Ensayo Corea Premoderna Dhy

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COREA COMO ACTOR DE HISTORIA EN ASIA PREMODERNA

David H. Yang

1- Origen del Pueblo Coreano


Corea se refiere a la península del mismo nombre que linda con los ríos Yalu y Tumen al
norte y con el mar al este, oeste y sur. Está ubicado en un espacio geográfico de mucha
compresión geopolítica, ya que sus vecinos son de los más poderosos del mundo, incluyendo
China y Japón. Para complicar aún más las cosas, el país fue partido en dos en 1945. Una
verdadera calamidad para una nación que profesa una historia de 5.000 años y más de un
milenio de estado unificado.

- Silla unifica los tres reinos en el año 676 d.C., luego de 6 años de guerra para
expulsar a Tang (China) pero con renuncia del territorio al norte del Río Taedong.

- En el año 698, o sea 22 años más tarde (y 30 años después de la caída de Goguryeo
en 668), los refugiados de Goguryeo fundan Balhae que declara ser heredero de ese
antiguo reino. Recupera el territorio de Manchuria expandiéndolo aún más hacia el
oriente. A esta época se lo denomina período Norte-Sur.

- Al finalizar el siglo IX, luego de 44 años de guerra civil entre tres estados
combatientes, Goryeo vuelve a unificar la nación en 936, declarando también suceder
al antiguo reino Goguryeo cuyo nombre oficial era Goryeo a partir del siglo V.
Corea se mantendría unida hasta 1945/8.

- Muchos historiadores consideran que la unificación de Goryeo es la unificación


definitiva de Corea dada la percepción de que la misma abarca mejor a los tres
antiguos reinos de Corea: Goguryeo, Baekje y Silla. Esta valoración tiene que ver con
el constante esfuerzo de Goryeo para recuperar el dominio del norte, y aún más
importante, con la buena acogida que le dio al último príncipe de trono de Balhae (y
100.000 refugiados) ante la caída de ese país frente a los Kitán en 926.

Hay evidencias que sugieren la existencia humana en Corea desde hace 700,000 años
(herramientas de piedra pulida). Probablemente, los movimientos migratorios guardan íntima
relación con los cambios climáticos ocurridos en la región, principalmente con las épocas
glaciales e interglaciares, cuyo último hito fue la Era del Hielo concluida alrededor de 10,000
a.C. El estudio de genoma mitocondrial conecta a los coreanos con los pueblos de la estepa
de Mongolia-Gran Khingan (70%), mientras que la antropología apunta a migraciones desde
el sudeste asiático (30%). Otros sugieren que los primeros coreanos nacen como la
combinación de los neolíticos de la península coreana, cultura de bronce de Yoha, y los
antiguos habitantes de Shandong a quienes los chinos llamaban Dongyi (bárbaros del este).
Con el advenimiento de la Edad de Bronce (2.000 a.C.), empiezan a aparecer ciudades
estados que poco a poco van conformando estados tribales. El primero de ellos se llamaba
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Gojoseon fundado en 2.333 a.C. (tiempos de sumerios en la Mesopotamia, Imperio Antiguo
en Egipto, y civilizaciones del Río Indo y del Río Amarillo). En cada 3 de octubre, el pueblo
coreano celebra la fundación de Gojoseon por Dangun Wanggeom, quien habría gobernado el
país desde su mítica ciudad Asadal.

