LECCIONES SEXTA (1)
LECCIONES SEXTA (1)
DECRETOS LEGISLATIVOS
DECRETOS-LEYES
I. DECRETOS LEGISLATIVOS.
Son Decretos legislativos las normas con rango de ley que el Gobierno promulga
en virtud de una delegación expresa de las Cortes Generales (delegación legislativa)
para regular determinadas materias determinadas de naturaleza no orgánica (art. 82.1
CE). Tampoco cabría la delegación de determinadas materias singularizadas por ser
objeto de procedimientos especiales (Presupuestos Generales del Estado). En el
ejercicio de esta función normativa, el Gobierno podrá derogar o modificar las leyes
ordinarias precedentes pero no, evidentemente, la Ley de delegación.
El Decreto legislativo se expide por el Rey con el refrendo del Presidente del
Gobierno y se publica en el Boletín Oficial del Estado. El fenómeno de la delegación
legislativa resulta conocido en el ámbito del Derecho comparado y en el del
constitucionalismo histórico español y se justifica, primero, por la necesidad de dar
respuesta a la sobrecarga de trabajo que vienen experimentando los órganos legislativos
agravada, como sabemos, tras la consolidación del Estado social de Derecho y, segundo,
por la dificultad de que determinadas materias extremadamente técnicas y complejas se
sometan a la deliberación de las Cámaras.
1.La autorización que recibe el Gobierno para dictar textos articulados a partir
de una Ley de Bases de las Cortes que, en virtud de la dispuesto por el artículo 75 CE,
tendrá que proceder necesariamente del Pleno (las Comisiones Legislativas
Permanentes no pueden dictar Leyes de Bases). En este caso, el objeto de la delegación
legislativa faculta al Gobierno para innovar el ordenamiento legal a través de la
aprobación de textos articulados (art. 82.2. CE), esto es, el Gobierno cuenta en este caso
con una verdadera capacidad de configuración normativa. Sin embargo, y a fin de evitar
un margen absoluto de libertad para el Gobierno en el ejercicio de una potestad de tal
envergadura (no olvidemos que materias que debían ser reguladas por los representantes
del pueblo español van a ser ahora reguladas por el Ejecutivo), la Constitución prevé
que la Ley de Bases debe delimitar con precisión el objeto y alcance de la delegación
legislativa y los principios y criterios que han de seguirse en su ejercicio (art. 82.4 CE)
que, tal y como se ha afirmado, podrán ser más o menos concreción pero cuyo
contenido no puede conducir a hablar de un apoderamiento pleno a favor del Gobierno
(IGNACIO DE OTTO). En este sentido se ha afirmado que la Ley de Bases no sólo
actúa como norma sobre la producción jurídica (del Decreto legislativo), sino,
igualmente, como norma de producción jurídica o fuente del Derecho (IGNACIO
GUTIÉRREZ). Finalmente, la Ley de Bases no puede autorizar la modificación de la
propia Ley de Bases ni facultar para dictar normas con carácter retroactivo (art. 83 CE).
2.La autorización que recibe el Gobierno para dictar textos refundidos a partir de
una Ley ordinaria (art. 82.2 CE). En este supuesto, el objeto de la delegación legislativa
consiste en la formación de textos refundidos. Su finalidad es reconducir a la unidad la
posible normativa dispersa y fragmentaria en torno a una determinada materia y se
entiende que los cuerpos legales refundidos quedan derogados. Aquí la actuación del
Gobierno es mucho más limitada puesto que ya no se trata de innovar el ordenamiento
jurídico existente sobre una determinada cuestión sino que, antes bien, debe operar con
las normas legales existentes aunque, aún así, se detecta una cierta capacidad normativa
también en el desarrollo de su función en este caso puesto que, como señala el artículo
82.5 CE, “La autorización para refundir textos legales determinará el ámbito normativo
a que se refiere el contenido de la delegación, especificando si se circunscribe a la mera
formulación de un texto único o si se incluye la de regularizar, aclarar y armonizar los
textos legales que han de ser refundidos”. (deroga todas las normas anteriores ,
sustituyéndolas
1.La revocación tácita: Se produce cuando las Cortes aprueban una Ley cuyo
contenido es, precisamente, regular total o parcialmente la materia sobre la cual versa la
delegación legislativa. El artículo 84 CE se refiere a este supuesto estableciendo que
“Cuando una proposición de ley o una enmienda fuere contraria a una delegación
legislativa en vigor, el Gobierno está facultado para oponerse a su tramitación”. Si no lo
hiciera, y se llegare a aprobar la Ley correspondiente, entonces se habría producido una
revocación tácita de la delegación legislativa.
2.La revocación expresa: Se produce cuando las Cortes intentan aprobar una
proposición de ley o enmienda contraria a una delegación legislativa en vigor y el
Gobierno se opone. En este caso, el artículo 84 CE continúa disponiendo que, en tal
supuesto, “podrá presentarse una proposición de ley para la derogación total o parcial de
la ley de delegación”. Esta Ley derogatoria no tiene por qué contener necesariamente
una regulación de la materia sobre la que versa la delegación, sino que puede limitarse a
dejarla sin efecto sin aportar regulación alguna. Frente a la derogación expresa, como
vemos, no opera el veto del Gobierno; todavía más, mediante la derogación expresa el
legislador deja sin efecto el veto interpuesto por el Gobierno frente a una proposición de
ley o una enmienda que iba a conducir a una derogación tácita de la delegación
legislativa. Y es que el Gobierno puede impedir la derogación tácita pero no la expresa
(IGNACIO DE OTTO).
Uno de los problemas más interesante que ha planteado el tema de los controles
adicionales de la legislación delegada es el de sus efectos. Al respecto, parece necesario
dividir la exposición entre los efectos que pueden tener los controles que se producen
con carácter previo a la aprobación del texto definitivo del Decreto legislativo, es decir,
los que tienen lugar durante el proceso de elaboración de la norma (durante los trámites
que median entre la atribución de la potestad al Gobierno y su decisión definitiva), y los
controles que se pueden producir a posteriori, esto es, sobre el texto definitivo de
Decreto legislativo aprobado por el Gobierno (aunque antes de su publicación).
II. DECRETOS-LEYES.
El mecanismo del Decreto-Ley –también norma con rango de ley emanada del
Gobierno- se prevé con la intención de dar respuesta a situaciones extraordinarias a las
que no se puede responder utilizando procedimientos ordinarios de regulación. En
concreto, el artículo 86.1 CE establece que “En caso de extraordinaria y urgente
necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán
la forma de Decretos-leyes...”. Como vemos, el rasgo fundamental que diferencia esta
potestad normativa gubernamental de la legislación delegada es que, en este caso, el
Gobierno ejerce un poder normativo propio, esto es, que no es el fruto de una
delegación ni autorización previa, aunque también es cierto que el ejercicio de su
facultad normativa en este ámbito se encuentra sujeta a importantes límites (IGNACIO
DE OTTO).
Pero, sea una cosa u otra (norma con rango de ley o Ley), el control
jurisdiccional corresponde al Tribunal Constitucional. Recurso y cuestión son posibles
tanto antes como después de la convalidación, pues ésta no afecta a la naturaleza de
norma con rango de ley que el Decreto-Ley tiene, sino sólo a su vigencia temporal.
Bibliografía: