Dia Del Patrimonio-Revista 2007 - Culturas Afrouruguayas

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6-7 DE OCTUBRE DA DEL PATRIMONIO 2007
COMISIN DEL PATRIMONIO
CULTURAL DE LA NACIN
MINISTERIO DE EDUCACIN Y CULTURA
CULTURAS
AFROURUGUAYAS
MARTHA GULARTE (1919-2002) LGRIMA ROS (1924-2006) ROSA LUNA (1937-1993)
IMAGEN DE TAPA: Mural realizado por el artista plstico
Ruben Galloza (1926-2002) en la sede de ACSUN,
fechado el 10 de agosto de 1991.
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Los esclavos y negros libres no slo fueron
sirvientes, su trabajo particip en la economa y
sociedad mucho ms de lo que suele sostenerse.
Los hombres fueron peones, troperos, capataces
y labradores. Algunos ocios propios de la ciudad,
tal como zapatera, sastrera, carpintera, albaile-
ra o herrera, fueron aprendidos y luego ejecuta-
dos por esclavos. Tambin fueron empleados en
saladeros, panaderas, fbricas de sebo y velas,
as como en las operaciones portuarias de Monte-
video. Las mujeres, adems de ser empleadas en
labores domsticas o como amas de leche, traba-
jaron como zurcidoras, lavanderas, sembradoras,
parteras, verduleras, vendedoras ambulantes, en-
tre otros ocios. Tambin los nios tambin fueron
obligados a trabajar.
CONVENTILLO MEDIO MUNDO, 1954. Foto: Ferruccio Musitelli.
De acuerdo a los primeros resultados surgidos de la Encuesta Continua de Hogares del Instituto
Nacional de Estadsticas, edicin 2006, en el Uruguay un 9,1% de la poblacin identica su ascen-
dencia como afro o negra. La poblacin afrodescendiente presenta una situacin netamente des-
favorable en todos los indicadores relativos al desempeo educativo y econmico. Esta diferencia
alcanza un valor extremo en los jvenes de 18 a 24 aos. La proporcin de jvenes blancos de esas
edades que asiste a un centro educativo duplica la proporcin de asistentes de ascendencia negra.
En cuanto al mercado laboral, entran antes al mercado de trabajo y salen ms tarde. Respecto al
tipo de ocupacin, la poblacin afrodescendiente se concentra en los empleos de baja calicacin
y tiene una participacin notoriamente menor en los puestos directivos, profesionales y tcnicos.
En concordancia con lo anterior, la tasa de pobreza de la poblacin afrodescendiente duplica a la
de la poblacin blanca: el 50% de los afrodescendientes est bajo la lnea de pobreza y el 5% son
indigentes, mientras que estos valores alcanzan respectivamente 24% y 1,6% en las personas de
ascendencia blanca.
(Marisa Bucheli y Wanda Cabela, Perl demogrco y socioeconmico de la poblacin uru-
guaya segn su ascendencia racial. Montevideo, Instituto Nacional de Estadstica, 2007. Acceso
por http://www.ine.gub.uy/enha2006/Informe%20nal%20raza.pdf)
Carlos Cardozo Ferreira, Isabelino Gares,
Roberto Cisnero y Csar Techera desempea-
ron un papel importante en el desarrollo del
Teatro Negro Independiente de mitad de siglo
XX. La literatura afrouruguaya presente incluye
entre sus temticas la descripcin y la reexin
sobre las dicultades de los pases africanos,
como es el caso de Jorge E. Cardoso. La escri-
tora, cantante y comunicadora Beatriz Santos
Arrascaeta, adems de destacarse por su poe-
sa, ha desarrollado diferentes investigaciones
en torno a la comunidad afrouruguaya. En las
poesas de Miguel Duarte Lpez y de Cristina
Rodrguez Cabral, con distintos nfasis, apare-
cen delineados aspectos relacionados a las ra-
ces y la memoria. Las investigaciones de diver-
sa ndole realizadas por Jorge Chagas; Toms
Olivera Chirimini Oscar Montao y Romero Ro-
drguez han contribuido a la reconstruccin del
pasado y el presente de los afrouruguayos. Las
organizaciones han jugado un papel importante
apoyando buena parte de las publicaciones.
Izquierda: C. H. Bacle, La lavandera (1835 aprox.)
Derecha: E. E. Vidal, Market Place (Mercado) (1820)
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6-7 DE OCTUBRE DA DEL PATRIMONIO 2007 COMISIN DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIN
CULTURAS AFROURUGUAYAS
MARTHA GULARTE (1919-2002) LGRIMA ROS (1924-2006) ROSA LUNA (1937-1993)
ABREVIATURAS: SODRE-ANI (Archivo Nacional de la Imagen); BN-AI (Biblioteca Nacional-Archivo de
la Imagen); BN-ME (Biblioteca Nacional-Materiales Especiales; CMDF (Centro Municipal de Fotografa);
MHN (Museo Histrico Nacional); MyAHM (Museo y Archivo Histrico Cabildo Municipal); OMA
(Organizaciones Mundo Afro).
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Los autores han desarrollado investigaciones sobre el tema. Vase, por ejemplo, de Oscar D. Montao,
Los afro-orientales. Breve Resea del aporte africano en la formacin de la poblacin uruguaya, en Luz
Mara Montiel (Coord.), Presencia africana en Sudamrica (Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, 1995); Umkhonto, Historia del aporte negro-africano en la formacin del Uruguay (Montevideo,
Rosebud Ediciones, 1997) o Yeninyanya. Historia de los afrouruguayos (Montevideo, Mundo Afro,
2001) y de Alex Borucki, Karla Chagas y Natalia Stalla, Esclavitud y Trabajo, Un estudio sobre los
afrodescendientes en la frontera uruguaya, 1835-1855 (Montevideo, Pulmn 2004) y el trabajo realizado
junto a Ana Frega, Esclavitud y abolicin en el Ro de la Plata en tiempos de revolucin y repblica,
en UNESCO-Mvdeo, Memorias del simposio La ruta del Esclavo en el Ro de la Plata: su historia y sus
consecuencias (Montevideo, Mastergraf, 2005). Asimismo, han utilizado para elaborar esta sntesis los
aportes de Eugenio Petit Muoz et al., La condicin jurdica, social, econmica y poltica de los negros
durante el coloniaje en la Banda Oriental (Montevideo, Talleres Grcos 33, 1947, vol. 1); Ildefonso
Pereda Valds, El Negro en el Uruguay. Pasado y presente (Montevideo, Instituto Histrico y Geogrco
del Uruguay, 1965); Vicente Rossi, Cosas de Negros (Buenos Aires, Librera Hachette, 1958); Agustn
Beraza, Amos y esclavos, en Enciclopedia Uruguaya, N 9 (Montevideo, Editores Reunidos / Arca,
julio 1968); Arturo Bentancur y Fernando Aparicio, Amos y esclavos en el Ro de la Plata (Montevideo,
Editorial Planeta, 2006); Elizabeth Onega, Carmen Curbelo, El Casero De los Negros, en Bentancur-
Borucki-Frega (Comp.), Estudios sobre la cultura afro-rioplatense, Segunda entrega (Montevideo, FHCE,
2005); Alberto Britos, Antologa de poetas negros uruguayos, I y II (Montevideo, Ediciones Mundo
Afro, 1990, 1996); Marvin Lewis, Afro-uruguayan literature: postcolonial perspectives (United States,
Rosemont Publishing & Printing Corp., 1995); Alejandro Gortzar Del aullido a la escritura. Voces negras
en el imaginario nacional, H. Achugar, (Coord.), Derechos de Memoria. Nacin e independencia en
Amrica Latina (Montevideo, FHCE, 2003); Teresa Porzecanski y Beatriz Santos, Historias de Exclusin:
Afrodescendientes en el Uruguay (Montevideo, Linardi y Risso, 2006); Lauro Ayestarn, La Msica en el
Uruguay, Tomo I (Montevideo, SODRE, 1953); Francisco Merino, El negro en la sociedad montevideana
(Montevideo, E.B.O., 1982); Luis Ferreira, Los tambores del candombe (Montevideo, Colihue-Sep,
1997) y Romero Rodrguez, Mbundo Malundo a Mundele. Historia del movimiento afrouruguayo y sus
alternativas de desarrollo (Montevideo, Rosebud Ediciones, 2006).
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen la colaboracin prestada por el diputado Edgardo Ortuo, los fotgrafos
Ferruccio Musitelli y Carlos Contrera, la licenciada Magdalena Broquetas, el Centro Municipal de
Fotografa, la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional de la Imagen del Sodre, el Museo y Archivo
Histrico Cabildo Municipal, el Museo Histrico Nacional, el Museo Pedaggico, la Administracin
Nacional de Correos, ACSUN y Organizaciones Mundo Afro. Por ltimo, agradecemos el apoyo
permanente de la Dra. Ana Frega.
Investigacin y redaccin: Karla Chagas, Oscar D. Montao y Natalia Stalla. Diseo y maquetacin: Marina Rivero y Javier Carls.
Impresin: Imprimex S.A.
1. EL LARGO DRAMA DESDE LA ESCLAVITUD AL RECONOCIMIENTO
COMO CIUDADANOS, por Natalia Stalla 4
2. CULTURAS AFROURUGUAYAS
La lucha por sus derechos y contra la discriminacin, por Karla Chagas 9
Voces escritas, voces trazadas, por Karla Chagas 11
Candombe, herencia africana en el Uruguay, por Oscar D. Montao 13
3. MARTHA GULARTE. Madre, poetisa, la primera vedette, por Oscar D. Montao 17
4. LGRIMA ROS. Cantante y luchadora social, por Natalia Stalla 19
5. ROSA LUNA. Alma de candombe, por Karla Chagas 21
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DE LA ESCLAVITUD AL
RECONOCIMIENTO COMO CIUDADANOS
1 por NATALIA STALLA
Las condiciones de la esclavitud
Los africanos fueron capturados y
forzados a venir a Amrica, e incorpo-
rados al sistema de trabajo en condicio-
nes de extrema explotacin y discrimi-
nacin. Esa condicin los marc a ellos
y a sus descendientes, que por diversas
vas procuraron resistir la dominacin y
conservar sus tradiciones culturales.
Durante el perodo 1650-1786 arri-
baron a la Banda Oriental alrededor de
12.000 esclavos desde Brasil y unos
5.000 desde frica; en aos siguientes
la cifra se multiplic. Entre 1787 y 1809
la trata de esclavos dinamiz la eco-
noma; los comerciantes locales, que
participaban mayormente como inter-
mediarios de grandes comerciantes de
Buenos Aires, se enriquecieron con esta
prctica. En 1787 se extendi a la Real
Compaa de Filipinas un permiso para
tracar esclavos, y en 1788 llegaron sus
primeros cargamentos. En 1791 Mon-
tevideo fue designado nico puerto de
introduccin de esclavos para el Ro de
la Plata, Chile y Per. En ese contexto, y
a partir de los reclamos de los vecinos,
se erigi un espacio que resguardara
a los esclavos, pero sobre todos a los
pobladores del lugar de posibles enfer-
medades.
