Adios Pañal
Adios Pañal
Adios Pañal
Controlar los esfínteres es un acto madurativo, como lo es caminar o hablar. Los niños
crecen, maduran y son capaces de controlarlos. Es una conquista que adquieren de forma natural
cuando se encuentran preparados. Por lo tanto, pretender enseñar a un niño a que controle el pipí
o la caca antes de tiempo es contraproducente.
En general, aunque hay excepciones, los peques van siguiendo este orden:
Antes de empezar, conviene tener presente que cada niño es diferente. El único dato
importante, que nos puede servir de referencia, es que el control de esfínteres suele empezar a
adquirirse en torno a los dos años y que la mayoría de los niños lo controlan perfectamente hacia
los cuatro años y medio (control diurno y nocturno).
En algunas ocasiones el pequeño/a puede estar preparado, pero los padres no, con lo cual
este proceso puede resultar estresante, así que conviene que evaluéis previamente cómo vais a
afrontarlo, porque el éxito tiene mucho que ver con vuestra actitud. Por tanto, antes de
comenzar esta tarea, deberíais preguntaros a vosotros mismos: “¿Estamos realmente preparados
para comenzar?”. Tomaos un tiempo para responder, el que necesitéis… y si vuestra respuesta es
afirmativa, pues adelante, pero ya no hay vuelta atrás. Si no lo estáis, es mejor guardar este
documento para otra ocasión más adelante.
Aunque la mayoría de los padres suelen retirar el pañal en el verano del segundo año, el
verano no tiene por qué ser la única época de referencia para quitarlo. Si el niño/a está
preparado en otra estación, hay que atender a su demanda.
Algunos niños/as lo logran rápidamente. Sin embargo, otros lo consiguen en varios meses.
No hay que impacientarse. Necesitan tiempo para aceptar los nuevos espacios y lugares donde lo
harán. Dadles tiempo para aceptar las nuevas rutinas. No obstante, sí que es importante que
antes de comenzar observéis si vuestros hijos/as cumplen la mayoría de estas premisas:
Le disgusta estar mojado o sucio y avisa o busca al adulto para que le cambie el pañal,
incluso llega a expresar o señalar de algún modo que tiene ganas de hacer pipí o caca.
Interrumpe la actividad que está haciendo y se detiene o se retira para hacer pis o caca
en su pañal.
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Entiende y cumple órdenes sencillas e imita comportamientos que ve en sus padres, como
el cepillado de dientes o el lavado de manos. Si comprende las órdenes sencillas, pero es
resistente y no quiere hacer lo que se le pide, es preferible superar primero este problema.
Comienza a vestirse-desvestirse, sobre todo bajarse el pantalón y la ropa interior o
colabora en ello.
Es capaz de permanecer sentado y atento a una tarea -un cuento, un juego, una canción,
una conversación…- durante unos minutos.
Permanece varias horas seco; las deposiciones diarias disminuyen a una o dos.
"Mamá/papá pis" o "mamá/papá caca", son frases con las que los niños comienzan a dar
pistas sobre el control que van adquiriendo. Si nuestro hijo es de los que lo pide antes de haberle
retirado el pañal, le acompañaremos al orinal o al váter. ¡No desaprovechemos la oportunidad!
ENTRENAMIENTO.
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Durante unas semanas vamos a crear esta rutina de sentarles en el orinal, en momentos
puntuales, para ir creando hábito, por ejemplo: antes de empezar la asamblea, antes de ir al
patio, antes y después de comer y después de la siesta. Lo importante es que, pasadas unas
semanas, cuando empecéis en casa, cumpláis los mismos momentos y podáis, paulatinamente,
incorporar algunos más, como, por ejemplo: nada más despertar, a media tarde, antes del baño y
antes de dormir. Reforzaremos mucho sus intentos al principio. Por ejemplo: “¡Muy bien!,
¡Fenomenal!”, o “¿no ha salido el pis? No importa, luego lo volvemos a intentar.” O “¡Qué mayor,
estás aprendiendo a hacer pipí en el orinal!”, o le podemos poner una pegatina, pintarle un dibujo
en el dorso de la mano, etc. El caso es que le digamos una frase positiva acompañada de algún
gesto cariñoso para que reconozca los logros obtenidos (un beso, un guiño, una caricia…)
Si notamos que, al quitarse el pañal, éste está mojado podemos decirle: “Mira, el pañal
está mojado, no te has dado cuenta y se ha mojado de pipí, vamos a cambiarte y la próxima vez
intentamos que salga en el orinal”. En ese momento, los adultos prestarán atención al tiempo que
ha pasado desde el último pis, para calcular a qué hora aproximada vamos a sentarle la próxima
vez y anticiparnos a los posibles escapes.