En rigor, el nombre del estado era simplemente Joseon (significa “la tierra de amanecer
tranquilo”), pero la convención académica ha agregado el prefijo ”go (antiguo)” para
distinguirlo del otro Joseon (1392-1910) que apareció mucho más tarde.
De acuerdo a la leyenda fundacional, Gojoseon fue fundado en el año 2.333 a.C. por Dangun
Wanggeom, hijo de Hwanung (quien descendió del cielo para dar beneficio a toda la
humanidad) y Uungnyeo (la osa que se convirtió en una mujer, luego de soportar 100 días en
una cueva sin luz con el único sustento de artemisa y ajo). Esto podría sugerir que
posiblemente los primeros coreanos (Yemaek y Jin) nacieron de la integración entre los
pobladores nativos que adoraban al oso como tótem y los creyentes del cielo que emigraron
de las estepas del norte. A su vez, los 100 días de prueba podrían representar las dificultades
de ese proceso de integración.
Los descubrimientos arqueológicos han vertido alguna luz sobre la realidad histórica de estos
textos sumidos en misterios. Por ejemplo, los 40.000 dólmenes que se han descubierto en
Corea y Manchuria (casi la mitad de los dólmenes existentes en el mundo) que datan de
1.000-3.000 a.C., las excavaciones de la cultura Hongsan (con el oso como tótem) a la orilla
del Río Yoha (3.000-4.500 a.C.) y la distribución geográfica de dagas en forma de mandolina
nos ayudan a entrever el ámbito de actuación de estos coreanos primitivos.

Siguiendo el relato de los libros de historia, a partir del siglo VII a.C., Gojoseon empezó a
participar activamente en los flujos comerciales de la región, y poco a poco se va
transformando en una poderosa confederación, al absorber a un número importante de tribus
que habitaban el norte de Corea y parte de Manchuria. Esto inevitablemente causó fricción
con la Dinastía Han de China, que tuvo como desenlace un prolongado conflicto bélico y
consiguiente desintegración de Gojoseon en el año 108 a.C.
A mediados del siglo II y I. a.C. los herederos de Gojoseon y otros estados tribales se
dispersaron de norte a sur y fundaron varios reinos antiguos como Buyeo, Okjeo, Dongye,
Samhan, y Gaya. Entre los siglos IV y V éstos fueron absorbidos por Goguryeo, Baekje y
Silla. Los nuevos descubrimientos arqueológicos en Manchuria, Uzbekistán (Mural de
Afrasiyab) y Mongolia (Inscripciones de Orjón) dan testimonio del alcance e influencia
internacional de estos antiguos coreanos entre los siglos V y VIII. Estos tres reinos fueron
eventualmente unificados en Goryeo (918-1392) y Joseon (1392-1910) para dar paso a los
tiempos modernos donde la nación coreana se encuentra dividida entre Corea del Sur
(oficialmente República de Corea) y Corea del Norte (oficialmente República Popular
Democrática de Corea) desde 1945/8.

2- Corea como actor de la historia pre-moderna

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La cuestión de Corea como actor de la historia pre-moderna tiene un doble truncamiento: (i)
la falta de comprensión sobre la naturaleza del llamado sistema tributario de Asia Oriental; y
(ii) el discurso distorsivo de Japón del Siglo XX que intentó sistemáticamente tergiversar la
historia coreana para justificar el régimen colonial.
2.1 Esfera Cultural de Asia Oriental
Durante más de mil años y hasta los comienzos del Siglo XX, en Asia se había desarrollado
una esfera cultural (comparable al Mundo Á rabe) entre China, Corea, Japón y Vietnam con
una serie de instituciones, creencias y tradiciones comunes. Aunque el protagonismo chino
fue notable, los otros países no eran meros receptores de la cultura china, más bien eran
participantes activos en un continuo proceso de interacción, intercambio y reinvención
cultural. Una manera práctica de entender este proceso es analizar la evolución del budismo y
confusionismo en Asia y compararlo con el desarrollo de la cultura greco-romana en Europa
que se expandió desde el Mar Mediterráneo hasta las Islas Británicas.
La clase elite dentro dicha esfera cultural compartía una lingua franca literaria llamada
sinograma, a pesar de hablar idiomas completamente diferentes (ni siquiera reflejaba el chino
hablado que tenía una relación similar a la del italiano respecto del latín). Por eso, cada país
creaba sus propias fonéticas auxiliares (idu en Corea, man’yõgana en Japón, y nôm en
Vietnam), e incluso caracteres nuevos para poder expresar sus propias lenguas en términos de
selección de léxico, orden gramatical y construcción de frases. Eventualmente, Corea creó un
alfabeto totalmente original y autosuficiente en 1443, Japón fue desarrollando un sistema
complementario basado en sinograma durante el período Heinan (794-1185), mientras que
Vietnam adoptó el alfabeto latino en el siglo XVII de la mano de los misioneros franceses.

