Intervencioìn Cognitiva en Demencias
Intervencioìn Cognitiva en Demencias
Intervencioìn Cognitiva en Demencias
Introducción:
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Modelo dinámico:
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1.2.3 Objetivo final:
- Mejorar la calidad de vida del paciente
Cambio de paradigma:
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la Escala de Deterioro Global de Reisberg (GDS), cuya puntuación hará
las veces de guía a la hora de orientar la elección de actividades:
Como se puede observar, conforme aumenta la gravedad, más básicos son los
ejercicios a aplicar, tanto en su orientación a trabajar actividades
significativas y prácticas como en el tratamiento de las consecuencias
afectivas y emocionales que el deterioro progresivo conlleva en la persona.
En el caso de querer tratar a una persona con demencia que haya visto afectada su
capacidad lingüística, deberemos concretar el trastorno específico y a qué
funciones está afectando para poder proponer una intervención adecuada.
Introducción:
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Terapia cognitiva. Su propósito es más concreto; se fundamenta en una
valoración exhaustiva de las capacidades mentales de la persona, con el fin
de establecer estrategias de intervención más holísticas, más sólidas desde
el punto de vista teórico y mejor elaboradas desde el metodológico.
Estimulación cognitiva:
Entrenamiento cognitivo:
Rehabilitación cognitiva:
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Por último, debemos aludir de manera general al proceso de rehabilitación,
definido como el conjunto de actividades orientadas a restituir funciones
perdidas a causa de un trauma o una enfermedad.
Introducción:
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La estimulación, el entrenamiento y la rehabilitación cognitiva no solo suponen
las bases de los nuevos tratamientos sino que, además, las técnicas
utilizadas suelen ser las más accesibles y asequibles por parte de centros y
profesionales, lo que, unido a su comprobada eficacia, mantiene a los
planteamientos clásicos como pilar fundamental de la intervención
cognitiva, incluso hoy en día.
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No obstante, este acercamiento no está exento de limitaciones metodológicas,
empezando por una falta de consenso por parte de los teóricos en lo
referente a las estrategias a utilizar, además de las posibles barreras (como
problemas de comunicación o comprensión) que impidan la utilización de este
acercamiento con algunos usuarios. Por ello, se torna de especial importancia la
evaluación las capacidades de la persona antes de plantear una intervención de
este tipo.
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1. TOR en sesiones de entre 30 y 60 minutos de duración, trabajada
en pequeños grupos varias veces por semana. Con un enfoque
plenamente cognitivo, las sesiones comienzan habitualmente por la orientación
espacial y temporal, siguiendo después con la discusión de eventos cercanos a
los usuarios.
1. Discriminación sensorial:
Desde tarros con café u otros granos para evaluar la discriminación sonora a la
comparación de jabones y otras sustancias para medir la discriminación de
olores, pasando por utilizar bolas de fieltro y piezas de madera o metal para
mejorar la capacidad de la persona para discriminar temperatura.
3. Actividades de verter:
4. Actividades de prensar:
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Indicados para personas afectadas de artritis, accidentes cerebrovasculares y
problemas de visión, y las implicaciones de estas afectaciones a nivel de
la motricidad más precisa.
7. Cuidado personal:
8. Actividades de clasificación:
9. Actividades de seriación
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“Terapia de estimulación cognitiva”, no en un sentido estricto sino como
una intervención basada en el diálogo, consistente en sesiones
centradas sobre un tema específico (niñez, comida, trabajo, lugares, etc.)
y de formato verbal, durante las cuales se buscará estimular el lenguaje a
partir de la categorización, construcción y asociación de palabras y conceptos.
3.6.2 Musicoterapia:
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En demencias, la musicoterapia es una intervención no farmacológica
recomendada. En el área cognitiva, estimula capacidades como la atención, la
orientación, el lenguaje o la memoria, aportando a la persona sentimientos
de identidad, seguridad y familiaridad propios de la reminiscencia, en el caso de
escuchar melodías familiares.
3.6.3 Danzaterapia:
Un enfoque humanista.
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unas interfaces cada vez más intuitivas y amigables para la persona que los
utiliza.
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A continuación, se enuncian algunas de las áreas de la persona a las que se puede
dirigir esta terapia (Hulsegge, 1987; Thompson y Martin, 1994; Kwok, To y Sung,
2003):
Relajación.
Mejorar la atención.
3.6.6 Psicoterapia:
Introducción:
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Para ilustrar este escenario, enunciaremos un caso publicado por Dubois Remund
en 1995, extraído del manual Intervención cognitiva en la enfermedad de
Alzheimer (Peña-Casanova, 1999).
“Se trata de la Sra. OC. Tras una primera exploración se llegó a la conclusión de
que la paciente padecía una forma de demencia llamada ‘semántica’. El problema
se localizaba en la memoria semántica y afectaba a capacidades como la
denominación de objetos, la comprensión oral y escrita de las palabras, el
reconocimiento de imágenes, la lectura y la escritura. Se estableció una línea base
de sus capacidades a partir de una extensa prueba de denominación (125
imágenes) realizada en dos semanas distintas para tener datos estables”.
