Curso Intervención Cognitiva en Demencias
Curso Intervención Cognitiva en Demencias
Curso Intervención Cognitiva en Demencias
Introducción.
Por otro lado, se han de tener en cuenta igualmente aspectos prácticos del entorno y
motivacionales de la persona a la hora de establecer este tipo de ejercicios, buscando que
sean significativos y lúdicos para quien los realiza.
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Las terapias no farmacológicas abarcan todas aquellas intervenciones que, a través
de agentes primarios no químicos, tienen como objetivo la mejora de la calidad de vida de
la persona a quien van dirigidas.
Así, y junto a la ineludible importancia que cobra la farmacología a la hora de paliar las
alteraciones conductuales, además del valor de una investigación que no cesa en la
búsqueda de una cura o vacuna, encontramos en las terapias no farmacológicas un pilar
fundamental para el tratamiento actual de las demencias.
Modelo dinámico
Olazarán, Poveda, Martínez y Muñiz (2007) plantean un modelo dinámico que engloba los
fármacos y terapias no farmacológicas de eficacia demostrada junto a los cuidados
obligados y necesarios para personas que padezcan algún tipo de demencia, como guía de
actuación para el tratamiento de estas enfermedades:
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1.2. Intervención cognitiva
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3. Su programación individualizada, adaptada a las necesidades y preferencias de cada
individuo.
Cambio de paradigma
No obstante, en los últimos años se ha ido ampliando el concepto hasta incluir otro tipo de
terapias, entre las que destacan la reminiscencia, la orientación a la realidad, el
entrenamiento en AVDs o la terapia basada en el diálogo, además de enfoques incluso
menos ortodoxos, como la musicoterapia, la danzaterapia, la roboterapia (terapia con
robots) o la terapia asistida con animales.
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Reisberg (GDS), cuya puntuación hará las veces de guía a la hora de orientar la elección de
actividades:
Como se puede observar, conforme aumenta la gravedad, más básicos son los ejercicios a
aplicar, tanto en su orientación a trabajar actividades significativas y prácticas como en el
tratamiento de las consecuencias afectivas y emocionales que el deterioro progresivo
conlleva en la persona.
Los niveles GDS 1 y GDS 2 no se contemplan por suponer estados de ausencia de alteración
y disminución cognitiva muy leve, respectivamente. Se hace lo propio con el nivel GDS 7,
por significar un estadio demasiado grave, de total dependencia.
Como todas las terapias no farmacológicas, la intervención cognitiva consta de una serie de
hechos establecidos y consideraciones teóricas que la fundamentan:
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Fragmento de un modelo funcional en el que se muestra la relación entre el habla, la
escritura y la visión de objetos a través de procesos subyacentes, sobre los que se trabaja
en la intervención cognitiva (Peña Casanova y Pérez, 1995).
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• Para el campo que nos compete, debemos tener en cuenta la estructura cognitiva
en la enfermedad de Alzheimer, cuyos pacientes desarrollan una afectación precoz
de las capacidades lingüísticas y ejecutivas, además del deterioro en la memoria. No
obstante, sus síntomas cognitivos cursan de manera heterogénea y dependen de la
fase de la enfermedad, con lo que la evaluación de las capacidades preservadas será
fundamental antes de planificar cualquier tipo de intervención (véase la tabla que
se presenta a continuación)
En el caso de querer tratar a una persona con demencia que haya visto afectada su
capacidad lingüística, deberemos concretar el trastorno específico y a qué funciones está
afectando para poder proponer una intervención adecuada.
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“Dada la organización cerebral en redes funcionales y su plurimodalidad, difícilmente un
ejercicio será específico para un aspecto funcional concreto, ya que normalmente implicará
diversas capacidades” (Peña-Casanova, 1999).
Introducción
Clarificación conceptual
Estimulación cognitiva
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• Capacidad visoespacial: atención, percepción y reconocimiento de objetos y caras.
https://blogcrea.imserso.es/ejercicios-de-estimulacion-cognitiva-figuras-incompletas/
Entrenamiento cognitivo
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Ejemplo de uno de los ejercicios de entrenamiento cognitivo más utilizados en los últimos
años, el sudoku.
Rehabilitación cognitiva
Por último, debemos aludir de manera general al proceso de rehabilitación, definido como
el conjunto de actividades orientadas a restituir funciones perdidas a causa de un trauma
o una enfermedad.
Incluso ejercicios tan comunes como una sopa de letras pueden suponer un material
susceptible de ser utilizado para rehabilitación cognitiva (en este caso, para la rehabilitación
de la atención).
Introducción.
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de la estimulación, del entrenamiento o de la rehabilitación) y circunscrito a actividades
formales y estructuradas, frecuentemente desarrolladas en formato escrito y oral.
Como hemos comentado, las fronteras en lo referente a las técnicas utilizadas se han
ampliado enormemente a lo largo de los último años. No obstante, y dentro de las nuevas
perspectivas que veremos a continuación, como la reminiscencia, la terapia de orientación
a la realidad o el entrenamiento en habilidades para la vida diaria, pasando por otros
encuadres incluso más novedosos, como la musicoterapia, la danzaterapia o la terapia
asistida con animales, no debemos desdeñar los enfoques tradicionales.
A partir de este punto, hablaremos de una serie de terapias encuadradas dentro del marco
de terapias no farmacológicas pero que, dado su carácter orientado bien a la estimulación
(directa o indirecta) de las funciones mentales o a la intervención en las parcelas emocional
y conductual, se enmarcan dentro de lo que actualmente consideramos como “terapias
cognitivas”.
