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Andrés Manuel López Obrador ganó con rotundidad las elecciones del domingo en
México. El tsunami de votos que le ha llevado a Los Pinos (30 puntos de diferencia
sobre el siguiente candidato) tiene su origen en el indudable hartazgo de muchos
mexicanos con la corrupción y la inseguridad que ahogan al país desde hace décadas y
que los partidos del régimen que se habían alternado en el poder (PRI Y PAN) se
mostraron incapaces de atajar, cuando no fueron cómplices en su extensión.
Esa avalancha de voto popular anticipa una liquidación más o menos ordenada de ese
régimen y deja a López Obrador con un amplio margen para conformar el futuro de la
segunda economía de América Latina. Por primera vez desde que México comenzara a
celebrar elecciones libres, alguien a quien la izquierda considera su representante más
nítido alcanza la presidencia, con un claro programa de cambio social.
En los más de 40 años que lleva en política (algunos de ellos en las filas del PRI), López
Obrador se ha distinguido precisamente por ese activismo social en un país plagado por
las desigualdades. Ello, junto con su calculada ambigüedad en asuntos económicos
durante la campaña, había suscitado no pocos temores y acusaciones de que su mandato
podría acabar descalabrando a México por una espiral de gasto desbocado y crisis
financiera.
Resulta por ello muy significativo que entre los primeros mensajes que el presidente
electo se apresuró a transmitir en su primer discurso el domingo por la noche figurase el
compromiso de respetar la autonomía del banco central. A ello se sumó otro en la misma
línea de tranquilizar a los actores económicos nacionales y extranjeros: pese a la
necesidad de buscar reacomodos en los Presupuestos tras el masivo voto por el cambio
del domingo, el futuro presidente se comprometió a no aumentar la deuda, así como
mantener la ortodoxia financiera.
Pese a los contrastes, México es una sociedad moderna y vibrante. Muchos en el país (y
fuera) temen que el triunfo indiscutible de López Obrador ponga en riesgo las frágiles
instituciones que los mexicanos se han esforzado en levantar desde los cimientos.
La debilidad en la que quedan los partidos derrotados augura no solo una profunda
reorganización del tablero político, sino también un periodo de debilidad forzada en su
labor de oposición y fiscalización del poder. Los mexicanos aprecian sus instituciones
(como el instituto electoral que ha garantizado la limpieza de estos comicios) y
tolerarían mal cualquier retroceso, especialmente en la independencia judicial o la
libertad de prensa.
Otro México
Triunfó en las urnas el país de los derechos humanos,
los desfavorecidos, y los jóvenes
Conéctate
Jorge Volpi
3 JUL 2018 - 00:00 CEST
Este primero de julio de 2018 fue derrotado el México de las élites y el México de la
desigualdad. El México neoliberal y el México de la guerra contra el narco. El México
de la corrupción como modo de vida y el de las 200.000 muertes en dos sexenios. El
México de Ayotzinapa y el de la Casa Blanca. El México que se obcecó con cerrar los
ojos a la barbarie y el del miedo al cambio. El México de la desilusión y el del
conformismo. El México de quienes defienden doce años de desastre como nuestra
única normalidad posible.
Triunfó, también, la democracia: ese sistema que le permite a los ciudadanos elegir a
sus gobernantes y castigar, con la fuerza del voto, a quienes los han traicionado. Fueron
elecciones de decepción y de cólera: el voto de castigo a un sistema incapaz de mejorar
las condiciones de vida de la mayoría. Y se transformaron, hoy, en elecciones de
optimismo: ante el panorama que dejamos atrás, se trata del resultado más sensato. Tras
las decepciones del Brexit, Estados Unidos o Colombia, un país demostró que puede
imaginar una nueva narrativa de esperanza. Cualquier demócrata debería celebrarlo.
México inicia una nueva era, tan apasionante como incierta. López Obrador está
obligado a detallar un sinfín de medidas para cumplir sus metas y tranquilizar no tanto a
los mercados como a quienes se han obsesionado en dibujarlo como un aprendiz de
dictador. El éxito de su Gobierno, y del país, radicará en que logre preservar lo mejor
que ha exhibido en esta campaña y en reprimir cualquier sesgo autoritario. México le ha
concedido una oportunidad invaluable: con el concurso de todos los ciudadanos, quienes
lo votaron y quienes no, lograr que ese otro México —pacífico, próspero, libre y justo—
sea posible.
Ese Gobierno —cómplice de otros varios— ha tocado a rebato. A pesar de que en lo que
llevamos de año han llegado solo 41.000 mientras que en 2015 fueron más de un millón
los inmigrantes, sostiene —como otros varios— que Europa está sufriendo una
avalancha de musulmanes, delincuentes, malandrines y otras especies de diverso pelaje,
casi ninguno blanco, que pretenden poner fin a nuestra cristiana civilización. Poco
importa que la oleada no sea tal, que las cifras de los condenados de la Tierra,
desheredados de la Historia, que arriban a nuestras costas huyendo de guerras,
persecuciones, violaciones y hambrunas hayan descendido significativamente. La
mayoría de los medios de comunicación de los países cómplices no tiene interés en
resaltar los datos.
En cualquier caso, hay que señalar que numerosos Gobiernos de la Unión, calificados
por Gareth Evans —alma de la doctrina onusiana de la Responsabilidad de Proteger—
como buenos ciudadanos internacionales, han sido desde 2015 pésimos gestores de la
crisis de los refugiados, aunque más propio sería hablar de la crisis de Europa en
relación con los refugiados.
Por primera vez, la presidencia del Consejo Europeo corre a cargo del Gobierno de
coalición de un país en el que casi la mitad de los ministros de un gabinete de catorce
miembros (incluidos los muy importantes de Exteriores-Europa, Defensa e Interior y la
vicepresidencia del mismo) son militantes del Partido de la Libertad, de extrema
derecha. Dicha coalición está formada por el conservador Partido del Pueblo, del hoy
premier Sebastian Kurz, que obtuvo la primera posición en las elecciones de 2017 y por
el citado Partido de la Libertad, tercero. De este último, fundado tras la Segunda Guerra
Mundial por miembros del partido nazi austriaco, el consejo editorial de The New York
Times dijo en su momento que el Partido del Pueblo es “un partido antiinmigración y
antimusulmán, cuyo líder podría coaligarse con un partido fundado por antiguos nazis”.
El premio Nobel Wole Soyinka escribió en 2001 que los invasores de ayer son los
invadidos de hoy
Algunos hitos para concluir. Nos hallamos ante una Unión dividida sobre cómo hacer
frente a miles de refugiados que huyen de sus devastadas sociedades en busca de un
continente que los proteja, continente del que el presidente Juncker dijo en 2016 “se
encuentra en una crisis existencial”. Wole Soyinka, nigeriano premio Nobel, escribió en
2001 que los invasores de ayer son los invadidos de hoy. Europa —que se permitió
administrar África como si fuera de su propiedad— vive ahora aterrorizada por la
avalancha de inmigrantes. Con una nota de amargo sarcasmo, bromeaba: “Hay algo de
justicia poética en esta situación”.
Opositar a empresario
Los políticos que se pasan al sector privado copan las
portadas de los medios
Víctor Lapuente Giné
3 JUL 2018 - 00:00 CEST
En España, Bill Gates o Mark Zuckerberg serían notarios. O abogados del Estado.
Porque, en nuestro país, el gran trampolín social son los cuerpos de la Administración.
En pocas democracias una oposición abre tantas puertas. Primero, las puertas correderas
que dan acceso al poder político. En otros países, se intenta preservar la neutralidad de
los altos funcionarios poniéndoles barreras, formales e informales, que dificulten el
salto a la política. Pero aquí, en lugar de obstaculizar, facilitamos el tránsito de la
función pública a la política. Desde la Transición (y no digamos antes), la proporción de
ministros y cargos de confianza que han sido funcionarios es muy elevada.
Los altos funcionarios usan también con frecuencia las puertas giratorias que conducen
al sector privado. En un estudio para ESADEgeo, Maximilian Gebhardt y Ángel Saz-
Carranza comparan la composición de los consejos de administración, y comités de
dirección, de las empresas del IBEX 35 con las de su equivalente alemán, el DAX 30.
Mientras solo un 6,3% de los consejeros alemanes ha ocupado previamente un cargo en
el sector público, en las empresas españolas ese porcentaje es del 30,3%. Algo paralelo
ocurre en los comités de dirección. Hay cinco veces más ex altos cargos públicos en las
grandes empresas españolas que en las alemanas. Y la mayoría de ellos son funcionarios
de los grandes cuerpos, sobre todo abogados del Estado.
Los políticos que se pasan al sector privado copan las portadas de los medios. Pero
debemos ser conscientes de que, además de la politización, lo que caracteriza la relación
público-privada en España es la funcionarización. A la sombra de los partidos, y en su
momento de Franco, han crecido en nuestro país unos cuerpos administrativos que
acumulan poder político y económico.
Sí, la entrada en ese exclusivo club está reservada a quienes superan unas duras
oposiciones. Pero el diseño anticuado de las pruebas favorece a las familias con recursos
para mantener a hijos veinteañeros preparándose los exámenes durante años.
Sus primeras acciones intentarán converger con las demandas populares: higiene en la
acción de gobierno y medidas contra dos problemas endémicos: la corrupción y la
inseguridad. La austeridad prometida comenzará con guiños: una reducción del 50% del
sueldo presidencial, y la renuncia a viajar en aviones y helicópteros privados.
Samcam señala que en la represión del fin de semana participaron militares en activo y
llamó la atención sobre la utilización de armas de guerra por parte de los grupos
irregulares, por lo que acusa de complicidad al Ejército de Nicaragua. La noche del
martes, el Ejército emitió un comunicado en el que rechazaba lo que denominó como
una “campaña calumniosa” y un “montaje” contra la institución, en referencia a las
imágenes que recorren las redes sociales y que muestran a hombres encapuchados y con
armamento militar. “El Ejército de Nicaragua tiene control absoluto de su personal,
armamento y medios de todo tipo”, afirmó la institución que, sin embargo, no se
pronunció sobre los grupos irregulares fuertemente armados que siembran el terror en
las ciudades de Nicaragua, así como los centenares de asesinados en casi tres meses de
violencia.
Mientras los muertos eran enterrados en su ciudad, Samcam criticaba con dureza el
comunicado del Ejército. “Pretenden lavarse la cara. La gente reconoció en Jinotepe la
participación de militares en activo. Si no hay involucramiento directo del Ejército, sí
complicidad, un silencio cómplice”, advirtió el comandante en retiro. El comunicado de
los militares, que no se pronunciaban en Nicaragua desde el 12 de mayo, para Samcam
es “un acto de cobardía y complacencia”, porque “el Ejército ha preferido estar del lado
de un asesino de su pueblo que del lado de la Constitución”. Según este analista, la
institución militar es uno de los pilares de Ortega para mantenerse en el poder, al no
desarmar a los grupos irregulares o paramilitares. “Si el Ejército cumpliera su mandado
constitucional y desarmara a estos paramilitares, Ortega tendría que sentarse a negociar
su salida pacífica”, afirma Samcam.
Jinotepe y su vecina Diriamba vivían una calma tensa el miércoles, con sus calles
resguardadas por hombres encapuchados. Las barricadas fueron levantadas y unos 400
camioneros que se mantenían varados en esta región pudieron seguir su camino, una de
las promesas del presidente Daniel Ortega, dado que estos “tranques” significan un
golpe económico para el régimen. Ortega ha desatado en las últimas semanas una
ofensiva bautizada como “operación limpieza” por las organizaciones de derechos
humanos y cuyo objetivo es levantar todas las barricadas levantadas en el país, sin
importar la cantidad de muertos o heridos. En el país se habían levantado más de 200
barricadas y bloqueos de carreteras, pero las huestes de Ortega han logrado derribar ya
la mayoría.
Como he escrito en varios artículos recientes estoy bastante de acuerdo con la tesis
expuesta en el artículo de Sánchez-Cuenca. El “procés” independentista está
polarizando a la población que vive y trabaja en Catalunya de una manera muy
marcada, habiendo alcanzado un nivel que dificulta la cohesión necesaria para
poder resolver algunos de los mayores problemas que tiene esta población, tales
como la enorme crisis social, que ha determinado que casi la mitad de los jóvenes
en Catalunya hoy no vivan mejor que sus padres. Es lógico concluir, pues, que a no
ser que se establezca una amplia alianza con otros partidos y se amplíe
considerablemente su base electoral, sus objetivos serán inalcanzables, creando en su
lugar un drama político y social. Ahora bien, habiendo dicho esto, siento la necesidad de
aclarar que hay diferencias notables entre lo que estaba ocurriendo en Italia y lo que está
ocurriendo en Catalunya y España, pues las condiciones para que pudiera aplicarse el
compromiso histórico en la Catalunya y en la España actuales son muy distintas a las
que había en el Chile de Pinochet o en Italia (en tiempos de Berlinguer).
Esta estrategia fue recibida por algunos con sorpresa e, incluso, escepticismo. Recordaré
siempre una anécdota que creo que es significativa. Giovanni me invitaba
frecuentemente a participar en las campañas electorales del PCI, y asistí junto con él a
un mitin de la campaña en Roma, organizada por los sindicatos del sector ferroviario de
la CGIL. En la cena que siguió, varios de los dirigentes vinieron a la mesa donde
estábamos nosotros y me dijeron “Vicente, vamos a cantarte el Compromiso Histórico”.
Y comenzaron a cantar La Internacional como si fuera un canto gregoriano. Fue
una experiencia que nunca olvidaré. Oír a casi dos mil obreros y obreras ferroviarios
cantar la Internacional con tono de música gregoriana es algo que te marca para mucho
tiempo. La clase trabajadora mostraba su aceptación de la estrategia propuesta por su
dirección con cierto escepticismo e ironía. Como detalle de la lealtad hacia su
dirección, resultado de la gran credibilidad que esta tenía entre las bases del
partido y de su electorado, los primeros pasos fueron aceptados y llevados a cabo, y
dieron buen resultado. Ahora bien, hay dos elementos claves para entender las
diferencias y los riesgos de esta estrategia necesaria. Uno era que en Italia la
impulsaba un partido en la oposición, no en el gobierno. Y esto limitaba
enormemente lo que podía o no proponerse o hacerse. Y otro riesgo es que en
cualquier estrategia transversal hay que cuidar la base central del partido, no
sustituyéndola por otras bases. Y esto es lo que más tarde ocurrió con el PCI. Ocurrió
cuando Berlinguer y otros dirigentes que habían participado y/o eran herederos de la
resistencia antifascista fueron sustituidos por las nuevas generaciones, pertenecientes en
su mayoría a las clases medias ilustradas (clases medias de educación superior), que
interpretaron la transversalidad como un cambio en las bases electorales en lugar de una
expansión. El movimiento hacia el centro y centroderecha se hizo abandonando a la
clase trabajadora (la cual erróneamente se creía que estaba disminuyendo o
desapareciendo), por lo que el PCI pasó a definirse como el partido de las clases medias
(en un proceso que puede describirse como la americanización de las izquierdas), de tal
manera que dicho partido llegó a desaparecer, siendo sustituido por el Partido
Demócrata Italiano, cuyo hasta hace poco líder, Matteo Renzi, apoya hoy a Macron en
Francia. Y mientras la clase trabajadora ha ido canalizando su enfado a través de la
ultraderecha. Es lo mismo que ha ocurrido con las izquierdas gobernantes en Europa.
La situación en Catalunya es diferente a la italiana (y a la chilena)
Hace 4.000 millones de años se creó una partícula elemental sin carga ni apenas masa.
Era inmune a las interacciones electromagnéticas con el resto de partículas y también a
la gravedad, así que desde entonces viajó por el universo en línea recta atravesando
galaxias, estrellas, planetas y cualquier otra cosa que se le pusiese por delante.
En 1912, Victor Hess descubrió los rayos cósmicos durante un ascenso en globo armado
con un electroscopio. Estas emanaciones están hechas de protones y núcleos atómicos
acelerados a altísimas energías. Desde entonces se ha intentado encontrar su origen,
algo muy complicado porque los protones tienen carga positiva y su trayectoria por el
universo se desvía cada vez que encuentran un campo magnético con lo que es muy
difícil identificar su fuente original. La teoría predice que los rayos cósmicos también
contienen neutrinos, cuya falta de carga y ligereza les hacen viajar en línea recta desde
su origen durante miles de millones de años. CAda segundo billones de neutrinos
atraviesan nuestro cuerpo sin causar el menor efecto, pues rara vez interactúan con la
materia. La inmensa mayoría de ellos provienen del Sol. Desde que se comenzaron a
estudiar estas partículas, solo se han identificado un reducido número que provienen de
fuera del Sistema Solar —a los dos más célebres se les apoda Epi y Blas— y hasta
ahora no se había identificado su origen exacto.
