Cadera Test de Las Puntas de Los Dedos: Posición Del Paciente

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CADERA

TEST DE LAS PUNTAS DE LOS DEDOS

Esta prueba se utiliza para evaluar una posible afectación de la musculatura isquiotibial.

Posición del paciente


Sentado, de forma que las dos piernas se encuentran sobre la camilla con extensión de rodillas.

Posición del terapeuta


De pie o sentado, en el lado a valorar del paciente orientado hacia este.

Ejecución del test


El terapeuta le pide al paciente que realice una flexión máxima de rodilla y cadera con el miembro
inferior contrario al lado a valorar, de tal forma que acerque la pierna al tórax. Con la mano
homolateral abarca la parte anterior de la tibia y sostiene la pierna en flexión. Seguidamente, le indica
al paciente que se palpe con la yema de los dedos de la mano del lado a estudiar, la punta de los
dedos de los pies del miembro inferior que reposa sobre la camilla en extensión de rodilla.

Interpretación del test


Si durante la prueba aparece sintomatología álgica a lo largo de la cara dorsal del muslo
acompañada de incapacidad de llevar a cabo la acción de tocarse los pies, se puede pensar en una
afectación de la musculatura isquiotibial. En este caso se dice que la prueba es positiva. En algunas
ocasiones la incapacidad de llevar a cabo la acción no se corresponde con sintomatología dolorosa. A pesar de ello, la prueba sigue
considerándose positiva. Hay que tener en cuenta el recorrido y tipo de dolor, ya que la prueba puede generar un falso positivo a la
hora de valorar una afectación articular de cadera o una compresión a nivel del nervio ciático. Un signo muy típico de afectación de la
musculatura isquiotibial, aparte de la disminución de la movilidad, es la aparición de un cuadro álgico en la parte posterior de la rodilla
a nivel del hueco poplíteo.
PRUEBA DE SOSTENIMIENTO DE LA MANO SEGÚN THOMAS

Esta prueba se utiliza para evaluar una posible afectación de los músculos flexores de la articulación coxofemoral;
es especialmente útil para el diagnóstico de una retracción por espasmo del músculo psoas.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los brazos a lo largo del cuerpo y las rodillas extendidas.

Posición del terapeuta


De pie, en el lado a valorar del paciente en finta adelante a la altura del muslo orientado hacia su cabeza. El
terapeuta toma un contacto con su mano inferior sobre la cara anterior de la rodilla homolateral. La otra mano
contacta con las apófisis espinosas de las vértebras lumbares.

Ejecución del test


El terapeuta le pide al paciente que lleve a cabo una flexión activa de cadera y rodilla de la pierna contralateral a la
que se explora en dirección del pecho y que la sostenga a través de un contacto con ambas manos en la porción
anterior de la tibia. Seguidamente percibe los movimientos que se producen en la pierna que se encuentra sobre la
camilla (miembro a evaluar) y los que se producen en la columna vertebral lumbar.

Interpretación del test


Si durante la realización de la prueba el terapeuta percibe que la pierna a evaluar se eleva de la camilla hacia
flexión de la articulación coxofemoral, se puede pensar en una afectación de la musculatura flexora de cadera. En
este caso se dice que la prueba es positiva. Para valorar el grado de contracción de la musculatura flexora, el
terapeuta puede observar el hueco que se genera entre la rodilla de la pierna evaluada y la camilla al realizar la prueba. Cuanto mayor sea este hueco,
mayor es la retracción de la musculatura flexora de cadera. Hay que tener en cuenta que una afectación de la flexión de cadera puede compensarse a
través de un aumento de la lordosis lumbar, de forma que el terapeuta ha de percibir también los movimientos que suceden en la columna lumbar a lo
largo de la prueba. En condiciones normales, cuando finaliza el movimiento de la pelvis, la pierna a valorar tiene que continuar reposando sobre la
camilla. Es importante llevar a cabo un buen diagnóstico diferencial, ya que puede generar un falso positivo patologías de tipo artríticas o disfunciones
de movilidad articular.
PRUEBA DE COMPRESIÓN SEGÚN NOBLE

Esta prueba se utiliza para evaluar una posible disfunción del músculo tensor de la fascia lata a nivel
de su tendón de inserción, la cintilla iliotibial.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los brazos a lo largo del cuerpo y las rodillas extendidas.