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Así pues, comenzamos enunciando la terapia de reminiscencia como un proceso psicológico
orientado a la adaptación exitosa de las personas mayores a través de las diferentes etapas
de la vida, trayendo a conciencia las experiencias pasadas y conflictos sin resolver.
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Teoría del desarrollo psicosocial.
El marco teórico que sustenta esta terapia se mantiene en la Teoría del Desarrollo
Psicosocial, de Erik Erikson, y más concretamente en su planteamiento acerca de las
personas y su necesidad de aceptar su vida de manera completa, con todos sus matices,
ante la cercanía de la muerte.
Así pues, se busca facilitar este proceso de integración a través del recuerdo autobiográfico,
elicitado tanto de manera explícita como implícita.
Ejemplos de terapias.
Varios estudios han planteado la utilización del fútbol como tema para la evocación de
recuerdos, especialmente en usuarios varones, en formato grupal y a partir de fotos, vídeos
o incluso camisetas y otros materiales que les ayuden a recuperar memorias a partir de un
deporte muy significativo para muchas de estas personas a lo largo de su ciclo vital.
La reminiscencia también se ha visto apoyada por el uso de las nuevas tecnologías, como la
aplicación Reminiscens para tabletas, una herramienta más que permite la estimulación de
los recuerdos a través de recursos multimedia que sirvan como contexto para las historias
de vida personales.
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Se han constatado efectos beneficiosos de la terapia de reminiscencia en cuanto a
la cognición y el estado de ánimo, y de manera más específica, en las habilidades de
cuidado personal, la comunicación y los trastornos de conducta.
Podemos definir la orientación como la capacidad que nos permite ser conscientes de
nosotros mismos y del contexto en el que nos encontramos, en un momento determinado.
Es una de las capacidades más significativas para nuestro normal funcionamiento en el día
a día, interviniendo en habilidades tan básicas como saber qué hora es o dónde estamos.
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La terapia de orientación a la realidad (TOR) trabaja sobre la estimulación de la orientación
para mejorar la calidad de vida de personas mayores en estados de confusión, siendo así
descrita de forma pionera por Folsom en 1966.
Su eficacia ha sido probada tanto en ensayos aleatorizados (Brook y cols. 1975) como en
revisiones sistemáticas (Spector y cols., 2000), siendo además la terapia más ampliamente
evaluada.
2. TOR de 24 horas, con la orientación presente durante todo el día y practicada por todas
las personas que tienen contacto con el usuario, tanto de manera directa como a través
de referencias en el ambiente, señales y otras ayudas. El énfasis se centra en dar al usuario
información sobre los contextos temporal, espacial y personal en todo momento.
Ejemplo de ejercicios.
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fichas en las que la persona deba señalar la hora, la fecha o la estación, espacial a la hora
de relacionar distintos objetos con los lugares donde se pueden encontrar, o personal si
preguntamos directamente al usuario sobre su historia vital (ejercicio de orientación
temporal del blog del CRE Alzheimer, 2019).
https://blogcrea.imserso.es/orientacion-a-la-realidad-dias-de-la-semana/orientacion-
temporal-1/
Independientemente del grado de afectación, las personas con demencia son, ante todo,
personas; las necesidades de autoestima, valía personal, pertenencia o rutina se
mantienen en igual medida que para cualquier individuo, y se ha planteado que muchas de
las alteraciones conductuales asociadas pueden deberse a la incapacidad de los pacientes
para satisfacer estas necesidades.
Así pues, en los últimos años se vienen proponiendo actividades que ayuden a los usuarios
a satisfacerlas, buscando no solo el aplacamiento de síntomas sino el aumento de la calidad
de vida.
Tal y como plantea el manual Actividades basadas en el Método Montessori para personas
con demencia, es muy importante proporcionar a estos pacientes tareas que les
permitan mantener o mejorar las habilidades necesarias para un normal funcionamiento
diario.
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Estos ejercicios buscan mejorar las aptitudes requeridas para tareas básicas como la
alimentación, el aseo o vestirse, tratando de ejercitar las capacidades cognitivas
conservadas con objetivos significativos y que tengan relevancia para la persona, como
poder preparar platos sencillos por sí mismo.
Así pues, deben suponer tanto una guía como un entrenamiento para poder generalizarlos
a la vida diaria, previa evaluación de las habilidades del individuo, que serán la base sobre
la que establecer la intervención.
1. Discriminación sensorial
3. Actividades de verter
4. Actividades de prensar
7. Cuidado personal
8. Actividades de clasificación
9. Actividades de seriación
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-Discriminación sensorial.
Así pues, este tipo de actividades estarán especialmente dirigidas a pacientes con
afectación más severa, con el fin de discernir hasta qué punto están conservadas sus
aptitudes perceptivas, y más allá, para desarrollar su capacidad para discriminar sonidos,
colores, pesos, temperatura u olores.
Desde tarros con café u otros granos para evaluar la discriminación sonora a la comparación
de jabones y otras sustancias para medir la discriminación de olores, pasando por utilizar
bolas de fieltro y piezas de madera o metal para mejorar la capacidad de la persona para
discriminar temperatura.
- Actividades de coger
https://blogcrea.imserso.es/entrenamiento-en-avds-ejercicios-de-agarrar/
- Actividades de verter
Constituyen una de las aptitudes más básicas que constituyen independencia por sí
mismas.
