Criminologia Escuela Clasica
Criminologia Escuela Clasica
Criminologia Escuela Clasica
Los positivistas del siglo XIX, bautizaron con el nombre de Escuela Clásica, a todo lo anterior a
ellos: a las doctrinas que no se adaptaban a las nuevas ideas y a los recientes sistemas. Bajo la
etiqueta de clásicos se suele agrupar a autores y tendencias divergentes en muchos puntos de
vista, en algunos casos, inclusive, contradictorias, pero que presentan una serie de concepciones
unitarias acerca de postulados fundamentales, que fue lo que permitió a los positivistas reunirlas
con propósitos didácticos. Es por esta razón que es necesario destacar que al hablar de la escuela
clásica Enrico Ferri es quien le acuña este nombre haciendo referencia a lo antiguo y caduco.
Para la escuela clásica el delincuente es una suerte de pecador que optó por el mal, pudiendo y
debiendo haber respetado la ley. Existe algo muy importante en la escuela clásica que se recoge
de sus autores: la defensa de las garantías individuales y su reacción contra la arbitrariedad y los
abusos de poder. Se reconocen como representantes destacados de la escuela clásica
del derecho penal, además de Cesare Beccaria, entre otros a Giovanni Carmignani, Pellegrino Rossi
y Francisco Carrara.
Contexto
En los siglos XVII y XVIII surgieron nuevos grupos sociales, como por ejemplo los mercaderes,
banqueros y los hombres de negocio (los burgueses), esta época fue denominada como la Era de
las Luces o la Ilustración. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía
combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor.
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos eran analfabetos, la
intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar
la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de
todos los aspectos de la vida humana.
La reforma clásica cuyos supuestos se basaban en las teorías del control social de Hobbes,
Montesquieu y Rousseau, tuvo sus inicios en la última mitad del siglo XVIII en Inglaterra e Italia y
se extendió a Europa Occidental y a Estados Unidos. Teniendo en cuenta que lo más importante es
que la Escuela Clásica no existió como tal, desde el punto de vista histórico, sino gracias a Enrico
Ferri, que comenzó a llamarle clásicos a los juristas prepositivistas y posteriores a C. Beccaria,
conocido también como el divino marqués.
Máximos Exponentes
Para algunos autores, la criminología clásica, fundada por Cesare Beccaria (1738-1774), en el
espíritu del Iluminismo europeo, quien en 1764 publica De los delitos y de las penas [Trattato dei
delitti e delle pene],- el autor contaba con 26 años de edad-: en dicha obra, compendia las leyes
existentes, proponía escribir las leyes para que pudieran ser comprendidas por todos los
individuos y no solo por máximos juristas, tratando de encontrar la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley y evitar una interpretación desviada por conceptos morales de los juristas o
los jueces y, por último, el de limitar el ámbito de las leyes penales al mínimo necesario para
disminuir el delito.
Se ha afirmado que gracias a la Escuela Clásica se pudo terminar con la barbarie y la injusticia que
el derecho penal representaba, procuró la humanización por medio del respeto a la ley, del
reconocimiento a las garantías individuales y de la limitación al poder absoluto del Estado.
El profesor de Bolonia, Ginebra y París que es asesinado por los pensamientos políticos que
generaba, fue quien escribió el primer gran clásico reconocido por todos, aunque no es posible
olvidar otras aportaciones de sus contemporáneos como Bentham, aporto con su obra Teoría de
las Penas y de las Recompensas escrita en 1840 y Romagnosi, con Génesis Del Diritto Penale en
1837. Para algunos es este autor el que sienta las bases para la Escuela Clásica, con su obra
Filosofía del Delito escrita en 1839.
Rossi consideraba que existía un orden moral que todos los seres, libres e inteligentes, deberían
de seguir, pensando que aquella tendría que aplicarse en la sociedad, puesto que todos los
individuos están hechos para vivir en sociedad: surge un orden obligatorio para toda una sociedad
y del cual se derivarían todos los derechos y obligaciones.
Él piensa que la capacidad de juzgar le pertenece al “superior”, pero no niega que todo hombre al
ser tal, es inteligente y puede juzgar por igual: para Rosini el fundamento del derecho de castigar,
es el eterno principio de la justicia.
Otro ilustre representante es Giovanni Carmignani, que trata de explicar que el castigo que se le
impone a un criminal por un delito que cometió, no se hace con el ánimo de tomar una venganza,
sino de prevenir que en un futuro no realice otros
delitos semejantes, éste ilustre representante fue profesor de Pisa, y en sus Elmenta iuris
criminalis hace a la necesidad del
Francisco Carrara, es considerado por algunos como el padre de la escuela clásica del derecho
penal, en 1859 escribió Programa di Diritto Criminale, lo cual llevo al Derecho Penal a su verdadera
esencia jurídica y cobra importancia porque cuando se hace referencia a la Escuela Clásica, son las
doctrinas de Carrara generalmente las que se someten a examen.
