Los Cuatros Conejos y El Lobo
Los Cuatros Conejos y El Lobo
Los Cuatros Conejos y El Lobo
Mamá Coneja era una mama linda y buena que tenia cuatro conejitos.
Un buen día antes de salir al bosque en busca de frutas, recomendó a sus hijitos: Pórtense
bien conejitos, no hagan travesuras ni abran la puerta a nadie. Enseguida estaré de vuelta.
Al rato de haber salido, ¡TOC! ¡TOC!, alguien golpeó la puerta.
- ¿Quién es?- preguntó un conejito.
El lobo, fingiendo la voz contestó: -Soy yo, tu mamá.
- Es mama! – dijo el conejito, y corrió hacia la puerta. Pero el más pequeño le advirtió:
¡No abras!, no es mamá; desde la mirilla estoy viendo las orejas del lobo.
Y los conejitos no abrieron.
- ¡HUM! ¡Maldición!- se dijo el lobo contrariado- . La mentira que dije no dio resultado.
No he podido engañar a estos picaros conejos. Se dieron cuenta que no soy la mamá.
- Y entonces se volvió a decir: - Tengo que pensar en hacer algo que dé resultado. ¡Ya
esta!- gritó triunfador. Iré al gallinero y comeré unos cuantos huevos. Así, mi voz
sonará suave y dulce…igual a la de Mamá Coneja. Y dicho y hecho, fue hacia allí.
Cuando volvió a la casa y golpeó, los conejitos preguntaron con desconfianza: - ¿Quién
está allí?
- Soy yo, Mamá Coneja- contesto el lobo afinando su gruesa voz del lobo.
- A ver- dijo el más pequeñito- ¿por qué no nos muestras tus patas?
El lobo enseñó sus patas y el conejito le dijo: - Tus patas son negras y feas. No eres
mamá; ¡Eres el lobo!
El lobo ya estaba casi derrotado.
- Pero no- se dijo - . Saldré con la mía.
Y tomando harina de un tarro, se la puso cuidadosamente en las patas para que
quedaran blancas como las de Mamá Coneja.
- ¡Ahora sí me van a creer!.
Y así fue. Los conejitos, al ver patas tan blancas, cayeron en la trampa y abrieron la
puerta. Cuando vieron al lobo, huyeron y se ocultaron debajo de la cama o detrás de
alguna silla. Y como eran tan escurridizos, el lobo los buscaba pero no los podía
encontrar.
Y de tanto buscarlos, se cansó y se quedó muy dormido. Hasta que Mamá Coneja llegó
por fin a la casa y sus hijitos le contaron todo.
- ¡Allí está!- le dijeron en voz baja para no despertarlo.
- ¡SCH!,- no hagan ruido, chistó Mamá Coneja tomando una escoba, y se acercó con
cautela al malvado lobo que roncaba cómodamente acostado sobre el piso.
y ¡SCHAC! ¡SHAC! la descargó con fuerza sobre él, que se fue para siempre, y no los
volvió a molestar nunca más.
Bibliografía
Este cuento esta realizado por alumnas del Nivel Inicial- Primero, Segunda.
TRABAJO PRÁCTICO
DE
ENSEÑANZA
DEL
LENGUAJE CORPORAL
Personajes: