiliar...".
(Considerando N° 4)
"Que la medida impugnada, si bien se encuentra contemplada en la ley, es arbitraría, toda vez que, tal
como ya se dijo, no se funda en antecedentes calificados que pudieran justificarla, circunstancia ésta que
lleva a la conclusión que el presente recurso de protección deberá ser acogido". (Considerando N° 5)
667
Gaceta Jurídica año 1998, septiembre N° 219, pp. 38 y sig.
668 " Q u e e i d . F . L . N° 33 de 1979, en su artículo 31 dispone que, en casos calificados, ese Ministerio
puede destinar a prestar servicios en Chile, en calidad de adscriptos, a un funcionario del servicio exterior,
conservando su categoría Exterior, funcionarios de la Planta A, Presupuesto en Moneda Extranjera, caso
en el cual sólo se les paga sus remuneraciones en moneda nacional conforme a la escala de asimilación".
(Considerando N° 4)
"Que, de lo expuesto en ios anteriores fundamentos aparece claro que el señor Subsecretario actuó
dentro del margen de sus facultades legales al dictar la resolución impugnada. Sin embargo, si bien con-
trariamente a lo que sostiene el recurrente, sobre que la adscripción no significa sanción, debe adoptarse
en casos calificados; lo que no se ha invocado ni demostrado, por lo que, consecuencialmente la medida
adoptada resulta arbitraria y vulnera las garantías constitucionales que se invocan en el recurso y más
aún indirectamente prescinde de lo resuelto por la Excma. Corte Suprema el Io de diciembre de 1997 y
que en copia rola a fs. 10, en el sentido de que el recurrente debe mantenerse en funciones en la misión
diplomática en República Dominicana". (Considerando N° 5)
669
Gaceta Jurídica año 2000. marzo N° 237, pp. 95 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 211
670 "Q u e s¡ bien es cierto que de acuerdo con el artículo 32 de la Ley N" 18.695, Orgánica Cons-
titucional de Municipalidades, los permisos en cuestión son 'esencialmente precarios' y pueden ser
dejados sin efecto, no lo es menos que toda decisión de autoridad debe estar sustentada en fundamentos
objetivos que también deben ser señalados expresamente a objeto de cautelar los derechos de quienes
son afectados, motivo por el cual la sola referencia a la norma que autoriza a proceder no es más que
una justificación aparente". (Considerando N° 3)
"Que apreciando las probanzas de autos conforme a las reglas de la sana crítica, no puede menos
que concluirse que las recurridas no han proporcionado antecedentes que ameriten su decisión de
dejar sin efecto los permisos, porque tanto la carta de fs. 16 como el informe de fs. 48 no vinculan
a los recurrentes con alguna infracción a las normas de aseo vigentes en la comuna". (Considerando
N D 4)
671
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XCVII, año 2000, segunda parte, sección quinta,
pp. 149 y sig.
672
"Que conforme lo señalado, al existir discrecionalidad, ella debe tener como norte la ley y
en especial las Garantías Constitucionales. La facultad discrecional aludida debe ser ejercida con
sujeción a los antecedentes de hecho y de derecho que permitan arribar a una decisión. No permite
actuar arbitrariamente haciendo un uso no razonable de las facultades discrecionales otorgadas por
el legislador. La conducta de la autoridad para resolver situaciones que a ella le competen, no puede
fundarse en su propia capacidad, sino, por el contrario, debe apoyarse en antecedentes objetivos
que permitan arribar a la conclusión, lo que no se divisa en el acuerdo tantas veces mencionado".
(Considerando N° 8)
212 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
la Corte Suprema, se pronunció con ocasión de la facultad que tienen los órganos
de la Administración para revocar sus actos contrarios a derecho, esto es, el clásico
tópico de la invalidación. La Corte acogió el recurso, efectuando un control de la
motivación del acto, en el entendido que la invalidación es una facultad discre-
cional 674 . Sin embargo, y más allá de esta discusión, a nosotros nos interesa hacer
presente que el tribunal, entendiendo la invalidación como una facultad discrecional,
ha exigido la necesaria motivación del acto revocatorio.675
673
Fallos del Mes N" 501, agosto, 2000-2002, pp. 1936 y sig.
674
Por cierto, este es un aspecto con relación al cual no existe consenso, pues algunos autores
consideran que la invalidación no es facultativa sino obligatoria. Así, se ha dicho que "la potestad
invalidatoria es de ejercicio obligatorio. Ello deriva del artículo 6o de la Constitución vigente que con-
sagra el deber de todo órgano del Estado de someter su acción a la Constitución y las normas dictadas
conforme a ella. Los órganos administrativos no pueden sustraerse a dicho mandato encontrándose en el
imperativo permanente de ajustar su conducta al ordenamiento jurídico. Por ello, en reiterada expresión
de la jurisprudencia administrativa, la Administración no sólo puede, sino que debe invalidar sus actos
contrarios a Derecho" (JARA SCHNETTLER, Jaime, La nulidad de derecho público ante la doctrina y la
jurisprudencia. Editorial Libromar, 2004, p. 100).
675
"Que de acuerdo con lo relacionado en el considerando anterior, la motivación del proceder de
la I. Municipalidad de Pucón se sustenta, únicamente, en el ejercicio de la facultad de dejar sin efecto o
caducar la patente comercial que por varios años había sido otorgada al recurrente por estimar que éste
no cumplía con un requisito de carácter sanitario, necesario para poder otorgarla. Y para ello omitió
extender el formulario de pago correspondiente y posteriormente la caducó, aplicándose así el principio
de legalidad de los actos administrativos consagrado en los artículos 6o y T de la Constitución Política
de la República y en la propia Ley N° 18.575 Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Admi-
nistración del Estado". (Considerando 3)
"Que el proceder de los recurridos, aun cuando aparece formalmente sustentado en la facultad de
poder revocar aquellos actos propios carece de la justificación suficiente para ser mantenido, puesto que
el solo hecho de asistirle una facultad no significa que ella pueda ser ejercida arbitrariamente, omitiendo
la necesaria motivación que determine la conveniencia de hacerlo, lo que debe mirarse con relación al
propósito o fin para el cual se confiere la potestad, puesto que nada justificaría un proceder por mero
capricho. No sólo es contrario a derecho lo ilegal, sino que también lo arbitrario, es decir, aquello que se
realiza en forma antojadiza, caprichosa, en que se abusa de los elementos discrecionales de la potestad
administrativa y se vulnera el uso razonable con que ellas deben ser ejercidas, apartándose de la verda-
dera finalidad. Es por ello que en el artículo 2o de la Ley N° 18.575 que se ha citado, junto con someter
la acción de los órganos de la Administración del Estado a la Constitución y las leyes, se advierte que el
abuso o el exceso en el ejercicio de las potestades da lugar a las acciones y recursos correspondientes".