Según los dos estudios publicados hoy esta partícula venía de un blazar, una galaxia en
espiral con un agujero negro masivo en su centro que gira a gran velocidad. La galaxia,
llamada TXS 0506+065, está a unos 4.000 años luz en la constelación de Orión. Este
cuerpo no emite luz en el espectro visible, pero dos instrumentos, el telescopio espacial
Fermi de la NASA y los telescopios MAGIC en la isla de la Palma, en Canarias, han
observado potentes emisiones de rayos gamma justo después de que IceCube detectara
al viajero interestelar, lo que reafirma que el origen de esta partícula es el blazar. Los
blazares escupen dos potentes rayos de partículas en direcciones opuestas. Uno de esos
haces está justo orientado hacia la Tierra, lo que ha permitido detectar la partícula que
ha desvelado su posición. La única forma de producir neutrinos como este es acelerando
protones lo que a su vez favorece que los piones, otra partícula elemental, se
descompongan formando neutrinos, por lo que los responsables del hallazgo creen que,
por primera vez, han identificado la fuente de los rayos cósmicos que bombardean la
Tierra y que fueron descubiertos por Hess hace más de un siglo.
Hasta ahora se pensaba que solo los objetos más violentos del cosmos, como las
estrellas que implosionan en supernovas, las galaxias que colisionan o los núcleos
activos de galaxias, eran capaces de producir rayos cósmicos y los blazares no eran uno
de los candidatos predilectos. El estudio de hoy muestra que la energía del neutrino
captado en el polo sur era de 300 teraelectronvoltios, unas 20 veces más que el LHC, el
acelerador de partículas más potente del mundo. Los estudios publicados hoy cambian
las hipótesis iniciales y desvelan que el blazar TXS 0506+065 es uno de los objetos más
luminosos del universo conocido, aunque emita luz en una longitud de onda fuera del
espectro visible. Tras la primera detección los responsables de IceCube han identificado
más de una docena de neutrinos detectados entrefinales de 2014 y principios de 2015
que también vendrían de este blazar. En total, más de 20 observatorios astronómicos han
participado en el hallazgo.
Lo más importante del hallazgo es que confirma que la astronomía de neutrinos es capaz
de estudiar agujeros negros y otros cuerpos que hasta hace muy poco eran totalmente
invisibles para los instrumentos convencionales. En esto las partículas fantasma, tan
esquivas y difíciles de cazar, se parecen a las ondas gravitacionales, pues desvelan qué
sucede en los confines más oscuros y violentos del universo.
"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando". Esta frase de Pablo
Picasso resalta un secreto del éxito que va más allá de las tazas con mensajes
inspiradores: la importancia del esfuerzo. Sin embargo, le haría falta una segunda parte.
Algo así como "aunque producir más no te garantiza que aparezca". Es lo que sugiere
un estudio que ha analizado la carrera de 30.000 cineastas, artistas y científicos para
descubrir cómo aparecen las rachas de éxito, esos periodos en los que la genialidad se
manifiesta y se encadenan logros por encima del rendimiento habitual.
"Hay esperanza: cada nueva cana no nos vuelve obsoletos. Mientras sigas sacando
trabajos, un proyecto tras otro, tu buena racha podría estar a la vuelta de la esquina",
asegura el científico
Pero estos periodos de gracia los termina viviendo todo el mundo, según sugiere este
trabajo que publica la revista científica Nature. No todos los científicos tendrán una
racha de Nobel, pero sí unos años en los que sus estudios logren un impacto por encima
de lo habitual en ellos. Un periodo en el que cineastas encadenen sus películas con
mejores críticas que las demás (medidas por la puntuación del portal IMDB en este
estudio). O un tramo de su carrera en el que la producción de artistas plásticos termine
alcanzando en subastas precios más altos que el resto de sus obras. Más concretamente,
de los perfiles estudiados, el 91% de artistas, el 82% de cineastas y el 90% de gente de
ciencia disfruta de una racha especialmente exitosa en su vida laboral. Un pico de
talento en el que se juntan su mejor obra y su segunda mejor obra y que terminará por
gobernar el impacto colectivo de un individuo.
Tres ejemplos de rachas.
Descubrir que "carreras tan distintas (directores, artistas, científicos) parecen más
comunes de lo que pensábamos", fue de lo más inesperado para el investigador. Por
ejemplo, la racha buena tiene una duración similar en los tres casos: 5,7 años para
artistas, 5,2 para cineastas y 3,7 para científicos.
Y en los tres casos este momento de gracia aparece de forma completamente aleatoria a
lo largo de su carrera. Wang lleva muchos años estudiando este fenómeno, tratando de
dar con una pista que permita saber cuándo llegará el gran hit de una carrera individual
y siempre obtiene el mismo resultado: es prácticamente impredecible. Los picos no
encajan con el ciclo vital: "La visión convencional es que el mejor trabajo de un
individuo tiende a ocurrir en sus 30 o 40 años. Y que una vez que superamos el ecuador
de la carrera, las esperanzas de dar con el gran descubrimiento comienzan a disminuir",
dice Wang. Pero sus hallazgos indican que la racha positiva puede surgir con cualquier
trabajo y la gran oportunidad, según parece, puede llegar en cualquier momento de su
carrera. "Hay esperanza: cada nueva cana no nos vuelve obsoletos. Mientras sigas
sacando trabajos, un proyecto tras otro, tu buena racha podría estar a la vuelta de la
esquina", asegura el científico.
"Inesperadamente, las personas no son más productivas durante las rachas de éxito. No
muestran cambios detectables en la productividad durante estas rachas", dice el estudio
Y ahí es donde llega otra de las sospresas más importantes del estudio. Si el mayor éxito
de una carrera llega dentro de esta racha gloriosa, y este periodo de gracia es
completamente aleatorio, ¿dónde queda la importancia del esfuerzo? "Hay muchos
factores diferentes que sabemos que afectarán al impacto de la carrera, desde la
productividad, a las instituciones, al género, a la edad, etc.", advierte Wang.
Uno de esos factores, de hecho, quizás sea el azar. Cuando pensamos en los individuos
con más éxito a menudo no damos suficiente importancia a factores externos. Estar en
el lugar adecuado o tener una idea buenísima podría haber marcado sus carreras. Otro
trabajo reciente de los físicos Alessandro Pluchino y Andrea Raspisarda, en
colaboración con el economista Alessio Biondo, ha investigado la importancia de la
suerte y el talento en el éxito laboral. Entre los tres construyeron un modelo muy simple
que simulaba la evolución de carreras profesionales: cada individuo tenía cierto
"talento" y se iba encontrado una serie de eventos afortunados o desafortunados. ¿Qué
descubrieron? Que aunque el talento lo distribuían de forma normal, el éxito acaba
concentrado en unos pocos individuos. La clave era la suerte, encadenar una serie feliz
de acontecimientos cuyos efectos se multiplican: "El talento importa. Sin embargo, el
talento era definitivamente no suficiente, porque los individuos más talentosos rara vez
eran los más exitosos".
Quizá por esto, aunque "inesperadamente", el equipo de Wang encuentra que "las
personas no son más productivas durante las rachas de éxito. No muestran cambios
detectables en la productividad durante estas rachas, a pesar del hecho de que sus
resultados en este período son significativamente mejores que la mediana, lo que
sugiere que hay un cambio endógeno en la creatividad individual cuando ocurre la racha
buena", escribe en el artículo de Nature. Como diría Picasso, para ganar un Oscar hay
que trabajar, esforzarse en producir buenas películas; del mismo modo que para dar con
un descubrimiento científico hay que pasar muchas horas en el laboratorio. Pero no por
publicar más estudios, por dirigir más películas o pintar más cuadros nos acercaremos
más al éxito. La productividad no atrae de ese modo a las musas.
El 3 de octubre de 2017, Barish recibió el premio Nobel de Física junto a Rainer Weiss
y Kip Thorne por el descubrimiento de las ondas gravitacionales. De visita en Madrid
para impartir una conferencia en la Fundación Ramón Areces, el físico explica en esta
entrevista la importancia de este descubrimiento y critica que la ciencia se ha vuelto
demasiado conservadora como para conseguir descubrimientos realmente rompedores.
Pregunta. La academia dijo que las ondas gravitacionales “abren la puerta a nuevos
mundos jamás observados”. ¿Por qué?
R. Lo primero que hemos observado han sido fusiones de agujeros negros y estrellas de
neutrones. Pero hay muchos otros fenómenos que deben producir ondas gravitacionales,
por ejemplo una supernova, el colapso de una estrella. Otro es un púlsar, una estrella de
neutrones en rotación. El más interesante de todos son las señales del origen del
universo. Todos queremos saber qué sucedió en los primeros instantes tras el Big Bang
[hace 13.700 millones de años]. El problema es que la radiación electromagnética solo
te permite observar hasta 400.000 años después del Big Bang, más allá los fotones son
absorbidos. Las ondas gravitacionales no son absorbidas, con lo que puedes usarlas para
entender qué pasó realmente. ¿Cómo se formaron las primeras partículas, cómo sucedió
la inflación del universo?, por ahora solo tenemos conjeturas. Si podemos llegar a la
primera fracción de segundo, sabremos cómo comenzó todo. Para esto necesitamos
experimentos diferentes a los actuales. Creo que tardaremos 50 o quizás 100 años en
conseguirlo, pero es un objetivo claro.
R. En física estamos en una situación muy embarazosa porque tenemos dos teorías
fantásticas. Una, inventada por Einstein, explica las grandes distancias y que funciona a
la perfección hasta el momento. Hay una segunda teoría, la teoría cuántica de campos,
que describe a la perfección qué sucede cuando las partículas elementales chocan entre
sí. El problema es que solo puede haber una teoría de la física, no dos Los científicos
han intentado unificarlas durante décadas sin ningún éxito. Necesitamos pistas
experimentales de dónde puede estar la intersección entre ambas. La posibilidad más
interesante son los agujeros negros. Ahora que podemos estudiar mejor estos cuerpos
gracias a las ondas gravitacionales tenemos que estar muy atentos de lo que sucede tanto
en lo cuántico como en lo referente a la relatividad. Mi esperanza es que las pistas que
necesitamos vengan de las ondas gravitacionales que emiten los agujeros negros.
R. Sabemos tan poco de la energía oscura que no sabemos qué hacer con ella. En
materia oscura sí hay muchos experimentos que intentan mostrar qué es. Si miras los
progresos en física que hemos hecho en la última década, los más interesantes han sido
en neutrinos, en el CERN que descubrió el bosón de Higgs, responsable de la masa, y
las ondas gravitacionales. Los tres requieren grandes instalaciones de alta tecnología.
Probablemente esto siga siendo así en el futuro. El problema es cómo hacer
experimentos a gran escala que puedan hacer descubrimientos rompedores dentro de un
sistema científico en el que es tan complicado conseguir financiación y que tiende al
conservadurismo, que tiene aversión al riesgo, de forma que solo es posible lograr
descubrimientos pequeños y progresivos. No hacemos muchos experimentos que fallan.
Deberíamos hacer muchos más. Nos haría progresar más rápido.
R. Mi mayor temor no es que Trump deje de financiar la ciencia , sino que cancele
proyectos específicos en áreas en las que tiene un sesgo claro, como el cambio
climático. Para él la ciencia no es una prioridad, pero tampoco creo que la destruya. Un
problema mayor es que no hay ninguna contribución científica en la Administración. No
hay científicos, aunque muchos de los problemas que tratan requieren un conocimiento
científico.Y esto va más allá de Trump. En todo el congreso de EE UU solo hay un
congresista con un doctorado en ciencia, uno entre 600 miembros. Históricamente la
mayoría de los congresistas eran empresarios y abogados y eso funcionó durante mucho
tiempo, pero ahora que vivimos en una sociedad cada vez más tecnológica y con
asuntos que requieren conocimiento científico. No digo que sea una mayoría, pero uno
entre 600
P. El 99% de los ganadores del Nobel de Física son hombres ¿Ve un problema en esto?
“Si se confirma la datación, la placa podría ser el hallazgo escrito más antiguo de la
obra de Homero jamás descubierto” en Grecia, aseguró ayer el Ministerio de Cultura del
país helénico. El descubrimiento se realizó en el marco de la investigación
geoarqueológica El sitio multidimensional de Olimpia, que durante tres años ha
estudiado los alrededores del santuario con la participación de arqueólogos griegos y
alemanes. El extracto proviene del canto 14 de la obra –de los 24 que componen el
poema— en el que Homero narra el retorno de Ulises a su isla, Ítaca, el reencuentro con
Eumeo, su porquero que lo cree muerto. Pese a no reconocer a su amo, que se presenta
ante él bajo el aspecto de un mendigo, Eumeo lo cuida y le da cobijo.
La Odisea cuenta la historia de Ulises, rey de Ítaca, que viaja durante diez años tratando
de llegar a su isla natal después de la caída de Troya. La obra atribuida a Homero, —se
supone que el autor la compuso a finales del siglo VIII a.C—, fue en un primer tiempo
transmitida de forma oral durante los banquetes o en algunas cortes, “hasta que en
Atenas, en el siglo VI a.C, se decidió fijar el poema por escrito”, cuenta por teléfono
Óscar Martínez, traductor de Homero (La Ilíada, en Alianza Editorial) y presidente de la
delegación de Madrid de la Sociedad Española de Estudios Clásicos. Asegura que no
quedó nada de aquella primera edición.
"Otra fase de la transmisión fue cuando se hicieron las copias de la obra sobre papiros
en Alexandria" en torno al siglo III a.C, relata Martínez. La Biblioteca de Alexandría
conservaba entonces numerosas copias del texto homérico que provenían de diferentes
regiones de Grecia. Una de ellas, en la que figuran partes del canto IX y X, fue hallada
en Egipto en el 1900. Conservada en la actualidad en el Instituo de Papirología de la
Sorbona, la copia está fechada en el último cuarto del Siglo III a.C.
“Podemos suponer que no se encontrará toda la Odisea copiada pero [el trozo
encontrado en Grecia] es muy valioso en términos epigráficos”, ahonda Martínez, al que
llamó mucho la atención que se tratara del canto XIV de la epopeya y que se encontrara
la placa de arcilla en Olimpia. “Era un sitio muy dado a recibir peregrinos, un centro
panhelénico donde acudían muchos visitantes y en el que tratar bien al que venía era
una prioridad”, explica.
Lo que sucedió en Barbastro en aquella primavera y verano de hace más de mil años
cambió el Occidente medieval. Sus repercusiones históricas contrastan con la memoria
escasa que quedó del acontecimiento. No es aventurado imaginar que el eco aún no se
ha apagado.
La lucha contra el ‘otro’ comienza allí, en la primera ciudad musulmana tomada por los
cristianos
"Es una fecha esencial: el momento en que, por primera vez, se ve una especie de
connivencia de intereses entre el papado, los condes catalanes y los intereses del nuevo
soberano aragonés", explica Sénac, uno de los coautores, en un despacho de la
Universidad de la Sorbona. "Pero, sobre todo, es el momento que, por primera vez,
vemos instalarse en España linajes caballerescos que vienen del norte, de Champaña,
del sur de Francia, y que darán nacimiento a lo que algunos llamarán una pre Cruzada.
Y es verdad que, si no es una cruzada avant la lettre, sin duda es un ensayo general de
lo que se producirá treinta años después en Jerusalén. Y nunca —y esta fue mi gran
sorpresa al recorrer las fuentes árabes, porque los cronistas no exageran— se desató tal
violencia. No sé si es una guerra ideológica, si la conciencia de luchar contra el otro, el
musulmán, se expresa por primera vez aquí. Pero, indiscutiblemente, desde 1050 hay
una radicalización. La lucha contra el otro se expresa por primera vez en Barbastro, la
primera ciudad musulmana tomada. A partir de entonces, el combate secular entre
cristianos y musulmanes en España toma una connotación distinta. En este momento
podemos hablar de una ideología de la guerra santa".
Las informaciones circulaban de un territorio a otro, por conexiones familiares o por las
comunidades monásticas. Una pequeña globalización en marcha. "Imaginar un mundo
del siglo XI encerrando en sí mismo, es equivocarse totalmente", avisa Sénac. La
construcción de la alianza internacional funcionó como un engranaje perfecto tras la
muerte del rey Ramiro I de Aragón en el sitio de Graus. "Es muy rápido, y esto es lo
más sorprende. Unos meses", resume el historiador de la Sorbona. "Desde el sur de
Italia, contingentes normandos que están luchando ahí recorrerán más 2.000 kilómetros
para llegar a Barcelona, y desde Barcelona, sin duda después de la Semana Santa,
alcanzar Barbastro".
