Tema 4
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Tema 4
LA
REDACCIÓN DE INFORMES Y LA VALORACIÓN DE
INVESTIGACIONES
En el siglo XIX destaca la figura de Stuart Mill con su defensa dogmática del
positivismo desde posiciones experimentalistas, incluso pretende que las leyes propias de
las ciencias formales, lógica y matemática, sean tratadas como si dependiesen de la
replicación de la experiencia. Ya en el siglo XX las posturas se van suavizando con autores
neopositivistas como Bunge, que se vuelve a interrogar sobre los diferentes paradigmas
metodológicos y su fiabilidad. En este sentido cobran fuerza las palabras de Kuhn (1984)
al afirmar, desde un planteamiento sociológico, que la ciencia no es ajena al momento
histórico en que se desarrolla y no es posible aislarla del marco político y social en que
surge.
Bunge (1981) define la ciencia como un conocimiento de naturaleza especial, para
añadir que debe inventar y arriesgar conjeturas que vayan más allá del conocimiento
común, es decir, un sistema de ideas establecidas provisionalmente (conocimiento
científico) y como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica). Para
Kerlinger (1985) el objetivo fundamental de la ciencia debe ser el de generar teorías.
Tejedor (1985), define la ciencia como el conjunto de actividades que el hombre ha ido
desarrollando para alcanzar ese conocimiento. Mientras Dendaluce (1988), haciendo una
síntesis de distintos autores, la caracteriza como un modo de conocimiento riguroso y
metódico con el fin de descubrir leyes en el objeto de su estudio y de expresar los
conocimientos adquiridos sistemáticamente. Esto nos lleva a la conclusión de que la
ciencia encuentra su justificación final en la producción de conocimientos. En este sentido,
Sierra Bravo (1984), entiende por ciencia el conjunto organizado de conocimientos sobre
la realidad, obtenidos mediante el método científico. La variedad y riqueza de las
definiciones nos conduce a la postura de Hodgson (1984) cuando reconoce que la ciencia
no puede definirse mediante una fórmula nítida y simple, pues constituye una aventura de
la mente humana que desborda las definiciones de los filósofos.
Siguiendo los planteamientos de Hernández Pina (1993), así como las aportaciones
de otros autores, los rasgos más característicos de la ciencia, serían los recogidos en el
siguiente cuadro. A continuación ofrecemos un breve comentario sobre cada una de esas
notas características.
Notas distintivas de la ciencia
* Objetividad * Comunicación
* Actitud crítica * Sistematización
* Facticidad * Progresión
* Racionalidad * Expansión
* Contrastación * Integración
* Autonomía
- La actitud crítica, identificada con el recurso a la autocorrección, lo que implica que las
posiciones no son permanentes sino que pueden ir evolucionando. Enlaza con las
propuestas falsacionistas defendidas por Popper, en el sentido de determinar si un
enunciado es o no científico.
- Cuerpo integrado de conocimientos, lo que supone que sus conceptos están relacionados
entre sí de forma coherente, configurando una estructura para cuyo conocimiento es
necesario analizar sus componentes y sus relaciones.
Ahora bien nos podemos preguntar sobre qué pretende la ciencia, es decir, cuáles
son sus objetivos, si tomamos como referencia las directrices de Pelegrina y Salvador
(1999), desde una perspectiva científica y aplicada a los contextos particulares de
actuación en la sociedad, se pueden concretar en:
- Controlar las condiciones en que se manifiestan los fenómenos (el grado de control
vendrá condicionado por el objeto de estudio, especialmente si nos referimos al
comportamiento de las personas).
- Generar una teoría basada en principios metodológicos (son de suma importancia los
datos empíricos y la lógica de la razón, además de dar a conocer a la comunidad
científica los hallazgos más interesantes).
- Potenciar las aplicaciones derivadas de este conocimiento (sobre todo las referidas al
campo de la tecnología empleada en diferentes esferas de actividad personal y
profesional).
- Formar investigadores y grupos de investigación (tarea eminentemente formativa
encaminada a la cualificación en este campo).
Así pues, estas revisiones sobre las notas de ciencia y conocimiento científico, nos
llevan a inclinarnos por una concepción amplia tanto de la ciencia como de conocimiento
científico; caracterizado éste por su rigurosidad, sistematicidad, contrastabilidad,
objetividad, nivel de generalidad. Además de otras notas definitorias: como el hecho de ser
un conocimiento metódico, autocorrectivo, dinámico, progresivo, comunicable, útil,
mejorable. Todos estos aspectos ponen de relieve la importancia del conocimiento
científico de la realidad social, en general y, más en concreto, en el ámbito de nuestra
propuesta educativa. Debemos cuidar las condiciones anteriormente apuntadas si queremos
llegar a alcanzar un dominio y un análisis profundo de la problemática que plantea la
metodología de investigación social. El logro de estas condiciones, en su totalidad, resulta
difícil de alcanzar, así pues, debemos admitir en el campo social y educativo, niveles de
aproximación al conocimiento de la realidad.
- El control, en mayor grado posible, sobre las condiciones en que se producen dichos
fenómenos.
