Oracion en Lucashernán Cardona Ramírez - José Antonio Santís Pinedo
Oracion en Lucashernán Cardona Ramírez - José Antonio Santís Pinedo
Oracion en Lucashernán Cardona Ramírez - José Antonio Santís Pinedo
Resumen
Abstract
In Luke's Gospel, that of his prayer is one of the Central dimensions of the life of
Nazareth Jesus. When you select some passages on prayer, the article shows
how the prayer of the master is linked very closely with their lives and with the
mission entrusted by the father (Abba). For the Lucan work, Jesus is a man of
prayer, he expresses the richness of his inner life, his persona mission and
similarly that of the disciples. Among the various texts on "Praying Jesus in
Luke", the exposition stops in a passage where Jesus looks more properly as
master of prayer: it is the Lucan version of the Lord´s Prayer; also discover how
prayer is present in the sections of the birth, during the Mission in Galilee and in
the final Passover in Jerusalem.
1. Introducción
3 La bibliografía sobre la oración de Jesús en san Lucas, podría ser abundante. El presente
trabajo menciona algunas obras recientes: S. GARCÍA, Evangelio de Lucas, Descleé de Brouwer,
Bilbao 2012; J. COLOMER, Poneos en camino, Mensajero, Bilbao 2012; A. GEORGE, El Evangelio
según san Lucas. Comentarios, Verbo Divino, Navarra 2006; Y. SAOT, Evangelio de Jesucristo
según san Lucas. Cuaderno Bíblico 137. Verbo Divino, Navarra 2007; S. CARRILLO ALDAY, El
Evangelio según san Lucas, Verbo Divino, Navarra 2007; F. INNOCENTE, San Luca.
L'Evangelista della misericordia di Dio, Elledici, Torino 2011. También F. BOVON, El Evangelio
según san Lucas, Sígueme, Salamanca 2010, Tomos I – IV; D. KAPKIN, Comentario al Evangelio
de Lucas, Impresos Calderón, Medellín 2008; H. CARDONA, Jesús de Nazaret en el Evangelio de
san Lucas, UPB, Medellín 2011.
4 El cuarto evangelio se aparta del testimonio de los evangelios sinópticos. En Jn cuando Jesús
ora, lo hace como mediador y no tanto como un orante aislado o particular. La oración de Jesús
en el Cuarto Evangelio también se vincula con fuerza a momentos decisivos de su misión, a su
‘hora’, el tiempo de su muerte y de su gloria. Jesús ora la muerte y la vida de Lázaro (Jn 11,41-
42), “por causa de la multitud que está alrededor, para que crean”; Jesús ora su momento
decisivo (Jn 12,27-28), para vencer con su pasión el temor y el sufrimiento; Jesús se despide de
los suyos y del Padre (Jn 17,1-26), de una manera solemne. Cfr., J. J. BARTOLOMÉ, “Jesús de
Nazaret, orante modelo, maestro de oración. El testimonio del evangelio de Lucas”, Misión
Joven 350 (2006) 5-19.
3
6Véase J. A. FITZMYER, El evangelio según Lucas, T I- IV, Cristiandad, Madrid 2005; J. SCHMID-
A. W IKENHAUSER, ET AL., El evangelio según San Lucas, Herder, Barcelona 1981.
5
AAVV., Biblia y Hermenéutica. Actas de las Jornadas Bíblicas, San Rafael 1998, Verbo
Encarnado, Buenos Aires 1998, 141-166; B. PITTNER, “Tradição particular de Lucas”, Revista
Biblica Brasileira 11 (1994) 9-314.
6
confianza, reconoce allí el don gratuito de Dios quien viene a dar plenitud a la
expectativa de la gente. En la reunión de las dos mujeres (una anciana y otra
muy joven) se manifiesta el don del Espíritu. La criatura salta de alegría en el
seno de la mujer mayor.
El encuentro de las dos madres es a la vez, el de dos niños aún en los
vientres de sus mamás. Juan llamado el Bautista recibe el Espíritu desde el
seno de su mamá, como fue anunciado en Lc 1,15. Juan inaugura su misión
profética con este salto en el vientre materno, delante del Mesías, presente en
las entrañas de santa María. Isabel es testigo del evento en un ambiente de
oración y del intercambio de unas pocas frases.