Sinograma: Es un picto-idiograma cuyo ejemplar más antiguo data de 1200 a.C. (dinastía
Shang). Fue sistematizado durante la era Quin/Han (221 a.C.-220 d.C.), de allí su
denominación. Actualmente solo China y Japón lo utilizan como escritura propia. El texto
sinograma es esencialmente una lengua escrita que desde los tiempos de Tang (618-907)
difería bastante del chino vernáculo.

La esfera cultural estaba sujeta a un sistema tributario o de investidura desde el siglo VII que
era una forma de conducir diplomacia y negocios con China. En esencia, se trata de un
intercambio de regalos entre los gobernantes extranjeros y el emperador chino que abría
puertas de comercio a gran escala.
El gobernante extranjero sacaba provecho porque, conforme al orden confuciano, el regalo
chino solía ser mucho más generoso que el ofrecido por él (o sea déficit comercial para
China), y además, la investidura otorgada por China le resultaba de gran utilidad para la
política doméstica (respecto de sus adversarios), mientras la supuesta superioridad simbólica
de China no tenía ninguna virtualidad práctica ni afectaba la independencia del estado en
cuestión. Por otro lado, para China, las misiones tributarias eran importantes ya que
robustecía la legitimidad del emperador, confirmando el rol de China como el centro de la
civilización. También servía el propósito de asegurar la paz en sus fronteras y preservar la
hegemonía regional.

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La relación tributaria no implicaba subordinación política ni alianza militar, más bien una
ficción confuciana que a menudo contrastaba con la realidad. Por ejemplo, en 1372 Ming
(China) restringió misiones tributarias extranjeras por razones financieras, y en el siglo XV
Kaganato de Turfan invadió y arrasó Ming pero no dudó en enviar tributos al emperador
chino con el fin de obtener regalos de valor. Con frecuencia China ofrecía títulos honoríficos
o de rey cuando no podía someter al enemigo militarmente, o persiguiendo un interés
puramente comercial. Así, a veces los supuestos reyes extranjeros en verdad no lo eran, o los
títulos chinos se superponían entre varias personas. Por otro lado, para China cualquier
relación comercial con dicho país suponía una relación tributaria, por lo que no causa
sorpresa encontrar a países como Inglaterra, Holanda o Portugal en la lista de los estados
tributarios de China.
En conclusión, Corea ha sido un actor autónomo en el proceso histórico-cultural de Asia
Oriental. El uso histórico de sinograma y el envío de misiones tributarias a China en nada
afectan tal afirmación.
Corea ha sido un artífice fundamental en el desarrollo y evolución del budismo holístico
(siglo VI) y del neo-confucionismo (siglo XVI) en Asia Oriental. Ambos tuvieron un impacto
decisivo en el Japón clásico (siglo VII-VIII) y la filosofía del edicto Kansei (siglo XVIII)
respectivamente. Y si nos retrocedemos más en el tiempo, la influencia coreana en la
formación de Japón ha sido fundamental desde la migración prehistórica y las masivas
transferencias de tecnología (agricultura intensa, tecnología metalúrgica, cerámica,
arquitectura) entre los siglos V a VII. El antropólogo Jared Diamond se ha referido a este
tema en su famoso libro “Armas, Gérmenes y Acero”.
Por otro lado, las diferentes dinastías chinas (por la longevidad de los reinos coreanos, todos
ellos fueron testigos de cambios dinásticos o divisiones en China) concedieron a Corea el
rango más alto entre los tributarios, lo cual demuestra el estatus internacional de Corea en
Asia Oriental pre-moderna.
En términos militares históricos (es decir, hasta el advenimiento del neo-confusionismo
doctrinario en el Siglo XVII), Corea era una fuerza morigeradora entre los pueblos de la
estepa y la China Han. Los pueblos nómades del norte (Por ejemplo, los Manchú)
constantemente cruzaban la Gran Muralla en búsqueda de botines y a veces con ánimo de
conquista. Pero ahí había un problema de disparidad poblacional. Por ejemplo, en la época de
Hong Taiji del siglo XVII (el soberano manchú que conquistó China y fundó la Dinastía
Qing), China tenía una población de 100 millones, Corea 14 millones, mientras que los
Manchú eran apenas 400 mil en total. Por lo tanto, éstos debían asegurar la frontera con
Corea antes de invadir a China. Corea por su lado alternaba alianzas de acuerdo a la política
exterior del momento (tradicionalmente con China, a pesar de la conexión étnica con los
norteños). Por ejemplo, en el siglo VII Corea (Goguryeo) forjó una exitosa alianza con los
turcos (Goturk) y los Mohe para derrotar a una expedición Sue (China) de más de 1,13
millones de soldados en 612. Las grandes guerras en Corea siempre tuvieron un impacto
crítico en el devenir de la dinastía china de turno. La aniquilación de los invasores kitán (Liao)
por parte de Goryeo (Corea) en 1019, salvó a Song (China) de la amenaza inminente del