3. El método científico.
Desde una perspectiva etimológica "método" significa el camino a seguir para
alcanzar un fin; se trata de un medio, que carece de significación por sí solo, necesita de
una finalidad que lo justifique y a la que servir. En su acepción semántica el método
implica el orden intencionado y una guía o ayuda intencionales. Según la Real Academia
Española de la Lengua, el método es el procedimiento que se sigue en las ciencias para
hallar la verdad y enseñarla. Para justificar la importancia del método, baste con recoger
algunas de las ideas expuestas por De la Orden (1985) al afirmar que si tenemos en cuenta
las diferentes posiciones acerca de la naturaleza de un fenómeno o bien de un dominio de
la realidad, uno de los puntos claves a evaluar es el método utilizado en cada una de las
alternativas de explicación para llegar a las conclusiones. Resulta difícil, si no imposible,
comparar de forma adecuada resultados que proceden de investigaciones apoyadas en
métodos distintos. La discusión en estos casos se dirige fundamentalmente a la valoración
de los métodos. En el fondo, es el método lo que caracteriza a la investigación científica, a
la ciencia, distinguiéndola de otras formas de conocer.
El método científico configura una forma de acercarse e intentar resolver diferentes tipos
de problemas, que según su naturaleza y enfoques podrán abordarse desde metodologías
diferenciadas, así tenemos los métodos deductivo e inductivo, actuando el primero de lo
universal o general a lo particular, mientras el inductivo procede desde lo particular a lo
general, el problema se plantea en delimitar el número de particulares, dado que la inducción
completa es prácticamente imposible.
La propuesta concreta del método científico suele tomar como punto de partida el
paradigma propuesto por John Dewey y concretado en los siguientes puntos:
Bunge (1981) también sigue las directrices señaladas por Dewey, concretando su
propuesta en los siguientes pasos:
Por ello, las características que diferencian el método científico de cualquier otra
forma de acceso al conocimiento se concretan básicamente en las siguientes:
- Su fuente de información y de respuesta a los problemas se encuentra en la
experiencia y los datos empíricos (carácter fáctico).
- Promueve la racionalidad en sus planteamientos.
- Comprueba mediante datos la validez de los enunciados (contrastabilidad).
- Visión objetiva y desde diferentes puntos de vista de los fenómenos analizados.
- Parcela la realidad para estudiarla con mayores garantías de rigor y precisión.
- Actúa de forma sistemática y organizada.
- Exige la permanente revisión de los conocimientos y su validez en los
diferentes contextos respetando la multiculturalidad.
Si bien hay una coincidencia bastante clara entre los diferentes autores sobre lo que
es y como debe actuar el método científico, se percibe una importante polémica sobre la
existencia de un único método, concretamente el científico-experimental aplicado a
contextos diferentes, o bien, se puede hablar realmente de métodos de investigación
diferenciados con los correspondientes requisitos de cientificidad, como son su carácter
heurístico y su acción reflexiva, rigurosa y organizada. Por ello, suscribimos las palabras
de Dendaluce (1988) cuando afirma que es hora ya de hablar de diferentes metodologías
de la investigación educativa y no de la metodología de la investigación educativa. Es el
momento de aceptar sin reservas la legitimidad de las distintas metodologías de
investigación en educación. Así Cohen y Manion (1990) entienden que los métodos
configuran toda una amplia gama de enfoques utilizados en la investigación educativa para
recoger datos que se emplearán como base para la inferencia, interpretación, explicación y
predicción de los hechos y fenómenos educativos. A este respecto De Miguel (1988) nos
recalca la idea de que los métodos han de venir condicionados por los objetivos que se
pretenden estudiar y no al revés. De esta forma, se cuestiona el privilegio de unos métodos
frente a otros, cuando lo que debe primar es la elección de aquél más acorde con el
fenómeno educativo que se analiza y con la finalidad que se persigue.
Así pues, nos identificamos con los que admiten la existencia de una serie de
métodos específicos en el marco de la investigación en educación, si bien, estimamos que
derivados de ese gran método general, ello vendría motivado por tres factores decisivos: la
naturaleza del tema, la del problema y la fase de la investigación. Aunque las fases de la
propuesta general planteada por Dewey son similares, al aplicarlas a una situación
concreta, el método se adapta a sus peculiaridades contextuales. En nuestra propuesta de
estudio de esta problemática se presentan tres alternativas básicas en el análisis de la
realidad educativa: la cuantitativa, la cualitativa y la evaluativa.
