Abozao. Subienda Mestiza y Mulata
Abozao. Subienda Mestiza y Mulata
Abozao. Subienda Mestiza y Mulata
Colombia
Abozao:
de la subienda
mestiza y mulata
Buena parte de las investigaciones y compilaciones que se han realizado en torno
a las expresiones musicales del Pacfico colombiano se han centrado, unas en describir el
legado afro y la consolidacin de comunidades negras en el pas; otras en ubicar los
aportes europeos a la poblacin asentada en esta regin; y algunas abordan la
descripcin de hechos musicales propios de comunidades indgenas. Sin embargo, pocas
han ahondado en los fenmenos musicales hbridos que durante los ltimos 120 aos han
hecho parte de la construccin de un nuevo tejido social y cultural en sta franja del
territorio nacional: los mestizos y los mulatos.
... si dichas culturas no son ya africanas, ni se convirtieron en sub-europeas o
indgenas, no por ello constituyen una especie de vertedero cultural
socialmente desorganizado; en cambio, su construccin se realiza al crisol de
tems culturales de diversas procedencias que se organizan en un todo
coherente provisto de una lgica propia y original.
(Losonczy, 1997: 255)
Reconocernos nuevos, es sabernos americanos.
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Contexto regional
El departamento del Choc, ubicado en el noroccidente colombiano, presenta una
serie de caractersticas nicas en el contexto nacional: esquina de Amrica del Sur,
baado por el ocano Pacfico y el mar Caribe y por los inmensos ros Atrato y San J uan;
limita con la Repblica de Panam y los departamentos de Antioquia, Risaralda y Valle
del Cauca. Posee una extensin de 46.871 kilmetros cuadrados distribuidos entre las
regiones costeras, la cordillera occidental andina, la selva hmeda tropical en tierras bajas
y las montaas del Baud.
A la llegada de los europeos habitaban estas tierras miles de indgenas (emberas,
noanam, waunana, cunas, entre otros). Vivan de la pesca y de la caza, aprendieron a
convivir con la lluvia y con la selva, sembraron maz, yuca y pltano y utilizaron el oro y el
platino. Cien aos de rgimen extranjero bastaron para que slo quedara una mnima
parte de ellos (ver Tamayo, 1993; Vanin, 1993 y Wade, 1997).
Ante los reveses y dificultades de la empresa colonizadora, la corona espaola
implement una combinacin de pacificacin religiosa y pacificacin real, con una
ampliacin de objetivos. As, el siglo XVII ve llegar por el Darin o por el sur a dominicos,
franciscanos, jesuitas, agustinos recoletos, capuchinos, que se alternaron en la labor
evangelizadora como prembulo a las incursiones militares (Gonzlez, 1997: 9).
Una vez establecidas las primeras fundaciones y descubiertos los ricos
yacimientos de oro y platino, la regin se convierte en importante centro comercial de la
poblacin esclava. Traen masivamente hombres africanos a las minas de la provincia de
Nvita y a los pequeos puertos atrateos y sanjuaneos que se van fundando.
Al principio, los indgenas aportaron la mano de obra, siendo reemplazados
despus por los africanos, que empezaron a llegar al Pacfico a mediados del siglo XVII,
importados del Sudn, Congo y Angola, entre los que se destacaban las culturas Yoruba,
Carabal, Bant y Fanti-Ashanti (Vanin, 1993: 552).
Las caractersticas naturales de la geografa chocoana: selva intrincada, ros
caudalosos, rigor del clima y la barrera constituida por la cordillera occidental andina, van
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a determinar, entre finales del siglo XVII y las ltimas dcadas del siglo XIX, un ritmo lento
en los procesos de transculturacin.
En la poca de la colonia el Choc presentaba un cuadro habitacional que habra
de perdurar hasta finales del siglo XIX. As lo describe Wade:
...en el Choc colonial, una pequea lite blanca enfrentaba a una gran
mayora de negros, muchos de ellos esclavos; por razones principalmente
polticas, la aceptacin social de los negros era restringida y la mezcla de razas
confinada principalmente a relaciones medio secretas entre hombres de la lite
y mujeres de clase baja y esclavas negras [...] Los blancos nunca se
establecieron en el lugar porque ellos lo consideraban desagradable y malsano;
para sus propsitos, los asentamientos no permanentes bastaban para las
empresas mineras, y el asentamiento en los pequeos centros urbanos del rea
era suficiente, puesto que podan comprometerse en el comercio lucrativo sin
tener que invertir mucho en infraestructura o en servicios pblicos de cualquier
clase.
