TEMA 3. EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. EL DESARROLLO AFECTIVO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE CERO A SEIS AÑOS. APORTACIONES DE DISTINTOS AUTORES. LA CONQUISTA DE LA AUTONOMÍA. DIRECTRICES PARA UNA CORRECTA INTERVENCIÓN EDUCATIVA.

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TEMA 3. EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.

EL DESARROLLO AFECTIVO
DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE CERO A SEIS AÑOS. APORTACIONES DE DISTINTOS
AUTORES. LA CONQUISTA DE LA AUTONOMÍA. DIRECTRICES PARA UNA
CORRECTA INTERVENCIÓN EDUCATIVA.

0.- Introducción

1.- El desarrollo de la personalidad.

1.1 Definición de la personalidad.

1.2 Proceso de construcción

2.- El desarrollo afectivo en niños y niñas de 0 a 6 años.

2.1 ¿Qué son los afectos?

2.2 Fases del desarrollo afectivo

2.3 Componentes del desarrollo afectivo: el apego, el autoconcepto y la autoestima.

3.- Aportaciones de distintos autores.

3.1 Teoría cognitivista de Wallon

3.2 Teoría constructivista de Piaget

3.3 Teoría personalista de Allport

3.4 Teoría psicoanalista de Bowlby

4.- La conquista de la autonomía.

5.- Directrices para una correcta intervención educativa.

6.- Conclusión.

7.- Bibliografía
0.- INTRODUCCIÓN

Si en las primeras semanas de curso, les preguntásemos a nuestros alumnos de 4 años qué
les gustaría hacer durante este año, nos encontraríamos con respuestas tan variopintas como: hacer
letras de papel, construir un barco, bailar, pintar sin salirme, jugar con mis amigos o fabricar un
cuento. Todas las respuestas hablan de saberes, de comunicación y de afectos, de necesidades del
cuerpo y del alma. Todas ellas requieren ganas de pasarlo bien dentro del aula y de aprender. Para
ello será fundamental preparar un ambiente agradable, con posibilidades de moverse, de hablar, de
experimentar y de expresarse. Que sientan su propio cuerpo como un vehículo de comunicación con
ellos mismos y ocn todos los elementos que le rodean.
El tema que vamos a desarrollar a continuación es el número tres. En la Ley Orgánica
2/2006, de 3 de mayo, de Educación y en sus modificaciones en la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de
diciembre, para la mejora de la calidad educativa, nos indican que uno de los principios generales
de la Educación Infantil, será contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los
niños, es decir, contribuir a su crecimiento integral. A lo largo de este tema, veremos cómo la
escuela es una herramienta fundamental para el desarrollo armónico y natural de la personalidad de
los niños que entran en nuestras aulas y cómo nosotros, como maestros podemos ser partícipes de
esta evolución que se dará durante toda la etapa.
Comenzaremos el primer punto del tema, titulado: El desarrollo de la personalidad, donde
primero explicaremos qué es la personalidad, y después cuáles son sus características más
relevantes. Pasaremos al punto 2, titulado: el desarrollo afectivo en niños y niás de 0 a 6 años,
donde veremos qué son los afectos, cuáles son sus fases y finalizaremos este segundo punto
hablando de los componentes del desarrollo afectivo.
En el siguiente punto, el 3, titulado: aportaciones de distintos autores, profundizaremos en
cuatro teorías diferentes sobre el desarrollo de la personalidad, para pasar al punto 4: la conquista de
la autonomía donde explicaremos su importancia en la etapa de infantil.
En el punto 5, directrices para una correcta intervención educativa, matizaremos cómo viene
recogido en el currículo el desarrollo de la personalidad y cómo lo podemos poner en práctica en
nuestras aulas. Finalizaremos el tema con una conclusión y la bibliografía y webgrafía utilizada.
A continuación, coenzaremos con el primer unto del tema titulado: “el desarrollo de la
personalidad” donde nos aproximaremos a la definición de la personalidad.

1.- EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.