Todas las propuestas analizadas coinciden en sus líneas generales en los puntos
básicos. Nuestra propuesta particular trata de recoger esos puntos básicos, haciendo
especial hincapié en toda la problemática relacionada con la validación o comprobación
empírica de las hipótesis formuladas con anterioridad. Por ello, pasamos a desarrollar a
continuación de forma explícita cada una de sus fases, según nuestra propuesta personal,
que se concreta en los siguientes aspectos:
PROBLEMA
PROBLEMA
CONCLUSIONES REVISIÓN
RECOMENDACIONES FUENTES
PROCESO
INVESTIGACIÓN
VALIDACIÓN CUANTITATIVA
HIPÓTESIS:
Variables
Sujetos
El control
Instrumentos
datos/medida
Recogida, análisis
decisión
estadística
HIPÓTESIS
El origen de los problemas puede ser diverso, se parte, en general, de los hechos más
próximos que nos preocupan. Por ejemplo, cuando nos cuestionamos sobre algún aspecto
del trabajo cotidiano que demanda nuestra atención y una adecuada explicación o
deseamos adquirir un conocimiento más preciso de los factores que están actuando sobre
los hechos, en suma cuando nos formulamos algún interrogante importante, estamos
poniendo las bases para la identificación de un problema relevante. También puede surgir
de las propias vivencias personales o profesionales, de la experiencia científica propia o
ajena, del estudio, de la lectura de temas, de reuniones de trabajo... En todos los casos se
nos presenta una cuestión a modo de desafío, que mueve nuestro interés y nos invita a
buscar una solución.
Ejemplo: Un grupo de profesores del Departamento de Inglés de una Centro Educativo de Secundaria
está preocupado por el bajo nivel de adquisición de lenguaje y de comprensión oral de los alumnos al finalizar
la ESO. Después de llevar a cabo diversas reuniones de trabajo surgen como posibles causas de estos
resultados diferentes alternativas, así se apunta al bajo nivel con que acceden desde la enseñanza primaria, la
escasa motivación de los estudiantes hacia esta materia, el horario en que se imparten las clases, el no contar
con suficientes recursos tecnológicos de apoyo, la poca colaboración de los padres...
Hemos de tener en cuenta que esta revisión no debe quedarse en una mera consulta,
sino que debe reflejarse por escrito en el informe de investigación, para ello es preciso
reelaborar las conclusiones de los documentos textuales y virtuales de forma crítica y
personal. Solamente en aquellos casos en que las aportaciones sean de gran transcendencia
y supongan un avance considerable en el estudio del problema analizado procede su cita
textual. Con todo ello, además de la información necesaria e imprescindible para avanzar
en la investigación, facilitamos al lector de la misma los argumentos precisos que
permitirán establecer con nitidez los niveles de rigor científico sobre los que se sustenta el
trabajo de investigación.
Una vez que hemos efectuado el análisis del estado de la cuestión sobre el problema
planteado, llega el momento de aventurar posibles soluciones al mismo, éstas son las
hipótesis, que vienen a representar un punto de unión entre la espontaneidad racional
(avanza ideas constructivas) y la experiencia (como fuente receptiva e inspiradora).
Por lo tanto, una hipótesis es una proposición no demostrada, cuyo análisis puede
llevar a una conclusión lógica, es una parte de cualquier investigación, una explicación
razonable sobre el tema a tratar, que debe ser sometida a comprobación empírica,
mediante la correspondiente recogida de información y de datos. En este sentido,
Kerlinger (1985) la define como una expresión conjetural de la relación entre dos o más
variables. Siempre suele aparecer en forma de oración aseverativa y relaciona de manera
general o específica una variable con otra.
Así pues, parece desprenderse con nitidez que las dos notas que identifican una
buena formulación de hipótesis son el que estén bien fundamentadas y el que sean
contrastables empíricamente. La primera de las condiciones exige, como ya se ha
apuntado, la profunda revisión de fuentes, además de una teoría subyacente, de modo que
la formulación cumpla los requisitos básicos. Así Van Dalen (1992) pide a la hipótesis
verosimilitud, término que identifica con la congruencia lógica con las leyes naturales.
Además, la hipótesis debe ser contrastable mediante procedimientos empíricos, lo que nos
conducirá a su aceptación o rechazo, si bien, debemos ser conscientes de la provisionalidad
de las decisiones de la investigación, que siempre podrán ser replicadas para su
confirmación o refutación en estudios futuros.
Siguiendo con el ejemplo: Una vez que se han puesto de manifiesto las bondades del nuevo método de
aprendizaje del Inglés (A), nos podemos plantear introducirlo en uno de los grupos de primero de secundaria
obligatoria, mientras el otro grupo del mismo nivel seguiría con el método empleado en el centro (le vamos a
denominar método B). Así pues, con estos datos y guiados por la humildad científica podemos plantear la
denominada hipótesis de nulidad (que se decanta por la no existencia de diferencias entre los grupos) y la
hipótesis alternativa (que postulará la existencia de diferencias bien de forma genérica, bien inclinándose por
la mejora de los resultados académicos al introducir el nuevo método).
Ho: El método de aprendizaje del Inglés no influirá en los resultados académicos. O bien de forma
más precisa: El método de aprendizaje del Inglés utilizado por los alumnos de primer curso de
secundaria no repercutirá sobre los resultados académicos alcanzados.