(Wade, 1997: 38, 143)
Posterior al proceso de la independencia, el Choc fue dejado principalmente a los
negros, y el mestizaje mantuvo el mismo esquema.
Los blancos se confinaron en pequeos centros urbanos, tales como Quibd y
Nvita, y aunque eran dueos de unas pocas minas, tendan a concentrarse en el
comercio. Por supuesto, tambin haba algunos negros y mulatos en estas poblaciones
que vivan cuerpo a cuerpo con los blancos -Mollien llam a los mulatos la clase de los
patricios y anot que algunos de ellos eran dueos de esclavos (1824, 307)- pero la gran
mayora viva a lo largo de los innumerables ros del Choc, dedicados a los cultivos, las
minas, la caza y la pesca y mantenindose alejados de los blancos (Wade, 1997: 143).
...en el Choc existe una particularidad: las minoras tnicas [de Colombia] son la
mayora de la poblacin del territorio (Tamayo, 1993: 587).
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Cultura negra que es mulata
(Bermdez, 1987: 111)
La navegacin a vapor por el Atrato, desde fines del siglo XIX, es un hecho
trascendental que marca la vida de esta rea del pas. Ya en el siglo XX, la regin es
sntesis del mestizaje americano: cultura multicolor de raz afro-hispano-rabe-americana,
que en su desarrollo incorpora nuevos elementos para hacerse local desde lo universal,
urbana desde lo rural, y original desde su pluralidad. Se acentan las influencias caribes,
andinas y extranjeras, en particular las sirio libanesas, y se van configurando nuevas y
complejas actitudes sociales, tnico-raciales. Lentamente el mestizaje abre paso, a pesar
de la dificultad.
Hacia 1920 y 1930, Quibd mantena intenso contacto con Cartagena y otros
puertos de la Costa Atlntica de donde llegaban las importaciones, muchas de las cuales
eran europeas. Este hecho permita a las elites mantener un nivel de vida refinado,
inclusive, el intercambio comercial, en muchos casos, hizo posible que los hijos de las
principales familias fueran a estudiar a diversos pases europeos.
Es necesario establecer diferencias y semejanzas entre el hombre asentado sobre
la costa del Pacfico, el del interior del Choc, el que se ubica en las riberas del Atrato y el
que habita la costa del mar Caribe. Se podra decir que los distintos influjos culturales van
subiendo con la navegacin por el ro Atrato. Quibd es punto de enlace donde se da la
construccin de la americanidad a travs de un contacto con el mundo. No es una de
esas zonas aisladas, imagen que nos quieren vender (Gonzlez, entrev., 1999). Esta
sntesis cultural es retomada y reelaborada por generaciones culturalmente hbridas del
siglo XX, que imprimen nuevos elementos, nuevas maneras de expresin, generando
como resultado una cultura imbricada entre lo negro, lo mestizo, lo indgena, lo rural y lo
urbano contemporneo.
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Los hermanos Castro Torrijos
Nacidos en la cuenca del Atrato entre 1911 y 1920, Ligia, Nstor y Rubn Castro
Torrijos, producen una obra potica y musical de gran valor. Estas generaciones de
principios del siglo XX se inspiran y construyen su obra desde una profunda aspiracin de
chocoanidad; se nutren en lo ms autntico de las culturas ribereas, crecen y hacen
parte de las elites intelectuales de su poca y posteriormente, reciben fuerte influencia de
las urbes andinas. Ellos, y en particular Rubn, se convierten en parte de la historia de la
msica tradicional y popular de este Choc multitnico, pluricultural y mestizo. Parte de su
obra permanece viva en la tradicin oral convirtindose en elemento cultural que identifica
al pueblo chocoano.
El abozao
El abozao, abosao o abozado se ubica en la cuenca del ro Atrato -subregin
del Choc- como expresin danzaria preferencialmente instrumental, y hace parte del
repertorio festivo. Es una especie hbrida que se ha madurado en las riberas de los ros al
comps de flautas traversas de caa, clarinetes, platillos, bombos y redoblantes. Se debe
a Nstor y, en particular, a Rubn Castro Torrijos la transformacin del abozao en
expresin vocal instrumental, incidiendo de manera significativa, tal vez sin proponrselo,
en la cultura musical de la regin.
