El documento describe los componentes principales del citoesqueleto de las células, incluyendo microtúbulos, microfilamentos y filamentos intermedios. Los microtúbulos ayudan a dar forma y resistencia a la célula, y también participan en el transporte intracelular y la división celular. Los cilios y flagelos están compuestos de microtúbulos y se mueven mediante proteínas motoras como la dineína.
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El documento describe los componentes principales del citoesqueleto de las células, incluyendo microtúbulos, microfilamentos y filamentos intermedios. Los microtúbulos ayudan a dar forma y resistencia a la célula, y también participan en el transporte intracelular y la división celular. Los cilios y flagelos están compuestos de microtúbulos y se mueven mediante proteínas motoras como la dineína.
El documento describe los componentes principales del citoesqueleto de las células, incluyendo microtúbulos, microfilamentos y filamentos intermedios. Los microtúbulos ayudan a dar forma y resistencia a la célula, y también participan en el transporte intracelular y la división celular. Los cilios y flagelos están compuestos de microtúbulos y se mueven mediante proteínas motoras como la dineína.
El documento describe los componentes principales del citoesqueleto de las células, incluyendo microtúbulos, microfilamentos y filamentos intermedios. Los microtúbulos ayudan a dar forma y resistencia a la célula, y también participan en el transporte intracelular y la división celular. Los cilios y flagelos están compuestos de microtúbulos y se mueven mediante proteínas motoras como la dineína.
Al observar las células que crecen en el laboratorio, los científicos ven que éstas cambian frecuentemente de forma y que muchos tipos de ellas se mueven. El citoesqueleto, una densa red de fibras de proteína, proporciona a las células su resistencia mecánica, su forma y su capacidad para moverse. El citoesqueleto también participa en la división celular y en el transporte de materiales dentro de la célula. El citoesqueleto es muy dinámico y está en continuo cambio. Su armazón está constituido por tres tipos de filamentos de proteína: microtúbulos, microfilamentos y filamentos intermedios. Tanto microfilamentos como microtúbulos están formados por subunidades de proteínas globulares (en forma de perlas) que se pueden ensamblar y desensamblar rápidamente. Los filamentos intermedios están formados por subunidades de proteínas fibrosas y son más estables que los microtúbulos y los microfilamentos. Los microtúbulos son cilindros huecos Los microtúbulos, los filamentos más gruesos del citoesqueleto, son rígidos, tienen forma de cilindros huecos con un diámetro externo de aproximadamente 25 nm y hasta varios micrómetros de longitud. Además de tener una función estructural en el citoesqueleto, son extremadamente adaptables y están implicadas en el movimiento de los cromosomas durante la división celular. Sirven como vías de transporte para otras varias clases de movimiento intracelular y son los principales componentes estructurales de cilios y flagelos, estructuras especializadas utilizadas en determinados movimientos celulares. Los microtúbulos consisten en dos formas de la proteína tubulina: tubulina-a y tubulina-b. Estas proteínas se combinan para formar un dímero. Un microtúbulo se alarga a medida que se agregan dímeros de tubulina. Los microtúbulos se acortan y desensamblan al retirar dímeros, que se reciclan para formar nuevos microtúbulos. Cada microtúbulo tiene polaridad y sus dos extremos se conocen como extremo más y extremo menos. El extremo más, se alarga con mayor rapidez. También son importantes otras proteínas para la función de los microtúbulos. Las proteínas asociadas a los microtúbulos (MAP) se clasifican en dos grupos: MAP estructurales y MAP motoras. Las MAP estructurales pueden ayudar a regular el ensamblaje de microtúbulos y entrelazan los microtúbulos con otros polímeros del citoesqueleto. Las MAP motoras utilizan la energía del ATP para producir movimiento. ¿Cuáles son los mecanismos que permiten a los orgánulos y a otros materiales moverse dentro de la célula? Las células nerviosas normalmente tienen largas prolongaciones llamadas axones, que transmiten señales a otras células nerviosas, a las células musculares o a las células que producen hormonas. Debido a la longitud y accesibilidad de los axones y a que otras células utilizan mecanismos similares de transporte, los investigadores han utilizado el axón como modelo para estudiar el transporte de orgánulos dentro de la célula. Se ha encontrado que muchos orgánulos, como las mitocondrias y las vesículas de transporte y secretoras, se