H1: El método de aprendizaje del Inglés influirá en los resultados académicos alcanzados por los
alumnos (en este caso aventuramos que al finalizar el proceso se generarán diferencias entre los grupos
pero como el nivel de información recogida nos ofrece algunas dudas nos inclinamos por esta
formulación). También se puede plantear en estos términos: El nuevo método (A) empleado por los
alumnos de primero de secundaria mejorará los resultados académicos alcanzados en Inglés (este
supuesto implica que mediante la consulta a fuentes nos hemos encontrado con una serie de referencias
debidamente contrastadas, que ponen de manifiesto que los alumnos que emplean el método A en el
aprendizaje del Inglés obtienen unos buenos resultados académicos, por lo que nos permitimos aventurar
en que sentido se van a decantar los resultados de nuestra propuesta investigadora).
4.4. Validación de hipótesis.
Dado que las hipótesis u objetivos tratan de establecer una relación entre las
variables independientes (sobre las que actúa el investigador, condiciones sometidas a
cambios) y las dependientes (aquellas en que se aprecian los efectos), es lógico suponer la
gran importancia que tiene el alcanzar una definición clara y concisa de las mismas. Es
decir, traducirlas a lenguaje observable y cuantificable.
b.1. Muestreo aleatorio simple, se basa en la selección al azar de cada uno de los
componentes de la muestra. Ello exige la previa numeración de todos los
componentes de la población.
b.2. Muestreo aleatorio sistemático, exige como en el caso anterior, la previa
ordenación de los sujetos, no obstante, la selección aleatoria solo afecta al
primer elemento, pues una vez elegido éste, ya condiciona todos los demás. Es
el investigador, una vez fijado el número de la muestra quién debe decidir la
cadencia en la selección (de k en k), es decir, de cinco en cinco, de diez en
diez, etc.
En nuestro ejemplo de investigación, la selección de los sujetos se puede hacer extensiva a todo el
grupo, de tal forma que población y muestra se identifican. Es decir, dado el marco de referencia del estudio,
nos parece de mayor interés que participen todos los sujetos de las clases. Esto suele ocurrir en la denominada
investigación aplicada, donde la finalidad básica del trabajo consiste en llevar directamente a la práctica los
resultados derivados del estudio empírico a los contextos en que se ha desarrollado la investigación.
Ahora bien, si nuestra intención fuera de mayor alcance, en ese caso debemos proceder a la selección
de muestras representativas del primer curso de ESO, bien de la localidad, provincia, comunidad autónoma o
estado, según los casos. Para ello se puede recurrir al muestreo por etapas, fijando primero los
conglomerados, en segundo lugar los estratos poblacionales (por ejemplo puede servir el tipo de centro) y
finalmente las unidades muestrales individuales, que son las que aportarán datos al trabajo. Además de fijar el
número de sujetos conforme a los márgenes de error fijados por el equipo investigador.
4.4.3. El control.
Sería necesario desarrollar algunas técnicas de control, que sin ser tan drásticas como
lo pueden ser las propias del laboratorio en las ciencias experimentales, nos ofrezcan
garantías sobre un efectivo control de las variables, denominadas genéricamente extrañas o
intervinientes.
b. El tipo de validez empleado, debe ser coherente con las necesidades del
investigador, ello se traduce en que el instrumento mida lo que dice medir y no otra
cosa distinta, pero centrado en el objetivo que se pretende cubrir y los sujetos a
quiénes se aplicará.
d. Formular los ítems con precisión, es fundamental que el sujeto comprenda lo que
se le está preguntando, para tener la evidencia de la posesión o no de un
determinado rasgo, o al menos un cierto nivel de dominio sobre el mismo. Los
ítems se deben definir con claridad, brevedad del enunciado, información
complementaria precisa, corrección gramatical y ortográfica, con referencia a
contenidos excluyentes.
g. Las respuestas que debe dar el sujeto, deben ser unívocas y registrarse con
facilidad. Se pueden ofrecer varias opciones para que el sujeto rodee con un círculo,
subraye, tache o escriba un número sobre cada una de las posibles respuestas.
Para alcanzar las suficientes garantías en todos y cada uno de los puntos
contemplados en la elaboración de instrumentos de recogida de datos y de medida es
conveniente, antes de proceder a su aplicación definitiva, someter a prueba dicho
instrumento mediante lo que llamamos aplicación piloto, en que se trabaja con una
muestra de sujetos lo mas representativa posible, para que conteste a dicha prueba y a la
vez se le sugiere que critique los aspectos que no estén claros, la duración, el lenguaje, la
forma de presentación y las instrucciones que se ofrecen. Además, con los datos
suministrados por la aplicación piloto podemos determinar los niveles de fiabilidad y de
validez de la prueba, según los casos, para lo cuál se recurre a la modalidad más apropiada
al instrumento que estemos elaborando. Un análisis más pormenorizado de estas
cuestiones se presentará en la segunda parte del curso.
En nuestro ejemplo, será preciso elaborar una prueba objetiva para evaluar el nivel de conocimientos
de los alumnos de primer curso de la ESO, dicha prueba será supervisada por el departamento docente
correspondiente y por el asesor experto en temas de investigación. Entre las decisiones a tomar, además de las
que hemos enumerado de manera genérica sería interesante decidir el número de ítems, las alternativas de
respuesta que se van a ofrecer al estudiante, el tiempo de contestación, la penalización de los errores, etc.
También sería conveniente contemplar un ejercicio para valorar la comprensión lectora. En ambos casos
deben fijarse los criterios de calificación y como se traducirán a datos cuantitativos los resultados de ambas
pruebas, para que puedan ser comparados de forma objetiva y precisa.
El análisis de datos configura una tarea fundamental, dentro del proceso general de
la investigación en educación, pues nos ayuda a dar sentido y a constatar empíricamente
una serie de intuiciones, hipótesis de trabajo, valoraciones, además de garantizar una
mayor validez científica a nuestras futuras afirmaciones.
Una vez recogidos los datos brutos del instrumento, debemos llevar a cabo las
siguientes operaciones: la depuración, para evitar la contaminación y eliminar respuestas
múltiples y no ajustadas a lo pedido; la organización, para facilitar su lectura, bien
mediante una simple ordenación, estableciendo algún tipo de categorización o bien
conociendo su distribución oportuna; la transformación nos ayuda a comprender el
verdadero sentido de los datos.
Existen dos enfoques en el análisis de datos, que más que excluyentes consideramos
como complementarios: los descriptivos y los inferenciales. Los primeros se centran en
conocer de forma elemental y básica las características identificativas de un conjunto de
sujetos, o de un individuo dentro de un grupo. Los análisis de tipo inferencial cumplen una
función complementaria, pues nos permiten una visión más global y completa del
problema que estamos analizando, con el fin de derivar conclusiones probabilísticas,
fijando los márgenes de error en estas apreciaciones.
Las distintas propuestas de análisis de datos deben ser conocidas, al menos en sus
planteamientos globales, por los estudiantes de postgrado, que aspiran a realizar una
investigación personal en educación. No obstante, para los estudios de grado sería preciso
matizar y simplificar la propuesta, procurando seleccionar aquellos análisis de mayor uso.
Si bien, nos inclinamos por el empleo de la informática y los correspondientes paquetes de
programas estadísticos, tanto desde la perspectiva cuantitativa como de la cualitativa, para
comprender de forma ejemplificada las técnicas de análisis más complejas.
Siguiendo con nuestro ejemplo la recogida de datos se llevará a cabo en sesiones paralelas, pues ya
hemos indicado que se aplicará a ambos grupos la misma prueba, para ello contaremos con el apoyo de otros
profesores del área. Además procuraremos que las instrucciones que se ofrezcan a los grupos sean similares y
no introduzcan elementos de distorsión. Una vez recogidas las pruebas se procederá a su calificación y
cuantificación conforme a los criterios fijados, si alguno de los sujetos contesto al azar sin fijarse o bien no se
corresponde con lo pedido se puede eliminar (depuración), seguidamente deben ser organizados de manera
debida para extraerlos mensajes que encierran. A continuación podemos llevar a cabo distintos tipos de
análisis de tipo descriptivo (porcentajes de aprobados y suspensos, representaciones gráficas comparativas
entre los grupos, valores medios de rendimiento, valores de la dispersión, analizar las situaciones particulares
de aquellos sujetos de especial atención), en segundo lugar y con el fin de comprobar empíricamente la
hipótesis planteada debemos proceder a la utilización del estadístico “t” de Student, que nos permitirá obtener
un valor empírico, estimamos conveniente recurrir a este análisis cuando se trabaje con grupos pequeños.
La regla general del contraste de hipótesis nos dice "cuando el valor empírico
(obtenido con los datos de la investigación) es mayor al valor teórico o crítico de
distribución del estadístico (recogido en tablas) se rechaza la hipótesis de nulidad (H0)".
Como toda regla general tiene algunas excepciones como es el caso de la prueba "U" de
Mann-Whitney y la prueba "T" de Wilcoxon, en que ocurre a la inversa. O bien aquellos
supuestos en que se determina la probabilidad asociada a los valores empíricos y se
compara con el nivel de significación alfa ( ), debiendo ser menor la primera.
En la decisión estadística del problema de investigación que estamos analizando, debemos comparar el
valor empírico del estadístico “t” (obtenido directamente de los datos aportados por la investigación en los
grupos objeto de estudio) con el valor teórico de distribución recogido en la correspondiente tabla, si bien es
preciso fijar previamente el nivel de significación con que se tomará la decisión, además de tener en cuenta si
el investigador se limitaba a probar la existencia de diferencias (dos colas) o bien a probar que el nuevo
método ofrecerá mejores resultados (una cola). En cualquier caso si el valor empírico es superior al teórico se
puede afirmar que se han producido diferencias estadísticamente significativas, naturalmente a favor del
grupo que posea la media más elevada, que suponemos se tratará del grupo experimental.
Así pues, una vez constatada la existencia de diferencias significativas a favor del grupo experimental,
podemos elaborar una serie de conclusiones donde se presenten los principales datos que avalan esta
conclusión. De ello se podrán derivar una serie de recomendaciones de futuro, así si la investigación se llevó a
cabo en un centro concreto podemos recomendar que en el futuro se utilice en todos los casos el nuevo de
método de aprendizaje del Inglés. No obstante, se debe actuar con precaución y tratar de validar de nuevo los
resultados con nuevas propuestas de trabajos empíricos, sobre todo cuando tratamos de extrapolar los
resultados a grupos más amplios de aquellos que ha sido objeto de estudio.