La ocupación cristiana fue salvaje, según los documentos citados en 1064, Barbastro. "A
veces", escribe un cronista musulmán, "el musulmán entregaba el alma en medio de
estas torturas, lo que realmente era una alegría para él, pues, si sobrevivía, debía sufrir
dolores aún mayores, ya que los infieles, por un refinamiento de la crueldad, se
deleitaban violando a las mujeres y las hijas de los prisioneros delante de los ojos de
estos". Otro apunta: "Se dice que los vencedores eligieron a cinco mil musulmanas,
vírgenes o jóvenes distinguidas por su belleza, y se las enviaron al emperador de
Constantinopla". La ocupación de Barbastro supuso para muchos cristianos el
descubrimiento de la civilización árabe-musulmana. Incluso hay un teoría según la cual
la lírica de los trovadores tiene su origen en los poemas que las esclavas musulmanas
cantaban en la corte de Aquitania, adonde las habían trasladado. ¿La poesía occidental
nació en Barbastro? Los autores creen que las pruebas no son concluyentes.
También los cristianos hicieron su autocrítica. Fueron los excesos, según el posterior
relato cristiano, los que explican la breve duración de la ocupación de Barbastro.
"Celoso de los buenos inicios para la fe cristiana, el diablo, armado con malevolencia y
astucia, decidió meterse en medio y encender un fuego de amor en el corazón de los
caballeros y estos, en vez de elevarse, cayeron", escribió el monje Amado de
Montecassino. "El Cristo se irritó porque los caballeros se entregaron al amor de las
mujeres. Así, por sus pecados, perdieron lo que habían conquistado y los sarracenos los
expulsaron".
Mientras unos chavales expresaban su contento afuera, con gritos y carreras, muros
adentro del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) se presentaba su gran exposición
anual, que trata de explicar cómo se manifestaban los humanos de la prehistoria. Los
objetos que fabricaban para usos cotidianos o rituales religiosos, así como fotografías y
vídeos en gran calidad de las representaciones pictóricas en paredes de cuevas forman el
grueso de la muestra Rupestre. Los primeros santuarios, inaugurada este jueves. Reúne
250 piezas procedentes de una veintena de museos arqueológicos de toda España, con
especial atención al arte rupestre del arco mediterráneo peninsular, el que mereció su
inclusión en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en diciembre de 1998. Se van
a cumplir 20 años de un reconocimiento que quiere festejar esta exposición.
“Las pinturas rupestres no son solo una evidencia de arte decorativo, sino todo un
reflejo de las preocupaciones que tenían los hombres y las mujeres de hace 20.000 años,
o los animales que cazaban”, ha dicho en la presentación Virginia Barciela, comisaria
junto a Rafael Pérez y Jorge A. Soler de una exposición que ha llevado nueve meses de
preparación. Los ciervos y otras presas dibujados en las cuevas quedan a la
interpretación de si se plasmaban en agradecimiento a los dioses por haberlos cazado o
eran una invocación para su captura. Barciela subrayó la concentración en la provincia
de Alicante de enclaves arqueológicos que albergan huellas prehistóricas, “más de 200”,
conocidos en su mayoría como “abrigos”.
Dividida la exposición en tres salas, Pérez hizo hincapié en la que contiene los calcos
que reproducen las paredes adornadas de las cuevas, unas imágenes que, unidas a la
tenue iluminación y a unos sonidos llenos de misterio, intentan transmitir al visitante “la
sensación de que está recorriendo aquellos santuarios, toda vez que no se puede recortar
la piedra y traerla hasta la sala”, bromeó. Unas palabras que recordaron a los humanos
que, en 1993, se comportaron como sus antepasados más incivilizados al robar,
valiéndose de una sierra radial, cinco pinturas de la pared del Abrigo de Benirrama
(Alicante) y que hoy siguen sin aparecer.
En la sala primera están los ejemplos del arte del Paleolítico, realizado por humanos que
vestían pieles de animales y que representaban, a la luz de antorchas, en la superficie
rugosa de lo más profundo de las cuevas. Podían plasmarlos con sus propias manos o
con primitivos pinceles. La profesora Barciela asegura que realizaban sus obras “con
una intención de trascender”, no las ejecutaban en los lugares donde vivían, sino en
santuarios, y se sabe que “había una continuidad”, unos retomaban lo que habían hecho
sus antecesores.
En las vitrinas se muestran huesos grabados de hace 14.000 años. Ahí están las “venus”,
primitivas figuras talladas de mujeres, procedentes de Las Caldas (Asturias), o animales
como una cierva grabada en la piedra o una yegua rojiza pintada hace 24.000 años en la
Cova de Parpalló (Gandía).
Las habilidades y técnicas cambian, como muestran los vasos de cerámica del Neolítico,
los más antiguos con unos 7.000 años de antigüedad, con una decoración cada vez más
rica. Es también el momento de dibujar figuras humanas, ya sean orantes con los brazos
al cielo, para simbolizar sus creencias y rituales, o en grupo, cazando animales, algunos
agonizando tras ser apresados. Son hombres, algunos con pantalones, otros con
taparrabos, pero también se ofrece la reproducción de un amamantamiento con el
pequeño en el regazo. A su lado, las piezas en hueso de 5.000 años de antigüedad
llamadas “ídolos” y que acompañaban a los moradores de estos paisajes en sus
enterramientos.
Este paseo por la prehistoria acaba con un viaje al futuro, “una reflexión sobre la
relación entre el arte abstracto actual y el prehistórico”, según los organizadores, con un
lienzo de Miquel Barceló, de 1983, Il pittore a Bologna, que muestra una vorágine de
pintura con peces, animales, figuras… y con texturas que incluyen desde papeles
arrugados a colillas. A su lado, el audiovisual El cuaderno de barro (2011), en el que el
artista mallorquín dibuja figuras en una cueva de Mali. Hoy permanecen muchas
incógnitas sobre cómo vivían nuestros primeros antepasados, quién sabe si es mejor así,
porque, como asegura Einstein en uno de los paneles: “La experiencia más bella que
puedo tener es el misterio, es la cuna de la emoción en el arte y en la ciencia”.
Subimos a los heridos y a los muertos en taxis y en vehículos particulares para llevarlos
al hospital. Allá, la confusión era grande. Descubrí sobre una de las losas a Erick, y en
otra a Mauricio Martínez, también compañero de banca. Los tres nos sentábamos juntos
en la primera fila, los tres teníamos 17 años, y ahora ellos dos estaban desnudos sobre
las losas, bajo el chorro de una manguera que los lavaba. ¿Cómo se entiende eso de la
muerte a los diecisiete años? También lavaban los cadáveres de José Rubí y Erick
Saldaña, estudiantes de medicina.
Un grupo nos fuimos a la Radio Atenas a hacer un llamado a donar sangre. Entró al
estudio una patrulla encabezada por el teniente Villavicencio, compañero de aula
también, con órdenes de impedir que se siguieran transmitiendo los llamados. No se
podía divulgar la noticia de la masacre, ni siquiera pedir sangre.
Fueron cuatro muertos y más de 70 heridos aquella tarde. Hoy, tras más de dos meses de
siega, la cuenta se acerca a 300 asesinados, cazados por francotiradores, ejecutados con
un tiro en la nunca, tiroteados por paramilitares desde vehículos en marcha, quemados
vivos dentro de sus hogares, aún niños de pecho. La inmensa mayoría son jóvenes, y
hay al menos 25 menores de 17 años. Como nosotros entonces. Y los heridos llegan a
1.500.
Lo más valioso del fútbol mexicano es el público, según demuestran las tribunas donde
las gargantas se esfuerzan más que los jugadores.
El 27 de junio Andrés Manuel López Obrador cerró su campaña ante una multitud
consciente de su propio poderío. Las gradas que consagraron a Pelé y Maradona en los
Mundiales de 1970 y 1986 celebraron al candidato del Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena) con el fervor que se concede a los profetas. Un coro griego pedía la
transformación de un país con más de cincuenta millones de pobres, impunidad en el
99% de los delitos y liderazgo mundial en asesinato de periodistas. La ideología era
menos significativa que la devoción.
Ese mismo escenario había sido testigo del primer plebiscito espontáneo que condenó a
los Gobiernos autoritarios del PRI: el presidente Miguel de la Madrid inauguró el
Mundial de 1986 ante una tormenta de abucheos. El 27 de junio la “voz del Azteca” fue
distinta. En su tercer intento por ganar las elecciones, el tenaz luchador social de
Tabasco escuchó un grito decisivo: “¡No estás solo!”. Consciente del pacto que sellaba
con los suyos, respondió con la frase más importante de su dilatada trayectoria, no por
ser la más original, sino porque era la que un país traicionado por la clase política quería
oír: “No les voy a fallar”.
Las elecciones mexicanas de 2018 fueron una historia de terror con final de cuento de
hadas. El pasado febrero, mi hijo Juan Pablo cumplió veintiséis años. Su amigo Esteban
llegó tarde a la fiesta porque trabaja como reportero. Juan Pablo estudia Medicina. Al
entrar a la casa, Esteban le dijo: “En lo que va del año, he visto más cadáveres que tú”.
En México, informar es una actividad forense.
Las elecciones mexicanas de 2018 fueron una historia de terror con final de cuento de
hadas
Así se impidió que Marichuy Patricio, candidata del Concejo Indígena de Gobierno,
llegara a la papeleta. Fue la aspirante más honesta: el 94% de las firmas reunidas en su
favor resultaron válidas. Sin embargo, sólo alcanzó una tercera parte de la cuota
requerida. Con ella se perdió la oportunidad de una candidatura de izquierda que
incluyera la voz de los pueblos originarios.
Jaime Rodríguez El Bronco, gobernador de Nuevo León, hizo trampa en el 75% de sus
firmas, mientras que Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón,
presentó un 35% de firmas inválidas. Estas tretas no les impidieron contender por la
presidencia. Así lo decidió el Tribunal Federal Electoral, compuesto por siete personas.
Cuatro de ellas votaron porque El Bronco y Zavala estuvieran en la papeleta. En un país
con 127 millones de habitantes, un decisivo trance electoral quedó en manos de la
Banda de los Cuatro. José Woldenberg, que sentó las bases para las primeras elecciones
vigiladas y competidas en México, y que defiende con denuedo la gestión del INE,
escribió un artículo sobre el Tribunal con un título elocuente: “Vergüenza”.
Los malos presagios que se cernían sobre los comicios desembocaron en un día pacífico
Los malos presagios que se cernían sobre las elecciones desembocaron en un día
pacífico, marcado por la ilusión. ¡De los ogros al mundo de las hadas! ¿Una nueva
irrealidad? Lo cierto es que más de un millón de ciudadanos tuvieron a su cargo la
jornada en la que el 53% votó por un cambio cuya profundidad se ignora. No se definía
un programa de gobierno; se definía el tamaño de la esperanza.
Conéctate
Javier Sampedro
Madrid 14 JUL 2018 - 13:13 CEST
¿Para qué sirven las ondas gravitacionales? Los periodistas se lo han preguntado unas
cuantas veces a Barry Barish, premio Nobel de Física el año pasado por el
descubrimiento de las ondas gravitacionales, precisamente, que ocurrió solo dos años
antes. Leed su respuesta, y otras muchas cosas, en la interesante entrevista que ha
concedido a Materia esta semana. La pregunta puede generalizarse como ¿para qué
sirve la ciencia básica?, y ha sido formulada un millón de veces desde que Galileo
enfocó su telescopio a Júpiter y descubrió sus lunas. El caso es que Faraday y Maxwell
no descubrieron el electromagnetismo para disparar la revolución de la energía eléctrica,
ni Planck ni Einstein vislumbraron la estructura cuántica del mundo para reiniciar la
tecnología y la computación, ni Watson y Crick descifraron la doble hélice del ADN
para salvar vidas. Lo hicieron por curiosidad, el verdadero motor de la ciencia. Pero
todo eso que no buscaban es justo lo que ha acabado ocurriendo. Los grandes avances
aplicables a la sociedad son siempre consecuencia de un salto en nuestra comprensión
profunda del mundo.
Hace 1.300 millones de años, en un lugar muy, muy lejano, dos agujeros negros cayeron
en espiral uno sobre el otro hasta que, inevitablemente, se fusionaron en uno solo. Es
uno de los sucesos más violentos que cabe imaginar en el cosmos. El proceso de
aproximación entre los dos agujeros negros es largo y nada espectacular, pero su fusión
propiamente dicha solo dura unos pocos milisegundos. Esa misma rapidez hace que
emitan un mensaje muy nítido en forma de un pulso de ondas gravitacionales. Ese pulso
llevaba viajando 1.300 millones de años por el espacio y, en el preciso instante en que
llegó a la Tierra, los creadores del detector LIGO acababan de ponerlo en
funcionamiento. Eran las cinco de la madrugada, así que hay que imaginar cómo se
sintieron los científicos que andaban por allí. Se puede considerar suerte, pero, como
dijo o debió decir Pasteur, la suerte solo favorece a quien está preparado para que le
caiga encima.
Tras uno de los descubrimientos más deslumbrantes de este siglo, los físicos están
seguros de que las ondas gravitacionales constituyen una ventana recién abierta al
universo. Todo lo que sabemos del cosmos desde Galileo se basa en la luz o en otras
ondas electromagnéticas (infrarrojos, ultravioletas, rayos X, gamma y demás homólogos
de la luz en diferentes longitudes de onda). Y es justo por eso que no sabemos casi nada
de los primeros 400.000 años de vida del cosmos (que ahora tiene 13.700 millones).
Antes de 400.000 años no había átomos, sino una sopa de partículas opaca a la luz. Pero
que no es opaca a las ondas gravitatorias. Así que solo estas ondas nos permitirán
husmear en el verdadero origen del universo, con su Big Bang, su inflación cósmica y
los demás procesos que crearon todo lo que conocemos.
Crear un mundo. Esa no sería una mala aplicación de las ondas gravitatorias, ¿no os
parece?
En el pasado, los médicos tenían que conformarse con lo poco que había para
diagnosticar y tratar a sus pacientes y ello fomentó prácticas muy originales. Al fin y
cabo, la necesidad es la madre del ingenio. Incluso hoy en día, en zonas rurales remotas
o en países pobres, la medicina se ejerce con lo más básico y la alta tecnología brilla por
su ausencia. En estos casos, el ingenio para conseguir lo máximo a partir de lo más
sencillo se convierte en imprescindible. Así, ¿si la tecnología es demasiado cara para
emplearla en medicina, por qué no recurrir a la naturaleza?
Podría parecer poco heterodoxo, incluso extravagante, pero lo cierto es que diferentes
especies animales han ayudado a los humanos en la práctica de la medicina, tanto en el
pasado como en el presente. Por ejemplo, textos antiguos de hace milenios ya
explicaban cómo las hormigas solían arremolinarse en torno a la orina de determinadas
personas afectadas por diabetes. ¿La razón? Un incremento de la cantidad de glucosa
(comúnmente mal llamado "azúcar") en la orina atraía a las hormigas, que se
alimentaban de ella. En ese sentido fueron unas pioneras en el diagnóstico químico de la
diabetes. Tendríamos que esperar al siglo XVII, cuando el valeroso Thomas Willis tomó
la iniciativa para catar el pis y diagnosticar así la diabetes por su sabor dulce.
Las hormigas fueron unas pioneras en el diagnóstico 'químico' de la diabetes
A veces, la vida puede tener un peculiar y sarcástico sentido del humor. Cuando
pensamos en ratas, inmediatamente las asociamos con pobreza, malas condiciones
higiénicas y transmisión de enfermedades. En Mozambique, sin embargo, crían y
entrenan a ratas gigantes para diagnosticar la tuberculosis de forma rápida, precisa y
barata (solo 30 céntimos de dólar al día). Gracias al agudo sentido del olfato que poseen
estos roedores, son capaces de reconocer el olor típico que desprenden las muestras de
esputo (secreción de las vías respiratorias) de las personas afectadas por la enfermedad.
Son capaces de revisar 70 muestras en 10 minutos. Es mucho más eficiente que un
técnico de laboratorio que tardaría dos días en confirmar el diagnóstico. La atrevida
idea, desarrollada por la ONG belga Apopo, ha permitido confirmar diagnósticos de
decenas de miles de personas en un país pobre como Mozambique, con recursos escasos
y una elevada incidencia de tuberculosis.
En el campo de la tuberculosis, parece que no sólo las ratas son una opción para
diagnosticarla. Estudios científicos han revelado la gran sensibilidad de las abejas para
reconocer el olor que libera la bacteria de la tuberculosis. Por ello, diversos expertos han
planteado la posibilidad de entrenar abejas, al igual que las ratas, para diagnosticar la
enfermedad de forma sencilla y barata. La ventaja adicional de estos insectos frente a
los roedores es que resultar mucho más sencillo y barato criarlas y mantenerlas (además
de dar rica miel). Además, las abejas no sólo podrían resultar útiles para detectar la
tuberculosis, sino que también podrían serlo para detectar ciertos tipos de cáncer como
de piel y pulmón. Aunque en este campo sólo se ha planteado de forma experimental.
