Landreani-El Estudio de La VCE

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II CONGRESO INTERNACIONAL DE EDUCACION:

DEBATES Y UTOPÍAS

Facultad de Filosofía y Letras IICE U B A

Buenos Aires, 26 al 28 de Julio del 2000

El estudio de la Vida Cotidiana Escolar


Nélida Landreani1

Introducción
El estudio de la vida cotidiana (VC) no es tarea fácil porque no se deja atrapar, transcurre (es un
proceso inacabado y en movimiento) inadvertidamente ( nos compromete en todo tiempo y lugar) y
dominada por el sentido común (que desprecia la teoría, clausurando significados como diría
Castoriadis). Pero además, porque es una dimensión que sólo muestra apenas una parte de su
complejidad y nos aproxima a la vertiente misma de los acontecimientos, ese vital movimiento de
cosas que suceden sin parar.

De igual manera es difícil el estudio de la vida cotidiana escolar. Porque al introducirnos en la


habitualidad de las escuelas, hemos advertido que esconde en su seno las contradicciones que
atraviesan a la educación de hoy, por eso mismo nos propusimos construir un discurso sobre ella. Más
aún, pretendemos introducirnos en los fundamentos que justifican la construcción de la Vida Cotidiana
Escolar (VCE) como objeto de estudio y las exigencias metodológicas que impone su investigación.
Pero no satisfecha con esto, pretendo convencerlos a ustedes de las implicancias ético – políticas que
comporta el desentrañar el aparente rutinario mundo de las escuelas, especialmente de aquellas que
sostienen el desafío de educar a los excluidos, lugares éstos que albergan en su interior con mayor
crudeza y dramaticidad las contradicciones sociales.

Y por qué lo cotidiano… nos podemos preguntar, si lo habitual no entusiasma, carece de status
científico. Lo de todos los días es casi un objeto sin valor... Lo menudo no es importante, es más
bien anecdótico, insignificante. Precisamente, porque las rutinas del orden previsto nos introducen
a una dimensión tramada por las regularidades de las relaciones sociales, porque damos por obvio
lo que desconocemos de la profundidad que soporta esa malla, porque permite introducirse a las
formas concretas en que operan los mecanismos de producción de los sujetos excluidos (y de los
sujetos de la educación en nuestro caso) en fin, por todo eso, creemos que la vida cotidiana es la
forma más completa de expresarse el movimiento social y una extraordinaria forma de
asomarse a su producción y recursividad.

Las investigaciones que estamos realizando en escuelas denominadas comúnmente urbano marginales,
nos han llevado a reconocer a la VCE como una categoría compleja que permite desentrañar los
procesos de construcción de las identidades sociales y de reproducción de la pobreza pero también nos

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Nélida Landreani es especialista en Sociología de la Educación, docente e investigadora de las Universidades
Nacionales de Entre Ríos y Rosario.
El estudio de la vida cotidiana escolar Nélida Landreani

brinda acceso a escenarios semiocultos de producción cultural y de rupturas de sentido, poco tomadas
en cuenta porque no son visibles a los ojos de la institución. Es decir, esa trama simbólica socialmente
sancionada. Es una excelente oportunidad ésta entonces para pasar en limpio algunas ideas claves
acerca del proceso de investigación de la vida cotidiana escolar, justo cuando estamos redactando las
conclusiones de un estudio realizado en Paraná los últimos tres años.2

La primer pregunta que surge es ¿qué clase de objeto es la Vida Cotidiana?. En realidad, no ha sido
un objeto de estudio privilegiado en las Ciencias Sociales 3. Por el contrario, ha sido descalificado por
representar la dimensión más usual y espontánea de la vida social, por ser pragmática, superficial,
somera. Algunos han sabido aprovecharla en estudio de casos, privándose de otorgarle sustancia
teórica, sin percatarse de la proyección de los resultados, acotándola a los microanálisis. Otros, como el
interaccionismo simbólico, en un intento de dotarla de legitimidad epistemológica, la han elevado a la
dimensión psicosocial, poniendo el acento en la producción intersubjetiva de significados, omitiendo
su materialidad y descuidando su complicidad con el poder. Es natural entonces que la vida cotidiana
escolar se haya reducido a ser un tema, apenas admitido, de las Ciencias de la Educación, en gran
parte cedida a la denominada perspectiva etnográfica que han realizado notables descripciones de los
acontecimientos consuetudinarios pero sin proyectarse al campo político ideológico de la pedagogía.
A pesar de estos intentos, la vida cotidiana escolar sigue siendo un objeto marginal.

