Intervención Del Terapeuta Ocupacional en La Atención A Personas Con Demencia

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INTERVENCIÓN DEL TERAPEUTA OCUPACIONAL EN LA ATENCIÓN A

PERSONAS CON DEMENCIA


Mª Luisa Delgado Losada
Dpto. Psicología Básica II (Procesos Cognitivos)
Universidad Complutense de Madrid
Facultad de Psicología

El aumento de la expectativa de vida durante los últimos años ha motivado un


creciente interés tanto en el estudio de los cambios que tienen lugar en las funciones
cognitivas durante el proceso de envejecimiento normal y patológico, como en el
diseño de programas de intervención cognitiva, dirigidos al colectivo de personas con
demencia. El terapeuta ocupacional es uno de los profesionales encargados del
diseño y ejecución de programas de intervención dirigidos al enlentecimiento del
deterioro de las capacidades, habilidades y destrezas que dificultan la autonomía de la
persona. En los programas de intervención cognitiva dirigidos a personas con
demencia, el terapeuta ocupacional utiliza diferentes tipos de técnicas como, la terapia
de orientación a la realidad, musicoterapia, psicomotricidad, terapia de validación,
reminiscencia, psicoestimulación.
En la actualidad existen diferentes programas de intervención cognitiva como
son, el Programa de Psicoestimulación Integral, el Programa Activemos la Mente, el
Programa Gradiator, el Baúl de los Recuerdos y el Smartbrain. Los estudios realizados
demuestran que los programas de intervención cognitiva aplicados de manera
continuada y mediante un diseño estructurado mejoran o conservan las capacidades
cognitivas, y, por tanto, reducen o mantienen el ritmo de progresión de los efectos
degenerativos de la demencia.

PALABRAS CLAVE: demencia, intervención cognitiva, terapeuta ocupacional

INTRODUCCIÓN

En las últimas cuatro décadas se ha producido, a nivel mundial, un aumento


progresivo de la longevidad, el número de personas mayores de sesenta años está
creciendo con mayor rapidez que otros grupos de edad, y resulta evidente el cambio
en la pirámide poblacional de los países desarrollados.
El envejecimiento de la población constituye uno de los mayores triunfos de la
humanidad y a la vez uno de los grandes desafíos para la sociedad. Los factores que
han hecho posible que se produzca este progresivo envejecimiento han sido, la
disminución de la mortalidad, el bajo índice de la natalidad, la mejora de las
condiciones sanitarias y sociales, y el aumento de la esperanza de vida (Sancho,
Abellán y Pérez Ortiz, 2005).
Este aumento de la expectativa de vida durante los últimos años ha motivado
un creciente interés tanto por el estudio de los cambios que tienen lugar en las
funciones cognitivas durante el proceso de envejecimiento normal y patológico, como
por el diseño de programas de intervención, dirigidos al colectivo de personas con
demencia, quienes constituyen un problema sanitario muy preocupante en los países
occidentales, con una prevalencia que oscila entre el 5 y el 15% de las personas que
tienen más de 65 años de edad. Estas cifras se duplican en las personas de más de
80 años (Delgado Losada, 2004).
En esta ponencia vamos a tratar de los diferentes programas de intervención
dirigidos a personas con demencia, y más ampliamente de los programas de
estimulación cognitiva. Hablamos de intervención en lugar de rehabilitación por las
características de irreversibilidad y progresión de los síntomas de las personas que
padecen demencia (Jacas-Escarcelle, 2000).
Es en este ámbito, las personas con enfermedades neurodegenerativas, como
por ejemplo en la demencia tipo Alzheimer, donde la terapia ocupacional desempeña
un papel primordial en el mantenimiento de las capacidades del paciente.