Posición del terapeuta


De pie, en el lado a valorar en finta adelante a la altura de las rodillas mirando a la cabeza del
paciente. El terapeuta toma un contacto con la mano caudal abarcando el calcáneo de la pierna
homolateral. La otra mano contacta con la cara anterior de la rodilla del mismo lado.

Ejecución del test


El terapeuta le pide al paciente que lleve a cabo una flexión de 50° de la articulación coxofemoral y
una flexión de 90° de rodilla.
A través de la mano craneal, el terapeuta realiza una leve compresión en la porción distal lateral del
fémur homolateral. Seguidamente y conservando los parámetros de compresión y flexión de la
articulación coxofemoral, el terapeuta va induciendo de forma lenta una extensión de la rodilla del mismo lado. Los últimos grados de
extensión los debe realizar el paciente de forma activa.

Interpretación del test


Si durante la realización de la prueba aparece un cuadro álgico agudo a lo largo del recorrido del músculo del tensor de la fascia lata,
se puede pensar en una posible afectación del mismo. En este caso se dice que la prueba es positiva. El tensor de la fascia lata
alcanza su mayor actividad en los últimos 35° de extensión de rodilla, grados en los cuales aparece con mayor frecuencia el dolor ante
una afectación de este músculo. Si a lo largo de la prueba aparece sintomatología álgica a nivel de la porción posterior del fémur, el
terapeuta puede pensar en una afectación de la musculatura isquiotibial.
PRUEBA DE OBER
Esta prueba se utiliza para evaluar una posible afectación de la musculatura abductora de la
articulación de la cadera, especialmentedel músculo tensor de la fascia lata.

Posición del paciente


Tumbado de lado, con el miembro a valorar arriba con extensión de rodilla y la cadera en posición
neutra. La pierna que se sitúa en contacto con la camilla, en flexión de rodilla y cadera, que servirá para
estabilizar al paciente.

Posición del terapeuta


De pie, a la espalda del paciente a la altura del sacro en finta doble orientado hacia este. El terapeuta
toma un contacto con la mano superior sobre la articulación coxofemoral del lado a evaluar. La palma
de la otra mano contacta con la porción interna de la rodilla del mismo lado.

Ejecución del test


El terapeuta induce unos grados de extensión de la articulación coxofemoral del lado a valorar para
alinear el miembro inferior con la pelvis. Seguidamente realiza un movimiento de aproximación
coxofemoral hacia la camilla a la vez que impide el movimiento de inclinación de la hemipelvis
homolateral. En los últimos grados de aproximación, el terapeuta suelta la pierna del paciente para que
la acción de la gravedad complete el rango articular en aproximación de cadera.

Interpretación del test


Si al llevar a cabo la maniobra el terapeuta percibe que la aproximación de la articulación coxofemoral del lado a valorar se encuentra
disminuida, se puede pensar en una posible afectación de la cintilla iliotibial. En este caso se dice que la prueba es positiva. La
disfunción muscular no tiene por qué ir acompañada de sintomatología álgica, aunque en condiciones normales suele aparecer. Al
haber incapacidad de completar el rango de movimiento en aproximación, el miembro a valorar no entra en contacto con la camilla y
se queda suspendido en el aire. Antaño la prueba se llevaba a cabo con la rodilla del miembro a valorar en flexión de 90°, pero en este
caso la tensión ejercida sobre la cintilla iliotibial es menor. Además, con la rodilla flexionada se pone en tensión otras estructuras que
podrían alterar el resultado de la prueba.
SIGNO DE DREHMANN

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación de la articulación coxofemoral.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los brazos a lo largo del cuerpo y los miembros inferiores relajados
sobre la camilla, con las rodillas en extensión.

Posición del terapeuta


De pie, en el lado a valorar en finta adelante a la altura de los muslos mirando hacia la cabeza
del paciente. El terapeuta toma un contacto con la mano superior sobre la parte posterior del
extremo craneal del fémur del paciente. La otra mano abarca el calcáneo del mismo lado.

Ejecución del test


El terapeuta induce de forma pasiva flexión de la articulación de la cadera y de la rodilla del
miembro inferior del lado a valorar de
90° cada una.