No se nos escapa que su tratamiento sustantivo tiene implicancias políticas que nos interesa destacar
por su fertilidad en el campo de las prácticas educativas liberadoras y también epistemológicas, porque
su relación con la reflexividad crítica y la ruptura de sentidos hegemónicos que predominan en la
educación nos obliga a redefinir nuestro contrato con el conocimiento científico y a las cuestiones
éticas que definen el sentido de lo que estudiamos. Desde este punto de vista, intentemos contestar la
pregunta:

La vida cotidiana no es un objeto fácil de estudiar. Es, más bien, una categoría social densa y
polisémica que ha sido despreciada por la Sociología de la Educación que se ha movido cómoda en los
análisis estructurales. Si bien es cierto lo cotidiano nos acerca a lo menos interesante de la vida social:
lo rutinario, lo habitual, la mecánica repetición, las costumbres, y por lo tanto, nos aproxima a lo
obvio, a lo que hombres y mujeres repiten como la necesaria afirmación de la socialidad podemos
decir, como nos señaló Heller, que la vida cotidiana nos brinda elementos para trascender de ella,
horadando esa capa superficial para penetrar en estratos mas densos que es la vida social del conjunto.
Claro, lo cotidiano no puede entenderse en general sino en tanto expresión particular de una
totalidad compleja y ello obliga a articular particularidad y universalidad.

Hay, además, razones teóricas que hacen de la vida cotidiana un objeto difícil de estudiar: los
procesos sociales no pueden ser considerados “hechos” (parafraseando a Durkheim). Esto es lo que el
pensamiento heredado nos ha inculcado: detenerse sobre lo dado, lo establecido. Desde esta
perspectiva el recorte del objeto de investigación se hace sencillo: deben delimitarse los indicadores
precisos en el marco de variables más abarcativas, con una población meta estable y estratificada.
Cuando, en cambio, nos atrevemos a penetrar en procesos de construcción de la vida social, el asunto
se vuelve complicado: en fin, estamos diciendo que la vida cotidiana escolar no es una realidad

2
El proyecto referido se denomina Procesos de Construcción de la Vida Cotidiana Escolar, llevado a cabo con la
Dirección de Nélida Landreani y analiza las particularidades de la educación en contextos de exclusión social.
3
Advertencia: dado que esta modalidad de trabajo se asienta sobre una extensa bibliografía de consulta, me permitiré
no citar los autores de referencia a los efectos de ahorrar espacio. Atenta a la dificultad que esto acarrea sugerimos
apelar al correo electrónico para mayores detalles: [email protected]

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El estudio de la vida cotidiana escolar Nélida Landreani

dada a la que se accede por métodos convencionales sino una construcción compleja que
requiere de estrategias apropiadas.

Podríamos avanzar entonces en admitir que el estudio de la VCE no consiste en una descripción
detallada de los acontecimientos visibles de la jornada escolar, sino en la comprensión de una realidad
inasible empíricamente que se deja ver en las rutinas pero que se expresa en procesos de interacción
complejos, contradictorios, entre sujetos surcados por relaciones de poder, con producciones de
sentidos heterogéneos pero subordinados a un sentido común que detiene significados en el tiempo.
Para colmo, estamos metiéndonos en una institución en crisis que se ha visto sacudida por la
intervención de la sociedad política, en momentos de cambios socioculturales a nivel planetario.

Por todo ello la vida cotidiana no ha sido un tema relevante en el campo de las Ciencias de la
Educación y aunque la Etnografía Escolar tuvo cierto protagonismo a través de estudios descriptivos
de su cotidianeidad, pronto abandonó ese privilegio desplazada por un pensamiento subjetivista
posmoderno que cobró buena parte del discurso pedagógico académico y se caracteriza por estar
apegado a discursividades sin terreno y a procesos simbólicos cuya falsa sutileza pierde de vista la
materialidad de la vida y, más que nada, el sufrimiento de los cuerpos maltratados de la gente que aún
confía en la escuela. También se les escapa que las políticas educativas no son sólo son escenarios de
fragmentación identitaria sino que reproducen concretamente los procesos de exclusión del capitalismo
mundial integrado mediante procesos de alienación cultural tan visibles como el ruego al altar de
Rodrigo, por trabajo.