LA TERAPIA OCUPACIONAL Y DEMENCIA

La terapia ocupacional es, según la Asociación Profesional Española de


Terapeutas Ocupacionales (APETO), una profesión de carácter socio-sanitario que,
consiste en capacitar a la persona para alcanzar el mayor grado de independencia
posible para la realización de las actividades de su vida diaria (en adelante, AVD).
Para lograr este objetivo se sirve de la aplicación de la ocupación o las actividades,
insertas dentro de programas de intervención o rehabilitación, como método
terapéutico.
En la atención de las personas con demencia el terapeuta ocupacional juega
un papel muy relevante. Entre sus funciones podemos señalar, la valoración del
desempeño de las AVD, su entrenamiento y reeducación, el trabajo conjunto con el
psicólogo y/o neuropsicólogo en el diseño y aplicación de programas de
psicoestimulación, en la adecuación del entorno y la reestructuración ambiental, la
utilización de ayudas técnicas, etc., con el objetivo de enlentecer el deterioro y
conservar y/o recuperar aquellas capacidades, habilidades y destrezas afectadas que
dificultan la independencia de la persona.
Así mismo, no podemos pasar por alto que el aumento de la población mayor
del que hablábamos anteriormente, y concretamente de la población mayor
dependiente, requiere un incremento de los recursos asistenciales y sociales para
atender a este colectivo, máxime con la aprobación, en un futuro muy próximo, de la
Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación
de Dependencia. Los terapeutas ocupacionales serán uno de los colectivos
profesionales más demandados, por ello que tienen la “obligación” de formarse
adecuadamente para estar preparados y poder afrontar la situación demográfica que
va a vivir España en los próximos años (IMSERSO, 2004).
No podemos finalizar este apartado sin antes exponer unas nociones básicas
sobre el concepto de demencia y su sintomatología, con el objetivo de centrar el tema
que estamos tratando.
La demencia es un conjunto de signos y síntomas caracterizados por un
deterioro intelectual respecto a un nivel previo, de origen orgánico, generalmente
crónico pero no necesariamente irreversible ni progresivo, que interfiere en las
actividades socio-laborales, sin que presente alteraciones del estado de conciencia.
No es una enfermedad en sí, sino que es un trastorno con diferentes expresiones
clínicas, dependiendo del periodo evolutivo en el que se encuentre y de las causas
que lo originaron (Arango, Fernández Guinea y Ardila, 2003).
Las causas más frecuentemente relacionadas son la enfermedad de Alzheimer
y las enfermedades cerebrovasculares.
TABLA I: Criterios del Grupo de Estudio de Neurología de la Conducta y Demencis(GENCD)
de la Sociedad Española de Neurología(SEN) para el diagnóstico de la demencia(GENCD,
2000)
1. Alteración adquirida y persistente en al menos dos de las siguientes esferas:
- atención/concentración
- lenguaje
- praxias
- gnosias
- memoria
- función visuoespacial
- funciones ejecutivas
- conducta (no explicable por déficit cognoscitivo)
2. Estas alteraciones deben ser:
- Adquiridas, con deterioro de las capacidades previas del paciente comprobado a
través de un informador fiable o mediante evaluaciones sucesivas.
- Objetivadas en la exploración neuropsicológica
- Persistentes durante semanas o meses y constatadas en el paciente con nivel de
conciencia normal
3. Estas alteraciones son de intensidad suficiente como para interferir en las actividades
habituales del sujeto, incluyendo las ocupacionales y sociales.
4. Las alteraciones cursan sin trastorno del nivel de conciencia hasta fases terminales, aunque
pueden ocurrir perturbaciones transitorias intercurrentes.