Algunos niños tienen muy establecidas las horas o momentos de hacer caca (por ejemplo,
después de desayunar o de comer…) y es muy importante estar atentos en esos momentos, así
lograremos actuar rápidamente y llevarlos a tiempo para poder aumentar las probabilidades de
éxito.
Cuando empiece a acudir sin resistencia, con asiduidad y de manera tranquila al orinal, es
el momento de retirar los pañales diurnos. Durante las siestas y por la noche aún lo
mantendremos, porque como dijimos anteriormente es un aprendizaje posterior.
Seguiremos actuando como en las semanas previas, reforzando los logros. Cuidado con los
enfados, los escapes son parte de este proceso. Es normal que tenga accidentes, pero si les
damos demasiada importancia o nos enfadamos mucho, hay más posibilidades de que se repitan;
Por el contrario, debemos entenderlos y premiarles cuando hagan pipi en el orinal. Podemos
volver a decirle: “Mira has manchado las braguitas/los calzoncillos y ahora estás mojado, así que
te ayudaré a quitarte esa ropa y a ponerte una limpia”.
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tenga ganas de ir al baño, también debe pedirlo.
Sed constantes. Es importante mantener las mismas pautas cuando se inicia el proceso de
retirada de pañal. Si, aleatoriamente, en unas ocasiones se le pone pañal y en otras no, el niño/a
acabará confundiéndose, pues no tendrá claro a qué atenerse.
Ante los fracasos, vuestra respuesta será lo más neutra posible, sin enfados. Suele ser
suficiente con una frase del tipo: "¿Se ha escapado el pis? Vaya, vamos a cambiarte de ropa”. Por
el contrario, procuraremos reforzar cualquier logro relacionado con el control de esfínteres. No
haremos uso de regañinas, reproches ni comparaciones con otros niños.
Algunos desarrollan miedos relacionados con el orinal y es importante que los superen
antes de comenzar el control. No podemos pretender que nuestro hijo/a se mantenga sentado y
relajado en un sitio por el que piensa que se va a colar o en el que no se siente seguro.
Bastante ropa de cambio. Los primeros días es posible que necesitemos del orden de 5
a 6 mudas de braguitas/calzoncillos, pantalones y calcetines. En cuanto al calzado, 2 ó 3 pares,
según cómo y dónde le pille (sentado, de pie o tumbado). Con dos o tres camisetas será
suficiente. Toda esta ropa la llevaremos al centro y debéis intentar reponerla cuando se os
devuelva lo que haya podido manchar durante el día. Los pantalones serán lo más cómodos
posibles, holgados, sin botones ni cinturones, preferiblemente elásticos, tipo chándal o mayas.
Sustituiremos los bodis por camisetas interiores y nos olvidaremos de leotardos o similares
durante un tiempo. Las prendas interiores serán amplias para que pueda ponérselas y quitárselas
con facilidad. En cuanto al calzado, deportivas o zapatillas de lona son las más adecuadas.
Llevad siempre con vosotros una mochila con ropa completa de cambio, incluido calzado,
unas toallitas, alguna bolsa de plástico para meter la ropa sucia y lo que consideréis necesario por
si vais al parque o de compras. Recordad que si por vuestra comodidad, en momentos puntuales,
ponéis el pañal, el niño/a se hará un lío y alargaremos el proceso de retirada del mismo.
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OTRAS CONSIDERACIONES:
No tenemos que obsesionarnos con preguntarle cada poco tiempo si quiere ir al baño.
Tenemos que contar con que ¡habrá accidentes! Por ello conviene que nos fijemos cada cuánto
tiempo aproximadamente hace pipí. Así podremos anticiparnos.
En ocasiones nos encontramos con: “Pipí sí, pero caca no”, porque algunos niños se niegan a
hacer caca en el orinal o en el váter. No se trata de falta de control, pues ellos reconocen el
estímulo de hacerlo, pero prefieren hacérselo encima o en un pañal. Es relativamente frecuente y
se suele resolver por sí mismo en un tiempo. Para ir consiguiendo que acepte hacer caca en el
orinal, es bueno llevarlo al baño, aunque sea una vez iniciado el proceso, para acabar allí. No hay
que dramatizar la situación delante del pequeño/a.
LOS RETROCESOS
Las regresiones son muy frecuentes. Cualquier cambio importante en la rutina del niño (el
nacimiento de un hermano, la entrada en el colegio, un cambio de casa…) puede hacer que vuelva a
hacerse pipí o caca encima, cuando ya controlaba esfínteres. Es un mecanismo de adaptación. Lo
normal es que en unos 15 días todo vuelva a la normalidad. Si no es así, puede consultarse con el
pediatra por si se tratara de otro problema. No hay que regañarle, sino mostrarle la seguridad
de que todo volverá a ser como antes. En realidad, el niño/a no ha olvidado lo que ya sabía, sólo
necesita tiempo, con lo que será más fácil recuperar el control.
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