La poblacin negra se concentraba
en Montevideo, as como en la frontera
este y noreste del actual territorio del
pas. Diferentes estimaciones sitan a la
poblacin afrodescendiente en torno al
25% -incluso en el 30%- de los habitan-
tes de Montevideo durante los ltimos
aos de la colonia. Luego del perodo re-
volucionario, la poblacin de origen afri-
cano, libre o esclava, continuaba siendo
importante. En la capital, representaba
entre la quinta y la cuarta parte de la po-
blacin. Hacia 1830, el crecimiento eco-
nmico alrededor de la capital demand
ms fuerza de trabajo, y los africanos
fueron introducidos bajo la modalidad
de contratos de colonos. Asimismo, la
introduccin ilegal de africanos a travs
del trco en pequea escala y el esta-
blecimiento de haciendas esclavistas
brasileas, contribuyeron a mantener
un ndice de poblacin afrodescendiente
cercano al tercio tanto en Montevideo
como en la frontera.
ORIGEN ESCLAVOS ARRIBADOS
frica s/especicar 6.167
Mozambique 4.970
Bonny 2.549
Angola s/especicar 1.253
Congo s/especicar 1.079
Benguela 584
Senegal 583
Loango 491
Guinea 435
Costa de Oro s/esp. 252
Cabinda 192
Sierra Leona 137
Otros 3.638
AFRICA Sub-Total 19.781
Rio de Janeiro 8.252
Brasil s/especicar 7.041
Salvador 2.186
Pernambuco 597
Otros puertos 743
BRASIL Sub-Total 18.819
TOTAL 38.600
Fuente: Alex Borucki, Paper: The slave trade in the
making of the late colonial Rio de la Plata, 1786-1806,
Atlanta, Emory University, 2007 indito.
Extrado de Mario Silva, Resea de la esclavitud en la Regin Sur en UNESCO-Mvdeo, Memorias del simposio La ruta
del Esclavo en el Ro de la Plata: su historia y sus consecuencias, Montevideo, Mastergraf, 2005.p. 32.
Mapa de Montevideo haca de 1813, en el cual puede
apreciarse la ubicacin del Casero de los Negros o de
Filipinas, en la margen izquierda del Arroyo Miguelete ha-
ca su desembocadura en el Ro de la Plata. Se cree que
funcion como recinto para resguardar a los esclavos
hasta la dcada de 1810. SODRE-ANI.
Origen declarado de los esclavos
Arribados desde frica y Brasil al Ro de la
Plata, 1786-1806
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La abolicin de la esclavitud en
el Uruguay fue un proceso lento y
conflictivo, con avances y retrocesos,
como se aprecia en el cuadro. Slo
un contexto poltico internacional
favorable (tratado con Gran Bretaa
prohibiendo el trfico) y una coyun-
tura apremiante como la Guerra Gran-
de determinaron la concrecin de la
abolicin. El desarrollo de la guerra
hacia 1841-1842, oblig al entonces
presidente Fructuoso Rivera a formar
cuerpos de infantera mediante el en-
rolamiento forzado de morenos libres
y esclavos por sorteo. Al peligrar la
situacin del gobierno en Montevideo
(La Defensa) ante el avance de las
fuerzas de Manuel Oribe se procedi
al reclutamiento general de esclavos
por medio de la ley de abolicin de
diciembre de 1842. Una vez estableci-
do en el territorio oriental el Gobierno
del Cerrito conducido por Manuel
Oribe tambin se aplicaron medidas
de enrolamiento hasta concretar la
abolicin a travs de la ley de octubre
de 1846. La reglamentacin y puesta
en prctica evidenciaron su carcter
militar.
En La Defensa, las mujeres, los
menores y los intiles para la gue-
rra quedaron bajo el patronato de sus
antiguos amos, en cambio en el Ce-
rrito, el patronato afect a los more-
nos menores de 25 aos. En muchos
casos, esto implic que los afrodes-
cendientes continuaran sirviendo a
las familias de sus antiguos amos en
calidad de semi-esclavos.
La abolicin y despus
1812
abril. Provincias Unidas del Ro de la Plata.
Prohibicin del trco de esclavos.
1813
2 de febrero. La Asamblea en Buenos Aires
decreta la Libertad de Vientres. Existen testi-
monios de que tambin se habra aplicado en la
Provincia Oriental artiguista.
4 de febrero. Decreto disponiendo que los
esclavos de pases extranjeros seran libres en el
territorio de las Provincias Unidas. Se suspende
por protestas de Brasil.
6 de marzo. Reglamento aprobado por la
Asamblea de Buenos Aires jando las condicio-
nes de los libertos o pupilos, que alcanzaran
plena libertad a los 20 aos los varones y 16 las
mujeres.
1825
5 de setiembre. Florida. Sala de Represen-
tantes. Ley Libertad de Vientres Prohibicin del
trco de esclavos provenientes de pas extran-
jero.
1830
20 de enero. Montevideo. Asamblea Ge-
neral Constituyente y Legislativa. Se extiende
a todos los puntos del territorio la ley del 5 de
setiembre de 1825.
18 de julio. Estado Oriental. Constitucin
de la Repblica. Art. 7 Son ciudadanos naturales
los hombres libres nacidos en cualquier parte del
territorio del Estado, Art. 131. En el territorio del
Estado, nadie nacer ya esclavo; queda prohibido
para siempre su trco e introduccin en la Re-
pblica. Art. 132. Queda para la futura legislatura
reglamentar la aplicacin de la prohibicin del
trco de esclavos.
1832
12 de noviembre. Montevideo. Firma del
primer contrato para la introduccin de colonos
africanos.
1837
14 de junio. Montevideo. Ley de reglamenta-
cin del trco de esclavos. Se establece rgimen
de patronato de 3 aos para los africanos introdu-
cidos ilegalmente, prolongndose el patronato de
los africanos menores hasta los 25 aos.
1839
13 de julio. Montevideo. Firma del tratado
anglo-uruguayo para la supresin del trco de
esclavos. El tratado se ratic el 21 de enero de
1842.
1842
12 de diciembre. Montevideo. Ley de aboli-
cin de la esclavitud. (Gobierno de La Defensa).
1846
28 de octubre. Campo sitiador. Ley de abo-
licin de la esclavitud. (Gobierno del Cerrito).
Al da siguiente se reglamenta la ley, creando las
Comisiones Clasicadoras de Esclavos.
1851
12 de octubre. Ro de Janeiro. Firma de los
tratados con el Imperio de Brasil, entre los que -
gura la devolucin de esclavos.
Frontera uruguayo-brasilea. Tras el n de la
guerra se establecen contratos de peonaje entre
amos y esclavos brasileos, quienes son forzados
a trabajar en el territorio oriental.
1853
2 de mayo. Estado Oriental. Eliminacin del
patronato sobre los hijos de los esclavos emanci-
pados por las leyes de abolicin.
Ley que declara piratera el trco de es-
clavos.
1862
2 de julio. Estado Oriental. Prohibicin de
establecer nuevos contratos de peonaje entre
amos y esclavos brasileos para trabajar en el te-
rritorio oriental. Los contratos rmados antes de
esa fecha mantienen su vigencia.
Juan Manuel Besnes e Irigoyen, Batalln de Infantera, Viaje a la Villa del Durazno, encuadernado en 1839. BN.
ME. La formacin de batallones de morenos y pardos desde la poca colonial y durante las guerras de independencia
no implic un cuestionamiento a la institucin de la esclavitud, en tanto los derechos de los particulares eran traspasa-
dos al Estado. La originalidad de las levas de esclavos durante la Guerra Grande radic en que se practicaron mediante
leyes de abolicin. En los batallones, adems de las tareas militares, los morenos y pardos deban encargarse del
acarreo de armamentos, cavado de zanjas, construccin de galpones y otros trabajos pesados.
Velatorio del Cnel. Len Palleja, muerto en la batalla
de Boquern del Sauce, en la Guerra de la Triple Alian-
za contra Paraguay. Las levas de afrodescendientes con-
tinuaron durante las guerras civiles de la segunda mitad
del siglo XIX y los conictos internacionales, afectando
duramente la demografa de la comunidad negra. Fotogra-
fa de J. Lpez para W. Bate & Cia, SODRE-ANI.
Disposiciones legales sobre trco de esclavos y proceso de abolicin
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Luego de la abolicin de la escla-
vitud los afrodescendientes fueron in-
tegrados a la sociedad bajo las pautas
de los sectores dominantes El Censo
Nacional de 1860 consider a los ha-
bitantes de origen africano dentro de
los extranjeros. Estableci que eran
el 2,5% de la poblacin de Montevi-
deo, pero esta cifra no refleja a sus
descendientes nacidos en el pas. Por
otro lado, y a pesar de su ausencia
en las estadsticas y la omisin en los
documentos oficiales, la presencia
afrodescendiente es visible a travs
de diversas fuentes histricas, en el
trabajo, la educacin, los espacios ur-
banos y las expresiones culturales.
Los esclavos emancipados fueron
sujetos a reglamentaciones de trabajo
controladas por la polica. Lo que an-
tes haba sido convenido en el fuero
privado a travs de las relaciones es-
clavistas, era demandado a la esfera
pblica por quienes los contrataban
como fuerza de trabajo. As, los pro-
cesos de disciplinamiento desde la
segunda mitad del siglo XIX afectaron
particularmente a la poblacin ne-
gra, a partir de instituciones como el
ejrcito o la escuela, o instrumentos
como la reglamentacin laboral y la
correccin de la vida cotidiana.
Los afrodescendientes, entre los
aos 1860 y1890, debieron hacerse un
lugar en la sociedad del Uruguay mo-
derno. La economa comenzaba a ba-
sarse en un modelo urbano-industrial
y se caracterizaba por la existencia de
mano de obra abundante: trabajado-
res ya establecidos, inmigrantes del
medio rural e inmigrantes extranjeros.
Haca fines del siglo XIX la sociedad
se estratificaba con claridad: las cla-
ses conservadoras (estancieros y
alto comercio), los sectores medios
y por ltimo los sectores populares,
quienes representaban ms de la mi-
tad de la poblacin montevideana, tal
como muestran los historiadores Jos
Pedro Barrn y Benjamn Nahum. En
este contexto, los trabajos dependien-
tes (obreros, artesanos, jornaleros,
estibadores y changadores del puer-
to, soldados, policas, sirvientes, ven-
dedores ambulantes, amas de leche,
lavanderas, planchadoras y costure-
ras) continuaron siendo la posibilidad
laboral de la mayora de los miembros
de la comunidad afrodescendiente.
