Pecados Capitales y Filosofía PDF
Pecados Capitales y Filosofía PDF
Pecados Capitales y Filosofía PDF
175-182
M
uchos pensamos que pecado es un trmino esencialmente re-
ligioso, el cual slo tiene sentido dentro de una concepcin testa
del mundo y que, por lo tanto, si sta se abandona, tambin
deberamos dejar de lado ese trmino. Sin embargo, Alejandro Tomasini
no comparte este punto de vista: l sostiene que es posible apropiarse del
concepto de pecado fuera de la perspectiva religiosa. Segn esto, los le-
gos podramos reivindicar el lenguaje religioso sin comprometernos con
una perspectiva testa. Hablar de pecado tendra sentido para el no cre-
yente, porque este concepto captura ms de lo que nuestras ideas de
vicio o de incorreccin moral contraen. As, uno no necesita ser judo o
cristiano para usar significativamente la terminologa de los pecados.
De hecho, segn argumenta en sus libros anteriores, no se necesita la
perspectiva religiosa para usar con sentido trminos como dios, fe, mila-
gros, experiencia religiosa y otros ms.
Tomasini no defiende ninguna perspectiva religiosa, sino la posibili-
dad de usar dicha terminologa incluso rechazando la prctica que le dio
origen. l afirma que esta posicin es compatible con una perspectiva
wittgensteiniana de la filosofa, segn la cual el lenguaje religioso es
parte del lenguaje natural [y] sin el primero el segundo estara incom-
pleto (p. 15) aunque, a decir verdad, no s de algn pasaje donde
Wittgenstein afirme que el segundo estara incompleto sin el primero.
Segn el autor, el lenguaje religioso permite que la gente signifique sus
experiencias y sus vidas, pues sin ste quedara un hueco que otras reas
del lenguaje no podran llenar.
175
G USTAVO ORTIZ MILLN
[...] hablar de vicios capitales es, pues, hablar de fallas humanas y decir que se
trata de pecados mortales no es ms que otra forma de decir que quien los
comete de alguna manera se deslig de sus congneres, de algn modo rompi
un vnculo con sus hermanos y merece ser castigado de la forma ms terrible
posible. (p. 17)
Sin duda, pueden verse como fallas y algunos de ellos implican el que-
brantamiento de normas y vnculos sociales, pero habra que argumen-
tar ms, dentro del contexto de una teora de la justificacin moral del
castigo, por qu merecen la pena ms terrible posible. Por s mismos no
los creemos tan graves, sino que slo en casos realmente extremos debe-
ran castigarse. Creo que, en general, en nuestras sociedades occidenta-
les contemporneas, no pensamos en la envidia, la gula, la avaricia o los
otros pecados capitales como faltas tan graves merecedoras de castigar-
se de la forma ms terrible posible. A mi parecer, son vicios que ordina-
riamente todos tenemos e, incluso, hay vicios peores, los cuales no estn
incluidos en la lista, pero que s merecen castigarse severamente. No
obstante, se debe tener en cuenta, como dice Tomasini, que la configu-
racin de esta lista respondi a necesidades prcticas de la Iglesia catli-
ca en la poca de Gregorio Magno.
Ahora, se puede no estar de acuerdo con Tomasini en su perspectiva
general y, sin embargo, beneficiarse del anlisis particular de los peca-
dos capitales que hace. Incluso si no los llamamos pecados, la lujuria, la
envidia, la avaricia, la gula, la pereza, la ira y la soberbia, como seala el
autor, son en s mismos temas intemporales de inters filosfico y reba-
san la perspectiva catlica tradicional.
En sus anlisis semnticos de los trminos de pecado, Tomasini habla,
por ejemplo, de qu debemos entender por soberbia, o de cmo habra
que diferenciar a la envidia de los celos, entre otros. Tal vez uno de los
casos ms problemticos para el anlisis semntico sea el de la pereza,
pues uno se puede preguntar qu hace en una lista de pecados mortales.
El autor sigue a santo Toms al decirnos que pereza no significa flojera,
holgazanera o negligencia, sino acedia, es decir, una especie de tristeza
espiritual, la cual impide hacer un esfuerzo intelectual que lleve a enten-
der las verdades de la religin. Es una especie de indolencia o de falta de
ganas para comprender y, en ese sentido, aleja de dios. Sin embargo, ste
Supongo que esto tambin puede generalizarse para los otros peca-
dos. La tica, las convicciones morales (incluso el psicoanlisis, las te-
rapias y las pastillas), pueden ayudarnos a controlar la gula, la pereza,
la ira y los otros pecados, pero el nico modo de librarse, de limpiarse, de
ellos y dejarlos atrs, es a travs de la vida religiosa y de la creencia en
dios. A pesar de haber dicho que podemos utilizar el discurso de los pe-
cados desde una perspectiva no religiosa, Tomasini parece sealar que
no hay modo de librarnos de nuestros peores vicios si no es a travs de la
*
Instituto de Investigaciones Filosficas-Universidad Nacional Autnoma de Mxico,
[email protected]