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Huellas de la Historia, nm.

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VILLA CARLOS PAZ

Peas folklricas, una pasin que no se extingue


Evelina Ramrez Jos Antonio Casas

Quienes recorren con habitualidad los espacios pblicos de Villa Carlos Paz suelen, con asiduidad, encontrar avisos publicitarios destinados a difundir la realizacin de diversas peas folklricas en la ciudad y localidades vecinas. En ellos, es posible observar que a la oferta de los sitios tradicionales que han resistido el paso del tiempo, se le han sumado una

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serie de lugares que, muchas veces, incorporan elementos novedosos que potencian el atractivo de este tipo de eventos. Teniendo en cuenta este contexto la localidad serrana pareciera recuperar, aunque sea en parte, una movida peera que los ms memoriosos recuerdan como uno de los movimientos culturales ms profundos y prolficos que ha dado la localidad. Por eso, para tratar de comprender mejor los orgenes, el presente y el porvenir de esta manifestacin del folklore local, decidimos emprender el trabajo de indagar textos que hagan referencia al tema, as como entrevistar a los protagonistas del ayer y hoy de esta historia, que bien vale la pena rescatar a fin de comprender mejor la importancia histrico-cultural de este fenmeno social que, no sin interrogantes, busca seguir proyectndose en un contexto actual sumamente complejo.
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Races profundas Los encuentros de canto y baile han representado, a lo largo de la historia, un momento especial en las vidas de quienes integraban los sectores subordinados de la sociedad. Numerosos investigadores, desde una perspectiva sociocultural, han abordado y establecido una serie de diferentes significados acerca del desarrollo de las fiestas populares. Eventos como el carnaval y las murgas, por ejemplo, son objeto de una amplia discusin acerca de su conceptualizacin, que va desde aquellos que los consideran como vas de escape de la dura realidad circundante, hasta quienes expresan la inversin temporal de los valores y jerarquas sociales dominantes. Ms all de ello, consideramos que estas expresiones son parte de la necesidad vital de cada grupo o comunidad en particular de preservar una parte trascendente de su acervo cultural, ltimo refugio que posibilita encontrar un lugar de libertad y reforzamiento de los lazos socioculturales en los cuales uno se reconoce y siente que pertenece. En cuanto a la provincia de Crdoba, han surgido una serie de investigaciones que tienden a reconstruir un relato histrico ms amplio e inclusivo, buscando mostrar y valorar el trayecto de sectores cuyo legado cultural fue objeto de un proceso de invisibilizacin a partir del proyecto civilizador implementado desde la segunda mitad del siglo XIX. Uno de estos sectores fue el de los afrocordobeses, el cual, segn el licenciado Marcos Carrizo,
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fue representado por la lite gobernante como smbolo de la barbarie. Este pensamiento de raigambre positivista y colonialista termin negando toda pretensin de aporte tnico y cultural por parte de estos grupos a la nueva nacionalidad que se iba construyendo. Ser negro pas a ser un estigma social, lo que termin reforzando diversos mecanismos de blanqueamiento de la poblacin, en su intento por evitar caer en los ltimos y degradantes escalones del orden imperante. Frente a esta situacin, acciones como el candombe y el carnaval, de profunda raz afro, significaron un momento especial para encontrar un espacio donde los sectores dependientes podan hacer realidad, aunque sea momentneamente, un ideal de felicidad siempre postergado. El propio Juan Bialet Mass, nos dej una descripcin muy esclarecedora sobre la importancia de este tipo de encuentros populares, as como la visin discriminadora que sobre ellos tenan quienes integraban los escalafones ms altos de la sociedad cordobesa de la belle poque.
En uno de los ltimos bailes a los cuales asist, una nia me deca: no ve mi viejo, cunto mulato hay por ah, en el club, en las fiestas, en todas partes invaden.1
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En el caso de nuestro objeto de estudio, entre fines del siglo XIX y principios del siguiente, cuando estas tierras donde hoy se asienta Villa Carlos Paz y que cubren buena parte del sur del Valle de Punilla- eran un vasto paisaje cubierto de alfalfares, cereales y ganado, haba una amplia poblacin dependiente formada por peones, jornaleros y trabajadores especializados en diversas tareas que provenan de sectores marginales y perifricos de la ciudad de Crdoba, as como de localidades vecinas y del noroeste provincial, como La Calera, Malagueo y Pocho, entre otras.2 Sin dudas, estos inmigrantes internos eran