Tras hablar sobre hormigas, ranas, sapos, ratas y abejas como aliados para la medicina
no podíamos olvidar al mejor amigo del hombre: el perro. Su papel esencial en la
detección de drogas o de personas enterradas bajo escombros, gracias a su portentoso
olfato, es conocido por todos. Lo que es bastante desconocido es su gran habilidad para
detectar y avisar con antelación a sus dueños diabéticos de ataques de hipoglucemia o
hiperglucemia (glucosa en sangre demasiado baja o demasiado alta, respectivamente).
De hecho, existen programas de entrenamiento estandarizado para adiestrar a los
denominados perros de alerta de diabetes.
De nuevo, el agudo olfato de los perros, junto con la capacidad para detectar el sudor o
ciertos temblores previos a un ataque, son la clave de su habilidad especial para detectar
los cambios de glucosa en sangre antes incluso de que la persona diabética muestre
síntomas. Así, al reconocer un posible ataque, el perro realiza una tarea específica
(ladrar, sentarse o tumbarse) para alertar a la persona para que ésta pueda tomar medidas
inmediatamente: ya sea ingerir comida rica en hidratos de carbono o pastillas de glucosa
para ataques hipoglucémicos o inyectarse insulina ante ataques de hiperglucemia. Y es
que, diabetes a parte, múltiples estudios reflejan los beneficios para salud que tiene
convivir con este peludo y fiel animal. No es ninguna exageración, por tanto, afirmar
que el animal que mayor beneficio terapéutico ha aportado a la humanidad como leal
cuidador es el perro.
Fue seguramente Sam Peckinpah, en su película de 1969 Grupo salvaje, quien inventó o
sistematizó una aplicación sorprendente de la cámara lenta en los planos violentos. A la
mínima balacera o explosión de un cartucho de dinamita, allá que iba Peckinpah
ralentizando la escena y mostrándola en todo su macabro detalle, como si se tratara del
ataque de un predador en un documental científico. Los jovenzanos, que entonces no
nos llamábamos así, salíamos del cine desconcertados: ¿no eran los sucesos más
dramáticos los que parecían ocurrir más deprisa? “Todo ocurrió en una fracción de
segundo”, suelen decir los testigos de uno de esos actos, también en las películas, para
justificarse por no haber visto nada útil.
Bien, empecemos por recordar que el nombre “cámara lenta” está mal puesto: la cámara
va en realidad más deprisa de lo normal, y es por eso que el resultado final, lo que ve el
espectador, se ralentiza. Y en las situaciones violentas, o estresantes en general, de la
vida real, la cámara de nuestro cerebro también se acelera, y nuestro tiempo percibido
parece hacerse más lento en consecuencia. Nosotros percibimos la realidad como un
continuo, pero, al igual que en el cine, es el resultado de una película interior donde
cada fotograma dura 150 milisegundos (eso es unos siete fotogramas por segundo). En
situaciones de estrés, los fotogramas pasan más deprisa, y el resultado es algo parecido a
una escena violenta de Peckinpah. No sé si el director lo hizo aposta, pero tenía razón en
cierto sentido neurológico.
“John Franklin tenía ya diez años y seguía siendo tan lento que no era capaz de coger ni
una pelota”. Así empieza El descubrimiento de la lentitud, una novela de Sten Nadolny
recién publicada en español por Plataforma Ficción. Está basada en la vida del auténtico
John Franklin, el célebre explorador del Polo Norte, pero Nadolny ha hecho de él un
personaje de ficción caracterizado por su lentitud para percibir el mundo, y también lo
ha convertido en una teoría neurológica, al estilo de Peckinpah. Curiosamente, su
condición cerebral tiene relación de nuevo con los fotogramas interiores de la mente:
“Lo sorprendente”, escribe Nadolny, “era que desde cerca todo lanzaba destellos y daba
saltos: los palos de la cerca, las flores, las ramas. Más allá había vacas, tejados de paja y
colinas cubiertas de bosque, de modo que el ritmo de lo que iba apareciendo y
desapareciendo de la vista resultaba solemne y sosegado”. Las cosas que están cerca
parecen, desde nuestro punto de vista, moverse muy deprisa en comparación con el
fondo, y a la pobre cámara interior de Franklin no le da tiempo a interpretar sus lentos
fotogramas como un movimiento continuo. Solo puede hacerlo si las cosas están lejos.
Los psicólogos experimentales han aprendido mucho sobre nuestra percepción subjetiva
del tiempo, comparándola con el tiempo objetivo que mide la física. Dos elementos
esenciales son la secuencia de sucesos y la duración entre ellos. Pero hay pocas
situaciones en la vida real que no sean periódicas. Cada una de nuestras células es un
reloj biológico —este descubrimiento mereció el último premio Nobel de Medicina—, y
su coordinación marca nuestros ritmos de vigilia y sueño, comida, temperatura,
actividad metabólica y mil cosas más.
Nuestra percepción de la duración, o lapso de tiempo que discurre entre dos eventos
(dos notas de una melodía, por ejemplo, o dos martillazos sucesivos) es extremadamente
limitada y fácil de manipular para los experimentadores. Este tipo de percepción directa
del paso del tiempo funciona razonablemente bien cuando los dos eventos ocurren con
unos pocos segundos de diferencia. Por debajo de un segundo, las cosas se empiezan a
fusionar con facilidad; y por encima, no tenemos percepción directa de la duración, y
tenemos que empezar a usar relojes u otros criterios externos.
Hay factores que afectan de manera reproducible a nuestro sentido del tiempo. Si estás
intentando hacer algo y alguien o algo te interrumpe continuamente, la tarea parece
eternizarse (lo que en parte es cierto, por supuesto, pero el efecto sigue siendo verdadero
tras descontar eso). A un alumno que toma notas, la clase se le hace mucho más corta
que a otro que solo escucha. En general, la falta de actividad alarga el tiempo subjetivo.
Si yo me retraso media hora, a quien me espera le parecerá mucho más tiempo, y a mi
menos. Si estoy haciendo algo que me motiva, me parecerá que el tiempo pasa más
deprisa que si lo que hago me aburre. Todo esto son pistas que pueden contribuir a
explicar “aquellas interminables tardes de verano”. Quede como ejercicio para el lector.
Por fortuna, disponemos ahora de un texto esencial del filósofo francés Henri Bergson,
Historia de la idea del tiempo (Paidós). Arranca de una transcripción de sus conferencias
de 1902-1903 en el Collège de France, pero casi todo estaba inédito hasta ahora, y
Adriana Alfaro y Luz Noguez lo han editado muy bien en español, eliminando las
redundancias, incoherencias y anacolutos en los que incluso Bergson caía al hablar en
público. Bergson consideraba la idea del tiempo “un problema central de la metafísica
en general”, y reflexionó sobre ella con una extraordinaria agudeza:
“Yo me supongo inmóvil”, explicaba a su audiencia en 1902. “Me parece entonces que
el punto tiene cierto movimiento. Me pongo en movimiento con la misma dirección que
él, y con la misma velocidad: (…) Para mí, se volverá inmóvil”. Tiene gracia, porque
esa es más o menos la larva del experimento mental que Einstein estaba haciendo en la
misma época: ¿Qué pasaría si me monto en un rayo de luz? La luz debería parecerme
quieta, pero no puede estarlo, porque la velocidad de la luz es una constante
fundamental de la naturaleza. Como una velocidad no es más que el espacio recorrido
partido por el tiempo que se tarda, si la velocidad de la luz es constante, el espacio y el
tiempo no pueden serlo. Si corres montado en un rayo de luz, lo que se detiene no es la
luz, sino el tiempo. Hace volar la cabeza, pero es el fundamento de la relatividad
especial, que Einstein formularía un par de años después de las conferencias de París.
Bergson se deshizo después en elogios cuando conoció a Einstein, seguramente sin ser
correspondido.
Y no olviden ver Interestelar, la película que mejor explica la dilatación del tiempo en
las cercanías de un agujero negro. Venga, al chiringuito.
En el verano 5199 desde la creación del mundo, en el 2957 desde el diluvio, 2015 del
nacimiento de Abraham, 1510 desde Moisés y el éxodo de los judíos de Egipto, 1032
desde la coronación del rey David, en la semana 65 de la profecía de Daniel, en la
Olimpiada 194, en el verano 752 desde la fundación de la ciudad de Roma, en el verano
42 del reinado de Octavio Augusto, cuando por toda la tierra reinaba la paz, Jesucristo,
Dios eterno e hijo del Padre eterno, nació hombre de la virgen María”: esta retahila de
tiempos sagrados y tiempos históricos permitía a un martirologio romano de los
primeros siglos medievales enmarcar el acontecimiento, el nacimiento de Cristo, que
sería el gozne temporal de la tradición occidental hasta nuestros días.
Un cálculo afinado de las fechas litúrgicas permitió resolver situaciones incómodas del
pasado: la discrepancia en el siglo VII entre las iglesias romana y celta sobre cómo
calcular la Pascua provocó que el rey Oswiu de Northumbria celebrara la fiesta
siguiendo la práctica celta, mientras que su esposa aún ayunaba ya que era domingo de
Ramos según la práctica romana.
Diferentes maneras de datar los documentos emitidos por las cancillerías regias y
pontificia se mantuvieron a lo largo de toda la Edad Media. El Anno Domini se
generalizó en la curia pontificia y en la mayoría de los reinos cristianos. Algunos reinos
de la Península Ibérica, sin embargo, mantuvieron hasta casi época moderna la datación
propia del reino visigodo de Toledo, la Era Hispánica, cuyo inicio en el año 38 a.c.
indicaba la conversión de Hispania en provincia tributaria del Imperio Romano. No era
un cómputo utilizado más allá de los límites peninsulares. El documento solemne que
sellaba en 1170 el matrimonio entre Leonor de Inglaterra y el rey Alfonso VIII de
Castilla se fechaba de dos maneras, con la Era Hispánica y el año de la Encarnación de
Cristo, prueba de que el diploma estaba pensado para una audiencia más amplia, que no
entendería los usos de la corte castellana.
Hasta el siglo XIII, los instrumentos de medida del tiempo eran objetos de lujo. La hora
estaba al alcance de pocos
Hasta el siglo XIII los instrumentos de medida del tiempo —relojes de sol, de arena, de
agua o clepsidras— eran objetos de lujo y calcular la hora no estaba al alcance de todos.
En Hainault, a finales del siglo XII, a un duelo judicial solo se presentó uno de los
duelistas; tras una larga espera, exigió que los jueces declararan su victoria. Pero para
eso debían establecer que era ya la hora nona, lo que los jueces no supieron hacer a
pesar de que lo intentaron mirando al sol. Al final, acabaron preguntando a los clérigos.
Cuando no se podía determinar la hora aproximada por la posición solar, se utilizaban
teas, velas o lamparillas de aceite. Era una práctica extendida, que los reyes llevaran en
sus viajes velas de igual tamaño, que se encendían una tras otra para calcular el paso del
tiempo.
Pese a ser uno de los humanos prehistóricos mejor conocidos, no es fácil conocer
detalles sobre su vida, pero parece que Ötzi tuvo una existencia peligrosa. El análisis del
polen encontrado en su estómago reveló unas últimas horas agitadas. En poco tiempo,
pasó por una altitud de 2.500 metros para después descender a los 1.200 y volver a
superar los gélidos 3.000 metros de altitud donde recibió un flechazo por la espalda que
acabó con su vida. Poco antes, no se sabe si con la misma persona que lo acabó matando
o con otra, tuvo un enfrentamiento que le produjo una herida en la mano derecha.
Hace unos días, un análisis de las herramientas del hombre de los hielos mostró que se
encontraba en una situación crítica, con todos sus útiles desgastados y prácticamente
desarmado. Ahora, el primer estudio de su estómago indica que tenía una dieta útil para
sobrevivir en aquellas altitudes, pero que también pudo ser peligrosa. Pese a que análisis
previos del cabello de Ötzi apuntaban a una dieta vegetariana, el contenido del
estómago muestra una última comida rica en grasa, que incluía carne de una especie de
cabra montesa, de ciervo, cereales e indicios de un tipo de helecho tóxico.
Junto a carne de ciervo y cabra, Ötzi ingirió trazas de un helecho tóxico, quizá con
intenciones medicinales
Los autores del estudio que se publica en la revista Current Biology y están liderados
por investigadores del Instituto para Estudios de la Momia-Eurac Research en Bolzano,
Italia, explicaron en un comunicado que los análisis no habían sido posibles antes
porque en las primeras exploraciones no se encontró el estómago de Ötzi. El proceso de
momificación lo había cambiado de posición, pero finalmente fue identificado durante
una exploración con tomografía en 2009 y se comenzó a estudiar su contenido.
Para Ötzi, la dieta grasienta tenía sentido como fuente de energía en un entorno hostil
como el de la montaña, pero también pudo ser parte de los problemas que este hombre
de unos 45 años ya sufría cuando falleció. La observación de sus huesos indica que tenía
importantes calcificaciones en las arterias, un indicio claro de una aterosclerosis
avanzada a la que, además de una predisposición genética, contribuye una dieta alta en
grasas.
Sólidos de Catalan
El matemático belga Eugène Catalan estudió en el siglo
XIX los poliedros duales de los sólidos
arquimedianos.
13
Conéctate
Carlo Frabetti
13 JUL 2018 - 14:59 CEST
Nos preguntábamos la semana pasada por la relación entre los balones de fútbol y los
sólidos arquimedianos; reproduzco, al respecto, el comentario de nuestro “usuario
destacado” Carlos Gaceo: “Los balones actuales de fútbol están conformados por un
conjunto de 12 pentágonos y 20 hexágonos regulares, que ocupan el 86.74% del
volumen que ocuparía una esfera perfecta circunscrita al balón. Sin embargo, existe una
figura geométrica llamada rombicosidodecaedro que se aproxima aún más a la forma
esférica. Está formada por 20 triángulos equiláteros, 30 cuadrados y 12 pentágonos
regulares, teniendo un total de 62 caras. De esta manera el balón ocuparía un 94.33%
del volumen de la esfera circunscrita”. (Hay que tener en cuenta, además, que al hinchar
el balón sus caras se curvan ligeramente, con lo que a efectos prácticos se convierte en
una esfera).
Los duales de los sólidos arquimedianos son los sólidos de Catalan (recordemos que los
vértices del dual de un poliedro son los puntos medios de las caras del poliedro
original), denominados así en honor del gran matemático belga Eugène Catalan, que los
describió a mediados del siglo XIX.
Las caras de los sólidos de Catalan no son polígonos regulares, pero son todas iguales.
Y puesto que, como vimos, hay 13 sólidos arquimedianos, sus duales, los sólidos
catalanianos, también son 13:
¿De qué sólido arquimediano es el dual cada uno de ellos? Propongo a mis sagaces
lectoras/es este instructivo juego de emparejamientos.
Números de Catalan
Pero Eugène Catalan, más que por sus sólidos, es conocido por sus números. Hay varias
vías para llegar a los números de Catalan, y una de ellas consiste en ver de cuántas
maneras distintas se puede dividir en triángulos un polígono convexo mediante
diagonales que no se corten entre sí.
En el caso del heptágono, las posibilidades son 42, y en el del octógono, 132.
Una vez hallado el término que falta en la secuencia 1, 2, 5, x, 42, 132… ¿puedes decir
qué pauta sigue? O lo que es lo mismo: ¿cuál es la fórmula general que, para un
polígono convexo de n lados, nos da el número de triángulos en que podemos dividirlo
mediante diagonales que no se cortan?
El pan se inventó antes que el trigo cultivado. Investigadoras españolas han identificado
restos de pan hecho hace 14.400 años, varios milenios antes de que los cereales fueran
domesticados. El hallazgo da un revolcón al relato dominante sobre el origen de un
alimento tan básico para la historia de muchas civilizaciones y el de la propia
agricultura.
El estudio, publicado en la revista PNAS, lo describe como un pan plano, sin levadura,
ácimo, hecho de harina y agua. Al microscopio se puede observar una estructura similar,
aunque menos inflada, que la de muchos panes actuales. Los vanos, los espacios huecos,
apenas ocupan el 16%, frente al 40% - 70 % de los actuales con levadura. Se parecería
más a un pan pita que a uno de molde. La datación por radiocarbono considera a este
pan como el más antiguo de los encontrados. Hasta ahora, ese puesto lo tenía un pan
encontrado por la propia González en Çatalhöyük, un yacimiento de la meseta de
Konya, en la actual Turquía. Según sus estimaciones, tendría unos 9.000 años. El
identificado ahora fue cocinado unos cinco milenios antes.
Las migas de pan de 14.400 años fueron halladas por un equipo de arqueólogos de la
Universidad de Copenhague en Shubayqa 1, uno de los yacimientos más antiguos de la
cultura natufiense, presente en todo el Oriente Próximo, desde el norte del actual Irak
hasta la península del Sinaí, en el moderno Egipto. "Los natufienses fueron los últimos
cazadores recolectores [en Oriente Próximo] antes de la llegada de los agricultores del
Neolítico", recuerda Arranz-Otaegui, que ha participado en las excavaciones del
desierto Negro durante cuatro años. Aquel pueblo ya tenía perros domesticados, habían
abandonado la vida nómada y contaban con piedras, morteros y toda una industria lítica
para, entre otras cosas, hacer pan.