Desde mediados del siglo XIX, los
antiguos esclavos que no continuaron
viviendo como agregados o sirvien-
tes en las casas de sus viejos amos,
compartieron la precariedad de las
viviendas de madera de los sectores
pobres montevideanos, concentradas
en la Drsena del Puerto, las inme-
diaciones de la Antigua Ciudadela y
cerca del Mercado. Tambin alquila-
ron piezas en las casas de inquilinato.
Paulatinamente, los conventillos, fue-
ron la respuesta de los inversionistas
a la demanda de grupos sociales muy
concretos: inmigrantes europeos y
afrodescendientes.
Los conventillos destinados a la
El Censo de 1908 j en 5.606 la cantidad de mujeres
que se dedicaban al lavado de ropas, siendo buena
parte de ellas criollas. Muchas de esas criollas fueron
afrodescendientes. Tambin debi ser relevante la canti-
dad de mujeres negras que trabajan en el servicio doms-
tico, ya que por ese ao se estableci en 12.127 indivi-
duos empleados como cocineros y sirvientes. MyAHM.
La extensin de la ciudad, ligada al crecimiento demogrco, cre nuevos empleos
para los sectores pobres, tales como la construccin, los servicios de transporte y de
limpieza de calles, siendo ocupados muchos de ellos por afrodescendientes. CMDF.
En 1908 se estableci en 5.000 el numero de soldados
y policas. Los registros fotogrcos de la poca demues-
tran que un alto porcentaje del ambos cuerpos estaba in-
tegrado por miembros de la comunidad negra. MyAHM.
DENOMINACIN AO CONS. UBICACIN PLANTAS PIEZAS PATIOS LETRINAS PILETAS DE LAVAR COCINA

Conventillo Risso Cuareim entre Isla
(Medio Mundo) 1885 de Flores y Durazno 2 40 [1] 4 32 0

Conventillo Gaboto entre Cerro
Barouquet 1887 Largo y Paysand 2 86 2 20 +50 4

Conventillo Paraguay (exQueguay)
Lafone 1891 esq. Tajes 1 23 7 s/d 12
Fuente: Carlos Zubillaga y Jorge Balbis, Historia del movimiento sindical uruguayo. Montevideo, EBO, 1988, Tomo III, pp 42-43.
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poblacin negra, se construyeron
casi siempre en la zona sur de la Ciu-
dad Nueva. En ellos apareca como
elemento fundamental las piletas de
lavar, usadas por las lavanderas ex-
pulsadas de La Estanzuela (Punta Ca-
rretas) primero, y de Los Pocitos des-
pus, a causa de los ensanches de la
planta urbana.
El conventillo renov y recre las
tradiciones de los afrodescendien-
tes. Las celebraciones o los bailes
africanos desde fines del siglo XVIII
ocurran en la zona sur del Recinto
(espacio establecido entre las Bve-
das sobre la baha y el Cubo del Sur
a orillas del mar, actual tramo que se
extiende aproximadamente desde la
Rambla Roosevelt a la Rambla Gran
Bretaa) durante los das de descan-
so: cada domingo o en los das de
fiesta religiosa. Durante la dcada de
1850, tanto las Salas de Nacin como
las celebraciones africanas debieron
trasladarse a la Ciudad Nueva y al sur
del Cordn (los actuales barrios Sur y
Palermo), intensificado all la concen-
tracin de esta comunidad.
Desde los inicios de la vida inde-
pendiente el Estado debi atender la
educacin de los antiguos esclavos y
sus hijos. El Instituto de Instruccin
Pblica debati sobre la insercin de
los menores afrodescendientes sin lle-
gar a ninguna conclusin: deban ser
admitidos en las escuelas pblicas y
estudiar junto a los otros nios?; de-
ban aprender el mismo programa o se
les deba ensear aquellos elementos
que les serviran para su futuro, o
La organizacin espacial de los conventillos fue variada:
piezas alineadas a lo largo de un corredor o habitaciones dis-
tribuidas en una o dos plantas alrededor de uno o ms patios.
En determinados sectores eran dispuestos los servicios, pero
no todos contaban con ellos. Plano extrado de Laura Adinol
y Carina Erchini, El Conventillo Medio Mundo: materialidad e
inmaterialidad en el Barrio Sur en Almanaque BSE.
A los ms grandes, popularmente se los llam medio mun-
do. El que fuera construido en la calle Cuareim, por Jos y Miguel
Risso en 1885 y proyectado por el Arq. Canstatt, conserv para si
este nombre y fue demolido durante la Dictadura uruguaya.
Fotografas extradas de Yolanda Boronat, Carlos Baldoria, Adria-
na Goi y Sonia Romero, Patrimonio urbano arquitectnico vin-
culado a la cultura afro-montevideana en Seminario Estudios so-
bre la cultura afro-rioplatense. Historia y presente, Montevideo,
UdelaR-FHCE, 2003.
Ms all de los logros militares obtenidos por algunos
afrodescendientes como Feliciano Gonzlez (1820-
1901) y Carlos Araujo (?-1888), la carrera militar de los
negros estuvo limitada. BN-AI.
La ilustracin acompa la Leccin XLVIII del Libro 2 de Lectura de Alfredo Vsquez Acevedo que comenz a
utilizarse durante el auge de la reforma valeriana, establecindose en 1892 su uso exclusivo en las escuelas del
pas. Deca: Doa Mara ha ido a la cocina a ensear a Josefa a hacer pasteles. Sabes cual es doa Mara? [] De
qu color es Josefa? Cul tiene la nariz ms grande? Doa Mara o Josefa? Cul tiene los labios ms gruesos? Doa
Mara tiene la nariz delgada y los labios nos? Ves a la negrita? -Si, tiene motas en la cabeza. Se llama Petrona. Ves al
negrito cabeza de meln? [] Qu tiene Josefa en la cabeza?, son sus brazos tan blancos como los de doa Mara?,
tiene las manos negras? - S, pero estn tan limpias como si fuesen blancas [].
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La Escuela de Artes y Ocios, creada en 1879 y reglamentada en 1887, fue concebida como una institucin no
slo para ofrecer una capacitacin tcnica a los sectores populares, sino tambin como un mbito correccional.
A sus clases asistieron jvenes mayores de 14 aos, hurfanos o cuyos padres no contaban con recursos econmicos
o los consideraban incorregibles. Tambin eran enviados los ladronzuelos apresados por la Polica. Los alumnos
deban permanecer de 4 a 6 aos en la Escuela bajo la potestad del Director. BN-AI.
mejor dicho, para lo que la sociedad
los haba predestinado? En las d-
cadas de 1830 y 1840 prevaleci la
enseanza segregada. Por ejemplo,
en 1837 se concret la creacin de
una escuela para nias de color en
el local del Cabildo. Por otro lado, una
escuela para adultos de color fue
creada a fines de 1852 y funcion en
los salones de la Universidad con algo
ms de 50 alumnos.
La escuela fue una de las institu-
ciones estatales ms efectivas para
activar los dispositivos de correc-
cin. As fue impulsada y sostenida
por los gobiernos con la intencin de
Luego de la abolicin, el pupilaje pretendi asegurar
la subsistencia y educacin de los afrodescendientes
hurfanos o de familias pobres, aunque en ocasiones
degeneraba en la sujecin laboral de los menores bajo la
denominacin de criados. MyAHM.
instruir a los ciudadanos, a los trabaja-
dores y disciplinar a los nios. En la
dcada de 1880 se concret la aplica-
cin de la reforma vareliana. Aunque
la Escuela Pblica apost a limar las
diferencias entre los sectores socia-
les al apuntar al igualitarismo demo-
crtico, los datos estadsticos de los
primeros aos del siglo demuestran
que buena parte de los nios pobres
en edad escolar no concurrieron a las
aulas, representando seguramente
los nios afrodescendientes una parte
importante de ellos. En cuanto a los
textos de lectura, adems de ense-
ar las primeras letras, reproducan
la visin del orden dominante sobre
los sectores populares.
En la dcada de 1910 los afrouru-
guayos, al igual que otros grupos
sociales, obtuvieron sus derechos po-
lticos a partir de su reconocimiento
como ciudadanos. Persistan, sin em-
bargo, las condiciones de discrimina-
cin antes apuntadas, que denotaban
el lugar subordinado que la socie-
dad igualitaria de fines del siglo XIX
y principios del XX asignaba al colec-
tivo afrodescendiente.
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CULTURAS AFROURUGUAYAS
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por KARLA CHAGAS
La lucha por sus derechos y contra la discriminacin
La poblacin afrodescendiente, una
vez conquistada su libertad, se integr
a los sectores populares de la sociedad
uruguaya. Es de destacar, sin embargo,
las tempranas voces que se alzaron en
defensa de su situacin, como la del Li-
cenciado de origen afro Jacinto Ventura
de Molina, en la dcada de 1830.
Con el correr de los aos la comuni-
dad fue asimilada bajo un proceso de
blanqueamiento que se enmarcaba en
un proyecto europeizante de nacin. El
Libro del Centenario, publicado en 1925
constituye una instantnea imprescindi-
ble para comprender el imaginario iden-
titario de los uruguayos a principios del
siglo XX. El texto comprob la inexis-
tencia indgena y la dbil presencia so-
cial y cultural de la poblacin afrodes-
cendiente. La supuesta homogeneidad
racial y de origen, habra facilitado la
integracin social. Los contrastes con la
situacin real, aunque evidentes, demo-
raron en ser reconocidos.
Frente a este contexto de anti-indi-
genismo e ignorancia de la cultura afro-
descendiente, se alz el manuscrito del
afrouruguayo Lino Surez Pea, quin
rese la presencia de la poblacin ne-
gra en el Uruguay. Luego de referir a las
condiciones de esclavitud, al proceso de
abolicin y las costumbres afro, aconse-
jaba que los encargados de la instruc-
cin pblica intensicasen su accin a
n de que todas estas cosas sean re-
cogidas en la historia nacional, ya que
su presente surgi de su pasado, como
surge el rbol de las entraas de la tie-
rra. Las palabras de Lino Surez Pea
preconizaban la inclusin y el reconoci-
miento de la comunidad afrodescendien-
te dentro del discurso histrico nacional.
En esa direccin, el autor culminaba sus
apuntes haciendo referencia a aquellos
afrouruguayos, hombres destacados de
su raza en el mundo intelectual y depor-
tivo. Su discurso, apelando a las haza-
A pesar de que los libros de escuela ensearan que la poblacin uruguaya era de origen europeo, la presencia
de los afrodescendientes rondaba la vida cotidiana. Las publicaciones jugaron un rol importante en la difusin y propa-
ganda de las ideas y expectativas de la comunidad negra. Asimismo, algunas de ellas adems de promover movimientos
de corte sociocultural, alentaron la organizacin poltica. Esto se vincula con el proceso de autolegitimacin del cual fue
participe el colectivo. CMDF.
as deportivas celestes, haca visibles
aquellos aspectos cotidianos que invo-
lucraban al colectivo negro.