BIALET MASS, Juan, El estado de las clases obreras a comienzos del siglo, Tomo I, Buenos Aires, 1904, p. 362, cit. por: CARRIZO, Marcos, Crdoba Morena (1830-1880), Asoc. Cooperadora de la Facultad de Ciencias Econmicas de la U.N.C., Crdoba, 2011, p. 136. 2 Antonio Binimelis describe cmo, a partir de la dcada de 1920, Antonio Font fue recibiendo una importante cantidad de trabajadores provenientes de Crdoba y poblados cercanos, a fin de poner en produccin la actividad ganadera y agraria de la estancia jesutica La Quinta. Ver: BINIMELIS, Antonio, El legado jesutico en Villa Carlos Paz y obra del Hno. Font S. J., Quo Vadis Ediciones, Villa Carlos Paz, 2007. Con respecto a la estancia Santa Leocadia, ver: CARENA, Ezio Armando, Villa Carlos Paz en el Recuerdo. 1586-1955, Tipografa Norfield, Crdoba, s/f. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

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producto de un amplio proceso de mestizacin, cuya piel denotaba el aporte de sangre indgena, hispana y afro. Adems de su fuerza de trabajo, estos nuevos contingentes poblacionales traan consigo una herencia cultural que, tambin mestizada, expresaba sus propias particularidades. Es as que la peonada que trabajaba en las principales estancias ganaderas en especial, la Santa Leocadia y La Quinta- encontraba en las guitarreadas y reuniones festivas un espacio donde recuperar sus fuerzas fsicas y emotivas tras una ardua faena. En este sentido, Aldo Parfeniuk, un reconocido exponente y estudioso de las manifestaciones culturales populares, recuerda que supo de este tipo de encuentros cuando comenzaba de joven a incursionar en el mbito de las peas folklricas.
Cuando empec a ir a las primeras peas y luego integrarme a ellas en la poca que tena entre 15 y 20 aos, veamos con mis amigos cmo haba gente mayor que iba transmitiendo lo que antes era Villa Carlos Paz en materia de folklore y notbamos que por la historia del lugar, que antes haba sido un establecimiento agropecuario, el folklore y las tradiciones de algn modo ya estaban presentes. En ese entonces haba caballos, ganadera y doma y se hablaba de guitarreros, reuniones y dems en distintos lugares; cmo no iba a haber detrs de una yerra como la que se muestra en una foto del libro de Ezio Armando Carena una guitarreada y todo lo dems.3
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El auge de la movida peera A partir de esas juntadas, que con el tiempo y el avance edilicio y demogrfico fueron creciendo en su nmero y diversidad, se sentaron las bases de esas reuniones de canto4 y baile, algunas de las cuales comenzaron a ser conocidas como peas. Hacia mediados del siglo XX surgi un circuito de estos espacios de sociabilidad que, a travs del cancionero folklrico, representaban no slo un atractivo turstico ms, sino que tambin eran un espacio fundamental para el esparcimiento y sociabilizacin de los habitantes de la villa.
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Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. A partir de la dcada de 1940, comienzan a surgir junto con estos lugares de baile los primeros grupos artsticos locales. En 1945, se forma la primera orquesta tpica y caracterstica que diriga Eleodoro Tntera y la integraban msicos de la villa: Luppi, Marissi, Del Vecchio, Duarte, Rigazio, Terragno, Zrate, Romn y Pirilo Zenarola. Actuaban en los comedores de los hoteles y en los bailes de la Pista La Lucirnaga [hoy edificio Melos, calle Alberdi], en: TNTERA, Edgardo, 1913-2003. Carlos Paz. 90 aos en la memoria, Quo Vadis Ediciones, Crdoba, 2003, p. 124. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

