Oficio Alarife
Oficio Alarife
Oficio Alarife
Colección Bicentenario
OFICIO DE ALARIFE
Artesanos de la construcción
en la provincia de Caracas
Caracas, 2010
Francisco Sesto
Ministro del Poder Popular para la Cultura
Pedro Calzadilla
Viceministro para el Fomento de la Economía Cultural
Carmen Bohórquez
Viceministra de Cultura para el Desarrollo Humano
Benito Irady
Viceministro de Identidad y Diversidad Cultural
Consejo Editorial
Carmen Bohórquez
Luis Felipe Pellicer
Pedro Calzadilla
Eileen Bolívar
Ada Lucila Morán
Marianela Tovar
Alexander Torres
Eduardo Cobos
Jonathan Montilla
Simón Andrés Sánchez
Yvo Castillo
Editorial
Coordinación editorial: Felgris Araca
Diseño portada: Aarón Lares
Texto de contraportada: Juan Calzadilla
Imagen de portada: Calle de Valencia. Colección Siglo XIX del Archivo Audiovisual de la
Biblioteca Nacional.
Diagramación: Orión Hernández
Corrección: Katherine Castrillo
Edición digital: Grafismo Ink
Lugar de edición: Caracas, Venezuela
ISBN: 978-980-7053-08-2
Depósito Legal: lf i 80020107002086
Para Domingo, alarife de los de estos días
Para Pablo y Santiago, poetas
Al principio fue el alarife,
el hombre de la plomada y el mortero
INTRODUCCIÓN...............................................................................13
I. EL ALARIFAZGO...........................................................................17
Los alarifes de Dios. ................................................................... 21
Los alarifes militares. ................................................................. 28
Los alarifes indianos................................................................... 30
CONCLUSIONES................................................................................99
FUENTES UTILIZADAS................................................................101
INTRODUCCIÓN
Ca sabiendo los alarifes estas cosas, son complidos en su arte y quando usan bien
della, quierenlos los Reyos bien y fazenles grandes mercedes y son conocidos de los
ricos omes y hazen servicio a Dios, porque ponen paz entre los omes juzgandolo
el derecho.
El arte de los alarifes que son maestros de frogar o labrar carpintería, es noble
arte, cumplida en sí y acrecienta en la nobleza del Rey y del Reyno y pone paz en
el pueblo y amor entre los omes.
1 Archivo General de la Nación, Caracas, Gastos públicos, t. XI, f.15. (En adelante, AGN,
GP).
2 AGN, GP, t. XV, f. 124.
3 Ramón Gutiérrez, “Notas sobre la organización profesional de la Arquitectura en España,
América y el Río de la Plata” (siglos xvi al xix), en Boletín Nº 21, Centro de Investigaciones
Históricas y Estéticas, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de
Venezuela, p. 139.
4 Ibídem, p. 140.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 19
5 Véase, José Sala Catalá, Ciencia y técnica en la metropolización de América, el cap. 1 “Guadalupe
mexicana” y el cap. 2 “Estrella de Lima”.
6 Archivo Histórico del Concejo Municipal de Caracas, Actas del cabildo de Caracas, 15 de
abril de 1786. (En adelante AHCMC, ACC).
20 Mariana Iribarren
8 Archivo General de Indias (en adelante AGI), Santo Domingo, 212, 1674, Caracas, 20-IV
en Enrique Marco Dorta, Materiales para el estudio de la cultura en Venezuela, doc. 247, p.
59.
9 Técnica constructiva de techos propia de la carpintería de tradición española, que
consiste en dar un acabado alisado a base de cepillo, es decir “blanquear la madera”. Se
diferencia de la “carpintería de lo prieto”, arte netamente utilitario el cual no requiere
de fino acabado.
10 P. José Gumilla S.I., “Carta para navegar en el peligroso mar de los indios gentiles” en
El Orinoco ilustrado y defendido, p. 515.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 23
11 AGI, Santo Domingo, 220, Santiago de León, 1613 en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 144, p.
30.
12 AGI, Santo Domingo, 641, 1691, Madrid, 17-VII en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 575, p.
91.
13 Marinos andaluces. En 1735 formaron parte de la expedición francesa dirigida por
La Condamine. Aparte de su comisión científica, recibieron instrucciones de hacer
observaciones de tipo político sobre los dominios hispanoamericanos, las cuales
aparecieron publicadas en Londres en 1826 como Noticias secretas de América.
