Psicopatia y Familia

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El Trastorno de Personalidad Antisocial:

una retrospección a la carencia de amor


en la adolescencia como su causa
Antisocial Personality Disorder,
a retrospective to lack of love in puberty as origin

Jonathan Emmanuel Martínez Velázquez


Centro de Educación Media

Resumen

Los asesinos seriales no son un tema muy común, sin embargo forman parte de
nuestra misma sociedad. De esta manera, resulta interesante indagar acerca de
su personalidad, del porqué de sus actos, con la finalidad de prevenir situacio-
nes lamentables con base en el conocimiento de las razones por las que estas
personas actúan de un modo tan violento.
El Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA) es una característica recu-
rrente en muchos de los delitos en la actualidad, desde vandalismo juvenil hasta
los diversos asesinatos que aquejan nuestra sociedad. Una de las maneras de
acercarse a conocer la mente de un criminal es a través del estudio de sus pa-
trones de conducta, comenzando desde la infancia y subrayando la importancia
de la adolescencia y sus sentimientos, más específicamente de la carencia de
afecto como detonante de un trastorno mental.
La evolución psicosocial del adolescente es desarrollada a lo largo de toda
su vida, pasando por las experiencias que las anteriores etapas proporcionaron;
a partir de ello, es posible construir la personalidad que lo caracterizará en ade-
lante. Si las etapas de la niñez e infancia fueron difíciles, entonces el adolescen-
te recopilará experiencias negativas que le impedirán desarrollarse de la mejor
manera, generándo actitudes y pensamientos anormales.
El TPA puede ser identificado desde la adolescencia como consecuencia
de una negligencia por parte de los padres o cuidadores del niño, desarrollándo-
se las actitudes anormales establecidas por el DSM V. Por lo tanto, la carencia
de amor es una muy buena referencia para determinar las causas del pensa-
miento anormal característico de una persona antisocial, incluyendo los asesinos
en serie.
Palabras clave: Trastorno de Personalidad Antisocial, asesinos seriales,
evolución psicosocial, adolescencia.

Abstract

Serial killers are not a very common conversation topic, but they are part of our
society. In this way, it is interesting to inquire about their personality, about the
reason of their actions, to prevent unfortunate situations based on the knowledge
of the reasons why these people act in such a violent way. Antisocial Personality
Disorder (ASPD) is a recurring feature in many of today’s crimes, from young
vandalism to the various murders that are in our society. One of the ways to get
to know the mind of a criminal is through the study of their behavior patterns,
starting from Childhood and emphasizing the importance of Adolescence and
their feelings, more specifically the lack of love, as a trigger for a mental disorder
The psychosocial evolution of the adolescent is developed throughout his life,
going through the experiences that the previous stages provided; from this, it is
possible to build the personality that will characterize it in the future. If the stages
of childhood and infancy were difficult, then the adolescent will collect negative
experiences that will prevent him from developing in the best way, generating
abnormal attitudes and thoughts. The ASPD can be identified from the puberty
because of negligence of the parents or caregivers of the child, developing the
abnormal attitudes established by the DSM V. Therefore, the lack of love is a very
good reference to determine the causes of abnormal thinking, characteristic of an
antisocial person, including serial killers.
Key words: Antisocial Personality Disorder, serial killer, psychosocial evo-
lution, puberty.

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Introducción

La esfera emocional de un infante, y posteriormente adolescente, se vuelve im-


portante para un correcto desarrollo psicosocial, y para ello es necesario recibir
amor de los padres en la infancia, puesto que le brindará las capacidades indis-
pensables para que logre una sana transición a la adolescencia. Durante mucho
tiempo se han tratado de averiguar los factores que inducen a una persona a
convertirse en asesino serial, las últimas investigaciones han arrojado datos in-
teresantes sobre ello. Si bien cada persona es diferente, existe una constante
entre los criminales, que es el Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA), carac-
terizado por conductas violentas y violaciones a la ley desde la juventud, hasta
la etapa adulta.
Finalmente, se pretende demostrar que hay una relación significativa en-
tre la carencia de amor en la adolescencia y el desarrollo de pensamientos anor-
males en una persona, lo cual puede tratarse del Trastorno de Personalidad
Antisocial.
La presente investigación se ha llevado a cabo con el fin de determinar
las razones por las que estas personas actúan de manera violenta, esto con la
finalidad de comprender mejor sus actos.

