Selección. El Mundo Como Voluntad y Representación I
Selección. El Mundo Como Voluntad y Representación I
Selección. El Mundo Como Voluntad y Representación I
27. Cf. Die W elt... I, pp. 416, 418 y 465 [pp. 412-413, 441 y 456].
28. Cf. ibid., p. 426 [p. 421] y Die beiden..., p. 265 (trad. cit., p. 289).
Asiatic researchesy vol. IV, p. 164, W. Jones atestigua lo temprana
mente que la sabiduría hindú conoció esa verdad fundamental, ya
que aparece como el principio fundamental de la filosofía vedanta
atribuida al Vyasa: the fundam ental tenet o f the Vedanta school
consisted not in denying the existence o f matter, that is o f solidity,
impenetrability, and extended figure (to deny which w ould be luna-
cy), but in correcting the popular notion o fit, and in contending that
IS 1 ■ it has no essence independent o f m ental perception; that existence
and perceptibility are convertible te rm s\ Estas palabras expresan
«El mundo es mi representación»: esta es la verdad que vale para ^ I
suficientemente la coexistencia de la realidad empírica y la ideali
todo ser viviente y cognoscente, aunque solo el h o m b re puede \
dad transcendental.
llevarla a la conciencia reflexiva abstracta: y cuando lo hace re^l· f
Así pues, en este primer libro consideramos el mundo desde el
mente, surge en él la reflexión filosófica. JEntonces le resulta claro y J
aspecto indicado, solamente en la medida en que es representación.
cierto que no conoce ningún sol ni ninguna tierra, sino so lam en t^ X
5 Que | esta consideración, sin perjuicio de su verdad, es unilateral y
un ojo que ve el sol, una mano que siente la tierra; que el mundo
está provocada por una abstracción arbitraria, se lo anuncia ya a
que le rodea no existe más que como representación, es decir, solo
cada cual la aversión interna con la que asume que el mundo es su
en relación con otro ser, el representante, que es él mismo. — Si
mera representación; si bien, por otra parte, no puede sustraerse de
alguna verdad a priori puede enunciarse, es esta: pues ella constitu
ese supuesto. El carácter unilateral de esa consideración se comple
ye la expresión de aquella forma de toda experiencia posible e
tará en el libro siguiente con una verdad que no es tan inmediata
imaginable, forma que es más general que cualquier otra, más que
mente cierta como aquella de la que partimos aquí y a la que solo
el tiempo, el espacio y la causalidad: porque todas estas suponen ya
puede conducir una investigación más profunda, una abstracción
aquella; y si cada una de estas formas que nosotros hemos conocido
más complicada, una separación de lo diferente y unión de lo
como otras tantas configuraciones especiales del principio de razón
idéntico; una verdad sumamente seria y que habrá de resultar para
vale solo para una clase especial de representaciones, la división en
cada uno, si no terrible, sí grave, a saber: que exactamente igual
sujeto y objeto es, por el contrario, la forma común de todas
podemos y tenemos que decir: «ΈΧ mundo es mi voluntad».
aquellas clases; es aquella forma solo bajo la cual es en general
Pero hasta entonces, o sea, en este primeFlibiu, es necesario
posible y pensable alguna representación de cualquier clase, abs
que nos quedemos fijos en el examen de aquel aspecto del mundo
tracta o intuitiva, pura o empírica. Ninguna verdad es, pues, más
del que partimos, el de su cognoscibilidad, y no tener reparo en
cierta, más independiente de todas las demás y menos necesitada de
considerar como mera representación y calificar de tal cualquier
demostración que esta: que todo lo que existe para el conocimien
objeto existente, incluso el propio cuerpo (como pronto explicare
to, o sea, todo este mundo, | esjsolamente objeto en referencia a uj^ 4
mos más detenidamente). Aquello de lo que se hace abstracción
sujeto. intujHnn A e j.iJgnien que intuye; en una palabra, representa
aquí es, tal y como espero que después resulte cierto a todos,
ción. Naturalmente, esto vale, igual que del presente, también de
únicamente la voluntad , lo único que constituye el otro aspecto del
todo pasado y futuro, de lo más lejano como de lo próximo: pues
mundo: pues, así como por un lado este es en todo representación,
vale del tiempo y el espacio mismos, únicamente en los cuales todo
por el otro es de parte a parte voluntad. M^S-üna realidad que no
aquello se distingue. Todo lo que pertenece y puede pertenecer al
fuera ninguna de las dos cosas sino un objeto en sí (en el que
mundo adolece inevitablemente de ese estar condicionado por el
sujeto y existe sólo para el sujeto. El mundo es representación.