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avance Kitán a quienes ya había cedido parte de su territorio. Por otro lado, la participación
de Ming (China) en la invasión japonesa de 1592 a Corea terminó precipitando la caída de
Ming. Es interesante analizar desde esta perspectiva, los motivos de China para participar en
la Guerra de Corea en 1950.
De hecho, muchos pueblos del noroeste asiático continental, incluso los conquistadores de
China como los kitán, los manchú, y los xianbei desaparecieron o fueron absorbidos por
China. Sólo Corea se ha ingeniado para mantener su independencia política y cultural a lo
largo de los milenios. Ello de por sí da testimonio de la fortaleza y tenacidad formidable del
pueblo coreano como actor de la historia de Asia Oriental.
2.1. El discurso del Imperio Japonés
Como hemos mencionado anteriormente, la influencia coreana entre 400 a.C. y 660 d.C.
(caída de Baekje) ha sido fundamental en la formación misma de Japón hasta los fines del
siglo VII (701: Código Taiho). La transferencia de arte y tecnología incluso continuó hasta el
siglo XVII con la introducción del neo-confucionismo y la industria de cerámica (a través de
secuestro de artesanos durante la guerra de 1592-1598).

- Alrededor de 400 a.C. tanto China como Corea ya tenían una vasta experiencia en
agricultura intensiva (desde 6,500 a.C.), tecnología metalúrgica (desde 1500-1000
a.C.), escritura (1200 a.C.), y domesticación de animales; y estaban organizados
políticamente como estados fortificados. Mientras tanto, los pobladores de Japón
(Período Jomon) seguían siendo nómades y cazadores-recolectores. Es allí cuando se
produce la primera emigración de protocoreanos a Japón con la tecnología
metalúrgica y de irrigación.

- Entre los siglos IV y VI Baekje (Corea) era la fuente principal de cultura continental
para Yamato (Japón). Cuando Baekje cae frente a la alianza Tang-Silla en 660, Japón
entra en un modo de emergencia nacional para apoyar militarmente la resistencia de
Baekje. Al frustrarse el plan (Batalla de Baekgang, 663), se producen importantes
cambios orientados a una nueva identidad de Japón propio (diferente a Wa) a partir
del siglo VIII, junto a los inmigrantes de Baekje y su herencia cultural (en japonés se
escribe “Hakusai (sinograma)” pero se lee ”Gudara” o sea Gran País). La declaración
del Emperador Akihito en 2011 sobre su linaje ancestral coreano (Baekje), por el lado
materno, encendió fuertes controversias en Japón.