1.1. Definición de la personalidad


Todos los seres humanos somos únicos y singulares, aunque compartimos semejanzas
existen muchas y variadas diferencias, las cuales nos hacen peculiares y diferentes de los demás.
Las personas somos una unidad biológica y psicológica, producto de unas características propias,
del ambiente en el que nos desarrollamos y de la historia vivida.
El término personalidad, según expone Coll, Marchesi y Palacios (2014) tiene muchas
acepciones, aunque ninguna de ellas goza de aceptación universa. Pero lo que sí se puede
manifestar son las siguientes certezas:
- Por un lado, que cada individuo tiene su propia y distinta personalidad.
- Que esta personalidad se apoya en una estructura biopsicológica.
- Y por último que la estructura de la personalidad es dinámica y cambiante, adaptable psicológica y
sociológicamente. Precisamente por ser dinámica es por lo que resulta difícil definirla.
Hay pues tantas definiciones del término personalidad como teorías que la definen. No
obstante, hay un tema común a casi todas las definiciones: la personalidad suele referirse a los
patrones distintos de conducta, incluyendo pensamientos y emociones, que caracterizan la
adaptación de ada individuo ante las situaciones que se le presentan en la vida.
Si al entrar a nuestra aula de 4 años, presentamos a nuestra nueva mascota, un pequeño
conejo, podremos ver cómo las reacciones de nuestros alumnos serán muy diversas. Desde aquellos
que no muestren demasiado interés porque están habituados a verlos, hasta aquellos que estén
entusiasmados por la novedad u otros que sientan aprensión o asco por experiencias vividas
anteriormente.
Resumiendo lo anterior, podemos decir que los tres elementos fundamentales a destacar en
el ámbito de la personalidad son:
- Las conductas
- Los pensamientos
- Las emociones
Pero, ?como es el proceso de construcción de la personalidad?

1.2 Proceso de construcción

Desde que el niño nace, se iniciará este proceso de construcción de su personalidad que le
llevará a manifestarse como un ser único. EL primer paso será ir diferenciándose progresivamente
del entorno que le rodea. Después, necesitará de los otros para formarse una imagen acerca de sí
mismo. Para esto será fundamental el estalecimiento de unos vínculos de apego de calidad. Por
último, aparecerá la necesidad de demostrar que es diferente a los demás, de manifestar sus propias
singularidades. Es aquí cuando tenemos las primeras manifestaciones de su personalidad, que se
dará alrededor de los tres años.

En este desarrollo, hay dos aspectos que vana influir significativamente: la herencia y el
medio. La herencia puesto que los niños cuando nacen traen su sello personal heredado, que les hará
diferentes a otros, y el medio, que les proporcionará experiencias, que le irán imprimiendo su sello
particular. Además de estos dos aspectos, Palacios destaca:
➢ El conocimiento de sí mismo: es decir, su autoconcepto y autoestima.
➢ Su desarrollo emocional.
➢ Su familia.
Proponiendo en el aula juegos de colaboración co los compañeros como construir cabañas con telas,
pinzas y palos u observando el juego libre por rincones, nos ayudará a conocer muejor la
personalidad de nuestros alumnos, ya que a través de estas actividades entre en juego el cumplir con
las normas, llegar a acuerdos, compartir el material o recibir halagos.
Como conclusión a este primer punto del tema podemos decir que la experiencia emocional
vivida en el seno de la familia y en los primeros años de vida, será transcendental en lo que será el
futuro del desarrollo emocional de la persona. Por tanto la escuela tendrá un papel fundamental en
el este desarrollo afectivo.

Para poder conocer mejor a nuestros alumnos y darles una respuesta adecuada a su edad y a
su diversidad, vamos a pasar al segundo punto del tema, profundizando con detalle en el desarrollo
afectivo en los niños y niñas de 0 a 6 años.
2.- EL DESARROLLO AFECTIVO EN LOS NIÑOS Y NIÑAS DE 0 A 6 AÑOS.

2.1 ¿Qué son los afectos?


Antes de empezar a abordar el desarrollo afectivo, consideramos interesante aclarar el
término afectividad. Los afectos o estados afectivos son respuestas emocionales o sentimentales de
una persona a un estímulo o situación, por eso se clasifican en emociones y sentimientos.
- Durante muchos años se pensó que las emociones se localizaban en el cerebro emocional o
sistema límbico. Actualmente sabemos gracias a la neurociencia, que las emociones se tratan de
patrones complejos e inesperados, que implican a la dimensión cognitiva, a la fisiológica y a la
motriz. Por tanto, la actividad cognitiva, es movilizada siempre por la emocional.
Las emociones no se las puede clasificar como positivas ni negativas, son adaptativas y tendrán un
carácter intenso y corto. Según Roberto Aguado (2014), todas las emociones: alegría sorpresa,
rabia, miedo admiración, tendrán siempre parejas, plataformas de acción como la huida, el interés o
la imitación.
- Los sentimientos son el arraigo de una emoción, es hacerla consciente y vendrán condicionados
por la cultura y los valores morales, éticos o espirituales de cada persona. Se diferencia de las
emociones porque son duraderos e internos.
Siguiendo con Aguado, en nuestras aulas, debemos trabajar la inteligencia emocional que es
saber escoger la emoción adecuada, en un contexto concreto y un momento concreto.
Pero estos estados afectivos, vana ir evolucionando significativamente desde su nacimiento
hasta los 6 años. A continuación, vamos a ir explicando estas fases del desarrollo, contextualizadas
en el primer ciclo y en el segundo ciclo de infantil.