5. EL INFORME DE INVESTIGACIÓN
Comentar la importancia del informe de investigación, en sí mismo, tiene poco
sentido si no lo relacionamos con la propuesta concreta de investigación. Es decir, la
utilidad de una investigación guarda una relación directa con el informe generado a partir
de la misma. Ya hemos visto como las propuestas de investigación inciden sobre diferentes
aspectos de la vida académica de los alumnos. Ahora es el momento de tratar de justificar
la importancia de la misma en su vertiente de transmisión de información. En suma,
debemos intentar paliar una de las mayores críticas planteadas a la investigación -su escasa
conexión con la práctica profesional- mediante la elaboración y difusión de los
correspondientes informes en que se recojan los puntos fundamentales que deben ser
conocidos por la colectividad.
Para concluir creemos conveniente recordar las palabras de Kerlinger (1985), cuando
afirma que no es función del investigador convencer al lector, sino informarle de la forma
más precisa y clara posible sobre lo que hizo, por qué lo hizo, los resultados del trabajo y
las conclusiones del investigador. De forma que sea el lector quién pueda valorar las
aportaciones realizadas.
Desde un enfoque más científico que divulgativo, lo que implica un mayor rigor en
el tratamiento de la información, así como la realización de informes más detallados y
justificando cada uno de los pasos que se han ido dando en su desarrollo, además de
reflejar los inconvenientes y las dificultades encontradas, las posibilidades y orientaciones
que deben conocer aquellos investigadores que se aproximen a este campo de estudio, las
conclusiones principales que deben ser puestas en práctica, etc; los informes de
investigación se pueden transmitir a partir de los siguientes medios:
Por otra parte, los informes de tipo divulgativo y político se centran básicamente en
la transmisión de los resultados más destacables a los que ha llegado la investigación para
que sean conocidos por sus destinatarios. En el caso de los informes políticos se dirigen a
los administradores y a las personas que deben tomar decisiones. En el caso del informe de
tipo divulgativo se debe ser muy cuidadoso en el lenguaje empleado en su redacción, de
forma que las personas que accedan a él puedan comprenderlo plenamente, además de
resaltar solamente los puntos principales que el equipo investigador estime deban ser
conocidos por el público en general.
Informe. Organización
Cuantitativa
Cualitativa Evaluativa
1.2. Autor/Autores: persona responsable del proyecto, caso de ser de tipo individual,
o personas estableciendo una distinción entre el director responsable máximo del
proyecto y los colaboradores, caso de ser un trabajo colectivo, si es posible con los
cometidos específicos de los miembros del equipo.
1.3. Indice: presentación esquemática de los contenidos que van a ser analizados con
posterioridad, así como de su localización específica (páginas) en el texto.
1.5. Objetivos que se pretenden alcanzar: aquí cabe hacer una distinción entre los
objetivos a largo plazo (finalidades de la investigación) y los operativos a cubrir en
las diferentes etapas del trabajo en su vertiente aplicada inmediata al campo de la
práctica educativa.
3.2. La muestra: en este momento se trata de explicar los procedimientos que se han
seguido para la selección de los sujetos que van a participar directamente en la
investigación. Comenzando con una visión general sobre la población en su
conjunto, para después recoger la forma en que se ha seleccionado la muestra y con
qué criterios, de tal forma que se pueda garantizar su representatividad, además de
alcanzar el tamaño adecuado al estudio.
3.4. Los instrumentos de recogida de datos: este es uno de los momentos clave de
todo proceso investigador y, por tanto, así se debe reflejar en el informe. Si se trata
de seleccionar un instrumento ya existente, se deben recoger los criterios por los que
se ha elegido y su idoneidad para la investigación que se realiza. En el caso de la
construcción de un instrumento nuevo, se debe reflejar con precisión todo el proceso
seguido en su elaboración, además de los procedimientos por los que se han
determinado, si ello es posible, sus características técnicas: fiabilidad y validez.
Naturalmente en estos casos es conveniente recoger íntegramente el instrumento, si
bien se suele hacer en los anexos finales del informe.
3.5. Proceso de recogida de datos: aquí se recogen los diferentes aspectos relativos a
la aplicación de los instrumentos a la muestra seleccionada, así como la
temporalización con que se ha llevado a cabo, además del nivel de respuestas
obtenidas y los problemas que se hayan detectado en la misma.
3.6. Análisis de datos: en este momento solamente vamos a reflejar los análisis
previstos en la investigación que den respuesta a los interrogantes planteados
inicialmente y nos permitan comprobar empíricamente la validez de las hipótesis
formuladas. También se deben fijar los niveles de significación (margen de error) así
como los niveles de confianza con que se van a tomar las decisiones en el futuro.