Hoy sin embargo puede encontrarse un importante impulso proveniente de posturas críticas
neomarxistas que recuperan los estudios culturales de lo cotidiano despejando la desconfianza que el
análisis de lo habitual había logrado Y en particular la que ha estimulado la Sociología de la
Educación, al sostener una mirada estructural de la escuela, tanto sea desde perspectivas críticas
como desde perspectivas no críticas o del orden. Esta, se ha detenido a explicar el funcionamiento
del sistema educativo sin abrir juicio alguno sobre su complicidad con el desarrollo del capitalismo
salvaje; la otra, ha desnudado los mecanismos políticos e ideológicos que embarcan a la escuela en
la reproducción de la división social. Pero en ambos casos, no han advertido (salvo excepciones) las
formas concretas en que esas estructuras operan al interior de la escuela y cómo los sujetos de la
educación no son anónimos reproductores.

En síntesis, podemos decir que la VCE ha sido un objeto despreciado que queremos abordar desde
nuevos ángulos. La aproximación que proponemos, sugiere que la VC es una construcción
simbólica que nos permite penetrar en los procesos concretos de producción y reproducción
cultural, conocer las particulares formas de expresarse la vida social y por las cuales los sujetos
luchan, se adaptan, resignan, negocian, se oponen, resisten, interpretan sus relaciones con la
sociedad. La VC pues, es un constructo que interpreta la relación compleja, contradictoria e
histórica de los sujetos con el movimiento social, identificando las articulaciones, los nexos,
entre subjetividad y socialidad que hacen posible entender la producción de la identidad
social, las prácticas habituales y la producción de sentidos, en condiciones materiales y
concretas particulares. No se trata, pues, de un conjunto de datos de la realidad, ni de una
descripción completa de hechos, ni de un recorte sincrónico de estudios de caso, es más bien, una
interpretación de la totalidad social y las formas concretas de expresarse.
Se deriva de lo anterior que la Vida Cotidiana Escolar refiere al análisis del conjunto de las
prácticas escolares, constreñidas en el marco de una estructura simbólica de los sujetos que se
encuentran implicados en las relaciones educativas en un tiempo/espacio dominado por

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El estudio de la vida cotidiana escolar Nélida Landreani

sentidos hegemónicos pero no sujetas a ellos. La VCE es entonces una construcción política e
ideológica que entiende de las sutilezas de la penetración del poder (de clase, género, edad y etnia)
en esas relaciones, pero que alberga al mismo tiempo la lucha (colectiva y al mismo tiempo
subjetiva) por ser reconocido en un medio social que insiste en la exclusión social y cultural

Por todo ello la VCE es:

 Un objeto paradójico, que muestra solo aquello que esperamos ver, es decir, que tiene
existencia material (las prácticas de los sujetos no son construcciones virtuales ni tampoco
meramente discursivas) que deja marcas que nuestro registro sensorial estructura y que nuestros
esquemas de referencia interpretan, pero que, por simbólico, es blando y por lo tanto es permeable a
preguntas y sospechas pero también a anticipaciones previas propias de pensamientos heredados de
los que hay que evadirse; se deja horadar, a condición que atravesemos la opacidad con que la
institución imaginaria de la escuela se encubre, a veces con encaprichada dureza. Es paradójico
entonces porque se muestra. a la vez que se oculta.

 Un objeto inquieto porque no es estático, está en movimiento. Este ha sido tal vez uno de los
mitos que se han erigido en torno a lo cotidiano: la jornada escolar traducida a una sucesión de
rutinas. De hecho no podemos negar la recursividad de la vida escolar, sin embargo y por
contradictorio que ello parezca, la vida cotidiana es repetitiva pero irrepetible. Algunos denominan
a este atributo de lo cotidiano su carácter heterogéno, aunque homogenenidad y heterogeneidad nos
remitan a nuestro juicio a otros contenidos de la VC. La inquietud de lo cotidiano se funda en el
carácter histórico, imprevisible.

 La vida cotidiana escolar es un objeto incierto no se puede atrapar, es decir carece de evidencia
empírica, no es un objeto transparente (no existe “allí” para ser descubierto), es oscuro a los ojos de
una observación neutra, requiere de una construcción que brinde sentido a los indicios caóticos.
Esta incertidumbre no sólo es propia de la condición simbólica de las mediaciones que estructuran
los datos de la realidad, sino también por la naturaleza histórica de los acontecimientos sociales,
que hace de la vida social un objeto irrepetible, que establece permanentemente cambios en las
condiciones de su registro.

 Es un objeto complejo: Es preciso construir la VC como objeto, decimos, con el auxilio de


estrategias metodológicas apropiadas que incluyan también los bordes de lo visible, es decir, que
no se deje reducir por las marcas más habituales y visibles (las rutinas, las prácticas habituales, el
sentido común, las expectativas dominantes expresadas en el discurso, entre otras). La VCE como
totalidad no puede ser estudiada sino en tanto realidad compleja penetrada por múltiples
determinaciones, por el entrecruzamiento de dimensiones diversas y por su carácter ambivalente de
reproducir las condiciones de repetición del orden y al mismo tiempo la producción de su ruptura.
La dimensión tal vez más rica y plena de la VCE es la que permite dar cuenta de lo que no se
observa a simple vista: la producción cultural de la escuela negada por la institución imaginaria.