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En invierno no haba otra cosa para hacer. En esos aos las formas de sociabilizacin tradicionales eran a travs de las peas folklricas, del cine popular, como las salas de los cines Yolanda y Ocean, y los domingos de matin y los martes de sesiones continuadas donde se pasaban pelculas argentinas (sobre todo, en el cine Ocean). Eran las formas de encuentro y de actividad recreativa.5
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El florecimiento de peas folklricas, adems, estaba fuertemente relacionado con el proyecto nacional impulsado por los primeros gobiernos peronistas. Esto, segn el reconocido historiador local, tuvo a nivel local una decisiva influencia a partir del rol que jugaron actores polticos con un peso decisivo, como lo fueron el entonces diputado nacional Ezio Armando Carena y el primer intendente de la localidad, el Sr. Jorge Descotte.
Despus del 45, se foment mucho la difusin del folklore debido a la caracterstica propia del gobierno; pero, adems, esto estaba acompaado aqu sobre todo porque Armando Carena y algunos referentes del partido peronista haban hecho pie con bastante fuerza a nivel poltico en Carlos Paz, as que ellos conseguan que vinieran folkloristas de nivel internacional a las quincenas y fiestas provinciales de turismo. stas solan tener como escenario el hotel Carena, y a veces algn otro lugar al aire libre en la costa del lago San Roque.6

Sin embargo, la amplitud de la movida folklrica de ese perodo tena sus propios lmites. A aquellos artistas que no comulgaran con las ideas del gobierno se les cerraban las puertas para su actuacin, llegando incluso a situaciones difciles de sobrellevar por parte de los mismos.
Recuerdo que vinieron, por ejemplo, Atahualpa Yupanqui, que en determinado momento fue programado e inmediatamente fue prohibido por estar afiliado al partido comunista, y fue a parar a la casa del suegro de Oscar Dreicht -un gran animador de peas de nuestra ciudad que era el seor Capurro- al fondo de la calle Catamarca, y que curiosamente fue donde yo, cuando tena

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Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Ibd. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

Huellas de la Historia, nm. 28, ao 3 ocho aos, conoc personalmente a Atahualpa Yupanqui. Despus me entr con el tiempo que estuvo como un mes escondido en esa casa.7

Segn Aldo Parfeniuk, la importancia adquirida por las peas que surgan, como La Calandria, Fogn Serrano, La Amistad, entre otras, haca que este tipo de eventos generasen espectculos de gran calidad artstica, as como tambin promovan la aparicin de una serie de instituciones anexas que promovan una mayor insercin artstica y social de quienes se interesaban en este tipo de actividades recreativas.
En los aos, que van entre 1953 y 1955, funcionaban otras peas mejor organizadas, en el sentido que tenan incorporadas como academias de danzas, lugares donde se enseaba a bailar el folklore. Adems, se protagonizaban algunas puestas en escena con obras gauchescas o espectculos folklricos musicales, en donde intervena el recitado de tipo gauchesco. Por ejemplo, ac haba algunos personajes importantes, como el seor Francisco Rotundo o don Paulino Silva en las dcadas de 1950 y 1960. Algunas instituciones como la Pea La Calandria hacan reuniones no solamente semanales y quincenales, sino tambin verdaderos espectculos y tena asociada una academia de danzas que obligaba a las personas una vez por semana a frecuentar esos lugares.8
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Gracias al auge que cobraba el circuito de peas local, surgan cada vez ms artistas y grupos locales, los cuales encontraban adems un importante estmulo en las relaciones de amistad y cooperacin que se establecan entre las instituciones locales y aquellas que haban surgido o potenciado al calor del Festival de Folklore de Cosqun.
Algunos artistas y grupos locales de aqu, entre los cuales me incluyo ya que form parte de un grupo de msica del altiplano, como Los Cantores de Punilla, y otros artistas como Jos Luis Casas, Toti Aranda, Horacio Acosta, Mario Arrieta, Ricardo del Pedregal, Enrique Romero Cortz, Buzurro y otros muchachos de la poca actuaron en el Pre-Cosqun. Esto obedeci en gran medida a que tenamos muy estrechas relaciones con las peas de Cosqun, especialmente

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Algunos grupos folklricos de Villa Carlos Paz lograron cierta difusin en importantes medios de comunicacin de Crdoba.