adhieren a los microtúbulos. Los microtúbulos sirven como vías de transporte a lo largo de las cuales se desplazan los orgánulos a diferentes lugares de la célula. Una proteína motora, la kinesina, mueve los orgánulos hacia el extremo más de un microtúbulo. La dineína, otra proteína motora, transporta los orgánulos en el sentido opuesto, hacia el extremo menos. Este movimiento de la dineína se conoce como transporte retrógrado, para el cual también es necesario un complejo proteínico llamado dinactina. La dinactina es una proteína adaptadora que une la dineína al microtúbulo y al orgánulo. A veces, por ejemplo, durante el transporte de peroxisomas, las kinesinas y las dineínas pueden funcionar a la vez. Los centrosomas y los centriolos participan en la división celular Para que los microtúbulos actúen como soporte estructural o participen en el movimiento celular, deben anclarse a otras partes de la célula. En las células que no están en división, el extremo menos de los microtúbulos parece estar anclado a regiones llamadas centros organizadores de microtúbulos (MTOC). En las células animales, el principal MTOC es el centro de la célula o centrosoma, una estructura importante en la división celular. En muchas células, incluyendo casi todas las células animales, el centrosoma contiene dos estructuras llamadas centriolos. Estas estructuras se orientan perpendicularmente entre sí. Se conocen como estructuras 9 X 3 ya que están formadas por nueve grupos de tres microtúbulos unidos (tripletes), que se organizan formando un cilindro hueco. Los centriolos se duplican antes de la división celular y pueden estar implicados en algún tipo de ensamblaje de microtúbulos. La mayoría de las células vegetales y de las células fúngicas tiene un MTOC, pero carecen de centriolos. Esto sugiere que los centriolos no son esenciales para la mayoría de los procesos de ensamblaje de microtúbulos y que existen mecanismos alternativos presentes. La habilidad de microtúbulos para ensamblar y desensamblar se ve rápidamente durante la división celular, cuando gran parte del citoesqueleto se desensambla. En ese momento, las subunidades de tubulina se organizan en una estructura denominada huso mitótico, que sirve como soporte para la distribución ordenada de los cromosomas durante la división celular. Los cilios y los flagelos están compuestos de microtúbulos Estas delgadas estructuras móviles, importantes para el movimiento celular se proyectan desde la superficie de muchas células. Si una célula tiene uno o sólo unos pocos de estos apéndices y además son largos (por lo general de aproximadamente 200 μm) con respecto al tamaño de la célula, se llaman flagelos. Si la célula tiene muchos apéndices cortos (en general de 2 a 10 μm), éstos se llaman cilios. Los cilios y flagelos ayudan a los organismos unicelulares y multicelulares pequeños a moverse en un entorno acuoso. En animales y en ciertas plantas, los flagelos sirven como cola de los espermatozoides. En los animales, los cilios se encuentran en las superficies de las células que tapizan los conductos internos del cuerpo (tal como las vías respiratorias). Estas células utilizan los cilios para mover líquidos y partículas a través de la superficie celular. Los investigadores han demostrado que los cilios también sirven como antenas receptoras de algunas células y desempeñan funciones importantes en la señalización de la célula. Los cilios y flagelos de las células eucariotas son estructuralmente similares (pero distintos de los flagelos bacterianos). Cada uno consiste en un tallo esbelto y cilíndrico, cubierto por una extensión de la membrana plasmática. El centro del tallo contiene un grupo de microtúbulos organizados de manera que hay nueve pares de túbulos enlazados alrededor de la circunferencia y dos microtúbulos no emparejados en el centro. Este arreglo 9 + 2 de los microtúbulos es característico de prácticamente todos los cilios y flagelos de células eucariotas. Los microtúbulos de los cilios y flagelos se mueven al deslizarse por parejas uno con respecto al otro. La fuerza de deslizamiento es generada por las proteínas motoras dineína, más la energía del ATP. Los “pies” de la dineína mueven los pares de microtúbulos formando y rompiendo sucesivamente puentes cruzados sobre los pares de microtúbulos adyacentes. Cada par de microtúbulos “camina” a lo largo de su vecino. Las flexibles proteínas enlazadoras que hay entre los pares de microtúbulos evitan que éstos se deslicen muy lejos. Como resultado, esta acción motora hace que los microtúbulos se flexionen y se deslicen. Los cilios suelen moverse como los brazos de un nadador, alternando movimientos de empuje y de recuperación en la dirección