INTERVENCION DEL TERAPEUTA OCUPACIONAL EN DEMENCIAS

El objetivo primordial de la terapia ocupacional es mantener al máximo la


autonomía en las actividades de la vida diaria. El terapeuta ocupacional tendrá como
objetivos prioritarios, disminuir la evolución de la dependencia, capacitar al individuo
para la realización de las AVD y mejorar la calidad de vida del enfermo y su familia. En
el desempeño de sus funciones ha de seguir un enfoque integral del individuo, para
lograr abordar la problemática desde el plano psíquico, físico, social y ambiental
(Robles, 2002).
El proceso de intervención, desde la terapia ocupacional, comienza con una
rigurosa valoración que recoge la historia ocupacional del paciente, los niveles
funcionales, cognitivos, sociales, afectivos, previos y actuales, y los factores
ambientales que le rodean. Con los datos que la valoración nos revela será el
momento de comenzar el plan de tratamiento y posteriormente reevaluar los
resultados obtenidos durante y al finalizar la intervención (Hopkins y Smith, 1998);
Redondo, 2005).
La intervención, desde la terapia ocupacional, se dirigirá a mantener en lo
posible las diferentes áreas ocupacionales mediante diversas técnicas que se irán
adaptando a la evolución de la demencia y al grado de deterioro que el paciente vaya
presentando en cada momento. Todas las técnicas se complementan entre sí y son
utilizadas por el terapeuta ocupacional para abordar los déficit funcionales y hacer
terapéutica la ocupación/actividad empleada.
Desde la terapia ocupacional se trata de mantener al máximo la funcionalidad y
autonomía del individuo mediante diversas técnicas como, la adaptación del entorno
en el que se desenvuelve el paciente, la aplicación de ayudas técnicas, y el
entrenamiento en la realización de las AVD (Francés, Barandiaran, Marcellán,
Intxaurrondo y Guerrero, 2002).
La modificación del entorno se ha de realizar cuando la persona con demencia
no es capaz de responder a las exigencias del medio que le rodea. El terapeuta
ocupacional tendrá que realizar una valoración “in situ” de las características del
domicilio, y de la ejecución de las AVD del paciente, por ejemplo, entrada y salida de
bañera/ducha, uso de la grifería, horarios y rutinas diarias, supervisión necesaria para
la realización de actividades, trastornos de deglución, vestuario y calzado, etc.. Tras la
valoración habrá de aplicar las adaptaciones oportunas en la vivienda, realizar la
reeducación de las AVD y asesorar a la familia/cuidador para asegurarse una
continuidad en el uso de las adaptaciones.
Otros métodos, técnicas y programas aplicables en el contexto individual y/o
grupal al tratamiento de las personas con demencia son, la terapia de orientación a la
realidad, psicomotricidad, reminiscencia, terapia de validación, musicoterapia,
programas de psicoestimulación, etc. (Durante y Noya, 1998; Francés, Barandiaran,
Marcellán, Intxaurrondo y Guerrero, 2002; Francés, Barandiarán, Marcellán, y Moreno,
2004). Todas ellos han sido ampliamente descritas en la literatura, a continuación
vamos a exponer unas nociones básicas de los mismos, pero el lector interesado
puede consultar la bibliografía.
En esta ponencia nos vamos a centrar más ampliamente en los programas de
intervención cognitiva existentes en la actualidad, que están demostrando su eficacia
en el tratamiento de pacientes con demencia, y que los terapeutas ocupacionales han
de conocer y aplicar, así como diversos estudios recientes que muestran los beneficios
de la intervención cognitiva en pacientes con demencia.
La terapia de orientación de la realidad, se encuadra dentro de los programas
de estimulación y actividad, y tiene como objetivo principal ayudar a las personas
mayores en estados de confusión, alteraciones de orientación y memoria. Consiste en
presentar información relativa a orientación temporal, espacial y personal. Puede
aplicarse de dos formas: orientación a la realidad las 24 horas y en sesiones (Spector,
Orrell, Davies y Woods, 2000).
La terapia de validación es una técnica basada en las actitudes de interacción
entre el cuidador y el enfermo, que promueve el respeto y la empatía hacia ellos, con
el objetivo de restablecer su dignidad, reducir la ansiedad y prevenir el deterioro. Se
basa en un conjunto de técnicas simples de comunicación y en los principios de
simplificación de los mensajes, de la combinación de información verbal con la no
verbal, de la regulación de las distancias y de las posiciones entre cuidador y enfermo
(Arango, Fernández Guinea y Ardila, 2003). En la actualidad no existen pruebas de la
eficacia de la terapia de validación aplicada a personas con demencia o deterioro
cognitivo (Neal y Briggs, 2006).
La psicomotricidad es una técnica cuyo objetivo es estimular las diferentes
partes del esquema corporal mediante la utilización de ejercicios de coordinación
motora, equilibrio, fuerza, imitación e imaginación de movimientos, así como a través
de actividades como caminar, bailar, tocar instrumentos musicales y jugar (Del Río,
2004).
La reminiscencia consiste en pensar o hablar sobre la propia experiencia vital y
compartir recuerdos con los demás. En la terapia de reminiscencia se pueden emplear
como elementos desencadenantes, objetos que formen parte de su infancia o juventud,
fotografías personales, olores, texturas, sabores, sonidos y música. Y como
actividades se suelen utilizar, el dibujo y modelado, representaciones de teatro,
practicar antiguas habilidades, tareas de la historia de vida, cajas de recuerdos, etc.
(Fundación “La Caixa”, 2000).
En la musicoterapia se utilizan diferentes experiencias musicales para atender
a personas con necesidades físicas, cognitivas y socioemocionales (Betés, 2000). La
musicoterapia utiliza el baile, el movimiento, los instrumentos musicales para
interpretar o componer música, la música combinada con artes plásticas y escritas,
escuchar música con la finalidad de relajarse y activar los recuerdos, o jugar a
“adivinar esta canción” o al “bingo musical”, etc. (Poveda, 2000).