La posibilidad de trabajar en conjunto y estrechar relaciones con otras instituciones colegas permitieron a los artistas y grupos folklricos locales poder actuar en un circuito de peas ms all del radio carlospacense. Un ejemplo de ello es el siguiente que cita Edgardo Tntera, uno de los principales protagonistas de esta movida, en la que adems deja en claro el alto nivel alcanzado por los exponentes de la villa.

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Huellas de la Historia, nm. 28, ao 3 Fue muy nutrida la actividad de ese ao por lo que abreviaremos, y recordaremos que atendiendo a la invitacin del Festival Folklrico Noches de Malagueo, solicitamos a Pea La Amistad que integrara una delegacin oficial al citado encuentro con resultados ms que ptimos, ya que la delegacin obtuvo cuatro premios: 1er. Premio Conjunto de Voces: Los Cantores de Punilla; 1er. Premio Recitador: Enrique Romero Cortez; 2do. Premio Malambista: Juan Carreras, y 2do. Premio Solista de Canto: Ricardo Blangino. Carlos Paz estuvo dignamente representada y por cierto que nuestra nota a Pea La Amistad fue clida y reconocida por el esfuerzo de sus integrantes y el lucido desempeo de quienes acudieron a Malagueo.
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Las peas folklricas representaron un importante espacio de sociabilizacin para la poblacin carlospacense.

Espacios diferenciados Pese a que se iba expandiendo el circuito de peas folklricas, no se daba lo mismo en cuanto al grado de insercin social de las mismas. De acuerdo con Parfeniuk, esto tena mucho que ver con motivos bsicamente socioeconmicos.

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TNTERA, Edgardo, ob. cit., p. 146. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

Huellas de la Historia, nm. 28, ao 3 En Carlos Paz se manifestaban las diferencias sociales en el hecho de que cada clase social tena sus instituciones representativas y generaba, a su vez, formas y lugares de reunin propios. En este sentido, las peas estaban conformadas, bsicamente, por una clase media, a la cual no era ajena integrantes de la clase alta, pero calculo que se daba as porque muchas veces no tendran a dnde ir. Lo que s puedo asegurar que no siempre eran aceptados de buen grado o fcilmente quienes provenan de las clases ms populares. Sobre todo, haba restricciones respecto de la cantidad de bebidas o cuestiones referidas al alcoholismo, as como de ciertas libertades inclusive para cantar y bailar hasta altas horas o siguiendo un orden o desorden espontneo que no se toleraban en las instituciones ms organizadas. Por ejemplo, en la pea Fogn Serrano haba una comisin donde ciertas cosas se permitan, inclusive el acceso a ciertas personas a las reuniones de los viernes no se permita, ya que tenan fama de borrachines, de pendencieros, que en realidad era gente ms modesta de los alrededores o suburbios alejados del centro.11
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Esta diferenciacin social de estos tipo de espacios socioculturales fue fijando en el consciente e inconsciente colectivo el hecho de que haba lugares de sociabilizacin donde determinados individuos o grupos estaban habilitados para su disfrute. Para las clases medias y medias altas estaban las salas de los hoteles Yolanda, Carlos Paz y Carena, mientras que para las clases populares haba lugares como La vaca echada y -que estaba apenas terminaba el puente central-, El farol de los gauchos de don Carlos Taboada, que no funcionaba como una pea orgnica y que se hallaba en la calle Porto esquina Sarmiento donde ahora est la iglesia, frente al Cu-C-; era una parrilla-pea que congregaba mucha gente y era muy popular. En definitiva, estas peas, ms el Balalaika, a partir de la dcada de 1950, el bar-confitera Splendid que estaba en Crcano y General Paz-, y alguna otra que fue rotando, eran los lugares de los bailes populares. Tambin algn club de ftbol, como el Bolvar, tenda a hacer reuniones bailables, y hasta peas, populares.12

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Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Ibd. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