Las referencias relacionadas con el origen del trmino abozao son confusas e
inciertas. Aunque se conservan grabaciones desde 1959, la referencia escrita ms
antigua que encontramos es de Rogerio Velsquez, data de 1961 y no alude al significado
del trmino. No se tiene certeza respecto a su lugar de origen y tampoco se ha podido
rastrear su evolucin antes de la dcada de los aos cincuenta.
En 1973 y en relacin con esta especie del haber tradicional popular, dice el
maestro Abada Morales:
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En ninguna de las compilaciones lexicogrficas hemos hallado una explicacin
acerca del nombre de este canto o tonada, y slo por conjeturas podemos
suponer que se trata de algn canto de marinera, ya que el trmino abozar se
refiere a poner bozas o cabos fijos en la proa de las embarcaciones para
amarrarlas a la orilla....
(Abada, 1973: 97)
Recientemente se conoci el trmino abusao en la localidad de Partad, cerca de Arus,
sobre el litoral Pacfico chocoano. Lo utiliza un grupo de jvenes que se ha aglutinado en
torno a la danza para hacer de sta una atraccin turstica (Meja, entrev., 2000).
Las referencias halladas coinciden en situar el abozao en las zonas centro y
norte del Choc, caracterizndolo como una especie instrumental vocal ejecutada por los
conjuntos de chirima, que recibe fuerte influencia de la costa atlntica colombiana.
Para el caso del abozao, se consider oportuno confrontar crticamente algunas
de las referencias encontradas: el maestro Abada escribe: ...quizs un canto de
pescadores del ro Magdalena pudo recibir este nombre... sin embargo no se ha
encontrado referencia alguna a la existencia de esta especie musical en dicha regin, ni a
su funcin original. Con relacin a las afirmaciones hechas por el profesor Octavio
Marulanda, llama la atencin el hecho de que no se sustenta el posible origen caribeo de
esta especie. Por qu no ubicarlo en la regin del Atrato donde todava es vigente? Por
su parte, el antroplogo Zapata Olivella afirma que el abozao ...recuerda al porro y a
otros aires de la misma costa... sin llegar a identificar elementos de tal afinidad.
La danza
El trmino abozao se asocia, generalmente, ms con la danza que con la msica.
Se trata de un baile fuerte, rpido, para probar vitalidad, fortaleza fsica, habilidad, es el
ritmo ms rpido y fuerte del Pacfico; equivale al mapal de la costa atlntica (Vahos,
entrev., 2000).
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Es un baile de pareja suelta con movimientos libres e individuales, sin
planigrafa definida; tampoco tiene figuras preestablecidas ni hay coordinacin
de movimientos corporales, stos se presentan espontneamente, destacando
el movimiento de las caderas, hombros y rodillas, con inclinaciones y rotaciones
del cuerpo, vueltas y giros rpidos. Las parejas tienden a mantenerse frente a
frente, aunque de vez en cuando los hombres dan un rodeo a su pareja, sin
apartar la mirada de los movimientos corporales de la mujer. Como el contenido
es acentuadamente ertico, todos los gestos son incitantes y provocativos.
Sobre este baile los grupos de proyeccin han presentado formas coreogrficas
con base en crculos, filas o hilas, conservando los movimientos caractersticos
y exagerando tanto su significado sexual que a veces llegan a la pornografa...
(Londoo, 1998: 261)
Heriberto Valencia, director de la Sociedad Cantares Tradicionales del Choc,
afirma: [el abozaos es]... un baile negro en el cual la gente manifiesta sus caractersticas
personales, su sentimiento y su ritmo dinmico. El baile es espontneo, o sea que el
negro baila lo que siente (Valencia, Heriberto. entrev., 1980).
La chirima chocoana:
color musical de un pueblo
El investigador Egberto Bermdez (1987: 115) describe as esta agrupacin
instrumental:
Los instrumentos meldicos de dichos conjuntos pueden ser la flauta traversa
de seis orificios (metlica o de caa) y el clarinete moderno. A veces es posible
encontrar como instrumentos meldicos, flautas con aeroducto interno de cuatro
orificios y el bombardino como instrumento acompaante. La tambora y el
redoblante son los membranfonos de dicho conjunto y ambos son tambores
cilndricos de dos membranas percutidos con baquetas [...] Los platillos
constituyen el nico idifono de la agrupacin y generalmente se fabrican de
lminas metlicas (hierro y aleaciones)....