Sin embargo, el cultivo consciente de los cereales necesarios para obtener harina
exigiría un proceso de domesticación que no se producirá hasta unos milenios más
tarde. Así que los natufienses hacían su pan plano con granos de cereales silvestres en
un proceso que debía ser muy costoso. "El trigo actual se descascarilla casi solo, en los
silvestres la cobertura está diseñada para protegerlo y después había que molerlo,
amasarlo, cocerlo... Todo apunta a que el pan se hacía en ocasiones, quizá para un uso
simbólico o ritual, pero esto es difícil de demostrar", comenta la arqueóloga de la
Universidad de Copenhague.
De hecho, la presencia de cereales, pan y otros posibles derivados de la harina como las
gachas es pequeña si se compara con otros vegetales o carnes hallados en el yacimiento.
Apenas el 20% de la dieta de aquellas personas dependía de los cereales que
recolectaban. Ese porcentaje irá aumentando a medida que avance la agricultura.
"El pan exige un proceso intensivo en mano de obra que incluye el descascarillado, la
molienda de los cereales, el amasado y el horneado. Que esto se hiciera antes de los
métodos agrícolas sugiere que era considerado algo especial y el deseo de hacer más de
esta comida especial probablemente contribuyera a la decisión de empezar a cultivar
cereales", opina el director de la tesis de González, el profesor de la UCL Dorian Fuller.
Y con el cultivo de los cereales, se generalizó la agricultura, la acumulación de
alimento, la primera explosión demográfica, las primeras ciudades, las estructuras
sociales...
Ciencia y fe no suelen casar muy bien, pero hay excepciones, como la del científico y
sacerdote católico belga Georges Lemaître, que no solo supone un ejemplo reconocido
por la comunidad científica, sino que con gran humildad fue capaz de corregir al
mismísimo Albert Einstein. Estamos hablando del padre de la teoría del Big Bang que
intentaba demostrar el origen del universo.
Sin renunciar a su fe católica, Lemaître habló de un pasado infinito del universo pero
que no entraba en contradicción con su creencia de un Dios creador del mundo, ya que
tanto Aristóteles como santo Tomás de Aquino habían mostrado que un universo creado
no necesita un comienzo en el tiempo.
Tal vez la definición más precisa sobre Lemaître y sus descubrimientos la dio el mismo
Albert Einstein al escucharlo en una conferencia en California. Puesto en pie, afirmó
que la teoría del origen del universo “es la explicación más bella y satisfactoria de la
Creación que alguna vez he escuchado”.
La Primera Guerra Mundial le obligó a detener sus estudios y sirvió como voluntario en
el ejército belga, alcanzando el rango de sargento mayor. Fue condecorado con la
medalla de la Cruz de Guerra por su valentía, pero las atrocidades que contempló
acrecentaron su vocación sacerdotal, además de ser expulsado de alguna misión después
de decirle al instructor que sus cálculos balísticos estaban equivocados. Algún
compañero recordaría después que su vocación de fe y de ciencia iban tan en paralelo
que igual se le veía en el frente leyendo el libro del Génesis de la Biblia como artículos
de ecuaciones de físicos franceses.
Retomó sus estudios y en 1920, a la edad de 26 años, fue galardonado con la más alta
distinción, un doctorado en Ciencias Matemáticas por su tesis ‘La aproximación de
funciones reales de varias variables’. Georges Lemaître también obtuvo un
bachillerato en filosofía basada en el sacerdote italiano del siglo XIII santo Tomás de
Aquino.
Su siguiente paso fue comenzar los pasos para convertirse en sacerdote ingresando en la
Casa de Saint Rombaut en octubre de 1920. Sus profesores, al señalar su continuo
interés en las matemáticas y la física, sugirieron que estudiara el trabajo de Albert
Einstein. Lemaître así lo hizo, aprendiendo sobre el cálculo del tensor y la relatividad
general de los libros escritos por el famoso astrónomo matemático Arthur Eddington.
En 1922, Lemaître presentó una tesis, ‘La Física de Einstein’, que le valió una beca del
gobierno belga y aceptó la posibilidad de ir a la Universidad de Cambridge (Inglaterra)
como investigador de astronomía. Casi de forma paralela fue ordenado sacerdote en
septiembre de 1923, a la edad de 29 años. Sin embargo, en lugar de ejercer como
sacerdote en una parroquia o en un colegio, Lemaître utilizó la beca para estudiar la
relatividad general y trabajar personalmente con Eddington, quien le sugirió a Lemaître
que comenzara a trabajar en un doctorado sobre el universo.
Eddington le pidió a Lemaître que aplicara las reglas de la relatividad general a los
contenidos de su trabajo y que viera cuál era el resultado: Lemaître descubrió dos
soluciones al problema de Eddington: la primera consistía en una propuesta que hizo
Einstein en 1917 de un universo cerrado, estable y estático cuya densidad de masa de
energía es constante; la segunda tenía que ver con la propuesta de Willem de Sitter,
también en 1917, de un universo cuyo comportamiento a gran escala está dominado por
la constante cosmológica (la densidad de energía del espacio vacío).
Georges Lemaître cruzó el Atlántico para llevar a cabo investigaciones en la
Universidad de Harvard y también se inscribió como alumno para un doctorado en
Físicas en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts). Durante su estancia en
Estados Unidos viajó mucho y conoció a los astrónomos y físicos más importantes del
país, incluidos Forest Ray Moulton, William Duncan MacMillan, Vesto Slipher, Edwin
Hubble y Robert Millikan.
Einstein no estaba solo al encontrar inaceptables las ideas de Lemaître; más bien era la
opinión de casi todos los científicos. Sin embargo, en 1929 Hubble publicó un trabajo
que presentaba una evidencia mayor de un universo en expansión, contradiciendo la
teoría entonces aceptada de un universo estático.
Esta fue la primera formulación explícita de la teoría del Big Bang, actualmente
aceptada y en aquel momento también aceptada por la mayoría de científicos y a la que
Georges llamó “Teoría del átomo primigenio”. En 1933, Einstein y Lemaître ofrecieron
una serie de conferencias en California. Después de escuchar a Lemaître explicar su
teoría en uno de estos seminarios, Einstein se puso de pie y dijo: “Esta es la explicación
más bella y satisfactoria de la Creación que alguna vez he escuchado”.
Las ideas de Georges Lemaître llegaron a la prensa popular, que lo describió como el
cosmólogo líder del momento. Un artículo en el ‘New York Times’ mostró una fotografía
de él con Einstein con la leyenda: “Tienen un profundo respeto y admiración el uno por
el otro”, y es que el hecho de que Lemaître fuera tanto un científico como un sacerdote
católico formaba parte de la fascinación que tenía la prensa popular, hasta el punto de
que un periodista escribió de él: “No hay conflicto entre religión y ciencia, repite
Lemaître una y otra vez... Su punto de vista es interesante e importante no solo porque
sea un sacerdote católico, ni uno de los principales matemáticos y físicos de nuestro
tiempo, sino porque él es ambas cosas”.
El mayor opositor a la hipótesis de Lemaitre fue el astrónomo inglés Fred Hoyle, uno de
los arquitectos del modelo del Estado Estacionario. De hecho fue él quien le dio su
nombre a la teoría del Big Bang en una entrevista de radio para la BBC y lo hizo de
modo despectivo.
Para el sacerdote belga Georges Lemaître, la historia del universo se divide en tres
periodos: el primero es llamado “la explosión del átomo primitivo”, según la cual hace
5.000 millones de años existía un núcleo de materia hiperdensa e inestable que explotó
bajo la forma de una super-radiactividad. Esta explosión se propagó durante mil
millones de años y los astrónomos perciben sus efectos en los rayos cósmicos y las
emisiones X.
Finalmente, siguen los periodos de expansión, iniciados hace 2.000 mil millones de
años, que demostrarían que el universo se encuentra en expansión a una velocidad de
170 kilómetros por segundo de manera indefinida.
En 1948, George Gamov propuso una nueva descripción del comienzo del universo; y
aunque es considerado hoy como el padre de la teoría del Big Bang, las líneas maestras
estaban ya presentes de una forma muy clara en la cosmología del Lemaître.
Al final de su vida, Georges Lemaître se dedicó cada vez más a los cálculos
numéricos. Su interés por las incipientes computadoras y la informática terminó por
fascinarlo completamente.
Murió en la ciudad belga de Lovaina, el 20 de junio de 1966, a los 71 años, dos años
después de conocer la noticia del descubrimiento de la radiación de fondo de
microondas cósmicas, que constituía la prueba definitiva de su fundamental teoría
astronómica del Big Bang.
El colgante fue hallado por María Campoy, una de las 37 estudiantes de diferentes
partes del mundo que han recibido una beca este verano para excavar en la zona, una
oportunidad que se da a futuros arqueólogos y en la que colabora la Comarca de las
Cinco Villas. En la excavación, que recibe unas 4.000 visitas al año, están trabajando
estadounidenses, chilenos, venezolanos.
Hace unos días se halló en la misma excavación otra pieza de oro singular, un
fragmento de un pendiente con lo que parece ser una esmeralda. La aparición de oro en
esta zona desvela "la importancia de la ciudad en aquellos años", ha subrayado Andreu,
ya que el yacimiento más próximo de este metal se situaba en los Pirineos.
Estas piezas y la labor realizada en este yacimiento se podrán contemplar en una jornada
de puertas abiertas el próximo domingo, 22 de julio. Todo ello se completará con la
realización de diferentes talleres de cantería, cerámica, acuñación de monedas y de
arqueología para niños.
Cada vez son más los estudios que vinculan el desapego de una parte de la ciudadanía
hacia el sistema político con las consecuencias que las transformaciones económicas
recientes están teniendo en nuestras sociedades. Tanto en Estados Unidos como en
Europa, las regiones cuyas estructuras productivas se han visto más afectadas por la
nueva competencia internacional, son las que más han virado políticamente hacia
Trump, el Brexit, o los partidos de corte nativista y proteccionista. Como trato de
mostrar en mi reciente libro Antisistema: Desigualdad económica y precariado político,
los individuos que se ven económicamente más vulnerables, especialmente tras la gran
recesión, son más proclives a votar a partidos que cuestionan el funcionamiento del
sistema político. Un cierto consenso empieza a emerger entre economistas, politólogos
y sociólogos: aunque los procesos de internacionalización y automatización de nuestras
economías tengan consecuencias netas positivas, también generan ganadores y
perdedores sistemáticos. Muchos individuos son capaces de aprovechar las
oportunidades que ofrece una economía más abierta y dinámica, pero otros ven cómo
estas transformaciones les condenan a perder sus empleos y a aceptar trayectorias
laborales más precarias y erráticas. Para los trabajadores menos cualificados y de
menores salarios no es fácil adaptarse a los cambios que trae la nueva economía:
cambiar de sector o de ocupación para convertirse en un “ganador” de la globalización o
de la automatización no siempre es posible. El proceso de ajuste deja cicatrices,
concentradas entre ciertos grupos sociales.
Que los cambios económicos tienen consecuencias distributivas y que estas pueden
degenerar en crisis políticas no es algo que hayamos descubierto ahora. Una de las
principales enseñanzas de la historia económica de la primera mitad del siglo XX es que
para sostener políticamente un orden económico internacional abierto era necesario que
los sistemas políticos nacionales fueran capaces de lograr que el crecimiento fuera
inclusivo, es decir, que los Estados ofrecieran políticas de compensación transversales
que suavizaran las consecuencias negativas asociadas a la exposición a los mercados
globales. No es casualidad que la reconstrucción de un orden económico internacional
abierto tras la Segunda Guerra Mundial viniera de la mano de la mayor expansión del
Estado del bienestar de la historia.
El nuevo contrato social exige un nuevo reparto de recursos económicos y del poder
político
El que sea un problema tan extendido nos hace ser escépticos respecto a explicaciones
coyunturales centradas en partidos concretos o en la tan manida falta de “voluntad
política de nuestros gobernantes”. Las causas, creo, son más profundas.
Los perdedores económicos no se han vuelto débiles solo en las urnas. Una de las
principales instituciones que tradicionalmente les garantizaban voz en el proceso de
toma de decisiones, los sindicatos, también han sufrido un proceso secular de
debilitamiento. La consecuencia es que nuestros sistemas políticos han facilitado que los
perdedores económicos se vayan convirtiendo en una suerte de precarios políticos:
ciudadanos que se perciben incapaces de incidir en el proceso de toma de decisiones
democrática. La ausencia de políticas de compensación sería por tanto una consecuencia
más de ello: no les protegemos frente a los cambios porque nuestros gobernantes tienen
demasiados pocos incentivos para hacerlo.
Y ahora que empezamos a ver las orejas al lobo ¿cambiarán las prioridades de nuestros
líderes una vez que hemos visibilizado las dramáticas consecuencias políticas que tiene
la desatención sistemática de las demandas de protección? Parece existir un cierto
consenso en torno a la necesidad de una globalización más inclusiva, ¿pero es esperable
que lo logremos?
En última instancia, el nuevo contrato social que exige la nueva economía requerirá no
solo de un nuevo reparto de los recursos económicos, sino sobre todo del poder político.
Salir de la gruta
Para salir de los mundos mentales cerrados, propios de
las sectas o círculos de elegidos, es necesario en
primer lugar una cierta propensión a la
independencia personal. Y, además, acogerse al
amparo moral de otra autoridad fuerte
Conéctate
José Álvarez Junco
16 JUL 2018 - 00:00 CEST
EULOGIA MERLE
Doce niños son rescatados, felizmente, de una cueva tailandesa. En esos mismos días
conozco, por fortuna, al chileno Mauricio Rojas, cuya historia personal me impresiona:
antiguo militante del MIR, exiliado a Suecia tras el golpe de Pinochet, se integró en
aquel país, fue elegido diputado y actuó durante años en el Parlamento sueco; hoy es
asesor del nuevo presidente chileno Piñera, liberal conservador.
Relaciono ambos casos, no sé si por los pelos, con la evolución intelectual y vital de mi
generación, la de los nacidos bajo el primer franquismo. No hemos vivido, pienso, un
proceso gradual de aprendizaje, una tranquila acumulación de conocimientos, sino una
sucesión de refugios en grutas, mundos mentales cerrados, en los que nos integramos
con fe ciega durante años para, en cierto momento, tras dramáticas crisis personales,
arrumbarlos y sustituirlos por otros.
Llamo mundos mentales cerrados a los propios de las sectas, círculos de elegidos,
creyentes en la salvación colectiva, alimentados por ideologías globales, con respuestas
para todo; comunidades que solo reciben su propia e interesada información y
desconfían de cualquier aporte proveniente del exterior, al que creen hostil, y que
castigan o excluyen a quien se obstina en plantear dudas o mantener opiniones propias.
¿Cómo se puede salir de este tipo de grutas mentales si desde ellas se carece, por
definición, de acceso a toda información crítica? Es una operación, en principio, más
difícil que la de Tailandia, pero de hecho ocurre y todos hemos conocido giros vitales de
este tipo. Aunque también sabemos de gente que no ha cambiado nunca, que han sido
fieles a una Iglesia, o a Trotski, toda su vida.
Ocurre con ciertos grupos políticos: no permiten que voces ajenas cuestionen su visión
del mundo
Lo primero que se necesita para liberarse de esas grutas es, desde luego, una cierta
actitud rebelde, un individualismo, una propensión a la independencia personal más que
a la lealtad incondicional hacia el grupo. Al decir esto halago a quienes protagonizan
estas rebeldías, pero no en todo seré tan positivo. En nuestro caso, el primer mundo
cerrado en que crecimos fue el nacionalcatolicismo, anclado en la condena de la
modernidad por Pío IX, tan viva aún en los colegios de curas de la España de los años
1950. Las pruebas acumuladas por Tomás de Aquino sobre la existencia de Dios, oídas
en clase de filosofía, nos parecían irrefutables. Pero por algún lado llegaban objeciones,
que no dejaban de rebullir en la cabeza de un chico de dieciocho años. Si Dios era tan
bueno, ¿por qué existía el mal? ¿por qué era tan injusto el mundo? No bastaba referirse
al demonio, porque Satanás mismo era, como todo, producto de la voluntad divina. ¿Por
qué había el Supremo Hacedor consentido —o decidido libremente— que existiera
Satanás?