2.2 Fases del desarrollo afectivos


Durante el primer ciclo, que comprende de los 0 a los 3 años, se inicia la comprensión
emocional propia y de los demás.
Durante los primeros meses de vida las expresiones emocionales tendrán una funcionalidad
comunicativa y permitirán a los adultos interpretar sus deseos y actuar en consecuencia. Alrededor
del 6º mes, el niño posee un gran repertorio de expresiones emocionales y es capaz de reconocer las
expresiones faciales del adulto relacionadas con las emociones, respondiendo de forma
diferenciada: sonriendo, agitando sus extremidades…
A partir del año empiezan a compartir los estados afectivos de las personas que le rodean
eso marca el inicio de la empatia, porque ya es capaz de experimentar las emociones de los demás.
Un buen vinculo con la maestra, que será su persona de referencia y un ambiente revestido
de afecto, música, colores, canciones… además de calma, silencios y ánimos, serán fundamentales
para que se vayan asomando a la vida con confianza.
A partir de los 2 años, gracias al desarrollo del lenguaje, el niño va adquiriendo
progresivamente mayor comprensión de las emociones propias y ajenas. Al poder nombrarlas, esas
emociones se hacen más accesibles. Comenzarán a interesarse por los sentimientos y emociones de
los demás.
El juego simbólico, que se inicia a partir de esta edad, le servirá ara el desarrollo de la
expresión emocional ya que mientras realizan estos juegos, recrean situaciones de miedo, tristeza,
alegría…
En el aula de 2 años podemos trabajar las emociones con el cuento “el monstruo de colores”
de Anna Llenas (2014) Barcelona. Flamboyani. En él se cuenta la historia de un monstruo que se
hace un lio con las emociones y tiene que separarlas e identificarlas para asociarlas a situaciones
concretas.
A lo largo del segundo ciclo de Educación Infantil, los niños son cada vez más hábiles para
afrontar las emociones. EL mayor avance, es que comenzarán a comprender y utilizar las normas
que regulan la expresión emocional. Aprenden poco a poco a expresar las emociones de forma
socialmente aceptada y adecuada a cada situación.
A partir de los 3 años, empezará a tener mayor repercusión afectiva en uno mismo lo que les
ocurre a los demás, ya que tendrán más experiencias y van siendo capaces de ponerse en el lugar del
otro.
Alrededor de los 5 años comenzarán a ser conscientes de que los demás tienen sus propios
sentimientos, deseos, miedos y necesidades. A partir de ellos realizarán inferencias acerca de lo que
puede estar sintiendo el otro ante una circunstancia concreta.
En las clases de 4 y 5 años podemos trabajar con el corto “el puente”, donde surgen
diferentes emociones de los personajes al intentar cruzar a la vez un puente muy estrecho, llegando
a la conclusión de que, si colaboran hay espacio para todos.
Para que este desarrollo afectivo tenga una evolución natural y positiva sera necesario que se
den tres componentes fundamentales: el apego, el autoconcepto y la autoestima.
Vamos a pasar a explicar cada uno de ellos.

2.3 Componentes del desarrollo afectivo

➢ El apego es la relación que el niño establece con el adulto de referencia. Es una relación
especial y privilegiada que el niño tienen con unas pocas personas. Se caracteriza por el interés y
afecto mutuo, y establece un lazo afectivo que hace que el niño busque su proximidad y contacto.
La importancia del apego es tal, que está demostrado que los primeros lazos afectivos entre el niño
y las personas que están a su cuidado, sirven de prototipo a la hora de establecer relaciones
afectivas en edades posteriores.
En el aula de infantil, los juegos cooperativos favorecerán la creación y fortalecimiento de este
vínculo de apego.
Estudios de neurociencia avalan esta teoría, ya que el juego cooperativo estimula la producción de
oxitocina, generando un sentimiento de bienestar, que promueve la relajación y la disminución del
estrés. Además, estimula las regiones del cerebro que participan en el control de las conductas
agresivas. Algunos ejemplos de juego podrían ser “La gallinita ciega”, o “A la zapatilla por detrás”.
➢ El segundo componente del desarrollo afectivo es el autoconcepto. El autoconcepto, tiene
que ver con la imagen que tenemos de nosotros mismos. Se refiere al conjunto de características o
atributos que utilizamos para definirnos como individuos y para diferenciarnos de los demás.
Los niños lo van a ir construyendo a partir de las propias experiencias y de las valoraciones que
reciben de las personas significativas de su medio social, como son los padres, profesores y
compañeros.
Siguiendo a Palacios (2014), algunas de las características del autoconcepto en la etapa de infantil,
serian:
- La tendencia a describirse utilizando sus atributos personales externos. Cuando pedimos a
un niño que se defina a sí mismo, suele hacerlo en términos de las actividades que realiza como
“soy un niño que juega al balón”, de su apariencia física “soy alto” o de algún otro rasgo distintivo
de carácter general por ejemplo “soy una niña que se llama Ana”

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