24 Mariana Iribarren
17 AGI, Santo Domingo, 186, 1604, Isla Margarita, 26-VII en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 94,
p. 21.
18 AGI, Santo Domingo, 221, 1583, Santiago de León, 1-II en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 42,
p. 11.
19 AGI, Santo Domingo, 186, 1597, 17-IX en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 73, p. 17.
20 AGI, Santo Domingo, 186, 1597, 20-V en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 71, p. 17.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 27
23 “Lista de pasajeros a Nueva España en la flota del general Juan de Venevides. Pasaron
a Cumaná”, AGI, Contratación, 5539, Lib. II, 1623, en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 175,
p. 34.
24 Recopilación de Leyes de los Reynos de Indias. Libro III, Título VI, Leyes I a xvii.
25 AGI, Santo Domingo, 49, 1530, 28-XI en Marco Dorta, Ob. cit., p. 2.
26 AHCMC, ACC, 30 de agosto de 1603.
30 Mariana Iribarren
27 Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias. Libro III, Título VI, Leyes I a XVII.
28 Ibídem, Libro III, Tit. IV, Ley III.
29 AGI, Caracas, 136, 1771, Guayana, 10-VII en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 2201, p. 336.
30 Ramón Gutierrez, Ob. cit., p. 140.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 31
31 Ver Sidney D. Markman, “La mano de obra indígena en el desarrollo de la cultura colonial
en Guatemala”. Boletín Nº3. Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas., Caracas,
Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela.
32 AGI, sección V. Audiencia de Buenos Aires, 250. Informe del obispo Abad Illana. 24-VIII-1768
en Ramón Gutierrez, Ob. cit., p. 161.
32 Mariana Iribarren
33 Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Relación histórica del viaje a la América Meridional, citado
por Víctor Manuel Patiño, Historia de la cultura material en la América Equinoccial, Bogotá,
Instituro Caro y Cuervo, 1990.
34 Antonio Ruiz de Ullán fue el diseñador y constructor del Convento de San Francisco y
de la iglesia anexa.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 33
que “…si las paredes que llevaren hechas fueran torsidas, el dicho
alarife las anibele y las enderese para que vayan buenas en perfe-
cçion…”.35
…Porque conviene que los oficiales de estos reynos usen bien de sus oficios, manda-
mos que la Justicia y Regidores de cada ciudad, villa o lugar, vean las ordenanzas
que para el uso y exercicio de los tales oficios tuviesen (…) y haga las que fueren
necesarias para el uso de tales oficios…
por monasterios, puentes y fuentes; y entre otras cosas, era crucial que
tuviera dotes detectivescos “…porque el buen alarife ayuda a facilitar
y descubrir la verdad en un pleito…”.36
El funcionamiento de los gremios españoles y las ordenanzas
de sus cabildos, sirvieron de patrón a las ciudades indianas para la ela-
boración de la legislación urbana y de las ordenanzas que estipulaban
lineamientos para el buen ejercicio de los oficios. Sin embargo, como
la mayoría de los maestros y oficiales que vinieron a América, tenían
licencias españolas, valederas para ejercer su oficio en todos los terri-
torios de la Corona española, los primeros cabildos no se vieron en la
urgente necesidad de redactar ordenanzas ni de hacer exámenes. Por
esta razón, este tipo de ordenanzas aparecen en distintas épocas de la
vida colonial. Hay ordenanzas tempranas: las del Ayuntamiento del
Cuzco de 1572; los Reglamentos para el nombramiento de veedores
y oficiales de obras públicas de La Habana de 1574; las Ordenanzas
del gremio de albañiles de la Nueva España del 27 de mayo de 1599.
Y hay ordenanzas tardías que aparecen en el siglo xviii, como las
Ordenanzas de Santiago de León de Caracas del año 1753 o las Orde-
nanzas de Guatemala en 1791.
…No hace ocho días que he tenido que darle una paliza a uno de
los carpinteros que me está componiendo el ingenio porque me dijo
cuantas picardías le sugirió su torpeza, pero yo que he jurado no sufrir
insultos de nadie, tomé una barra de medir y le abrí la cabeza, y luego
le hice dar muchos palos con mis criados.38
40 Anterior a esta Ordenanza, existe un mandato en el Acta del cabildo de Caracas del 27
de marzo de 1623: “Por tanto, a vuesas mercedes pido y suplico manden nombrar los
dichos alarifes y que no se edifique ni serque ningún solar ni cuadra sin que primero se
mida y señale por los dichos alarifes.”
