Abordaje Interdisciplinario en El Trabajo Con Niñas, Niños y Adolescentes en Situación de Vulnerabilidad
Abordaje Interdisciplinario en El Trabajo Con Niñas, Niños y Adolescentes en Situación de Vulnerabilidad
Abordaje Interdisciplinario en El Trabajo Con Niñas, Niños y Adolescentes en Situación de Vulnerabilidad
La experiencia que compartiremos fue desarrollada entre abril y noviembre de 2005 en el Centro de
Atención Transitoria (en adelante CAT).
CONTEXTO DE LA EXPERIENCIA
El CAT es un lugar de atención abierto, que depende del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, para alojar de manera transitoria a chicos/as y
adolescentes en situación de emergencia social, derivados por los distintos programas del mismo
Consejo o por otras instituciones y programas de la Cuidad de Buenos Aires, por lo general previo
paso por la Guardia Permanente del mismo Consejo.
Durante su permanencia se atienden las necesidades del niño/a en lo que hace a una alimentación
adecuada, ropa y calzado; pero además se ofrecen distintos talleres y actividades recreativas.
Asimismo se favorece la continuidad de la escolaridad del niño/a y la atención de cuestiones de
salud, si hubiese o surgiese algún problema. Además se realizan salidas a paseos tradicionales,
funciones teatrales y cinematográficas, recreación al aire libre, etc.
Los motivos por los cuales los niños/as ingresan al CAT son diversos:
Marco teórico
Asimismo la CIDN considera a niños, niñas y adolescentes como personas en condición particular
de desarrollo. Esto significa que poseen todos los derechos de los adultos, además de los derechos
especiales derivados de su condición de niños, ya que no están en condiciones de satisfacer por sí
mismos sus necesidades básicas ni de hacer valer sus derechos y exigir su cumplimiento.
Lamentablemente, hoy en día es necesario trabajar sobre los derechos porque si bien se reconocen,
no se respetan. Es importante diferenciar reconocimiento de respeto. El reconocimiento se relaciona
con los instrumentos de protección aprobados en el campo del derecho internacional y en el derecho
interno. En este aspecto, más teórico si se quiere, se ha evolucionado favorablemente en los últimos
años. El respeto, en cambio, se refiere a la aceptación y el cumplimiento efectivo de los derechos
humanos, a lo práctico. En este aspecto aún queda mucho por hacer.
En este nuevo paradigma nos posicionamos para desarrollar los talleres; ya que sus objetivos
tendían a:
En este sentido consideramos que replantear las relaciones de género desde la infancia permitirá
construir nuevas formas de relacionarse entre los adultos, transformando las relaciones jerárquicas
entre hombres y mujeres, en relaciones democráticas de responsabilidad compartida.
Metodología de Trabajo
Para abordar los derechos con perspectiva de género hemos utilizado la metodología de taller[5] y
el juego[6].
Es importante destacar que en esta experiencia el grupo adquiere características particulares ya que
se trata de un grupo que no es estable (de un taller a otro hay ingresos y egresos de niños/as), que
puede variar la cantidad de participantes (entre 2 a 15 niños/as y adolescentes) y que es muy
heterogéneo (en cuanto a edades, vivencias y experiencias de vida, intereses, etc.). Podríamos decir
que la característica común es la de estar en situación de vulnerabilidad de sus derechos, aunque
cada uno/a por causas, vivencias, historias con marcas distintas.
En virtud de ello, la planificación flotante requiere flexibilidad, plasticidad y dejarse empapar por el
acontecer grupal, sus trazos, sus bocetos, como dibujos que se estuvieran plasmando. Siguiendo a
Pavlovsky, tomamos la concepción de boceto como un dibujo que se construye sin conocer su
forma final: “(...) inútil intentar apresar el sentido del proceso de construcción de bocetos. Es el “no
sentido” de Winnicott” (Pavlovsky y Kesselman, 1991:19). En ese estado de creatividad, al
coordinador sólo le queda jugar sin exigirse comprender el sentido de su juego y el del grupo.
En relación al juego, en consonancia con los desarrollos de Winnicott y Tato Pavlovsky pensamos
que para trabajar con niños/as hay que aprender a jugar con ellos antes que aconsejar, transmitir
información o realizar cualquier actividad ligada a la promoción de la salud integral. En este sentido
creemos que conociéndolos, observándolos y sabiendo “hablar” el idioma lúdico de “ellos”; sólo
entonces una intervención tendrá la potencialidad de ser efectiva; de lo contrario puede ser sentida
como proveniente de otro mundo, del “idioma” incomprensible de los “adultos” y entonces los
chicos no pueden ni internalizarla, ni elaborarla.