Distintos autores han sealado la
fuerte incidencia que tuvo el peridico
Nuestra Raza, en la organizacin de la
comunidad afro. All se alertaba -entre
otras cosas-, sobre los peligros de la fal-
ta de instruccin: llamamos la atencin
de todos nuestros buenos hermanos de
raza, para que hagan lo humanamente
posible, en el sentido de que penetre en
cada hogar un rayo de esa luz que se
llama instruccin tan necesaria en estos
lustros de progreso y civilizacin. Bajo
la direccin de Mario Esperanza y Ven-
tura Barrios, naci en marzo de 1917, en
San Carlos (Maldonado).
La dcada de 1930 represent un
jaln importante en cuanto a la organi-
zacin de movimientos en la comunidad
negra. La revista Nuestra Raza reapare-
ci en Montevideo en 1933 bajo el im-
pulso de Ventura Barrios, Pilar E. Barrios
y Elemo Cabral. La segunda etapa de la
publicacin fue muy fructfera en lo que
concierne al fomento e impulso de las
empresas intelectuales, socioculturales
y polticas en pro del colectivo afro.
El devenir sociopoltico no le era aje-
no a la colectividad negra en Uruguay.
En noviembre de 1935, en oposicin a
los estados fascistas y a raz de la in-
vasin italiana a Etiopa, se estableci
el Comit de la Raza Negra contra la
Guerra y el Fascismo. Esta actividad
cont con el apoyo de Nuestra Raza y
del Dr. Salvador Betervide. En ese con-
texto, los crculos y organizaciones afro
consideraron la posibilidad de crear un
partido poltico afrouruguayo. En favor
de los desheredados contra los opu-
lentos, a favor de la conquista de una
verdadera justicia social argumentaba
el maniesto fundacional del Partido
Autctono Negro (PAN), cuyo lema fue
otorgado en enero de 1937. La propues-
ta del PAN realiz tres grandes planteos:
luchar contra la discriminacin laboral,
apoyar a los sectores desposedos del
pas y captar al electorado con el n de
obtener representacin parlamentaria.
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Asimismo, desde all se breg incansa-
blemente por los derechos de la mujer
afrouruguaya. Tras participar en las elec-
ciones nacionales de marzo de 1938 se
disolvi en 1944, constituyndose en un
importante ensayo de organizacin pol-
tica en torno a la comunidad afro.
En este marco de incipiente forma-
cin poltica formal, llegaron a Uruguay
en 1938 los restos de quien se pensaba
haba sido Ansina. Debemos recordar que
quince aos antes, a impulsos del Comit
Patritico Ansina, se haba descubierto
una placa recordatoria y se haba nom-
brado una calle del barrio Reus al Sur en
su homenaje. En 1943 se coloc la piedra
fundamental del monumento que sera
realizado por el escultor Jos Belloni.
Desde nes del siglo XIX y a lo largo
del XX, los afrouruguayos se congrega-
ron en Asociaciones de Ayuda Mutua
siguiendo el modelo de los inmigrantes
europeos, en Sociedades de Negros y
en asociaciones carnavaleras, posterior-
mente denominadas Comparsas o So-
ciedades de Negros y Lubolos. En 1935
se fund el Crculo de Intelectuales, Ar-
tistas, Periodistas, y Escritores Negros
(CIAPEN) y en 1941 la Asociacin Cul-
tural y Social Uruguay Negro (ACSUN).
Desde ambos centros se promovieron
actividades intelectuales vinculadas a
las letras, pintura, msica, etc., que in-
volucraron al colectivo, ms all de las
desarrolladas comnmente. La constitu-
cin de asociaciones y organizaciones
sociales vinculadas a la rearmacin
de las tradiciones culturales y el mejo-
ramiento de la condicin social de los
afrodescendientes ha tenido un gran im-
pulso en todo el pas en las ltimas d-
cadas. A partir de la revista Mundo Afro,
redactada por jvenes militantes que
participaban en ACSUN naci en 1988
la Organizacin Mundo Afro (OMA). En
la actualidad coexisten distintas organi-
zaciones, tales como el Centro Cultural
por la Paz y la Integracin (CECUPI), Uni-
versitarios y Tcnicos Afrouruguayos
(UAFRO), Africana, la Asociacin Cul-
tural Joaqun Lencina y Atabaque, entre
otras. Junto a OMA y ACSUN y otras
asociaciones ms integran la Unidad
Temtica Municipal por los Derechos de
los Afrodescendientes (UTA), creada en
el 2003 bajo la rbita del gobierno muni-
cipal de Montevideo con el objetivo de
promover y ejecutar polticas dirigidas a
generar situaciones de igualdad para la
colectividad afrouruguaya.
La Ley N 18.059 declar al 3 de diciembre de cada ao como Da nacional del candombe, la cultura afrouruguaya y la equidad racial y al candombe como patrimonio cultu-
ral del Uruguay. En ese marco, propicia la valoracin y difusin de la expresin cultural denominada candombe, de la contribucin de la poblacin afrodescendiente a la construccin
nacional, y de su aporte a la conformacin de la identidad cultural de la Repblica Oriental del Uruguay.
La fecha escogida recuerda el 3 de diciembre de 1978, cuando sonaron especialmente los tambores en llamada en defensa del legendario conventillo Medio Mundo, condenado a
la demolicin por la dictadura militar que dispuso el desalojo forzado de sus habitantes, al igual que en el hermano conventillo de Ansina un mes despus.
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por KARLA CHAGAS Voces escritas, voces trazadas
El surgimiento a comienzos del si-
glo XX de publicaciones (peridicos y
revistas) reivindicativas de la cultura
afrouruguaya se relacion con la nece-
sidad de la comunidad negra de elaborar
un discurso propio, ajeno al discurso
hegemnico de la raza blanca. Como
indica Alejandro Gortzar, los escritos
entraaron la apropiacin de la pala-
bra por parte de quienes eran excluidos
o ignorados, pero adems, conguraron
la existencia de una comunidad letrada
negra, que elabor espacios propios de
legitimacin y resistencia.
Los gastos de edicin generalmen-
te fueron afrontados por los redactores.
La incierta vida de las publicaciones
se vincul al reducido nmero de sus-
criptores. Como antecedente, debemos
mencionar el primer peridico de la co-
lectividad afrodescendiente llamado La
Conservacin, que bajo la direccin de
Marcos Padn Garca y Andrs Seco se
edit durante 1872. El editorial pregona-
ba la necesidad de hacer comprender a
esos hombres, que an hoy nos miran
con menosprecio que somos tan iguales
a ellos, que aunque ostenta nuestra tez
un color oscuro, tenemos un corazn
que late como el mejor, y abrigamos una
misma conciencia. Desde sus pginas
se promovi la participacin poltica de
los afrouruguayos a travs del apoyo de
la candidatura al parlamento de Jos
Mara Rodrguez.
El peridico La Verdad, adverta en
sus pginas sobre las necesidad de
unin y esfuerzo comn, indispensa-
bles para la realizacin de obras para
la comunidad.
La literatura afrouruguaya de princi-
pios de siglo estuvo vinculada al desa-
rrollo de revistas como Nuestra Raza.
Los responsables de las publicaciones
al igual que otros escritores difundieron
sus textos mediante este medio.
Durante la primera mitad del siglo
XX prevaleci la impronta nativista y
negrista, aunque no todos los auto-
NOMBRE PERODO DE EDICIN
La Conservacin 1872
La Propaganda 1893-1895
La Verdad 1911-1914
Nuestra Raza 3/1917-11/1917
La Vanguardia 1828-1829
Nuestra Raza (2 poca) 1933-1948
Accin 1934-1952
Peridico del PAN 1937-1938
Rumbos 1938-1945-1948
Renovacin 7/1939-8/1940
Rumbo cierto 11/1944-8/1945
Democracia 1942-1946
Baha Hulan Yack 1958-1996
Candombe Uno 1981-?
Revista de Mundo Afro 1988-
PUBLICACIONES DE AFRODESCENDIENTES
Fuentes: Marvin Lewis, Afro-uruguayan literature
Pos colonial perspectives; Romero Rodrguez,
Mbundo Malundo a Mundele.
Pilar Barrios divulg parte de su obra en la revista
Nuestra Raza. Asimismo escribi tres libros de poesas:
Piel Negra (1947) prologado por A. Britos, Mis Cantos
(1949) y Campo Afuera (1959). Fuente: Alberto Britos,
Antologa de los Poetas negros uruguayos.
Virginia Brindis de Salas public el libro Pregn de
Marimorena en 1946. En su prlogo el escritor Julio
Guadalupe caracteriz sus poemas con una trascenden-
cia tanto potica como social. Fuente: I. Pereda Valdez,
El negro uruguayo, pasado y presente.
res adhirieron a ella. Mientras algunos
se vincularon a las corrientes romnti-
cas de la poca, otros consagraron sus
obras a denunciar los problemas de la
raza negra.
Buena parte de los escritores ha
trascendido fronteras a partir de la tra-
duccin de sus libros en distintos idio-
mas. El investigador y referente de la
comunidad, Alberto Britos, consider
medular la creacin intelectual de los
poetas afrouruguayos de las primeras
dcadas, Pilar E. Barrios y Juan Julio
Arrascaeta. Asimismo, destac al es-
critor y compositor Julio Guadalupe. En
el prlogo de Piel Negra, Pilar Barrios
(1889-1974) fue caracterizado haciendo
gala de su nombre como el verdadero
pilar de la raza de nuestro pas. Mien-
tras que Julio Arrascaeta (1899-1988)
fue considerado el mayor poeta de la
raza, fundamentalmente a partir de sus
poemas que recrearon las tradiciones
afrodescendientes.
El reconocimiento de la obra pictri-
ca de Pedro Figari, tras la dcada del 30,
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redund en benecio de la valorizacin
de las escenas costumbristas y folklri-
cas de la comunidad afrodescendiente.
Los artistas afrouruguayos dejaron plas-
mado en sus lienzos sus sensaciones, y
en algunos casos recrearon las historias
de sus antepasados. En 1931 el artista
afrouruguayo Ramn Pereira (1919-
1954) obtuvo el primer premio en el
concurso realizado por la Revista Mundo
Uruguayo. Sus obras forman parte de las
colecciones del Museo Municipal de Be-
llas Artes Juan Manuel Blanes y del de
Arte Moderno de Nueva York. De igual
modo han contribuido con el desarrollo
de la plstica nacional los artistas A. Ze-
layeta, Julio Olivera y Onikka Santos y
los ya mencionados Mary Porto Casas,
Ruben Galloza y Orosmn Echeverry.