(Considerando 4)
"Que en el caso de autos no se explica, de manera alguna, la causa que ha motivado la decisión
municipal de caducar la patente comercial de restaurante que el recurrente pagaba regularmente,
limitándose a invocar el ejercicio de una facultad y el derecho que le asiste de dejar sin efecto un
acto propio por adolecer de errores que no observó en la etapa de su tramitación hace varios años,
tal proceder, como se dejara señalado en el acápite anterior, constituye un acto arbitrario que afecta
derechos del recurrente que deben ser reconocidos, y a los cuales debe prestarse la protección soli-
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 213
679
"Que el Estatuto Administrativo para Funcionarios Municipales contenido en la Ley N° 18.883
atribuye exclusiva competencia al Alcalde para pronunciarse sobre el recurso de reposición interpuesto
en contra de la resolución que impone una medida disciplinaria, fijándole al efecto un plazo de 5 días,
(artículo 139 inciso 2°). Por su parte, el inciso 2° del artículo 11 de la Ley N° 19.880 (D.0.29.05.2003),
sobre Bases de los Procedimientos Administrativos que rigen los Actos de la Administración Pública
dispone, que los actos que resuelvan recursos administrativos deberán ser ' siempre1 fundados, con ex-
presión de 'los hechos y fundamentos de derecho' que le sirven de motivación". (Considerando 6°)
"Que de la preceptiva legal citada se observa que, sin peijuicio de que los actos administrativos
de efectos individuales deben ser notificados en texto íntegro a los interesados, ellos deben cumplir,
además, como una forma de legitimar la actuación de la autoridad y de evitar la arbitrariedad, con las
exigencias referidas, esto es, contener los motivos de hecho y de derecho en que la decisión se funda".
(Considerando 7°)
"Que al no cumplir la resolución alcaldicia con tales garantías mínimas de racionalidad y justicia al
haberse limitado la autoridad a desestimar dicho recurso con un 'no ha lugar', ha incurrido en un acto
arbitrario e ilegal por ausencia de motivación, pues estando obligada a hacerse cargo de las alegaciones,
excepciones o defensas planteadas por el afectado, hubo de expresar los motivos de hecho y de derecho
de la decisión adoptada". (Considerando 8°)
"Que esa conclusión se ve refrendada al observar la nueva redacción del artículo 123 del Estatuto
Administrativo para Funcionarios Municipales, en particular su inciso 2, en el que se reemplazó la frase,
'La medida disciplinaria de destitución procederá siempre en los siguientes casos...', por 'La medida
disciplinaria de destitución procederá sólo cuando los hechos constitutivos de la infracción vulneren
gravemente el principio de probidad administrativa...', de lo que cabe inferir que con ello se exige de
la autoridad administrativa la ponderación de todas las circunstancias concomitantes de la infracción.
De este modo entonces, la autoridad cuenta con una potestad discrecional para discernir la incidencia
de las minorantes que concurran, y, en tal virtud, rebajar la sanción, si aquellas lo ameritan". (Consi-
derando N° 13)
"Que, por lo señalado, el Alcalde recurrido debió pronunciarse entonces sobre el recurso de repo-
sición fundadamente, pues estaba obligado a ponderar la gravedad de los hechos en vista a determinar
si aquellos, en su concepto, vulneraban el principio de probidad, como así también, a considerar las
circunstancias atenuantes alegadas por el recurrido, y al no hacerlo ha incurrido en un acto arbitrario e
ilegal". (Considerando 14°)
680
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte, sección quinta,
pp. 206 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 215
del Medio Ambiente Región Metropolitana, por haber aprobado un estudio de im-
pacto ambiental presentado por una empresa eléctrica, para la construcción de una
generadora de electricidad en la comuna de Renca. Señalaban los recurrentes que
esta nueva planta aumentaría los niveles de contaminación en la ciudad de Santiago.
La Corte de Apelaciones de Santiago rechazó el recurso por estimar, entre otras
cosas, que el acto administrativo impugnado había sido motivado, estaba exento de
arbitrariedad y fue adoptado tras un largo proceso de análisis.683 La Corte Suprema
confirmó la sentencia en comento.
681
"Que tratándose de facultades discrecionales - c u y o es el caso- la autoridad no puede decidir
y actuar caprichosamente, porque en definitiva 'la discrecionalidad es sólo la posibilidad de apreciar
libremente la oportunidad o conveniencia de la acción administrativa, dentro de lo razonable'" (Saya-
gués Laso).
Por otra parte, "la libertad que el orden jurídico da a la Administración para la elección oportuna
y eficaz de los medios y el momento de su actividad debe encuadrarse dentro de los fines de la ley"
(Villegas Basavilbaso).
De esta suerte "existe desviación de poder cuando el órgano actúa con una finalidad distinta o diversa
de la perseguida por la ley" (Dromi). (Considerando 7)
"Que atenta a estos principios elementales del Derecho Público, para esta Corte, la Administración
debe explicitar los motivos causantes de su decisión, no siendo por lo tanto suficiente que invoque
causales superiores de utilidad pública, bien común, salud pública, orden público, etc., sin comprobar
su veracidad" (Considerando 8)
"Que ante el acopio de informes técnicos acompañados al expediente y que aconsejan mantener
la restricción vehicular como medida de emergencia para reducir los niveles de congestión y de
contaminación atmosférica, debe admitirse que la restricción vehicular establecida por la resolución
recurrida no puede calificarse como arbitraria y caprichosa, sino que es una expresión administrativa
razonada y prudente para enfrentar una situación de emergencia que afecta la salud de los habitantes
de la Región Metropolitana". (Considerando 11)
682
Fallos del Mes N"470, enero, 1998, pp. 2431 y sig.
683
"Que, a continuación corresponde analizar si el acto impugnado es arbitrario". (Considerando
23°)
"Que, sobre el particular cabe hacer presente que la aprobación del proyecto se efectuó luego de
un proceso de evaluación, que se prolongó por dos años durante los cuales se produjo intercambio de
observaciones, y se convocó oportunamente a la ciudadanía a formular sus observaciones a través de
publicaciones del Proyecto del Estudio de Impacto Ambiental en el Diario Oficial y dos diarios de cir-
culación nacional". (Considerando 24°)
216
R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
686 "q U C i u n o d e i o s elementos del acto administrativo es el motivo o motivación, que son las cir-
cunstancias de hecho y de derecho que justifican su emisión. Es evidente que la resolución cuestionada
contiene la fuente legal que fija la competencia del órgano emisor y por ende autoriza su dictación y
por ello cumple la exigencia del motivo de derecho. Corresponde analizar cuáles son las circunstan-
cias materiales o fácticas que anteceden y justifican la dictación de la referida resolución. Es decir, la
motivación de hecho. Particular importancia tiene la motivación en los actos discrecionales, para el
control de juridicidad. De los antecedentes del proceso, en particular de los documentos de fs. 32,37,
40, y de aquellos contenidos en la custodia N° 2911 que se tiene a la vista, aparece evidente que en el
Hospital de Contulmo existen problemas de relaciones entre los médicos que allí se desempeñan con el
director de ese recinto hospitalario y con otros médicos, con los cuales han tenido contacto por razones
laborales, aparentemente debido al carácter poco conciliador del doctor Sepúl veda, lo que puede redundar
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 217
antecedentes del proceso que la autoridad actuó "con motivo fundado, con acuerdo
del Concejo, atento a los antecedentes que fueron puestos en su conocimiento".690
Este principio, señala la sentencia, busca conciliar "por una parte esa ecuanimidad,
esto es, igualdad y serena imparcialidad de juicio, con la necesaria severidad, o sea,
el rigor con que debe determinarse la existencia o inexistencia de una responsabilidad
administrativa".692
Cabe hacer presente, que en la sentencia de alzada, la Excma. Corte Suprema
procedió a sustituir la decisión administrativa, aplicando una multa, en atención a
que la medida disciplinaria de destitución quedó sin efecto en virtud de la sentencia
de la Corte de Apelaciones, que acogió el recurso de protección.693
En sentencia de protección S O T O PAREDES con INSTITUTO NACIONAL DE LA J U V E N -
TUD694, encontramos otro caso donde el tribunal efectúa una referencia directa a la
necesidad de que las sanciones sean proporcionadas a las faltas cometidas. En este
caso, un abogado, funcionario del Instituto Nacional de la Juventud, recurre en contra
del Servicio en comento, por la dictación de una resolución que le aplica como sanción
disciplinaria, una multa por su actuar negligente en el desempeño de sus labores. La
falta imputada consiste en haber aceptado como garantía un documento que no cons-
tituye caución, como garantía de anticipos de dinero, por cantidades que exceden los
cien millones de pesos, contraviniendo dictámenes expresos de la Contraloría General
de la República y omitiendo realizar una consulta formal al organismo.
La Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia confirmada por el Excma.
Corte Suprema, acoge el recurso con fundamento en su apreciación de que la sanción
692
"Que efectivamente, en lo que atañe a la metodología adoptada por el Estatuto en lo tocante a
las medidas disciplinarias, después de ser ellas enunciadas en el artículo 116; los incisos primeros de
los artículos 117 y 118 se limitan a definir y fijar los alcances de la censura y la multa, no existiendo
fundamento para que este criterio del legislador experimente variación al tipificar la medida de mayor
gravedad, dándole al precepto la doble función de definición causal, como lo estima la Contraloría
General de la República". (Considerando 15)
"Que tampoco se condice con el concepto de carrera funcionaría, garantizada en el inciso primero
del artículo 38 de la Constitución y en el artículo 48 de la Ley Orgánica Constitucional sobre Bases Ge-
nerales de la Administración del Estado, la interpretación del órgano contralor en orden a dejar entregada
la sanción máxima a la discrecionalidad de la autoridad administrativa". (Considerando 16)
"Que desde la perspectiva de la doctrina el principio de la 'ecuánime severidad' que lleva a conci-
liar por una parte esa ecuanimidad, esto es, igualdad y serena imparcialidad de juicio, con la necesaria
severidad, o sea, el rigor con que debe determinarse la existencia o inexistencia de una responsabilidad
administrativa, también desaprueba la posibilidad de establecer causales abiertas o implícitas que habiliten
a la autoridad para aplicar medidas de rigor extremo". (Considerando 17)
693
"(...) el fallo apelado omitió decidir la medida disciplinaria a que era acreedora la reclamante al
dejar sin efecto la impuesta de destitución, por lo que este Tribunal debe subsanar haciendo uso de la
facultad de proceder de oficio que le concede el artículo 541 del Código Orgánico de Tribunales.
Por estos fundamentos, se confirma la sentencia apelada de diecinueve de diciembre de 1991, escrita
a fojas 56, con declaración de que la medida disciplinaria de destitución que se deja sin efecto, queda
sustituida por la de multa de quince por ciento de su remuneración por la falta cometida e investigada
en los autos administrativos tenidos a la vista".
694
Fallos del Mes N° 482, enero, 1999, pp. 2999 y sig.
220 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
aplicada era excesiva con relación a la infracción cometida por el funcionario. Por
ello, el tribunal se permite sustituir la sanción de multa aplicada por la autoridad, por
la sanción de censura establecida en el Estatuto Administrativo.695
En este caso, resulta cuestionable el proceder de la Corte, por dos razones: pri-
mero, porque la potestad disciplinaria está otorgada a la autoridad administrativa,
y, por tanto, a ella le corresponde prudencialmente la ponderación de la gravedad
de la falta y la sanción respectiva; y en segundo lugar, analizados los antecedentes,
la Corte no entrega ningún elemento de juicio que permita concluir que la sanción
impuesta es desproporcionada con relación a la infracción del funcionario.
En materia de potestad sancionatoria de la Administración, en recurso de protec-
ción CHILECTRA S.A. con SUPERINTENDENCIA DE ELECTRICIDAD Y COMBUSTIBLES696, la
empresa Chilectra S.A. interpone recurso especial de reclamación, contemplado en
la Ley N° 18.410, en contra de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles,
en razón de una sanción impuesta por el ente fiscalizador.
La Corte de Santiago, acogiendo el recurso, efectúa un control de proporciona-
lidad de la sanción impuesta, pero a nuestro juicio discutible a la luz de los propios
antecedentes de la causa, en razón de que las infracciones y reiteraciones por parte
de la empresa recurrente existieron y, por otra parte, la multa originalmente impuesta
por la autoridad administrativa -50 UTM- tampoco parece excesiva.697
695
"Que, efectivamente, el recurrente visó contratos en los que se convino recibir como garantía
de la devolución de anticipos de dinero una letra de cambio aceptada ante Notario, con sus respectivos
impuestos pagados, documento que si bien constituye un título ejecutivo en contra del receptor del an-
ticipo, no es una garantía o caución en el sentido del artículo 46 de nuestro Código Civil. Sin embargo,
considerando que existen documentos emanados de autoridades públicas, como el que rola a fs. 23 y
siguientes, emitido por el Subsecretario de Economía, Fomento y Reconstrucción Sr. Landerretche, en
el que expresamente se acepta una letra de cambio como garantía y considerando, además, los antece-
dentes pretéritos del recurrente y que dos de los tres hechos que se le imputaron fueron desestimados, la
multa del 5% de su remuneración mensual impuesta en la resolución 181 no se atiene, a juicio de estos
sentenciadores al mérito de los antecedentes, resultando excesivas para la falta cometida, desproporción
que la transforma en arbitraria, dejando afectado el derecho de propiedad del actor, en lo que corresponde
a este ámbito específico. Por tal razón, ella será sustituida por la medida de censura".
696
Gaceta Jurídica año 2004, abril N° 286, pp. 83 y sig.
697
"Que, por un lado, la información proporcionada por el Superintendente nombrado no ha sido
controvertida, por lo que debe estimarse que la reclamante ha incurrido en las reiteraciones y repeticiones
referidas por motivos de deficiente calidad de servicio y, por otro, la norma del artículo 327 del D.S.
N° 327/97 dispone: 'en el caso de concesionarios de servicio público de distribución toda infracción al
articulo 222, será sancionada como deficiente calidad de servicio, conforme al reglamento de sancio-
nes'". (Considerando 10°)
"Que. por último, dado el escaso daño ocasionado a la usuaria, doña María Soledad Salgado Bustos,
puesto que el corte de suministro de energía eléctrica la afectó poco más de tres horas y a objeto de
que toda sanción sea proporcional a la gravedad de la infracción y al pequicio ocasionado, se estima
que corresponde rebajar la multa impuesta a Chilectra S.A. a cinco (5) unidades tributarias mensuales".
