Comunicación Política en Decadencia

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¿INNOVAR, LA COMUNICACIÓN POLÍTICA ESTA EN DECADENCIA?

¿TIKTOK LA NUEVA PLATAFORMA DIGITAL AYUDARÁ A CONSEGUIR SIMPATIZANTES?


Por: Miguel Maldonado Martínez
Consultor Estratega y Asesor Campañas Electorales

Mucho ha cambiado de enero del 2020 a esta parte agosto de 2021. Tras la pandemia de la Covid-
19 nos hemos visto envueltos en una búsqueda insaciable de diferentes herramientas digitales
para llegar hacia nuestros seres más queridos, nuestros amigos, nuestros alumnos, profesores e
inclusive hasta para organizar diferentes eventos de tipo políticos, culturales y sociales a través de
una pantalla. Están de moda los eventos trasmitidos por cajas de música, de comunicación,
infinidad de aplicaciones y trasmisiones diarias son el pan de cada dia desde la consolidación de la
pandemia, hablamos después de octubre de 2020 a esta fecha.

Hay un nuevo lenguaje, unos nuevo vocablos y especialmente nuevas aplicaciones. Entre las
nuevas plataformas digitales podemos observar que las que mayor preponderancia han tenido en
la arena tanto internacional como local son: Facebook, Twitter, Instagram y en particular una
nueva plataforma, “TikTok”, que llegó para compartir videos de bailes virales, memes, desafíos,
comedia y como si fuera poco, llegaron para incursionar de buena o mala manera en el mundo de
la política.

Todos coincidimos que, en el marketing, la comunicación y las campañas políticas juegan un papel
fundamental para hacer conocer al electorado más sobre su candidato. A través de ella se obtiene
mucha información sobre su plan de gobierno, sus ideales, sus opiniones e inclusive en algunos
casos hasta un poco más de su vida personal para poder llegar a la sensibilidad, a la emotividad y
la humanidad de todas las personas que se encuentran en estos casos detrás de las pantallas.

Hoy la batalla es por los contenidos digitales de verdadero valor; Hay que tener en cuenta que la
creación de contenidos digitales de calidad es primordial, no es solo creer que estamos de moda,
que nuestra comunicación política utilizando la red social de Tik Tok vamos a causar furor en redes
sociales tratando de cautivar al público joven generando simpatía, hay que cuidarse que el efecto
que logremos no sea contrario y todo se vuelva en tu contra como algo negativo.

El contenido que se genera en las redes sociales tiene que estar alineado para generar un impacto,
una conversación digital, contenido de valor y ayudar a captar la mayor parte de votantes o
simpatizantes, pero lo que estamos viendo es la torpeza y mal gusto en los contenidos que
generan algunos partidos, candidatos y varios personajes de la política.

La comunicación política lo que busca es tratar de exteriorizar un mensaje, hacerlo público en el


ámbito político y que toda acción tenga un eco mediático, mediante una buena imagen pública
para poder mostrar tus ideas. Esas ideas que buscan que sean reproducidas por las personas mas
no buscar que el comentario principal sea de vergüenza o de mofa por las acciones que realizas en
las redes sociales, porque lo que se hace como estrategia de comunicación política buscando llegar
tan desesperadamente hacia los jóvenes, tarde o temprano pasa factura.

Hasta ahora todos los videos realizados por candidatos y políticos han resultado una catapulta de
críticas por parte de los ciudadanos, pero aun así no podemos catalogar a Tik Tok como una red
social no apta para políticos, lo que tenemos que hacer es analizar detenidamente cómo generar
contenidos que puedan ayudar al candidato, o como poder llegar mediante el entretenimiento
político y con un mensaje más moderno a los jóvenes que se encuentran en esta plataforma.

En fin, todavía nos falta mucho como sociedad para saber distinguir entre una buena y mala
comunicación política, poder encontrar el punto fuerte de las redes sociales, encontrar los
espacios más eficientes y catalizadores de masas, para poder tener un impacto real, generando
simpatía, sensibilidad y sobre todo, llegando a tener una resonancia en la sociedad sin caer en
ambigüedades ni en la ridiculización de los políticos.
¿USTED CREE QUE PUEDE GANAR EN LAS REDES?
Por: Miguel Maldonado Martínez
Consultor Estratega y Asesor Campañas Electorales

Desde hace unos 15 años vengo leyendo y oyendo en los eventos mundiales, especialistas
pontificando sobre redes sociales y campañas políticas. Pensar una campaña actual sin entender
las redes o el universo online es imposible. Pero creer que una campaña online sola puede ganar
una elección es demasiado optimista.

A partir del complejo entramado mediático en el que se mueven las y los ciudadanos se construye
un discurso público multicausal, diverso e ingobernable. Las campañas de redes lo saben porque
deben moverse en ese universo, en ese mundo de mundos fragmentados donde todas y cada una
de las comunidades representan un desafío distinto. Mundos, burbujas de información, tribus.