41 AHCMC, Maestros Mayores, 1782-1809. Transcripción de Leopoldo Méndez, Crónica de
Caracas, Tomo XII, Nº 65, p. 25.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 41
42 “Bando de Buen Gobierno del año de 1806. Dictado por don Manuel Guevara
Vasconcelos, gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela. Caracas, 4 de
marzo de 1808 en, Crónica de Caracas, Tomo II, Nº 11, p. 487.
42 Mariana Iribarren
49 Caballería como medida agraria: España=38,63 Ha.; Cuba=13,43 Ha., Puerto Rico=78,58
Ha.; Guatemala y México=42,79 Ha.
50 AHCMC, ACC, 16 de octubre de 1606.
50 Mariana Iribarren
Viendo como esto se cumple los fieles ejecutores y alarifes y las per-
sonas que para esto diputare el gouernador…” dice el artículo 134 de
la Ordenanza de Descubrimiento y Población. En 1623 el procurador
Gaspar Díaz Viscayno insta al cabildo de Caracas a nombrar alarifes
públicos para que “…midan los solares y quadras que se provehen
en este cavildo para que sean todas yguales, y lo mismo las calles,
con lo qual sesarán los perjuicios que por esta causa resultan…”.
Para ejercer estas funciones, el cabildo nombró al maestro carpintero
Francisco Medina y al maestro albañil Bartolomé Añasco51, vecinos
de Caracas, quienes desde 1611, aparecen activos en diferentes obras
tanto en Caracas como en San Sebastián de los Reyes, entre ellas las
reparaciones de una casa adquirida para ser la sede de la Contaduría
Real.52
El alarife, quien no tenía asignado sueldo alguno de los propios
de la ciudad, cobraba por su trabajo de mensura y entrega del solar. En
Caracas conocemos la tarifa que fijó el alarife José Leonardo Mañez
(en alguna documentación aparece como Mañer) en 1807 “…por la
mensura y entrega de qualquier solar a que sea llamado a armar, qua-
tro reales [diarios] asignados [más] el costo del Peón que llevare…”53.
Pero los vecinos no eran buena paga. El alarife Juan Basilio Piñango,
se queja ante el cabildo de Caracas de que a pesar de haber efectua-
do “…la mensura de distintos solares de los que apenas seis de sus
dueños le han satisfecho su valor, o trabajo, y no los demás, por cuya
razón se halla perjudicado…” así como también se encuentra escaso
de fondos por no haber recibido del cabildo los derechos asignados al
alarife en su trabajo con las obras municipales “… que dispone se le
pasen dos reales cada vez que asista a la obra, y cuatro cuando trace,
tire hilos, o delinie…”.54
59 “…tome las medidas de dicha quadra gobernando de denfrente que hase esquina con la Calle Real
en la Casadealto que es del Marques de Mixares desde donde seguí la calle hasta llegar a la misma
esquina en que se ha fabricado la dicha cassa”, dice el oficial de albañil Gaspar Fermín. AGN,
Diversos, 1709. T. II, nº 19, f. 283.
60 El hilo de almagra era también utilizado por los carpinteros para el trazado de líneas
rectas.
61 Esta técnica se utilizó ampliamente en Egipto, en Grecia y Roma, y luego en España.
La única diferencia entre ellas está en el color del polvo marcador: los albañiles egipcios
utilizaba el rojo y el ocre, los griegos y romanos preferían marcar en blanco y los españoles,
utilizaron el rojo arcilloso.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 53
64 “Miguel Antonio Monasterios, sobre que se le despache un nuebo titulo del solar que
heredaron de su madre natural Paula Díaz, situado en las faldas del serro calbario, por
heverseles perdido el que obtuvieron en tiempo de su data.” AHCMC, ACC, 1 de abril
de 1811.