(Considerando 11°)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 221
A continuación, veamos las dos sentencias en que los tribunales tras aplicar este
parámetro de control en las consideraciones de las sentencias, han terminado deses-
timando los recursos interpuestos.
En recurso de protección interpuesto D Í A Z LÓPEZ Y O T R O con SEREMI DE TRANSPOR-
TES Y TELECOMUNICACIONES REGIÓN METROPOLITANA , particulares recurren en contra
698
698
Gaceta Jurídica año 1994, septiembre N° 171, pp. 44 y sig.
699 r e s t 0 ¿g ] a s m a terias no contempladas por el artículo 60 de la Carta Fundamental, como
lo indica el N° 8 de su artículo 32, las dejó la Constitución al ejercicio discrecional de la potestad
reglamentaria del Presidente de la República el que puede ejercerla libremente y cuando lo considere
necesario". (Considerando 7)
700
"...Del mérito de los documentos acompañados desde fojas 83 a 98 y de los resúmenes de los
índices de calidad del aire, es posible comprobar que si bien durante algunos meses la polución del
medio ambiente es aceptable, ésta se comienza a hacer muy alta ya a contar de los últimos días del mes
de abril. Además, es de público y notorio conocimiento que durante el período del invierno la situación
de contaminación atmosférica y de deterioro del medio ambiente que vive la Provincia de Santiago se
hace cada vez más grave, ocasionando situaciones de extremo peligro para la salud de algunas personas
e incluso poniendo en grave riesgo la vida de otras. En consecuencia no puede ser arbitraria la resolución
impugnada, al tenor de lo señalado en el razonamiento quinto de esta sentencia, ya que la restricción
se ha dictado ante una situación de deterioro atmosférico que se conoce que se va produciendo año
tras año y de la que todos los habitantes de la Provincia aludida pueden dar testimonio. Tal resolución,
aun si pudiera hipotéticamente ser tachada de apresurada o errónea, no daría origen a la aceptación del
recurso pues para ello necesita ser impulsiva o irracional, lo que en este caso no se produce puesto que
el ejercicio de la voluntad del administrador ha sido razonable y proporcionado a la finalidad del bien
común que debe perseguir la autoridad pública". (Considerando 12)
665
Gaceta Jurídica año 1997, diciembre N° 210, pp. 67 y sig.
222 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Continuación nota 7 0 4
fojas 3, debemos concluir que la decisión del Director de revocar las autorizaciones a la Universidad de
Talca para dictar los cursos de 'Diploma en Administración de Empresas' obedeció a la apreciación que
hizo de que los programas de estos cursos no correspondían al concepto de capacitación ocupacional,
determinado en el Decreto Supremo N° 146, reglamentario del D.F.L. N° 1, por lo que hizo uso de las
facultades que le confiere el N° 5 del artículo 41 del D.F.L. N° 1, que lo autoriza para adoptar las resolu-
ciones que sean necesarias para el cumplimiento de los fines del Servicio. Si bien en el informe se cita
también como justificantes los artículos 14, letra b), y 19 del D.S. N° 146, el primero en relación con el
22, no se recurrió a ellos en el ordinario N° (CA) 1390". (Considerando 6)
705
"Resulta así, entonces, que la legalidad y falta de arbitrariedad del acto revocatorio eran sólo
aparentes, pues el hecho que motivó dicho acto, es posterior al reconocimiento y declaración de vigencia
de las autorizaciones; y fue ejercido cuando ya habían comenzado a dictarse los cursos, de manera que
la revocación, en caso alguno, puede obrar con efecto retroactivo y afectar el derecho del recurrente, que
ya se había incorporado a su patrimonio y se encontraba reconocido y garantizado por la Constitución
Política de la República.
Conviene recordar que si bien los órganos de administración pueden obrar con discrecionalidad,
esto no significa - e n caso alguno- arbitrariedad. Más bien, es en el decir de un autor, sólo "la posibili-
dad de apreciar libremente la oportunidad o conveniencia de la acción administrativa dentro de ciertos
limites". La discrecionalidad administrativa permite al órgano administrativo decidir si debe o no actuar
en determinadas circunstancias y, en caso afín-nativo, qué medidas adoptará. Todo ello, respetando las
reglas generales establecidas por las leyes.
Por otra parte como ha dicho la Excma. Corte Suprema, "todo acto administrativo debe tener un
fundamento o motivo y éste debe ser apreciado en fonna razonable, esto es, servir justificadamente a la
adopción de determinada decisión". (Considerando 7)
706
Gaceta Jurídica año 2005, octubre N° 304, pp. 103 y sig.
224 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
to. El tribunal establece como hechos de la causa no controvertidos, que uno de los
recurrentes mediante instrumento privado autorizado ante notario, cedió al otro las
mencionadas patentes. En estas condiciones se siguieron pagando semestralmente las
patentes, continuándose los trámites para la transferencia de éstas ante el Municipio.
Al cabo del transcurso de dos años, aproximadamente, se le informó a la recurrente
la cancelación de las patentes que amparaban el local comercial. Pero también se
estableció por el Tribunal que la transferencia de las patentes en un momento fue
informada positivamente por el Departamento de Multas y de Inspección General
del Municipio. En estas condiciones la sentencia de la Excma. Corte Suprema, re-
vocando el fallo de la Corte de Antofagasta, establece que si bien es cierto "puede
considerarse el otorgamiento de tales permisos como una facultad de la autoridad
recurrida", una facultad discrecional, sin duda, "no es menos cierto que ella debe
someterse al imperio de la ley". Pero más aún, el máximo tribunal señala que en
casos como éstos debe tenerse en cuenta el principio de la confianza legítima, que el
tribunal entiende como una manifestación "de la seguridad jurídica y de certeza de
la situación de cada ciudadano". Concretamente, en el caso particular conforme a los
antecedentes de autos, la Corte establece que "era dable suponer que los solicitantes
de transferencia de titularidad esperaran una acogida favorable a sus pretensiones,
atendido el tiempo transcurrido desde la presentación de la solicitud y considerando,
además, los pagos normalmente aceptados por la recurrida".
Por otra parte, la Corte establece que la autoridad recurrida no puede pretender
asilarse en la aplicación del artículo 3o transitorio de la Ley N° 19.925, para disponer
la cancelación de la patente, porque la aplicación de esa norma en el caso concreto,
infringe la irretroactividad de la ley establecida en el artículo 9o del Código Civil, y
porque su aplicación resulta contraria al "principio de legítima confianza".707
707 " Q u e es dable hacer notar el hecho que la solicitud de transferencia de patentes fue presentada
ante la recurrida el 23 de marzo de 2003, de la que no se obtuvo respuesta sino hasta la oportunidad
en que se trató de pagar las patentes referidas en el mes de julio de 2005, es decir, habiendo transcu-
rrido más de dos años desde el inicio de la gestión y que si bien puede considerarse el otorgamiento
de tales permisos como una facultad de la autoridad aludida, no es menos cierto que ella debe some-
terse ai imperio de la ley al conceder esas autorizaciones o aprobar sus respectivas transferencias".
