Tarea 8 Biología 3°

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

Colegio Johannes Gutenberg Campo 9

Biología
Tema: Citosol
Curso: 3°
Fecha: 20/04/21
Tp.: 3

CITOESQUELETO

Citoesqueleto – Biología 3° Curso


Al observar las células que crecen en el laboratorio, los científicos ven que éstas cambian
frecuentemente de forma y que muchos tipos de ellas se mueven. El citoesqueleto, una densa red
de fibras de proteína, proporciona a las células su resistencia mecánica, su forma y su capacidad
para moverse. El citoesqueleto también participa en la división celular y en el transporte de
materiales dentro de la célula. El citoesqueleto es muy dinámico y está en continuo cambio. Su
armazón está constituido por tres tipos de filamentos de proteína: microtúbulos, microfilamentos y
filamentos intermedios. Tanto microfilamentos como microtúbulos están formados por
subunidades de proteínas globulares (en forma de perlas) que se pueden ensamblar y desensamblar
rápidamente. Los filamentos intermedios están formados por subunidades de proteínas fibrosas y
son más estables que los microtúbulos y los microfilamentos.
Los microtúbulos son cilindros huecos
Los microtúbulos, los filamentos más gruesos del citoesqueleto, son rígidos, tienen forma de
cilindros huecos con un diámetro externo de aproximadamente 25 nm y hasta varios micrómetros
de longitud. Además de tener una función estructural en el citoesqueleto, son extremadamente
adaptables y están implicadas en el movimiento de los cromosomas durante la división celular.
Sirven como vías de transporte para otras varias clases de movimiento intracelular y son los
principales componentes estructurales de cilios y flagelos, estructuras especializadas utilizadas en
determinados movimientos celulares. Los microtúbulos consisten en dos formas de la proteína
tubulina: tubulina-a y tubulina-b. Estas proteínas se combinan para formar un dímero. Un
microtúbulo se alarga a medida que se agregan dímeros de tubulina. Los microtúbulos se acortan y
desensamblan al retirar dímeros, que se reciclan para formar nuevos microtúbulos. Cada
microtúbulo tiene polaridad y sus dos extremos se conocen como extremo más y extremo menos.
El extremo más, se alarga con mayor rapidez. También son importantes otras proteínas para la
función de los microtúbulos. Las proteínas asociadas a los microtúbulos (MAP) se clasifican en dos
grupos: MAP estructurales y MAP motoras. Las MAP estructurales pueden ayudar a regular el
ensamblaje de microtúbulos y entrelazan los microtúbulos con otros polímeros del citoesqueleto.
Las MAP motoras utilizan la energía del ATP para producir movimiento. ¿Cuáles son los
mecanismos que permiten a los orgánulos y a otros materiales moverse dentro de la célula? Las
células nerviosas normalmente tienen largas prolongaciones llamadas axones, que transmiten
señales a otras células nerviosas, a las células musculares o a las células que producen hormonas.
Debido a la longitud y accesibilidad de los axones y a que otras células utilizan mecanismos
similares de transporte, los investigadores han utilizado el axón como modelo para estudiar el
transporte de orgánulos dentro de la célula. Se ha encontrado que muchos orgánulos, como las
mitocondrias y las vesículas de transporte y secretoras, se adhieren a los microtúbulos. Los
microtúbulos sirven como vías de transporte a lo largo de las cuales se desplazan los orgánulos a
diferentes lugares de la célula. Una proteína motora, la kinesina, mueve los orgánulos hacia el
extremo más de un microtúbulo. La dineína, otra proteína motora, transporta los orgánulos en el
sentido opuesto, hacia el extremo menos. Este movimiento de la dineína se conoce como transporte
retrógrado, para el cual también es necesario un complejo proteínico llamado dinactina. La
dinactina es una proteína adaptadora que une la dineína al microtúbulo y al orgánulo. A veces, por
ejemplo, durante el transporte de peroxisomas, las kinesinas y las dineínas pueden funcionar a la
vez.
Los centrosomas y los centriolos participan en la división celular
Para que los microtúbulos actúen como soporte estructural o participen en el movimiento
celular, deben anclarse a otras partes de la célula. En las células que no están en división, el