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Por ello, promover esta capacidad es importante, pese a ser relativamente específica, y
dado a que en residencias o instituciones no se suele dar la oportunidad a las personas con
demencia de realizarla, perdiendo la práctica y contribuyendo así a la pérdida de la
capacidad.
- Actividades de prensar
De este modo, se fortalecen los músculos de las manos, buscando una mayor
interactividad con el entorno por parte de los pacientes.
Con esto, se ayuda a la persona a ser más consciente y responsable de su contexto más
cercano.
- Cuidado personal
De nuevo, los usuarios no suelen tener la oportunidad de entrenar estas tareas en centros
residenciales, con lo que se torna de mayor importancia trabajarlas.
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- Actividades de clasificación
Indicadas para personas con cualquier grado de afectación, incluso con afectaciones en el
lenguaje.
- Actividades de seriación
Es aquí donde entran acercamientos como la Cognitive Stimulation Therapy (CST), sin
adaptación todavía al castellano pero que podríamos traducir como “Terapia de
estimulación cognitiva”, no en un sentido estricto sino como una intervención basada en
el diálogo, consistente en sesiones centradas sobre un tema específico (niñez, comida,
trabajo, lugares, etc.) y de formato verbal, durante las cuales se buscará estimular el
lenguaje a partir de la categorización, construcción y asociación de palabras y conceptos.
No obstante, esta propuesta no se limita a trabajar la función verbal, sino que, tal y como
aseveran Lobbia y colaboradores (2018), incluye aspectos de la terapia de reminiscencia, la
estimulación multisensorial y los principios de aprendizaje implícito, involucrando a los
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participantes en actividades que enfatizan las habilidades emocionales, relacionales y
sociales de la persona.
https://blogcrea.imserso.es/tematica-basada-en-el-dialogo-alimentos-reales/
https://blogcrea.imserso.es/tematica-basada-en-el-dialogo-cultura-general/
• Musicoterapia y danzaterapia
• Estimulación multisensorial
• Psicoterapia
Pese a que existen registros de utilización de animales con fines terapéuticos desde hace
siglos, no se empiezan a encontrar investigaciones en este campo hasta los años 60, en las
que se observan diferentes beneficios terapéuticos en la interacción humano-animal (Pérez,
2016).
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Los primeros animales utilizados fueron los caballos, a los que se fueron incorporando
paulatinamente otros animales de granja y de compañía, incluso pequeños anfibios y
reptiles, tanto en intervenciones formales como a modo de “distracción” de otros
programas terapéuticos.
La continua investigación en este campo durante las últimas décadas dio lugar a lo que hoy
conocemos como intervención asistida con animales (IAA), destinada a mejorar los
aspectos sociales, emocionales y cognitivos de las personas con demencia, en este caso.
Esta terapia debe estar dirigida y desarrollada por un profesional especializado y un animal
entrenado para la intervención.
Una de las terapias con animales más utilizada es la intervención asistida con perros (IAP),
cuyos estudios en personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias muestran que
puede influir positivamente en comportamientos sociales y conductas de agitación,
además de mejorar desde los aspectos más generales, como el estado emocional, hasta los
más específicos, como la tensión arterial.
3.6.2. Musicoterapia
El valor terapéutico de la música ha sido puesto de relieve desde la Edad Antigua. Sin
embargo, la musicoterapia como profesión nació en Estados Unidos a mediados del pasado
siglo, al observarse los efectos beneficiosos de la música en excombatientes. En la
actualidad, su utilización como método de intervención está presente de manera
internacional en centros hospitalarios, psiquiátricos, educativos, etc. (García, 2014).
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Así pues, podríamos definir la musicoterapia como “el uso profesional de la música y sus
elementos como una intervención en ambientes médicos, educativos y cotidianos con
individuos, grupos, familias o comunidades, buscando optimizar su calidad de vida y mejorar
su salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual y su bienestar”, según la
Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT, 2011).
3.6.3. Danzaterapia
Como terapia relacionada (englobadas dentro del grupo de Artes Creativas en Psicoterapia),
aunque desde un enfoque diferente, encontramos la danza creativa terapéutica o
danzaterapia, basada en las teorías de la Danza Movimiento Terapia (DMT), que plantean
el uso psicoterapéutico del movimiento dentro de un proceso creativo que busca la
integración psicofísica -cuerpo y mente- de la persona (ADMTE).
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El objetivo terapéutico antes nombrado buscará mantener la identidad de la persona a
través de un proceso creativo; consistirá en proporcionarle un principio de realidad y
normalidad en un espacio y tiempo donde puedan ser libres de expresar sus emociones y
crear su propia danza.
• Un enfoque humanista.
Así pues, se plantea el uso de estas tecnologías como terapia no farmacológica de elección
en demencias, particularmente a través de dispositivos tablets o la videoconsola Nintendo
Wii.
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En cuanto a las tabletas, son generalmente consideradas como fáciles de utilizar gracias a
su interfaz táctil, lo que las hace especialmente intuitivas incluso para personas sin
experiencia en nuevas tecnologías. Así, estos aparatos pueden ser utilizados en múltiples
contextos y con diferentes objetivos (Kerkhof, Graff, Bergsma, De Votch y Dröes, 2016; Lim
y cols., 2013), entre los que destacamos las utilidades a nivel de intervención cognitiva:
Por otro lado, encontramos la intervención con la consola Nintendo Wii, cuyo objetivo
principal es generar una situación lúdica que permita el entrenamiento de funciones
cognitivas, promueva la interacción social e influya sobre el estado anímico de las personas
con demencia (García y Pérez, 2016).