El artista Ruben Galloza (1926-2002) particip de numerosas exposiciones y en el ao 1962 su acuarela Figura obtuvo
el tercer Premio en el XXI Saln Nacional.
El 3 de diciembre de 2006 con motivo de la celebracin
del Da Nacional del Candombe, la Cultura Afrouruguaya
y la Equidad Racial fue inaugurada en el Palacio Legis-
lativo una exposicin con artistas plsticos y escultores
afrouruguayos. All se expusieron algunas de las pinturas
de Orosmn Echeverry (Oroxman). Biblioteca Pilar Ba-
rrios-ACSUN.
La artista Mary Porto Casas
tiene una exposicin perma-
nente en la sede de ACSUN.
La obra citada est dedicada a
Amanda Rorra, primer afrouru-
guaya en desempearse como
presidenta de una asociacin de
afrodescendientes y reconocida
dentro del movimiento como
una de las principales lideres.
Biblioteca Pilar Barrios-ACSUN.
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por OSCAR D. MONTAO
CANDOMBE, herencia africana en el Uruguay
Los originarios candombes, realiza-
dos por aquellos africanos que encontra-
ban en su msica y danza una vlvula de
escape a la tragedia que deban enfren-
tar, fueron una forma de sentirse vivos,
un ntimo e intenso llamado a la rebelda
ante las imposiciones y el avasallamien-
to de que eran objeto.
En las costas montevideanas, en los
momentos en que se reunan, evocaban
sus vidas en su frica natal haciendo
del mar el nexo entre aqulla y ellos,
aanzando esas tradiciones a travs de
su fuerza espiritual. Aquellos africanos,
como luego sus descendientes, bus-
caron formas y espacios de encuentro
dentro de la legalidad de una poca que
apenas acept su nucleamiento en las
llamadas Naciones. Estas fueron, ade-
ms de referencias de sus naciones de
origen, asociaciones que prestaban so-
corro, ayuda mutua y proteccin a sus
componentes. Lograron mantener ritos,
prcticas de cantos y danzas que impli-
Ruben Galloza, Coronacin de los Reyes Congo. En la poca colonial, en las conmemoraciones de San Baltasar, los 6 de enero, las Salas de Nacin lucan toda la pompa que era
posible. Segn el historiador Agustn Beraza, se bailaban tangos, chinchira, chind, tam tam, hasta la puesta del sol. Los tos lucan casacas, levitas, corbatines, bicornios o
galeras altas, y las negras, sus vestidos, pollerones, cinturones, collares, sombrillas, de variados colores. Cada sala tena su trono con dosel y cortinajes, y el altar de San Antonio
o San Baltasar. En la puerta, en un platillo se reciban las ofrendas de los asistentes, bajo la custodia del capitn, guardin de la puerta y de la colecta. Un suculento banquete
y libaciones de chicha, caa de La Habana y el famoso guindado oriental preparaban los nimos para el candombe que segua a continuacin. En los tronos aparecan sentados
con grave actitud los Reyes, con sus charreteras en los hombros, las casacas con galones, pantaln blanco y faja negra y a su lado las Reinas, que unan a su rango, el prestigio de
ser, por ejemplo, la mejor pastelera de Montevideo, rodeados todos por las princesas y camareras que atendan el ceremonial. Terminada la celebracin se dirigan en corporacin
y por naciones, a la residencia de las autoridades. Luego de 1830, a la del Presidente de la Repblica, quien los reciba rodeado de sus edecanes. Tambin visitaban a los Ministros,
al Vicario Eclesistico y a jefes militares. Las Salas de Nacin se mantuvieron hasta comienzos del siglo XX.
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caban sus creencias religiosas, y cons-
tituyeron los medios para conservar
algunas tradiciones culturales africanas,
inclusive el uso de lenguas regionales en
los cantos y bailes y del ritual funerario,
as como la mstica bajada del santo
al ritmo de los tambores, que an presi-
de las ceremonias afro religiosas. En las
Salas de Nacin, con sus candombes,
volvan a ser africanos.
El Candombe es la expresin cul-
tural mayor de los afrouruguayos. Ha
sido tan fuerte, profundo y esencial
que en lugar de haber desaparecido
destino al que fue condenado en va-
rias etapas de la historia del pas so-
brevivi venciendo todas las barreras
y represiones. Originalmente practica-
do por los afrodescendientes, el can-
dombe ha penetrado en toda la socie-
dad uruguaya que lo ha incorporado
y lo vive como uno de los elementos
culturales que definen su identidad.
En los ltimos aos ha ido cre-
ciendo como expresin de la cultura
nacional, practicndose el toque de
tambor a lo largo del ao en diferen-
tes barrios de Montevideo y de otros
centros urbanos del pas.
Origen del Candombe
El trmino ka-ndombe en la lengua
kimbundo, signicara costumbre o
danza de los ndombes. Puede decirse
que, etimolgicamente, el vocablo fue
un aporte Banguela, por haber sido ste
el pueblo Ndombe ms numeroso y que
ms notoriedad tuvo en Montevideo.
En el Ro de la Plata, la palabra Can-
dombe habra aparecido por primera vez
en la prensa en el diario El Universal
de Montevideo, el 27 de noviembre de
1834. Previo a ello, abundaban las refe-
rencias a los tangos como bailes de
negros en distintos bandos y edictos
del Cabildo y la Polica.
Candombe es el nombre genrico
que se le dio a las diferentes danzas de
origen africano en estas tierras. El Can-
dombe constituye una sntesis o suma,
un riqusimo mosaico en el que fueron
conuyendo determinados aspectos de
ms de veinte pueblos africanos, cada
uno con su idioma, su forma de ser, de
ver y de sentir, su cultura, sus danzas
y sus cantos.
Alrededor del ao 1800 los cantos
y bailes se efectuaban en la Plaza del
Mercado y en el Cubo del Sur, bastin
que remataba frente al mar el ala de la
muralla que corra en esa direccin des-
de la Ciudadela. Los afrodescendientes
organizaban sus candombes todos los
domingos y en las grandes estas de
Navidad, Ao Nuevo, Resurreccin,
San Benito, Virgen de Rosario y San
Baltasar. Era esta festividad, cada 6 de
enero, en la que el despliegue alcanza-
ba su mayor esplendor.
Aquel candombe era diferente al de
hoy en da. Existieron varias formas de
ejecutarlo, dependiendo del lugar de ori-
gen y tambin de las circunstancias, es
decir, ceremonias en la Sala de Nacin,
en lugares pblicos, o caminando. Cada
Sala de Nacin tena su organizacin
y sus reglas. Contaba con un rey, una
reina, un prncipe y otras autoridades.
Todos acompaaban a los tambores y
dems instrumentos con palmas y can-
tos. Cuando se iba en procesin o a sa-
ludar a las autoridades, quienes daban
la nota eran los tamborileros, junto a los
personajes tpicos, sobretodo el basto-
nero o escobero, quien dentro o fuera
de Sala era un verdadero director de la
orquesta. Dentro de la Sala, o cuando
la ejecucin se haca en un lugar jo,
la riqueza instrumental aumentaba. A
los tambores se sumaban la tacuara, la
huesera, el mate o porongo, la marimba,
los palillos, trozos de hierro y el Mac
(tambor ceremonial).
LA DANZA DEL CANDOMBE
Vicente Rossi, contemporneo y
observador de los candombes de las
ltimas dcadas del siglo XIX, afirma-
ba que La danza se formaba en una
rueda de donde salen los danzarines
para ejercitar pasos individuales. Se
formaba la rueda de bailadores.
Colocndose alternados un hom-
bre y una mujer sin perjuicio de que
estuvieran seguidos varios de un mis-
mo sexo, pues aquel baile no exiga
parejas.
Los bailadores no estaban pues
sometidos a ninguna regla en la uni-
formidad de figuras con aquella dan-
za; la obligacin era una sola, nica,
ineludible; el canto, cuya modulacin
sostena el carcter y el comps del
baile. Calugan-gu cantaba el basto-
nero; oy-ye-ymbanbu contestaba
la rueda; y siempre as, durante me-
dia hora o ms.
El comps era lento, algunas ve-
ces el bastonero lo levantaba de tono
o lo agitaba por va de inyeccin
enervante.
Segn el musiclogo Lauro Ayes-
tarn, la coreografa del Candombe
consta de las siguientes fases: 1)
Cortejo; 2) Formacin en calle; 3)
Ombligada; 4) Cupls; 5) Rueda y
6) Entrevero.
Con el paso de los aos y fruto de
distintas influencias, se fueron su-
mando diversos integrantes al cuerpo
de baile, entre los que se destaca, a
mediados de siglo XX, la aparicin de
la vedette como figura central, com-
pletando la coreografa actual de la
comparsa de candombe.
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Comparsa ASSIMBONANGA.
Llamadas de Durazno, 2005.
El candombe ha dejado de ser un fenmeno estrictamente
montevideano. Ao a ao han ido creciendo las llama-
das en todo el interior del pas, destacndose las realiza-
das en la ciudad de Durazno.
El musiclogo Luis Ferreira cita expresiones de Armando
Ayala, religioso africanista, sobre La Llamada. La lla-
mada es la preservacin de su tradicin, es el homenaje a
sus ancestros representados en ese toque de tambor que
es el originario de su barrio pero ms importante que eso
su nacin, que aunque no lo sepan est viva en su sangre,
en su corazn y en sus ojos que se iluminan cuando el
ritmo se hace ms fuerte.
Al menos desde 1760, segn re-
latos de Isidoro de Mara en su obra
Montevideo Antiguo, domingo a do-
mingo, los amos permitan a sus
esclavos que fueran a sus canchitas
alineadas a lo largo de la muralla que
cerraba y cuidaba la ciudad. En esos
pequeos espacios de tierra apisona-
da, con una capa de arena, se reunan
todos los africanos de acuerdo a su
nacin. Cada grupo iba llamando a
sus compaeros, los que salan de las
casas de sus amos, y se reunan con
quienes los llamaban desde la calle o
desde la canchita. Y as continuaba
el cronista los cabindas, benguelas,
magises, casanches, monyolos, lubo-
los, etctera, se reunan los domingos
para sus cantos y bailes entonando
sus cadenciosos y, y, y, Calunga
y, ee llumb.
Segn Francisco Merino, ya entre
nes del siglo XIX y comienzos del XX
se llamaban los miembros de una
comparsa o se unan los negros de cada
barrio, que iban a visitar otros barrios:
Los de Ansina (Barrio Reus al Sur) iban
hasta el conventillo de Gaboto (Gaboto
entre Cerro Largo y Paysand), o los de
Gaboto iban hasta el Medio Mundo
en la calle Cuareim. Tambin se pueden
percibir, an ahora, distintos matices de
sonoridad o ritmo segn el barrio al que
pertenece la llamada.
