En Un Matrimonio de Hecho, Su Implicancia en La Partición de Bienes Si Ino de Ellos Es Casado

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EN UN MATRIMONIO DE HECHO, SU IMPLICANCIA EN LA PARTICIÓN DE

BIENES SI UNO DE ELLOS ES CASADO

MARGARITA VILLALOBOS FLORES

2020

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


INDICE

INTRODUCCIÓN
CAPITULO I
EL MATRIMONIO
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS:
2. DEFINICIÓN DE MATRIMONIO
3. TEORÍAS SOBRE EL MATRIMONIO
3.1. TEORÍA CONTRACTUALISTA
3.2. TEORÍA INSTITUCIONALISTA
3.3. TEORÍA ECLÉCTICA
4. MATRIMONIO DE HECHO O UNIÓN DE HECHO
5. UNIÓN DE HECHO IMPROPIA
6. DIFERENCIA ENTRE EL MATRIMONIO DE HECHO Y LA CONVIVENCIA
7. LEGISLACIÓN COMPARADA
8. RÉGIMEN ECONÓMICO DEL CONCUBINATO EN LA LEGISLACIÓN
PERUANA
9. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y EL CONCUBINATO
CAPÍTULO II
LA PARTICIÓN DE BIENES EN EL MATRIMONIO DE HECHO
1. EFECTOS JURIDICOS DEL MATRIMONIO DE HECHO O UNIÓN DE
HECHO RECONOCIDOS EN EL PERÚ
2. LA PARTICIÓN DE BIENES EN LA UNIÓN DE HECHO SI UNO ES CASADO
CAPITULO III
ANÁLISIS DE LA JURISPRUDENCIA
CONCLUSIONES
ANEXOS
BIBLIOGRAFÍA
WEB GRAFÍAS

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


INTRODUCCIÓN

La Unión de hecho o matrimonio de hecho es un tema que abarca diversos


puntos controversiales el cual desarrollaremos en el presente trabajo. A
modo de introducción se sabe que la unión de hecho que si bien es un acto
de voluntades entre dos personas en una sociedad, dentro de nuestra
legislación se encuentra legislada debidamente, donde incluye desde la
protección y los efectos jurídicos que trae consigo cuando esta acaba, con
respecto a la unión de hecho donde una de las partes es casada o presenta
otro impedimento no trae consigo efectos jurídicos que de una u otra forma
la beneficie, el único efecto es solo el de enriquecimiento sin causa que
procede cuando ha mediado empobrecimiento de un sujeto y el correlativo
enriquecimiento de otro a expensas de aquel. Con respecto a ello solo se
podría aplicar lo mencionado y el beneficio que tiene es que no es
prescriptible.

Si bien existen refutación moral con respecto al tema es de observar que la


unión de hecho en donde uno de ellos es casado genera familia a partir de
los hijos, por tanto, debería tener al menos efectos jurídicos que la
beneficien como también la protejan. Por otro lado es necesario mencionar
que nuestra legislación ofrece recursos a ambas partes para defender
sus derechos sea la unión de hecho propia o impropia, generándose así una
controversia en base a la defensa de los derechos de la unión de hecho
donde uno de ellos es casado. En el presente trabajo de se realizará también
un análisis de una jurisprudencia emitida por la Corte Superior de Lima.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


CAPITULO I

EL MATRIMONIO

1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS:
El matrimonio es tan antiguo como el propio hombre y mantiene rasgos
institucionales comunes a lo largo del mundo. Como se señala en la doctrina
brasilera1, es evidente e incontrovertible que el matrimonio es una institución
histórica, trayendo consigo el peso de la tradición y una serie de factores que se
sumaron a lo largo del tiempo. Su importancia deriva de la trascendencia que la
sociedad tradicionalmente ha concedido a la familia. Como se mencionó, envuelto en
los más variados ritos y costumbres, esta institución jurídica perduró durante siglos y
permanece en las legislaciones, aunque con la disciplina diversa en función de la
experiencia de cada pueblo. Para Jorge Azpiri 2 intentar describir una evolución del
matrimonio en las épocas prehistóricas presenta las mismas dificultades respecto del
origen de la familia. Como refiere Javier Vargas 3, el matrimonio históricamente se
presenta como la formalización, ya sea legal o religiosa, de la unión de dos personas
del sexo opuesto, que se basa en uno de los instintos vitales del ser humano: la
atracción de sexos para perpetuar la especie.

Esta institución, como todas las demás, ha sufrido una serie de cambios a lo largo de
la historia, para poder ser el matrimonio que, actualmente, concebimos. Una de las
formas del matrimonio más conocidas en el mundo fue la conquista. Los hombres
conquistaban a las mujeres por medio de la guerra y el rapto, el problema con los
inicios de la institución del matrimonio, era justamente que, a las mujeres, al ser
raptadas, se les aplicaba la ley del vencido, por lo que su situación no era muy ajena a
la del esclavo.

1
FARIAS, Cristiano Chaves y ROSENVALD, Nelson. Direito das Famílias, Lumen Juris, Río de Janeiro, 2008, p.
91.
2
AZPIRI, Jorge. Derecho de Familia. 1ª ed., 1ª reimp., Hammurabi, Buenos Aires, 2005, p. 70.
3
VARGAS, Javier. El matrimonio, familia y propiedad en el Imperio Incaico. Colegio de Abogados de Lima,
Cultural Cuzco, Lima, 1988.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


La labor de las mujeres primitivas serán las tareas manuales, mientras que sobre el
hombre va a recaer la función de cazar para poder comer, y las guerras para
conquistar nuevos pueblos. Más adelante, el matrimonio seguirá evolucionando, y
aparecerá la figura de la compra, por esta los padres venderán a sus hijas.
Desaparecerá la toma de la mujer por la fuerza, para sustituirse este mecanismo, por
el de la negociación con los padres. Al igual que en el rapto, la mujer seguirá siendo
sometida a las órdenes de su marido. Sin embargo, se puede mencionar que la
negociación significó un progreso en esta institución, toda vez que implicó que el
matrimonio sea reconocido como un acto serio, en tal sentido, la celebración de este
se realizará con la seriedad del caso, por lo que en muchas ocasiones se llevaban a
cabo sacrificios y rituales.
En los comienzos del imperio incaico, más allá de la importancia que tenía la mujer
para la familia, la sociedad era patriarcal. En esta época va primar la endogamia, en
donde el matrimonio se realizaba entre personas que tenían ascendencia en común,
esto con la finalidad de mantener el linaje, de que la administración del imperio
recaiga solo en la raza suprema. Un dato interesante a señalar, es que la poligamia y
el incesto eran considerados ilícitos para el pueblo; no obstante, para el inca eran
obligatorios. En la época de Manco Cápac, la costumbre de la endogamia se
mantenía, pues se buscaba el mantenimiento de la pureza real; así sucedió en el caso
del hijo de Manco Cápac, que fue Sinchi Roca y subsiguientes. Se sabe por algunos
cronistas4[CITATION GUA11 \l 10250 ] que esta costumbre, realizada por los incas,
era justificada con los siguientes argumentos:

- Se buscaba imitar el matrimonio del dios Sol con su hermana la Luna, es importante
recordar que los incas se consideraban descendientes de estos.

- Se buscaba mantener la sangre divina que poseían, de tal forma que no se mezcle
con la sangra humana.

- Se buscaba evitar que cualquier mujer sea Coya (reina).

4
Los cronistas fueron personajes que vivieron durante la invasión española y recopilaron la historia de
manera oral.

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Como ya se mencionó la poligamia era solo permitida para el inca; no obstante, había
algunas excepciones, las que se configuraban cuando el inca entregaba mujeres a
caciques, militares destacados o a otra persona que le pareciese a bien premiar. El
hecho de poseer más de una esposa era signo de alto nivel social y político, así que el
inca podía congraciarse con sus aliados de este modo. Las doncellas al servicio del
inca eran llamadas “acllas” (escogidas) y vivían en templos llamados Aclla-huasi o
Aclla-huaca. Algunas de las doncellas escogidas eran dedicadas al inca y otras eran
religiosas al dios Sol. Mientras que el matrimonio del inca se celebraba en un templo
con generales y curacas, el matrimonio de la gente de clase alta se realizaba en la casa
de los novios con una posterior celebración mundana de acuerdo a la capacidad
económica de cada uno. El matrimonio de la gente común tenía las características de
ser monógamo, endógeno, obligatorio, indisoluble, constituía una comunidad de
trabajo; y se celebraba bajo cierta solemnidad (pequeña ceremonia). Debido a la
obligatoriedad del matrimonio, la figura del solterón era prácticamente inexistente. A
los mudos, sordos, ciegos y otros discapacitados se les emparejaba con sus símiles
(para que todos los súbditos tuviesen pareja). La edad para casarse era de 18-20 en
mujeres y de 24 a 26 en hombres (los hombres debían servir a sus padres hasta dicha
edad). El matrimonio de todos los súbditos los celebraba el inca en persona (con los
de su linaje y caciques) y en manera representativa mediante los curacas (a las demás
personas del pueblo incaico). La ceremonia se realizaba básicamente juntando a todos
los hombres y mujeres en edad nupcial del pueblo, emparejándolos uno a uno por la
autoridad. Las parejas debían aceptar esta unión y no podían estar con nadie más, so
pena de muerte, salvo que se les haya otorgado una segunda esposa por parte del inca.
A los recién casados se les entregaba una casa y tierra en proporción a los hijos que
poseían (una hectárea por varón, y media por mujer). La viuda tenía una situación
privilegiada, sus tierras eran cultivadas después de las del sol y antes que las del inca
y caciques5.

El proceso de secularización y laicidad del matrimonio comienza a fines del siglo


XVIII y principios del XIX, en lo concerniente al Perú, con el Código Civil de 1852
se adoptó el sistema exclusivamente religioso de acuerdo con las disposiciones del
5
DEL BUSTO, José Antonio. Perú Incaico. Edit. El Comercio. Lima. 2011.

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Concilio de Trento; sin embargo, el 23 de diciembre de 1897, se reconocieron dos
formas matrimoniales, tenemos la canónica para los católicos y la civil para los no
católicos.