5.1. Validez interna: nos garantiza que desde un punto de vista técnico los resultados
ofrecen las suficientes garantías, para ello debemos analizar la influencia de varios
factores que actúan sobre la misma, como la historia, la maduración, la
administración de pruebas, los instrumentos, la regresión estadística, la selección de
los sujetos y la mortalidad experimental. Naturalmente referidos a la investigación
concreta objeto de análisis.
6.3. Anexos: recogen los documentos originales utilizados en el trabajo, así como
aquellos otros que han servido de base para la elaboración del mismo. Por ejemplo,
instrumentos de recogida de datos, textos legales, documentos inéditos.
Por otra parte, debemos reseñar que si bien en la propuesta cuantitativa existe una
general uniformidad a la hora de elaborar un informe de investigación, en la cualitativa,
ligada a sus peculiares características y los diferentes enfoques, se presentan informes muy
distintos en cada situación particular. En este sentido, algunas de las propuestas se centran
más en los procesos, mientras otras inciden de forma prioritaria sobre los resultados de la
investigación.
Tratando de aunar las distintas aportaciones, vamos a presentar, desde nuestro punto
de vista, la siguiente propuesta de informe:
1.1. Título: que permita identificar de forma unívoca el tema que va a ser abordado
con posterioridad.
1.2. Autor o autores: generalmente en estas propuestas suelen primar los trabajos
colectivos, por ello se deben reflejar en este apartado introductorio. Incluso sería
recomendable establecer las competencias e implicaciones de los diferentes
componentes del grupo investigador.
1.5. Objetivos a alcanzar: es importante conocer los objetivos o finalidades por las
que se plantea la investigación, si bien desde una postura abierta a posibles cambios
en el desarrollo posterior, hemos de tener presente el carácter cíclico y revisionista
de estas propuestas abiertas.
2.1. Problema: definición del problema, así como de los interrogantes que preocupan
al equipo investigador, esta primera formulación debe ser sometida a debate y
reformulada al final de la fase inicial.
4.1. Análisis e interpretación de los datos: debemos destacar, de forma especial, los
más relevantes para los objetivos previstos en la investigación, pues hemos de tener
presente que uno de los aspectos a tener en cuenta es el derivado de la gran cantidad
de datos que suelen recogerse tanto en la fase del trabajo de campo como al final del
proceso. Por ello, es muy importante tener perfectamente delimitados los criterios de
selección de los mismos, así como de su utilidad para el campo objeto de estudio.
4.2. Conclusiones: deben ser presentadas de forma que sean comprensibles por los
lectores del informe, además de mantener un orden y secuenciación lógica, también
se deben resaltar especialmente aquellos aspectos de mayor trascendencia para el
grupo investigador y los colectivos implicados.
5. Análisis crítico: para llevar a cabo un análisis sobre la validez de los trabajos en la
metodología cualitativa, se suele recurrir en la mayor parte de los casos a la
triangulación, es decir, se trata de utilizar diferentes enfoques de análisis de las
propuestas para constatar si se producen resultados similares entre los distintos críticos
consultados. Además el hecho de que las conclusiones generales sean coincidentes entre
los diferentes colectivos, es un índice de que la investigación posee una buena calidad.
6. Otros aspectos de interés: al margen de los puntos básicos reseñados hasta este
momento, conviene tomar en consideración otros aspectos, con el fin de clarificar la
utilidad del informe, su consulta y lectura. Así podemos citar, entre otros, los
siguientes:
6.1. Referencias bibliográficas: que han sido la base para la elaboración del trabajo
en sus diferentes fases y etapas.
Sobre esta base teórica y los planteamientos apuntados, desde nuestro punto de vista,
el informe de la investigación evaluativa, debe constar de:
1.1. Título: original del trabajo, que sea fiel reflejo del contenido que se va a
desarrollar, debe ser lo más conciso posible.
1.3. Índice: recoge de forma esquemática los diferentes apartados y subapartados que
serán objeto de estudio y análisis con posterioridad.
2. Marco contextual: en este apartado se deben reflejar los diferentes aspectos que
permiten encuadrar, de forma apropiada, el problema objeto de investigación en su
ámbito concreto de actuación. Por ello, entre otras posibilidades, se deben tener en
cuenta:
3.1. Sujetos intervinientes: determinar cuáles son los sujetos que van a participar y
cuál es su compromiso concreto con la investigación, además de explicar los
criterios y procedimientos de selección de los mismos.
3.6. Técnicas de análisis de datos: explicar cuáles van a ser los análisis previstos, de
forma que consigamos extraer la máxima información de los datos recogidos,
justificando los criterios de la elección.
4.2. Conclusiones: principales obtenidas del trabajo que permiten dar respuesta a los
interrogantes iniciales y comprobar si se han alcanzado los objetivos planteados.
Deben formularse de forma clara y breve.
6.1. Referencias bibliográficas: que han servido de base para la realización del
estudio, si bien, conviene reseñar de forma especial, aquellas que guardan una
relación estrecha con el tema de trabajo.
6.3. Apéndices: donde se recojan los diferentes instrumentos que se han empleado en
el proceso de recogida de datos, además de aquellos otros documentos de especial
relevancia que deben ser conocidos por la comunidad científica, dado su valor
documental y de apoyo a las afirmaciones realizadas en el informe.