LAS LLAMADAS
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Ruben Galloza, Repicando (1996).
Los Tambores del Candombe han mantenido intacta la
magia, son la voz a travs de la cual hablan nuestros
abuelos negros. De los troncos ahuecados, de las barri-
cas de yerba a estos tambores de hoy ha pasado mucho
tiempo y varias generaciones, muchas de las cuales no
vean con agrado aquella expresin de los negros.
LOS TAMBORES
Aqu han estado por ms de 200
aos; han cambiado su forma y quizs
su modo de ejecucin, sus nombres
y sonido, pero no su esencia. Mac,
Bombo y Congo fueron sus nombres
de antao. Hoy, Chico, Repique, Piano
y Bombo, son los tambores de esa tra-
dicin heredada de frica de llamar, de
transmitir sentimientos y emociones.
Cunto han comunicado y tienen an
por hacer a travs de su ritmo.
Segn Luis Ferreira, el tambor ac-
tual es un nico tipo de tambor en
tres tamaos denominados piano,
repique y chico, en orden de mayor
a menor tamao y correspondiente
sonoridad del grave al agudo. Es un
tambor abarrilado unimembranfono
liviano, abierto en el extremo opuesto
al parche: es de fabricacin artesanal
a partir de duelas de madera.
El Escobero, antiguo bastonero que
diriga y animaba la comparsa, dando
inicio y nalizacin al Candombe. Con su
escobilla abra los caminos para que la
comparsa tuviera un buen desempeo y
con sus pases mgicos alejaba los ma-
los presagios. Resalta en su indumenta-
ria el taparrabo de cuero, adornado con
cintas de colores y cascabeles.
La Mama Vieja personaliza la sa-
bidura y representa la ancianidad re-
verenciada. Es madre, abuela, sabia y
dulce, portadora y transmisora de la
cultura ancestral africana. Es reina de
la comparsa. Es importante mencio-
nar que su influencia alcanz tambin
a los nios blancos, pues como ayas
o nodrizas compartan con ellos sus
cantos, mitos y arrullos, as como la
mstica de la cultura africana con sus
tradiciones y su religiosidad.
El Gramillero, con su barba blan-
ca y su bastn, representa a la sabi-
dura, expresada a travs de los yu-
yos, de las hierbas (gramillas) que
lleva en una maleta que dice Doctor
o Brujo. Es el smbolo de la vida tri-
bal. Sera el sucesor del Rey de la Sala
de Nacin. Su indumentaria incluye
galera y levita. Su paso caracterstico
es un temblequeo que asemeja los
estados de trance rituales.
Ruben Galloza, Candomberos (1997).
PERSONAJES TPICOS
Sobrevivientes de los primigenios candombes, el Escobero, la Mama Vieja y
el Gramillero constituyen hoy, con los tambores, el fundamento del Candombe.
Juntos encarnan el alma de la comparsa.
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MARTHA GULARTE
Madre, poetisa, la primera vedette
3
Foto: CMDF.
Fermina Gularte, Martha, haba naci-
do en Tacuaremb el 18 de junio de 1919.
Pas su niez en orfanatos de Montevideo
donde sufri la discriminacin pero tam-
bin comenz a descubrir su temprana
vocacin por el baile y por el candombe.
El amor por el Candombe tambin lo ad-
quiri de nia en Palermo cuando comen-
z a ver sus tambores, sus comparsas ya
que el asilo quedaba en el barrio.
A los 11 aos, en uno de los orfana-
tos, conoci a Juana de Ibarbourou.
Marta contaba el dilogo cuando una
vez le dijeron a Juana: Esta negrita sabe
escribir versos. La poetisa pregunt:
Cmo se llama la nia? Y yo le dije mi
nombre, tanto as, que Juana me puso
una mano, me abraz y me trajo ms con
ella y dej a la maestra aislada. Como
que no le gust la manera de proceder y
de expresarse y me dijo: As que vas a
ser poetisa como yo? Y yo le dije: No, yo
quiero ser bailarina. (Historias de Vida:
Negros en el Uruguay. Compiladas por
Teresa Porzecanski y Beatriz Santos. EP-
PAL, Montevideo, 1994, p.27.)
Y fue bailarina, una de las mejores
que hubo en Uruguay. Su debut en una
comparsa fue en 1946, junto a Pirulo
Albn, en Aoranzas Negras, donde tuvo
destaque por varios aos.
Ya en la dcada del 60 su brillo lo
exhibi en la comparsa Morenada, obte-
niendo los reconocimientos ms impor-
tantes como vedette.
Dormida bailo. Lo llevo en el alma.
El afamado msico cubano-cataln,
Xavier Cugat qued impresionado con la
danza de Martha y los tambores del Can-
dombe.
Martha Gularte tuvo reconocimiento
internacional. Bail en Porto Alegre, Ro
de Janeiro, Buenos Aires, Mendoza, San-
tiago de Chile y por supuesto en Monte-
video donde lleg a ser una reconocida
reina de la noche.
En Argentina trabaj en el Empire,
en el Tabars, en el Teatro Comedia
con Alberto Anchar, Severo Fernndez,
Juanita Martinez, Marrone, Lalo Mal-
colm, Garca Ramos, con el negro Hum-
por OSCAR D. MONTAO
berto Bello que era pianista del grupo que
acompaaba a Martha y trabajaba con
cubanos. Fue contratada por Carlos Petit,
y Francisco Petrelli del Teatro Comedia
de Buenos Aires, siendo la primera ve-
dette uruguaya en la calle Corrientes de
Buenos Aires, en el teatro El Nacional,
en la dcada del 50.
Estuvo en el Teatro Balmacedas y
en el Teatro Imperio como vedette.
En el circo Flainberg, abra el espe-
ctculo yo, con terrible vestido todo es-
camado, norteamericano, con una tiara
de plumas. Yo era imponente. Impona,
y al mismo tiempo era simptica con la
gente. No sala tipo estatua. Entonces
los hombres se llegaban como locos.
Yo no tena problemas. A mi me carg
Troilo, a mi me cargaban todos.
Pero a la vez, Martha confesaba:
siempre me gust seducir. Ah, yo se-
duca a los tipos, hasta ahora. Me gus-
taban ms los negros a m, siempre me
gustaron ms los negros que los blancos,
increble. Yo soy descendiente de africa-
nos senegaleses y yo una brasa, me gus-
taba ms el hombre negro. Aunque soy
mezcla. Mi pap era un carboncito, era
de esos azulados. No conoc a pap, pero
conoc a la hermana de mi padre y era
retinta, la madre de Hortensio. Mi mam
era blanca.
En 1982 fund la comparsa Tangan-
ika, junto a sus hijos, que se present en
el Teatro de Verano. Jorginho compona
y Katy bailaba y cantaba. La comparsa
tuvo un claro destaque con el candombe
Federico en la ciudad, cantado por Tita
Arregui, otra grande del candombe que
ya no se encuentra entre nosotros.
Particip en destacadas comparsas.
Martha sigui saliendo como ve-
dette de comparsa hasta los 82 aos.
Luca sus ropas con muchas plumas y
zapatos altos y reciba el caluroso salu-
do de la gente, que cuadra a cuadra de
la Llamada la segua aclamando.
Quizs como legado de admiracin
por Juana de Ibarbourou, fue poetisa
y narradora, reflejando en sus escri-
tos las realidades de su gente negra.
Hablando de tristeza e injusticias.
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En ANSINA y CUAREIM
Hablo del desalojo del conventillo.
Esa da no jugaron los nios del conventillo.
Estaba triste Cuareim y hasta el ambiente ms
fro.
Los nios preguntaban -mamita adnde nos
llevarn?
Madres y abuelas lloraban, no se podan
conformar.
Las vecinas como siempre cuchicheaban:
Si los morenos se van. El conventillo se muere
si esta gente no est.
Y Cuareim se desmoron.
Las familias se fueron, deambulando por el
mundo, por el maldito dinero.
Fueron manos malvadas que derrumbaron mi
alero.
Olvidaron que Cuareim, blancos y negros
crecieron.
Desalojaron familias y se murieron abuelos.
Tanto apuro para qu? Si hoy Cuareim es un
terreno.
Desalojaron y demolieron Ansina.
Todo qued en la nada. La cuna del nio negro
que tanto necesitaba.
Siempre fue Ansina y Cuareim el gran orgullo
del negro, que en las noches de Llamada
hacan bailar al pueblo.
EL TAMBORILERO
Te dicen Tamborilero. Tamborilero Oriental.
Tocas con manos de fuego. Ritmo y alma de Senegal.
Todos dicen tamborilero. Sos grande, sensacional.
Sos la fuerza del Candombe. Sos el tambor hecho hombre.
El orgullo del Uruguay.
Negro uruguayo africano. Yo he visto sangrar tus manos de
tanto repiquetear
Negro tambor hecho hombre. Sin ti no habra Candombe
Ni tampoco carnaval.
Vas avanzando las calles, con tu loco chs chs chs
Sos el rey de la Llamada, y a tus manos embrujadas
Slo Dios puede parar.
Yo he visto hacer fogatas, para tus tambores templar
Y as saldr ms sabroso tu Candombe sin igual.
Noche de las Llamadas. Encuentro de mil caminos.
Donde se entrevera el pueblo, entre tambores y vino.
Todos te aplauden y aclaman, por tu ritmo y tu comps.
No ven tu lonja mojada con tu sangre de inocente
Mientras que baila la gente, su loca danza de carnaval.
Toca Tamborilero. Suena el Candombe febril.
Y esas manos africanas, le dan vida al tamboril.
Te dicen Tamborilero. Tamborilero Oriental.
Tiene en las manos fuego, ritmo y alma de Senegal.
Su ltima aparicin en el Teatro de Ve-
rano fue en 1997 con la comparsa Kanela.
Subi al escenario para homenajear al gran
tambor mayor de nuestro Candombe: Edu-
ardo Malumba Gimnez. Martha recit
de manera memorable el poema que ella
misma escribiera.
En los aos 90 yo iba seguido a
casa de Martha, a visitar a Jorginho, a
charlar con l y tuve la fortuna de ent-
revistarla en varias oportunidades para
el programa radial Races Negras y para
el semanario Mate Amargo. Hablaba
con ella, quera conocer sus vivencias,
cmo se las ingeni una mujer sola que
viva en la noche, para poder criar a sus
dos hijos, Katy y Jorginho. Ella armaba
que la gente deba quejarse cuando no
estaba de acuerdo con alguna medida
y volviendo al tema del Conventillo: T
sabes que lo viv. Haba mucha tristeza.