PROGRAMAS DE PSICOESTIMULACIÓN
1. PROGRAMA DE PSICOESTIMULACION INTEGRAL
El programa de Psicoestimulación Integral (PPI) es un conjunto de estrategias
terapéuticas, no farmacológicas, concebido para restablecer, rehabilitar y frenar el
proceso evolutivo de la enfermedad de Alzheimer y de otras demencias. Los pacientes
acuden cinco días/semana, ocho horas/día. El equipo de profesionales responsable de
programa es multidisciplinar, integrado por psicólogos clínicos y neuropsicólogos,
pedagogos expertos, educadores, terapeutas ocupacionales, etc. con formación
específica en demencias y en psicoestimulación. Los talleres a los que asisten los
pacientes son: psicoestimulación cognoscitiva (estimulación de la memoria, lenguaje,
razonamiento, cálculo, etc.) y diversos talleres (reminiscencia, musicoterapia, taller de
cinesiterapia, taller ocupacional y mantenimiento de las AVDs) (Tárraga L., 1994).
En cuanto a los resultados obtenidos por la aplicación de este programa
durante un año, los estudios señalan que, en general, se han obtenido beneficios,
manteniendo estable la evolución del deterioro y conservando el grado de autonomía
en las actividades de la vida diaria, aunque no todos los pacientes responden por igual
al tratamiento. Así, los pacientes con demencia vascular y demencia subcortical son
los que mejor responden, mientras que los pacientes con enfermedad de Alzheimer
mejoraban durante los siete primeros meses (Tárraga L., 2000).
Los resultados obtenidos por este programa en un estudio observacional de un
año de duración sobre 121 pacientes, muestran que los pacientes mejoraban sus
puntuaciones en el Miniexamen Cognoscitivo de Lobo (MEC) a los dos meses de
iniciada la intervención, manteniendo estas puntuaciones hasta el sexto mes en que
empiezan a declinar. Al año, la media de puntuación en el MEC todavía se mantenía
por encima de la basal. El estudio no aporta datos sobre parámetros conductuales. La
situación funcional medida a través de la escala de Barthel sólo muestra una muy
discreta caída de las puntuaciones al año de la intervención (mayor dependencia)
(Tárraga L., 2000).

2. PROGRAMA ACTIVEMOS LA MENTE


El Programa Activemos la Mente, diseñado por Peña Casanova y cols., en
Hospital del Mar y en el Centro Geriátrico de Barcelona (1999), está formado por
varios manuales: enfermedad de Alzheimer (EA), alteraciones psicológicas y
conductuales en la EA, mantener la autonomía de los pacientes con EA, intervención
cognitiva en la EA: bases y principios generales, e intervención cognitiva en la EA:
manual de actividades. La finalidad de este material es proponer actividades para
realizar con los enfermos en función de su grado de deterioro. Entre sus objetivos
principales destacar, mejorar le rendimiento neuropsicológico, incrementar la
autonomía personal y mejorar la calidad de vida de los pacientes (Peña Casanova,
1999).
Los ejercicios que se plantean están en función del estadio evolutivo del
paciente (determinados a partir de la Escala de Deterioro Global GDS), tras obtener un
perfil cognitivo (capacidades preservadas y alteradas), se elaboran los ejercicios de
estimulación, y permite, en cierta medida, “personalizar las terapias en función del
grado de deterioro y de la evolución de los pacientes”.

3. PROGRAMA GRADIATOR
Franco, Orihuela, y Bueno, 2000) (Investigación y Tratamiento en Salud Mental
y Servicios Sociales, INTRAS), han creado un sistema multimedia de evaluación y
rehabilitación neuropsicológica por ordenador que facilita la realización de programas
de entrenamiento y recuperación de funciones cognitivas superiores en personas que
padecen déficit o deterioro cognitivo. El programa permite la interacción directa entre
el usuario y el ordenador con una metodología atractiva y sencilla.
El programa permite diseñar diferentes pruebas que trabajan la orientación, la
memoria, la percepción, la atención y el cálculo, y el usuario interactúa con la pantalla
táctil del ordenador y sigue las instrucciones visuales y/o sonoras que emite hasta
lograr completar cada una de las tareas cognitivas que se le presentan.
Los autores llevaron a cabo un estudio sobre el beneficio de este programa en
pacientes con enfermedad de Alzheimer leve. Compararon un grupo de 54 pacientes
al que aplicaron el programa Gradior durante 18 meses frente a un grupo control de 79
pacientes en los que no se realizó ninguna intervención. Los resultados encontrados
señalan que el grupo experimental mantenía las puntuaciones en el MEC mientras que
el grupo control sufría un declive y mejoró sus puntuaciones en los aspectos
emocionales y comportamentales (escala ADAS-no cognitivo) (Franco y Bueno, 2000).
.