 Es un objeto incompleto: porque está en movimiento constante, dijimos, y por lo tanto los
procesos estudiados deben ser artificialmente recortados para dar lugar a un cierto orden
discursivo. De lo contrario, aprehendemos solo el desorden, la inestabilidad, la desestabilización,
tan poco visible pero a la vez complementaria de los aspectos más cristalizados de la institución
escolar. Esta, tal vez, sea una de las principales dificultades que ofrece su estudio. El proceso de
inserción/inmersión que exigen estas investigaciones presupone una incorporación a la

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El estudio de la vida cotidiana escolar Nélida Landreani

cotidianeidad (ello obliga, claro está a efectuar un largo proceso de negociación o de contrato
metodológico por el cual el o los investigadores son admitidos y reconocidos por los miembros de
la escuela e incorporados a su cotidianeidad) Pero su inclusión lo sumerge en un proceso siempre
en ebullición, si estamos precavidos de la perspectiva del orden, podremos entonces estar atentos a
las rupturas, siempre presentes. Una vez identificados los indicios, resulta difícil interrumpir
porque la realidad siempre nos sorprende, alterando el campo estudiado y ello produce el
inconveniente de convertir un proceso vivo en un objeto de conocimiento.

Intentando cerrar un tema que a mi juicio apenas dejo planteado, debo advertir de las implicancias
ético políticas de los estudios de la VCE. El develamiento de los procesos de ocultamiento que dan
cuenta de mecanismos concretos (siempre diversos) de exclusión y discriminación al interior de las
escuelas, deben ser comprendidos como parte de una totalidad institucional compleja y
contradictoria que incluye también prácticas orientadas por sentidos alternativos al dominante.
Nuestra experiencia en estos estudios nos ha permitido no sólo identificar estrategias docentes que
incluyen procesos de negociación y reconocimiento de la realidad social de los alumnos, sino
también prácticas infantiles que expresan un mundo frecuentemente desconocido por la Pedagogía
(que lo reduce a lo escolar). El estudio de la producción cultural facilita la comprensión de la
estructuración de las identidades sociales al interior de la escuela desocultando los procesos de
negación de su propia producción. Podemos hablar entonces que la vida cotidiana escolar nos
permite encontrar las prácticas que la propia institución imaginaria escolar des-conoce, niega,
omite, porque son prácticas de ruptura del orden tan celosamente legitimado.

Salta a la vista que la VCE es un magma potencialmente transformador que se encuentra encubierto
por las capas endurecidas de la rutina pero que se quiebra en conflictos por los que se libera parte
de la tensión que el propio sistema social produce. El tratamiento de estas realidades concretas en
la formación docente y en la capacitación en servicio posibilita la construcción de un magisterio
crítico que se atreva a romper con la institución imaginaria de la escuela. El proyecto educativo
pergeñado por CTERA aun no ha sido develado políticamente…

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El estudio de la vida cotidiana escolar Nélida Landreani

Congreso Internacional de Educación

Buenos Aires, 26 al 28 del 2000

F de F y L – IICE

UBA

Ponencia: El estudio de la Vida Cotidiana Escolar


Comisión: La investigación en educación: un debate teórico, epistemológico y metodológico

Autora: Nélida Landreani

Institución: Facultad de Ciencias de la Educación UNER- Escuela de Ciencias de la


Educación de UNR

Cargo: Profesora Titular de Sociología de la Educación. Directora de Proyectos de


Investigación (UNER UNR)

Resumen:
La ponencia se refiere a la importancia de los estudios de la Vida Cotidiana Escolar por su
proyección político ideológica en tiempos de crisis y agudización de la exclusión social en el
capitalismo integrado. Realiza una somera referencia a la descalificación que ha tenido en las
Ciencias Sociales y advierte de su carácter polisémico y polémico, proponiendo una nueva
conceptualización que contemple la complejidad de los acontecimientos habituales, las
contradicciones y el carácter histórico e incompleto de la vida social. Por último, arriesga algunas
hipótesis acerca del carácter paradójico, incierto e incompleto de los procesos cotidianos y la
fertilidad de los estudios que develan el carácter productivo de las prácticas alternativas (aún en un
orden que somete a los mandatos de los imaginarios escolares)

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