De nuevo, y dada la temática del curso, nos centramos en las implicaciones que esta terapia
tiene sobre las funciones cognitivas de la persona, entre las que encontramos la posibilidad
de llevar a cabo un entrenamiento de capacidades tales como la memoria, la atención, el
cálculo o el razonamiento.
No obstante, no son desdeñables sus beneficios a nivel social y emocional, lo que, unido a
su carácter sencillo, económico y lúdico, convierte a este acercamiento en una herramienta
de gran interés terapéutico, aunque complementaria al tratamiento habitual.
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Generalmente, esta terapia se realiza en una habitación preparada, conocida
como sala Snoezelen. En este espacio, se les ofrece a los usuarios estímulos visuales,
auditivos, táctiles y olfatorios a partir de herramientas como luces, columnas de agua,
aromas, sonidos o proyecciones (Milev, Kellar y McLean, 2008; Baker, Bell y Baker, 2001).
A continuación, se enuncian algunas de las áreas de la persona a las que se puede dirigir
esta terapia (Hulsegge, 1987; Thompson y Martin, 1994; Kwok, To y Sung, 2003):
• Relajación.
• Mejorar la atención.
3.6.6. Psicoterapia
A lo largo del curso natural de las demencias es habitual que aparezcan alteraciones
perceptivas, cognitivas, emocionales o conductuales, siendo además una de las
consecuencias más incapacitantes de este tipo de enfermedades y una de las mayores
amenazas para la estabilidad del núcleo familiar (Peña-Casanova, 1999).
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De igual manera, a la hora de trabajar sobre el rendimiento cognitivo, se deben prevenir,
diagnosticar y tratar los trastornos psicológicos y del comportamiento. Por otro lado,
también cabe controlar los trastornos del comportamiento a partir de técnicas específicas,
como la modificación de conducta.
Introducción
Para ilustrar este escenario, enunciaremos un caso publicado por Dubois Remund en 1995,
extraído del manual Intervención cognitiva en la enfermedad de Alzheimer (Peña-Casanova,
1999).
“Se trata de la Sra. OC. Tras una primera exploración se llegó a la conclusión de que la
paciente padecía una forma de demencia llamada ‘semántica’. El problema se localizaba en
la memoria semántica y afectaba a capacidades como la denominación de objetos, la
comprensión oral y escrita de las palabras, el reconocimiento de imágenes, la lectura y la
escritura. Se estableció una línea base de sus capacidades a partir de una extensa prueba
de denominación (125 imágenes) realizada en dos semanas distintas para tener datos
estables”.
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“Se realizaron sesiones de entrenamiento en las que, de no ser capaz la paciente de decir el
nombre, éste se le decía. Luego se buscaban los rasgos semánticos esenciales del objeto, de
tipo físico, funcional y asociativo. En todos los casos se intentaba, también, relacionar el
objeto con la experiencia personal de la paciente, haciendo de la tarea una experiencia
significativa para ella.”.
“Si la imagen era mal identificada, se le ofrecían las características pertinentes, verbales y
gestuales.. Para que la paciente conservara estas informaciones se le indicaba que dibujara
el objeto y que escribiera su nombre y algunas de sus características. En sesiones sucesivas
se recordaba lo que se había evocado previamente, sin las notas que la paciente había
realizado e intentando que buscara las informaciones por sí misma”.
“Los resultados mostraron que la usuaria mejoró en un 25% de todas las imágenes en el
control realizado después de la fase terapéutica”.
Análisis de caso
Sin embargo, y como hemos visto, se tuvo que marcar una línea base de sus capacidades a
partir de una evaluación de las mismas, tras lo cual se pudo plantear un ejercicio adaptado
y personalizado, además de significativo para la persona, una característica que siempre
debería mantenerse, en la medida de lo posible.
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En este punto veremos pautas para algunos ejercicios de intervención cognitiva dirigidos a
la intervención de aptitudes concretas, para cada una de las funciones mencionadas. Por
ejemplo, actividades de conversación, descripción, repetición, reconocimiento y
denominación, para la estimulación del lenguaje.
Además, la ejecución de las actividades se realiza a través de una pantalla táctil, con lo que
no es necesario conocimiento informático alguno.
4.1. Lenguaje
Dentro de esta competencia, varios pueden ser los procesos afectados y a los que
dirigiremos ejercicios de estimulación cognitiva específicos:
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- Conversación
- Descripción
Estructura: se plantea una mera generación del discurso a partir de estímulos visuales,
buscando que la persona hable directamente de lo que está viendo.
- Repetición
Materiales: generar una lista de palabras o frases concretas a repetir por el usuario.
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La flexibilidad es total a la hora de elegir los temas o la dificultad del material, aunque se
recomienda que sea palabras o frases relacionadas entre sí y cuyo significado sea relevante
para la persona o esté relacionado con su contexto cercano.
- Denominación
- Vocabulario
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- Comprensión
Objetivos: trabajar la función receptiva del lenguaje, la que nos permite comprender el
significado de las construcciones verbales que se nos enuncian.
Materiales: de manera general, se pueden utilizar todo tipo de elementos que nos sirvan
para establecer de una manera estructurada o informal una situación de estímulo-
respuesta, ya sea a partir de imágenes, láminas, figuras u objetos del entorno.