Interpretación del test


Si el terapeuta percibe una rotación externa coxofemoral, acompañada o no de dolor cuando
se lleva a cabo el movimiento de flexión de rodilla, se puede pensar en una de rodilla no debe
ir acompañado de una rotación de la cadera. En este caso se dice que la prueba es positiva.
Dentro de las afectaciones articulares, se pueden encontrar procesos patológicos de
epifisiolisis de la cabeza del fémur, artrosis o procesos tumorales.
PRUEBA DE ANVIL

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación a nivel de la articulación
coxofemoral.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los miembros superiores a lo largo del cuerpo y las rodillas extendidas.

Posición del terapeuta


De pie, en el lado a valorar en finta adelante a la altura de los tobillos del paciente en dirección
a los pies. La mano superior va a tomar un contacto abarcando la porción distal del conjunto
tibia/peroné del lado a evaluar.

Ejecución del test


El terapeuta levanta de la camilla el pie del lado a valorar, de tal forma que induzca una leve
flexión de la articulación de la cadera manteniendo la extensión de la rodilla. Con la mano
inferior lleva a cabo una serie de percusiones con el puño cerrado en la parte inferior del
calcáneo en dirección longitudinal, como si quisiera impactarlo en la mortaja tibioperoneal.

Interpretación del test


Si durante la realización de la prueba aparece en el paciente un cuadro álgico a nivel de la
articulación coxofemoral o a lo largo de la parte proximal del fémur, se puede pensar en una
afectación de esta articulación. En este caso se dice que la prueba es positiva. En la mayoría
de las ocasiones el dolor tiene su origen en un proceso artrósico coxofemoral o en una pérdida de sujeción parcial de la prótesis, en
caso de haberla. Por lo general, el recorrido del dolor orienta en gran medida al terapeuta sobre la causa del mismo, ya que un dolor
por el borde lateral suele estar relacionado con afectación de la diáfisis femoral; por el borde interno, con afectación del cotilo del
hueso ilíaco, y si el dolor es en la columna lumbar, puede estar relacionado con algún proceso discal.
SIGNO DE TRENDELENBURGDUCHENNE

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación de la musculatura pélvica.

Posición del paciente


De pie, con los miembros superiores a lo largo del cuerpo.

Posición del terapeuta


De pie, a la espalda del paciente, observándolo.

Ejecución del test


El terapeuta le pide al paciente que separe un pie del suelo a través de una flexión de la
articulación coxofemoral y de la rodilla del mismo lado, de tal forma que se encuentre en
apoyo monopodal. Seguidamente observa la postura que adopta el paciente. Se repite la
acción con el miembro inferior contralateral.

Interpretación del test


Si el terapeuta observa que la hemipelvis contralateral al miembro en apoyo se encuentra
descendida en comparación con la otra hemipelvis, se puede pensar en una afectación de la
musculatura pélvica, en gran parte el músculo glúteo medio. En este caso se dice que la
prueba es positiva. Cuando el paciente se encuentra en una posición monopodal la
musculatura pélvica de la pierna de apoyo ha de mantener elevada la hemipelvis contralateral para equilibrarla y que se encuentre a la
misma altura que la homolateral. Por lo tanto, si esta se encuentra descendida y en desequilibrio con la otra, se puede pensar en una
afectación del tono de esta musculatura. Antes de llevar a cabo la prueba, el terapeuta puede percibir la afectación de esta
musculatura viendo cómo anda el paciente. Es típico de estas disfunciones musculares observar cómo la pelvis del lado afecto se
desplaza lateralmente de forma excesiva. Esta misma musculatura evaluada en la prueba le proporciona estabilidad a la articulación
coxofemoral. Por lo tanto, la debilidad de la musculatura pelvitrocantérea está muy relacionada con las subluxaciones de cadera. El
signo de Duchenne se relaciona con la lateroflexión lumbar homolateral al miembro afecto como medida para restablecer el equilibrio
en el espacio
PRUEBA DE GALEAZZI-ELLIS

Esta prueba se utiliza para evaluar asimetrías en miembros inferiores.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los brazos a lo largo del cuerpo y las rodillas y caderas flexionadas, de tal
forma que las plantas de los pies se encuentren en contacto con la camilla.

Posición del terapeuta


De pie, a los pies del paciente en un primer momento y lateralmente al paciente después.

Ejecución del test


El terapeuta sitúa su mirada horizontalmente a la altura de las rodillas y observa la situación y la
altura de las mismas. Luego lleva a cabo la misma acción pero esta vez observando lateralmente
al paciente.