Para evitar que los esposos se contentaran con una simple bendición religiosa se dictó
el Decreto Ley Nº 6889 y el Decreto Ley Nº 6890 que en su artículo 1, confirmado
por Ley Nº 7893, disponían que los párrocos, antes del matrimonio religioso,
exigirían el certificado del matrimonio civil. Decretos que fueron derogados
tácitamente por la promulgación del Código Civil de 1936 que no consideró esta
medida, y luego expresamente por la Ley Nº 8559 que estableció en su artículo único
“que las disposiciones sobre la celebración del matrimonio y divorcio” contenidas en
el Código Civil “son las únicas que rigen en esta materia”. Los Códigos Civiles de
1936 y 1984 adoptan el sistema exclusivamente civil.

2. DEFINICIÓN DE MATRIMONIO
Sociológicamente, el matrimonio es la institucionalización de las relaciones
interpersonales de dos sujetos cuyo sustento es la unión intersexual reconocida por la
ley. Para la sexología, el matrimonio es el ejercicio legítimo de los genitales. Para el
Derecho es un acto jurídico familiar que celebran dos personas de sexos
complementarios con la finalidad básica de hacer vida en común, procrear y educar a
sus hijos. A criterio de Gomes6 el concepto de casamiento está dado con referencia de
elementos espirituales o morales más que una conceptualización jurídica.
Es una unión libre basada en el amor que deja de lado todo tipo de interés personal e
importa el sacrificio y desprendimiento de las partes que lo componen. Como
compromiso social el matrimonio envuelve una abnegación que marca una
característica en sus sujetos. La unión marital del hombre es una necesidad vincular.
Ambos se requieren y con el matrimonio se comprometen a satisfacer esa necesidad
del otro, una especie de alteridad objetiva 7. Se dice, con sustento, que el Derecho de
Familia institucionaliza la unión intersexual entre el hombre y la mujer a través del
matrimonio (familia conyugal) y la procreación a través de la relación padres e hijos

6
GOMES, Orlando. Direito de Família. 14ª ed., Forense, Río de Janeiro, 2001, p. 55.
7
MÉNDEZ COSTA, María Josefa. Derecho de Familia. Tomo I, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 1996, p. 92

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


(familia filial). De forma consensuada, la doctrina considera al sexo y a la
procreación como la base sobre en la que se estructura la familia. Sexo,
ayuntamiento, coito, unión carnal son actos humanos realizados por placer,
comprometiendo y afianzando la relación, sea o no con fines procreativos,
presentándose como hechos jurídicos de trascendencia puntual en el Derecho de
Familia. Comúnmente se le identifica al matrimonio con el acto de la celebración, con
el estado de los contrayentes o con la pareja en sí. Pero de todo lo dicho lo cierto es
que, siguiendo a Pontes de Miranda8, no existe un concepto a priori de matrimonio
que valga para todos los tiempos y pueblos, los vientos y atardecer van dándole forma
y reforma a esta vieja institución del matrimonio.

De acuerdo con el Código Civil de 1852 el matrimonio era considerado como la


unión perpetua del hombre y la mujer en una sociedad legítima, para hacer vida
común, concurriendo a la conservación de la especie humana. Por su parte, el Código
del 36, evita o, mejor dicho, omite una definición del matrimonio, haciendo solo
referencia a las figuras de los esponsales, impedimentos, consentimiento para el
matrimonio de menores, celebración de este, prueba, nulidad, deberes y derechos, etc.
El Código Civil de 1984 aclara el panorama respecto a una definición de dicha figura
jurídica cuando en el artículo 234 señala que: “El matrimonio es la unión
voluntariamente concertada por un varón y una mujer legalmente aptos para ella y
formalizada con sujeción a las disposiciones de dicho Código, a fin de hacer vida
común; teniendo el marido y la mujer en el hogar autoridad, consideraciones,
derechos, deberes y responsabilidades iguales”, ello en concordancia con el artículo 4
de la Constitución Política del Perú, el cual hace mención al principio de promoción
del matrimonio. La diferencia del matrimonio en los Códigos civiles del 52 y el 84 se
circunscribe a que la primera normativa agrega el componente de la perpetuidad del
matrimonio hacia la conservación de la especie humana, situación que ha
desaparecido en el Código del 84, acotando que la perpetuidad del matrimonio, en
cuanto al vínculo matrimonial, subsistía luego de divorciados los cónyuges, tal como
previó el artículo 191 del Código Civil de 1852, haciendo una referencia directa a la
separación de cuerpos o divorcio relativo. El Código Civil de 1936 no definió el
8
MIRANDA, Pontes de. Tratado de Direito Privado. Ob. cit., p. 240.

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matrimonio dejando dicha labor a la tarea interpretativa de la doctrina y de la
jurisprudencia[ CITATION Enr11 \l 10250 ].

3. TEORÍAS SOBRE EL MATRIMONIO

3.1. TEORÍA CONTRACTUALISTA

Seguida por Pothier, Demolombe, Colin, Capitán, Josserand, Clóvis Beviláqua y


Pontes de Miranda, todos ellos como los más radicales. En nuestro medio por
Vidaurre en Proyecto de Código Civil, lo identificó como un contrato natural y civil 9,
asimismo el proyecto de Código Civil de 1847 lo consideró un contrato 10. Es
sustentada por la Iglesia, según el Canon 105511 del Código de Derecho Canónico, y
fue tomada por la Escuela de Derecho Natural, definiéndola como un contrato civil,
lo que marca una influencia en el Code 12, donde la disciplina va ser considerada como
un negocio jurídico contractual. Tuvo dominancia en los siglos XVII al XIX. Para el
Derecho Canónico, el matrimonio es un sacramento y también es un contrato natural
debido a la naturaleza humana. Los derechos y obligaciones derivados se fijan en la
naturaleza y no pueden cambiarse por las partes o por la autoridad, al ser perpetuo e
indisoluble13.

La tesitura de esta teoría se sustenta en que los contratos comprometen el patrimonio


de las partes, pero no afectan el estado de estas, quienes se encuentran vinculadas

9
Vide RAMOS NÚÑEZ, Carlos. Historia del Derecho Civil peruano siglos XIX y XX. El orbe jurídico ilustrado y
Manuel Lorenzo de Vidaurre. Tomo I, Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 2003, p. 257.

10
Vide RAMOS NÚÑEZ, Carlos. Historia del Derecho Civil peruano siglos XIX y XX. La codificación del siglo XIX:
Los Códigos de la confederación y el Código Civil de 1852. Tomo II, Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 2001, p.
289.
11
Código de Derecho Canónico. 1055 § 1. La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen
entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la
generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre
bautizados. § 2. Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso
mismo sacramento.
12
La Asamblea Constituyente, instalada luego de la Revolución Francesa (1789), proclamó que “la ley
considera al matrimonio como un contrato civil”, asimismo, el proyecto de Código Civil definió al
matrimonio como un contrato (art. 3), consideración esta que fue suprimida por considerarse hostil (Vide
PLANIOL, Marcel y RIPERT, Jorge. Tratado práctico de Derecho Civil francés. Tomo II, La familia, Ed. Cultural,
La Habana, Cuba, 1939).
13
VENOSA, Sílvio de Salvo. Direito Civil. Ob. cit., p. 25.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


jurídica y sentimentalmente, lo cual nos hace deducir que existe una jerarquía
superior del matrimonio en relación con los contratos, siendo presentado de forma
mucho más lineal.

3.2. TEORÍA INSTITUCIONALISTA

Para esta teoría, el matrimonio es una institución trascendental que concierne a la


subsistencia y felicidad del hombre en la tierra 14. Es una forma social de realización
de la persona en la que se conjugan una variedad de intereses. La persona contrae
matrimonio para compartir su vida, crecer, desarrollarse, lograr sus fines e ideales,
realizar su proyecto de vida, su personalización integral 15. Se contrapone a la tesis
contractualista considerando al matrimonio como una institución natural, propia del
ser humano. No es un contrato porque tiene efectos personales que van más allá del
simple efecto patrimonial. Para Guillermo Borda el matrimonio propone fundar una
familia, crear una comunidad plena de vida, un elemento vital de la sociedad, a lo que
puntualiza que “nadie se casa con el ánimo de crearse derechos, sino por amor. El
matrimonio no es un acto de especulación, de cálculo, sino de entrega” 16. Siguiendo
este concepto se considera que el matrimonio a pesar de su institucionalidad es un
acto de poder estatal premunido de un protocolo jurídico que garantiza sus relaciones.
La solemnidad se debe a la intervención del funcionario público, siendo su función
recibir el consentimiento de los contrayentes. El funcionario no es parte del acto
matrimonial, ni tiene poder de decisión alguna una vez establecida la nupcialidad, por
lo que no podría negarse a celebrar el acto. Esta es una característica que no le resta la
privacidad, ni le aplica mayor publicidad, sino, por el contrario, es una connotación
de formalidad de la institución social que legitima el matrimonio.

3.3. TEORÍA ECLÉCTICA

Esta teoría sostiene que el matrimonio es un acto complejo, a la vez un contrato y una
institución. A nivel local tenemos el criterio de Cornejo Chávez quien se ampara en
14
ECHECOPAR GARCÍA, Luis. Régimen legal de los bienes en el matrimonio. Obra actualizada por los
miembros del Estudio Luis Echecopar García, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, p. 7.
15
MÉNDEZ COSTA, María Josefa. Derecho de Familia. Ob. cit., p. 92.
16
BORDA, Guillermo A. Tratado de Derecho Civil. Familia. Tomo I, 10ª ed., La Ley, Buenos Aires, 2008, p. 47.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


que “mientras que el matrimonio como acto es un contrato, como estado es una
institución”17. Se trataría de un instituto de naturaleza híbrida, contrato en su
formación e institución en su contenido. En su nacimiento y conformación se
encuentra la diferencia. De acuerdo a esta teoría, el matrimonio tiene elementos que
comparte con el contrato (manifestación de voluntad, efectos patrimoniales,
formalidades), pero no se agota en el contenido contractual, sino que tiene un
contenido fundamentalmente social que lo presenta como una institución.