65 AHCMC, ACC, 4 de marzo de 1656.
66 AHCMC, ACC, 20 de octubre de 1623.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 55
Tasaciones
…un peso por ciento de los primeros un mil pesos del monto de la
cantidad que resulta, y medio peso por ciento de los tres mil pesos
siguientes hasta el cumplimiento de los quatro mil pesos, porque de
[allí] en adelante sólo deberán llevar dos reales por cada cien pesos y
cuatro reales cada vez que lo llamen…
72 AGI, Santo Domingo, 203, 1607, Caracas, 18-V en Marco Dorta, Ob. cit., doc. 106, p.
23.
73 Para Tribunales de Secuestros Republicanos ver “Reglamento para el Tribunal de
Secuestro”, 22 de septiembre de 1817, en Materiales para el estudio de la cuestión agraria en
Venezuela, t. II, p. 202.
74 Carlos Duarte, Ob. cit., p. 75.
75 Asociación Venezolana Amigos del Arte Colonial, ”Secuestro de la Quinta Anauco”, en
Carlos Duarte, Ob. cit., p. 33.
58 Mariana Iribarren
aunque los alarifes de este pueblo y todos los que haya en Venezuela
digan lo contrario…”.76
En el caso de edificaciones públicas, se tasaban edificaciones
que iban a ser vendidas, o canjeadas como hemos visto en varios
casos, a particulares. También se tasaban edificaciones que iban a ser
demolidas, como las Casas Reales Viejas de la Villa de San Carlos77.
En este caso, la edificación se desmontaba y sus materiales, (piedra,
teja, ladrillos), se reciclaban para nuevas construcciones. También
se tasaban edificaciones o terrenos que iban a ser adquiridos por el
Ayuntamiento para dedicarlas a casas de misericordia, u hospitales,
como eran los casos más comunes.
Como guardián de las edificaciones pertenecientes a la ciudad,
el alarife hacía avalúos para relacionar la magnitud de su deterioro,
–daños causados por sismos, por animales o por el tiempo–, y ponía
precio a las obras necesarias para su renovación y puesta en marcha.
Era asidua la compostura de los puentes sobre el Catuche, Anauco
y Caruata; el remiendo de los empedrados de las calles; el reparo de
los pilares y techos de la Plaza Mayor de Caracas; los Cuarteles de
Milicias fuesen de pardos o de blancos; las reparaciones constantes
que se hacían a las acequias y pilas de agua. Muchos de estos daños,
como dijimos, eran causados por sismos, pero los animales también
tenían su cuota en el descalabro de las obras urbanas. Los vecinos
solicitaban multas y castigo al cabildo para los arrieros, principales
infractores, por el daño que ocasionaban sus animales a las tomas de
agua, no sólo contaminando el agua que la ciudad habría de beber,
sino por la fractura de los tanques, –hechos en su mayoría de tapia–,
y por la ruptura de las cañerías árabes, –canales de arcilla conducto-
res del líquido–, que se hacían polvo bajo los cascos de las sedientas
mulas.
78 José de Oviedo y Baños, “Esta ciudad de Caracas” (1723), en Horacio Becco, La pintoresca
Caracas.Descripción de viajeros, p. 21.
79 Alexander von Humbolt, “Caracas” (1799-1800), en Horacio Becco, Ob. cit., p. 44.
80 Francisco Depons, “Provincia de Venezuela”, en Horacio Becco, Ob. cit., p. 65.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 61
81 Pedro Núñez de Cáceres, Memoria sobre Venezuela y Caracas (1823), Horacio Becco, Ob.
cit., t. I, p. 151.
62 Mariana Iribarren
84 “Avalúo de albañilería de la casa-palacio de don Miguel Aristiguieta 1758, situda entre las
esquinas de Las Gradillas a Sociedad, en Caracas, por el alarife José Leonardo Mañer”,
Registro Principal, Caracas testamentarías 1782 A, en Carlos Duarte, Ob. cit., pp. 134-139.
85 AGI, Santo Domingo, 221, 1628, Maracaibo, 30-VIII en Marco Dorta, Ob. cit, doc. 191, p. 37.
64 Mariana Iribarren
95 “Autos sobre haber impedido el corregidor de La Vega la licencia de los hornos de cal”.
(17 de julio de 1770), AGN, Diversos, t. XL, Nº 11, fs. 253 al 273.
96 AHCMC, Maestros mayores, f. 7.
97 Véase Juan Ernesto Montenegro, “El Ávila, primera ordenanza conservacionista” en
Boletín Nº 308, ANH, Caracas, 1994, p. 105.