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La segregacin socioterritorial no tena, por entonces, un carcter sui generis. En s, reproduca, bajo diversas formas, la actitud de separacin espacial que se daba en las tradicionales estancias de esta parte del Valle de Punilla. Un ejemplo claro de ello fue la disposicin de Carlos Nicandro Paz de que se dividiera la estancia en dos partes: una banda sur, habilitada para su disfrute y residencia a los propietarios de la Santa Leocadia y quienes integraban sus grupos de amistades y negocios; por otro, la banda norte, donde residan los trabajadores, junto a pequeos comerciantes minoristas. De acuerdo a Carlos Hernn Cabral, esto supuso [] una suerte de segregacin entre pobre y ricos.13
Numerosas eran las familias que en los perodos estivales veraneaban en la villa desarrollndose una activa vida social a la que concurran destacadas familias de la ciudad de Crdoba, muchas de las cuales edificaron sus viviendas de descanso en el lugar. A todas estas viviendas y familias radicadas en la Banda Sur del pueblo, deben agregarse las numerosas existentes ya en la poca en la denominada Banda Norte donde sobresalan las edificaciones de los Padres Jesuitas, de la familia Moyano Aliaga, Yaez, Polanco, Reyna, Roldn, Gimenez, Pedernera, Paz, Pagani.14
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Posteriormente, con la formacin de la trama urbana local, la burguesa inmobiliaria, hotelera y comercial dominante fue estableciendo, como vimos, sus propios patrones para el acceso a determinados sitios, aunque en buena parte continu las lneas trazadas por Paz; es decir, el centro y las zonas contiguas al camino hacia Crdoba quedaron reservadas para familias de la clase media y alta local, mientras las urbanizaciones ms perifricas, principalmente las del oeste y sur, tuvieron como destinatarios a los sectores de ms bajo ingreso e insercin social. Esto, incluso, se puede comprobar en la localizacin de las salas de baile populares, muchas de las cuales se situaban en estas reas geogrficas. Tiempos difciles Luego del auge de las peas folklricas entre las dcadas de 1940 y 1960, fue declinando progresivamente su importancia social, cultural y econmica a partir de la dcada de 1970,
CABRAL, Carlos Hernn; TNTERA, Edgardo, Identidad y futuro de Villa Carlos Paz, Quo Vadis Ediciones, Villa Carlos Paz, 2005, p. 88. 14 CABRAL, Carlos Hernn; TNTERA, Edgardo, Proyeccin histrica de Villa Carlos Paz, Editorial Iris, Villa Carlos Paz, 1994, p. 51. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com
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proyectndose an con ms fuerza este proceso en las dcadas siguientes. Al profundizar el anlisis del origen de este fenmeno, Parfeniuk seala que son varias las causas que pueden explicar este fenmeno. Entre ellas, tuvieron un rol clave la aparicin de la televisin y de una serie de boliches bailables modernos que, a su juicio, representaron unas formas ms segmentadas de ofrecer, segn las edades y las clases sociales, una oferta determinada; fue como amplindose un abanico de posibilidades de encontrar otras formas de entrenamiento, de diversin y esparcimiento, y por ser una ciudad turstica ello se daba con mucha frecuencia.15 Sonia Camps, una de las responsables de la pea Los Creadores, tambin seal este motivo al argumentar sobre las razones de esta declinacin:
Creo que cuando empezaron a pulular otras ofertas ms bolicheras, se fue perdiendo el tema de las peas tambin. Quizs grupos grandes de jvenes de Carlos Paz prefirieron estas alternativas, como Keops, Molino Rojo y Khalama, que despus se fueron incrementando an ms. Al haber otra oferta para la gente entre 20 o 30 aos, que consideraron ms divertidas, y a medida que la ciudad fue hacindose cada vez ms careta, creo que se fue dejando de lado las peas. Uno no est en contra de esto; creo que los boliches que surgieron entre los 70 y 80 vinieron a suplir una serie de necesidades de esas nuevas generaciones y ah quedaron.16
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Por otra parte, la apertura de nuevas y ms rpidas vas de comunicacin con Crdoba fue otro factor decisivo en este proceso, pues ello permiti que la gente cuando quera ir a ver buenos espectculos y tena unos pesos ya le costaba muchos menos pesos ir a la ciudad.17 La suma de estos factores, a los que habra que agregar la prdida de numerosas formas de interrelacin vecinal a partir del ltimo golpe de Estado militar y las consecuencias de las polticas neoliberales, fueron disminuyendo la oferta y demanda por este tipo de actividad cultural, lo que llev al cierre de muchas peas que no pudieron afrontar los nuevos tiempos de la globalizacin.