Esta verdad no es en modo alguno nueva. Se hallaba ya en las 1. El dogma fundamental de la escuela vedanta no consistía en negar la exis
consideraciones escépticas de las que partió Descartes. Pero fue tencia de la materia, es decir, de la solidez, la impenetrabilidad y la extensión (nega
Berkeley el primero que la formuló claramente: con ello ha contraí ción que sería una demencia), sino en corregir la noción usual de la misma y afirmar
do un mérito inmortal en la filosofía, si bien el resto de sus doc que no tiene una esencia independiente de la percepción mental; que la existencia y
trinas no se puede mantener. La primera falta de Kant fue el la perceptibilidad son conceptos intercambiables.
descuido de ese principio, tal y como se ha explicado en el apéndi
ce. En el último de sus tratados: On the philosophy oftbe Asiattcs;
también, por desgracia, degeneró^en Kant la cosa en sí), es un jenguaje kantiano, se hallan a priori en nuestra conciencia. Haber _
absurdo soñado, v siTsuposición un fuego fatuo de la filosofíaT ^ descubierto eso constituye un mérito principal de Kant, y de gran
magnitud. Yo afirmo además que el principio de razón es la expre
sión común de todas aquellas formas del objeto que nos son conoci
das a priori, y que todo lo que conocemos puramente a priori no es
sino justamente el contenido de aquel principio y lo que de él se
sigue, así que en él se expresa todo nuestro conocimiento a priori.
_es, por lo tanto, el soportfi^del mundo, la condición general y En mi tratado Sobre el principio de razón he mostrado detenida-
siempre supuesta de todo lo que se manifiesta, de todo objeto: pues 7 mente cómo cualquier | objeto posible está sometido a él, es decir,
lo que existe sólo existe para el sujeto. Cada uno se descubre a sí se encuentra en una relación necesaria con otros objetos, por un
priismo sujeto, pero solo £n la medida en que conoce y n o ----- lado como determinado y por otro como determinante: eso llega
en cuanto es objeto de conocimiento. Mas objeto lo es ya su cuerpo, hasta el punto de que la completa existencia de todos los objetos, en
que por escTcTenominamos, desde este punto de vista, representa la medida en que son objetos, representaciones y nada más, se
ción. Pues el cuerpo es un objeto entre | objetos y se encuentra ¿ reduce totalmente a aquella relación necesaria entre ellos, no con
sometido a las leyes de los objetos, aun cuando es objeto inmedia siste más que en ella, o sea, es totalmente relativa: enseguida
to2. Como todos los objetos de la intuición, está inserto en las ' hablaré más de esto. Además, he mostrado que, conforme a las
formas de todo conocer, en el tiempo y el espacio, mediante los
cuales se da la pluralidad. Pero el sujeto, el cognoscente y nunca
conocido, no se halla dentro de esas formas sino que más bien está
ya supuesto por ellas: así que no le conviene ni la pluralidad ni su
J
¡clases en las que se dividen los objetos según su posibilidad, aquella
^relación necesaria expresada en general por el principio de razón
aparece en diferentes formas; con lo cual se confirma a su vez la
correcta clasificación de aquellas clases. Todo lo dicho allá lo doy
opuesto, la unidad. No lo conocemos nunca, sino que él es precisa aquí por conocido y presente al lector: pues, si no se hubiera dicho
mente el que conoce allá donde se conoce. ya, tendría aquí su necesario lugar.
Así pues, el mundo como representación, en cualquier respecto V
en que lo consideremos, posee dos mitades esenciales, necesarias e
inseparables. Upa es el objeto:^ for m a e s e l espacio y el tiempo, y S3
mediante ellos la, pluralidad. Pero la otra mitad, el sujeto, no se
halla en el espacio y el tiempo, pues está entero e indiviso en cada Todas nuestras representaciones se diferencian principalmente por
uno de los seres representantes; de ahí que uno solo de ellos ser intuitivas o abstractas. Las últimas están constituidas por una
sola clase de representaciones, los conceptos: estos son patrimonio
complete con el objeto el mundo como representación, tan plena
mente como todos los millones que existen: pero si aquel ser único exclusivo del hombre, que se distingue de todos los animales por
esa capacidad para ellos que desde siempre se ha denominado
desapareciera, dejaría de existir el mundo como representación.
razón 3. Más adelante examinaremos esas representaciones abstrac
Esas mitades son, por lo tanto, inseparables incluso para el pensa
tas en sí mismas, pero en primer lugar hablaremos exclusivamente
miento: pues cada una de ellas tiene significado y existencia exclu
de la representación intuitiva . Esta abarca todo el mundo visible, o
sivamente por y para la otra, existe con ella y desaparece con ella.
el conjunto de la experiencia, junto con sus condiciones de posibili
Se limitan inmediatamente: donde comienza el objeto, cesa el su
dad. Como se ha dicho, constituye un importante descubrimiento
jeto. Él carácter común de esos límites se muestra precisamente en
de Kant la tesis de que precisamente esas condiciones, esas formas
"que Tas formas esenciales y universales de todo objeto: tiempo.