Interpretación del test


En condiciones normales, en la posición en la que se encuentra el paciente las rodillas se ven de
forma simétrica, a la misma altura y a la misma profundidad. Si el terapeuta percibe que una
rodilla presenta mayor altura que la otra, se puede pensar en una afectación por asimetría tibial. Si
percibe que una rodilla está más profunda que la otra, es decir, una sobresale más que la otra en
un plano anteroposterior, se puede pensar en una afectación por un fémur asimétrico. En caso de
luxación de cadera, el fémur parece más largo que el contralateral. Hay que tener en cuenta que
una luxación de ambas articulaciones coxofemorales falsea los resultados de la prueba.
PRUEBA DE ELY

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación del músculo recto anterior de
los cuádriceps.

Posición del paciente


En decúbito ventral, con los miembros superiores a lo largo del cuerpo y las rodillas en
extensión.

Posición del terapeuta


En bipedestación, en el lado a valorar en finta adelante a la altura de las rodillas del
paciente orientado hacia la cabeza de este.
Con la mano craneal, toma contacto sobre la porción posterior del trocánter mayor del
fémur. La otra mano abarca la porción distal de la tibia homolateral.

Ejecución del test


El terapeuta induce de forma pasiva flexión de la articulación de rodilla del miembro a
valorar. Con la otra mano percibe los movimientos de la articulación coxofemoral. Lleva a
cabo la misma acción en el miembro contralateral.

Interpretación del test


Si el terapeuta percibe un movimiento de flexión de la articulación coxofemoral
secundario a la flexión de rodilla, se puede pensar en una afectación del músculo recto
femoral. En este caso se dice que la prueba es positiva. En condiciones normales, la
flexión de rodilla no debe generar un movimiento secundario de flexión de cadera. Debido a una contracción del músculo recto femoral,
el movimiento se transmite a la articulación coxofemoral.
PRUEBA DE FABERE PARA LA ARTICULACIÓN COXOFEMORAL

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación del músculo psoas ilíaco.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los miembros a lo largo del cuerpo y las rodillas extendidas.

Posición del terapeuta


En bipedestación, en el lado a valorar del paciente en finta adelante a la altura de las tibias
orientado hacia su cabeza. Con la mano interna toma contacto sobre la espina ilíaca
anterosuperior contralateral al miembro a evaluar. La otra mano contacta con la rodilla
homolateral.

Ejecución del test


El terapeuta induce de forma pasiva en el miembro inferior a valorar una flexión de 90° y
rotación externa de la articulación coxofemoral y una flexión de la articulación de la rodilla,
de tal forma que el maléolo peroneal se sitúe sobre la porción anterior de la rótula
contralateral. Seguidamente, induce con la mano externa un empuje en la parte interna de
la rodilla en dirección del suelo, generando separación de la articulación coxofemoral. La
otra mano bloquea la hemipelvis del lado contrario durante toda la prueba.

Interpretación del test


Si el terapeuta percibe una limitación de movilidad coxofemoral a la separación, de tal forma que la rodilla del lado a estudiar se
encuentre en un plano superior a la contralateral, se puede pensar en una afectación del tono del músculo psoas ilíaco. Si no existe
ningún tipo de afectación, la rodilla del miembro a valorar debe entrar en contacto con la camilla o a la altura del plano de la misma. Si
esto no ocurre, el terapeuta tiene que valorar una posible disfunción articular o muscular.
MANIOBRA DE WEBER-BARSTOW

Esta prueba se utiliza para equilibrar la pelvis en un paciente en el que se pretende valorar una
posible dismetría en las extremidades inferiores.

Posición del paciente


En decúbito dorsal, con los miembros inferiores dispuestos en flexión de la articulación
coxofemoral y rodilla, de tal forma que las plantas de los pies se sitúan en contacto con la camilla.

Posición del terapeuta


En bipedestación, a los pies de la camilla en finta doble en dirección craneal. Toma contacto con
las palmas de las manos sobre cada uno de los dos empeines del paciente, de tal forma que el
primer dedo de ambas manos se sitúa en la porción inferior de los maléolos tibiales.