Los dos niños, aún sin nacer, ya son protagonistas de cuanto el autor del
Evangelio y su comunidad desean transmitir desde la fe. El Espíritu Santo llama
la atención en el relato, porque Él llena de gozo a Isabel para bendecir con su
oración a María de Nazaret y el fruto de su vientre (v. 42); con estas palabras se
cantan, se reconocen, las obras del Señor. La oración de Isabel, su voz de
reconocimiento a santa María, no se agota en la reacción ante una visita.
Para Lucas, esta cita de las dos mujeres, y el cruce de saludos, es la
ocasión propicia para entregar un anuncio a través de una teología narrativa en
ambiente de oración. Dios actúa en la historia humana, por medio de personas
sencillas, con seres humanos marginados por los grandes de la sociedad.
La historia narra aquí eventos muy sencillos de personas pobres y esta
manera de proceder es una excepción, a la forma como de ordinario se expone
la historia de una civilización. La oración en los labios de Isabel, muestra de
nuevo, la preferencia de Dios por los humildes y sencillos (Lc 10,21). Esta
verdad de la revelación en la Biblia, será mucho más clara en el canto u oración
posterior de María santísima.
los alcances sociales del Evangelio. Teófilo, ¿el lector?, ¿el amigo de Dios?, ¿la comunidad? a
quien se dedica la obra, queda consolidado en su fe y los nuevos lectores con él.
10 A. MÉNDEZ-PENATE, La buena noticia desde la mujer: reflexiones sobre la mujer en el
Evangelio de Lucas, Vicaria Sur de Quito, Quito 1996; L. MONLOUBOU, Leer y predicar el
Evangelio de Lucas, Sal Terrae, Santander 1982.
11 Sobre los relatos del nacimiento en Lucas se destacan varios elementos, con base en las
12 Conviene no olvidar, para la mejor comprensión de este argumento, la relación con el primer
anuncio de Jesús en Nazaret, según el evangelio lucano (Lc 4,16-30). Cfr. F. PÉREZ HERRERO,
“La obra de San Lucas y su mensaje para el cristiano de hoy”, Burgense 38/1 (1997) 11-40.
13 G. L. MÜLLER, Nato dalla vergine Maria: interpretazione teológica, Morcelliana, Brescia 1994;
S. MUÑOZ, “El Evangelio de la Infancia en San Lucas y las infancias de los héroes bíblicos”,
Estudios Bíblicos 56/4 (2007) 3-4.
9
14 M. BORG – J. D. CROSSAN, La primera navidad, Verbo Divino, Navarra 2009; F. RAMIS, “Los
evangelios de la infancia: apreciaciones críticas”, Biblia y Fe 28/59 (2002) 7-39; W. STEGEMANN,
Il nuovo Gesú storico, Paideia, Brescia 2006.
10
caminar” tras las huellas de Jesús. El simbolismo de Jesús como “camino” está muy presente
en la obra de Lucas. Jesús es el “camino hacia el Padre”, pero también quien acompaña el
caminar. Para Lucas se es cristiano cuando se hace el camino de Jesús, y además, se hace
con Él, hasta Jerusalén atravesando la Pascua. Por eso escuchar su Palabra, instruye y alienta,
pues no es fácil ese camino; a veces, como recordaba san Ignacio, es “corto, ancho, llano”;
pero con frecuencia es “largo, estrecho, empinado”. Para no perder la brújula ni desanimarse es
necesario caminar con Él "nunca solos", muy de cerca, para captar y asumir su estilo de vida.
11
(cobradores de impuestos convertidos) son hijos de Abraham. Jesús en la cruz, para los judíos,
es un maldito a la luz de Dt 21,22-23, y sin embargo, muere confiado en brazos de su Padre.
12
de los discípulos, pero elegidos de entre ellos, van con Jesús al encuentro con
la multitud (Lc 6,17), y a ellos les entrega el anuncio en la llanura (Lc 6, 20-49).
Los apóstoles por ser elegidos de manera personal y por estar más cerca de
Jesús, son oyentes privilegiados del anuncio esencial (Lc 6,20).