Método

Esta investigación se desarrolla a partir de la pregunta ¿En qué medida influye la


carencia de amor en la adolescencia para el desarrollo del Trastorno de Perso-
nalidad Antisocial (TPA)? Para responder, se tomó el caso de un asesino serial.
Así se abordan tres temas principales: la carencia de amor durante la adolescen-
cia, el Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA) y los asesinos seriales.

La adolescencia

Dentro de las llamadas etapas del desarrollo humano, que son siete (Escalante
y López, 2003), la adolescencia se extiende desde los 12 a los 18 años, y se
caracteriza por ser la etapa de transición de la infancia a la adultez, donde el
individuo atraviesa cambios del tipo físico, psicológico, social y moral.

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Desde la infancia hasta la adolescencia

La familia simboliza el modelo a seguir del niño y es referente para explicar el


comportamiento del infante, posterior adolescente. Francisco Escalante y Rocío
López (2003) mencionan que existen siete funciones primordiales que la familia
proporciona a los infantes durante su desarrollo, mostradas en la Figura 1; y que
el cabal cumplimiento de tales determina una excelente estrategia para prevenir
el comportamiento antisocial.

Funciones Descripción
El niño recibe los elementos necesarios para constituir
a) Brinda identidad al menor
su identidad individual.
El individuo depende completamente de las personas
b) Proporciona protección
que cuidan de él, logrando poco a poco su autonomía.
c) Desarrolla y establece la Es la convicción de sentirse querido e importante, a
seguridad básica través de las relaciones afectivas con los padres.
d) Brinda las primeras
En la familia se aprende a compartir su espacio con
y más importantes
los demás, desarrollando esquemas de interrelación.
experiencias sociales
e) Dicta y determina la El niño incorpora para sí los modelos de conducta que
introyección de normas guiará su personalidad, estableciendo controles per-
sociales de convivencia sonales.
La expresión de sentimientos y emociones le permiti-
f) Favorece el aprendizaje
rán en el futuro construir y mantener relaciones afecti-
de la expresión amorosa
vas significativas.
g) Constituye un filtro con el Es en cuanto a la contención de su propio comporta-
resto de la sociedad miento en la relación con los otros.

Figura 1. Funciones de la familia para el infante (Fuente: creación del autor)

En la medida en que estas funciones se cumplan, el infante podrá llevar


a cabo de mejor manera sus tareas existenciales, que son los pasos de creci-
miento personal propios de cada etapa del desarrollo psicosocial del individuo

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(Brenson Lazán, Gilbert, 2000, en Escalante de la Hidalga, Francisco y Rocío,
López Orozco, 2003, p. 87).
Hacia el final de la niñez, se desarrolla la Subetapa de extroversión, donde
inicia el pensamiento abstracto del individuo, dándole la capacidad al infante de
resolver sus problemas y observar su entorno, dando paso a la adolescencia.

Las emociones: el amor y su rol

Durante la niñez no hubo amor hacia el individuo.

El adolescente genera resentimiento.

Dicho resentimiento es expresado hacia la sociedad, percibida como hostil.

Por consecuencia, hay exclusión social

Esta exclusión genera más resentimiento aún.