- Japón suspendió misiones diplomáticas a Silla (Corea) y Tang (China) en 836 y 838
respectivamente y sólo se asoció a Balhae (sucesor del antiguo reino coreano
Goguryeo) hasta su caída en 926, girando su mirada hacia adentro desde entonces. El
comercio con el mundo exterior se volvió cada vez esporádico e informal para Japón,
con implacables saqueos de costas coreanas y chinas por parte de waegu (piratas
japones) que alcanzó un punto crítico entre los siglos XIV y XVI. Por otro lado,
luego de ser expulsado del sistema tributario chino en 1523, impulsó comercio con
Portugal y Holanda.

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- Después de transitar por 415 años de sistema feudal con un alto voltaje de violencia,
especialmente durante el período Sengoku (1467-1615), Japón logra unificación
política en 1583 y entra en un período de relativa estabilidad de la mano de Tokugawa
Ieyasu a partir de 1600 (Período Edo) que continuaría hasta 1868 (Restauración
Meiji). Japón fue un shogunato (gobierno militar) durante estos 683 años.

- El emperador vuelve al poder con la Restauración Meiji (precedido por el famoso


cañonazo del Comodoro Matthew Perry en 1853). Bajo el liderazgo de la generación
de la Misión Iwakura (1871-1873), Japón se moderniza rápidamente con fuertes
tendencias militaristas.

Sin embargo, cuando Japón logra su unificación política en el siglo XVI, una de sus primeras
acciones fue la invadir Joseon (Corea). Si bien Joseon logra repeler la invasión con exitosas
campañas marinas de Yi Sun-sin, resistencia ciudadana, y asistencia de Ming (China), la
guerra tuvo un efecto devastador para el país (66% de tierra cultivable destruida, 260.000
muertos, 10.000 artesanos secuestrados y llevados a Japón). La Tumba de Orejas en Kyoto
que alberga 126.000 narices de civiles coreanos sacrificados durante la guerra es testimonio
vivo de la aberración japonesa de entonces.
Con la irrupción del imperialismo en Japón a fines del siglo XIX, Corea fue nuevamente su
primera víctima al ser anexado por la fuerza en 1910. Durante la era colonial, Japón no solo
explotó el país económicamente hasta el cansancio (en adición a otras atrocidades como
masacres, trabajo forzado, Unidad 731, y esclavitud sexual), sino que también intentó
aniquilar el espíritu nacional de Corea al prohibir el uso del idioma coreano y al obligar tanto
la práctica de sintoísmo como la adopción de nombres japoneses (84% en los años 40). En
materia histórica, con el fin de justificar el régimen colonial, los japoneses emprendieron un
masivo proyecto llamado Comité para la Compilación de Historia Coreana, en el que
propusieron teorías históricas destinadas a explicar la superioridad japonesa y el destino
colonial de los coreanos (la invasión del siglo XVI y los registros falsos de Nihon Shoki
fueron citados profusamente). En dicho proceso, muchos tesoros históricos de Corea fueron
saqueados y alterados, y la visión histórica sobre Corea a nivel internacional fue gravemente
tergiversada, cuyos efectos continúan hasta el día de hoy. De esta manera, en el inicio de la
modernidad, Corea fue privada de la oportunidad de darse a conocer en el mundo de acuerdo
a su propia narrativa histórica. Los esfuerzos de Corea para recuperar el nombre del Mar del
Este en los mapas internacionales deben ser interpretados desde este enfoque, mientras la
búsqueda del alma coreana prosigue su camino bajo una nueva realidad globalizada.

