El Control de Esfinteres Castella
El Control de Esfinteres Castella
El Control de Esfinteres Castella
La evolución del control del esfínter anal se produce de la misma forma que el
control de la micción; quizá la única diferencia sea que se consigue un poco
antes. Conviene tener presente que cada niño es diferente en la adquisición de
habilidades. El único dato importante que nos puede servir de referencia es que el
control de esfínteres suele empezar a aprenderse en torno a los dos años y la
mayoría de los niños controlan perfectamente sus esfínteres hacia los cuatro años y
medio (control diurno y nocturno).
Decidir el momento en que el pequeño tiene que abandonar el pañal y pasar a usar
el retrete es una cuestión que tiende a provocar un alto grado de angustia en la
mayoría de los padres. Que no cunda el pánico: en situaciones normales todos los
niños acaban aprendiendo. Algunos lo hacen antes que otros, como también los hay
que gatean y andan antes o se muestran más dispuestos a recoger sus juguetes.
Sólo unos padres con una actitud severa u ofensiva, que abusen del castigo, pueden
amenazar la autoestima del niño, que se verá medido y valorado en función de si
logra usar el inodoro o no. Estas formas de actuar son ineficaces para cualquier
aprendizaje. Tenemos que olvidarnos de decir frases como: "Eres un gorrino" o "no
verás la tele en un mes si vuelves a hacerte pis".
Enseñar al niño las distintas partes del cuerpo y hacer hincapié en las que tienen
que ver con la eliminación de excrementos: que sepa por dónde salen las heces y la
orina. Conviene permitirle acompañarnos al baño: aumentará su eficacia si
acompaña al progenitor del mismo sexo. Hay que aprovechar la hora del baño y
pedirle que diga el nombre de cada parte del cuerpo mientras se enjabona;
Repetirle términos relacionados con el retrete y fomentar el conocimiento del
vocabulario; no importa que lo llamemos váter, pipí o popó, mientras el niño sepa
de qué estamos hablando; Si no parece entender órdenes sencillas, tenemos que
enseñarle los nombres de los objetos asociados al baño -papel higiénico, orinal,
cepillo de dientes, peine, toalla, gel- antes de intentar la educación del uso del váter;
discriminar e identificar la sensación de que limpio equivale a agradable y sucio
a desagradable pasa por dejarle notar lo incómodo del pañal mojado. "Mamá, tengo
pis" o "papá, tengo caca" son frases con las que los niños comienzan a dar pistas
sobre el control que van adquiriendo. Si vuestro hijo es de los que lo pide antes
haberle retirado el pañal, le acompañaremos al retrete. ¡No desaprovecheis la
oportunidad que os brinda!
En algunas ocasiones el pequeño puede estar preparado, pero los padres no. Este
proceso puede resultar estresante y conviene que los progenitores evalúen
previamente cómo van a afrontarlo, porque el éxito tiene mucho que ver con la
actitud de los padres. Lo más acertado es respetar las normas que resumimos a
continuación:
- Tener paciencia: el niño está iniciando un aprendizaje complejo que requiere la
coordinación de muchas capacidades.
- Ante los fracasos, la respuesta de los padres será lo más neutra posible, sin
enfados. Suele ser suficiente con una frase del tipo: "Ve a la habitación, coge ropa
seca y cámbiate”. Por el contrario, procuraremos reforzar cualquier logro
relacionado con el control de esfínteres.
- Abandonemos las regañinas, los reproches y las comparaciones con otros niños.
El método que presentamos requiere tiempo para alcanzar los objetivos y un poco
de preparación. Para empezar a ponerlo en práctica conviene esperar al fin de
semana, un puente o unas vacaciones. Una vez evaluados los criterios o señales
que nos indican que podemos empezar a enseñarle a despedirse del pañal y usar el
retrete, elegimos el día para comenzar. El día señalado conviene que no sea muy
complicada en casa y no coincida con situaciones que puedan estresar al niño. Si
ambos padres trabajan, lo dejaremos para el sábado, por ser un día libre de
obligaciones laborales para la familia. Le decimos al pequeño que ese día tendrá una
sorpresa, porque aprenderá a utilizar el váter como la gente mayor.
Para practicar con el orinal le pedimos al niño que vaya hasta donde está el orinal,
que se baje los pantalones y se siente durante unos minutos; mientras tanto puede
charlar con nosotros, tener con él a su muñeco favorito u hojear un cuento.
Comentarios negativos
En caso de que el pequeño haga comentarios negativos respecto al uso del retrete
o quiera volver a utilizar los pañales, contestaremos que no, que ya hemos hablado
de eso, y nos retiraremos de la situación para evitar que insista.
Es importante continuar elogiando sus progresos, pero cada vez con menos
frecuencia. Tan importante como aplicar el método es la adquisición de
responsabilidades. Está comprobado que si el niño se encarga de desvestirse, poner
la ropa sucia para lavar, asearse y ponerse prendas limpias, mejora ostensiblemente
el proceso de aprendizaje.