Jesús llamó a los doce “apóstoles”, anota Lucas (Lc 9,10; 11,49; 17,5;
22,14; 24, 10. Cf. Mt 10, 2; Mc 6, 30; Jn 13, 16); a diferencia de Mc 3,14-15 y
Mt 11,1, no da poderes especiales a los elegidos, sólo los identifica con su
misión personal; los ahora llamados (Lc 6, 13) serán un poco más adelante, sus
enviados (Lc 9,1-2). Lucas resalta el momento previo, la larga oración de Jesús
durante la noche (Lc 6,12), y el acto mismo, narrado con marcada concisión y
solemnidad, no dice por qué, ni cómo los eligió, sólo narra el hecho y señala a
los beneficiados, su número y sus nombres (Lc 6,14-16).
Lucas no dice el motivo de su convocatoria (quizá porque serán jueces
de Israel, Lc 22,30), pero sí destaca la preparación para el llamado, con una
vigilia de oración. Sólo Lucas regala este dato al lector creyente (cfr. Mc 3, 13).
La noche de oración señala la importancia de la elección (Lc 3,1; 5,16), Jesús
pone esta decisión, bajo el señorío de Dios su Abba (Hch 1,2.24.26).
Ahora Lucas (Lc 9,18) introduce un episodio decisivo en la vida de Jesús,
la confesión de Pedro (Lc 9,22) y las condiciones para el seguimiento de quien
se dice discípulo de Jesús (Lc 9,23-26). La oración de Jesús prepara cuanto
sigue. Cuando se trata de definir la esencia del discipulado,19 Jesús se pone a
solas en comunicación con Dios su Padre. Jesús ora solo, la conversación con
Dios precede la conversación (las preguntas sobre su identidad) con los suyos:
“Y aconteció que, estando él solo orando, estaban con él los discípulos; y les
preguntó diciendo: ¿Quién dicen las gentes que soy?” (Lc 9,18).
La escena de la Transfiguración, en Lucas, se celebra en un ambiente de
oración y esta vez comparte la oración con tres de sus apóstoles, en el monte;20
los tres discípulos también lo acompañan cuando devuelve la vida a la hija de
Jairo (Lc 8,51). La declaración de la filiación divina de Jesús ocurre una semana
después de la confesión de su mesianismo (Lc 6,18-22); primero fue Pedro,
ahora es Dios quien se pronuncia; antes Jesús fue confesado Mesías, ahora es
proclamado hijo de Dios. Ambas afirmaciones, una humana, otra divina, tienen
como contexto vital un momento de oración.
“Como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a
Pedro, a Juan y a Santiago, subió al monte a orar y mientras oraba…” (Lc 9,28-
29). Jesús subió al monte a orar; la teofanía posterior es el efecto, no la
finalidad perseguida, de ese ascenso a la montaña y de la oración permanente.
Durante la oración su rostro cambia de aspecto, la comunicación con Dios
prepara la revelación de su identidad personal (Lc 9,35); Jesús intima con su
Abba y el Padre revela su identidad en la oración, los discípulos, rendidos por el
sueño (Lc 9,32) logran contemplar quién es Jesús, su gloria (Lc 9,32). El monte
Publishing Company, Michigan 1998; D. LÓPEZ R., La misión liberadora de Jesús: una lectura
misionológica del Evangelio de Lucas, Puma, Lima 1997
14
23Sobre la oración dentro de la “Third Quest” (La tercera búsqueda o investigación, en los
estudios sobre el Jesús Histórico) cabe citar a J. D. CROSSAN, Cuando oréis, decir: “Padre
nuestro…”. Sal Terrae, Santander 2011.
15
Él como beneficiario; y quien ora con esta conciencia, evidencia la presencia del
reino en esta historia, si no en la realidad de sus manos (porque quedan
muchas situaciones del mundo por clarificar) sí en su corazón de hijo. La
llegada del Reino, sin duda, depende de Dios, quien se hará esperar menos
cuando se le llama con fe, el reino viene allí donde un hijo deja al Padre ser
soberano en él y asume su voluntad.
- Con la petición del pan cotidiano, alimento básico y necesario, la oración
cambia de orientación. En la primera parte la oración cuida los intereses de
Dios Padre (su nombre, su reino), ahora, el orante piensa en sus necesidades
diarias (pan, perdón, tentación). En este caso el orante desea del Padre en
primer lugar el pan.