Dada la complejidad de esta experiencia en cuanto a las particularidades mencionadas que reviste,
consideramos fundamental la conformación de un equipo interdisciplinario para su abordaje. Esto
implicó la búsqueda de un encuentro y un intercambio entre cada una de las disciplinas. Un trabajo
cooperativo, flexibilidad para incluir diferentes posturas y miradas y buscar técnicas y métodos de
trabajo sin adoptar actitudes dogmáticas. En este sentido Nora Elichiry (1987: 337) sostiene que “la
integración no se realiza exclusivamente a nivel de las disciplinas, sino a través de los miembros del
equipo de trabajo, que en grupos heterogéneos aportan prácticas convergentes. Es por ello que la
cooperación orgánica entre los miembros del equipo es básica”.
Antes de presentarnos ante los/as niños/as, los operadores nos comentaban sobre la conformación
del grupo (cantidad, edades, intereses, historias personales y motivos de ingreso) y sobre las
situaciones ocurridas en los últimos días. Esta información así como la presentación de los/as
niños/as nos permitía tener una primera aproximación al grupo y constituía un insumo para poder
pensar la propuesta en cada taller.
Dado que siempre había chicos nuevos, en la presentación de los niños/as se intentaba que aquellos
que ya habían estado en los talleres tuvieran una participación activa en el relato de lo que se hacía
en el encuentro.
A partir de lo surgido en esta presentación y de los datos suministrados por los operadores,
decidíamos por un lado, si trabajábamos con el todo el grupo o dos subgrupos; y por otro lado, la
actividad que propondríamos. En ocasiones continuamos o retomamos la actividad que los niños
estaban realizando antes de nuestra llegada. Es importante destacar que si bien los niños/as y
adolescentes eran informados acerca del taller, nuestra presencia no dejaba de interrumpir y, para
algunos irrumpir, las actividades que estaban realizando. Así, por ejemplo, un día llegamos y los
niños/as estaban tirando avioncitos hechos de papel. Era un momento caracterizado por la descarga
y la agresión y llegaban a darse situaciones en que los coordinadores debían intervenir para que no
se lastimaran. No había ley que regulara los intercambios, era la ley del más fuerte. Nos incluimos
en el juego. A través de jugar con ellos e incorporar algunas consignas, preguntas, propuestas;
fuimos ayudando a los chicos/as a darle sentido y contenido a esa acción. Poco a poco fueron
surgiendo propuestas de construir un lugar donde los avioncitos aterrizaran; casas, edificios, calles.
Así, se fue armando una ciudad en la cual los aviones aterrizaban y despegaban. También algunos
empezaron a decorar sus aviones con papel glacé y a pintarlos con marcadores.
Las temáticas en general surgían en el momento de la presentación, a partir de los comentarios que
hacían de situaciones ocurridas, de sí mismos o de los otros compañeros. Así, por ejemplo, en una
presentación, algunos adolescentes manifestaron algunas falsas creencias en relación a los tatuajes y
los piercing que tenía un compañero y su relación con el VIH. Esto dio lugar para trabajar sobre el
proceso VIH/SIDA, formas de transmisión y su prevención, a partir de los saberes previos. Fue
interesante lo que ocurrió unos meses después cuando una de las adolescentes que había estado
presente en ese encuentro volvió al CAT y recordaba lo trabajado en ese taller, pudiéndole contar a
los otros adolescentes presentes sobre los temas abordados. Además de las mencionadas, otras
temáticas trabajadas en los talleres fueron: identidad, discriminación, sexualidad, cuidado del propio
cuerpo, autoestima.
El taller también fue, en algunas ocasiones, un espacio utilizado por los mismos niños/as y
adolescentes para plantear conflictos y encontrar y construir una resolución alternativa. En una
oportunidad, por ejemplo, los niños/as plantearon no poder ponerse de acuerdo para elegir los
programas de televisión. Escuchando este conflicto, propusimos trabajar sobre una grilla con
horarios para el uso del televisor. De este modo, la intervención posibilitó el pasaje de “la ley del
más fuerte” a la negociación de horarios de programas, lo que a su vez posibilitó que se
reacomodaran las alianzas y las relaciones entre los y las niños y niñas.