opuesta. Ejercen una fuerza paralela a la superficie celular. Por otra parte un flagelo se mueve como un látigo, ejerciendo una fuerza perpendicular a la superficie celular. Cada cilio o flagelo está anclado a la célula por un cuerpo basal, que posee nueve grupos de tres microtúbulos arreglados u organizados en forma cilíndrica (estructura 9 3 3). Al parecer, el cuerpo basal es la estructura organizadora del cilio o del flagelo cuando se inicia la formación de éste. Sin embargo, se ha demostrado experimentalmente que conforme se produce su crecimiento las subunidades de tubulina se agregan mucho más rápido a las puntas de los microtúbulos que a la base. Parece que los cuerpos basales y los centriolos están relacionados funcional y estructuralmente. De hecho, los centriolos son típicos de las células de organismos eucariotas que producen células flageladas o ciliadas; entre éstas se encuentran las células de animales, algunos protistas, unos cuantos hongos y unas cuantas plantas. Tanto los cuerpos basales como los centriolos se replican a ellos mismos. Casi todas las células de vertebrados tienen un cilio primario, un único cilio sobre la superficie de la célula que sirve como una antena celular. El cilio primario tiene receptores en su superficie que se unen con moléculas específicas fuera de la célula o en las superficies de otras células. Investigaciones recientes indican que los cilios primarios desempeñan una función importante en muchas vías de señalización que regulan el crecimiento y la especialización de las células durante el de Los microfilamentos están compuestos de cadenas entrelazadas de actina. Los microfilamentos, también llamados filamentos de actina, son fibras resistentes y flexibles de unos 7 nm de diámetro. Cada microfilamento consiste en dos cadenas poliméricas entrelazadas compuestas de moléculas de actina (semejantes a perlas). Los microfilamentos están unidos entre sí y con otras proteínas a través de proteínas enlazadoras. Forman haces de fibras que dan soporte mecánico a diversas estructuras celulares. En muchas células, es visible una red de microfilamentos justo dentro de la cara interna de la membrana plasmática, una región denominada corteza celular. Los microiflamentos dan a la corteza celular una consistencia parecida al gel, que se compara con el estado fluido del citosol, la parte más interna de la célula. Los microfilamentos de la corteza celular ayudan a determinar la forma de la célula y son importantes para su movimiento. Los microfilamentos en sí no pueden contraerse, pero pueden generar movimiento ensamblándose y desensamblándose rápidamente. Las células musculares tienen dos tipos de filamentos especializados, uno compuesto sobre todo de la proteína miosina y otro compuesto principalmente de la proteína actina. El ATP unido a la miosina proporciona energía para la contracción muscular. Cuando el ATP se hidroliza a ADP, la miosina se une a la actina y hace que los microfilamentos se deslicen. Cuando miles de i lamentos se deslizan de esta forma, las células musculares se acortan. De este modo, el ATP, la actina y la miosina generan las fuerzas que participan en la contracción muscular. En células no musculares, la actina también se asocia con la miosina para formar estructuras contráctiles que intervienen en diversos movimientos celulares. Por ejemplo, en la división de células animales, la contracción de un anillo de actina asociada con miosina constriñe a la célula, formándose dos células hija. Algunas células cambian de forma rápidamente en respuesta a cambios en el ambiente exterior. Las amebas, los leucocitos y las células cancerosas se encuentran entre los muchos tipos de células que se arrastran a lo largo de una superficie, un proceso que incluye cambios en la forma. Estas respuestas dependen de las señales externas que afectan los microfilamentos, así como el ensamble, de los microtúbulos. Los filamentos de actina empujan la membrana plasmática hacia fuera, formando protuberancias llenas de citoplasma que se conocen como seudópodos (“pies falsos”). Los seudópodos se adhieren a la superficie. Las contracciones de los microfilamentos en el extremo opuesto de la célula empujan al citoplasma hacia delante en la dirección de locomoción. Los microtúbulos, la miosina y otras proteínas también parecen necesarias para el deslizamiento celular, muchos tipos de células tienen microvellosidades, que son proyecciones de la membrana plasmática que aumentan el área superficial de la célula para el transporte de materiales a través de dicha membrana. Compuestas de haces de microi lamentos, las microvellosidades se extienden y retraen conforme se ensamblan y se desensamblan estos filamentos.
