Cisexismo y Salud Mental

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.

0 Internacional

Cisexismo y Salud Mental


Eugin Rodríguez

Eje: Transversalización de la perspectiva de género.

El presente escrito pretende ser el relato de una experiencia situada. Partiendo de mi identidad de
persona trans y el entrecruzamiento con mi posición de privilegio por ser un trabajador del sistema
de salud. Soy trabajador social, especialista en salud mental y desde allí me gustaría compartir
algunas reflexiones que surgen de mi tránsito por las instituciones de salud mental.

Es importante destacar que el enfoque desde la interseccionalidad (Crenshaw, 1989) ha sido


fundamental para el análisis y la lectura crítica de las situaciones presentadas, ya que permitió tener
en cuenta el entrecruzamiento de variables que interactúan entre sí en la construcción de dinámicas
que posibilitan u obstaculizan el desarrollo de las identidades dentro del ámbito específico de la salud
mental.

Nuestra sociedad se ha estructurado y se ha organizado desde un binarismo de género, es decir


divisiones entre: masculino y femenino, varones y mujeres cisgénero1. Me interesa reflexionar sobre
la distribución binaria dentro de las instituciones totales, especialmente en instituciones
monovalentes de salud mental. Instituciones a las que prefiero llamar “Manicomios” como estrategia
para no olvidar que existen personas que aún viven allí. Actualmente dichas instituciones transitan
modificaciones, las cuales celebro y acompaño, pero sin dejar de lado que las mismas lógicas que
hace cien años atrás muchas veces continúan y para deconstruirlas es necesario detectarlas, hacerlas
visibles, ponerlas en cuestión.

Durante el tiempo de transitar y habitar como trabajador estas instituciones pude observar cómo las
dinámicas estructurales condicionan y obstaculizan el desarrollo de la vida de las personas que las
habitamos.

Existen instituciones enteras de salud mental que en su historia se han dedicado a la atención sólo de
varones o sólo de mujeres (siempre pensando en personas cisgénero) y aquellas que son mixtas
contemplan dicha división en el interior de su estructura, pabellones de mujeres y pabellones de
varones. En algunas instituciones he encontrado servicios mixtos, pero casualmente son aquellos en
los que su población son personas adultas mayores. Eso lleva a pensar que tal división se encuentra
vinculada a la sexualidad, por un lado presuponiendo siempre relaciones heterosexuales, por lo cual

1
Cisgénero: Persona que se identifica con el sexo y género impuesto al momento del nacimiento (Millet, 2020).

1
al dividirse la población se estaría intentando evitar que sus usuarixs se vinculen sexualmente con
personas del género opuesto (binarismo) y por otro lado en la población de personas adultas
mayores se presupone de por sí que no gozan de su sexualidad. Pero no solamente se encuentran
divisiones en los pabellones utilizados para residir, sino que también frecuentemente existen
divisiones por género en las actividades que se piensan para la población; en la elección del personal
para los diferentes sectores: personal “masculino” para los servicios de “varones”, y personal
“femenino” para servicios de “mujeres”.

Cuando los espacios son mixtos también hay división de baños por género, algo muy frecuente
también en el resto de la sociedad. En relación con los baños, me resulta muy llamativo la existencia
de una condición que supera la barrera del género, es posible encontrar baños en donde el género no
es condición, ya que cuando sos trabajadorx podes usar un baño exclusivo, ahí resulta ser más
importante la diferenciación entre usuarixs y trabajadorxs.

Luego de presentar este escenario, me interesa reflexionar sobre la imposibilidad de la vivencia de


otras identidades por parte de las personas que se encuentran internadas. Es casi inviable que se
pueda desarrollar libremente la existencia de identidades no cis con todas estas barreras y/o
obstáculos presentes. La gestión de los cuerpos por parte de toda la institución es total. El desarrollo
de la identidad se encuentra obstruida, ya que la mayoría de las veces no hay espacio para desplegar
procesos de autonomía. Ejemplo de ello es la homogeneización de la vestimenta, la inexistencia de la
privacidad e intimidad, la inexistencia o imposibilidad de decidir a qué hora levantarse, a qué hora
acostarse y qué comer; la imposibilidad de decidir en las pequeñas cuestiones que hacen a la vida
cotidiana condiciona el desarrollo de las identidades, y en este punto es importante poder hacer un
recorte en relación con el género ya que, aún hoy, identidades que escapan a las impuestas
socialmente son patologizadas o consideradas parte de los diagnósticos aplicados a las personas
internadas.

Por ello es necesario comenzar a cuestionar, visibilizar estas situaciones que en general son
naturalizadas. Poner en movimiento las resistencias que generan los debates en torno a esta
temática. Es el mismo ejercicio que nos debemos en todos los ámbitos, pero en particular en estas
instituciones representa un gran desafío.