Estructura: se podrá llevar a cabo tanto a partir de órdenes que la persona deba cumplir
como preguntas acerca de estímulos que se le presenten.
4.2. Orientación
El trabajo en orientación constituye uno de los más básicos y nucleares relacionados con la
intervención cognitiva en demencias, atendiéndose de manera continua y sistemática,
incluso en actividades de otra índole.
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Materiales: los instrumentos a utilizar son muy numerosos; desde manuales especializados
o materiales específicos (pictogramas, rótulos, diarios, televisión, radio, etc.) a simples
conversaciones cotidianas sobre el usuario, el momento o el lugar.
Estructura: variará según el tipo de orientación que queramos trabajar. Así, en ocasiones
será más recomendable utilizar estímulos en el entorno (orientación espacial y temporal) y,
en otras, la interacción personal o en grupo (orientación personal).
4.3. Atención-concentración
La atención nos permite dirigir nuestros sentidos y cognición a elementos específicos del
medio que nos rodea, normalmente sobre los más relevantes. Tal y como apunta
Ballesteros (2000), “hace referencia al estado de observación y de alerta que nos permite
tomar conciencia de lo que ocurre en nuestro entorno”. Por su parte, la concentración es
la capacidad para mantener fija la atención, lo que conocemos como atención sostenida.
• Tacto: facultad que permite percibir el contacto de otras cosas sobre la piel y
distinguir sus cualidades.
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Visión
Estructura: se presentarán los estímulos al usuario, a lo que le seguirán preguntas que nos
permitan discernir el estado de su visión (cuestiones de discriminación visual, descripción,
emparejamiento, ubicación espacial, etc.).
Audición
Estructura: se presentarán una serie de estímulos auditivos al usuario, sobre los que se
propondrán tareas de discriminación, descripción, o ubicación espacial, siempre a partir de
la interacción interpersonal.
Tacto
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Estructura: de nuevo, la actividad se basará en una serie de cuestiones acerca de los
estímulos presentados; preguntas sobre las variables de los materiales.
Olfato y gusto
Podríamos definir el esquema corporal como la conciencia del cuerpo físico en estado de
reposo y en movimiento. No solo es el conocimiento de las partes de nuestro cuerpo por
separado y como un todo, sino también la forma en que éstas se relacionan con el entorno.
El esquema corporal se construye a lo largo del ciclo vital, especialmente durante los
primeros años de vida.
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Materiales: dibujos y gráficos del cuerpo. También cabe la posibilidad de utilizar muñecos,
siempre y cuando la persona no lo considere infantiles y los acepte en la terapia.
4.5. Memoria
Como es lógico, con los ejercicios de estimulación cognitiva buscaremos trabajar el primer
tipo de memoria, que además es, a su vez, una de las facultades más afectadas en personas
con demencia.
Materiales: cualquier tipo de estímulo (objetos, imágenes, sonidos, olores, etc.) que pueda
evocar recuerdos en la persona. En la medida de lo posible, es recomendable que dichos
estímulos sean significativos para la persona o que estén relacionados con sus gustos,
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ocupaciones o aficiones, para hacer de la actividad un espacio ameno y favorecer el
compromiso con la misma.
4.6. Gestualidad
Desde un punto de vista técnico, las praxias se dividen en ideomotoras (gestos simples),
ideatorias (movimientos complejos), faciales (acciones con diversas partes de la cara) y
visoconstructivas (planificación para realizar construcciones, dibujos o figuras). No
obstante, y para ser más prácticos, diferenciaremos la gestualidad en:
• Praxis constructiva: poder generar formas con objetos o dibujos de papel y lápiz.
Manipulación de objetos
Objetivos: estimular el manejo de elementos físicos, tanto a nivel físico como cognitivo.
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Materiales: objetos reales relacionados con actividades de la vida diaria e imágenes de los
mismos.
Gestualidad de comunicación
Objetivos: ejercitar gestos con contenido comunicativo (señalar, saludar, despedirse, etc.).
Destreza manual
Materiales: se pueden utilizar tanto objetos específicos para la actividad (punzones) como
otros más comunes y significativos (botones, cremalleras, velcro, pendientes, tijeras, etc.).
Se recomienda utilizar objetos relacionados directamente con actividades de la vida diaria,
como son los del segundo grupo.
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Estructura: dependiendo del nivel de deterioro psicomotriz del usuario, emplearemos
objetos específicos o comunes. El objetivo final debe ser entrenar acciones del día a día
aunque, en ocasiones, es posible que sea necesario un entrenamiento con utensilios de
prueba.
Praxis constructiva
De este modo, procesos que tenemos tan interiorizados se tornan complejos a la hora de
analizarlos según los procesos cognitivos que los hacen posibles.
Con la lectura se ejercita la comprensión verbal escrita y entran en juego los sistemas
visual y motor. Por su parte, en la escritura participan la fluidez de la expresión, la
denominación y la evocación de palabras, así como el sistema motor.
Las tareas de lectura y escritura son muy habituales en la vida diaria, con lo que su
conservación supone un componente importante en la autonomía de la persona y en su
autoestima y calidad de vida, consecuentemente.
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Lectura
Materiales: los ejercicios de lectura quizá sean las que permiten un material más amplio:
hojas con sílabas, frases y textos. Tarjetas con órdenes escritas. Periódicos, revistas y libros.
Cualquier material escrito del que se disponga, incluyendo rótulos que se encuentren en su
entorno.