extremo menos de los microtúbulos parece estar anclado a regiones llamadas centros
organizadores de microtúbulos (MTOC). En las células animales, el principal MTOC es el
centro de la célula o centrosoma, una estructura importante en la división celular. En muchas
células, incluyendo casi todas las células animales, el centrosoma contiene dos estructuras
llamadas centriolos. Estas estructuras se orientan perpendicularmente entre sí. Se conocen como
estructuras 9 X 3 ya que están formadas por nueve grupos de tres microtúbulos unidos
(tripletes), que se organizan formando un cilindro hueco. Los centriolos se duplican antes de la
división celular y pueden estar implicados en algún tipo de ensamblaje de microtúbulos. La
mayoría de las células vegetales y de las células fúngicas tiene un MTOC, pero carecen de
centriolos. Esto sugiere que los centriolos no son esenciales para la mayoría de los procesos de
ensamblaje de microtúbulos y que existen mecanismos alternativos presentes. La habilidad de
microtúbulos para ensamblar y desensamblar se ve rápidamente durante la división celular,
cuando gran parte del citoesqueleto se desensambla. En ese momento, las subunidades de
tubulina se organizan en una estructura denominada huso mitótico, que sirve como soporte para
la distribución ordenada de los cromosomas durante la división celular.
Los cilios y los flagelos están compuestos de microtúbulos
Estas delgadas estructuras móviles, importantes para el movimiento celular se proyectan desde
la superficie de muchas células. Si una célula tiene uno o sólo unos pocos de estos apéndices y
además son largos (por lo general de aproximadamente 200 μm) con respecto al tamaño de la
célula, se llaman flagelos. Si la célula tiene muchos apéndices cortos (en general de 2 a 10 μm),
éstos se llaman cilios. Los cilios y flagelos ayudan a los organismos unicelulares y
multicelulares pequeños a moverse en un entorno acuoso. En animales y en ciertas plantas, los
flagelos sirven como cola de los espermatozoides. En los animales, los cilios se encuentran en
las superficies de las células que tapizan los conductos internos del cuerpo (tal como las vías
respiratorias). Estas células utilizan los cilios para mover líquidos y partículas a través de la
superficie celular. Los investigadores han demostrado que los cilios también sirven como
antenas receptoras de algunas células y desempeñan funciones importantes en la señalización de
la célula.
Los cilios y flagelos de las células eucariotas son estructuralmente similares (pero distintos de
los flagelos bacterianos). Cada uno consiste en un tallo esbelto y cilíndrico, cubierto por una
extensión de la membrana plasmática. El centro del tallo contiene un grupo de microtúbulos
organizados de manera que hay nueve pares de túbulos enlazados alrededor de la circunferencia
y dos microtúbulos no emparejados en el centro. Este arreglo 9 + 2 de los microtúbulos es
característico de prácticamente todos los cilios y flagelos de células eucariotas. Los
microtúbulos de los cilios y flagelos se mueven al deslizarse por parejas uno con respecto al
otro. La fuerza de deslizamiento es generada por las proteínas motoras dineína, más la energía
del ATP. Los “pies” de la dineína mueven los pares de microtúbulos formando y rompiendo
sucesivamente puentes cruzados sobre los pares de microtúbulos adyacentes. Cada par de
microtúbulos “camina” a lo largo de su vecino. Las flexibles proteínas enlazadoras que hay
entre los pares de microtúbulos evitan que éstos se deslicen muy lejos. Como resultado, esta
acción motora hace que los microtúbulos se flexionen y se deslicen. Los cilios suelen moverse
como los brazos de un nadador, alternando movimientos de empuje y de recuperación en la
dirección opuesta. Ejercen una fuerza paralela a la superficie celular. Por otra parte un flagelo se
mueve como un látigo, ejerciendo una fuerza perpendicular a la superficie celular. Cada cilio o
flagelo está anclado a la célula por un cuerpo basal, que posee nueve grupos de tres
microtúbulos arreglados u organizados en forma cilíndrica (estructura 9 3 3). Al parecer, el
cuerpo basal es la estructura organizadora del cilio o del flagelo cuando se inicia la formación