Ejecución del test


El terapeuta bloquea ambos pies y le indica al paciente que separe el sacro de la camilla con un
movimiento de elevación de la cintura pélvica. Seguidamente, el paciente ha de volver de forma
lenta y progresiva a la posición inicial. Una vez realizado el gesto, el terapeuta induce de forma
pasiva un movimiento de extensión de ambas rodillas y confronta los pulgares que se situaban
sobre los maléolos tibiales.

Interpretación del test


Si el terapeuta percibe que ambos pulgares se encuentran en una posición distinta, puede pensar en la existencia de algún tipo de
dismetría de los miembros inferiores. Esta prueba sólo le proporciona al terapeuta la idea de que existe alguna dismetría; por ello,
debe realizar pruebas de medición más específicas que le ayuden a determinar el origen de esta y a precisar el diagnóstico.
PRUEBA DE RENNE

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación del músculo tensor de
la fascia lata.

Posición del paciente


En bipedestación, con los miembros a lo largo del cuerpo.

Posición del terapeuta


En cuclillas, en el lado a valorar orientado hacia el paciente. Toma contacto con
la yema del primer dedo de ambas manos sobre el epicóndilo femoral externo
del miembro a evaluar.

Ejecución del test


El terapeuta realiza una pequeña presión sobre el epicóndilo femoral a la vez
que le pide al paciente que realice un apoyo monopodal del miembro a evaluar.
Seguidamente y sin variar la presión, le indica que realice una flexión de 30°-40°
de la rodilla del mismo lado.

Interpretación del test


Si a lo largo de la prueba se genera un cuadro álgico a nivel del epicóndilo femoral presionado por el terapeuta y a lo
largo de la cintilla iliotibial, se puede pensar en una afectación del músculo tensor de la fascia lata. En este caso se dice
que la prueba es positiva. Alrededor de los 30° de flexión de rodilla es cuando el músculo tensor de la fascia lata tiene
más potencia. Además, en esta amplitud la cintilla iliotibial se sitúa justo encima del epicóndilo femoral externo.
PRUEBA DE PHELP

Esta prueba se utiliza para valorar una posible afectación muscular del recto interno de los
músculos cuádriceps.

Posición del paciente


En decúbito ventral, con los miembros superiores a lo largo del cuerpo y las rodillas extendidas.

Posición del terapeuta


En bipedestación, en el borde inferior de la camilla en finta doble en dirección craneal. Contacta
con ambas manos abarcando cada uno de los calcáneos del paciente.

Ejecución del test


El terapeuta induce de forma pasiva un movimiento de separación de ambas articulaciones
coxofemorales. Cuando ya no puede separar más las piernas, lleva a cabo rodillas. Seguidamente,
continúa induciendo el movimiento de separación de las caderas.

Interpretación del test


Si el terapeuta percibe un incremento de los grados de separación coxofemoral cuando las rodillas
se encuentran en flexión en comparación a cuando están extendidas, se puede pensar en una
posible afectación de acortamiento del músculo recto interno, ya que es el único aductor de cadera que atraviesa la rodilla. En este
caso se dice que la prueba es positiva. Cuando las rodillas se encuentran en flexión, se genera una relajación de las fibras musculares
del recto interno. Si el músculo no se encontrara en acortamiento, aun con las rodillas en extensión alcanzarían su amplitud máxima.
PRUEBA DE CRAIG

Esta prueba se utiliza para valorar un posible aumento del ángulo de anteversión del cuello del fémur.

Posición del paciente


En decúbito ventral, con el miembro del lado a valorar en flexión de 90° de rodilla, de forma que la planta del
pie homolateral se oriente hacia el techo.

Posición del terapeuta


En bipedestación, en el lado a valorar en finta doble a la altura de las caderas del paciente orientado hacia
este. El terapeuta toma un contacto con la yema de los dedos índice y corazón de la mano craneal sobre la
porción anterior del trocánter mayor del fémur. La otra mano abarca el tercio distal de la tibia homolateral.

Ejecución del test


El terapeuta induce un movimiento de aproximación del pie del paciente a la línea media y de separación
alternativamente, de tal forma que conduce el miembro inferior pasivamente a rotación externa e interna de
cadera. Cuando el terapeuta perciba que el trocánter mayor se encuentra paralelo al plano de la camilla le
indicará al paciente que mantenga de forma activa esa posición. Seguidamente, se dirige a los pies de la
camilla y ayudado de un goniómetro mide el ángulo formado entre la tibia del lado a valorar y la camilla.