68 Mariana Iribarren
100 “Expediente sobre la estancia y horno del Sitio de Sabana Grande, jurisdicción del pueblo
de San José de Chacao, embargada a doña Josefa Antonia Tovar y Ramírez”. AANH,
Caracas, Sección Judiciales, archimóvil 11, caja 35, documento 1210, año 1815, en Antonio
González Antías, Chacao, p. 121.
70 Mariana Iribarren
Representaciones gráficas
101 “Limpieza del Río de la Guayra”, AGN, Caracas, Gastos públicos, 1799, t. XI, f. 58.
102 Idem, f. 108.
103 No tenemos información del tamaño de los cueros ni del procedimiento del saque de
piedra que especificaba cubrir las piedras barrenadas.
104 AGI, Caracas, 262, 1778, Caracas, 8 de octubre, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 362.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 71
105 Ramón Gutierrez, “Los gremios y academias en la producción del arte colonial”, en
Ramón Gutierrez (Coord.), Pintura, escultura y artes útiles en Iberoamérica, p. 33.
106 Hemos conseguido un solo caso de analfabetismo de un oficial de albañilería: Francisco
Antonio Olivares, oficial de albañilería presenta un recibo por trabajos en la Cárcel Real
de la Villa de San Carlos “…y por no saber firmar, lo hizo en mi instancia mi compañero
oficial Joseph Miguel Torrez.”, AGN, Caracas, Gasto público, 1789, t. III, f. 6.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 73
107 AGI, Contratación, 1694, 1775, Cádiz, 19-IV, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 334.
108 Sebastían Fernández de Medrano fue el bisabuelo de don Manuel Guevara y Vasconcelos,
capitán general de Venezuela desde 1798 hasta 1807. Fuente: José Rafael Lovera, Manuel
Guevara Vasconcelos o La Política del convite, p.10.
109 Fuente: Pedro Navascues Palacio, Tratados de arquitectura y fortificación en la antigua Biblioteca
del Alcázar, Patronato del Alcázar de Segovia, Segovia, 1996.
110 Registro Principal de Caracas (RPC), Testamentarías, 1638, en Carlos Duarte, Ob. cit., p.
39.
74 Mariana Iribarren
111 No se menciona este tan importante tratado de carpintería mudéjar en el trabajo Graziano
Gasparini, “Los techos con armaduras de pares y nudillos en las construcciones coloniales
venezolanas”, en Boletín Nº 1, Caracas, CEHE, FAU-UCV.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 75
…de forma que a los Maestros les pueda ser de gusto leer abreviado lo
que han aprendido en libros mayores, y a los aprendices y oficiales les
sea de guía y ayuda para llegar con menor trabajo a ser Maestros.113
Tanteos preliminares
112 Diego López de Arenas, Breve compendio de carpintería de lo blanco y Tratado de alarifes, (Sevilla,
1633), ed. María Angeles Toajas Borges, Visor Libros, Madrid, 1997, p. 88.
113 Ibídem.
76 Mariana Iribarren
…Se pidió a los arrieros como colaboración dos mil cargas de piedra,
los madereros fueron convocados para que colaboraran con tablas, y
carpinteros y alarifes contribuirían con alguna peonada que podía con-
tar con el pago de salarios hasta donde alcanzaran los cortos recursos
del cabildo…118
Unidad Precio
Acero fino libra 4 reales
Acero entrefino libra 3 pesos, 4 reales
Alfarje120 unidad 9r
Alquitrán botija 4p
Ayudante día 1 p, 2 r
Adobes ciento 6p
Alquiler de tapial día 2p
Arena cuenta[?] 8p
Brea quintal 7p
Barrenos unidad 5p
Cabuya libra 2 p, 4 r
Cal cahíz121 7p
Cal fanega 5r
Cal (en 1816) cahíz 11 p
Cal y canto de ladrillo vara2 27 p
Carga y saca de piedra mensual 11 p
Cañas ciento 12 p
Cañería árabe (encondurada) vara 18 r
Cerrojos unidad 4p
122 En las Ordenanzas de la Villa de Madrid, reimpresas en 1846, aparecen las especificaciones
de estas piezas de madera. Ver el capítulo xvii de las mencionadas ordenanzas:
“Arreglamento que han de guardar las personas que dieren materiales para las obras,
como son: madera, yeso, cal y ladrillo”, en Manuel Fornes y Gurrea, El arte de edificar,
(1857), Ed. Antonio Bonet Correa, Ediciones Poniente, Madrid, 1982.