La estructura tradicional de las chirimas chocoanas rene flautas traveseras de
carrizo similares a las de agrupaciones indgenas caucanas junto a instrumentos
caractersticos de las bandas militares, estas ltimas, ncleo organolgico de porros y
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fandangos sinuanos. Segn Fortich (1994: 60), J os Dolores Zarante, msico destacado
nacido en Lorica en 1860 y alumno del portorriqueo J os de la Paz, representante por
excelencia de los porros sinuanos o pelayeros, fue llamado por el intendente del Choc en
1915 para fundar una banda en la ciudad de Quibd. Este hecho pudo determinar una
influencia muy fuerte sobre bandas y chirimas chocoanas, y a su vez, afinidades con el
fandango sinuano de la regin caribea en lo que respecta a la bimetra 6/8-3/4; a la
tmbrica y a la instrumentacin.
En las ltimas dcadas, la chirima evidencia el cambio cultural, reflejado en los
instrumentos que la conforman:
...en algunos conjuntos se estn ahora incorporando instrumentos utilizados en
la Costa Atlntica y las islas del Caribe, tales como bonges, tumbadoras,
giros, etc. En casos aislados aparecen conjuntos llamados genricamente del
Pacifico que, adems de estos instrumentos citados, utilizan los guass
[idifono tubular de sacudimiento] y los cununos [tambores cilndricos de un
parche, cerrados, en juego] de la regin sur.
(Bermdez, 1987: 116)
La chirima chocoana subsiste con dificultad: las flautas de carrizo que integraban
estos conjuntos antes de los aos cincuenta, van cayendo en desuso por ser
consideradas instrumentos de segunda clase; las gentes carecen hoy del dinero para
comprar instrumentos importados y de fabricacin industrial. Son causa fundamental de
desintegracin cultural de la situacin de violencia y desplazamiento forzoso que afectan
a la regin y al pas.
Caractersticas musicales
Si bien existen coincidencias en las descripciones de la danza del abozao, para
el caso de la msica llama la atencin la inmensa cantidad de contradicciones
encontradas: confusin respecto al significado de la palabra abozao, imprecisiones frente
a posibles afinidades y orgenes; incluso se le asimila con especies de muy distinta ndole
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como el son chocoano y el porro. Lo anterior revela la falta de un anlisis musicolgico
profundo y es fruto, adems, de la ignorancia y del oportunismo mercantilistas.
El abozao, desde sus estructuras rtmicas, presenta afinidades con el bambuco
andino, el merengue de la costa Atlntica, la jota chocoana y el currulao en frecuentes
sncopas entre comps y comps y en la presencia simultnea de los metros 6/8 y 3/4.
Contiene tambin elementos improvisatorios: microvariaciones rtmicas, meldicas y
formales, que lo acercan al fandango sinuano de la regin caribea. Se conocen como
abozaos tradicionales, entre otros, El padre Thern, Pacundina, Sitelo pi, El
regresn y La batea, en versin instrumental para chirima, y La totumita, Mi mam
me ha richo y Ay guitarra (o El platino), expresiones mixtas, las dos ltimas de Rubn
Castro.
Son comunes a las muestras colectadas: frases anacrsicas, estructura rtmica
bimtrica en tempo rpido que sugiere danza, construccin meldica sobre los arpegios
de los grados I y V7, uso frecuente de sonidos repetidos como punto de apoyo y micro
variaciones meldico-rtmicas cada vez que se repite una idea o frase musical, y base
armnica sobre los grados I y V7. Con frecuencia el abozao se encuentra en modo
menor, siendo comn el uso de esta escala sin sexto grado y con el sptimo ascendido;
es el caso de las obras Ay guitarra, Barujo y la pelotera y La totumita; aunque
tambin existen abozaos en modo mayor: Mi mam me ha richo. Llama la atencin la
similitud que existe entre los diseos meldicos antes descritos, caractersticos del
abozao y de otras msicas atrateas, y la conduccin meldica de expresiones
musicales propias de grupos embera, an presentes en la zona (vase Londoo, 2000).
Desde el punto de vista formal se observa cmo, cada idea musical se repite, y
cmo, muy frecuentemente, una propuesta meldica en registro agudo est seguida por
una respuesta o fragmento en un registro ms grave, a modo de dilogo contrastante;
ambas caractersticas propias de un estilo responsorial muy generalizado en la regin.