La gente lloraba. Ese poema est escrito
desde la poca que echaron la gente.
Me doli mucho porque yo los conoca
a todos. Cuando entr al conventillo me
dio un escalofro. Estaba todo a oscuras.
No se escuchaba nada.
Se preguntaba, por qu lo tiraron?
Es contra los negros! Por qu no
podan seguir viviendo all? No se poda
arreglar lo que no estaba bien?. Tiraron
el Medio Mundo y tiraron Ansina. Eran
los templos de los negros. Las Llama-
das son lo mximo. Pero si no se hicieran
en forma ocial nosotros igual bamos a
seguir saliendo y disfrutando.
En la casa de Martha siempre haba
chiquilinas y chiquilines que aprendan a
cantar, bailar y compartir.
Le gustaba que la adularan, que le
dijeran que era la mejor y por supuesto
que la visitaran personalidades, ya de la
cultura, de la poltica o del deporte.
Particip en la pelcula uruguaya En
la puta vida.
Martha era una mujer que escriba,
sobre todo poesa relacionada con su
gente negra. Ella misma recitaba sus
poesas.
Jorginho, quien naci en Brasil
donde su madre haba ido a trabajar, ha
sido un msico de excepcin, escribi
un candombe titulado Fermina en hom-
enaje a Martha, donde habla de la sole-
dad que deba enfrentar su madre. Katy
sigui sus pasos como vedette.
Cuando Jorginho sufri el aten-
tado, Martha no dejaba de rezar, de
pedir a su Dios por su hijo. Siempre
estaba en el hospital Maciel. Siem-
pre. Todo ese sufrimiento, ese sobre
esfuerzo en una persona mayor hizo
que no pudiera resistir ms y el 12 de
agosto de 2002 falleci.
Miles de personas acompaaron
sus restos mortales, junto a los tambo-
res de siempre.
Foto: Carlos Contrera.
Esta fotografa integra el trabajo La
ltima llamada que ser exhibida en el
museo del carnaval entre el 6 de octu-
bre y el 31 de enero.
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LGRIMA ROS
Cantante y luchadora social
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por NATALIA STALLA
Lida Melba Benavdez Tabrez naci
el 26 de setiembre de 1924 en Durazno.
Al poco tiempo emigr junto a su madre
a Montevideo, instalndose en uno de los
tantos conventillos del Barrio Sur. Desde
su niez la calle Durazno marc su vida.
Aprendi a cantar y bailar en el Asilo Ma-
ternal (actual edicio del MSP) a donde
concurra mientras su mam Isabella tra-
bajaba como empleada domstica. Lue-
go curs estudios primarios en la antigua
Escuela N 27.
Sus primeras incursiones artsticas
comenzaron cantando folklore americano
por monedas, segn cont al diario El
Clarn de Buenos Aires. A mediados de
los aos 40, mientras trabajaba de da en
una fbrica de tejido, debut en la noche
montevideana como cantante de milon-
gas y tangos, bajo el nombre de Lida del
Ro. A mediados de los cincuenta, des-
de la fonoplatea de CX 30, los escuchas
montevideanos conocieron la voz y la va-
riedad del canto de Lgrima Ros junto al
tro musical de Alberto Mastra.
Cantando tangos gan el concurso
La voz del aire, organizado en 1956 por
el diario La Tribuna Popular y la radio CX
24. A partir de all obtuvo un contrato
para cantar con la orquesta de Orosmn
Fernndez en esa emisora y en conocidos
locales nocturnos del momento como el
Teluria, lo que le permiti dedicarse por
completo a lo artstico, dejando atrs la
fbrica. En cierta ocasin expres que
haba entrado al tango sin querer y
que su incursin no haba sido fcil, dado
que por aquellos aos era muy raro ha-
cer tango y ser negra. La dcada del 50
tambin le dio otras alegras, naci su hijo
Eduardo Bernardino Benavdez y conoci
a su compaero de vida Paco Guda.
A partir de los aos 60 y durante una
dcada, integr el quinteto vocal a capella
Brindis de Sala junto a los hermanos Ra-
mos, Luis Gmez y Juan Priz. Recorren el
pas y la regin, presentndose en diver-
sos programas de la televisin argentina.
En los setenta comenz una activa labor
artstica con su espectculo Noches de
Uruguay junto a la orquesta de Walter
Silva y los hermanos Bonasorte. Por esos
aos tambin particip en elencos de pe-
lculas argentinas con su msica.
Su trayectoria como exponente del
ritmo africano-uruguayo comenz en
1946 cuando fue invitada por Jos Anto-
nio Lungo a salir en Carnaval con la com-
parsa Aoranzas Negras. A partir de all
y casi sin interrupcin, ha acompaado
como gura las cuerdas de tambores de
diversas comparsas. Particip en Mis-
celnea Negra y Morenada (1956) Ms
cercano a nuestro tiempo, integr los
conjuntos Marabunta (1989), Kanela y su
Barakutanga (1992), Yambo Kenia (1994)
y Serenata Africana (1999-2001). En el
2003 inaugur las Llamadas encabezan-
do el desle junto a Organizaciones Mun-
do Afro (OMA).
Fruto de su actividad artstica entre
tangos y candombes fueron los discos
Foto: http://www.clarin.com
Porque las lgrimas no siempre son tristezas, cuan-
do tenemos muchas alegras tambin lloramos
(Alberto Mastra)
Desde los aos 60 y 70 comparti escenario con Anbal
Troilo, Roberto Goyeneche, Hctor Maur, Alberto Casti-
llo, entre otros, en diversos centros nocturnos de Buenos
Aires y Montevideo, lo que le vali el apodo de Perla Ne-
gra del Tango. Foto: http://www.pagina12.com.ar
La dcada del 60 tambin le permiti popularizar el can-
dombe-cancin en salas de espectculos uruguayas, jun-
to a Romeo Gavioli y Pedro Ferreira, por lo que mereci
ser llamada la Dama del Candombe. CMDF.
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que grab a partir de los aos 70 y a lo
largo de las siguientes dcadas. Estos le
permitieron llegar a ser conocida por un
mayor pblico en el pas y en el exterior.
Su reconocimiento le permiti radicarse
en Madrid durante los ltimos aos de la
Dictadura uruguaya, reviviendo la nostalgia
sufrida por su hijo al emigrar a Suecia.
En el 2005 es editado el libro y dis-
co compacto Caf de los Maestros, en
Argentina. Reuna biografas, vivencias
y las mejores canciones de aquellos que
forjaron la poca de oro del tango, entre
los que no poda faltar Lgrima. Este fue
uno de los muchos reconocimientos que
tuvo a lo largo de su trayectoria. Ejemplo
de ello fue la entrega del premio que lleva
su nombre en el Desle de Llamadas de
su cuidad natal en el 2007.
La colectividad afrouruguaya encon-
tr en ella un referente y una defensora
de sus reivindicaciones. Relacionada a
Organizaciones Mundo Afro desde los ini-
cios, fue elegida su Presidenta en 1995.
A partir de entonces recorri pases de
Amrica y Europa llevando su msica y
las reivindicaciones del colectivo afro.
Entenda como una de las nalidades de
Mundo Afro hacernos comprender,
primero a los que pertenecemos a la co-
lectividad negra, quines somos, de dn-
de venimos, cul es el futuro que noso-
tros debemos y tenemos obligatoriamen-
te que darle a nuestros hijos y a nuestros
nietos..., segn expres al entrevistador
de sitio DelUruguay.net. En el 2001 par-
ticip en la Conferencia Mundial contra
el Racismo, la Discriminacin Racial, la
Xenofobia y las Formas Conexas de Into-
lerancia, realizada en Durban (Sudfrica).
En setiembre de 2003 fue nombrada Pre-
sidenta de Honor de la Unidad Temtica
para Afrodescendientes (UTA) de la IMM,
espacio creado para generar y promover
polticas de igualdad para la colectividad
afrouruguaya.
La vida la dej el 25 de diciembre de
2006, algunas semanas despus de ser
inaugurado el Da del Candombe. Su sa-
lud no la dej participar de la ceremonia
y los festejos de ese da; sin embargo su
gura y su trayectoria estuvieron pre-
sentes. Alegras y tristezas, y una lucha
cotidiana contra la discriminacin entre
los uruguayos, marcaron su vida. En este
sentido expres en una entrevista reali-
zada por Radio CX 36 en el 2003: es
tremendamente doloroso el andar por la
vida demostrando el valor que tiene una
persona, no importa el color de la piel que
lo recubra, importan sus acciones, sus
actos, su manera de vivir, de ser...
Lgrima junto al diputado Edgardo Or-
tuo en la Embajada de Colombia, en
donde fuera realizado el ciclo Tertulias
Literarias del ao 2006 que llevara su
nombre. Este fue uno de los ltimos reco-
nocimientos que recibiera la colectividad
afrouruguaya a travs de la artista. Foto:
http://www.colombia.com.uy
DISTINCIONES AO
1990
1992
1993
1994
1995
1998
1999
2000
2000
2000
2001
2002
2003
2003
MEJOR FIGURA-CATEGORIA
NEGROS Y LUBOLOS, CARNAVAL
PRIMER PREMIO
COMO SOLISTA, CARNAVAL
PREMIO FABINI A LA TRAYECTORIA
HIJA DILECTA DE DURAZNO
PREMIO MOROSOLI DE PLATA
HOMENAJE JOVEN TANGO
A 55 AOS DE TRAYECTORIA
FIGURA DE MEJOR TRAYECTORIA
ARTSTICA, CARNAVAL
VISITANTE ILUSTRE DE LA
CIUDAD DE BUENOS AIRES
SOCIA HONORARIA DE LA ACADEMIA
NACIONAL DEL TANGO
HOMENAJE DE LA JUNTA
DEPARTAMENTAL DE MVDEO
HOMENAJE IMM Y AGADU
PREMIO ROSA LUNA
MUJER DEL AO 2002
HOMENAJE DE LA CMARA DE
REPRESENTANTES
En su calidad de Presidenta de Organizaciones Mundo
Afro particip de diversas actividades en nuestro pas
y en el extranjero con el objetivo de visibilizar la proble-
mtica social y econmica de mujeres, hombres y nios
afrodescendientes en el Uruguay. OMA
PRODUCCIONES MUSICALES FORMATO AO SELLO
LA PERLA NEGRA DEL TANGO LP/CD 1972/2006 [S/D]/ACQUA RECORD
LUNA Y TAMBORILES LP 1976 RCA
VAMO AL CANDOMBE LP [1980-82] S/D]
MAM ISABEL CASSETTE 1989 ORFEO
CANTANDO SUEOS CD 1996 AYUI-TACUABE
LGRIMA RIOS EN EL SENA CD 2001 REDORDER PAJARO
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ROSA LUNA
Alma de candombe
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por KARLA CHAGAS
Rosita, la vedette Rosa Amelia Luna
que supo dejar boquiabiertos a tantos,
que goz con el baile y la admiracin
de su pblico, una mujer tan pasional
como su exuberante gura, naci un 20
de junio del ao 1937, para su orgullo,
en una de las piezas del conventillo
Medio Mundo. All conoci y aprendi
a querer el ritmo del tambor que brota-
ba de las paredes y los patios. Su amor
por el baile creci aos ms tarde en la
cantina Yacumenz desde donde sala
la comparsa Morenada. Adems, la pa-
sin por las lonjas y las letras, lo hered
de quin fuera su padre Luis Alberto el
no Carvallo, letrista de carnaval.