4. MATRIMONIO DE HECHO O UNIÓN DE HECHO

Llamada unión de hecho en sentido estricto o concubinato carencial, Es aquella unión


que cumple con todos los requisitos establecidos por nuestra normativa para generar
efectos jurídicos, tanto personales como patrimoniales. Se encuentra conformada por
sujetos que se encuentran libres de impedimento matrimonial y que, por lo tanto, en
cualquier momento, cuando lo deseen, pueden contraer matrimonio. La unión de
hecho propia implica la ejecución, en la práctica, de una relación jurídica análoga,
semejante a la relación jurídica matrimonial. Llevar a cabo derechos, facultades,
deberes y obligaciones semejantes a los del matrimonio, a pesar de que tal vínculo
formal no es el que une a la pareja.

Elementos: Los elementos que configuran a esta unión son:

- Dos personas de sexos complementarios.

- Libres de impedimentos.

- Determinación del estado de familia.

- Buscar finalidades similares al matrimonio (derechos, deberes y obligaciones).

- Genera efectos patrimoniales correspondientes a la sociedad de gananciales.

5. UNIÓN DE HECHO IMPROPIA

17
CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. Derecho familiar peruano. Ob. cit., p. 62.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


Llamada unión de hecho en sentido lato o amplio o concubinato sanción, Esta unión
estable no cumple con los elementos o requisitos para su reconocimiento formal. La
unión de hecho impropia se presenta cuando dos personas que tienen impedimentos
para poder contraer matrimonio se unen entre sí. Crea una familia ensamblada,
reestructurada o informal. Se entiende que cuando no puede acreditarse que una
determinada unión de hecho es propia, de conformidad con lo establecido en el
ordenamiento jurídico, dicha unión de hecho, en un criterio residual, tendrá el
carácter de impropia. En el Perú, el primer indicio para referirnos a la unión de hecho
impropia lo encontramos en el último párrafo del artículo 326 del Código Civil (la
unión de hecho que no reúna las condiciones de ley genera la acción de
enriquecimiento sin causa). Los efectos que genera no son patrimoniales, son solo
personales. Es una unión de hecho simple, sencilla, que no requiere el cumplimiento
de requisitos. En el caso que se conciba dentro de la presente unión bastará que dicha
concepción haya sido en la época en la cual estuvieron viviendo juntos para que se
presuma que el hijo nacido de la concubina es del concubino. Este efecto personal de
orden filial es con respecto a la descendencia, no con respecto al concubino. Si se
presenta el caso en que la mujer se encuentra casada no se aplicará lo expuesto en
líneas anteriores, se presume que el hijo es del marido, no del concubino.

6. DIFERENCIA ENTRE EL MATRIMONIO DE HECHO Y LA


CONVIVENCIA

Un gran sector de la doctrina es de la opinión, que si los convivientes carecen de un


domicilio común no es posible sostener la existencia de una unión de hecho para los
diversos efectos que pueden invocarse en el ámbito jurídico. Esta comunidad implica
ser susceptible de público conocimiento, ser notoria. En la unión de hecho existe un
deber natural de cohabitación, semejante al deber legal de los cónyuges, por lo que su
incumplimiento podría ocasionar la terminación de dicha unión. La cohabitación
implica compartir conjuntamente un mismo domicilio, una relación de pareja y tener
una organización económica común. Ello permite descartar como unión de hecho a
aquellas parejas que se comparten solamente los fines de semana o las vacaciones, o
encuentros casuales. El estatuto económico que rige la pareja de hecho es

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


naturalmente variable por ser esta una situación fáctica, pero necesariamente debe
existir. La cohabitación no implica solamente compartir una misma habitación, sino
que supone una vida de pareja; de otro modo no se justificarían las incapacidades
para celebrar la unión que las legislaciones imponen a las personas casadas o a
quienes tienen impedimentos de incesto. La convivencia no se debe entender como
cohabitación a ultranza. Puede ocurrir que por razones de trabajo uno de los
convivientes deba vivir en otra residencia; en este caso, la unión continuará, salvo que
la separación vaya acompañada de una voluntad real de disolución. En este sentido
dice Pitt: “La convivencia no siempre habrá de darse bajo el mismo techo, como
ocurre cuando uno de los convivientes tenga que desplazarse con regularidad de un
lugar o país a otro, por razones de trabajo, de salud, inclusive cuando se pierde la
libertad”. La convivencia resulta tan importante, que de allí surge una de las
denominaciones de los miembros de la unión, “convivientes”, usada también en el
common law, donde la expresión utilizada es cohabitant18.

7. LEGISLACIÓN COMPARADA
La situación es diferente en Brasil en relación a la experiencia peruana. Hasta hace no
mucho, las uniones estables no estaban legislativamente reguladas. Esta tarea recayó
en la Constitución de 1988 y luego en la legislación ordinaria, hasta su inclusión en el
Código Civil de 2002. El concubinato en Brasil era y es una práctica generalizada.
Los colonizadores portugueses dejaron a sus esposas y optaron por las relaciones
convivenciales al llegar al país. La situación se ha vuelto tan habitual y común que el
matrimonio fue considerado la excepción y el concubinato la práctica, a pesar que fue
un crimen de acuerdo a la doctrina de la iglesia 19. El concubinato puro fue
considerado en las ordenaciones filipinas como una forma de matrimonio de hecho,
mientras que se admitió la validez del matrimonio religioso como un contrato
particular firmado por dos testigos. El matrimonio civil no se conocía. Fue con el
Decreto 181 (24/1/1890) que este tipo de matrimonio se instituyó en Brasil. A partir
de entonces se formalizó, bajo las leyes del Estado, la constitución de la familia y

18
PLÁCIDO VILCACHAGUA. Alex. Manual de Derecho de Familia. Ob. cit., p. 250
19
Cfr. JORGE JUNIOR, Alberto Gosson. “União estável e concubinato”. En: Revista IOB de Direito de Família.
Ano IX, n. 45, síntese, Porto Alegre, Dez-Jan 2008, pp. 88-89.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


pasó a no reconocerse efectos jurídicos a las uniones de hecho, así como al
matrimonio religioso y al matrimonio por contrato particular.
A principios del siglo XX, con el fin de proteger a la familia formada por lazos
matrimoniales, el Código Civil de 1916 no reguló las relaciones extramatrimoniales.
Pero, como advierte Maria Berenice Dias, la legislación fue más allá. Terminó
castigando esos vínculos con la prohibición de las donaciones 20, la institución del
seguro y la imposibilidad de la concubina de ser beneficiada por testamento. Hasta
1977 no existía la posibilidad de disolución del matrimonio, pero dicho factor no
impidió la formación de nuevas unidades familiares. Tal como señala la misma
autora, “no hay ninguna ley de Dios ni de los hombres que prohíba al ser humano
buscar la felicidad”. Por tanto, cualquier unión constituida sin el sello del matrimonio
se llamaba concubinato.
La Constitución brasileña de 1988, en el artículo 226 utiliza la terminología unión
estable, así como el Código Civil de 2002, en su artículo 1723, en ambos casos se va
a empezar a considerar a dicha terminología como concubinato puro. En tal sentido,
el término concubinato, establecido en el artículo 1727 del Código, es aplicable a las
relaciones entre el hombre y la mujer impedidos de contraer matrimonio.
Dependiendo del impedimento, el concubinato podrá ser clasificado como impuro,
adúltero o no adúltero, y en este último caso, podrá ser clasificado como unión
estable putativa, como veremos más adelante21.

En Canadá autores como Alvin Toffler y Francois Eleine al referirse al concubinato


dicen que debe entenderse como una nueva forma de vida, desacralizada, sin culpas y
que surte efectos en relación a ellos y a terceras personas. En la mayor parte de las
provincias canadienses, el concubinato al igual que el matrimonio es fuente de
obligaciones alimentarias. En relación a Francia, no sólo se habla del concubinato
entre un hombre y una mujer solteros, sino que también tiene efectos jurídicos el
concubinato adulterino y una situación que plantea problemas es el concubinato de
homosexuales.
20
Donaciones del concubino casado a su “cómplice”. (Art. 1.177, CC/1916).
21
PEREIRA, Rodrigo da Cunha. “Da união estável”. En: Direito de Família e o novo Código Civil/ DIAS, Maria
Berenice y PEREIRA, Rodrigo da Cunha (coords.), 4ª ed., 2ª tir., rev. atual., Del Rey, Belo Horizonte, 2006, pp.
219-234, p. 224.

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En Argentina se han ocupado de este fenómeno diversos autores considerando que es
un problema social, es un hecho que produce consecuencias de derecho (los alimentos
no son obligatorios entre los concubinos, pero si han sido suministrados no son
repetibles, el concubinato de la madre con el presunto padre durante la época de la
concepción hará presumir su paternidad, salvo prueba en contrario). En Cuba, en su
Código de Familia, no consignan el término concubinato sino matrimonio no
formalizado; sobre el particular, el artículo 18 del citado código dice: “la existencia
de la unión matrimonial entre un hombre y una mujer con aptitud legal para
contraerla y que reúna los requisitos de singularidad y estabilidad, surtirá todos los
efectos propios del matrimonio formalizado legalmente cuando fuere reconocido por
tribunal competente”.

En el Salvador que también cuenta con un Código de Familia, no se asimila el


concubinato al matrimonio, la llama unión no matrimonial, se constituye por un
hombre y una mujer, sin impedimento legal para casarse, que hacen vida en común de
manera libre y singular y que además reúne las características de continuidad,
estabilidad y notoriedad, exigiendo que esta sea por un período no menor de tres
años. Se conceden derechos casi iguales a los del matrimonio; por ejemplo, el artículo
21° del citado código regula lo siguiente: “Cada uno de los convivientes será llamado
a la sucesión Ab intestato del otro, en el mismo orden que los cónyuges”. En Panamá
con su Código de Familia, llaman matrimonio de hecho, resultando particularmente
ilustrativo su artículo 53°: “La unión de hecho entre personas legalmente capacitadas
para contraer matrimonio, mantenido durante cinco años consecutivos en condiciones
de singularidad y estabilidad surtirá todos los efectos del matrimonio civil”. Es de
observar que este fenómeno social, hecho jurídico por excelencia, plantea serios
problemas que la legislación tendrá que resolver; por ejemplo, en nuestro país se
discutía si los concubinos deberían heredarse entre sí, si deben existir los alimentos
entre ellos, si es posible constituir patrimonio familiar entre los concubinos; sin
embargo, lo cierto y concreto es que su regulación que sólo fue para equiparar la
sociedad de bienes a la sociedad de gananciales, hoy se le ha sumado el derecho de
herencia entre concubinos[CITATION Agu15 \p 15 \l 10250 ].