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Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Entrevista realizada a la Sra. Sonia Camps, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. 17 Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com
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A partir de entonces, ha sido muy difcil poder llevar adelante eventos que congreguen una nutrida concurrencia de asistentes. En esto, adems, intervienen factores propios de la vida moderna que limitan, por razones de tiempo, seguridad y costos, la movilizacin de las personas hacia estos tipos de eventos sociales.
Hoy por hoy, la asistencia en vivo y en directo a distintos eventos hay entrado en crisis, y esto viene desde hace bastante tiempo. Esperar mucha gente reunida ante un acto cultural o un recital, salvo que sea algo muy popular y garantizado su xito a travs de la difusin en los principales medios como la radio y la televisin, es algo que no se da fcilmente, ya sea por lo que significa trasladarse a ese lugar, lo que significa vestirse de determinada manera, y por lo que adems significa disponer del tiempo necesario para llevar adelante ese ritual que, actualmente, las demandas de la vida actual no lo permiten en muchos casos.18
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A modo de conclusin Pese a las dificultades que se planteaban en las ltimas dcadas del siglo pasado para mantener la vigencia de las peas, lo que determin el cierre o transformacin radical de varias de ellas, algunas lograron mantenerse y seguir ofreciendo un reducto de msica y baile folklricos para aquellos que, aunque cada vez menos, todava disfrutaban de esta expresin cultural. Una de ellas fue, y sigue siendo, la Pea Los Creadores. Iniciada en 1974 por Armando Pontarelli, su familia ha logrado, pese a no estar ms su fundador, continuar con su legado. Para poder lograr esto, el lugar se ha adaptado a los nuevos tiempos que corren, recibiendo sobre todo a numerosos contingentes de turistas que se acercan a una pea que, tras casi 40 aos de vida, mantiene una vigencia por muchos reconocida. De acuerdo con Camps, la razn fundamental de la vigencia de la pea Los Creadores es haberse adaptado a este nuevo contexto marcado por el turismo actual.
La pea se ha ido modificando en la medida que Carlos Paz ha ido creciendo, adaptndose a las necesidades de los turistas. Nosotros trabajamos muy bien con grupos de turistas que los traen

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Huellas de la Historia, nm. 28, ao 3 privados que venden Villa Carlos Paz y cuya oferta incluye la pea. Podemos decir que desde hace un tiempo estamos trabajando pura y exclusivamente con turistas.19

Gracias al turismo, pues, se origina una posibilidad de seguir ofreciendo peas folklricas en Villa Carlos Paz, aunque tambin ello contenga un lado no muy alentador en cuanto a la pervivencia de determinadas formas y contenidos con que, tradicionalmente, se desarrollaba la actividad.
Hay todo un proceso de reciclaje de formas que han alcanzado al folklore, y casi todo bajo el signo dominante del consumo y de las industrias culturales, y dentro de sta la industria del espectculo. El gran protagonista de todo esto es este nuevo fenmeno mundial del cual nosotros formamos parte y que ya nos maneja a nosotros mismos, y que se llama turismo. Nosotros todava, en muchos casos, ni imaginamos los alcances revolucionarios que tiene el procesamiento econmico y poltico del turismo en el mundo. Me parece que es una mquina que digiere absolutamente todo, para bien o para mal. Para bien en el sentido de que significa la salvacin de grupos humanos que no tengan otro medio de poder vivir. Pero, por el otro lado, el perfil negativo es que a la sombra de esta actividad se han modificado en trminos de espontaneidad, de autenticidad, de legitimidad, un sinnmero de prcticas que van desde la msica hasta la gastronoma, las artes plsticas, la literatura misma, la ecologa, es decir, hoy todo se hace en trminos de una ganancia turstica. Este es el nuevo signo de la economa y de lo que se viene, ya que todava no asistimos a las ltimas y ms profundas consecuencias que tiene esta actividad en el hombre actual.20
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Pero no todo es turismo y comercio en las peas. Hay otros, quizs ms nostlgicos como el grupo Empendonos, que deciden poner en riesgo hasta sus propias economas con tal de satisfacer ese deseo tan profundo de vivir las peas con ese sentido de espontaneidad y autenticidad por muchos tan aorados.
El nombre que le pusimos lo propuso Ramiro Gonzlez, un msico riojano radicado en la zona que haciendo un juego de palabras con esto de que estamos empeados en hacer peas.
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Entrevista realizada a la Sra. Sonia Camps, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