“Los resultados mostraron que la usuaria mejoró en un 25% de todas las imágenes
en el control realizado después de la fase terapéutica”.
Análisis de caso:
Sin embargo, y como hemos visto, se tuvo que marcar una línea base de
sus capacidades a partir de una evaluación de las mismas, tras lo cual se pudo
plantear un ejercicio adaptado y personalizado, además de significativo para la
persona, una característica que siempre debería mantenerse, en la medida de lo
posible.
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descripción, repetición, reconocimiento y denominación, para la
estimulación del lenguaje.
4.1 Lenguaje
Dentro de esta competencia, varios pueden ser los procesos afectados y a los que
dirigiremos ejercicios de estimulación cognitiva específicos:
Conversación:
Descripción:
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Estructura: se plantea una mera generación del discurso a partir de
estímulos visuales, buscando que la persona hable directamente de lo que está
viendo.
Repetición:
Denominación:
Vocabulario:
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Estructura: al igual que en la tarea de conversación, se plantea un intercambio
verbal como núcleo de la actividad. Se hablará con la persona acerca de las
categorías propuestas y se le pedirá que enuncie las palabras relacionadas que le
vengan a la mente.
Comprensión:
4.2 Orientación:
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La atención nos permite dirigir nuestros sentidos y cognición a elementos
específicos del medio que nos rodea, normalmente sobre los más relevantes.
Tal y como apunta Ballesteros (2000), “hace referencia al estado de observación y
de alerta que nos permite tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro entorno”.
Por su parte, la concentración es la capacidad para mantener fija la atención,
lo que conocemos como atención sostenida.
Tacto: facultad que permite percibir el contacto de otras cosas sobre la piel
y distinguir sus cualidades.
Visión:
Audición:
Tacto:
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Objetivos: estimular la funciones relacionadas con el sentido del tacto.
Olfato y gusto:
4.5 Memoria:
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La memoria es la capacidad para codificar, almacenar y recuperar conocimientos y
sucesos pasados. De este modo, y según el tipo de información procesada,
distinguiremos entre dos tipos de memoria:
4.6. Gestualidad:
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Destreza manual: actividades psicomotoras manipulativas finas o precisas
(cortar con tijeras, hacer un nudo, etc.).
Manipulación de objetos:
Gestualidad de comunicación:
Destreza manual:
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Praxis constructiva:
Las tareas de lectura y escritura son muy habituales en la vida diaria, con lo que su
conservación supone un componente importante en la autonomía de la persona y
en su autoestima y calidad de vida, consecuentemente.
Lectura:
Materiales: los ejercicios de lectura quizá sean las que permiten un material
más amplio: hojas con sílabas, frases y textos. Tarjetas con órdenes escritas.
Periódicos, revistas y libros. Cualquier material escrito del que se disponga,
incluyendo rótulos que se encuentren en su entorno.
Escritura:
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cuadernos de lectura y escritura específicos, así como imágenes para la narración
temática.
Día a día, nos encontramos con situaciones en las que se requiere de nosotros que
utilicemos nuestra capacidad de cálculo, es decir, la función que nos permite
realizar operaciones matemáticas.
Poder realizar cálculos mentales sencillos es una tarea indispensable para contar
con cierta autonomía personal, con lo que su preservación aportará una mayor y
significativa independencia al usuario.
Así pues, la funciones ejecutivas son necesarias para desenvolvernos con éxito en
nuestro medio y conseguir nuestros objetivos, tanto de los proyectos más
complejos como de las actividades más cotidianas: planificar nuestro día, priorizar
tareas, estimar su duración o reorganizar un plan determinado.
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Materiales: variables, ya que la actividad se centrará principalmente en tareas
verbales y manipulativas complejas.
Al ser tan holísticas, las funciones ejecutivas permiten una metodología de trabajo
mucho más amplia y flexible. Además, muchas actividades de la vida diaria
requieren de este tipo de aptitudes, con lo que se pueden plantear tareas de
cocina, limpieza u ocio (coser, jardinería, juegos, etc.) para hacer de la
intervención una terapia lúdica y generalizable al día a día de los usuarios.
5. Aspectos prácticos
Introducción:
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necesidad de controlar, en algunos casos, los trastornos psicológicos y del
comportamiento.
Rendimiento psicomotor:
Declive físico:
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persona. Este hecho nos lleva al concepto de “fragilidad física” o pérdida de
reservas fisiológicas que se asocia con un aumento de la discapacidad .
Agudeza sensorial:
La pérdida de agudeza visual o dificultad para distinguir los objetos con claridad
es uno de los problemas más frecuentes de visión, siendo una alteración que ve
aumentada su prevalencia a partir de los cincuenta años, y especialmente de los
sesenta años en adelante (Anderson y Palmoe, 1974). Las implicaciones de la
limitación visual no afectan directamente a las capacidades cognitivas de la
persona, aunque son muy restrictivas desde el punto de vista práctico. Su
estudio y tratamiento puede influir positivamente en la comunicación, el estado
mental y la autosuficiencia de la persona.