de éste. Sin embargo, se ha demostrado experimentalmente que conforme se produce su
crecimiento las subunidades de tubulina se agregan mucho más rápido a las puntas de los
microtúbulos que a la base. Parece que los cuerpos basales y los centriolos están relacionados
funcional y estructuralmente. De hecho, los centriolos son típicos de las células de organismos
eucariotas que producen células flageladas o ciliadas; entre éstas se encuentran las células de
animales, algunos protistas, unos cuantos hongos y unas cuantas plantas. Tanto los cuerpos
basales como los centriolos se replican a ellos mismos. Casi todas las células de vertebrados
tienen un cilio primario, un único cilio sobre la superficie de la célula que sirve como una
antena celular. El cilio primario tiene receptores en su superficie que se unen con moléculas
específicas fuera de la célula o en las superficies de otras células. Investigaciones recientes
indican que los cilios primarios desempeñan una función importante en muchas vías de
señalización que regulan el crecimiento y la especialización de las células durante el de Los
microfilamentos están compuestos de cadenas entrelazadas de actina.
Los microfilamentos, también llamados filamentos de actina, son fibras resistentes y flexibles
de unos 7 nm de diámetro. Cada microfilamento consiste en dos cadenas poliméricas
entrelazadas compuestas de moléculas de actina (semejantes a perlas). Los microfilamentos
están unidos entre sí y con otras proteínas a través de proteínas enlazadoras. Forman haces de
fibras que dan soporte mecánico a diversas estructuras celulares. En muchas células, es visible
una red de microfilamentos justo dentro de la cara interna de la membrana plasmática, una
región denominada corteza celular. Los microiflamentos dan a la corteza celular una
consistencia parecida al gel, que se compara con el estado fluido del citosol, la parte más interna
de la célula. Los microfilamentos de la corteza celular ayudan a determinar la forma de la célula
y son importantes para su movimiento. Los microfilamentos en sí no pueden contraerse, pero
pueden generar movimiento ensamblándose y desensamblándose rápidamente. Las células
musculares tienen dos tipos de filamentos especializados, uno compuesto sobre todo de la
proteína miosina y otro compuesto principalmente de la proteína actina. El ATP unido a la
miosina proporciona energía para la contracción muscular. Cuando el ATP se hidroliza a ADP,
la miosina se une a la actina y hace que los microfilamentos se deslicen. Cuando miles de i
lamentos se deslizan de esta forma, las células musculares se acortan. De este modo, el ATP, la
actina y la miosina generan las fuerzas que participan en la contracción muscular. En células no
musculares, la actina también se asocia con la miosina para formar estructuras contráctiles que
intervienen en diversos movimientos celulares. Por ejemplo, en la división de células animales,
la contracción de un anillo de actina asociada con miosina constriñe a la célula, formándose dos
células hija. Algunas células cambian de forma rápidamente en respuesta a cambios en el
ambiente exterior. Las amebas, los leucocitos y las células cancerosas se encuentran entre los
muchos tipos de células que se arrastran a lo largo de una superficie, un proceso que incluye
cambios en la forma. Estas respuestas dependen de las señales externas que afectan los
microfilamentos, así como el ensamble, de los microtúbulos. Los filamentos de actina empujan
la membrana plasmática hacia fuera, formando protuberancias llenas de citoplasma que se
conocen como seudópodos (“pies falsos”). Los seudópodos se adhieren a la superficie. Las
contracciones de los microfilamentos en el extremo opuesto de la célula empujan al citoplasma
hacia delante en la dirección de locomoción. Los microtúbulos, la miosina y otras proteínas
también parecen necesarias para el deslizamiento celular, muchos tipos de células tienen
microvellosidades, que son proyecciones de la membrana plasmática que aumentan el área
superficial de la célula para el transporte de materiales a través de dicha membrana. Compuestas
de haces de microi lamentos, las microvellosidades se extienden y retraen conforme se
ensamblan y se desensamblan estos filamentos.