Dar pan es oficio de un padre responsable (Mt 7,9; Lc 11,11). El pan se quiere y
se espera de Dios Padre. El orante vive una situación social donde el alimento
es escaso, hay desempleo por la organización económica y comercial impuesta
por los romanos en Palestina, circulan los desplazados por los campos y
aldeas, familias itinerantes merodean los contornos.
El orante pide lo preciso para vivir hoy; el orante alimenta su dependencia de
Dios Padre y del pan del día; así se libera de la preocupación por acumular para
mañana y confirma su convicción de tener un Dios garante de su supervivencia.
Jesús enseñó a pedir el pan cotidiano, así educó a los suyos para pedir sólo el
pan de cada jornada, a no esperar de Dios la acumulación egoísta y el
derroche. A diario el orante confía su necesidad a Dios, y no lo hace como
mendigo, sino como hijo, por eso le dice “Padre”.
- El perdón de los pecados o las deudas. Quizá Mateo conserva mejor el tenor
original, habla de deudas, y Lucas, de pecados.27 En Lucas quien ofende es un
deudor, por eso el perdón concedido es un don, una acción de Dios Padre en el
corazón del ofendido. Esta frase refleja las relaciones comerciales entre
acreedores (comunes en la economía de la época), hay deuda donde hubo una
actitud dadivosa del prestamista. El perdón pedido a Dios “depende” del perdón
concedido al deudor (Lc 11,4b; Mt 6,12b); el orante perdona a sus deudores
para buscar luego el perdón del Padre.
El discípulo de Jesús, cuando ora esta petición del Padre Nuestro, ya se liberó
de sus deudores (o está en proceso); ¡de todos!, según subraya Lucas,
consciente además de su personal insolvencia delante de Dios. En el libro del
Eclesiástico, en el contexto de las oraciones judías, ya se habló de vincular el
perdón del hermano con el perdón de Dios (Eclo 28,2-5), ahora esa costumbre
se redimensiona con Jesús y con la captación de Dios como Abba.28
La oración cristiana va más allá de un buen sentimiento, quien busca el perdón
de Dios ya perdonó a su hermano y su oración es buena no porque prepara una
27Cfr., J. J. BARTOLOMÉ, “Jesús de Nazaret, orante modelo...”
28Cfr., D. KAPKIN, Comentario al Evangelio de Lucas; H. Cardona, Jesús de Nazaret...; J. N.
ALETTI, El arte de contar a Jesucristo: lectura narrativa del evangelio de Lucas, Sígueme,
Salamanca 1992; S. BENETTI, Una alegre noticia: comentario del evangelio de Lucas, Paulinas,
Madrid 1984.
17
Jesús enseña a sus discípulos a orar (Lc 11,1-4) y además les revela en varias
parábolas el sentido de la oración.30 Para Jesús, Dios su Padre supera a quien
atiende el amigo inoportuno, es superior al juez deshonesto e insensible ante el
reclamo de una viuda desvalida, y como Padre ayuda a quien se reconoce
pecador en su presencia.
“Jesús les dijo: Quién de vosotros si tiene un amigo, y viene a él a
medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, pues un amigo mío vino de
32Véase C. GHIDELLI, “Le parabole di Luca”, Credere Oggi 12/ 74 (1993) 72-83: A. GRÜN, El
Evangelio de Lucas, Verbo Divino, Navarra 2005.
20
así seamos buenos o malos. Sólo Dios Padre es el juez y justifica a quien se
sabe indigno mientras reconoce su maldad. Dios resiste al poderoso y enaltece
al pobre, como dijo Santa María en su oración (Lc 1,52).
34J. B. GREEN, The Gospel of Luke: New International Commentary of the New Testament,
Eerdmans Publishing Company, Michigan 1997; W. HENDRIKSEN, El evangelio según san Lucas.
Comentario al Nuevo Testamento, Libros Desafío, Michigan 1996.
22
35
S. GARCÍA, Evangelio de Lucas; J. COLOMER, Poneos en camino.
23
36 Cfr., G. LEONARDI, “L´Evangelista Luca Promotore del pluralismo cristiano”. Studia Moralia
39/1 (2001) 99-104.
37 Véase F. BOVON, El Evangelio según San Lucas, 549-562.
24
5. Algunas conclusiones
de los Apóstoles”, Burgense 38/ 47 (1997) 33-65; J. A. JAUREGUI, “En el centro del tiempo: la
teología de Lucas”, Estudios Eclesiasticos 68/264 (1993) 3-24.