Interpretación del test


En la literatura se describe el ángulo de anteversión como aquel que resulta de la intersección de las líneas que se sitúan sobre la tibia en la posición
inicial y final de la prueba. Por ello también se podrían utilizar estas referencias como forma de medición de este. Sin embargo, al utilizar la camilla
como medida de referencia al medir el ángulo se proporciona mayor fiabilidad a la prueba. Por tanto, una vez obtenido el valor del ángulo anteriormente
descrito, el terapeuta ha de restarlo a 90º para obtener el ángulo de anteversión del fémur. Si el terapeuta obtiene un ángulo de anteversión mayor de
15º, se podría decir que el paciente presenta anteversión femoral. Por el contrario, si el ángulo es menor de 8º, el terapeuta podría decir que el paciente
presenta retroversión femoral. Hay que tener en cuenta que la anteversión femoral produce una rotación interna coxofemoral, de tal forma que previa a
la realización de la prueba el terapeuta puede inspeccionar cómo el paciente presenta los pies y las rodillas orientados hacia a la línea media. Por otro
lado, una retroversión femoral se relaciona con rotación externa de cadera y pies y rodillas orientados hacia fuera. Dependiendo del grado de
anteversión femoral, el paciente tendrá mayor o menor probabilidad de padecer afectaciones de la articulación coxofemoral.
PRUEBA DEL PIRIFORME EN LATEROCÚBITO

Esta prueba se utiliza para evaluar una posible afectación del músculo piramidal de la pelvis.

Posición del paciente


Tumbado de lado, con el miembro del lado a valorar arriba. La pierna que reposa sobre la
camilla se encuentra con extensión de rodilla. La otra pierna presenta 60° de flexión de la
articulación coxofemoral y 100° de flexión de rodilla. El dorso del pie homolateral reposa sobre
la porción posterior de la rodilla que se encuentra sobre la camilla.

Posición del terapeuta


En bipedestación, delante del paciente en finta doble a la altura de las caderas. El terapeuta
toma un contacto con la mano superior sobre la cresta ilíaca del lado a evaluar. La otra mano
contacta con la porción lateral de la rodilla del mismo lado.

Ejecución del test


El terapeuta fija la pelvis con la mano superior mientras que con la otra mano realiza un
empuje sobre la rodilla hacia el suelo, de tal forma que se induce una rotación interna de la
articulación coxofemoral.

Interpretación del test


Si el terapeuta percibe dificultad de movimiento o aparece un cuadro álgico a lo largo del
recorrido del músculo piriforme, se puede pensar en una afectación de este músculo. En este caso se dice que la prueba es positiva.
En la mayoría de casos la sintomatología álgica como consecuencia de la afectación del músculo piramidal se presenta a nivel de la
cadera y el sacro. Si el dolor se irradia hacia la zona glútea o la región posterior del fémur, el terapeuta puede pensar en un
compromiso del nervio ciático a su paso por el músculo piramidal.
PRUEBA DEL PIRIFORME EN PROCÚBITO

Esta prueba se utiliza para evaluar una posible disfunción de tipo espasmo o retracción a
nivel del músculo piramidal.

Posición del paciente


En decúbito ventral, con flexión de 70°-80° de las dos rodillas, de forma que las plantas
de los pies se encuentren orientadas hacia el techo.

Posición del terapeuta


En bipedestación, próximo al borde inferior de la camilla en finta doble orientado hacia la
cabeza del paciente. El terapeuta toma un contacto con la palma de las manos sobre la
región interna de cada uno de los dos pies.

Ejecución del test


El paciente ha de mantener unidas ambas rodillas mientras el terapeuta ejerce una fuerza
de separación de los tobillos del mismo.

Interpretación del test


Si durante la prueba aparece un cuadro álgico a nivel de la zona glútea y/o a lo largo del recorrido del nervio ciático, el
terapeuta puede pensar en una posible afectación del músculo piramidal. En este caso se dice que la prueba es positiva.
La afectación del músculo piramidal puede comprimir al nervio ciático a su paso por la zona glútea. Al pedir una
contracción activaresistida del músculo, la compresión nerviosa es mayor y se reproduce la sintomatología típica de la
ciática. De la misma forma, cuando el músculo piramidal se encuentra en acortamiento, induce un movimiento de
rotación externa de la articulación coxofemoral que limita en gran medida la rotación interna.

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