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


8. RÉGIMEN ECONÓMICO DEL CONCUBINATO EN LA
LEGISLACIÓN PERUANA

Ha quedado establecido que el concubinato al que la ley le concede efectos jurídicos


en el ámbito patrimonial, es el concubinato regular, o estricto, a ellos, la ley (artículo
326 del Código Civil) los protege equiparando la sociedad de bienes que se origina en
su unión de hecho con la sociedad de gananciales; equiparar significa equivalencia,
entendiéndose igualdad en el trato legal; en este caso, esa sociedad de bienes es
equivalente o igual a la sociedad de gananciales, lo que implica que la normatividad
que regula a esta última, debe ser aplicada a la sociedad de bienes generada en la
unión de hecho, no sólo en cuanto a la calificación de bienes sino también en cuanto a
las deudas y lo que es más importante en cuanto a la liquidación de la sociedad,
teniendo en cuenta que no son aplicables a este régimen, por obvias razones las reglas
referentes al fenecimiento de la sociedad de gananciales producidas por el divorcio, la
separación legal y el cambio de régimen, pero las demás disposiciones le serán de
aplicación. Creemos que fue un acierto del constituyente de 1979, (primera
Constitución que recoge el fenómeno concubinario) al conceder efectos jurídicos al
concubinato, y decimos que fue un acierto, pues antes de ello las uniones de hecho no
tenían reconocimiento jurídico, pese a su existencia como un hecho real y de plena
vigencia, entonces cuando ocurría el término de esas uniones de hecho, en su gran
mayoría por responsabilidad de los concubinos, no había reparto alguno de los bienes
que hubieran adquirido, con grave perjuicio para la concubina, quien si pretendía
reclamar legalmente, tenía que verse obligada a iniciar un juicio de los llamados
ordinarios ( hoy conocimiento) sobre enriquecimiento indebido, muchas veces no
iniciado por falta de recursos, y las veces que se iniciaba, eran abandonados por la
misma causa, a la que debía sumarse lo dilatado del proceso, por ello y en un afán de
justicia se regula el fenómeno, y en el presente si la unión de hecho termina por
cualquiera de las causales contempladas en el artículo 326, deberá procederse a su
liquidación, a fin de distribuir gananciales, previa devolución de bienes propios, y
antes de ello del pago de las deudas comunes si es que estas existieran. El mayor
problema de la aplicación de esta norma la constituye la probanza de la vida
concubinaria, habiéndose establecido por repetidas ejecutorias, que el juicio de

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


distribución de las ganancias habidas dentro de la unión de hecho, presupone
previamente haber acreditado la existencia del concubinato regular, pudiéndose
demandar acumulativamente estas dos pretensiones .La necesidad de acreditar el
concubinato se ve reflejado en la Resolución Casatoria 1620-98 cuando sostiene que
si bien el artículo 326 del Código Civil, otorga derechos a la concubina para darse por
constituida la sociedad de gananciales como si existiera matrimonio civil, es
necesario que para el efecto, deba acreditarse el concubinato con los requisitos de ley
y contar con la decisión judicial en ese sentido. El legislador también se ha puesto,
como comentamos en líneas precedentes, en el caso del concubinato irregular, aquel
que no cumple con las exigencias de la falta de impedimento o de la vida en común
no menor a dos años, en esos supuestos al no poderse equiparar la sociedad de bienes
de la unión de hecho a la sociedad de gananciales, queda el recurso al concubino
perjudicado de accionar por enriquecimiento indebido; sobre el particular, resulta
ilustrativo la Resolución Casatoria 5-95 que señala que la acción de enriquecimiento
sin causa, tiene como finalidad proteger de los abusos y apropiaciones ilícitas de uno
de los convivientes sobre el otro; en tal sentido, se ampara el derecho del conviviente
sobre un inmueble adquirido cuando las partes tenían una unión de hecho aunque esta
no genere una sociedad de gananciales.

Algunos refieren que esta equivalencia o equiparidad de la sociedad de bienes con la


sociedad de gananciales debe aplicarse desde el inicio de la unión de hecho, en tanto
que como sabemos la sociedad de gananciales (si no se pactó separación de
patrimonios) aparece en el mismo momento en que se celebra el matrimonio, o dicho
en otros términos, con el acto matrimonial nace la sociedad de gananciales, ahora
bien, si la sociedad de bienes se equipara a la sociedad de gananciales, y equiparar es
igualar, entonces deberíamos concluir también que las normas de la sociedad de
gananciales se aplican al concubinato desde su inicio, claro está que hay que probar
esta unión de hecho.

Por otro lado, se sostiene que esta equiparidad recién se va a dar desde el momento en
que es emitida la sentencia de reconocimiento del concubinato, con lo cual estamos
dando a la sentencia carácter de constitutivo, en tanto que está creando el derecho

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


(equiparidad de sociedad de bienes a sociedad de gananciales). Por nuestra parte,
creemos que la sentencia es declarativa, y no constitutiva, esto es, que la equiparidad
se va a dar desde el inicio de la unión de hecho, en tanto que la sentencia lo único que
hace es declarar un hecho que ya existía; por ello, es requisito para que se ampare la
pretensión de reconocer un concubinato, que esta unión de hecho quede debidamente
acreditada, y particularmente desde su inicio o comienzo.

Además, reconocer significa declarar algo que ya existe, y no es la sentencia la que


recién hace aparecer el concubinato, sino que sólo se limita a declararlo. Sin
embargo, el tema más complejo, resulta siendo, si la equiparidad se da a partir de que
los concubinos cumplen los dos años de vida en común, agregándose a ello el no
impedimento para casarse, o es que reconocido que hubiera sido el concubinato,
entonces nos preguntamos si sus efectos son retroactivos, esto es, si uno de los
concubinos, adquirió algún bien, antes del cumplimiento de los dos años, debemos
concluir que ese bien le pertenece a ambos, o sólo pertenece a aquel que lo adquirió?;
sobre el particular, debemos señalar que la exposición de motivos del concubinato en
el Código Civil, refiere que para que se de la equiparidad de la sociedad de bienes al
concubinato, debe haberse cumplido con los dos requisitos a saber, los dos años de
vida en común y la no existencia de impedimento matrimonial, y que estos requisitos
deben darse conjuntamente, y si no fuera así, entonces no habría equiparidad, y
entonces en el ejemplo planteado de aquel concubino que adquirió el bien, cuando no
se había cumplido los dos años, el bien pertenecerá a aquel que lo adquirió.

La postura de la exposición de motivos, termina siendo injusta, en tanto que como ya


lo hemos señalado, si la sociedad de bienes se equipara a la sociedad de gananciales,
y si ésta aparece con el matrimonio, entonces deberíamos concluir que igualmente la
sociedad de bienes aparece cuando se inicia esta unión de hecho, y reconocido que
sea el concubinato, entonces sus efectos deberían retrotraerse al comienzo del
mismo[CITATION Agu15 \p 18 \l 10250 ].

9. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y EL CONCUBINATO

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


Nuestra Constitución vigente refiere en su artículo 4 que es deber del Estado y de la
Sociedad proteger a la familia; ahora bien, del texto constitucional no se desprende un
solo modelo de familia, en tanto que como sabemos en el presente, hay diversas
formas de formar familias, reconociendo que la tradicional y más identificada con
nuestra sociedad es la familia que nace del matrimonio, más aún cuando la
Constitución luego de establecer la protección por parte del Estado a la familia, alude
a la promoción del matrimonio, lo cual se ve ratificada con la ley de política de
población, cuando prioriza la atención de las familias matrimoniales, sin embargo, la
realidad nos dice de que las familias, no sólo se generan a propósito de un
matrimonio, sino también a través de estas uniones de hecho que hemos mencionado,
por ello se hace urgente dar un tratamiento legal a estas uniones de hecho llamadas
concubinato, no sólo como lo está ahora, es decir, identificándolas en su tratamiento
legal con las sociedades de gananciales, sino yendo más allá en el reconocimiento de
los derechos personales de que gozan las uniones matrimoniales y porque no, de otros
derechos, como, alimentos, patrimonio familiar, entre otros. El Tribunal
Constitucional, a propósito de demandas relacionadas con temas familiares, se ha
ocupado del tema, para entre otros, reconocer derechos pensionarios a la viuda
concubina, al fallecimiento del concubino[CITATION Agu15 \p 19 \l 10250 ].

CAPÍTULO II

LA PARTICIÓN DE BIENES EN EL MATRIMONIO DE HECHO

En nuestra opinión, la primera regla para liquidar los efectos económicos derivados
de una unión de hecho se debería encontrar en la propia autonomía de la voluntad de
la pareja; los convivientes, mediante el otorgamiento de pactos o convenciones
expresos, que algunos han denominado también “capitulaciones concubinarias”, son
los primeros que pueden determinar cómo se regularán los conflictos que se susciten
a la disolución de la unión, la forma de distribuir las adquisiciones y utilidades, y en
general, todos y cada uno de los efectos y obligaciones patrimoniales que asuman al

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


término de ésta22. Precisamente, sólo a falta de pactos convivenciales o cuando éstos
no regulen todos los efectos económicos patrimoniales derivados de la disolución, se
debería recurrir a las demás alternativas de solución, como es someter a la
discrecionalidad del juez las consecuencias legales que trajera consigo la ruptura
unilateral de una unión de hecho, en mi opinión comparto, que los pactos
patrimoniales entre concubinos, que tienen como fin garantizar recíprocamente los
aspectos económicos de la convivencia, resultan ser válidos. Además, en virtud del
principio de libertad de forma consagrado en el artículo 143 del Código Civil 23, estos
pactos no están sujetos a formalidad alguna, a diferencia del régimen patrimonial y lo
que implica, por ejemplo, su modificación que necesitan constar por escritura pública
para su validez. Por tanto la pareja puede decidir la forma de manifestar su voluntad,
sin que esta tenga que hacerse de manera solemne.