25
sinagoga dejan de ser lugares privilegiados para la oración de Jesús (Jn 4,21):
la soledad se halla en todo lugar (Lc 11,1), en la montaña (Mc 6,46; Lc 6,12; Jn
6,15) o en un huerto (Lc 22,39-41), allí conversa con el Padre, lo frecuenta (Mc
1,35) y traspasa el arte de la oración a sus discípulos (Mt 6, 6).
La oración de Jesús sostiene su vida misionera y es reflejo de su
experiencia personal; ella prepara o preside los eventos centrales de su vida y
de su diaconía (Lc 3,21; 6,12; 9,18; 9,28; 11,1; 22,40-44; 23,34.36). La oración
revela su vida interior; la conciencia de ser hijo de Dios con quien ora y dialoga.
Jesús llama a Dios Padre, pero como Hijo amado.
La singular relación con el Padre, la vive Jesús durante su servicio
misionero, la misión es la razón de ser de su oración (Lc 10,21-24), sólo el Hijo
conoce y da a conocer al Padre (Lc 10,22; Mt 11,27). Y lo hace en la acción de
gracias por la misión realizada con éxito (Lc 10,21-22), cuando la agonía en
Getsemaní (Lc 22, 42) o antes de la muerte en la cruz (Lc 23,34.46).
Para Jesús su vida es oración y la oración no se separa de la vida, desde
esa realidad comparte su experiencia orante y enseña a orar a sus discípulos
(Lc 5,16; 11,1-13; 18,1-15). Jesús enseña a orar como él ora (Lc 10,21; 22,42;
23, 43.46, y allí instruye a los suyos para dialogar con el Padre y encontrarse
como hijos. Ora por los enemigos (Lc 6,28) en la cruz (Lc 23,24); para el arribo
del reino (Lc 11,2) y para esperar con paciencia al Hijo del Hombre (Lc 21,36).
La oración de los discípulos busca la superación de la prueba, la
validación de la fidelidad (Lc 10,21-24; 21,36; 22,36; cfr. 18,7-8). Los discípulos
oran mientras esperan la venida del Señor, conscientes de los peligros y de la
propia fragilidad, para no entrar en tentación (Lc 11,4; 23,43.46). La oración
será constante, sin pausa, como en la vida de la primera comunidad cristiana
(Hch 1,14.24; 12,5; 13,3; 14,23).
La muerte de Jesús abre la etapa definitiva de la salvación y Jesús
afronta su muerte en la cruz, en una actitud orante, confiado en su Abba.41 Esta
salvación desborda la frontera de los judíos y alcanza a los gentiles, incluso a
los enemigos (romanos) figurados en el centurión, quien reconoce a Jesús
crucificado como un hombre justo e inocente. Las palabras finales de Jesús en
la cruz expresan una profunda confianza en Dios Padre, quien en definitiva
tiene la palabra decisiva de esta historia.
Al final del Evangelio, el gozo, la alegría y la alabanza, signos mesiánicos
presentes de manera transversal en el entero relato lucano, desde la infancia
hasta después de la Ascensión (Lc 1,14.28.44.47; 2,10; 24,52-53), invaden
ahora a los apóstoles de Jesús, quienes se reúnen en el templo de Jerusalén
para orar el don prometido por el resucitado (Lc 24,49), para ser revestidos con
la fuerza de lo alto. El Espíritu acogido en clima de oración impulsa la misión de
la Iglesia. Cuanto empieza en el Templo (Lc 1,8-10), termina con el dinamismo
renovador del Espíritu en el Templo (Lc 24,52-53; Hch 3,1).
42L. MOSCONI, Evangelio de Jesucristo según Lucas: para cristianos y cristianas rumbo al nuevo
milenio, Paulinas, Bogotá 1998; F. PÉREZ HERRERO, “La obra de San Lucas…”, 11-32.
27
Bibliografía
2005.
SCHMID, J.- W IKENHAUSER, A., ET AL., El evangelio según San Lucas, Herder,
Barcelona 1981.
SEGUNDO, J. L., La opción de los pobres como clave hermenéutica para
entender el Evangelio, Sal Terrae, Santander 1986.
STEGEMANN, W., Il nuovo Gesú storico, Paideia, Brescia 2006.