80 Mariana Iribarren
Incendios
123 Enrique Nuere, “La carpintería de España y América a través de los tratados”, en I.
Henares y R. López Guzmán (compiladores), Mudéjar iberoamericano, p. 173.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 81
Terremotos
125 AGI, Santo Domingo, 794, 1699, Caracas, 26-XI, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 96.
126 AGI, Santo Domingo, 685, 1703, Madrid, 16-VII, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 107.
127 Véase, “El terremoto de San Bernabé” en Jerónimo Martínez Mendoza, Venezuela colonial,
pp. 139-141.
128 Juan Ernesto Montenegro, “El Archivo Capitular de Caracas”, en Crónica de Caracas, Nº
87, p. 40.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 83
sus casas…” . Ya habían pasado más de quince años desde San Ber-
nabé y el cabildo se seguía quejando a España del “…asolamiento
y ruina que esta ciudad tuvo en la ocasión del terremoto…”, por lo
cual pide se ofrezca “…del rrey nuestro señor para el rremedio de
los vecinos…”, una Real Cédula que aminore las cargas de los almo-
jarifazgos, armadillas y alcabalas reales para que los habitantes de la
provincia puedan utilizar sus escasos recursos económicos para la
reconstrucción.129
Otro temblor, otro agorero, ahora una santa. En la madrugada
del 21 de octubre de 1766, tal como lo predijo el loco Saturnino, santa
Úrsula zarandeó la tierra130. Este violento sismo afectó una enorme
área del norte de Continente: de este a oeste desde Maracaibo hasta
Cayena; de norte a sur, desde las islas de Martinica y Guadalupe hasta
la provincia de Guayana en donde se vinieron abajo el Fuerte de San
Diego y el de San Francisco de Asís131. Desde Caracas se enviaron
noticias a España del daño sufrido por la ciudad y especialmente por
el derrumbamiento de la torre del convento de Nuestra Señora de las
Mercedes y del total colapso de los techos del convento de las Car-
melitas. Pasado un mes, el cabildo ordenó al alarife, en ese momento
Maximiliano Solórzano, el reconocimiento de las obras dañadas por
el sismo:
a que la casa estuviera cubierta de tejas, “…del que oviere casa paiaça,
que la cubra con teia…”, si se quería gozar de los privilegios de veci-
no. Del mismo modo exhortó a los comerciantes a continuar con sus
actividades y a regresar a sus puestos de venta en la Plaza Mayor. Por
último, exigió a todos los vecinos a que colaboraran activamente en el
aseo y en la limpieza de las calles.
El cabildo de Caracas trató de poner freno a la mala calidad de
las reparaciones que se estaban haciendo en la ciudad, refacciones
hechas con bahareque y emplastes de barro, para poner en funciona-
miento alguna pieza de la casa136. Una de las razones de este desati-
no, era atribuida a la mala voluntad constructiva de los artesanos de
la construcción, quienes actuaban con prisa y con escasez de mano
de obra y de materiales. Como segundo culpable, se señalaba a los
dueños de las edificaciones que habían sido afectadas por el sismo
quienes por su falta de escrúpulos “…solo apetecen la conclusión y
ponerlas en arrendamiento a subidos precios dexandolas falsas y sin
ninguna seguridad para la posteridad…”.137
Este tipo de problemas puede verse en una regulación de alqui-
leres que se presentó al cabildo el 11 de febrero de 1813 de la casa de
don Francisco Mixares ubicada del convento de San Francisco al cho-
rro de San Jacinto, la cual se pretendía alquilar en 400 pesos anuales
“…con tal que se reparen los escombros…”, y la de don José Vicente
Blanco, ofrecida por 800 pesos anuales y en las mismas condiciones
de decadencia138. Para manejar la situación el cabildo comisionó al
regidor, en esos días el conde de la granja, para que hiciera una nor-
mativa para la construcción y reconstrucción de los edificios con el
fue reimpreso con el nombre de Fuero Romanceado o Fuero Extenso. Este conjunto de
regulaciones puede considerarse como al antecedente a todas la legislación urbanísticas
y resulta muy interesante por el tratamiento jurídico que se le da a la vivienda unifamiliar,
a la casa, como símbolo del asentamiento base de la población. Ver: Allan Brewer Carías,
La ciudad ordenada, p. 47.
