Pruebas en El Proceso Contencioso Administrativo
Pruebas en El Proceso Contencioso Administrativo
Pruebas en El Proceso Contencioso Administrativo
En nuestro caso defenderemos los intereses de la persona que sufrió el daño, relacionaremos los
presupuestos de la ley de procedimiento administrativo, la ley de responsabilidad del estado, y
los conceptos dados con el supuesto fáctico por el que optamos.
La responsabilidad del estado es aquella que se da cuando los hechos y actos emitidos por sus
órganos en ejercicio de sus funciones ocasionan daño o perjuicio susceptible de apreciación
pecuniaria.
La norma –explica Lamoglia- sujeta el nacimiento de la responsabilidad de los funcionario y
agentes públicos a la existencia previa de una relación de empleo público, con un actuar
antijurídico o irregular en la función asignada –de acuerdo con la normativa general y particular
que regula aquella– y que a su vez haya sido materializado de manera culposa o dolosa.
A su vez, esa la responsabilidad del Estado puede ser precontractual, contractual o
extracontractual, en nuestro caso, se trata de responsabilidad extracontractual, que es aquella
que surge de las relaciones del estado, con los administrados, en el cual el aquél a través de uno
de sus órganos causa un perjuicio especial al particular por actos o hechos legislativos,
judiciales o administrativos.
En este caso particular, el Sr. Juan Ignacio López se vio afectado por la demora del Instituto de
Formación Docente J. Alfredo Ferreira, dependiente del Ministerio de Educación de la
Provincia de Corrientes, el cual no expidió el título de Técnico Superior en Administración
Pública Orientada al Desarrollo Local, siendo que aquél completó el plan de estudio, habiendo
aprobado la totalidad de las 27 materias que lo conforman, con un promedio 9.46.
Han transcurrió una totalidad de 23 meses desde el momento en que el Sr. López aprobó la
última materia del plan, excediéndose así el plazo razonable del que versa el art. 28 dec. ley
19.549 LPA.
El 18 de diciembre del 2018, el mencionado instituto se limitó a la entrega de un diploma que
no cuenta con la validez de título.
Frente a esta situación hemos decidido interponer una acción de amparo contra el Ministerio de
Educación y el Instituto J Alfredo Ferreira dependiente de aquel, en los términos de la
normativa vigente sobre responsabilidad estatal, ya que estos organismos forman parte de la
estructura del estado.
El primero de los mencionados es un organismo centralizado dependiente del PE de la
provincia, en tanto centro de imputación de competencias estatales, integrado por personas
físicas, que dispone de ciertos recursos; esta definición refleja sus tres aspectos, objetivo,
subjetivo y material. El órgano es parte de la estructura del estado, no poseen personalidad
jurídica propia. Poseen cierto grado de subjetividad que le permite interactuar con otros
órganos.
El segundo es un organismo descentralizado dependiente del Ministerio de Educación, como tal,
es una persona jurídica creada conforme a la ley orgánica de la administración pública federal,
que tiene por objeto la realización de actividades que se corresponden con las áreas estratégicas
o prioritarias.
Vamos iniciar una acción de Amparo contra el INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE
“DR .J. ALFREDO FERREIRA” y/o MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA PROVINCIA
DE CORRIENTES, basando nuestra fundamentación en la Responsabilidad del Estado.
Habrá responsabilidad del estado cuando los hechos y actos emitidos por sus órganos en
ejercicio de sus funciones ocasionen un daño o perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria.
Surge de las relaciones del estado con los administrados, en el cual el estado a través de uno de
sus órganos causa un perjuicio especial al particular por actos o hechos legislativos, judiciales o
administrativos.
Paso a definir para mejor comprensión: que son los ACTOS ILICITOS: Hay un
incumplimiento irregular o defectuoso de la función o es ejercida con irrazonabilidad o
injusticia, la indemnización es integral comprende el daño patrimonial y el daño moral.
El daño sufrido es patrimonial y moral, dado por la imposibilidad de ejercer su profesión por
parte del damnificado, no pudiendo acreditar la finalización de la carrera y su habilitación
formal al afecto. Se vio afectado en su derecho a trabajar, y tener desarrollo personal por
omisión de las autoridades públicas demandadas en el caso. Se lesiona el derecho consagrado en
el art. 14 C.N, Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a
las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de
navegar;;;;
Se trata de inactividad del instituto de extender el título, fuente del daño sufrido por el señor
López y tiene derecho a ser resarcido.
d) Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del estado, la
omisión solo genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber
normativo de actuación expresa y determinado:
IVANA
La ley de Responsabilidad del Estado es la primera norma legislativa que regula la materia a
nivel nacional, en donde se establecen todos los temas previamente regulados por la
jurisprudencia, como los presupuestos, el alcance de la indemnización, el plazo de prescripción,
entre otros.
El Estado en su accionar diario, como toda otra organización, efectúan un sinnúmero de
actividades. En su caso particular, tiene como objetivo perseguir el bien común en la población,
por medio de la implementación de políticas públicas a tal fin. La definición de bien común,
como todo concepto jurídico indeterminado, va mutando con el tiempo
Conforme este despliegue de acciones, el propio Estado puede generar en terceros daños que
éstos no deben soportar.