4. EL BAUL DE LOS RECUERDOS


Es un manual diseñado para cuidadores y familiares de enfermos de Alzheimer
u otros tipos de demencias y entrenarles en la aplicación de la estimulación cognitiva.
Está compuesto por 8 tomos: manual de aplicación, atención y percepción, orientación,
memoria, lenguaje, razonamiento y cálculo, música, motricidad y manualidades, y
actividades de la vida diaria. El programa permite elaborar el perfil cognitivo y un perfil
funcional del enfermo, y diseñar las tareas y actividades a realizar (Afal, 2003).
En la actualidad se carecen de resultados de estudios que estén aplicando este
material de forma sistemática.

5. SMARTBRAIN
Es un programa de actividades interactivo y multimedia que pretende adaptar
las nuevas tecnologías al campo de la psicoestimulación. Es una herramienta para la
estimulación cognitiva de personas con déficit cognitivo (enfermedades
neurodegenerativas, demencias, daño cerebral sobrevenido…) o para la prevención
de personas con riesgo de perder sus capacidades cognitivas (envejecimiento normal)
(Educamigos y Fundación ACE, 2004).
Smartbrain cuenta con ejercicios interactivos agrupados por categorías, según
las funciones cognitivas que han de estimularse (banco de actividades interactivas). El
programa está estructurado en diferentes niveles de dificultad, que se activan
automáticamente en función de los resultados que obtenidos y presentan un registro
de la evolución del paciente. Ofrece la posibilidad de diseñar planes de tratamiento
individualizados según las capacidades residuales de cada paciente y ajustarlos a su
evolución y sus necesidades (sistema experto).
Smartbrain tiene tres opciones: Smartbrain Home (uso individual), Smartbrain
CD-Multi, (varios usuarios, individual/grupo) y Smartbrain Web (on-line, uno o varios
usuarios y tutores).
En la actualidad no se disponen de datos sobre estudios realizados con la
aplicación de este programa a personas con demencia.

Para finalizar este apartado citar, como ejemplo, tres de los múltiples estudios
que se han realizado en los últimos años en los que se demuestran los beneficios de
la intervención cognitiva en pacientes con demencia.
Farina y cols. (2002) realizaron un estudio en el que se compara la eficacia de
la estimulación de las actividades de la vida diaria y de la estimulación de las
funciones cognitivas aún preservadas de 22 pacientes con enfermedad de Alzheimer
en fases leve-moderada. El entrenamiento consiste en estimulación cognitiva y motora,
en 2 sesiones de 45 minutos cada una, tres días a la semana. Los resultados señalan
que a los 3 meses de entrenamiento, se observó una mejora respecto al nivel basal. El
grupo de pacientes a los que se les estimularon las actividades de la vida diaria habían
mejorado más que los pacientes a los que se les había estimulado directamente las
funciones cognitivas.
Spector y cols. (2003) con una muestra de 201 pacientes que no recibían
tratamiento farmacológico con inhibidores de la acetilcolinesterasa, 115 grupo de
estimulación y 86 grupo control. El entrenamiento consistía en 14 sesiones de
estimulación cognitiva, entrenamiento en actividades de la vida diaria y estimulación
motora, dos días en semana, durante siete semanas. Los resultados señalan que los
pacientes mejoraron la función cognitiva y su calidad de vida. La mejoría es similar a la
observada después de 24 semanas de tratamiento farmacológico con inhibidores de la
acetilcolinesterasa.
La fundación María Wolff ha realizado un estudio sobre las terapias no
farmacológicas en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer que consiste en un
ensayo clínico con 84 pacientes diagnosticados de demencia, con diferentes grados
de afectación, desde leve a moderada-grave, en tratamiento farrmacológico con
inhibidores de la acetilcolinesterasa, procedentes de los centros de atención a
personas con demencia María Wolf. El entrenamiento consiste en estimulación
cognitiva y motora, realizada de forma conjunta por psicólogo y terapeuta ocupacional,
en sesiones de tres horas de duración, dos días en semana, durante un año. Los
resultados señalan como los pacientes mejoraron sustancialmente su estado de ánimo
y disminuyeron los trastornos conductuales (Olazarán y cols., 2004).
En conclusión, los programas de intervención cognitiva aplicados de manera
continuada y mediante un programa estructurado mejoran o mantienen las
capacidades cognitivas, y, por tanto, reducen o mantienen el ritmo de progresión de
los efectos degenerativos de la demencia.

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