Wynveldt 2007 - Analisis Contextual Piezas Funerarias Belen-Libre
Wynveldt 2007 - Analisis Contextual Piezas Funerarias Belen-Libre
Wynveldt 2007 - Analisis Contextual Piezas Funerarias Belen-Libre
ISBN 978-987-1315-20-8
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FEDERICO WYNVELDT1
Introducción
El presente trabajo tiene como objetivos la descripción y el análisis del contexto funerario de las
piezas cerámicas Belén de la zona de Azampay (Depto. de Belén, prov. de Catamarca) correspondientes
a la Colección Benjamín Muñiz Barreto (CMB) del Museo de La Plata.
El Ing. Weisser, en febrero de 1926 en su VIII expedición, visitó Azampay, y entre otras actividades,
excavó tumbas de las que se extrajo sus ajuares, que actualmente forman parte de la CMB. Las piezas
cerámicas de estas tumbas suman 23 y estuvieron asociadas a esqueletos de adultos o sirvieron como conte-
nedores funerarios de niños. Pertenecen al tipo denominado Belén Negro sobre Rojo por Alberto Rex González
(González y Cowgill 1975) quien las ubicó cronológicamente en el Período Tardío. Vale la pena aclarar que
para este análisis no se tuvieron en cuenta las tumbas excavadas por Weisser en zonas aledañas, como Carrizal,
Cachiyuyu, Chistín o Quebrada Grande.
La CMB se compone de alrededor de doce mil piezas y es el resultado, en su mayor parte, de las
labores de investigación de campo, de excavación de tumbas y relevamiento topográfico de sitios de
ocupación indígena precolombina, realizadas entre los años 1919 y 1930 en las provincias de Jujuy,
Tucumán y Catamarca. Don Carlos Schuel fue quien inició los trabajos, y en 1920 se le unió Weisser,
quien posteriormente lo reemplazó en forma definitiva.
Esta colección presenta características que resultan ventajosas al realizar su análisis: se conoce
con certeza la procedencia del material; la mayor parte de sus piezas cerámicas se pueden estimar como
completas; se cuenta con registros escritos respecto de la localización de las tumbas excavadas, formas
de inhumación y asociaciones del material esqueletario con los ajuares funerarios, además de la exis-
tencia de dibujos de corte y planta de las unidades de entierro excavadas. Lamentablemente no se
cuenta con los restos esqueletarios, ya que la mayoría de ellos fueron dejados in situ.
El poblado de Azampay es una localidad de unos 200 habitantes que se encuentra en la ladera
occidental del valle de Hualfín a 27°22’ de Lat. S y 67°00’30’’ de Long. O, a una altura aproximada de
2000 m.s.n.m. (Ruiz Huidobro 1975). El piso de este valle tiene una pendiente de aproximadamente 5°
que parte de la ladera occidental y desemboca en el río Hualfín sobre la ladera oriental. En la ladera
occidental se encuentra una cadena de lomas que limitan al Oeste con el cerro El Durazno y hacia el
Este con los conos aluviales formando hondonadas y cárcavas.
Son característicos de la zona los grandes rodados de granito dispersos por toda el área, tanto en
las laderas de las lomadas como en el piedemonte más próximo a éstas. Estos bloques sirvieron como
estructura para la mayoría de las tumbas Belén presentadas en este trabajo. Weisser cuenta al respecto
que “son numerosos los rodados de tamaño grande, hasta 20-30 cubímetros y por eso también más
numerosos los sepulcros que se hallaron” (Weisser, ms.).
1
Laboratorio de Análisis Cerámico, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP.
La descripción que Weisser realiza de cada tumba corresponde a un modelo general en el que, en
primer lugar, sitúa a las mismas en el terreno. Esta descripción va acompañada de sus respectivos
dibujos. Posteriormente describe y dibuja la tumba en sí misma y la disposición de todos sus elementos.
Los esqueletos son clasificados según las categorías utilizadas en todas sus expediciones. Estas son:
adultos, juveniles y párvulos. En la zona de Azampay, que corresponde a nuestra muestra, están repre-
sentadas únicamente las categorías de adultos y párvulos. Para los primeros, todas las tumbas corres-
ponden a entierros de esqueletos acompañados por un ajuar funerario (excepto una tumba sin ajuar); los
segundos se caracterizan por encontrarse en el interior de urnas Belén.