La pena no debe exceder a las necesidades de la tutela jurídica; si excede, ya no es protección del
derecho sino violación del mismo. La imputabilidad penal se funda en el principio del libre
albedrío. Carrara, dice: “no me ocupo de cuestiones filosóficas: presupongo aceptada la doctrina
del libre arbitrio y de la imputabilidad moral del hombre, y sobre esta base edificada la ciencia
criminal, que mal se construiría sin aquella”.
La base de la teoría clásica de la criminología estaba apoyada sobre la teoría del contrato social,
que sostenía que los hombres se reunían libremente en sociedad conforme a una serie de
acuerdos que garantizaban el orden y la convivencia. Es en relación a este consenso, que se
proponía el castigo de aquellas conductas que eran perjudiciales o peligrosas para el cuerpo social,
y la recompensa de aquellas que de alguna manera contribuían al mantenimiento del equilibrio
del mismo. De esta forma, se establecía una tipología de aquellas conductas consideradas como
desviaciones que posibilitaban clasificar a un individuo como delincuente. Con base en esto las
penas que la ley imponía aseguraban el buen funcionamiento y la supervivencia de la sociedad, y
“toda pena que exceda ese consenso o que tenga fines distintos es ilegítima y contraviene el
contrato social” (Taylor, Walton, Young. 1990).
Esta estructura binaria que atraviesa la sociedad, instituye un esquema de explicación marcado
por la asimetría, en donde hay “una raza puesta como la verdadera y única (la que detenta el
poder y es titular de la norma) y los que constituyen otros tantos peligros para el patrimonio
biológico. En ese momento aparecerán todos los discursos biológicos-racistas
sobre la degeneración y todas las instituciones que, dentro del cuerpo social, haránfuncionar el
discurso de la lucha de razas como principio de segregación, de eliminación y de normalización de
la sociedad” (Foucault,1996:56).
Es justamente a partir de este mismo discurso, que se va a desarrollar la idea de desviación con la
que se caracteriza a la conducta del delincuente. El desviado es un ser inferior que presenta una
patología, esta debe ser “sanada” a partir de los procesos de normalización vinculados
específicamente al encierro institucional.
Si bien, a lo largo del desarrollo de la disciplina criminológica se han sucedido una serie de cambios
de paradigma en lo que respecta a la concepción del “hombre delincuente”, actualmente se
siguen sintiendo en nuestras instituciones y prácticas institucionales los efectos de este discurso:
el delito es una enfermedad de determinados individuos quetuvieron una “mala socialización” y
que deben ser excluidos y encerrados para “resocializarlos” e integrarlos como miembros sanos de
la sociedad.
No tenemos que olvidar a otros autores que dieron luz y brillo a la Escuela Clásica, los cuales son:
Brusa, Tolomei, Pessina, Mittermainer, Berner, Halschner, Birkmeyer, Ortolan y Tyssot.
A reserva de una reagrupación posterior, la Escuela Clásica tiene, entre otros, los siguientes
postulados:
4. El libre albedrío.
6. Los que carecen de libre albedrío , por ejemplo los locos y los niños, quedan excluidos del
Derecho.
7. La pena es la retribución que se hace al criminal por el mal que hizo en la sociedad.
9. “las penas son sanciones aflictivas determinadas, ciertas, ejemplares, proporcionales, deben
reunir los requisitos de publicidad, certeza, prontitud, fraccionabilidad y reparabilidad, y en su
ejecución deben ser correctivas, inmutable e improrrogables”.
10. La finalidad de la pena es restablecer el orden social externo que ha sido roto por el
delincuente.
12. El Derecho Penal es garantía de libertad, ya que asegura la seguridad jurídica ante la autoridad.
Derecho Penal
Pena
El delincuente
Delincuente: Se tiene al
delincuente como un ser
normal, que obra con
inteligencia y
Se tiene al delincuente como un ser normal, que obra con inteligencia y
voluntad propia, dotado de libre albedrio que viola la ley y es castigado
por su acto y no por su responsabilidad.
El delito
Método de Estudio
La escuela clásica del derecho penal siguió el método deductivo o método lógico abstracto por ser
el más adecuado a las disciplinas relativas a la conducta humana.
Teleológico:
Estudio de los fines o propósitos o la doctrina filosófica de las causas finales. Usos más recientes lo
definen simplemente como la atribución de una finalidad u objetivo a proceso concretos.
El derecho no puede someterse a los sistemas naturales por no ser parte de la naturaleza y no
someterse a sus leyes.
Lo enunciado por las leyes naturales tiene que ser; lo prescrito por las normas debe ser.
Los caracteres o notas comunes dentro de la Escuela Clásica son los siguientes:
3.- Entidad delito (con independencia del aspecto interno del hombre).
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http://www.fd.uach.mx/maestros/2016/11/24/Escuela%20Cl%C3%A1sica%20penal.pdf