1. EFECTOS JURIDICOS DEL MATRIMONIO DE HECHO O UNIÓN DE


HECHO RECONOCIDOS EN EL PERÚ

Sociedad de gananciales
No es indispensable que exista un matrimonio para que se configure el régimen de
sociedad de gananciales, las uniones estables se hallan bajo dicho régimen por
mandato legal24.

Pensión de viudez

22
VARGAS ARAVENA, David. “De la situación patrimonial de las uniones de hecho en el ordenamiento
jurídico español”. En: Revista de Derecho. Santiago: Escuela de Postgrado de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Chile, Nº 3, julio de 2013, p. 25.
23
El principio de libertad de forma es reconocido por muchos ordenamientos jurídicos y el Derecho peruano
no constituye la excepción, hallándose regulado en el artículo 143 del Código Civil, el cual expresa que
“cuando la ley no designe una forma específica para un acto jurídico, los interesados pueden usar la que
juzguen conveniente”. Es así que las partes pueden decidir qué forma utilizar para manifestar su voluntad y
probar la existencia del acto celebrado. CASTILLO FREYRE, Mario y Marco Andrei TORRES MALDONADO. “La
forma en la donación propter nuptias: ¿Una excepción que se convierte en regla?”. En: Derecho & Sociedad.
Lima: Revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, año XXIV, Nº 41, diciembre de 2013, p. 258.
24
Exp. N°s 0498-99-AA/TC de fecha 14 de abril de 2000, 09332-2006-AA/TC del 30 de noviembre de 2007 y
04777-2006-AA/TC del 13 de octubre de 2008.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


El Tribunal Constitucional25, respecto a las uniones estables y su protección como
familia, amparó la petición de la demandante ordenando a la Oficina de
Normalización Previsional–ONP que, de acuerdo a la interpretación del artículo 53
del Decreto Ley N° 19990, debe abonarse la pensión de viudez a la concubina,
tomando en cuenta que la unión estable es una entidad familiar que merece protección
y, además, por existir un tratamiento diferenciado entre el Sistema Nacional de
Pensiones y el Sistema Privado de Pensiones que vulnera el derecho -principio de
igualdad.

Seguridad social
Tenemos las STC Exps. N°s 03605-2005-AA y 09708-2006-PA referidas a la
vulneración del derecho a la seguridad social por la negativa de conceder una pensión
de viudez en beneficio del conviviente supérstite tomando en cuenta que el Decreto
Ley N° 20530 se muestra conforme con la pensión a favor del cónyuge supérstite, no
del conviviente. La innovación radica en la modificación de criterio respecto del
reconocimiento de los efectos personales, desarrolladas en la sentencia recaída en el
Exp. N° 06572-2006-AA/TC de fecha 6 de noviembre de 2007 en la que se declara
fundado el amparo interpuesto por doña Janet Rosas Domínguez; posición distinta
respecto del criterio esbozado en la sentencia pronunciada en el Exp. N° 03605-2005-
AA/TC de fecha 8 de marzo de 2007 en el proceso instaurado por doña Irma Doris
Anaya Cruz.

En la primera de las sentencias citadas, ofrece como fundamentos relevantes los


siguientes:

“Tales son las consecuencias de la formación de un hogar de hecho entre personas


con capacidad nupcial. De ahí que se generen vínculos patrimoniales otorgados
expresamente por el legislador constituyente. Así, el reconocimiento de la comunidad
de bienes, implica que el patrimonio adquirido durante la unión de hecho pertenece
a los dos convivientes. Con ello se asegura que a la terminación de la relación, los

25
Exp. N° 06572-2006-PA/TC. Sentencia del 6 de noviembre de 2007.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


bienes de tal comunidad puedan repartirse equitativamente, con lo que se
erradicarían los abusos e impediría el enriquecimiento ilícito.

No obstante, es de resaltar que estos efectos patrimoniales surgen de la comunidad


de vida que llevan los convivientes. Esta comunidad debe ser comprendida como la
coincidencia de fines, objetivos, modos de apreciar el mundo y expectativas sobre
futuro, substrato sobre el cual se erige el aprecio y afecto que se proveen las parejas,
precisamente por lo cual, comparten su vida en un “aparente matrimonio”.

De tales fundamentos se infiere que existen también ciertas obligaciones no


patrimoniales. Por ejemplo, como se observó, la configuración constitucional de esta
unión libre genera un deber de fidelidad entre quienes la conforman. Llegar a la
conclusión, mediante una interpretación cerrada de la Constitución, de que las
uniones de hecho no existen sería muy controvertido, puesto que no se puede dejar de
lado las obligaciones que de esta institución nacen. Contémplese la situación en que
uno de los convivientes requiera los auxilios pertinentes del otro por caer enfermo, no
sería pertinente dejar que el otro deje que su conviviente padezca de este tipo de
dolores. No debe dejarse de observar que, frente a la terminación de la unión, por
decisión unilateral, la pareja abandonada puede solicitar indemnización o pensión
alimenticia, de conformidad con lo establecido por el artículo 326 del Código Civil.
En el caso de la dependencia económica generada se deben plantear contextos
jurídicos que viabilicen y materialicen el sentido material y concreto de la
Constitución. De lo expuesto se infiere que, si bien es cierto, el máximo intérprete de
la Constitución, no equipara en igual posición a la unión de hecho con el matrimonio,
dado que este último tiene mayor preeminencia constitucional, no podía soslayar por
más tiempo, una realidad que alcanza a una gran parte de la población peruana. De
ahí que, de un reconocimiento eminente patrimonial, lo haya extendido al aspecto
personal, constituyendo la pensión de viudez uno de sus inicios [CITATION Enr11 \p
426 \l 10250 ].

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


2. LA PARTICIÓN DE BIENES EN LA UNIÓN DE HECHO SI UNO ES
CASADO

Para el caso no se podría llamar matrimonio de hecho o unión de hecho, sino tendría
la denominación de unión de hecho impropio, por tanto, esta unión no tiene las
condiciones señaladas en el artículo 326 del código civil, donde se señala que
tratándose de la unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este
artículo, el interesado tiene expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento
indebido. Estamos ante una unión de hecho impropia, cuando alguno de los
convivientes tenga impedimento, no se respete la diversidad de sexos o las reglas de
la monogamia. En tales supuestos, la unión de hecho no produce los efectos
contemplados en la ley[CITATION Enr11 \p 417 \l 10250 ] . Es decir, de darse el caso la
persona no tendría derecho al patrimonio del conviviente casado, ya que este tenía
impedimento para celebrar sea de manera solemne o voluntariamente la unión de
hecho.

Para obtener un efecto patrimonial en este caso se debe de tratar desde la perspectiva
del enriquecimiento injustificado de uno de los partícipes, que se ve favorecido por la
titularidad formal exclusiva de los bienes adquiridos con esfuerzo común, por lo que
se genera un crédito a favor del participe empobrecido hasta la concurrencia de ese
empobrecimiento con el enriquecimiento de la otra parte. Ello supone acreditar que
uno de los partícipes se ha enriquecido a consta del empobrecimiento del otro, sin que
exista una causa contractual o cuasicontractual que lo justifique. En el aspecto
procesal, tratándose de este tipo de caso evidentemente, no se deberá solicitar el
reconocimiento de la misma sino, la estrategia legal deberá estar encaminada a la
prueba de la existencia de un aumento del patrimonio de uno de los convivientes, y a
su vez un empobrecimiento correlativo del conviviente perjudicado.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


CAPITULO III

ANÁLISIS DE LA JURISPRUDENCIA

Continuando con el desarrollo del presente trabajo y poniendo como tema la partición de
bienes en una unión de hecho si uno es casado. Se toma la decisión de dejar este tema para
su debida refutación, debido a que previamente es de saber el tener una base de
conocimientos de conceptos fundamentales que involucran el desarrollo respecto al tema de

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


unión de hecho en el Perú. Por ende, la sistemática en la que se ejecutan los procesos
civiles, referente a este tema, es en base al artículo 326 del código civil.

En este orden de ideas antes de centrar en analizar el caso que he considerado relevante
para el presente trabajo de a modo de preámbulo, hay que tener bien en claro sobre el
desarrollo de la unión de hecho y los problemas que puede traer cuando existe el
impedimento por parte de una de las partes que conforman dicha unión ya que, depende de
los futuros actos que ello genere respecto a sus posibles efectos.

Ahora bien, es momento de desarrollar el tema que nos compete:

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


CASACIÓN 4320-2015, LIMA

Lima, doce de octubre de dos mil dieciséis

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE


LA REPÚBLICA: Vista la causa número cuatro mil trescientos veinte dos mil quince, en
Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha; y, producida la votación con arreglo a Ley,
emite la siguiente sentencia:

ASUNTO
En el presente proceso de reconocimiento de unión de hecho la demandante Fidelia
Guadalupe Ñavincopa Andrade Vda. de Montero ha interpuesto recurso de casación
mediante escrito obrante a fojas dos mil doscientos diecisiete, contra la sentencia de vista
de fojas dos mil ciento veintitrés, de fecha quince de setiembre de dos mil quince, emitida
por la Segunda Sala Especializada de Familia de la Corte Superior de Justicia de Lima, que
revocó la sentencia apelada de fojas mil ochocientos catorce, de fecha veintisiete de junio

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


de dos mil catorce que declara fundada en parte la demanda de reconocimiento de unión de
hecho; y reformándola, declararon infundada la misma.