Venía a continuación la pésima reacción del grupo ante el inquieto. Desconfiaban de
inmediato, le excluían, no perdían el tiempo con él. Por mucho que lo intenté, nunca
logré mantener un debate serio sobre el origen del mal en el mundo. Un par de curas me
dijeron que era un muchacho interesante, con inquietudes, que teníamos que hablar
largo y tendido. No encontraron el momento para hacerlo. Pero no todo deja en tan buen
lugar la personalidad del disidente, no todo se debe a su espíritu crítico, insatisfecho con
las explicaciones tranquilizadoras que apuntalan la visión del mundo dominante en su
entorno. Existe también un lado menos honorable. Pocos prescinden del amparo de un
grupo cerrado sin acogerse a otra autoridad o referencia moral fuerte. Mi decisión de no
ir a misa un cierto domingo, por ejemplo, se reforzó al caer en la cuenta de que Ortega y
Gasset no era católico; si Ortega, de quien había leído un par de libros y a quien creía
una mente de prestigio universal e incontestable, no creía en ese Dios uno y trino cuya
voz en la tierra era la Iglesia de Roma, alguna razón habría para no hacerlo. Un
argumento de autoridad tan ingenuo como ese pesó tanto o más que cualquier
planteamiento racional.
Durante años, o decenios, el mundo mental en el que nos refugiamos los miembros de
mi generación universitaria renegados del franquismo fue una cultura contestataria cuyo
soporte intelectual era básicamente marxista. Aquella nueva gruta nos proporcionó
amigos, amores, apoyos ante cualquier conflicto personal; y, en el terreno intelectual,
respuestas para todo. Cualquier frustración se debía a la dictadura, cuyos cimientos eran
la explotación de la clase obrera y el amparo del imperialismo americano. Las
multinacionales, oscuras y malignas regidoras del mundo, eran las responsables directas
o indirectas de todos los males que afligían a la humanidad: hambres, guerras,
analfabetismo, desajustes amorosos, extinción de especies, océanos ahogados en
plástico; todo, bien explicado, era culpa del capitalismo depredador.
Hay que oír a todos y estar dispuestos a aprender, a rectificar nuestras opiniones
Tampoco fue fácil escapar de aquello. Ni fue muy distinto el mecanismo seguido. Todo
empezó con algunas preguntas cruciales, como por qué la revolución proletaria había
desembocado en los horrores del estalinismo. La psicopática personalidad de Stalin no
bastaba como respuesta, pues era el propio sistema quien había confiado a un tipo como
él, y sin control alguno, la máxima responsabilidad. Al planteamiento reiterado de
aquellas objeciones siguió, de nuevo, un proceso duro, del que estuvieron ausentes,
como en el anterior, los debates serios. Uno empezó a ser sospechoso en cuanto repitió
sus dudas. Perdió amigos, dejó atrás amores, se oyó llamar traidor… Y tampoco bastó la
mente crítica. Fue necesario ampararse en personalidades que uno creía autorizadas
(Claudín, Semprún, en el caso español; Borges, Paz, Vargas Llosa, para los
latinoamericanos). Solo entonces se entrevió la salida de la gruta.
La pregunta es por qué existen esas grutas, por qué tendemos a refugiarnos en ellas, cuál
es el camino que nos permite encontrar la salida, y con cuánta frecuencia abandonamos
una solo para refugiarnos en otra similar. Los casos de tránsito del marxismo al
nacionalismo, por ejemplo, son notorios. O los de aquellos que no salen nunca de la
gruta, ni aun cuando creen haberlo hecho, porque siguen aferrados a tópicos propios de
aquella visión a la que un día fueron fieles.
Ocurre con las sectas, por antonomasia religiosas. Pero también con los grupos
políticos, en general radicales, de derechas o de izquierdas, como nacionalismos o
populismos: hablan únicamente entre ellos, leen su propia prensa, oyen su canal de
televisión, no permiten que voces ajenas les cuestionen su visión del mundo. Lo
tranquilizador es que exista una verdad, garantizada por una autoridad. Lo contrario, lo
propio del espíritu libre, es afrontar la realidad sin armadura, a pecho descubierto,
aceptando que la verdad es múltiple, que sus fragmentos viven dispersos, que hay que
oír a todos y estar dispuesto, hasta el final, a aprender, a cambiar de opinión. Hace falta
mucha fuerza para eso.
El diputado Avi Dichter, ponente de la polémica ley del Estado Nación que discrimina a
los árabes de Israel, ha apelado en la Kneset a argumentos de primacía bíblica para
rebatir las críticas de los parlamentarios de la minoría. “Ustedes no estaban aquí antes
que nosotros y no permanecerán después de nosotros”, enfatizó el legislador del partido
Likud, liderado por Netanyahu. “Hemos aprobado esta ley fundamental para impedir la
menor veleidad o tentativa de transformar el Estado de Israel en una nación de todos sus
ciudadanos”, sentenció de modo explícito.
La ley del Estado Nación se presenta como un poderoso guiño político para movilizar a
los votantes más conservadores ante las legislativas que se avecinan. Codifica una
realidad cotidiana en la que judíos y árabes viven en localidades y distritos separados,
salvo en algunas poblaciones mixtas como Haifa (norte de Israel) o Jaffa (sur de Tel
Aviv), y en la que la lengua árabe queda oficialmente degradada ante el hebreo. Pero
como nueva ley fundamental puede llevar a los jueces a interpretar con criterio más
restrictivo los derechos de las minorías en casos de discriminación, frente a la defensa
de la igualdad proclamada en la Declaración de Independencia que alumbró en 1948 el
Estado de Israel. Ese era precisamente el templo que defendió, no sin apuros, el general
Dayan.
Ágata A. Timón
19 JUL 2018 - 19:17 CEST
Los linfocitos T son células que forman parte del sistema inmune del cuerpo humano.
Sus procesos de creación y maduración son especialmente delicados, ya que cualquier
fallo puede derivar en problemas graves para el individuo, como leucemias y otras
enfermedades autoinmunes. En los últimos años, las ecuaciones diferenciales han
resultado ser la clave de los modelos matemáticos de poblaciones empleados para
estudiar y comprender estos procesos.
En cada instante del proceso, cada una de las células puede (1) morirse, (2) dividirse y
dar lugar a dos células hijas, o (3) diferenciarse y dar origen a una célula diferente. Es
muy importante entender dónde y cuándo recibe cada timocito una señal que le indica la
opción que ha de seguir. Estas señales dependen tanto de las células epiteliales del timo,
en particular del tipo de moléculas (antígenos) que tengan en su membrana celular,
como del tipo de receptor T que el timocito muestre en su superficie. Es precisamente la
interacción entre los receptores T de un timocito y los antígenos de las células
epiteliales lo que determina su futuro.
Las ecuaciones diferenciales ordinarias (EDOs) son la clave de estos modelos, que
permiten describir en cada instante de tiempo el número de timocitos que hay en cada
fase de maduración y los modelos matemáticos de poblaciones incorporan las tasas de
muerte, diferenciación y división, que caracterizan el proceso de selección tímica.
Los parámetros que se emplean, de forma habitual, son: el flujo de entrada en el timo
desde la médula ósea, las tasas de muerte de cada población, las tasas de diferenciación,
las tasas de proliferación, y las tasa de migración a la sangre de los linfocitos que han
sobrevivido todo el proceso. Los datos experimentales que requiere el modelo para
determinar estos parámetros son el número de timocitos de cada población en distintos
instantes de tiempo.
En colaboración con Kris Hogquist, catedrática de la Universidad de Minnesota y
experta en el desarrollo tímico, hemos desarrollado una línea de investigación en el
estudio de la selección tímica en ratones. Uniendo sus datos experimentales con nuestro
modelo, hemos determinado las tasas del proceso de selección tímica. Nuestro estudio
permite concluir que menos del 9% de los pre-linfocitos T que comienzan el proceso de
maduración tímica logran llegar al final.
En un fuego se produce un proceso en el que el oxígeno que hay en el aire reacciona con
un combustible. Las materias originales se transforman en otras, sobre todo gases como
el dióxido de carbono y el vapor de agua, aunque también pueden formarse sólidos muy
finos (las cenizas, el humo, el hollín). No es magia, es química.
Esa es la respuesta a por qué la llama va para arriba, porque está formada por gases
producto de la combustión que al calentarse se expanden y suben. Y eso es así siempre,
en las condiciones normales de la Tierra. Pero si provocáramos una combustión en
ausencia de gravedad, las cosas serían distintas. En experimentos realizados en la
Estación Espacial Internacional, se ha visto que las llamas no van para arriba. Las
especiales condiciones de movimiento de la Estación Espacial hacen que en ella exista
una situación de microgravedad, y por esa razón allí las llamas son redondas. Nuestro
planeta ejerce una fuerza de atracción gravitatoria que es mayor sobre los gases fríos,
más densos, que sobre los gases calientes, menos densos. Eso, como vimos al principio,
hace que los gases de la combustión se vayan hacia arriba, y que la llama tenga su típica
forma ahusada. En la Estación Espacial, en sus condiciones de microgravedad, esa
diferencia no existe, así que los gases calientes se expanden hacia todas las direcciones
de igual forma, no solamente hacia arriba. Y el resultado es una llama esférica.
En cuanto a la luz de la llama, también se debe a que está caliente. Toda la materia
emite radiación, excepto si estuviera a la temperatura teórica más baja que se puede
alcanzar: -273,15 ºC. Pero una buena parte de esa radiación no es luz visible, es decir,
detectable por el ojo humano. Por ejemplo, nuestros cuerpos también emiten radiación,
pero no es luz visible sino que está en la frecuencia infrarroja y por eso en la oscuridad
puede “verse” a un ser humano vivo con dispositivos de detección de infrarrojos. Como
las llamas tienen una temperatura muy superior a nuestro cuerpo, parte de su radiación
está dentro de la zona visible del espectro electromagnético, y la vemos como luz.
Además, su temperatura influye en su color. La luz de las llamas de temperatura más
baja tiene un tono rojizo y las de mayor temperatura son de color anaranjado o amarillo.
El color de la llama también puede verse modificado por la existencia en ella de
sustancias que emiten luz de colores específicos, como las que se forman en la llama de
un quemador de butano o gas natural y que le dan su brillante color azul.
Al codificar lo obvio —que Israel aspira a ser el “hogar nacional de los judíos”— el
Gobierno más derechista en la historia del Estado hebreo y la ajustada mayoría que le
sustenta en la Kneset parecen haberse olvidado deliberadamente del derecho universal
de igualdad. La Ley del Estado nación aprobada durante una madrugada de ásperos
debates en el Parlamento discrimina abiertamente a una quinta parte de la población: los
árabes que desde la creación de Israel en 1948 cuentan con plena ciudadanía formal.
No es de extrañar que los diputados árabes abandonaran la Cámara dando gritos contra
la “ley del apartheid”, que impide que su lengua materna sea cooficial junto al hebreo.
Mientras, los partidarios del primer ministro Benjamin Netanyahu y de sus aliados
nacionalistas y ultraortodoxos celebraban una “norma fundacional” que consagra la
hegemonía de la mayoría.
Los legisladores han enterrado el artículo que autorizaba la creación pura y dura de
ciudades segregadas para judíos bajo una fórmula declarativa por la que el Estado se
limitará a alentar como “un valor nacional” dichos asentamientos. Acuñado ya en una
una norma fundamental, nadie podrá negar ahora que Israel es un Estado judío. Está por
ver si el carácter democrático que defendieron sus padres fundadores, con David Ben
Gurion a la cabeza, queda preservado tras esa nueva ley que proclama un Estado nación
solo para judíos.
Otro ingeniero, que también es el hombre más rico de la historia moderna, se enfrenta a
una huelga por las condiciones en las que mantiene a la base de trabajadores de lo que,
para muchos, es la plataforma comercial más revolucionaria que existe.
La empresa que, esencialmente, define el flujo de información que pasa por nuestras
manos y por nuestros cerebros día a día es sancionada con una multa monumental por
parte de la Comisión Europea, acusada de abuso de posición dominante.
Todo ello, acontecido en los últimos siete días, se suma a la caída en desgracia de
Facebook, o al cuestionamiento de Apple por su manera de esquivar impuestos. Los
superhéroes de Silicon Valley, que algunos consideraron redentores de la humanidad
ante políticos supuestamente corruptos e incapaces de enfrentarse a los grandes desafíos
de nuestro tiempo, vuelven a ocupar su lugar.
Y su lugar no es otro que el que siempre han tenido los empresarios. Resulta que no
están aquí para salvarnos, sino para salvarse a sí mismos. Mientras están en ello nos
ofrecerán productos y servicios que quizá nos mejoren la vida. También pedirán nuestro
trabajo a cambio de una remuneración. Pero al mismo tiempo tratarán de que sus
productos y servicios sean los únicos, o de que la remuneración sea baja, o flexible. En
definitiva, harán todo lo posible por maximizar sus beneficios.
Afortunadamente, tenemos un instrumento tan viejo como este dilema para encontrar un
equilibrio: el Estado moderno. Con sus leyes para proteger a trabajadores y a
consumidores, su inversión en ciencia e investigación básica, su sistema de bienestar,
sus impuestos para financiar todo ello, sus mecanismos igualitarios para decidir cómo
resolvemos tal o cual problema.
Alta traición
Nada de lo que Trump dice tiene que ver con la verdad.
Solo con el poder, el suyo
19 JUL 2018 - 00:00 CEST
Nunca se había visto una conferencia de prensa tan vergonzosa para la imagen de EE
UU, con un desequilibrio de actitudes y de autoridad entre ambos mandatarios tan
explícito. El bochornoso espectáculo es también un desastre para su protagonista, pues
da alas al fiscal Mueller, el encargado de investigar las interferencias rusas, que ya ha
mandado a los tribunales a 32 personas, 25 de ellas rusas, ha obtenido autoinculpaciones
de tres colaboradores del presidente y no dudará en estrangularle judicialmente si tiene
la oportunidad.
Nada de lo que Trump dice tiene que ver con la verdad. Solo con el poder, el suyo. Con
frecuencia para amedrentar o debilitar a sus interlocutores, tal como ha hecho con
Theresa May y Angela Merkel; o de forma más discreta con un representante del
Gobierno español, en un reciente encuentro en el que se permitió desconsideradas y
desfavorables valoraciones sobre la crisis catalana.
La autocrítica pendiente
Es obligado hacer una severa crítica a la forma como
se ha afrontado el desafío secesionista desde la
política española
Conéctate
Joaquim Coll
19 JUL 2018 - 00:00 CEST
La historia de Schleswig-Holstein anticipaba que no era el mejor lugar para lograr una
fácil extradición, aunque era difícil imaginar que sus jueces acabarían extralimitándose
en la aplicación de la euroorden y haciendo un enjuiciamiento paralelo con
sorprendentes conclusiones. Por ejemplo, afirman que el expresident solo veía el
referéndum como un preludio de las negociaciones con el Gobierno español, o que no
cabe ni tan siquiera atribuirle una responsabilidad penal por “quebrantamiento de la
paz” porque no era el “líder espiritual de la violencia” ocurrida el 1 de octubre. Todo
ello sin interrogar a testigos ni disponer de nada más que de la información de la fiscalía
confrontada con los argumentos de la defensa.
Bandadas
La ingeniería se ha inspirado siempre en la naturaleza,
y lo hace cada vez más
Conéctate
Javier Sampedro
19 JUL 2018 - 00:00 CEST
La imagen resulta algo nuevo. Tiene gracia verlos: son 30 drones (del tipo quadcopters,
o pequeños helicópteros autónomos de cuatro hélices) volando juntos, pero no en
perfecta formación robótica, sino como vemos hacer a las bandadas de aves,
dividiéndose en dos grupos para salvar un obstáculo, girando de repente hasta casi darse
la vuelta y sin chocar jamás una con otra, ajustando su forma todo el rato y sin ningún
control central. La ingeniería se ha inspirado siempre en la naturaleza, y lo hace cada
vez más. El roboticista húngaro Gábor Vásárhelyi y sus colegas han diseñado su
bandada de drones para que vuelen juntos como las aves. Los gráficos de sus
trayectorias reales te dejan estupefacto (Science Robotics). Parecen vencejos al
atardecer, aunque no gritan tanto.
He aquí algunos trucos de Vásárhelyi: todos los drones se comunican unos con otros.
Los que van al frente tienen que avisar a los de atrás de que van a cambiar el rumbo, de
modo que eviten apiñarse como los coches que llegan a un atasco. Los movimientos de
la bandada deben absorber factores azarosos como errores de comunicación,
perturbaciones atmosféricas y obstáculos imprevistos. No intentan programarlo todo de
forma definitiva, sino que dejan evolucionar a sus modelos en simuladores de vuelo.
Esto último es otra idea que proviene de la biología, como es obvio.
Hay otros avances de la robótica (misma fuente) que también son hazañas colectivas, y
que en este caso se basan en las colonias de insectos sociales. Uno de estos enjambres
de robots puede, según demuestran científicos belgas e italianos, resolver complejos
problemas que deben abordarse secuencialmente y que son inalcanzables para cada
robot individual. También parece una película, pero esta vez de Frank Capra.
No tienen forma humana, pero a fe mía que se organizan mejor que nosotros.
