Moreira, D, La Pubertad y Sus Transmudaciones. Capítulo 7
Moreira, D, La Pubertad y Sus Transmudaciones. Capítulo 7
Moreira, D, La Pubertad y Sus Transmudaciones. Capítulo 7
examinador del propio yo.1 En la pubertad estos dictámenes suelen Aquí, con relación al objeto Freud (1917e) dice: “[...] el yo,
ser contrarrestados vía desmentida, ubicando diversos recursos preguntado, por así decir, si quiere compartir ese destino, se deja
como sustitutos de lo refutado, entre ellos un pensar identificatorio, llevar por la suma de satisfacciones narcisistas que le da el estar
sostenido por un pensamiento judicativo, que otorga al yo el lugar con vida, y desata su ligazón con el objeto aniquilado”.
de lo perdido. Cuando cede la defensa en su hegemonía, cobra
privilegio un momento lógico diferente que llamamos adolescencia 4) Desasimiento pieza por pieza: Los actos del pensar activados en
media, en el cual se despliegan los procesos de elaboración el proceso de duelo, implican el retiro de la investidura de cada una
(Maldavsky, 1981; Quiroga, 1990). En la pubertad, el trabajo de de las huellas3 que forman la representación-cosa,
adquisición de lo escrito promueve la formación de ideales propios, (fundamentalmente las visuales) y la representación-palabra
por lo que se impone una mayor renuncia a la sensualidad. La (subrogada por las acústicas) que son las que permiten que el núcleo
escritura como lenguaje del ausente, implica que el sujeto (y el del objeto se constituya como tal y se discrimine del núcleo del yo.
objeto) deba decretarse ausente, por lo que se requiere la tarea del Por otra parte, ciertos restos mnémicos primitivos como los
duelo. derivados de percepciones olfativas, térmicas, táctiles, o gustativas,
pueden seguir investidos, en tanto no se los puede diferenciar del
2) El proceso de clausura: Se deslindan las huellas de memoria del propio cuerpo, a la par que esta ocupación le permite al yo mantener
objeto perdido de la realidad, lo cual implica que la representación la ilusión de que es uno con el objeto, que nada se ha perdido. Si la
del objeto ausente ya no tendrá su correlato en el mundo exterior, a investidura se limita a estas huellas lógicamente más rudimentarias
la vez que se disciernen las huellas del objeto en cuestión de otras que las visuales o acústicas, no necesariamente acontece un proceso
inscripciones anímicas. A estos dos procesos los llamamos clausura. patógeno (Freud, 1917e; Maldavsky, 1986, Moreira, 1995). El
Tales tramitaciones habilitan el despliegue de una sobreinvestidura proceso de desasimiento por el contrario, implica un compromiso
que paso a considerar. entre las exigencias derivadas de la fijación al objeto, y el
imperativo enlazado al dictamen del juicio de existencia de la
3) La sobreinvestidura de añoranza: Se ocupa el objeto con libido ausencia. 4
narcisista y autoconservación anhelo, añoranza o nostalgia. En Creo pertinente agregar que ciertos rituales sociales, se
su intensidad esta investidura puede derivar en una cierta estasis, pueden articular con los procesos internos del niño, con la
que implica un estado tóxico y desprendimiento de dolor psíquico. emergencia de las nuevas lógicas derivadas del erotismo genital.
El crecimiento de la investidura de añoranza, se debe al “carácter Por ejemplo, en su libro “La causa de los niños”, Dolto nos cuenta
irrestañable” del objeto decretado ausente. De esta manera se que: “En Japón, el maestro impone a los chiquillos de ocho años
generan condiciones económicas similares a la de una investidura
de dolor de una región lastimada del organismo (Freud, 1926d).2 trabajo de separación se realiza de las diversas situaciones en las cuales la
investidura del objeto fue significativa. El dolor que se despliega en este proceso
1
Lo duelado puede involucrar al yo, los ideales del yo, la fuente y ritmos se relaciona con: “la elevada e incumplible investidura de añoranza del objeto en
pulsionales o bien la realidad exterior, y/o sus respectivos derivados, posiciones y el curso de la reproducción de las situaciones en que debe ser desasida la
enlaces. Aberastury y Knobel (1971) proponen los siguientes procesos de duelo: ligazón con el objeto”.
3
a) por el cuerpo infantil, b) por los padres de la infancia, c) por la identidad Y de las posiciones anímicas que han ocupado.
4
infantil. Para no realizar el duelo por sus fantasías infantiles, el púber recurre muchas
2
Freud (1926g) nos habla del duelo como una reacción de sentimiento, que se veces a la masturbación. Se duela el objeto, el yo y sus enlaces libidinales.
produce ante la pérdida de un objeto, dictaminada por el examen de realidad. El
Diego Moreira
una prueba muy dura: castiga a uno de los mejores alumnos, ante
toda la clase, por una falta que no ha cometido. ‘Has robado
dinero de mi bolsillo’, o ‘Has mentido’. Después de la sanción, le
explica su ‘error judicial’: ‘Debes saber que el mejor de los
maestros, el mejor de los padres, puede ser injusto. Aprende a
soportar la injusticia del mundo sin dejar de ser un hombre justo’”.
Esta actividad, escenifica la caída de ciertos ideales, ligados a la
muerte psíquica del padre y de su sustituto, el maestro. También
estos actos ponen de manifiesto el imperativo a sobrellevar tal
situación, y mantener una cierta ética. El procesamiento anímico
por la muerte del padre, implica la sustitución de la imagen
sobreinvestida del progenitor por un juicio que afirma una deuda,
que sólo puede saldarse mediante el recurso a una palabra que se
enlace a los actos del pensar inconsciente. Desde luego, el castigo
personalizado en uno de los mejores alumnos, se enlaza a un
sentimiento de culpa colectivo.
Puedo agregar que el duelo por la muerte anímica del
progenitor, se puede descomponer en la muerte del padre totémico,
mítico, religioso (Dios), y de las cosmovisiones. Por ejemplo, en las
fiestas religiosas, se suele desplegar una secuencia de triunfo y
duelo. En estas situaciones específicas, el duelo se encuentra
enlazado a la muerte del padre, y requiere de una tarea anímica,
mientras que la resurrección deriva en una alegría triunfante. Por
otra parte, en la lógica totémica nos encontramos con una relación
inversa a la religiosa, triunfo por la muerte del padre, que se
desprende en los miembros del clan y luego duelo por su posición
de modelo (Freud, 1985).