A Modo de Antecedente.
El presente caso se inicia El tres de mayo de dos mil diez, mediante escrito obrante a fojas
sesenta y cinco, Fidelia Guadalupe Ñavincopa Andrade Vda. de Montero interpuso
demanda de reconocimiento de unión de hecho, contra la sucesión de Óscar Montero
Hidalgo; pretendiendo que se reconozca la unión de hecho realizada entre la recurrente y su
difunto esposo Óscar Montero Hidalgo desde el año mil novecientos sesenta y siete, hasta
la fecha en que contrajeron matrimonio, el treinta de julio de mil novecientos ochenta y
seis, en ello señala que su causante Óscar Montero Hidalgo en vida contrajo dos
matrimonios civiles, el primero, el dos de noviembre de mil novecientos cuarenta y ocho
con Clotilde Vizcarra Silva y el segundo con la demandante el treinta de julio de mil
novecientos ochenta y seis, después del tiempo de convivencia indicado en el petitorio, para
lo cual fijaron como domicilio el jirón Oxapampa número 317, distrito de Breña, provincia
y departamento de Lima. La demandante indica que hizo convivencia con el causante desde
el año mil novecientos sesenta y siete, habiendo procreado a su hija mayor Luz Marlene
Montero Ñavincopa nacida el veinticinco de junio de mil novecientos setenta y dos y a la
menor Haidi Montero Ñavincopa nacida el diez de marzo de mil novecientos setenta y
ocho, generando dicha unión una sociedad de gananciales, por cumplir con los requisitos
del artículo 326 del Código Civil, para luego de ello contraer matrimonio el treinta de julio
de mil novecientos ochenta y seis.

Durante su convivencia adquirieron el inmueble ubicado en el jirón Lampa número 1115 –


Oficina número 601, Lima, según Escritura Pública de fecha doce de enero de mil
novecientos ochenta y dos, precisando que dicho bien fue materia de compraventa desde el
uno de noviembre de mil novecientos sesenta y siete y se terminó de cancelar en el año mil
novecientos ochenta y uno. Añade que para la adquisición de dicho bien la recurrente ha
contribuido con el fruto de su trabajo, el motivo por el cual se solicita la Declaración
Judicial de Unión de Hecho es a fin de tener derecho hereditario al bien inmueble antes

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


indicado como cónyuge supérstite, para una posterior división y partición, ya que dicho
bien es social.
En la contestación la demandada Evangelina Mercedes Montero Vizcarra contestó la
demanda negándola en todos sus extremos, argumentando que, la demandante, de manera
falaz, afirma que la supuesta unión de hecho se llevó a cabo en el domicilio jirón
Oxapampa número 317 Breña, Lima; sin embargo, no existe en sus medios probatorios un
solo documento que acredite tal afirmación. En la partida de nacimiento de Luz Marlene
Montero Ñavincopa se aprecia que el estado civil de su finado padre Óscar Montero
Hidalgo era casado; en cambio el de la madre figura como soltera; es decir, su finado padre
estaba casado en esos años con otra persona. La supuesta convivencia desde el año mil
novecientos sesenta y siete, no está acreditada con ningún documento; en consecuencia, no
puede quedar claro lo que no se ha probado en forma alguna. Asimismo, Óscar Ricardo
Montero Vizcarra contestó la demanda mediante escrito de fojas ciento cincuenta y dos,
señalando que Óscar Montero Hidalgo al momento de adquirir el inmueble no se
encontraba casado con Fidelia Guadalupe Ñavincopa Andrade, tal como fue rectificado en
la Partida Registral del inmueble.

Sentencia de Primera Instancia.


El veintisiete de junio de dos mil catorce, mediante Resolución número noventa y ocho,
obrante a fojas mil ochocientos catorce, el Octavo Juzgado de Familia de la Corte Superior
de Justicia de Lima, declaró fundada en parte la demanda; en consecuencia, declara el
reconocimiento de la unión de hecho entre Fidelia Guadalupe Ñavincopa Andrade con
quien en vida fue Óscar Montero Hidalgo iniciada el veinticuatro de julio de mil
novecientos setenta y dos, hasta el treinta de julio de mil novecientos ochenta y seis,
declarando la existencia de una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de
gananciales.

Resolución de Segunda Instancia.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


El quince de setiembre de dos mil quince, la Segunda Sala Especializada de Familia de la
Corte Superior de Justicia de Lima, emitió la sentencia de vista de fojas dos mil ciento
veintitrés, que falla revocando la sentencia apelada, en cuanto declara fundada en parte la
demanda; y reformándola declararon infundada la misma señalando que se encuentra
acreditada la existencia de una unión convivencial con impedimento matrimonial, en época
coetánea con el nacimiento de la hija de ambos Luz Marlene Montero Ñavincopa, nacida el
veinticinco de junio de mil novecientos setenta y dos, en tal sentido, no se han configurado
todos los elementos requeridos para la unión de hecho o concubinato propio, reconocido
por el artículo 5 de la Constitución Política del Perú y el artículo 326 del Código Civil, no
habiendo prueba idónea que permita inferir la existencia de una cohabitación o comunidad
de vida, notoria y libre de impedimento matrimonial durante el período comprendido entre
el año mil novecientos sesenta y siete hasta el veintinueve de julio de mil novecientos
ochenta y seis. El dieciséis de octubre de dos mil quince, Fidelia Guadalupe Ñavincopa
Andrade Vda. de Montero mediante escrito de fojas dos mil doscientos diecisiete, interpuso
recurso de casación contra la sentencia de vista, que revocó la apelada, reformándola
declara infundada la demanda; siendo declarado procedente por este Supremo Tribunal
mediante la resolución de fecha catorce de enero de dos mil dieciséis, por el hecho que no
se han configurado todos los elementos requeridos para la declaración de unión de hecho
contenidos en el artículo 326 del Código Civil.

Desarrollo del Caso.


El presente caso gira entorno al efecto generado por la adquisición de un bien durante una
unión de hecho en donde una de las partes para el caso el señor Óscar Montero Hidalgo el
cual presenta impedimentos para realizar una unión de hecho, por tanto no cumple los
requisitos del artículo 326 del código civil, analizando el caso dejando de lado el contexto
de unión hecho, se observa la adquisición de un bien inmueble por parte del causante
durante, con la demandante en donde esta última a contribuido para la adquisición de dicho
inmueble, es decir existe una inversión por parte de la demandante el derecho que tiene
sobre ese inmueble es claro en favor a ella, pero dentro de los medios probatorios se
observa el impedimento que genera el no reconocimiento de la unión de hecho, ya que el
causante estaba todavía casado y no había regularizado su divorcio, por tanto, no se puede

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


aplicar el artículo 326 del código civil, para el reconocimiento de esta unión, la única
estrategia como mencionamos reglones atrás sería por la acción de enriquecimiento
indebido, donde la demandante tendría que probar que el causante se valió de la
convivencia para obtener el bien en litigio.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


CONCLUSIONES

1. La unión de hecho sea propia o impropia, continua e ininterrumpida entre un


hombre y una mujer que viven como casados sin estarlo, es fuente generadora de
familia. Por tanto, el Estado debe protegerla en cualquiera de su categoría sea esta
propia o impropia. Y por tal debería regularse en el sentido patrimonial cuando una
de las partes de la unión de hecho es casado.

2. La sociedad de bienes que se genera en la unión de hecho, se equipara a la sociedad


de gananciales que nace con el matrimonio, ello implica que las normas que regulan
la sociedad de gananciales se aplican a la sociedad de bienes generada en la unión
de hecho sea esta propia o impropia, por tanto, no se debería de excluir de la
repartición de bienes a la parte afectada cuando uno de ellos es casado.

3. La unión de hecho no es un fenómeno exclusivamente del Perú, sino que es un


fenómeno universal, y diversas legislaciones la reconocen y le otorgan derechos.
Por tanto, tendría que haber una modificación al articulo 326 del código civil con
respecto al tema.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


ANEXOS

SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

CASACIÓN 4320-2015, LIMA

Lima, doce de octubre de dos mil dieciséis

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE


LA REPÚBLICA: Vista la causa número cuatro mil trescientos veinte – dos mil quince,
en Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha; y, producida la votación con arreglo a Ley,
emite la siguiente sentencia:

I. ASUNTO

En el presente proceso de reconocimiento de unión de hecho la demandante Fidelia


Guadalupe Ñavincopa Andrade Vda. de Montero ha interpuesto recurso de casación
mediante escrito obrante a fojas dos mil doscientos diecisiete, contra la sentencia de vista
de fojas dos mil ciento veintitrés, de fecha quince de setiembre de dos mil quince, emitida
por la Segunda Sala Especializada de Familia de la Corte Superior de Justicia de Lima, que
revocó la sentencia apelada de fojas mil ochocientos catorce, de fecha veintisiete de junio
de dos mil catorce que declara fundada en parte la demanda de reconocimiento de unión de
hecho; y reformándola, declararon infundada la misma.

II. ANTECEDENTES

1. DEMANDA

El tres de mayo de dos mil diez, mediante escrito obrante a fojas sesenta y cinco, Fidelia
Guadalupe Ñavincopa Andrade Vda. de Montero interpuso demanda de reconocimiento de
unión de hecho, contra la sucesión de Óscar Montero Hidalgo; pretendiendo que se
reconozca la unión de hecho realizada entre la recurrente y su difunto esposo Óscar
Montero Hidalgo desde el año mil novecientos sesenta y siete, hasta la fecha en que
contrajeron matrimonio, el treinta de julio de mil novecientos ochenta y seis, bajo los
siguientes fundamentos:

– Señala que su causante Óscar Montero Hidalgo (fallecido el diez de setiembre de dos mil
tres) en vida contrajo dos matrimonios civiles, el primero, el dos de noviembre de mil
novecientos cuarenta y ocho con Clotilde Vizcarra Silva y el segundo con la demandante el
treinta de julio de mil novecientos ochenta y seis, después del tiempo de convivencia

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


indicado en el petitorio, para lo cual fijaron como domicilio el jirón Oxapampa número
317, distrito de Breña, provincia y departamento de Lima.

– Producto de su primer matrimonio con Clotilde Vizcarra Silva el causante tuvo dos hijos,
los codemandados Óscar Ricardo y Evangelina Mercedes Montero Vizcarra, habiéndose
divorciado de aquella el quince de mayo de mil novecientos sesenta y dos.