(Considerando 2 o )
"Que, en la especie debe tenerse presente el denominado 'principio de la confianza legitima', que
es manifestación de la más amplia noción de la seguridad jurídica y de certeza de la situación de cada
ciudadano, en que se basan, entre otras, las garantías que se consignan en los N°s. 2 , 3 , 1 6 inciso tercero,
20 inciso segundo y 22 del artículo 19 de la Carta Política. En tal virtud, era dable suponer que los so-
licitantes de transferencia de titularidad esperaran una acogida favorable a sus pretensiones, atendido el
tiempo transcurrido desde la presentación de la solicitud y considerando, además, los pagos normalmente
aceptados por la recurrida". (Considerando 3 o )
"Que la dilación excesiva para adoptar una actitud finalmente negativa por parte del departamento
de rentas de la municipalidad recurrida, no puede peijudicar a los recurrentes en el sentido de hacerles
aplicables el artículo 3o transitorio de la Ley N° 19.925, hoy N° 20.033, norma en la que se asila la re-
querida para disponer la cancelación de las patentes de que se trata. Ello por cuanto, en primer término.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 225
Continuación nota 7 0 7
la solicitud pertinente fue formulada el 23 de mayo de 2003, antes de la vigencia del citado articulo 3o
transitorio de la Ley N° 19.925, la que no puede operar retroactivamente por impedirlo el artículo 9U del
Código Civil y, en segundo lugar, porque su aplicación resulta contraria a! 'principio de la confianza
legítima', ya aludido". (Considerando 4 o )
"Que, conforme a lo razonado, la referida cancelación de las patentes, acordada en sesión de 14 de
julio de 2005, según aparece a fojas 73, constituye una acción ilegal desde que aplica retroactivamente
una norma sustantiva y, además, arbitraria, en la medida que carece de la debida fundamentación una
decisión adoptada luego de transcurridos más de 2 años en los cuales se aceptaron los pagos respecti-
vos". (Considerando 5 o )
226 RUBÉN SAAVEDRA FERNÁNDEZ
CORDERO V E G A , Luis, "Entre la deferencia, los estándares de control judicial y los procedimientos
708
administrativos". En Revista de Derecho Público, Universidad de Chile, volumen 67, año 2005, p. 449.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 227
709
Fallos del Mes N" 405, agosto, 1992, pp. 493 y sig.
710
"Que, en consecuencia, el acto de la autoridad municipal contra el cual se recurre en estos autos
no ha sido expedido fuera del ámbito de sus atribuciones por la citada Dirección, por lo que cabe concluir
que tal resolución no puede calificarse de ilegal, y menos puede estimarse que tal acto atente contra la
garantía constitucional del artículo 19 N° 8 de la Constitución Política de la República, como se pretende
en el recurso en estudio, porque la decisión municipal no puede considerarse vulneratoria del derecho
a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, sino que está destinada precisamente a regular el
tránsito público dentro de la comuna de Maipú, y para ello, al adoptarla, la autoridad recurrida ha podido
contar con los antecedentes pertinentes, como se desprende de los documentos de fs. 14, 16 y 22, sin
que por otra parte se haya demostrado que esas medidas afecten el referido derecho constitucional".
(Considerando N° 2)
"Que los direccionamientos del tránsito en Maipo pueden ser buenos o malos o que haya otras solu-
ciones para el problema de la circulación, no parece propio de un recurso de protección, particularmente,
si se considera que la ley señala a quién corresponde disponer las medidas de circulación o ensanche de
calles, como se pretende en la acción cautelar de que se trata". (Considerando N° 3)
711
Gaceta Jurídica año ¡993, octubre, N° 160, pp. 139 y sig.
228 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
712
"Que, de conformidad a lo dispuesto en la Ley General de Pesca y Acuicultura N° 18.892, de 1989
y sus modificaciones contenidas en las leyes N°s. 19.079 y 19.080, con texto refundido en el Decreto
N° 430 de 1991, la Subsecretaría de Pesca tiene la facultad de autorizar la Pesca de Investigación, de
acuerdo a lo preceptuado en el art. 98, respecto a especies y áreas sujetas al régimen de administración
denominado Régimen General de Acceso, así como también con respecto a las especies y áreas sometidas
al régimen de plena explotación;" (Considerando 5 o )
713
Fallos del Mes N"427, junio, 1994, pp. 315 y sig.
7,4
"Que la situación planteada por la recurrente no tiene relación con las garantías constitucionales
señaladas en los números 2 y 22 del artículo 19 de la constitución Política de la República de Chile,
como quiera que al no otorgársele la concesión no se le privó en forma alguna de su derecho a postular
y el Concejo Municipal escogió a otro oponente, selección para lo cual se encontraba facultado. Que
tampoco existe infracción al precepto que prohibe la discriminación arbitraria, entendiéndose por tal
según lo ha señalado la jurisprudencia como: 'Toda diferencia o distinción realizada por el legislador o
cualquiera otra autoridad pública que aparezca contraria a la ética elemental o aun proceso normal de
análisis intelectual' R.D. y J. T. LXXXVJII enero-abril 1991, segunda parte, sección quinta, página 182.
Ya que al hacer la selección respectiva, el Consejo actuó en conformidad a lo señalado en el articulo 7°
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 229
714
Continuación nota
de las bases aprobadas que permitía a la I. Municipalidad aceptar la oferta que estimara más conveniente
a sus intereses, ello a su entero arbitrio, aunque no fuere la de mayor beneficio económico y a cuyo
conocimiento la parte recurrente no estaba ajena". (Considerando 5 o )
"Que sin perjuicio de lo anterior tampoco se ha transgredido la garantía constitucional del N° 24
del artículo 19 de la Carta Fundamental que también se invoca como fundamento del recurso, ya que
la recurrente 'Sociedad Rojas y Sastre', sólo tenía una mera expectativa al postular a una licitación
pública y no a un derecho adquirido por haber cumplido las bases administrativas aprobadas por el
Concejo Municipal". (Considerando 6°)
715
Gaceta Jurídica año 2001, noviembre, N° 257, pp. 26 y sig.
716
"Que, por otra parte, el petitorio del recurso en cuanto pretende obligar al Presidente de la
República a ordenar la publicación en el Diario Oficial del decreto que modifica el Reglamento Sani-
tario de los Alimentos, no es posible ser acogido, sin vulnerar una potestad reglamentaria exclusiva y
discrecional del Presidente de la República, al tenor del artículo 32 N° 8 de la Ley Fundamental, sin
que exista norma alguna que señale un plazo para ejercerla, como ocurre, en cambio, respecto de la
promulgación y publicación de una ley (artículo 72 del Estatuto citado). (Considerando 7° Sentencia
Corte de Apelaciones)
"...no aparece que la omisión que se reprocha sea motivada por el mero capricho del Ejecutivo,
quien tiene, por disposición Constitucional (artículo 32 N° 8 de la Carta Fundamental) la facultad de
dictar los decretos y demás normas que son propias de su potestad reglamentaria, en la ocasión que le
parezca pertinente; de donde resulta, además, que la misma no es ilegal, puesto que ninguna disposición
establece plazo para que dicha potestad sea ejercida, lo que queda a la discrecionalidad de dicha auto-
ridad". (Considerando N° 3 Sentencia Excma. Corte Suprema)
717
Gaceta Jurídica año 2004, mayo, N° 287, pp. 52 y sig.