136 Este tipo de reparaciones se hicieron inclusive en el edificio del Ayuntamiento. Ver Juan
Ernesto Montenegro, Crónicas de Santiago de León, p. 56.
137 AHCMC, ACC, 21 de junio de 1813.
138 AHCMC, ACC, 11 de febrero de 1813.
86 Mariana Iribarren
Caracas tuvo que esperar hasta el año de 1816 para que el ala-
rife y alcalde de aguas Carlos Pacheco presentara al síndico procura-
dor los tanteos preliminares solicitando la aprobación del gasto para
que fuesen reparadas siete pilas de agua que fueron dañadas por el
terremoto de 1812. Se presentaron los presupuesto para la reparación
de las bases, tanques y cañerías árabes de las pilas de la Santísima
Trinidad, de la León, de la Llaguno, y la de Altagracia. También se
presentaron los tanteos preliminares para la reparación de las alcanta-
rilla (cantarillas) del puente de Tío Pedrito, de la de San Lázaro, Santa
Rosalía, Padre Rodríguez y por último la de San Pablo.143
144 Véase: Enrique Benardo Núñez, La ciudad de los techos rojos, p. 213. (Capítulo XIV. “Ñaraulí.
La Nueva Metropolitana. Las Pastorales del arzobispo Narciso Coll y Pratt”).
IV. OFICIO DE PARDOS
Por la cual se declara, que no solo el Oficio de Curtidor, sino también los demás
Artes, y Oficios de Herrero, Sastre, Zapatero, Carpintero, y otros á este modo,
son honestos y honrados; y el uso de ellos no envilece la familia, ni la persona que
los exerce, ni la inhabilita para obtener empleos municipales de la Republica en
que estén avencidados los Artesanos, ó Menestrales que los exerciten.
145 Aprendiz de herrero, Registro público de Caracas, Escribanía de Rodrigo Gallegos, 1597,
en Manuel Pinto, Los primeros vecinos de Caracas, p. 85.
146 AGI, Santo Domingo, 901, 1639, Madrid, 9-XI, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 246.
147 AGI, Santo Domingo, 616, 1733, Margarita, 30-X, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 150.
148 AGI, Caracas, 124, 1737, Margarita, 2-III, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 166.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 91
permitía ser maestro mayor por tener negado el acceso a los exáme-
nes para su licencia. En Caracas, como he mencionado, se exigía a los
maestros como circunstancia personal “que sea libre su persona, de
buena conducta y honrados procederes”.
En Venezuela a medida de que la sociedad criolla se iba asen-
tando como clase poderosa y se orientaba hacia actividades de mayor
prestigio tales como la agricultura, ganadería o el comercio, los traba-
jos manuales, que al igual que en España eran “oficios viles”, fueron
quehacer de las castas consideradas inferiores. Para el siglo xviii la
población de los artesanos de la construcción y de otros oficios se
ubicaba entre los pardos. El alarifazgo era, por lo tanto, oficio de
pardos.
del cuerpo rector del gremio, provinieron del poder municipal. Para
el cabildo de Caracas la actividad productiva debía estar ordenada
y sistematizada bajo la mirada contralora del poder municipal pero
la existencia de Ordenanzas para el oficio149, no puede considerarse
causa suficiente para que se estableciera el gremio de artesanos de la
construcción.
Sin embargo, sí existía en Caracas la conciencia en los artesa-
nos a congregarse para fines comunes pero bajo el multidisciplinario
“gremio de pardos” que reunía a los menestrales que habitaban en las
parroquias destinadas a su grupo social, Altagracia o Santa Rosalía,
entre ellas. Este gremio de pardos actuaba en las cofradías, hermanda-
des autorizadas por la Iglesia Católica que agrupaba miembros de la
misma clase social con el fin de realizar obras piadosas bajo la advoca-
ción a un santo o una virgen. En Caracas no he encontrado la advoca-
ción a un santoral especial para los albañiles, como lo era en la Villa de
Madrid “Nuestra Señora de Belén en su huida a Egipto” o san Maca-
rio en la Nueva Granada. En nuestro interés, las cofradías de pardos
sirvieron de apoyo para congregar a los grupos artesanales, sin embar-
go, aunque éstas agrupaban a la mayoría de los artesanos de la ciudad,
no podemos dar a las cofradías un carácter de agrupación laboral. Sus
miembros actuaban más por motivos religiosos que laborales.