Figura 2. Proceso de un individuo que no recibió amoren la infancia (Fuente: creación del autor)

Una de las características emocionales del adolescente es la emotividad


intensificada, que se refiere a un estado emocional por encima de lo normal para
una determinada persona (Hurlock, 1999); algunas de las emociones que más
se manifiestan son el miedo, la preocupación, la curiosidad, la ira, entre otras,
aunque cabe destacar la cuestión amorosa.
Dentro de la vida social del adolescente, donde se vuelven de vital impor-
tancia las relaciones de pares y de pareja, es importante la vivencia y expresión
del amor para su correcto desarrollo psicosocial. La construcción de dichas rela-
ciones es llevada a cabo a través de la socialización, entendida como el proceso
de aprendizaje de la conformidad a las normas, hábitos y costumbres de un
grupo, además de la capacidad de conducirse de acuerdo con las expectativas
sociales (Hurlock, 1999). El amor, entonces, se vuelve el recurso más útil que po-
see el adolescente para llevar a cabo correctamente esa transición en lo social.

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El desarrollo del pensamiento antisocial en esta etapa

Socialmente hablando, Hurlock señala que al individuo se le puede clasificar en


tres grupos diferentes, destacándo el de las personas antisociales, a las cuales
ni les interesa ni pretenden desenvolverse junto con la sociedad. Pero, ¿por qué
una persona desearía no relacionarse con los demás? Todo es producto de una
reacción en cadena que tiene su origen en la niñez.
La evolución psicosocial del adolescente es desarrollada a lo largo de toda
su vida, pasando por todas las experiencias que las anteriores etapas le propor-
cionaron. Pues bien, si se tuvo una etapa difícil durante la infancia y niñez, los
aspectos que logren rescatarse serán perjudiciales para la correcta transición del
ser, afectándolo en su presente.
Si retomamos lo referido acerca de las tareas existenciales del niño, en-
contraremos que el aprendizaje de la expresión amorosa se encuentra entre
ellas, lo cual es importante, ya que si durante la niñez se le brindó a la persona
un correcto apoyo amoroso, el adolescente podrá exteriorizar sus sentimientos
de manera adecuada, lo que repercutirá en una correcta socialización.
La inadaptabilidad social del adolescente será, pues, consecuencia de
una deficiente orientación acerca de la expresión amorosa, pues si no se recibió
amor durante la infancia y la niñez, le será imposible demostrar sus sentimientos
a los grupos de pares y hacia las personas del sexo opuesto, privándolo de ap-
titudes sociales (Fig. 2).
Sin embargo, cabe señalar que dichas características negativas por sí
solas no determinan necesariamente el surgimiento de pensamientos antisocia-
les, aunque sí terminarían por ser las más comunes, ya que tales pensamientos
son el producto de muchos y diversos factores, como lo pueden ser biológicos,
mentales, hereditarios, entre otros, y dependerá de cada persona.

El Trastorno de Personalidad Antisocial

En los últimos años se han separado los términos psicopatía de sociopatía. La


psicopatía se expresa como las tendencias antisociales de carácter innato, como
diferencias biológicas; en cambio, la sociopatía se trata de individuos con un
temperamento normal, pero que no tienen los atributos socializadores como con-
secuencia de una crianza negligente de los padres (Grandío, 2017).

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En su última versión, el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de
Enfermedades Mentales, 2013) hace referencia al Trastorno de Personalidad
Antisocial (TPA), que podría ser considerado como una evolución del término
sociopatía con características muy específicas de la enfermedad (Fig. 3).

Patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás, que


se produce desde los 15 años de edad, y que se manifiesta por tres (o más) de
los hechos siguientes:
1. Incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos
legales, que se manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de
detención.
2. Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización de alias o
estafa para provecho o placer personal.
3. Impulsividad o fracaso para planear con antelación.
A
4. Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por peleas o agresiones
físicas repetidas.
5. Desatención imprudente de la seguridad propia o de los demás.
6. Irresponsabilidad constante, que se manifiesta por la incapacidad
repetida de mantener un comportamiento laboral coherente o cumplir
con las obligaciones económicas.
7. Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con indiferencia o
racionalización del hecho de haber herido, maltratado o robado a
alguien.
B. El individuo tiene como mínimo 18 años.
Existen evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta con inicio antes
C.
de los 15 años.
El comportamiento antisocial no se produce exclusivamente en el curso de la
D.
esquizofrenia o de un trastorno bipolar.