Gusto y olfato:
En primer lugar, debemos tener en cuenta que una persona con demencia padece
de una especial dificultad para reconocer los cambios que se producen en
su contexto. Así pues, es importante mantener su entorno habitual lo más estable
e inalterado posible para prevenir problemas de ansiedad, desorientación o
frustración.
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Por ejemplo, un cambio de lugar de residencia (aunque sea temporal, como
durante unas vacaciones) puede ser particularmente problemático, ya que el
paciente tendrá la sensación de estar en un lugar inseguro.
Para ello, seguiremos una serie de normas, como eliminar obstáculos, no cambiar
de sitio objetos importantes, establecer rutinas fijas o mantener el entorno bien
iluminado y tranquilo -pero con estímulos suficientes y que puedan ser de utilidad
(como carteles, relojes, fotos que favorezcan la reminiscencia, etc.)-.
Favorecer la orientación:
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mejor establecidas a partir de una exploración neuropsicológica y un estudio de la
funcionalidad del usuario.
De los trastornos más comunes que sufren las personas con demencias son
aquellos relacionados con la comunicación, tanto a nivel de comprensión como
de expresión. Por ello, resulta evidente que su interacción con las personas de su
entorno se verá frecuentemente limitada, más aún si tiene dificultades para evaluar
y reconocer el entorno, no pudiendo hacer así uso de señales contextuales para
ubicar la interacción.
A este respecto, Holden y Woods (1995) plantean una serie de aspectos a tener
en cuenta: tratar a la persona con demencia conforme a sus preferencias,
emociones, pensamientos e identidad, antes que de acuerdo a su
enfermedad; preservar la dignidad y el respeto en todo momento; facilitar y
adaptar la capacidad de elección de la persona, mientras mantenga sus
capacidades cognitivas; favorecer su independenciay derecho a la
intimidad; evitar los enfrentamientos; y cuidarse a uno mismo, más aún
cuando se está ejerciendo como cuidador, ya que el estado en el que nos
encontremos va a incidir directamente en nuestra disposición a la interacción.
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Comunicación no verbal:
Así, podemos hacer uso de gestos para evitar malentendidos, utilizar nuestra
expresión para aportar calidez y seguridad al usuario, o recurrir al contacto físico
para tranquilizar, transmitir afecto y centrar la atención.
3. Las conductas de las personas con demencia van más allá de su condición como
enfermos; son el resultado de factores físicos, psicológicos y sociales.
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En conjunto, la validación implica aceptar y empatizar con la persona con
demencia; supone dejar de lado los prejuicios y expectativas, asumiendo la
realidad de la situación y actuando conforme a ella.
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puedan ser incoherentes o excéntricas, muchas veces responden a alguna
de estas necesidades.
Usar el contacto físico: puede ser útil cuando el paciente tiene
limitaciones en alguno de sus otros sentidos para generar confianza. No
obstante, hay que tener en cuenta que el tacto constituye un acto de
intimidad, con lo que deberemos respetar a las personas que lo eviten.
Una vez tenidas en cuenta las variables nombradas a la hora de crear un programa
de actividades significativas, será en su puesta en marcha cuando debamos recurrir
a las adaptaciones del entorno y técnicas de comunicación y
validación vistas en los anteriores puntos.
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Aseo personal.
Cuidado del hogar.
Música y baile.
Cocina.
Fiestas o eventos sociales.
Actividades con animales de compañía.
Compras.
Jardinería.
Manualidades.
Juegos de mesa.
Otros deportes y juegos.
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entorno que se requiera para cada caso, puede minimizar el impacto de los
trastornos psicológicos.
Modificación de conducta:
Una de las técnicas más utilizadas para el control de los trastornos del
comportamiento y con consecuencias principalmente conductuales es
la “modificación de conducta”, estudiándose sus efectos en demencias sobre el
vagabundeo, los gritos o la agresividad, y aplicándose para mejorar el
autocuidado, la movilidad, la interacción social y la continencia.
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Así, el objetivo principal de esta terapia es el de modificar conductas
desadaptativas y problemáticas a través de su sustitución por otras más
adaptadas. En personas con demencia esto es posible dado que parecen
mantenerse las capacidades de aprendizaje necesarias para la adquisición de
conductas específicas.
Conclusiones
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La base de toda terapia, independientemente de su corte, es estar
centrada en la persona a quien va dirigida, de acuerdo a sus
capacidades y necesidades, pero también teniendo en cuenta los aspectos
físicos y sensoriales, las adaptaciones físicas y humanas necesarias, que las
actividades sean significativas para el usuario y que, en algunos casos, será
necesario controlar los trastornos psicológicos y del comportamiento que
puedan aparecer.
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