Weisser menciona que en Azampay se hallaron “simples sepulcros aislados, bajo los grandes
escombros que cubren la pendiente del terreno, hacia el E de los cerros” (Weisser op. cit.). También
hace una descripción general de los sepulcros:
“las piedras grandes inclinadas formaban con su planta cóncava pequeñas cue-
vas, que el indígena solamente profundizaba un poco cavando la tierra para obtener así
un lindo hueco para su sepulcro. Según todo se tapaba después el cuerpo del difunto con
tierra y se pircaba la boca del sepulcro hasta que la pirca tocaba la peña. Con el tiempo
la mayoría de estas pircas se aflojaban un poco o se derrumbaban, así es que algunas
veces nosotros sospechábamos un sepulcro solamente por la existencia de dos o tres
piedras medio chatas que eran el resto de una pirca. Pero se hallaron también tumbas,
bien pircadas en Asampay, de las cuales dos tenían también una tapa de lajas, igual a las
de Yocavil” (Weisser, op. cit.).
Las tumbas de Azampay suman un total de diecisiete, incluyendo dos tumbas halladas en las
laderas de la Loma de los Antiguos.
Sempé (1999: 253) clasificó a estas tumbas, junto a otras de zonas aledañas, a partir de sus
características constructivas, y las diferenció en:
1. Sepulcros bajo bloques grandes y pircados (Fig. 1A).
2. Tumbas de media cista combinadas con bloques (Fig. 1B).
3. Infantes en urnas (Fig. 2A).
4. Entierros en cista de piedra con techo en falsa bóveda (Fig. 2B).
Refiriéndose a los ajuares, la autora dice que “la totalidad de los entierros tienen como ajuar
piezas de alfarería Belén e instrumentos de cobre y bronce”, y agrega: “llama la atención el predomi-
nio del entierro bajo roca, con las bocas pircadas, siendo menos frecuente el entierro en cista. Este tipo
es característico de la mayor parte de los sitios Belén del Valle de Abaucán y de los entierros en La
Ciénaga, La Aguada y Hualfín” (Sempé op. cit.: 253).
Aclaremos que en nuestra muestra, limitada a la zona de Azampay, no aparecen instrumentos de
bronce, en cambio en una de las tumbas (N°4) se hallaron “guaicas de malaquita” (sensu Weisser).
Sempé también hace alusión a la dispersión de estas tumbas en el terreno concluyendo que no se
puede identificar una zona de “cementerio”, con una gran densidad de entierros, y que por el contrario,
parecen distribuirse aleatoriamente por el campo (Sempé op. cit.).
En las tumbas de adultos predomina la posición genupectoral sobre el lado derecho, aunque
aparecen cinco esqueletos sobre su lado izquierdo y en dos de las tumbas, que son las que más esquele-
tos contienen, se encuentran separados de sus cráneos.
Con respecto a los entierros en urnas, la estructura constructiva es muy similar a la de los sepul-
cros bajo bloque, por lo que también se los puede incluir en esa categoría.
Observando la Tabla 1, podemos decir que la forma de entierro más común es la tumba bajo
bloque, individual y con el esqueleto apoyado en su lado derecho. Se puede agregar que no hay una
orientación particular de los esqueletos, sino que se orientan dependiendo de la estructura de la tumba
y de la cantidad de individuos enterrados.
▲
Tabla 1
Tumbas de Azampay (L.A. = Loma de los Antiguos)
▲
Figura 1
A. Sepulcro bajo bloque. B. Media cista
La cerámica Belén que forma parte del ajuar funerario presenta en general una pasta compacta,
sin antiplástico visible a ojo desnudo, un fino acabado, decoración incisa, pintada y/o modelada (en
este caso, la decoración es pintura negra sobre fondo rojo y en algunos casos acompañada de incisio-
nes) y no exhibe evidencias de uso doméstico.
Se utilizó la diferenciación morfológica entre “pucos” y “urnas o tinajas”, que además de ser los
términos utilizados por Weisser para dichas piezas en sus libretas, definen también un criterio decora-
tivo diferente.