Dos grandes formas se evidencian en los abozaos estudiados: una, al parecer ms
antigua, se estructura a partir del encadenamiento de pequeos motivos
meldico-rtmicos reiterados que se van alternando aleatoriamente; otra simtrica, ms
cercana a las propuestas formales de la msica occidental, donde los modelos: cuatro
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ms cuatro, ms ocho compases, constituyen partes claramente identificables como A y
B. Aparecen tambin estribillos que son reiterados.
El padre Thern. Abozao tradicional. Tomado de archivos sonoros del
Centro de Documentacin Musical, CDM del Ministerio de Cultura de
Colombia. Transcripcin de J ess Zapata B. Grupo de investigacin Valores
Musicales Regionales.
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Es muy importante destacar el juego contrapuntstico que se establece entre los
vientos de registro agudo (flauta o clarinete) y el bombardino de registro ms grave que,
con frecuencia, va haciendo un contracanto, bordado creativo. Igualmente se evidencia un
dilogo entre las percusiones, destacndose la intenssima actividad improvisatoria del
redoblante. La tambora o bombo en su ejecucin hace presente la bimetra 6/8-3/4:
contrapone fuertes acentos sobre cada tercer tiempo en el parche (3/4), a la marcacin
bsica de 6/8 realizada sobre el aro.
Los textos compilados abordan temticas diversas: picaresca amorosa, narracin
de sucesos cotidianos del mbito regional y la descripcin de la fiesta y del baile del
abozao mismo. No existe unidad respecto a la forma potica de este tipo de expresin
mixta; se encuentran versificaciones desde cinco, hasta diez slabas, tampoco es
constante la simetra respecto a la construccin estrfica. En algunos casos existe
consonancia entre los versos uno -tres y dos-cuatro, como en los textos de La totumita y
Barujo y la pelotera, alternando estrofas de cuatro, y en algunos casos de seis versos,
con estribillos que cumplen una funcin responsorial. Curiosamente, y desde el punto de
vista fontico, se observa que las sonoridades A, O, presentes en la palabra abozao,
conforman las consonancias en la mayora de las estrofas compiladas: yo tena mi
totumita/que mi mama me regal/no era grande ni era chiquita/con ella me baaba yo
(La totumita, fragmento).
Respecto al caso de la supuesta afinidad entre el abozao, el porro y el son
chocoano, puede afirmarse que se trata de gneros muy distintos entre s. Mientras el
porro y el son chocoano se ubican en esa vertiente afroamericana esencialmente binaria,
que se ha escrito usualmente en 2/4 en dos sobre blanca (comps partido) al lado de la
cumbia y del son cubano, el abozao se sita en un mbito binario con subdivisiones
ternarias, antes descrito. La meldica se estructura y articula de manera muy distinta y los
esquemas de acompaamiento de ambas modalidades en los instrumentos de percusin
son diferentes. El tempo de porros y de sones chocoanos es ms lento que el del
abozao, cuya ejecucin es rpida y ms viva.
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Uso y funcin sociocultural
La msica y la danza del abozao se encuentra animando festejos populares,
tanto callejeros como familiares; corresponde a contextos profanos y es viva expresin de
la espontaneidad del hombre y la mujer chocoanos, que hacen alarde del pleno disfrute
de su corporalidad. Zapata Olivella (citado por Abada, 1983: 205) refirindose al abozao
afirma: su ritmo movido y su copla picaresca son expresin del mestizo liberto,
sandunguero y burln. Indiscutiblemente hoy es una expresin que tambin identifica
subregionalmente a las comunidades mestizas y mulatas del Choc, aunque sus
estructuras meldico-rtmicas, armnicas, tmbricas, formales y literarias revelan la
presencia cultural del hombre del Pacfico sur, de los Andes y del Caribe.
Por las caractersticas vistosas de su danza y por el contenido ertico y expresivo
que supone, ha sido retomado por grupos de proyeccin, locales y nacionales, como
manifestacin representativa de la cultura chocoana. Es frecuente observarlo en teatros y
en tablados populares. Lamentablemente, en la mayora de los casos, se han deformado
tanto la msica como la danza por desconocimiento y por un afn de espectacularidad
alentado por el mercantilismo acrtico. Inclusive, es corriente encontrar el trmino
abozao aplicado a gneros y especies musicales completamente distintas.
En el abozao tradicional, una rtmica y una meldica, tpicamente chocoanas, se
ponen al servicio de la danza, expresin de identidad regional de hombres y mujeres que
afirman la vida, no obstante siglos de marginalidad.
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