Esta propuesta, al igual que cualquier otra que pueda formularse, puede servir de
base para la elaboración de informes en la investigación evaluativa. No obstante, conviene
tener en cuenta que en cada uno de los casos particulares con que nos enfrentemos,
debemos ser muy selectivos en el proceso de redacción y saber discernir lo realmente
importante, en cada uno de los casos y finalidades a que destinemos el informe de
investigación en educación.
Fernández Cano (1995), sintetiza en cuatro aspectos básicos los problemas derivados
de la investigación en educación, unidos de forma especial a su calidad científica, estos
son:
Todos estos aspectos, además de otros derivados de la baja estima de que gozan los
encuentros y reuniones científicas, en que se abordan estas problemáticas, además de los
criterios, en ocasiones arbitrarios, de concesión de ayudas a la investigación, por parte de
los organismos públicos, justifican la necesidad de llevar a cabo evaluaciones rigurosas
sobre las diferentes investigaciones y no solo sobre el personal implicado de forma directa
en su realización.
- Equipo investigador:
. Valoración de las contribuciones científicas del investigador principal en los
últimos 5 años.
. Valoración de las contribuciones científicas del resto del equipo investigador en el
mismo período de tiempo.
- Objetivos, metodología y viabilidad del proyecto:
. ¿Demuestran los autores conocer adecuadamente los antecedentes
y el estado actual del tema?
. ¿Es actual y apropiada al tema la bibliografía citada?
. ¿Están suficientemente bien definidos los objetivos? ¿Son de actualidad? ¿Cuál es
su interés para el campo de trabajo?
. ¿Es adecuada la metodología? ¿Es realista el plan de trabajo?
. ¿Es adecuada la composición del equipo (experiencia, tamaño, composición, etc.)
para la realización del proyecto?
. ¿Son adecuados los medios (disponibles + solicitados) para la realización del
proyecto?
. ¿En qué medida cree se alcanzarán los objetivos propuestos en el plazo señalado?
Por su parte, entre los criterios que suelen fijarse en las convocatorias de la Comisión
Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), a través de los proyectos (I+D+i) se
citan como más relevantes los siguientes:
b) Referidos a la propuesta:
- Adecuación de la propuesta a los objetivos y prioridades del correspondiente
Programa Nacional.
- Utilidad y relevancia de la propuesta para los sectores socioeconómicos a los
que se dirige, difusión de conocimientos y resultados.
- Interés del sector socioeconómico en la transferencia de los posibles
resultados que se deriven de la propuesta.
- Concreción de los objetivos especificando etapas y resultados previsibles.
- Colaboración con otros grupos de I+D+i y participación del grupo solicitante
en proyectos de investigación de programas de la Unión Europea.
- Adecuación de los recursos financieros previstos a los objetivos que se
proponen.
- Aportación acreditada de otras entidades públicas y privadas.
- Se valorará el tamaño, la composición y la dedicación del grupo, así como la
coordinación con otros grupos y su carácter multidisciplinar.
No obstante, estas propuestas de evaluación externa, deben ser completadas con una
evaluación interna promovida por el propio equipo investigador y que, sin duda, guarda
una estrecha relación con el informe de investigación, ya comentado con anterioridad. En
cualquier caso, parece razonable que la evaluación de la investigación en educación, debe
ser cometido de personas con la suficiente preparación en el campo de la investigación,
además de contar con los medios necesarios para lograr la mayor objetividad posible, pues
no hemos de olvidar que detrás de cada uno de los proyectos existen personas individuales
o equipos de trabajo con vinculaciones directas e indirectas con la que debe emitir el juicio
valorativo y, si así se estima, la financiación económica del mismo.
5.3.2. Propuesta para la evaluación de investigaciones en educación
4. Otros aspectos, además de los enunciados como esenciales que ya hemos enumerado
con anterioridad, en la evaluación global de la investigación también se deben
contemplar otros aspectos secundarios como:
- Presentación del informe.
- Lenguaje apropiado y con rigor científico.
- Orden y coherencia en la presentación.
- Citas bibliográficas debidamente justificadas.
- Cuadros y esquemas clarificadores.
- Representaciones gráficas de datos.
- Elaboración de síntesis adecuada.
Naturalmente esta propuesta implica una primera aproximación justificativa del por
qué es necesaria la evaluación de las investigaciones en el campo educativo y cuál podría
ser una de las posibilidades de planteamiento que podríamos llevar a cabo. En cualquier
caso, es preciso poner de acuerdo a la comunidad científica sobre los criterios base por los
cuáles se deberán evaluar las investigaciones, aún reconociendo la diferencia sustancial
que debe producirse entre una investigación de marcado carácter histórico, frente a otra
centrada en el estudio empírico y en la investigación de tipo evaluativo. Sería
recomendable que el propio equipo investigador llevara a cabo una autocrítica personal
sobre el trabajo realizado, al margen de aquél otro externo, realizado por los organismos
públicos o privados en que se inserta el proyecto.