230 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
mando el recurso en fallo confirmado por la Excma. Corte Suprema, sin perjuicio
de revisar la razonabilidad de la actuación administrativa, efectuó una declaración
expresa de deferencia judicial hacia la decisión administrativa, bajo la denominación
del principio de inavocabilidad extraorgánica de la jurisdicción.
En la causa en comento, se impugnaba judicialmente la decisión de disponer
el sacrificio de reses adoptada por el Servicio Agrícola y Ganadero, en razón de la
detección en un animal de la enfermedad denominada Encefalopatía Espongiforme
Bobina (EEB), también conocida como Mal de las Vacas Locas.
La Corte constata que en el caso de autos se pretende la revisión de una decisión
dictada por un órgano especializado, el Servicio Agrícola y Ganadero, precisamente
encargado de la prevención, control y erradicación de este tipo de enfermedades.
718
"Que diversas normas legales facultan al Ministerio de Obras Públicas para regular el transporte
público de pasajeros, como sucede con el artículo 89 de la Ley N° 18.290; o el tránsito vehicular,
como sucede con el artículo 118 de la misma ley. La primera de las normas citadas establece que tos
servicios de locomoción colectiva de pasajeros y taxis deberán ajustarse en su operación a las normas
que para los efectos determine el Ministerio de Transportes. La segunda dispone que la misma repar-
tición podrá prohibir, por causa justificada, la circulación de todo vehículo o de tipos específicos de
éstos, por determinadas vías públicas". (Considerando 6 o )
"Que en esta misma línea de razonamiento cabe señalar que el inciso tercero, también del artículo
tercero de ia Ley N° 18.896 faculta al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones para fijar las
vías por las cuales circularán los vehículos que presten servicios públicos de locomoción colectiva, con
informe de Carabineros de Chile". (Considerando 7 o )
"Que como se puede apreciar, al llamar a licitación la autoridad recurrida no hizo otra cosa que
ejercer sus facultades legales reguladoras, antes que prohibir la actividad empresarial a que el recurso
se refiere, de manera entonces, que el mecanismo de licitación no priva, no perturba ni amenaza al
recurrente, del ejercicio de la prerrogativa constitucional del número 21 del artículo 19 de la Cons-
titución". (Considerando 8 o )
719
Gacela Jurídica año 2001, septiembre N° 255, pp. 41 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 231
720 "Q u e estos jueces están conscientes de la aparente ignominia que en una perspectiva de inmediatez
conlleva la drástica decisión de destruir un rebaño de vacas que, conforme datos propuestos en la causa,
concita la esperanzadora atención de los productores atingentes, que, incluso, han obtenido el apoyo
de la autoridad central para lo que aprecia un medio eficaz de progreso y crecimiento. Sin embargo, no
les corresponde reemplazar al ente especializado, al que precisamente la ley encomienda la prevención,
control y erradicación de males como el que según conocimiento público, late sobre buena parte de la
humanidad en estos comienzos de siglo XXI.
En esta perspectiva son categóricos los artículos 6o y T de la Constitución Política del Estado, así
como el 4o del Orgánico de Tribunales, que consagra el básico principio de la inavocabilidad extraor-
gánica de la jurisdicción, el que, en lo que aquí interesa, tiene por objetivo evitar que, en una suerte de
suplantación, los tribunales se inmiscuyan en lo que el ordenamiento ha sometido a la competencia de
foráneo órgano". (Considerando 7)
721
"Que es indudable en el parecer de la Corte, que el Director del SAG dictó la Resolución N° 553,
de cinco de marzo del presente año, en ejercicio de las facultades que le entrega la Ley N° 18.755 y,
en ese sentido, su actuación está plenamente legitimada en su origen. También lo es que esa resolu-
ción se adoptó con acopio de informaciones que se alzaron como elementos de juicio suficientes para
persuadir en el sentido que se hacía indispensable poner atajo a cualquier posibilidad de intromisión
del contagio en la masa ganadera y, por supuesto, en la población humana del territorio nacional, lo
que descarta de lleno la ilegitimidad de ejercicio por cuanto confluían los presupuestos potenciado-
res de la facultad que se consumó. Todavía, tanta información apoyaba más que suficientemente la
decisión de sacrificar los animales, cual se expresó en la pieza que se lee a fojas 5, la que obviamente
no merece, en justicia, al achaque de arbitrariedad, propio de lo que se hace inopinadamente, que no
lo presente". (Considerando 8)
"Que si bien lo expresado es suficiente para concluir que la Resolución N° 553 del señor Director
del SAG, no es ilegal ni arbitraria, no está de más, sólo a mayor abundamiento -y sin que por ello los
jueces persigan emitir un juicio personal sobre la bondad del criterio contenido en la dicha resolución,
asunto que, como dicho, no les incumbe- llamar la atención sobre el mérito de piezas tales como las
de fojas 346,490 y aun otras, provenientes de personas autorizadas e incluso de propietarios de vacas
ordenadas destruir, en las cuales se explícita sin ambages el respaldo al comportamiento de la adminis-
tración". (Considerando 9)
573
Gaceta Jurídica año 1996, s e p t i e m b r e N° 195, pp. 104 y sig.
232 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
723
"Que esta Corte estima que las eventuales arbitrariedades imputadas por los recurrentes al
proceso disciplinario en que recayó la medida de destitución que le ha dado origen o la pretendida
desproporcionalidad entre los hechos imputados y la sanción impuesta, no son susceptibles de revi-
sarse y corregirse por la vía del recurso interpuesto, ya que existen para ello órganos propios de la
Administración, a cuyo cargo se encuentra el control de legalidad de los actos administrativos".
724
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XC1X, año 2002, segunda parte, sección quinta,
pp. 270 y sig.
725
"Que, en otro orden de ideas, debe consignarse que, como se ha expresado anteriormente en
relación con la presente materia, los tribunales no están llamados por la ley, en casos como el presente,
a suplir o substituir a la autoridad que regula, por mandato legal, actividades como la que pretende
desarrollar el denunciante. En efecto, la ley fija una serie de trámites que deben preceder al inicio de
algún giro económico y, en casos como el presente, ya se ha visto que ésta, por el impacto que puede
tener una actividad como aquella de que se trata, en el entorno inmediato al local o establecimiento
en que se ha de llevar a efecto, dispone varios trámites ante las municipalidades respectivas, así como
requisitos que tienden a entregar garantías tanto a la comunidad como a los interesados en desempeñarla.
La señalada autoridad puede o no otorgar los permisos, autorizaciones o patentes solicitados, sin que
en el presente caso sea obligatorio hacerlo porque se trata de una facultad que se le ha entregado, cuyo
límite obvio es la discrecionalidad y ello no puede ser suplido por este Tribunal, que únicamente está
llamado a investigar y constatar infracciones que importen la alteración de alguna actividad econó-
mica, pero que no puede otorgar la patente ni, tampoco, obligar a las autoridades a que decidan en un
determinado sentido acerca de lo que la propia ley les faculta para hacer". (Considerando N° 6)
680
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte, sección quinta,
pp. 206 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 233
dictada por la autoridad ambiental que aprobó el proyecto industrial Planta Valdivia
de Celulosa Arauco y Constitución S.A. La Corte de Apelaciones de Valdivia, en
fallo confirmado con declaración por la Excma. Corte Suprema, desestima el re-
curso en consideración a que la decisión impugnada fue adoptada sobre la base de
diversos antecedentes técnicos, lo que impide considerar al acto como dictado "sin
razones suficientes, infundadamente o por mero capricho", más aún, ése se dictó
siguiendo la pauta de un Instructivo Presidencial aplicable al caso, y considerando
las observaciones efectuadas al Estudio de Impacto Ambiental.727
En el recurso de protección VALENZUELA SILVA con COMISIÓN N A C I O N A L DEL M E D I O
AMBIENTE 728 , a propósito de la impugnación de una resolución exenta de la autori-
dad ambiental que calificó favorablemente un proyecto de incineración de residuos
industriales farmacológicos en la comuna de Colina, la Corte Suprema establece
un criterio de deferencia tratándose de actos emanados de órganos colectivos de la
administración que basan sus decisiones en antecedentes que tienen a la vista. Estas
727
"Que no obstante ser incuestionable que el Informe del Comité Técnico no obliga a la COREMA,
pues, si bien dicho Comité lo establece el inciso 2o del artículo 81 de la Ley N° 19.300, sus funcio-
nes y atribuciones no aparecen especificadas en parte alguna, la resolución N° 001 de la COREMA
que declara ambientalmente viable el Proyecto 'Planta Valdivia', se hace cargo de las observaciones
formuladas y subordina la ejecución del Proyecto al cumplimiento de las condiciones detalladas en
el N° 1 del resuelvo en lo referente a los residuos sólidos, y a las restricciones contempladas en los
números 2 , 3 , 4 , 5 y 6 en lo que respecta a la protección del Santuario de la Naturaleza del Río Cruces.
Referente a este último, dispone un programa de monitoreo o seguimiento ambiental que se llevará a
cabo en la etapa previa a la construcción del Proyecto, durante la construcción y durante la etapa de
operación del Proyecto. Lo anterior autoriza suficientemente para concluir que el Santuario de la
Naturaleza 'Carlos Anwandter', sujeto a las normas de la Convención de Humedales de Importancia
Internacional, especialmente como hábitat de Aves Acuáticas, Ramsar, Irán, de 1971, según consta
del Certificado agregado a fs. 298 otorgado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, debido a las
condiciones impuestas al proyecto, queda protegido de los efectos de un eventual impacto ambiental
negativo que pudiere producirse por la ejecución del Proyecto Planta Valdivia". (Considerando 16°)
"Que el hecho de ser numerosas y trascendentales las condiciones exigidas por la autoridad a la
empresa 'Celulosa Arauco y Constitución S.A.' para la ejecución de su proyecto, en términos que lle-
va al recurrente de Protección a sostener que prácticamente constituye un nuevo Estudio de Impacto
Ambiental, no debiera preocupar, pues, revelan la severidad con que se ha analizado los antecedentes
allegados al procedimiento previo a la resolución y dan seguridad en cuanto a controlar los posibles
efectos ambientalmente negativos". (Considerando 18o)
"Que en virtud de lo referido en los números anteriores no es posible afirmar que la resolución
N° 001 del 30 de mayo último de la COREMA que declara ambientalmente viable el 'Proyecto
Planta Valdivia' se haya dictado sin razones suficientes, infundadamente o por mero capricho, y
que por ello sería arbitraria, pues se adoptó siguiendo la pauta del Instructivo Presidencial aplicable
al caso, y considerando las observaciones al Estudio de Impacto Ambiental presentadas por las
instituciones mencionadas en el N° XI de los vistos de la resolución que se impugna, y el Informe
del Comité Técnico, de cuyas objeciones se hace cargo al condicionar la ejecución del proyecto".
(Considerando 19°)
728
Fallos del Mes N" 501, agosto, 2000-2002, pp. 1951 y sig.
234 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
129
"Que resulta fácil advertir de la lectura y análisis tanto del escrito que contiene el recurso
como de los antecedentes reunidos, que el fundamento del mismo no es la perpetración de algún acto
u omisión arbitrario o ilegal que prive, perturbe o atente contra el ejercicio de la referida garantía
constitucional invocada, ya que lo que en verdad se cuestiona es la apreciación u opinión contenida
en una Resolución que se limita a calificar favorablemente un 'proyecto' de carácter industrial; au-
torización o informe que constituye tan sólo uno de los eslabones que deben preceder a un proyecto
de esta naturaleza. Lo cierto es que la impugnación se basa en el temor de que el funcionamiento de
la industria pueda producir contaminación ambiental, lo que necesariamente constituye una situación
futura". (Considerando 4)
"Que, además, en la especie hay que mencionar que difícilmente podría existir arbitrariedad,
porque la Resolución recurrida viene a ser el resultado del actuar de un ente colectivo, que ha contado
con antecedentes a la vista; por lo que no puede sostenerse que ha sido arbitraria o producto del mero
capricho. Podrá estimarse equivocada, pero ello es de suyo discutible y no es posible de constatación
empírica, pues en cuanto se pronuncia sobre situaciones del futuro, será entonces el tiempo el que
diga si hubo o no error. Y si, contrariamente a lo que se ha estimado por la Resolución recurrida, se
producen más adelante actos ilegales o arbitrarios y vulneratorios de la garantía constitucional pro-
tegida, será ésa entonces, la ocasión precisa para acudir de protección o por otra vía que se estime
adecuada". (Considerando 7)
730
Gaceta Jurídica año 2006, octubre, N° 316, pp. 39 y sig.
731
"Que, en todo caso, debe indicarse que, como reiteradamente lo ha sostenido la jurisprudencia
(A modo ejemplar, fallo de la Tercera Sala de la Excelentísima Corte Suprema Revista Fallos del
Mes N° 501, pp. 1951 y siguientes) las resoluciones que en el ámbito de sus atribuciones adoptan las
comisiones regionales y la Comisión Nacional del Medio Ambiente, por sí mismas no son aptas para
vulnerar derechos constitucionales como lo que trae a colación el recurrente, pues lo que se ataca no
es un acto, en si mismo, arbitrario o ilegal que vulnera garantías constitucionales, sino sólo ta evaluación
o valoración de una resolución que se limita a calificar favorablemente un proyecto, lo que constituye
sólo una parte de todo el proceso que debe seguirse para que el mismo materialice, basándose entonces
la impugnación exclusivamente en el recelo que el mismo pueda producir contaminación o daño de
otra especie, lo que obviamente es una cuestión que sólo podrá determinarse de modo ulterior. En otros
términos, la valoración técnica de viabilidad ambiental del proyecto constituye sólo un acto de opinión
y no de resultado que pueda afectar o siquiera amagar las garantías del recurrente, al tiempo que, la cir-
cunstancia que la resolución se adopte por un ente colectivo, luego de escuchar a todos quienes puedan
ser interesados, mediando informes técnicos, difícilmente puede motejarse de arbitraria, pudiendo sólo
determinarse en el futuro si sus supuestos eran equivocados o no". (Considerando 9)
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 235
Fuerza es concluir en este acápite que la deferencia judicial frente a actos admi-
nistrativos con contenido discrecional ha operado particularmente cuando se trata
de discrecionalidad técnica, reglamentaria y de ordenación o planificación, como lo
atestiguan las sentencias recogidas en este trabajo.