Por otro lado, creo que es un asunto pendiente darnos el espacio para poder pensar las estructuras
manicomiales en clave cisexista2 ya que en general es el ámbito que siempre queda relegado. Son
instituciones que existen, que están cambiando pero que aún resta mucho por deconstruir, sobre
todo tenemos que pensar que no son sólo instituciones, son personas que aún siguen habitándolas y
tenemos la obligación de trabajar para que su calidad de vida sea la mejor.

2
Cisexismo: Julia Serano es la primera en definir el término como “la creencia o suposición de que las identidades, expresiones y encarnaciones de géneros de las personas cis, son más

naturales y legítimas que aquellas de las personas trans”. En 2015 Blas Radi lo describe como “un sistema de exclusiones y privilegios simbólicos y materiales vertebrados por el

prejuicio de que las personas cis son mejores, más importantes, más auténticas que las personas trans”. En 2019, An Millet aporta que el cisexismo es “un sistema complejo y totalizador

capaz de hegemonizar la creencia de que las opiniones, las identidades, los deseos, las experiencias, los cuerpos; en suma, las vidas de las personas trans, valen menos que los de las

personas cis y a partir de esta idea arbitra una distribución desigual de violencias y privilegios”. (en Glosario de Narrativas No binarias. Año 2021).

2
Considero que uno de los mayores desafíos es desarmar estas lógicas binarias, que los servicios se
puedan pensar en base a las necesidades de apoyo y no en base al género. En mi experiencia, cuando
llevo estos planteos surgen negativas con argumentos basados en prácticas sexuales, discursos que
me llevan a construir una serie de interrogantes: ¿Existe una subestimación en relación con las
prácticas sexuales abusivas entre personas del mismo género?; ¿se niegan los abusos sexuales entre
dos “mujeres”?; ¿se consideran menos grave los abusos sexuales entre “varones”?; ¿por qué se teme
con más frecuencia la existencia de abusos sexuales cuando los servicios son mixtos?. Preguntas que
no buscan respuestas, sino que pretenden ser disparadoras de debates para construir alternativas
más integrales.

Algunas reflexiones

¿Podríamos pensar que los perfiles de lxs usuarixs son también construcciones generadas en base a
los estereotipos binarios? Considero que la mirada y la respuesta que se da a la población dentro de
esa división también está marcada y condicionada por el binarismo de género, no se piensa en la
persona en sí misma, en su singularidad, sino en la construcción que se hizo de la persona en ese
contexto, sumado a que todo lo que pueda expresar puede ser considerado como parte de un
diagnóstico de salud mental.

Es indispensable que podamos hacer énfasis en desarmar estas estructuras, detectar las dinámicas
cisexistas y capacitistas3 que predominan en estos espacios. Preguntarnos qué es lo que hace que las
personas no puedan vivir libremente sus identidades, permitirnos habitar la incertidumbre,
cuestionar lo ya dado, dudar de lo conocido. Empezar a construir alternativas integrales a las
necesidades de apoyo de las personas con las cuales trabajamos y terminar con la fragmentación de
espacios que estén condicionados por la variable del género, lo cual podría significar una mejora en la
calidad de vida de todas aquellas personas que durante años se vieron imposibilitadas de habitar sus
propias identidades en el encierro.

Bibliografía

Crenshaw, Kimberlé W. (1991). Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence
against Women of Color. Stanford Law Review, 43 (6), pp. 1.241-1.299. Traducido por: Raquel (Lucas)
Platero y Javier Sáez. 4

Millet, An, “Cisexismo y Salud. Algunas ideas desde otro lado”, puntos suspensivos ediciones, 2020.

Toboso Martín, Mario (2017). “Capacitismo”, en R. Lucas Platero, María Rosón y Esther Ortega (eds.):
Barbarismos queer y otras esdrújulas. Barcelona. Ed. Bellaterra. 2017. Páginas 73- 81.

3
Gregor Wolbring (2008b: 252) define el capacitismo como un conjunto de creencias, procesos y prácticas basado en la valoración y el favoritismo hacia ciertas capacidades, que

producen una comprensión particular de uno mismo, del propio cuerpo, de la relación con los demás, con otras especies y con el medio ambiente. Campbell (2008) destaca como uno de

sus elementos fundamentales del capacitismo la creencia de que la discapacidad, de cualquier tipo que sea, es inherentemente negativa y debe ser, por ello, rehabilitada, curada o,

incluso, eliminada (Toboso, Martin; 2017)

3
Vives, Florián (Comp), “Narrativas no binarias” Testimonios de identidades por fuera del binario
heterocisexista y sus interseccionalidades. Puntos suspensivos ediciones, 2021.

También podría gustarte