En 2004 pronuncié un discurso ante la Kneset —el Parlamento israelí— en el que hablé
de la Declaración de Independencia del Estado de Israel. La califiqué de “fuente de
inspiración para creer en los ideales que nos hicieron dejar de ser judíos y nos
transformaron en israelíes”, y proseguí diciendo que “este documento extraordinario
expresaba este compromiso: ‘El Estado de Israel se consagrará al desarrollo de este país
en beneficio de todos sus pueblos; se fundamentará en los principios de libertad, justicia
y paz, guiado por las visiones de los profetas de Israel; reconocerá la plena igualdad de
derechos sociales y políticos a todos sus ciudadanos, con independencia de su religión,
raza o sexo; garantizará la libertad religiosa, de conciencia, idioma, educación y
cultura”.
Los padres fundadores del Estado de Israel que firmaron la Declaración veían en el
principio de igualdad la piedra angular de la sociedad que estaban construyendo.
También adquirieron el compromiso —tanto ellos como nosotros— de “procurar la paz
y las buenas relaciones con todos los países y pueblos vecinos”.
Setenta años después, el Gobierno israelí acaba de aprobar una nueva ley que sustituye
el principio de igualdad y valores universales por el nacionalismo y el racismo.
Me llena de profundo pesar tener que repetir exactamente las mismas preguntas que
planteé hace 14 años cuando me dirigí a la Kneset: ¿Podemos pasar por alto la distancia
intolerable que separa la Declaración de Independencia prometida de los hechos, la
distancia entre la idea y la realidad de Israel?
Catorce años después, sigo creyendo que, a pesar de todas las dificultades objetivas y
subjetivas, el futuro de Israel y su puesto en la familia de los países ilustrados dependerá
de su capacidad para cumplir la promesa de los padres fundadores tal como la
consagraron en la Declaración de Independencia.
Sin embargo, nada ha cambiado verdaderamente desde 2004. Por el contrario, ahora
tenemos una ley que confirma la condición de la población árabe como ciudadanos de
segunda clase. Por consiguiente, se trata de una forma muy evidente de apartheid. No
creo que el pueblo judío haya vivido 20 siglos, la mayor parte de ellos sufriendo
persecución y soportando crueldades sin fin, para ahora convertirse en el opresor que
somete a los demás a sus crueldades. Precisamente esto es lo que hace la nueva ley. Por
eso, hoy me avergüenzo de ser israelí.
Aquel nuevo fármaco funcionó solo en un 10% de pacientes, pero fue el primer paso
hacia la inmunoterapia. En la actualidad, la segunda generación de estos fármacos ya
están aprobados para tratar diferentes tipos de tumores y el porcentaje de éxito en
melanoma es del 40%. Ribas explica que esta nueva generación de fármacos funciona
por ahora solo en los pacientes cuyo sistema inmune ya había aprendido a identificar el
tumor, pero no podía combatirlo porque "tenía echado el freno". Los nuevos fármacos
de inmunoterapia eliminan esos frenos moleculares y desencadenan una respuesta
completa.
“Hay pacientes que están curados”, explica Ribas, jefe de inmunología tumoral del
Centro de Cáncer Jonsson de la Universidad de California en Los Ángeles (EE UU).
“Los pacientes que respondieron tenían cánceres esparcidos por el cuerpo y ahora llevan
años sin ningún tumor. Es porque el sistema inmune tiene memoria, se acuerda. Nos
vacunamos de niños y aunque tengas 80 años tu cuerpo aún recuerda que te vacunaron
de paperas. Es increíble. Si conseguimos lo mismo para el cáncer podemos lograr
respuestas aún más duraderas”, explica Ribas, que ha visitado Madrid para participar en
un simposio organizado por la Fundación para la Excelencia y la Calidad en Oncología.
Este investigador, que trabaja en EE UU desde 1996, intenta entender por qué la
inmunoterapia no funciona en otros pacientes y busca nuevas formas de activar su
sistema inmune contra el cáncer. Probablemente el próximo gran paso en esta línea de
investigación será gracias a la combinación de tratamientos conocidos con otros nuevos,
explica en esta entrevista.
R. Las respuestas que vemos no son por suerte, es pura biología. Los tumores para los
que se han aprobado estos fármacos son lo que llamamos inmunogénicos. El melanoma
en la mayoría de casos está inducido por radiación solar, que causa mutaciones que
cambian el gen y la proteína que produce. Es esa proteína la que el sistema inmune
reconoce como anormal. También son efectivos con los inducidos por el tabaco:
pulmón, esófago, vejiga, cabeza y cuello… y con los causados por virus, como el de
hígado o cérvix, entre otros.
P. Hace unas semanas un tipo de terapia con células inmunes consiguió —en una sola
paciente— eliminar el cáncer de mama metastásico, que no responde a inmunoterapia
¿Qué le parece este enfoque, se conseguirá así combatir los tumores que hasta ahora no
responden?
R. Es un estudio importante. Estos trabajos nos han permitido saber que el sistema
inmune reconoce proteínas alteradas por mutaciones cancerígenas. Saber esto hace
posible tratar de inducir ese reconocimiento. Por ejemplo, extirpar un cáncer, secuenciar
su genoma, y hacer una vacuna específica. Estamos haciendo estudios preclínicos como
este, de sacar linfocitos y ponerles un receptor que les permite reconocer una proteína
mutada. Parece ciencia-ficción pero ya es realidad en leucemias y linfomas. El siguiente
paso es ponerle a los linfocitos los receptores endógenos que detecten mutaciones y esto
va a pasar en los próximos años. La inversión en ciencia básica de los últimos 30 años
nos ha llevado aquí. Cada vez tratamos más cánceres y mejor.
R. Le diría al ministro que invierta en esto, porque es rentable a corto, medio y largo
plazo. El crear centros de excelencia con capacidad de entender la biología, pensar en
nuevos tratamientos y desarrollarlos en lugar de que lo hagan las compañías suizas,
americanas y alemanas. De las cosas que más me han enriquecido es ver compañías que
han empezado con una idea y han llegado a crear nuevos tratamientos. Una de ellas es
Kite Pharma, una compañía de Santa Mónica de la que soy asesor científico y de la que
tengo acciones. Empezamos seis personas. Se basa en sacar linfocitos, introducirles un
cambio para que sean capaces de reconocer el linfoma, una proteína que se llama CD-
19, algo conocido como CAR-T, y devolverlo a los pacientes. La ciencia existía, se
había generado en el Instituto Nacional de Salud de EE UU. Había que desarrollarlo de
forma comercial. Mucha gente dijo que era imposible, pero se pudo. Ahora el fármaco
está aprobado en EE UU y se va a probar en otros países. Esa empresa empezó con 15
millones de dólares y se vendió por 12.000 millones. Si esto pasara en Madrid tendría
un impacto grande. ¿Por qué no pasa? No es por falta de conocimiento, es porque no
hay un entorno científico y de emprendimiento.
En sus orígenes la penicilina era tan cara que se recogía la orina de los pacientes y se
purificaba para extraerla de nuevo y dársela a otros pacientes
R. No. El sistema americano permite que cuando un fármaco demuestra tener actividad,
las compañías pueden poner un precio basado en el mercado. Yo creo que no es
correcto. Habría que ligarlo al beneficio que aportan. De esa forma habría más
incentivos para desarrollar fármacos que realmente beneficien a más gente y más
tiempo. Al principio estos medicamentos cuestan mucho en los primeros pacientes,
luego cada vez es más barato. Es como la penicilina. Si vas a la farmacia de la esquina
una dosis te puede costar el equivalente de unas pocas pesetas. Pero en sus orígenes era
tan cara que se recogía la orina de los pacientes que la habían tomado, se purificaba para
sacar la penicilina otra vez y dársela a otros pacientes. Lo que tenemos que hacer es
desarrollar fármacos que funcionen, porque si lo hacen no son caros, acaban siendo
baratos para la sociedad.
P. ¿En ese camino habrá un periodo de tiempo en el que solo los más ricos se los podrán
permitir?
R. Sí, eso me afecta como investigador y como médico. Para que alguien llegue a
UCLA tiene que tener un seguro médico. Los tratamientos son caros. No me gusta saber
que hay gente que no puede acceder, que reciba el fármaco antiguo porque es más
barato que el nuevo. Esto no es inteligente. La parte más cara del tratamiento de una
persona es los últimos meses antes de morir, ahí es cuando gastamos mucho más. El
tratamiento en los últimos meses de vida acaba siendo mucho más caro que el fármaco.
Hay veces que la gente que analiza el sistema sanitario no lo entiende. En un país como
España, con una sanidad pública, habría que enfocar el gasto en este sentido en función
de cuál es el mayor beneficio para la sociedad.
El misionero británico John Williams llevó el evangelio a muchas culturas del Pacífico
Sur durante la primera mitad del siglo XIX. Cuando arribaba en una nueva isla, siempre
hacía lo mismo: buscaba a la persona más poderosa y ponía a su disposición los
recursos de la misión. Aunque Williams murió a manos de caníbales con 43 años, para
entonces había logrado la conversión de muchas personas. Ahora, un estudio
internacional publicado en Nature Human Behaviour concluye que la forma más rápida
en que se puede expandir el cristianismo es captando a los líderes políticos de nuevas
comunidades, tal y como hizo el misionero.
Un observador cínico puede concluir que los misioneros como Williams eran bien
conscientes de esto y manipulaban a los jefes para llegar a todos sus súbditos por
mandato. Al fin y al cabo, este siempre ha sido un modelo de transmisión ideológica
muy plausible, y quienes lo defienden destacan ejemplos como la conversión del
emperador romano Constantino I entre los grandes hitos de la expansión del
cristianismo. Sin embargo, Joseph Watts, el autor principal de este estudio, señala que
los misioneros corrían grandes riesgos al establecer contacto con sociedades extranjeras
—como ilustra la historia de Williams— y hacerle la pelota al jefe podía ser una de las
pocas formas de protegerse que tenían.
No solo de atún rojo vivían los gaditanus. Ni de las sardinas o salmonetes que
maceraban en su famosa salsa garum. En tiempos de la antigua Roma, sus ciudadanos
en el Estrecho de Gibraltar también explotaban una pingüe y, hasta ahora, desconocida
industria ballenera. Dos especies daban sustento a la actividad desarrollada hace unos
2.000 años, la ballena de los vascos y la ballena gris. Y la presencia de ambas -hoy en
peligro de extinción- en el Mediterráneo era tan ignota como el propio negocio romano
en sí mismo.
Tan importantes conclusiones, hechas públicas este pasado 11 de julio, tuvo un origen,
allá por 2014, tan casual como imprevisto. “Cuando excavas encuentras tanto lo que
buscas como lo que no”, reconoce Darío Bernal Cassola, uno de los siete coautores del
estudio y coordinador del equipo de arqueólogos de la Universidad de Cádiz que ha
encontrado la mayor parte de los huesos en el Estrecho.
Este estudio tuvo un origen, allá por 2014, tan casual como imprevisto. “Cuando
excavas encuentras tanto lo que buscas como lo que no"
Las cuatro antiguas localidades romanas “vivían de la explotación y las plusvalías del
mar”, tal y como explica el arqueólogo gaditano. Tanto como para convertirse en
reputados centros de la industria pesquera de la Antigüedad, gracias a la producción de
salazones que eran exportados por todo el Imperio Romano. En todos los yacimientos
analizados -salvo, curiosamente, en el de Algeciras que lo inició todo- han aparecido
varios restos óseos de ballenas “en diferentes sitios y en diferentes momentos históricos,
lo que demuestra que la industria era frecuente”, aclara Bernal.
En los entornos de los lugares de procesamiento del pescado de estas ciudades, como
sus factorías de salazones, los arqueólogos han localizado restos óseos de tamaño
reducido que se corresponderían con la actividad del descarnado y cocido para el
aprovechamiento de la grasa y la carne de las ballenas. Pero los romanos reservaban
más usos a esta suerte de cerdos de la Antigüedad. Como ejemplifica el arqueólogo, “las
huesos grandes se reutilizaban para hacer distintos objetos, las vértebras servían para
mesa de pescadero o carnicero”. Incluso en Tamuda ha aparecido un cepillo de
carpintero realizado con este tipo de osamenta, único hasta ahora.
Caza adelantada
¿Pero, cómo los romanos eran capaces de cazar ballenas? Con los hallazgos óseos sobre
la mesa, la investigación ha implicado también a ecólogos y genetistas -pertenecientes a
seis instituciones científicas de Francia, España e Inglaterra y con la financiación de los
dos primeros- para resolver ésta y otras incógnitas. “No disponían de la tecnología
necesaria para capturar los cachalotes y rorcuales actualmente presentes en el
Mediterráneo, porque viven en alta mar”, avanza Ana Rodrigues, también autora del
estudio e investigadora del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique de
Francia), en una declaración divulgada en un comunicado de las entidades
investigadoras.
La clave estaba en las ballenas que se cazaban. Las nuevas técnicas moleculares basadas
en el código de barras de ADN antiguo y la huella dactilar de colágeno aplicadas por los
genetistas permitieron saber que los huesos hallados por Bernal eran de dos especies, la
ballena de los vascos y la gris, que sí hacen posible su captura sin la mecanización que
ya surgió en el Industrialización contemporánea. “La ballena gris y sus ballenatos
pueden acercarse mucho a la costa, hasta ser visibles desde tierra y podrían llegar a ser
unas presas tentadoras para los pescadores locales”, añade Rodrigues.
El estudio teoriza que ambas especies podrían haber sido capturadas usando pequeños
botes de remos y arpones, como los primeros balleneros vascos hicieron durante el siglo
XI, en la Edad Media, momento que tradicionalmente la historiografía había fijado para
el inicio de la industria. Bernal ha encontrado evidencias de que, en el Estrecho, el
negocio funcionó un lapso de 700 años, desde el siglo II antes de Cristo y duró hasta el
500 de nuestra era, aunque “eso no quiere decir que antes o después no se practicase”.
Hasta la fecha, tan solo existían referencias aisladas a las ballenas en textos romanos,
una sobre sus bondades médicas y otra en un tratado sobre cómo cazarlas. “Pero nunca
se había pensado que hubiese una pesca y aprovechamiento como tal”, reconoce el
arqueólogo. De hecho, ni siquiera se conocía que la ballena de los vascos (Eubalaena
glacialis) y la ballena gris (Eschrichtius robustus) hubiesen llegado tener el
Mediterráneo como hábitats habituales. Tras siglos de persecución, actualmente la
primera subsiste a duras penas en una población frente a las costas de Norteamérica. La
segunda ya ha desaparecido del océano Atlántico y ahora su localización se restringe al
Pacífico norte.
Por ello, los autores aconsejan a historiadores y arqueólogos que reexaminen sus
materiales históricos bajo este nuevo prisma. Es lo que hará el propio arqueólogo
gaditano, justo ahora enfrascado en una nueva campaña de excavaciones en Baelo
Claudia. La coautora Camilla Speller, arqueóloga y genetista de la Universidad de York,
cree los expertos en genética tendrán protagonismo en las próximas investigaciones en
la materia: “Las nuevas herramientas moleculares nos abren una nueva ventana al
pasado de los ecosistemas”. El tiempo y las futuras indagaciones dirán si la
combinación entre disciplinas hará viable el descubrimiento de nuevos espacios en
blanco que la historia de las civilizaciones mediterráneas aún parece querer reservarse.
La derrota del hasta entonces invicto Aníbal Barca por el general romano Escipión el
Africano en la batalla de Zama supuso el fin de Cartago como potencia del
Mediterráneo. También fue, para los historiadores, el estreno de Roma como nueva
potencia en el Mediterráneo. Ahora, un estudio del plomo presente en las monedas
circulantes en los años anteriores y posteriores muestra cómo aquella derrota inundó la
economía romana de plata procedente de las colonias cartaginesas del sur de Iberia.
El plomo presente en las monedas desvela que la plata procedía de las minas de Qart
Hadasht (Cartagena) y la Faja Pirítica Ibérica
"Antes de la guerra, vemos que las monedas romanas están hechas de una plata que
procede de las mismas fuentes que la moneda emitida por las ciudades griegas de Italia
y Sicilia. En otras palabras, la firma del isótopo de plomo de las monedas se
corresponde con el mineral de plata y los procesos metalúrgicos propios de la región del
Egeo", dice la investigadora del Instituto de Ciencias Arqueológicas de la Universidad
Goethe de Fráncfort (Alemania) y coautora del estudio, Katrin Westner. "Pero la derrota
de Cartago supuso la imposición de enormes reparaciones de guerra en favor de Roma,
así como la rapiña de un gran botín y la propiedad de las ricas minas de plata hispanas.
Desde 209, vemos que la mayoría de las monedas romanas muestran una firma
geoquímica típica de la plata ibérica", añade.