Figura 3. Trastorno de la Personalidad Antisocial (Fuente: Asociación Americana de Psiquiatría, 2013).

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El comportamiento antisocial: sus causas y consecuencias

Retomando las características del TPA, éstas se podrían englobar en un solo


término: el comportamiento antisocial. David M. Stoff et al. (1997) lo definen
como “un espectro de conductas, casi siempre agresivas, que se caracterizan
por transgresiones interpersonales a las normas sociales”.
Por otra parte, Leonard Eron (1984) expresa que el comportamiento agre-
sivo probablemente se haya aprendido en el pasado e incorporado al repertorio
de respuestas del sujeto antes de que una situación externa o algún estímulo
interno lo desencadene. Asimismo, rescata la teoría del Conductismo operante,
en el que investigadores ubican el origen del comportamiento antisocial en la
relación existente entre padres e hijos y los métodos disciplinarios aplicados.
Por ende, la violencia no es un comportamiento que se presente espon-
táneamente cuando el niño llega a la adolescencia, sino que ya se han dado las
condiciones que lo provocan. Este proceder en la vida adulta puede acarrear
diversas consecuencias, tal como lo señala Stephen Hinshaw (1997), quien dice
que debido a que durante la niñez y la adolescencia se han estado presentando
características que van desde el alcoholismo hasta robo, en la etapa adulta el
individuo no es capaz de llevar una vida responsable, volviéndose agresivo, lo
cual puede llevarlo a quebrantar diferentes leyes, que pueden ir desde robar
hasta cometer un asesinato.

Los asesinos seriales

A pesar de que no son muy comunes los casos de asesinos seriales, los que se
suscitan terminan por marcar a una sociedad. Son casos tan graves y fuera de
lo ordinario que es difícil imaginar qué pasa a través de la mente de un criminal
de esta índole. El psicólogo clínico Jaime Etcheverry (2009), menciona algunas
de las características más importantes de un asesino serial, establecidas previa-
mente por el investigador Steven Egger:

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Tiene como mínimo de tres a cinco víctimas, con un periodo entre cada asesinato.
Los asesinatos reflejan el sadismo del criminal, y su necesidad de tomar el control
de la víctima.
Raramente el asesino obtiene una ganancia material, el motivo es siempre
de orden psicológico.
Las víctimas tienen un valor “simbólico” y tienden a ser vulnerables,
como prostitutas, niños, etc.

Figura. 4. en Etcheverry Vera, J. (2009).

Los asesinos seriales son específicamente motivados por una multipli-


cidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión
sexual. Con frecuencia tienen sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad. Fre-
cuentemente se llega a saber que fueron abusados durante su niñez de manera
física, sexual o psicológica, toda vez que existe una correlación entre los abusos
de su infancia y los crímenes que cometen (Etcheverry, 2009, p. 516).
Debido a estas características, se puede inferir entonces que el Trastorno
de Personalidad Antisocial (Fig. 4) antes mencionado, es uno de los diversos
factores que atañen al surgimiento de los asesinos seriales. Para visualizarlo
de mejor manera, veamos el caso de José Luis Calva Zepeda, mejor conocido
como “El Caníbal de la Guerrero”, un asesino serial detenido en 2007 acusado
de haber asesinado a tres mujeres en la Ciudad de México.