Los filamentos intermedios ayudan a estabilizar la forma de la célula


Los filamentos intermedios son fibras resistentes y flexibles de aproximadamente 10 nm de
diámetro. Proporcionan resistencia mecánica y estabilizan la forma celular. Estos filamentos
abundan en regiones de la célula que pueden estar sometidas a tensión mecánica aplicada desde
el exterior de la célula. Los filamentos intermedios evitan el excesivo estiramiento de la célula
en respuesta a fuerzas externas. Ciertas proteínas entrelazan estos filamentos con otros tipos de
filamentos y establecen interacciones entre ellos. Todas las células eucariotas tienen
microtúbulos y microfilamentos, pero se sabe que sólo algunos grupos animales, como los
vertebrados, tienen filamentos intermedios. Incluso cuando están presentes, estos filamentos
varían ampliamente en la composición de proteínas y tamaño entre los diferentes tipos celulares
y organismos. Ejemplos de filamentos intermedios son las queratinas que se encuentran en las
células epiteliales de la piel de vertebrados y los neurofilamentos que se ubican en las células
nerviosas de los vertebrados. Ciertas mutaciones en los genes que codifican los filamentos
intermedios debilitan a la célula y se asocian con varias enfermedades. Por ejemplo, en la
enfermedad neurodegenerativa denominada esclerosis lateral amiotrófica (ELA, o enfermedad
de Lou Gehrig), se han identificado neurofilamentos anómalos en las células nerviosas que
controlan los músculos. Esta condición interfiere con el transporte normal de materiales en las
células nerviosas, lo que conduce a su degeneración. La pérdida de la función muscular
resultante es normalmente mortal.

Los microfilamentos están compuestos de cadenas entrelazadas de actina


Los microfilamentos, también llamados filamentos de actina, son fibras resistentes y flexibles
de unos 7 nm de diámetro. Cada microfilamento consiste en dos cadenas poliméricas
entrelazadas compuestas de moléculas de actina (semejantes a perlas). Los microfilamentos
están unidos entre sí y con otras proteínas a través de proteínas enlazadoras. Forman haces de
fibras que dan soporte mecánico a diversas estructuras celulares. En muchas células, es visible
una red de microfilamentos justo dentro de la cara interna de la membrana plasmática, una
región denominada corteza celular. Los microfilamentos dan a la corteza celular una
consistencia parecida al gel, que se compara con el estado fluido del citosol, la parte más interna
de la célula. Los microfilamentos de la corteza celular ayudan a determinar la forma de la célula
y son importantes para su movimiento. Los microfilamentos en sí no pueden contraerse, pero
pueden generar movimiento ensamblándose y desensamblándose rápidamente. Las células
musculares tienen dos tipos de i lamentos especializados, uno compuesto sobre todo de la
proteína miosina y otro compuesto principalmente de la proteína actina. El ATP unido a la
miosina proporciona energía para la contracción muscular. Cuando el ATP se hidroliza a ADP,
la miosina se une a la actina y hace que los microfilamentos se deslicen. Cuando miles de
filamentos se deslizan de esta forma, las células musculares se acortan. De este modo, el ATP,
la actina y la miosina generan las fuerzas que participan en la contracción muscular.
Actividad.
Relizar una lectura compresiva
1. Con tus palabras escriba entre 5 y 10 líneas las funciones que cumple el citoesqueleto
dentro de la célula.
Indicadores
- Realizó la tarea 1p
- Siguió las indicaciones de redacción 1p
- Entrega en la siguiente clase 1p
-

También podría gustarte