Desde muy temprana edad se vin-
cul a la esta de momo y a los 14 aos
debut en la comparsa Granaderos del
Amor. Recordemos que en las compar-
sas la gura de la vedette se incorpo-
r a partir de los aos 40, para luego
convertirse en un personaje central de
la misma. Con el tiempo form parte
de las agrupaciones Zorros Negros,
Morenada, Farndula Negra, Serenata
Africana, La Candombera, Piel Morena,
Festival Carnavalero, Fantasa Negra,
Esclavos de Nyanza, Races, Mara-
bunta, Canela y su Barakutanga, Paln
Paln y Aoranzas Negras. Y en sus
30 aos de salir en carnaval obtuvo
ms de 20 primeros premios y realiz
giras artsticas por Estados Unidos,
Australia, y algunos pases de Europa y
Sudamrica. Entre sus ilusiones estaba
conquistar esos pases mediante el
ritmo del candombe.
Dej asentada sus memorias en
una autobiografa titulada Sin tanga y
sin tongo, en donde el a su estilo y
como el ttulo lo indica- no call nada.
All a calzn quitado reexion sobre
su vida, las dicultades de la comu-
nidad afrodescendiente, el carnaval,
el pas y su poltica y sus sueos. De
acuerdo a su testimonio, fue la respon-
sable de imponer la modalidad de que
la vedette bailase delante de los tam-
bores, como forma de sentir su toque
ms cerca. Frente a las crticas sobre
a su paso clsico de candombe, Rosa
deca no creer en las coreografas: yo
bailo sin parar, como un boxeador al
que le estn pegando y no aoja. Mue-
vo mis carnes. Y te puedo asegurar que
camino como nadie sobre unos zapatos
taco aguja de trece centmetros que me
llevan casi al metro noventa.
El vnculo que la una con el resto
de las vedettes a las que llam cole-
gas- fue narrado en su memorias, en
especial su relacin con la otra mtica
Martha Gularte, segn sus palabras, su
nica rival porque sin proponrmelo
iba a robarle de un zarpazo la Corona.
Porque los jvenes deben saber que
Martha supo ser la mejor por las dca-
das del 40 y 50. Rosa amaba el car-
naval y no poda imaginarse lejos de su
pblico. Profticamente se preguntaba
que ser de mi el da que inexorable-
mente deba dejarlo?, un no s era
su respuesta, como si hubiera sabido
que jams iba a poder hacerlo.
En su corazn se alojaba otra gran
pasin, el amor por el Club Nacional de
Ftbol. Los seguidores del cuadro an
recuerdan aquella gura monumental
gritando desbocada en el estadio Cen-
Muchos aos despus, ya consagrada por el publico, se preguntaba en sus memorias acerca de la predestinacin
de su nombre: estara indicando una vocacin al arte? La rosa es una or, si pero no una or cualquiera, es sin-
nimo de amor y belleza. De ternura cuando se marchita. Aun con espinas perfuman el universo. Y la luna! No ha
sido tema de mil poemas que intentan expresar el sentido de los enamorados?[...]!
Es que existe algo ms lindo que el Candombe? qu el
carnaval? qu nuestro pas?
Rosa escribi la letra de numerosas canciones como: No
calles nunca moreno, Candombera de mi raza, Chs Chs
Borocot, Se viene el candombe, Este es mi pas, Recuer-
dos de mi barrio, Montevideo, Durmete Rulito, Te saludo
Cuareim, frica en mi Corazn, entre otras. (Catlogo de
AGADU.)
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tenario, porque como se dena era
una fantica casi enferma, ...hincha
del ftbol, del bsquet o la bolita.
La pluma de distintos artistas la
llev a ser centro de sus canciones,
Jaime Roos, Los Olimareos, El Saba-
lero y Horacio Guarany, entre otros,
dedicaron sus temas a la Eva de ba-
no. Rosa tambin escribi una docena
de canciones, algunas grabadas por su
voz, otras interpretadas por Lagrima
Ros, Ruben Rada, H. Guarany y Cacho
Daz. Le encantaba escribir y opinar so-
bre distintos temas y durante casi dos
aos se desempe como columnista
del Diario La Repblica. Por otro lado,
quienes las conocieron an la recuer-
dan colaborando con aquellos que ms
lo necesitaban.
Los ltimos tiempos de su vida la
encontraron ms serena y plenamente
feliz, disfrutando de su compaero Ral
y de su hijo Rulito, y con ganas de am-
pliar la familia. Haba creado un conjun-
to llamado La Tribu de Rosa Luna, con
el cual realizaba presentaciones por
diversos sitios. En invierno de 1993,
Rosa viaj a Toronto (Canad) para rea-
lizar una serie de actuaciones. El 13 de
junio luego de una presentacin en ese
pas, la sorprendi la muerte. A su re-
torno, miles de uruguayos la esperaban
para rendirle homenaje.
Le gustaba denirse simplemente
como una negra candombera, o lo que
era lo mismo, una mujer que amaba
la gente. Y completaba expresando
como una especie de plegaria: Debes
creer en tu raza. Palpitar y vibrar cuan-
do entregues tu danza. Y cantar, y que
tu canto sea un canto de esperanza. Si
no, no eres candombera. Rosa contestaba sin titubear la pregunta hipottica sobre la posibilidad de elegir otro destino, armaba que en ese caso
tomara el mismo camino, pues tena en sus manos una gran fortuna, que quizs poseen millones y millones tal vez
envidien. Eso que no se compra se llama cario. El que nuestro pueblo tiene reservado para no muchos, y que siento
permanentemente. Slo pido que ese cario me acompae hasta los ltimos de mi vida. Y an despus, cuando a lo lejos
se sienta un sonido tenue, pero identicable de tamboril, brote el recuerdo y la imagen de la Rosa Luna o la Negra Rosa
que conocieron.
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Prximas ediciones
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MINISTERIO DE EDUCACIN Y CULTURA
www.patrimoniouruguaynet.net
CARLOS VAZ FERREIRA
Uruguay pas
de pensamiento
BARTOLOM HIDALGO
RUBEN LENA
Tradiciones
rurales
Octubre 4 y 5 Setiembre 26 y 27
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EL FTBOL
Un camino de reconocimiento
por KARLA CHAGAS
A travs del deporte -al igual que en
el carnaval- los afrouruguayos obtuvieron
la visibilidad y el reconocimiento social
masivo, que desde otras actividades les
estaba vedado. Asimismo, la paulatina
profesionalizacin de las actividades de-
portivas, contribuy a mejorar la condi-
cin socioeconmica de los atletas.
El football, deporte que desembarc
en Uruguay hacia nes de siglo XIX con
los ingleses, lleg a popularizarse en poco
tiempo. Adems de poder practicarlo en
cualquier campito, los jugadores podan
hacer la guinda o pelota con cualquier
material disponible. Prontamente los sec-
tores populares adoptaron este deporte
como propio, a pesar de las crticas de
aquellos que lo vean irreexivo y ex-
cesivamente liberador.
En 1916, tras la creacin de la Confe-
deracin Sudamericana de Ftbol, se dis-
put el primer Campeonato Sudamerica-
no. El triunfo de Uruguay, que nalmente
se qued con el trofeo, fue cuestionado
por la seleccin de Chile con el argumen-
to de que se haba incluido en el equipo a
dos africanos, Isabelino Gradn y Juan
Delgado, jugadores del Club Atltico
Pearol y de Central respectivamente.
A esa fecha, la seleccin uruguaya era
la nica del mundo en incluir jugadores
afrodescendientes en su equipo. Las
proezas de Gradn inspiraron la pluma
del escritor peruano Juan Parra del Rie-
go, quin escribi en su honor el poema
Polirrtmico dinmico de Gradn, juga-
dor de ftbol, declamado en el Teatro
Sols en 1924. El deportista tambin se
destac en los 200 y 400 metros llanos,
llegando a batir rcord en el Campeonato
Sudamericano de Atletismo. Respecto
a Juan Delgado, que luego pas a jugar
en Pearol, cuenta Eduardo Galeano que
mientras dominaba la pelota le tomaba
el pelo a sus adversarios, dicindoles
frases como descolgame ese racimo o
tirate que hay arenita. Los deportistas
afrouruguayos se destacaron rpidamen-
te en el ftbol y el boxeo.
El desarrollo deportivo en el Uruguay
acompa el proceso de construccin de
En las Olimpadas de 1924, el mundo vio nacer al primer dolo internacional de ftbol, el afrouruguayo Jos Leandro
Andrade. El jugador fue el primer deportista que deslumbr con su juego al mundo. La prensa francesa lo llamaba la
Maravilla Negra. Se inici jugando en Misiones, luego pas a Bella Vista y despus al Club Nacional de Ftbol. CMDF.
la nacin a partir de la edicacin de co-
nos aglutinantes nacionales. El Estadio
Centenario, cuyo nombre remite a la ce-
lebracin de los cien aos de la primera
Constitucin de la Repblica, fue inaugu-
rado en el marco del primer Campeonato
Mundial de Ftbol en 1930, en el que la
seleccin celeste obtuvo el ttulo.
Sin lugar a dudas y para recuerdo de
todos los uruguayos, el triunfo de Mara-
can fue un hito deportivo histrico. El
imaginario colectivo asocia aquella se-
leccin de ftbol con la prosperidad so-
cioeconmica imperante que se reejaba
en la frase como el Uruguay no hay...
En el recuerdo pico, el futbolista Obdulio
Varela (1917-1996) tiene un lugar desta-
cado. El Negro Jefe, como era llamado,
comenz su carrera deportiva profesio-
nal a los 20 aos en el club Montevideo
Wanderers, para luego jugar durante
once aos en el Club A. Pearol. En 1939
Obdulio debut en la Seleccin Nacional.
Fue su capitn y defendi la celeste en
57 partidos, hasta que se retir en 1954.
Su popular frase los de afuera son de
palo, tamo?, pero sobre todo, la maes-
tra de su juego y su modestia quedaron
para siempre en el recuerdo de todos los
uruguayos.
El Negro Jefe segn la pluma de
Julio E. Surez Peloduro.

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