Ante algunas situaciones conflictivas que remitían a cuestiones de género, habitualmente los niños
rivalizaban con las niñas, en tanto que cuando se discutía sobre otras situaciones en las que
predominaban las preferencias o gustos, como por ejemplo el uso del televisor, las alianzas se
hacían más flexibles. Lo mismo ocurría al momento de elegir música, otro de los recursos
incorporados en los talleres.
Al final de taller se realizaba un afiche con las producciones de los participantes y se pegaba en una
Cartelera. La misma servía para anoticiar del taller a los/as niños/as que ingresaban. Asimismo se
informaba o comentaba a los operadores sobre los emergentes surgidos.
En cuanto a los recursos utilizados en los talleres, los mismo fueron diversos y variados (música,
masa, marcadores, afiches, témperas, materiales descartables)
La música fue utilizada en los talleres de distintos modos, desde acompañar el desarrollo del taller
como fondo en las actividades realizadas hasta convertirse en el eje central, cuando se trató de
analizar la letra de algunas de las canciones elegidas por los presentes.
La realización de talleres de derechos en el CAT nos presentó el desafío de trabajar sobre los
derechos con niños/as y adolescentes que, por diferentes motivos, los tienen vulnerados.
Consideramos que esta situación, que podría resultar contradictoria, es una oportunidad para que los
chicos y las chicas puedan conocer y/o aprender a reclamar sus derechos, ejerciendo en ese espacio
y tiempo algunos de ellos. De este modo, el derecho a jugar, se hará efectivo, jugando; el derecho a
opinar, opinando; el derecho a escuchar y ser escuchados, escuchando a los compañeros y siendo
escuchados por los mismos; etc.
Por último, queremos retomar algunos ejes que nos parece relevante considerar para abordar estos
talleres:
La coordinación interdisciplinaria
Planificación flotante
Flexibilidad y Plasticidad de la coordinación. Dejarse atravesar por el clima, el acontecer grupal y el
idioma peculiar del mismo. Elementos claves para que exista una posibilidad de que “algo” suceda.
Trabajar los derechos poniéndolos en juego (no sólo desde el enunciado).
BIBLIOGRAFÍA
Cillero Bruñol, Miguel: “Los derechos del niño: de la proclamación a la protección efectiva” en
Revista de UNICEF: Justicia y Derechos del Niño, Vol. 3, 2001.
Elichiry, Nora: “El Niño Y La Escuela”, Nueva Visión Bs. As.1987.
González Cúberes, María Teresa: “Los Talleres Educativos Como Propuesta” En “El Taller De Los
Talleres”, Estrada. Bs. As, 1988.
“Nuestros Derechos, Nuestras Vidas. L@s niñ@s y l@s adolescentes: sus derechos, su sexualidad.
Una perspectiva de género. Abriendo espacios de reflexión y construcción conjunta. Técnicas
Participativas. CDNN y A. Noviembre de 2005.
Pavlovsky, E. (1968): “Psicoterapia de grupo en niños y adolescentes”, Fundamentos, Madrid,
1987.
Pavlovsky E. y Kesselman H.: “Dos estares del coordinador” en “Lo grupal 9”, Búsqueda, Bs. As.,
1991.
Peralta, María y Reales, Julia: “Niñez y Derechos: Formación de promotores de derechos de la
niñez y adolescencia: una propuesta teórico-metodológica.”, Espacio, Buenos Aires, 2000.
Stolkiner, Alicia: “Intersectorialidad e Interdisciplinariedad” (Ponencia) Actas Del 5to. Congreso
“La Salud en el Municipio De Rosario” Vol. 1, 1996.
Winnicott, D. (1971): “Realidad y juego”, trad.: F. Mazía, Gedisa, Barcelona, 1996.
[1] Este artículo salió publicado en Lilian Fischer y Cristina Zurutuza comp.: DERECHOS,
GENERO Y SEXUALIDAD EN LA ESCUELA. Experiencias del Programa "Nuestros derechos,
Nuestras Vidas" 2002 - 2007, Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Ed.
GCABA y Asociación Argentina de Educadores Sexuales (AAES), Buenos Aires, 2008.
[3] Coordinadora de Región III, Programa “Nuestros Derechos, Nuestras Vidas”, capacitadora en
cursos del CePA sobre sexualidad, género y derechos.
[4] Cuando nos referimos a niño o niños en general, incluiremos en este término a las niñas y a los
adolescentes de ambos sexos.
[6] El juego además de ser un derecho de los niños, constituye un lenguaje adecuado para la
expresión de sus fantasías, de sus conflictos, de sus sentimientos, de su modo de captar y
transformar la realidad