Lo que hicieron los investigadores fue tomar ínfimas muestras del interior de cada
moneda tras hacerles tres pequeñas incisiones en el canto. Con el uso de la técnica de
espectrometría de masas, pudieron identificar el plomo presente en cada moneda y el
isótopo específico. "El plomo y la plata se encuentran a menudo en los mismos
depósitos de mineral", recuerda Westner en un correo. Además, el plomo tenía un papel
clave en la obtención de la plata en la metalurgia de la antigüedad: mediante un proceso
llamado copelado, el plomo fundido permitía recuperar la plata presente en la mena.
"Por eso el plomo también nos revela algo sobre el origen de la plata de las monedas",
añade la científica germana.
Hasta la derrota cartaginesa, las monedas romanas eran acuñadas con plata de origen
griego
Ese plomo y, por tanto, esa plata, procedía en su mayoría de las minas de la sierra de
Cartagena, de las de Sierra Morena y de la Faja Pirítica Ibérica, donde aún se
explotaban yacimientos como el de Riotinto o el de Aznalcóllar. Durante décadas la
república romana extrajo directamente el mineral.
Aunque la relevancia de la plata hispana ya había sido destacada tanto por los
historiadores romanos como por los actuales, faltaban datos que apoyaran tales
argumentos, unos datos que ahora muestran las monedas. Con la derrota de Aníbal, "las
grandes riquezas saqueadas durante la conquista de la península ibérica y los pagos en
reparaciones de Cartago tras la II Guerra Púnica prestaron la base monetaria de la
política expansionista de Roma", sostiene Westner, una expansión que sostuvieron
después las minas del sur de Hispania.
Treseder pidió en 2015 que dejaran de asignar a Ayala profesoras asistentes porque
temía que les dirigiese “atención sexual no solicitada”. Un testigo corroboró que la
denunciante le pidió ayuda para atender las funciones del departamento con ella y
“ayudarle a evitar” así los acercamientos de Ayala. La profesora contó a los
investigadores del caso que tuvo muchas dudas sobre si denunciar la conducta del
biólogo. Sentía que haciéndolo ponía en peligro su carrera académica, así que “se lo dijo
a otras personas con esperanzas de que lo denunciasen”.
"Agarrarle el culo"
Los investigadores indican en el informe las contradicciones en las que incurrió Ayala y
muestran “cautelas” sobre la credibilidad de la información que les proporcionó porque
“no ha sido totalmente consistente”. En noviembre de 2017 señaló que los comentarios
que alguna vez había hecho sobre el aspecto de Kathleen Treseder, formaban “parte de
la formalidad social, nunca con intención de acosar y a menudo recibidos con una
sonrisa y un gracias”. Sin embargo, en su entrevista con investigadores en abril de 2018,
aseguró que nunca había hecho ningún comentario sobre ella.
El estatus de Ayala “es más alto que el de las denunciantes y los testigos”. La de más
alto rango, una vicedecana, “no tiene ni por asomo" su influencia, subraya el informe.
La UCI decidió retirar su nombre de la Facultad de Ciencias Biológicas y de la
Biblioteca Central de Ciencias. Ayala renunció a todos sus cargos el 1 de julio y no
volverá a participar en actividades de la Universidad.
Los Homo sapiens son la primera especie que desde hace unos 120.000 años empieza a
dejar muestras claras y abundantes de su maestría con el fuego. Más allá, dudas. En
cuevas como la de Wonderwerk, en Sudáfrica, se han hallado pruebas de uso del fuego
por ancestros humanos, posiblemente Homo erectus, pero parece probable que para
obtenerlo necesitasen fuentes naturales como incendios. Después, lo mantendrían
mientras fuese posible, pero si no se daban las circunstancias adecuadas, podrían pasar
meses, años o incluso vidas completas sin disfrutar de los beneficios de las llamas.
Los neandertales son la única especie a la que se atribuye expresión artística además de
los humanos
En las épocas frías hay menos restos de fuegos neandertales que durante las cálidas,
algo que sugiere que no eran capaces de generarlo
Para otros expertos en el origen del fuego como Sandgathe, sus pruebas no son
convincentes. “No hay restos de pirita en los yacimientos pese a que estamos estudiando
periodos de decenas de miles de años. Hay un puñado de piezas de pirita, pero no se
tienen pruebas sólidas de que se utilizasen para hacer fuego. Deberíamos encontrar
muchas más evidencias, sobre todo en los sitios donde hay fuegos, y eso no sucede.
Además, el tipo de desgaste que ellos asocian a la producción del fuego no me parece
convincente, podría ser cualquier cosa”, apunta.
Sorensen ofrece algunas explicaciones para estas ausencias. Por un lado, considera que,
al ser multiusos como una navaja suiza, las hachas de pedernal empleadas para hacer
fuego en un sitio pudieron llevarse hasta otro donde nunca encendieron fuego. Además,
apunta que la habilidad para hacer fuego en el momento deseado, evitando tener un
fuego encendido todo el rato, reduciría los residuos de la actividad, especialmente en
épocas de frío, cuando la madera era un recurso más valioso.
En opinión de Sandgathe, además de que los restos de herramientas con las que hacer
fuego no abundan como debieran, la ausencia de restos de fuego en las grutas
neandertales en épocas frías particularmente, cuando es menos frecuente encontrar
incendios y más necesario es el calor de una llama, sugiere que aquellos humanos no
habían controlado la técnica de encender fuego. Para él, por lo conocido hasta ahora,
esta técnica solo fue controlada por los sapiens y es posible que sea una de las
diferencias definitivas que permitieron a nuestra especie sobrevivir a los neandertales.
Los linfocitos T son células que forman parte del sistema inmune del cuerpo humano.
Sus procesos de creación y maduración son especialmente delicados, ya que cualquier
fallo puede derivar en problemas graves para el individuo, como leucemias y otras
enfermedades autoinmunes. En los últimos años, las ecuaciones diferenciales han
resultado ser la clave de los modelos matemáticos de poblaciones empleados para
estudiar y comprender estos procesos.
En cada instante del proceso, cada una de las células puede (1) morirse, (2) dividirse y
dar lugar a dos células hijas, o (3) diferenciarse y dar origen a una célula diferente. Es
muy importante entender dónde y cuándo recibe cada timocito una señal que le indica la
opción que ha de seguir. Estas señales dependen tanto de las células epiteliales del timo,
en particular del tipo de moléculas (antígenos) que tengan en su membrana celular,
como del tipo de receptor T que el timocito muestre en su superficie. Es precisamente la
interacción entre los receptores T de un timocito y los antígenos de las células
epiteliales lo que determina su futuro.
Las ecuaciones diferenciales ordinarias (EDOs) son la clave de estos modelos, que
permiten describir en cada instante de tiempo el número de timocitos que hay en cada
fase de maduración y los modelos matemáticos de poblaciones incorporan las tasas de
muerte, diferenciación y división, que caracterizan el proceso de selección tímica.
Los parámetros que se emplean, de forma habitual, son: el flujo de entrada en el timo
desde la médula ósea, las tasas de muerte de cada población, las tasas de diferenciación,
las tasas de proliferación, y las tasa de migración a la sangre de los linfocitos que han
sobrevivido todo el proceso. Los datos experimentales que requiere el modelo para
determinar estos parámetros son el número de timocitos de cada población en distintos
instantes de tiempo.
Como consecuencia de este fondo matemático compartido, los modelos que describen
estos sistemas son similares y permiten anticipar fenómenos análogos en todos ellos. De
esta manera, cuando respiramos, el oxígeno atraviesa la barrera alveolar, una superficie
muy intrincada, que extendida alcanza los 100 m², para llegar a la sangre. Como hemos
demostrado Bernard Sapoval (Ecole Polytechnique) y yo, en este proceso las moléculas
tienden a concentrarse en ciertas regiones específicas de la interfaz de los alveolos, y
evitan otras totalmente. Esta característica juega un papel clave en la comprensión de la
robustez del pulmón.
Los paneles acústicos para reducir el ruido funcionan de manera similar. Para
amortiguar los sonidos no deseados se ponen en su camino obstáculos hechos de
material absorbente. Estos son, por ejemplo, los muros que se pueden ver a los lados de
grandes carreteras o autopistas, para proteger el vecindario del tráfico. El caso es que
una pared con una geometría complicada, llena de protuberancias y hendiduras,
funciona de manera mucho más eficiente para absorber la energía acústica que una
superficie plana hecha del mismo material. Efectivamente, la propagación de las ondas
no es uniforme, sino que se concentran y se capturan en recovecos donde finalmente son
absorbidas. Ahí yace el secreto de la eficacia de la pared Fractal®, diseñada a partir de
ideas matemáticas.
Por último, también estas matemáticas nos permiten entender cómo se mueven los
electrones a través de la estructura atómica de la materia, en concreto en los LED. Los
LED funcionan confinando los electrones en lugares específicos a través de capas de
diferentes materiales semiconductores, donde son capturados por átomos, emitiendo en
el proceso su exceso de energía en forma de luz. Los materiales utilizados en los LED
son aleaciones cuya composición puede variar mucho de un lugar a otro, y cuyas
interfaces son desordenadas y tienen una alta complejidad geométrica. A nivel atómico
los electrones son también ondas cuánticas (que se propagan, difractan e interfieren
entre ellas), y en este contexto intentan abrirse camino a través de un paisaje muy
accidentado, como hemos descrito Svitlana Mayboroda (University of Minnesota) y yo
en un trabajo reciente.
En términos matemáticos, las ecuaciones que rigen la evolución de todos estos sistemas
tienen muchas similitudes. Todas son ecuaciones en derivadas parciales elípticas que
contienen el mismo operador diferencial. Un operador diferencial es la generalización
de la derivada de una función, pero en espacios con varias dimensiones, que
proporciona información no solo del valor de la función, sino también de la forma en
que varía la función en cada punto. Además, todas las ecuaciones son lineales. Esto
quiere decir, utilizando el primer ejemplo, que se puede agregar a una población
existente de moléculas de oxígeno, nuevas moléculas de oxígeno y toda la población se
difundirá de acuerdo con la misma ecuación. En el segundo ejemplo nos permite
superponer ondas acústicas (o sonidos diferentes) y la suma formará una onda acústica
(un sonido nuevo). Incluso se pueden superponer ondas cuánticas: esta es una
característica clave de la física cuántica. Asimismo es necesario considerar que todos los
procesos ocurren en un entorno muy complejo (interfaces intrincadas entre dos medios o
materiales diferentes, desorden, fluctuaciones); y esta complejidad geométrica cambia
toda la evolución del sistema.
Lo que no quiere decir que no haya interés, también entre los científicos y las
científicas. Acabo de volver del Congreso Europeo de Genética Humana y el debate está
sobre la mesa. Y no solo hay interés, también se está trabajando en ello, se está
investigando en la modificación de la línea germinal de los embriones. La línea
germinal en genética es aquella que se pasa a los descendientes. Es decir que las
modificaciones hechas ahí no solo afectan a la persona a la que se le hace sino que las
heredarán todos sus descendientes. En la comunidad científica hay consenso sobre estas
investigaciones. De momento solo esto, investigación. Aunque, claro, en cada país a su
manera y según sus leyes. En general, es China dónde se están haciendo más cosas en
este campo. La razón es que sus leyes son más permisivas porque sus preocupaciones
éticas con respecto a estas cuestiones son menores que las que existen en Occidente. Así
que creo que todo indica que será allí donde se hará.
Pero también en Occidente se investiga. Por ejemplo, en Estados Unidos cuyas leyes
impiden realizar investigaciones para la modificación genética de la línea germinal con
fondos públicos, hay una fuerte contestación desde el mundo científico para acabar con
esa prohibición. Y hace poco más de un año, en febrero de 2017 fueron la Academia
Nacional de Ciencias y la Academia Nacional de Medicina de ese país las que emitieron
un informe en el que defendían la conveniencia de utilizar técnicas de edición genética
sobre la línea germinal cuyo propósito es precisamente acabar con algunas
enfermedades.
Lo lógico es que las primeras enfermedades que consigan eliminarse mediante edición
genética sean trastornos muy graves, que suelen ser enfermedades raras, como las
autoinmunes a las que conocemos como las de los niños burbuja, etc…, y que también
fueron las primeras que se abordaron desde la terapia génica. En investigación sobre
corrección somática, por ejemplo, se está avanzando mucho con talasemias y hemofilia.
Y es muy probable que entre esas primeras afecciones desterradas estén igualmente los
cánceres hereditarios.
Pero hay una cuestión relacionada con la edición genética que separa completamente la
realidad de los deseos de la gente. Cuando se hacen encuestas públicas sobre si se debe
usar para erradicar enfermedades o para mejorar la especie humana hay una gran parte
de la población que no tiene ningún problema en que se use para esto último, es decir,
para hacernos más altos, más delgados o con mejores músculos… Y sin embargo esa es
una posibilidad en la que la comunidad científica no está trabajando, ni siquiera como
planteamiento.
Y también hay que tener en cuenta otra cuestión: por mucho que avance la edición
genética, por muchos logros que consigamos a la hora de vencer definitivamente a las
enfermedades que conocemos es inimaginable un mundo totalmente libre de ellas. Si
algo nos ha enseñado la genética es que la biología es mutación y las mutaciones se
están produciendo continuamente. Esos cambios genéticos pueden resultar beneficiosos
pero también perjudiciales. Continuamente aparecen virus nuevos o virus viejos que han
cambiado. Como genetista, creo que es imposible un mundo sin enfermedades.
Brutalidad política
Triunfan los líderes arrogantes que rompen las reglas
de la diplomacia
24 JUL 2018 - 00:00 CEST
Donald Trump, Vladímir Putin y Matteo Salvini, entre otros, han establecido un nuevo y
agresivo estilo en el que domina la brutalidad. La Italia que ha votado a un movimiento
cuyo lema era “a tomar por culo” es hoy un país radicalizado contra la inmigración de la
mano de personajes públicos como Salvini. Sus decisiones, casi siempre de tintes
xenófobos y nacionalistas, las subraya con insultos impropios de un político de primer
nivel y con expresiones arrogantes. “Los puertos italianos solo los verán en postal”,
advirtió recientemente en su cuenta de Twitter a las ONG españolas que rescatan
náufragos en el Mediterráneo.
La dialéctica establecida por estos líderes no es una inocente ruptura de las reglas
diplomáticas, una de las más potentes herramientas para preservar la paz y la concordia.
Es una ruptura más amplia por parte de un poder personalista que dialoga o parece
dialogar directamente con el pueblo a través de las redes sociales —despreciando las
instituciones democráticas—, que empatiza con él a través del lenguaje coloquial, que
encandila con su proteccionismo patriótico y que, en definitiva, no utiliza la lengua
como un medio de comunicación, sino de dominación.
En los tiempos de fake news, la brutalidad del poder se ejerce con poco respeto hacia la
verdad. Lo importante no es qué se han dicho en Helsinki, sino que Putin hable de igual
a igual con Trump, al que, por cierto, solo la mitad de los estadounidenses le critica por
confiar más en la palabra del ruso que en la de su propia Administración.
Ese despliegue léxico con frecuencia superpone, sin distinguir, varios registros: el
normativo y el positivo, el cómo son las cosas y el cómo nos parecen, bien o mal, con la
biología como sospechosa habitual; el académico-técnico y el común, el uso preciso y
explícito y las palabras comunes de la tribu, como se ha visto con las decisiones
judiciales; los actos locutivos y los ilocutivos, cuando los adjetivos, abandonada su
función clarificadora, se usan para acallar discrepancias o desatar emociones.
Esa superposición tiene insanas consecuencias para el necesario debate de las causas
justas. Primero, propicia la ambigüedad, el mejor modo de no entenderse. El nuevo
léxico crea una ilusión de precisión (Lilienfeld, Microaggressions: Strong Claims,
Inadequate Evidence) y acaba por encanallar los debates. Parafraseando a Russell se
podría decir que “las controversias son más salvajes cuando no hay precisión. La
persecución se utiliza en la teología, no en la aritmética”. Por otra parte, la discusión se
empantana por las malas maneras argumentales: hechos que se confunden con valores
(falacias naturalistas y moralistas), técnicas estadísticas maltratadas y omnipresencia de
la falacia ad hominem (“tú, hombre, no lo puedes entender”). Tercero, no se sabe muy
bien si se discuten teorías académicas o propuestas políticas. La crítica a ciertas teorías
se considera una descalificación del movimiento emancipador, como si criticar la teoría
del valor trabajo descalificara al socialismo. Dudar de ciertas tesis se entiende, sin más
trámite, como un acto de opresión. Y no: discutir la calidad epistémica de la
“perspectiva de género” no es defender la violación.
Pero lo peor de todo es que la resistencia a matizar puede arramblar con las mejores
propuestas. La discriminación positiva, justificada en determinadas circunstancias,
puede ser la primera víctima, cuando se convierte en incondicional y se defiende con
pobres argumentos. El afán de decorar con (mala) teoría propuestas sensatas y la
insistencia en tomar la crítica a la primera como una descalificación de las segundas, es
un modo seguro de allanar el camino al triunfo de las peores ideas. No sería la primera
vez.