José Luis Calva Zepeda: asesino mexicano

La vida de José Luis se caracterizó por la violencia; tras perder a su padre, fue
objeto de maltrato psicológico e inclusive verbal por parte de su madre, quien lo
despreciaba. La ineficacia de su madre para satisfacer sus tareas existenciales
le impidió a José Luis realizar adecuadamente los pasos de crecimiento defini-
dos en la Figura 1.
Consecuentemente, la carencia de amor durante su infancia y adolescen-
cia lo orilló a desarrollar el comportamiento agresivo. Sin terminar sus estudios
aún, se casó a temprana edad, y pronto se divorció; esto lo llevó a desarrollar

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actitudes de violencia, alcoholismo y drogadicción. Tal como se muestra en la
Figura 2, la falta de amor tanto de su madre como por la pérdida de su padre
provocó una reacción en cadena.
Finalmente, se puede apreciar la presencia del TPA, puesto que la mayo-
ría de los criterios del DSM-V están presentes en su conducta, más claramente
en sus asesinatos; una vez encontrados los restos de sus víctimas empaqueta-
dos en bolsas de plástico, y tras las sospechas de sus respectivas familias, sólo
quedó la confesión de José Luis.

Conclusiones

La carencia de amor en la adolescencia influye en gran medida para el desarro-


llo del Trastorno de Personalidad Antisocial, aun cuando pueden existir otros.
Dicho trastorno puede verse reflejado desde la adolescencia, aunque tiene sus
orígenes desde la niñez e infancia. De igual manera, la adolescencia es una eta-
pa decisiva para el desarrollo del individuo, pues en ella inicia el desarrollo del
pensamiento abstracto que le dará a la persona las características que definirán
su personalidad durante el resto de su vida; además, comienza a visualizar su
futuro y darse cuenta de lo que hay a su alrededor.
El hecho de que una persona sufriera abusos durante la niñez no significa
automáticamente que se volverá un asesino. Sería conveniente hacer un análi-
sis más profundo acerca de estos factores que envuelven un tema tan polémico
como lo es el de los asesinos seriales, con preguntas como: ¿Qué otros factores
causan TPA? ¿Es el TPA el único trastorno presente en un asesino? ¿Se pueden
superar los traumas del pasado para evitar conductas antisociales? Sabiendo
las causas que repercuten en la manera de actuar de estas personas, podemos
prevenir situaciones tan lamentables como las que aparecen en las notas perio-
dísticas de nuestro país: asesinatos, robos, violaciones, secuestros, que no nos
permiten prosperar como sociedad.

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Referencias

Asociación Americana de Psiquiatría (2013). Guía de consulta de los criterios diag-


nósticos del DSM 5. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría.
Eron, L. (1997). Desarrollo del comportamiento antisocial desde la perspectiva
del aprendizaje. Conducta Antisocial. Biblioteca de Psicología. México:
Oxford University Press Mexico S.A. de C.V., Tomo I. pp. 202-216.
Escalante de la Hidalga, F. y R. López Orozco. (2003). Enciclopedia Comporta-
mientos preocupantes en niños y adolescentes. México: Asesor Pedagó-
gico S.A. de C.V.
Etcheverry Vera, J. (2009). El perfil psicológico de un asesino serial en la Ciudad
de Medellín. EL ÁGORA USB, 9(2). Recuperado de http://www.redalyc.
org/articulo.oa?id=407748995009
Grandío, Alex (2017). Diferencias entre Psicopatía y Sociopatía. Psicología y
Mente. Recuperado de https://psicologiaymente.net/forense/diferen-
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Hinshaw, S. y B. Zupan (1997). Evaluación del comportamiento antisocial en
niños y adolescentes. Conducta Antisocial. México: Biblioteca de Psicolo-
gía. Tomo I. Oxford University Press Mexico, pp. 36-72.
Hurlock, Elizabeth B. (1999). Psicología de la adolescencia. México: Editorial
Paidós Mexicana.
Stoff, David M. et al. (1997). Conducta antisocial. Causas, evaluación y trata-
miento. Biblioteca de Psicología. Oxford University Press Mexico.

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