Para entender este entramado mediático al que están expuestos los ciudadanos, tanto en su rol
activo como en el pasivo, debemos comprender este tiempo. Un mundo en lucha. De Colombia a
Venezuela, de Francia a estados unidos. Masas luchando por diversas causas. Contra gobiernos de
todos los colores.

Lo vivido en Estados Unidos en las elecciones pasadas no tienen comparación, vimos el poder de la
manipulación. En su corta vida, las redes nos han llevado del optimismo democratizador a la
amenaza de manipulación. En ese contexto es que debemos, quienes trabajamos en comunicación
política, pensar todos y cada uno de los mensajes que vamos a producir.

Es un hecho, en el manejo de una campaña de redes deberíamos hablar ya de commodities en


conceptos como la escucha, la autenticidad, la interacción real y la generación de vínculos entre el
candidato o la campaña y los ciudadanos. Pero sorprendentemente esto no es así. Asistimos a una
suerte de ritual donde todos se preocupan más por la apariencia de (interacción, autenticidad y
escucha) que por una práctica consciente, planificada y real. En este, como en otros puntos
sensibles de la comunicación digital, los profesionales de la comunicación tenemos una gran
responsabilidad para elevar la vara, aportando a la política elementos de valor democrático en
lugar de herramientas, trampas o acciones cortoplacistas.

Según una investigación de IPSOS, el 57 % de las personas asume que se miente más en política y
medios hoy que hace 30 años. La política, los políticos y los sistemas partidarios mundiales se
encuentran ya no solo desprestigiados, sino interpelados por actores internos y externos que
sacan rédito de esta realidad. En la misma investigación se muestra que el 65 % de las personas
vive en una burbuja en internet, pero sólo el 34 % lo reconoce.

El filtro burbuja es el concepto trabajado por Eli Parisier: “Una vez que hemos adquirido
esquemas, estamos predispuestos a reforzarlos. Los investigadores de la psique llaman a esto
sesgo de confirmación, una tendencia a creer cosas que refuerzan nuestros puntos de vista ya
existentes: vemos lo que queremos ver” (3).

Este sesgo de confirmación que se transforma y potencia en el filtro burbuja de la red es el caldo
de cultivo de la división, la crispación y el enfrentamiento político. Aquellos ciudadanos política y
digitalmente activos se van congregando alrededor de aquellas posiciones que los reconfortan,
dejando poco espacio al disenso constructivo.
A partir de todo esto, la pregunta que surge es cómo lograr empatizar, gobernar la narrativa e
interactuar de manera efectiva con los votantes. Cómo romper mi burbuja para llegarles a los
ciudadanos más lejanos.

Las respuestas son diversas pero definitivas. Las redes sociales no ganan ni pierden elecciones,
pero sí articulan de manera integral a la narrativa que ha de tener una campaña. Fomentar el
diálogo y predicar con el ejemplo es una necesidad ética frente a las campañas de desinformación.

Aquellos candidatos, políticos o gestores que entiendan la interacción como un activo encontrarán
una herramienta que proyecta el trabajo en territorio y lo retroalimenta. Pero esto debe ser real,
debemos implicarnos en la escucha, en el diálogo, en las respuestas. Debemos denunciar las
campañas de desinformación cuando el implicado es el otro. Es imperante mejorar el entorno,
superarnos como interlocutores para recobrar la confianza de la ciudadanía.

El entorno en el que trabajamos políticos, comunicadores, asesores y consultores es la


democracia. Debemos defenderla con uñas y dientes porque en ella está el futuro de nuestra
profesión. Está la suerte de nuestros hijos. Y quienes trabajamos cerca del poder podemos caer en
la tentación de tomar el camino corto. El de atacar al otro, el de crear o dejar circular noticias
falsas que nos benefician directa o indirectamente, el de fomentar la división, la crispación y la
denuncia. Todo eso es efectivo, está demostrado y por ello es peligroso.

Iberoamérica es una región joven y con alta penetración de internet. Esto es una oportunidad para
los candidatos que trabajen bien desde las redes. Pero sólo para aquellos que entiendan con
cabalidad las reglas implícitas y explícitas que estas tienen.

Para participar de las conversaciones hay que sintonizar con las temáticas de los jóvenes y
contestar. Es necesario romper con la vieja lógica de comunicación unidireccional, con la emisión
de comunicados unilaterales en el universo de los diálogos y la interacción. Porque al tan repetido
concepto de que los jóvenes no están interesados en política se impone la realidad, las causas: el
medio ambiente, el feminismo. La política, los políticos deben bajar al territorio de las redes para
interactuar. Que un presidente le responda a un ciudadano en Twitter debe dejar de ser una
anécdota pintoresca para transformarse en una actitud de gestión digital de la comunicación
política.

Por último, desde el territorio digital hacia la política en su conjunto, quienes participamos en la
planificación de campañas electorales, gubernamentales o políticas tenemos el imperativo moral
de defender la ética profesional. Se la debemos a esos jóvenes que siguen confiando en construir
el mundo que les pertenece. Podemos alejar la tecnofobia para intentar construir discursos
políticos que los incluya, que los acerquen al ejercicio de la democracia.

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