Huellas de la Historia, nm. 28, ao 3 Lamentablemente muchas veces le hicimos honor al nombre en otro sentido, porque quedamos econmicamente mal. Con la idea de que el dinero de las entradas se reparta entre los msicos y se trataba de solventar el evento con el bufet, y al no tener adems un local propio, muchas veces no alcanzbamos a cubrir los costos. Esto en un momento nos gan y lo dejamos de hacer por un par de aos.21
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A pesar del riesgo econmico que genera la realizacin de estas peas, los integrantes de Empendonos siguen adelante en sus esfuerzos por organizar este tipo de eventos populares. Como ellos mismos afirman, se trata no slo de hacer lo que ms los apasiona como msicos, sino tambin de generar un espacio que, lamentablemente, no abundan en la ciudad.
Es una pasin. Yo amo la msica y no tengo lugar en Carlos Paz, entonces hago esto como una manera de generar mi espacio y a la vez juntar amigos. Es muy gratificante cuando te sale un buen espectculo.22

Para unos y otros, creemos, hay lugar para continuar con ese circuito de peas que tanto ha brindado a la ciudad. La presencia de escuelas de baile y msica folklrica, junto con el turismo, ayudan a sostener la presencia de un nmero interesante de peas, que pareciese tener una base slida para continuar por varios aos ms. Sin embargo, ser muy difcil, salvo coyunturas especficas, que se repita el auge de las dcadas de 1950 y 1960. Ello depender, en buena parte, de que se logre rescatar y revalorizar ese pasado, as como de un apoyo estatal ms consistente en la constitucin y difusin de nuevos artistas y espacios folklricos. Esto es, en definitiva, parte de una lucha ms grande, que pretende construir una cultura local ms amplia, inclusiva y propia de la comunidad, y las peas, por supuesto, forman parte indisoluble de ese acervo cultural.

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Entrevista realizada a los Sres. Luis Vzquez y Daniel Flores, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Ibd. Enero 2012 ISSN 1853-2756 www.huellasdelahistoria.com

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Bibliografa BINIMELIS, Antonio, El legado jesutico en Villa Carlos Paz y obra del Hno. Font S. J., Quo Vadis Ediciones, Villa Carlos Paz, 2007. CABRAL, Carlos Hernn; TNTERA, Edgardo, Identidad y futuro de Villa Carlos Paz, Quo Vadis Ediciones, Villa Carlos Paz, 2005. CABRAL, Carlos Hernn; TNTERA, Edgardo, Proyeccin histrica de Villa Carlos Paz, Editorial Iris, Villa Carlos Paz, 1994. CARENA, Ezio Armando, Villa Carlos Paz en el Recuerdo. 1586-1955, Tipografa Norfield, Crdoba, s/f. CARRIZO, Marcos, Crdoba Morena (1830-1880), Asoc. Cooperadora de la Facultad de Ciencias Econmicas de la U.N.C., Crdoba, 2011. TNTERA, Edgardo, 1913-2003. Carlos Paz. 90 aos en la memoria, Quo Vadis Ediciones, Crdoba, 2003.
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Fuentes orales Entrevista realizada al Sr. Aldo Parfeniuk, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Entrevista realizada a los Sres. Luis Vzquez y Daniel Flores, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011. Entrevista realizada a la Sra. Sonia Camps, Villa Carlos Paz, Octubre de 2011.

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