espacio y causalidad, pueden ser descubiertas y plenamente conocí^___
das partiendo del sujeto y sin conocer siquiera^eTobjefo'fes'decir, en 3. Kant ha sido el único en confundir ese concepto de la razón; en relación
con ello remito al Apéndice, como también a mis Problemas fundamentales de la
ética, Sobre el fundamento de la moral, § 6, pp. 148-154 de la primera [pp. 146-151
2. Sobre el principio de razón, 2.a ed., $ 22. de la segunda] edición [trad. cast., pp. 173-178].
de la experiencia, es decir, lo más general en su percepción, lo que taba en ella del eterno fluir de las cosas; Platón degradó su objeto
pertenece por igual a todos sus fenómenos, es decir, el tiempo y el como lo que siempre deviene y nunca existe; Spinoza lo designó
espacio,jno solo pueden ser pensados in abstracta ppr sí misrprig y^L como los meros accidentes de la única sustancia que existe y
margen de su contenido, sino también inmediatamentí^jomidos^---^ permanece; Kant opuso lo así conocido, en cuanto mero fenómeno,
que esa intuición no es acaso | un fantasma tomado de la experiei*^ 8 a la cosa en sí; por último, la antigua sabiduría hindú dice: «Es la
cia mediante repetición, sino que es tan independiente de la £xpo^, Maya, el velo del engaño que envuelve los ojos de los mortales y les
riencia que, más bien a la inversa, esta ha de pensarse como^ hace ver un mundo del que no se puede decir que sea ni que no sea:
'‘dependiente de ella; pues las propiedades del espacio y el tiempo, pues se asemeja al sueño, al resplandor del sol sobre la arena que el
tal y como las conoce la intuición a priori, rigen como leyes de toda caminante toma de lejos por un mar, o también a la cuerda tirada
experiencia posible a las que esta siempre se tiene que conformar. que ve como una serpiente». (Esas comparaciones se repiten en
Por eso en mi tratado Sobre el principio de razón he considerado el innumerables pasajes de los Vedas y Puranas.) Lo que todos ellos
tiempo y el espacio como una clase especial y autónoma de repre quieren decir y aquello de lo que hablan no es sino precisamente lo
sentaciones, en la medida en que son intuidas en forma pura y vacía que aquí consideramos: el mundo como representación, sometido
de contenido. Tan importante es ese carácter de las formas genera al principio de razón.
les de la intuición descubierto por Kant, que estas son cognoscibles
de manera intuitiva y según su completa legalidad por sí mismas y al
margen de la experiencia, hecho este en el que se basa la matemáti §4
ca y su infalibilidad; pero no es una propiedad menos notable de
aquellas formas el hecho de que el principio de razón, que determi Quien haya conocido la forma del principio de razón que se mani
na la experiencia como ley de causalidad y motivación, y el pensa fiesta en el tiempo puro como tal y en la que se basa toda numera
miento como ley de fundamentación de los juicios, aparezca aquí en ción y cálculo, habrá conocido con ello toda la esencia del tiempo.
una forma totalmente peculiar a la que he dado el nombre de razón Este no es más que justamente aquella forma del principio de razón
de ser y que constituye en el tiempo la sucesión de sus momentos y y no tiene ninguna otra propiedad; la sucesión es la forma del prin
en el espacio la posición de sus partes que se determinan recíproca cipio de razón en el tiempo; la sucesión constituye toda la esencia
mente hasta el infinito. del tiempo. — Quien además haya conocido el principio de razón
Quien a partir de mi tratado introductorio haya llegado a tener tal y como rige en el espacio intuido en forma pura, ha agotado con
clara la completa identidad del contenido del principio de razón en ello toda la esencia del espacio; pues este no es en su totalidad más
la diversidad de sus formas, estará también convencido de lo impor que la posibilidad de las determinaciones recíprocas de sus partes a
tante que es para la comprensión de su esencia íntima el conoci la que se denomina situación. Su examen en detalle y la formula
miento de la más simple de sus formas, que hemos visto ser el ción de los consiguientes resultados en conceptos abstractos para
tiempo. Así como en él cada instante solo existe en la medida en que una aplicación más cómoda constituyen el contenido de toda la geo
ha exterminado el anterior, su padre, para ser a su vez exterminado metría. Del mismo modo, quien haya conocido aquella forma del
con la misma rapidez; así como el pasado y el futuro (al margen de f 10 principio de razón que domina el contenido de aquellas formas (el |
las consecuencias de su contenido) son tan vanos como cualquier tiempo y el espacio), su perceptibilidad, es decir, la materia; o sea,
sueño, mientras que el presente no es más que el límite inextenso e quien haya conocido la ley de la causalidad, ese habrá conocido toda
inestable entre ambos, de igual modo reconoceremos la misma la esencia de la materia en cuanto tal: pues esta no es en su totalidad
nihilidad en todas las demás formas del principio de razón; y sino causalidad, como cualquiera comprende inmediatamente en
veremos que, como el tiempo, también el espacio y todo lo que cuanto reflexiona. En efecto, su ser es su obrar: ningún otro ser de
existe en él a la vez que en el tiempo, o sea, todo lo que resulta de la misma se puede ni siquiera pensar. Solamente en cuanto actúa
causas o motivos, no tiene más que una existencia relativa, | solo 9 llena el espacio y llena el tiempo: su acción sobre el objeto inmedia
existe por y para otro que es semejante a él, es decir, de la misma to (que es él mismo materia) condiciona la intuición, en la que solo
consistencia. En esencia esta visión es antigua: Heráclito se lamen- ella existe: la consecuencia de la acción de un objeto material sobre