Escritura
Materiales: papel y lápiz, bolígrafo u otros sistemas de escritura (adaptados o con ayudas,
de ser necesario). Se pueden utilizar cuadernos de lectura y escritura específicos, así como
imágenes para la narración temática.
Día a día, nos encontramos con situaciones en las que se requiere de nosotros que
utilicemos nuestra capacidad de cálculo, es decir, la función que nos permite realizar
operaciones matemáticas.
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despreciable de funciones cognitivas: desde elementos perceptivos y de reconocimiento
de cifras, hasta el conocimiento numérico de cantidades, pasando por el entendimiento
de los símbolos y reglas de cálculo. Por otro lado, también participan el razonamiento
abstracto y la función ejecutiva.
Poder realizar cálculos mentales sencillos es una tarea indispensable para contar con cierta
autonomía personal, con lo que su preservación aportará una mayor y significativa
independencia al usuario.
Materiales: ábaco, juego de bingo, monedero con dinero real o ejercicios específicos de
problemas aritméticos.
Dentro de estas funciones encontramos procesos esenciales para nuestro día a día:
memoria de trabajo, planificación, razonamiento, flexibilidad, inhibición, toma de
decisiones, estimación temporal, atención dividida y multitarea.
Así pues, la funciones ejecutivas son necesarias para desenvolvernos con éxito en nuestro
medio y conseguir nuestros objetivos, tanto de los proyectos más complejos como de las
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actividades más cotidianas: planificar nuestro día, priorizar tareas, estimar su duración o
reorganizar un plan determinado.
Al ser tan holísticas, las funciones ejecutivas permiten una metodología de trabajo mucho
más amplia y flexible. Además, muchas actividades de la vida diaria requieren de este tipo
de aptitudes, con lo que se pueden plantear tareas de cocina, limpieza u ocio (coser,
jardinería, juegos, etc.) para hacer de la intervención una terapia lúdica y generalizable al
día a día de los usuarios.
Como ya vimos en el punto 3.4, muchas de las alteraciones conductuales en personas con
demencia vienen dadas por su incapacidad para satisfacer las necesidades de autoestima,
valía personal, pertenencia o rutina, que correlacionan con la posibilidad de realizar con
normalidad actividades de la vida diaria.
Así pues, resulta de vital importancia y es uno de los enfoques terapéuticos principales en
intervención cognitiva el fomentar dichas actividades, en las que intervienen además
el conjunto de capacidades mentales, con predominio de ciertos aspectos de acuerdo con
la tarea concreta.
Objetivos: realizar tareas ocupacionales y de la vida diaria para reforzar y mantener las
capacidades de la persona. En la medida de lo posible, se plantearán tareas significativas
para el usuario; que le puedan ser útiles o que le gusten.
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Materiales: dependerá de la actividad específica que se realice. No obstante, y al tratarse
de ocupaciones cotidianas, lo materiales se podrán encontrar general y fácilmente en
tiendas o comercios.
Introducción
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La detección de posibles trastornos en este área puede influir positivamente en la
independencia y autosuficiencia de los usuarios, lo que repercute en su calidad de vida.
Rendimiento psicomotor
Una de las afectaciones principales suele ser la lentificación o necesidad de más tiempo
para responder. Ésta afecta a la velocidad de respuesta y, consecuentemente, aumenta la
probabilidad de sufrir accidentes.
Cabe destacar que no toda lentitud de respuesta asociada a la edad es inevitable; el ejercicio
y un buen estado de salud general, por ejemplo, contribuyen a reducir ciertas
lentificaciones. Las habilidades que se repiten tienden a declinar menos, con lo que el
ejercicio puede ayudar a mantenerlas.
Declive físico
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Una de las características más limitantes es la reducción de fuerza muscular, un factor con
implicaciones significativas en lo referente a la autosuficiencia de la persona. Este hecho
nos lleva al concepto de “fragilidad física” o pérdida de reservas fisiológicas que se asocia
con un aumento de la discapacidad.
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Intervención para prevenir el declive físico
En cuanto a las posibles intervenciones que incrementen la actividad física y eviten un estilo
de vida sedentario, se especifican distintas categorías:
• Informales: tareas domésticas que impliquen actividad física, paseo, baile, cuidado
de animales, juegos, etc.
Agudeza sensorial
En este sentido, la visión y la audición son los sentidos más importantes para garantizar
una buena ejecución y, en última instancia, un grado significativo de independencia y
calidad de vida, aunque también son relevantes el gusto y el olfato.
En conclusión, se puede predecir que toda intervención que mejore las capacidades
sensoriales tendrá una repercusión en el rendimiento de los usuarios.
La pérdida de agudeza visual o dificultad para distinguir los objetos con claridad es uno de
los problemas más frecuentes de visión, siendo una alteración que ve aumentada su
prevalencia a partir de los cincuenta años, y especialmente de los sesenta años en adelante
(Anderson y Palmoe, 1974).
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Las implicaciones de la limitación visual no afectan directamente a las capacidades
cognitivas de la persona, aunque son muy restrictivas desde el punto de vista práctico. Su
estudio y tratamiento puede influir positivamente en la comunicación, el estado mental y
la autosuficiencia de la persona.
Esta afectación implica igualmente una menor comprensión del lenguaje cuando alguien
habla rápidamente o cuando la persona afectada no puede ver la cara del interlocutor, lo
que puede originar problemas relacionales.