Los filamentos intermedios ayudan a estabilizar la forma de la célula
Los filamentos intermedios son fibras resistentes y flexibles de aproximadamente 10 nm de diámetro. Proporcionan resistencia mecánica y estabilizan la forma celular. Estos filamentos abundan en regiones de la célula que pueden estar sometidas a tensión mecánica aplicada desde el exterior de la célula. Los filamentos intermedios evitan el excesivo estiramiento de la célula en respuesta a fuerzas externas. Ciertas proteínas entrelazan estos filamentos con otros tipos de filamentos y establecen interacciones entre ellos. Todas las células eucariotas tienen microtúbulos y microfilamentos, pero se sabe que sólo algunos grupos animales, como los vertebrados, tienen filamentos intermedios. Incluso cuando están presentes, estos filamentos varían ampliamente en la composición de proteínas y tamaño entre los diferentes tipos celulares y organismos. Ejemplos de filamentos intermedios son las queratinas que se encuentran en las células epiteliales de la piel de vertebrados y los neurofilamentos que se ubican en las células nerviosas de los vertebrados. Ciertas mutaciones en los genes que codifican los filamentos intermedios debilitan a la célula y se asocian con varias enfermedades. Por ejemplo, en la enfermedad neurodegenerativa denominada esclerosis lateral amiotrófica (ELA, o enfermedad de Lou Gehrig), se han identificado neurofilamentos anómalos en las células nerviosas que controlan los músculos. Esta condición interfiere con el transporte normal de materiales en las células nerviosas, lo que conduce a su degeneración. La pérdida de la función muscular resultante es normalmente mortal.
Los microfilamentos están compuestos de cadenas entrelazadas de actina
Los microfilamentos, también llamados filamentos de actina, son fibras resistentes y flexibles de unos 7 nm de diámetro. Cada microfilamento consiste en dos cadenas poliméricas entrelazadas compuestas de moléculas de actina (semejantes a perlas). Los microfilamentos están unidos entre sí y con otras proteínas a través de proteínas enlazadoras. Forman haces de fibras que dan soporte mecánico a diversas estructuras celulares. En muchas células, es visible una red de microfilamentos justo dentro de la cara interna de la membrana plasmática, una región denominada corteza celular. Los microfilamentos dan a la corteza celular una consistencia parecida al gel, que se compara con el estado fluido del citosol, la parte más interna de la célula. Los microfilamentos de la corteza celular ayudan a determinar la forma de la célula y son importantes para su movimiento. Los microfilamentos en sí no pueden contraerse, pero pueden generar movimiento ensamblándose y desensamblándose rápidamente. Las células musculares tienen dos tipos de i lamentos especializados, uno compuesto sobre todo de la proteína miosina y otro compuesto principalmente de la proteína actina. El ATP unido a la miosina proporciona energía para la contracción muscular. Cuando el ATP se hidroliza a ADP, la miosina se une a la actina y hace que los microfilamentos se deslicen. Cuando miles de filamentos se deslizan de esta forma, las células musculares se acortan. De este modo, el ATP, la actina y la miosina generan las fuerzas que participan en la contracción muscular. Actividad. Relizar una lectura compresiva 1. Con tus palabras escriba entre 5 y 10 líneas las funciones que cumple el citoesqueleto dentro de la célula. Indicadores - Realizó la tarea 1p - Siguió las indicaciones de redacción 1p - Entrega en la siguiente clase 1p -