El gremio de los pardos tenía una estrecha relación con todo
lo relacionado con las tareas de construcción y mantenimiento de sus
parroquias y especialmente en la construcción de sus iglesias. Carpin-
teros, herreros, albañiles, fabricantes de tejas y ladrillos, aparecen en
la documentación ofreciendo su trabajo ad honorem para sus iglesias
y ermitas. En Caracas el gremio de los pardos, comenzó los trámites
para fabricar la iglesia de la Madre Santísima de la Luz en el barrio
del Rosario en 1756150, época del gobernador Felipe Ricardos, quien
149 Ver Capítulo I, parte D de este trabajo relativo a las Ordenanzas Municipales para el
oficio.
150 Expediente formado para levantar una iglesia en el Barrio de Nuestra Señora del Rosario por el gremio
de los Pardos. AGI, Santo Domingo, 714, 1756, Caracas, 9-III, en Marco Dorta, Ob. cit., p.
233.
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151 AGI, Caracas, 80, 1757, Caracas, 20-V, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 237.
152 AGI, Caracas, 368, 1760, Caracas, 16-VII, en Marco Dorta, Ob. cit., p. 254.
94 Mariana Iribarren
153 Francisco Depons, Viaje a la parte oriental de Tierra Firme en la América Meridional, en Becco,
Ob. cit., p. 82.
Oficio de alarife. Artesanos de la construcción en la provincia de Caracas 95
Casi todos los oficios son realizados por libertos de color quienes son
generalmente ingeniosos pero indolentes e indiferentes en alto grado.
Ellos prometen sin la menor intención de cumplir y se quedan perfec-
tamente inconmovibles cuando se les reprocha su falsedad.154
156 “La reforma del ordenamiento gremial. Debate de la Real Sociedad Económica Matritense
de Amigos del País”, Madrid, 14 de octubre de 1815. Archivo de la Real Sociedad
Económica Matritense. Leg. 229, doc. 20, en Antonio M. Moral Roncal, El reinado de
Fernando VII en sus documentos, p. 70-71.
157 Simón Rodríguez, “Estado actual de la escuela y nuevos establecimiento de ella,” en
Gustavo Adolfo Ruiz, La escuela de las primeras letras de Caracas, p. 146.
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158 Firma esta carta utilizando su rango de capitán del Batallón de Pardos.
159 AHCMC, Maestros mayores, f. 7.
98 Mariana Iribarren
160 Ver en el Capítulo II del presente trabajo, “Terremotos”, la actuación de los alarifes
Ibarra y del alcalde de aguas Carlos Pacheco.
CONCLUSIONES
I. Fuentes primarias
A. Fuentes documentales
Sección Traslados
Ciudades de Venezuela
Colección de Caracas
1. Recopilaciones
Bando de Buen Gobierno del año de 1806. Dictado por don Manuel Guevara Vas-
concelos, gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela. Cara-
cas, 4 de marzo de 1808 en, Crónica de Caracas, Tomo II, Nº 11.
“Real Cédula de S.M. y Señores del Consejo, por la cual se declara, que
no solo el Oficio de Curtidor, sino también los demás Artes, y
Oficios de Herrero, Sastre, Zapatero, Carpintero, y otros á este
modo no envilece la familia, ni la persona del que los exerce, ni
la inhabilita para obtener los empleos municipales de la Repú-
blica en que estén avecindados los Artesanos, ó Menestrales que
los exerciten; con lo demás se expresa. Madrid, Imprenta de don
Pedro Marin, 1783”, en NAVAS BLANCO, Alberto, Venezuela:
Un conflictivo proyecto ilustrado, Caracas, Ediciones del Vicerrecto-
rado Académico, Universidad Central de Venezuela, 1999.
2. Viajeros y Cronistas
Felipe II. Los ingenios y las máquinas. Ingeniería y obras públicas en la época de
Felipe II, Madrid, Real Jardín Botánico, 1998.
Lovera, José Rafael, Manuel Guevara Vasconcelos o “La Política del Convi-
te”, Discurso de incorporación como Individuo de Número a la
Academia Nacional de la Historia, Caracas, Academia Nacional
de la Historia, 1998.
C. Fuentes de Apoyo