Por ello, se puede observar que esta jurisprudencia constituye una corriente que se
ha ido asentando paulatinamente entre nuestros tribunales, lo que no significa, como
se ha dicho, "reconocer zonas exentas de control judicial sino tan sólo una forma de
aproximación del juez al conflicto que debe resolver".732
Pero hay que señalar que existen también algunos pronunciamientos judiciales en
que los tribunales, efectuando una distinta apreciación de los hechos, al anular la de-
cisión administrativa impugnada, se han permitido efectuar una verdadera sustitución
de la decisión administrativa impugnada. Se trata de un escaso número de sentencias,
dentro del universo de fallos que han acogido los recursos interpuestos, hecho que
demuestra que la sustitución ha operado como una verdadera excepción.
732
CORDERO V E O A , Luis, El control de la Administración del Estado, L e x i s N e x i s , Santiago, 2 0 0 7 ,
p. 1 6 4 .
236 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
Pero más aún, resulta necesario señalar que este criterio de sustitución se ha
limitado en su aplicación a un ámbito de la actuación administrativa bien preciso y
restringido. Como veremos, se ha limitado al ámbito de las potestades sancionatorias
y disciplinarias de la Administración.
En L A M A L A M A con DIRECTOR DEL SERVICIO DE SALUD C O N C E P C I Ó N 7 3 3 , la Corte de
Concepción, en fallo confirmado por la Corte Suprema, tras efectuar un control de
razonabilidad y proporcionalidad, sustituye la sanción de destitución impuesta a una
funcionaría del Servicio de Salud, por una multa.
En sentencia de protección C O N C H A VALDERRAMA con ALCALDE MUNICIPALIDAD DE
SAGRADA F A M I L I A 7 3 4 , la Corte Suprema, acogiendo el recurso, sustituye la medida de
destitución aplicada respecto de un profesor, por la "medida disciplinaria de menor
entidad como lo es la aplicación de una multa".
En recurso de protección A N A G O N Z Á L E Z M . con DIRECCIÓN GENERAL DEL REGISTRO
C I V I L E IDENTIFICACIÓN Y OTROS , la Excma. Corte Suprema, también a propósito de
735
733
Revista de Derecho y Jurisprudencia, t o m o XCIV, año 1997, segunda parte, sección quinta,
pp. 182 y sig.
734
Gaceta Jurídica año 1997, diciembre N° 2 1 0 , pp. 73 y sig.
735
Gaceta Jurídica año 1992, m a y o , N" 143, pp. 142 y sig.
736
Gaceta Jurídica año 2004, abril N° 2 8 6 , pp. 83 y sig.
737
Fallos del Mes y 482, enero, 1999, pp. 2 9 9 9 y sig.
DISCRECIONALIDAD ADMINISTRATIVA 237
738
Gaceta Jurídica año 2001, septiembre N" 255, pp. 41 y sig.
739
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XCIX, año 2002, segunda parte, sección quinta,
pp. 270 y sig.
238 R U B É N SAAVEDRA FERNÁNDEZ
autorizaciones y patentes solicitados, sin que en el presente caso sea obligatorio ha-
cerlo porque se trata de una facultad que se le ha entregado, cuyo límite obvio es la
discrecionalidad y ello no puede ser suplido por este Tribunal, que únicamente está
llamado a investigar y constatar infracciones que importen la alteración de alguna
actividad económica, pero que no puede otorgar la patente ni, tampoco, obligar a
las autoridades a que decidan en un determinado sentido, acerca de lo que la propia
ley les faculta para hacer".
Más interesante aún resulta el reclamo de ilegalidad municipal caratulado EM-
PRESA MAGALLÁNICA INDUSTRIAL Y COMERCIAL S . A . c o n MUNICIPALIDAD DE PUNTA
ARENAS 7 4 0 ,donde el tribunal pese a haber acogido el reclamo de ilegalidad y por
tanto anular el acto impugnado, se abstiene de sustituir la decisión administrativa
impugnada en consideración a los siguientes razonamientos: "'Que estos sentencia-
dores deben optar por la de declarar la anulación total del acto impugnado, toda
vez que, careciendo éste, como se dijo, de motivaciones o fundamentos, no hace
ello posible en esta instancia dictar una resolución para reemplazar la que por este
fallo se dejará sin efecto, pues en la situación actual está privada de los necesarios
elementos de juicio que le permiten su acabada y pertinente ponderación en pro
de decidir respecto de lo solicitado, esto es, la modificación del Plan Regulador
Comunal, de la manera pedida por la recurrente".
Como se puede constatar, las razones que han expresado los tribunales para inhi-
birse de sustituir una decisión discrecional de la Administración, no sólo se refieren
a la ausencia de facultades para sustituir, sino también a un aspecto de no menor
importancia, a saber, que la falta de elementos de juicio impiden al tribunal efectuar
una ponderación correcta. En otras palabras, si el tribunal no tiene los elementos de
juicio (los antecedentes) para adoptar una decisión que la ley entrega a la autoridad
administrativa, deberá limitarse a anular la decisión impugnada, pues de lo contrario
se estaría sustituyendo una decisión discrecional de la Administración por una in-
fundada y por ello discutible discrecionalidad del tribunal, lo que la judicatura -con
correcto juicio- debe evitar.
Finalmente, podemos concluir que el control que han efectuado nuestros tribu-
nales, en el periodo revisado, ha sido preferentemente anulatorio. La sustitución
judicial ha sido excepcional y restringida a un ámbito de la actuación administrativa
particular, a saber, el ejercicio de la potestad sancionatoria. Pero, más aún, como
ya se señalara, existen sentencias en las que los tribunales se han pronunciado en
términos expresos contra la sustitución judicial.
680
Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte, sección quinta,
pp. 206 y sig.
ÍNDICE ANALÍTICO DE SENTENCIAS
PRINCIPIO DE IGUALDAD
10. Fallos del Mes N° 501, agosto, 2000-2002, pp. 1936 y sig.
11. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XCIX, año 2002, segunda parte,
sección quinta, pp. 301 y sig.
12. Gaceta Jurídica año 2004, junio N° 288, pp. 71 y sig.
13. Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXIX, año 1992, segunda parte,
sección quinta, pp. 206 y sig.
14. Fallos del Mes N° 470, enero, 1998, pp. 2431 y sig.
15. Gaceta Jurídica año 2003, noviembre N° 281, pp. 35 y sig.
16. Gaceta Jurídica año 2006, julio N° 313, pp. 56 y sig.
PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
DEFERENCIA JUDICIAL
OBRAS GENERALES
OBRAS ESPECIALIZADAS
ARTÍCULOS DE REVISTAS