Desde el punto de vista cognitivo, deberemos tener en cuenta que se han apreciado
disminuciones de rendimiento en personas con problemas auditivos.
Gusto y olfato
Un sentido del gusto alterado implica que se vean modificados determinados sabores o
disminuidos en su intensidad, lo cual puede llevar a una pérdida de la satisfacción por
comer, con la consecuencia final de una posible desnutrición.
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Adaptación del entorno físico
La funcionalidad de una persona no depende solo de su capacidad real, sino que influyen
en igual medida las exigencias contextuales y la manera en la que interaccionan con
cuidadores y familiares.
Una adaptación del entorno cercano facilitará las tareas para el usuario y reducirá la
exigencia cognitiva, previniendo así las limitaciones funcionales. Por otro lado, un contexto
más amigable y respetuoso con las necesidades y capacidades de la persona reducirá los
niveles de ansiedad y producirá un mayor bienestar en el usuario.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que una persona con demencia padece de una
especial dificultad para reconocer los cambios que se producen en su contexto. Así pues, es
importante mantener su entorno habitual lo más estable e inalterado posible para prevenir
problemas de ansiedad, desorientación o frustración.
Por ejemplo, un cambio de lugar de residencia (aunque sea temporal, como durante unas
vacaciones) puede ser particularmente problemático, ya que el paciente tendrá la sensación
de estar en un lugar inseguro. Por otro lado, si se introducen nuevas personas, aun en su
contexto habitual e independientemente de que sean familiares, cabe la posibilidad de que
las identifique como extrañas, pudiendo dar lugar a estados de confusión o agitación.
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• Seguridad y prevención: estas medidas permiten que se reduzca el riesgo de
accidentes, quitando carga de supervisión al cuidador y aportando sentimientos de
autonomía a la persona con demencia.
Para ello, seguiremos una serie de normas, como eliminar obstáculos, no cambiar de sitio
objetos importantes, establecer rutinas fijas o mantener el entorno bien iluminado y
tranquilo -pero con estímulos suficientes y que puedan ser de utilidad (como carteles,
relojes, fotos que favorezcan la reminiscencia, etc.)-.
Favorecer la orientación
Uno de los objetivos principales de la adaptación del entorno físico debe ser favorecer la
orientación de la persona con demencia, una capacidad que, como ya hemos visto, suele
encontrarse significativamente deteriorada.
Algunas ideas para la consecución de este objetivo son: colocar letreros, señales o
pictogramas en las puertas, flechas indicativas, relojes, calendarios y programas diarios
claros y de fácil visualización. Una vez colocados, es importante reiterar en las explicaciones
al paciente del significado de cada indicación, animándole a que las utilice.
Por último, se deberán adecuar las tareas cognitivas y de la vida diaria a las necesidades y
capacidades de la persona con demencia, las cuales serán mejor establecidas a partir de
una exploración neuropsicológica y un estudio de la funcionalidad del usuario.
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De igual manera, una información pormenorizada de las capacidades funcionales nos
servirá como pauta para establecer una adaptación del entorno acorde con la situación del
usuario y sobre qué estancias o actividades deberemos centrar el acondicionamiento.
De los trastornos más comunes que sufren las personas con demencias son aquellos
relacionados con la comunicación, tanto a nivel de comprensión como de expresión. Por
ello, resulta evidente que su interacción con las personas de su entorno se verá
frecuentemente limitada, más aún si tiene dificultades para evaluar y reconocer el entorno,
no pudiendo hacer así uso de señales contextuales para ubicar la interacción.
Ante esta realidad, es importante desarrollar métodos de interrelación positiva con los
usuarios, lo cual supone, a su vez, un predictor de la autoestima y la calidad de vida de la
persona.
A este respecto, Holden y Woods (1995) plantean una serie de aspectos a tener en cuenta:
tratar a la persona con demencia conforme a sus preferencias, emociones, pensamientos e
identidad, antes que de acuerdo a su enfermedad (1); preservar la dignidad y el respeto en
todo momento (2); facilitar y adaptar la capacidad de elección de la persona, mientras
mantenga sus capacidades cognitivas (3); favorecer su independencia y derecho a la
intimidad (4); evitar los enfrentamientos (5); y cuidarse a uno mismo, más aún cuando se
está ejerciendo como cuidador, ya que el estado en el que nos encontremos va a incidir
directamente en nuestra disposición a la interacción (6).
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A la hora de comunicarnos, existen métodos relativamente sencillos y fáciles de aplicar,
relacionados con la forma y el contenido de la interacción y que pueden favorecer en gran
medida los intercambios con la persona con demencia:
Así, podemos hacer uso de gestos para evitar malentendidos, utilizar nuestra expresión para
aportar calidez y seguridad al usuario, o recurrir al contacto físico para tranquilizar,
transmitir afecto y centrar la atención.
Debemos, además, ser pacientes y receptivos a la comunicación verbal del paciente, ya que
usarán con frecuencia la gestualidad como ayuda de comunicación, más aún si padecen de
algún trastorno en el lenguaje.
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5.3.2. Técnicas de validación
3.Las conductas de las personas con demencia van más allá de su condición como enfermos;
son el resultado de factores físicos, psicológicos y sociales.
5.Ante fallos de memoria reciente, las personas con demencia tienden a compensarlos con
la evocación de recuerdos antiguos, con lo que será positivo fomentarlos.
En conjunto, la validación implica aceptar y empatizar con la persona con demencia; supone
dejar de lado los prejuicios y expectativas, asumiendo la realidad de la situación y actuando
conforme a ella.