3- Nombre de una nación milenaria


Afortunadamente, existe un hilo conductor que unifica la historia coreana en su totalidad: los
nombres que identifican a la nación coreana. En 5.000 años solo ha habido un puñado de
nombres que los sucesivos estados coreanos fueron reformulando, lo cual refleja una
conciencia de continuidad. Los nombres oficiales de Corea del Sur (abreviado como Hanguk)

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y de Corea del Norte (abreviado como Joseon) siguen esta tradición.
La denominación “Corea” viene del antiguo reino Goguryeo (37 a.C.- 668 a.C.) de los
Yemaek, cuyo nombre oficial a partir del siglo V era Goryeo (también pronunciado como
Gauri, Bokli, Moukri en textos chinos, túrquicos y griegos respectivamente). Este nombre fue
invocado por Balhae (698-926) en sus notas diplomáticas, y luego adoptado nominalmente
por el reino unificado de Goryeo (918-1392).
Por otro lado, Joseon fue el estado fundacional en los albores de la nación (2.333 a.C.), cuyo
nombre fue retomado en el siglo XIV por la Dinastía Yi (1392-1910), y luego nuevamente
por Corea del Norte en 1948, tras negarse a participar en las elecciones celebradas al amparo
de las Naciones Unidas en el mismo año, eso sí con el aditivo de la era soviética.
Finalmente, Samhan se refería originalmente a la confederación de pequeños estados tribales
que poblaban la parte meridional de Corea a partir del Siglo VII a.C. Más tarde, Samhan
pasó a significar la nación coreana toda, y fue tomado en tal sentido cuando se declaró el
Imperio Daehan (1897-1910). Su sucesor fue el Gobierno Provisional de 1919, cuyas
herencias fueron reconocidas por la moderna República de Corea o Daehan Minguk (1948).

CONCLUSIONES
Por todo lo expuesto, podemos concluir que Corea pre-moderna fue una nación que en un
contexto de esfera cultural sinocéntrica supo, desde los albores de su historia, elegir y
defender la autonomía e independencia, aportando sus propias ideas y conceptos en la
evolución y desarrollo de la cultura de Asia Oriental, y compartiendo el resultado de ese
proceso con los vecinos de la región.
Corea tiene una larga historia cuyo significado define a la identidad de los coreanos hoy (51,6
millones en el Sur, 25,5 millones en el Norte y 7,6 millones en el extranjero). Si bien los
registros coreanos a partir del siglo X son de lo más profuso del mundo (los anales de la era
Joseon son reconocidos como patrimonio de la humanidad por la UNESCO), una gran parte
de la historia antigua se encuentra sumida en misterio porque muchos textos de su tiempo no
han logrado sobrevivir los avatares de la historia, y aquellos que sí sobrevivieron son
fragmentarios y oscuros. De allí la importancia de la arqueología y la interpretación orgánica
de los hechos históricos. Creemos que solo un enfoque regional de la historia puede revelar
las verdaderas conexiones entre los pueblos. En este sentido, es de desear que los esfuerzos
como el del Comité Coreano-Chino-Japonés de Historia (que en 2005 elaboró un texto
escolar unificado en coreano, chino y japonés) sean alentados y continuados para la paz y
prosperidad de Asia y del mundo entero.

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7
Bibliografía Seleccionada

1. Korean History for International Readers / The Association of Korean History


Teachers (Seoul Selection USA, 2011)
2. A History of Korea: From the Land of Morning Calm to States in Conflict / Jiwoong
Kim (Indiana University Press, 2012)
3. Korea’s Place in the Sun / Bruce Cummings (Norton & Company, 2005)
4. Korea the Impossible Country / Daniel Tudor (Tuttle Publishing, 2018)
5. Guns, Germs, and Steel / Jared Diamond (Norton & Company, 2017)
6. Korean Impact on Japanese Culture / Jon Carter Covell (Hollym International, 1986)
7. Geographical Issues on Maritime Names / Northeast Asian History Foundation (2010)
8. Northeast Asian Peace and Historical Issues / Northeast Asian History Foundation
(2016)

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