– La demandante indica que hizo convivencia con el causante desde el año mil novecientos
sesenta y siete, habiendo procreado a su hija mayor Luz Marlene Montero Ñavincopa
nacida el veinticinco de junio de mil novecientos setenta y dos y a la menor Haidi Montero
Ñavincopa nacida el diez de marzo de mil novecientos setenta y ocho, generando dicha
unión una sociedad de gananciales, por cumplir con los requisitos del artículo 326 del
Código Civil, para luego de ello contraer matrimonio el treinta de julio de mil novecientos
ochenta y seis.

– Durante su convivencia adquirieron el inmueble ubicado en el jirón Lampa número 1115


– Oficina número 601, Lima, según Escritura Pública de fecha doce de enero de mil
novecientos ochenta y dos, precisando que dicho bien fue materia de compraventa desde el
uno de noviembre de mil novecientos sesenta y siete y se terminó de cancelar en el año mil
novecientos ochenta y uno.

– Añade que para la adquisición de dicho bien la recurrente ha contribuido con el fruto de
su trabajo, habiendo laborado desde el uno de marzo de mil novecientos sesenta y siete
hasta el once de abril de mil novecientos ochenta y nueve, para la Compañía Medifarma
Laboratorios.

– El motivo por el cual se solicita la Declaración Judicial de Unión de Hecho es a fin de


tener derecho hereditario al bien inmueble antes indicado como cónyuge supérstite, para
una posterior división y partición, ya que dicho bien es social.

2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

El veintiuno de junio de dos mil diez, mediante escrito obrante a fojas ciento trece,
Evangelina Mercedes Montero Vizcarra contestó la demanda negándola en todos sus
extremos, argumentando que:

– La demandante, de manera falaz, afirma que la supuesta unión de hecho se llevó a cabo
en el domicilio jirón Oxapampa número 317 – Breña, Lima; sin embargo, no existe en sus
medios probatorios un solo documento que acredite tal afirmación.

– En la partida de nacimiento de Luz Marlene Montero Ñavincopa se aprecia que el estado


civil de su finado padre Óscar Montero Hidalgo era casado; en cambio el de la madre figura
como soltera; es decir, su finado padre estaba casado en esos años con otra persona; en

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


consecuencia, tenía impedimento legal; por lo tanto, no existía en esa época convivencia
alguna con la demandante.

– La demandante afirma dolosamente que ella también ha invertido dinero en la adquisición


del inmueble ubicado en el jirón Lampa número 1115 – Oficina 601, lo cual resulta falso.

– La supuesta convivencia desde el año mil novecientos sesenta y siete, no está acreditada
con ningún documento; en consecuencia, no puede quedar claro lo que no se ha probado en
forma alguna.

Asimismo, Óscar Ricardo Montero Vizcarra contestó la demanda mediante escrito de fojas
ciento cincuenta y dos, señalando que Óscar Montero Hidalgo al momento de adquirir el
inmueble no se encontraba casado con Fidelia Guadalupe Ñavincopa Andrade, tal como fue
rectificado en la Partida Registral del inmueble.

3. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El veintisiete de junio de dos mil catorce, mediante Resolución número noventa y ocho,
obrante a fojas mil ochocientos catorce, el Octavo Juzgado de Familia de la Corte Superior
de Justicia de Lima, declaró fundada en parte la demanda; en consecuencia, declara el
reconocimiento de la unión de hecho entre Fidelia Guadalupe Ñavincopa Andrade con
quien en vida fue Óscar Montero Hidalgo iniciada el veinticuatro de julio de mil
novecientos setenta y dos, hasta el treinta de julio de mil novecientos ochenta y seis,
declarando la existencia de una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de
gananciales; señalando que:

– Del Acta de Matrimonio de fojas cinco, corroborado con el expediente de Separación


Convencional y Divorcio Ulterior que se tiene a la vista, se acredita que el matrimonio
contraído con Clotilde Vizcarra Silva fue disuelto en el año mil novecientos sesenta y dos.

– Si bien los demandados amparan sus afirmaciones en que “en la Partida de Nacimiento de
la codemandada Luz Marlene Montero Ñavincopa se indica que el causante era casado y
que en la Partida de Matrimonio del causante con la actora se indica que el contrayente
tiene la calidad de viudo”; sin embargo, de la información consignada en dichos
documentos no se advierte ni la identidad de la supuesta cónyuge, ni el lugar ni fecha en
que se había celebrado el supuesto matrimonio, tanto más si conforme lo dispone el artículo
269 del Código Civil: “para reclamar los efectos civiles del matrimonio debe presentarse
copia certificada de la partida del registro del estado civil (…)”.

– Respecto a Liseth Montero Guerra, nacida el nueve de junio de mil novecientos setenta y
dos, en época contemporánea a la codemandada Luz Marlene Montero Ñavincopa, a quien
los codemandados Evangelina Mercedes y Óscar Ricardo Montero Vizcarra sindican como
hija del causante Óscar Montero Hidalgo, es de observarse que en el Acta de Nacimiento de
la misma no figura reconocimiento por parte del presunto progenitor; por ende, no resulta

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


posible afirmar la existencia de una convivencia entre la causante con la madre de la
mencionada, existiendo tan solo una presunción de paternidad.

– Del análisis de los medios probatorios obrantes en autos es posible determinar la


existencia de una unión de hecho entre la demandante con quien en vida fue Óscar Montero
Hidalgo, al configurarse los tres elementos: objetivo, subjetivo y temporal, debiendo
precisarse que si bien la actora alega que la convivencia se inició en el año mil novecientos
sesenta y siete; sin embargo, estando al principio de la prueba escrita regulada en el artículo
326 del Código Civil, la convivencia se encuentra acreditada desde el veinticinco de junio
de mil novecientos setenta y dos, fecha del nacimiento de Luz Marlene Montero
Ñavincopa, en que el causante declaró ante el Registro Civil de la Municipalidad de Lima
un domicilio común con la actora, como es Los Rosales número 129, Valdivieso.

– Si bien la demandante indica que durante la convivencia con el causante adquirió el


inmueble; sin embargo, ello no ha sido fijado como punto controvertido, dejándose a salvo
su derecho a hacerlo valer con arreglo a ley.

4. RESOLUCIÓN DE SEGUNDA INSTANCIA

El quince de setiembre de dos mil quince, la Segunda Sala Especializada de Familia de la


Corte Superior de Justicia de Lima, emitió la sentencia de vista de fojas dos mil ciento
veintitrés, que falla revocando la sentencia apelada, en cuanto declara fundada en parte la
demanda; y reformándola declararon infundada la misma, bajo los siguientes argumentos:

– Señala que se encuentra acreditada la existencia de una unión convivencial con


impedimento matrimonial, en época coetánea con el nacimiento de la hija de ambos Luz
Marlene Montero Ñavincopa, nacida el veinticinco de junio de mil novecientos setenta y
dos.

– No existe coherencia respecto a la identidad del domicilio habitual, pues en sus


declaraciones testimoniales Hildebrando Mogollón, Claudia Olga Ñavincopa Andrade, Luz
Marlene Montero Ñavincopa y Haidi Montero Ñavincopa han señalado que la accionante y
el occiso iniciaron su convivencia en el año mil novecientos sesenta y siete, en el domicilio
ubicado en la calle Los Rosales número 129, Urbanización Valdivieso – San Martín de
Porres, el cual no coincide con el señalado por la demandante en su postulatorio (jirón
Oxapampa número 317 – Breña). Incluso obra en autos documentación que informa que
por los años mil novecientos sesenta y seis y mil novecientos sesenta y siete, Óscar
Montero Hidalgo tenía como domicilio otra dirección diferente a las mencionadas (avenida
Arica número 384, departamento 36 – Breña), lo que implica que no hay evidencia concreta
que tanto la demandante como Óscar Montero Hidalgo compartían un mismo domicilio
antes del nacimiento de su primera hija.

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


– En cuanto al elemento ausencia de impedimento matrimonial no se encuentra acreditado,
pues el finado Óscar Montero Hidalgo no estaba libre de impedimento matrimonial,
habiendo declarado por voluntad propia que “no era soltero”; el once de febrero de mil
novecientos sesenta y tres, declaró ser “divorciado” al momento de inscribirse en el ex
Registro Electoral; el veinticuatro de julio de mil novecientos setenta y dos, declaró su
condición de “casado” al inscribir el nacimiento de su hija Luz Marlene Montero
Ñavincopa; el doce de enero de mil novecientos ochenta y dos, declaró ser “casado” al
suscribir el Testimonio de Escritura Pública de Compraventa de Inmueble; el cinco de
setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro, declaró ser casado al reinscribirse y obtener
su nueva Libreta Electoral de ocho dígitos.

– En lo concerniente al elemento notoriedad, la relación habida entre la demandante y


Óscar Montero Hidalgo carecía del atributo de “fama”, pues este en sus actos públicos
invocaba su condición de estado civil “casado” durante el período comprendido entre mil
novecientos setenta y dos a mil novecientos ochenta y cuatro, para luego, en el año mil
novecientos ochenta y seis, al momento de contraer matrimonio civil con la accionante
declara que ostentaba el estado civil de “viudo”.

– En tal sentido, no se han configurado todos los elementos requeridos para la unión de
hecho o concubinato propio, reconocido por el artículo 5 de la Constitución Política del
Perú y el artículo 326 del Código Civil, no habiendo prueba idónea que permita inferir la
existencia de una cohabitación o comunidad de vida, notoria y libre de impedimento
matrimonial durante el período comprendido entre el año mil novecientos sesenta y siete
hasta el veintinueve de julio de mil novecientos ochenta y seis.