Quizá sea exagerado denominarlo privilegio, ya que el requisito se ve morigerado por acciones
de amparo en algunas jurisdicciones, o bien otras vías sin requisito de agotamiento.
Como regla existe la mediación previa en otras jurisdicciones, por lo que podríamos decir que
es la regla, y no la excepción en nuestro país, la exigencia de instancias previas al litigio
Hasta la sanción de la LRE la base jurídica de la responsabilidad del Estado eran los fallos
jurisprudenciales, siempre con fundamento en artículos del CC; a efectos de responsabilizar al
Estado se lo ha hecho con interpretación analógicas, es decir, la aplicación de una norma a un
supuesto de hecho no contemplado por ella, pero semejante al previsto a la misma
El Art. 43 CN dispone que Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo,
siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades
públicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace,
con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta
Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de
la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
erechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los
derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las
asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los
requisitos y formas de su organización.
Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella referidos
y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados destinados
a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión,
rectificación, confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las
fuentes de información periodística.
Se ha definido la prueba como “el acto o serie de actos procesales por los que se trata de
convencer al juez de la existencia o inexistencia de los datos lógicos que han de tenerse en
cuenta en el fallo”
Cabe aclarar aquí que en el marco de un proceso judicial para surtir control de la actuación
administrativa, el comúnmente denominado proceso contencioso administrativo o más
propiamente dicho, la acción procesal administrativa, no comporta un proceso limitado a la
revisión de la regularidad del acto administrativo, sino de una acción judicial plena que,
inspirada en la necesidad de hacer efectiva en el caso concreto la garantía de la tutela judicial
efectiva, impone a las partes la carga de alegar y acreditar los extremos de hecho que configuran
el sustento jurídico de su pretensión y le atribuye al juez el deber de indagar en la verdad
material, desplegando para ello –en toda la dimensión de sus características y consecuencias–
sus atribuciones constitucionales y legales en cuanto órgano del Estado y como guardián de la
legalidad.
El proceso administrativo su considerado como una instancia revisora, teniendo por objeto el
juez indagar la verdad objetiva o material, siendo durante la etapa de prueba cuando se pone en
evidencia si la mentada garantía constitucional es meramente formal o verdaderamente
sustancial.
El juez del proceso administrativo tiene a su cargo verificar la legalidad de la actuación estatal,
entendido este concepto en su más amplio significado de conformidad al ordenamiento jurídico,
es decir de legitimidad o de juridicidad y es por ello que en cuanto órgano del propio Estado y
por lo tanto obligado a proveer la garantía de la tutela judicial efectiva, es custodio de esa
legalidad. Si admitiéramos que en la búsqueda de la verdad queda limitado por lo que las partes
le señalen, su papel quedaría reducido a presumir que la actuación estatal es siempre legítima
salvo arbitrariedad manifiesta, con lo cual se convertiría en un apéndice de los otros órganos
estatales. El único límite del juez en este ámbito es el de preservar la igualdad de las partes en el
proceso y la vigencia de los principios de bilateralidad y de contradicción que lo informan, por
cuanto ello es consecuencia de la garantía de la defensa en juicio
Es decir, todas las conductas están permitidas salvo aquellas que estuviesen prohibidas. Más
simple, cualquiera de nosotros puede hacer cualquier cosa, salvo que esté prohibido. Por el
contrario, el Estado no puede hacer ni actuar, sino solo aquello que le esté permitido. Aquí,
entonces, el principio es la prohibición y las excepciones son las permisiones. Este último
postulado de permisiones es el concepto de competencias estatales
Por su parte, la Ley de Procedimientos Administrativos (ley 19.549) establece que “la
competencia de los órganos administrativos será la que resulte, según los casos, de la
Constitución Nacional, de las leyes y de los reglamentos dictados en su consecuencia” y,
agrega, el ejercicio de las competencias es obligatorio e improrrogable (art. 3º, LPA)
Las competencias expresas son, pues, permisiones que nacen del propio texto normativo (es
decir, de su literalidad). Ya hemos aclarado que ese texto es la Constitución, la ley e, inclusive,
el reglamento. Sin embargo, es obvio que las normas no pueden prever expresamente todas las
competencias del presidente y sus órganos inferiores que resulten necesarias para el
cumplimiento de sus objetivos o fines; por ello, es necesario repensar otros criterios de
reconocimiento de competencias.
La teoría de las potestades expresas debe ser necesariamente matizada porque es imposible que
el legislador establezca, con carácter previo y en el propio texto legal, todas las potestades
propias y necesarias del Poder Ejecutivo. En consecuencia, sigue siendo necesario —por
razones prácticas y en cumplimiento del ordenamiento jurídico, en particular de sus principios y
fines— reconocer otros mecanismos atributivos de competencias. En este contexto, es posible
desarrollar otras teorías; entre estas, el criterio de las potestades implícitas. Así, la norma
reconoce y el órgano estatal recibe, no solo las facultades textuales sino también aquellas otras
que surgen de modo implícito del bloque de legalidad, sin que este las mencione (potestades
implícitas)