Parte del análisis morfológico y decorativo de estas piezas ha sido producto de otros trabajos
(Canal et. al. 1999, Wynveldt en prensa). Se exponen aquí algunas observaciones sobre el análisis de la
decoración. Basándonos en la metodología de construcción de grupos de referencia (Zagorodny y Balesta
1999) y tomando como herramienta analítica el criterio decorativo, se ha considerado por un lado, a la
pieza como una unidad o individuo, donde se han podido definir las áreas de diseño y correlacionar
formas con áreas decoradas. En el caso de las urnas hay cuatro zonas o áreas de decoración: una corres-
Zona 3
Zona 1
Zona 2
Zona 2
Zona 1
Zona 4
Materiales no cerámicos
El resto de los materiales que se encuentran como ajuar en las tumbas de Azampay está com-
puesto por:
- “guaicas” de malaquita (tumba 4)
- 1 fragmento de hacha de cobre (tumba 4)
- 1 “prisma” de cobre (tumba 4)
- 1 placa de cobre (tumba 9)
Un concepto básico para nuestro análisis es el concepto de límite. Se llama límite a la construc-
ción de una barrera conceptual entre dos lugares o estados legales o cualidades. A. Fleming (1982) fue
uno de los autores pioneros en el uso de este término. El límite físico se considera como simbólico del
límite conceptual, y se puede reflejar en el registro arqueológico, ya sea a través de divisiones
habitacionales, separaciones entre campos de cultivo, cercado de asentamientos, disposición de basura-
les, disposición de sectores de enterramiento, divisiones entre los sectores de una vasija (como vimos
en las urnas Belén), etc. Dado que la construcción del espacio se puede entender como una parte del
proceso social de construcción de la realidad, efectuado dentro del sistema de pensamiento de un grupo
determinado en un momento de su desarrollo histórico, el límite estaría relacionado con esa construc-
ción (Balesta 2000, m.s.).
Por lo tanto podemos considerar al pircado externo de la tumba como marcador de un límite
(físico) que crea un límite simbólico entre lo que se consideraría el espacio funerario y el espacio no
funerario.
De las 17 tumbas analizadas 16 se caracterizan por tener un pircado externo (el único sepulcro no
pircado es un entierro en una urna tapada con un puco) y todas presentan una es-tructura en piedra. Esto
estaría marcando una diferencia en cuanto a la concepción constructiva funeraria con respecto a los perío-
dos anteriores en el valle de Hualfín. Por ejemplo, sobre la base de datos de la CMB, para los cementerios
de La Ciénaga, sabemos que el número total de estructuras con adiciones arquitectónicas en piedra es de
apenas un 7%, y para el cementerio La Aguada Orilla Norte, constituido por 200 tumbas, el porcentaje
llega a un 65% (Balesta op. cit.). Por lo tanto vemos que en Belén se ha extendido el uso de la piedra como
marcador del límite funerario.
Otra diferencia importante de estas tumbas con respecto a Ciénaga y Aguada tiene que ver con la
cantidad de objetos cerámicos acompañantes. La tumbas Belén de Azampay tienen un máximo de 4
piezas (representado en 2 entierros múltiples), mientras que el máximo, por ejemplo, para el cemente-
rio 1 de La Ciénaga es de 23 piezas, y de 28 para La Aguada Orilla Norte (Balesta op. cit.).
A pesar de estas diferencias, puede observarse que para los tres ejemplos las tumbas que presen-
tan la mayor cantidad de piezas suelen corresponder a entierros múltiples. Con respecto a los materiales
Conclusiones
Una de las conclusiones de este análisis es que todas las tumbas de Azampay poseen una estruc-
tura de piedra y un ajuar escaso, lo que marca una diferencia con respecto a los períodos anteriores en
el valle de Hualfín.
Como vimos, el tipo más común de tumba es el sepulcro bajo bloque, en el que un bloque de
granito ahuecado por debajo oficia de tumba, con el agregado de un pircado externo. Las medias cistas
combinan grandes bloques con pircados semicirculares. Los entierros de párvulos en urnas mantienen
la misma concepción constructiva de los sepulcros bajo bloque, mientras que las cistas se diferencian
completamente, en cuanto a su arquitectura, del resto de las tumbas. Son circulares y tienen su techo en
falsa bóveda, por lo que también resulta más dificultoso hallarlas en el campo, a diferencia de los
bloques.
El concepto de límite nos permitió analizar cómo el pircado externo funciona como la barrera
conceptual entre lo funerario y lo no-funerario, a diferencia de los períodos anteriores, en los que este
límite estaba representado de otras formas (por ejemplo, cambios en el sedimento).
El cobre y la malaquita, presentes únicamente en dos de las tumbas, pueden estar reflejando la
dificultad en la obtención de estas materias primas.
No se descarta la presencia de textiles originalmente en los ajuares. Weisser ha encontrado res-
tos de telas en algunas tumbas de zonas aledañas, por lo que no debemos pensar que la cerámica era el
ajuar casi exclusivo en estos entierros. Otros materiales perecederos pudieron formar parte del acompa-
ñamiento funerario.
En este trabajo se intentó afinar la caracterización del modo de entierro Belén. Una de los obje-
tivos futuros es el de completar este análisis con el resto de las tumbas Belén de la CMB, para obtener
una base de datos a la cual poder aplicar análisis estadísticos.
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