III. RECURSO DE CASACIÓN

El dieciséis de octubre de dos mil quince, Fidelia Guadalupe Ñavincopa Andrade Vda. de
Montero mediante escrito de fojas dos mil doscientos diecisiete, interpuso recurso de
casación contra la sentencia de vista, que revocó la apelada, reformándola declara
infundada la demanda; siendo declarado procedente por este Supremo Tribunal mediante la
resolución de fecha catorce de enero de dos mil dieciséis, por la siguiente infracción:

– Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Perú:
Se atenta contra el Derecho a la Prueba y consecuentemente al Debido Proceso cuando al
momento de revisar los hechos se infieren afirmaciones sustentadas únicamente en los
dichos de una persona, sin contrastarlos con la realidad fáctica y soslayando pruebas
documentales que contradicen dichas afirmaciones. Así ocurre cuando se concluye que
existe impedimento matrimonial o que se trata de una relación impropia, porque falta
identidad en el domicilio convivencial, o cuando se acredita el estado civil de las personas
con documentos inidóneos, soslayando pruebas documentales.

IV. CUESTIÓN JURÍDICA EN DEBATE

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


En el presente caso, la cuestión jurídica en debate consiste en determinar si la Sala Superior
ha errado al señalar que la relación convivencial entre Fidelia Guadalupe Ñavincopa
Andrade Vda. de Montero contra Óscar Montero Hidalgo antes de su matrimonio era
impropia, soslayando de esa manera los medios probatorios actuados en el proceso.

V. FUNDAMENTOS DE ESTA SALA SUPREMA:

PRIMERO. - Que, el recurso de casación tiene por fines la adecuada aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la
Corte Suprema de Justicia de la República, conforme lo señala el artículo 384 del Código
Procesal Civil.

SEGUNDO. - Que, la infracción procesal se configura cuando en el desarrollo del proceso,


no se han respetado los derechos procesales de las partes, se han obviado o alterado actos
de procedimiento, la tutela jurisdiccional no ha sido efectiva, el órgano jurisdiccional deja
de motivar sus decisiones o lo hace en forma incoherente, en clara transgresión de la
normatividad vigente y de los principios procesales.

TERCERO.- Que, la Constitución Política del Perú en su artículo 139 inciso 3 consagra el
Debido Proceso, el cual consta de elementos o garantías mínimas necesarias que permiten
asegurar que el proceso como instrumento sirva adecuadamente para su objetivo y
finalidad, otorgando al justiciable el derecho a exigir del Estado un juzgamiento imparcial y
justo, pues este no solo está obligado a proveer la prestación jurisdiccional, sino a proveerla
bajo determinadas garantías mínimas que le aseguren un juzgamiento imparcial y justo.

CUARTO. - Que, el derecho al debido proceso tiene tres elementos: a) El derecho de


acceso a alguna de las modalidades de justicia institucionalizada previstas en el
ordenamiento jurídico; b) El proceso mismo se ajuste a una serie de exigencias que
favorezcan en la mayor medida posible a la consecución de una decisión justa; y, c) La
superación plena y oportuna del conflicto con una decisión justa, a través de la ejecución
también plena y oportuna. La importancia de este derecho para la protección de los
derechos fundamentales ha dado lugar a que sea considerado como un principio general del
derecho, garantía constitucional y como un derecho fundamental.

QUINTO. - Que, asimismo, el Derecho a la Prueba es un derecho constitucional implícito


que se encuentra albergado en el Derecho al Debido Proceso contenido en el artículo
constitucional mencionado, esto se ve reflejado en el decurso del proceso, cuando el
demandante y demandado ofrecen y proporcionan los medios probatorios orientados a
acreditar la veracidad de sus afirmaciones. Devis Echandía indica respecto a la carga de la
prueba “un poder o una facultad, de ejecutar, libremente, ciertos actos o adoptar cierta
conducta prevista en la norma para beneficio y en interés propios, sin sujeción ni coacción

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


y sin que exista otro sujeto que tenga el derecho a exigir su observancia, pero cuya
inobservancia acarrea consecuencias desfavorables”, atendiendo a esta carga, en principio
le corresponde al demandante probar los hechos que afirma.

SEXTO. - Que, asimismo, la finalidad de las pruebas ofrecidas es la de acreditar los hechos
que invoca, ya que, a partir de ello, el Juzgador resolverá el conflicto, haciendo uso además
de las leyes de la lógica, la razón y las máximas de la experiencia. Dichos medios
probatorios pueden ser clasificados en dos: a) Medios probatorios: Aquellos que
representan materialmente la ocurrencia de un hecho; b) Sucedáneos de medios
probatorios: Aquellos que aportan hechos, pero de manera indirecta, aquí encontramos a los
indicios y presunciones legales.

SÉTIMO.- Que, por otro lado, merece especial atención la naturaleza del proceso de autos,
esto es, sobre reconocimiento de unión de hecho, sobre lo cual debe manifestarse que, el
artículo 4 de la Constitución Política del Perú reconoce a la familia como uno de los
derechos sociales de los individuos, otorgándole mayor protección al tratarse de un instituto
natural y fundamental de la sociedad, así pues, señala que se trata de un Estado que
promueve el matrimonio, sin perjuicio de reconocerle derechos semejantes a las uniones de
hecho (artículo 5).

OCTAVO. - Que, al respecto Varsi Rospigliosi clasifica la unión de hecho en: a) unión de
hecho propia, aquella que cumple con todos los requisitos para surtir efectos jurídicos; b)
unión de hecho impropia, es aquella que no cumple con los elementos o requisitos para su
reconocimiento formal, esto es, cuando alguna de las dos personas tiene impedimento para
contraer matrimonio. A su vez esta última se clasifica en pura (cuando ellos desconocen la
situación de impedimento matrimonial) e impura (cuando al menos uno de ellos conoce del
impedimento). Debiendo aclarar que el artículo 326 del Código Civil señala que:
“Tratándose de la unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este artículo, el
interesado tiene expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento indebido”.

NOVENO. - Que, en ese orden de ideas, de los medios probatorios aportados al proceso y
analizados por la Sala Revisora, se pueden destacar los siguientes eventos de relevancia
para el presente proceso:

– El veinticinco de julio de mil novecientos cincuenta y ocho, se declaró la separación entre


Óscar Montero Hidalgo y Clotilde Vizcarra Silva, para posteriormente declararse el
divorcio con fecha quince de mayo de mil novecientos sesenta y dos.

– El once de febrero de mil novecientos sesenta y tres, para el Registro Electoral con el
Ministerio de Guerra, declaró su estado como “divorciado”.

– De la Partida de Nacimiento de Luz Marlene Montero Ñavincopa de fecha veinticinco de


junio de mil novecientos setenta y dos, es posible advertir que Óscar Montero Hidalgo

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


figura con estado civil «casado», mientras que la madre Fidelia Guadalupe Ñavincopa
Andrade como «soltera».

– De la Partida de Matrimonio celebrado entre Óscar Montero Hidalgo con Fidelia


Guadalupe Ñavincopa Andrade de fecha treinta de julio de mil novecientos setenta y seis,
se advierte que el primero de esta figura como “viudo” mientras que la segunda como
soltera.

– El cinco de setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro al obtener su Libreta Electoral


número 06703717 declaró su estado civil como “casado”.

DÉCIMO.- Que, a partir de ello, como lo ha señalado la sentencia de vista y de


conformidad con lo señalado en los considerandos quinto y sexto de la presente resolución,
y teniendo en cuenta la Resolución número 668-2009-SUNARP-TR-L de fecha quince de
mayo de dos mil nueve, obrante a fojas doscientos sesenta y nueve, es posible advertir que
Óscar Montero Hidalgo posterior a su divorcio, el quince de mayo de mil novecientos
sesenta y dos, de Clotilde Vizcarra Silva, contrajo nuevas nupcias, es por ello que, al
nacimiento de Luz Marlene Montero Ñavincopa, su estado civil era “casado”, habiendo
enviudado de la segunda cónyuge, ya que al contraer matrimonio con Fidelia Guadalupe
Ñavincopa Andrade su estado civil es de “viudo”, siendo imposible que lo sea respecto de
Clotilde Vizcarra Silva, pues esta falleció con posterioridad, esto es, el trece de setiembre
de mil novecientos ochenta y tres.

DÉCIMO PRIMERO.- Que, por las consideraciones expuestas, se concluye que la Sala
Superior no ha incurrido en infracción normativa alguna, ya que como se ha señalado, no se
han configurado todos los elementos requeridos para la declaración de unión de hecho
contenidos en el artículo 326 del Código Civil, siendo ello así, en el presente caso, la
sentencia de vista contiene una motivación adecuada, ya que se observa que se ha basado
en los hechos expuestos en la etapa postulatoria, los medios probatorios y sucedáneos
aportados válidamente al proceso, aplicando el derecho que corresponde; y ha resuelto
sobre los puntos controvertidos fijados en la Audiencia de Saneamiento y complementarias.

DÉCIMO SEGUNDO. - Que, en consecuencia, este Supremo Tribunal estima que merece
ampararse el recurso de casación por la infracción normativa de orden procesal.

VI. DECISIÓN:

Estando a las consideraciones expuestas y de conformidad con los artículos 12 del Texto
Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial y 397 del Código Procesal Civil,
declararon:

a) INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Fidelia Guadalupe Ñavincopa


Andrade Vda. de Montero a fojas dos mil doscientos diecisiete; en consecuencia,
NO CASARON la sentencia de vista de fojas dos mil ciento veintitrés, de fecha

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


quince de setiembre de dos mil quince, emitida por la Segunda Sala Especializada
de Familia de la Corte Superior de Justicia de Lima.
b) DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial “El
Peruano”, bajo responsabilidad; en los seguidos por Fidelia Guadalupe Ñavincopa
Andrade Vda. de Montero contra la Sucesión de Óscar Montero Hidalgo y otros,
sobre reconocimiento de unión de hecho; y los devolvieron. Integra esta Sala el Juez
Supremo Señor Calderón Puertas por licencia del Juez Supremo Señor Romero
Díaz. Ponente Señor Mendoza Ramírez, Juez Supremo.

S.S.

MENDOZA RAMÍREZ

MIRANDA MOLINA

CALDERÓN PUERTAS

YAYA ZUMAETA

DE LA BARRA BARRERA

En un matrimonio de hecho, su implicancia en la partición de bienes si uno de ellos es casado


BIBLIOGRAFÍA

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