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• Autocuidado. Tratar a una persona con demencia es un proceso muy
cansado y, por momentos frustrante. Por ello, es necesario que el cuidador se libere
de los sentimientos negativos (a partir de técnicas de relajación, actividades de
respiro o terapias psicológicas) para prevenir una mala predisposición hacia el
paciente.
• Usar palabras neutras y objetivas que refieran hechos. Preguntar al usuario
acerca de sus conductas y motivaciones directamente puede ser problemático. En
su lugar, y ante actos incoherentes o ilógicos elicitados por los fallos de memoria
(agitación por pensar que le han robado las llaves), se validarán, cuestionando
directamente sobre los hechos y pasando progresivamente a preguntas que
evoquen reminiscencia (“¿Qué te han quitado?” “Entiendo que estés disgustado”
“¿Las llaves eran del coche?” “¿Y tú qué coche tenías?”).
• Repetir y parafrasear. Consiste en reproducir el contenido esencial de lo que
ha dicho el paciente, empleando sus mismas palabras e imitando el tono de voz y la
cadencia del habla, lo cual aporta seguridad y validez al discurso del usuario.
• Polarizar las quejas. Se trata de preguntar a la persona sobre el ejemplo más
extremo de su queja (por ejemplo, si tiene una opinión muy negativa de otra
persona, preguntarle si alguna vez había conocido a alguien peor). Esto le ayudará a
expresar su malestar sin centrarse en el problema actual, liberando así la ansiedad.
• Reminiscencia como herramienta de control: evocar situaciones pasadas
puede ayudar a superar las exigencias que se le presentan en la actualidad a la
persona, como en el caso de un usuario que se niegue a cocinar hasta que se le
presenta una foto antigua de él cocinando.
• Recurrir a la ambigüedad: en ocasiones, habrá comentarios por parte del
usuario que carezcan de coherencia pero que tendrán sentido para él. En estos
casos, con vistas a validar el proceso de comunicación y evitar confrontaciones, se
recurrirá a respuestas ambiguas que pudieran ser apropiadas (“¡Claro!”
“Naturalmente”, etc.).
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• Usar un tono amable, claro y suave: una voz agradable y tranquila evocará
en el paciente recuerdos positivos y reducirá su estrés.
• Observar e imitar los movimientos de la persona: la imitación de
movimientos puede ser una poderosa herramienta para crear confianza, si se realiza
con empatía y de forma natural.
• Relacionar conductas con necesidades: existen una serie de necesidades
psicológicas básicas (afecto, actividad y ocupación, expresión emocional, validación,
etc.) que, como hemos visto, se ven mantenidas en las personas con demencia. Así,
las conductas de los usuarios, aunque puedan ser incoherentes o excéntricas,
muchas veces responden a alguna de estas necesidades.
• Usar el contacto físico: puede ser útil cuando el paciente tiene limitaciones
en alguno de sus otros sentidos para generar confianza. No obstante, hay que tener
en cuenta que el tacto constituye un acto de intimidad, con lo que deberemos
respetar a las personas que lo eviten.
Tal y como plantea la terapia ocupacional, es posible rehabilitar a través del trabajo; a partir
de una actividad específica con un objetivo concreto. En procesos neurodegenerativos,
estas tareas deberán estar cuidadosamente adaptadas a las capacidades cognitivas y
funcionales de los pacientes, aunque también según sus preferencias personales y la
influencia que le entrenamiento en esa actividad pueda tener en la vida diaria de la persona.
Una vez tenidas en cuenta las variables nombradas a la hora de crear un programa de
actividades significativas, será en su puesta en marcha cuando debamos recurrir a las
adaptaciones del entorno y técnicas de comunicación y validación vistas en los anteriores
puntos.
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De este modo, es probable que se le deban repetir las consignas al usuario, darle
explicaciones conforme avance la actividad o permitirle disponer de todo el tiempo que
requiera, asegurándonos de que las tareas den lugar a la libertad y espontaneidad por parte
del paciente.
Por otro lado, se efectuarán las ayudas técnicas y del espacio que sean precisas, según la
situación.
Algunas ideas de posibles actividades significativas, cada una con sus características
específicas, son:
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• Juegos de mesa.
• Otros deportes y juegos.
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mantenimiento de una comunicación positiva, junto la adaptación del entorno que se
requiera para cada caso, pueden minimizar el impacto de los trastornos psicológicos.
Así pues, la prevención puede aplicarse a partir de la adaptación de los entornos físico y
humano, como vimos en el punto 5.3, o a través de intervenciones psicológicas.
Todo trastorno psicológico y del comportamiento deberá ser tratado por un profesional en
salud mental, que tomará en cuenta la intensidad, duración e implicaciones del mismo. Aun
así, y con el objetivo de establecer dichas características, es frecuente que el terapeuta
acuda a cuidadores y familiares para recoger información, según una serie de preguntas
comunes:
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• ¿De qué manera cursa el problema? (Qué conductas van asociadas)
• ¿Qué sucede tras la aparición del problema? (Cuáles son las consecuencias)
Una de las técnicas más utilizadas para el control de los trastornos del comportamiento y
con consecuencias principalmente conductuales es la “modificación de conducta”,
estudiándose sus efectos en demencias sobre el vagabundeo, los gritos o la agresividad, y
aplicándose para mejorar el autocuidado, la movilidad, la interacción social y la continencia.
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